Como eficientizar los sistemas de producción en base a pasto S. Carlos García Massey University Nueva Zelanda Producir leche con un precio de 15-17 cts por litro requiere reacomodar nuestro sistema de producción a corto plazo para pasar el temporal y a largo plazo para subsistir y poder crecer económicamente en la actividad. Con un consumo interno en el rango de 225-230 l por habitante por año, es claro que el crecimiento de la industria está ligado a la exportación, particularmente hacia la exploración de nuevos mercados. La opción de nuevos mercados significa, en la mayoría de los casos, competencia de precios o, en otras palabras, precios internacionales. El desafío entonces pasa por lograr un sistema de producción en el cual el costo de producción sea lo suficientemente bajo como para permitir rentabilidades positivas con 15-17 cts/l y, al mismo tiempo, que el sistema sea lo suficientemente flexible para poder obtener máximas ganancias en años con precios más favorables. Como el pasto sigue y seguirá siendo el alimento más barato, para muchas de las zonas lecheras de Argentina lograr dicho sistema significa alcanzar una mayor producción y utilización del pasto. Más pasto La herramienta de mayor impacto en el aumento de la producción de pasto es la fertilización. El uso de mejores y más adaptados cultivares de especies forrajeras es por supuesto muy importante, pero su efecto es mucho menor comparado con el de un aumento en la fertilidad de los suelos. Aún cuando pueda pensarse que el riego es la clave, la respuesta al mismo va a depender del status nutricional de las plantas, además de que en algunas zonas probablemente sea más rentable regar el maíz para silo. Pasturas fertilizadas con altos niveles de fósforo y nitrógeno, no sólo producen más forraje en cualquier estación del año sino también resisten mucho mejor los períodos secos y son mucho más longevas. En 2 Nueva Zelanda, por ejemplo, no se espera que el raigrás perenne dure más de 5 ó 6 años si los suelos tienen menos de 25 ppm de fósforo. Resulta llamativo entonces, que la primera reacción de algunos productores argentinos ante el anuncio de una disminución del precio de la leche sea la de ‘suspender o disminuir la aplicación de fertilizantes’. Si se está de acuerdo con que la solución pasa por producir más leche en base a pasto, disminuir el nivel de fertilización es, exactamente, dar el primer paso en el sentido contrario. Maximizar la utilización del pasto producido Así como la fertilización es la herramienta de mayor impacto para aumentar la producción de pasto, la carga animal es la clave para aumentar la eficiencia de utilización del mismo. Sin embargo, el concepto a cambiar aquí es que alta carga no es necesariamente sinónimo de altas presiones de pastoreo o de pastorear ‘más abajo’. Las pasturas y verdeos de un tambo debieran verse como una fábrica en su conjunto en donde cada planta individual es un trabajador de la misma. Si por un mal manejo (sobrepastoreo, rotaciones muy cortas o muy largas) diminuimos el número de plantas (o su capacidad de ‘trabajo’), la producción de la ‘fábrica’ en conjunto también disminuirá. Para mantener dicha fábrica produciendo a su máximo potencial, es necesario mantener las pasturas y verdeos dentro de un rango de disponibilidades (entre 1600 y 3000 Kg. de materia secas para pasturas a base de raigrás perenne en Nueva Zelanda). Conviene recordar aquí que la relación entre la cantidad de pasto cosechado y la cantidad de pasto disponible antes del pastoreo (llamada comúnmente ‘eficiencia de cosecha’) dice muy poco acerca de la eficiencia global de utilización de las pasturas. Una vez que la ‘fábrica’ se mantiene en su rango de mayor potencial de producción podemos, desde un punto de vista práctico, comenzar a simplificar el manejo del pastoreo. Un ejemplo práctico 3 Tomemos como ejemplo un caso sencillo: un tambo de 130 vacas en ordeño en 100 ha. El campo está dividido en 5 potreros de 20 ha c/u de los cuales uno se siembra rotativamente con maíz para silo seguido de un verdeo de invierno en cada año. En agosto podemos tener, en promedio del mes, tasas de crecimiento (Kg.. MS/ha/día) como se muestra en la Tabla 1: Tabla 1 Tasa Recursos forrajeros Has Pastura de 1er año de Total crecimiento crecimiento diario (Kg. MS/ha/día) (Kg. MS/día) 20 25 500 do año 20 20 400 er Pastura de 3 año 20 15 300 to Pastura de 4 año (roturada) - - 25 500 Promedio = 21.2 Total = 1700 Pastura de 2 Verdeo invierno de 20 Total= 80 de Es decir, la superficie útil para pastoreo (80 has, ya que 20 has están siendo preparadas para sembrar el maíz) produce unos 1700 Kg.. de MS por día en promedio. Considerando una demanda de 20 Kg.. MS/vaca/día, las 130 vacas necesitan unos 2600 Kg.. de MS/día. Esto significa que debemos suplementar unos 900 Kg.. MS/día (± 7Kg. por vaca) para lograr la máxima utilización del pasto por un lado (debido a que la tasa de consumo es igual a la tasa de crecimiento neto del pasto) y para al mismo tiempo poder satisfacer la capacidad de consumo (y de producción) de las vacas. En términos de manejo diario del pastoreo, recordemos que si seguimos las pautas mencionadas anteriormente en cuanto al mantenimiento de una ‘fábrica’ activa, debiéramos tener siempre lotes con disponibilidades iniciales de al menos 2500 Kg. de MS/ha para pasturas a base de raigrás perenne, cebadilla, pasto 4 ovillo o festuca. El punto importante es lograr que cada una de las vacas consuma sólo 13 Kg. de pasto/día (en promedio para este ejemplo) y, al mismo tiempo, que dejen un remanente mínimo acorde con las necesidades de la ‘fábrica’. Esto se logra sencillamente variando el área de pastoreo diario (y por lo tanto la rotación). En el ejemplo anterior, si el objetivo es dejar un remanente de 1600 Kg. de MS/ha y las vacas entran con 2600 Kg., quiere decir que debemos ofrecerles 1.7 has/día (rotación de 47 días) para lograr dicho objetivo. Supongamos ahora que estamos en octubre en el mismo tambo. El mismo esquema de cálculo sería (Tabla 2): Tabla 2 Tasa Recursos has de Total de crecimiento crecimiento diario (Kg. MS/ha/día) (Kg. MS/día) 20 70 1400 Pastura de 2do año 20 60 1200 forrajeros Pastura de 1er año er 20 50 1000 to (maíz) - - 60 1200 Promedio = 60 Total = 4800 Pastura de 3 año Pastura de 4 año Verdeo invierno de 20 Total= 80 Con la misma demanda de 2600 Kg. de MS/día (130 vacas x 20 Kg./vaca) tenemos en este caso un excedente de 2200 Kg./día. La suplementación debiera ser mínima o nula si el objetivo es maximizar la cantidad de leche producida en base a pasto. En los 31 días del mes, se generó un excedente de 68 ton de MS en el tambo, el cual debería ser conservado como silaje de alta calidad. Con disponibilidades iniciales cercanas a los 3000 Kg. de MS/ha y nuevamente un remante objetivo de 1600 Kg., tenemos 1400 Kg. cosechables por ha y por día o 1.85 ha pastoreadas por día. Sin embargo, como las tasas de crecimiento del 5 pasto cambian continuamente, el ejercicio presentado aquí debiera hacerse frecuentemente (1 vez por semana si fuera posible). En este caso, se habría anticipado que un 45% del área en pastoreo (36 has de las 80) se deberían haber cerrado a fines de agosto para ensilarlas a fines de Octubre. Sobre las 44 has restantes disponibles para pastorear, la cuenta anterior sería idéntica (1.85 ha pastoreadas por día) pero ahora rotando en sólo 44 has, lo cual significa una rotación de 23 días. Si bien el ejemplo presentado es una sobresimplificación de la realidad, lo que se quiere destacar es la metodología. Este tipo de esquema el que maximiza la producción de leche en base a pasto. Es importante observar que bajo este esquema de manejo, el largo de rotación es una consecuencia o resultado y no una herramienta para la toma de decisiones. En realidad, si los cambios se hacen con una frecuencia semanal, la rotación a lo largo del año va a ser una curva continua. Producción por vaca Otro concepto a replantearse es el de altas producciones por vaca en el pico de lactancia. El argumento normalmente esgrimido a favor de lograr mayores niveles de producción individual es que de esa forma se diluyen los ‘costos fijos’ de mantenimiento. Sin embargo, por un lado estos “costos” no son realmente “fijos” ya que los tejidos metabólicamente más activos de las vacas (aparato digestivo en general) crecen considerablemente en tamaño y en actividad en proporción al nivel de producción de leche de las vacas. Por otra parte, si bien un pico de producción alto es deseable, no es estrictamente indispensable para lograr una mayor producción por vaca en sistemas pastoriles. En una comparación de sistemas de producción de leche en Massey University en Nueva Zelanda, en la cual las vacas parían en otoño o en primavera, las de otoño produjeron un 16% más de grasa + proteína respecto a las paridas en primavera pese a producir 2.5 litros menos al pico de lactancia. Si bien las de primavera tuvieron lactancias mucho más cortas, las paridas en otoño compensaron un menor pico de 6 producción con un “segundo pico” en lactancia tardía durante la primavera (Figura 1). Producción de leche (l/vaca/día) Figura 1 26 Otoño 24 Primavera 22 20 18 16 14 12 10 1 2 3 4 5 6 7 8 9 Mes de lactancia Suplementación en pastoreo El otro concepto a replantearse es el de la suplementación en pastoreo, el cual está íntimamente ligado a lo anterior. El principal efecto de una suplementación de vacas en pastoreo es el mayor consumo total de materia seca que se obtiene en los animales suplementados. Esto se debe a que las vacas sustituyen parcialmente pastura por suplemento, aumentando el consumo total. Una tasa de sustitución de 0.5 Kg./Kg. indica que la vaca dejó de comer 0.5 Kg. de pastura por cada Kg. consumido de suplemento (ambos en materia seca). En este ejemplo, si la vaca está siendo suplementada con 5 Kg. de materia seca, significa que su consumo total aumentará en 2.5 Kg. en comparación con otra vaca que no recibe el suplemento. En la medida en que la tasa de sustitución se acerca a la unidad, la sustitución es mayor y el aumento del consumo total es menor. Lo importante a destacar es que en pasturas bien manejadas durante fin de invierno y primavera, las tasas de sustitución medidas en Nueva Zelanda han sido iguales a 1 (aumento del consumo total=0). Como la mayor parte de la respuesta productiva a la 7 suplementación se debe al mayor consumo total, si la tasa es igual a 1 la respuesta será mínima o nula mientras que el pasto se estará desperdiciando. ¿Qué cambiar entonces? En primer lugar se debe lograr un manejo del pastoreo en base al concepto de la ‘fábrica’ mencionado anteriormente, para no limitar el consumo de pasto de los animales. En segundo lugar, realizar estimaciones frecuentes de la oferta/demanda y la superficie a pastorear por vaca para determinar las rotaciones y áreas a conservar. En tercer lugar, disminuir significativamente la suplementación en primavera, a menos que se esté manejando una carga muy elevada donde la suplementación tendrá otro rol. Por supuesto que esto no significa no usar granos o concentrados, sobre todo con los bajos precios actuales de los mismos. Lo que se requiere es un cambio en la forma de utilizarlos para maximizar la conversión de pasto a leche y así producir a un menor costo. El punto importante a destacar es que este esquema de manejo puede implementarse sin importar si las vacas paren en primavera, otoño o en ambas estaciones. En la comparación de sistemas de producción de Massey University anteriormente mencionada se lograron similares producciones de grasa por ha entre los sistemas de parición de otoño, primavera o ambas estaciones (± 450 Kg. GB/ha) . Los tres sistemas lograron dicha producción con un 80% de la leche producida en base a pasto directamente cosechado por las vacas y 20 % de silaje (Figura 2). Lo importante es aplicar las mismas “reglas de manejo” en todas las situaciones. Figura 2 %de pasto en la dieta Producción de Grasa por ha 100 80 400 300 % Kg GB/ha 500 60 200 40 100 20 0 8 A largo plazo A más largo plazo, si el objetivo es tener sistemas que maximicen la utilización del pasto en la dieta el tema genética pasa a un primer plano. Muchos productores visualizan este tema simplemente como “usar semen de toros superiores”. Sin embargo, la pregunta clave a responder es: ¿Se debe buscar una vaca que se adapte a nuestro sistema de producción o debemos adaptar nuestro sistema de producción a la vaca? En la medida en que se siga importando genética sin considerar aspectos tales como tamaño, fertilidad, longevidad y adaptación al pastoreo, inevitablemente el productor va a terminar adaptando el sistema a la vaca. ¿Para qué tener un animal que puede dar 50 litros o más al pico de lactancia produciendo sólo 27-30 con una dieta en base a pasto? El razonamiento a no negarlo es sumamente lógico. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿Es esa la vaca que nos permite maximizar el uso de recursos y sobre todo, la rentabilidad de nuestros sistemas? Si pudiéramos asegurar una relación grano/leche altamente favorable y sostenida en el tiempo, la respuesta podría ser Sí. Sin embargo, la única forma de obtener dicha relación en forma sostenida es mediante una producción subsidiada, lo cual sabemos es imposible. Si por el contrario, el panorama a mediano y largo plazo es menos claro (o más dependiente de precios internacionales), la respuesta en mi opinión es No. En este sentido, es importante pensar no sólo en el tipo de genética dentro de la raza sino también en la raza en sí. Por ejemplo, en experimentos de varios años de duración en Nueva Zelanda, en los cuales se 9 compararon Jersey vs Holstein-Friesian, las Jersey produjeron entre un 5-10% más de grasa por ha cuando ambas razas tuvieron la misma carga animal expresada en Kg. de peso vivo por ha. Además, estos animales fueron más fértiles en servicios estacionados debido a que comenzaron a ciclar más rápidamente después del parto, resultando en una menor duración del período 1er servicio-concepción. Un cambio en el manejo del pastoreo y la suplementación junto con una vaca más adecuada para nuestro sistema de producción, permitirá producir leche maximizando la utilización del pasto y reduciendo el costo de producción.
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