DE CÓMO SE GESTÓ ESTE SISTEMA DE ANÁLISIS - Página

ANÁLISIS GRAMATICAL
Por Manuel Juan Bosco Rodríguez Huertas
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ÍNDICE
1.- DE CÓMO SE GESTÓ ESTE SISTEMA DE ANÁLISIS
2.- GRAMÁTICA ESTRUCTURAL / GRAMÁTICA TRADICIONAL
3.- PRIMERA VISIÓN DE LA LENGUA
4.- LOS LÍMITES DE LA REALIDAD LINGÜÍSTICA
5.- EL SINTAGMA
6.- EL SINTAGMA ORACIONAL
7.- ELEMENTOS DE LA LENGUA
8.- LA FORMA DE LOS ELEMENTOS
9.- LA LENGUA COMO ESTRUCTURA
10.- RELACIONES PARADIGMÁTICAS FUNDAMENTALES
11.- REVISIÓN DE LA DEFINICIÓN DE SINTAGMA
12.- FUNCIONES DE LOS ELEMENTOS: CATEGORÍAS
13.- EL SIGNIFICADO
14.- UN ANÁLISIS SISTEMÁTICO
15.- EL VERBO
16.- SUJETO Y PREDICADO
17.- IDENTIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS
18.- UN ANÁLISIS COMPLETO A MODO DE EJEMPLO
19.- DEFINICIÓN DE LOS ELEMENTOS
20.- ORACIONES COMPUESTAS
21.- ALGUNAS CUESTIONES PUNTUALES
21.1
21.2
21.3
21.4
21.5
21.6
DISTINCIÓN DEL SIGNIFICADO
LA POSICIÓN Y LOS APÓCOPES
VARIABLE O INVARIABLE
GRAMÁTICA O FILOSOFÍA
REDUCCIÓN DE LA TERMINOLOGÍA
PALABRAS O ELEMENTOS
22.- CÍRCULO DE EPA “MIGUEL HERNÁNDEZ”. ÁREA DE LENGUAJE.
23.- ANÁLISIS DE DOS ORACIONES COMPUESTAS
24.- DE COMO LOS HOMBRES INVENTARON LA LENGUA
1.- DE COMO SE GESTÓ ESTE SISTEMA DE ANÁLISIS
Cuando hice las oposiciones a magisterio, fui destinado a la entonces existente Campaña de
Alfabetización de Adultos. Más tarde, una vez que este servicio fue suprimido, ejercí mi profesión en la
entonces naciente Educación Permanente de Adultos (EPA). Las áreas que me asignaron fueron Lengua
y Literatura Españolas e inglés. Debía impartir clases de estas materias a nivel de Graduado Escolar. De
aquellos años tengo un recuerdo, apoyado en unas notas que entonces fui recopilando, de las
dificultades y limitaciones que acompañaban a mis buenas intenciones de intentar comunicar a los
alumnos mis conocimientos y visiones de estas asignaturas. De todas ellas sólo me referiré aquí a la
Gramática Española y más concretamente al análisis gramatical.
Desde el principio no me fue difícil comprender que esta labor sería por lo menos ingrata. Dentro de
intereses que movían el espíritu de mis alumnos, no estaba en manera alguna, la curiosidad de saber si
las palabras que utilizaban eran artículos o pronombres. No había que hacerse ilusiones, iba a darles el
latazo y lo primero que me proponía aceptar era esta cruel realidad.
Los conocimientos de mis alumnos con respecto a esta disciplina eran de lo más variopintos: ligeras
nociones remotamente alojadas en algún rincón del cerebro donde, la verdad sea dicha, para el gusto de
ellos, allí deberían haberse quedado. A algunos les sonaba eso de singular y plural y sabían gramática
estructural. Estos últimos eran los peores. Conocían una serie de palabras raras y les interesaba
sobremanera que yo les explicara lo que querían decir. Si les sigo el rollo, a partir del mes de octubre, me
quedo en la clase solo, con tres o cuatro estructuralistas. Había que hacerse el loco o estaba
pedagógicamente perdido. Pero una cosa es cierta: rara vez un adulto renuncia a algo que le haya
costado el más mínimo esfuerzo aprender. Este es uno, entre otros, de los inconvenientes de ser adulto.
En una palabra, había que contar con ese bagaje de nociones remotas si no quería convertir la clase en
una constante pelea de gallos enfrascados en dilucidar si había que decir artículo o determinante,
complemento directo u objeto directo.
Por otra parte para completar el cuadro, las desgracias nunca vienen solas, mis conocimientos de
análisis gramatical eran, digámoslo suavemente, absolutamente nulos. Sí, es verdad, había pasado los
cursos, pero gracias a que mi primer apellido es Rodríguez y me sentaba al lado de otro Rodríguez que,
no cabe duda, estará cómodamente sentado en algún sillón de la Real Academia Española.
En fin, el panorama no distaba mucho de ser desolador. Tendría que ponerme a estudiar y rápido; no era
cosa de hacer el ridículo por un morfema más o menos. El hecho de ser uno de los más jóvenes de mi
clase no me daba precisamente el estatus de científico. Mis veinte años recien cumplidos colaboraban a
hacer el problema más peliagudo. Por aquella época por cualquier cosa me ponía colorado. De no
enfrentar pronto el problema, el rojo se iba a convertir en mi color natural.
Cuento esta historia porque el sistema de análisis que a lo largo de unos años fue tomando cuerpo, se
basa principalmente en enfrentarse a la lengua sin ningún conocimiento previo. Consiste en observar su
estructura, comprobar su funcionamiento y cuando se pueda y sea oportuno, deducir algunas
conclusiones teóricas. Era el camino contrario al que yo había tomado en mis incipientes estudios. Aquel
sistema consistía en aprenderse una teoría y encajarla como se pudiera en la realidad lingüística. Ahora
se trataba de acceder a la lengua sin ningún presupuesto. No forzar a que se cumplan las reglas
aprendidas; era recrear de nuevo el proceso por el cual se camina de lo desconocido a lo conocido. No,
no era cuestión de aprenderse un libro de memoria y soltárselo a mis alumnos, era mejor ponerse a su
altura; lo cual dadas las circunstancias, no me iba a costar ningún esfuerzo, y empezar a descubrir en la
lengua fenómenos y a veces reglas que se repetían con más o menos asiduidad. Nos introduciríamos en
la lengua española como lo hace un niño que entra por primera vez en un circo. Nos limitaríamos a contar
el espectáculo y si era posible sacaríamos algunas conclusiones.
Otra cuestión era si eso iba a interesar a mis alumnos, pero al menos para mí la cosa se ponía
interesante.
2.- GRAMÁTICA ESTRUCTURAL/GRAMÁTICA TRADICIONAL
Siempre he tenido la sospecha de que algo está fallando en los estudios de gramática que proponemos a
los niños. Y esta sensación viene avalada por el diario transcurrir de los años que llevo enseñando esta
asignatura tanto a niños como a adultos. ¿Por qué motivo los niños por lo general odian esta disciplina?
Y además en muchos casos los maestros estamos convencidos de que si bien estos conocimientos
deben ser impartidos, realmente de poco van a servir al futuro adulto descomponer una oración en sujeto
y predicado y distinguir entre un adjetivo y un adverbio. El estudio de la gramática representa tanto para
el alumno como para el profesor una especie de conocimientos más o menos tan superfluos como podría
ser saberse de memoria los afluentes de la margen derecha del río Bramaputra. O puede ser que sea
más importante esto último porque es más alto el número de alumnos que hipotéticamente pueden ir a la
India que los que van a sacar algún provecho de conocer verbos, sujetos y sintagmas.
Me adelanto a decir que tal y como se imparte hoy en los colegios este área no cabe la menor duda que
esto es así.
Habrá que tomar una decisión con dos posibles opciones: o bien seguir martirizando a nuestros alumnos
o buscar un método distinto de enseñanza. Esto último es lo que realmente nos proponemos, cambiar el
sistema. O crearlo, porque no existe ninguno; que es lo que realmente pensamos.
La situación actual es esta:
a.- No se establecen conexiones entre la lengua hablada y la escrita.
b.- Los estudios gramaticales carecen de sentido práctico.
c.- El conocimiento de la gramática no mejora la expresión escrita y la oral.
d.- Los conocimientos que se imparte son casi siempre abstractos.
e.- No se tiene en cuenta el desarrollo psicológico del niño.
f.- La terminología no ayuda al conocimiento de la realidad de la lengua sino que la complica y la
disfraza.
g.- Los niños odian especialmente los análisis gramaticales.
h.- No sabemos muy bien para qué sirve aprender gramática.
i.- Se definen las realidades lingüísticas a priori y después se procura que se adapten a la realidad
Nosotros pensamos por el contrario que el estudio de la gramática es imprescindible para cualquier
persona. Pero claro está, hay que cambiar los presupuestos.
3.- PRIMERA VISION DE LA LENGUA
Cuando nos acercamos a la lengua y la vemos desde fuera, lo primero que observamos es que aquello
funciona. Pasa lo mismo que cuando encendemos un televisor, funciona pero no sabemos porqué.
Mis alumnos, incluso los más torpes, hablan español. Algunos con cierta gracia, otros hacen sus pinitos en
poesía amorosa o social, y uno, recuerdo, escribe letras para una chirigota: es poeta. He visto deficientes
mentales que encuentran dificultades para ordenar objetos por su tamaño o color y sin embargo pueden
contar chistes largos y a veces complicados. La lengua debe poseer una rara cualidad que la convierte en
un conocimiento accesible para prácticamente cualquier nivel de inteligencia. Esto es una realidad. Es fácil
deducir que debe estar regida por un mecanismo sencillo. A este mecanismo sencillo es preciso llegar
sencillamente. Me atrevería a decir que si el sistema de análisis que escogemos es complicado,
posiblemente es porque nos hemos equivocado de herramienta. Es como cortar el pan con un hacha. Por lo
tanto, también me atrevo, la terminología de este sistema debe ser bastante reducida y, en todo caso, será
siempre necesario emplear la estrictamente imprescindible. No vaya a ser que sea más difícil aprenderse
las palabras que la realidad lingüística que encierran.
4.- LOS LÍMITES DE LA REALIDAD LINGÜÍSTICA
Una persona puede hablar bien o mal. No me refiero a la pronunciación, me refiero a que una persona
habla bien cuando comunica lo que quiere comunicar con el menor número de signos posibles. Pero hay
una barrera que separa el hablar mal español de no hablarlo. Será cosa de aclarar esto con un ejemplo.
Mis alumnos y yo distinguimos perfectamente cuando una frase suena bien y cuando no. Si nos dicen:
Dame un poco de tiza
Reconocemos esa frase como español.
Pero si nos dicen:
Me da de tiza un poco
O bien es un extranjero quien ha pronunciado la frase o se trata de algún escritor de vanguardia.
Ahora si nos dicen:
De una tiza de poco me
Ya no lo dudamos, es definitivo: eso no es español.
No cabe duda, la lengua esta formada por un conjunto de piezas que admiten cambios, sustituciones y
juegos, pero dentro de un límite, hasta un cierto punto, El hablante de una lengua sabe perfectamente sin
necesidad de saber gramática, donde está ese cierto punto.
5.- EL SINTAGMA
Cuando escuchamos un conjunto de palabras que suenan bien, decimos que eso es un sintagma.
Intuitivamente nuestro cerebro acepta la frase como española. Si las palabras ordenadas de una manera
suenan bien, quiere decir que estarán colocadas y relacionadas unas con otras por un sistema que
reconocemos como correcto. Es así que llegamos en nuestra clase a la primera conclusión teórica, que
tendrá la provisionalidad que tiene en cualquier ciencia el primer hallazgo casual, pero de momento nos
puede servir:
Sintagma es un conjunto de palabras relacionadas de alguna manera.
Descubrir en este momento cual es “esa manera “, sería empezar a teorizar y luego forzar a la lengua a
que cumpla esas teorías. Hemos rechazado ese sistema. Por ahora es suficiente con esa definición de la
que van a surgir otras nuevas.
6.- EL SINTAGMA ORACIONAL
Todos la sintagmas son la expresión de un pensamiento. Si entramos en clase y decimos: “Ayer por la
mañana”, Todos los que nos están escuchando esperarán a que ese pensamiento se complete.
Continuamos hablando y agregamos: “Ayer por la mañana estuve pensando en vuestros ejercicios”. Si
nos callamos y pasamos a otro tema, es posible que un alumno nos pregunte que qué estuvimos
pensando o cómo estaba su ejercicio. Pero no porque nuestro mensaje no fuera completo, sino porque él
desea más información. No ocurriría lo mismo si dejamos la frase en: “Ayer por la mañana…”. Si
pasamos a otro asunto después de decir esa frase, lo que probablemente deducirán los oyentes es que
hemos tenido un olvido momentáneo o algo por el estilo.
Cuando un sintagma es la expresión de un pensamiento completo, le llamamos Sintagma Oracional o
simplemente oración.
.
7.- ELEMENTOS DE LA LENGUA
Lo primero que descubrimos cuando observamos el discurso en general o los sintagmas en particular, es
una estructura. Esta estructura está formada por piezas que cuando se escriben se las separa por unos
espacios. En la lengua se distinguen fácilmente las partes. A estas partes las llamamos por ahora
palabras.
En los sintagmas, estos elementos admiten ser sustituidos unos por los otros:
El
Este
Mi
niño
gato
come
juega
mal
mucho
estupendamente
Las posibilidades son desde luego muy variadas, pero no ilimitadas:
El niño come mal
Este niño come mucho
Mi gato juega estupendamente
El gato come mal
Desde luego no todas las sustituciones son posibles. Si decimos: “Mi niño juega bueno” habremos
destruido el sintagma.
Si hacemos en clase muchos ejercicios de sustituciones verticales (paradigmáticas) y vamos agrupando
los elementos, los alumnos deducirán que los elementos que son fácilmente intercambiables tienen una
naturaleza semejante. Al principio los errores serán frecuentes, pero corregiremos lo imprescindible. No
empecemos a sacar reglas del baúl de los recuerdos porque nos cargamos el sistema. Si algún alumno
presenta alguna duda, se la aclararemos siempre que no signifique adelantar el proceso que nos hemos
trazado, que no es otro que tener el sentido común como principal auxiliar.
8.- LA FORMA DE LOS ELEMENTOS
Una vez definido el sintagma como unidad mínima de relación donde los elementos toman más o menos
concretamente su función significativa, ya podemos empezar a definir los elementos que intervienen en la
frase española.
Hay palabras que cambian de forma y otras que no lo hacen. Basta con pedir a los alumnos que hagan
familias de palabras ofreciéndoles algunos ejemplos, para que pronto lleguen a la conclusión que si bien
hay palabras que presentan una gran variación, poseen familias léxicas muy extensas, otras se resisten a
ser cambiadas. Estas últimas se presentan siempre inalterables. Vemos entonces que en la lengua
española existen palabras variables e invariables. Los cambios que observamos experimentando con
gran número de ejemplos son de distinto tipo:
De número ------------- singular y plural
De género -------------- femenino, masculino
De persona ------------ 1ª, 2ª y 3ª
De tiempo -------------- presente, pasado, futuro
De grado --------------- aumentativo, diminutivo, peyorativo
Por medio de ejercicios de distinto tipo hay que conseguir que el alumno distinga los elementos variables
de los invariables. Y más tarde distinguir en un primer paso qué elementos sufren variaciones en número,
género y persona. Para más adelante, cuando las circunstancias lo aconsejen, descubrir el tiempo y el
grado.
Una conclusión a la que vamos a llegar muy pronto es que no todos los elementos admiten los mismos
cambios. Unos solamente admiten un cambio, otros dos, etc.
9.- LA LENGUA COMO ESTRUCTURA
Si queremos estudiar cualquier estructura para conocer su funcionamiento se hace necesario separar las
piezas que la forman, pero esto si bien es imprescindible no es suficiente. Cada pieza aislada, observada
tan sólo en su forma nos da una visión muy limitada de la estructura. La estructura no es una suma de los
elementos o piezas que la forman, sino que cada pieza toma su verdadera función cuando la vemos
como se comporta con respecto al resto.
Ya habíamos hecho con nuestros alumnos ejercicios de relaciones paradigmáticas (las que hemos dado
en llamar verticales). Ya va siendo hora que empecemos a hacer prácticas con las relaciones que se
establecen entre los elementos en un sentido horizontal (sintagmático). Unos dependen de los otros
como ocurre en cualquier tipo de estructura.
Si volvemos a los elementos o partes segmentables de la lengua, podemos observar que unos dependen
de los otros como ocurre en cualquier tipo de estructura.
10.- RELACIONES PARADIGMÁTICAS FUNDAMENTALES
Concordancia género-número
Pongamos un ejemplo:
¿Cuál es la relación que existe entre estos dos elementos para que “suenen bien” y lo aceptemos como
un sintagma? Estas dos palabras concuerdan es decir, que si una de ellas cambia de forma y no
cambiamos la otra el sintagma desaparece.
Aquellos niña
La concordancia género-número es una relación sintagmática que el alumno, digamos, el hablante,
reconoce con bastante facilidad, por eso es la primera relación que estudiamos; para pasar a
continuación a la concordancia número-persona.
Concordancia número-persona
No nos detendremos a analizar esta concordancia. Pero con los alumnos será necesario realizar muchos
ejercicios. La comprensión de este fenómeno es el primer paso para analizar la oración bimembre
española.
Los enlaces
Otra relación paradigmática viene dada en español por los enlaces.
No es conveniente ni en la clase ni ahora distinguir entre los dos tipos de enlaces. No tenemos ninguna
base gramatical para poder hacerlo. Basta en este momento que los alumnos vean que existen unos
elementos invariables que sirven para enlazar otros elementos.
La posición
Otra relación sintagmática es la que daremos en llamar posición. Hay elementos que
admiten una gran movilidad dentro del sintagma. Pueden cambiar de posición más o
menos con respecto a otros elementos del mismo sintagma. Así ocurre con la palabra “mañana” en los
siguientes ejemplos:
Mañana iré a tu casa
A tu casa iré mañana
Iré mañana a tu casa
A tu casa mañana iré
Decimos que el elemento “mañana” tiene una posición no-fija dentro de este sintagma
Otros elementos no admiten esos cambios. Veamos ahora:
La esperanza no se pierde
Está muy bien
“La” y “muy” deben mantener siempre una posición antepuesta a “esperanza” y “bien”. Aunque no cambia
la situación el hecho de que otros elementos se puedan intercalar entre “la” y “esperanza” en el primer
caso y que esto no se pueda hacer en el segundo.
Concluimos que “la” y “muy” tienen una posición fija con respecto a “esperanza” y “bien”.
Hay otros fenómenos que relacionan los elementos como es el aspecto y el tiempo de los verbos pero
salen fuera de un análisis elemental y sería en estos momentos un factor distorsionante en el
aprendizaje.
11.-REVISIÓN DE LA DEFINICIÓN DE SINTAGMA
Cuando definíamos el sintagma para comenzar a trabajar con nuestros alumnos, decíamos que era “un
conjunto de palabras relacionadas de alguna manera”. Ahora es tiempo de revisar aquella definición y
concluir:
Sintagma es un conjunto de elementos relacionados por concordancia, enlace y posición.
Empleamos el término conjunto en el sentido matemático, es decir que puede tener sólo un elemento:
“Sí”, “Aúpa”, “Volvamos”, “¡Ah!”…
He aquí un cuadro resumen de las relaciones sintagmáticas
12.- FUNCIONES DE LOS ELEMENTOS: CATEGORÍAS
Por sentido común y a veces pensándolo un poco, sabemos cual es elemento más importante de un
sintagma y cuales son accesorios.
“atardecer” es la palabra más importante y le llamamos “núcleo” y “aquel” y “bello” les llamamos
modificadores directos porque concuerdan con el núcleo y tienen una categoría inferior.
En una concordancia de género-número siempre hay un núcleo y modificadores.
Otra función de los elementos consiste en ser enlaces.
El sintagma “de cristal” le llamamos modificador indirecto porque modifica a “bola” por medio de un
enlace. “De cristal” es un sintagma dentro de otro y su núcleo es “cristal”.
Resumiendo:
Las funciones de los elementos son tres:
NÚCLEO
MODIFICADOR
ENLACE
Hay que hacer notar que la función de un elemento viene dada en el sintagma del cual forma parte. Así
en el ejemplo anterior “cristal tiene la función de núcleo.
13.- EL SIGNIFICADO
Si observamos los elementos dentro del contexto vemos que puestos juntos y ordenados nos transmiten
un mensaje. Todo en la lengua es significativo. No hay ningún elemento que carezca totalmente de
significado. Pero si sacamos los elementos y los aislamos de la estructura, algunos conservan el
significado más o menos completamente y otros casi lo pierden.
Encontramos los lápices y otros objetos
“Encontramos”, “lápices” y “objetos son elementos de significado PLENO porque no pierden su carga
significativa una vez separados de la estructura.
“Los, “y” y “otros” son elementos de significado DIFUSO porque pierden considerablemente su
significación separados del contexto.
Resumiendo: el significado de los elementos pede ser:
PLENO ------------ Pl
DIFUSO ----------- Df
14.- UN ANÁLISIS SISTEMÁTICO
Desde que echamos nuestro primer vistazo superficial a la lengua ya empezamos a analizarla. El análisis
de cualquier estructura es descomponer su armazón para estudiar sus piezas o elementos. Exactamente
igual ocurre con la lengua.
Si proponemos a nuestros alumnos que vayan recopilando material para hacer una colección de
minerales, hay dos caminos que podemos tomar. El primero sería que el maestro fuera poniéndoles el
nombre a cada piedra una vez que las traigan. Otro camino sería que los alumnos vieran como cada
mineral se comporta ante unos determinados reactivos y organizar por grupos aquellos minerales que
tienen un comportamiento semejante. En el caso que nos ocupa, nosotros hemos optado claramente por
la segunda posibilidad.
Hasta ahora lo único que hemos hecho es jugar con el lenguaje. Algo así como cuando nos traen una
nueva lavadora automática y empezamos a tocar los botones sin ton ni son, a ver que pasa. Vemos que
cuando apretamos algunas teclas ocurre algo y cuando tocamos otras no, o suceden cosas distintas. Si
hacemos alguna maniobra y la lavadora comienza a echar humo, entonces miramos las instrucciones y a
lo mejor tenemos que llamar al técnico.
Con la lengua tenemos una ventaja, aunque eche humo, no conseguimos estropearla y además, en la
mayoría de los casos, nosotros somos los técnicos, no necesitamos a nadie. No va a desaparecer el
Quijote porque nos equivoquemos al analizarlo, por muchas vueltas que le demos y experiencias que
hagamos. Sin embargo en el caso del análisis gramatical, más que un técnico, necesitamos algún
sistema que nos enseñe el camino. No un sistema terminado en si mismo sino algo así como una clave,
una llave que nos abra todas las puertas.
Cuando nos metemos en un atolladero a la hora de analizar puede ser porque no hemos analizado con
orden, quizás porque hemos supuesto fenómenos que no se daban o porque no poseemos los
conocimientos mínimos de la herramienta que estamos utilizando. Son los primeros pasos, los más
sencillos, los que pueden dar al traste con un análisis si no los comprobamos bien.
Suponiendo que los alumnos hayan asimilado bien todas y cada una de las nociones anteriormente
expuestas, ya es la hora de ver lo que hacemos con todos estos datos que hemos ido observando y
experimentando. Lo que tenemos que hacer ahora es ordenarlos y sistematizarlos.
15.- EL VERBO
Si queremos desenredar un ovillo lo primero que tenemos que hacer es separarlo de otros objetos. Si
queremos analizar tenemos que separar por sintagmas e igual que ocurre con el ovillo, tenemos que
buscar el cabo y por ahí empezar.
La oración bimembre española tiene como eje principal la concordancia de número-persona. De los dos
elementos que relaciona esta concordancia hay uno que es fácilmente reconocible.
Para empezar con nuestros alumnos les diremos que tienen que buscar el elemento que más cambios en
forma presenta. Además podemos añadirla que ese elemento tiene categoría de núcleo. Con esto es
suficiente para que cualquier alumno lo distinga perfectamente. Ya habrá tiempo de acceder al verbo con
otros presupuestos.
La niña come bien
En este ejemplo el otro cabo del ovillo es “niña”. También es núcleo.
16.- SUJETO Y PREDICADO
Comencemos un análisis:
Busquemos el verbo por deducción. Van, voy, vengo, vamos…
Y ahora cambiemos el verbo de forma y sustituimos “van” por “va”.
Los deportistas va a la playa
Hay dos palabras que protestan: “los” y “deportistas”
Igual que “van” es núcleo de un sintagma que llamamos predicado, el núcleo del sujeto es el núcleo del
sintagma que protesta.
Los elementos que están relacionados con “deportistas” forman parte del sintagma sujeto, y los que están
relacionados con “van” forman parte de sintagma predicado.
Claro que a veces no es tan sencillo. Hay que usar el sentido común y sobre todo ir resolviendo los
problemas con los conocimientos que los alumnos han ido adquiriendo.
Es cuestión de práctica.
17.- IDENTIFICACIÓN DE LOS ELEMENTOS
Los elementos como hemos visto pueden ser: variables, invariables, núcleos, modificadores, enlaces, de
significación plena o difusa, de posición fija o no-fija.
Si jugamos al conocido juego de los personajes y los datos que nos proporcionan son los siguientes: es
rubia, tiene doce años, le gusta el cine, está en quinto curso usa gafas…Cuando creemos que tenemos
suficientes datos para identificar al personaje, dejamos de hacer preguntas. Incluso es posible que
algunas de las respuestas que nos han dado no sean esenciales para descubrir al personaje; no las
hubiéramos hecho de haberlo sabido. Claro que esto no es siempre posible. Hay que ir tanteando Igual
pasa con la identificación de los elementos en un análisis. Existen circunstancias que resultan esenciales
para su identificación y no podríamos prescindir de ellas, pero hay otras, que si bien son reales y se
producen en el elemento en cuestión, no son esenciales para su identificación. Rechazaremos estas
últimas.
Algunos elementos quedan totalmente identificados y definidos por su forma, por su función y por su
significado, pero algunos necesitan otros datos.
18.-UN ANÁLISIS COMPLETO A MODO DE EJEMPLO
Fr
Fn
Sg
1.-
I
En
Df
2.-
V
Md
Df
3.-
V
Nc
Pl
4.-
V
Nc
Pl
5.-
V
Md
Df
6.-
V
Nc
Pl
7.-
I
En
Df
8.-
V
Nc
Pl
Los elementos 2 y 5 coinciden en los datos. Igual que el 3 y el 4, y lo mismo con el 6 y el 8.
Si consideramos que las diferencias gramaticales que existen entre ellos tienen la suficiente entidad,
diremos que son elementos distintos. Claro que esto ya depende de la opinión del que analiza. De ahí
que algunas gramáticas consideren tan sólo cinco elementos en la oración española. Nosotros
distinguiremos los ocho tradicionales: sustantivo, adjetivo, artículo, pronombre, verbo, preposición,
conjunción y adverbio. Justificaremos esta decisión, aunque desde ahora señalaremos la arbitrariedad de
esta decisión.
19.- DEFINICIÓN DE LOS ELEMENTOS
Estos son los elementos que consideramos de distinta naturaleza en español.
Fr
Fn
Sg
Ps
En
identificación
1
V
Nc
Pl
sustantivo
2
V (t) Nc
Pl
verbo
3
V
Nc
Df
pronombre
4
V
Md
Df
5
V
Md
Df/Pl
6
I
Md
Df/Pl
7
I
En
Df
=
conjunción
8
I
En
Df
=
preposición
F
artículo
NF
adjetivo
adverbio
Si no incluyéramos el concepto de posición no distinguiríamos el artículo del adjetivo. Podríamos
designarlos por un solo nombre: determinante.
Si no consideráramos la categoría de los elementos que unen los enlaces, no distinguiríamos la
conjunción de la preposición.
Si no señaláramos el tiempo como factor determinante, no distinguiríamos los verbos de los sustantivos,
al menos en una primera visión.
En el caso del adverbio hemos incluido el significado pero es superfluo hacerlo. Un elemento que es
invariable y modificador no puede ser más que adverbio.
Una vez llegado a este punto, podemos decir que la tarea que nos habíamos propuesto está conseguida.
Analizar es dividir una estructura en sus partes y definir los elementos que la forman. Eso hemos hecho.
Hemos, conscientemente, pasado por alto todo lo que no es esencial para que nuestros alumnos
comprendan la trama del sistema. Pero la capacidad de ver, experimentar, sacar conclusiones… no se va
detener.
Es así como no hemos tratado temas como: oraciones unimembres, interjecciones, sujetos omitidos,
apócopes, etc. No lo hemos hecho por un doble motivo: el primero es porque el propósito de este estudio
no es reescribir toda la gramática española y el segundo es que cualquier fenómeno que observemos en
la lengua es perfectamente incorporable al sistema.
Más adelante trataremos algunos aspectos puntuales que se presentan en las clases de gramática.
Merece un capítulo aparte la oración compuesta.
20.- ORACIONES COMPUESTAS
Las oraciones compuestas no son más que oraciones simples más o menos complicadas. Tienen una
estructura equivalente a la de las oraciones simples y su análisis es semejante.
Es posible unir dos o más oraciones simples. Si lo hacemos por medio de enlaces les llamamos
coordinadas:
El verano fue corto y nos hizo calor
Si prescindimos del enlace y colocamos una coma o un silencio tenemos una oración yuxtapuesta.
También para formar oraciones compuestas lo que hace el hablante es “complicar” un sustantivo, un
adjetivo o un adverbio.
En las coordinadas las oraciones simples que unimos tienen la misma categoría. Si unimos una oración
principal con otras de menor categoría a estas últimas las llamamos subordinadas.
Y no hay más.
21.- ALGUNAS CUESTIONES PUNTUALES
21.1 DISTINCIÓN DEL SIGNIFICADO
En un primer paso los alumnos encontraran problemático distinguir si un elemento tiene significado pleno
o difuso. Es normal que al principio nos señalen como de significado pleno palabras como “yo”,
“nosotros”, “ellos”, “él”, etc. Es decir los pronombres personales. Para resolver este problema, que de no
solucionarlo a tiempo va a cambiar la identificación de algunos elementos, se pueden emplear ejemplos
prácticos. Basta decirles: si llamas a la puerta de tu casa y tu madre desde dentro pregunta: ¿Quién es?
Tú madre no te reconoce por lo que has contestado, pues esa respuesta no te distingue del resto de las
personas, sino porque quizás te ha reconocido la voz. Igual ocurre cuando llamamos por teléfono. Estos
ejemplos suelen bastar para que disminuyan los errores.
Otro caso que se presenta son los adverbios. Es fácil ver que en algunos casos tienen significado pleno:
bien, mal, precisamente…
El significado de algunos adverbios está en la región inconcreta entre lo pleno y lo difuso. Como vimos en
la identificación del adverbio, el significado no tiene carácter determinante para su significación. Así que
todo lo anterior sólo es saber más de lo que es un adverbio, no está de más, sobre todo si los alumnos lo
suscitan, pero no es esencial como ya indicamos.
21.2 LA POSICIÓN Y LOS APÓCOPES
Como ya señalamos, nosotros distinguiremos el artículo del adjetivo por su posición. Cuando el elemento
que estamos analizando es variable, modificador y tiene significado pleno, no hay problema: es adjetivo.
Es cuando posee significado difuso el momento en que tenemos que recurrir a su posición para
identificarlo. En la mayoría de los casos esto no ofrece dificultad:
Nuestro libro
El libro nuestro
Se ve claro que “nuestro” es adjetivo y no artículo porque su posición es no-fija.
Pero qué ocurre cuando la palabra cambia de forma al cambiar de posición como le suceden a los
apócopes:
El libro mío Cualquier día
El alumno comprende rápidamente que esto no es más que un “capricho” de la lengua y no verá más
problema. Y para el profesor será una buena ocasión para descubrir el fenómeno de los apócopes en
español.
21.3 VARIABLE O INVARIABLE
Si les presentamos a nuestros alumnos un texto para que nos señalen las palabras invariables, es normal
que incluyan los pronombres personales: se, nos, te, ti… Y es que el alumno no tiene problemas
generalmente cuando el cambio de una palabra se realiza añadiendo un “s”, una “o”, etc. Pero si el
elemento presenta un cambio total, no suele distinguirlo a primera vista.
El maestro deberá ir haciendo una lista con esas palabras, explicándoles el motivo por lo que son
variables, y guardarlas para cuando sea oportuno.
21.4 GRAMÁTICA Y FILOSOFÍA
En algunas ocasiones tratamos de explicar a nuestros alumnos realidades gramaticales a través de
teorías filosóficas. Sobre todo cuando no tenemos los recursos suficientes para hacerlo en el ámbito
estricto de la gramática. Es de uso común pretender explicar el adjetivo como el accidente y el sustantivo
como la sustancia. O no sabemos que existen medios propios y puramente gramaticales para distinguir
los elementos y fenómenos que se producen en la lengua o no confiamos en ellos, No sólo no son
necesarias esas excursiones por los Cerros de Úbeda, sino que son contraproducentes. Pretender que
nuestros alumnos asimilen conceptos filosóficos de dudosa actualidad y que después aprendan
gramática, es como comprarse un aeroplano para ir a la tienda de la esquina. Y al final nos encontramos
que el aeroplano no funciona.
21.5 REDUCCIÓN DE LA TERMINOLOGÍA
Es frecuente escuchar en los ambientes educativos que la gramática estructural está superada como ha
ocurrido con la teoría de conjuntos en matemáticas .Se da como hecho que ambas teorías han
fracasado en la escuela. En esto hay parte de verdad. Ambas han fracasado. Pero refiriéndonos
concretamente la gramática estructural, ¿qué es lo que ha fracasado? La gramática estructural o la
manera de presentarla a los alumnos. Creemos que ha sucedido lo segundo. Se nos han proporcionado
unos manuales cada uno de ellos con diferente terminología, la más de las veces excesiva, confusa e
innecesaria. Un sistema que no dosifica, que estudia todos los fenómenos al mismo tiempo, que no deja
hueco para la reflexión ni para el descubrimiento personal por parte del alumno: todo está hecho. Es
cuestión de aprender al ritmo que marca el libro o en todo caso el maestro. No se tiene en cuenta la
necesidad de fomentar los descubrimientos y las intuiciones de los niños. Y por último detrás de la
terminología que a veces se emplea no se esconde más que la misma gramática rancia de siempre. No
ha fracasado el estructuralismo en nuestras escuelas por la sencilla razón de que nunca se ha puesto en
práctica. El reducir la terminología en nuestras clases no lo presentamos como un deseo de que los
alumnos “sepan algo de”. Lo vemos como un síntoma de que el sistema que estamos empleando es
aquel que se preocupa fundamentalmente en descubrir realidades, no en ponerle un nombre raro a todo.
21.6 PALABRAS O ELEMENTOS
Estos dos términos no son equivalentes. El concepto “palabra” está más relacionado con la corrección
ortográfica que con la gramática. Cuando un alumno empieza a dar sus primeros pasos en la escritura
se dice que “ya sabe separar las palabras”. Sin embargo el concepto “elemento” es equivalente a parte
de la oración. Un simple ejemplo puede aclarar la diferencia:
Te he dicho que se lo digas
“Se”, “lo” y “digas” son tres palabras y tres elementos. Pero si decimos:
Díselo
“Díselo” es una sola palabra pero está formada por tres elementos, como pasaba en el ejemplo anterior.
La expresión “palabra” puede a veces prestarse a confusión, por definir un fenómeno extragramatical. Es
más conveniente en las clases de análisis usar mejor “parte de la oración” o simplemente “elemento”.
22.- CÍRCULO DE EDUCACIÓN PERMANENTE DE ADULTOS “MIGUEL HERNÁNDEZ” CÁDIZ
Área de Lenguaje. Tema VI de Ampliación
Codificación española
La codificación entre elementos en español se realiza principalmente por tres procedimientos:
concordancia, enlace y posición.
Concordancia
Dentro de un sintagma algunos elementos toman unos morfemas finales que dependen de los morfemas
que toma otro elemento. Por ejemplo: en el sintagma “el gato blanco”, sólo podremos cambiar el género o
el número de uno de los elementos si hacemos lo mismo con los otros. Deducimos entonces que estos
elementos concuerdan.
Concordancia real y concordancia aparente
El hecho que dos o más elementos tengan los mismos morfemas de género, número y persona, no
quiere decir que estén concordando. Para conocer si esto ocurre, es necesario cambiar los morfemas de
uno de ellos y ver si los otros los tenemos que cambiar también. Si esto no sucede la concordancia será
“aparente”.
Los libros y los bolígrafos
Existe concordancia real entre “los” y “libros” por una parte y entre “los” y “bolígrafos” por otra. La
concordancia entre “los libros” y “los bolígrafos” es aparente.
Tipos de concordancia
Se puede establecer concordancia por medio de los morfemas de género, número y persona. Sin
embargo estos morfemas no se presentan en solitario sino por parejas: género-número y númeropersona. Estos son los dos tipos de concordancia que vamos a estudiar.
Concordancia género-número. Sintagma nominal
En el ejemplo anterior, “el gato blanco”, se da este tipo de concordancia .Los tres elementos tiene
morfemas de masculino y singular y es imposible cambiar uno de ellos sin cambiar los otros.
Este tipo de concordancia la encontraremos en los sintagmas nominales, es decir, aquellos que tienen
como núcleo un nombre sustantivo; como ocurre el ejemplo anterior.
Concordancia número-persona. Sintagma verbal
Si decimos: “los obreros trabajan”, la concordancia que se produce entre “los” y “obreros” (géneronúmero), no es la misma que la que se produce entre “obreros” y “trabajan”. Esta última es de númeropersona.”Obreros” es tercera persona del plural (ellos) y a “trabajan” le pasa igual. Esta concordancia la
encontraremos en los sintagmas verbales, es decir, aquellos que tienen por núcleo un verbo; como el
ejemplo propuesto.
Enlace
Existen elementos en la lengua española que su función consiste en relacionar, en enlazar. Son las
preposiciones y las conjunciones.
Tipos de enlace:
Enlace prepositivo
Cuando por medio de un enlace se relacionan elementos de igual categoría, decimos que es un enlace
prepositivo:
Mesa de madera
El núcleo del sintagma es “mesa”, por lo tanto “madera” tiene menos categoría gramatical: El enlace es
prepositivo y “de” es una preposición.
Enlace conjuntivo
Veamos ahora el mismo ejemplo pero con un enlace distinto:
Mesa y madera
Ahora los elementos tiene la misma categoría. El enlace es conjuntivo e “y” es una conjunción.
Posición
Si pronunciamos al expresión “muy bueno” es claro que es un sintagma. No obstante este sintagma se
rompe en el momento que invertimos el orden de las palabras: “bueno muy”. De lo que antes era un
sintagma, ahora no es mas que dos palabras. Sin codificar. Estos elementos están relacionados por
posición.
Signos arbitrarios que se emplearán en las clases de gramática:
23.- ANÁLISIS DE DOS ORACIONES COMPUESTA
Fr
Fn
Sg
Ps
En
Identificación
1
V
Nc
Pl
2
I
En
Df
3
V
Nc
Pl
4
I
En
Df
5
V
Md
Df
6
V
Nc
Pl
Sustantivo
7
I
Nc
Df
Pronombre
8
V
Nc
Pl
Verbo
9
I
En
Df
10
V
Nc
Pl
Verbo
=
Preposición
Sustantivo
=
NF
Preposición
Artículo
=
Preposición
Sustantivo
11
I
En
Df
=
12
V
Nc
Pl
Sustantivo
13
I
Nc
Df
Pronombre
14
V
Nc
Pl
Pronombre
15
V
Nc
Pl
Verbo
16
I
En
Df
17
V
Nc
Pl
Sustantivo
=
Conjunción
Conjunción
18
I
En
Df
Preposición
19
V
Nc
Pl
Sustantivo
Fr
Fn
Sg
Ps
En
1
V
Nc
Pl
Verbo
2
V
Nc
Pl
Verbo
3
I
En
Df
4
V
Nc
Pl
5
I
En
Df
6
I
En
Df
Pronombre
7
I
Md
Df
Adverbio
8
V
Md
Pl
9
V
Nc
Pl
Sustantivo
10
V
Nc
Pl
Verbo
11
I
En
Df
12
V
Nc
Df
13
V
Md
Df
NF
Adjetivo
14
V
Md
Pl
NF
Adjetivo
=
Identificación
Preposición
Sustantivo
=
NF
Preposición
Adjetivo
=
Preposición
Pronombre
15
V
Nc
Pl
Sustantivo
16
V
Nc
Pl
Sustantivo
24.- DE COMO LOS HOMBRES INVENTARON LA LENGUA
Hay quienes opinan que cuando algún mono deja de ser mono para empezar a convertirse en lo que con
el tiempo hemos dado en llamar ser humano, lo que utilizaba para comunicarse fue el grito. No parece
descabellada esta teoría pues es algo que observamos normalmente con los animales. Si tomamos como
modelo un animal que sea “expresivo”, como por ejemplo un león, vemos como utiliza sus rugidos para
ocasiones concretas. Usualmente cuando una circunstancia exterior le hace romper su natural silencio:
presencia de un alimento, competencia sexual, peligro inminente… Con el hombre debió pasar algo
parecido. Al principio gritaba. El hecho de que el león no haya superado el grito y nosotros sí, es algo
difícil de conocer. Algo debió ocurrir para que el hombre sofisticara su lenguaje. Podríamos dar un paso
más en la incertidumbre y medio imaginar que el hombre en el más remoto de sus orígenes se
comunicaba por medio de órdenes. Un grito que se fue haciendo inteligible para los demás a medida que
el “gritante” veía los efectos que causaba en sus oyentes Es muy posible que los defectos de este
lenguaje fueran paliados con alguna quijada de burro manejada con más o menos habilidad y dejada caer
sobre la cabeza de sus semejantes. Es un método bastante persuasivo que de alguna manera se sigue
empleando. Viendo este primer grito a través de nuestra terminología gramatical, podríamos deducir que
se trata de las primeras oraciones unimenbres, auténticas interjecciones.
El siguiente paso lo haría por oposición. En vez de un grito, dos. En lugar de un grito, varios. Cada uno
de estos gritos tendría una función distinta que los demás. No es mucho suponer que fue este grito
principal y primigenio el que define una acción que debe realizarse. Segundo paso este grito es ya un
verbo. Los demás gritos, son consecuencia de este grito central. Estamos asistiendo al acto fundacional
de lo que llegará a ser el primer diccionario. Ya tenemos las primeras palabras de este lenguaje primitivo.
Grito / oración unimembre / interjección / verbo
Señalar a una persona y darle un grito a manera de orden, puede ser en determinadas circunstancias lo
bastante convincente como para obedecer instantáneamente. El gesto debió incorporarse para completar
este incipiente lenguaje. Si prescindimos del gesto y dejamos el grito pelado tenemos el pronombre
personal de segunda del singular. Las otras personas gramaticales surgirían también por oposición.
Detrás vendrán el nombre propio para determinadas personajes importantes, después algunos
sustantivos generales para los demás. Más tarde el adjetivo calificativo…y así. Quizás este viaje no haya
hecho más que comenzar.