ejemplo - Transcripcion y tipeo de textos, desgrabaciones, data entry

EQUIPO EDITORIAL
Proyecto y Realización
Jorge Rossi
Edición
Adriana Serra Lafluf
Graciela del V. Paladea
Idea y Coordinación Editorial
Guillermo Dárgoltz
Prólogo de la colección
Dr.José Andrés Rivas
Revisión y correcciones.
Lic. Rocío Bernuz Culebras.
Ilustraciones de tapas
Ricardo Touriño
Diseño
Marcelo Campos
Tipeo de textos
Patricia Campos
ISBN 978-987-1060-60-3
Jorge Rossi Casa Editorial
Dr. José E. Uriburu 646, B1846AYL - Esteban de Adrogué, Pdo. Alte Brown
Provincia de Buenos Aires, Argentina
Tel.54 11 4214-4404 / cel 54 11 15-5769-6740
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Este libro ha sido impreso en papel según normas IRAM ISO 2000
de acuerdo con los estándares de TCF.
Todos los derechos reservados. La reproducción de este libro, sea en su totalidad o parcialmente,
deberá hacerse con expresa autorización del editor.
Este libro fue impreso por Jorge Rossi Casa Editorial en el mes de mayo de 2012
AGRADECIMIENTO
La Fundación Cultural Santiago del Estero expresa su agradecimiento a las Sras.
Adriana Carlota y Nora Canal Feijóo que posibilitaron con su disposición esta publicación
De manera especial, hace extensivo el reconocimiento a la gestión de la Jefatura
de Gabinete y el Consejo de Promoción Cultural de la Provincia de Santiago del Estero por
la aprobación de este proyecto conforme a las normas contenidas en la Ley 6.951 y a la
Academia Argentina de Letras que otorgó su auspicio a esta colección.
Dr. Néstor Carlos Ick
Presidente
Fundación Cultural Santiago del Estero
BERNARDO CANAL FEIJÓO
MITOS PERDIDOS
Santiago del Estero
República Argentina
EL INCESTO EN UNA VIEJA
LEYENDA AMERICANA
Mitos perdidos
PSICOANÁLISIS, ETNOLOGÍA Y MITOLOGÍA DE LA
LEYENDA DEL KAKUY
Bien conocida es, en nuestro país, la Leyenda del Kakuy. En el Norte,
especialmente en la provincia de Santiago, goza aún de vigencia folklórica;
forma parte del repertorio de relatos orales que el pueblo sigue repitiendo
hasta ahora, y alcanza con ella, y otras de su especia, a preformar un tesoro
de literatura trágica popular bajo algunos aspectos muy notables.
Sobre otras de su especie, la Leyenda del Kakuy ofrece el especial
interés de proyectarnos rectamente sobre algunos problemas fundamentales
de la historia de la formación social y de la cultura moral y religiosa
indoamericana.
El alma moderna, en la cual la intuición religiosa, la regla ética, y la
sensibilidad artística, aparecen claramente diferenciadas, y aún a menudo
divorciadas, pudiendo haberse consentido más de una vez comodidades como
la de pensar que el arte puede ser puro y aun amoral, o independiente de toda
moral —arte por el arte—, alcanza sin duda la emoción de belleza lírica y
trágica que emana de esa Leyenda, aun bajo su forma actual evidentemente
desfigurada y empobrecida. Pero si restauramos, como voy a intentarlo ahora,
su fisonomía primigenia; si la retrotraemos a su instante original, rescatándole
su primer valor de representación intelectual de uno de los procesos capitales
de la formación social y moral del hombre americano, descubriremos en ella,
con la supervivencia de uno de los mitos históricamente más antiguos del
espíritu humano, la prefiguración integral, místico-ético-estética, de una de
las concepciones trágicas de más noble sentido que puede nacer del intelecto
del hombre.
Varios escritores han transcripto, cada uno a su estilo, esta leyenda,
coincidiendo todos en los rasgos anecdóticos que le confiere la tradición
oral santiagueña. Ninguno se ha ocupado hasta ahora en hurgarle su sentido
esencial. Ninguno se ha mostrado siquiera intrigado por ciertos detalles
anecdóticos, que, de no reconocérseles un peculiarísimo sentido simbólico,
habría que rechazar por groseramente pueriles y arbitrarios.
LA TRANSCRIPCIÓN DE ROJAS
De todas esas transcripciones voy a elegir para este estudio la que
merece, por diversos conceptos, ser tenida por la primera (acaso lo es
cronológicamente pues data de hacia 1904, época hasta la cual no se había
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Colección Canal Feijóo
intentado todavía ninguna compilación folklórica santiagueña), y es la que
incluye Ricardo Rojas en su obra El País de la Selva.
Para facilitar la interpretación, voy a separar en incisos las distintas
partes de esa transcripción, que, lago simplificada, dice así:
1
En una época muy remota, dicen las tradiciones indígenas, una pareja de hermanos
habitaba su rancho en las Selvas.
Solos vivían, desde la muerte de sus padres, sin que la comunidad de su sangre hubiese
atenuado las diferencias de sus idiosincrasias antagónicas.
2
Él era bueno; Ella era cruel. Amábala el muchacho como pidiéndole ventura para sus
horas huérfanas; pero ella acibaraba sus días con recalcitrante perversidad… Vagando el triste
por las umbrías pensaba en Ella; las algarrobas más gordas, los mistoles más dulces, las más
sazonadas tunas, llevábalas al rancho… Todo esto le costaba trabajo y pequeños dolores; pero
Ella, en cambio, mostrábase indiferente, como gozándose de sus penas.
3
Volvió una tarde sediento, fatigado, tras un día de infructuosa pesquisa, pues reinaba
la seca…
Pidió entonces a su hermana un poco de hidromiel para beberla y otro de agua para
restañarse los arponazos. Trajo ambas cosas, mas en lugar de servírselas, derramó en su
presencia la botijilla con agua y el tupo de miel. El hombre, una vez más, ahogó su desventura;
pero como al día siguiente le volcara la ollita donde se coccionaba el locro de su refrigerio
matinal, la invitó para que le acompañase a un sitio no distante donde había descubierto miel
de moros-moros. Su invitación encubría upalleros1 designios de venganza.
4
El árbol, un abuelo del bosque, era de gigantesca talla. Cuando llegaron allí, la persuadió
a que debían operar con cuidado…, pues se referían historias de meleros misteriosamente
desaparecidos a manos de un dios invisible que protege las colmenas… Sobre la horqueta
más alta hizo pasar su lazo; y preparó un extremo a guisa de columpio para que subiese su
hermana, bien cubierta por el poncho en defensa del enjambre ya alborotado por la maniobra.
Tirando del otro extremo… la solivió en el aire, hasta llegar a la copa; y cuando ella se hubo
instalado allá sin descubrirse, él empezó a simular que ascendía por el tronco, desgajándolo a
hachazos, mientras bajaba en realidad. Zafó después el lazo; y huyó sigilosamente…
5
Presa quedaba en lo alto la infeliz. Transcurrieron instantes de silencio. Ella habló.
Nadie le respondía… Como empezara a temer, solevantó la manta que la tapaba, dejando
apenas una rendija para espiar. El zumbido de los insectos la aturdió… Ese rumor confuso
1
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Upalleros, solapados, silenciosos (en quichua).
Mitos perdidos
revelaba la profundidad del silencio… Ciega de horror y coraje, se desembozó de súbito, así
la acribillaran las abejas; y al descubrir el espacio, el vació del vértigo la dominó… ¡Sola,
sola, sola para siempre!
6
Nunca se le mostraron más pavorosos el cielo ni más callada la breña… Tiritaba
como si el ábrego la azotase con su punzante frío, y sentí el alma mordida por implacables
remordimientos. Los pies, en el esfuerzo anómalo con que ceñían su rama de apoyo, fueron
desfigurándose en garras de búho; la nariz y las uñas se encorvaban; y los dos brazos abiertos
en agónica distención, emplumecían desde los hombros a las manos. Dipnea asfixiante en ave
nocturna, un ímpetu de valor arrancóla del árbol y la empujó a las sombras.
7
Así nació el Kakuy, y la pena que se ahogó en su garganta llamando a aquel hermano
justiciero, es el grito de contrición que aún resuena sobre la noche de los bosques natales,
gritando: ¡Turay… Turay… Turay!...2
∗
Bajo la esmerada elocuencia de esta transcripción, se descubre
claramente:
1°.
Que había una vez dos hermanos (hermano y hermana) que,
después de la muerte de sus padres, vivían solos.
2°.
Que en la soledad brotó entre ambos cierto dramático
conflicto, mostrándosenos el hermano poseído de una entrañable devoción
hacia su hermana, y ésta extrañamente hostil y esquiva ante él.
3°.
Que un día el despecho del hermano le lleva a infligir a la
hermana un determinado castigo, en desquite de su implacable crueldad.
4°.
Que en ocasión de ese castigo, la hermana se convierte en
un determinado pájaro, mientras el hermano desaparece para siempre.
CONTENIDO DRAMÁTICO REAL
Los dos hermanos, pues, vivían solos. ¿Qué conflicto pudo brotar entre
2
Esta transcripción de Rojas corresponde a la versión popular más generalizada de
la leyenda. Otra versión, bastante difundida en cierta zona de la provincia de Santiago informa
que los hermanos no vivían solos; que el hermano compartía el rancho en que la hermana
vivía con su amante y los hijos, pequeños todavía, que éste le había procurado. Sigue luego el
proceso del antagonismo, en la misma forma que establece la transcripción de Rojas, hasta la
metamorfosis de la hermana. Pero aquella versión va un poco más allá en el desenlace, pues
nos muestra enseguida al hermano dirigiéndose en busca del amante y asesinándolo por la
espalda al encontrarlo sentado al borde del Río. A la luz de la interpretación que aquí intento
de la leyenda, se apreciará el fuerte valor sugestivo y “confirmatorio”, bajo algunos aspectos,
de esta segunda versión, algo burda en ciertos rasgos.
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