La madurez pastoral - Ministerios Ebenezer Guatemala

La madurez pastoral
Pastor Estuardo Bran
Los ministerios dados por el Señor son
pre-existenciales, esto lo podemos ver en
el caso de Jeremías, que fue escogido
como profeta antes de estar en el vientre
de su madre (Jer 1:5), sin embargo, según
lo narrado en 1 Pe 5:1-4 LBA vemos que
algunos ministros no pastorean conforme
al corazón del Señor, por lo que el Apóstol
Pedro nos llama a que los ministros
seamos ejemplo para el rebaño si
queremos obtener nuestra corona; en el
caso de Moisés, él era quien miraba al
invisible y el pueblo lo miraba a él; en este
tiempo nosotros somos los llamados a
poner los ojos en el invisible, es decir en lo
eterno y no en lo terrenal, para que las
ovejas puedan seguirnos. En Ef 4:11-12
NTV leemos que los ministerios serán
dejados en la tierra hasta que todos
alcancemos la madurez en el Señor, pero
esto no se lo dice a las ovejas, sino a los
ministros. En las Escrituras podemos ver
el caso de Sansón, quien estaba
predestinado para matar filisteos y lo
cumplió, pero murió ciego y esclavo
porque no se mantuvo en santidad delante
de Dios. Conozcamos que los propósitos
de Dios siempre se cumplen, pero la forma
en la que se cumplen es responsabilidad
nuestra. En nosotros ha sido depositado
un doma ministerial, pero aunque este
pueda estar fluyendo de acuerdo al plan
pre-establecido por Dios, nosotros quizás
no estemos llevando una vida agradable
delante de Él por no haber alcanzado
madurez en nuestra alma. Para alcanzar la
plenitud de Cristo, que es la esencia
increada, antes debemos llegar a la
estatura del varón perfecto, lo que nos
habla de alcanzar la madurez plena de
nuestra alma.
En 1 Ts 2:5-8 LBA el Apóstol Pablo nos
da a entender que los ministros imparten
de su vida. La palabra “vida” viene del
vocablo griego “Psuché- G5590”, que
Estudio de Pastores
Guatemala, 9 de abril del Año de la Misericordia
significa alma. Debemos preguntarnos qué
tipo de vida estamos impartiendo al rebaño
que nos fue dado a pastorear, si una vida
nueva en Cristo o la vida de nuestro viejo
hombre. En Lc 2:52 LBA vemos que
Jesús crecía en sabiduría, estatura y
gracia para con Dios y los hombres, lo que
nos habla de Su humanidad, porque Su
naturaleza divina no necesitaba crecer;
esto es figura de que la madurez de
nuestra alma también es hallar gracia
delante de los hombres, y analizar que si
no somos agradables para alguien, debe
ser porque hay algo en nuestra alma que
provoca ese rechazo. En la Biblia vemos
el ejemplo de Salomón, quien era sabio,
pero su padre David lo describe como
inmaduro.
Leemos en Mt 6:27 R60 que no
podemos añadir a nuestra estatura un
codo, y si esto no nos es posible hacerlo
en lo físico, entonces menos resultará
intentar hacerlo en cuanto a la madurez
del alma se refiere, ya que la madurez no
se improvisa sino que se alcanza con base
en las experiencias vividas; es decir que
un pastor que esta en su etapa de infante
y quiere hacer cosas de maduro no va a
poder, pero es aún peor que un pastor que
debería ser ya maduro, tenga actitudes de
infante, ya que conforme pasa el tiempo
hay cosas que debemos ir dejando o
rindiendo al Señor de una manera
voluntaria, de lo contrario, Dios podría
pasarnos por el fuego para remover todo
aquello que nos está deteniendo o
estorbando en nuestro caminar hacia los
niveles a los que Él quiere llevarnos. El
versículo anterior, visto en la versión LBA
dice que nadie puede añadir una hora al
curso de su vida, porque esto es algo que
solo Dios puede hacer. Estamos viviendo
en los últimos tiempos y es necesario que
la Iglesia novia esté debidamente ataviada
para ir al encuentro de Su amado; y esta
es una tarea que a nosotros nos concierne
realizar, por lo que debemos dejar atrás
toda actitud que podamos tener y que es
contraria a lo que realmente Dios nos ha
enviado a llevar a cabo; solo así podremos
realizar eficazmente nuestra función como
ministros primarios.
El Señor Jesús fue desarrollando Su
ministerio y esto lo podemos ver en Mr
14:27 donde se le dice Pastor (Poimen),
luego en Jn 10:11 se le dice Buen Pastor
(Kalos Poimen), después en Heb 13:20 le
dicen Gran Pastor (Mega poimen), en 1 Pe
2:25 Pastor y Guardián (Poimen
episcopos) y al final, en 1 Pe 5:4 Príncipe
de los Pastores (Archipoimen ); de la
misma forma al doma que se nos ha
entregado se el añadirán otras funciones,
pero es importante que simultáneamente
nuestra vida vaya madurando.
En el hebreo hay varias palabras que se
traducen como Pastor, una de ellas es
“Naar- H5288” que nos indica una edad
comprendida de la infancia de 0 a 7 años
hasta la adolescencia. Si en lo literal,
antes de llegar a la madurez se tiene que
pasar por la infancia, niñez y adolescencia,
también en el ministerio pasaremos estas
etapas, por lo que debemos analizar
cuales son las características propias de
cada una de ellas y si las observamos en
nuestra vida, despojarnos de ellas con la
ayuda del Espíritu Santo. Por ejemplo, un
infante es egocéntrico porque todo gira en
torno a él y es incapaz de distinguir entre
su propio punto de vista y el de los demás;
el niño es posesivo, dominante y
absorbente en su relación con otros y trata
de imponer su voluntad a la de los demás.
Como Pastores no podemos permitirnos el
tener estas actitudes, sino despojarnos de
ellas para alcanzar la estatura que el
Señor quiere para nosotros.
Redactado por: Hna. Nancy Ávila
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