la casa del tecolote DIVERSIDAD CULTURAL Y DESARROLLO Año 25 Núm. 297 Mayo 2015 ISSN 1405-1931 1 ÍNDICE GENERAL EDITORIAL 3 PUNTOS DE ENCUENTRO 4 CASA CHATA 15 DIARIO DE CAMPO CINEMANTROPOS EL ACCESO A LA LECTURA EN LENGUAS INDÍGENAS AGENDA 20 22 23 26 Diversidad cultural y desarrollo Año 25 Núm. 297 Mayo 2015 ISSN 1405-1931 Coordinador Puntos de Encuentro: Guillermo de la Peña Editor: Óscar Espinoza García | Diseño de portada, interiores, formación y adaptación digital: Anneli Torres | Corrección de estilo: Esteban Velarde | Imagen de portada: undp Manuel Salvador Saldarriaga Quintero CIESAS D.F. Juárez 87, Tlalpan Centro México D.F. C.P. 14000 CIESAS @ciesas Editorial E l 21 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo. Esta celebración contribuye a mejorar el entendimiento y cooperación entre diferentes culturas, así como al esfuerzo por abolir los estereotipos. En este número de Ichan Tecolotl se publican cinco textos que se sitúan críticamente frente a los prejuicios sociales y las políticas educativas del México neoliberal, y pretenden estimular la discusión sobre el tema de la interculturalidad. El primero, de Guillermo de la Peña, reflexiona sobre el papel del Estado y la sociedad en las diferentes concepciones del desarrollo y sobre el hecho de que, a pesar del reconocimiento del derecho a la diversidad étnica, México continúa siendo un país inequitativo y excluyente. El segundo, de Regina Martínez Casas, plantea una pregunta que alude a una gran paradoja: ¿cómo puede ser efectiva la legislación mexicana que reivindica a las lenguas indígenas cuando estas son sistemáticamente denigradas? El tercero, de Selene Cruz Pastrana, se refiere a la disonancia entre la socialización familiar de los niños indígenas y las expectativas que las escuelas urbanas tienen sobre ellas. Dulce Gómez Navarro, en la cuarta contribución, analiza ciertos dilemas presentes en las universidades interculturales. Y en la quinta Gabriela Czarny explora los desafíos que implica la presencia de estudiantes indígenas en las universidades públicas. Sin ofrecer soluciones fáciles, los textos nos invitan a un cuestionamiento de aspectos importantes de la realidad actual del país y a la búsqueda activa de un modelo de desarrollo que incluya a todos los mexicanos. PUNTOS DE ENCUENTRO 4 Diversidad cultural, educación intercultural y desarrollo incluyente Diversidad cultural, educación intercultural y desarrollo incluyente 7 Las paradojas de la diversidad lingüística en el México del siglo xxi Guillermo de la Peña ciesas–Occidente [email protected] 9 La socialización de la niñez indígena en las ciudades de México 11 Retos de la política educativa intercultural 13 Jóvenes indígenas en la educación superior: entre la inequidad y el reconocimiento En las décadas de 1960 y 1970, el concepto de desarrollo fue objeto de discusiones acaloradas y fructíferas. Desde ciertas atalayas académicas y políticas del llamado primer mundo, los representantes de la economía neoclásica buscaban imponer una visión de corte evolucionista, unilineal. En su visión, el ideal del desarrollo lo representaban los países donde el capitalismo se encontraba sólidamente instalado y para alcanzar este ideal, para salir del “subdesarrollo”, otros países debían seguir la misma trayectoria. Las claves de este camino eran el mercado libre y la tecnología industrial, mediante ellas se lograría la transformación radical de todos los sectores productivos y de servicios. Paralelamente, se alcanzaría un nivel de bienestar generalizado, definido por el consumo masivo de bienes y servicios. El papel de los Estados, por tanto, tendría simplemente que limitarse a reprimir el desorden social y fomentar la expansión sin trabas del mercado, tanto en el ámbito nacional como internacional. Asimismo, se promovería el crecimiento y mejoramiento continuo del acervo tecnológico. Ahora bien, como el manejo de este acervo y de las estrategias mercantiles requería de personal calificado e innovador, era importante prepararlo y que la educación y la investigación tuvieran un papel sobresaliente en el proceso de desarrollo, particularmente en los aspectos técnicos. af gr to Fo ía: / dp un lS e nu Ma ad alv S or ald ro te uin aQ g ria ar Desde otras trincheras de pensamiento se alzaban voces diferentes. El socialismo, heredero de Marx, denunciaba la pauperización resultante de la expansión histórica del capitalismo y señalaba el inevitable carácter cíclico de los mercados, cuya primacía, e incluso su misma existencia, debía abolirse. La socialdemocracia planteaba la participación necesaria de los Estados para contrarrestar y compensar los efectos negativos del mercado mediante la redistribución de la riqueza, para facilitar la participación equitativa y la igualdad social. En nuestro continente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (cepal) sostenía que la expansión irrestricta del mercado internacional implicaba procesos de intercambio desigual entre los países “centrales” y los “periféricos”, que redundaban en beneficio de los primeros y estancamiento de los segundos. El “subdesarrollo” debía entonces entenderse como “dependencia”, heredera directa de los procesos coloniales que acompañaron al surgimiento y difusión del sistema capitalista mundial. Con todo, este pensamiento crítico coincidía con las posturas neoclásicas sobre la importancia que debía tener la educación en el mundo moderno. Pero la educación no era vista como generada por el mercado sino por el Estado democrático y la sociedad responsable, su objetivo principal no debía ser solamente la preparación técnica, sino que ésta se enmarcaría en la concientización y la transmisión de valores solidarios y de pensamiento crítico. Se defendía, así, una concepción del desarrollo como un proceso independiente e incluyente. La llamada “teoría de la dependencia” gozó de buena salud en nuestro país, pero en los tiempos que hoy corren es indudable que perdió terreno. Sobresale un tipo de pensamiento económico que recibe el nombre de neoliberalismo. Éste recupera las tesis neoclásicas, pero admite que ciertos sectores de la población no son aptos para competir en el mercado, es necesario entonces auxiliarlos a sobrevivir mediante programas focalizados y condicionales, y capacitar a las nuevas generaciones para que se conviertan en personas útiles. Estas tesis aspiran a formar parte del “sentido común” de nuestra época, a la hegemonía, pero también enfrentan fuertes corrientes contrahegemónicas de pensamiento crítico, centradas en el valor de la igualdad, la equidad y la justicia social. De nuevo, es la educación un campo privilegiado de batalla donde concurren ambas visiones del mundo. México comenzó el siglo xxi con la mitad de su población sumida en la pobreza. Carga además con el grave problema de que no cesa de crecer la distancia entre los beneficiarios de la liberación del mercado y “los que no pueden competir” en él (los pobres, los excluidos, los “vulnerables”). Entre estos últimos se encuentra un alto porcentaje de los miembros de los pueblos indígenas. 5 PUNTOS DE ENCUENTRO En consonancia con las demandas indígenas, con los movimientos transnacionales en defensa de los derechos humanos y con las disposiciones de organismos internacionales a los que nuestro país está afiliado, la legislación mexicana ha reconocido, aunque todavía limitadamente, la pluralidad étnica de la nación y los derechos de los indígenas a sus lenguas, culturas e instituciones. Se ha instaurado una política educativa que se define como bilingüe e intercultural. Este último adjetivo expresa la aspiración a un diálogo simétrico entre las culturas que constituyen la identidad plural de la nación, una aspiración aún lejos de ser alcanzada. La interculturalidad idealmente tendría que lograr el milagro de que los niños y jóvenes indígenas se inserten en un México moderno, dinámico, próspero. Pero la simetría requerida no puede existir mientras la mayoría de los indígenas carezcan de los recursos que permiten una vida digna, mientras persista la discriminación étnica y racial, mientras las escuelas a las que acuden se encuentren en radical desventaja material y pedagógica respecto de las escuelas de las zonas urbanas de clase media y alta, mientras la riqueza siga concentrada y en la nación no vivamos un “desarrollo incluyente”. Fotografía: www.nuevosdecimeros.blogspot.mx 6 Las paradojas de la diversidad lingüística en el México del siglo xxi Regina Martínez Casas ciesas-D.F. [email protected] Las lenguas indígenas suelen ser vistas como una especie de vestigio del pasado. Desde 2001, adquirieron el estatus de lenguas nacionales pero eso cambió poco la percepción generalizada de que se trata de lenguas sin gramática, que carecen de capacidad para expresar ideas abstractas. La insuficiente información sobre su número y los diversos escenarios en que son utilizadas sugiere que sus hablantes son personas “aisladas”, “atrasadas” y muy pobres. De hecho, una amplia encuesta reciente muestra que los hablantes de lenguas indígenas en México tienen, en promedio, la mitad de años de escolaridad que el resto de los mexicanos. El 34% de ellos reportó que fue discriminado por su manera de hablar. Además, son percibidos por un significativo número de mexicanos encuestados como pobres por “negarse a cambiar sus costumbres y su cultura” (Regina Martínez Casas et al., 2014). Fo t og ra f ía :w w w .in fo r m ad os .co m .m x En contraste, en la misma encuesta, aparece que en el imaginario nacional una buena parte de la riqueza cultural de México radica en su diversidad social y también que los indígenas son tratados injustamente en nuestro país. ¿Cómo explicar estas paradojas?, ¿celebramos la diversidad cultural y reconocemos legalmente el valor de las lenguas indígenas, pero las consideramos inferiores? Estas preguntas no tienen respuestas simples. Probablemente tengamos la tentación de atribuir a nuestro pasado colonial el estigma que marca las lenguas amerindias, pero las políticas castellanizantes más agresivas se generaron después de la Revolución mexicana (Rebeca Barriga Villanueva, 2013). Las primeras revisiones históricas sobre políticas lingüísticas en nuestro país auguraban, en la década de 1970, que a las lenguas originarias les quedaban pocas décadas 7 de vigencia (Shirley Brice Heath, 1972). La escuela, la migración y los medios suelen ser vistos como factores del desplazamiento de las lenguas indígenas nacionales. Los datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi) muestran una tendencia a la disminución lenta pero paulatina de los hablantes de lenguas indígenas. Los índices de trasmisión intergeneracional de estas lenguas reflejan patrones diversos: unas están muy cercanas a la extinción, otras mantienen una comunidad numéricamente estable y otras más incrementan su número de hablantes cada quinquenio (Martínez Casas, 2014). Encontramos comunidades lingüísticas muy numerosas pero inestables, como la de hablantes de maya yucateco y comunidades con pocos hablantes pero razonablemente estables, como los wiráritari. En la numeralia del inegi podemos también encontrar información elocuente sobre los índices de pobreza de muchas comunidades indígenas, registrados a partir de los nuevos modelos multidimensionales que muestran las condiciones desiguales en las que se insertan diferentes comunidades indígenas al “desarrollo nacional” (coneval, 2014). Los datos estadísticos y las revisiones históricas contrastan fuertemente con algunas investigaciones cualitativas que muestran el surgimiento de movimientos de reivindicación lingüística. En particular, llaman poderosamente la atención los grupos de jóvenes, muchos de ellos altamente escolarizados, que buscan ganar espacios de uso para sus lenguas. Cada día surgen nuevas agrupaciones musicales, colectivos de videoastas, páginas web y propuestas literarias en lenguas indígenas (por ejemplo: www.rojointenso.net y www.lasplumasdelaserpiente.com). Paralelamente, a las reivindicaciones lingüísticas les siguen las sociales, como los movimientos de jornaleros agrícolas indígenas, que han sacudido al país por su capacidad organizativa para demandar condiciones dignas de trabajo en los campos agroindustriales del norte del territorio nacional (www.tlachinollan.org). Desde 1979, ciesas le apuesta a la profesionalización de jóvenes indígenas para mejorar su inserción en la dinámica nacional, sin que tengan que renunciar a su identidad cultural y al uso de sus lenguas. Los programas de formación de lingüistas y de becas para posgraduados indígenas generan un creciente conjunto de académicos que buscan incidir en sus comunidades, en instituciones educativas y en otros espacios del sector público. En esta tarea se enfrentan a las paradojas mencionadas. En muchos casos, se cuestiona su calidad profesional por su condición lingüística, su historia personal o por haber sido beneficiarios de políticas institucionales percibidas como “acciones afirmativas”. Sin embargo, las contribuciones académicas y sociales de muchos de los egresados de nuestros programas son evidentes. Muchos de ellos desarrollan actualmente proyectos de investigación que fortalecen el conocimiento y el estatus de sus lenguas y culturas, pero el estigma es difícil de romper. Hace un par de años, un egresado del ciesas publicó una gramática de su lengua que no incluía traducciones al español de ninguna de sus secciones; el comité de pares que lo evaluó afirmó que no se podía juzgar la calidad del trabajo, pero poco antes vio con buenos ojos publicaciones de colegas realizadas en lenguas ajenas al contexto mexicano, como el coreano o el ruso. México podrá pensarse como una sociedad que valora su diversidad, como parte del proyecto nacional cuando equipare el valor del conocimiento que se genera en todas sus lenguas y no sólo en español. No tiene mucho sentido reconocer el carácter de “lenguas nacionales” a las lenguas indígenas que se hablan dentro de nuestro territorio si no se garantizan los espacios para su uso. Tampoco mejorará su prestigio si sus hablantes no cuentan con condiciones equitativas para estudiar, trabajar y crear, porque eso impedirá generar condiciones para borrar el estigma y erradicar la discriminación. Referencias: coneval (2014). La pobreza de la población indígena de México 2012. Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Heath, S.B. (1972). La política del lenguaje en México: de la colonia a la nación. Instituto Nacional Indigenista. Martínez Casas, R. “De la resistencia al desplazamiento de las lenguas indígenas en situaciones de migración”, en Villanueva, R.B., & Butragueño, P.M. (2013). Historia sociolingüística de México: Volumen 3. El Colegio de México AC. Martínez Casas, R. “The Different Faces of Mestizaje: Ethnicity and Race in Mexico”, en Telles, E. (2014). Pigmentocracies: Ethnicity, Race, and Color in Latin America. UNC Press Books. Villanueva, R.B., & Butragueño, P.M. (2013). Historia sociolingüística de México: Volumen 2. El Colegio de México AC. 8 La socialización de la niñez indígena en las ciudades de México 9 m .co ss re Desde 1992, con la reforma al artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se reconoció a México como una nación pluricultural y multilingüe. Una nueva reforma en 2001 concedió, más explícitamente, los derechos específicos de los indígenas, entre ellos el derecho a la conservación y reproducción de sus culturas y tradiciones. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (inegi), la población indígena del país es de aproximadamente 12 millones de personas, es decir, un 10% de la población total y de ellos la mayoría tiene menos de quince años. La niñez indígena comparte la problemática a la que se enfrenta la población indígena adulta. No obstante, hay desventajas específicas de la infancia, por ejemplo la probabilidad de morir antes de cumplir cinco años y la mayor vulnerabilidad ante problemas de alimentación deficiente y vivienda precaria. En la niñez también se presentan agudas contradicciones entre los sistemas de socialización infantil de los grupos indígenas y los no indígenas o entre las expectativas de los indígenas sobre sus hijos y el sistema escolar. Estas contradicciones aumentan en las familias que migran a las ciudades. En la medida en que los niños indígenas acceden a nuevos ambientes distintos al mundo rural, los conflictos con la “realidad pluricultural” se manifiestan en todos los ámbitos de su vida cotidiana. dp or .w o3 ier tic no cia en .ag w w :w ía f ra og t Fo Selene Cruz Pastrana Estudiante del Doctorado en Ciencias Sociales de ciesas-Occidente Fotografía: www.agencianoticiero3.wordpress.com Por ello, pese al reconocimiento constitucional, los niños indígenas urbanos no cuentan con las condiciones necesarias para ejercer su derecho a una educación que no violente sus tradiciones. Entre otras causas, el sistema educativo mantiene en las ciudades el statu quo como institución monocultural. La escuela enfatiza entonces la exclusión y reproduce la discriminación y el racismo en la inserción urbana de los indígenas. Por otra parte, la deserción y el deficiente desempeño escolar se relacionan con el trabajo infantil, considerado como una forma de cuidado de los niños y parte integrante de la socialización familiar indígena. Los niños y niñas indígenas comparten un sistema de normas y valores que demanda su contribución al gasto familiar y también a las tareas de cuidado de los hermanos más pequeños. Este tipo de organización familiar, como han señalado varios estudiosos, es característico del modelo “tradicional” de la familia indígena (corporativo, holista, patrilineal y virilocal). Pero en la ciudad, el trabajo de los niños es visto con hostilidad por la “sociedad mayor”. Con todo, frente a los procesos de exclusión en el entorno urbano, las formas tradicionales de cohesión familiar son usadas como soporte de subsistencia. Los niños acompañan y ayudan a los padres, y su trabajo juega un papel importante en la búsqueda del bienestar. La hostilidad tiene como consecuencia cambios en las normas culturales. No obstante, en las familias indígenas persiste el interés en conservar y recrear la cultura e identidad étnica. Ello dependerá del contacto que mantengan con la comunidad de origen y de la eficacia en la socialización de los hijos. En ésta, los padres indígenas son los encargados de transmitir el esquema de valores del grupo de pertenencia, en especial en la primera infancia, mediante el uso de la lengua y la educación en el hogar. Al mismo tiempo, los padres condicionan la actitud de los niños y jóvenes frente a las normas y reglas de la cultura nacional. Esta situación no está exenta de contradicciones: al crecer, los hijos reciben presiones de agentes externos y en particular de las instituciones educativas. Las contradicciones llevan a conflictos intrafamiliares y también, como frecuentemente ocurre, al abandono de la cultura ancestral en las generaciones jóvenes, lo cual implica una violación al derecho constitucional de los indígenas a conservar su cultura. Superar las contradicciones sólo es posible mediante la búsqueda de una socialización y de una educación de carácter intercultural. En México se ponen en marcha programas de educación intercultural, pero solamente para las escuelas situadas en zonas rurales indígenas. Eso no permite superar los problemas estructurales que determinan las relaciones asimétricas entre el mundo indígena y la “sociedad mayor”. La interculturalidad requiere de un diálogo en condiciones de igualdad que involucre al conjunto de la sociedad. 10 Retos de la política educativa intercultural Dulce Gómez Navarro iteso [email protected] Para mejorar la cobertura en el nivel de educación superior, fomentar el reconocimiento cultural, lingüístico y étnico, y formar profesionales comprometidos(as) con el desarrollo de sus comunidades, la Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe (cgeib) de la Secretaría de Educación Pública (sep) impulsó desde el año 2001 la creación de universidades interculturales. En la actualidad, hay nueve universidades interculturales en distintos estados del país (sep, 2015), “con una matrícula total de 10,962 estudiantes, de los cuales 46% son mujeres” (segob, 2014:12). A diez años de su apertura, son varios los estudios y críticas acerca de los resultados de estas instituciones. Se alude a su baja calidad educativa por localizarse en zonas marginadas del país y operar con poco presupuesto, a la alta rotación de su personal, a un insuficiente conocimiento de su oferta educativa en las regiones y a las dificultades que enfrentan para colocar a sus Unive rsida d Interc egresados(as) en campos laborales complejos, donde hay escaso margen para el autoempleo. Otro señalamiento es que, a pesar del genuino interés por trascender los fantasmas que persiguen históricamente a las políticas indigenistas, las universidades interculturales evidencian una reconfiguración en clave neoindigenista del proyecto educativo, por un lado, y de las historias de resistencia y de capacidad de agencia, por otro. En la práctica la política intercultural se dirige sólo a los pueblos indígenas, lo cual parece contradecir la amplitud y polisemia del término. Además, esa política impone el tipo de formación que deben adquirir los y las jóvenes, fomentando así “su arraigo comunitario” y frenando su “inminente migración”, pues se crean licenciaturas exclusivas que retoman los ámbitos clásicos de intervención para el desarrollo de las comunidades, mediante la profesionalización de las personas jóvenes, así como en los años 60 y 70 se apostó por la formación ultura Universidades interculutrales 11 rac ad Ve rsid Unive l May a ltural tercu a In ruzan Universidades interculutrales Universidad Intercultural de Chiapas Universidad Intercultural del Estado de tabasco de intermediarios y/o promotores culturales y sociales (cfr. Natividad Gutiérrez Chong, 2001). Mi tesis doctoral (Gómez Navarro, 2015) consistió en develar las concepciones académicas que operan en el campo universitario y en la configuración del perfil profesional del Licenciado(a) en Gestión Intercultural para el Desarrollo (lgid), en la Universidad Veracruzana Intercultural (uvi), sede las Selvas. A partir de ella, esbozo dos retos de la actual política educativa intercultural; destaco que la política se localiza en el contexto de su aplicación, en cada región varían sus condiciones históricas, políticas, culturales, sociales y económicas. En consecuencia, una política educativa nunca será aplicada y apropiada de la misma forma, pues los actores la resignifican con base en distintas luchas individuales y colectivas de reconocimiento y poder. Por ello, el primer reto es comprender las respuestas de los actores que se involucran en la política: cómo la definen y traducen, cómo elaboran y accionan “marcos de sentido”. Lo anterior supone dimensionar el significado que tiene la universidad como un espacio clásico de prestigio y un campo político y de poder (Pierre Bourdieu, 2002), constituido por la pugna constante por los recursos económicos y simbólicos entre diversos actores (cada uno con sus imaginarios, representaciones y expectativas). Algunos de estos recursos pueden ser: la función social de la universidad y sus impactos en materia de desarrollo local, el discurso de la interculturalidad y los propios alumnos. El segundo reto consiste en descubrir los efectos que tiene la política educativa en las dinámicas sociales de las localidades, por ejemplo: en la configuración de nuevas identidades juveniles y étnicas, en el empoderamiento de las jóvenes universitarias en un contexto de desigualdad de género, en la reivindicación y reinvención del discurso étnico y comunitario, en la intelectualización de las necesidades sociales de las comunidades y en las tensiones intergeneracionales e interprofesionales por el nuevo estatus social que adquieren los y las universitarias frente a los sabios locales y otros profesionistas de la región que han conservado sus cotos de poder. Considero que a través del conocimiento de los efectos y resignificaciones de las políticas educativas se pueden encontrar las sendas que nos hace falta recorrer para un mejor entendimiento de la diversidad cultural e impulso de la autonomía de los pueblos indígenas. Referencias: Bourdieu, P. (2002). Campo de poder, campo intelectual. Itinerario de un concepto. Editorial Montressor. Gómez Navarro, D. (2015). Herencias, contradicciones y resignificaciones de la política educativa intercultural en el sur de Veracruz, México. Un estudio acerca de la Universidad Veracruzana Intercultural (uvi). Universidad Complutense de Madrid. (Tesis inédita de doctorado en proceso de defensa). Gutiérrez Chong, N. (2001). Mitos nacionalistas e identidades étnicas: los intelectuales indígenas y el Estado mexicano, unam - Instituto de Investigaciones Sociales. SEGOB. (2014). “Programa Especial de Educación Intercultural 2014-2018”, publicado en el Diario Oficial de la Federación con fecha el 28 de abril de 2014. Recuperado de: http://dof.gob.mx/nota_detalle. php?codigo=5342484&fecha=28/04/2014 . Accedido el 28 de julio de 2014. SEP. (2015). “Universidades Interculturales”. Recuperado de http://www.ses.sep.gob.mx/wb/ses/universidades_ interculturales. Accedido el 2 de enero de 2015. 12 ía: af gr to Fo w w w de o rre .co m .co go lla .ve Jóvenes indígenas en la educación superior: entre la inequidad y el reconocimiento Gabriela Czarny Universidad Pedagógica Nacional-Ajusco A partir de la interlocución con estudiantes indígenas del programa de Licenciatura en Educación Indígena, de la Universidad Pedagógica Nacional (upn) Ajusco, de la cual soy docente, reflexionaré sobre el sentido de la educación superior para los pueblos indígenas. ¿Qué implica la presencia de jóvenes indígenas, provenientes de diferentes comunidades y con adscripciones étnico-comunitarias diversas, en espacios universitarios públicos? Indudablemente la respuesta no se agota en este breve escrito, sólo referiré a la complejidad de las propuestas interculturales en la educación superior (véase Gabriela Czarny, 2015, para una discusión más amplia). Los jóvenes indígenas pasaron silenciosamente, por décadas, a través de muchas instituciones y programas universitarios no dirigidos específicamente a ellos, generalmente en las ciudades y fuera de sus comunidades. Aunque su presencia fue minoritaria, muestra una búsqueda por acceder a la educación superior, como parte del derecho a la educación, más allá de las marcas sobre lo étnico y cultural. Con el surgimiento de las universidades denominadas interculturales (que no es el caso de la upn), supuestamente se abre un camino importante hacia el reconocimiento y la equidad en materia de educación indígena, pero habría que preguntarse, entre otras cosas, si lo relevante es sólo acceder y no permanecer, transitar por procesos escolares universitarios potenciadores de sujetos y comunidades. 13 El trabajo con jóvenes indígenas en la upn permite ver que el acceso a la educación superior es parte de una trayectoria compleja, sinuosa y marcada por profundas desigualdades, manifiestas en las condiciones materiales de los planteles y en las ofertas escolares a las que han tenido posibilidad de incursionar y particularmente por las concepciones sobre la “diferencia cultural” que han orientado a las políticas educativas. Ahora estas se expresan bajo la denominación de lo intercultural. Asumiendo que este concepto está cargado simbólicamente de imaginarios diversos, por lo que se requiere una permanente deconstrucción del mismo, lo cierto es que bajo las propuestas de educación intercultural se reproducen las inequidades, porque sustituyen el discurso de la pobreza por el discurso sobre las culturas. Es decir, no se toman en cuenta las condiciones socioeconómicas y de subalternización en las que vive un amplio sector de los pueblos indígenas y se busca compensar estas condiciones por un supuesto reconocimiento de sus culturas. Por otra parte, la presencia de jóvenes indígenas en la universidad carga también con la necesidad de repensar ciertas representaciones sociales aún presentes en la academia y en la sociedad civil, en las que se considera que los indígenas que dejaron sus pueblos y migraron a las ciudades perdieron su cultura y dejaron de ser indígenas. Como lo muestran diferentes estudios, esto no siempre sucede y no en todos los casos los indígenas que se asentaron en las ciudades lo hicieron en búsqueda de la una supuesta “modernidad”, en oposición a sus comunidades consideradas “tradicionales”. En este sentido, el reto es desarmar los conceptos que conforman el binomio donde lo “tradicional” para los pueblos indígenas se entiende por naturaleza opuesto a la “modernidad” de los no indígenas. Ya se comprobó que la posición que predecía el acceso a la “modernidad “a través de la ciudad y la escuela” y consecuentemente a la ciudadanía (en tanto condición de igualdad), promulgada desde la creación de los Estados nacionales del siglo xix, no resultó, por lo menos, para el caso de muchos miembros de los pueblos indígenas. Los relatos de estudiantes indígenas de la upn –tanto de la Licenciatura en Educación Indígena como de otros programas en esta institución– ponen de manifiesto lo que representa para muchos mostrar y asumir una identidad bajo la denominación indígena porque, como ellos perciben: “cuando dices [en la universidad] que eres indígena, muchos te ven raro”. Pero, paralelamente, otros reconocen que haber estado en la upn, en particular en el Programa de Educación Indígena, les permite fortalecer sus adscripciones comunitarias. En fin, son muchos los aspectos que estas presencias pueden movilizar para una transformación de la educación superior, no sólo en lo relativo al impulso de las instituciones sino también para el reconocimiento de la pluralidad en nuestras sociedades. Referencia: Fotografía: www.buzos.com.mx Czarny, G. “Jóvenes indígenas y universidades convencionales”, en Díaz Couder, E., Gigante, E.,& Ornelas, G. (2015). Diversidad, ciudadanía y educación. Sujetos y Contextos. Universidad Pedagógica Nacional. 14 CASA CHATA 15 Marina Garone Gravier Historia de la tipografía colonial para lenguas indígenas Marina Garone Gravier Historia de la tipografía colonial para lenguas indígenas México, ciesas Universidad Veracruzana 2014, 374 pp. 18 Séverine Durin, Maria Eugenia de la O y Santiago Bastos (Coords.) Érik Velásquez García Instituto de Investigaciones Estéticas, unam [email protected] Esta obra es un panorama sobre la historia de la edición de libros en lenguas indígenas producidos en Nueva España entre 1544 y 1819. Aunque por sus alcances geográficos y temporales constituye una gran aportación, el enfoque utilizado es lo más original, pues se centra en el análisis material, estético y visual de este legado cultural. Sin soslayar las consideraciones de orden económico, histórico, legal, lingüístico y social que están alrededor de este tema, la investigación es un hito en los ámbitos de la historia del arte y del diseño editorial y tipográfico, pues redime los aspectos visuales y tangibles del libro, que son opacados en aras de estudiar sus contenidos expresos y reinvindica y sistematiza el estudio de los rasgos formales del libro antiguo y sus caleidoscópicas conexiones con los elementos internos y extratextuales. 15 Trabajadoras en la sombra. Dimensiones del servicio doméstico latinoamericano C A S A C H ATA La autora nos conduce a profundas meditaciones sobre el ritmo, simetría o proporción de los elementos estructurales del libro, desde la caja de texto hasta los márgenes, considerando una pléyade de elementos ornamentales como: orlas, cabeceras, capitulares, iniciales y los caracteres mismos. Aborda metódicamente los estilos, familias, variedades o clases de las letras, la relación entre escritura e iconografía, los ex libris, marcas de fuego y las estrategias que los antiguos impresores y tipógrafos usaron para organizar los elementos visuales. Es posible dividir la obra en seis secciones: una introducción que enfatiza la importancia que tuvo la publicación de materiales en lenguas indígenas, como parte de la empresa de colonización que enfatiza también la singularidad de la producción de esa clase de libros, cuyo proceso creativo tuvo lugar totalmente en tierras novohispanas; describe los escollos que enfrentó dicho proyecto editorial y realiza un análisis de los enfoques teóricos mediante los cuales ya se abordó el tema, destacando la novedad de los estudios materiales y visuales. La segunda parte incluye los capítulos 1 al 3 y constituye un tratado sobre las condiciones laborales, físicas, legales y tecnológicas de los talleres. Introduce al lector en las sendas del análisis anatómico del libro, las letras y elementos ornamentales, y refiere las conexiones que tenían con otras artes, así como las influencias mutuas que 16 existieron entre los libros manuscritos e impresos. La tercera sección se compone por los capítulos 4 y 5, en ellos se abordan las concepciones lingüísticas que traían los europeos al llegar a América y cómo influyeron en sus visiones sobre los idiomas amerindios; estudia las estrategias seguidas por los impresores para representar los aparatos fonológicos indígenas mediante caracteres alfabéticos, proceso en el cual inventaron dígrafos y polígrafos, jugaron con la orientación de los grafemas, modificaron los que ya traían o inventaron algunos nuevos, comportándose de ese modo, y quizá sin advertirlo, como los antiguos amanuenses de Asiria, Mesopotamia o el lejano Oriente, quienes instrumentaron, muchos siglos antes, estrategias parecidas para acuñar nuevos signos en aras de representar lenguas que previamente eran ágrafas. Aunque esta analogía entre los fenómenos novohispanos y los de los escribas de otras épocas y latitudes no se encuentra expresamente en el libro, la riqueza de esta obra le permite al especialista establecer esos lazos. La autora aborda en los capítulos finales la historia de las publicaciones en náhuatl y otomí, que constituye la cuarta sección del libro, aplicando el multidisciplinario bagaje teórico que antes ha presentado. Las conclusiones constituyen la quinta parte de la obra, pues en ellas se señala con preclara visión los problemas que enfrenta la investigación futura. Finalmente, los apéndices nos entregan un recuento exhaustivo de la producción editorial novohispana en lenguas indígenas (catecismos, confesionarios, doctrinas, gramáticas, vocabularios, etcétera), así como una propuesta para elaborar fichas que ayuden a catalogar de forma metódica el material iconográfico, ornamental y tipográfico que contiene este singular tipo de patrimonio, resguardado en fondos mexicanos y del extranjero. Es preciso agregar que la autora sustenta muchas afirmaciones mediante datos de archivo, que ayudan a comprender detalles sobre los productores y consumidores de esos libros, elaborados en la época de la imprenta manual. Por otra parte, la obra constituye por sí misma una joya del diseño tipográfico y editorial, además de estar escrita con una prosa clara, elegante y amena, lo que permite apreciar mejor sus múltiples contribuciones. El fenómeno abordado en este libro es de sumo interés en el contexto de la historia universal, puesto que como “no hay dos lenguas que tengan la misma escritura, pues los valores fonéticos de los signos pueden diferir, e incluso los signarios pueden no ser idénticos” (Pope, 2003: 329), la labor que realizaron los frailes e impresores novohispanos fue la de crear nuevos sistemas de escritura, que forman parte de la familia gráfica latina. Aunque este capítulo del devenir es abordado por varios historiadores, la naturaleza visual de los fenómenos que implica comienza a develarse gracias al esfuerzo de esta historiadora del arte. Referencia: Maurice W. M. Pope, Detectives del pasado. Una historia del desciframiento. De los jeroglíficos egipcios a la escritura maya, traducido por Javier Alonso, Madrid, Editorial Oberón, 2003. 17 Séverine Durin, Maria Eugenia de la O y Santiago Bastos (Coords.) Trabajadoras en la sombra. Dimensiones del servicio doméstico latinoamericano México, ciesas Publicaciones de la Casa Chata 2014, 594 pp. María de Lourdes Flores Morales Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades “Alfonso Vélez Pliego” buap [email protected] Esta obra muestra, en cinco secciones, varios aspectos del servicio doméstico: condiciones laborales informales, lazos interpersonales y las relaciones de servidumbre que se articulan al componente de género y etnicidad. En este nicho laboral se vislumbran procesos residuales y emergentes de racialización y etnización que seleccionan y ubican a determinados sujetos en condiciones de subordinación, desplegándose a contextos transnacionales. Las Dras. Séverine Durin, María Eugenia de la O y el Dr. Santiago Bastos, coordinadores de este trabajo, presentan una introducción con los puntos nodales del debate y el análisis antropológico que guía el texto. En 19 capítulos de corte etnográfico, se ilustra el trabajo de un grupo de cuatro investigadores y 17 investigadoras, principalmente antropólogos, historiadores y sociólogos. Todos ellos muestran las particularidades de este mercado de trabajo que desde diferentes contextos sociales, culturales y económicos, presentan un factor común que tiene que ver con los procesos de migración interna e internacional que desplaza a mujeres indígenas y jóvenes a espacios íntimos en los que desarrollan su trabajo. Los estudios de caso para Latinoamérica abarcan ciudades como Guadalajara, Monterrey, San Luis Potosí, Tapachula, Guatemala, Lima, entre otras. También, se muestran casos como los de España y Estados Unidos, destacándose como países que importan los servicios de las mujeres migrantes latinas, quienes ingresan a las “cadenas globales de cuidados”. En los capítulos es manifiesto que el servicio doméstico, como lo apunta Bastos, implica relaciones serviles y jerarquizadas que, por llevarse a cabo en el hogar, dificultan tratos contractuales, moviéndose a un terreno difuso tanto de la confianza como del abuso (Bastos, 2014:348). Dichas características son las que, al final, acortan la distancia entre la dinámica laboral realizada por las mujeres indígenas en Latinoamérica y las mujeres latinas jóvenes en las “cadenas globales de cuidado”. Estas últimas, mujeres bilingües y solteras sin hijos, se ubican en trabajos oficialmente revestidos como un “intercambio cultural”, por ejemplo, las au pair mexicanas, que a cambio de una retribución económica mal pagada se desempeñan como niñeras entre familias 18 estadounidenses, donde aparte se les discrimina. De acuerdo con Aguilar, las actividades son reguladas y seleccionadas por las agencias de colocación, por la aplicación de políticas migratorias , así como por las decisiones de las familias “anfitrionas”, antes que por arreglos meramente privados. Las relaciones de servidumbre, de género y etnicidad presentes en este nicho laboral abren una veta para discutir sobre mercados de trabajo en los que, por ser precarios y con altas tasas de rotación, predominan una serie de prácticas serviles y paternalistas. La investigación sobre el servicio doméstico es relevante porque destaca el gran trecho que hace falta recorrer para llegar a su formalización. En esta tarea el libro resulta valioso al poner de manifiesto las contradicciones entre la reproducción de un trabajo servil, por un lado, y el reconocimiento a la diversidad cultural. Así, pese a los avances legislativos en esta materia, las desigualdades estructurales permanecen entre los grupos indígenas y entre las jóvenes estudiantes que no encuentran otras opciones más allá del disfrazado intercambio cultural. 19 DIARIO DE CAMPO La privatización de la propiedad social en México: inicio de una investigación colectiva y de carácter comparativo a nivel nacional Gabriela Torres-Mazuera ciesas-Peninsular [email protected] El cambio más radical en la forma de tenencia ejidal, promovido en 1992, está dispuesto en el artículo 80 de la Ley Agraria y permite la enajenación de derechos parcelarios a otros ejidatarios o avecindados del mismo núcleo de población. Esta modificación no generó las transformaciones esperadas desde la lógica de los diseñadores de políticas. El mercado formal de tierras ejidales es pequeño en comparación con el amplio mercado irregular, puesto en marcha décadas antes de la reforma. Sin embargo, el conjunto de enmiendas al artículo 27, en particular aquellas dirigidas a legalizar un mercado de tierras ejidales, activó múltiples desfases entre lo que establece la Ley: marca la costumbre, se inscribe en la práctica social y se decide de forma individual. ¿Cómo explicar la persistencia y multiplicación de situaciones de ilegalidad o irregularidad en el sector ejidal a 20 años de la reforma, en particular aquellas asociadas a la enajenación de las tierras ejidales? Para dar respuesta a esa pregunta, propuse en 2013 una investigación comparativa a nivel nacional, apoyada 20 x .m m s.c o bu zo w. ww ía: Fo to gr af La privatización de la propiedad social en México: inicio de una investigación colectiva y de carácter comparativo a nivel nacional desarrollo de un nuevo latifundismo. A esta situación se añade el debilitamiento del llamado “interés público” frente a los propietarios privados, que se manifiesta en la cada vez más difícil y menos recurrida acción expropiatoria por parte del Estado. En la actualidad, gobierno federal, gobiernos estatales y municipales optan por adquirir por la vía de la enajenación aquellos terrenos destinados a algún tipo de utilidad pública, en lugar de expropiarlos a fin de evitar conflictos. Algunos ejemplos son la enajenación por parte del gobierno de Yucatán de los terrenos donde se ubica Chichen Itzá, la compra de un terreno para la construcción de una refinería por el Gobierno de Hidalgo durante el periodo de gobierno de Felipe Calderón o de los terrenos para la construcción actual del aeropuerto de la ciudad de México. Esta situación conllevó a un aumento del valor de la propiedad que tiene graves consecuencias desde la perspectiva de la hacienda pública. Existe una percepción generalizada de descrédito hacía la noción de interés público invocada por el gobierno para justificar alguna reforma, expropiación o intervención. La crisis de la propiedad social tiene por origen un conjunto de cambios profundos en el perfil socio-demográfico y económico de la población rural nacional, entre los que destacan la urbanización de la sociedad mexicana, el giro hacia una ideología de corte neo-liberal que ha subvertido muchos de los principios ideológicos del régimen posrevolucionario y, finalmente, la apertura del sector ejidal a la economía de mercado. En esta dirección sobresalen las reformas al artículo 27 de 1992, núcleo duro del pacto social de la era postrevolucionaria que debilitaron el principio rector de la propiedad en México. Desde entonces, existe una tendencia ideológica que abre la posibilidad para que los intereses de lucro de propietarios privados prevalezcan sobre la función social que los artífices del artículo 27 alguna vez le atribuyeron a la propiedad en México. en información etnográfica reciente, recabada en regiones que experimentan transformaciones sustanciales en cuanto al valor de la tierra ejidal o bienes comunales asociadas al abandono de la agricultura, el incremento de la agroindustria, la urbanización y el desarrollo del turismo. El proyecto fue aprobado en el marco de la convocatoria 2013 de Investigación Científica Básica, de la Secretaría de Educación Pública (sep) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (conacyt). En febrero del 2015, inició la primera serie de seminarios sobre la privatización de la propiedad social en México. Este evento se llevó a cabo en la sede de ciesas-Peninsular, los días 25, 26 y 27 de febrero, y tuvo dos objetivos: por un lado, reunir a los catorce integrantes del proyecto de Investigación Científica Básica, para iniciar la discusión sobre el fenómeno descrito y, por otro lado, abrir un espacio para dialogar con antropólogos, abogados, y público en general sobre la situación de la propiedad social en México. Uno de los temas que se discutió recurrentemente durante los seminarios fue la crisis en la que está el régimen de propiedad posrevolucionario fundado en el Artículo 27 constitucional. Entre los aspectos que la ilustran está el acaparamiento de tierras ejidales por parte de sociedades mercantiles controladas por empresarios privados no ejidatarios y el desinterés por pate de los funcionaros agrarios para regular el 21 Fotografía: www.filmaffinity.com CINEMANTROPOS Otros mundos (D’autres mondes, 2004) Karla Paniagua Ramírez Coordinadora de investigación Centro de Diseño, Cine y Televisión www.centro.edu.mx [email protected] Pueden ver ambas películas en línea: https://www.youtube.com/watch?v=lu6GGJz5cEA En este documental, el realizador francés Jan Kounen narra su vivencia con la ayahuasca, bebida resultante de la decocción de ciertas plantas que los chamanes de la amazonia recolectan para uso ritual y medicinal. Durante el trance, el paciente ve ampliada su consciencia, es capaz de comprender su enfermedad en un sentido profundo y progresivamente va depurándose hasta alcanzar la sanación. La obra tiene las características de un documento antropológico, ya que incluye entrevistas con expertos, escenas filmadas durante los rituales y una serie de animaciones que ilustran la experiencia de quienes consumen la ayahuasca bajo la tutela de los guías (cantores) o iniciados. Las conclusiones de Kounen corroboran lo aseverado por Mircea Eliade en El chamanismo y las técnicas arcaicas del éxtasis [Fondo de Cultura Económica (fce), 1960], destacando la importancia de utilizar la ayahuasca con la guía espiritual correcta a fin de que el viaje genere información útil para mejorar la vida del paciente, sin efectos nocivos. La comunión que el realizador logró con los informantes me recuerda a Les maîtres fous de Jean Rouch (Francia, 1955). Sin embargo hay diferencias que conviene señalar: en este segundo caso, se describe un ritual de “posesión” hauka, cuyos alcances, desarrollo y contexto cultural son distintos. Además, Rouch se mantiene como observador, no participa de la “posesión”. Ambas obras coinciden en su acercamiento sin juicios de valor (desde una perspectiva empática, comprensiva), concluyendo que estas son soluciones que diversas culturas desarrollan para dotar de sentido su vida cotidiana y de alguna forma alcanzar la trascendencia. Agradezco a Alexia de la Seiglière por su magnífica recomendación. 22 El acceso a la lectura en lenguas indígenas Óscar Espinoza García Coordinación de Difusión [email protected] Ilustración: Marcelo Jiménez Santos 23 E n México existe una disparidad entre la producción editorial y el hábito de la lectura. En 2013, las editoriales privadas tuvieron una facturación neta de 10 mil millones de pesos en publicaciones impresas. Por otra parte, cada año, en todo el país, vemos ferias del libro (nacionales, internaciones y especializadas) cuyos pasillos están repletos de personas que invierten su dinero en la compra de libros. Esto nos hace pensar que la producción editorial, venta y promoción de la lectura son tangibles, pero ello no se refleja en los hábitos de lectura de los mexicanos quienes, en promedio, sólo leemos 2.4 libros al año, y apenas el 2 por ciento son lectores constantes. Esta situación se agrava si la contextualizamos en las comunidades indígenas donde predomina la tradición oral para reproducir la cultura. Entonces, ¿qué hacer para que este sector de la población tenga acceso a la lectura?, ¿debemos mantener su tradición oral y preservarla de manera escrita al mismo tiempo? Ilustración superior y viñeta: Marcelo Jiménez Santos 24 La travesía de los mayas (2012) Ñuma´na ñíví ñuu. Sueños Ñuu Savi (2012) Adivinanzas mayas yucatecas (2013) La travesía de los José Antonio Flores Farfán Ilustraciones: Marcelo Jiménez Santos Versión maya: Bella Flor Canché Teh El Laboratorio de Lengua y Cultura Víctor Franco y José Flores Farfán, investigador del CIESAS, coordinan una serie publicaciones que abordan la riqueza cultural maya a través de la tradición oral. La travesía de los mayas (2012), Ñuma´na ñíví ñuu. Sueños Ñuu Savi (2012) y Adivinanzas mayas yucatecas (2013) son obras literarias sugeridas por la Guía de libros recomendados para niños y jóvenes 2015 realizada por ibby México / A leer, una organización que busca arraigar el hábito de la lectura en la sociedad. Entre las razones que llevaron a Flores Farfán a coordinar esas publicaciones está la necesidad de hacer libros para niños porque la lectura “los hace seres humanos pensantes y críticos”. Por otra parte, “publicarlos en lenguas que no tienen una tradición escrita es fundamental por dos distintas razones: una, porque es necesario celebrar la riqueza cultural, lingüística e histórica; la otra es porque permite terminar con el racismo y discriminación a ciertas comunidades indígenas y a sus lenguas: el hecho de no escribirlas no significan que no existan”. La publicación de estos libros fue un reto para sus creadores porque recurrieron a la narrativa de las adivinanzas y sueños que “no son un género menor en la cultura escrita, sino la oportunidad reproducir la cultura maya a través de los juegos verbales y la riqueza sonora presentes en esta lengua y cultura milenarias. Las adivinanzas y acertijos eran formas de iniciar a los nobles mayas, de poner a prueba su inteligencia. Por ello, la tradición oral en los niños tiene una función social: no sólo es un juego, es parte de lo ritual”. Flores Farfán considera que, si bien es un logro que ibby México reconozca este trabajo, lo importantes es hacer “que estos materiales no se conciban exclusivamente para la población indígena, como se ha hecho en la historia de la educación: se publican libros para niños indígenas por una parte y, por la otra, libros para niños hispanohablantes. Hay que establecer un diálogo entre las dos lenguas y generar un producto útil para ambas. Afortunadamente, en la actualidad, hay una mayor sensibilidad hacia la diversidad lingüística. Establecer el valor de la diferencia es un trabajo que hacemos en el ciesas”. La siguiente etapa para esta serie de libros es consolidarlas, mostrar este proyecto a la mayor cantidad de personas posible para generar un impacto positivo en la educación y con ello lograr el total respeto a la diversidad cultural. 25 MAYO AGENDA Premio Jan de Vos a la Mejor Tesis de Doctorado, 2015 ciesas-ecosur Consulta las bases en: http://www.ecosur.mx/portal/recepcion-de-propuestas-de-la-catedra/ 26
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