Abril 2015 IMPORTANTE: En esta semana tenemos la celebración de la Muerte y Resurrección del Señor: jueves en la noche se realiza la adoración nocturna dentro de las posibilidades de cada Fazenda. Es importante que el Viernes Santo sea un día penitencial. El mundo muchas veces realiza fiestas en este día. Nuestra fiesta es el sábado en la noche y el domingo. Es fiesta de resurrección. Es importante, además de la participación de los jóvenes en la liturgia de estos días, la cena pascual festiva el sábado por la noche. 01 Miércoles Mateo 26,1425 02 Jueves Juan 13, 1-15 03 Viernes Ayuno 04 Sáb Noche de Fiesta 05 06 07 Domingo Lunes Martes Juan 20,11-18 08 Miércoles Lucas 24, 1335 09 Jueves Lucas 24, 3548 10 Viernes Hechos 4, 112 11 Sábado Marcos 16, 915 12 Domingo 13 14 Lunes Martes Hechos 4, 3237 Preparar la Pascua. Los Apóstoles prepararon la Pascua en todos los sentidos. Podemos hacer la misma cosa. Nuestra pascua puede ser preparada con experiencias, confesión, lavado de pies, vía crucis, vigilia del sábado, misa de domingo, y con las comidas festivas de la noche del sábado y domingo... Preparemos bien cada cosa para celebrar la victoria de la resurrección que levantó nuestra vida. Cena del Señor y Lavado de Pies... Ustedes también deben lavarse los pies unos a otros… En esta noche, comenzamos la celebración de la Cena y del Lavado de los pies, el Triduo Pascual. Organicemos la noche de adoración. Comienza en esta noche el silencio y la espera. Deberían silenciarse en nuestras casas nuestros aparatos de música, en la medida de lo posible. Mañana es día de ayuno y abstinencia. La comida que debemos preparar es sin usar carne. Es el momento para dedicarnos a la oración y a la práctica del amor. Pasión de Nuestro Señor Jesucristo – “Por sus heridas fuimos curados”. ( Isaías 52,13-53,12) Hoy acompañaremos a Jesús hasta la cruz. En la tarde contemplaremos su muerte. Hoy es día de penitencia, no de fiesta. Es día de ayuno y no de comer bien. Día de oración y recogimiento. Él dio su vida por nosotros. Preparación para la fiesta de Resurrección. El día es de meditación. Preparemos todo para la fiesta que comienza después del anochecer con la Vigilia de Pascua. Cada Fazenda debe preocuparse de que haya una buena Celebración Litúrgica y una Cena Pascual digna. La resurrección comienza en el alma y en los actos de amor. Para preparar una fiesta necesitamos de muchos. Para echar a perder la fiesta basta uno. Comience ahora con las actitudes y con el corazón. Pascua del Señor – “¡Jesús Resucitó! ¡Verdaderamente Resucitó!” Palabra del mes - “Me hice todo para todos” (1Corintios 9,22) “He visto al Señor”. Quien vive la Palabra se encuentra con el Resucitado. Sólo podemos dar testimonio de Jesús cuando hacemos la experiencia de amarlo. Jesús está en el hermano, en la Eucaristía, en ese acto de amor realizado por causa de su Palabra, en la oración y también en los dolores que llegan. Si estamos atentos a amar, tendremos la posibilidad de encontrarlo muchas veces. ¡Quédate con nosotros! Debemos hacer de todo para mantener la presencia de Jesús entre nosotros. Es Él quien hace arder el corazón de alegría. Es Él la respuesta para nuestras dudas y compañía en nuestras “noches” de la vida. Es Él quien enseña a compartir el pan y la vida, finalmente, es quien da sentido a todo. Sólo tenemos Jesús en medio si amamos. Amar significa perdonar, recomenzar, hacer el bien al otro, comunicar las experiencias de la Palabra, etc... Hoy podemos huir de todo aquello que causa división y pedir:” ¡Jesús! ¡Quédate con nosotros!” La Paz esté con ustedes. Jesús calma nuestros miedos y tranquiliza el corazón. Más importante que hablar de paz es trasmitir esa paz a los otros con nuestra presencia y actos. Jesús es nuestra Paz. De lo que estaba dividido él hace la unidad. Él está presente en cada dificultad, dolor y desafío que abrazamos. Cuando lo reconocemos recibimos de parte suya el coraje y la fuerza para ir adelante. En ningún otro hay salvación. En los momentos difíciles, hagamos como los apóstoles: Renovemos nuestra confianza en Él. Padre, madre, esposa, esposo, hijos, nunca son capaces de salvar nuestra vida. Nuestra confianza necesita estar en Dios y no en las personas o en las cosas. Él es Amor. Solamente el amor tiene la fuerza para curar nuestras heridas y redimirnos. Anunciar la resurrección. La Palabra es nuestra esperanza y nuestro regreso a la vida. Hoy podríamos anunciar la resurrección con gestos concretos. Tal vez anotar los actos de amor que logramos hacer. Podríamos hacer algo más que ayudar a los otros. Y si tienes coraje ¿por qué no ir más lejos? Existen muchos lugares en el mundo que necesitan de este anuncio. ¿Por qué no hacer una misión? Domingo de la Misericordia – “A quienes les perdonen los pecados les serán perdonados”. (Juan 20, 19-31) Palabra del mes - “Me hice todo para todos” (1Corintios 9,22) Todo era común entre ellos. El “común” no es un invento de la Fazenda. Está en la Biblia. Cada una de nuestras casas tiene el “común” como propuesta para la recuperación. Negarse al “común” en nuestra comunidad es robar. Nunca debería quedarse con nosotros alguien que en su egoísmo no quiere compartir. El egoísta no se recupera. Muchas de nuestras casas, cuando no están bien, tienen por detrás problemas con el “común”. No busque disculpas. Tú sabes lo que tienes que hacer. Las cosas que tú escondes harán un mal enorme a tu alma. En cada casa buscamos vivir en un ambiente de familia y de compartir. ¿Quieres vivir en familia? ¡Vive el “común”! 15 Miércoles Juan 3, 16-21 16 Jueves Hechos 5, 2733 17 Viernes Hechos 5, 3442 18 Sábado Juan 6, 16-21 19 20 21 Domingo Lunes Martes Juan 6 ,30-35 22 Miércoles Juan 6, 35-40 23 Jueves Juan 6, 44-51 24 Viernes Juan 6, 52-59 25 Sábado 1 Pedro 5,5b14 S. Marcos Domingo Lunes Martes Juan 10, 2230 26 27 28 29 30 Miércoles Juan 12, 4450 Sta. Catalina de Siena Jueves Juan 13, 1620 El que obra conforme a la verdad se acerca a la luz. Hoy, estamos delante de la Palabra porque queremos tener una vida feliz e iluminada, ¿no es así? Sin embargo, no existen alegría y luz en una vida de omisión y negación al Amor. Estamos llamados a decirle sí a Él. Negar el perdón y la práctica del bien es vivir en el mal. Cuando perdonamos lo que nos hace sufrir, somos capaces de vivir como verdaderos hijos de Dios. En los actos de amor se revela la luz que vive en nuestra alma. Hoy, nada de oscuridad, seamos luz. Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Antes que alguien quiera manipular esta palabra para justificar actitudes individualistas, entendamos bien una cosa: Quien quiere obedecer a Dios ama a cada hermano, busca vivir la obediencia, sirve a los demás, es humilde... Quien quiere amar no puede quedar preocupado con lo que los otros van a decir. Ama y listo. Dios nos pide el perdón, el amor, el servicio, etc. ¿Vamos a dejar de hablar de los otros y criticar o vamos a amar a los demás? Es una elección. Cuidado para no embarcarse en una lucha contra Dios. Quien lucha contra Dios corre el riesgo de vivir una vida sin sentido. Venimos de Dios y a Dios volvemos, lo queramos o no. Quien se encierra al amor vive el infierno. ¿Qué tal si invitamos a Dios con su amor a que nos acompañe durante el día? Incluso sin creer la persona es capaz de amar. ¿Qué tal si hacemos la experiencia para ver? “Soy yo, no tengan miedo”. En medio de la confusión y alteraciones de la vida, en medio de las grandes olas que a veces nos rodean, siempre podemos ver a Jesús. Él está siempre allí y viene a nuestro encuentro. Más pronto de lo que pensamos nuestra barca estará a salvo. Mantengamos la firmeza y confianza en Él. En cada dificultad podemos decir a Jesús: “Eres tú Jesús. Yo te quiero”. III Domingo de Pascua – “La paz esté con ustedes”. ( Lucas 24, 35-48) Palabra del mes - “Me hice todo para todos” (1Cor. 9,22) “El que cree en mí jamás tendrá sed”. Tenemos sed no sólo de agua. Tenemos sed de amor, de alegría, de paciencia, de relaciones verdaderas, de familia. Tenemos sed de Dios. ¿Por qué morir de sed si Él nos quiere saciar con su amor? Quien no es capaz de perdonar o se cierra a los otros se vuelve sediento de amor. Él murió para darnos el perdón. Quien es capaz de perdonar genera su presencia. Yo no lo rechazaré. En otra traducción encontramos: “... no lo echaré fuera”. Dios no rechaza a nadie. Quien es de Dios considera que todos son candidatos a la unidad. Ancianos, jóvenes, católicos, ateos, evangélicos, budistas, atletas, enfermos, quien vive con nosotros, todos son candidatos a la unidad. Perdonar, dar, ser familia, escuchar y amar, será nuestro testimonio de amor. Aceptar a todos. Nunca rechazar a alguien. El que coma de este pan vivirá eternamente. Alimentarse de Jesús es permitir que nuestra presencia se vuelva una presencia suya. Él es nuestro alimento, sobre todo en la Palabra y en la Eucaristía. En nuestras acciones estamos llamados a hacer visible a Jesús para los otros. Jesús, viviendo en nosotros, nos empuja a hacer el bien y construir la vida en la eternidad. Permanecer en Jesús. Permanecer en Jesús es permitir que la voluntad de Dios se realice en nuestra vida. Y su voluntad es solamente amor. Cuando no es amor, no es voluntad de Dios. Hoy podemos hacer crecer nuestra relación con Él. En cada acción, actividad, conversación, dificultad, invitemos a Jesús a estar con nosotros. Jesús-Pan-de-Vida se entrega totalmente a nosotros. Entreguémosle cada acción del día repitiendo siempre: “Por ti Jesús”, “por ti Jesús”, “por ti Jesús”. Humíllense bajo la mano poderosa de Dios, para que él los eleve. No siempre entendemos porque nos llegan humillaciones, dolores y sufrimientos. Pero algo es cierto: El dolor abrazado en el momento presente dará frutos en el tiempo oportuno. A menudo no entendemos lo que Dios hace. Es hora de continuar viviendo la Palabra. Podemos decir en cada dolor: “¡Padre! Yo no te entiendo. ¡Sin embargo, confío en Ti!” IV Domingo de Pascua – “Habrá un solo Rebaño y un solo Pastor” (Juan 10, 11-18) Palabra del mes - “Me hice todo para todos” (1Cor. 9,22) Mis ovejas escuchan mi voz. Quien es fiel a una persona es capaz de reconocer su voz en medio de una multitud, porque esta voz se hizo familiar. Quien ama a Dios, “escucha” la Palabra resonar en las diversas situaciones del día. Es una voz sutil, pero clara... “ame, perdone, recomience, ayude, comparta”... Es una voz que trae exigencias fantásticas y atrayentes, y nos conduce a ser familia en Jesús. La Palabra lo juzgará en el último día. La voluntad de Dios sobre la humanidad es sólo amor. Jesús es el anuncio encarnado de este amor infinito. Cerrarse al amor es lanzarse a la desesperación. El primer paso siempre es el perdón que debemos dar. Después tenemos muchas posibilidades para hacer el bien durante el día para crear un ambiente de familia con el otro: Dar ropa o calzado, cuidar de alguien enfermo, o servir en la mesa, limpiar el piso, compartir la propia historia... ¿Y si hoy fuese el último día de nuestra vida? Poner en práctica la Palabra. Jesús dice que el servidor no es más grande que su Señor. Jesús amó. Algunos quieren encontrar la felicidad sin amar. Él abrazó el dolor. Muchos se quieren realizar sin abrazar las dificultades. El Evangelio dice que es necesario practicar para ser feliz. ¿Practicar cómo? Basta mirar a Él en la cruz y escuchar lo que Él dice. Las Palabras de la cruz son las palabras del maestro. Vamos a ponerlas en práctica. Estos comentarios son preparados, normalmente, para las meditaciones diarias de los jóvenes de la Fazenda de la Esperanza. Algún comentario u observación enviar a P. Marcio a: [email protected] *La Palabra de vida del Mes (meditada por Fabio Ciardi ) se encuentra en el site www.focolare.org (español)
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