1 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 1, 2015. Factores que influyen en el reciclaje de nutrientes en pastizales permanentes, avances en el desarrollo de su modelación G. Crespo Instituto de Ciencia Animal, Apartado Postal 24, San José de las Lajas, Mayabeque, Cuba Correo electrónico: [email protected] Se revisan estudios acerca de los factores que influyen en el reciclaje de nutrientes en pastizales permanentes: organismos del suelo, hojarasca, sistema radicular de los pastos y excreciones de los animales. Se analiza la evolución de las investigaciones encaminadas a modelar el proceso del reciclaje. El autor refiere además, algunas consideraciones y recomendaciones para continuar las investigaciones en esta temática. Palabras clave: pastizales permanentes, reciclaje de nutrientes, modelación. INTRODUCCIÓN El suelo en los pastizales permanentes posee la mayor acumulación de MO en los primeros 15 cm de profundidad, que proviene fundamentalmente de la hojarasca de la cubierta vegetal y de las raíces de las plantas que mueren y rejuvenecen (Liu 2006). Es precisamente en esta capa más superficial donde existe mayor población y actividad biológica del suelo. Lombrices, coleópteros, coprófagos, termitas, himenópteros, hongos, actinomicetos y bacterias presentan las mayores poblaciones e interactúan en la actividad general de la descomposición de la materia orgánica y la transferencia de energía, donde se produce, en mayor cuantía, el reciclaje interno de los nutrientes en estos ecosistemas (Cabrera et al. 2011). Las excreciones de los animales, la volatilización del N en ellas, el lavado de los nitratos, el agua de lluvia y otros, se consideran de gran importancia e interés en el reciclaje de los nutrientes (Rodríguez et al. 2005, 2008). El objetivo de esta reseña es realizar una revisión actualizada del funcionamiento de las diferentes vías del reciclaje de nutrientes en los pastizales permanentes, y del estado de conocimiento en lo que respecta a la modelación y simulación de este proceso. PRINCIPALES FUNCIONES DE LOS ORGANISMOS DEL SUELO EN EL RECICLAJE DE LOS NUTRIENTES La actividad que desempeñan los diferentes grupos funcionales que componen la macrofauna del suelo, entre ellos las lombrices (ingenieros del suelo), los detritívoros, los herbívoros y los depredadores, permite la regulación de los procesos edáficos y el funcionamiento y equilibrio del ecosistema (Zerbino et al. 2008). Al investigar la composición funcional de la macrofauna edáfica en cuatro usos diferentes de la tierra, en los que se incluyen los pastizales permanentes, Cabrera et al. (2011) comprobaron, en provincias del occidente de Cuba, que los organismos de mayor representatividad en densidad, en la mayoría de los casos, fueron las lombrices y/o los detritívoros, y en biomasa igualmente los detritívoros y/o los herbívoros. La proporción entre los grupos funcionales dependió de la intensidad del uso de la tierra, el nivel de perturbación del medio edáfico y la disponibilidad de recursos. En el estudio citado, el orden Coleóptera fue el de mayor variedad de grupos funcionales (familias detritívoras, herbívoras y depredadoras) en suelos con pastizales permanentes con incidencia tanto de larvas como de adultos. Villalobos (2000) señaló que cada estado de desarrollo (larva o adulto), en diferentes organismos del suelo, puede desempeñar una función exclusiva en el ambiente edáfico. Estos autores destacaron además a Elateridae y Melolonthidae como familias más comunes de Coleóptera, con larvas y/o adultos en el perfil edáfico. Otras familias importantes son Curculionidae, Tenebrionidae, Nitidulidae, Carabidae y Staphylinidae (Menéndez 2010). Las larvas de Coleóptera, con su hábito de vida endógeo, pueden actuar en la transformación de las propiedades físicas del suelo, las adultas explotan principalmente los recursos útiles de la superficie. Los coleópteros coprófagos (Scarabaideae) son insectos que participan activamente en el reciclaje de los nutrientes, lo que los convierte en un elemento esencial en los ecosistemas. Al enterrarse y consumir el excremento, estos escarabajos estercoleros incrementan la tasa de reciclaje de los nutrientes y la aireación del suelo (Martínez et al. 2011). La descomposición del estiércol en los pastizales aporta nutrientes al suelo, lo que beneficia y aumenta la producción de los pastos (Aarons et al. 2004 y Rodríguez et al. 2005). La degradación del estiércol depende de factores bióticos, como la fauna coprófaga, y de los abióticos: 2 temperatura, lluvia y humedad del suelo (Arduaga y Huerta 2007 y Yamada et al. 2007). Entre los factores bióticos participan, principalmente, insectos, escarabajos estercoleros, hormigas, termitas y moscas, pero también lo hacen otros animales, como gusanos y lombrices (Freymann et al. 2008). La composición de esta fauna varía según las condiciones climáticas y regionales. Los escarabajos estercoleros y las lombrices son los principales animales degradadores del estiércol en las zonas templadas, mientras que las termitas participan activamente en zonas tropicales secas (Freyman et al. 2008). En cambio, los escarabajos estercoleros tienen amplia participación en las zonas tropicales húmedas (Yamada et al. 2007). La velocidad de desaparición del estiércol en el pastizal depende de la época del año en que se deposita en el suelo. En zonas tropicales, el proceso de degradación es rápido, pero con variaciones según la época del año. En Nigeria, durante la temporada lluviosa, a las seis semanas se degrada 80 % del estiércol, mientras que en la temporada de sequía, en ese mismo tiempo, se pierde solo 5 % (Omaiko 1981). Similares tasas de descomposición de las bostas, en ambos períodos del año, han sido encontradas en Cuba por Rodríguez et al. (2003) y más recientemente, por Crespo (2013). En cambio, en Costa Rica, en la temporada de lluvias, a las siete semanas, se degrada 70 % del estiercol, mientras que en la temporada seca, solo 30 % durante el mismo tiempo (Herrick y Lal 1996). En zonas tropicales del Estado de Veracruz en México, donde la fauna de escarabajos coleópteros es abundante y diversa (Montes de Oca 2001), la mayor degradación del estiércol vacuno durante la temporada lluviosa se realizó en los primeros cuatro y ocho días posteriores a su deposición. En ese período, los escarabajos estercoleros Euonitricellus intermedius, Digitonthophagus gazella y Copris incertus fueron los más abundantes. Durante los períodos secos, la degradación del estiércol fue más lenta que en las lluvias. La abundancia de los escarabajos estercoleros también fue menor, aunque aún estaban presentes E. intermedius y D. gazella. Entre los microorganismos, los actinomicetos desempeñan una función importante en la sostenibilidad de sistemas naturales y agrícolas. Participan en la descomposición de la MO y de compuestos recalcitrantes, como la lignina; toman parte en la fijación biológica de N, degradación de agroquímicos y control de plantas y animales. Cardona et al. (2009), en Colombia, encontraron que la abundancia de actinomicetos varió con el tipo de vegetación y con la profundidad del suelo, presumiblemente asociados a la presencia de lombrices y a otras características físico-químicas, asociadas a la fertilidad del suelo, como el contenido de MO, el total de bases cambiables y la capacidad de intercambio catiónico. El género Estreptomices fue el más abundante en todos los casos estudiados. Según Boudemagh et al. (2005), 75 % de la población total de Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 1, 2015. las especies pertenecientes a este género posee capacidad de producir moléculas con actividad antibiótica. En todos los estudios, la mayor abundancia de actinomicetos se ha encontrado en la profundidad de 1-20 cm. Las investigaciones realizadas en pastizales tropicales han demostrado que los sistemas de producción animal, basados en la utilización de pasturas mejoradas en asociación con leguminosas, han tenido un efecto positivo en la actividad de la macrofauna y, especialmente, en la población de lombrices que incrementaron su biomasa, de 4.8 a 51.1 g/m2 (Decaens et al. 2001). En una investigación realizada en Perú, Sánchez y Ara (1989) encontraron que en un sistema de manejo de Brachiaria decumbens, asociada con Desmodium ovalifolium, después de seis años de pastoreo, la población de organismos en el suelo aumentó. Estos autores encontraron que la fauna de invertebrados aumentó de 194 a 346 individuos/ m2, cuando se aplicó un sistema de pastoreo rotacional durante cuatro años consecutivos, y el suelo se autofertilizó con las deyecciones de los animales y el aporte de la hojarasca. Este resultado mejoró cuando se introdujeron en estas áreas leguminosas arbóreas, que posibilitaron un microclima adecuado que favoreció una mayor colonización de individuos pertenecientes a la macrofauna, en especial, la presencia de órdenes de gran importancia económica y ecológica, como las lombrices de tierra y los coleópteros (Sánchez y Milera 2002). Rodríguez et al. (2002) señalaron que el establecimiento de Leucaena leucocephala en pastizales de Cuba incrementó las poblaciones de la macrofauna, desde 36.28 individuos/m2 (área sin L. leucocephala) hasta 181.28 (área con L. leucocephala) y también su biomasa, desde 11.89 g/m2 hasta 41.49 g/m2, respectivamente. Ello estuvo asociado, principalmente, con la calidad de la hojarasca que produce esta leguminosa, aunque pudieron influir también en este resultado otros factores, como la regulación del microclima, la diversidad de especies y la mayor retención de humedad del suelo. Hernández y Sánchez (2006), al evaluar el comportamiento de diferentes indicadores químicos y biológicos en un amplio número de unidades pecuarias en la zona occidental de Cuba, encontraron que la introducción de los árboles en los pastizales contribuyó a incrementar la densidad y la biomasa de los individuos pertenecientes a la macrofauna del suelo, lo que influyó en su contenido de nutrientes. Después de 10 años de explotación, el suelo en los sistemas silvopastoriles presentó mayor contenido de materia orgánica, en comparación con el monocultivo de gramíneas. Similares resultados encontraron también Dueñas et al. (2006). Con respecto a los aspectos funcionales de la diversidad de organismos en los pastizales, Bardgett y Walker (2004) señalaron las estrategias de manejo dirigidas a manipular la biota del suelo para estimular la resiliencia en la autorregulación del ecosistema. De estas investigaciones, se infiere que los sistemas de pastizales son óptimos para incrementar la diversidad Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 1, 2015. 3 biológica del suelo y lograr la autorregulación funcional del ecosistema. Se necesitan otros estudios para probar la hipótesis que plantea que la biodiversidad del suelo está asociada, de manera positiva, con la estabilidad, y para dilucidar las relaciones entre productividad, integridad de la comunidad y funcionamiento de las comunidades biológicas del suelo. PRINCIPALES FACTORES QUE INFLUYEN EN EL RECICLAJE DE LOS NUTRIENTES A PARTIR DE LA HOJARASCA EN PASTIZALES La hojarasca constituye la vía de entrada principal de los nutrientes en el suelo de los pastizales, y es uno de los puntos clave del reciclado de la materia orgánica y los nutrientes. Se entiende por hojarasca la acumulación de los residuos vegetales (hojas, tallos, inflorescencias, etc.) en la superficie del suelo (Sánchez et al. 2008). La hojarasca se distribuye en toda el área pastada y contribuye, de forma significativa, al flujo de los nutrientes y a la energía, así como a la constitución de las reservas húmicas del suelo. Se reconoce que alimenta las cadenas tróficas en las que se suceden organismos descomponedores y consumidores. Los cadáveres de ambos tipos de organismos y las deyecciones de los consumidores, alimentan otro nivel de estructura análoga y así sucesivamente, hasta el agotamiento de la energía de los aportes iniciales (Trofymow et al. 2002). Liu et al. (2006) encontraron que las condiciones químicas y físicas del suelo controlaron la descomposición de la hojarasca en dos tipos de pastizales en Mongolia, China, con efectos muy marcados en los contenidos de N, P y agua en profundidades de 1-15 cm. Según Sánchez et al. (2008), durante el proceso de descomposición de la hojarasca se libera primero la fracción lábil (azúcares y proteínas) y después, la recalcitrante, que es de más lenta descomposición, como las ligninas y los fenoles. De acuerdo con estos autores, se reconocen tres etapas fundamentales en el ciclo de descomposición de la hojarasca. En la primera, se produce la biodegradación rápida de la mayoría de las sustancias hidrosolubles y polisacáridos por la acción microbiana y los pluviolavados; en la segunda, ocurre una disminución lenta de los hidrosolubles fenólicos y hemicelulosas por fragmentación, transporte, mezcla y biodegradación, debido a la acción de la fauna edáfica; y en la tercera, tiene lugar un aumento del contenido de lignina y proteína por transformación húmica y mineral, con lavado de los hidrosolubles neoformados. Esto retarda notablemente la velocidad de descomposición. Liu et al. (2006) señalaron que los nutrientes liberados durante la descomposición de la hojarasca constituyen entre 70-90 % del total de nutrientes requeridos por las plantas. Por lo tanto, la tasa de descomposición es el factor determinante de la biomasa y la productividad de estos ecosistemas. La celulosa, la hemicelulosa y la lignina son los componentes más importantes de la hojarasca, y constituyen entre 50-80 % de la materia seca (Berg 2000). Estas macromoléculas, previo a la asimilación por parte de los microorganismos, deben ser hidrolizadas a subunidades más simples, mediante enzimas extracelulares. La hidrólisis de la celulosa a unidades de glucosa se realiza por las enzimas celulasas. Después de la celulosa, la lignina es el segundo componente más importante de la hojarasca. La lignina es un polímero constituido por unidades de fenilpropano con múltiples enlaces, y se degrada por un complejo de enzimas, entre ellas las lacasas, lignino peroxidasas y tirosinasas, que actúan sinérgicamente (Fioretto et al. 2005). Las especies de pastos difieren, en gran medida, en la cantidad y calidad de la hojarasca que producen (Bardgett y Walker 2004). Por lo general, en las gramíneas, las relaciones C/N y lignina/nitrógeno son mayores que en las leguminosas, lo que hace más lenta la velocidad de descomposición. Las plantas con relación C/N alta (mayor que 25) forman una cobertura estable, que contribuye al incremento del contenido de materia orgánica y, por ende, a mejorar la estructura del suelo y a protegerlo del efecto de la lluvia y la radiación solar. Esta alta relación de C/N favorece además, el desarrollo del sistema radical, la formación de nódulos y la fijación simbiótica del nitrógeno. En plantas con relación C/N, menor que 25, la mineralización es más rápida (Yadava y Tabouda 2008). Los estudios realizados en ecosistemas de pastizales en Cuba indicaron que la tasa de descomposición de la hojarasca muestra marcadas variaciones entre las especies de pastos, y es más rápida en las leguminosas que en las gramíneas (Crespo 2013). Según Sánchez et al. (2007, 2008), la dinámica de descomposición de la hojarasca fue más intensa en el sistema silvopastoril que en el de monocultivo de gramíneas. La velocidad varió en el orden siguiente: Leucaena leucocephala > P. maximum en el sistema silvopastoril > P. maximum en el sistema de monocultivo. A los 210 d quedó sin descomponer solo 3.12 % de la hojarasca de leucaena. Sin embargo, en un tiempo similar, la hojarasca de la guinea en este sistema aún representó 28.2 % del peso inicial y fue mucho menor que lo informado para esta misma especie en el sistema de monocultivo (45.3% del peso inicial). Esto puede estar asociado al microclima favorable que se crea en el primer sistema por la presencia de los árboles, que favorecen la actividad de los organismos descomponedores. Estos resultados demuestran que la introducción de leguminosas arbóreas en los pastizales de gramíneas es una vía de gran valor para lograr producciones de hojarasca de diferente naturaleza, lo que proporciona una relación C/N intermedia. Esto favorece, por una parte, la reserva húmica en el suelo y, por otra, garantiza una mineralización más lenta del nitrógeno. Todo esto 4 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 1, 2015. conduce a una mayor sincronía entre los procesos de nutrientes, fácilmente disponibles, y el contenido de humus del suelo. Según Ruiz et al. (2003) y Alonso (2004), los árboles han aumentado la fertilidad de los suelos en las áreas ganaderas en Cuba, por medio de la producción y la descomposición de la hojarasca y de los residuos de la poda. No obstante, Palm y Sánchez (1991) encontraron diferencias entre leguminosas en la descomposición de la hojarasca, de modo que, en Erythrina spp, la descomposición y liberación de nutrientes fue significativamente más rápida que en Inga edulis y Cajanus cajan, debido a la presencia de bajos contenidos de polifenoles en sus hojas. Estos cambios se relacionan con la colonización y actividad de la fauna descomponedora (Hunter et al. 2003, Barajas-Guzmán y Álvarez-Sánchez 2003). L a s b a c t e r i a s y h o n g o s s o n o rg a n i s m o s descomponedores de hojarasca, que participan en las primeras etapas de la descomposición y consumen, principalmente, azúcares y aminoácidos (Cardona et al. 2009). En la medida que avanza la descomposición, el proceso es más lento y participan hongos septados especializados, como Ascomycetes, Basidiomycetes y Actinomycetes, que pueden degradar la celulosa, la lignina y las proteínas más complejas. Los organismos detritívoros son consumidores, se alimentan del detritus y de las poblaciones de microorganismos asociados a él. Debido a que el porcentaje de utilización de los pastos por los rumiantes en pastoreo suele variar en el orden de 40 – 60 % (Thomas 1992), el retorno de nutrientes vegetales al suelo a través de la hojarasca del pastizal puede ser mayor que el que se reintegra por las excreciones de los animales. Este retorno de nutrientes al suelo y el subsiguiente reciclaje, vía consumo vegetal, puede ser manipulado mediante la selección de especies de pastos que produzcan elevada cantidad de hojarasca de fácil descomposición, con un manejo animal que permita una adecuada acumulación de hojarasca. Esto se puede manejar, de modo que se sincronice, por esta vía, el suministro de nutrientes al suelo y la demanda del pasto (Koukoura et al. 2003 y Sánchez et al. 2008). Para desarrollar este manejo, se requiere conocimiento adecuado de la descomposición y liberación de nutrientes de la hojarasca de las diferentes especies de plantas que conforman los pastizales. En las publicaciones de Gupta y Singh (1981), Bruce y Ebershon (1982) y Palm y Sánchez (1990), se puede encontrar información en cuanto a la descomposición de la hojarasca de gramíneas y leguminosas tropicales. En los sistemas silvopastoriles, la producción de hojarasca en el ecosistema es mayor que en los pastizales sin árboles, lo que puede representar una proporción importante de los nutrientes que necesita el estrato herbáceo, y que contribuye a mantener la productividad de los pastizales (Pentón 2000 y Sánchez et al. 2008). PARTICIPACIÓN DE LAS RAÍCES EN EL RECICLAJE DE LOS NUTRIENTES EN PASTIZALES El conocimiento de los procesos de acumulación de C en pastizales introducidos en las sabanas tropicales se ha limitado por la falta de investigaciones relacionadas con la producción, dinámica y descomposición de las raíces. Los pastizales introducidos en los llanos del este de Colombia han demostrado acumular cantidades sustanciales de MO, con respecto a las especies de sabanas nativas reemplazadas (Trujillo et al. 2006). La acumulación de carbono orgánico en el suelo (COS) habitado por cualquier comunidad vegetal está en función de la productividad neta primaria (PNP) de la comunidad vegetal. En muchos pastizales, el mecanismo principal de deposición de C, a pocos cm de profundidad debajo del suelo, ocurre mediante la producción de raíces, su mortalidad y su descomposición. Por tanto, investigar la producción de raíces y su comportamiento es fundamental para entender la dinámica del C en el suelo. Long et al. (1989) midieron la PNP en cinco pastizales, en México, Kenya, Thailandia, China y Brasil. Estos autores encontraron que la PNP de estas cinco gramíneas, con inclusión de las raíces a 15 cm de profundidad, promedió desde 14 a 100 Mg/ha-1 d-1, y concluyeron que estos pastizales naturales son sitios potenciales de acumulación neta de C. También existen evidencias indirectas de que debajo del suelo, la PNP de biomasa (PNPB) en pastizales introducidos es mayor que en las sabanas nativas isohipertérmicas de Colombia. En comparación con las regiones de clima templado, las investigaciones acerca de la biomasa radicular y otros componentes subterráneos en pastizales, se ha desarrollado poco (Pérez-Quesada et al. 2011). No obstante, en sabanas tropicales, Lamotte (1975) realizó diversos estudios sobre este tema en África. En Cuba, Hernández y Rodríguez (2001), Lok et al. (2009) y Rodríguez et al. (2013) realizaron investigaciones en diversos ecosistemas de pastizales. Entre los factores que influyen en el desarrollo radicular de los pastizales se cita la característica genética de los pastos (Pengelly y Hecker 1988), la edad de las plantas (Gómez-Karabalí et al. 2010), el clima (Walter et al. 2012) y las propiedades físicas y químicas del suelo (Vilche et al. 2000 y February y Higgin 2010). Por tanto, era de esperar que existiera variabilidad marcada en la producción de fitomasa subterránea de diferentes pastizales. En Venezuela (Medina 1982) y en Sudáfrica (Huntley y Morris 1982) se han encontrado valores entre 345 – 230 g m -2. Mientras que en Cuba, se han indicado valores promedio de 667g m-2 en seis gramíneas (Yepes y Alfonso 1972), de 564 a 1334 g m-2 en Cynodon nlemfuensis (Hernández et al. 1998) y de 1000 a 1131.85 g m-2 en C. nlemfuensis 5 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 1, 2015. y Panicum maximum, respectivamente (Crespo y Lazo 2001). Recientemente, Rodríguez et al. (2013) encontraron valores entre 571 y 3929 g m-2 en seis ecosistemas de pastizales de la provincia Mayabeque, en Cuba. En algunas investigaciones se ha concluido que, en los sistemas de asociaciones de gramíneas/leguminosas, el sistema radicular del pastizal muestra mayor volumen de biomasa radicular que los pastizales puros de gramíneas. Esto se ha asociado a la mayor acumulación de MO y N-total en el suelo (Lok et al. 2009 y Eckeren et al. 2010). February y Higgin (2010), en investigaciones con isótopos (13C y 15N), demostraron que la producción de biomasa de las raíces de un pastizal se relaciona con el contenido y distribución espacial de N en el suelo, y es inversamente proporcional a la humedad del mismo. Aunque Martuscello et al. (2009) encontraron influencia negativa del grado de sombra en la fitomasa de raíces en los sistemas silvopastoriles, Carrilho et al. (2012) demostraron lo contrario. Esto indica que son necesarias nuevas investigaciones para conocer el comportamiento de las raíces en estos sistemas. La alta PNPB o la alta entrada de MO no conduce necesariamente a mayor acumulación de COS, si la tasa de descomposición es proporcionalmente mayor que la de las sabanas nativas. La acumulación de COS en los pastizales introducidos podría ocurrir, solo si la tasa de descomposición de la nueva MO acumulada es la misma, o menor que en las sabanas nativas. Las investigaciones conducidas en Cuba por Crespo y Lazo (2001) han indicado que el sistema de raíces en pastizales ha contribuido al ecosistema, con aportes entre 19 y 33 kg N/ha, de 3 a 5 kg P/ha y de 1-2 kg K/ha anualmente. EFECTO DE LOS ANIMALES EN EL RECICLAJE DE LOS NUTRIENTES El manejo intensivo de los pastizales constituye un aspecto de vital importancia en el reciclaje de los nutrientes vegetales. La redistribución de los nutrientes contenidos en las excretas y la orina del ganado produce efectos favorables en la productividad del pastizal, con la conversión eficiente del pasto en producto animal, lo que añade sostenibilidad a estos sistemas (Clark et al. 2011). El ganado puede ejercer una influencia beneficiosa o dañina en el pastizal. La más perjudicial es, principalmente, la acción física del pisoteo. Varios factores interactúan y determinan el daño potencial que puede producir este efecto. El contenido de humedad del suelo, sus propiedades físicas, el tipo de forraje, la carga animal, y el número de días de pastoreo, interactúan en gran medida en el manejo de los potreros. Estos factores pueden ser manipulados para minimizar la influencia dañina del pisoteo (Amézquita 2004). Cuando el suelo del pastizal está muy húmedo, el peso del ganado lo comprimirá más en pequeños volúmenes, lo que incrementa la densidad (peso por unidad de volumen). La compactación disminuye el volumen de suelo en la zona donde se desarrollan las raíces que pueden almacenar oxígeno y agua (espacio poroso), lo que limita el volumen radicular de las plantas (Broersma et al. 2004). Debido a que el efecto del pisoteo es mayor en el suelo superficial, esto puede producir una reducción de sus contenidos de aire y agua, por la disminución de su permeabilidad. Baja tasa de infiltración de agua puede producir alta tasa de escorrentía con las lluvias fuertes y, por tanto, mayor erosión hídrica de suelo, que es, comúnmente, un problema asociado al sobrepastoreo (Aarons et al. 2004). La naturaleza del forraje puede afectar también la magnitud del daño por el pisoteo animal. Los forrajes que poseen un sistema radicular prolífico, en la capa de 15 a 25 cm de profundidad, pueden soportar mejor el efecto del pisoteo, que aquellos forrajes que no tienen una masa densa de raíces (Petersen et al. 2007). Sin embargo, el pasto en sí, se puede afectar físicamente por el pisoteo. En este sentido, las especies no rizomatosas y no estoloníferas (género Panicum) pueden ser perjudicadas, en mayor medida, con respecto a las rizomatosas/estoloníferas (géneros Digitaria y Cenchrus). La carga y duración del tiempo de pastoreo influirán en la magnitud del daño que causa el pisoteo. Mantener los animales fuera de los campos cuando el suelo está muy húmedo o, si esto no es posible, situarlos en zonas menos húmedas, con menor carga (Petersen et al. 2007) puede minimizar esta afectación. Un aspecto positivo de la intensidad alta de pastoreo es el volumen elevado de excretas y orina que se deposita en los potreros. Además del reciclaje de nutrientes, la materia orgánica de las excretas incrementará su acumulación en el suelo, lo que mejorará sus propiedades físicas. Una de las consecuencias obvias de los animales en el pastizal, es el valor añadido que ellos proporcionan, debido a que el contenido de nutrientes en el pasto ingerido se transporta de una a otra área. La mayoría de los estimados indican que, solo 25, 20 y 15 % del N, P y K, respectivamente, contenidos en el pasto, se retiene por parte del animal, que lo utiliza en sus diferentes eventos metabólicos. Esto significa que, como valor aproximado, 75, 80 y 85 % de N, P y K, respectivamente, pasa a través del animal y se excreta en las heces y la orina. Por lo tanto, la mayoría de los nutrientes ingeridos se reciclan muchas veces en los ecosistemas de pastizales (Rodríguez et al. 2005). Estos nutrientes reciclados sobre el pastizal se pueden convertir en formas asimilables par las plantas. No obstante, estas excreciones se distribuyen de forma poco uniforme en los potreros. Esto provoca que el reciclaje de sus nutrientes sea poco eficiente (Crespo 2013). 6 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 1, 2015. Para determinar la forma en que se produce el reciclaje, es útil conocer la frecuencia con que los animales defecan y orinan diariamente, así como el área de pastizal que ellas cubren. Generalmente, cada bovino produce 10 defecaciones diariamente, que cubren un área de unos 2 m2, así como ocho micciones, que cubren 3.8 m2 (Rodríguez et al. 2005). Hay marcadas diferencias en el contenido de nutrientes en ambos tipos de excreciones. Así, aproximadamente la mitad del N eliminado por los animales se produce por la orina y el resto, por las excretas. Esta proporción se puede incrementar a 2/3 en la orina, si los animales pastorean en un pastizal con alto contenido de N (gramínea bien fertilizada con N ó leguminosas), cuyo aporte esté por encima de sus requerimientos (Sánchez et al. 2008). Casi todo el N en la orina se presenta como urea, que se comporta justamente como la urea comercial, que suele experimentar algunas pérdidas por volatilización (Bolan et al. 2004). El N en las excretas, que incluye proteína microbiana y vegetal, se presenta en varias estructuras orgánicas, que pueden permanecer en el suelo por varias semanas, meses y hasta años. Al contrario que el P, la mayor parte del K pasa a través del animal por la orina, y constituye un fertilizante potásico efectivo, que está inmediatamente disponible para las plantas (Hutchings et al. 2007). Otros factores que influyen en la distribución de las excreciones de los animales en el pastizal son: la sombra de los árboles, las depresiones o las pendientes del terreno, el horario de pastoreo, las fuentes de agua, los sitios de suministro de alimentos suplementarios y la densidad de carga animal, entre otros (Cabrera 2003, Alonso 2004 y Chadwick et al. 2011). Estos factores influyen en la eficiencia del reciclaje de los nutrientes y pueden incrementar el lavado de los mismos y el traslado de materiales fecales y bacterias dañinas hacia las fuentes de agua después de fuertes lluvias. MODELOS DE SIMULACIÓN DEL RECICLAJE DE LOS NUTRIENTES Los primeros estudios para simular el reciclaje de los nutrientes en la ganadería desarrollaron modelos que solo contemplaban aspectos aislados de este proceso: modelos de acumulación, descomposición y liberación de nutrientes de hojarasca, raíces, fijación biológica del N, modelos de volatilización de N del fertilizante y las excreciones y modelos de lavado de nitratos, entre otros. No obstante, han sido escasos los que han tratado de simular el reciclaje de los nutrientes entre los diferentes componentes del sistema ganadero (flujos a través del suelo, el pastizal, los animales y la atmósfera, (Goulding et al. 2008). El modelo Yasso (Liski et al. 2005) describe la descomposición de la hojarasca a partir de la información del clima y la calidad de la hojarasca en varias partes del mundo. Con este modelo, la tasa de descomposición de la hojarasca, rica en compuestos fenólicos, fue sistemáticamente sobreestimada, mientras que las ricas en compuestos O-alkil (hojas de gramíneas) fue subestimada. Además, al tener en cuenta solo la concentración inicial de N, no mejoró la exactitud del modelo, pero lo logró si se consideró, además, el contenido inicial de lignina (residuo ácido no hidrolizable). Este modelo ya ha sido aplicado como un módulo en el CO2FIX, que es un modelo general para estimar el balance del carbono y la capacidad de secuestro de C en varios ecosistemas (Schelhaas y Nabuurs 2001 y Massera et al. 2003). Los bajos requerimientos de volumen de datos, su estructura general y su facilidad de aplicación han convertido a Yasso en una alternativa atractiva entre los modelos de C. O´Connor (2009) examinó los diferentes modelos que simulan el balance del N en los sistemas ganaderos manejados extensivamente. Reconoció que cada investigador representa el ciclo del N de acuerdo con sus puntos de vista. Así, en las condiciones de Nueva Zelanda, se identifican a los vacunos como los herbívoros, y a las leguminosas como fijadoras de N. El material vegetal muerto se considera como el componente hojarasca, mientras que otros han dividido el componente vegetal en parte aérea viva y muerta, coronas y raíces, para representar las praderas bajas de gramíneas en Colorado. En varios estudios se ha modelado el flujo del N en los ecosistemas de pastizales a partir de la actividad microbiana del suelo (McGill et al. 1974, 1981 y Woodmansee y Wallade 1981), la fijación biológica del N (Paul y Juma,1981, Jones y Woodmansee 1979 y Bate1981) y la evolución de los contenidos de nitrato y amonio del suelo (O'Connor 1974, 1981 y Woodmansee y Wallade 1981). En los sistemas de manejo intensivo del ganado vacuno, varios investigadores han tratado de modelar las diferentes pérdidas gaseosas de N y su efecto en la emisión de gases de efecto invernadero. Otro tanto se ha hecho con las pérdidas de este elemento por escorrentía o lavado, así como por efecto del manejo animal. Se conoce que el lavado de nitratos (NO3) y las emisiones de NO2 son altas en las áreas del pastizal en el que los animales depositan las excretas y la orina (Rodríguez et al. 2005). Sin embargo, el estimado de las emisiones de esos gases de efecto invernadero es sesgado, debido a la heterogeneidad con que estas excreciones se distribuyen por los animales sobre el pastizal (Hustchings et al. 2007). El modelo FASSET, elaborado por Hustchings et al. (2007), permitió llegar al conocimiento más aproximado de este efecto a nivel de toda el área de la finca. Estos autores constataron que la inclusión de la heterogeneidad de las excreciones 7 Revista Cubana de Ciencia Agrícola, Tomo 49, Número 1, 2015. tuvo poco efecto en la estimación por el modelo de la emisión de los gases de efecto invernadero, cuando el pastizal recibía menos de 150 kg/ha/año de N. Cárdenas et al. (2010) desarrollaron un modelo para determinar las emisiones de N2O en pastizales fertilizados, que puede ser usado para ampliar la información limitada que existe respecto a los flujos de este gas en estos ecosistemas. Estos autores encontraron una respuesta no lineal de las emisiones de este gas con las dosis de fertilizante de N aplicadas, y encontraron emisiones que variaron en el rango de 0.5 a 3.9 kg /ha/año de N en forma de N2O. Como se ha referido, en la actividad de la ganadería se han desarrollado varios modelos que han contemplado aspectos muy valiosos para dirigir el funcionamiento de los sistemas: el efecto hojarasca, el sistema radicular, la distribución espacial de las excreciones de los animales, la volatilización de gases de efecto invernadero, el lavado de los nitratos, y otros. No obstante, son escasos los modelos que contemplan la interrelación entre los tres componentes fundamentales del sistema ganadero (suelo – planta – animal). A nivel mundial, se han realizado valoraciones acerca de la importancia de la utilización de la modelación en los ecosistemas de pastizales (Thornley 2001) y se han propuesto modelos ecológicos y socioeconómicos para tomar decisiones por parte de los productores, con el objetivo de obtener mayor productividad en sus fincas (Hollman 2001 y PérezQuezada et al. 2011). Al tomar como base los datos de una serie amplia de investigaciones conducidas en Instituto de Ciencia Animal y de otros estudios realizados en Cuba, Ortiz (2000) desarrolló el modelo RECICLAJE, el cual modelo permite, mediante un programa dinámico, estimar el estado del balance de N, P y K en diferentes sistemas de producción ganadera. El análisis, diseño y puesta en práctica del modelo, además de considerar los requerimientos predefinidos en las especificaciones de un modelo de simulación, prevé que, con su aplicación, se puedan iniciar nuevos estudios sobre el reciclaje de los nutrientes, con la utilización del mismo programa como herramienta de trabajo. Esto permitirá el perfeccionamiento y la profundización del conocimiento establecido acerca de esta temática y, al mismo tiempo, lograría mayor grado de ajuste del modelo a las particularidades que presenta cada unidad ganadera en la que es aplicado. Rodríguez et al. (2008) validó este modelo en la producción ganadera comercial con resultados favorables en numerosas unidades ganaderas, mayormente lecheras, en la región occidental de Cuba. CONCLUSIONES Los organismos del suelo (micro, meso y macrofauna) participan directamente en la descomposición de la materia orgánica que permite la liberación de nutrientes que forman parte del ciclo biogeoquímico en los diferentes ecosistemas, mientras que la hojarasca de los pastizales se considera la fuente más importante del reciclaje de los nutrientes en los pastizales permanentes, en dependencia de la especie de pasto, el clima y la actividad biológica del suelo. Aunque la mayor cantidad de nutrientes que reciclan en el pastizal se produce por las excreciones de los ani- males, su distribución en el ecosistema es muy irregular y suele ser poco eficiente. La fitomasa de raíces de los pastos constituye otra fuente importante de nutrientes que reciclan en el pastizal, sobre todo en los primeros 10 cm del suelo. En la actualidad se avanza en las investigaciones para modelar, de forma más eficiente, las diferentes vías de reciclaje de los nutrientes en los pastizales permanentes, aunque el modelo RECICLAJE desarrollado en Cuba ha demostrado ser valioso para controlar anualmente el estado del balance de N, P y K en fincas ganaderas. REFERENCIAS Aarons, S.R., O’Connor, C.R., Hall, M. & Gourley, C.T.P. 2004. Contribution of dairy cow manure to soil fertility and nutrients redistribution in pastures. XIX Intern Grassl. Congr. Brazil. p. 41 Alonso, J. 2004. Factores que intervienen en la producción de biomasa de un sistema silvopastoril con leucaena (L. leucocephala, vc. Perú) y guinea (P. maximum vc. Likoni). Tesis Dr. C. Instituto de Ciencia Animal. La Habana, Cuba. 102 pp. Amézquita, E. 2004. La fertilidad física del suelo. 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