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SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
URGENCIAS DE PEDIATRÍA
Nuevos tiempos para la
Pediatría de Urgencias
16-18 DE ABRIL DE 2015
palacio euskalduna
Comunicaciones breves - Sesión 3
Atención del paciente crítico y lesiones no
intencionadas
Viernes 17 de abril de 2015, 15.00-16.30 h
Moderadores: A. Núñez, M. Alcalde
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Comunicaciones breves
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BILBAO, 16-18 de abril de 2015
IMPACTO DE UN PROGRAMA DE FORMACIÓN DE CATÁSTROFES EN EL PERSONAL SANITARIO. Parra Cotanda C, Rebordosa Martínez M, Trenchs Sainz de la Maza V, Luaces Cubells C. Servicio Urgencias. H. Sant Joan de Déu. Barcelona.
Las catástrofes suelen ser eventos inesperados que producen daños importantes en un corto lapso de tiempo, precisando de
una respuesta sanitaria ordenada y efectiva. Es esencial una formación y un entrenamiento específicos del personal sanitario para
afrontar eficazmente estas situaciones.
Objetivos. Analizar la eficacia de un programa formativo sobre el manejo de catástrofes para el personal sanitario de un servicio
de Urgencias Pediátricas (SUP).
Metodología. Estudio descriptivo mediante encuestas anónimas dirigidas al personal sanitario de un SUP de un hospital de
tercer nivel. Se diseña una encuesta con preguntas de respuesta múltiple, que incluye datos de filiación, preguntas teóricas sobre
el Plan de Catástrofes externas (PC) y situaciones clínicas de catástrofes en las que se debe aplicar el plan. Se pide al personal
sanitario que cumplimente la misma encuesta en 2 periodos (Enero y Noviembre 2014), entre los cuales se realiza un programa
de formación con sesiones teóricas y prácticas sobre el tema.
Resultados. Se recogen 110 encuestas en el periodo 1 y 80 en el periodo 2. El 85.8% de los participantes son mujeres, con una
mediana de edad de 33 años (p25-p75 28-42) y una mediana de años trabajados en urgencias de 5 años (p25-p75 2-12). El 30.3%
son DUE, el 29.3% médicos residentes, el 23.4% médicos adjuntos y el 17.0% auxiliares de enfermería. El 71.3% del personal
asiste a las sesiones teóricas y el 43.8% a las sesiones prácticas. Tras el programa de formación, se produce un aumento estadísticamente significativo del conocimiento de la existencia de un PC (77.1% vs 95%, p = 0.001), de la lectura del PC (24.5% vs 67.5%,
p < 0.001), del conocimiento del contenido del “kit” de catástrofes (53.6% vs 72.5%, p = 0.008) y de su localización (33.6% vs
72.7%, p < 0.001). En cuanto a las situaciones clínicas planteadas, no se observa una mejoría significativa en las respuestas tras
la formación. El personal se siente más preparado para afrontar una catástrofe después del programa formativo (15.5% vs 41.8%,
p < 0.001) y el 98.8% cree que es importante la formación sobre el tema.
Conclusiones. La aplicación de un programa de formación específico sobre catástrofes ha mejorado algunos conocimientos
del personal sanitario, pero no ha mejorado las respuestas en las situaciones clínicas planteadas, seguramente debido a la baja
asistencia del personal a las sesiones prácticas. Es necesario evaluar las causas de esta poca participación para facilitar una mayor
afluencia en nuevas sesiones formativas.
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CÓDIGO DE EMERGENCIA DE ALTA PRIORIDAD EN TRAUMA: CARACTERÍSTICAS DE PACIENTES Y CALIDAD ASISTENCIAL. Wörner N1, Cañadas S1, Rossich R2, Laín A3, Velasco P1, Domínguez P4. 1Servicio de Urgencias Pediátricas, 2Unidad
de Cuidados Intensivos Pediátricos, 3Servicio de Cirugía Pediátrica, 4Unidad de Transporte SEM-Pediátrico. Programa de Trauma
Pediátrico. Hospital Universitario Vall d’Hebron. Barcelona.
Objetivo. Conocer las características de los pacientes traumáticos atendidos en el Servicio de Urgencias Pediátricas (SUP)
tras la activación de un Código PPT (paciente politraumático) por prioridades altas (0 y 1) en un hospital de referencia en trauma
pediátrico, así como evaluar la calidad asistencial a través de algunos indicadores de calidad preestablecidos.
Metodología. Análisis de los datos del registro de trauma del CatSalut (TRAUMCAT) de los pacientes traumáticos pediátricos
(≤16 años) atendidos en nuestro SUP tras la activación de un Código PPT por prioridad 0 (compromiso fisiológico) o 1 (lesión anatómica grave) desde julio de 2012 hasta diciembre de 2014. Se evalúan los indicadores de calidad a la llegada al hospital propuestos
en el TRAUMCAT: inmovilización con collarín cervical, oxigenoterapia, acceso venoso e intubación traqueal si escala de coma de
Glasgow (GCS) ≤ 8.
Resultados. Se activaron un total de 42 códigos PPT por prioridad 0 (31 casos) y 1 (11 casos): 13 politraumáticos, 9 traumatismos
craneoencefálicos, 5 trauma de extremidades, 5 quemados, 4 casi-ahogados y 5 otras lesiones. La edad mediana de los pacientes
fue de 9 años y medio (9 meses-16 años). El origen del trauma fue no intencional en todos los casos. El mecanismo lesional más
frecuente fue: precipitación/caída (38%; 16/42), accidente de tráfico/atropello (31%; 13/42), quemaduras (12%; 5/42) y ahogamientos
(7%; 3/42). Tres pacientes presentaron PCR pre-hospitalaria. La mediana del ITP (índice de trauma pediátrico) prehospitalario fue de
8 (-1 a 11). En todos los casos se activó anticipadamente el dispositivo hospitalario de Atención Inicial al Trauma Pediátrico (AITP).
A su llegada al hospital el 78% de los pacientes (33/42) era portador de collarín cervical; el 85% (36/42) recibía oxigenoterapia; el
48% (20/42) estaba intubado (todos los pacientes con GCS ≤ 8 llegaron intubados); y el 95% (40/42) llevaba un acceso venoso
periférico. De los 9 pacientes sin collarín cervical, 3 hubieran requerido inmovilización (1 lesionado medular y 2 ahogados) y en 6
estaba justificada su no colocación (5 pacientes quemados y 1 con una herida incisa en pierna). Un paciente llegó en PCR y en otro
recurrió la PCR prehospitalaria (ambos éxitus). Tras la AITP el destino fue: Unidad de Críticos (62%; 26/42), sala de hospitalización
(21,4%; 9/42), quirófano (14,2%; 6/42) y éxitus en el SUP (2,4%; 1/42). El 55% de los pacientes (23/42) requirió cirugía. La mediana
de los días de ingreso fue de 9 días (1-140). La mediana del índice ISS fue de 16 (0-75). De los 42 pacientes, 4 (9,5%) fallecieron
(2 casos de muerte encefálica secundaria a TCE grave, 1 caso de PCR por shock hipovolémico y 1 caso de limitación del esfuerzo
terapéutico por lesiones intracraneales irreversibles). Los dos casos de muerte encefálica fueron donantes de órganos.
Conclusiones. El código de emergencia (PPT) permite al SUP prepararse para recibir al paciente con trauma. Las prioridades
altas (0 y 1) identifican pacientes graves y complejos. La valoración de la calidad asistencial en el trauma pediátrico en base a los
resultados de algunos de los indicadores preestablecidos apunta a la necesidad de potenciar la formación, en particular en cuanto
al uso apropiado del collarín cervical.
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¿QUÉ ES UN BOX VITAL? Morales Betancourt PC, Martin Arevalo A, Hurtado Muñoz I, Vidal Esteban A, Osuna Marco M,
Villares Alonso M. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario de Móstoles. Madrid.
Objetivo. En el circuito de atención de urgencias pediátricas, los pacientes son valorados en primera estancia a través de un
sistema de triaje que permite adjudicarles un grado de prioridad; aquellos pacientes con riesgo vital, es decir, aquellos que presentan
patología grave o situaciones comprometidas, son valorados en un box vital. El objetivo de este estudio es determinar la validez de
nuestro sistema de triaje (Manchester) a la hora de clasificar pacientes pediátricos, así como conocer el grupo de patologías graves
más frecuentemente atendidas como box vital en la urgencia pediátrica de un hospital de segundo nivel, con el fin de determinar
cuáles son los procedimientos invasivos que se realizan con más frecuencia en nuestra urgencia.
Metodología. Estudio observacional descriptivo retrospectivo en un periodo de 22 meses (enero 2013- octubre 2014)
Resultados. Durante el periodo estudiado se atendieron en nuestro servicio de urgencias un total de 27,309 niños, de los que
51 fueron clasificados como nivel rojo (crítico) y 313 como nivel naranja (emergencia); de ellos solo 21 (5,7%) fueron vistos como
box vital.
En total fueron 29 los casos realmente atendidos en el box vital: 21 casos (72%) fueron clasificados como emergencia médica o
paciente crítico, 6 casos (20.6%) como Urgencia y 2 casos (6.8%) como “paciente estándar”. El motivo de consulta más frecuente
fue la convulsión (8 casos, 27.5%), seguido de la dificultad respiratoria (5 casos, 17.2%) y del mal estado general (4 casos, 13,7%).
El procedimiento más frecuentemente realizado fue la canalización de vía periférica (65%) y la administración de oxigenoterapia
(24.1%). Finalizada la atención de urgencias, los diagnósticos más frecuentes fueron la convulsión febril y la crisis convulsiva, con
un 13.7% cada una, siendo en conjunto el 27.5% del total de los casos; sin embargo el 72.5% restante corresponde a un amplio
espectro de diagnósticos. (Tabla 1). El 20.6% precisó derivación a un hospital terciario, y solo hubo 1 caso de fallecimiento.
TABLA 1. Características descriptivas 29 casos tratados en box vital.
Total
Diagnóstico
Nº 29 (100%)
Género
Crisis comicial
Femenino 16 (55,1%)
Masculino 13 (44,8)
Convulsión febril
Edad
Media 3.7años
Broncoespasmo
Clasificación
Laringitis
Rojo (crítico)
2 (6,8)
Síndrome febril (1 petequias y mal
Naranja (Emergencia)
19 (65,5)
estado general, 1 decaimiento)
Convulsión febril atípica
Amarillo (Urgencia)
6 (20,6)
Traumatismo cráneo encefálico
Verde (Estándar)
2 (6,8%)
Motivo de consulta
Quemadura
Dificultad respiratoria
5 (17,2)
Atragantamiento
Convulsión febril
5 (17,2)
Shock hipovolémico
Mal estar general
4 (13,7)
Taquicardia paroxística supraventricular
Crisis convulsiva
3 (10,3)
Casi ahogamiento
Dolor abdominal
2 (6,8)
Hemorragia pulmonar
Otros
10 (34,4)
Deshidratación severa
Procedimientos
Gastroenteritis (dolor abdominal)
Vía periférica
19 (65,5)
Infarto arteria cerebral posterior
Oxigenoterapia
7 (24,1)
Tos ferina (episodio ALTE)
Intubación orotraqueal
2 (6,8)
Reacción alérgica
Intraósea
2 (6,8)
Hemorragia subaracnoidea
TC cráneo
1 (3,4)
Status convulsivo
RM cráneo
1 (3,4)
Pausa de apnea
RCP
1 (3,4)
TOTAL
4 (13,7)
3 (10,3)
2 (6,8)
2 (6,8)
2 (6,8)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
1 (3,44)
29 (100)
Conclusiones. Aunque las convulsiones son la patología que con mayor frecuencia precisa atención en un box vital, existe un
amplio abanico de enfermedades que requieren atención urgente por personal adecuadamente formado.
Dada la baja frecuencia del box de parada en pediatría (0.1% de las urgencias pediátricas atendidas en nuestro hospital) y lo
variado de la patología vista, nos parece importante insistir en la importancia de la formación periódica del personal en reanimación
cardio-pulmonar básica y avanzada así como en el manejo del paciente crítico.
La diferencia entre el total de pacientes clasificados como nivel rojo y naranja, y los atendidos realmente como box vital, la
atribuimos a la variabilidad interclasificador, y dado que estos resultados se derivan del sistema de triaje Manchester disponible en
nuestro centro, nos preguntamos si el uso del triángulo de valoración pediátrica nos permitiría clasificar mejor a los pacientes que
acuden a urgencias y así optimizar el uso de nuestros recursos.
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Estabilización y traslado de pacientes procedentes de Urgencias por una unidad de transporte
pediátrico. Garrido Conde B, Sharluyan Petrosyan A, Salas Ballestín A, Fernández de la Ballina A, Sanz Ruiz I, Brandstrup
Azuero KB. Unidad de Transporte Pediátrico Balear. Servicio de Pediatría. Hospital Universitario Son Espases. Palma de Mallorca.
Objetivo. Describir los traslados realizados por una unidad especializada de transporte pediátrico desde diferentes servicios
de Urgencias hasta el hospital de referencia y las intervenciones realizadas sobre los pacientes durante el proceso (estabilización
inicial, traslado y trasferencias).
Metodología. Estudio descriptivo retrospectivo mediante revisión de bases de datos e historias clínicas de los pacientes trasladados entre enero de 2010 y diciembre de 2014. Se incluyeron pacientes menores de 14 años que cumplieron criterios para el
traslado por una unidad pediátrica especializada según el protocolo de activación de la misma. Se excluyeron aquellos que fueron
trasladados por equipos de adultos por no cumplir criterios u otros motivos (unidad ocupada con traslado simultáneo, patología
tiempo-dependiente) o que finalmente no precisaron traslado.
Resultados. La unidad fue consultada en 1521 ocasiones, siendo finalmente trasladados 1373 pacientes. Fueron trasladados
por equipos de adultos 149 pacientes. De los pacientes trasladados, 345 (25.1%) fueron recogidos en Urgencias (52% varones,
edad media 3,5 años). El destino en el hospital de referencia fue Urgencias en un 52,2% de los casos (180), UCI en un 46,0%
(159) y otras unidades en un 1,7% (6). El 90,4% (312) fueron traslados terrestres y el 9,6% (33) aéreos. El tipo de patología que
motivó el traslado se detalla en la tabla 1.
El tiempo medio de estabilización en el hospital emisor fue 31 minutos (rango 5 minutos; 2:40 horas), siendo superior en traslados aéreos (40 minutos). La duración total media de los traslados fue de 2:22 horas (rango 35 minutos; 7:30 horas).
Durante la estabilización y traslado, el 41.4% (143) de los pacientes recibieron soporte respiratorio, siendo iniciado por la unidad
en un 9% de los casos: oxigenoterapia 4,3% (15), alto flujo 0,87% (3), ventilación no invasiva 1,74% (6), intubación 2% (7).
Se canalizó acceso venoso en 334 pacientes (96,8%), en 20 casos por la unidad: 2 vías centrales (0.6%), 16 vías periféricas
(4.6%) y 2 intraóseas (0.6%). Otras técnicas realizadas fueron: colocación de 3 sondas vesicales (0.9%) y 13 sondas nasogástricas
(3.8%), colocación de 6 sistemas de inmovilización (1.7%).
En el 86% (296) se indicó algún tratamiento, entre ellos: expansores de volumen 6.0% (21), drogas vasoactivas 5.2% (18),
perfusión de sedoanalgesia 7.8% (27), antiepilépticos 2.9% (10), broncodilatadores inhalados o en perfusión 6,4% (22), hemoderivados 2.3% (8), otros 55.4%.
En total, un 88,9% (306) precisaron algún tipo de intervención durante la estabilización (soporte respiratorio, realización de
técnicas o tratamiento).
Durante el traslado un 4% (14) de los pacientes presentó alguna complicación que precisó intervención urgente: 5 episodios
de desaturación, 7 de hipotensión, una convulsión y una hipoglucemia. Cinco pacientes precisaron reanimación cardiopulmonar y
un paciente falleció en el hospital previamente al traslado.
TABLA 1. Patología principal que motiva el traslado a hospital terciario
Accidentes
Neurológica
57
Trauma craneal
12
Quemado
9
Politraumatismo
Ahogamiento
6
Intoxicación
6
Otras
5
Cardiológica
Respiratoria
Arritmia
8
Cardiopatía congénita
8
Miocarditis
3
Otras
2
Digestiva
Hemorragia digestiva
Otras
3
19
Metabólica
Hematológica
Citopenias
Oncológica
Sepsis
8
7
16
Renal
Infecciosa
Quirúrgica
Convulsión
Hidrocefalia/HTIC
Meningitis /Encefalitis
Oncológica
Hemorragia intracraneal
Otras
Bronquiolitis
Asma
Neumonía
Distrés respiratorio
Laringitis
Otras
43
8
8
3
2
7
27
19
14
6
2
13
Cetoacidosis
Alteración iónica
Metabolopatía
Insuficiencia renal aguda
Otras
7
2
2
2
5
6
Conclusiones. El 25% de traslados de nuestra unidad provienen de Urgencias. Un alto porcentaje (88,9%) requieren medidas de
estabilización previas al traslado. Se observó un bajo porcentaje de complicaciones (4%) pero éstas requirieron medidas urgentes.
Dado el alto número de intervenciones, podría concluirse que las unidades especializadas en transporte pediátrico pueden ser la
mejor opción para estos pacientes, como describe ampliamente la bibliografía.
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OBSERVATORIO DE LESIONES NO INTENCIONADAS: FACTORES DE RIESGO. Bardón Cancho EJ, Arribas Sánchez C, Fernández S, Estopiñá G, Farres C, Rodríguez A, Pérez Egido L, Rivas García A. Observatorio de Lesiones No Intencionadas de la
Red de Investigación de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (RISEUP-SPERG).
Objetivos. Las lesiones no intencionadas (LNI) constituyen un motivo de consulta frecuente en los servicios de urgencias
pediátricas (SUP).
El objetivo de nuestro estudio consiste en analizar el tipo de lesiones y los factores de riesgo asociados a las mismas.
Metodología. Estudio prospectivo, analítico, observacional y multicéntrico desarrollado en 11 SUP de la Red de Investigación
de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría. Se incluyeron todos los pacientes de 0 a 16 años de edad que acudieron a urgencias desde septiembre hasta diciembre de 2014, el día 13 de cada mes, y cuyo motivo de consulta fue una LNI. Se excluyeron
aquellos pacientes con lesiones intencionadas, según el criterio del investigador de cada centro. Se recogieron datos relacionados
con el paciente, la lesión y el manejo de la misma en urgencias.
Se consideraron como lesiones graves aquellas que conllevaron ingreso o cirugía mayor, las fracturas craneales o craneofaciales,
los TCE graves, las quemaduras de 2º-3er grado, la presencia de cuerpo extraño en vía respiratoria y los que precisaron realización
de TAC.
La asociación entre variables cualitativas, se ha estudiado mediante la prueba ji-cuadrado de Pearson o exacta de Fisher para
una p<0,05.
Resultados. Durante el periodo de estudio se registraron 3335 episodios en los SUP, de los que 609 (18%) correspondieron a
pacientes con LNI. De éstas se incluyeron 531 pacientes. Los datos más importantes referidos a los posibles factores de riesgo
se resumen en la tabla 1.
Con respecto a la frecuencia de las diferentes LNI, en los menores de 12 meses el TCE [n=17 (53,1%)] es más frecuente que
en los niños más mayores [n=72 (13,6%)] (p< 0,001). En los niños entre 6 y 12 años [n=70 (53,1%)] y mayores de 12 años [n=61
(51,7%)], los traumatismos en miembros inferiores son más frecuentes que en los niños menores de dicha edad [<1 año: n=1
(3,1%); 1-3 años: n=5 (6,3%); 3-6 años: n=11 (10,6%] (p<0,001).
Fueron presenciadas 456 LNI, de las cuales 6 (1,3%) correspondían a ingesta de cuerpo extraño con una diferencia significativa respecto a las 4 (5,3%) ingestas de cuerpo extraño en el caso de las LNI no presenciadas (75) con una p< 0,001. Asimismo
las intoxicaciones no presenciadas [n=7 (9,3%)] frente a las presenciadas [n=2 (0,4%)] presentan diferencias estadísticamente
significativas (p< 0,001).
TABLA 1.
Edad:
1-3 años
6-12 años
1-3 años
>12 años
3-6 años
6-12 años
3-6 años
> 12 años
Presenciado
No presenciado
Lugar:Casa
Colegio
Casa
Vía pública
Mecanismo:
Caída accidental
Actividad deportiva
Graves n (%)
26 (32,9)
18 (9,1)
26 (32,9)
12 (10,2)
41 (39,4)
18 (9,1)
41 (39,4)
12 (10,2)
90 (19,7)
14 (18,7)
48 (30,4)
20 (15,9)
48 (30,4)
17 (20,0)
52 (23,1)
9 (8,5)
p
< 0,001
< 0,001
< 0,001
< 0,001
0, 171
< 0,001
> 0,05
< 0,001
Conclusiones. Las LNI parecen ser más graves cuando se producen en domicilio y en niños en edades comprendidas entre
1-6 años en comparación con niños más mayores, lo que resalta la importancia de las medidas de prevención de los accidentes
domésticos en la infancia.
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OBSERVATORIO DE LESIONES NO INTENCIONADAS: EPIDEMIOLOGÍA Y CARACTERÍSTICAS DEMOGRÁFICAS. Arribas
Sánchez C, Bardón Cancho EJ, Chaves N, Panzino F, Benito H, Del Busto C, Pérez MA, Expósito H. Observatorio de Lesiones
No Intencionadas de la Red de Investigación de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría (RISEUP-SPERG).
Objetivos. Las lesiones no intencionadas (LNI) constituyen un motivo de consulta frecuente en los servicios de urgencias
pediátricas (SUP).
El objetivo de nuestro estudio es conocer la epidemiología de las LNI atendidas en los servicios de urgencias pediátricos españoles.
Metodología. Estudio prospectivo, descriptivo, observacional y multicéntrico desarrollado en 11 SUP de la Red de Investigación
de la Sociedad Española de Urgencias de Pediatría. Se incluyeron todos los pacientes de 0 a 16 años de edad que acudieron a urgencias desde septiembre hasta diciembre de 2014, el día 13 de cada mes, y cuyo motivo de consulta fue una LNI. Se excluyeron
aquellos pacientes con lesiones intencionadas, según el criterio del investigador de cada centro. Se recogen datos relacionados
con el paciente, la lesión y el manejo de la misma en urgencias.
Los resultados de las variables numéricas se presentan con la media y desviación típica. Para las variables categóricas, los
resultados se expresan por sus frecuencias y porcentajes.
Resultados. Durante el periodo de estudio se registraron 3335 episodios en los SUP, de los que 609 (18%) correspondieron
a pacientes con LNI. De éstas se incluyeron 531 pacientes. Los datos más importantes se resumen en la tabla 1. La caída desde
su propia altura fue el mecanismo lesional más frecuente [n=154 (68,8%)], y el fútbol la principal actividad deportiva implicada [n=
51 (48,1%)]. Los traumatismos directos se produjeron sobre todo por objetos inanimados [n= 86 (80,4%)]. Tanto en miembros
superiores (MMSS) como en miembros inferiores (MMII) la contusión fue el diagnóstico más frecuente [n=89 (56,7%) y n=67
(45,3%) respectivamente], seguido de la fractura en el caso de MMSS [n=47 (29,9%)] y del esguince en MMII [n=54 (36,5%)]. El
83,3% (n=60) de los TCE fueron leves y las heridas fueron el diagnóstico principal en el caso de los traumatismos craneofaciales
[n=50 (56,2%)]. Solo 1 paciente ingreso en UCIP y 9 (1,7%) requirieron ingreso en planta. No hubo ningún éxitus en las primeras
24 horas desde el traumatismo.
TABLA 1. Características demográficas (la edad se refleja como media +- desviación estándar)
N (%)
Pacientes
531
Pruebas complementarias:
Radiología simple
Varones
310 (58,4)
Edad (7,6 ± 4,5 años)
Procedimientos:
<1 año
32 (6,0)
Inmovilización de EE
1-3 años
79 (14,9)
Sedoanalgesia
3-6 años
104 (19,6)
Mecanismo:Caída
6-12 años
198 (37,3)
Actividad deportiva
>12 años
118 (22,2)
Traumatismo directo
Lesión:
En casa
158 (29,8)
Diagnóstico principal: Trauma de MMSS
En colegio
126 (23,7)
Trauma de MMII
TCE
Lesión presenciada
456 (85,9)
Trauma craneofacial
Hora de la lesión:
8-15 h
240 (45,2)
15-21 h
247 (46,5)
N (%)
310 (58,4)
291 (93,9)
303 (57,1)
161 (53,0)
86 (28,3)
225 (42,4)
106 (20,0)
107 (20,2)
157 (29,6)
148 (27,9)
72 (13,6)
89 (16,8)
Conclusiones. Las LNI son un motivo frecuente de consulta en los SUP, si bien la mayoría de ellas no revierten gravedad. Se
producen más comúnmente en edad escolar (6-12 años) y gran parte de ellas en el domicilio o el colegio. Conocer las características
de las mismas puede mejorar el rendimiento de las medidas preventivas.
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CARACTERÍSTICAS EPIDEMIOLÓGICAS DE LAS LESIONES POR CAIDAS EN NIÑOS MENORES DE UN AÑO. Rubio García
E1, Jiménez de Domingo A1, Marañon Pardillo R1, Arias V2, Ripoll F3, Soriano M4, Muñoz C5, Grupo de Trabajo de Lesiones No
Intencionadas de la SEUP. 1Servicio de Urgencias Pediátricas. H.G.U. Gregorio Marañon. Madrid. 2 Servicio Urgencias Pediátricas
H. Sant Joan de Déu. Barcelona. 3Servicio Urgencias Pediátricas. Hospital Universitario Doctor Josep Trueta. Girona. 4Urgencias
Pediátricas. Hospital Universitario Son Espases. Palma de Mallorca. 5Servicio Urgencias Pediátricas. Hospital Universitario Infanta
Leonor. Madrid.
Objetivos. Los menores de un año son especialmente susceptibles a sufrir caídas a medida que van adquiriendo mayor movilidad e interés por explorar el medio que les rodea.
El objetivo de nuestro estudio es describir las características epidemiológicas y el tipo de lesiones secundarias a caídas en
niños menores de un año.
Métodos. Estudio multicéntrico, descriptivo, observacional y prospectivo en el que se incluyeron los pacientes menores de un
año atendidos por caídas en los Servicios de Urgencias de ocho hospitales del territorio nacional, desde marzo 2014 a noviembre
del 2014.
El estudio fue aprobado por los Comités de Ética e Investigación Clínica de cada hospital participante.
Se recogieron datos epidemiológicos, así como variables clínicas relacionadas con la caída y con la atención en Urgencias.
Se definieron lesiones graves como aquellas que precisaron hospitalización, realización de tomografía computarizada, que presentaban fractura o que requirieron alguna intervención (estabilización hemodinámica, cirugía mayor, sutura, inmovilización/reducción)
Los datos se presentan como medianas y frecuencias.
Resultados. Durante el período de estudio se atendieron un total de 203.087 urgencias en los ocho hospitales y se identificaron
803 pacientes (0.39%) que acudían por caídas. La mediana de edad fue de 7.6 meses y el 51.8% eran varones (n= 416). La mayoría
de los casos no presentaban ningún antecedente de interés (777; 96.9%) ni de traumatismo previo (764; 95.5%). Las lesiones
por caídas fueron más frecuentes en el grupo de edad de 6 a 9 meses (280; 34.9%), seguido del de 9 a 12 meses (250; 31.1%).
Un 18.6% (146) de las lesiones se produjo en pacientes que no habían adquirido ningún hito motor y en el 83.2% (668) el lugar de
caída fue el domicilio habitual, fundamentalmente en el dormitorio (239; 44.3%). Hasta un 70.4% (565) sufrieron la caída desde
dispositivos infantiles como cochecitos, camas, cunas, tronas y cambiadores y desde una altura inferior a 50 cm el 49.8% (398).
En un 67.2% (540) las caídas fueron presenciadas, pero sin embargo en la mitad de los casos (273) el cuidador no se encontraba
en su área de alcance. La contusión y el hematoma fueron las lesiones más frecuentes (492; 61.3%) a nivel craneal (466; 58%),
realizándose radiografía de cráneo en un 32% (254) de los pacientes y TC craneal en un 7.3% (59). Un 12.4% (100) de las lesiones
fueron graves, objetivándose fractura en 76 pacientes (9.5%) de las cuales las fracturas craneales ocuparon el primer lugar en
frecuencia (58; 7.3%), seguidas de las fracturas de clavícula (1%). Doce pacientes (1.4%) presentaron sangrado intracraneal. Precisaron hospitalización un 6% (46) de los casos, de los cuales seis ingresaron en una unidad de cuidados intensivos, sin ningún
caso de éxitus en las primeras 24 horas tras la caída en nuestro estudio.
Conclusiones. A pesar de que la mayoría de las caídas son presenciadas por el cuidador, hasta en la mitad de los casos no se
encuentra en el área de alcance, impidiendo prevenir la caída. Existe una sensación de falsa seguridad por parte de los cuidadores
en niños con escasa movilidad, siendo los niños de 6 a 9 meses los que presentan caídas con mayor frecuencia, especialmente
en el dormitorio y desde dispositivos infantiles. Por tanto es necesario revisar las medidas de prevención y vigilancia actuales en
estas circunstancias.
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SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
URGENCIAS DE PEDIATRÍA
BILBAO, 16-18 de abril de 2015
FACTORES DE RIESGO EN LESIONES POR CAIDAS EN EL NIÑO MENOR DE 1 AÑO. Jiménez de Domingo A, Rubio García
E1, Frontado Haiek L2, Triviño M3, Remón C4, Lorente J5, Estopiñá G6, Grupo de Trabajo de Lesiones No Intencionadas de la
SEUP. 1Servicio de Urgencias Pediátricas. H.G.U. Gregorio Marañon. Madrid. 2Servicio de Urgencias Pediátricas. Parc Sanitari San
Joan de Deu. Barcelona. 3Servicio Urgencias Pediátricas. H. San Juan de Dios. Barcelona. 4Servicio de Urgencias Pediátricas. Hospital Universitario Puerta del Mar. Cádiz. 5Servicio de Urgencias Pediátricas. Hospital Universitario Infanta Leonor. Madrid. 6Servicio
de Urgencias Pediátricas. Consorci Sanitari de Terrassa. Terrassa. Barcelona.
Objetivos. Las caídas en los menores de un año son una importante causa de morbilidad en nuestro medio. No existen estudios
en España que de manera prospectiva analicen los mecanismos y situaciones en que se producen las lesiones por caída en este
grupo etario. El propósito de nuestro estudio es analizar si existen determinados factores de riesgo o condiciones asociados a las
lesiones de mayor gravedad, con el objetivo de elaborar estrategias preventivas específicamente dirigidas.
Material y Métodos. Estudio multicéntrico, descriptivo, prospectivo y analítico. Se incluyeron los pacientes menores de un
año atendidos por caídas en los Servicios de Urgencias de ocho hospitales nacionales durante 9 meses. El estudio fue aprobado
por los Comités de Ética e Investigación Clínica de cada hospital participante. Se definieron lesiones graves como aquellas que
precisaron hospitalización, realización de tomografía computarizada, que presentaban fractura o que requirieron alguna intervención
(estabilización hemodinámica, cirugía mayor, sutura, inmovilización/reducción). En el análisis estadístico se utilizó la chi-cuadrado
para las variables dicotómicas para una p<0.05.
Resultados. Se identificaron un total de 803 casos, de los cuales el 12.4% (100) fueron graves y leves 87.5% (703). Los menores
de 3 meses presentaron con más frecuencia caídas graves (25; 25%) que leves (61; 8.6%) así como fracturas parietales (16; 37.2%)
con una p<0.05. Fueron presenciadas el 79% (79) de las lesiones graves y el 65.5% (461) de las leves (p<0.05). Un 64% (64) de las
lesiones graves se producen desde una distancia mayor de 50 cm frente al 48.1% (338) de las leves. El lugar más frecuente de caída
fue el domicilio habitual, pero no se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos (Leves 83.7%, graves 79%). Fueron más
frecuentes las lesiones graves desde los brazos del cuidador (18; 18%) y desde las escaleras (5; 5%) con respecto al leve (p<0.05) (Tabla
1). Las caídas no presenciadas se produjeron fundamentalmente desde dispositivos infantiles (cochecito, silla, trona, cama, cambiador,
cuna) (219; 86.9%) en comparación con el resto de mecanismos de caída (mobiliario, escaleras, brazos del cuidador, desde su propia
altura) (33; 13.1%) (p<0.05). Sin embargo las caídas desde una altura mayor a 50 cm no se produjeron más en este grupo (No presenciado
51.4%, presenciado a 49.6%). Independientemente de la edad y del desarrollo motor adquirido la caída desde los dispositivos infantiles
fue la causa más frecuente (<3 meses: 61.4%; 3-6 meses 79.3%; 6-9 meses 81% y 9-12 meses 66%), siendo la segunda la caída
desde los brazos del cuidador en los < 3 meses (17; 20.5%) y la caída desde la propia altura en niños mayores de 9 meses (33; 13.9%).
TABLA 1.
Edad
<3m
3-6 m
6-9 m
9-12 m
Presenciado
Sí
N0
Distancia de caída
< 50 cm
50-100 cm
>100 cm
Lugar de caída
Domicilio habitual
Domicilio abuelos
Otro domicilio
Vía pública
Lugar cerrado
Zona de juegos
Mecanismo de caída
Nursey equipment (cochecito, sillita, trona, cama, cambiador, cuna)
Mobiliario (silla, mesa, sofá, encimera de cocina)
Escaleras
Brazos del cuidador
Desde su propia altura
Sanitarios (lavabo, inodoro, bidé, bañera)
Leve (703; 87.5%)
n
%
Grave (100; 12.4%)
N
%
Significación
estadística
61
151
250
226
8.6
21.4
35.5
32.1
25
21
30
24
25
21
30
24
P<0.05
p>0.05
p>0.05
p>0.05
461
242
65.5
34.4
79
21
79
21
363
281
57
51.7
40
8.1
35
51
13
35
51
13
P<0.05
P<0.05
p>0.05
P<0.05
p<0.05
589
22
7
60
12
4
83.7
3.1
0.99
8.5
1.7
0.56
79
2
0
16
1
0
79
2
0
16
1
0
p>0.05
p>0.05
p>0.05
p>0.05
p>0.05
p>0.05
502
16
9
46
41
7
71.4
2.2
1.2
6.5
5.8
0.99
63
1
5
18
3
0
63
1
5
18
3
0
P>0.05
p>0.05
P<0.05
P<0.05
p>0.05
p>0.05
Conclusiones. El mecanismo más frecuente de caída en niños menores de 1 año es desde dispositivos infantiles. Sin embargo
las lesiones más graves se producen en niños menores de 3 meses, desde los brazos del cuidador y desde alturas mayores a 50
cm, por lo que debemos revisar los actuales protocolos de actuación y alertar a los cuidadores sobre este hecho.
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URGENCIAS DE PEDIATRÍA
BILBAO, 16-18 de abril de 2015
ACTUACIÓN Y RECURSOS TRAS CAÍDAS EN MENORES DE UN AÑO. Rubio García E1, Jiménez de Domingo A1, Triviño M2,
Panzino F3, Ripoll F4, Marañon Pardillo R1, Grupo de Trabajo de Lesiones No Intencionadas de la SEUP. 1Servicio de Urgencias Pediátricas. H.G.U. Gregorio Marañon. Madrid. 2Servicio de Urgencias Pediátricas. H. San Juan de Dios. Barcelona. 3Servicio
de Urgencias Pediátricas. Parc Sanitari San Joan de Déu. Barcelona. 4Servicio de Urgencias Pediátricas. V.H. Universitario Doctor
Josep Trueta. Girona.
Objetivo. El objetivo de nuestro estudio es describir y analizar la actuación tras las caídas en los menores de un año así como
el manejo y consumo de recursos producido.
Material y Método. Estudio metacéntrico, descriptivo, prospectivo y analítico. Se incluyeron los menores de un año atendidos
por caídas en los Servicios de Urgencias de ocho hospitales nacionales durante 9 meses.
El estudio fue aprobado por los Comités de Ética e Investigación Clínica de cada hospital.
Se recogieron datos epidemiológicos relacionados con la actuación de los padres tras las caídas y la asistencia recibida en
urgencias.
Los datos se presentan como medianas y frecuencias. En el análisis estadístico se utilizó la chií cuadrado para las variables
dicotómicas para una p<0.05.
Resultados. Durante el período de estudio se atendieron un total de 203.087 urgencias, identificándose 803 pacientes (0.39%).
Se solicitó valoración en urgencias por decisión propia en 707 casos (88.3%), 43 (5.3%) fueron remitidos desde atención primaria,
24 (3%) fueron trasladados desde otro hospital y 4 (0.4%) acudían por recomendación desde Emergencias o por otro motivo de
consulta.
El traslado a urgencias se realizó fundamentalmente a través de medios propios (92.1%; 737), seguido de ambulancia no medicalizada (3.3%; 27), ambulancia medicalizada (1.5%; 12) y transporte público (0.2%; 2).
La mediana de tiempo transcurrido hasta la llegada a urgencias fue de 60 minutos. Tardaron más tiempo en acudir (>2 horas) los
que cayeron desde una altura mayor a un metro: 31.8% (22/69) frente al 22.1% (88/397) para alturas < 50 cm; p<0.05. Un 26.9%
(29) de las caídas presenciadas pero con cuidador fuera de alcance tardaron más de 5 horas en acudir a urgencias, frente al 8.9%
(23) de las presenciadas en área de alcance (p<0.05).
Los pacientes fueron atendidos por pediatras en el 89% de las ocasiones (714) y por médicos de familia en un 6.6% (53). Se
requirió valoración por neurocirugía en un 2.7% (22) de los pacientes, traumatología 2.5% (20), cirugía 1.5% (12), y otorrinolaringología y oftalmología en 0.2% (2). Se realizó observación clínica en un 85.9% de los casos (688), inmovilización/reducción en un
2% (16), sutura en un 0.5% (4), estabilización hemodinámica en un 0.5% (4) y cirugía mayor en 0.1% (1). El 12% (96) fueron dados
de alta sin intervención.
Se realizaron pruebas complementarias en un 38.6% (310) de los casos, sin diferencias entre los grupos: 37.6% (99) en no
presenciadas frente a 39.1% (211) en presenciadas, p<0.05. 254 fueron radiografías de cráneo (31.6%), 59 tomografías computarizadas craneales (7.3%), 17 radiografías de huesos largos (2.1%) y 11 ecografías transfontanelares (1.4%). Se indicó analítica
de sangre u orina en 12 pacientes (1.4%) y radiografía de tórax o abdomen en 13 (1.6%). Un 17% de las radiografías se realizaron
en pacientes sin lesiones en la exploración, relacionándose con distancias mayores de un metro (47.1% en caídas >1 m frente a
27.6% en < 50 cm, p<0.05).
Conclusiones. Si bien la mayoría de las lesiones que se producen por caídas en el menor de un año son leves, requieren un
gran número de recursos y de pruebas complementarias.
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SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
URGENCIAS DE PEDIATRÍA
BILBAO, 16-18 de abril de 2015
REVISIÓN DE LAS CARACTERÍSTICAS Y MANEJO DE LAS FRACTURAS DE LA MANO. Carmona Belda M, Lorite Reggiori
M, Obieta Fernández A, López Corominas V, Pizà Vallespir G, Raluy Collado D. Unidad de Urgencias Pediátricas. Servicio de
Traumatología Infantil. Hospital Son Espases. Palma de Mallorca.
Una fractura insuficientemente tratada puede tener complicaciones como dolor crónico, rigidez o deformidad. Estas complicaciones a menudo son consecuencia de un fallo a la hora de reconocer las fracturas que precisan cirugía, reducción cerrada y/o un
seguimiento clínico precoz. El manejo inicial de estas patologías por parte de los pediatras de urgencias comporta que el profesional
tenga una gran responsabilidad en el buen manejo de estos pacientes.
Objetivos. 1) Conocer el espectro y aspectos epidemiológicos de las fracturas de la mano. 2) Identificar las fracturas de riesgo
(de cuello, oblicuas, intraarticulares, conminutas, desplazadas, rotadas y abiertas). 3) Revisar el manejo realizado.
Metodología. 1) Estudio retrospectivo descriptivo de las historia clínicas de los pacientes con fracturas de la mano diagnosticadas en Urgencias durante el año 2013. 2) Se excluyeron las epifisiolisis tipo I con radiografía normal.
Resultados. Se han identificado a 89 pacientes y 93 fracturas. Rango de edad de 1-16 años. 74% varones. Lateralidad: 46 derecha, 45 izquierda, 79/93 fracturas falángicas y 14/93 metacarpianas. La falange más afectada es la proximal (44%). 24/93 fracturas
(25.8%) eran desplazadas (10 mínimamente desplazadas), 7/93 intraarticulares y 3 abiertas (2 con amputación parcial de la 3ª falange).
Se han identificado 35/93 (37.6%) fracturas de riesgo: 14 de cuello (4 desplazadas), 7 intraarticulares, 5 metafisarias desplazadas,
3 epifisiolisis tipo II desplazadas, 3 oblicuas, 2 conminutas y una amputación subtotal.
5 pacientes precisaron cirugía: 2 fracturas de cuello desplazadas, una epifisiolisis tipo III desplazada, una amputación subtotal
y un paciente con 2 fracturas conminutas.
11 fracturas desplazadas precisaron reducción cerrada: 5 fracturas metafisarias, 2 de cuello, 3 epifisiolisis tipo II y una epifisiolisis
tipo III. Una de las reducciones se realizó en quirófano, el resto en urgencias con sedoanalgesia.
El resto de fracturas (10 de cuello, 4 epifisiolisis tipo III/IV, 3 fracturas oblicuas y una unicondílea) fueron manejadas de manera
conservadora con inmovilización y control en consultas externas en una semana.
Ingresaron 9/89 (10.1%) pacientes: 5 por tratamiento quirúrgico y 4 por otras lesione asociadas.
Las fracturas de los pacientes dados de alta se inmovilizaron con férula dígito-antebraquial el 86% y con yeso el 14% (fracturas
de metacarpianos, de la base falange proximal pulgar y desplazadas que habían precisado reducción).
Hemos identificado un error al inmovilizar con una férula una fractura quirúrgica (epifisiolisis tipo III desplazada), que se intervino
una semana después, siendo la evolución favorable. En cuanto al tiempo de derivación a consultas externas 4/93 pacientes se
derivaron más tarde de lo necesario (en 2 semanas en lugar de una semana), siendo la evolución también favorable.
Conclusiones. 1) Podemos concluir que globalmente se ha realizado un buen manejo de estos pacientes (aunque no hemos
detectado una fractura de riesgo que precisaba cirugía y 4 indicaciones de seguimiento eran inadecuadas). 2) Es muy importante
resaltar que cuando se ha identificado una fracturas de riesgo debe consultarse sistemáticamente al traumatólogo y que hayan
precisado o no reducción/cirugía hay que indicar un seguimiento clínico y radiológico en 7 días para descartar posibles desplazamientos posteriores.
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SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
URGENCIAS DE PEDIATRÍA
BILBAO, 16-18 de abril de 2015
AHOGAMIENTO POR INMERSIÓN NO INTENCIONAL. ANÁLISIS Y PERFIL EPIDEMIOLÓGICO EN LOS ÚLTIMOS CUATRO
AÑOS. Segura Martínez E, Porras Polo P, Yagüe Torcal F, Gaitero Tristán J, Ferrés Serrat F. Unidad de Urgencias Pediátricas.
Hospital Son Espases. Palma de Mallorca.
El ahogamiento es una de las causas más importantes de muerte accidental en niños. Dadas las condiciones climatológicas y
turísticas de nuestra comunidad en periodo estival se convierte en un motivo de consulta no poco frecuente.
Objetivos:
1. Conocer la frecuencia de los ahogamientos por inmersión no intencional (mar o piscina) como motivo de consulta en nuestro
servicio de pediatría.
2. Definir el perfil epidemiológico de las víctimas así como analizar las circunstancias relacionadas con la evolución, complicaciones
y secuelas.
3. Conocer la evolución de los pacientes atendidos en Urgencias.
Metodología. Estudio retrospectivo y descriptivo sobre víctimas de ahogamientos por inmersión no intencional (AINI) entre
enero de 2011 y diciembre de 2014. Se recogieron datos de filiación, el entorno, la necesidad de maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP), tasa de hospitalización, secuelas y mortalidad.
Resultados. De 96.897 pacientes atendidos durante el periodo estudiado, 50 correspondieron a lesiones AINI (frecuencia:
12/10.000 en periodo estival (mayo-septiembre).
La mediana de edad fue 49,5 meses (rango 11-144 meses). El 58,8% fueron varones. El 33,3% eran residentes en nuestra comunidad, frente al 64,7% que se encontraba de vacaciones. El 66% eran extranjeros. No sabían nadar el 52%, sabían el 25% y en
el resto de casos no constaba esta información. La mayoría de los ahogamientos ocurrieron en piscinas (86%) y el resto (14%) en
el mar. Se practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar (RCP) en el 72% de los niños. 24/50 pacientes (48%) ingresaron
directamente en la Unidad de Cuidados Intensivos pediátricos (UCIP). A su llegada al hospital, 27 pacientes (54%) presentaban
dificultad respiratoria y un 12% tenían un Glasgow inicial menor o igual a 5. En el 68% de los casos se objetivaron alteraciones
radiográficas, por las que todos recibieron tratamiento antibiótico. 2 casos fueron éxitus y 3 presentaron secuelas (dos casos crisis
mioclónicas y distónicas secundarias a la encefalopatía hipóxico- isquémica y el tercer paciente quedó afecto de una neuropatía
del nervio ciático común izquierdo). La mediana de estancia hospitalaria fue 4 días (rango: 1-18).
En el servicio de urgencias atendimos a 26/50 pacientes (52%), 3 de ellos ingresaron en planta de hospitalización por necesidades de oxigenoterapia suplementaria y 2 ingresaron en UCIP, uno por empeoramiento respiratorio y otro por deterioro neurológico.
Fueron dados de alta desde urgencias 21/26 pacientes (80,8%) con una mediana de estancia de 18 horas, (rango: 3-30 horas) y
una media de 16,5 horas.
Conclusiones:
1. Los AINI constituyen un motivo de consulta relativamente frecuente en nuestro centro hospitalario en periodo estival, siendo
atendidos aproximadamente la mitad de estos pacientes en Urgencias.
2. Estar de vacaciones, ser extranjero, tener menos de 6 años de edad, ser varón, no saber nadar y tener acceso a piscina aumentan el riesgo de sufrir un AINI.
3. Son necesarios estudios sobre la seguridad y la vigilancia tanto en playas como en piscinas.
4. Sería importante insistir en enseñar a nadar a edades tempranas e instruir en maniobras de RCP al mayor número de población
posible.
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SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
URGENCIAS DE PEDIATRÍA
BILBAO, 16-18 de abril de 2015
ELECTROCUCIONES EN NIÑOS DE UN HOSPITAL TERCIARIO. Aquino Oliva E, Uclés López G, Fernández Flores A, Crespo
Rupérez E, Martínez Gimeno A. Pediatría. Hospital Virgen de la Salud. Toledo.
Objetivo. En los últimos años parece haber aumentado la incidencia de casos de electrocución en niños. El objetivo de nuestro
estudio fue determinar la incidencia, sintomatología, manejo clínico y tratamiento de pacientes menores de 14 años atendidos por
electrocución en un Servicio de Urgencias Pediátricas de un Hospital terciario.
Metodología. Revisión retrospectiva de las historias clínicas de los niños menores de 14 años que consultaron por electrocución
en Urgencias Pediátricas en los últimos 5 años (2009-2014). Se registraron variables clínicas, de evaluación diagnóstica, tratamiento
y evolución de los niños afectados. No se han incluido los niños fallecidos extramuros por electrocución.
Resultados. Durante los últimos 5 años se atendieron 9 niños por electrocución, lo que corresponde a 2,5 casos /100.000 niños/
año en nuestro área sanitaria. Seis fueron varones y 3 mujeres, entre 18 meses y 13 años. Como cabía de esperar 5 de los casos
fueron accidentes domésticos, y el resto fuera del hogar (uno de ellos en la guardería). En todos los casos las descargas fueron de
bajo voltaje (menos de 100 V). Las lesiones más frecuentes fueron quemaduras de 2º grado, en 8 de los casos en las manos, uno
de ellos con pérdida importante de sustancia. En 5 de los casos se objetivó lesiones de entrada y salida (4 de los casos el recorrido
de la corriente fue mano-mano). Se realizó un electrocardiograma (9 casos), sin hallazgos patológicos, hemograma y bioquímica (6
casos, con CPK solo en 4) con elevación de CPK solo en un caso (424 mU/ml). Se mantuvieron monitorizados en urgencias unas
horas (3 casos), en UCIP (2 casos) o se les dio de alta sin observación (2 casos) y otro caso fue citado para revisión. Como tratamiento, 3 recibieron antibiótico oral, 4 antibiótico tópico. A todos ellos se les recomenzó curas locales y analgesia. No hubo exitus.
Como podemos observar hay cierta discordancia a la hora de actuar ante pacientes con clínica similar, ya que es un cuadro
clínico raro y nos enfrentamos en pocas ocasiones a casos de este tipo. Aunque bien es cierto que el manejo de este tipo de electrocuciones (bajo voltaje) es controvertido, se ha visto en diferentes estudios que en exposiciones eléctricas domésticas menores
que están asintomáticos pueden no requerir evaluación de laboratorio, evaluación cardiaca u hospitalización. Y que la evaluación va
a depender del tipo de voltaje de la exposición y la extensión de la lesión. Los niños con lesiones eléctricas de alto voltaje, rayos
o quemaduras graves si van a necesitar un estudio completo.
Conclusión. La electrocución en niños es infrecuente en nuestro medio. La mayoría de los casos fueron por baja tensión en el
ámbito doméstico con una evolución favorable respecto al pronóstico vital. En general se han realizado más pruebas complementarias y más observación de las recomendadas.
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Comunicaciones breves
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
URGENCIAS DE PEDIATRÍA
BILBAO, 16-18 de abril de 2015
CONOCIMIENTOS DE LA POBLACIÓN SOBRE LOS DISPOSITIVOS DE SEGURIDAD INFANTIL EN LOS VEHÍCULOS. León
Carrillo B, Palacio Marco N, López Riaño JA, Corral Navajas E, Renau Domingo T, Segura Camas E. Urgencias de Pediatría.
Hospital Parc Tauli. Sabadell.
Objetivos. Conocer el grado de información de padres y familiares sobre la correcta utilización de los sistemas de retención
infantil (SRI) e identificar el porcentaje de utilización para implementar un programa formativo.
Metodología. Se trata de un estudio observacional, descriptivo y transversal. El periodo de estudio fue de diciembre del 2013
a mayo del 2014. Se incluye una muestra de 384 niños. Como criterios de inclusión seleccionamos a los pacientes entre 0 y 12
años que midan menos de 1,35m, acudan al servicio de urgencias y quisieran participar en nuestro estudio. Nuestro criterio de
exclusión fue la no posesión de vehiculo.
La muestra se seleccionó mediante técnica de muestreo no probabilística, no consecutiva. El cuestionario anónimo entregado
a los padres contenía las siguientes variables: datos referentes al niño (edad, peso, altura), sobre el tipo de SRI (si utiliza y en caso
afirmativo donde va colocado), sobre su correcta utilización y sobre el conocimiento de los padres y/o familiares acerca de los SRI.
El análisis estadístico se realizó con el programa SPSS, versión 21. Para las variables cuantitativas se calcula la media, desviación estándar y percentiles 25, 50, y 75, mínimo y máximo. Para las variables cualitativas se dan la frecuencia absoluta y relativa.
Resultados. El 98,2% de los encuestados utiliza siempre SRI frente a un 0,5% que solo lo usa en viajes largos y el 1,3% que
no los usa nunca.
La edad media de los participantes fue de 3,4 años y la altura media de 96,2 cm.
Cuando viajan con una persona diferente a los padres la utilización de SRI disminuye del 98,2% al 94% porque no disponen de
más de una silla o por ser situaciones puntuales.
El 33,2% de los que utilizan SRI desconocen el tipo de silla que llevan sus hijos. El 67,7% conocen que es el sistema Isofix
mientras que el 32,3% lo ignoran.
El 96,1% creen que debe comprarse un SRI homologado, frente al 3,9% que creen que no.
El 84,9% creen que se necesita más información mientras que el 15,1% cree que no es necesario. De los que rechazan más
información el 36,2% desconocen el tipo de silla que usan sus hijos y el 19% ignora que es el sistema Isofix.
En cuanto a la ubicación del SRI el 83,7% lo llevan en el asiento trasero en el sentido de la marcha, 9,3% en sentido contrario a
la marcha y 2,4% en el asiento trasero en posición transversal. De los 15 lactantes que van en el asiento delantero 7 no desactivan
el airbag delantero, 3 solo el delantero y 5 todos.
Conclusiones. La mayoría de la población utiliza SRI.
El porcentaje de uso disminuye sensiblemente cuando el traslado se realiza en un vehículo no habitual.
Un elevado porcentaje de familiares no dispone de suficiente información sobre los SRI y un porcentaje no despreciable cree
que no lo necesita.
Nos parece llamativo que casi la mitad de los familiares de los lactantes que viajan en el asiento delantero no desactiven el airbag.
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SOCIEDAD ESPAÑOLA DE
URGENCIAS DE PEDIATRÍA
BILBAO, 16-18 de abril de 2015
PROGRAMA INTEGRAL DE PREVENCIÓN DE ACCIDENTES Y DAÑOS INVOLUNTARIOS. Álvarez Sánchez A-T1,2,3, Manzano Varo C1,2, Torres Andrés F1,2, García-Guillen A3, García-Algar O1,2,3, Mercadal-Hally M1,2,3. 1 Servicio de Pediatría, Hospital del
Mar, Barcelona. 2Unitat de Recerca Infància i Entorn (URIE), Institut Hospital del Mar Investigacions Mèdiques (IMIM), Barcelona.
3Universidad Autónoma de Barcelona. Facultad de Medicina.
Objetivo. Los accidentes suponen la primera causa de morbimortalidad durante la infancia. Se requiere de datos adecuados
sobre el tipo y la causa de éstos. Su correcta interpretación y transformación en campañas específicas de prevención puede ayudar
a disminuir el número y gravedad de los accidentes. Países como Estados Unidos, Canadá y Australia tienen sus propios programas
de recogida de datos sobre accidentes infantiles. En la Unión Europea, la Dirección General de Sanidad y Consumo recomienda a
los estados miembros que trabajen para recoger estos datos.
Metodología. Estudio multicéntrico prospectivo descriptivo realizado en 9 hospitales españoles, desde el 2010 hasta marzo de
2014. Se recogieron mediante un cuestionario los datos de 4742 pacientes menores de 18 años que acudieron por un accidente
al servicio de Urgencias y se registraron en una base de datos.
Resultados. Se observaron dos picos de edad con mayor número de accidentes, entre 1 y 4 años y entre los 10 y los 12
años. El número de varones era mayor que el de mujeres. La mayoría de accidentes se dan en casa (31%) o en la escuela (25%,
principalmente en el patio, 58%), seguidos por parques (11%), zonas deportivas (10%) y la vía pública (9%). En casa donde más
accidentes se dieron fue en el comedor (29%) y el dormitorio (21%). La cocina, considerada generalmente como potencialmente
peligrosa quedó relegada al cuarto puesto.
El mecanismo principal de lesión es el impacto (70%). Sobre todo entre 1 y 4 años y a los 10 años. El exceso de ejercicio físico
es el segundo mecanismo en frecuencia, sobretodo en niños de 8 a 10 años. Más del 50% de accidentes se dieron mientras los
niños practicaban algún deporte o bien jugaban en su tiempo libre.
Las quemaduras se registraron sobre todo en niños de 0 a 2 años.
Las partes del cuerpo principalmente afectas fueron extremidades (63%) y cráneo (31%). Un 41% de estas lesiones fueron
contusiones, seguidas en frecuencia por heridas abiertas (18%) y fracturas (16%).
La mayoría de casos requirieron solo un examen físico y observación sin exploraciones complementarias (55%), aunque en
un 42% de los casos se solicitó una radiografía. En un 1% se solicitó un análisis de sangre y en otro 1% se solicitó una TAC (tomografía axial computerizada). Un 51% de los accidentados se dieron de alta tras ser tratados de forma aguda en el hospital. Un
20% requirió ser derivado posteriormente a su médico de cabecera o a un especialista y otro 20% se dio de alta sin tratamiento.
Conclusiones. Los datos recogidos muestran mayor susceptibilidad a los accidentes en niños pequeños, principalmente en
casa, y en aquellos que practican algún deporte. La prevención de estos accidentes supondría una disminución importante de la
morbimortalidad en la población infantil. Por ello, recomendamos la implantación de un sistema de vigilancia y registro de accidentes
unificado a nivel estatal que permita obtener información rigurosa y de calidad sobre los accidentes en la infancia y la aplicación
de estrategias preventivas específicas.