LA CALIDAD EN LOS SERVICIOS: CÓMO SE MIDE Y GESTIONA (I)

LA CALIDAD EN
LOS SERVICIOS: CÓMO
SE MIDE Y GESTIONA (I)
¿Cuánto tiempo debe esperar un cliente en una fila?, ¿cuánto sonreir un
dependiente? ¿Cómo tiene que tratarnos un servicio post-venta? Si medir la calidad
en un producto es sencillo, en un servicio la cosa cambia mucho: no existen normas
generalmente aceptadas. Sin embargo, un nivel de calidad optimo es la única forma
de asegurar la rentabilidad de una empresa a largo plazo. Presentamos un modelo
para medir y gestionar la calidad en los servicios.
Colaboración de ISMI - International Service Marketing Institute.
L
a preocupación por la calidad no responde a una actitud romántica o altruista,
sino que es una posición esencialmente
racional de búsqueda de niveles de rentabilidad más estables a largo plazo para la
empresa. Entre otros, el mantenimiento de
altos niveles de calidad en los servicios permite
a las empresas, tal y como se observa en la
figura de la página siguiente.
La calidad es
una posición
racional de búsqueda de una
rentabilidad
¿Qué es calidad?
Un primer problema
más estable,
a largo plazo,
A pesar de la extrema importancia que tiene hoy en día la calidad, los responsables de las
empresas, en el sector servicios, deben enfrentarse al problema de definir ¿qué es calidad? En
para la empresa
los servicios, las empresas deben afrontar dos
situaciones muy propias del sector.
Por una parte, no existen parámetros para medir la calidad que sean “universalmente” aceptados
en un determinado sector de negocios, como sí los
hay en muchos otros que operan con tangibles.
Así, en más de un sector existen normas estándares
que permiten definir un producto como de calidad
cuando satisface ciertos requerimientos en términos, por ejemplo, de resistencia, componentes, nivel de impurezas, flexibilidad, duración, resistencia
a temperaturas, fórmula, inducción, y similares.
En los servicios no existe nada parecido. No
existen normas “generalmente aceptadas” para
determinar, por ejemplo, cuánto debe esperar un
cliente en una fila, en cuánto tiempo debe un restaurante preparar la comida que el cliente
FICHA TÉCNICA
Autor: ISMI - International
Service Marketing Institute.
Título: La calidad en los servicios:
cómo se mide y gestiona (I)
Fuente: MK Marketing + Ventas. Nº 159.
Junio de 2001. Pág 26.
Localizador: 48/2001.
Descriptores: Calidad de servicios /
Marketing de servicios
• 26
Resumen:
Si la calidad es fácil de determinar en el
caso de los productos, no ocurre lo mismo en el
de los servicios, donde, para empezar, no existen parámetros universalmente aceptados para
medirla. Además, en los servicios, es imprescindible tener en cuenta una dimensión adicional
para asegurar la calidad de la prestación. Es
decir, no basta con contemplar el servicio base
que compra el cliente, la denominada calidad interna, sino que también hay que tener presente
la externa, es decir cómo se entrega el mismo.
De hecho, la calidad externa puede ser igual de
importante, e incluso más, que la interna.
En este artículo se presenta también la ecuación de la calidad, en la que se utilizan las
expectativas del cliente como parámetros de
medición; y sus posibles resultados: positiva,
neutra y negativa. Además, se ofrece la escala
de Kasset international que da una clasificación de los clientes dependiendo de si el servicio ha cumplido o no sus expectativas.
Se deja para una segunda parte, que se
publicará en la revista del mes que viene, los
18 factores clave en la gestión de la prestación
de los servicios; así como la gestión de las
expectativas de los clientes.
Nº 159 • Junio de 2001
ha pedido, qué características o atributos debe
poseer el servicio que presta un comercial a los
clientes de la empresa, bajo qué condiciones debe prestarse el servicio postventa, etcétera.
planchada: desde el punto de vista técnicofuncional, el servicio cumplió las expectativas.
Un segundo problema:
calidad interna y externa
Es cierto que en los servicios es posible establecer parámetros de calidad pero sólo para
ciertos aspectos. Por ejemplo, número de errores
permitidos, tiempo de operación de un cajero automático, de preparación de una pizza, cantidad
de limpiador utilizado en una tintorería, etcétera.
Nótese, sin embargo, que estos parámetros se
aplican únicamente a los aspectos técnicos de la
prestación de un servicio. Pero, en los servicios es
indispensable tomar en consideración una dimensión adicional para asegurar la calidad de la prestación. Nos referimos a los conceptos de calidad
interna y calidad externa.
En los servicios
no existen parámetros universalmente aceptados para medir
la calidad
EL MANTENIMIENTO DE ALTOS
NIVELES DE CALIDAD EN LOS
SERVICIOS PERMITE
A LAS EMPRESAS
• La calidad interna, también llamada "calidad
técnica" o "calidad funcional", se corresponde
con los aspectos técnico-funcionales del servicio; es decir, ¿responde el servicio a las expectativas de uso o consumo de los clientes?
Por ejemplo, la ropa que se dejó en la tintorería fue devuelta limpia, sin manchas y bien
La calidad interna se relaciona con el concepto de “servicio base” (lo que compra el cliente) y
la calidad externa con el “sistema del servicio”
(cómo se entrega el servicio base al cliente). Nótese que para muchos clientes, la calidad externa
es el servicio. Por ejemplo, la transacción que realicé en el banco fue técnicamente correcta, sin
errores, pero el empleado me atendió de mala
gana. ¿Resultado? El servicio no fue bueno.
Usualmente, los clientes se quejan más por la
calidad externa que por la interna, ya que lo normal es que tengan más experiencias y/o conocimientos sobre la forma de entrega que acerca de
las características técnico-funcionales del servicio.
Por esta razón:
Aumentar la lealtad de sus clientes.
Incrementar la participación de mercado (los hallazgos
del programa PIMS* lo han confirmado).
Asegurar un flujo creciente de ingresos adicionales.
•
Para lograr la satisfacción total de los
clientes, en los servicios la calidad externa tiene igual e, incluso, puede llegar
a tener más importancia que la interna
Explotar la posibilidad de fijar precios más altos.
Captar más clientes nuevos como resultado de la
comunicación boca-a-boca.
Ahorrar en gastos de marketing.
Lograr costes operativos más bajos como
resultado de las economías de escala.
Proyectar una mejor imagen y reputación.
(*)
PIMS: Esta sigla corresponde a las iniciales en inglés de Profit Impact of Market Strategy,
es decir “impacto en los beneficios de las estrategias de marketing”. Lo inició en 1960 la
General Electric Corporation. En 1972 se encomendó su gestión al Marketing Science Institute, una organización afiliada a la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard. En
1975 se formó el Strategic Planning Institute (SPI) con sede en Cambridge, Massachussets, EE.UU. La muestra de empresas que utiliza PIMS está integrada por algo más de 450
empresas que operan en 3.000 sectores de negocios diferentes en EE.UU. y Europa.
A todo lo largo de sus años de investigación y constatación práctica continuados, los resultados de PIMS no dejan a lugar a dudas; existe una correlación permanente y positiva
que se puede expresar de la siguiente manera: “Cuanto más alta es la calidad sostenida de
un producto o servicio, mayor es su participación de mercado, y viceversa”.
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• La calidad externa, también llamada "calidad
comercial", se relaciona con: (a) la forma como
es "entregado" el servicio; y (b) la manera como
responde a las expectativas del cliente o usuario
en el proceso de uso o consumo del servicio.
Por ejemplo, la ropa dejada en la tintorería
no se entregó el día prometido, el cliente tuvo
que perder mucho tiempo porque no la encontraban, en la tintorería pretendieron cobrar un servicio extra que no habían previsto
inicialmente, en el momento de retirar la ropa en la tintorería no tenían bolsas plásticas
para protegerla, etcétera.
Esto explica, además, por qué en la publicidad
las empresas de servicios recurren más a la calidad externa de sus servicios que a la interna. Así,
algunas características de servicios publicitadas
que se corresponden con la calidad externa son,
por ejemplo, entrega en 24 horas en toda Europa, puntualidad al 100 x 100, respuesta en una
hora, garantía total (sin excepciones ni "letras pequeñas"), atención personalizada, servicio en una
hora (o no se paga), salidas cada media hora las
24 horas del día, garantía de por vida, resultados
garantizados, servicio sin esperas, mientras reparamos su automóvil le cedemos uno del taller, recogida y entrega a domicilio, y similares
La ecuación de la calidad
Los dos problemas anteriores conducen a
una realidad: cada empresa debe establecer por
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sí misma, en términos concretos, en qué consiste la calidad en su sector de negocios y en su
propia situación en la relación empresa-mercado, a partir de un principio inviolable:
• Los únicos jueces válidos de la calidad
de un servicio son los clientes.
Ahora bien, los clientes llegan al “encuentro del
servicio” (la prestación práctica del servicio, los
“momentos de la verdad”, como también se les conoce) con una serie de “expectativas” respecto a
cómo debe ser el servicio que esperan recibir.
clientes como consecuencia de la prestación de un servicio.
Los clientes
miden la calidad de un servicio en función
de sus expectativas sobre él
• Entendemos por expectativas el conjunto
de posibles resultados esperados por los
POSIBLES RESULTADOS DE
LA ECUACIÓN DE LA CALIDAD
POSITIVA
NEUTRA
NEGATIVA
La prestación supera las expectativas; el servicio es calificado
como “excelente”; hace “las delicias” de los clientes; los clientes
quedan más que satisfechos con el servicio (los clientes reciben
más de lo que esperaban).
La prestación iguala las expectativas; el servicio es calificado
como bueno, aceptable, correcto, satisfactorio, adecuado; los
clientes quedan satisfechos con el servicio (los clientes reciben
lo que esperaban).
La prestación no satisface las expectativas; el servicio es calificado
como malo, pobre, deficiente, insatisfactorio; los clientes quedan
definitivamente insatisfechos con el servicio (los clientes no reciben
lo que esperaban: hay frustración).
LA ESCALA DE KASSET INTERNATIONAL
EXPECTATIVAS
PRESTACIÓN
ASOMBRADO. Las expectativas han sido
superadas en gran medida por la prestación: el
cliente ha recibido mucho más de lo que esperaba;
el cliente queda, más que complacido, “deleitado”.
COMPLACIDO. Las expectativas han sido superadas; el cliente ha recibido algo más de
lo que esperaba.
SATISFECHO. Las expectativas han sido igualadas; el cliente ha recibido lo que esperaba
y nada más.
DESCONTENTO. La prestación ha quedado
por debajo de lo esperado por el cliente;
algunas de las expectativas no han sido
satisfechas; el cliente queda desilusionado.
DESESPERADO. La prestación ha quedado
muy por debajo de lo esperado por el cliente;
las expectativas han sido totalmente ignoradas.
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Para evaluar la calidad de un servicio, los
clientes utilizan esas expectativas como parámetros de medición: comparan lo que esperaban
con lo que recibieron. Las expectativas, en consecuencia, forman parte de la que se conoce como la “ecuación de la calidad del servicio”, que
se representa de la siguiente manera:
• C = E - P.
En esta ecuación:
C = calidad,
E = expectativas y
P = prestación del servicio.
Textualmente, la ecuación se expresa de la
siguiente manera:
• La percepción de calidad que tendrá
un cliente de un servicio será igual a la
diferencia que exista entre sus expectativas y la prestación.
En otras palabras, las expectativas constituyen el baremo o parámetro con el que los
clientes miden la calidad de un servicio. Es decir, la calidad de un servicio se determina NO
en términos de los criterios internos de la empresa, sino en función de cómo lo perciben los
clientes en el momento de la prestación.
La diferencia entre expectativas y prestación
puede ser positiva, neutra o negativa: véase la figura superior. En Kasset International han creado
una escala muy expresiva para representar las diferencias entre expectativas y prestación: véase la figura inferior.
Tom Peters, en Thriving on Caos (Alfred A.
Knopf, Nueva York), expresa la misma idea con
una fórmula diferente:
• SC = E1 ÷ E2, en la que SC = satisfacción de los clientes: E1 = el servicio que
se “entrega a los clientes; y E” = las expectativas de los clientes.
La aplicación de la ecuación de la calidad
conduce a una conclusión básica:
• Para generar una percepción de alta
calidad en sus servicios, las empresas deben centrarse en gestionar eficazmente los dos elementos clave de
la ecuación: la prestación y las expectativas.
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