CÓMO ES VIVIDO EL CÁNCER DE MAMA Y EL ROL MATERNO

CÓMO ES VIVIDO EL CÁNCER DE MAMA Y EL ROL MATERNO POR
MUJERES MAYORES DE 35 AÑOS Y SUS CÓNYUGES:
Una Mirada desde la Perspectiva de las Constelaciones Familiares
Autor: Adriana María Alzate Vargas – [email protected]
Estudiante de Psicología – Universidad San Buenaventura, Sede Medellín
“No estás deprimido,Estás distraído…
Distraído de la vida que te puebla,
distraído de la vida que te rodea.”
Facundo Cabral
RESUMEN
La incidencia del cáncer de mama ha incrementado significativamente en los
últimos años y a la par se vienen realizando múltiples investigaciones, en su
mayoría desde una perspectiva médica.
Este artículo es el resultado de un
esfuerzo por abordar el cáncer de mama desde una perspectiva teórica
complementaria al modelo médico tradicional que permita dar una nueva y más
integradora mirada al cáncer de mama y el rol materno tal como es vivido por
mujeres mayores de 35 años y sus cónyuges, una vez que se ha producido el
diagnóstico. Nuestra intensión es dirigir este estudio desde la perspectiva de las
constelaciones familiares y la psicoterapia realizada con base en este enfoque y
que a la postre pueda servir de fuente bibliográfica para futuras investigaciones
sobre el cáncer de mama planteadas por psicólogos o desde la psicología con un
enfoque claramente cualitativo.
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Palabras clave: Cáncer de mama, Constelaciones Familiares, rol materno,
psicología, terapia sistémica.
ABSTRACT
The breast cancer’s incidence has increased significantly in recent years and
nowadays have been conducted many investigations, mostly from a medical
perspective. This article is the result of an effort to address research about breast
cancer like a theoretical complement to traditional medical model and enable a
new, more inclusive look at breast cancer and the maternal role, as it is lived by
women over 35 years old and their spouses, once the diagnosis has occurred. Our
intention is to conduct this study from the perspective of family constellations and
that may finally serves as a source literature for future research on breast cancer
raised by psychologists or from psychology with a qualitative approach.
Keyword: Breast cancer, Family Constellations, maternal role, psychology,
Systemic therapy.
INTRODUCCIÓN
Por siglos el modelo médico y el concepto de ciencia dura se han instaurado en el
pensamiento occidental de forma tal, que hoy en día para nadie es un secreto que
“la medicina continuamente ofrece al asombrado profano nuevas soluciones, fruto
de unas posibilidades que rayan en lo milagroso. Pero, al mismo tiempo, se
hacen más audibles
las voces de desconfianza hacia esta casi omnipotente
2
medicina moderna” (Dethlefsen, Dahalke, 1983). Desconfianza que nos lleva a
preguntarnos entre otras cosas y haciendo eco de las palabras de Facundo
Cabral, si será que no estamos enfermos sino distraídos de la vida que nos rodea,
o más aún, a preguntarnos sobre qué realmente es la salud y la enfermedad.
Ahora bien, tal cuestionamiento puede resultar demasiado etéreo para aquel ser,
quien aquejado por uno o más síntomas pretende encontrar sentido o explicación
a lo que le sucede y que en su afán de buscar respuestas dictadas desde el
modelo médico, renuncia a darse cuenta de lo que el síntoma le está diciendo, al
tiempo que descarta la posibilidad de mirarse a sí mismo como un ser bio-psicosocial y más aún, como un ser complejo.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define por ejemplo, el concepto de
salud como: "El estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la
ausencia de enfermedades". Para el común de las personas parece resultar claro
el hecho de que la salud no es solo ausencia de enfermedad, sin embargo,
cuando se dice que es “un estado de completo bienestar” se coloca a la salud
como algo imposible e inalcanzable, algo así como un estado de felicidad celestial
(Payán, 2006) que si bien resulta totalmente válido para la medicina ortodoxa a la
luz del paradigma empírico-analítico basado en la simplicidad lineal de la
causalidad y la regularidad de los fenómenos; se queda corto en tanto desconoce
la posibilidad de entender la salud como el resultado de un complejo proceso
3
donde
interactúan
factores
biológicos,
económicos,
sociales,
políticos
y
ambientales en la generación de las condiciones que permiten el desarrollo pleno
de las capacidades y potencialidades humanas, entendiendo al hombre como un
ser individual y social (Carranza, s.f.), es decir, desconoce las condiciones de
contexto constitutivas del proceso de salud-enfermedad evidenciando el
agotamiento y la insuficiencia del paradigma dominante pero enfrentándonos
consecuentemente con la necesidad de generar nuevas perspectivas de abordaje.
Estas nuevas perspectivas han venido surgiendo, no sin cuestionar el concepto de
salud y de paso el concepto de enfermedad, pues consideramos que no se
pueden ubicar simplemente como polos opuestos en ambos extremos de un
continuo representativo del estado de un ser humano.
Cada vez tiene más
acogida la “medicina alternativa” con sus distintos sustentos teóricos y sus propias
bases antropológicas, epistemológicas y ontológicas.
Existen por ejemplo,
enfoques como el de (Dethlefsen, Dahlke, 1983) que ven la “Enfermedad como
Camino” y que a sabiendas de que su perspectiva le arrebata al ser humano el
recurso de utilizar la enfermedad como coartada para rehuir problemas
pendientes; pretenden demostrar que el enfermo no es víctima inocente de errores
de la naturaleza, sino su propio verdugo, refiriéndose no a la contaminación del
medio ambiente, a los males de la civilización, a la vida insalubre ni a «villanos»
4
similares, sino a su pretensión de situar en primer plano el aspecto metafísico de
la enfermedad.
Así mismo, desde la complejidad por ejemplo, se plantea la posibilidad de superar
la búsqueda del determinismo estricto tan común en las reflexiones sobre salud y
enfermedad, así como la posibilidad de comprender que la salud y la enfermedad
se manifiestan como fenómenos complementarios, concurrentes y antagónicos,
donde coexisten simultáneamente, el orden, el desorden y la organización y donde
el principio auto- organizacional (uno de los principios planteados por el paradigma
de la complejidad), se expresa como auto- geno- feno- ego- eco- organización, es
decir, posibilita el reconocimiento de que el ruido, desorden, caos, ignorancia,
indeterminaciones, probabilidades e incertidumbres intervienen en los actos de
enfermar, sanar y morir, en constantes retroacciones e interacciones (Aguirre,
Macías, 2002).
Se trasciende de este modo de la perspectiva de la salud como
estado a la salud como proceso dinámico, constante y permanente y se lo traslada
del ámbito de la linealidad al ámbito de lo no lineal sacándolo en consecuencia del
modelo de causalidad.
Cabe anotar que todas estas nuevas miradas al ser humano posibilitan realizar un
abordaje diferente de antiguas enfermedades que por tradición han sido objeto de
estudios basados en el modelo médico y consiguientemente, desde la relación
5
causa-efecto, con el propósito de lograr su solución o curación y entendida ésta
última como la eliminación del síntoma.
1. JUSTIFICACIÓN
Entre las llamadas “enfermedades del mundo moderno”, el cáncer ha sido objeto
de numerosos estudios y la oncología ha logrado avances significativos en los
últimos tiempos. Más aún, el cáncer ha pasado de ser una “enfermedad incurable”
a ser una “enfermedad curable si se descubre a tiempo.”; trayendo de este modo
un cambio de dirección en la atención de la comunidad científica. Es decir, de
buscar los tratamientos que fueran eficaces contra el cáncer se ha pasado a la
búsqueda de los métodos de diagnóstico y prevención oportunos. Sin embargo, a
pesar de todos los esfuerzos realizados por la medicina, las cifras epidemiológicas
a nivel mundial indican que “El cáncer es una de las principales causas de
mortalidad y el número total de casos está aumentando en todo el mundo.” (OMS,
2009). Estas cifras pueden resultar superfluas o fútiles para algunos en tanto para
otros ser de gran importancia, pues como bien dicen (Dethlefsen, Dahlke, 1983):
“El significado de un hecho se nos revela por la interpretación que le atribuimos”.
Esto implica que el mismo hecho, digamos en este caso el cáncer, será significado
de una manera diferente por cada individuo que lo padezca (padecer en la
acepción médica tradicional) o lo viva y más aún, será significado de manera muy
diferente por los familiares, amigos y sociedad que le rodean.
6
Desde este punto de vista, resulta explicable que para una mujer con 40 años
recién cumplidos adquiera una significancia particular un dolor que siente en su
pecho y una indicación médica de hacerse una mamografía, sumados al hecho de
tener una prima con antecedentes de cáncer de mama. Aunque este puede ser el
caso de muchísimas mujeres es importante para quien escribe estas líneas porque
es su propio caso y si bien en esta ocasión el “dictamen” médico fue “paciente
normal, sin cáncer de mama”, todo el temor y la angustia vividas en el lapso de
tiempo comprendido entre la realización del procedimiento médico y el diagnóstico
emitido, fue suficiente para generar un sin número de interrogantes. Interrogantes
que en un principio surgen contextualizados como se ha dicho previamente, en el
ámbito
médico
y
en
referencia
al
concepto
de
salud
y
enfermedad
tradicionalmente aceptado, y que incluyen por ejemplo, ¿será que tengo cáncer?
¿Qué me va a pasar si tengo cáncer? ¿mi vida va a cambiar? ¿puedo seguir
pensando en un mañana?
Estas sin duda son solo algunas de las preguntas que se puede formular una
mujer cualquiera ante la perspectiva de ser diagnosticada con cáncer de mama.
No obstante, por el hecho de ser estudiante de psicología mi atención se dirige a
profundizar un poco más en lo que sucede para aquellas mujeres que a diferencia
mía, sí son diagnosticadas con cáncer de mama y más aún, me conduce a
explorar paradigmas como el de la complejidad, modelos teóricos y tipos de
7
terapia psicológica como las constelaciones familiares en un intento por trascender
el modelo médico de salud-enfermedad ortodoxo al tiempo que me permita
develar ¿Cómo es vivido el cáncer de mama y el rol materno por mujeres
mayores de 35 años y sus cónyuges?
2. NUESTRO PROPÓSITO
Develar cómo es vivido el cáncer de mama y el rol materno por mujeres mayores
de 35 años y sus cónyuges desde un enfoque fenomenológico y sistémico como
es la teoría de Constelaciones Familiares.
Se propone una revisión bibliográfica que permita identificar categorías de
significado dadas por mujeres mayores de 35 años diagnosticadas con cáncer de
mama y sus cónyuges al cáncer de mama, así como identificar aspectos comunes
en
las
constelaciones
familiares
configuradas
por
estas
mujeres
en
investigaciones que se hayan realizado previamente y de esta manera servir como
referencia bibliográfica para trabajos psicoterapéuticos futuros con Constelaciones
Familiares en mujeres con cáncer de mama.
3. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Como se ha dicho previamente, el modelo médico está basado en una visión de
hombre particular, así como en ciertos fundamentos ontológicos y epistemológicos
guiados principalmente a la luz del paradigma positivista y al estatus de
cientificidad de la medicina como tal.
Este modelo a su vez ha permitido
históricamente una mirada a la enfermedad bajo una perspectiva lineal causa-
8
efecto donde el síntoma en todo momento “debe” ser eliminado. De acuerdo con
lo anterior el enfoque que se le ha dado al tratamiento de las enfermedades,
incluido el cáncer, busca encontrar la causa del fenómeno de tal modo que le
permita eliminar el síntoma haciendo que este pierda su función de “decirle” algo
al enfermo.
En el caso del tratamiento del cáncer de mama pretendemos
cuestionarnos sobre lo que el cáncer le está avisando o señalando a una mujer en
su viaje y recorrido de vida para tratar de develar como ellas y sus cónyuges,
miembro importante en su constelación familiar, viven el cáncer de mama y que
pasa con el rol materno en sus vidas. Pretendemos aceptar el reto de indagar en
esas zonas más profundas e inaccesibles del ser (ya sea porque en realidad estén
profundamente arraigadas o porque en nuestro afán de mirar en otra dirección las
desconocemos o negamos) que nos permita develar que es lo que realmente
significa el cáncer de mama para la mujer y para sus cónyuges, así como el lugar
que ocupa y como se manifiesta en la configuración de sus constelaciones
familiares. De este modo se puede tratar de entender el cáncer de mama desde
una perspectiva diferente a la tradicional y posibilitar en la mujer una ampliación
de su conciencia respecto a la enfermedad y su vida misma como miembro de su
familia, la sociedad y este mundo.
4. MARCO TEÓRICO
Nuestro propósito y dirección de investigación, supone ampliar nuestra perspectiva
más allá del paradigma epistemológico de la simplicidad que aún predomina en la
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actualidad y y la superación del concepto médico de salud para poder dar una
nueva mirada a la salud-enfermedad y específicamente al cáncer de mama tal
como es significado y vivido por las mujeres y sus familiares. Desde este punto de
vista, se hace necesario hacer una revisión de paradigmas como el de la
complejidad, de teorías y formas de terapia como Constelaciones Familiares, que
permitan reconocer en cada mujer diagnosticada con cáncer de mama un ser
holístico y en construcción, inmerso en un fenómeno que trasciende su
individualidad para tocar a sus familiares, personas cercanas e incluso a sus
generaciones venideras según lo plantea Hellinger autor de las constelaciones
familiares (Dokser, 2009).
Teoría Sistémica y Constelaciones Familiares
La teoría general de sistemas representa una nueva epistemología generada
como reacción o propuesta alternativa al pensamiento analítico reduccionista y
mecanicista que informaba la manera de conocer empleada por la ciencia hasta la
llamada Modernidad.
Su insatisfacción derivó de las limitaciones que tenia la
forma de explicar los fenómenos o eventos mediante series lineales de causas y
efectos en cadena, cada uno develando un evento causal como antecedente del
siguiente. La medicina académica evita cuidadosamente la interpretación del
síntoma, con lo que destierra tanto al síntoma como a la enfermedad al ámbito de
lo incongruente. Con ello, la señal (valga decir, el síntoma) pierde su auténtica
función; pues se convierte a los síntomas en señales incomprensibles.
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Como alternativa al tipo de pensamiento anterior, la Teoría Sistémica propone
examinar la estructura lógica de los sistemas. Postula que la organización, más
que la reducción, es el principio unificador básico de las ciencias. De acuerdo a
esta teoría, se define el concepto de sistemas como el conjunto de elementos
(partes o eventos) relacionados entre si y que están en constante interacción, de
una manera especifica (consistente o predecible), formando una unidad o
totalidad. (Montenegro, 1997).
Un sistema siempre está compuesto de un conjunto de partes o elementos que
están en una relación dada consistente u organización. En toda organización se
dan
ciertas
características
básicas:
totalidad,
límites,
jerarquía,
control,
homeostasis, entropía, tiempo y espacio. De la totalidad deriva una de las leyes
de oro del enfoque sistémico, la que dice que "el todo no es igual a la suma de sus
partes", pues el todo confiere a sus partes características que no poseen
individualmente y es la interacción entre las partes la que genera o produce una
totalidad.
Además, los sistemas están organizados en forma jerárquica, no todos funcionan
en el mismo nivel. Sin embargo, existe el concepto de control que es relativo a los
factores que mantienen el equilibrio y estabilidad del sistema y que opera
mediante la retroalimentación, que es el proceso por el cual el sistema regula sus
respuestas (salida) a los estímulos externos (entradas). En este sentido, surge el
concepto de homeostasis para referirse al estado constante o estabilidad de un
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sistema que, en general, se mantiene mediante mecanismos de retroalimentación
negativa.
Ahora bien, desde esta perspectiva teórica el síntoma se considera como una
solución protectora,
lo cual indica que la persona portadora del síntoma se
sacrifica a si misma para defender la homeostasis del sistema y la familia sería
vista, consiguientemente, como un organismo y su protección, como una reacción
al estrés en el que se encuentra el organismo, es decir, ve el síntoma no como un
propósito o una respuesta ayudadora.
Cobra importancia entonces enfocarse en el “para qué” la señal más que en el
“por qué ocurre”. Este cambio de interés llevaría por ejemplo a preguntar para qué
el cáncer en uno de los miembros de la familia o cuál es su función al interior de la
misma?, y haría que sea importante averiguar qué le dice el síntoma a los demás
miembros de la familia, que posibilita en ellos y qué modificación en el sistema de
roles produce o qué beneficio le reporta a cada miembro del sistema.
Hasta este punto, se ubica al individuo como parte de un sistema mayor limitado
en cierta medida por la espacio temporalidad de cada uno de sus miembros. Sin
embargo, desde la teoría de las llamadas Constelaciones Familiares se trasciende
la limitación de espacio y tiempo por cuanto se plantea que el “alcance” o
manifestación de una configuración familiar cubre más de una generación. Incluso
Bert Hellinger, autor de las Constelaciones Familiares explica la existencia de una
energía (que él llama “la gran alma”) que posibilita que los sistemas, no
12
exclusivamente, pero sí de una forma especial, las familias y las personas, estén
vinculadas de una forma excepcional más allá de la lógica y la conciencia. Esta
vinculación le lleva a hablar de conceptos como las emociones o sentimientos
adoptados, y de los órdenes del amor (Parrellada, 2004).
Estos vínculos tienen una fuerza tal que escapan a la razón porque la energía que
los mantiene en relación trasciende la mera voluntad de pretender que las cosas
sean de una manera determinada.
(Parrellada, 2004). Sostiene que el ser
humano en su afán desmesurado por querer controlar la realidad, con su
pretensión de creer que las cosas son necesariamente como él las ve o las
imagina, ha caído en la trampa de la omnipotencia y la arrogancia, prescindiendo
del hecho de que aquello que es más importante para la vida es el propio
vivir, y que no tenemos las riendas de todo lo que pasa en ese vivir.
En las Constelaciones Familiares entonces, el interés ya no se centra en el
individuo, ni en la familia sino en todo aquello que está relacionado con la vida,
que de alguna manera tiene que ver con la propia vida y su otra cara, la muerte,
así como con todo lo que está vinculado con el sexo, la violencia y el amor.
En términos generales las Constelaciones Familiares ofrecen una nueva mirada,
una perspectiva diferente a esta vivencia inconsciente de los vínculos, las
relaciones y los sentimientos, con el fin de poder encontrar un equilibrio, un orden
que vaya en la dirección de la aceptación de la vida tal y como se muestra y se
desarrolla, que permita el bienestar emocional suficiente para poder aprovechar
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todas sus ventajas y disfrutar de todos sus frutos, rompiendo, a la vez, los círculos
viciosos en los que, generación tras generación, han estado embrollados los
sistemas familiares y sus miembros.
Las Constelaciones Familiares son las conexiones que cada persona tiene con su
familia en una o varias generaciones, así como con las personas que han sido
afectivamente significativas. Se vinculan entre sí con amor y lealtad, lo que una
generación deja sin resolver, será la siguiente generación la que inocente e
inconscientemente trate de solventar, quedando atrapadas en temas o asuntos
que no son en realidad su responsabilidad. Este concepto se basa en tres leyes
universales de las relaciones humanas propuestas por su autor: La pertenencia,
es decir, la necesidad básica de las personas de convivir con un sentimiento
profundo de pertenecer a una familia, a un colectivo, a un territorio, a una cultura.
No es factible que un sistema esté en equilibrio si no garantiza las condiciones
para que todos sus miembros puedan desarrollar este sentimiento de pertenencia.
El equilibrio entre el dar y el recibir, si no se da tal equilibrio, aparecen
desigualdades que generan relaciones distorsionadas a menudo ritualizadas de tal
manera que aparecen víctimas y culpables, como consecuencia de que quien da
compulsivamente siempre deja en una posición de fragilidad e inferioridad a quien
recibe. Dicho de otra manera, si no hay un equilibrio entre estos dos polos,
habitualmente quien da, pasa factura, aunque sea sutilmente, a quien recibe,
dejando bloqueada la comunicación entre ambos. La aceptación de los roles y
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jerarquías en las relaciones, por ejemplo, una forma de no tener en cuenta esta
regla en las relaciones familiares se da cuando los padres colocan a los hijos en
una posición que no les corresponde, para tratar de resolver las dificultades que
tienen como pareja.
Es lo que conocemos como triangulaciones. Es lo que
sucede también en un colectivo profesional, cuando no se reconoce la función
técnica o directiva por parte de los profesionales que están bajo su coordinación o
autoridad. Además de estas tres leyes, subyace en esta teoría, una profunda
convicción en que una de las claves para acceder a un posible cambio es asentir a
las fuerzas que emergen en la Constelación Familiar y aceptar que la razón no es
la que dirige nuestras acciones, sino fuerzas más profundas que tienen que ver
con las dinámicas de la propia vida. Es decir, la convicción de que desprenderse
de la arrogancia de que uno (la persona que manifiesta el síntoma) tiene las
riendas absolutas sobre su propia vida; suele tener un efecto terapéutico
considerable.
El
trabajo
con
Constelaciones
Familiares
es
un
método
terapéutico
fenomenológico que se aplica a nivel individual o grupal y que busca restablecer
"El orden del amor" en los sistemas humanos. Se basan en la teoría de sistemas
y dentro de ella en el reconocimiento de que los grupos humanos se rigen por
leyes y patrones innatos, a los cuales se agregan todos aquellos que se van
construyendo en la interacción cotidiana dentro de las familias y a sí mismo las
familias construyen leyes y principios que rigen la interacción de sus núcleos con
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las de otras familias, llegando a construir las leyes sociales que permitirán un
funcionamiento acorde con las necesidades particulares y grupales. Este conjunto
de leyes naturales, familiares, sociales y espirituales que rigen el funcionamiento
de los núcleos humanos es lo que Bert Hellinger llama los órdenes del amor.
De acuerdo con lo anterior, Hellinger propone que la trasgresión de los órdenes
del amor en las interacciones humanas será el origen de los conflictos y las
discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como patologías
individuales, familiares, grupales o sociales. Por consiguiente, este autor parte de
la idea sistémica de que el individuo es un ente grupal así como de la idea de que
los sistemas familiares son sistemas abiertos que tienden a autorregularse para
asegurar su supervivencia pero a su vez se nutren, interactúan y se vinculan con
otros sistemas familiares, llegando a constituir clanes, grupos, comunidades,
sociedades y naciones. Todos ellos enriquecidos por innumerables virtudes, pero
a su vez obstruidos por los innumerables conflictos que vamos tejiendo a lo largo
de los años. De esta manera cada Ser forma parte del alma y del destino de
muchas personas con las cuales está de alguna manera directamente relacionado,
esa alma a su vez, es arte y parte de una historia heredada de generación en
generación y marca a cada ser humano de una manera particular.
Desde el punto de vista de la psicoterapia, ¿De que forma pueden ayudarnos las
constelaciones familiares? Pues a través de éste método, se busca identificar los
conflictos y los puntos nudales del sistema familiar, laboral o social que están
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dificultando el flujo organizado de la vida y a partir de allí, en la medida que el
mismo sistema lo permita, se restaura el orden perdido, desatando estos nudos y
permitiendo un nuevo fluir en la vida de las personas comprometidas. Se pretende
que cada individuo esté en consonancia con su destino y ocupe el lugar que le
corresponde en los grupos con los cuales interactúa para que pueda desarrollar su
proyecto de vida de una manera más armónica y sostenible; teniendo en cuenta
que, según Bert Hellinger, para que la vida fluya adecuadamente es necesaria la
coherencia y la concordancia consigo mismo y con el sistema familiar y social en
el que se vive.
Todo lo anterior, permiten ver en el trabajo con Constelaciones Familiares un
novedoso enfoque en psicoterapia, fenomenológico y sistémico, que nos muestra
que en muchas enfermedades existe un mensaje de amor e intentos de llegar a un
equilibrio en la familia
y que al hacer la constelación familiar se genera un
movimiento sanador, que al develar la dinámica oculta, la felicidad secreta de la
enfermedad pierde su sentido encauzándolo hacia la vida y la salud (Dokser,
2009). Además, como se mencionó previamente como método terapéutico las
Constelaciones Familiares es complementario de la intervención médica y lo
trasciende pues lo que trabaja es otra realidad que emerge a la luz. En la familia
enfermamos no porque sus integrantes sean malos, sino porque en las familias
actúan destinos que implican, influyen y afectan a todos sus miembros, porque el
amor en la familia enferma y sana. Ahí, donde algún miembro de la familia desvía
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del orden del amor, una enfermedad lo guía de regreso al orden, bajo el sentido de
que la mente no entiende lo que el alma necesita (o como se postula desde la
psicología humanista: “El organismo es más sabio que el intelecto” (Martínez,
1982). Sanamos en familia porque una vez que descubrimos el mismo amor que
llevó a la enfermedad, este se une al conocimiento para buscar otra solución.
5. DISCUSIÓN
De acuerdo con palabras de Hellinger en entrevista realizada por Harald Hohnen
en Washington D.C. (Champetier, 2005) las Constelaciones Familiares han
aportado luz sobre el cómo las intrincaciones dentro de la familia de origen pueden
llevar al cáncer. Se ha encontrado por ejemplo que detrás de enfermedades de
cáncer en mujeres a menudo existe un rechazo a la madre y éste en algunos
casos es generacional (Dockser, 2009). A veces un enfermo de cáncer debe
representar a alguien de su familia de origen, por ejemplo a una victima. Si esta
victima no fue honrada en la familia, el enfermo de cáncer quiere expiar por ella o
ser como ella. Por un lado esto es debido al funcionamiento de la conciencia
colectiva, que es inconsciente. Por otro lado la conciencia colectiva trabaja mano a
mano con la conciencia personal. Por ejemplo, cuando un niño quiere seguir a
alguien fuera de la familia, o quiere morirse en lugar de alguien dentro de la
familia, o quiere expiar por una injusticia que no fue rectificada en el lugar de otra
persona, entonces ese niño se siente inocente y tiene buena conciencia.
El
trabajo con Constelaciones Familiares con enfermos de cáncer al igual que hizo
18
Hellinger debe empezar con la investigación de la relación entre las intrincaciones
de la conciencia personal y la conciencia colectiva.
En este sentido, (Dethlefsen, Dahlke, 1983) nos proponen una analogía entre el
cáncer y la sociedad de nuestra época que nos sirve de manera excelente como el
punto de partida para esta investigación:
“la enfermedad
del
cáncer
es
expresión de nuestra época y de nuestra ideología colectiva”. De acuerdo con
estos autores, el
cáncer
nos posibilita ver en él nuestros vicios mentales y
equivocaciones, pues al igual que los seres humanos, el cáncer utiliza la misma
ideología: «Yo o la comunidad». Es decir, tanto en la conciencia personal como
en la conciencia colectiva sólo se ve esta disyuntiva y la decisión se inclina por la
propia supervivencia, independiente del entorno y se llega a comprender
demasiado tarde que sí se depende del entorno. Es como si al cáncer (haciendo
la analogía de que en la cédula cancerosa el núcleo actúa como cerebro) le
faltase la conciencia de una unidad mayor y más completa, como si solo viera la
unidad
en su propia limitación o si la conciencia personal no fuera parte o
estuviera totalmente aislada de la conciencia colectiva.
Esta
falta
de
comprensión de la unidad es algo que las personas tienen en común con el
cáncer. También el individuo se limita en su propia mente, marcando ante todo
la división entre Yo y Tú. Se piensa en "unidades» sin advertir que es un
concepto aberrante (Dethlefsen, Dahlke, 1983). La unidad es la suma de todo
lo que es y no conoce nada fuera de sí. Si se divide la unidad, se forma la
19
multiplicidad,
pero
esta multiplicidad sigue siendo, a fin de cuentas, parte
integrante de la unidad. Cabe recordar que el cáncer entraña el crecimiento y
multiplicación caótica de células y que la proliferación de estas células cancerosas
termina cuando ha consumido literalmente a la persona a la que ha convertido en
su suelo nutricio; una vez más, cuando la multiplicidad (de células) ha reinado y la
división de la unidad conduce a la muerte. En términos de Hellinger el enfermo de
cáncer está “cortado” o separado de la “Gran Alma” (o Alma Mayor) y puesto que
esta alma trasciende o es superior al alma familiar, inclusive; se hace
indispensable para la persona enferma de cáncer (la multiplicidad) rearmonizar
con algo mayor (la unidad).
Esto tiene entonces una cualidad espiritual – el
sentimiento de estar conectado con algo mayor y contenido en ello, la ley básica
de pertenencia. Uno suelta los deseos presuntuosos de ayudar, se hace humilde
y así está conectado con algo mayor y de acuerdo a lo que expresa el principio
hologramático del paradigma de la complejidad: La parte está en el todo y el todo
está en la parte.
Para Hellinger (Champetier, 2005) en el trabajo con enfermos de cáncer a través
de Constelaciones Familiares el alma del cliente entra en contacto con una Alma
Mayor que influye en una sanación muy interior, no sólo en el nivel físico de la
enfermedad. Por ese proceso alguien que haya sido cortado de la fuente de su
existencia (separado de la unidad), bien a través de problemas o intenciones o
efectos de su conciencia, puede volver a conectarse otra vez con ella. Se vuelve a
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conectar muy despacio, sin desear nada, sin hablar de nada, sin hacer nada y es
llevado de nuevo a su propia existencia. Hellinger en su entrevista a Hohnen
(Champetier, 2005) menciona que en varias ocasiones ha sentido que el enfermo
de cáncer antes de conectarse nuevamente con el Alma Mayor tiene que resolver
algo con una persona con la que se ha desvinculado y que esta persona suele ser
la madre, aunque no generaliza pues menciona que en algunas ocasiones puede
ser otra persona distinta para la persona que está “constelando” (quien está
configurando o mostrando cual es su constelación familiar).
Sin embargo,
Hellinger precisa que madre en ese contexto es una imagen para algo mayor. Es
una imagen para la vida, es decir, que la madre es la puerta de entrada de la vida.
En consecuencia el cáncer podría verse como la separación de la madre,
separación del Alma Mayor y de la vida.
En otro caso por ejemplo, citado en entrevista concedida por Hellinger a Honner
luego de un taller en San Petersburgo, salió a la luz en la constelación familiar de
una mujer que tenía cáncer que el hermano de la madre había asesinado a su
prometida y que probablemente la madre también estuviera involucrada en este
asesinato. La constelación y todo lo que allí surgió permitió aclarar que el cáncer
de la mujer estaba relacionado con el asesinato de esa otra joven mujer. Como se
observa de este ejemplo y según palabras de Hellinger no existen reglas fijas para
las soluciones (Hohner, 2001).
6. CONCLUSIONES
21
Si bien existen modelos teóricos sobre el concepto de salud y enfermedad
bastante deterministas y lineales, soportados ampliamente desde hace bastante
tiempo, también existen actualmente nuevas perspectivas y enfoques sobre el
tema. Dentro de estos se encuentra la teoría de las Constelaciones Familiares
que nos permite ir más allá del concepto de salud como opuesto al estado de
enfermedad y que además nos permiten abordar mediante metodologías
cualitativas una enfermedad particular como es el cáncer de mama.
Desde esta teoría se puede afirmar que cada caso de cáncer de mama es único y
que sus implicaciones trascienden los “límites” corporales de la mujer que lo
padece así como sus generaciones precedentes y futuras. Al referirnos a las
generaciones precedentes queremos mostrar que desde las Constelaciones
Familiares no se podría hacer una relación lineal causa-efecto para intentar
siquiera explicar el origen de esta manifestación corporal del cáncer de mama en
una mujer particular pues los órdenes del amor, como dice Bellinger se alteran
generación tras generación.
Sería totalmente pertinente que al presente estudio le siguieran otros tantos en los
que se pueda entrevistar un número significativo de mujeres con cáncer de mama
y quienes estuvieran de acuerdo en Constelar o Configurar su Constelación
Familiar, pues esto nos podría aportar mayor conocimiento sobre si existen algún
tipo de alteración de los órdenes del amor que se evidencie con mayor frecuencia
22
(tal vez para estudios de corte más cuantitativo) y sobre las respuestas o
evolución de las mujeres una vez que hayan constelado su familia.
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