La encina La encina (Quercus Ilex) es el árbol emblemático de la dehesa. En nuestro entorno, todos hemos crecido con las encinas y sabemos el valor que este componente indispensable de la dehesa, tiene para nosotros. Se trata de un árbol que puede llegar a medir hasta 25 metros de altura. Su raíz puede profundizar hasta los 10 metros y avanzar horizontalmente hasta los 40 metros. Sus hojas son perennes y pueden durar en el árbol hasta 4 años. Se trata de árboles muy resistentes a la sequía, aunque su producción de fruto depende mucho de las lluvias que haya habido durante la primavera y el otoño. La encina, en condiciones idóneas, puede vivir más allá de los mil años. Para conseguir un árbol sano se hacen las podas y roturaciones de la tierra, regularmente. Las encinas se suelen podar a primeros de año, cuando la montanera llega a su fin, y las roturaciones de tierra se hacen en otoño. El fin de podar las encinas es irle dando forma y quitando las pequeñas ramas muertas o ramas que impidan el paso de la luz, lo que permite que el sol penetre en todo el árbol por igual revitalizando al mismo. Esto estimula la producción de fruto para los años sucesivos. La poda o tala, se hace cada 8 - 10 años. Con la roturación de la tierra conseguimos quitar el monte bajo y airear el suelo para que sea más productivo. La encina es un árbol monoico, lo que significa que tiene flores masculinas y femeninas. Las flores masculinas son conocidas como candiles y se presentan en ramillos colgantes. Las flores femeninas se presentan como diminutos puntitos que posteriormente darán lugar a las bellotas. La floración tiene lugar en primavera y la madurez en otoño. Las primeras aguas otoñales son muy importantes para que el fruto madure correctamente. Este momento es tan determinante, que cuando llega San Miguel y no ha llovido, los ganaderos están continuamente mirando al cielo. De estas lluvias depende su futuro inmediato. No solo es importante la lluvia, si no su continuidad. David Cubero Zambrano Veterinario Consultor de Porcino Ibérico Página 1 La encina Las primeras bellotas que caen son las llamadas melosas (son bellotas que en verano, por un exceso de sabia en los árboles y por tanto una alta presión interna, en la zona de unión al árbol, se rompen y caen prematuramente. Estas bellotas presentan gotas de sabia azucarada en su exterior, de ahí su nombre). Estas bellotas y las verdes que caen a primeros de octubre, conforman el primer plato, imprescindible para hacer buenos cochinos de bellota. Estos primeros frutos, caídos antes de tiempo, abren el estómago al cerdo y lo preparan para los próximos meses. Nuestros antepasados decían “El puerco que no verdeguea no romanea”, es decir, el cochino que no come bellotas verdes a principios de otoño, no se abre bien y posteriormente no consumirá la cantidad de bellota diaria óptima (8-10 kg /día) y por tanto no se rematará bien. Un cochino abierto es aquel que tiene su estómago dilatado, abierto y preparado para consumir hierba y bellotas. Una vez entrado el mes de noviembre, la bellota va cayendo poco a poco según va madurando y esto permite que el cerdo ibérico la vaya consumiendo siempre fresca. David Cubero Zambrano Veterinario Consultor de Porcino Ibérico Página 2 La encina La producción por árbol varía mucho de unos lugares a otros, hay encinas que tienen más flores masculinas que femeninas y por tanto son poco productivas, es lo que se conoce como encina macho o poco castiza. La producción también depende muchísimo de las lluvias de primavera y de las lluvias de otoño, así como de las podas y roturaciones de tierra. La producción puede llegar hasta los 300 kg de bellota por árbol. La densidad de pies por hectárea varía desde los 20 pies hasta los 60. A parte de la bellota, la encina tiene otros muchos usos y es muy beneficiosa para las producciones ligadas a la dehesa. Puede proporcionar sombra en verano y cobijo en invierno. Las podas ofrecen la leña, el carbón y el picón, además de los ramones que pueden consumir como alimentos las ovejas, vacas o cabras. Otro árbol característico de la dehesa y el segundo en importancia numérica es el alcornoque. No es un árbol tan resistente y rústico como la encina. Puede llegar a vivir unos 250 años y sus bellotas son de menor calidad ya que están más lignificadas, es decir tienen más fibra, son más “Palúas”. El alcornoque tiene una producción muy importante que es el corcho. El corcho se saca cada nueve años y es un aporte económico muy importante para los ganaderos de la dehesa. Las dehesas que tienen alcornoques proporcionan montaneras más largas ya que el alcornoque da dos tipos de bellotas. Por un lado produce bellotas tempranas llamadas “Brevas” que maduran y caen al inicio de la otoñada, en el mes de septiembre. Y por otro lado produce bellotas normales pero que son siempre mucho más tardías que las de las encinas. Estas últimas pueden empezar a caer en diciembre y prolongar la montanera hasta el mes de marzo. La encina y el alcornoque, son árboles únicos en el mundo y que debemos cuidar entre todos. David Cubero Zambrano Veterinario Consultor de Porcino Ibérico Página 3
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