DE LAS PALABRAS A LAS FRACCIONES Víctor Martínez Parreño (Cuenca) MAMBRÉ es una iniciativa de apoyo a chicos y chicas, con edades comprendidas entre los 12 y 18 años, en situación de riesgo social por encontrarse sumidos en fracaso escolar, tanto como consecuencia de su desinterés por el estudio, como por alguna problemática familiar grave. Nace de la inquietud por dar respuesta a esta necesidad educativa cada vez más acuciante, y acoger así a estos jóvenes en su límite y dificultad con suma gratitud, como respuesta y agradecimiento porque nosotros hemos sido antes acogidos y amados El nombre del proyecto nos fue dado. Todo surgió en el mes de septiembre de 2010, en un fin de semana que la comunidad de Comunión y Liberación de Cuenca pasó en Buenafuente del Sistal, con el propósito de encontrarnos en el inicio de curso y programar, entre otras cuestiones, precisamente esta iniciativa de la que ahora yo quiero dar cuenta. Yo no estaba entonces, pero esta historia es también mi historia. Cuando se andaba buscando nombre para bautizarla, el padre Ángel Moreno de Buenafuente preguntó por los chicos que juntaban los que pasaron ese fin de semana juntos; al responderle que quince, con decisión dijo: “sois como la encina de Mambré”, haciendo referencia a capítulo 18 del libro del Génesis, en los versículos 1 al 15 dónde se nos relata la manifestación de Dios a Abrahán junto a una encina de un lugar denominado Mambré, allí vio a unos jóvenes y Abrahán los atendió dándoles de comer y ofreciéndoles descanso. Uno de los jóvenes prometió que volvería en un año y para entonces Sara tendría un hijo, como así fue. Además la casa donde estuvo alojada la comunidad de Cuenca en ese fin de semana, “casualidades” de la vida, tenía ese mismo nombre. Para que buscar más nombre para el proyecto, si estaba ya tan claro, si el nombre puesto inesperadamente daba cabal significado a esta iniciativa: MAMBRÉ. Llenos de certeza, y con medios humilde, se comenzó con la iniciativa durante el curso 2011-2012. Se comenzó a principio del año 2012, con 6 chicos, de 1º y 2º de la ESO. Después se unieron 3 más, además de un par de chicas que pasaron a conocernos. Y 10 voluntarios, que se repartieron en dos días a la semana: martes y miércoles de 5 a 7 de la tarde. De los cuales (voluntarios) 4 pertenecían a la escuela de comunidad. Durante este curso que ha terminado, 2012-2013, en el que me he incorporado yo, han pasado por Mambré veinticinco chicos y chicas, y el número de voluntarios se ha consolidado y ha crecido. Como todo lo que me ha pasado durante mi vida, comenzar mi acercamiento a Mambré y a Comunión y Liberación, nació de un encuentro, de un imprevisto, con esos pequeños toques que nos da Dios para hacerse presente en nuestra vida. No nací en una familia no creyente, de hecho recibí mi primera catequesis con unos catorce años, después recibí la comunión sin que mis padres lo supieran en un secreto maravilloso que permanecerá entre Jesús y yo. Me gustaría decir que fui creciendo en la fe y que mejoré como persona y como cristiano, pero la verdad es que pronto caí en un mal muy extendido, Di la fe como algo más en mi vida, una parte que completa y me ayudaba a hacer amigos en la parroquia, pero en ningún momento la vivía o la hacía presente en todos los momentos de mi vida. Tenía una fe hecha a medida, de esas que ante el primer temporal se disuelve con el viento. Siempre he tenido presente que la vida es un regalo y un milagro, gracias a mi hermano. En mi familia somos tres hijos, pero uno de ellos ya está en el cielo, mi hermano mayor. Si él no se hubiera ido yo no estaría aquí, pues mis padres solo querían dos hijos. Desde pequeño he tenido muy claro que mi propia existencia es un imprevisto, un asombroso milagro, un agradecimiento constante. El señor me fue llevando por mucho puertos a lo largo de mi vida, he trabajado en casi veinte pueblos de toda Castilla-La Mancha, he perdido trabajos, he perdido y ganado amigos, cien veces he renegado de Cristo y siento una he vuelto junto a Él. Es difícil explicar salvo para otras personas que hayan vivido lo mismo, el empuje, la fuerza de atracción que tiene Dios en mi corazón. Por mucho que haya intentado ocultar o negar, él siempre ha resultado ser más fuerte, lo necesitaba, lo necesito y sé que siempre lo necesitaré. Para mí comenzar en Mambré fue una siempre obra de apostolado. Soy cristiano, soy maestro, en mi parroquia hay una iniciativa para el estudio ¿Cómo no voy a echar una mano?. Siempre es difícil distinguir la línea que separa hacer una obra poniendo mi propia pretensión y objetivo, de ejercitar la verdadera caridad. En mi voluntariado en Mambré esa línea se puso el primer día. Choqué frontalmente con mis expectativas y se fueron rompiendo una por una. Los niños y niñas tenían problemas y ejercicios que yo no sabía hacer. Yo pensaba: “Pero dios mío si yo soy maestro de infantil y encima de letras ¿Cómo voy a enseñarles a factorizar?”. Qué grande es la pedagogía del señor que nos hace nada para que sepamos que él es todo. “Yo soy tu que me haces”, me lo he repetido, me lo han dicho y me lo he vuelto a repetir mil veces. Si volví la semana siguiente a Mambré no fue porque los chicos necesitaran mis conocimientos o mi destrezas con los números, lo que ellos necesitaban era mi compañía, mi acompañamiento. Hay una anécdota de esa segunda vez que me ha marcado profundamente. Estaba yo repasando las tablas de multiplicar para al menos poder corregir o ayudarles en algo cuando uno de los niños me mira el pecho y me pregunta ¿Qué es eso?, se refería a la cruz que siempre llevo colgada. ¿Por qué lo llevas?. Porque soy cristiano, le contesté. En ese momento sentí que Dios me hacia la misma pregunta, ¿Pero realmente porque llevas mi cruz?. Porque quiero ser cristiano, porque creo que esta forma de vivir no solo merece la pena, también es la única que puede darle sentido a que yo no sepa nada de fracciones pero mi presencia sirva de algo. Con el paso del curso escolar fui comprendiendo que los niños volvían a Mambre, cada vez más. Unos días mejores y otros más revoltosos. Volvían aunque no supiéramos resolver sus dudas, volvían. Lo que ellos quieren es una compañía, una sonrisa, un abrazo, alguien que no los juzgue, alguien que los mire con amor. Creo que eso sí podría hacerlo. A la pregunta que da nombre a estas charlas, ¿Es posible Educar Hoy?, mi respuesta es contundente, no solo es posible, es lo más necesario, es lo más pertinente, es lo más urgente. Educar. No transmitir una serie de objetivos educativos ni de conocimientos vacios, Educar, hacer vivir, transmitir el valor de la persona, el infinito amor que Dios tiene por cada uno de nosotros. Es un riesgo, pero no estamos solos, él siempre estará con nosotros. DALLE PAROLE ALLE FRAZIONI Víctor Martínez Parreño (Cuenca) MAMBRÉ è un’iniziativa di apoggio allo studio a ragazzi e ragazze tra 12 e 18 anni in una situazione di rischio sociale per fracasso escolare sia per motivi di desinteresse per lo studio sia per problematiche familiari gravi. È nato dalla inquitidune per rispondere a una necessità educativa sempre piú urgente e accogliere cosí a questi giovani nei suoi limiti e nelle loro difficoltà, e come risposta e gratitudine perchè anche noi siamo stati accolti e amati. Il Nome del proggetto ci fu dato. Tutto é nato nel mese di settembre 2010 a Buenafuente del Sistal (Guadalajara), durante l’inizio di anno della comunità di Comunione e Liberazione di Cuenca riuniti insieme oltre per il ritiro in sé per programmare l’anno e parlare di altre questioni, tra cui questa iniziativa di aiuto allo studio di cui vi racconto ora. Allora io non c’ero ma questa storia é anche la mia storia. Cercavamo un nome per “batezzare” il proggeto, don Angel Moreno prete a Buenafuente domandó quanti ragazzi c’erano quel weekend con noi risposero quindici, lui molto deciso disse: “siete come la querce di Mamre” faccendo riferimento al capitolo 18 del libro Della Genesi, versetti 1-15 dove si racconta come Dio apparve ad Abramo alle querce di Mamre, là Abramo vide tre giovani a cui diede di mangiare e offrì riposo. Uno dei giovani promise di ritornare dopo un anno, allora Sara avrebbe avuto un figlio, e cosí fu. Oltre questo, la casa dove alloggiavamo “casualmente”, aveva lo stesso nome. Perchè cercare piú nomi peri l proggetto, era ovvio, il nome dato di forma inaspettata dava un senso alla nostra iniziativa: MAMBRÉ. Pieni di certezze ma con umili mezzi, cominciamo l’iniziativa durante l’anno scolastico 2011-2012. Se cominciò all’inizio dell’anno, con 6 ragazzi, di 1º e 2º de la ESO. Dopo si aggiunsero altri 3, dopo altre due ragazze che vennero per conoscerci. C’erano 10 volontari che si divisero in due giorni alla settimana: martedì e mercoledì dalle ore 17.00 alle ore 19.00. Di questi 4 appartenevano alla Scuola di comunità. Durante l’anno scolastico 2012-2013, in cui ho cominciato a participare anch’io, son passati per Mambrè 25 ragazzi e ragazze e il numero di voluntari é cresciuto. Come é successo durante tutta la mia vita, avvicinarmi a Mambre e Comunione e Liberazione é nato da un incontro, da un imprevisto, con una serie di chiamate da Dio come solo Lui sa fare, discretamente, per farsi presente nella Nostra vita. Non sono nato in una famiglia cristiana, di fatto ricevetti la prima lezione di catechismo ai 14 anni, ricevetti la prima comunione senza che niente sapessero i miei genitori, era un segreto meraviglioso tra me e Gesù. Mi piacerebbe dire che fu crescendo nella fede e migliorai come persona e come cristiano, ma non fu così e presto caddi in un mal molto esteso. La fede era una cosa in piú nella mia vita, una parte che completava e mi aiutava a fare degli amici nella parrocchia, ma in nessun momento vivevo questa fede. Avevo una fede fatta alla mia misura, di quelle che col primo temporale va via il vento. Sempre ho avuto presente che la vita è un dono e un miracolo. Nella mia famiglia siamo tre figli ma uno è già in cielo, mio fratello maggiore.Se lui non fosse là io non sarei qua perchè i miei genitori soltanto volevano due figli. Fin da piccolo ho avuto molto chiaro che la mia esistenza è un imprevisto, un grande miracolo, un ringraziamento continuo. Dio mi ha portato per tanti posti lungo la mia vita, ho lavorato in una ventina di paesini di Castilla-La Mancha, ho perso lavori, ho perso e guadagnato tanti amici, cento volte ho rinnegato Cristo per dopo tornare a Lui. È molto difficile spiegare la forza di attrazione che Dio ha nel mio cuore. Ho nascosto, ho negato, ma Lui sempre é piú forte, avevo bisogno di Lui, ho bisogno di Lui e sempre avrò bisogno di Lui. Per me cominciare Mambré fu sempre un apostolato. Sono cristiano, sono maestro, nella mia parrocchia c`è un’iniziativa di aiuto allo studio. Come non aiutare? È sempre molto difficile distinguere la linea di separazione tra mi propria pretensiones e oggetivo e fare la vera carità. In Mambré questa linea arrivò il primo giorno. Battei subito con le mie aspettative ed essi stavano rompendo una ad una. I ragazzi e ragazze avevano dei compiti che io non sapevo fare. Pensavo: “Dio mio, sono maestro di lettere, come posso insegnare a fattorizzare?”. Come è grande la pedagogia del Signore che ci fa niente per supere che Lui è tutto. “Io sono tu mi fai”, mi lo ripeto, me l’hanno detto, mi lo ripeto ancor, mille volte. Se tornai settimana sucessiva a Mambré non fu perchè i ragazzi avessero bisogno delle mie conoscenze o Della mia abilità i numeri, quello di cui loro avevano bisogno era della mia compagnia. C`è un aneddoto di quella seconda volta di cui sono rimasto profondamente segnato: Ripasavo le tabelle, così che almeno potessi correggere e aiutare i ragazzi quando avessero bisogno. Allora uno mi guarda al pettorale e mi domanda: Cos’è? Si riferiva alla croce che sempre porto addosso. Perchè la porti? Perchè sono cristiano, risposi. In quel momento sentii che Dio mi faceta la stessa domanda: Ma veramente perché porti la mia croce? Perchè voglio essere cristiano, perchè credo che questa forma di vivere non solo merita ma perchè é l’unica che può dare senso alla mia presenza anche se non so fare le frazioni. Col passare dell’anno scolastico ho visto come i ragazzi ritornavano a Mambré, sempre di più. Alcuni giorni meglio altri un po’ più vivaci. Ritornavano anche se non sapevamo risolvere i loro dubbi. Quello che loro cercano è una compagnia, un sorriso, un abbraccio, qualcuno che non giudica, qualcuno che li guardi con amore. Credo che quello si lo posso fare. Alla domanda di questo incontro: Si può educare oggi? La mia risposta è decisa, non solo è possibile ma è necessario, è la cosa più urgente. Educare, non trasmettere oggettivi educativi. Educare, insegnare a vivere, trasmettere il valore Della persona, l’infinito amore di Dio verso ognuno di noi. È un rischio ma non siamo da soli, sempre ci sarà Lui con noi.
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