Questioning development Repenser le développement Repensar el desarollo Entwicklung neu denken Questioning development Repenser le développement Repensar el desarollo Entwicklung neu denken Für Beat Dietschy dialogue4change | September 2015 Preface | Préface | Prólogo | Vorwort Im Jahre 2011 blickten die beiden ökumenischen Partnerorganisationen Brot für alle und Fastenopfer auf ihre lebhafte fünfzigjährige Geschichte zurück. Gleichzeitig schauten sie auch nach vorne. Es war schon damals klar, dass das Jahr 2015 eine wichtige Weichenstellung für die Zukunft bringen wird: Eine neue Nachhaltigkeits-Agenda soll die Millenniums-Ziele der Weltgemeinschaft ablösen, welche Ende 2015 so halb-erreicht auslaufen. Eine Reihe von Fragen beschäftigt Brot für alle und Fasten opfer seit 2011. Wohin soll die Reise ab 2016 führen und welchen Wandel wollen wir fördern? Müssen wir unser Verständnis von Entwicklung und Nachhaltigkeit grundsätzlich überdenken, weil wir ja im Begriff sind, die so genannten Planetaren Grenzen (Planetary Boundaries) zu überschreiten? Kommt hinzu, dass die Welt seit dem Zweiten Weltkrieg um ein Vielfaches reicher geworden ist, aber nicht in der Lage war, Hunger und Armut endgültig in die Geschichtsbücher zu verbannen. Nicht nur Fragen des ‹Wohin?›, sondern auch des ‹Wie?› beschäftigen Brot für alle und Fasten opfer: Was heisst dies alles für die entwicklungspolitische Arbeit von Organisationen, welche sich dem grundlegenden Wandel (Transformation) in Richtung einer gerechteren und nachhaltigen Welt verpflichten? Diesen und weiteren Fragen spüren Brot für alle und Fasten opfer im «Dialog nach aussen» nach, wohlwissend, dass es auf jede Frage zu Entwicklung nicht nur eine Antwort gibt. Darum wurde im Festjahr 2011 die Dialogplattform ‹dialogue4change› geschaffen. Ihre Aufgabe sollte es sein, Brücken zu schlagen zwischen den vielfältigen Themenbereichen, zwischen verschiedenen Weltsichten und zwischen den beteiligten Partnern des Dialogs. Just zu dem Zeitpunkt, an dem die Staats- und Regierungschefs über die neuen UNO-Nachhaltigkeitsziele bestimmen, tritt Beat Dietschy, der Brot für alle über acht Jahre leitete, Ende September 2015 in den Ruhestand. Dieser Abschied ist Anlass, mit der vorliegenden Publikation ein Hauptanliegen zu thematisieren, welches Beat Dietschy beharrlich in die Dialogplattform getragen hat: Das Hinterfragen und Neu-Denken von Entwicklung. Glaubt man dem Literaturnobelpreisträger Naguib Mahfouz, so erkennt man einen klugen Menschen an seinen Ant worten, den weisen Menschen hingegen an seinen Fragen. Von Beat Dietschy haben alle, die sich mit ihm zusammen für eine lebenserfüllte und lebensbasierte Welt einsetzen, kaum schnelle Antworten gehört. Denn mindestens so wichtig wie «die Antwort» waren ihm, die grundsätzlichen Fragen aufzuspüren; die (ge-)wichtigen und (selbst-)kritischen Fragen, die zum Ziel haben, die ausgetrampelten Wege unseres Denkens und Handelns zu hinterfragen und neue vorzudenken. Die achtzehn Beiträge der vorliegenden Schriftensammlung wurden von Menschen geschrieben, die Beat Dietschy auf den verschiedensten Pfaden dieses Neudenkens begleitet haben. Die einzelnen Texte beleuchten sehr unterschiedliche Aspekte. Entsprechend vielstimmig sind ihre Aussagen, was eine Synthese der Textsammlung verunmöglicht. Die achtzehn Schriften zeigen aber eindrücklich, dass eine gerechte und nachhaltige Entwicklung («Justainability») nicht mehr auf einem linear-progressiven Verständnis des «Welt-Entstehens» beruhen kann. Vielmehr brauchen wir eine Welt, in welcher das Leben im Zentrum steht und in welcher viele Welten Platz haben. Eine solche Welt liegt noch in weiter Ferne; aber sie bildet gleichsam eine Richtschnur für alle Entwicklungen, die wir wollen und für Nachhaltigkeit, die wir meinen. Wir danken allen, die zum Entstehen und Gelingen dieser Schriftensammlung beigetragen haben und Beat Dietschy für sein Wirken als «Transform-Akteur». Uns tröstet, dass er dieser Berufung zukünftig, auch nach der Zeit bei Brot für alle, weiter nachgehen wird. — Bruno Stöckli, Editor, dialogue4change Contents | Table des matières | Indice | Inhalt 9 El Buen Vivir o sumak kawsay – Una oportunidad para construir otros mundos Alberto Acosta 17 Sixty-six – Time to retire Rob van Drimmelen 25 Gutes Leben für alle statt Entwicklung Ulrich Duchrow 31 ‹Gut Leben›: mehr als eine Parole? Josef Estermann 37 La philosophie interculturelle et les défis pour la rationalité philosophique traditionnelle ou eurocentrique. Raúl Fornet-Betancourt 42 Weiterdenken, weiterhandeln! Bruno Gurtner 48 Multiversum – Auf den Denkspuren des Philosophen und Theologen Beat Dietschy Anne-Marie Holenstein 55 Entwicklungspolitik neu denken und kommunizieren – Über die Notwendigkeit einer unabhängigen entwicklungspolitischen Publizistik Urs A. Jaeggi 63 Matthäus 6,19–34 und die Entwicklung eines besseren Lebens René Krüger 79 Entwicklung heisst Befreiung Ueli Mäder 85 A New Ecumenical Journey – Towards Life-Enhancing Civilization Seong-won Park 100 Klar, ohne Befreiung geht das nicht – Gedanken zur «grossen Transformation» in der Nachhaltigkeitsdebatte Stefan Rist 120 Cooperación y desarrollo, incidencia desde la perspectiva inter religiosa – Algunas pistas y desafíos para la agenda de desarrollo post 2015 Humberto Martín Shikiya 126 Wir müssen Diakonie neu denken! Entwicklungslinien – Perspektiven – Konsequenzen Christoph Sigrist 134 Von der Hoffnung auf die grosse Transformation – und den kleinen, fragilen Momenten von Heil Doris Strahm 1 40 Gerechtigkeit für alle Christoph Stückelberger 143 Entwicklung neu denken – wie geht das? Reflexionen und Anregungen (Gen 1) Luzia Sutter Rehmann 151 Entwicklung als Empowerment Peter Ulrich El Buen Vivir o sumak kawsay – Una oportunidad para construir otros mundos Alberto Acosta «Sumak Kawsay es una forma de existencia plena, equilibrada, armónica, modesta, que se alcanza colectivamente en base al cultivo de las relaciones de reciprocidad con todos los seres vivos y donde el ser humano se construye a sí mismo en relación con los otros, con su entorno social y natural.» Luis Maldonado Ruiz Indígena kechwa El reencuentro con en la comunidad y en la naturaleza América Latina, a partir de una renovada crítica al desarrollo convencional, se encuentra en un proceso de reencuentro con sus orígenes. Por un lado, se mantiene y recupera una tradición histórica de críticas y cuestionamientos que fueron elaborados y presentados desde esta región hace mucho tiempo atrás, pero que quedaron rezagados y amenazados de olvido. Por otro lado, afloran otras concepciones, sobre todo originarias propias de los pueblos y nacionalidades ancestrales del Abya Yala (término kuna que ha sido adoptado por el movimiento indígena para desconstruir el término América Latina), así como también provenientes de otras regiones de la Tierra. 9 En este punto reconozcamos que, mientras buena parte de las posturas sobre el desarrollo convencional e incluso muchas de las corrientes críticas se desenvuelven dentro de los saberes occidentales propios de la Modernidad, las propuestas latinoamericanas más recientes, sobre todo provenientes del mundo indígena, escapan a esos límites. Existen valores, prácticas y vivencias que dan cuenta de ello en muchas comunidades indígenas Por eso es imperioso recuperarlas, asumiéndolas tal como son, sin llegar a idealizarlas. Sus expresiones más conocidas nos remiten a las constituciones de Ecuador y Bolivia; en el primer caso es el Buen Vivir o sumak kawsay (en kechwa o quichua), y en el segundo, en particular el Vivir Bien o suma qamaña (en aymara) o ñanda reko (en guaraní). Esta constatación no implica para nada que en esos países, con loos gobiernos progresistas que impulsaron dichas constituciones, se esté construyendo el Buen Vivir. En realidad el Buen Vivir ha quedado relegado al discurso político del momento y se ha transformado en un dispositivo de poder para controlar esas sociedades. A más de estas visiones del Abya-Yala hay otras muchas aproximaciones a pensamientos filosóficos de alguna manera emparentados con la búsqueda del Buen Vivir desde visiones filo sóficas incluyentes con la Naturaleza y las comunidades humanas en diversas partes del planeta. El sumak kawsay o Buen Vivir, en tanto cultura de la vida o vida en plenitud, con diversos nombres y variedades, ha sido conocido y practicado en diferentes períodos en las diferentes regiones de la Madre Tierra; Ubuntu en África o Svadeshi, Swaraj y Apargrama en la India. Más allá de las críticas que se pueden hacer a los orígenes de la filosofía occidental, se podrían incluso rescatar elementos de la «vida buena» (eudaimo nia) de Aristóteles. El Buen Vivir en tanto alternativa al desarrollo El Buen Vivir, entonces, no es una originalidad ni una novelería de los procesos políticos de inicios del siglo XXI en los países andinos. El Buen Vivir forma parte de una larga búsqueda de alternativas de vida fraguadas en el calor de las luchas de la Humanidad por la emancipación y la vida. 10 Lo destacable y profundo de estas propuestas alternativas, de todas formas, es que surgen desde grupos tradicionalmente marginados. El Buen Vivir plantea una cosmovisión diferente a la occidental al surgir de raíces comunitarias no capitalistas, que conviven armónicamente con al Naturaleza. Rompe por igual con las lógicas antropocéntricas del capitalismo en tanto civilización dominante y también de los diversos socialismos realmente existentes hasta ahora. El Buen Vivir es algo diferente al desarrollo. No se trata de aplicar un conjunto de políticas, instrumentos e indicadores para salir del «subdesarrollo» y llegar a aquella deseada condición del «desarrollo». Una tarea por lo demás inútil. ¿Cuántos países han logrado el desarrollo? Muy pocos, asumiendo que la meta buscada puede ser considerada como desarrollo. Es más, el mundo vive un «mal desarrollo» generalizado, incluyendo los considerados como países industrializados están mal desarrollados; es decir los países cuyo estilo de vida debía servir como faro referencial para los países atrasados. Por ejemplo, estos países viven mucho más allá de sus capacidades ecológicas (véase su huella ecológica, por ejemplo) y tampoco han construido sociedades equitativas.1 Eso no es todo. El propio funcionamiento del sistema mundial es «maldesarrollador». En suma, los caminos hacia el desarrollo no han sido el problema mayor. La dificultad radica en el concepto mismo del desarrollo. Por lo tanto, es urgente disolver el tradicional concepto del progreso en su deriva productivista y del desarrollo en tanto dirección única, sobre todo en su visión mecanicista de crecimiento económico, así como sus múltiples sinónimos. Pero no solo se trata de disolverlos, se requiere una visión diferente, mucho más rica en contenidos y en dificultades. Bajo algunos saberes indígenas no existe una idea análoga a la de desarrollo, lo que lleva a que en muchos casos se rechace esa idea. No existe la concepción de un proceso lineal de la vida que establezca un estado anterior y posterior, a saber, de subdesarro- 1 Revisar las cifras de la inequidad en Alemania resulta aleccionador: En el año 2008, el 10% más rico de la población alemana poseía el 53% de los activos (Vermögen), mientras que la mitad de la población es propietaria de un 1% de los activos (Revista Der Spiegel 19.2014). 11 llo y desarrollo; dicotomía por la que obligatoriamente deberían transitar las personas para la consecución del bienestar, como ocurre en el mundo occidental. Tampoco existen conceptos de riqueza y pobreza determinados por la acumulación y la carencia de bienes materiales. El Buen Vivir asoma como una categoría en permanente construcción y reproducción en estrecha relación con la Naturaleza. En tanto planteamiento holístico, es preciso comprender la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician Buen Vivir, como son el conocimiento, los códigos de conducta ética y espiritual en la relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros. El Buen Vivir, en definitiva, constituye una categoría central de la filosofía de la vida de las sociedades indígenas. Es importante tener presente que el Buen Vivir no sintetiza una propuesta monocultural, es un concepto plural (mejor sería hablar de «buenos vivires» o «buenos convivires») que surge especialmente de las comunidades indígenas, sin negar las ventajas tecnológicas del mundo moderno o posibles aportes desde otras culturas y saberes que cuestionan distintos presupuestos de la modernidad dominante. Estos Buenos Convivires son para todos o no lo son; esa debería ser la divisa que impulsa este cambio civilizatorio. No puede haber más espacio para situaciones de inequidad estructural, en donde unas relativamente pocas personas disfrutan de los beneficios del progreso a costa del sacrificio de amplias mayorías y de la destrucción de la Naturaleza. Con su postulación de armonía con la Naturaleza, con su oposición al concepto de acumulación perpetua, con su regreso a valores de uso, el Buen Vivir, en tanto propuesta abierta y en construcción, abre la puerta para formular visiones alternativas de vida. El Buen Vivir, en suma, propone un cambio civilizatorio en tanto opción de vida, que respeta y convive dentro de la Naturaleza. 12 De una civilización antropocéntrica a una biocéntrica Desde la mirada antropocéntrica es imposible esperar un cambio civilizatorio. Se precisa una aproximación socio-biocéntrica que nos conmina a avanzar entendiendo a la Naturaleza como sujeto de derechos. A lo largo de la historia del derecho, cada ampliación de los derechos fue anteriormente impensable. La emancipación de los esclavos o la extensión de los derechos a los afroamericanos, a las mujeres y a los niños y niñas fueron una vez rechazadas por ser consideradas como un absurdo. Se ha requerido que se reconozca el derecho de tener derechos y esto se ha conseguido siempre con una intensa lucha política para cambiar aquellas leyes que negaban esos derechos. La liberación de la Naturaleza de esta condición de sujeto sin derechos o de simple objeto de propiedad, exigió y exige, un esfuerzo político que le reconozca como sujeto de derechos. Este aspecto es fundamental si aceptamos que todos los seres vivos tiene el mismo valor ontológico, lo que no implica que todos sean idénticos. El asunto no es fácil. No será sencillo hacer realidad los Derechos a la Naturaleza: por un lado estos derechos significan alentar políticamente su paso de objeto a sujeto, como parte de un proceso centenario de ampliación de los sujetos del derecho. Lo central de los Derechos de la Naturaleza es rescatar el derecho a la existencia de los propios seres humanos. Este es un punto medular de los Derechos de la Naturaleza. Por otro lado, es preciso desarrollar el concepto de ciudadanía mismo. Los Derechos de la Naturaleza necesitan y a la vez originan otro tipo de definición de ciudadanía, que se construye en lo social pero también en lo ambiental: la meta-ciudadanía-ecológica. Ese tipo de ciudadanías son plurales, ya que dependen de las historias y de los ambientes, acogen criterios de justicia ecológica que superan la visión tradicional de justicia. Entonces, a más de la ciudadanía ecológica y de la misma ciudadanía individual, de corte liberal, es preciso recuperar y fortalecer la ciudadanía colectiva, que surge de los derechos colectivos de pueblos y nacionalidades. Ciudadanías todas que deberán nutrirse de lo comunitario; es en la comunidad en donde los individuos encuentran el sentido de su existencia: somos porque los 13 otros son. Y son estas ciudadanías – individuales y colectivas –, asumiendo un compromiso con la vida, las que – tal como se prevé en la Constitución ecuatoriana – deberán defender y cristalizar los Derechos de la Naturaleza, esenciales para la construcción de los Buenos Convivires. En síntesis se trata de Buenos Convivires de los seres humanos en la comunidad y de los individuos y las comunidades en la Naturaleza. Un esfuerzo que exige otra economía y una radicalización de la democracia. El Buen Vivir o sumak kawsay no puede ser entendido desde las lógicas y los instrumentos de la civilización occidental. Se precisa otras epistemologías, es decir otras formas de aproximación. El Buen Vivir, en síntesis, no es compatible con propuestas y prácticas antropocéntricas, como el capitalismo: un sistema que sistema en esencia depredador y explotador. Un sistema que «vive de sofocar a la vida y al mundo de la vida», como decía el gran filó sofo ecuatoriano Bolívar Echeverría. El Buen Vivir, en suma, al proponer la superación del capitalismo se inscribe en la línea de un cambio civilizatorio. Pero eso no implica que primero se deba salir del capitalismo para impulsar el Buen Vivir. De hecho las múltiples vivencias propias del Buen Vivir han subsistido desde la época colonial hasta la actualidad. Otra economía para otra civilización En el mundo subdesarrollado, frente a la omnipresencia del extractivismo asoman con frecuencia los reclamos por alternativas. Estas existen. Pero la vía de salida no pasa por forzar más el extractivismo. Tampoco se construirá una transición estratégica suspendiendo repentinamente todas las actividades extractivistas. Solo a alguien – por mala fe o por ignorancia – se le podría ocurrir la peregrina idea de que la solución consistiría en dejar de explotar los recursos naturales. Obviamente, esa es una falacia. Igualmente hay que estar claros que la eliminación de la pobreza no se consigue solamente con inversión social y obra pública, sino con una sustantiva redistribución de la riqueza. En los países con gobiernos «progresistas», que no son en realidad de izquierda, se registra una relativa mejor distribución de los in 14 gresos fiscales en términos de equidad, mientras que, en paralelo, se profundiza la concentración de la riqueza. Si se quisiera enfrentar la redistribución de la riqueza, la disponibilidad de recursos destinados a erradicar la pobreza estaría asegurada.2 Para lograrlo se precisa definir, con una amplia y verdadera participación popular, una conveniente estrategia que permita enfrentar este tipo de actividades que pondrían en riesgo la bio diversidad e inclusive la convivencia social. El primer paso, entonces, pasa por fortalecer a las comunidades que actualmente resisten al extractivismo y, por cierto, parar la ampliación de las actividades extractivas. El tema de fondo radica en no seguir extendiendo y pro fundizando un modelo económico extractivista, es decir especialmente primario-exportador. El camino de salida de una economía extractivista, que tendrá que arrastrar por un tiempo algunas actividades de este tipo, debe considerar un punto clave: el decrecimiento planificado del extractivismo. Por lo tanto, plantearse como opción más extractivismo para superar el extractivismo es una falacia. En línea con lo dicho hay que potenciar actividades susten tables, así como aquellas que den paso a la manufactura de las materias primas dentro de cada país, pero sin caer en la lógica del productivismo y el consumismo alentada por las demandas de acumulación del capital. Por igual se requiere otro tipo de participación en el mercado mundial, construyendo bases de una integración regional más autocentrada. Pero sobre todo, no se debe deteriorar más la Naturaleza y aumentar las brechas sociales. El éxito de este tipo de estrategias para procesar una transición social, económica, cultural, ecológica, dependerá de su coherencia y, particularmente, del grado de comprensión y respaldo social que tenga. 2 Por ejemplo en Ecuador, si se incrementara la carga tributaria del 10% más rico de la población en 3,5% y se destinan esos recursos para atender a los segmentos más necesitados, se eliminaría la pobreza. Resolver el tema de los subsidios de los combustibles, que benefician a los más ricos y no a los pobres, sería otra fuente de financiamiento. Una renegociación de los contratos con las empresas telefónicas aportaría mucho; ¡considérese que estas empresas han llegado a tener utilidades anuales del 38,5 % (treinta y ocho punto cinco por ciento) sobre patrimonio neto! Y así por el estilo. 15 Aquí conviene concluir con una par de reflexiones para otra lógica económica en el mundo. Como parte de una gran trans formación cultural, precisamos de una visión que supere el fetiche del crecimiento económico, que propicie la desmercantilización de la Naturaleza y de los bienes comunes, inclusive del trabajo (que tendrá que ser redistribuido como parte de otra sociedad). Habrá que impulsar en paralelo una desmaterialización de la producción, teniendo en la base de esta nueva economía la descentralización y el cambio de las estructuras de producción y consumo, la redistribución de la riqueza y del poder. Y esta otra economía necesariamente se sustentará, para estar a tono con las armonías que propugnan los buenos convivires en la solidaridad, la reciprocidad, la sustentabilidad y, por cierto, la democracia. — Alberto Acosta es economista ecuatoriano. Investigador de la FLACSO-Ecuador. Ex-ministro de Energía y Minas. Ex-presidente de la Asamblea Constituyente. Ex-candidato a la Presidencia de la república. 16 Sixty-six – Time to retire Rob van Drimmelen “No”, I hear you say, “Beat Dietschy is not 66 but 65 years young!” Yes, I know, but I am not talking about Beat. I am referring to the fact that in 2015 it is 66 years ago that the United States launched the Point Four programme. In his inauguration speech in 1949, President Truman came up with the idea for a technical assistance programme in order to win the “hearts and minds” of the developing world (in the context of the Cold War). He stated the fourth objective of his foreign policy as follows: “We must embark on a bold new program for making the benefits of our scientific advances and industrial progress available for the improve ment and growth of underdeveloped areas. More than half the people of the world are living in conditions approaching misery. Their food is inadequate. They are victims of disease. Their economic life is primi tive and stagnant. Their poverty is a handicap and a threat both to them and to more prosperous areas. For the first time in history, hu manity possesses the knowledge and skill to relieve suffering of these people. The United States is pre-eminent among nations in the devel opment of industrial and scientific techniques. The material resources which we can afford to use for assistance of other peoples are limited. But our imponderable resources in technical knowledge are constant ly growing and are inexhaustible.” This statement gave rise to development cooperation policies as we have known them during the past decades; for a period approximately as long as Beat Dietschy’s presence among us as a world citizen. 17 In his life span, Beat Dietschy has seen it all. He witnessed all the various stages through which the development concept and debate went in the course of time: development as a technical issue, as a matter of the transfer of resources, Rostow, development equates economic growth, 0.7% ODA, UN Development Decades, the Centre-Periphery model of Johan Galtung, the Latin American more dynamic version of it in the form of the dependencia theory, delinking via import substitution, the New International Eco nomic Order, the basic needs approach, untying of aid, gender and development, micro credit, structural adjustment, trade-not-aid, the Washington Consensus, fragile states, good governance, the importance of institutions, capacity building, Agenda 2000, the Paris/Accra Agenda, the Monterrey Consensus, the Millennium Development Goals, the rights-based approach, policy space, Tobin Tax, Beyond-2015, Public-Private Partnerships, Sustainable Development Goals, to mention just a few … Throughout these 66 years, emphases constantly changed. Each of these emphases highlighted important facets of the highly complex development kaleidoscope but an all comprehensive theory (let alone policy) which encompasses all these factors and facets in a holistic way has still to be developed. The question is whether we should continue to try to unpack this concept or whether we give up on that and admit that the idea of “development” is not really useful and that it is past its sell-by date. My personal preference is for the latter; it is time for this concept to go into retirement and to organise a farewell reception. Farewell reception I would like to be a guest at such a reception, if only to make sure that ‘development’ is really on its way out … Maybe I would ask the floor for a brief farewell speech. What would I say? First of all I would express ambivalence about the farewell. On the one hand, development policies have, in the course of time, often set a scene for policies and programmes which brought out the best in people. Many people around the globe have benefitted from development programmes and projects which were carried by international bodies, national governments, and development NGOs and their 18 partners. Without doubt, millions of people have seen their poverty reduced and chances enhanced because of such projects and programmes. However, on the other hand, ‘development’ has, from the very beginning, also been mainly a western agenda, a cynical tool in East-West conflicts during the Cold War, and a one-dimensional agenda when development was/is equated with economic growth alone. To add insult to injury, official western policies were/are based on gross incoherence between policies pursued in the context of development cooperation (aimed at poverty reduction) and other policies. What was given with the left hand of development policies was often taken back with the right hand of policies in areas such as trade, agriculture and fisheries.1 The history of the past 66 years is an ambiguous mixed bag of good results which were achieved but also of promises made and promises broken, capacity built and civil society undermined, people’s participation promoted and oppressive regimes propped up, genuine international cooperation and externally dictated political and economic policies, and of poverty reduced and misery increased. In other words, there are plenty of reasons for feeling ambivalent about 66 years of development theory and practice. Such ambivalence has also characterised the ecumenical debate about the topic.2 In the ecumenical movement you found groups and people who could be characterised as “development qualifiers”. They would prefer to keep the concept of ‘development’ but realise that it has to be qualified, for example by saying that development has to be “human”, “social” or “sustainable”. Others rejected this approach by pointing to the harm done in the name of ‘development’ in the course of time. They prefer to do away with the concept and search for alternative paths. These people could be called “development dissenters”. The distinctions between these two groups were never watertight but, today, most 1 2 See for example: European Union Development Co-operation Policies. Between Intentions and Reality: the Issue of Coherence, APRODEV, Brussels, Belgium, 2001 See for example: Development Assessed: Ecumenical Reflections and Actions on Development, World Council of Churches, Geneva, Switzerland, 1995, and the and the translation and comments on the text produced by Bread for all: Entwicklungskonzepte: Standortbestimmung. Bericht einer Konsultation des Ökumenischen Rat der Kirchen, mit einem Kommentar von Brot für alle, Bern, Switzerland, 1996. 19 people in both groups would probably agree that it would be best if ‘development’ retires and that a successor should be sought. Work environment Before a job description is written and a search process for such a successor is organised, it is important to read the ‘signs of the times’ and to analyse the work environment in which the successor will have to perform its tasks. Much work has already been done in this respect. This becomes evident when one consults, for example, the websites of the World Council of Churches and the ACT Alliance. Some of the key words which emerge are: globalisation and changing power relationships, climate change, growing disparities between rich and poor, and shrinking space for civil society. In the secular realm, the OECD report on “Shifting Wealth” is a good resource to assess global trends.3 The emerging trends have important ramifications for or ganisations such as Bread for all, and indeed for all members of the ACT Alliance. First, the economic environment in many rich donor countries has shifted from one of relative plenty in the early 2000s, to one of pressing constraints following the financial crisis in 2008.Tightening budgets are putting a strain on governments which are struggling to honour their aid commitments. With a few notable exceptions (such as the United Kingdom), development aid budgets are held stable at best or are being cut. This has implications for non-governmental development organisations (NGDOs) which see their funding reduced both from official ‘back donors’ and private donors. The need to cut budgets is accompanied by ever increasing requirements to demonstrate accountability and to prove immediate results. More than ever before, (back) donors insist on receiving ‘value for money’. As official sources of funding are drying up, NGDOs will have to rethink their role. Traditionally, they often played a middle role in funding between official Northern donors and Southern civil society organisations. They also produced analyses and were en- 3OECD: Perspectives on Global Development 2010. ShiftingWealth, Paris, 2010. 20 gaged in lobby activities on behalf of those they support. This proxy role, however, is coming under increasing pressure. As the organisational capacity of Southern civil society enhances, many question whether they need a proxy when you can have ‘the real thing’. Large civil society organisations are now emerging in ‘the South’ and there is a trend towards more South-South cooperation. As the intermediary funding role of Northern NGDOs is dimin ishing, the importance of lobbying and advocacy remains. After all, Northern policies can still contribute to maintaining and creating poverty, exclusion, and the destruction of Creation. The gradually reducing role of funding may enhance possibilities for more genuine and less unequal partnership relations between organisation in the North and in the South. Obviously, advocacy must be evidence-based and informed by the realities in which civil society organisations in other parts of the world live and work. Such partnerships can be between organisations in the North and in the South, but also between Southern NGOs, and/or between Southern and Eastern organisations, etc. Second, the global aid architecture is likely to change, also because of this trend. As traditional donor countries find it harder to justify foreign aid expenditure to their home constituencies, alter native voices and sources of funding will become increasingly influential. Public-private partnerships, for example, are likely to gain importance. This changes the traditional dynamics of providing aid and could lead to more emphasis on ‘efficiency’. This is not necessarily bad except in cases in which ‘efficiency’ is interpreted in a narrow way and is focussed on achieving (financially) beneficial results for the private sector actor in the partnership rather than on reducing poverty and enhancing people’s participation. Related to this is a third trend: the emergence of new donors, notably those from the South, as a result of a shifting geo-political context. It is still unclear what the exact results of this shift will be but it is obvious that the ‘unipolar’ world which has prevailed since the end of the Cold War is drawing to a close. Signs are that by 2025, this could be replaced by a ‘multi polar’ world in which the United States, China, India and possibly Europe will constitute the main poles in the architecture of global governance. Poorer countries will most probably seek economic cooperation with the new ‘powers that be’ rather than relying on their traditional ties 21 with the classical donor countries. New finance will come with different conditionalities attached or none at all. At the same time, ‘aid’ is likely to be provided mainly if it can serve the economic and political interests of the donor. By eschewing the tra ditional demands for governance reform and transparency favoured by traditional multilateral and most bilateral donors, an emerging donor country like China is implicitly challenging the DAC consensus. The result may be that more and more Southern counties feel attracted to China’s development model rather than Western political-economic models. As countries like China and India focus on growth, the environmental limits to unbridled economic growth will make themselves ever more felt. Job description for the successor From the developments described above in very broad strokes, it is clear that the future of what is sometimes called the ‘development sector’ is one of flux and upheaval. Making sense of this changing context and understanding the possible implications are very daunting tasks indeed. Yet the ecumenical movement, and all others who are concerned about poverty, justice, peace, and environmental sustainability, have to face these tasks, difficult as they may be. Our success will depend, to a large extent, on how we tackle the systemic changes and the unpredictability of the emerging global trends. One thing is clear: in view of these emerging trends, the classical concept of ‘development’, as well as the theories and policies related to it, are rapidly becoming outdated (if they were ever universally suitable, applicable and acceptable). Globalisation has led to an increasingly interconnected world. This requires an interconnected, integrated and multidimensional approach. Simply revising existing agendas is not enough anymore; what our world needs is nothing less than a fundamental transformation of prevailing mind-sets and policies on a global scale. What elements can be identified for the job description of the successor concept? For those who have eyes to see, it is obvious that, in this globalising world, combating poverty and exclusion in the context of environmental sustainability constitutes the most urgent twin 22 agenda for the coming decades. This agenda can only be successfully tackled if we replace the narrow definitions of progress as economic growth, and of inequality as a lack of financial resources. Surely, for some, economic growth remains absolutely necessary as they have to struggle to survive and meet their daily basic needs. For millions, to have more is required in order to be more. But for others, who already enjoy good living standards, acquiring more material goods does not necessarily lead to more happiness in life. Rather than being interested in more material growth, they may primarily value things like the quality of family life and friendships, meaningful work, leisure and spiritual richness. Economic growth and financial gain have their role to play in society but social and environmental objectives are at least equally important and often have a defining role in the quality of life. Concepts which embrace the relative needs of society such as ‘enough’ and ‘steady’ will (have to) become more important in the future. Well-known holistic concepts concerning human well-being are “Ubuntu” (Southern Africa), San Seng (Buddhism), Yin Yang (Taoist philosophy, and Buen Vivir (Latin America). The ‘Sarkozy Commission on the Measurement of Economic Performance and Social Progress’, under the leadership of Joseph Stiglitz, has done valuable thinking on these topics. In their report, published in 2009, they argue for the need to shift emphasis from measuring economic production to measuring people’s well-being. Long before the ‘Sarkozy Commission’, others have, in the course of time, argued along similar lines.4 Implications for the ACT Alliance In all this, the anti-poverty agenda and the sustainability agenda are indivisible; they need actions ‘at home’ as well as abroad. Combined, these two agendas can be described as the quest for 4 In the ecumenical realm, the following books may serve as examples: Herman E. Daly and John B. Cobb, Jr: For the Common Good. Redirecting the Economy toward Community, the Environment and a Sustainable Future, Beacon Press, Boston, MA, USA, 1989; Bob Goudzwaard and Harry de Lange: Beyond Poverty and Affluence. Toward an Economy of Care, William B. Eerdmans, Grand Rapids, MI, USA, 1995; Larry L. Rasmussen: Earth Community, Earth Ethics, WCC Publication, Geneva, Switzerland, 1996. 23 ‘eco-justice’. This quest constitutes a holistic and inclusive global agenda. Such an agenda includes fighting poverty and changing lifestyles in the North. Organisations like the ACT Alliance need to include such a transformative agenda in their work in order for the North-South agenda to become a truly global approach and a common responsibility. Without addressing poverty, ex clusion and ecological degradation in the North, the agenda ACT is not complete. Neither is the membership of the ACT Alliance complete if diaconal organisations and eco-justice movements focussed on poverty, justice and environmental sustainability in the North are not among the members. For the ACT Alliance to go beyond the classical North-South agenda and to become a truly global movement against poverty and for the protection of Creation, the agenda, the membership and the methodology of ACT will have to be re-assessed. The successor The traditional development paradigm has to be succeeded by a new paradigm which is more human- and eco-centric, which takes account of the importance of culture and religion, and which focuses on a broader notion of human well-being. Justice, peace, sustainability, participation, human dignity, health and healing, fulfilment and happiness are among the overarching goals and hallmarks, and constitute the core of the job description of the successor to ‘development’. In this light, who could be this successor? As far as I am concerned, that successor is already some 2000 years old and is not unknown to Beat. But unlike Beat, the successor will never have to go into retirement. Jesus called it “life in all its fullness” (John 10:10). — Rob van Drimmelen is a monetary economist and was, from 1997–2014, General Secretary of APRODEV, the network of ecumenical development and humanitarian aid agencies in Europe which are members of the ACT Alliance. 24 Gutes Leben für alle statt Entwicklung Ulrich Duchrow Kritisches Denken verbindet Beat Dietschy und mich als Schüler und Freunde von Franz Hinkelammert. «Entwicklung» in diesem Horizont heute zu reflektieren, bedeutet Abschiednehmen von dem, was wir die westliche Moderne nennen. Nicht, dass wir dort nicht auch an bestimmte emanzipatorische Elemente anknüpfen könnten und sollten. Aber die herrschenden Steuerungsmechanis men der westlichen Moderne sind auf dem besten Weg, Menschheit und Erde in den Abgrund zu fahren. Der Titel des neuen Buches von Fabian Scheidler bringt die Situation auf den Punkt: «Das Ende der Megamaschine. Vom Scheitern einer Zivilisation» (2015). Dieses Buch legt anschaulich die Wurzeln unserer Zivilisation seit ihren Anfängen frei und zeigt ihre Geschichte im Zusammenspiel von vier Tyranneien: physischer Macht (Militär), struktureller Gewalt (Geld, Verschuldung, Eigentum, rechtlich verfasst), ideologischer Macht (Expertenwissen, Technik und Erfindung eines herrschenden Gottes), die Macht des linearen, kalkulierenden Denkens. Eine neu herausgearbeitete Komponente ist die Bedeutung der Metallurgie (Bergwerke) als Ursprung des ökologisch zerstörerischen Extraktivismus. Sie stellt die Verbindung zwischen Militär- und Marktmacht in dieser Zivilisation dar. Die Moderne seit dem späten Mittelalter baut aus diesen Komponenten eine monströse Megamaschine, d. h. diese zerstörerischen Kräfte werden unabhängig von (moralischen) persönlichen Entscheidungen zu einem anonymen Funktionsmechanis 25 mus. Die treibende Kraft in diesem System ist das Kapital mit seinem Grundgesetz, dass es wachsen muss. Es erzeugt in allem Wirtschaften Wachstumszwang aber auch in der Mentalität von Menschen den grenzenlosen Wunsch nach (quantitativem) «Mehr», genannt Gier. Mechanistische Wissenschaften und Technologien, Staatsapparate, die Disziplinierung der Menschen und die Niederschlagung von emanzipatorischen Bewegungen führen zu dem Glauben, dieses Weltsystem sei ohne Alternative. Damit aber offenbart sich der religiöse Charakter dieser Zivilisation: Alle Loyalitäten laufen zusammen in der Geldvermehrung, im Mammon. Deshalb sollte man die aktuelle Erdphase nicht Anthropozän nennen, sondern «Kapitalozän» (Elmar Altvater). Es wird immer deutlicher, dass Erde und Menschen auf Dauer keine Überlebenschance haben, wenn diese Maschine mit dem durch das Kapital hergestellten Wachstumszwang so weiter laufen darf. Deshalb steigen immer mehr Menschen weltweit aus der Kapitalakkumulation aus, ändern die Richtung ihres Denkens, organisieren sich selbst, entdecken das Gemeinsame wieder (die Commons), suchen nach echter Demokratie, engagieren sich für Entmilitarisierung und Frieden, lernen den Umgang mit den Netzen des Lebens. Was bedeutet «Entwicklung» in diesem Szenario? Es ist evident, dass das ursprüngliche Konzept von Entwicklung nach dem 2. Weltkrieg, wie es von US Präsident Truman auf den Weg gebracht wurde, Hilfe zur Einfügung eines Landes in die Mega maschine bedeutete. In seiner Antrittsrede am 20.1.1949, in der Truman auch die Gründung der Nato ankündigte, sagte er die berühmten Sätze: «In addition, we will provide military advice and equipment to free nations which will cooperate with us in the maintenance of peace and security. Fourth, we must embark on a bold new program for making the benefits of our scientific advances and industrial progress available for the improvement and growth of underdeveloped areas. More than half the people of the world are living in conditions approaching misery. Their food is inadequate. They are victims of disease. Their economic life is primitive and stagnant. Their poverty is a handicap and a threat both to them and to more prosperous areas. For the first time in history, humanity possesses the knowledge and skill to relieve the suffering of these people» (zitiert nach Wikipedia). 26 Das heisst im Klartext: Im Streit mit der Sowjetunion um die Weltherrschaft bemüht sich das westliche Imperium, möglichst viele der im Vergleich zu den Industriestaaten «unterentwickelten» Länder in ihr Fortschrittsmodell einzubeziehen. Das gleiche tat übrigens auch die Sowjetunion. Der Realsozialismus versuchte, den Westen in seinem Wachstumswahn noch zu übertreffen. Wir haben es also in beiden Fällen mit Ausprägungen der Mo derne zu tun, obwohl im «Realsozialismus» das erreichte Inlandsprodukt gerechter verteilt wurde. «Entwicklung» in beiden Fällen wird von oben, von Bürokratien gesteuert, im einen Fall von privaten Bürokratien, im andern von staatlichen. Alle späteren Entwicklungsstrategien (z. B. orientiert an Grundbedürfnissen oder Nachhaltigkeit) versuchten einzelnen Fehlentwicklungen entgegenzutreten. Sie scheuen sich aber, die Systemfrage zu stellen. Das wird z. B. deutlich in der Studie des Wuppertal Instituts im Auftrag von Brot für die Welt, eed und BUND: «Zukunftsfähiges Deutschland» (2008). Hier finden wir das Unterkapitel 4.6 unter dem Titel: «Entwicklung statt Wachstum» (112 ff.). Es geht aus von der Behauptung: «Eine deutliche Entkopplung von Umweltverbrauch und Wirtschaftsleistung ist möglich». Dies ist freilich sehr umstritten im Blick darauf, dass die Wirtschaftsleistung an industrielle Prozesse und Erzeugung von künstlichen Wünschen gekoppelt ist, so dass Rebound-Effekte eintreten. Die Studie spricht sodann ausdrücklich die Systemfrage an – freilich in eher verschleiernder Form: «Wenn Kapitalismus – unabhängig davon, ob private, ge nossenschaftliche oder öffentliche Eigner dominieren – als die Vorherrschaft des Renditekalküls über Gemeinwohlbelange verstanden wird, dann ist er in seiner gegenwärtigen Ausprägung schwerlich zukunftsfähig. Überlebensfähig ist nur eine Wirtschaftsform, die den Gemeingütern Umwelt und Lebensqualität Sitz und Stimme im Wirtschaftsgeschehen gibt (> Kapitel 9 und 10).» Schaut man dort nach, so findet man die Behauptung: «Eine ökologisch-soziale Marktwirtschaft wird den Kapitalismus so zugunsten der natürlichen und sozialen Mitwelt konditionieren, dass er das Wohlergehen der ganzen Wirtschaft im Blick hat» (276). Dies ist die grosse Illusion, die Kirchen, Gewerkschaften, Wissenschaft und natürlich PolitikerInnen zur Zeit verbreiten: «Wasch mir den Pelz, aber mach mich nicht nass». Die klassische 27 Soziale Marktwirtschaft (SMW) nach dem 2. Weltkrieg war nur unter besonderen historischen Bedingungen möglich und (wenigstens sozial) erfolgreich: 1. Der Kapitalismus, in Systemkonkurrenz mit dem «sozialistischen Lager», konnte sich nicht zu brutal zeigen; 2. in der fordistischen Wirtschaftsweise hatten ArbeiterInnen grosse Hebelkraft; 3. es gab noch keine Deregulierung der Finanzmärkte, so dass diese den Steuereinzug nicht umgehen konnten; 4. maximale Wachstumsraten waren nötig, damit das Kapital «ausreichend» Rendite einstreichen und trotzdem etwas Umverteilung von oben nach unten zulassen konnte, und sie waren möglich, weil die Grenzen des Wachstums noch nicht in Sicht waren. Alle diese Bedingungen haben sich grundlegend geändert, so dass es eine Illusion ist, der Kapitalismus liesse sich konditionieren. Zurzeit übt er seine Herrschaft absolut aus und treibt die Politik vor sich her. Deshalb ist jedes Entwicklungskonzept illusionär, das innerhalb des herrschenden zivilisatorischen Systems konzipiert ist und nicht langfristig die Überwindung der kapitalistischen Zivilisation als regulative Idee ins Auge fasst. Das Herzstück unserer Zivilisa tion muss sich ändern: dass Kapital wachsen und darum die Men talität der Menschen auf das Kalkulieren des individuellen Vorteils programmiert werden muss. Es ist klar, dass dies nicht von heute auf morgen erreicht werden kann. Aber alle kurz- und mittelfristigen Schritte sind daraufhin auszurichten. Das heisst, es geht nicht nur um strukturellen Wandel, sondern um Änderung von Denk weisen, Gefühl und Verhaltensweisen, d. h. auch um spirituelle Umkehr im Rahmen einer neu zu entwickelten Kultur des Lebens. Ich habe in dem Buch «Gieriges Geld» (2013) die Zivilisa tionsentwicklung nach dem Eindringen von Geld ins tägliche Leben seit ca. 3000 Jahren nachgezeichnet und dabei entdeckt, wie Religionen und Philosophien von Griechenland bis China darauf kritisch reagierten. Diese Quellen des Widerstands und der Alternativen werden heute von engagierten und befreiungstheologischen Bewegungen wiederentdeckt. Sie verbünden sich mit indigenen Weltanschauungen, die nicht nach dem «immer besseren», sondern nach dem «guten Leben» (sumak kawsay) fragen. Dieser Begriff ist sehr hilfreich für das Anvisieren einer neuen alterna tiven Kultur. Denn er rückt das qualifizierte Leben in den Mittelpunkt, und verwirft die auf Tod programmierte herrschende Zivi28 lisation. Ausserdem geht das Konzept von der wechselseitigen Beziehung (Zusammengehörigkeit) alles Seienden aus. Darin ist es dem Buddhismus verwandt, dessen Epistemologie – im Gegensatz zur westlichen – «Mitgefühl» beim Denken zum Ausgangspunkt macht, statt es auszuschliessen. In diesen Modellen fragen Menschen gemeinsam: Wie wollen wir leben? Welche Art von Wirtschaft brauchen wir dafür? Wie kann dabei die Natur, von der und mit der wir leben, zu ihrem Recht kommen, damit auch hier die gegenseitige Abhängigkeit Leben in Zukunft möglich sein lässt. Diese relationalen Weltbilder können als Orientierung für kurz- und mittelfristige Strategien dienen. Die klassischen Hilfswerke wie Brot für alle sollten von diesem Grundansatz aus kurzfristig alle Initiativen unterstützen, die auf lokal-regionaler Ebene postkapitalistisch zu arbeiten und leben beginnen. Kairos Europa hat dazu ein Handbuch für lokales Wirtschaften herausgebracht (Douthwaite/Diefenbacher, 1998). Es geht dabei um nicht-kapitalistisches Geld- und Bankenwesen, dezentrale Gewinnung alternativer Energien und lokale Wirtschaftskreisläufe für die Grundversorgung. Diese Ebene ändert nicht die Makrosysteme, ist aber sehr wichtig für das Ausprobieren postkapitalistischer Handlungs- und Verhaltensweisen. Ausserdem wird die Erfahrung gemacht, dass anders leben besser leben bedeuten kann, was die notwendige emotionale Schubkraft für weitergehenden Kulturwandel erzeugt. Makro-ökonomisch und politisch geht es kurzfristig um Wider stand gegen alle weitere Privatisierung, Deregulierung und Liberalisierung, insbesondere im Blick auf Güter und Dienste der Grundversorgung (Wasser, Luft, Gesundheit, Bildung, Transport). Dieser Widerstand hat nur Aussicht auf Erfolg, wenn er durch breite Bündnisse getragen ist. Es geht dabei um soziale Bewegungen, Gewerkschaften, ökumenische Basis. Hier spielen die kirchlichen Hilfswerke schon eine sehr konstruktive Rolle. Natürlich kommen sie unter den Druck ihrer Geldgeber, wenn sie klar antikapitalistische Positionen beziehen, weshalb sie dann auch gern den Konflikten ausweichen (s. «Zukunftsfähiges Deutschland»!). Mittelfristig geht es um die Umgestaltung der drei wichtigsten Grundpfeiler des Kapitalismus: Geld, Eigentum und abhängige Arbeit. Geld darf nicht mehr als Ziel gefasst werden, als Ware zur Vermehrung von Geld, sondern es muss reines Instrument für 29 reales Wirtschaften sein, organisiert als öffentliches Gemeingut. Eigentum muss rechtlich strikt an das Gemeinwohl gebunden und als solches rechtlich organisiert werden. Wichtig ist, dass sich gerade hier zeigt, dass alternatives Wirtschaften nicht «zurück zur Steinzeit» bedeutet, sondern dass sich gerade in neuen Technologien neue Möglichkeiten für Gemeingüter ergeben (Open Source software etc.). Arbeit ist mittelfristig wieder aus der kompletten Abhängigkeit zu befreien durch die Demokratisierung der Arbeitsverhältnisse. Kurz, die notwendige Transformation der kapitalistischen Geldzivilisation zielt darauf, dass Menschen wieder Subjekte in Gemeinschaft miteinander und allen lebenden Kreaturen sein können und nicht etwa Täter oder Opfer in den Zwängen einer Kapitalvermehrungsmaschine. Wenn dies die Perspektive ist, sollte man den Begriff der «Entwicklung», der von seiner Geschichte her an das Fortschrittsdenken der westlichen Moderne gekoppelt ist, als Zielbegriff ersetzen durch «Kultur des guten Lebens aller». Genannte Literatur – BROT FÜR DIE WELT/EED/BUND, Hrsg.: Zukunftsfähiges Deutschland in einer globalisierten Welt. Eine Studie des W uppertal Instituts. Frankfurt: Fischer TB, 2008. – DOUTHWAITE, Richard/Diefenbacher, Hans: Jenseits der Globali sierung: Handbuch für lokales Wirtschaften. Mainz: Grünewald, 1998. – DUCHROW, Ulrich: Gieriges Geld: Auswege aus der Kapitalismusfalle – Befreiungstheologische Perspektiven. München: Kösel, 2013. – SCHEIDLER, Fabian: Das Ende der Megamaschine. Geschichte einer scheiternden Zivilisation. Wien: Promedia, 2015. – WIKIPEDIA, Art. Entwicklungspolitik. — Seit 1984 wirkt Ulrich Duchrow als Professor für systematische Theologie an der Universität Heidelberg. Als Befreiungstheologe hat er unter anderem am Aufbau des ökumenischen Basisnetzwerks KAIROS EUROPA mitgewirkt. 2013 erschien sein Buch «Gieriges Geld. Auswege aus der Kapitalismusfalle», 2015 die 5 Bände der von ihm mitherausgegebenen Reihe «Die Reformation radikalisieren» samt 94 Thesen. 30 ‹Gut Leben›: mehr als eine Parole? Josef Estermann Zivilisationskrise und Gegenbewegungen Auch wenn sich die Finanzkrise von 2008 beruhigt zu haben scheint, und die Banken, Unternehmen und politische Eliten wieder zum business as usual zurückgekehrt sind, zeigt eine etwas genauere Analyse, dass es sich dabei nur um die Spitze des berühmten Eisbergs handelt. Die Krisen jagen sich in den letzten zwanzig Jahren: Umweltkrise, Wirtschaftskrise, Eurokrise, Schuldenkrise, Steuerkrise, Sinnkrise, aber auch die Krise des globalen Zusammenlebens und der zunehmenden Ungleichheit auf dem Planeten Erde. Da die verschiedenen Krisen immer wieder auf eine aus dem Ruder gelaufene abendländische Moderne verweisen, ist es nicht übertrieben, von einer umfassenden Zivilisationskrise zu sprechen, welche die neuzeitlichen abendlän dischen Errungenschaften wie das etablierte – und oft mit dem Abendland identifizierte – Christentum gleichermassen in den Grundfesten erschüttert. Die Postmoderne und die neoliberale Globalisierung haben diesen Befund nicht etwa dementiert oder abgeschwächt, sondern vielmehr «globalisiert». Das vorherrschende Wirtschafts- und Entwicklungsmodell abendländischer Prägung scheint die Erde immer näher an den sprichwörtlichen Abgrund zu bringen, und trotz der vielen Anzeichen einer Verschlimmerung der vielen Krisen wird in den Chefetagen der Multi 31 nationalen, des Finanzadels und in der G8 (Gruppe der acht mächtigsten Wirtschaftsnationen) getan, als ob alles zum Besten stünde. Zugleich sind in Nord und Süd zivilgesellschaftliche Bewegungen entstanden, die das vorherrschende Zivilisationsmodell der kapitalistischen und medialen Globalisierung immer radikaler kritisieren und ihm alternative Modelle von Zivilisation, Zusammenleben und Wirtschaften entgegenhalten. Zu erwähnen sind die Weltsozialforen (seit 2001), die neuen Jugendbewegungen der «Empörten» (seit 2008), der «arabische Frühling» (seit 2011), aber auch die indigenen Bewegungen auf den verschie denen Kontinenten, die Décroissance-Bewegung und ganz all gemein die Anti-Globalisierungs-Bewegung (ATTAC). Es geht dabei um Wachstumskritik in einem umfassenden und funda mentalen Sinne: das gegenwärtige kapitalistische Wachstumsund Entwicklungsparadigma ist nicht «globalisierbar», es sei denn, wir verfügten über sieben Planeten Erde. ‹Gut Leben› im Norden und Süden In diesem Kontext wurden sowohl im Norden wie im Süden Stimmen laut, die Begriffe wie «Entschleunigung» (Décroissance), «Selbstbeschränkung» oder «solidarisches Wirtschaften» in die Debatte um Alternativen einführten, die zudem zum Teil durch Erkenntnisse aus der Frauenbewegung (Care Economy) und der Dekolonisierungskampagne im Süden genährt werden. Und in diesem Sinne findet auch der Diskurs des «Guten Lebens» Eingang in die öffentliche Diskussion, sowohl im Süden wie im Norden. Allerdings tut man gut daran, sich die unterschiedliche Genese und Bedeutung dieses Begriffs vor Augen zu führen. Während der ursprünglich von Aristoteles stammende Begriff des «Guten Lebens» (eubios) im Norden (Europa und USA) vor allem in der aktuellen Ethikdiskussion zur «globalen Gerechtigkeit» eine wichtige Rolle spielt, verweist der aus den indigenen Weisheitstraditionen Lateinamerikas – oder Abya Yala, wie der Kontinent von den indigenen Völkern genannt wird – stammende Begriff des Vivir Bien («Gut Leben») auf zivilisatorische Grundlagen, die der abendländischen Neuzeit diametral entgegengesetzt 32 sind. Das lateinamerikanische «Gut Leben» – eine sehr mangelhafte Übersetzung von Begriffen (suma qamaña; allin kawsay; sumak kawsay) aus den indigenen Sprachen – wurde im Zuge der Gedenkfeiern zu 500 Jahren Conquista (Eroberung durch Spanier und Portugiesen) und Völkermord (1992) an die Oberfläche gespült und wird seitdem von Intellektuellen als Inbegriff indigener Weltanschauung und Zivilisationskritik gehandelt. Dabei ging es ursprünglich überhaupt nicht um eine Alternative zum vorherrschenden Modell der kapitalistischen Globalisierung, sondern einfach um ein Symbol der kulturellen und religiösen Selbstbestimmung der indigenen Völker. Jenseits von anthropozentrischen Entwicklungsmodellen Durch die Gleichzeitigkeit der (unterschiedlichen) Prozesse im Norden und Süden wird der Begriff auch hierzulande immer häufiger als Inbegriff eines «postkapitalistischen» Entwicklungsund Zivilisationsmodelles aufgegriffen. Aber was ist denn eigentlich das amerindianische «Gut Leben»? Und ist es wirklich mehr als eine Beschwörungsformel oder ein Deus ex machina? Zunächst sei betont, dass das indigene «Gut Leben» Lateinamerikas ohne seinen weisheitlichen und zivilisatorischen Hintergrund in den jahrtausendealten Traditionen nicht zu verstehen ist. Es geht – im Vergleich zur abendländischen Weltanschauung – um total andere Welt- und Menschenbilder. Während die abendländische Moderne die Welt seit Descartes als «Maschine» und unerschöpfliche Ressource für die menschliche Selbstverwirklichung sieht, ist diese in amerindianischer Perspektive ein «Organismus», ein lebendiges Wesen, das von intakten Beziehungen und Verbindungen lebt. Etwas plakativ gesagt: abendländisches Denken bevorzugt das vereinzelte Seiende (Substanz, Indivi duum), während indigenes Denken auf dem Vorrang der Beziehung (Kräfte, Energien) aufbaut. Dies schlägt sich natürlich in allen Bereichen nieder, vom Menschenbild über die Ethik bis hin zu den religiösen Beziehungen. Das aristotelische «Gute Leben» ist ganz deutlich anthropozentrisch und auf das Individuum (bei Aristoteles war es der freie erwachsene männliche Eigentümer) fokussiert; das indigene 33 «Gut Leben» dagegen geht von einer kosmozentrischen und biozentrischen Weltanschauung aus und rollt es von der Gemeinschaft her auf. Wie der grammatikalische Unterschied von Ad jektiv/Adverb («gutes/gut») und Substantiv/Verb («Leben/leben») zeigt, geht es bei der indigenen Vorstellung nicht um einen an Gütern oder Besitz messbaren individuellen Lebensstil (eben das postmoderne und hedonistische «Gute Leben»), sondern um eine Haltung, um eine ganzheitliche und umfassende Art und Weise, das Leben insgesamt (das weit über das Biologische hinaus geht) zu gestalten und aufrecht zu erhalten. Es geht, um es knapp zu sagen, um die «gute» Art und Weise zu leben, und dies impliziert im indigenen Verständnis notwendigerweise eine Ausrichtung auf und die Begründung durch das Ganze (pacha). ‹Gut Leben› als Einklang und Konvivenz «Gut Leben» meint deshalb zuallererst, im Einklang mit dem kos mischen, spirituellen, religiösen und natürlichen Gleichgewicht und seinen Ordnungsgesetzen zu leben. Nur wenn das mensch liche Leben mit der Natur, den Urahnen (Geistwelt), dem Gött lichen und den zukünftigen Generationen im Einklang (Gleich gewicht, Harmonie) ist, gilt es als «gut» in einem umfassenden Sinne. «Gut Leben» meint deshalb schon von Anfang an «Zusammenleben» (Konvivenz), also eine Existenz in einem umfassenden Beziehungsgefüge, in dem der einzelne Mensch einen bestimmten «Ort», eine spezifische «Funktion» einnimmt, aber niemals als isoliertes und vereinzeltes Subjekt einer objektiven leblosen Natur gegenübersteht. Das indigene «Gut Leben» der südamerikanischen Anden (wie auch anderer indigener Traditionen) steht deshalb in schroffem Gegensatz zu wichtigen Prinzipien abendländischen Denkens, wie es sich in der Neuzeit herausgebildet und im Zuge von Kolonialisierung, Industrialisierung und wirtschaftlicher Globalisierung zum «einzig gültigen Denken» entwickelt hat. Zuerst einmal ist die Vorstellung eines in sich und für sich existierenden Individuums, aber auch einer von der Natur völlig losgelösten Menschheit für andines indigenes Verständnis etwas Absurdes. Die Vereinzelung und «Verabsolutierung» (im Sinne 34 des «Los-Gelöstseins») bedeutet für indigenes Verständnis Tod, Chaos, Unordnung und Verderben. Leben ist Beziehung, und ohne Beziehung gibt es kein Leben. Deshalb gehört es zur «Ursünde» der abendländischen Neuzeit, den Menschen vermeintlich von der Natur und der spirituellen Welt losgekoppelt zu haben, und dies zudem als prometheischer Freiheitsakt anzusehen. Die Folgen sind Tod in der Gestalt von Klimaveränderung, Einsamkeit, Depression, Suizid, Suchtverhalten und anderen «Zivilisationskrankheiten» der nördlichen Hemisphäre. Ist das ‹Gut Leben› eine Alternative für uns? Aber kann denn das indigene «Gut Leben» aus Lateinamerika in einem kulturellen und zivilisatorisch völlig anderen Kontext wie dem europäischen überhaupt Eingang finden? Ich denke, dass es uns im Sinne einer «gefährlichen Spiegelung» auf unsere blinden Flecken aufmerksam machen und dadurch bewegen kann, unsere eigene «Verstocktheit» näher anzuschauen. Zudem führt es uns vor Augen, dass ein «unbegrenztes Wachstum» in einer endlichen Welt ein Ding der Unmöglichkeit ist, und das «bessere Leben» von Einigen unweigerlich auf Kosten von Anderen geht, also «schlechteres Leben» für Andere nach sich ziehen muss. Es kann kein «Gut Leben» geben, wenn zwei Drittel der Menschheit arm sind und die Natur mit Füssen getreten, die Lebensadern vieler Menschen abgeschnitten und die Verbindungen zu den spirituellen Dimensionen durch Konsum und Hedonismus hoffnungslos verstopft werden. In diesem Sinne hat das indigene «Gut Leben» für Menschen im Norden weitgehende Konsequenzen, vor denen wir lieber die Augen verschliessen. Es geht um «Entschleunigung», um eine neue Art der Genügsamkeit (Suffizienz), um die in Verruf gera tene Tugend des «Verzichts», um Wachstumskritik und um ein umfassendes globales Bewusstsein, bei dem die Beziehung oder das Gemeinwohl vor dem abgesonderten und als autonom betrachteten menschlichen Individuum steht. 35 Und die Theologie? Es ist erstaunlich zu sehen, wie ähnlich das amerindianische Ideal des «Gut Leben» der biblischen Vorstellung des «Reiches Gottes» (in Lateinamerika wird der Begriff des «Reiches» konsequent im Sinne eines Verbs interpretiert: Reinado de Dios – Gottes Herrschen) ist. Die Metaphern des Essens, des Festmahls, die Rede von den «Geburtswehen der Schöpfung» oder die Harmonie zwischen Mensch und Tier, sie alle sprechen vom «Gut Leben» in einem umfassenden kosmischen Sinne, bei dem nicht das vereinzelte Individuum, sondern die «ökumenische» – im Sinne der weltumspannenden alternativen Globalität der Solidarität – Tischgemeinschaft im Mittelpunkt steht. Die biblische Rede vom «Leben in Fülle» meint ja keineswegs den hedonistischen oder konsumistischen Traum des Überflusses und den Skandal, dass auf ein und demselben Globus ein Fünftel an Übergewicht und ebenso viele an Hunger leiden. Ein «Leben in Fülle» ist durchaus mit dem andinen «Gut Leben» zu vereinen, weil es die spirituellen, ökologischen, sozialen, kul turellen und wirtschaftlichen Dimensionen in sich vereint, und diese alle im Sinne eines umfassenden Gleichgewichts oder dem Traum einer «Welt, in der alle Platz haben, auch die nichtmenschliche Natur», deutet. Das indigene «Gut Leben» ist nicht mehr und nicht weniger Utopie als die biblische «Gottesherrschaft»: tätige Hoffnung. — Josef Estermann, Schweizer Theologe und Philosoph, war während Jahren in Peru und Bolivien als Laienmissionar tätig. Er ist ein international anerkannter Experte für die Kulturen, Philosophien und Religionen im andinen Raum. Seit 2012 ist er Bildungsleiter des RomeroHause in Luzern, Mitglied der Geschäftsleitung von COMUNDO und Lehrbeauftragter an der dortigen Universität. 36 La philosophie inter culturelle et les défis pour la rationalité philosophique traditionnelle ou eurocentrique. Raúl Fornet-Betancourt Point de départ La philosophie interculturelle propose une sorte de rationalité philosophique qui, ayant pour but ultime la transformation in terculturelle du concept traditionnel de raison, fait de l’expérience du « laisser-résonner-les raisons-de-l’autre » la condition de l’exercice du discours (rationnel) de argumentation. Pour cela, et de manière très résumée, ce type de rationalité philosophique se distingue au début de son chemin par des « aveux de renoncement » dont voici quelques exemples : – renoncer à l’absolutisme du ‹principe de raison› – renoncer à convertir la tradition d’origine en un itinéraire figé de voyage – renoncer au centrisme de ce qui s’appelle le « soi » – renoncer à la tendance à étendre les zones d’influence des noyaux rationnels ou culturels qui peuvent se construire dans l’histoire des traditions auxquelles nous nous identifions. 37 Par la pratique de ces renoncements, la rationalité philosophique que propose la philosophie interculturelle s’articule dans deux moments distincts mais complémentaires : Le premier moment est négatif et critique, et se concrétise par la confrontation avec les « évidences » de la « culture de la raison » (Kant) dominante. Parmi bien d’autres, ces « évidences » sont : la considération de la raison comme un principe absolu, la dispense de contextualité historique ou la réduction de la raison à une faculté logico-formalisante. Le second moment est plutôt constructif et propositif, il serait la tentative de récupérer les dimensions de la vie, de la sensibilité, de l’histoire quotidienne, des contextes de monde, comme des lieux qui donnent raison et vérité (Ellacuría). Et bien, sur toile de fond de ce type de rationalité philosophique, on peut entrevoir certains défis ponctuels pour la philosophie occidentale traditionnelle et sa rationalité. Ces défis seront le point de mon intervention. Défis 1. Le défi du « dé-concertation » des certitudes concertées dans l’histoire de la constitution d’un type déterminé de rationalité, dans ce cas la philosophie. Comme « concertation » de savoirs et méthodes, toute forme de rationalité tente de « se mettre d’accord sur » un ordre et une disposition des choses ; ordre et disposition qui sont nécessaires précisément pour l’expérience dans le monde de choses qui paraissent évidentes et certaines. Mais la reconnaissance du fait que l’humanité vit sa condition humaine dans des contextes de diversité culturelle et religieuse secoue les ordres et les dispositions des rationalités établies, en confrontant ces ordres et dispositions discursives à ses limites ou plutôt aux réalités présentées comme étant « au-delà » ou « en deçà » de ce qui est disposé discur sivement ou ajusté en ses ordres et dispositions. Cette expérience de diversité et de pluralité est donc déconcertante. Mais le défi consiste justement à « se laisser dé-concerter ». 38 2. Le défi d’apprendre à sentir l’expérience du « dé-concertation » comme annonce du « résonnement » que provoquent les raisons de l’autre (ses paroles) dans la structure de la rationalité-même. Cet apprentissage requiert – et c’est peut-être là où réside le défi à ce niveau – d’interrompre la logique de l’ordre et de la disposition des savoirs dans la rationalité (philosophique) qui se pratique, pour ne pas courir le risque de ruiner d’emblée la possibilité de « résonnement ». Sans « un arrêt » qui « attire l’attention » sur le type de rationalité qui permet au discours de progresser, il n’y a pas de « résonnement ». 3. Le défi de comprendre que, dans l’expérience du « résonnement », comme entrée dans une autre forme de rationalité, avant de chercher la « consonance » possible avec les mots de l’autre, il s’agit d’abord de s’interroger soi-même, et de relever la question de la façon dont on peut contribuer à créer un e space commun partagé et participatif pour rendre possible le « voisinage ». 4. Le défi est de concrétiser la question précédente en une question par l’histoire de la différence de son type de ratio nalité. Autrement dit, le défi de repenser la différence qui a façonné son caractère comme rationalité théologique et qui, par conséquence, marque aussi ses limites de pensée, de discursivité et/ou de communication. 5. Le défi de radicaliser la question par sa différence et en confrontant la question de comment pouvoir être rationnel (philosophiquement) autrement. 6. Le défi de répondre à la question par des formes alternatives de pensée philosophique dans le but de transformer la rationalité philosophique interculturellement et interreligieusement. Cette tentative implique de relativiser au moins le lien étroit établi entre la rationalité, la théorie, le système et la science (dans le sens véhiculé par la culture occidentale hégémonique) et d’admettre que la rationalité (dont précisément la philosophie) précède les théories rationnelles qui 39 peuvent être élaborées sur elles, aux systèmes pour lesquels on prétend dissimuler sa contingence ou la science par ce qui fait d’elle un sujet exclusif d’experts et professionnels. En d’autres termes, le défi de ne pas entrer en complicité avec des rationalités qui présupposent et qui, avec leur dé roulement, consolident la marginalisation discursive des gens et de leurs traditions. Seule une rationalité libérée des théories, des systèmes ou des « vérités positives » de la science qui la réduisent, pourra renaître à partir du dialogue des cultures et des religions. 7. Le défi de reconsidérer de manière critique le paradigme de l’inculturation et ses conséquences tant pour le dialogue avec les cultures qu’avec d’autres religions; en se demandant, par exemple, si dans ce paradigme il y a encore une conception universelle abstraite (métaculturelle) de la raison philosophique qui empêcherait un échange dans des conditions d’égalité avec les autres traditions et ses formes d’intelligence du logos ; ou questionnant si ce paradigme ne confond pas l’histoire du vécu, l’intelligence et la transmission de la raison humaine d’une communauté historique concrète avec son hypothétique contenu universel véritable, de sorte qu’on privilégie une expérience qui est en fait historique, contextuelle, et qui ferait obstacle à la recherche commune d’une universalité sans noyau guideur unique. 8. Le défi de repenser l’idée de l’unité (de la raison, de l’humanité, mais surtout de la raison) pour ne pas la voir comme un processus théorique vers l’unique, mais comme une expérience de sens qui, si elle a lieu, serait plutôt de caractère hétérotopique et hétérologique. 9. Le défi de redimensionner, depuis le dialogue avec d’autres traditions et/ou de mémoires de bonté et salut la compréhension de la « universalité », en considérant qu’il ne s’agit pas d’étendre la présence d’une forme de la raison, mais de participer en partageant « ce qui est propre » et de partager en participant comme à « ce qui est à l’étranger » pour intensifier le rythme de l’infini dans le fini. 40 10. Le défi d’assumer que ni la méthodologie ni ce qu’on nomme présupposés formels d’un type de rationalité (dans ce cas de la rationalité philosophique) sont éthiquement neutres et que ceci implique de poser, au début du discours rationnel, la question de la responsabilité historique ou la question de « à qui » on doit rendre compte de la rationalité du discours qui se déroule. Concrètement, le défi d’assumer que la constitution de rationalité ne peut ignorer la question sur le destin de l’altérité et de ses différences. 11. Le défi (sur un autre plan, peut-être plus pratique et institutionnel) de transformer l’éducation et la formation philosophique à partir de processus contextuels d’une rationalité pluraliste, dialogique et conviviale. Une rationalité interculturelle et interreligieuse requiert aussi des formes d’enseigne ment et de recherche interculturelles et interreligieuses. — Raúl Fornet-Betancourt est professeur de philosophie, enseignant à Brême et à Aix-la-Chapelle. D’origine cubaine, il s’intéresse aux relations entre philosophie et théologie. 41 Weiterdenken, weiterhandeln! Bruno Gurtner Beat Dietschy traf ich erstmals 1984 in Lima. Er und seine Frau Annette Dietschy lebten damals in der Andenstadt Cusco, weilten aber zur Geburt ihres Sohnes in der peruanischen Hauptstadt. Ich nahm dort an einer NGO-Konferenz über Verschuldung teil. Beat Dietschy zeigte sich sehr interessiert an der Konferenz debatte. Das war unsere erste gemeinsame Diskussion, beileibe aber nicht die letzte. Mehr folgten vor allem, als Beat Dietschy nach Bern zog und zu Brot für alle stiess. An der Konferenz in Lima ging es vor allem noch um eine Bestandsaufnahme. Die Schuldenlast drückte auf die meisten Entwicklungsländer. Die hohen Leistungen für Zins- und Schuldenrückzahlungen verglich man mit den viel tieferen öffentlichen Ausgaben für Gesundheit und Bildung, und die Exporteinnahmen der Entwicklungsländer waren tiefer als der Schuldendienst. Man forschte nach Ursachen der Verschuldungskrise; die export orientierten und auf Pump finanzierten Entwicklungsstrategien standen unter Kritik. Gefordert wurden unter anderem längere Tilgungsfristen, neue Kredite, tiefere Zinsen. So wie an besagter Konferenz in Lima debattiert wurde, so war die Schuldenkrise vielenorts Thema von Untersuchungen und lebhaften Auseinandersetzungen. Nicht nur seitens von Regierun gen, sondern eben auch in Hilfswerken und zivilgesellschaftlichen Organisationen. Jede Diskussion, jede Analyse brachte vertiefte Kenntnisse mit sich. 42 Liquiditäts- oder Solvenzkrise? In der Schweiz reagierte der Bundesrat im Jahr 1984 mit dem «Bericht über die Risiken der internationalen Verschuldung» auf die Kritik von Hilfswerken. Er plädierte für einen wirtschaftlichen Anpassungsprozess in den Schuldnerländern, aber auch für zusätzliche Finanzflüsse. Die Aussichten seien gut, dass die Verschuldungskrise bewältigt werden könne, da es sich «nicht um eine Systemkrise», sondern um eine temporäre «Überforderung des Systems» handle. Die Schweizer Hilfswerke beurteilten die Zahlungsunfähigkeit vieler Schuldnerländer allerdings nicht als eine blosse Liquiditätskrise, sondern als Solvenzkrise, die andere Massnahmen erfordere. Was im Rückblick als blosse Episode erscheinen mag, ist in Wirklichkeit ein wichtiger Prozess des Denkens und Handelns der Zivilgesellschaft, in der Schweiz, in Europa, in Nordamerika und dann auch in den Entwicklungsländern. Die weltweite Jubilee-Bewegung war ein sichtbares Resultat. Man beschäftigte sich mit dem Thema, analysierte, nahm die Unterstützung progres siver WissenschafterInnen auf, entwickelte sie weiter, stellte Forderungen, brachte sie lauthals auf die Strasse, lobbyierte bei Parlamenten, Regierungen, internationalen Organisationen. Man kritisierte Regierungen, die internationalen Finanzinstitutionen, die internationalen Geschäftsbanken. Die Forderung nach einem Schuldenerlass wurde lauter und prominenter, «Strukturanpassung mit menschlichem Gesicht» war der Titel eines vielbeachteten Buches von UNICEF-ForscherInnen. 1988 antwortete der Bundesrat auf eine Petition «Gegen Schulden, die das Essen fressen» der damaligen Aktion Finanzplatz Schweiz-Dritte Welt mit der Begründung, der Bund könne keine weiteren Schuldenerleichterungen in Form von Umwandlung öffentlicher Schulden in Geschenke gewähren (das hatte er allerdings damals in beschränktem Umfang schon getan). Und die Lösung der Fluchtgeldproblematik müsste im Ursprungsland selber gefunden werden. Solche und ähnlich lautende Antworten provozierten die Zivilgesellschaft in der Schweiz und weltweit nur noch mehr. Neue Forderungen wurden vorgetragen, wie der Rückkauf von Schuldtiteln mit Abschlag auf dem sogenannten Sekundärmarkt, die Errichtung von Gegenwerts-Fonds und Debt-for-nature43 swaps oder die Abschreibung von illegitimen Schulden (Odious Debt). So kamen auch IWF und Weltbank unter Druck und in Bewegung. Sie begannen, zusätzliche Mittel für den Schuldenabbau und den Rückkauf von Schulden zur Verfügung zu stellen, mit teilweise beträchtlichen Abschlägen. Daraus entwickelten sich die bekannten multilateralen Entschuldungsmechanismen (HIPC und MDRI). Selbst Umschuldungen von Krediten von IWF, Weltbank und regionalen Entwicklungsbanken waren nicht mehr tabu. Auf Druck kirchlicher und entwicklungspolitischer Kreise setzte der Bundesrat im April 1989 eine Expertengruppe zur Verschuldungsfrage ein. Im selben Jahr reichten die Hilfswerke ihre Petition «Entwicklung braucht Entschuldung» ein. Es waren wiederum zivilgesellschaftliche Organisationen, die zuerst ein internationales Insolvenzrecht forderten. Wenn Staaten nicht mehr zahlungsfähig sind, sollen Mechanismen greifen ähnlich dem privaten Konkursrecht. In der Schweiz wurde im Jahre 2000 eine Motion Eymann Nationalrat, lib, BS und zeitweiliger Präsident von Brot für alle) als Postulat überwiesen, die zur Schaffung von Schiedsverfahren zum Interessensausgleich zwischen Schuldnerländern und Gläubigern aufrief. Im gleichen Jahr stand bei Brot für alle und Fastenopfer die internationale Kampagne für ein Insolvenzrecht im Zentrum ihrer gemeinsamen Fastenaktion. Die Bäume der Zivilgesellschaft wachsen nicht in den Himmel Ein solcher Insolvenz-Mechanismus existiert leider auch heute noch nicht, obschon der IWF bereits 2002 einen «Sovereign Debt Restructuring Mechanism», (SDRM) vorschlug. Er wurde von den internationalen Banken sang- und klanglos versenkt. Doch die Zivilgesellschaft lässt nicht locker. Zusammen mit der Unctad postuliert die Zivilgesellschaft heute erneut einen solchen «Roadmap and Guide for Sovereign Debt Workouts», dieses Mal im Rahmen der UNO. Die derzeitige griechische Tragödie hätte wohl vermieden werden können, wenn ein solcher Mechanismus bestehen würde! Längst sind also nicht alle Forderungen seitens der Zivil gesellschaft verwirklicht worden. Aber aus dieser sehr kurzen und sicherlich lückenhaften Geschichte der Verschuldungspro44 blematik wird deutlich, wie stark die privaten Entwicklungsorganisationen aus Nord und Süd diese Geschichte mitgeschrieben haben. Es ist das Resultat von zahlreichen und intensiven Debatten und Analysen, von Aktionen und Lobbyarbeit. Wir selber und unsere Auffassungen haben sich dabei verändert. Nichts kann das besser illustrieren als die folgende etwas saloppe Anekdote: Einst sagte man: Gibst du einem Armen einen Fisch, dann hat er einen Tag lang etwas zum Essen. Später ergänzte man: Lerne den Armen Fischen, dann hat er das ganze Leben etwas zum Essen. Und in der Gegenwart? Heute suchen wir eine Antwort auf die Frage, wer den armen Fischern die Fische stiehlt. Internationale Steuerhinterziehung Es bot sich mir die Chance, nicht nur im Schuldenthema eng an Diskussionen und Aktionen mitbeteiligt zu sein. Im Jahre 2000 veröffentlichte Oxfam UK den Report «The Hidden Billion for Development», welcher die internationale Steuerflucht thema tisierte. Wenig später wurde das internationale Netzwerk «Tax Justice Network» (TJN) gegründet. Anfänglich stiessen wir mit unseren Forderungen auf Unverständnis und Widerstand, gerade in Ländern wie der Schweiz, England oder den Niederlanden. Wir wurden gar als Nestbeschmutzer und Landesverräter abgekanzelt. Seriöse Analysen, fachliche Argumentation, geschickte Publikationen haben uns aber geholfen, in einschlägigen internationalen Organisationen Gehör zu finden. Mehr und mehr wurden unsere Anliegen ernst genommen. Sicher hat die Finanzkrise von 2008 sehr viel ausgelöst rund um die Problematik der internationalen Steuerhinterziehung beziehungsweise der schmutzigen Finanzflüsse (illicit flows). Die krisengeschüttelten und hochverschuldeten Staaten in Europa und Nordamerika benötigten mehr Steuereinnahmen. Ihre Regierungen erhöhten darum ihre Anstrengungen, die internationale Steuerhinterziehung zu bekämpfen. Aber auch die Entwicklungsländer wehrten sich mehr und mehr für ihr Steuersubstrat. Die Arbeiten des TJN prägten diese Entwicklung stark mit. Anfänglich als kleines Experten-Netzwerk gegründet, ist die Tax-JusticeBewegung heute eine weltumspannende Organisation, welche 45 auf globaler, regionaler wie lokaler Ebenen tätig ist. Zurzeit steht die dritte internationale Konferenz «Financing for Development» im Fokus, die im Juli in Addis Abeba stattfindet. Dort soll der Forderung zum Durchbruch verholfen werden, im Rahmen der UNO eine intergouvernementale Steuerorganisation zu schaffen. Bislang dirigiert die OECD, der Club der reichen Länder die internationale Steuerdiskussion. Entwicklungsländer sollen ihre Interessen besser einbringen können. Dies ist im Rahmen der OECD kaum möglich. Die Forderungen der Tax Justice-Bewegung gehen darum noch einen Schritt weiter. Sie bekämpft die Geheimhaltung und fordert Transparenz und nicht nur einen automatischen Informa tionsaustausch in Steuersachen. Vielmehr sollten alle Länder aufgerufen werden, in einem öffentlichen Register die Tätigkeiten ihrer Unternehmen, Stiftungen und Trust offen zu legen. Offshore-Zentren müssen trocken gelegt werden. Multis: Zahlt eure Steuern! International tätige Unternehmen sollen als Einheit besteuert werden. Dazu bedarf es einer detaillierten und länderweisen Offenlegung ihrer Tätigkeit. Nur so ist es möglich, dass Multis ihre Steuern dort bezahlen, wo sie ihre Wirtschaftstätigkeit ausüben und ihre Gewinne erzielen. Gewinnverschiebungen in steuertiefe Länder mittels manipulierter Verrechnungspreise sind zu verhindern. In der EU ist diese Initiative ein heisses Thema. Im Europäischen Parlament ist der grüne Abgeordnete Sven Giegold einer der Wortführer für eine strikte Lösung. Er gehört zur Gründer generation des TJN und war ihr erster Präsident. Ein produktiver und gelungener Karriereschritt! Noch prellen viele Konzerne die Entwicklungsländer um ihre Steuern. Geschätzte 30 Prozent ihrer Investitionen tätigen sie via Steueroasen. Gemäss Berechnungen der Unctad entgehen damit den Entwicklungsländern jährlich 100 Milliarden Dollar an Steuereinnahmen. Bemühungen innerhalb der OECD, der G-20 und der EU, diese unredlichen Machenschaften zu unterbinden, gehen nach Meinung der Tax Justice Bewegung zwar in die richtige Richtung, doch es fehlt an griffigen Massnahmen. 46 Sol Picciotto, emeritierter Professor an der Universität von Lancaster (UK) und Berater des Tax Justice Network sagte es unlängst so: «Trotz unseres starken politischen Drucks bringen die Vorschläge aus Regierungsinstitutionen bloss schwache Reformen, nicht zuletzt wegen enormen Lobbyaktivitäten von Multis und grossen Steuerberatungsfirmen». Picciotto misst der Zivilgesellschaft künftig eine zentrale Rolle zu: «Sie hat in den letzten Jahrzehnten die Fähigkeit ge wonnen, die grossen Bosse der Multis und ihrer professionellen Berater herauszufordern. Die Tax Justice-Bewegung ist ein wichtiger Teil davon». Die «Global Alliance of Tax Justice» hat kürzlich eine globale Kampagnewoche für Steuergerechtigkeit organisiert (Hauptslogan: «Multinational pay your share!»). In nahezu 50 Ländern fanden unterschiedlichste Aktionen statt, die Beachtung fanden. In der Schweiz war diese Bewegung wahrscheinlich nicht matchentscheidend für den Meinungsumschwung in Politik und Öffentlichkeit. Der Druck aus dem Ausland war wohl gewichtiger. Dennoch sehen wir mit Freude und auch ein bisschen Befriedigung, dass Forderungen und Postulate zur Steuergerechtigkeit im Finanzplatz Schweiz langsam aber sicher Wirklichkeit werden und die heuchlerischen Stimmen verstummen. Dies ging rascher und gründlicher vor sich, als wir zu hoffen wagten. Das Bankgeheimnis einst «nicht verhandelbar» (BR Villiger), löst sich auf. Niemand hat sich daran die Zähne ausgebissen (BR Merz). Missbräuchliche Holdingstrukturen stehen vor ihrem Ende. Es zeigt sich, dass sich unsere Arbeit lohnte. Noch sind wir aber nicht mit allem zufrieden; ganz im Ge genteil, wenn wir das Weltgeschehen kritisch betrachten. Weitere Anstrengungen der Zivilgesellschaft sind in den verschiedensten Bereichen nötig. Beat, Du warst und bleibst ein Teil dieser Denken-Handeln-Gemeinschaft und hast viel zu unseren gemeinsamen Erfolgen beigetragen. — Bruno Gurtner, pensionierter Ökonom, war Journalist im Informationsdienst Dritte Welt (i3w), Redaktor bei der Zeitschrift «mosquito», bei Alliance Süd verantwortlich für den Bereich «Internationale Finanz fragen», sowie Mitgründer und langjähriger Präsident des Tax Justice Network. Heute ist er noch aktiv im Vorstand von «Solidar Suisse», im Solifonds und im Stiftungsrat von Swissaid. 47 Multiversum – Auf den Denkspuren des Philosophen und Theologen Beat Dietschy Anne-Marie Holenstein In den 1990er Jahren haben wir uns im Rahmen der Fasten kampagne von Brot für alle und Fastenopfer kennengelernt. Beat und Annette Dietschy leiteten damals in St. Gallen die Arbeits stelle Oekumene, Mission und Entwicklung (OeME). Ich nahm dort in meiner Rolle als Fastenopferdirektorin an einer ihrer Veranstaltungen teil. An das Thema kann ich mich nicht erinnern – bezeichnenderweise aber an die offene Atmosphäre. Ich habe die Dietschys nicht als «Reformierte» wahrgenommen, sondern es ging um die gemeinsame «Weltverantwortung» im Sinne der «oikumene», die in der griechisch-römischen Antike die gesamte bewohnte Welt bezeichnete. Fast 10 Jahre später kreuzten sich 2006 unsere beruflichen Wege wieder. Beat Dietschy war nun Leiter von «Information und Bildung» bei Brot für alle, wenig später wurde er dessen Zentralsekretär. Ich hatte von der DEZA das Mandat, das Projekt «Entwicklung und Religion» zu leiten. Beat und Annette Dietschy leisteten dazu wichtige Beiträge. 48 Multiversum Aus jahrelangen beruflichen Kontakten glaube ich Beat Dietschy gut zu kennen. Das Thema der Festschrift «Entwicklung neu denken» trifft die Mitte seiner Tätigkeit. So habe ich ihn erlebt: als ausdauernden und inspirierenden Denker und Gestalter von «Entwicklung» und «Entwicklungen». Aus welchen Quellen aber nährt sich seine Denkenergie? Auf der Spurensuche habe ich Beat Dietschy als Philosoph entdeckt, der 1988 an der Universität Basel über Ernst Bloch promovierte. Die Liste seiner Publikationen belegt, dass philosophische Quellen für sein Neudenken von Entwicklung wichtig waren und es bis heute sind. Gleichsam im Windschatten seiner Tätigkeit als Zentralsek retär von Brot für alle arbeitete er als Mitherausgeber am «BlochWörterbuch» zu Leitbegriffen der Philosophie Ernst Blochs, das 2012 erschienen ist. Auf über 700 Seiten und in 46 Beiträgen zu «Bloch-Wörtern» lässt sich erkunden, wie Blochs Philosophie das Denken seines Schülers über Entwicklung beeinflusst hat. Auf der Spurensuche konzentriere ich mich auf den Begriff «Multiversum», den Beat Dietschy mit Rainer E. Zimmermann bearbeitet hat.1 Mit Multiversum meint Bloch die innere Bestimmtheit eines Weltganzen im Werden. In der Vielzahl und Verschiedenartigkeit der Ausprägungen der Natur- und der Geschichtsmaterie kommt die Beschaffenheit der Welt als Experiment zum Ausdruck. Kulturen und Völker, Nationen und Gesellschaften werden dabei nicht als unverbundenes Neben- oder Nacheinander […] verstanden, sondern als «methodische Fülle der Zeit- und Zeitenverflech tung». Multiversum steht für die erprobende Vielfalt der Welt wege zum Humanum.2 Im Frühwerk Blochs taucht der Begriff um 1917/18 realpolitisch verstanden in seiner Staatskritik und seinem Plädoyer für eine internationale Friedensordnung auf. Durch Woodrow Wilsons 1 2 Beat Dietschy und Rainer E. Zimmermann, Multiversum, in: Beat Dietschy, Doris Zeilinger, Rainer E. Zimmermann (Hrsg.) Bloch-Wörterbuch. Leitbegriffe der Philosophie Ernst Blochs. Berlin/Boston 2012, S. 310. A.a.O., S. 310 f. Ich habe Passagen aus dem Wörterbuch zum Teil wörtlich übernommen. Im Interesse der Lesbarkeit habe ich auf Anführungs zeichen verzichtet. Bloch-Zitate sind mit Anführungszeichen versehen und erscheinen kursiv. 49 Idee des Völkerbundes sei der Liberalismus «noch einmal aus der blossen Wirtschaftsideologie, worin er verkommen und versunken war, zur politischen Idee aufgestiegen»3, welche die politischen Menschenrechte voraussetze. Ernst Bloch wünschte eine aus unterschiedlichen Kulturen gespeiste Weltdemokratie herbei und das Hinüberwachsen der politischen in die soziale und ökonomische Befreiung – auch als Erlösung aus dem Kapital. Eng damit verknüpft ist der für Bloch wichtige Fortschrittsbegriff.4 «Der Fortschrittsbegriff braucht statt der Einlinigkeit ein breites, elastisches, völlig dynamisches Multiversum, einen wäh renden und oft verschlungenen Kontrapunkt der historischen Stim men. So lässt sich, um dem riesigen aussereuropäischen Material gerecht zu werden, nicht mehr einlinig arbeiten, nicht mehr ohne Ausbuchtungen der Reihe, nicht mehr ohne komplizierte neue ZeitMannigfaltigkeit […].»5 Zielpunkt des Fortschritts ist das «immer noch im Schwang befindliche Humanum mit den vielen versuche rischen und beitragenden Wegen zu ihm hin.»6 Das Multiversum ist somit nicht nur ein bestimmendes Phänomen im Horizont der Gegenwart, sondern es stellt auch jedes linearprogressive Verständnis von Geschichte in Frage.7 «Die Geschichte ist kein einlinig voranschreitendes Wesen, worin der Kapitalismus etwa, als letzte Stufe, alle früheren aufgehoben hätte; sondern sie ist ein vielrhythmisches und vielräumiges, mit genug unbewältigten und noch keineswegs ausgehobenen, aufgehobenen Winkeln.»8 Der Begriff des «Multiversums» ermöglicht die Wahrnehmung der Gleichzeitigkeit verschiedener Völker und Kulturen als Vielstimmigkeit, ohne der Versuchung zu verfallen, sie als in sich geschlossene, essentialistische Inseln – in Blochs Formulierung, «Kultur-Monaden» – zu betrachten. Das Blochsche Multiversum besteht nicht aus unverbundene Parallelwelten, sondern aus «viele[n] Kammern im Welthaus».9 Der Philosoph weicht deshalb 3 4 5 6 7 8 9 A.a.O., S. 314. Siehe dazu das Kapitel «Fortschritt» im Bloch-Wörterbuch S. 131 ff. Ernst Bloch, a.a.O., S. 319. A.a.O., 319. Siehe dazu das Kapitel «Ungleichzeitigkeit, Gleichzeitigkeit, Übergleich zeitigkeit», im Bloch-Wörterbuch, das ebenfalls Beat Dietschy verfasst hat. A.a.O., S. 589 ff. A.a.O., S. 320. A.a.O., S. 320. 50 dem Ungelungenen und Unwahren, dem Inkommensurablen und Disparaten nicht aus; zum Beispiel in der Feststellung «Religio nen strotzen noch im vollsten Nebeneinander»10. Das bisher «vor liegende Multiversum der Kulturen» ist «ein Ausdruck dafür, dass das Humanum […] noch nicht gefunden ist». Blochs Multiversumverständnis könnte den Entwicklungsdiskurs aus «einlinigen» Konzepten befreien, welche die internationale Entwicklungszusammenarbeit seit ihrer Lancierung durch Präsident Truman im Jahr 1949 dominieren. Dessen Inaugura tionsrede basierte auf Modernisierungstheorien, wonach die Menschheit nach dem Muster der westlichen Industrieländer von Stufe zu Stufe in linearen Prozessen aufsteigend mit kapitalistischem Methoden aus Armut und «Unterentwicklung» zum Wohlstand geführt werden sollten.11 Eine Welt, in der viele Welten Platz haben Beat Dietschy schliesst seinen Beitrag zu Ernst Blochs Wortschöpfung «Multiversum» mit der Feststellung, dass eine Welt, in der viele Welten Platz haben, erst erkämpft werden müsse. Darum interessiert die Frage, ob und wie sich dieser Kampf in seiner eigenen beruflichen Biografie nachweisen lässt. Seinem Wesen gemäss sind es Methoden sanfter, aber hartnäckiger Beharrlichkeit, mit denen er Perspektiven aus den Welten der anderen in den Entwicklungsdiskurs eingebracht hat. «Ich erinnere mich, wie ich zu Beginn der 1980er Jahre im Hochland von Peru im Auftrag der Deutschen Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit (GTZ) der Frage nachging, weshalb die indigene Bevölkerung die windgetriebenen Wasserpumpen nicht akzeptierte. Neue technische Lösungen überzeugen nur, so fand ich bald heraus, wenn sie auch mit den religiös-kulturellen Deutungsmustern und ihrer Erfahrungsbasis vereinbar sind. Der Wind bringt im Altiplano Krankheiten, er ist ‹vom T eufel›, und es 10 A.a.O., S. 321. 11 Siehe dazu: Stufen und Modernisierungstheorien. Entwicklung als säkulare Heilslehre. In: Holenstein, Anne-Marie (u. a.): Religionen – Potential oder Gefahr. LIT-Verlag Wien/Berlin 2010, S. 16–20. 51 ist für viele schwer vorstellbar, dass er auch G utes bewirken soll. Darum haben die Einheimischen immer schon andere Lösungen für die landwirtschaftlichen Bewässerungsprobleme gesucht – und in den kilometerlangen Bewässerungskanälen der Anden ge funden.»12 Wer anstelle der dominanten westlichen Modernisierungstheorien und säkularen Heilsversprechen von einem vieldimen sionalen Multiversum ausgeht, um Entwicklung neu zu denken, muss erst einmal dessen Vielstimmigkeit wahrnehmen lernen. Beat Dietschy hat seine Wahrnehmung durch Zuhören geschärft. Mit Gesprächen über Kolonialismus und Befreiung hat er 1992 einen wichtigen Beitrag zur Neuinterpretation der Geschichte der Eroberung Lateinamerikas geleistet.13 Er hörte Vertretern der Indianer, der Schwarzen und der Frauen zu – ohne deren Vielstimmigkeit in sein eigenes Denksystem pressen zu wollen. «Ich habe […] die Form von Gesprächen gewählt, weil es mir an gebracht scheint, dass wir im 500. Jahr europäischer Expansion in Europa die Stimmen der anderen vernehmen.»14 Im Vorwort erinnert er daran, dass 1492 gleichzeitig zur beginnenden Eroberung Lateinamerikas in Spanien die Epoche des friedlichen Nebeneinanders und der Vielstimmigkeit von islamischen, jüdischen und christlichen Kulturen zu Ende gegangen ist. In Spanien wie in den eroberten Regionen Lateinamerikas wurde durch Machtpolitik Vieldimensionalität auf den «einen wahren Gott» der Europäer reduziert. Bezeichnenderweise stellte der Theologe Beat Dietschy die Ergebnisse seines Zuhörens unter den Buchtitel «Ist unser Gott auch euer Gott?». Aus den Gesprächen kondensiert er die Anforderungen an «Entwicklung neu denken». Am Ausgangspunkt müsse immer das Bewusstsein von der engen Verflechtung von religiöser, wirtschaftlicher und militärischer Gewalt stehen. Die säkularen Gesellschaften des Nordens müssen sich der Kritik an ihren Idolen stellen – ihrer Vergötzung des Marktes und der Verabsolutierung ihres Entwicklungsverständnisses als säkulare Heilsversprechen. 12 Dietschy, Beat: «Abschied vom säkularen Heilsversprechen». In: Welt-Sichten. 2/2011 13 Dietschy, Beat: Ist unser Gott auch euer Gott? Exodus, Luzern 1992 14 A.a.O., S. 10. 52 Wenn in der einen Welt viele Welten Platz haben sollen, wird für die Industrieländer das Hinterfragen ihrer wirtschaftlichen Dominanzstrategien unausweichlich. Im Sammelband «Kein Raum für Gnade? Weltwirtschaft und christlicher Glaube», den Annette und Beat Dietschy mit Impulsen aus vier Kontinenten herausgegeben haben15, kommt neben dem Zuhörer auch der Analyst Beat Dietschy mit ins Blickfeld. In seinem eigenen Beitrag ist ihm eine schonungslose Destruktion des Zauberworts «Globalisierung» gelungen. Beat Dietschys «Kampfmethoden» sind auf diesem Terrain die eines Intellektuellen, der äusserst umsichtig vorgeht. Das belegt das Literaturverzeichnis zu seinem Beitrag, das 115 Publikationen umfasst. Er akzeptiert die Widersprüchlichkeiten im Multiversum und anerkennt trotz Radikalkritik an der neoliberalen Marktwirtschaft, dass es «gewiss nicht darum gehen [könne], Marktwirtschaft abschaffen zu wollen. Doch muss sie […] als lebensdienliches Mittel verstanden werden, nicht als Zweck in sich selbst.»16 Hier hat er eine weitere Denk spur gelegt, wie Entwicklung neu gedacht werden muss. Anwendungen finden sich beispielhaft in der Praxis von Brot für alle. Entwicklung neu denken Der Entwicklungsbegriff, mit dem wir seit Jahrzehnten hantieren müssen, ist von divergierenden Weltanschauungen vereinnahmt und darum in hohem Ausmass von Unklarheit und Widersprüchlichkeit gekennzeichnet. Ein kleiner gemeinsamer Nenner besteht in der Übereinkunft, dass «Entwicklung» Fortschritt bringen soll. Aber was ist unter Fortschritt zu verstehen? Die Spuren des Denkens und Handelns von Beat Dietschy führen zu Ernst Blochs Fortschrittsbegriff zurück. Statt Einlinigkeit und Eindeutigkeit zu postulieren, hat Bloch auf ein Multiversum verwiesen, das vielrhythmisch und vielräumig ist. Es ist eine Welt mit vielen Kammern, in denen auch Ungenaues, Disparates und Widersprüchliches zugelassen ist. Mitarbeit im spannungs- 15 Forum für Religion und Sozialkultur. LIT Verlag Münster, Hamburg, London 2002. 16 A.a.O., S. 7. 53 und konfliktgeladenen Multiversum der Kulturen, wie wir es heute vorfinden, bedingt das Zuhören ebenso wie die harten Auseinandersetzungen mit den Janusgesichtern von Potentialen und Risiken, mit der Gleichzeitigkeit lebensfördernder und lebensfeindlicher Kräfte, seien es die Glaubensüberzeugungen der neoliberalen Marktwirtschaft oder jene religiöser Glaubensgemeinschaften. Verbindlicher Massstab und Zielpunkt ist und bleibt das Humanum. Es geht um die Menschenrechte, die nie ganz verwirklicht sein werden und darum dazu zwingen, Entwicklung immer wieder neu zu denken. — Anne-Marie Holenstein war langjährige Sekretärin der Erklärung von Bern und zwischen 1995 und 2000 Leiterin des katholischen Hilfswerks Fasten opfer. Anschliessend leitete sie das DEZA-Projekt «Entwicklung und Religion». 2008 erschien ihr Buch ‹Entwicklung heisst Befreiung› und 2010 die Publikation ‹Religionen -Potential oder Gefahr? Religion und Spiritualität in Theorie und Praxis der Entwicklungszusammenarbeit›. 54 Entwicklungspolitik neu denken und kommunizieren – Über die Notwendigkeit einer unabhängigen entwicklungspolitischen Publizistik Urs A. Jaeggi In den 70er und frühen 80er Jahren des 20. Jahrhunderts war alles besser. Zahlreich waren die Menschen in der Schweiz, die sich für die sogenannte Dritte Welt interessierten und engagierten. Es entstanden Bewegungen mit dem Ziel, mit Öffentlichkeitskampagnen auf die Probleme und Missstande in Afrika, Asien und Latein-und Südamerika aufmerksam zu machen, die ihre Ursachen beileibe nicht nur in den oft belastenden Hypotheken des kolonialen Erbes, der ebenso machtgierigen wie auch korrupten politischen Eliten sowie in der mitunter haarsträubender Misswirtschaft hatten. In den Fokus der kritischen Auseinandersetzung geriet auch das eigene Verhalten: das westliche Leben im Überfluss nicht zuletzt auf Kosten des Südens; die Verschuldung vieler bereits am Abgrund lebender Staaten als Folge zunächst zu 55 geringen Zinsen gewährter Kredite, die nach der Ölkrise massiv angehoben wurden; die Ausbeutung menschlicher Arbeitskraft und natürlicher Ressourcen durch multinationale Konzerne; der Finanz- und Bankenplatz Schweiz als Förderer rassistischer, postkolonialer Regimes und Hort für Fluchtgelder skrupelloser Diktatoren aus Afrika, Asien und Südamerika. Dem allem setzten verschiedenste Kreise der Zivilgesellschaft Widerstand entgegen, genährt von einer gewaltigen Welle der Solidarität mit den Armen und Leidenden in der südlichen Hemisphäre. War wirklich alles besser? Natürlich hat sich schon damals massiver Widerstand gegen die Solidaritätsbewegungen und damit auch gegen die Entwicklungszusammenarbeit (in der Folge EZA) geregt; vor allem, wenn sie politisch wurde. Rechtsbürgerliche Kreise reagierten mit Gegenbewegungen wie etwa der «Aktion Kirche wohin?», die den Kirchen – in jener Zeit wichtige Stützen der Zivilgesellschaft im Kampf für eine gerechtere Welt – die Mit sprache und Einmischung in politische Angelegenheiten unter sagen wollten. Bei der Wahl der Mittel war man wenig zimperlich: Wo es möglich war, wurde am Geldhahn geschraubt, politisch missliebige Zeitgenossen zumeist linker oder linksverdächtiger Herkunft wurden vorsorglich im privaten Geheimarchiv eines übereifrigen Oberstleutnants der Armee namens Ernst Cincera registriert. (Dass auch die Bundesanwaltschaft über 900 000 Bürgerinnen und Bürger fichiert hatte, kam erst 1989 ans Tageslicht und führte zum sogenannten Fichenskandal.) Anstelle eines wirklichen und notwendigen Diskurses, was Entwicklungshilfe zu leisten habe, wurde diese zum Spielball eines auf Schweizer Ebene heruntergebrochen Kalten Krieges nach dem Schema «Rechts» kontra «Links». Im Umfeld des Links-Rechts-Schemas Dieser nahezu schon arg verkürzte Exkurs in die noch junge Vergangenheit schweizerischer Entwicklungshilfe macht eines verständlich: Entwicklungszusammenarbeit – ob man sie nun als Nothilfe im Katastrophenfall, als Hilfe zur Selbsthilfe oder als Zusammenarbeit gleichberechtigter Partner unter den Aspekten von Menschenrecht und Menschenwürde versteht – unterliegt hier wie auch anderswo immer auch dem politischen Kalkül. Die 56 vom Bund durch die Direktion für Entwicklungszusammenarbeit (DEZA) und das Staatssekretariat für Wirtschaft (SECO) geleistete Entwicklungshilfe steht beispielhaft dafür. Sie bemüht sich stets, den Spagat zwischen gezielter und nachhaltiger Bekämpfung von Armut und der Wahrung der eigenen wirtschaftlichen und politischen Interessen zu schaffen. In diesem Umfeld, im Kontext zwischen politischer Realität und dem Ringen um eine von grossen Teilen der Bevölkerung mitgetragenen und monetär adäquat ausgestatteten EZA, bewegt sich auch die Berichterstattung und Information zum Thema in der Medienlandschaft. Die politische Auseinandersetzung etwa um die Kürzung der für die EZA vorgesehenen Beiträge, mitunter eine wohlwollende Reportage (meistens auf Einladung) über das Projekt einer Hilfswerks oder der DEZA und gelegentlich eine Kurzmeldung prägen das Bild in Tagespresse, Fernsehen und Radio. Wer weitergehende Informationen sucht, findet diese auf den Websites oder in den Gazetten und Bettelbriefen der zahlreichen im Entwicklungssektor tätigen Hilfswerke. Selbstverständlich leiten diese oft sehr professionell gestalteten Informationsträger neben sachlicher Berichterstattung vor allem Wasser auf die eigenen Mühlen und gehören damit zur Kategorie PR und Werbung. Das ist durchaus legitim, ersetzt aber nicht eine unabhängige und damit vielgestaltige, zur Meinungsbildung beitragende entwicklungspolitische Publizistik. Nur sie vermag über den Kreis der bereits Engagierten und Überzeugten hinaus langzeitig zu wirken. Das Fehlen einer öffentlichen Debatte und kritischen Auseinandersetzung zu einer kohärenten schweizerischen wie auch globalen Entwicklungspolitik lässt diese in den Augen in breiten Bevölkerungsteilen wie auch bei vielen Parlamentariern zur Nebensächlichkeit verkommen. Bei nicht wenigen Volksvertretern, die am rechten Rand politisieren, geraten die vom Bund für die EZA gesprochenen Beiträge gar zur Manipuliermasse bei angesagten Sparübungen. Im Vordergrund steht die Schärfung des eigenen Profils Einer, der dieses Problem schon früh erkannt hat, war Hans Ott, der erste vollamtliche Zentralsekretär von Brot für alle (BFA). Er hatte Ende der 1980er Jahre die Vision, bei BFA einen Redaktor 57 und Journalisten mit dem Auftrag anzustellen, entwicklungspolitische Themen unabhängig von BFA und mit kritischem Blick journalistisch aufzuarbeiten und nicht etwa in einer eigenen Hauszeitschrift, sondern über die damals gängigen «Massen medien» Presse, Radio und Fernsehen zu verbreiten. Später, so der Plan, sollten die Mitglieder der damaligen Arbeitsgemeinschaft der Hilfswerke (heute «Alliance Sud») mit einbezogen und die Stelle zu einer Agentur, einer Art schweizerischem Inter Press Service ausgebaut werden. Das Projekt wurde in dieser Form nie realisiert. Dass Hans Ott erkrankte und 1991 starb, war nur einer der Gründe. Schwerer wog die Tatsache, dass weder BFA noch die andern in der Arbeitsgemeinschaft zusammen geschlossenen Werke sich für das Projekt erwärmen konnten. Zu gross war die Angst, das eigene Profil, die eigenen Interessen nicht mehr ausreichend pflegen zu können. Ein späterer Versuch, das Projekt wieder zu beleben, scheiterte zumindest in der deutschsprachigen Schweiz aus mannig fachen Gründen kläglich: Der Start von «InfoSüd», einer in der Westschweiz initiierten und von der Alliance Sud getragenen Presseagentur zur kontinuierlichen Verbreitung entwicklungs politischer Nachrichten und Kommentare, verlief vielversprechend und wurde zu einer Stimme für die Benachteiligten. Die damals eingeleitete Pressekonzentration aber führte zumindest beim deutschsprachigen Dienst dazu, dass immer weniger Zeitungen die Angebote der Agentur publizierten. Das angestrebte Ziel, die Agentur selbsttragend zu gestalten, rückte in weite Ferne, die finanzielle Unterstützung durch die Alliance Sud, versiegte nach und nach. In einem kargen Communiqué wurde 2012 das definitive Ende der deutschsprachigen Agentur mitgeteilt. Parallel dazu verlief ein anderer Prozess. Viele Hilfswerke – nicht nur die in der Alliance Sud vereinten – verstärkten ihre Medienstellen mit Kommunikationsbeauftragten zur Pflege des Lobbyings und der Public Relations. Ein deutliches Zeichen dafür, dass politische Arbeit und Präsenz auf dem hart umkämpften Spendenmarkt zur Schärfung des eigenen Profils höher gewertet wurde als eine journalistische Aufarbeitung entwicklungspolitischer Themen und Sachverhalte zur Meinungsbildung in der Bevölkerung. 58 Der lange Weg zu «Welt-Sichten» Brot für alle, das sich in den 1990er Jahren vom Hilfswerk zur entwicklungspolitischen Organisation mauserte, und Fastenopfer befassten sich schon während des voraussehbaren Scheiterns von InfoSüd mit der Idee einer unabhängigen entwicklungs politischen Publikation. Im Wissen darum, dass die beiden kirchlichen Organisationen nicht in der Lage waren, die notwendigen Finanzen für ein solches Unterfangen allein aufzubringen, und auch von Alliance Sud wenig Sukkurs zu erwarten war, wandten sie sich Ende 1999 nach Deutschland. Dort beabsichtigte der inzwischen verstorbene Chefredaktor des Pressedienstes «epd-Entwicklungspolitik», Friedrich Kai Schade, die Publikation zum Zwecke einer grösseren Unabhängigkeit auf eine breitere Trägerschaft zu stellen. Ergebnis der Gespräche war der Plan zur Gründung einer von einer internationalen ökumenischen Trägerschaft herausgegebenen entwicklungspolitischen Zeitschrift für den deutschsprachigen Raum. Sie wurde nach teilweise mühevollen und langwierigen Verhandlungen sowie zwei eher kurzatmigen mehr experimentellen Anläufen realisiert: «Welt-Sichten», im Januar 2008 erstmals erschienen, verfügt über ein weitsichtiges Redaktionsstatut, das der Redaktion Unabhängigkeit verleiht. Sie wirft im Monatsrhythmus einen kritischen Blick auf das weltweite entwicklungspolitische Geschehen mit Schwerpunktbei trägen, Nachrichten, Analysen und Kommentaren. Sie richtet sich nicht nur an Fachleute und an ein «high involved» Publikum, sondern auch an weitere Kreise entwicklungspolitisch Interessierter. Politikern in Deutschland, Österreich und der Schweiz müsste sie zur Pflichtlektüre aufs Pult gelegt werden. Und sie gehört auf die Schreibtische aller In- und Auslandredaktoren sowie ihrer Korrespondenten. In der Schweiz und auch in Österreich wurden kleine Kor respondententeams eingerichtet, die nicht nur aktuelle Nachrichten liefern, sondern auch ein Mitspracherecht in redaktionellen Belangen haben, so etwa zu Jahresplanung, Themenwahl oder bei der Auftragsvergabe an externe Autoren. Alles auf guten Wegen also? Ja und Nein. Nein, weil die Schweiz gemessen an ihrer entwicklungspolitischen Bedeutung in der Zeitschrift zu wenig präsent ist. Nein auch, weil die Ausstrahlung von «Welt-Sichten» 59 allenfalls einen Teil der in der EZA tätigen und meinungsbildenden Führungspersonen erreicht, aber kaum in die Breite wirkt. Ja wiederum, weil mit der Zeitschrift erste Schritte in die richtige Richtung gemacht wurden. Weltsichten ist ein Referenzblatt für einen qualitativ hochstehenden und internationalen Diskurs zur gegenwärtigen Entwicklungspolitik geworden. Daran muss weiter gearbeitet werden. Zu sorgen aber ist auch dafür, dass die Debatte um eine richtungsweisende und langfristig nachhaltige Entwicklungspolitik und EZA eine grosse Öffentlichkeit erreicht. Das ist unabdingbar in einem Land mit einer privaten Hilfswerksszene, die sich in zunehmendem Masse in geradezu schon atomisierender Weise in immer mehr Kleinstunternehmen zerlegt und so nicht mehr die Gesamtschau, sondern nur noch die zumeist sehr partikulären Eigeninteressen in den Vordergrund stellt. Die Bewusstseinsbildung in breiten Teilen der Bevölkerung für eine Entwicklungspolitik, die sich nicht in der Nothilfe bei kriegerischen Ereignissen und Naturkatastrophen oder in der Finanzierung von Kleinstprojekten in Entwicklungsländern erschöpft, erfordert nicht nur die Zusammenarbeit aller kompetenter Akteure. Sie bedarf auch einer publizistischen Begleitung, die fern aller Partikulärinteressen eine ebenso sachkundige wie auch in komplexen Fragen verständliche Berichterstattung pflegt und Zusammenhänge aufzeigt. Natürlich geschieht dies zumindest ansatzweise auch schon in den heute verfügbaren Medien, die eine breite Öffentlichkeit ansprechen. Der Anlass dazu ist meistens auf Ereignisse bezogen: hier erneut ein Klima-Gipfel, dort ein Erdbeben, da eine Flüchtlingswelle. Der publizistische Aufwand ist gross, die Ursachenforschung folgt auf dem Fuss, und noch während Experten und Politiker um die Lösung der anstehenden Probleme streiten, fällt in der Öffentlichkeit alles wieder der Vergessenheit anheim. Der Medientross ist längst zum nächsten Katastrophenfall oder politischen Gipfeltreffen geeilt. Kurz gesagt: Es fehlt die Kontinuität und mit ihr die Beharrlichkeit, am Ball zu bleiben. Das oft geäusserte Versprechen «Wir bleiben dran!» ist meist nur Schall und Rauch. 60 Wir bleiben dran «Entwicklung hinterfragen – Entwicklung neu denken» ist ein laufender Prozess ohne Ende, der immer wieder Störungen un terworfen ist und sich stets vor neue Herausforderungen gestellt sieht. Wir befinden uns zurzeit in einer Phase, in der Entwicklungspolitik mehr und mehr als Weltpolitik gedacht wird. Das Nord-Süd-Schema wird ebenso aufgeweicht wie das West-OstSchema. Es entwickelt sich bei allen Rückfällen in alte Klischees ein Denken in globalen Zusammenhängen. Dass Weltklima, Welternährung, Zugang zu sauberem Wasser, der überbordende Verbrauch fossiler Brennstoffe, die Ausbeutung der Natur und dadurch auch die Kluft zwischen Armut und Reichtum in einem sehr direkten Bezug zueinander stehen und uns alle betrifft, wird uns immer bewusster. Entwicklung neu denken bedeutet wohl nichts anderes, als sich damit zu beschäftigen, wie dieser Zyklus ge steuert werden kann, damit alle Menschen auf diesem Planeten ein Leben in Anstand und Würde führen können. Es werden die Rezepte dazu wohl in Denkfabriken, politischen Machtzentralen oder in den Köpfen weitsichtiger Denker entstehen. Anzuwenden sind sie aber nur, wenn sie zunächst kritisch hinterfragt und im Falle ihrer Tauglichkeit verständlich und mit klaren Verweisen auf ihre Vor- und Nachteile vermittelt werden. Das wird nur eine kompetente und unabhängige Entwicklungspublizistik leisten können. Entwicklung neu denken und kommunizieren: Die ersten Schritte dazu sind sowohl im neu Denken wie auch im Kommu nizieren bereits getan. Weitere müssen nun folgen, wahrscheinlich wie immer bei beschränkten finanziellen Möglichkeiten in vorerst kleinen Schritten. Zu denken wäre etwa an den Ausbau des schweizerischen Korrespondenten-Teams von «Welt-Sichten» zu einer mit 200 Stellenprozenten besetzten festen Schweizer Redaktion mit Sitz in Bern. Als für die Zeitschrift mitverant wortliche Redaktor/innen müssten diese in erster Linie für eine ausführlichere journalistische Berichterstattung und Kommentierung der entwicklungspolitischen Aktivitäten in der Schweiz besorgt sein, aber auch aktiver als bisher an Schwerpunktbei trägen und Dossiers mitarbeiten. Das Pflichtenheft müsste überdies den Auftrag enthalten, einen kleinen, aber aktuellen Online61 dienst mit entwicklungspolitischen Artikeln spezifisch für die deutschsprachigen Medien in der Schweiz aufzubauen. Verbindlich für die Redaktion müsste das Redaktionsstatut von «WeltSichten» sein, das ihr die journalistische und redaktionelle Un abhängigkeit gewährleistet. Zu finanzieren wäre ein solcher Schritt durch eine Erwei terung der schweizerischen Trägerschaft von «Welt-Sichten», und zwar nicht nur um die in der «Alliance-Sud» zusammen geschlossenen Hilfswerke. Amnesty International, Greenpeace, WWF, das Schweizerische Rote Kreuz, Médecins sans Frontiêres, die Basler Mission usw. müssten doch Interesse zeigen, neben ihrer Eigenwerbung auch auf eine unabhängige, ihre Tätigkeit übergreifende, entwicklungspolitische Publikation verweisen zu können. Den Preis, den sie dafür bezahlen müssten, wäre mit einem kaum spürbaren Abstrich von ihrem gesamten Werbeaufwand zu begleichen, falls es gar nicht anders ginge. Wir wollen doch alle dran bleiben, oder? — Urs A. Jaeggi war zwischen 1990 und 2004 Redaktor und Journalist bei Brot für alle. 62 Matthäus 6, 19–34 und die Entwicklung eines besseren Lebens René Krüger Was für ein naiver Text! Ein oberflächliches Lesen dieses Textes kann ihn als höchst naiv abtun. Ein Kinderbildchen mit Vögelchen, einem lieben Vater im Himmel, Blümchen – es fehlen nur noch ein paar Fliegenpilze, Tannenbäumchen, Schäfchenwolken und Sternchen, und das Kinderbild ist komplett! Ein zweites Lesen zeigt eine schöne, neue Welt, in der die Menschen ohne Sorgen leben. Es scheint genug für alle zu geben, alle fühlen sich wohl in einer idyllischen Landschaft. 63 Redet hier etwa ein Naturschwärmer, der naive Bilder malt und die Härte des Lebens und die Grausamkeiten der Natur verkennt? Sieht das nicht fast nach den unbesorgten Gammlern der sechziger Jahre aus, die betont bürgerliche Normen und Lebensformen ablehnten und sich durch Konsumverweigerung und manchmal auch durch Arbeitsablehnung auszeichneten? Oder vielleicht nach den Hippies, die die Ideale des Wohlstands infrage stellten? Und das steht ausgerechnet in der Bibel. Was wollte Jesus eigentlich mit diesen Worten? Vielleicht ist es ganz gut, wenn wir uns quasi als Kontrastfolie zunächst mal ein paar moderne Idyllen ansehen. Was uns in den letzten Jahrzehnten an Zukunftsmusik versprochen wurde, ist in vielen Fällen wohl verrückter als das vermeintlich idyllische Bild des Predigers aus Galiläa. Die Technik verspricht alle möglichen und unmöglichen Apparate und Geräte, die das Leben erleichtern und immer mehr freie Zeit herausschneiden sollen. Die Medizin hat einen uralten Wunschtraum der Menschheit aufgegriffen und versucht und verspricht, das Leben immer weiter zu verlängern. Ganz schlimm jedoch hat es die neoliberale Wirtschaftsideologie getrieben. Sie hat der Menschheit vorgegaukelt, dass ein vollkommen freier Markt, ohne jegliche staatliche Kontrolle, genügend Wohlstand für alle schaffen wird; und so viele Menschen haben es geglaubt; die Politiker haben es geglaubt oder mussten es glauben 64 oder taten zumindest so, als ob sie es glaubten, und haben zügig die neoliberale Globalisierung vorangetrieben. Weltweit hat die Produktion zugenommen, ebenso der Reichtum – aber der ist in der Hauptsache nur bei den Oberen Zehntausend gelandet, während gleichzeitig dazu die Armut der unteren Milliarden und die Vernichtung der Umwelt rasant zugenommen hat. Für eine bestimmte soziale Schicht der Weltbevölkerung sind die versprochenen Paradiesgärten schon möglich geworden. Aber was ist mit den anderen, die keinen Anteil am Kuchen er halten? Mit dem heutigen Durchschnittsalter und dem Luxus der Oberschicht der reichen Länder diese Frage und auch den Inhalt des biblischen Textes aus den Angeln heben zu wollen, geht entschieden zu weit. Dies ist geradezu zynisch, denn die Kindersterblichkeit, die das Leben einschränkenden Umstände, die fehlenden Möglichkeiten in vielen Ländern, die Zunahme einer völlig irrationalen Gewalt, Zwangsprostitution, Korruption der Regierenden und Klientelismus, Umweltzerstörung, das Dro gengeschäft usw. sind als Problemfelder miteinander über die Habsucht verbunden und bilden Metastasen, die den gesamten sozialen Körper vernichten. Angesichts dieses Panoramas ist zumindest für diejenigen, die einen Blick für die Not der Menschen haben, mit Geschädigten arbeiten oder selber Not leiden, absolut klar, dass die brillanten Statistiken im Grunde nur prächtig frisierte Lügen sind, was das Wohlbefinden der gesamten Menschheit anbelangt. Sehen wir uns doch mal den Mechanismus unserer Welt etwas genauer an. Mit Mechanismus meine ich die Sorge um den morgigen Tag, um mehr Verdienst und um mehr Produktion, die den Antriebsmotor der Wirtschaft bildet. Wohin hat die Sorge geführt? Immer mehr Wohlstand – ein zugkräftiges Ziel! Aber es hat eine sonderbare Welt hervorgebracht. Auf der einen Seite Spitzenproduktion, chromblitzende Wagen auf den Autobahnen, dicke Konti, Millionenverdiener und eine auf immer mehr Wachstum fixierte Idee, die das alles antreibt; der anderen Seite Milliardenverschuldung der meisten Länder, sowohl der Armen wie auch der Reichen, 65 Spekulanten, Absahner, Abzocker; Hungernde in Ländern, die wie Argentinien für Hunderte von Millionen Menschen Nahrungsmittel produzieren; Milliardenvergeudung in Waffen trotz Beendigung des Kalten Krieges; versagende Atomkraftwerke trotz aller Be teuerungen der Spitzentechnologen, die mit ihrem vermeintlichen Wissen nur Augenwäscherei betreiben; zerstörte Natur, von falscher Wirtschaft und noch schlechterer Politik herbeigeführter Klimawandel; fundamentalistischer Terror, der aus welchen Gründen auch immer anscheinend von den Grossen dieser Erde geduldet wird; erneutes nukleares Säbelrasseln … Zum Verrücktwerden. Sind das nur Auswüchse oder gehört das zum System? Kann man solche Verrücktheiten überhaupt unter einen Hut bringen? Zunächst scheint es sich bei mehreren dieser Gegebenheiten – nicht bei allen – um Auswüchse eines weltweiten Systems zu handeln. Aber das Weltwirtschaftssystem ist auf immer mehr Wachstum und auf Kapitalanhäufung ausgerichtet und nicht auf die Befriedigung der Bedürfnisse aller Menschen und noch viel weniger auf den Schutz der Umwelt. Aus einem gesunden Wachsen ist ein krebsartiger Wildwuchs geworden. Es wuchert alles! Wuchern? Vielleicht liegt ausgerechnet in diesem wie zu fällig aufgetauchten Synonym einer der Schlüssel, um die Prob lematik anzugehen. Die Sprache ist ungemein verräterisch. Sie scheint hier die Beziehung zwischen einem krankhaften Wuchern und dem Wucherzinsmechanismus aufzuzeigen, der dieses Auswuchern überhaupt erst hervorruft. Seit einem halben Jahrtausend wuchert die Weltwirtschaft. Die Eingliederung Amerikas, Afrikas und Asiens in den sich entwickelnden Kapitalismus wurde von der ständigen Sorge um immer mehr Wachstum begleitet, mit dem Resultat, dass sich die Armut heute zu einem Problem der weltweiten Völkergemeinschaft verwandelt hat, da sie eng mit dem Problem von gerechten bzw. ungerechten wirtschaftlichen Beziehungen verwickelt ist. Das Raffen hat zu immer grösseren Krisen geführt, wobei heute die Krisen der einzelnen Länder keine Sonderfälle sind, sondern nur geplatzte Geschwüre einer weltumspannenden, tief sitzenden Krankheit. Diese besteht u. a. vornehmlich in der Herrschaft des internationalen Finanzkapitals und der Finanzspekulation über die armen Länder und besonders über die Armen dieser und aller Länder. 66 Dies beinhaltet, dass jedweder Vorschlag zur Änderung der Situation im Süden wie auch bei den Schwächeren im Norden notwendigerweise sowohl tief greifende Änderungen des politischökonomischen Systems wie auch des Lebensstils aller mit sich bringen muss. Bei dieser Tragik handelt es sich nicht um Zufälligkeiten des Schicksals, sondern um ein systemisch-strukturelles Problem. Die Durchführung der neoliberalen Wirtschaftsrezepte haben im Süden der Welt zur Auflösung der Ansätze eines Wohlfahrtsstaates, zur Zerschlagung der Mittelschicht, zu einer nicht zu lösenden Auslandsverschuldung, zur Zerstörung der Umwelt und zur Verelendung der Unterschicht geführt. Traumatisierung der Geschädigten und Gewaltzunahme in allen sozialen Schichten (keineswegs nur bei den Armen, wie es manchmal allzu naiv dargestellt wird), gehören dazu wie die Korruption auf allen Ebenen. Dieses System, das so viel Not hervorgerufen hat, hat nur ein einziges Ziel: die möglichst grösste Anhäufung von Reichtum für einige Wenige. Nach den ausgegrenzten Opfern wird dabei nicht gefragt. Total freier Markt, Spekulation, Steuerparadiese, Zurückfahren der staatlichen Regulierungen der Wirtschaft: Das sind einige der Mechanismen, durch die viele schuften und einige gross verdienen. Fragen wir nach dem Motor des Systems, kommen wir immer wieder auf die Wachstumsideologie. Dieses System funktioniert nur, solange es Wachstum gibt. Wie weit soll das gehen? Wie weit kann es gehen? Bis alle genug haben? Nach 500 Jahren sollte es eigentlich schon längst so weit sein! Oder gar, bis die ganze Natur zerstört ist? Sich mit immer mehr Luxus zu umgeben kostet immer mehr. Und angesichts der Aufspaltung der Menschheit, der auseinandergehenden Schere und der Vernichtung der Natur ist es höchste Zeit, dass wir uns alle fragen, ob die Anhäufung dem Leben wirklich einen Sinn vermittelt und ob sie unsere Lebensgrundlage sein kann. Die Sorge um immer mehr und mehr hat einen weltweiten Skandal produziert, ist doch in einer so reichen Welt die Verbindung von Armut, Gewalt und Umweltzerstörung nichts anders als ein Riesenskandal. Als Kirchen stehen wir vor der Herausforderung, die heutige weltweite Situation der Armut, Ausgrenzung und Gewalt anzuge67 hen. Vom Evangelium her haben wir den Auftrag, unsere Stimme gegen die Zerstörung des menschlichen und sozialen Lebens und der Natur zu erheben und nach Alternativen zu suchen. Und damit stehen wir ganz unverhofft wieder vor unserem Text. Wohl doch nicht so naiv, der Text! Anhäufung und Wachstumsideologie Sehen wir uns den Abschnitt aus der Bergpredigt nochmals genau an, so stellen wir fest, dass Jesus nicht gegen Arbeit, Fleiss, ehrlichen Verdienst und Vorsorge predigt, sondern genau gegen das, was das Zentrum der Wucherideologie ausmacht: die Sorge um immer mehr Schätze. Also genau das, was heute die neoliberale Spekulation tut! Dabei sind ein paar Einzelheiten des Textes wahre Perlen. Was tut die Motte? Sie zerstört gehortete Kleidungsstücke. Was immer wieder angezogen wird, wird schwerlich von Motten zerfressen werden. Der zweite Feind der Anhäufung wird schlicht Frass genannt. Der Ausdruck kann sich auf den Rost beziehen, der Eisenkassetten zur Absicherung von Schätzen zerstört; ebenso auf Holzwürmer, die Kasten und Truhen brüchig werden lassen. Auf jeden Fall geht es bei beiden Bildern um den Unsinn der sinnlosen Anhäufung von nicht benötigten Gütern. Der Begriff Schatz ist mehrdeutig. Er bedeutet Vorrats kammer, Schatzkammer, Ort der Sicherheit für teure Güter und Schätze; aber auch das, was gehortet wird: Reichtum, die teuren Güter, ein Schatz, das Angehäufte, Vermögen, Wertgegenstände. Quer durch die Menschheitsgeschichte geistern die Schätze und lassen die Augen leuchten und die Herzen schneller schlagen. Sehr viel vom Unheil, das die iberischen Eroberer in Latein amerika angerichtet haben, geht auf das Konto ihrer fanatischen Suche nach Gold- und Silberschätzen und leichtem Verdienst. Millionen von Indigenen, Pflanzen, Tiere, Felder, Landlose waren die Leidtragenden dieser krankhaften Sucht – der Habsucht, der Mehr-und alles-haben-wollen-Sucht. 68 Interessant ist das im Text verwendete griechische Zeitwort, das im Deutschen mit ansammeln, anhäufen wiedergegeben wird. Es ist direkt vom Begriff Schatz, griechisch: Thesauros, abgeleitet. Es bedeutet also nicht vorsorgen, sondern hamstern, zusammenraffen, horten, scheffeln. Die äusserst aufschlussreiche Verbindung von Hamsterei und Schätzen ist Aufklärungsarbeit, die überaus notwendig ist, denn darin liegt das Problem: in der Gier nach immer mehr, und nicht im einfachen Besitz von dem, was wir zum Leben benötigen. Diese Gier treibt die Zinsen und die Aktien hoch, sie macht aus Wertpapieren Giftpapiere, sodass sogar extra Banken für diesen Abfall erfunden werden mussten. Sie lässt Firmen und Banken platzen und verdient am Verlust der Sparer. Ganze Länder sind draufgegangen, weil einige Spekulanten ihr grosses Geld so lange hin- und hergeschoben haben, bis es das ganze Kleingeld aufgewischt hatte. Nun kommt ein zweites Bild: der Mammon. Mammonismus Der Spruch von der Unmöglichkeit, zwei Herren zu dienen, kann als Zusammenfassung des ganzen Textes angesehen werden. Jesus verwendet hier einen interessanten Ausdruck. Statt einfach Reichtum, Vermögen oder Geld zu sagen, sagt er Mammon. Dieser Begriff kommt von einem aramäischen Substantiv, das aus dem Verb aman, trauen, vertrauen gebildet worden war. Mammon hat also eine Hintergrundbedeutung als das, worauf man vertraut; das, was zuverlässig ist. Daraus entwickelte sich die Bedeutung Besitz, Vermögen, Reichtum, Geld, denn damals wie heute vertraute man grundsätzlich dem Reichtum. Es stimmt zwar, dass bisher noch keine Verbindung dieses Wortes mit einem Gott, Götzen oder Dämonen des Alten Orients festgestellt werden konnte. Doch durch die Gegenüberstellung zu Gott wird in diesem Wort Jesu die wirtschaftliche Macht geradezu zur Person. Der Reichtum wird in einen Gegengott verwandelt, und das kann im jüdischen Umfeld nur ein Götze oder Dämon sein. Auf dem Hintergrund des biblischen Götzendienstverbotes erhielt der Spruch damit für einen gläubigen Juden eine beson dere Schlagkraft. Die widergöttliche Macht ist hier nicht der traditionelle Satan, sondern der Mammon. 69 Jesus spricht vom grossen Geld und von Macht. Er sagt nichts weniger, als dass der Mammon ungeheuer mächtig ist, so gewaltig, dass er in Konkurrenz zu Gott treten kann. Der Mensch kann zwischen beiden Herren wählen, aber wenn er seine Entscheidung für die Anhäufung des Mammons getroffen ist, ver wandelt ihn der Mammon in seinen Sklaven. Der Mammon ist kein kontrollierbares Objekt, das man einfach in die Brieftasche, in den Tresor oder ins Konto steckt. Er wird zum Subjekt, zum Herrn, der herrscht und versklavt und dem man dienen muss. Er wird nicht besessen, sondern er wird zum Besetzer und Besitzer. Jesus stand im damaligen Umfeld nicht alleine mit seiner Kritik an der Gier nach immer mehr Luxus. Wohl am bekanntesten ist die Sage vom König Midas, der wünschte, dass alles, was er berühre, zu Gold würde. So kam es auch. Es fing mit einem Zweig und mit einem Stein an, aber dann verwandelten sich auch Speise und Trank in Gold, sodass der gierige König nichts mehr essen konnte. Um nicht elendig zu verhungern, musste er seine Gabe zurückgeben. Eine herrliche Sage, die die Absurdität der Habgier aufzeigt. Immer mehr haben wollen wird zur krankhaften Sucht, zur Habsucht. Das ist die Sucht nach Haben und nochmals Haben. Das Sein bleibt vor der Tür. Mammon ist die Anhäufung des Reichtums für einige wenige Reiche. Dieser Begriff ist die letzte biblische Zuspitzung, um auszusagen, dass einige Wenige mehr als die grosse Mehrheit hamstern. Das illustriert die Bibel mit mehreren Sündenmustern: Verabsolutierung des Privateigentums zur Vermehrung des Reichtums statt zum Gebrauch, sinnlose Anhäufung von Luxusgütern, finanzielle Spekulation, mit Schmarotzertum verbundener Grossgrundbesitz, systemischer Raub des Eigentums an Boden, hohe Zinsnahme, Ausbeutung der Arbeitskräfte. Es gibt genügend biblische Texte, die darauf hinweisen, dass solch egoistische Anhäufung des Reichtums den Armen Elend und Not bringt und den Reichen ewige Verdammnis. Die erste Aussage über den Mammon ist eindeutig: Der Reichtum ist vergänglich. Die Berichte der Banken sprechen heute ja auch vom «verbrannten Geld». Hypotheken auf Immobilien, Spekulationsobjekte, Zinsen auf Zinsen aus Zinsen – das ist alles nur virtuell und existiert nur im Computer und in den Hirnen der Spekulanten. Bis eines Tages die Finanzblase platzt. Dann 70 sind Millionen weg. So heisst es dann, aber natürlich sind sie nicht weg, sondern nur von unten nach oben gesaugt worden. Wen beherrscht heute der Mammon? Nur die grossen Spekulanten, die im Kasinokapitalismus immer ganz massig verdienen? Das Problem steckt tiefer. Der biblische Text vermittelt nämlich nicht nur einen tiefen Einblick in die Machstruktur der Wirtschaft zu Zeiten Jesus. Er entlarvt auch einen tief sitzenden Mechanismus: Alle Welt will mehr haben. Das ganze System funktioniert doch nur, weil wir fast alle darin gefangen sind. Die Parolen des Systems scheinen die Mehrheit zu überzeugen, sonst wären in den vergangenen fünfundzwanzig Jahren nicht so oft immer wieder die gleichen Parteien gewählt worden, die das Programm eingeführt und durchgezogen haben. Die Verlockungen des Wohlstands und des Luxus üben eine magische Wirkung auf die Mehrheit aus. Der Slogan «Geiz ist geil» konnte nur auf diesem Boden gedeihen. Verzicht wird allzu oft nur von Einzelgängern praktiziert und hat eine sehr schlechte Presse. Er wird hin und wieder höchstens mal in der Fastenzeit bei einigen Menschen guten Willens aktuell, aber Politik kann man damit nicht machen, im Gegenteil. Die Grossverdiener wissen um diese menschlich-unmenschliche Gier und verstehen es, sie geschickt zu ihren Gunsten auszunutzen. Oft hören wir zwar wichtige Warnungen und Einsichten, schubladisieren sie aber sehr schnell und gehen zur Tagesordnung über. Der mehrheitliche Grosskonsum hält das System am Laufen. Von Armut wird sehr viel geredet; aber die Kritik am Reichtum hinkt immer noch sehr stark hinterher. Handelt es sich dabei etwa um ein regelrechtes Tabu, das nicht berührt werden darf? Hängt die Unberührbarkeit vielleicht damit zusammen, dass die Gier etwas «Natürliches» in allen Menschen ist und wir darüber nicht so frei reden können, wir über die Armut, die ja niemand will? Das scheint regelrecht magisch auszusehen; und in der Tat zeigt die Verbindung von Schatz und Herz die religiöse und magische Dimension des Reichtums und vor allem der Habsucht auf. Das Geld hat magische Wirkung, trotz Aufklärung, Rationalismus, brillanter Bildung und akademischer Höhe. Es fügt sich keinen Spielregeln, sondern setzt selbst die Regeln. Deshalb sind alle Wirtschaftsprognosen im Grunde nur Wunschgebilde, denn eine Panik und ein Banksturm können jederzeit alles platzen lassen. 71 Der Reichtum verdreht den Menschen den Kopf. Er schafft künstliche Sehnsüchte, lässt die soziale Schere auseinandergehen und lebt zudem noch vom Unheil, das es anrichtet. Was hat das Herz damit zu tun? Herz ist in der Bibel nicht der romantische Sitz der Gefühle, sondern das Lebens- und Entscheidungszentrum des Menschen. Verstand, Wissen, Gewissen, Denken, Fühlen und vor allem Weisheit, das alles kann in der Bibel mit Herz gemeint sein. Die Ökonomie hat mit dem ganzen Menschen zu tun, nicht nur mit seiner wirtschaftlichen Seite. Das heisst, sie gehört zur Orientierung des Menschen. Das macht Jesus deutlich, indem er seine Worte über das Auge und das Licht direkt an die Erwähnung des Herzens anschliesst. Eine falsche Ausrichtung, und der ganze Mensch wird finster. Das heisst, er geht kaputt. Die Perspektive der Opfer. Jesus spricht hier aus der Perspektive der Schwachen, der Geschädigten, der Opfer. Das ist die Perspektive derjenigen Menschen, die durch andere einzelne Menschen und Strukturen unter jocht, verarmt, gequält, ausgegrenzt und verfolgt werden. Doch gerade den auf der sozialen und ökonomischen Werteskala der Gesellschaft «unten» stehenden Menschen wird Würde zugesprochen, sie dürfen die Verheissungen Gottes hören und sich an die Utopie der Gerechtigkeit klammern. Die Alternative: Einfach besser leben! Matthäus 6,19–34 gehört im Matthäusevangelium zur Bergpredigt. Die Auslegung dieser Predigt hat es sich schwer gemacht, was die Erfüllbarkeit der vielfältigen Anweisungen anbelangt. Ganz verschiedene Möglichkeiten wurden erwogen. Da gibt es die evangelischen Räte (Katholisch), die Lehre von den zwei Reichen (Luther), die durchführbare Soziallehre, den bedingungs losen Pazifismus (Tolstoi), die endzeitliche Auslegung (Jeremias), die neue Gesinnung, das Gericht über uns Sünder, die Christusverkündigung und den Ruf zum Glauben. Damit brauchen wir uns jetzt nicht eingehend zu beschäftigen. Alle Auslegungen haben 72 etwas für sich, aber auch immer etwas gegen sich. Zudem sind sie immer von ihrem Kontext her bedingt, was verständlich, natürlich und notwendig ist. Versuchen wir, ohne besondere Vorentscheidungen den Text auf uns wirken zu lassen, so entsteht vor uns eine Analyse und dann kommen Alternativen. Fast bin ich geneigt, in Abwandlung eines berühmten Wortes zu sagen: Analysen sind gut, Alternativen sind besser! Aber die Alternativen hat Jesus nur deshalb ausgebreitet, weil seine Analyse eben absolut treffend war. Er spricht vom Sinn und von der Ausrichtung unseres ganzen Lebens. Vor vielen Jahrzehnten hat ein Neutestamentler in Deutschland ein Programm für seine Forschungen am biblischen Text aufgestellt, das eine gewisse Berühmtheit erlangt hat. Es ging da um die «Entmythologisierung des Neuen Testaments». Dieses Programm hat am damaligen Weltbild, an den Wundern und an der Auferstehung Jesu gerüttelt und für Für- und Widerschlag zeilen in kirchlichen Blättern gesorgt. Die als mythisch aufgefasste Redeweise und das biblische Weltbild sollten abgelegt und die in diesen Denk- und Sprachformen ausgedrückte Wahrheit neu für den modernen Menschen interpretiert werden. So einfach ist das allerdings nicht. Ausgerechnet die vermeintlich nur mit der Vernunft arbeitende Umwelt dieses Professors ist einem Wahn erlegen, der Millionen Menschen das Leben gekostet hat. Was wir vorrangig brauchen, gerade auch an den theologischen Fakultäten, ist das Bewusstsein, dass die Bibel eine eigene Entmythologisierung ganz anderer Art betreibt: die Entlarvung des Reichtums, die Entblössung der grossartigen Fassade, den Abbau der Wohlstandsmythen und das Aufdecken der Lüge der Wachstumsideologie. Daran wird an vielen Fakultäten nicht viel gekratzt, geschweige denn gerüttelt. Doch sie sind unendlich schädlicher als der Glaube an ein Heilungswunder im Neuen Testament. Diese Mythen der Ökonomie und der Politik sind es, die heute durchleuchtet und abgebaut – direkter noch: zerschlagen – werden müssen, und genau das tut auf seine Weise der Bergpredigttext. Er entmythologisiert die Gier nach dem Mammon und die Ideologie des unbeschränkten Wachstums. Auch damals wurden Güter aller Art gehortet. Besonders schlimm in sozialer Hinsicht war die Spekulation mit Getreide, die im Gleichnis vom reichen Toren in Lukas 12 angeprangert wird: Die Grossgrund 73 besitzer hielten Getreide zurück, um es dann bei Knappheit mit hohem Gewinn zu verkaufen. Das entspricht heute der Praxis der Finanzspekulation. Nach immer mehr Luxus trachten die Menschen der Völker, die Heiden, sagt Jesus, das heisst, diejenigen, die Gottes Willen nicht kennen und ihn deshalb auch nicht tun können. Damit sind hier diejenigen gemeint, die sich an der römischen, imperialen Lebensweise orientierten; die vom hellenistisch-römischen Lebensstil und Reichtum Verführten. Diese glitzernde Welt faszinierte eben auch die Armen. Spiele und Brotverteilung standen auf dem Programm der römischen Verwaltung, um die Armen einigermassen zufrieden zu halten und Aufstände im Ansatz schon zu vermeiden. Korrupter Klientelismus heisst das heute, und davon können wir in Lateinamerika viele traurige Lieder singen. Den Armen wird etwas hingeworfen, um das sie sich vielleicht auch noch streiten, und damit sind sie erst mal vorläufig wortwörtlich abgespeist. Damit werden wirkliche Veränderungen immer wieder hinausgeschoben, und das bedeutet in dieser Politik, dass sie verhindert werden. Die römischen Zirkuskämpfe sprachen den Sadismus der Massen und ihr krankhaftes Interesse an Blut und Gewalt an, und damit liessen sie die Grausamkeiten des Imperiums als ein Spiel erscheinen, das alle begeistert beobachten konnten und dazu noch etwas zu essen bekamen. Deshalb fordert Jesus eindeutig auf, sich von dieser Art Sorge zu distanzieren. Es ist kein Zynismus, der den Hunger und die Obdachlosigkeit der Armen herunterspielt; sondern eine Abwehr der falschen Sicherheit durch den Reichtum der römischen Oberschicht und deren Gewalt. Gegen die Verblendung durch den unrecht erworbenen Luxus setzt Jesus die gerechte Welt Gottes, das Reich Gottes und seine Gerechtigkeit, nach dem wir trachten sollen. Trachten, das bedeutet aktive Suche, Beteiligung, Engagement, nicht passives Abwarten. Es ist eine überzeugte Erwartung, in die wir uns selber einbringen können. Hier ist wie überall Vorsicht geboten: Kein Text darf ver allgemeinert werden. Die Strukturen der Wirtschaft sind unheimlich komplex geworden. Ein Attentat in Afrika lässt den Preis für Benzin in Belgien hochgehen, eine verlorene Wahl in England lässt Aktien in Honduras sinken. Ein kleines Produkt, gekauft im Laden um die Ecke, ist ein Rädchen im Getriebe der Klimazerstö74 rung und stammt vielleicht aus Kinderarbeit. Was sollen wir da tun? Aussteigen geht nicht; das ging auch damals nicht. Jesus war kein hellenistischer Philosoph, der einen Aufruf zur Selbstgenügsamkeit gemacht hat. Er war auch kein Asket. Er hat keinen Rückzug in die Wüste organisiert. Er hat die Lage der Armen auch keineswegs idealisiert. Er hat aber klar auf die fesselnde Macht des Reichtums als Hindernis für den Eintritt in das Reich Gottes hingewiesen. Und vor allem hat er vorgeschlagen, die Gemeinschaft der Nachfolgenden zu einem Schutzraum zu machen. Es gibt viele Möglichkeiten für alternative Formen des Miteinanders, gerade auch auf der wirtschaftlichen Ebene. Denken wir nur mal an die sogenannten Charismen, die Gaben, von denen Paulus im Römerbrief spricht. Teilen, Taten der Liebe, die starken Symbolhandlungen der Speisung von Tausenden von Menschen, mitfühlende Zuwendung, die ausgestreckte und offene Hand, der Dienst an den Kranken, die Nachfolge in all ihren Varianten: Das waren gelebte Formen der aktiven Suche nach Gottes Gerechtigkeit. Und sie sind es auch heute. Lasst euch nicht zu Objekten machen, sagt der Prediger auf dem Berg in Galiläa; lasst euch nicht von der Faszination eines Luxuslebens verblenden! Glaubt nicht denen, die euch alles versprechen, nur um an euer Geld zu kommen! Glaubt dem, der sich wirklich für euch eingesetzt und dahingegeben hat! Die Alternative ist ein einfaches Leben. Einfacher leben steigert die Lebensqualität. Wer einfacher lebt, lebt einfach besser! Dazu braucht man weder Asket zu werden noch mittelalterlicher Bettler zu sein. Ich möchte auch nicht einfach von «Verzicht» reden, denn das Wort ist stark negativ vorbelastet. Aber wenn uns die allgemeine Lage bedrückt – und diese Sensibilität können wir sicher bei vielen voraussetzen – dann können wir uns vom biblischen Wort warnen lassen. Diese Warnung kann sich in die Erkenntnis verwandeln, dass die Hauptwurzel der Probleme, der unbiblische Trieb zum Raffen für einige Wenige, das Raubbau system am Laufen hält. Das können wir sehr wohl erkennen, benennen und anklagen. 75 Der Bergpredigttext kann uns auch zu einer Lebensgestaltung führen, die sich aus dem Evangelium ergibt und nicht aus der kapitalistischen Wirtschaftsrationalität. Es gibt ganz andere Werte: das Leben, der Nächste, das Gemeinsame, das Miteinander, die Gerechtigkeit. Das drückt auch das Bild von den himmlischen Schätzen aus: Es gibt mehr und Besseres als die wirtschaftliche Ratio. Angesichts der Gewaltherrschaften in vielen Ländern der Welt sind wir im Westen, in Nord und Süd, froh und dankbar über die Demokratie. Daran ist überhaupt nichts zu rütteln. Und genau darin können wir uns von Jesu Wort zu weiteren Schritten anleiten lassen. Vielleicht klingt «vollkommenere Demokra tisierung» ein wenig zu salopp, aber damit will ich ausdrücken, dass wir alle verantwortlich für das Ganze – auch für die Wirtschaft – sind. Wir alle können die Ideologie des ungesunden, wuchernden Wachstums aufdecken; wir alle können Nein sagen zur unnötigen Vergeudung; wir alle können gerecht handeln; wir alle dürfen auf Gott vertrauen. Ohne eine solche tiefere Demo kratisierung ist keine Systemveränderung möglich. Nur wenn eine breite Öffentlichkeit sich dem System verneint, kann es verändert werden. Wir können immer wieder darauf hinweisen und danach handeln, dass das Geld und die Güter eine soziale Funktion haben und dazu dienen sollen, das Leben aller zu ermöglichen und zu fördern. Dafür gibt es keine Patentrezepte, und die Evangelien selbst machen dazu nicht einen, sondern eine ganze Palette von Vorschlägen: Teilen, halbieren, spenden, den Notleidenden helfen, Wiedergutmachung, teilhaben lassen, Güteraufgabe, Dienst am Nächsten. Mir ist bewusst, dass der Begriff Dienst vorbelastet ist. Wer will schon dienen oder gar Sklave sein, wie es sinngemäss vom Griechischen her heissen müsste? Damit verbinden wir Diener, Kriegsdienst, das alte Wort Dienstmädchen, unbezahlte Arbeit leisten, sich aufopfern, sich beugen. Das ist heute unwirtschaftlich und politisch unkorrekt. Aber leben wir nicht alle von Diensten, die uns andere Menschen leisten? Zudem wird öfters der Vorwurf erhoben, hier werde eine «ausschliessende Schwarz-Weiss-Malerei» oder «Dualismus» betrieben. Doch dieser Gegensatz wurde nicht von Chaoten erfun76 den, sondern wird durch den globalisierten Neoliberalismus hervorgerufen, und zwar im doppelten Sinn. Erstens wurde die Einführung des ganzen Systems weltweit mit dem TINA-Thatcher-Slogan Es gibt keine Alternative! (There is no alternative) gerechtfertigt. Damit war jede Suche nach Alternativen von vornherein als ein als Ding der Unmöglichkeit abgefertigt. Das ist ganz krasse Schwarz-Weiss-Malerei. Zweitens hat sich die Aufspaltung in Arm und Reich auf dem ganzen Erdball und vor allen in den Ländern des Südens durch die rabiate Anwendung der neoliberalen Rezepte ungeheuer verstärkt. Selbst die Berichte der Weltbank mussten nach zwei Jahrzehnten Neoliberalismus zugeben, dass die Armut weltweit zugenommen hatte. Es ist der Neoliberalismus, der ausschliesst, aufspaltet und ausgrenzt, und nicht die Position derjenigen, die diese Ausgrenzung erleiden, anklagen und darauf drängen, nach Alternativen zu suchen. Die Reduzierung auf die Formel «Gott oder Mammon» ist keine Erfindung einiger Globalisierungsgegner. Bei dem Pochen auf diese Formulierung geht es natürlich nicht um eine mora lische Rückfrage, etwa in dem Sinne, wer von uns etwa der bes sere Christ oder die bessere Christin mit der grösseren Menge guter Werke sei. Es geht um die Grundfrage, auf wen wir als Christen, Christinnen und Kirchen hören wollen und wem wir nachfolgen sollen. Diese Grundfrage zeigt zwei Wirtschaften auf: die Ökonomie des Genug für alle und die Ökonomie der sinnlosen Anhäufung für wenige reiche Eigentümer. Dabei hat das Genug! eine zweifache Bedeutsamkeit: Dass es genug für alle Menschen geben soll; und dass es nun wirklich reicht mit der Spassgesellschaft, in der die Solidarität gegen Selbstverwirklichung aus gespielt wird. Die Zeit ist reif für Bescheidenheit und für ein einfaches Leben in Solidarität und Liebe zum Nächsten. Natürlich wissen wir, dass wir das Reich Gottes nicht mit guten Gesetzen und Programmen perfekt errichten werden. Aber wir können an die menschen- und situationsverändernde Kraft des Evangeliums glauben und aus diesem Glauben handeln. Glauben ist jedoch ein Risiko, denn da kann nichts aufgewogen, gut geschrieben und verrechnet werden. Doch gerade weil Gott allein die Welt verwandeln kann, handeln wir im Gehorsam. Wir bauen kein Reich Gottes, aber wir können in Wort und Tat auf sein Reich 77 hinweisen. Das ist versuchte Nachfolge, ohne in die Zwickmühlen der vielen Einwände gegen die eine oder die andere Inter pretation der Bergpredigt zurückzufallen: evangelische Räte, zwei Reiche, Unerfüllbarkeit, Radikalismus, Sündenspiegel und Ähnliches. Ein anderes Leben ist möglich; ein einfacheres, aber sinnerfülltes Leben. — René Krüger ist Pfarrer der Evangelischen Kirche in La Plata und Pro fessor für Neues Testament am Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos (ISEDET) und an der Theologischen Fakultät der Argentinischen Katholischen Universität (UCA) in Buenos Aires, Argentinien. 78 Entwicklung heisst Befreiung Ueli Mäder Weltweite Verbundenheit kennzeichnet die Globalisierung: wirtschaftlich, gesellschaftlich, politisch, kulturell. Sie eröffnet idealtypisch ein sozialräumliches Gesellschaftsbild, das territoriale und nationale Grenzen stark aufweicht. Einseitig wirtschaftlich geprägt, verkommt die Globalisierung zu einem eng geführten Globalismus, der sich recht gut mit seiner Kehrseite versteht, dem Provinzialismus. Anders verhält es sich mit einer Globalität, die den sozialen Zusammenhalt im Sinne der internationalen Solidarität fördert. Die Globalisierung ist ein altes Phänomen. Europa kolonisierte in einem halben Jahrtausend fast drei Viertel der Erdoberfläche. Neu sind seit dem Aufbrechen der Berliner Mauer der rasante Anstieg des Welthandels und der Finanzströme. Die Bedeutung der Wirtschaft nimmt seither zu, der politische und demokratische Einfluss auf das Weltgeschehen eher ab. Dieser Befund gilt zumindest für den Zeitraum von 1989 bis 2009. Die Politik bot Hand dazu, primär wirtschaftliche Interessen umzusetzen. Sie protegierte eine rigorose Marktöffnung, die Ungleichheiten verschärfte. Relativ schwach gegenüber wirtschaftlich Starken, gebärdete sie sich oft stark gegenüber so genannt sozial Schwachen. Sie liess es zu, gesellschaftliche Verbindlichkeiten preiszugeben. Und damit verbreiteten sich Verunsicherungen, die tendenziell dazu disponieren, repressive und autoritäre Kräfte zu favorisieren. 79 Das alte Lied Der Welthandel und die Finanzströme sind zentrumsorientiert. Sie klammern weite Teile der Bevölkerung des Südens aus. Während die Preise für industriell gefertigte Güter tendenziell steigen, sinken – im Vergleich – jene für Rohstoffe und Primärgüter. Weil sich die Austauschbedingungen verschlechtern, erzielen viele südliche Länder mit mehr Exporten weniger Erlös. Die verschärfte Standortkonkurrenz zwischen den reichen Zentren erhöht den Druck, die Produktion zu rationalisieren und dadurch Arbeitsplätze zu eliminieren. Maschinen ersetzen menschliche Arbeit. Sie schenken uns mehr Zeit und Geld, zumal die Produktivität steigt. Aber wenn es mit der Verteilung hapert, verbreiten sich Arbeitslosigkeit und niedrige Einkommen. Theorien der Modernisierung plädieren für geballte Investitionen in Wachstumszentren. Sie nehmen an, dass der daraus folgende Wohlstand dann allmählich ins «Hinterland» sickert. Doch der erhoffte Effekt lässt auf sich warten. Drei Milliarden Menschen leben immer noch mit wenigen Dollar pro Tag. Und die wirtschaftliche Macht konzentriert sich. Fünf hundert Unter nehmen kontrollieren zwei Drittel des weltweiten Handels. Ihr Umsatz übersteigt die Hälfte des weltweiten Sozialprodukts. Und nach der Zürcher ETH-Studie «The Network of Global Corporate Control» (Vitali et al. 2011) kontrollieren 147 Konzerne 40 Prozent des Kapitals aller multinationalen Konzerne. Wenn das so weiter geht, kann es gefährlich werden. Die Zentralisierung der Wirtschaft berührt politische Grundlagen wie das Territorialprinzip (feste Grenzen), das Souveränitätsprinzip (staatliches Gewaltmonopol) und das Legalitätsprinzip (verbindliches Vertragswesen). Das Aufweichen bewährter Prinzipien erhöht die Verunsicherung und den Ruf nach einer starken Hand, die für Ordnung sorgen soll. Rasche Veränderungen und komplexe gesellschaftliche Strukturen verlocken dazu, Halt in Vereinfachungen unter Vernachlässigung von Differenzierungen zu suchen. Wenn der Welthandel und die Finanzströme vornehmlich zentrumsorientiert funktionieren, relativieren sie die Globalisierung. Weite Bevölkerungsteile bleiben so ausgeklammert. Der ungleiche Austausch beschert vielen Entwicklungsregionen erhebliche Verluste. Er erhöht soziale Ungleichheiten. Die oligarchische 80 Konzentration der Wirtschaft refeudalisiert quasi die Besitzverhältnisse. So verschärft der Globalismus auch soziale Konflikte. Er schwächt politische Verbindlichkeiten und stärkt autoritäre Strömungen. Die forcierte Integration in den Weltmarkt grenzt benachteiligte Regionen aus. Das modernisierungstheoretische Credo plädiert für eine liberale Öffnung der Märkte und eine Integration der Entwicklungsregionen in den kapitalistischen Weltmarkt. Wenn Ungleiches aber gleich behandelt wird, bleibt es ungleich. Die Austauschbedingungen (Terms of Trade) polarisieren so Arm und Reich. Aber das muss nicht sein. Self Reliance Seit mehreren Jahrzehnten versuchen einzelne Länder des Südens, den Weltmarkt selektiver zu nutzen. Gemeinsam wollen sie die Bedingungen des wirtschaftlichen Austauschs stärker mitbestimmen. Den Öl produzierenden Ländern gelang das anno 1974. Damals entstand auch die Konzeption einer Neuen Weltwirtschaftsordnung, die nicht mit der neuen, westlich dominierten Weltordnung zu verwechseln ist. Weitere Bemühungen alternativer Monopolbildung scheiterten aber; so etwa das mittelamerikanische Bananenkartell. Es kam gegen die multinationalen Konzerne nicht an. Ähnliches zeigt sich beim Kaffee und Kakao. Auch hier dominieren private Monopole den weltweiten Umsatz. Mehrere Entwicklungsregionen reagieren mit protektionistischen Massnahmen auf die einseitige Abhängigkeit. Sie versuchen, ihre Produktion aufzufächern und konzentrieren sich darauf, die eigenen Produktivkräfte zu entwickeln. Dabei handeln sie im Sinne einer kollektiven Eigenständigkeit. Sie tun dies in der Absicht, den Weltmarkt später einmal so zu nutzen, dass er zum Vorteil aller Beteiligten gereicht. Die Strategie der «Self-Reliance» strebt keine nationalistische Autarkie an. Sie führte da und dort dazu, die Grundbedürfnisse besser zu befriedigen. Das erwies sich als viel versprechend. Das eigentlich erfreuliche Aufbrechen des West-Ost-Gegensatzes forcierte jedoch den Globalismus. Investitionen flossen nun zunehmend in jene Regionen, die eine maximale Kapitalverwertung gewährten. Andere Regionen wurden auf diese Weise unfreiwillig 81 abgekoppelt. Das macht eine eigenständige Entwicklung doppelt schwierig. Es gibt aber keine Alternative dazu. Die selektive Dissoziation unterstützt den sozialen Ausgleich. Sie mindert einsei tige Abhängigkeiten und bannt damit auch etwas die Gefahr gewalttätiger Konflikte. Internationale Solidarität Konzepte einer sozialen Globalität plädieren – im Gegensatz zum wirtschaftlichen Globalismus – für eine gerechtere Weltwirtschaftsordnung. Sie schlagen vor, die Preise für Rohstoffe an jene für industriell gefertigte Güter anzupassen. Nach Berechnungen der Vereinten Nationen würde den südlichen Kontinenten die Hälfte des Mehrerlöses genügen, um ihre existenziellen Bedürfnisse zu befriedigen. Stabile Abnahmequoten und Preise könnten helfen, die Produktion aufzufächern und die Abhängigkeit von einzelnen Exportgütern zu mindern. Diese Vorschläge gehen davon aus, dass die Zentralisierung der Wirtschaft ein demokratisches Korrektiv braucht. Typologien einer transnationalen Demokratie unterscheiden Ansätze einer zentral-demokratischen Weltordnung mit universalen Beschlüssen von einem liberal- demokratischen Pluralismus, der an bestehende staatliche Vereinbarungen anknüpft. Die progressiv kommunitären Ansätze protegieren zivilgesellschaftliche Anstrengungen. Sie streben keine Weltregierung an, sondern eine stimmige Kooperation zwischen staatlichen und zivilgesellschaftlichen Einrichtungen. Dieser Schulterschluss soll den sozialen Zusammenhalt global festigen und ein autoritäres 21. Jahrhundert verhindern. Der einseitig wirtschaftlich orientierte Globalismus stärkt nationalistische und provinzialistische Strömungen. Die Globa lität trachtet hingegen – wie einst mit «Hoch die internationale Solidarität!» skandiert – nach dem sozialen, kulturellen und politischen Ausgleich, der auch übergreifend regionale Zusammenschlüsse unterstützt. Verbindliche Vereinbarungen und gerechtere Preise für Primärgüter und Rohstoffe könnten wesentlich dazu beitragen. Von solchen Massnahmen würden derzeit allerdings auch Eliten in südlichen Ländern profitieren. Daher ist es wichtig, sich sowohl für gerechtere Preise als auch dafür zu engagieren, 82 die politischen Strukturen weltweit zu demokratisieren. Ansätze der Dependenztheorie und auch der Befreiungstheologie zielen darauf ab, einseitige Abhängigkeiten zu mindern. Entwicklung heisst Befreiung! Entsprechende internationale Vereinbarungen müssten – nebst der materiellen und sozialen Existenzsicherung – auch die Menschenrechte einbeziehen. Und zwar im Norden wie im Süden! Winnie Byanyima, die Geschäftsführerin der inter nationalen Entwicklungsorganisation Oxfam, plädierte am Davoser Weltwirtschaftsforum dafür, die Steuerflucht zu bekämpfen, das Kapital zu besteuern und Mindestlöhne für alle einzuführen. Daran lässt sich anknüpfen. Zivilgesellschaftliches Engagement Die Zivilgesellschaft zeichnet sich durch einen offenen Charakter und klar säkularisierte Grundlagen der Politik aus. Die Konfliktbereitschaft und Konfliktfähigkeit sind zentral. Sie manifestieren sich in gesellschaftlichen Protesten und sozialen Bewegungen, die eine gewisse Autonomie gegenüber staatlichen Einrichtungen postulieren. «In der Zivilgesellschaft erzeugen wir soziales Kapital – das letztlich nichts anderes ist als akkumuliertes Ver trauen – und investieren es in Märkte und Regierungen», schreibt Soziologe Jeremy Rifkin in seinem Buch «Die dritte industrielle Revolution» (2011). Wenn der Markt oder Staat das soziale Vertrauen zerstören, dann versagen die Menschen irgendwann ihre Unterstützung und erzwingen deren Reorganisation. Die Zivilgesellschaft hat verschiedene Stränge. Ältere Staatstheorien thematisierten die Frage der Civil Society bereits im 17. Jahrhundert. John Locke leitete damals gesellschaftliche Institutionen und Integrationsformen aus den Bedürfnissen der Individuen ab. In der zweiten Hälfte des 20. Jh. engagierte sich im ehemaligen Ostblock die Bürgerinnenrechtsbewegung dafür, die Zivilgesellschaft zu stärken. Soziale Bewegungen setzten sich während den siebziger Jahren auch in westlichen Industrie ländern vermehrt für den Schutz ziviler Einrichtungen ein. Heute beeinflusst die Frage nach dem Rückzug des Staates die Debatten über die Zivilgesellschaft. Die Reaktivierung des Zivilen soll gesellschaftliche Aufgaben neu verteilen, den sozialen Zusammen83 halt festigen und Konflikte mit zivilen Mitteln bewältigen. Die Zivilgesellschaft läuft allerdings Gefahr, einen Abbau sozial staatlicher Leistungen zu kompensieren und unfreiwillig zu legitimieren. Die Zivilgesellschaft steht in einer langen Tradition der Solidarität. Sie geht zunächst von Einzelnen, Familien, sozialen Bewegungen, Genossenschaften, Gewerkschaften, politischen und kirchlichen Organisationen aus. Im Vordergrund stehen selbst organisierte Aktivitäten, die sich idealtypisch weitgehend ausserhalb der Staats- und Marktsphäre bewegen. Die Unterscheidung von ziviler Gesellschaft und Staat gilt als ursprüngliches Kenn zeichen der Moderne. Der britische Soziologe Anthony Giddens kritisiert allerdings diese Trennung. Seiner Auffassung nach ist die Zivilgesellschaft nie bloss eine Reihe von Einrichtungen aus serhalb des Staates gewesen. Der Staat ist jedenfalls kein Selbstzweck. Er umfasst zahlreiche gesellschaftliche Institutionen und nimmt auch über die Unterstützung ziviler Einrichtungen Funktionen wahr, die unmittelbar von erheblichem öffentlichem In teresse sind. Die zivilgesellschaftlichen Einrichtungen sind ein wichtiges Instrument einer umfassenden demokratischen Bewegung. Sie machen Probleme öffentlich sichtbar, ziehen Mächtige zur Verantwortung und weiten die direkt-demokratische Entscheidungsfindung aus. Eine Zivilgesellschaft ist eine lebendige Kraft. Sie kennt das Prinzip Hoffnung. Durch die 68er-Bewegung inspiriert, hat Beat Dietschy diese konkrete Utopie theoretisch fundiert. Und er praktiziert sie engagiert weiter. — Ueli Mäder ist Professor für Soziologie an der Universität Basel und der Hochschule für Soziale Arbeit. Zuletzt ist von ihm erschienen: «Geld und Macht in der Schweiz» (rpv, Zürich 2015). 84 A New Ecumenical Journey – Towards LifeEnhancing Civilization Seong-won Park Signs of the Times Through our faith we are witnessing the Kairotic implosion of the present modern civilization. This sign of the times challenges our ecumenical movement in a radical way, calling us to respond with fresh vision and action. At the root of the present civilization lies an unprecedentedly broad and deep resistance to God by the unruly “principalities and powers that be.” At the start of the 21st century, our entire global civilization faces an integral crisis of multiple dimensions, which is rooted in the world’s power structure. It is a combination of economic crisis, ecological crisis and geopolitical crisis; at its base is a spiritual crisis. The “principalities and powers” are manifested as a three-fold symbiosis: the global industrial market regime in the form of the modern industrial and financial economy, the global nexus of Mono-polar Empire in the form of geopolitical and military hegemony, and modern technocracy in the form of the science and technology regime. In such crises the current civilization is unsustainable as the foundation, and the order of life of all living beings – in the biological, ecological, sociological, geo-political and religious-cultur85 al dimensions – is rapidly being destroyed. The symptoms are clear and massive as manifest in the current financial and ecological crisis. The crises are inter- connected as they are multidimensional. The process of ecological disaster is speeding up and increasing in force, as a recent report has stated. The new report of the WWF-World Wide Fund for Nature, “Climate change: faster, stronger, sooner”, reveals that global warming is accelerating beyond the International Panel on Climate Change (IPCC)’s forecasts. Climate change and ecological disaster have become a major challenge to the whole creation. This reveals the fundamental human violation of God’s creation. The economy of life has been replaced by that of profit maximization at whatever cost and whatever sacrifice of life. The recent financial crisis is just the beginning tremor signaling the “collapse” of the current dominant global economic system. This reality is at the root of the current crises. The consequences are not limited to the area of economy and ecology. Our democracy system is being dismantled, our communities fragmented, our value systems distorted, our consciousness colonized by consumerism, our media owned and controlled by capital, our spirits pressed to worship Mammon in place of God. In the symbiotic integration of the economy, political life and culture the modern regime of science and technology is an organic mechanism used to manipulate, destroy and conquer the order of micro- and macro-cosmic life, causing the esthetic, ethical and spiritual disintegration of the living subjects of life. Although it espouses a “messianic claim” to free humanity from hunger and disease, it constitutes an arrogant form of power that desires to conquer the whole universe for human supremacy and greed. In the geo-political level, wars have been radically transformed in nature, into a permanent and limitless war in time and space. In the name of peace and security, the global empire is exercising the “omnipotent” power of military weapons systems of mass destruction and intensive, totalistic warfare. Fortunately, however, there is a growing awareness of this critical situation among political and spiritual leaders in the world. Even clearer signs are emerging among those who, in the midst of death and destruction, stand up and resist the powers that 86 are attacking life. People are crying out for economic justice against corporate greed. Earth’s living beings, victimized by ecological destruction, are giving a warning. There is a surge of citizens’ movements for participation in global affairs on local, national and global levels. Spiritual and religious leaders are taking an ever more prophetic stance against the principalities and powers of the current global regime, for it is becoming clear that questions of the religious and philosophical understanding of the universe as well as theological and moral questions are increasingly becoming prominent in the present times. In the midst of these signs of the times, the Church and the Ecumenical Movement are challenged to be a sign of hope for all peoples and all other living beings. In the traditions of modern ecumenism, as well as in our common faith in Jesus Christ, we discover clear signs of God’s guidance for our ecumenical movement to witness to the justice, peace and life in this world as we stand deeply rooted in faith in the Triune God. Call to Witness to the Life-Giving Oikos In our faith in the Spirit we are able to discern that all living beings are crying out for a new foundation and order of life. The eyes of our faith discern and are seeking to clarify an Ecumenical Vision for a New Garden of New Life under New Heaven and Earth, which is emerging beyond the horizon of the valley of death and destruction. A new ecumenical horizon needs to be sought through radical self-examination, self-reflection and self-transformation. The ecumenical movement calls for a deeper unity of our Church and a deeper fellowship (koinonia) not only among Christian people, but also for a wider convergence of religious faiths and beliefs through intensive dialogue, wider cooperation and solidarity, for the sake of all living beings in God’s garden. The time has come for the ecumenical movement to engage in re-building the Life-Giving Oikos together with the Triune God, who is working to redeem the whole creation from death. The WCC is called to take a crucial role in this movement to open a way for a new cosmic order toward a new life-giving civilization through its actions for the revitalization of the ecumenical movement. 87 Renewing the Ecumenical Vision 1) Unity of Oikoumene Visible Unity has always been the vision of the ecumenical movement. The World Council of Churches stated this vision clearly in its Constitution and the history of the ‘Faith and Order’ movement bears testimony to this vision. Constant efforts have been made for the WCC to realize this vision through living together, staying together, working together, growing together, responding together to our common calling of the Triune God, and celebrating our koinonia in faith, life and witness, and spiritual fellowship. Many outstanding advances have been made; but much more should be done to reach the goal of visible unity. One of my strong hopes for the ecumenical movement is the celebration of a Eucharistic fellowship. Unless we celebrate our common Lord’s Table together, the visible unity in terms of our common confession of the apostolic faith, our common baptism, and our common witness may still be incomplete. Therefore our efforts should continue and be intensified. Attention also has to be drawn to a different level of Unity. Traditionally, the goal of unity has been focused on “Unity of the Church” and “Unity of Humankind.” In the work of Mission and Unity, Faith and Order, Life and Work, and the General Assembly, one can recognize that ecumenical work has focused on these two foci of unity. Convinced that the ecumenical movement for these two dimensions of unity should continue, we now need to widen the horizon of unity towards the whole Oikoumene. Koinonia in diversity should not remain at the level of Unity of the Church and Unity of Humankind. It should be expanded to all creation in God’s Oikoumene. Justice, Peace and Reconciliation should be realized not only in human history but also in the whole creation. In fact, Unity of Oikoumene is rooted in the Koinonia of the Triune God. In the words of the Apostle Paul (Romans 8:19–23), the Triune God is involved in the work of liberating both humankind and the whole creation. Here Patristic theology, particularly brought to the ecumenical movement by the Orthodox churches, is of eminent significance. Theologians like Gregory Nazanzius have linked the Trinitarian sociality of God with the sociality of the cosmos and of the 88 human being. The reality of this sociality is celebrated first of all in the Eucharistic communion – not just as a ritual but with all our commitments to Justice, Peace and Integrity of Creation which, in recent times, has been called “liturgy after the liturgy”. Sharing around the Eucharistic table – followed by sharing in the human community in order to create an all-embracing sharing community – is a visible sign and foretaste of the Kingdom of God. Representing this new reality in creation is the key mission of the Church as she participates in God’s mission for life in fullness. Another Patristic theologian, Irenaeus of Lyon, expressed this in one sentence, often quoted by the late Archbishop Oscar Romero: “Gloria Dei, homo vivens” – The glory of God is that humans may live. Therefore, fellowship and unity among all the members of God’s Oikos, including cosmic Unity and Koinonia, should be the aim of the ecumenical movement in the 21st century. In this sense the Ecumenical Movement is an Initiator of Life-Giving Civili zation. 2) Ecumenical Movement as a Spiritual Movement for Celebration of Life Worship is the breath of the Church and the epiphany of the Church. Worship is the Church’s witness to what God has done and is doing for the whole creation. It is a manifestation of the Assembly of God’s creation. Worship is the very form and action of the visibility of the Church. The Church, therefore, speaks for the Church by worship. Unless worship is celebrated properly the Church cannot justify its existence. That is why Calvin said that the Church can be true only when the Word is truly preached and the sacraments rightly administered. We say that mission is the raison d’être of the Church. Maybe worship is an equally essential raison d’être of the Church. In this respect, worship should be one of the most significant focal points of the ecumenical movement. Throughout the process of the ecumenical movement since its foundation, the work of the ecumenical movement has largely been carried out through the forms of dialogue, consultation and conference. As a matter of fact it was necessary for identifying the commonality and diversity among different traditions and reaching out to a consensus. This process should be continued 89 whenever it is necessary. However, the ecumenical movement should now go beyond the current state of discussion and agreements, and go ahead not only for witnessing to what has been conferred but also to the new horizon into which the Spirit leads for the unity of the whole creation. We need to celebrate and manifest in a form of spiritual movement what God speaks to the world through the ecumenical movement. In this respect, the ecumenical movement should reshape itself as a spiritual movement. Worship should be the primary focus of spiritual life, and the liturgical celebration of life should be framed for spiritual formation, facilitating an ethical response to God’s call for justice, peace and life in fullness. Thus liturgical life is the heart of the celebration of life. 3) Mission as an Invitation to Life in Fullness Mission is regarded as the raison d’etre of the Church. Throughout Christian history, the Gospel has been shared through mission work. God’s grace and peace have been revealed in the suffering and struggles of peoples around the world. Through mission the peace and justice of God have been proclaimed and liberation has taken place. Now the Church is being seriously challenged by the global crisis of life today in the context of economic globalization, ecological disaster, omnicidal wars, confrontations among civilizations and deep hopelessness in people’s minds and hearts. As we move further into the 21st century, communities of faith will be more seriously challenged to rebuild the foundations of their spirituality and ethics in national and global society through specific mission tasks. Mission is God’s eschatological invitation to life in fullness. It is an open invitation of God to everyone, all inhabitants on earth, to enjoy this life. This mission agenda is one of the major pur poses of Christ’s coming to this world (John 10:10). A highly descriptive vision of God’s mission was proclaimed by the Prophet Isaiah. Isaiah 65:17–25 reveals God’s vision for the New Heaven and New Earth, where life for all is guaranteed, economic justice is firmly secured and peace is completely established. Therefore, life, justice and peace are the primary mission tasks if our mission work coincides with God’s mission. 90 Under this assumption, Christian mission in the 21st century should challenge the principalities of empire, mammon as promoted by neo-liberal economic globalization, biological manipulation, misuse of religious communities for political domination, one gender’s domination over the other, one civilization’s domination over the others, hegemonic suppression of partnership, idolization of unsustainable developmentalism, and many more dilemmas today. In the 21st century, a bold shift must take place from conversion missiology to invitation missiology, from individual missiology to community missiology, from anthropocentric missiology to Oikos missiology, from domination missiology to servant missiology, from exclusion missiology to inclusion missiology and from quantitative missiology to qualitative mission. The crucially important mission task in this century is the liberating of the whole creation from groaning and decay. Thus there needs to be an intensification of the ecumenical commitment to Justice, Peace and the Life of All. Justice was a primary focus of the 20th century ecumenical mission. There is an erosion of the justice movement in the world today. The ecumenical movement needs renewal of its justice discourse on the basis of the spirituality of diakonia and ecological integrity at the heart of ecumenical mission. The WCC Call for “Alternative Globalization Addressing People and the Earth: AGAPE” is an important initiative in this direction; and the WCRC’s “Accra Confession” on Justice in the Economy and the Earth is another example. At this time when global geo-politics are dominated by radically new types of wars and military regimentation, we need special, new prophecy and healing to witness to the peace of Jesus. The concerns of the Decade to Overcome Violence should be reset in terms of the new geopolitical context and the socio-economic, religious and cultural context of violence. The peace of Jesus – the alpha and omega of peace witness of the ecumenical movement – is the true peace for all living beings. 4) Oikocracy of Life as Ecumenical Witness In God’s creative reign all living beings are active participants as co-subjects. The subject-hood and rights of all, including human, religious, social, cultural and economic, in the local, national, global and cosmic communities of life are a God-given reality and 91 this has to be integrally protected and promoted. On this expanding horizon of democracy, the ecumenical movement has played a pioneering role over the last two centuries. Now is the time for the ecumenical movement to join in a new Oikocracy of life. Modern democracy was nurtured through the history of the Christian community, which based its life on belief in the sovereign Reign of God. Democracy has permeated into the communities of nations throughout the world, and is now embraced in all dimensions of life. Now God’s Creative Reign has laid the foundation of an Oikos in which all living beings have become sovereign subjects under God the Creator. On this new ecumenical horizon lies a new politico-economic paradigm in a cosmic framework, where God’s Oikoumeme of justice, peace and conviviality will flourish and the scope of their participation is becoming wider and deeper. 5) New Directions of Ecumenical Formation Ecumenical formation means spiritually based, ethically mature, mission-oriented learning and training in the community of life as well as the community of faith. The two dimensions cannot be separated. It is a creative and dynamic process of education that recognizes living beings as spiritual subjects for self- and mutuallearning in the community of life. Ecumenical learning involves the ability to discern signs of the times for prophetic witness. It involves cultivating wisdom for life in fullness. It nurtures the professional capacity to serve living beings (life diakonia), their communities (social diakonia) and their spiritual and cultural lives (spiritual diakonia). It also involves the training of leaders for these services on the local, regional and global levels. Consolidating the spiritual ground through common affirmation of faith and through deeper spiritual discipline, the diakonia becomes an integral part of the koinonia in the universe as well as in the Church. 6) Ecumenical Communication as a Koinonia of Life The process of communication has been radically globalized by the global market regime, global geo-political hegemony and global technological revolution. This revolution in communication 92 and information has profoundly affected the communities of life in the spiritual, religious-cultural, socio-economic and political dimensions. Ecumenical communication as “sharing” of life for community among all living beings is a central mission of the ecumenical movement. God’s Revelation is the primary communication among all living beings for their communion of life. Thus, witness to God’s Reign, to the Gospel of Jesus Christ and to the work of the Spirit is the core of communication in our ecumenical movement. Ecumenical communication is the communication of justice, peace and the feast of life. This mission of ecumenical communication is creative cultural and spiritual action to create life-giving civilization. Concrete Responses to the Call 1) Deeper unity of the Church will lead the ecumenical movement to wider horizons of koinonia in diversity The ultimate aim of unity is convergence of faith and common community of the Church. Confessional and creedal differences as well as differences in church order need to be overcome so that the Churches may be the one, holy catholic, apostolic Church. This unity of the church may be so inclusive as to embrace all diver sities in the cosmos for the abundant life of all living beings. The visible unity of the church is the stepping stone for the wider ecumenism of dialogue, cooperation and solidarity. There should be relentless efforts to move beyond the ecumenism of “staying together, serving together, acting together,” to reach the ecumenism of “worshipping together, confessing together, and celebrating the Eucharist together” in unity. In this full and deep communion of our faith and the Church, and in the context of one baptism, one Eucharist and one ministry as it is presented by the Baptism, Eucharist and Ministry and The Nature and Mission of the Church, the spiritual basis of consensus is being formed, and in this context the consensus procedure makes great sense in the WCC and ecumenical movement. This is the strongest foundation for the powerful prophetic witness to 93 the Gospel for the Oikoumene of life. This will compel the WCC to engage all Christian churches for the unity forum beyond its membership. With this foundation, the ecumenical movement will not hesitate to widen its ecumenical horizon to inter-faith dialogue, cooperation and even solidarity for Oikoumene of life. 2) Spiritual Movement Leading Ecumenical Work This most serious crisis in the life of the Oikoumene is erosion of the spiritual foundation of civilization and spiritual confusion among the people. Further, the modern world has presented a profound spiritual challenge to the world of faith. In the 21st century, the new cultural developments accompanying globalized communication and information technology are challenging communities of nations and peoples to the extent of corroding their spiritual, religious and cultural life and leading to the disintegration of their communities. Concurrently, the rise of reactive fundamentalism in all religions of the world is seriously distorting true spirituality, giving rise to spiritual disorientation, and often leading to violence and disruption of communities. There are tremendous dynamics of spiritual yearning and searching among peoples who are deprived of any access to the spiritual “wells” of the world. At the same time, the world is at the verge of spiritual renewal and creativity for the life of all living beings. Even the political and economic leaders are recognizing the need of spiritual renewal for the world. These are great challenges to the churches and ecumenical movements. We urgently need revitalization of our faith-based spirituality for the vital life of people and other living beings. This is the core of ecumenical spiritual ministry. The general assemblies of the ecumenical organizations have been events of such spiritual revitalization in their worship life. 3) Diakonia for All Living Beings based upon Spirituality as New Focus It is common wisdom in our ecumenical movement that diakonia has been the most fruitful and important experience of unity. Our 94 faith and spirituality of service to people and living beings has generated a powerful ecumenical commitment to human, social and ecological diakonia. Realization of unity among the churches and faith communities and among different peoples through serving together is now a central process, in the midst of the destruction and decay of life and ecology. Diakonia, based upon the spirituality of serving together, leads to the communion and conviviality of all living beings. 4) Deeper Level of Koinonia in Financial Sharing Ecumenical sharing must restore its integrity as well as its resourcefulness in terms of human talents, cultural wisdom and finance. Universal resource sharing by every person and community, including faith communities, is needed. This applies to the ecumenical life as well. All member churches on national and local levels should participate with their resources in the work of the Ecumenical Movement. Personal and local community participation should be encouraged. The ecumenical movement must respond to the challenges of shrinking financial resources and the loss of integrity in resource sharing, independent of the global market. 5) Local Initiative, Global Response – A New Framework of Ecumenical Movement Without local ecumenical movements the national and global ecumenical movements are bound to be weak. We have experienced some failures in reaching the local level from the global level, in communication and common action. A fundamental reorientation of ecumenism is needed. Just as the local community is the primary community and oikos of life for living beings – though this is under threat from the global powers – the local faith community is the place where ecumenical witness takes place. Therefore the local initiative should take precedence and the national and global response should follow. The local initiatives can converge on the national and global horizons, as Jesus of Galilee proclaimed the Gospel in resistance against Pax Romana. 95 6) Revitalizing Youth’s Role in the Ecumenical Movement Youths are the new protagonists of the movement of life, peace and justice, the architects of the new world. Creative space for youth in the ecumenical movement should be recognized as a priority and widened. The participation of youth in the ecumenical movement should be strengthened in both quality and quantity. Just as the movement’s traditions and wisdom of the past are important treasures for ecumenical life, the creativity and new experiences of youth are important thrusts for the new ho rizon of ecumenism. This emphasis on youth participation and youth initiative should be a high priority in ecumenical life. The youth are the ones who should be the front-runners for the Lifegiving civilization movement. 7) Women as the Makers of Peace for All Life: Visions of Women and Ecumenism Justice with compassion will make peace possible. Many women around the world are peacemakers. We must center on “Peace for all Life,” learn to be peaceful inside and outside, on personal and structural levels. We need to gather peace-making wisdom and practices from around the world. We need an Eco-Feminist vision that addresses the liberation of women and nature together. We must reexamine in entirety the anthropocentric, androcentric world views and assumptions that permeate philosophy, theology, science, politics, and economics. This must be an effort in interfaith solidarity, working toward the flourishing of all life, so we need to connect with women across all religious boundaries. 8) Communication of Ecumenism The process of communication of the ecumenical movement must vital both locally and globally. This has many implications for the organization of ecumenical communication network. All ecumenical movement takes place with the initiation and sustaining of communication action. It can be horizontal. It can be from local to global and vice versa. In all cases the communication should be mutual, among member churches, individual ecumenical partici96 pants, ecumenical action groups and communities. This may have implications for the ecumenical language policies and communication mechanisms. 9) Localization of Formation and Training for the Ecumenical M ovement Local ecumenical communities have their own resources for selfeducation and training, for local ecumenical experiences give birth to local ecumenical wisdom. These experiences are diverse and rich. Different faith traditions have diverse theological and historical wisdom for ecumenism. In every local community of faith, ecumenical practice is done in different ways, thus they have different needs in ecumenical formation and training. What this means is that ecumenical formation and training need to be rooted in the local communities and at the same time undergo constant cross-fertilization across different local and national boundaries as well as beyond the different faith boundaries, seeking unified ecumenical movement and convergent missiological practice in the global context. In this process of cross-fertilization of ecumenical wisdom and experiences of various faith communities, we can discover the creative contributions of all the different communities of faith and of experiences of witness, opening new horizons of ecumenical formation and training for the coming generation of leadership on local and global levels. This means that the global network of local ecumenical formation and training needs to be strengthened for mutual learning, to promote effective local ecumenical movements and convergence of formation and training for the global ecumenical movement. 10) New role of the Ecumenical Movement: to provide a platform for inter-faith cooperation on local and global levels The Ecumenical Movement has been engaged in inter-faith and inter-religious dialogue and collaboration for many years. This has been an enriching experience for our Christian communities, overcoming barriers and learning rich wisdom from each other’s religious traditions and history related to common, vital and pub97 lic issues. Now we are in a new era, in which cooperation is vital for peace-making to overcome religious hostilities that are manifested in political, cultural and national conflicts, and in geo-political conflicts and wars. Local, national and regional communities of faith communities need to live together, work together on local, national and global challenges, and find solutions together through the sharing of different wisdoms and faiths. This demands the Ecumenical Movement’s service and leadership to facilitate the macro-ecumenical process of dialogue, cooperation and solidarity at all levels. 11) Cooperation between Ecumenical Movement and UN/International Organizations The Ecumenical Movement has been very active at the global level of witness among international organizations such as the United Nations and its various commissions. As the global ecumenical organization, the WCC should provide the UN and other international organizations with special insights and concerns from the spiritual and ethical perspective, enabling them to serve the people and all living beings in the Oikoumene. Active dialogues and interactions by the ecumenical leadership, and its religious leadership of the world should be carried out in collaboration with the leadership of the UN and other international organizations. The Ecumenical Movement can facilitate such processes of creative interaction, cooperation and encounter among the leaders of religious communities and the leaders of international organizations. This is particularly important at this time when the entire global community and ecological cosmos is in crisis, and all living beings are affected by the global, even cosmic, processes affecting the economic, geo-political and ecological spheres of life. 98 A Concluding Remark God’s household (oikos) is the Oikoumene for all living beings. This ecumenical faith is clearer than ever in this 21st century, and it challenges our ecumenical movement and the WCC to be transformed in order to be truly faithful to the One God, One Christ, One Spirit, One Church and one ministry and witness in this world. The ecumenical movement is called to meet the challenges of the global power regimes and to lay the spiritual foun dation for a new civilization of life. — Seong-won Park is a retired professor of Youngnam Theological College and Seminary in South Korea and used to be a member of Central Committee of World Council of Churches. Among many other activities, Seong-won Park is moderator of the Oikotree Movement, which is CWM, WCRC and WCC joint sponsoring initiative of movements striving for justice on the economy and the earth. 99 Klar, ohne Befreiung geht das nicht – Gedanken zur «grossen Transformation» in der Nachhaltigkeitsdebatte Stephan Rist In einem der spannenden Gespräche mit Beat Dietschy über Nachhaltigkeit, Entwicklungszusammenarbeit und «grosse Trans formation» fiel ein Satz, der mir nicht nur inhaltlich, sondern auch wegen der Selbstverständlichkeit mit der er geäussert wurde, in guter Erinnerung geblieben ist: «Klar, ohne Befreiung geht das nicht». Was wir diskutiert haben, möchte ich hier – mit einigen in der Zwischenzeit hinzugekommenen Ergänzungen – mit dem Leser und der Leserin dieses Buches teilen. Am Anfang stand meine vielleicht etwas rhetorische Frage, warum heute so viel von der «grossen Transformation» gesprochen wird, wenn wir nicht nur eine grünere, sondern eine alternative Wirtschafts- und Gesellschaftsordnung als sinnvolle Antwort auf die Fragen der Gegenwart fordern. Wir wurden uns schnell einig, dass wir uns zu Beginn des Anthropozän fragen müssen, was es heisst, die «grosse Transformation» von Karl Polanyi weiter zu denken. Wir waren uns aber auch einig, dass es bei der Transformation im Sinne einer radikalen und nicht symptombehandelnden Nachhaltigkeit, nicht um die Fortschreibung, sondern um ei100 nen Ausweg aus der «grossen Transformation» handeln muss. Wo sind die wegweisenden Ideen, die wir bei dieser Suche berücksich tigen sollten? Ausgehend von den Grundgedanken der «grossen Transformation» möchte ich im Folgenden aufzeigen, welche neue «rote Fäden» sich ergeben, wenn Polanyis Ideen mit denjenigen der «triple crisis», des Anthropozän, des guten Lebens und des «triple movement» von Nancy Frasers verbunden werden. Die fiktiven Waren Arbeit, Natur und Geld Karl Polanyi beschreibt in der «grossen Transformation» den Prozess der schmerzhaften Umwandlung europäischer Feudal gesellschaften in die ersten kapitalistischen Gesellschaftsformen. Die «grosse Transformation» gipfelt in der Herauslösung der wirtschaftlichen Zusammenhänge aus den (feudalen) gesellschaftlichen Zusammenhängen und beschreibt diese als Grundbedingung für die Entstehung der frühkapitalistischen euro päischen Gesellschaften. Dieser Prozess war begleitet von der Umwandlung der menschlichen Aktivität (als Arbeit), der Natur (als Land oder Boden) und des Tauschmittels (als Geld) zu fik tiven Waren. Als fiktive Waren wurden die drei Grundelemente Arbeit, Natur und Geld deshalb bezeichnet, weil sie sich ihrer inneren Bestimmung nach nicht für die Verwertung als Ware eignen. Alle drei Aspekte des menschlichen Lebens wurden nicht «hergestellt», um nachher als Ware verkauft zu werden. Sie sind nicht die Mittel zum Zweck der menschlichen Entwicklung, sondern stellen viel eher das e igentliche Ziel der wirtschaftlichen Entwicklung dar. Polanyi zeigt empirisch auf, wie die Fiktion des Warencharakters von A rbeit, Natur und Geld nicht zu deren Erhalt und Wachstum führt, sondern eine Wirtschafts- und Entwicklungspolitik fördert, welche diese Grundressourcen der menschlichen Entwicklung schrittweise und systematisch zerstören. Polanyi war nicht grundsätzlich gegen Tausch oder Märkte, denn diese sind ja so alt wie die Menschheit. Er sieht das Problem darin, dass sich die liberale Marktwirtschaft soweit aus der gesellschaftlichen Kontrolle he rausgelöst hat, dass sie heute die gesellschaftlichen Werte so umzudefinieren vermag, dass sich die gesellschaftliche Dynamik immer mehr an der wirtschaftlichen 101 Entwicklung orientiert. Im Zuge der nach dem zweiten Weltkrieg einsetzenden und nach dem Berliner Mauerfall intensivierten wirtschaftlichen Globalisierung hat ein neuer Zyklus der «grossen Transformation» zu einer unheimlichen Expansion der fiktiven Waren von Arbeit, Natur und Geld geführt. Die Richtigkeit der Grundidee, dass der fiktive Warencharak ter von Arbeit und Natur zu deren fortschreitenden Zerstörung führen muss, steht heute sowohl aus wissenschaftlicher, als auch aus existentieller Sicht nicht mehr zur Debatte. Die enormen globalen Umwelt- und Klimaschäden, sowie die fortschreitende Auflösung des gesellschaftlichen Zusammenhangs bedroht in Form von Arbeitslosigkeit, Armut, Ausgrenzung, Hunger, Unterernährung und Migration nicht mehr vor allem den globalen Süden, sondern ist immer mehr auch Teil der gesellschaftlichen Realität in den über den ganzen Globus verteilten vergleichsweise wenigen und kleinen Wohlstandsinseln. Wo man beim Lesen von Polanyi Zweifel bekommen kann, ist bei der Frage nach den Auswirkungen der Transformation von Geld als Tauschmittel in eine fiktive Ware. Aber spätestens seit der Finanzkrise von 2007/08 ist auch uns Bewohnern der Wohlstandsinseln der zerstörerische Effekt der Umwandlung von Geld in eine Ware erlebbar geworden. In einigen Wochen haben sich enorm grosse – fiktive – Bestände der «Ware Geld» in Luft aufgelöst und die Weltwirtschaft in eine Krise gestürzt, die auch heute bei uns noch nicht ausgestanden ist. Mit der Umwandlung von menschlicher Arbeit, Natur und Geld als Tauschmittel in fiktive Waren hat Polanyi nicht nur die Ursache der grossen Transformation vor Augen gehabt. Die zerstörerischen sozialen, wirtschaftlichen und ökologischen Folgen davon führten zu einer Gegenbewegung. Die Herauslösung der ökonomischen Aktivitäten aus dem gesellschaftlichen Mitbestimmungs- und Kontrollzusammenhang hatte zwei fundamentale Konsequenzen: Erstens, förderte das Primat der wirtschaftlichen Interessen die Herausbildung von Nationalstaaten. Diese begannen sich in erster Linie als homogene Binnenmärkte zu organisieren. Zweitens, mussten sie genug stark sein, um die notwendigen Reformen in den Sozialstrukturen umsetzen zu können und die gravierenden sozialen Folgen des Industriekapitalismus aufzuhalten oder zumindest abzuschwächen. 102 Als Höhepunkt der «grossen Transformation» entstand da raus, vor dem ersten Weltkrieg, eine kurze Periode von interna tionalem Frieden, der sich auf einer Kombination von politischem Kräftegleichgewicht, Goldstandard, selbstregulierendem Markt und liberalem Staat gründete. Als der Goldstandard als fester Umrechnungsmassstab der internationalen Währungen Anfang der 1930er Jahre aufgegeben wurde, brach die liberale Markt gesellschaft rasch zusammen. Der Wegfall eines starken liberalen Staates führe zum Verlust der gesellschafts-politischen Kontrolle über die Arbeit, Natur und Geld. Mit der Industrialisierung hatten die Möglichkeiten zur Verwertung der fiktiven Waren von Arbeit, Natur und Geld enorm zugenommen. Der gleichzeitige Verlust der gesellschaftlichen Steuerungsmöglichkeiten führte zu einer grossen Zunahme von Ungleichheiten im Bereich der wirtschaftlichen und sozialen Verhältnisse, sowie in Bezug auf den Zugang zu natürlichen Ressourcen, innerhalb und zwischen den Nationalstaaten. Die daraus hervorgegangenen zwei Weltkriege und die Ausbreitung des Faschismus werden von Polanyi somit in einen direkten Zusammenhang gestellt, mit der Herauslösung der wirtschaftlichen Zusammenhänge aus der gesellschaftlichen Kon trolle und der Unfähigkeit, den modernen Staatsformen einer erneuten sozialen Kontrolle zu unterstellen. Einer wachsenden Zahl von Menschen erscheint es frappant, wie gut das Erklärungsmuster der «grossen Transformation» auch für die heutige Situation zutrifft. Es ist unbestritten, dass es nach dem zweiten Weltkrieg gelang, die nationalstaatlichen Rivalitäten durch internationales Recht zurückzubinden, die Währungen durch die Bretton Woods Institutionen zu stabilisieren und über den Ausbau von Sozialstaaten, zumindest die schlimmsten Auswirkungen der freien Marktwirtschaft unter Kontrolle zu bringen. Man ist versucht, diese Entwicklung als einen neuen Zyklus der «grossen Transformation» zu verstehen, nur dass sie sich diesmal auf planetarischer Ebene vollzieht. Da aber auch in diesem erneuten Zyklus der fiktive Warncharakter von Arbeit, Natur und Geld nicht erkannt worden ist, hat die Ausbreitung der drauf basierenden Wirtschaftsformen auch zu einer wachsenden Zerstörung von ökologischen, ökonomischen und sozialen Entwicklungsressourcen geführt. Die internationalen Organisationen zeigen mit viel Akribie und Zahlen, dass wir heute in Bezug auf 103 Armut, Hunger, gesundheitliche Versorgung, Bildung, soziale Ausgrenzung, Migration oder der enormen Konzentration des globalen Reichtums bei immer weniger Personen, sowie der rasanten Zunahme von Umweltbelastung, Klimawandel und von Ressourcendegradation vor sehr grossen und schwierig anzunehmenden Herausforderungen stehen. Hinzu kommt, dass sich mit dem Zusammenbruch der Staaten des Warschauer Paktes im Jahr 1989 der geopolitische Rahmen von einem multi- zu einer unipolaren Weltordnung entwickelt hat. In dessen Folge wurde das bis anhin geltende politische Kräftegleichgewicht aufgelöst und die nationalstaatlichen Rivalitäten haben sich deutlich verstärkt. Damit die Parallele zu Polanyi noch klarer wird, können wir auch festhalten, dass die Bretton Woods Institutionen zunehmend an Legitimität verlieren, oder gar mit neuen Institutionen konkurrieren müssen. Ein Beispiel für Letzteres ist die vor kurzem gegründete Entwicklungsbank der BRICS-Staaten, die sich als demokratischere Alternative zur Weltbank global positioniert hat. Triple crisis Als Folge der sorgenvollen Gegenwartssituation haben sich die wissenschaftlichen und politischen Debatten wieder vermehrt den – über lange Zeit verpönten – «grossen Theorien» zugewandt. Eine davon betrifft die Feststellung, dass wir es gegenwärtig nicht mehr mit einzelnen Problembereichen zu tun haben, die man wissenschaftlich disziplinär und politisch sektoriell und experten basiert in den Griff bekommen kann. Die heutigen Probleme, müssen viel mehr als Ergebnis einer dreifach-Krise oder «triple crisis» verstanden werden.1 Mit dieser umfassenderen Sichtweise 1 Eine gute Übersicht über die mit der «triple crisis» verbundene Suchrichtung findet sich im Blog: http://triplecrisis.com. Da heisst es «Crises are not new to the world economy, nor to developing countries. Indeed, our current predicament is a convergence of at least three crises: in global finance, development, and environment. These areas are seemingly disparate but actually interact with each other in forceful ways to reflect major structural imbalances between finance and the real economy; between the higher income and developing economies; between the human economic system and the earth’s ecosystems.» 104 wird die Gegenwart als Ergebnis der sich gegenseitig verstärkenden Wechselwirkungen zwischen den drei globalen Problemfeldern der Finanz-, Umwelt/Klima-, sowie Sozialkrise angesehen. Ausgehend von dieser Sichtweise wird vorgeschlagen, dass die Lösung der «triple crisis» einen Green New Deal verlangt. In Anlehnung an den New Deal mit dem die USA aus der Wirtschaftskrise der 1930er Jahre herausgefunden haben und unter der Hinzufügung der heute neuen Dimension der Umwelt- und Klima krise, wird der Green New Deal folgendermassen verstanden: Es handelt sich um die Transformation einer auf fossilen Ener gien basierten Ökonomie, hin zu einer auf erneuerbaren Ener gien aufgebauten Wirtschaft. Damit das gelingen kann, wird eine Stärkung der Kapazitäten der inner- und zwischenstaatlichen Regulierung gegenüber der zunehmend global operierenden Wirtschaft gefordert. Nur so können die privaten und öffentlichen Investitionen für den radikalen Umbau der gegenwärtig domi nanten Wirtschaftsformen erschlossen und in die entsprechende Richtung geleitet werden. Mehrere internationale Organisationen, darunter UNEP, ILO und viele NGOs sind in diesem Sinn aktiv geworden und haben begonnen, entsprechende Vorschläge auszuarbeiten. Ein gutes Beispiel dafür, wie ein solcher New Green Deal für den Fall des Umbaus der Wirtschaft auf erneuerbare Energiequellen aussehen könnte, zeigt der Wissenschaftliche Beirat der Bundesregierung Globale Umweltprobleme (WBGU) in seinem Jahresbericht 2011. Darin fordert er einen neuen «Gesellschaftsvertrag für die Transformation zur nachhaltigen Gesellschaft», der Zukunftsverantwortung mit einer Kultur der demokratischen Teilhabe kombiniert. Es geht nicht nur um die Stärkung des Staates als regulatorische Macht gegenüber der Wirtschaft, sondern eigentlich um die Etablierung von einem Ordnungsrahmen «… der über einen breiten gesellschaftlichen Dialog zu einem Konsens in den Kernfragen des Zusammenlebens erreicht wird: ein Gesellschaftsvertrag für die Transformation … In einer solchen gedachten Übereinkunft verpflichten sich Individuen und zivilgesellschaftliche Gruppen, Staaten und die Staatengemeinschaft sowie Unternehmen und Wissenschaft, gemeinsame Verantwortung für den Schutz der natürlichen Lebensgrundlagen zu übernehmen, indem sie Vereinbarungen für die Erhaltung 105 lo g baler Gemeinschaftsgüter treffen. Zentrales Element eines solchen Gesellschaftsvertrags ist der ‹gestaltende Staat› mit deutlich erweiterter Bürgerbeteiligung».2 In den Worten des WBGU steht der «gestaltende Staat steht in der Tradition der liberalen und rechtsstaatlichen Demokratie, entwickelt diese aber im Sinne der Zukunftsfähigkeit demokra tischer Gemeinwesen und freier Bürgergesellschaften weiter». Das durchaus begrüssenswerte innovative Element ist dabei die explizite Berücksichtigung der planetarischen Grenzen des natürlichen Umweltraums, innerhalb derer sich Wirtschaft und Gesellschaft entfalten können. Aus der Polanyi Perspektive der grossen Transformation handelt es sich hier um die Neuauflage der Doppelbewegung. Darunter versteht Polayni die Gegenbewegung zum Schutz der Gesellschaft vor den negativen Folgen der Herauslösung des ökonomischen Subsystems aus dem gesamtgesellschaftlichen Zusammenhang. Was im Unterschied zu Polanyi hier vom WBGU als be denkenswertes neues Element hinzukommt, ist die Tat sache, dass sich die Gegenbewegung zum Schutz der Gesellschaft vor den negativen Auswirkungen der heute vor allem neoliberalen Wirtschaftspolitik als Vertiefung der repräsentativen Demokratie und über eine starke Ausweitung der Bürgerbeteiligung ergeben muss. Wenn wir uns fragen, in wie fern der Vorschlag von WBGU – als konkreteres Beispiel des New Green Deals – in der Lage ist, den heutigen Warencharakter von Arbeit, Natur und Geld zu transformieren, wird folgendes klar: Das grösste – allerdings noch einzulösende – Potenzial zur Transformation des Waren charakters von Arbeit, Natur und Geld, hat diese Spielform von Green Economy in Bezug auf die Überwindung des Warencharakters der zentralen erneuerbaren und nicht erneuerbaren Ressourcen, und das Land das davon betroffen ist. In Bezug auf die Überwindung des Warencharakters von Arbeit greift die dem New Green Deal zugrunde liegende keynesianische Wirtschaftspolitik klar zu kurz. Damit die Arbeit von ihrem 2 Siehe Zusammenfassung für Entscheidungsträgen und Fact Sheet Nr. 1 unter: http://www.wbgu.de/fileadmin/templates/dateien/veroeffentlichungen/ hauptgutachten/jg2011/wbgu_jg2011_ZfE.pdf 106 Warencharakter befreit werden kann, müsste nicht nur die Entwicklung des Ordnungsrahmens eines demokratisch vertieften «gestaltenden Staates» in Angriff genommen werden. Parallel dazu müssen auch die privat- und staatswirtschaftlich organi sierten Organisationen und deren mikroökonomische Entscheidungen demokratisiert werden. Beispiele hierzu gibt es viele, sei es in der Form von selbstverwalteten Kooperativen, private Unternehmungen mit effektiver Mitbestimmung der Arbeitenden, oder die zahlreichen öffentlich-rechtlichen Unternehmen, welche den Grossteil sozialer, produktiver und ökologischer Infrastruktur zur Verfügung stellen und unterhalten. Die Überwindung des Warencharakters von Geld ist über die keynesianische Wirtschaftspolitik ebenfalls nicht zu erreichen, da der Zins – als Preis der Ware Geld – nicht weiter hinterfragt wurde. Anthropozän In einem kurzen Artikel in der Fachzeitschrift Nature hat 2002 Paul Crutzen festgehalten, dass heute der Mensch zur grössten Naturgewalt geworden ist und deswegen die Umwelt in nie gekannter Weise formt. Aus dieser an sich simplen Idee, ist ein neues Bewusstsein entstanden. Es lässt die bisherige Annahme einer – auch in der Nachhaltigkeitsdebatte – dominanten Sicht der grundsätzlichen Trennung von Umwelt und Gesellschaft oder von Mensch und Natur, als obsolet erscheinen. Dieses neue, planetarisch orientierte Bewusstsein hat sich mit Begriff des Anthropozän gleich eine eigene Zeitrechnung gegeben. Paul Crutzen3 fasst die Folgen des neuen Zeitalters für die zukünftige Gestaltung der Entwicklung der Gesellschaften folgendermassen zusammen: Erstens, müssen wir lernen ein anderes Verständnis von Wachstum zu entwickeln, denn was wir heute als Primat des «ökonomisches Wachstums» verfolgen, ist in Tat 3 Siehe den interessanten Text von Paul Crutzen and Christian Schwägerl (2011) «Living in the Anthropocene: Toward a New Global Ethos». Opinion Yale Environment 360o , 24 Jan 2011 (http://e360.yale.edu/feature/living_in_the_ anthropocene_toward_a_new_global_ethos/2363/) 107 und Wahrheit eine fortdauernde grosse Rezession für das den Planeten umspannende Netz des Lebens. Zweitens, müssen wir den Aufwand für Forschung und Bildung enorm erhöhen. Ohne dies wird es unmöglich sein, die fossile Basis der heutigen Gesellschaftssysteme durch erneuerbare Energien zu ersetzten. Hinzu kommt, dass sich die Produktion von Wissen, neuen Organisa tionsformen und Technologien an den Bedürfnissen der grossen Mehrheit der immer noch in Armut und Präkariat lebenden Menschen orientieren muss. Dabei muss die gegenwärtige Konkurrenz, die auch im wissenschaftlichen Betrieb um sich gegriffen hat, durch die Zusammenarbeit ersetzt werden. Nur sie – so zeigte beispielsweise die Apollomission oder das Projekt des Space Shuttles – ist in der Lage, die enorm grossen Herausforderungen des Anthropozän dauerhaft anzunehmen. Sowohl vor dem Hintergrund der grossen Transformation von Polanyi, als auch in der Perspektive der ‹triple crisis› erlaubt uns die Idee des Anthropozän konkreter zu fassen, was es heisst, eine Gesellschaftsform zu entwickeln, welche in der Lage ist, speziell den Warencharakter von Natur und Mensch zu transformieren: Es scheint, dass der radikale Umbau ohne einen grund legenden Wandel der erkenntnistheoretischen und ethischen Orientierungen, welche den sozialen, politischen und ökonomischen Institutionen, Organisationen und Strukturen zugrunde liegen, nicht zu haben ist. Die Idee der Notwendigkeit der Versöhnung des Gegen satzes von Mensch und Natur – vermittelt über eine vom Warencharakter befreiten – Arbeit hat der junge Karl Marx in das bekannte Diktum von «Naturalisierung des Menschen und Humanisierung der Natur» gefasst. Die anzustrebende Synthese von Mensch und Natur wurde von Marx folgendermassen formuliert: «Das menschliche Wesen der Natur ist erst da für den gesellschaftlichen Menschen; denn erst hier ist sie für ihn da als Band mit dem Menschen, als Dasein seiner für den andren und des andren für ihn, wie als Lebenselement der menschlichen Wirklichkeit, erst hier ist sie da als Grundlage seines eignen menschlichen Daseins. Erst hier ist ihm sein natürliches Dasein sein menschliches Dasein und die Natur für ihn zum Menschen ge worden. Also die Gesellschaft ist die vollendete Wesenseinheit des Menschen mit der Natur, die wahre Resurrektion der Natur, 108 der durchgeführte Naturalismus des Menschen und der durch geführte Humanismus der Natur.»4 Zum dreissigsten Todestag von Ernst Bloch schrieb Doris Zeilinger5 einen interessanten Artikel zu «Natur und Zukunft» bei dem sie aufzeigt, wie Ernst Bloch die Marx’sche Idee von der Naturalisierung des Menschen und der Humanisierung der Natur so weiterentwickelt. Er hat einen Naturbegriff entwickelt, der weder dem rückwärtsgewandten Wertkonservatismus, noch der Vermarktungsmöglichkeit Vorschub leistet, sondern Natur «als eine Kategorie von besserem Leben zu begreifen und mit teilbar zu machen»6. Doris Zeilinger fasst das damit verbundene Naturverständnis folgendermassen zusammen: «Natur, wie sie im Rahmen ihrer technischen Bearbeitung wahrgenommen und ‹vermessen› wird, ist eine reduzierte Erscheinungsform ihrer selbst. Erst eine Technik im Sinne einer Allianz zwischen Mensch und Natur (‹Allianztechnik›) wäre in der Lage, das Naturwesen, die von Bloch behauptete inhärente ‹Wert-Natur› zum Vorschein zu bringen, die menschgemäss ‹weitergebildet› werden könnte, im Sinn einer ‹natura supernaturans›. Das Wesen der Natur ist technisch noch nicht erschienen, es sei denn als Negation seiner selbst, weitgehend wahrzunehmen als Verunstaltung der Natur durch die Technik und dem drohenden Unfall als Katastrophe. Das bisherige Verhältnis zwischen Technik und Natur ist gekennzeichnet von schlechter Vermittlung»7. Was wir aus diesem Exkurs über das Verhältnis von Anthropozän, Marx und Bloch entnehmen können, ist, dass die Überwindung des Warencharakters von Natur, Arbeit und Geld eine neue «Ontologie des Noch-nicht-Seins» von Mensch und Natur bezeichnet. Letztere muss als «Allianztechnik» in der Lage sein, die dem Kontinuum von Mensch und Natur inhärenten Werten zum Vorschein zu bringen und sie entsprechend «weiterzubilden». Zur der 4 5 6 7 Karl Marx: «Ökonomisch-philosophische Manuskripte aus dem Jahre 1844» in: Karl Marx, Friedrich Engels, Werke, Ergänzungsband, Erster Teil, S. 537 f. Doris Zeilinger (2007) «Natur und Zukunft. Zu einem Kerngedanken der Philosophie Ernst Blochs.» Beitrag für die Zeitschrift «Kommune 4/2007» zum 30. Todestag Blochs (http://www.ernst-bloch.net/akt/kommune.pdf) Siehe Seite 93 des in der vorhergehenden Fussnote erwähnten Artikels. Siehe Seite 93 des in der vorhergehenden Fussnote erwähnten Artikels 109 Zeit als Ernst Bloch diesen Gedanken niedergeschrieben hatte, war die Notwendigkeit der «Allianztechnik» noch eine weitentfernte Möglichkeit. Setzen wir den Gedanken der «Allianztechnik» in den Kontext des aktuell angelaufenen Anthropozäns wird schlagartig klar, dass es sich dabei heute um eine hochaktuelle Imperative handelt: Gelingt es uns nicht, die «Allianztechnik» in die Steuerung der gesellschaftlichen Entwicklung zu integrieren, so ist es gut möglich, dass Mensch und Natur der von nun an gemeinsam anzunehmenden Herausforderung nicht gerecht werden und riskieren gemeinsam unterzugehen. Das Anthropozän kann also als der nunmehr gegebene sozio-materielle Kontext betrachtet werden, innerhalb dessen sich – über die von der Entfremdung befreiten menschlichen Arbeit – neue Formen der Lebenspraxis und von wirtschaftspolitischen Rahmenbedingungen herausbilden müssen. Sumaj Kawsai und Pachakuti – das «gute Leben» und die grosse Umstülpung Im oben zitierten Artikel von Doris Zeilinger wurde es schon angesprochen: Die Überwindung des Mensch-Naturwiderspruchs darf sich nicht über einen rückwärtsgewandten Wertkonservatismus realisieren. Die Synthese von Mensch und Natur muss im Anthropozän als ein zukunftsorientierter Lernprozess angesehen werden, welcher der intra- und intergenerationalen Gerechtigkeit verpflichtet ist und sich in der Suche nach dem «besserem Leben» zu verwirklichen versucht. Dieses Verständnis von «besserem Leben» steht im direkten Bezug zu dem radikal neugedachten Entwicklungsverständnis des Sumaj Kawsai oder des «guten Lebens», wie es von Aymara und Quechua aus Südamerika genannt wird. Sumaj Kawsai bezieht sich auf ein Entwicklungsverständnis, das sich über eine Aktualisierung einer ganzheitlichen, nicht dualistischen, indigenen Ontologie der Mensch-Naturbeziehung ergibt. Der ontologische Aktualisierungsprozess ist das Ergebnis der Lernprozesse, die sich etwa seit Beginn der 1990er Jahre stark intensiviert hatten. Auf der Grundlage der Erfahrungen mit dem Kampf gegen die Militärdiktaturen und der aktiven Teilnahme an den sozialen 110 Bewegungen der Erziehung zur Befreiung (Paulo Freire) und der Befreiungstheologie (Leonardo Boff, Frei Betto und andere) haben die Quechua und Aymara erkannt, dass ein Grundproblem der bisherigen staatlich gesteuerten Entwicklung in der Verin nerlichung und Reproduktion neo-kolonialer Wert- und Handlungsmuster liegt. Im Rahmen der sozialen Bewegungen haben sie deshalb eine politische Praxis entwickelt, welche es ihnen erlaubte, den post-kolonialen Gesellschaftsformen eine Vielzahl von unterschiedlich de-kolonialisierten Lebenswelten entgegenzusetzten. Interessant scheint mir, dass in der Entwicklung dieser Lebenswelten die ontologische Reflexion eine besondere Rolle spielte. Über eine Auseinandersetzung mit den ontologischen Unterschieden und den daraus resultierenden Folgen für das was als «Sinn» der Entwicklung betrachtet werden muss, wurde den Menschen schnell klar, dass der Sinn der Entwicklung direkt vom Verständnis abhängt, von dem was der Mensch und die Natur eigentlich sind und wie sie miteinander verbunden sind. Aus dieser Refle xion ergab sich eine reichhaltige Debatte in deren Zentrum die Grundmerkmale der «eigenen Kosmovision» standen. Dass es dabei um «unsere Kosmovision» ging, brachte deutlich zum Ausdruck, dass es nicht nur um eine ontologische Reflexion über eine abstrakte Weltanschauung ging, sondern dass es wichtig wurde, die der eigenen Identität und Lebenswelt zugrundeliegenden Grundannahmen mit dem wachen Bewusstsein zu entschlüsseln. Viele der aktuell diskutierten Kosmovisionen weisen als gemeinsames Merkmal eine ontologische Grundposition auf, nach der die erfahrbare Wirklichkeit über die drei Sphären des sozialen, materiellen und spirituellen Lebens konstituiert wird8. 8 Aus Platzgründen soll hier nicht weiter auf die ontologischen Grundpositionen und die damit zusammenhängenden empirischen Phänomene eingegangen wer den. Eine Synthese des Zusammenhangs von ontologischen Grundpositionen, empirischen Phänomenen und Implikationen für das Entwicklungsverständnis findet sich in: Rist S, Boillat S, Gerritsen PRW, Schneider F, Mathez-Stiefel SL, Tapia N. (2011). «Endogenous knowledge: Implications for sustainable development.» In Research for Sustainable Development: Foundations, Experiences, and Perspectives. Perspectives of the Swiss National Centre of Competence in Research (NCCR) North-South (http://www.north-south.ch/publications/ Infosystem/On-line%20Dokumente/Upload/LOW_fullversion_Perspectives_ Vol6_Research_Sustainable_Development%282%29.pdf) 111 Der lebende, wie der physisch gestorbene Mensch ist Teil dieser Lebensbereiche, welche eng miteinander verbundenen und nicht hierarchisch organisierter sind. Sie stehen in enger Beziehung zu «der Erde Mutter» – Pachamama –, die als Ursprung der kosmischen Lebenskräfte angesehen wird. Das Ergebnis des Wechselspiels der drei Lebensbereiche ist nicht teleologisch orientiert, sondern drückt eine emergente Form der historischen Reali sierung aus, welche der jeweiligen Konfiguration der drei Lebensbereiche entspricht. Begrifflich zentral sind hierbei die zwei linguistischen Elemente von «pa» (abgleitet von «paya» = zwei) und «cha» (abgeleitet von «ch’ama» = Kraft und Energie). Daraus ergibt sich «pacha», als ein Wechselspiel zweier vereinter, aber in sich entgegengesetzter Kräfte und Energien. Die eine wirkt von oben/aussen (alaxpacha genannt), die andere von unten/ innen (maqhapacha), welche zusammen die gegenwärtige Welt (akaxpacha genannt) emulieren9. Daraus ergibt sich ein nicht-lineares Zeitverständnis, dass sich im Verlauf der bisherigen Entwicklung drei Mal «umgekehrt» hat. Der Moment der «Umkehr» wird «Pacha-kuti» genannt, als die «Umkehr» oder «Umstülpung» der Kräfte. Nach Simon Yampara10 befinden wir uns im dritten Pachakuti, bei der die gegenwärtige Innenwelt zur Aussenwelt wird und die Aussenwelt zur Innenwelt geworden ist. Diese neue Konfiguration der Kräfte bedeutet (ebenfalls nach Simon Yampara), dass sich das eigene historische Bewusstsein klar werden muss, welche Chancen dieser Pachakuti bietet. Dabei geht es um drei Makrotendenzen, mit denen man sich auseinandersetzten muss: a) die eigenen Innen-Welten und die in den letzten Jahrzehnten gestärkten indigenen Gemeinschaften können heute zur «Umwelt» werden und sich so in der Schaffung von neuen gesellschaftlichen und naturräumlichen Strukturen realisieren; lebensweltlich äussert sich dies als die «neue Zeit und neue Verfassung», die mit der Wahl von Evo Morales begann; b) heute bewegt man sich auf einer «Zwischenebene», welche verlangt, die 9 Ich beziehe mich hier auf die Arbeit von Simon Yampara (2005) «Comprension Aymara de la Tierra-Territorio en la Cosmovision Andina y su Ordenamiento para la/el Qamañai.» Revista Inti-Pacha 1/7. (http://www.bivica.org/upload/cosmovision-territorial.pdf). 10 Siehe Fussnote 9. 112 eigenen Grundwerte ernst zu nehmen; dies als Grundlage, um sich in die Lage zu versetzten, ein empathisches Verhältnis mit dem republikanischen Erbe aufzubauen und sich so die Möglichkeit zu schaffen, es über sich selbst hinaus zu transformieren; c) es gibt einen Teil der indigenen Gemeinschaften, welche der Meinung sind, die Kluft zwischen republikanischem Erbe und eigenen Werthaltungen sei zu gross geworden, um daraus die Kraft für eine eigenständige Richtungsänderung zu beziehen; sie ziehen es deshalb vor, dem Impuls der «westlichen» Entwicklung zu folgen. Die oben beschriebene ontologische Umkehr indigener Gemeinschaften, vor allem in Bolivien, Ecuador, Peru und Kolum bien, findet ihren lebensweltlichen Ausdruck in den zahlreichen Formen des «guten Lebens», die in Quechua als «Sumaj Kawsai» und in Aymara als «Sumaj Qamaña» genannt werden. Der Akzent liegt klar auf der lebensweltlichen Ebene, die aber über eine doppelte Verbindung mit dem ontologischen und dem gesellschaftlichen Strukturelement gekoppelt ist. Das «gute Leben» stellt einerseits den Versuch dar, die in den ländlichen Gemeinschaften und in den städtischen Quartieren entwickelte Lebenswelt begrifflich zu erschliessen. Daraus ergibt sich eine Reihe von positiv begrifflich artikulierbaren Grundwerten, welche die Lebens welten als Gegenentwurf zum dominanten republikanischem Gesellschaftssystem ermöglichen. Diese Grundwerte werden deshalb zu einem wichtigen Beitrag an dem sich die nunmehr veränderbar gewordenen gesellschaftlichen Strukturen erneuern können. Eine grosse Anzahl von strukturell wirksamen Massnahmen, wie zum Beispiel die breite demokratische Ausarbeitung neuer Verfassungen, die nicht nur die Rechte der Menschen, sondern auch der anderen Lebewesen – als «Natur» oder «Pachamama» – anerkennen. Dies sind deutliche Hinweise für die starke Verbesserung der Durchlässigkeit zwischen gesellschaftlichen Strukturen und lebensweltlichen Gegebenheiten der indigenen Gemeinschaften. Diese können als ein zentrales dynamisches Element in der gegenwärtigen Transformation der südamerikanischen Gesellschaften angesehen werden. In diesem Sinn kann der dritte Pachakuti als ein sich im grossen kollektiven Rahmen aktualisierender Individuations prozess verstanden werden, der sich im Verlauf der letzten Generationenfolge schon einmal vollzogen hatte. In meiner Untersu113 chung über das Entwicklungsverständnis der Ayamara, welches ich aufgrund von Struktur und Inhalten von Lebensgeschichten zu rekonstruieren versucht habe, kam ich zu folgender Schlussfolgerung: «Ein Vergleich der Bedeutung der lokalgeschichtlichen Aspekte je nach Alter der Erzähler zeigte eine anfängliche ‹Gegenüberstellung› von Lebens- und Lokalgeschichte, die sich mit fortschreitendem Individuationsprozess zunehmend gegenseitig zu durchdringen beginnen. Dies führt zur Konstitution eines Sinnhorizontes, der das eigene Leben zunehmend in einen gemeinschaftlichen und gesamtgesellschaftlichen Zusammenhang stellt, was sich in den Lebensgeschichten in der ebenfalls zu nehmenden Verwobenheit von persönlich-familiärer und allgemeiner Geschichte äussert. Mit dem Fortgang der Individuation ist eine stetige Erschliessung der wichtigsten andinen Deutungsmuster verbunden, wodurch diese bei der eigenen Erfahrungsaufschichtung eine immer wichtigere Rolle als Interpretations folien einnehmen und die Lebensgeschichte somit gewissermassen zunehmend ‹historisch› wird. Umgekehrt führt die ‹persönlich gewordene› allgemeine Geschichte zu einer durch die Persönlichkeit modulierten Verinnerlichung von andinen Deutungsmustern, die als Interpretationsfolien für die Orientierung und Bewertung bei den aktuell anstehenden Problemen oder Vorhaben dienen. Da diese aber bei fortgeschrittener Individuation immer direkter auf die geschichtlich-gesellschaftliche Ebene fokussiert werden, bekommt die allgemeine Lokalgeschichte auch eine ‹persönliche Note›, deren Ursprung auf die entsprechenden Akteure weist.»11 Fragen wir uns, was das «gute Leben» für die Transforma tion des Warencharakters von Arbeit, Natur und Geld beitragen kann, scheinen mir vor allem zwei Aspekte grundlegend. Erstens, wird aus diesen lokalen – und inzwischen auch international diskutierten – Begriffen aus den Anden klar, dass wir bei der Suche nach Alternativen zur Gegenwart unbedingt auf Wis- 11 Siehe Stephan Rist (2001). «Wenn wir guten Herzens sind, dann gibt’s auch Produktion. Entwicklungsverständnis und Lebensgeschichten bolivianischer Aymarabauern: Wege bei der Erneuerung traditioneller Lebens- und Pro duktionsformen und deren Bedeutung für eine Nachhaltige Entwicklung». Ed. Volker Hoffmann, Hermann Boland, Uwe Jens Nagel, Kommunikation und Beratung. Sozialwissenschaftliche Schriften zur Landnutzung und ländlichen Entwicklung. Band 43. Weikersheim: Margraf Verlag (Seite XXVI). 114 sen, Erfahrungen und Lebensformen achten müssen, welche sich ausserhalb des westlich-kapitalistischen Mainstreams ergeben haben. Es scheint so, als ob die Kondition der Peripherie und die Erneuerung nicht westlicher ontologischer Positionen eine inte ressante Konfiguration für eine Verknüpfung von ontologischer Tiefendimension, Lebenswelt und gesellschaftlichen Strukturen ergeben. Diese kann nicht rückwärtsgewandt sein, sondern muss helfen, neue Praxis und strukturelle Bedingungen für die gemeinsame Aufgabe der «Naturalisierung des Menschen und die Humanisierung der Natur» zu schaffen. Zweitens, macht das «gute Leben» klar, dass es sich bei der Konstruktion von neuen, dem Anthropozän entsprechenden On tologien, nicht nur um eine intellektuelle Tätigkeit handeln darf. Es braucht dafür einen iterativen Lern- und Reflexionsprozess, der die kollektiven Handlungen und die Lebenswelten der engagierten Menschen mit der permanenten Introspektion verbindet. Wichtig ist auch zu sehen, dass die Introspektion im «guten Leben» ebenfalls nicht auf die intellektuelle Tätigkeit beschränkt ist. Viele der Vorschläge für das «gute Leben» weisen der Steigerung der menschlichen Fähigkeiten zur existenziellen Selbst vergewisserung der Wirklichkeit der spirituellen Welt und deren intrinsischer Zusammenhang mit den Welten des sozialen und materiellen Lebens eine zentrale Bedeutung zu.12 Im sozialen Bereich drückt sich die erlebbar gewordene Spiritualität als erweiterte Haltung gegenüber den Bedürfnissen der Mitmenschen aus. Dadurch werden individuelle Fähigkeiten nicht grundsätzlich ignoriert, sondern deren Nutzung und Weiterentwicklung kann – den individuellen Neigungen entsprechend – für die Förderung des «guten Lebens» in Wert gesetzt. Damit der Beitrag des «guten Lebens» für die Überwindung des Warencharakters von Arbeit gelingen kann, muss nicht nur die mit der Lohnarbeit einhergehende, sondern auch die kognitive Entfremdung des auf die instrumentelle Rationalität reduzierten, menschlichen Geistes überwunden werden. 12 Ich verweise hier auf das Buch von Fernando Huanacuni Mamani (2010). «Buen vivir/Vivir Bien – Filosofía, políticas, estrategias y experiencias regionales andinas». Lima, Peru: oordinadora Andina de Organizaciones Indígenas – CAOI. 115 Triple Movement Zu guter Letzt möchte ich noch auf einen weiteren Aspekt eingehen, der mir für eine Form von Nachhaltigkeit zentral erscheint, bei der die Überwindung des Warencharakters von Arbeit, Natur und Geld wesentlich ist. Dieser Aspekt kommt zum Vorschein, wenn wir uns fragen, warum eine wachsende Zahl von Menschen, die sich aktiv dem «guten Leben» widmen oder sich in einer der zahlreichen sozia len Bewegungen engagieren, in Bolivien oder Ecuador den von ihnen gewählten Regierungen kritisch gegenüberstehen. Nach dem Verständnis von Polanyi sollten diese Regierungen volle Unterstützung der sozialen und politischen Bewegungen geniessen, die sie an die Macht gebracht haben. Deren Politiken sind effektiv für die Erzeugung von Wirtschaftswachstum, das die Quelle zur eigenständigen Finanzierung einer eigenständigen Entwicklungspolitik erst ermöglicht. Da sie aber die sozialen und politischen Bedürfnisse der Mehrheit ihrer Bevölkerung an die erste Stelle setzt, gibt es eine wachsende Zahl von Menschen, die mehr als einen auf der globalen Arbeitsteilung beruhenden Sozialstaat haben möchten. Über die Sicherheiten hinaus, welche der sich etablierende Sozialstaat anbietet, stellen die Unterordnung der Umwelt- unter die Wirtschaftspolitik und die Stagnation bei der Frage nach dem Umgang mit dem immer noch stark mono polisiertem Land- und Kapitalbesitz zentrale Konfliktfelder dar. Beide Konfliktfelder entstehen aus dem Unwohlsein, dass die sozialen Bewegungen gegenüber der nach wie vor hohen Umweltbelastung, der Abhängigkeit von nicht erneuerbaren Ressourcen (Extraktivismusdebatte) und der damit verbundenen nicht ge lösten Eigentumsfrage nach Land und natürlichen Ressourcen empfinden. Die neuen Regierungen greifen damit in Bezug auf die notwendige Überwindung des Warencharakters von Natur eindeutig zu kurz. Eine vergleichbare Situation ergibt sich für Europa und andere Teile der «westlichen» Hemisphäre. Zurzeit erleben wir den rasanten Rückbau des «europäischen Sozialstaates». Angefangen hat diese «Erfolgsgeschichte» des Neoliberalismus in England mit Maggy Thatchers Diktum’ «there is no alternative». Mit der Institutionalisierung einer weitgehend neoliberalen Wirtschafts116 ordnung im Vertrag von Lissabon im Jahr 2007 und nach dem Ausbruch der Finanzkrise von 2008 ist die Austeritäts- und Privatisierungspolitik innerhalb der EU an die Stelle des sozial und auf Ausgleich gerichteten Sozialstaates getreten. Millionen von Menschen haben in der Folge ihre Arbeit, Pensionsansprüche und Zugang zu Sozial- und Krankenversicherung verloren oder mussten signifikante Leistungseinbussen hinnehmen. An diesem Punkt setzt die interessante Analyse von Nancy Fraser13 an. Sie fragt sich, warum in der Situation der schnell anwachsenden sozialen und ökonomischen Nöte von Millionen von Bürgern von Europa, USA, Kanada oder Australien die Gegen bewegungen zwar präsent sind, aber sehr fragmentiert geblieben sind und wenig auf die konkrete Umgestaltung der bestehenden Staats- und Gesellschaftsstrukturen fokussieren. Damit verhindern sie, dass die wachsende Not der Menschen zu einer Stärkung des Staates führt, der sie vor den Verheerungen der sich immer mehr verselbständigenden Marktkräfte bewahren könnte. Nancy Fraser sieht die Erklärung für dieses Phänomen in einem Aspekt, der das «double movement» als Dialektik zwischen Expansion der Marktlogik und dem staatlichen Schutz vor deren negativen Auswirkungen unsichtbar gemacht hat. Sie verweist damit auf eine dritte Dimension, welche in jedem Verhältnis von Marktlogik und staatlichem Schutz zum Ausdruck kommt: Es handelt sich dabei um das, was sie die «Emanzipation» oder Befreiung der gesellschaftlichen Akteure von Unterdrückung und struktureller Gewalt nennt. Daraus transformiert sich die Idee des «double movement» zur Idee des «triple movement». Gemäss diesem erweiterten Konzept müssen wir die gegenwärtige Situation als Ausdruck von drei interdependenten, dem W esen nach ambivalenten Polen der Entwicklung verstehen. Der Schutz durch den Sozialstaat vor den negativen Auswirkungen der Marktlogik kann durchaus mit dem Impuls der Emanzipation kollidieren. Dies ergibt sich beispielsweise dann, wenn der Schutz vor dem Markt zur Zementierung von bestehenden Hierarchien zwischen 13 Ich beziehe mich hierbei auf den schönen Artikel von Nancy Fraser (2013). «A triple movement» In New Left Review 81 (http://newleftreview.org/II/81/nancy-fraser-a-triple-movement). 117 den immer weniger werdenden Superreichen, der abnehmenden Mittelklasse und den anwachsenden Gruppen, welche unter den insgesamt für alle theoretisch verfügbaren Möglichkeiten leben müssen. Im gleichen Sinn kann die Ausdehnung von Märkten der Emanzipation entgegenlaufen, oder diese – zumindest vorüber gehend – fördern. Letzteres ist beispielsweise dann der Fall, wenn vorher vom Markt de-facto ausgeschlossene oder stark benach teiligte Akteure, wie zum Beispiel Frauen, Subsistenzbauern, Analphabeten oder Menschen, die in extremer Armut leben müssen, über entsprechende Unterstützung ihre Chancen als eigenständiger Markteilnehmer verbessern können. Umgekehrt kann eine an Marktmechanismen gebundene Emanzipation zur Zer störung der ethischen Grundwerte führen, welche den staatlichen Sozialschutz legitimieren. Dies kommt immer wieder vor, wenn die Verlierer der Expansion der Marktlogik rechten Ideologien folgen, welche die schwierige Situation ihrer Wähler oder Gefolgsleute nicht als Folge des unzureichenden Schutzes durch den Staat, sondern als Folge des «Zuviel» an Staat umdefinieren. Daraus ergibt sich eine post-Polanyi Sicht auf die politische Entwicklung der Gegenwart. Diese braucht dem Verlust des «double movement» einerseits nicht nachtrauern. Sie hilft uns bewusst zu werden, dass die Berücksichtigung der Emanzipation sicherstellt, dass es kein Zurück zum staatlichen Sozialschutz geben kann, der auf Hierarchien, Ausschluss und Unterdrückung baut. Nach Nancy Fraser heisst die Devise deshalb, kein Markt und kein staatlicher Schutz ohne Emanzipation. Ausblick Es war genau bei der Darstellung der zentralen Idee von Nancy Fraser, dass weder ein Markt noch ein staatlicher Schutz, ohne Emanzipation Sinn macht, als Beat Dietschy den Satz äusserte, der zum Titel dieses Beitrages wurde: «Klar, ohne Befreiung geht das nicht». Allerdings, und dazu soll dieser Beitrag anregen, ist es notwendig, die Emanzipation als Teil eines gesamtgesellschaftlichen Entwurfs zu denken, der über die interessante Idee des «triple 118 movement» hinausgeht und sich mit einer Reihe von Fragen beschäftigt, welche im Folgenden zusammengefasst werden. Was heisst Befreiung in Bezug auf das Bewusstsein indivi dueller und kollektiver Akteure? Welche «Ontologie des Nochnicht-Seins» gehört dazu? Durch welche menschlichen Fähigkeiten können wir uns – ergänzend zur philosophischen Reflexion – über den Wirklichkeitscharakter einer post-dualen – Mensch und Natur umfassenden Ontologie existenziell erfahr- und formbarer Bestandteile von Lebensentwürfen vergewissern? Was bedeutet dies für die Gestaltung kollektiver Institutionen und Organisa tionen, wie ländliche Gemeinschaften, Quartiervereine, Unternehmen, Kooperativen, politische Organisationen, religiöse und andere kulturellen Gruppen usw.? Wie können sie sich so neu aufstellen, dass damit die grosse Herausforderung des Anthro pozän im Sinn der von uns erwarteten Naturalisierung des Menschen und Humanisierung der Natur positiv angegangen werden kann? — Stephan Rist ist Professor für Humangeographie an der Universität Bern. Zuvor hat er während 10 Jahren im Rahmen eines agrarökologischen Programms an der Universität Cochabamba (AGRUCO) in Bolivien gearbeitet. Seine Dissertation behandelte das Entwicklungsverständnis der Aymara in Bolivien. 119 Cooperación y desarrollo, incidencia desde la perspectiva interreligiosa – Algunas pistas y desafíos para la agenda de desarrollo post 2015 Humberto Martín Shikiya La implementación de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) prácticamente está finalizando su implementación. Según el Informe de 2015 de las Naciones Unidas relacionadas a las ODM pareciera que los alcances logrados han sido exitosos, y los ocho ODM planteados han superado positivamente las metas propuestas. Según el Secretario General, el Sr. Ban Ki-Moon, en el mismo Informe reconoce que «en 2011, casi el 60% de los mil millones de personas extremadamente pobres del mundo vivía en solo cinco países. Demasiadas mujeres todavía mueren durante el embarazo o debido a complicaciones del parto. El progreso tiende a pasar por alto a las mujeres y a aquellos que se encuentran en los 120 escalones económicos más bajos, o que están en desventaja debido a su edad, discapacidad o etnia. Las desigualdades entre las zonas rurales y urbanas siguen siendo pronunciadas»1. En el trayecto de estos quince años desde comienzo del milenio, la cooperación internacional ha tenido sus debates en torno a la eficacia al desarrollo desde los foros de alto nivel que tuvieron sus hitos en París 2005, Accra 2008 y Busan 2011. Al mismo tiempo, las distintas redes de las Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC) fueron cobrando relevancia y participación; y finalmente a partir del IV Foro de Alto Nivel en Busan 2011 pudieron parti cipar de manera oficial con voz y voto. Hacia fines de septiembre de 2010 las OSC acordaron en la Asamblea General del Foro Abierto en Estambul «los Principios para el trabajo de las OSC como Actoras de Desarrollo». Las Organizaciones Basadas en Fe (OBF) como parte de la sociedad civil internacional tienen asignado un lugar de reconocimiento por su trayectoria en el campo del desarrollo y la ayuda humanitaria, y ello ha sido fortalecido desde el campo inter-eclesiástico con la creación de ACT Alianza2. Otro factor que marcaría la complejidad del panorama mundial a comienzos del milenio fue el atentado a las torres gemelas el 11 de septiembre de 2001 (11S), dando lugar a la securitización de la agenda internacional, y promoviendo una cultura de privatización de la propia seguridad de las actividades del sistema económico, financiero e industrial. El campo de la seguridad privada aparece como ejemplo piloto de la necesidad de gobernanza global. Un tercer elemento entre otros, lo representó la caída del mercado subprime en los Estados Unidos que desencadenó la crisis financiera en 2007 provocando una de las peores crisis económicas de la historia de la humanidad. A partir de ahí varios fueron los intentos por no solo explicar lo que había sucedido, sino también imaginarse soluciones más perdurables en el marco de un capitalismo que evitara los excesos y hasta se dieran pistas para 1http://www.un.org/millenniumgoals/2015_MDG_Report/pdf/MDG%202015% 20rev%20(July%201).pdf 2 ACT Alianza es una coalición de más de 140 iglesias y organizaciones afiliadas que trabajan juntas en más de 140 países para crear un cambio positivo y sostenible en la vida de los pobres y los marginados, independientemente de su religión, política, sexo, orientación sexual, raza o nacionalidad en mantenimiento con los más altos códigos y normas internacionales. 121 una mejor regulación internacional sobre el sistema financiero, e incluso hasta se tomara en cuenta la responsabilidad social y ambiental del sector privado de la economía. Los efectos de la crisis desatada en el 2007, aún mantienen sin resolver las cuestiones centrales del sistema económico financiero internacional, y lo que ha demostrado es que la dimensión económica financiera es solo uno de los elementos que componen e integran la integralidad de la crisis, y que se hace necesario revisar y resolver con más profundidad los distintos componentes de esta crisis que muchos denominan de civilizatoria. Aun cuando los resultados alcanzados en la implementación de los ODM hayan sido favorables, y en especial los esfuerzos de los países pobres y emergentes hayan sido positivos, quedan pendiente en la agenda para el desarrollo las brechas de desigualdades que persisten tanto hacia el interior de los países como entre los países. El mismo Informe 2015 de las ODM de las Naciones Unidas reconoce que «a pesar de los grandes éxitos obtenidos, las personas más pobres y vulnerables siguen sufriendo el desamparo»3. La nueva agenda para el desarrollo post 2015 con su pro puesta de diecisiete objetivos de desarrollo sostenible (ODS)4 goza de un amplio consenso político entre la mayoría de los países del sistema internacional. Se ha mencionado entre los negociadores de los países que por primera vez se tendrá una agenda global de desarrollo que involucrará a todos los estados miembros, y si bien es una agenda ambiciosa también se afirma que por primera vez existen los recursos necesarios para terminar con la pobreza extrema. Esta cuota de optimismo tendrá su correlato a partir de la implementación de los ODS en los países desde el 2015 a 2030, y se deberá estar atento a cómo se ejecutarán los mecanismos y medios de implementación de dichos ODS para que se puedan alcanzar las metas. 3http://www.un.org/millenniumgoals/2015_MDG_Report/pdf/MDG%202015% 20rev%20(July%201).pdf 4https://sustainabledevelopment.un.org/content/documents/7603Final% 20draft%20outcome%20document%20UN%20Sept%20Summit%20w% 20letter_08072015.pdf 122 La nueva Agenda establece, entre otras cosas, a: – Acabar con la pobreza y el hambre; – Educación segura, salud y servicios básicos para todos; – Lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas; – Combatir las desigualdades dentro y entre países; – Fomentar el crecimiento económico inclusivo, la prosperidad compartida y estilos de vida sostenibles para todos; – Promover ciudades seguras e inclusivas y asentamientos humanos; – Proteger el planeta, luchar contra el cambio climático, el uso de los recursos naturales de manera sostenible y proteger nuestros océanos; – Fortalecer la gobernabilidad y promover la paz, la seguridad, sociedades justas e incluyentes; y – Revitalizar la Asociación Mundial para el Desarrollo Sostenible Por otro lado, la participación de las OBF ha sido relevante en las distintas conferencias internacionales organizadas por las Naciones Unidas como en los Foros Alto de Nivel de la cooperación internacional. Este compromiso ha sido sustentado por el trabajo amplio que las mismas tienen en el ámbito de la ayuda humanitaria y el trabajo en desarrollo en prácticamente todos los rincones de la tierra. Esta posibilidad de estar presente implica cada vez más una alta calidad en los estándares de la labor que las OBF realizan, agregando valor desde sus principios basados en lo religioso y espiritual sin ningún ánimo proselitista. Líderes de diversas tradiciones religiosas han compartido la visión y el compromiso para poner fin a la pobreza extrema en 2030, cuando expresan: «Nosotros en la comunidad de fe abrazamos este imperativo moral porque compartimos la creencia de que la prueba moral de nuestra sociedad es cómo los más débiles y los más vulnerables dejan de serlo. Nuestros textos sagrados también nos llaman a luchar contra la injusticia y elevar a los más pobres entre nosotros. Nadie, independientemente de su sexo, edad, raza o creencia, se le debe negar la experiencia de vivir una vida plena»5. 5http://www.actalliance.org/resources/statements/Moral%20Imperative% 20Final.docx/view 123 Frente a la nueva agenda de desarrollo post 2015, las OBF con tinuarán contribuyendo al alcance de los ODS, desde el primer objetivo de erradicación de la pobreza extrema hasta el último objetivo diecisiete sobre revitalización de la alianza mundial para el desarrollo sostenible. La agenda que finalmente los países adoptarán en septiembre de 2015 en el marco de la Asamblea general de Naciones Unidas, es un llamado a superar las desigualdades e inequidades en favor de una humanidad mucho más próspera. Por otro lado, la Encíclica del Papa Francisco denominada «Laudato Si»6 es una convocatoria a resolver de una manera integral y radical los problemas acuciantes que afectan a la Casa Común, teniendo como prioridad a las personas más vulnerables. Esta Encíclica dada a conocer en mayo de 2015, también está en consonancia con otros documentos de otros concilios eclesiales mundiales, como el Consejo Mundial de Iglesias, la Federación Luterana Mundial, la Comunión Mundial de Iglesias Reformadas, el Consejo para Misión Mundial y ACT Alianza, que procuran una mayor justicia económica, social y ambiental. Frente a la implementación de la nueva agenda de desarrollo post 2015, las OBF tienen por delante la necesidad de articular acciones en vistas a equiparse para realizar una incidencia eficaz frente a los mecanismos y medios de implementación de los objetivos y sus metas. En ese sentido, los desafíos planteados estarán en la perspectiva de que las OBF puedan ser reconocidas como sectores y actores claves en vista a la revitalización de la alianza mundial para el desarrollo sostenible. Para ello, las acciones podrían estar dirigidas al desarrollo de un nuevo paradigma de partenariado (partnership) más es tratégico donde las OBF puedan contribuir en el fortalecimiento de los mecanismos de implementación de los objetivos y las metas, y participando en los medios de aplicación junto a los Estados y otros actores y sectores. Al mismo tiempo, las OBF como sector podrían contribuir y participar en mecanismos de rendición de cuentas sobre el avance en el cumplimiento de los ODS, tanto a nivel nacional, regional y mundial. 6http://www.ecojesuit.com/wp-content/uploads/2015/06/papa-francesco_ 20150524_enciclica-laudato-si_en.pdf 124 Cada vez más las OBF tanto a nivel nacional, regional como global, deberán coordinar esfuerzos sectoriales para lograr que la agenda de desarrollo se fortalezca en una perspectiva ética y en favor de la dignidad humana y la integridad de toda la creación. — Humberto Martín Shikiya es Director General del ‹Centro Regional cuménico de Asesoría y Servicio› (CREAS) y miembro del comité ejectivo E de la Alianza ACT. 125 Wir müssen Diakonie neu denken! Entwicklungslinien – Perspektiven – Konsequenzen Christoph Sigrist Entwicklungslinien Wir müssen Diakonie neu denken! In Anlehnung an Beat Diet schys These, dass Entwicklung neu gedacht werden sollte, nimmt dieser Beitrag die Einsicht innerhalb der Diakonielandschaft Schweiz auf, dass die Diakonie, als helfendes Handeln in Kirche und Gesellschaft verstanden1, neu gedacht werden muss. Die Notwendigkeit ergibt sich aus der Kontextualität der Diakonie: Was helfendes Handeln signifikant in seiner christlich-jüdischen Tradition auszeichnet, ist dessen fundamentaler Bezug auf den Anspruch des Andern hin: Die Not des Andern in seinen Lebensund Gesellschaftsbezügen ist primärer Kontext der Diakonie, normativ für die ethisch-diakonische Ausrichtung der Tat und 1 Vgl. Rüegger, Heinz / Sigrist, Christoph, Diakonie – eine Einführung, Zürich 2011, 29–39. 126 konstitutiv für deren Begründung.2 Die Not des Andern ist vom Kontext der sich verändernden Gesellschaft unmittelbar bestimmt. Die Transformationsprozesse in einer pluralen Gesellschaft mit ihren Megatrends haben deshalb unmittelbare Aus wirkungen auf das helfende Handeln3. Diakonie muss in dieser fundamentalen Kontextualität neu gedacht werden. Der Kontext des sozialen Raumes prägt den Text diakonischer Handlung. Erste Denkversuche sind erfolgt, kirchgemeindliches Leben auch in der diakonischen Wirkung im sozialen Nahraum in seiner körperlichen, präsentischen und räumlichen Ausgestaltung zu beschreiben.4 An dieser Stelle lassen sich mit Blick auf die weltweite Diakonie mit ihrem ökume nischen, entwicklungspolitischen Horizont in jüngster Zeit drei grosse Linien erkennen: – Helfendes Handeln diakonisch neu, gedacht schliesst keine Menschen aus, sondern ermächtigt und befähigt sie zur Teil habe am gesellschaftlichen Wandel hin zur Ausgestaltung neuer Räume von «Freiheit in Bezogenheit»5 zueinander. – Helfendes Handeln diakonisch neu gedacht, wird dann praktiziert, wenn die Dialektik zwischen struktureller Differenz und personaler Identität in der Begegnung mit anderen Religionen und Kulturen zur Integration einer Kultur des Sorgetragens führt. – Helfendes Handeln diakonisch neu gedacht, zeichnet sich dadurch aus, dass die faktischen Mechanismen der Macht und der Asymmetrien beim Helfen realisiert und nicht mehr verdrängt werden.6 2 3 4 5 6 Vgl. zu diesem jüdisch-christlichen Hintergrund, vor allem durch die Ansätze von Emanuel Lévinas und Bernhard Waldenfels geprägt wurde: Sigrist, Christoph, Kirchen Diakonie Raum, Zürich 2014, 103–120. Vgl. zu den gesellschaftlichen Megatrends: Stolz, Jörg / Ballif, Edmée, Die Zukunft der reformierten. Gesellschaftliche Megatrends – kirchliche Reaktionen, Zürich 2010, 27–53. Vgl. Sigrist, Christoph, Gemeinde im sozialen Nahraum, in: Kunz, Ralph / Schlag Thomas (Hg.), Handbuch für Kirchen- und Gemeinde entwicklung, Neukirchen-Vluyn 2014, 327–335. Vgl. Prätorius, Ina (Hg.), Sich in Beziehung setzen. Zur Weltsicht der Freiheit in Bezogenheit, Königstein / Taunus 2005. Vgl. dazu: Sigrist, Christoph, Das Eigene in der Diakonie, in: Mettner, Matthias / Jung, Joseph (Hg.), Das eigene Leben – jemand sein dürfen, statt etwas sein müssen, Zürich 2015, 45–58. 127 Integration von Teilhabe-Konzepten, Ausrichtung auf interreligiöse und interkulturelle Begegnung sowie ein neuer Zugang zur Faktizität von Macht und Asymmetrien sind für die nächste Dekade handlungs- und denkleitende Parameter für die Diakonie und eröffnen überraschende Perspektiven auf die drei grund legenden «Strukturtypen von Hilfe»,7 Interaktion von Mensch zu Mensch, Organisation und Gesellschaft. In groben Strichen sollen wichtige Perspektiven aufgezeigt werden. Perspektiven Interaktion von Mensch zu Mensch Im Bereich der Interaktion von Mensch zu Mensch, also bei der Begegnung ‹face to face› gilt es als erstes, die seelsorgerliche Arbeit in den pluralen Kontext interreligiöser Begegnung und interkultureller Herausforderung zu stellen. An Brennpunkten, wie in Bundeszentren für Asylsuchende oder in der Armee, wo Menschen unterschiedlicher Religionen und Kulturen auf engstem Raum zusammenleben, muss die seelsorgerliche Tätigkeit als Teilaspekt diakonischer Arbeit in ihrer institutionellen und auch parochialen Ausprägung neu gedacht werden. Dabei geht es in einem ersten Schritt darum, dass christliche Seelsorgende ihren Auftrag als «Erstadressaten» für die Anliegen aller Religio nen wahrnehmen. In einem zweiten Schritt gilt es, Imame und Rabbiner für einen Seelsorgeauftrag zu mandatieren. Damit wird der Seelsorgebegriff aus dem exklusiven christlichen Deutungsrahmen in einen interreligiös konturierten Dialog überführt, in dem der christliche Horizont konstitutiv für die christlichen Seelsorger, jedoch nicht mehr exklusiv für alle Zugänge der unter stützenden Begleitung gelten kann. Die enge Verbindung von strukturellen Differenzen und personaler Identität sind nicht nur 7 Horstmann, Martin, Kompetenzorientierung im Berufsverständnis von Diakoninnen und Diakone, in: Eurich, Johannes (Hg.), Diakonisches Handeln im Horizont gegenwärtiger Herausforderungen, DWI-Info Nr. 38, Heidelberg 2006, 225–249, 236. 128 konstitutiv für Leitfäden des interreligiösen Dialogs,8 sondern auch für die interreligiöse Seelsorge. Erste Schritte im Bereich der Forschung, wie auch der Umsetzung, sind erfolgt.9 Zum Zweiten geraten pflegende Angehörige von hochbetagten Eltern in der diakoniewissenschaftlichen Forschung10, wie auch in der politischen Arbeit des Bundes und der Kantone, in den Fokus solidarisch-helfenden Handelns.11 Im Kontext der Frage nach der möglichen Teilhabe von Pflegenden, wie auch von Gepflegten, gilt es, verschiedene Herausforderungen zu meistern: das Erreichen der grösseren gesellschaftlichen Aufmerksamkeit ihrer Tätigkeit, die öffentliche Anerkennung der Pflege, die gerechte Verteilung der Lasten in der Pflege, das gerechte Befähigen der Betroffenen, die Wahrung der Entscheidungsfreiheit, das Pflegesetting selber zu wählen, sowie das Aushandeln sozialstaatlicher Rahmenbedingungen.12 Dabei gilt es, Asymmetrien und Machtverhältnisse im Setting von Pflegenden und Gepflegten besonders achtsam in den Blick zu nehmen. Im Bereich der Arbeit mit Freiwilligen ist schliesslich ein Umdenken in Kirchgemeinden und Pfarreien im Gange. Nicht mehr die Frage: «Wie kommen wir zu Freiwilligen?» ist nun handlungsleitend, sondern die Frage: «Wie werden wir als Kirchgemeinde und Pfarrei attraktiv für das Engagement der Freiwilligen.» Diakonie in Kirchgemeinden geschieht mit und dank den 8 9 Vgl. Interreligiöser Think-Tank, Leitfaden für den interreligiösen Dialog, Basel 2013. Vgl. dazu: Sigrist, Christoph, Interkultureller Dialog, in: Eidgenössisches Departement für Verteidigung, Bevölkerungsschutz und Sport (VBS), FEST A, Armeeseelsorge (Hg.), 2013, 205–217; Weiss, Helmut, u. a. (Hg.), Ethik und Praxis des Helfens in verschiedenen Religionen. Anregungen zum interreligiösen Gespräch in Seelsorge und Beratung, Neukirchen-Vluyn, 2005. Im Bundeszentrum «Juch» in Zürich-Altstetten ist ein Imam der bosnischen Gemeinde zum ersten Mal in bezahlter Anstellung für den Seelsorge-Auftrag gegenüber den muslimischen Asylsuchenden verantwortlich. 10 Vgl. Hofstetter, Simon, Das Unsichtbare sichtbar machen. Pflegende Angehörige von Betagten als Herausforderung für den diakonischen Auftrag der Kirchen, Manuskript, Bern 2015. 11 Vgl. Bericht des Bundesrates «Unterstützung für betreuende und pflegende Angehörige» vom 5.12.2014: http://www.bag.admin.ch/themen/gesundheitspolitik/ 14437/?lang=de, Zugriff: 15. Mai 2015, vgl. auch: Postulat Schmid-Federer, «Pflegende Kinder. Bericht über minderjährige Kinder, die ihre erkrankten Eltern pflegen.» vom 6. Mai 2015, http://www.parlament.ch/d/suche/seiten/ geschaefte.aspx?gesch_id=20153456, Zugriff: 15. Mai 2015. 12 Vgl. Hofstetter, Simon, a.a.O., 226–249. 129 Freiwilligen. Die Begleitung der Freiwilligen wird in Zukunft noch mehr unter dem Aspekt von Empowerment, Partizipation und Teilhabe an Entscheidungsprozessen erfolgen.13 Organisation Auf der organisatorischen Ebene ist zuerst der komplexe Klärungsprozess der gesamtschweizerischen evangelisch-reformierten Diakonie zu nennen, der aufgrund der Auflösung des Diakonieverbandes Schweiz 2009 kurz vor dem Abschluss steht. In Zukunft werden alle diakonischen relevanten Organisationen und Kirchen unter einem Dach als Teil des Schweizerischen Evan gelischen Kirchenbundes zusammengefasst. Dadurch wird die Wirkung des diakonischen Auftrages von Kirchgemeinden und institutionellen diakonischen Werken sowie der Ausbildung von Sozial-Diakoninnen und Sozial-Diakonen erhöht, Doppelspurigkeiten vermieden und die Kirchen und Werke der französischsprechenden Schweiz besser mit dem gesamtschweizerischen Kontext verbunden.14 Zweitens ist auf die Herausforderungen der institutionellen diakonischen Werke hinzuweisen, die Johannes Eurich, Leiter des diakoniewissenschaftlichen Instituts der Universität Heidelberg, mit dem Begriff einer «hybriden Organisation» zu beschreiben versucht.15 Die wechselseitige Einflussnahme der unterschiedlichen Sektoren oder Räume des Helfens im Staat, auf dem sozialen Markt, in der Familie oder auch in den Sphären des sogenannten «dritten Sektors», neben dem privaten und öffentlichen Sektor mit ihren verschiedenen Werteorientierungen und Logiken von Steuerung und Handlung auf ein diakonisches Werk, unterliegt es 13 Vgl. dazu: Sigrist, Christoph, Reflections on the paradigm shift in voluntary work, with reference to Switzerland, in: Eurich, Johannes, Hübner, Ingolf (Hg.), Diaconia against Poverty and Exclusion in Europa. Challenges – Contexts – Perspectives, Leipzig 2013, 137–145. 14 Vgl. «Bündelung von diakonischen Gefässen», Bericht und Antrag des Rates SEK an die Abgeordnetenversammlung vom 10. September 2014. 15 Vgl. Eurich, Johannes, Diakonie als hybride Organisation zwischen Markt, Staat und Zivilgesellschaft, in: ders. / Maaser, Wolfgang (Hg.), Diakonie in der Sozialökonomie. Studien zu Folgen der neuen Wohlfahrtspolitik, Leipzig, 2013, 239–257. 130 komplexen Transformationsprozessen. Die Frage nach einer diakonischen Identität angesichts der pluralen Zusammensetzung von Angestellten und Bewohnenden oder Patientinnen und Pa tienten, mit Blick auf die Finanzflüsse und die schwindende kirchliche Prägung erschliesst sich in der hybriden Struktur strategischer und operativer Entscheide. «Multiple Identitäten als Steuerungsaufgabe»16 werden in Zukunft die Unterstützungs angebote und Hilfeleistungen in der nachbarschaftlichen, wie auch weltweiten Diakonie, prägen. Drittens sind vor allem im urbanen Umfeld die Prozesse von neuer Gemeindebildung kirchlichen Lebens anzuführen. Mit der Entwicklungsdynamik urbanen Lebens einher geht die Dy namisierung der Gemeindebildung vom Kirchesein weg von statisch, erstarrten Strukturen, hin zu flexiblen Prozessen von Gemeinschaftswerdung. Dabei spielen die Dringlichkeit, Gemeinde zu werden, geistliches Management, die kontextuelle Einbindung des sozialen Nahraumes sowie die Beachtung nonkonformistischer Persönlichkeiten und Gruppen entscheidende Faktoren von Gemeindewerdung. Solche Organisationsformen von Gemeinden sind in Holland Realität und konkretisieren sich in ersten An sätzen in der Schweiz.17 Gesellschaft Der Weg in die Minderheit und das Bewusstsein, Teil eines Konglomerats von Minderheiten zu sein, schärft den Blick auf die strukturtransformative Wirkung der Diakonie in der Gesellschaft.18 Es ist der Verdienst von Beat Dietschy, im Bereich der entwicklungspolitischen Perspektive auf die «strukturtransformative Diakonie» hingewiesen zu haben: «Dass für die Nothilfe eher 16 Eurich, Johannes, a.a.O., 251. 17 Vgl. dazu: Sigrist, Christoph, Gemeinde im sozialen Nahraum, in: Kunz, Ralph / Schlag, Thomas (Hg.), Handbuch für Kirchen- und Gemeindeentwicklung, Neukirchen-Vluyn 2014, 327–335; Roest, Hans de, Kirche in Grenzsituationen, in: Aus der Au, Christine et al. (Hg.), Urbanität und Öffentlichkeit. Kirche im Spannungsfeld gesellschaftlicher Dynamiken, Zürich 2013, 75–86. 18 Vgl. zur Situation der Reformierten in der Schweiz: Stolz, Jörg / Ballif, Edmée, a.a.O., 55–94. 131 gespendet wird als für strukturveränderndes politisches Handeln, kann zu problematischen Prioritätensetzungen führen. Allerdings darf das eine nicht gegen das andere ausgespielt werden: Hilfe ohne Behebung der Ursachen von Not ist ungerecht, gesellschaftliche Veränderung ohne humanitäre Hilfe erbarmungslos.»19 In Zukunft wird die präzise Analyse von gesellschaftlichen, ökonomischen, politischen und ideologischen Wurzeln von Ausgrenzungsmechanismen und deren Wirkkraft unterschiedlichster Institutionen, auch von Kirchen und Kirchgemeinden, an Bedeutung gewinnen.20 Dazu gehört eine neue Kultur des Sorgetragens füreinander und miteinander (community living) mit Blick auf das Gemeinwesen als Organismus im Zusammenspiel von unterschiedlichen institutionellen, persönlichen und zivilgesellschaftlichen Kräften. Das in den 1990er Jahren in Holland entstandene Konzept des «Kwartiermaken» stellt in diesem Zusammenhang einen wichtigen Meilenstein urbaner Diakonie dar.21 Wie kann das Problem sozialer Ausgrenzung als gesellschaftliches Problem eines Gemeinwesens und nicht nur als Teilproblem einer Institution oder Körperschaft deutlich gemacht werden? Welche Rolle können hier Kirchgemeinden mit ihren öffentlichen Räumen an besten Plätzen und ihrem Freiwilligennetz und der nachbarschaftlichen Verortung übernehmen? Wie können Kirchen und kircheneigene Räume für inkludierende Prozesse im Quartier genutzt, um- oder fremdgenutzt werden? Welches ist ihr Beitrag dafür, dass die Verantwortung und die Partizipation an alle Bewohnenden eines Gemeinwesens zurückgegeben werden, auch wenn diese nichts davon wissen wollen? Wie kann dabei helfendes Handeln aus unterschiedlichen theologischen und weltanschaulichen Perspektiven begründet werden? In diesen Fragen sind in den nächsten Jahren im Bereich der Forschung wie auch in Projektarbeiten wichtige Impulse zu erwarten. 19 Dietschy, Beat, Diakonie in entwicklungspolitischer Sicht, in: Sigrist, Christoph / Rüegger, Heinz (Hg.), Helfendes Handeln im Spannungsfeld theologischer Begründungsansätze, Zürich 2014, 165–183, 181. 20 Vgl. dazu: Stein, Anne-Dore, Community Living und Gemeinwesen – gemein same Perspektiven, in: Herrmann, Volker / Horstmann, Martin (Hg.), Wichern drei – gemeinwesendiakonische Impulse, Neukirchen-Vluyn 2010, 211–226. 21 Vgl. Kal, Doortje, Gastfreundschaft. Das niederländische Konzept «Kwartiermaken als Antwort auf die Ausgrenzung psychiatrieerfahrener Menschen», Neumünster 2006. 132 Konsequenzen Wir müssen Diakonie neu (ver)handeln. Dabei steht es gut an, sich von der Magna charta der Diakonie, dem biblischen Bild des barmherzigen Samariters (Lukas 10, 25–37) inspirieren zu lassen.22 Neu zu verhandeln gilt es deshalb die Diakonie, weil erstens der Samariter oft nicht mehr Christ, geschweige denn Mitglied einer Kirche ist, und zudem den Dienst in bezahlter Anstellung des Staates oder des Unternehmens aufgrund der sozialpolitischen Gesetzgebung und der Gesundheitspolitik ausübt. Zweitens obliegt den Kirchen mit ihrem diakonischen Auftrag zukünftig weniger der Samariterdienst als vielmehr der Unterhalt und Betrieb von Wirtshäusern mit ihren ökonomischen und betriebswirtschaftlichen Herausforderungen. Und drittens bleibt der unter die Räuber gefallene Mensch meist unsichtbar hinter der Fassade versteckt; und wenn er offen auf der Strasse liegt, ist helfendes, solidarisches Handeln zu einem kontroversen Aushandlungsprozess mit unterschiedlichen anderen Anbietern geworden. Die Konsequenz dieser Verschiebung der diakonischen Perspektive: Diakonie als helfendes Handeln ist zum komplexen Projekt von Kirchesein in der Gesellschaft geworden, indem die Anwendung von Teilhabe-Konzepten und das Einrichten von interreligiösen Begegnungen sowie der Einbezug von Asymmetrien und Macht-Verhältnissen zur gegenseitigen Befähigung und Ermächtigung von Hilfesuchenden und Helfenden führen, und zwar auf Augenhöhe sowie in Gottes Namen. — Christoph Sigrist ist Pfarrer am Zürcher Grossmünster und Privatdozent für Diakoniewissenschaft an der theologischen Fakultät der Universität Bern. Die Diakonie, d. h. die Hilfe und die Vermittlung bei Menschen verschiedenster sozialer Schichten und Gruppen, ist Christoph Sigrist ein Herzensanliegen. 22 Vgl. dazu: Rüegger, Heinz / Sigrist, Christoph, a.a.O., 254–256. 133 Von der Hoffnung auf die grosse Transformation – und den kleinen, fragilen Momenten von Heil Doris Strahm Um die ganz grosse Transformation, um die Verwandlung aller bestehenden menschlichen Herrschaftsformen, ging es vor 2000 Jahren dem jüdischen Wanderpropheten Jesus aus Nazaret. Nicht um ein bisschen weniger Ungleichheit, nicht um ein bisschen weniger Ungerechtigkeit und Gewalt: Nein, das Reich Gottes, von dem er kündete, das er den Bettelarmen, den Hungernden, den Leidenden und den Ausgegrenzten nahe brachte, verhiess umfassende GERECHTIGKEIT, umfassende FREIHEIT, umfassenden FRIEDEN – SCHALOM. Das Reich Gottes ist damals für die Menschen, die sich um den Gottesboten sammelten und mit ihm zogen, angebrochen und erfahrbar geworden: Frauen und Männer und besonders jene Menschen, die in der damaligen Gesellschaft am Rand standen und unter materieller, physischer, psychischer und sozialer Not litten, wurden von der göttlichen Geistkraft verwandelt, haben sich aufgerichtet zu neuem Leben und neue Formen von nichthierarchischer Gemeinschaft gelebt. Sie haben eine «Gemein134 schaft von Gleichgestellten» (Elisabeth Schüssler Fiorenza) gebildet und mit Jesus zusammen ein dem Gottesreich entsprechende Praxis umfassenden Heil-Seins zu verwirklichen versucht, und ihn bei seiner Reich-Gottes-Verkündigung unterstützt. Gemeinsam formten sie den «kollektiven Hoffnungskörper des Messias» (Luzia Sutter Rehmann). Der Verkünder des Gottesreiches wurde von den Mächtigen seiner Zeit zwar als politischer Aufwiegler hingerichtet, doch die Hoffnung auf die grosse Transformation aller Herrschaftsverhältnisse war nicht tot zu kriegen. Sie lebte weiter, wurde von seinen Nachfolgerinnen und Nachfolgern durch die Jahrhunderte hindurch weitergetragen – weniger von den offiziellen Vertretern der Christenheit, als durch Minderheitengruppen, durch Armutsund Reformbewegungen, durch Befreiungstheologen und feministische Theologinnen, die alle aus der Verheissung der grossen Transformation den Antrieb und den Mut bezogen, sich für eine radikale Veränderung bestehender Unrechtsverhältnisse in Kirche und Gesellschaft einzusetzen. Und heute? Die grossen Utopien haben sich verabschiedet, die Hoffnung auf eine sozial und wirtschaftlich gerechtere Welt hat sich an vielen Orten zerschlagen, Kriege und religiöse Konflikte nehmen weltweit zu, die grossen Wünsche, die auf das Überschreiten und das Verändern des Bestehenden zielen, werden tagtäglich auf Konsumwünsche zurechtgestutzt und die Zukunft unserer Erde sieht düster aus. Eine «Zeit der messianischen Dürre» (Elsa Tamez) breitet sich aus. Die Transformation der sozialen, politischen und ökonomischen Unrechtsverhältnisse, die Befreiung der Armen von Armut und Ausbeutung, für die die Befreiungstheologen sich engagier(t)en, ist nicht eingetreten. Auch die Vision des Feminismus, der über Gleichstellung hinaus eine neue Welt jenseits patriarchaler Normen und Vorgaben denken und gestalten wollte, der eine radikal neue Geschlechter- und Werteordnung, neue Arbeits- und Lebensformen anstrebte, hat sich noch nirgends nachhaltig durchgesetzt. Und die neuen, nichtpatriarchaler Gottesvorstellungen und frauenbefreienden und geschlechtergerechten Theologien, an der feministische Theo loginnen weltweit seit Jahrzehnten arbeiten, haben noch kaum zur Veränderung der patriarchalen Mainstreamtheologien an Universitäten und kirchlichen Institutionen geführt. 135 Was können wir in dieser «Zeit der messianischen Dürre» tun? Braucht es einen Abschied von der Sehnsucht nach der gros sen Transformation? Braucht es eine Theologie, die Abschied nimmt von den grossen Visionen, den metaphysischen Garantien und den grossen Worten und stattdessen das Alltägliche, die konkreten menschlichen Bedürfnisse und Sehnsüchte, das Fragile, das Ungesicherte menschlicher Existenz ins Zentrum stellt? Gilt es zu werben mit winzigen Wörtern? Werben Die grossen Worte sind verlorengegangen Es heisst mit winzigen Wörtern werben um Frieden und Liebe (…) Rose Ausländer1 Viele feministische Theologinnen und insbesondere auch Befreiungstheologinnen aus der sog. Dritten Welt plädieren für eine Theologie, die sich nicht mit den grossen theologischen Worten wie «Erlösung» oder «Auferstehung» zufrieden gibt, die für viele Menschen leer geworden sind, sondern im Hier und Jetzt nach verwandelnden und befreienden Erfahrungen sucht: nach den flüchtigen Momenten von Frieden und Liebe, von Schönheit und Glück, die unsere Sinne zum Tanzen und unsere Augen zum Leuchten bringen. Ivone Gebara, brasilianische Ordensfrau und sozial engagierte Theologin, ist eine der profiliertesten Vertre terinnen einer solchen feministisch-befreiungstheologischen Neuformulierung der Theologie, die in der Lage ist, das Herz zu wärmen und die Sinne zu schärfen für die zerbrechliche Schönheit und die Poesie des Lebens – sie im Alltag aufspürt und mit winzigen Wörtern umwirbt. Ihre Theologie weckt den Sinn für das Heilige im komplexen Gewebe des alltäglichen Lebens und lehrt das tiefe Staunen über das unfassbare göttliche Geheimnis, 1 Rose Ausländer, Im Atemhaus wohnen. Gedichte, Frankfurt a. M. 1981, 120. 136 an dem wir teilhaben, in dem wir leben und sind, das uns umhüllt und übersteigt. Sehr schön wird dieses «Geheimnis» für mich in einem Gedicht von Rose Ausländer umschrieben: Mysterium2 Die Seele der Dinge lässt mich ahnen die Eigenheiten unendlicher Welten Beklommen such ich das Antlitz eines jeden Dinges und finde in jedem ein Mysterium Geheimnisse reden zu mir eine lebendige Sprache Ich höre das Herz des Himmels pochen in meinem Herzen. Ivone Gebara lenkt unseren Blick aber nicht nur auf das göttliche Geheimnis, das sich in allen Dingen als Teil eines einzigen rela tionalen Lebensnetzes offenbart, sondern ebenso auf die Widersprüche und die Fragilität des Lebens: auf die Erfahrungen von Glück und Verlust, von Schönheit und Schmerz, von Liebe und Gewalt im täglichen Leben; sie lenkt unseren Blick auf die Körper der armen Frauen, die von Ausbeutung, Hunger, Gewalt oder Krankheit gezeichnet sind. Ihre theologische Arbeit ist darauf ausgerichtet, inmitten von Leiden und Verzweiflung jene ganz konkreten transformierenden Visionen aufzuspüren, die das Leben wirklich berühren und die Hoffnung nähren – jene flüchtigen Momente der «Auferstehung» und des «Heils», die sich im Leben einer jeden und eines jeden ereignen. Denn «das Heil, das Glück erleben wir in unserer Haut von heute. Das Heil ist mehr als ein Versprechen, auch wenn das Versprechen uns bereits 2 Rose Ausländer, Wieder ein Tag aus Glut und Wind. Gedichte 1980–1982, Frankfurt a. M. 1986, 107. 137 inen Blick auf das Heil eröffnet. Das Heil ist eine Begegnung, e ein Geschehen, ein Gefühl, ein Kuss, ein Stück Brot, ein glücklicher Greis … Es ist all das, was die Liebe, unseren Körper, unser Leben nährt.»3 Das Heil, von dem Ivone Gebara spricht, ist kein Zustand, den man ein für alle Mal erreicht. In der Praxis müssen wir die Suche nach dem Heil immer wieder neu beginnen. Das Heil «ist gegenwärtig wie ein Glas Wasser, das für einen Moment den Durst stillt, der aber – vielleicht stärker noch als zuvor – wiederkommt»4. Auf den ersten Blick mag eine solche Theologie ganz und gar unpolitisch erscheinen. Doch dem ist nicht so. Denn die «Rede vom Heil im Kleinen schliesst den Kampf für bessere Lebens bedingungen für alle nicht aus», wie die feministische Befreiungstheologin Ivone Gebara betont.5 Es braucht die Dialektik zwischen dem Heil im Kleinen und dem Heil im Grossen, zwischen dem «Schon Jetzt» und dem «Noch-Nicht», um ein gerechteres gesellschaftliches System voranzubringen. Es braucht die winzigen Wörter bzw. die kleinen, konkreten Erfahrungen von «Gerechtigkeit», von «Frieden», von «Schalom», damit uns die grossen Worte als transzendenter Hoffnungs- und Glaubenshorizont nicht verlorengehen. Ivone Gebara ist zu einer meiner wichtigsten theologischen Lehrerinnen geworden. Von ihr habe ich gelernt, den Blick auf die konkreten Zeichen der transformierenden göttlichen Geisteskraft mitten in unserem Leben zu richten und ihnen Gewicht zu geben, auf die kostbaren Momente von erfülltem Leben, auf jene Augenblicke, wo inmitten der Ambivalenz und Unerlöstheit un seres Lebens etwas von verwandelnder Liebe und Gerechtigkeit erfahren und gelebt wird. Momente, die wir oft übersehen und immer wieder neu entdecken müssen – inmitten all der schlechten Nachrichten, die uns täglich überfluten, inmitten von Leiden, Hoffnungslosigkeit und alltäglicher Gewalt. Diese Erfahrungen von Lieben und Geliebtwerden, von Zärtlichkeit und Glück, von Gerechtigkeit und solidarischer Gemeinschaft verbleiben in der 3 4 5 Ivone Gebara, Die dunkle Seite Gottes. Wie Frauen das Böse erfahren, Freiburg i. Br. 2000, 162. Gebara, ebd. 160. Ebd. 162. 138 (eschatologischen) Spannung des «schon» und «noch nicht». Sie garantieren kein Ein-für-allemal und keine heile Welt. Sie sind eher so etwas wie «göttliche Funken» von jener umfassenden Transformation, nach der wir uns sehnen; «Funken», die unsere Hoffnung nähren und unsere Leidenschaft entfachen, uns immer wieder neu einzusetzen für eine Welt, in der ein gutes und gerechtes Leben, ein «Leben in Fülle», wie es in der Sprache der Bibel heisst, für alle Menschen und alle Geschöpfe möglich wird. — Doris Strahm, Dr. theol., freischaffende feministische Theologin, ist Publizistin und Dozentin, Mitgründerin und bis 2006 Redaktorin der feministisch-theologischen Zeitschrift FAMA, von 1999–2008 Präsidentin des cfd – der feministischen Friedensorganisation, Mitgründerin und Vizepräsidentin des Interreligiösen Think-Tank. www.doris-strahm.ch 139 Gerechtigkeit für alle Christoph Stückelberger Lieber Beat Dietschy. Wir kennen uns seit dem Theologiestudium in Basel. Der Einsatz für Gerechtigkeit hat uns seither verbunden. Du bist mein Nach-Nachfolger als Zentralsekretär von Brot für alle geworden. «Brot für alle» und «Gerechtigkeit für alle» habe ich als Dein Lebensmotto wahrgenommen. Du hast dazu nicht nur wissenschaftlich p rofunde Arbeiten verfasst, sondern auch Kurz texte, um das Wesentliche auf den Punkt zu bringen – immer getragen von Deiner Spiritualität. In diesem Sinne widme ich Dir von Herzen meine folgenden Aphorismen, in grosser Dankbarkeit für Deinen Einsatz für eine menschenwürdige Welt, damit Menschen mit Würde leben. Drei Gerechtigkeiten Natürliche Gerechtigkeit Naturgesetze Bioorganismen Nachhaltige Gleichgewichte Menschliche Gerechtigkeit Gleiche Chancen, Rechte, Pflichten Jedem das Gleiche Jedem das Seine Göttliche Gerechtigkeit Grosser Segen Unverdiente Gnade Liebe auch zu den Ungerechten 140 Ungerecht Erwarte nicht dass das Leben gerecht ist jedenfalls nicht menschengerecht höchstens naturgerecht und gottgerecht Realistisch, nicht fatalistisch Erwarte aber dass du alltäglich Zeichen der Gerechtigkeit setzen kannst Realistische Hoffnung Ethik ∞ Recht Ethik ohne Recht ist zahnlos Recht ohne Ethik ist leblos. Ethik im Recht führt zu Gerechtigkeit mit Liebe Recht in der Ethik führt zu Verbindlichkeit. Recht und Ethik umarmen sich Gerechtigkeit und Liebe küssen sich. Opium und Brot Religion ist Opium Glaube ist Brot Religion betäubt Glaube schärft die Sinne Religion macht blind Glaube macht sehend. 141 Nichts tun «Zu wissen, was es Gutes zu tun gäbe, und es doch nicht zu tun – das ist Sünde.» (Jak 4,17) Nichts tun ist Sünde Besser als nichts zu wagen ist halb Gutes zu wagen. — Christoph Sückelberger war zwischen 1993 und 2004 Zentralsekretär von Brot für alle und anschliessend Professor für systematische Theologie mit Schwerpunkt Ethik an der Theologischen Fakultät der Universität Basel. Heute ist er Direktor von Globethics.net in Genf, einem globales Ethiknetzwerk mit Schwerpunkt auf Entwicklungs- und Schwellenländern. Mehr Aphorismen in: Christoph Stückelberger: Weg-Zeichen. 100 Denk anstösse für Ethik im Alltag, Genf 2013, deutsch und englisch, kostenlos herunterzuladen als Büchlein www.globethics.net/praxis-series 142 Entwicklung neu denken – wie geht das? Reflexionen und Anregungen (Gen 1) Luzia Sutter Rehmann Es ist höchste Zeit, Entwicklung neu zu denken. Doch wie macht man das? Ist neues Denken heute irgendwo in Sicht? Kann jemand sagen, wie man heute einen Anfang setzt? An diesem Punkt an gekommen, greife ich zur Bibel. Wenn es ums Anfangen geht, können wir vielleicht von ihr lernen. Der ganz grosse Anfang ist doch die Schöpfungsgeschichte. Gleichzeitig steht dieser Anfang zu Beginn der Tora – also ein beginnender Anfang. Ich möchte die Schöpfungsgeschichte von Genesis 1 daraufhin abtasten, was wir von ihr über das Anfangen lernen können. Vielleicht geht uns auch Neues auf, Ungeahntes, wenn wir sie mit der Frage lesen, wie Gott denn die Welt entwickelt hat? Was braucht es z. B., um Chaosmächten Einhalt zu gebieten? Was ist eigentlich «gut» und wohin soll Entwicklung führen? Wie beginnen? Das erste Wort der Bibel lautet: Be-reschit und ist hebräisch. Wie soll man dies übersetzen? 143 am Anfang bei Beginn als Anfang zu Anfang durch einen Anfang im Anfang zu Beginn Das wäre alles korrekt. So viel Spielraum steckt in be-reschit. Und jede Variation eröffnet unterschiedliche Denkräume. Z. B. auf die Frage: Wann war das? Antwortet dann die Übersetzung: Am Anfang … Auf die Frage: Wie hat Gott begonnen? Antwortet die Über setzung: Mit einem Anfang, durch einen Anfang hat alles begonnen. Es kommt sehr darauf an, ob wir nach einem «Wann war das» fragen oder nach einem «Wie geht das». Unsere Fragen leiten unsere Vorstellung. Geprägt von naturwissenschaftlichem Denken, griechischer Logik und kirchlichem Triumphalismus versteht man be-reschit als unvollkommene Schilderung des Urknalls oder des Anfangs des Seienden überhaupt oder als creatio ex nihilo. Wie begann Gott? «Durch einen Anfang», d. h. mit dem Mut des Anfängers, indem er/sie anfing. Das heisst für uns, dass es irgendwann einfach so weit ist, dass nichts anderes mehr hilft als Anfangen. Man muss anfangen, um nicht das Leben zu verpassen. Nicht anfangen wäre keine Option. Die Bibel beginnt mit «B», dem zweiten Buchstaben des Alphabets. Viele Übersetzungen übergehen dies. Doch die Bibel ist da sehr sorgfältig. Indem sie mit «B» beginnt, lässt sie das, was vor «B» war, unausgesprochen. Sie spart das «A» aus oder lässt es im Bereich des Geheimnisses. «B» impliziert das Unerzählbare, das jedem Anfangsetzen vorausgeht. So gesehen erzählt die Bibel gerade nicht von einer creatio ex nihilo, sondern von dem konsequenten Beginnen, das das Schweigen beendet. Von nun an lässt sich erzählen! Der erste Buchstabe, Aleph, so sagt rabbinische Auslegung, zeigt sich erst noch. Er wird für den Gott des Exodus aufgespart. Erst dort kommt das «A» zum Tragen, wo Gott von sich sagt: Anoki – ich! Ich habe euch aus Ägypten, dem Sklavenhaus, herausgeführt (Ex 20,2). Damit werde von Anfang an die Richtung gewiesen: Der Beginn ist auf Befreiung hin angelegt. Der implizite A geht dem expliziten B voraus, oder besser (um nicht immer wieder dieses Vor144 her-Nachher-Schema zu bemüssigen): Jedem wirklichen Beginnen muss eine Richtung innewohnen. Für die B ibel ist die Richtung mit der Befreiung aus dem Sklavenhaus gegeben. Das wird zwar erst allmählich ausgebreitet, der verschwiegene «A» unterlegt den Beginn wie einen kaum hörbaren Grundton. Die Bibel beginnt also nicht richtungslos, wertneutral zu erzählen. Mit dem Übergehen des «A» wird angedeutet, was sich als Befreiung entpuppen wird. Im Ausdruck be-reschit steckt zudem rosch, der Kopf. Der Kopf, das Haupt, die Spitze, der Anfang, das ist alles rosch. Das Neue Jahr z. B. wird hebräisch rosch ha-schana genannt, «der Kopf des Jahres». Auch diese Variation stellt uns vor neue Fragen: Begann alles im Kopf Gottes? Formte sich dort die Welt, das Gute, das kreative Wort? Oder heisst be-reschit: Gott begann «mit Köpfchen»? War die Entscheidung, zu beginnen, das Erste? Begann alles mit dem Mut im Kopf Gottes? Oder heisst be-reschit: «kopfüber», ohne Drumherumreden, ohne Überschriften, Strategiepapiere, Vor reden und Ausreden – Hauptsache (auch hier: das Haupt!) ein Anfang wurde endlich riskiert. Oder: «Kopf voran» – ist das eine Anspielung auf die Geburtlichkeit des Geschaffenen? Das Neue streckt seinen Kopf hervor, drängt ins Licht, zeigt sich uns und blickt uns sogleich an. Im ersten Ausdruck stecken so viele Möglichkeiten der Übersetzung, wie wir Zeit und Geduld haben. Sicher ist hier nicht einfach vom Urknall die Rede, vom Anfang der ersten moleku laren Teilchen. Die Rückdatierung auf einen «Anfang» scheint nur eine Möglichkeit zu sein – und nicht die überzeugendste. Be-reschit – die Zeit des Zauderns ist vorbei. Soviel ist jedenfalls klar. Die Richtung ist zudem geklärt – die Schöpfung zielt auf die Befreiung hin, auf das erlösende, befreiende «A» Gottes – doch noch muss der Anfang gesetzt, in die Welt gesetzt werden. Kopfüber stürzen wir in den nächsten Vers und beginnen, neu zu denken. Rhythmus Mittlerweile hat sich das gemeinsame Lesen als Entdecken von Noch-nie-Gedachtem erwiesen – nicht als Bestätigen dessen, was Darwin sagte oder schon die alten Griechen. Die unterschiedliche Blickrichtung der hebräischen Denker und der griechischen kam 145 in das Blickfeld. Während die hebräischen Denker vorausprojizieren – in welche Richtung soll sich die Schöpfung entwickeln? In Richtung Exodus, Befreiung, zum «A» hin, das bewusst ausgespart wurde – projiziert griechische Philosophie zurück: damals war es so, es geschah vor Urzeiten. So unterschiedlich diese Blickrichtungen sind, so unterschiedlich ist die Bedeutung der Ordnung. In unserer griechisch geprägten Logik spielt sie eine grosse Rolle. Was war zuerst und was kam danach? Abfolge, Reihenfolge, Nummerierung, System – für Hebräer nur vordergründige Motive, die rhetorische Effekte erzielen, inhaltlich aber irrelevant sind. Was an welchem Tag geschaffen wurde, beschäftigt Katechismen und entsprechend auch heutige LeserInnen. Doch scheint die Idee der Ordnung nicht wirklich im Text verankert. Ein leuchtendes Beispiel, das sämtliche Ordnung von vornherein unterläuft, ist Gen 1,3: «Es werde Licht! Und es wurde Licht.» Das wäre nun nicht weiter verwunderlich – natürlich braucht alles Leben Licht und ohne Licht sieht man nichts – auch Gott nicht. So ist das Licht also das Erste. Doch wie bringen wir dieses Licht in Verbindung zur Sonne und den Gestirnen, die erst nachher, am vierten Tag (Gen 1,14), an das Gewölbe des Himmels gehängt werden? Was ist denn das für ein Licht in Gen 1,3, wenn es noch gar keine Leuchten gibt? Sofort meldet sich die Idee: dass hier ein anderes Licht gemeint sein könnte: ein ideelles Licht, sozusagen. Gott hatte eine Idee. Aber dies scheint griechisch-platonisch gedacht: zuerst ist die Idee, dann das Machen. Befinden wir uns im logischen Zuerst und Danach auf einer Zeitachse? Ist die Zeit überhaupt schon geschaffen? Das Licht aus Gen 1,3 ist Rätsellicht, göttliches Lichtwort, ohne Herkunft. Doch mit ihm kommt «gut» in die Welt. Gut ist die Eindämmung der Finsternis, das Ablösen der Finsternis durch den Lichttag. Damit entstand ein Rhythmus. Er setzt der Finsternis eine Grenze. Sie ist aber nicht verbannt, vertrieben, gar vernichtet. Tageslicht und Finsternacht beginnen zu pulsieren, sich abzuwechseln. Die Bibel erzählt hier von der Eindämmung der Finsternis. Das göttliche Lichtwort beansprucht nicht, sie definitiv abzuschaffen und verzichtet auf einen triumphalen Sieg über sie. Die Bibel gebietet der Finsternis Einhalt mit Worten, bindet sie in eine Abmachung ein, in die Ordnung von Abend-und-Tag. 146 Finsternis denke ich mir als ewige Ungerechtigkeit zwischen Nord und Süd, Männern und Frauen, Arm und Reich … und den Rhythmus würde ich mir als Bewegung aufeinander zu denken, ein «come together», ein «gathering», das immer wieder aus einanderstrebt, so wie es immer wieder aufeinander zu fliesst, weil es aufeinander bezogen ist – weil ein statisches Gleichgewicht niemandem hilft und letztlich gar nicht gedacht werden kann, sondern nur Zusammenstreben, Loslassen und Pulsieren, Eindämmen und Grenzsetzung. «Statisches Gleichgewicht» garantiert nur das Immer-Gleiche, den Stillstand. Erst der Wechsel von Abend-und-Tag setzt etwas in Bewegung. Entwicklung braucht Rhythmus, Grenzsetzung, Pulsieren, Abwechseln. Dazwischengeschoben Nur eine kleine Beobachtung schieben wir hier dazwischen: In Gen 1,1 hat Gott Himmel und Erde anfänglich geschaffen. Doch gab es bis jetzt nur Wassermengen, Urflut, Chaoswasser. Erst am zweiten Tag kommt eine «Feste», ein «Gewölbe» in den Blick. Und diese Feste ist eine überraschende Konstruktion. Mit Worten wird hier etwas gebaut, das kaum vorstellbar ist. Hier berühren wir wirklich das Unvorstellbare, Nichtdenkbare. Die hebräischen Denker sind geniale und kühne Wortarchitekten! Gott versucht, eine Art Höhle zu bauen inmitten der Wasser, einen trockenen Raum (Gen 1,6–10). Das ist eine bautechnische Meisterleistung. Die Feste erscheint als ausgesparter Raum, inmitten der Wasser, die oben und unten tosen. Womit können wir das vergleichen, was hier beschrieben wird? Mit einer liegenden Betonmauer, die allen Fluten trotzt, die das Wasser unterhalb ihrer von dem Wasser oberhalb trennt? Gleichzeitig spaltet sich die Betonmauer aber horizontal, so dass ein Oben (genannt Himmel) entsteht und ein Raum darunter sich öffnet, der trocken, also wasserfrei ist. Vielleicht eher wie ein kugelförmiger Hohlraum zu denken, der vom Wasser nicht mehr eingenommen wird. Haben die Erzähler dieses Textes eigentlich gewusst, wie man Brücken ins Meer bauen kann? Oder Staudämme? Kanäle? Untertunnelungen, die den Wassermassen standhalten? Wohl kaum. Darum wäre vielleicht der Vergleich mit einem orien147 talischen Blätterteig angebrachter. Dieser ist kulturgeschichtlich mindestens so alt wie der Schöpfungsbericht! Stellen wir uns knusprige Teigschichten vor, die sich beim Backen aufblähen und Blasen aufwerfen, so dass kleine Hohlräume in ihm entstehen. Dieses zarte Gebäck kann man in Sirup oder Saft tauchen, doch dringt dieser nicht in die Teigblasen ein, sie bleiben trocken. Wieder wird das Lesen zur Begegnung mit Ungeahntem, mit Wortkonstruktionen, die öffnen und Raum schaffen: Spielraum im Kopf. Gott schafft eine Höhle, inmitten der Wasser drückt er/sie eine Ritze auf, schützt sie vor der Chaosflut, so dass sich etwas eröffnet. Diese Höhle erinnert an eine Gebärmutter, die inmitten von Säften, umschlossen von Blut, Lebensraum offen hält. Da kann sich etwas einnisten. Gesegnete Phantasie Der erste Schöpfungssegen gilt allem, was Flug hat, und allem, was im Wasser wimmelt (Gen 1,20–22) – nicht etwa den Vierbeinern oder den Menschen. Gesegnet sei alles, was die Luft bevölkert und das Wasser! Nun wäre es zu einfach, wenn es hierbei um Vögel und Fische ginge. Diese beiden Begriffe werden am fünften Tag gar noch nicht genannt. «Alles mit Flug» – so wäre vielleicht die korrekte Übersetzung – was ist das? Die Vögel, sicher. Wie ist es mit den Hühnern, die kaum oder gar nicht fliegen? Wer schon einmal mit Kindern darüber gerätselt hat, schätzt ihre pfiffige Beobachtungsgabe. Wie ist es mit dem Vogel Strauss? Den Pinguinen? Sicher sind die Insekten mitgemeint, Schmetterlinge, Falter, Käfer. Auch solche, die schwerfällig brummend in die nächste Pfütze stürzen? Alles mit Flug – auch die geschickten Flughörnchen, die Felltiere sind? Und die Frösche, die so weit hüpfen, dass sie besser dran sind als mancher Käfer? In der Natur gibt es alles. Fliegende Fische, fliegende Schlangen … Moment, letzteres gibt es also nicht. Stellte man sich damals nicht die Engel als geflügelte Schlangen vor, als Seraphen? Und wie sehen die Cheruben aus? Gab es Drachenschlangen mit Schwingen? Wer will sie in Abrede stellen? Beobachtungsgabe allein reicht nicht aus, um «alles mit Flug» auszuloten. Der Segen gilt gleichsam der Phantasie, die hier ihre Flügel 148 ausbreitet. Wie ist es denn mit den Schwingen der Morgenröte und denjenigen des Gesangs? Alles, was beflügelt, sei gesegnet! Der Raum der Phantasie ist nicht nur oben, im Himmels gewölbe. Auch da müssen wir unsere Denkgewohnten durch einander bringen lassen. Ausdrücklich werden die Seeungeheuer erwähnt und alles, was sich im Wasser tummelt (Gen 1,21). Also nicht nur die glitzernden, bunten Schwärme, nicht nur die lus tigen Delfine und grossartigen Wale, Seesterne und Meeresschildkröten. Mit den Ungeheuern tauchen beängstigende, verstörende Kreationen auf. Auch sie sind gesegnet. Denn wie soll etwas werden, wenn wir sie nicht zulassen wollen? Wenn wir nur das Stromlinienförmige, Unbedenkliche in den Blick nehmen? Nein, hier lässt uns der Text die Schatten der Abgründe erahnen – Tiamat, Leviathan, Syklla und Charibdis, Mokele und Mbembe, Moby Dick und Loch Ness. Es muss also möglich sein, die Seeungeheuer aus der Hand Gottes positiv zu denken. Und tatsächlich existieren diese GrossSysteme schon seit Urzeiten in den Köpfen der Menschheit und haben Anteil an Seemannsgeschichten und Schöpfungsmythen, eingewoben in die Kulturgeschichte. Zudem sind nicht sie es, die Flüsse vergiften und Meere kahl fressen. Sie werden auch nicht immer grösser, immer gefrässiger, immer imperialistischer. Blutvergiessen war laut erstem Schöpfungsbericht sowieso nicht vorgesehen. Noch gab es keine Raubtiere und die Menschheit gab sich mit Kraut und Baumfrüchten zufrieden. Erst nach der Sintflut, beim zweiten Anlauf, gibt es Regeln für den Fleischgenuss. Fassen wir zusammen: Wir können den ersten Schöpfungsbericht der Bibel als Entwicklung lesen. Entwickelt werden kreative Schritte, um Lebensraum zu schaffen. Der Mut, einen Anfang zu setzen – einer Anfängerin, eines Anfängers – ist unabdingbar. Wir sind die Zukunft! Worauf warten wir noch? Die Richtung muss klar sein. Wohin soll es gehen? Freiheit und Befreiung ist nicht etwas, dass erst später einmal dazukommt. Von Anfang an muss sie enthalten sein, mitgedacht, vorgesehen. Inzwischen bin ich nicht mehr sicher, ob die Welt geschaffen, gebaut oder 149 geboren wird. Ich glaube, Entwicklung muss dies alles ermöglichen: Schaffen, Bauen, Gebären. Die Feste, die die Wasserfluten eindämmt, das Lichtwort, das der Dunkelheit Einhalt gebietet – da wird Lebensraum ausgespannt. Den gilt es zu verteidigen. Das Lichtwort ist gut, weil es Rhythmus entstehen lässt, ohne die Dunkelheit abschaffen zu wollen. Dieser Rhythmus, dieser Puls entwickelt den Lebensraum, der ein bautechnisches Wunder ist. Wie Gott hier Hohlraum erfindet, einen Freiraum aufstemmt, gehört zu den ganz grossen Meisterwerken. Nur so kann sich Neues einnisten und zu wachsen beginnen. Und sogleich beginnt das beseelte Leben zu wachsen. Unser Auge wird in die Natur geführt, zu der Vielgestaltigkeit der Arten, der Wasser- und Flugtiere. Beobachtungsgabe und Neugier, Staunen und Rückfragen führen weiter. «Alles mit Flug» – lassen wir der Phantasie freien Lauf und freuen uns am Flügelrauschen des Lebendigen. Und vergessen wir nicht: Der erste Schöpfungssegen breitet sich auch über Seeungeheuer aus. Wenn wir das akzeptieren, beginnen wir unsere Ängste zu bändigen. Die Wesen oder Un wesen der Abgründe gehören zur göttlichen Kreativität dazu. Wenn wir nur das Richtige und Schöne denken wollen, wird das Denken langweilig und erstirbt. Die Meere aufzuwühlen und die Fluten erzittern zu lassen, ist der Auftrag der Seeungeheuer – nicht mehr und nicht weniger. Damit sollten wir umgehen können. Landungeheuer sind übrigens nicht vorgesehen. Setzen wir der Phantasie keine Grenzen. Schicken wir sie weit hinauf ins Himmelgewölbe, weit hinunter in die Untiefen, nur der Finsternis werden Schranken auferlegt, damit ein Lebenspuls möglich ist – nicht der Phantasie. Der Schöpfungsbericht macht sich keinen Begriff von statischer Ordnung. Die kommt schlicht nicht vor, Dynamik ist alles. Differenzierung und Rhythmus geben den Takt vor. Ja, lassen wir uns von den göttlichen Impulsen durcheinander bringen, damit Neues sich leise einnisten kann. — Luzia Sutter Rehmann lehrt Neues Testament als Titularprofessorin an der Theologischen Fakultät der Universität Basel. Ein Schwerpunkt ihrer Arbeit sind sozialgeschichtliche, befreiungstheologische Untersuchungen gemeinsamer Mahlzeiten und des Hungers. 2014 erschien im Gütersloher Verlagshaus ihr jüngstes Buch mit dem Titel ‹Wut im Bauch. Hunger im Neuen Testament›. 150 Entwicklung als Empowerment Peter Ulrich Schon früh hat Beat Dietschy mit klarem Blick für die Zusam menhänge die traditionelle paternalistische Sicht von Entwicklungshilfe problematisiert, wie sie in der herkömmlichen Lesart der christlichen «Option für die Armen» (nicht zwingend) mitschwingt. Ihm war und ist es wichtig, Entwicklung buchstäblich radikaler, also von den Wurzeln der Probleme her zu denken. Im Rahmen eines von ihm und dem Schreibenden im Frühjahr 1999 gemeinsam initiierten Konferenzprojekts formulierte er seine programmatische Leitidee prägnant als «Empowerment von Unterdrückten»1. Auch die schweizerische Direktion für Entwicklungszusammenarbeit (DEZA) hat sich zunehmend zu einer solchen Problemsicht bekannt, so etwa in der im November 2000 veröffentlichten «Strategie 2010» und ihrem trefflichen Motto «Empowerment statt Almosen». Nachfolgend wird versucht, den Leitgedanken von Beat Dietschy ein Stück weit aus der Sicht eines Wirtschaftsethikers zu akzentuieren. 1 B. Dietschy: Arbeitspolitik für alle – aus kirchlicher Sicht, in: P. Ulrich / Th. Maak / B. Dietschy (Hrsg.), Arbeitspolitik für alle. Eine Debatte zur Zukunft der Arbeit, Bern u. a.: Haupt 2000, S. 111–138, hier S. 132. 151 Drei Dimensionen sozioökonomischer Ermächtigung Entwicklung als Empowerment zu denken, erinnert an den Titel des ebenfalls 1999 erschienenen Buchs «Development as Freedom» von Wirtschafts-Nobelpreisträger Amartya Sen, des wohl bedeutendsten Vordenkers einer emanzipatorisch ausgerichteten Entwicklungspolitik. Es geht dabei um wohlverstandene Freiheit – nicht etwa bloss um «Marktfreiheit», sondern um die umfassende und reale Freiheit möglichst aller Menschen, in Würde und Selbstachtung ein selbstbestimmtes, «mit Gründen erstrebtes Leben» führen zu können.2 So verstandene sozioökonomische Ermächtigung (Empowerment) beruht im Kern auf drei grund legenden Komponenten: auf der personalen Befähigung (Bildung) und der gesellschaftlichen Berechtigung (Grundrechte) der Menschen sowie auf funktionierenden öffentlichen Institutionen und Infrastrukturen eines Landes, die ihrerseits eine gute Regierungsführung voraussetzen. Diese drei Momente bestimmen wesentlich über den Zugang der Menschen zu den Ressourcen und Gütern, die sie für ihre existenzielle Selbstbehauptung benötigen. Das dementsprechende, elementare sozioökonomische Ermäch tigungsmodell (vgl. Abbildung) habe ich anlässlich einer wiederum schon 1999 im Auftrag der DEZA von Kollege Hans-Balz Peter veranstalteten Tagung über ethische Grundfragen der Entwicklungszusammenarbeit vorgeschlagen.3 2 3 A. Sen, Ökonomie für den Menschen, Wege zu Gerechtigkeit und Solidarität in der Marktwirtschaft, München; Wien: Hanser 2000, S. 110. Die deutsche Ausgabe hat den aussagekräftigen englischen Originaltitel Development as Freedom (New York 1999) bedauerlicherweise nicht übernommen. Vgl. P. Ulrich: Grundrechte und Grundfähigkeiten, in: H.-B. Peter (Hrsg.), Globalisierung, Ethik und Entwicklung, Bern u. a.: Haupt 1999, S. 55–76; ebenso P. Ulrich: Was ist «gute» sozioökonomische Entwicklung? Eine wirtschaftsethische Perspektive, in: zfwu Zeitschrift für Wirtschaftsund Unternehmensethik 5 (2004), S. 8–22. 152 Drei Dimensionen sozioökonomischer Ermächtigung Bildung / Kultur Zivilgesellschaft / Rechtsstaat Befähigung (Grundfähigkeiten) Berechtigung (Grundrechte) Ermächtigung (zur existenziellen Selbstbehauptung) Öffentliche Infrastruktur (Zugang zu Grundgütern) Wirtschafts- und Sozialpolitik Die Befähigung der Menschen zur Selbstbehauptung im Wirtschaftsleben verweist selbst noch auf das wirtschaftsethisch gebotene Grundrecht aller Menschen auf Bildung und Ausbildung. Und der zu gewährleistende Zugang zu Grundgütern verweist auf das moralische Recht auf Nahrung, Wohnung und Gesundheitsversorgung. Entwicklung als Empowerment mündet somit wesentlich in einen rechtebasierten Ansatz sozioökonomischer Entwicklung.4 Im Fokus stehen, von kurzfristiger Nothilfe abgesehen, nicht mehr unmittel- 4 Zum zivilisatorischen Verhältnis zwischen Rechten und Gütern vgl. P. Ulrich: Weltbürgerliche Gerechtigkeit und marktwirtschaftliche Wertschöpfung, in: O.J. Schumann / H. Haker / M. Schröter (Hrsg.), Marktwirtschaft und Menschenrechte, Tübingen: Mohr Siebeck (im Erscheinen, 2015 oder 2016). 153 bar die existenziellen Grundbedürfnisse der Menschen, sondern eben die erforderlichen Grundfähigkeiten und (zumindest moralischen) Grundrechte, von denen ihre reale Freiheit zu einem selbstbestimmten Leben abhängt. Statt sich mit bloss kompensatorischer «Entwicklungshilfe» zu begnügen, werden die ursächlichen Voraus setzungen der wirtschaftlichen Selbstbehauptung aller Gesellschaftsmitglieder auf «anständiger» materieller Basis in einem Land (Mikroperspektive) sowie aller Länder im globalen Standortwettbewerb (Makroperspektive) thematisiert. Armut, Not und Elend werden als Symptome struktureller Ohnmacht, sich selber zu helfen, wahrgenommen: als «Mangel an Verwirklichungschancen».5 Dieser emanzipatorische Fokus hat zudem den systematischen Vorteil, dass zunächst von kulturspezifischen Vorstellungen von humanen «Bedürfnissen» und vom «guten Leben» abstrahiert werden kann.6 Alle Länder sind Entwicklungsländer Dieses hier nur grob skizzierte Verständnis von guter Entwicklung, darf in Fachkreisen bis hin zum Entwicklungsprogramm der UNO (UNDP) längst als nahezu allgemein akzeptiert gelten. Im Unterschied dazu dominiert in der Realpolitik weiterhin ein mehr oder weniger kruder entwicklungspolitischer Ökonomismus. Er kann genau daran festgemacht werden, dass er die entscheidende Bedeutung von Grundfähigkeiten und Grundrechten verkennt und stattdessen unmittelbar auf die bessere Versorgung der Menschen mit (Grund-)Gütern abzielt. Nur allzu leicht wird damit zugleich die Perspektive einer gerechten gesellschaftlichen Ordnung auf die einer effizienten Wirtschaft verkürzt. Als zentrales Entwicklungskriterium gilt dem politischen Ökonomismus die Produktivitäts steigerung. Davon wird eine erhöhte Wettbewerbsfähigkeit eines «Standorts» erhofft, von dieser wiederum die Weltmarktintegration und daraus folgend Wirtschaftswachstum zum Vorteil aller. 5 6 Sen (2000), S. 110. Zur vergleichenden Beurteilung des Grundbedürfnisansatzes und des Grundfähigkeitsansatzes als Basis für die Begründung von Menschenrechten vgl. P. Ulrich: Integrative Wirtschaftsethik. Grundlagen einer lebensdienlichen Ökonomie, 4. Aufl., Bern u. a.: Haupt 2008, S. 286 ff. 154 Die Erfahrung zeigt allerdings, dass eine forcierte Politik der wirtschaftlichen Integration eines Landes in die globalen Märkte bei unverändertem «Mangel an Verwirklichungschancen» für breite Bevölkerungsschichten regelmässig um den Preis einer zunehmenden sozialen Desintegration erkauft wird.7 Bemerkenswerterweise ist das inzwischen nicht mehr nur die «abweichende» These der Globalisierungskritiker, sondern fast schon die vorherrschende Wahrnehmung unter den führenden angelsächsischen Ökonomen der Gegenwart.8 Spätestens seit dem Weltbestseller von Thomas Piketty9 muss das harmonistische Rezept des politischen Ökonomismus, wonach «mehr Markt» stets für alle gut sei, auch empirisch als gründlich widerlegt gelten, und zwar für die fortgeschrittenen OECD-Länder genauso wie für die unteroder fehlentwickelten Länder. Man denke etwa daran, welche massiven sozialen Verwerfungen in jüngster Zeit die Europäische Union mit ihrer Austeritätspolitik als angeblich «alternativlosen» Weg aus der Krise hingenommen hat. Es bestätigt sich damit in unerwarteter Weise eine These, die sich mir im Lichte der emanzipatorischen Perspektive schon vor gut zehn Jahren aufgedrängt hat: «Alle Länder sind Entwicklungsländer»10. So gilt für alle Länder die wirtschaftsethische Einsicht, dass die einseitige Förderung der Marktwirtschaft das grundlegende Anforderungskriterium einer wohlgeordneten Gesellschaft im Sinne von John Rawls11 nicht erfüllt. Für diese ist massgeblich, dass ihre Grundstruktur und der Staat gegenüber den verschiedenen Lebensentwürfen und Weltanschauungen neutral und insofern unparteilich sein sollen. Im Gegenzug tragen die auf dieser Basis respektierten kulturellen Gemeinschaften oder Interessengruppen ihrerseits eine republikanische Mitverantwortung für die Einrichtung und 7 Dies früh erkannt hat der kritische Ökonom D. Rodrik: Grenzen der Globalisierung. Ökonomische Integration und soziale Desintegration, Frankfurt / New York: Campus 2000. 8 Vgl. neben A. Sen etwa den früheren Chefökonomen der Weltbank, J. Stiglitz: Die Schatten der Globalisierung, Berlin: Siedler 2002, und den Vordenker des UN Development Program, J. Sachs: Wohlstand für viele. Globale Wirtschaftspolitik in Zeiten der ökologischen und sozialen Krise, Berlin: Siedler 2007. 9 Vgl. Th. Piketty: Capital in the Twenty-First Century, Cambridge, MA: Harvard University Press 2014. 10 Ulrich (2004), S. 8. 11 Vgl. J. Rawls: Politischer Liberalismus, Frankfurt a. M.: Suhrkamp 1998. 155 Bewahrung der so verstandenen «res publica». In dieser Perspek tive ist auch die Rolle der Privatwirtschaft zu sehen. Entgegen der üblichen Gemeinwohlrhetorik der Vertreter eines strikten Markt liberalismus darf nicht darüber hinweggesehen werden, dass die Sachlogik des marktwirtschaftlichen Wettbewerbs strukturell par teilich für eine unternehmerische Lebensform ist.12 Zwar kann im weitesten Sinne des Begriffs jedermann als potenzieller «Unter nehmer seiner Arbeitskraft» betrachtet werden – und genau dies fordern natürlich die Anhänger des politischen Ökonomismus von allen Menschen. Aber es haben nicht alle gleich viel «verwertbares Kapital» (sei es Finanz-, Real- oder Humankapital). Und nicht jeder Entwurf des guten Lebens hat die gleiche Affinität zur Idee der unternehmerischen Selbstverwirklichung im Wettbewerb, wie sie namentlich der angelsächsischen Kultur eigen ist. Soweit das marktwirtschaftliche System diese Asymmetrie der Lebenschancen verstärkt statt ausgleicht, ist seine bedingungslose Entfesselung («Liberalisierung») weniger die Lösung als vielmehr ein zentraler Teil des entwicklungspolitischen Problems. Die doppelte Ermächtigungsaufgabe der Entwicklungspolitik Gleichwohl ist eine gute Entwicklung ohne tragfähige ökonomische Basis nicht möglich. Welchen systematischen Schluss zieht ein emanzipatorischer und rechtebasierter Entwicklungsansatz aus dieser ambivalenten Rolle der Marktwirtschaft in der zu entwickelnden Gesellschaft? Da wie erwähnt, kulturspezifische oder individuelle Lebensentwürfe auf dem Spiel stehen, sollte die Frage nicht autoritativ und paternalistisch beantwortet werden. Vielmehr ergibt sich daraus eine doppelte Ermächtigungsaufgabe guter Entwicklungspolitik: – Einerseits gilt es möglichst allen Menschen die chancengleiche Integration in den volkswirtschaftlichen Produktions- und Konsumptionsprozess eines Landes zu ermöglichen, damit die 12 Vgl. P. Ulrich (2008), S. 159 ff. 156 «Volkswirtschaft» ihren Namen als Wirtschaft des Volkes verdient. Im Hinblick auf die Selbstbehauptung im Markt geht es um die Entfaltung unternehmerischer Fähigkeiten und die Gewährleistung von wirtschaftlichen Grundrechten auf selbstän dige unternehmerische Tätigkeit für jedermann, ebenso wie den möglichst einfachen Kapital- und Kreditzugang (Venture capital und Geschäftskredite inkl. Mikrokredite nach dem Muster der Grameen-Bank13). Unterstützend wirken unter anderem Ausbildungs- und Beratungsangebote für Jungunternehmer sowie un bürokratische administrative Verfahren der Genehmigung von Unternehmensgründungen in geeigneten Rechtsformen (z. B. Genossenschaften), damit eine von freien und buchstäblich «unternehmungslustigen» Bürgern eigeninitiativ in Gang gebrachte «Marktwirtschaft von unten»14 aufblühen kann. – Andererseits gilt es allen Menschen, die das aufgrund ihres kulturellen Lebensentwurfs wünschen oder aufgrund mangelnder Erwerbsmöglichkeiten darauf angewiesen sind, zumindest die partielle Emanzipation aus den Funktionszwängen des marktwirtschaftlichen Wettbewerbs zu ermöglichen. Das erfordert faire Chancen einer modernisierten subsistenzwirtschaftlichen Selbstversorgung ausserhalb der konventionellen Erwerbswirtschaft, vielleicht sogar im Hinblick auf (welt-)marktunabhängige SelfReliance. Auch dafür ist eine zeitgemässe technische und ge meinwirtschaftliche Infrastruktur unerlässlich, wie sie neuerdings für die «fortgeschrittenen» Volkswirtschaften als Sharing Economy (d. h. als temporär geteilte Nutzung von Produktiv- oder Konsumgütern, oft auf der Basis von Internet-Plattformen) in den Blick kommt. Es geht dabei um gemeinsam nutzbare Maschinen, Werkzeuge oder Fahrzeuge, aber auch um den Zugang aller Menschen zu landwirtschaftlichem Boden als Ernährungsgrundlage, wie ihn uralte Errungenschaften von der Allmend bis zum öf fentlich angebotenen Schrebergartenareal in manchen Kulturen schon immer gekannt haben. 13 Vgl. M. Yunus: Grameen – eine Bank für die Armen der Welt, Bergisch G ladbach: Lübbe 1998. 14 Vgl. H. de Soto: Marktwirtschaft von unten. Die unsichtbare Revolution in Entwicklungsländern, Zürich: Orell Füssli 1992, spez. die Übersicht S. 313 ff. 157 Der offene Zugang zum Arbeits-, Dienstleistungs- und Gütermarkt einerseits und die Chance einer gewissen Unabhängigkeit der Menschen von den Sachzwängen des Marktes andererseits, sind also gleichermassen sinnvoll, um möglichst allen Menschen ein selbstbestimmtes und menschenwürdiges Leben zu sichern. Es kommt darauf an, beide Perspektiven in eine so zial und kulturell annehmbare Balance zu bringen. Beide Dimensionen dieses dualistischen Entwicklungskonzepts sind auf ihre rechtsstaatliche Untermauerung und damit auf Good Governance angewiesen. Die Global Players sind in die Pflicht zu nehmen Es ist klar, dass eine emanzipatorische Entwicklung all jenen nicht ins Konzept passt, die bisher die Macht haben zu be stimmen, wo’s lang geht. Mit autoritären Regimes kommt sie ebenso wenig in Gang wie mit multinationalen Konzernen, welche die bestehenden Macht- und Ausbeutungsverhältnisse gerade in schwach oder schlecht regierten Ländern noch allzu oft rücksichtslos für Kostenminimierung und Gewinnmaximierung nutzen. Auch die supranationalen Institutionen (wie WTO, Weltbank, IWF, ILO, UNDP usw.) können erfahrungsgemäss kaum eine von den Interessen der mächtigen privatwirtschaftlichen Global Players unabhängige Politik betreiben. Letztlich kommt es deshalb darauf an, dass die «Privatwirtschaft» – an der ausser der Eigentumsbasis faktisch kaum mehr etwas privat ist – selbst ein angemessenes Stück entwicklungspolitische Mitverantwortung übernimmt. Mit den von John Ruggie entwickelten und im Jahr 2011 vom Menschenrechtsrat der UNO verabschiedeten UN Gui ding Principles on Business and Human Rights15 ist endlich ein Standard unternehmerischer Mitverantwortung etabliert, der von Konzernen, denen an ihrem guten Ruf gelegen ist, kaum mehr negiert werden kann. Diese Leitprinzipien schreiben zwar die Hauptpflicht zum Schutz der Menschenrechte nach wie vor den Staaten zu, verpflichten aber begleitend auch die Unternehmen, 15 Vgl. die deutschsprachige Fassung unter www.humanrights.ch/de/ menschenrechte-themen/tnc/regulierungen/uno-leitprinzipien/ 158 die Menschenrechte überall voll zu respektieren und begangene Menschenrechtsverletzungen ohne Wenn und Aber wieder gut zu machen. Der sich entwickelnden globalen Zivilgesellschaft fällt es dabei zu, den nötigen Erwartungsdruck auf die Wirtschafts akteure auszuüben. Deren Reputationsrisiken steigen unter der scharfen Beobachtung durch die kritische Weltöffentlichkeit. So werden sie ihre Investitionsentscheidungen in allen Ländern wohl vermehrt von guter Regierungsführung (Einhaltung der Menschenrechte, sozial und ökologisch nachhaltige Entwicklungspolitik) abhängig machen und ihre Ressourcenmacht ebenso wie ihr Knowhow für statt gegen die Erfordernisse einer emanzipatorischen Entwicklung einsetzen. Und so eröffnen sich vielleicht tatsächlich Zukunftsperspektiven einer weltumspannenden sozioökonomischen Entwicklung jenseits des alten politischen Ökonomismus. — Peter Ulrich, Prof. em. Dr. rer. pol., war zwischen 1987 und 2009 Inhaber des Lehrstuhls und Leiter des Instituts für Wirtschaftsethik an der Universität St. Gallen. 159 Impressum Herausgeberin dialogue4change, September 2015 Redaktion Bruno Stöckli, dialogue4change Lektorat Birgit Kessler und Fabian Hess Gestaltung büro z, Bern Druck Ast & Fischer AG, Wabern Ausrüstung Buchbinderei Schlatter AG, Liebefeld Bezug dialogue4change, Bürenstrasse 12, Postfach 1015, CH-3000 Bern 23 Mail: [email protected] Alle Rechte vorbehalten. © 2015 dialogue4change
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