II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y Conformación

ISBN 978-987-688-114-2
II Jornadas
Internacionales
Fronteras, Ciudadanía
y Conformación de
Espacios en el Cono Sur
Daniela Pilar Paruzzo
Editora responsable
Una mirada desde las Ciencias
Humanas y Sociales
Río Cuarto
8 y 9 de junio de 2012
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y Conformación de Espacios en el Cono Sur :
una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales. Río Cuarto, 8 y 9 de junio de 2012 /
María Graciela Eliggi ... [et.al.]. - 1a ed. - Río Cuarto : UniRío Editora, 2015.
E-Book.
ISBN 978-987-688-114-2
1. Ciudadanía. I. Eliggi, María Graciela
CDD 306
Fecha de catalogación: 30/03/2015
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales. Río Cuarto, 8 y 9 de junio de 2012
Daniela Pilar Paruzzo. Editora responsable
2015
©
UniRío editora. Universidad Nacional de Río Cuarto
Ruta Nacional 36 km 601 – (X5804) Río Cuarto – Argentina
Tel.: 54 (358) 467 6309 – Fax.: 54 (358) 468 0280
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Primera edición: Abril de 2015
ISBN 978-987-688-114-2
Edición digital: Rosana Rodeghiero
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina.
http://creativecommons.org/licenses/by/2.5/ar/deed.es_AR
Consejo Editorial
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Secretaría Académica
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Secretario Académico:
Directora:
Equipo:
Equipo Editorial
Claudio Asaad
Elena Berruti
José Luis Ammann, Daila Prado, Maximiliano Brito y Daniel Ferniot
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
COMITÉ ORGANIZADOR
Coordinadores:
Magister Daniela Paruzzo (UNRC)
Dr. Carlos Tulio da S. Medeiros - Universidad de San Pablo/IFSUL - Brasil
Miembros:
Prof. Ana Celi, M.A.
Mgter. Claudia Harrington
Mgter. Valeria Engert
Prof. María Antonieta Lloveras
Alumnos:
María José Alonso
María Luz Revelli
COMITÉ ACADEMICO
Dr. Carlos Tulio da S. Medeiros (Universidad de San Pablo/IFSUL - Brasil)
Mgter. María Graciela Adamoli (Universidad Nacional de La Pampa)
Mgter. María Graciela Eliggi (Universidad Nacional de La Pampa)
Mgter. María Eugenia Cruset (Universidad Nacional de La Plata)
Mgter. Graciana Pérez Zabala (Universidad Nacional de Río Cuarto)
Prof. Ana Celi, M.A. (Universidad Nacional de Río Cuarto)
Mgter. Claudia Harrington (Universidad Nacional de Río Cuarto)
Mgter. Valeria Engert (Universidad Nacional de Río Cuarto)
Prof. MaríaAntonieta Lloveras (Universidad Nacional de Río Cuarto)
Mgter. Daniela Paruzzo (Universidad Nacional de Río Cuarto)
2
“… la conformación de nuevos espacios redunda en
una mejor comprensión del propio y el del Otro y atenúa las
barreras que imponen las fronteras en sentido literal y figurado.
Como intelectuales y como docentes, creo que tenemos la
responsabilidad y el compromiso de tender puentes, en la
Academia y en la Sociedad, que acorten la brecha marcada
por la ignorancia, pues, como expresa la autora chicana Gloria
Anzaldúa, “la ignorancia separa a la gente.”
Palabras de apertura a cargo de la Prof. Daniela Paruzzo
Índice
Prólogo
9
Conferencias
10
El desplazamiento de la frontera de los estudios
poscoloniales: algunas reflexiones acerca de esta
cuestión
María Graciela Eliggi
11
Historia de las relaciones internacionales entre
Argentina y Brasil
Eugenia Cruset
21
Ponencias
33
Bloque 1
34
35
La frontera como lugar de la multiplicidad
Ana Celi - Valeria Engert - Luz Revelli
Poéticas y otros usos de la memoria: el caso de
“Ema, la cautiva” de César Aira
Marcelo Díaz
46
Cultura y género en sociedades contemporáneas.
Apuntes para reflexionar sobre las diferencias
Claudia Harrington
50
La imagen corporal en Frantz Fanon y los
conflictos para su construcción en la infancia y
adolescencia tercermundistas
Juan Pablo Cedriani
63
Estructuralismo, neoestructuralismo y democracia
José Orellana Yáñez
74
Los conceptos de “estructura” y “modelo” como
ejemplo paradigmático transdisciplinar en las
Ciencias Humanas y Sociales
Virginia Ferro
Bloque 2
Aproximaciones a un nuevo ciclo en la literatura
de fronteras
Daniel Pellegrino - Jorge Warley
89
100
101
Resistencia e identidad en la literatura chicana
María José Morchio
114
Ciudadanía, población y territorio en los
prolegómenos de la Ley Sáenz Peña
María Beatriz Schiffino
124
La construcción del poder político en el marco
de la nueva estructura económica: Manuel Espinosa
y el Sur de Córdoba (1852-1904)
Luciano Nicola Dapelo
137
Bloque 3
155
156
“Y ahora… ¿a dónde nos vamos?” Fronteras
productivas en expansión y redefinición de las
relaciones de poder en los bordes del espacio
pampeano (200-2010)
María Eugenia Comerci
“Agua para la vida, no la muerte”: la
territorialización de la desterritorialización de las
poblaciones afectadas por las represas y los efectos
de la presa de Simplicio (RJ /MG)
Andreza Cámara - Paulo Soares - Amanda Jaeger Gisele Silva
171
Las indicaciones geográficas y el desarrollo
territorial en el MERCOSUR: el caso del cordero
patagónico y la carne de la Campaña del Sur Pampa
Gaucho
Paulo Soares - Amanda Jaeger - Gisele Silva
186
Dinámicas fronterizas en jaque entre Posadas
(Argentina) y Encarnación (Paraguay): Las “paseras”
paraguayas al frente de las subas de las aguas
María Dolores Linares
202
En la fronteras de los nombres. Satolep y Passo
de Guanxuma,ciudades de la ficción rioplatense
Graciela Ferraris
215
Una mirada femenina sobre Irlanda:
representaciones irlandesas contemporáneas en
cuentos cortos de Edna O’Brien y Claire Keegan
María Isabel Arriaga
224
La representación de la mujer en las
comunidades Chicanas. Lectura de la novela Under
the Feet of Jesus de M.E. Viramontes
Paulina Rivarola
234
Bloque 4
240
241
Avances y Resistencias en la Frontera: La
Guardia Nacional durante el estado de Buenos Aires
(1853-1861)
Luciano Literas
El proceso hacia la concreción de las capitales
estratégicas de Sudamérica: Argentina-Brasil
Daniel Amicci
259
Regionalismo y construcción de la identidad en
“Mês de caes danados” de Moacyr Scliar
Cláudia Fonseca
273
El proceso de conquista en la novela argentina
de fines de siglo XX. Un diálogo entre literatura e
historia
Adriana Milanesio
283
Bloque 5
295
296
La queja como práctica mestiza: el papel de la
religión como motivo de queja
Martín Guerrero - María Sol Villegas Bustos
Política y semiosis de género: una aproximación
a los discursos y las prácticas de la ciudadanía
femenina (Córdoba, década del ‘30 y ‘40)
María Inés Spinetta
304
Gobiernos progresistas y su relación con los
Movimientos Sociales: el caso brasilero: Lula y
Rousseff frente al MST (2003-2011)
Maricel Calderón - Adriano Cavallin
315
Bloque 6
321
322
“Ivo El Emperador”, entre la ficción y la
realidad, entre el hombre de fronteras y el
representante del espíritu latinoamericano
Ana María Hernando
La lengua otra de un territorio otro: el caso
Malvinas
Emilse García Ferreyra
331
Las repercusiones en los medios de
comunicación escritos del colectivo vasco-argentino,
sobre la desaparición y posterior asesinato del
delgado del gobierno vasco en los Estados Unidos,
Jesús de Galíndez
César Arrondo
339
Bloque 7
351
352
El campo de las prácticas docentes como una
experiencia de praxis prefigurativa
María Graciela Di Franco - Silvia Siderac - Norma
Di Franco
Enseñar inglés con perspectiva de género: el
femicidio de Carla Figueroa
Silvia Siderac - Andrea Pichilef - Sabrina Orden
365
La escuela y su concepción de los “otros”: entre
la hospitalidad de la frontera y la hostilidad del
límite
María Cristina Nosei - Gabriela Caminos
374
Bloque 8
La erosión del discurso logocentrado en
“Nocturno de Chile” (2000) de Roberto Bolaño
Laura Fandiño
388
389
La relación entre escritura e identidad en
“Saving the World” de Julia Álvarez
Julia Martínez
397
Teseo, el laberinto y su nombre
Alcione Correa Alves
405
El creole caribeño: símbolo de identidad
Emilse García Ferreyra - María Dolores González
Ruzo
416
Entrecruzamentos e reescrituras em Eu, Tituba,
feiticeira... negra de Salém
Ana Maria Martins Roeber
423
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Prólogo
La presente publicación es una compilación de los trabajos
expuestos en las II Jornadas Internacionales: Fronteras, Ciudadanía
y Conformación de Espacios en el Cono Sur. Una mirada desde las
Ciencias Humanas y Sociales, las que se llevaron a cabo en la Facultad
de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de Río Cuarto en junio
de 2012 con una interesante asistencia de docentes, investigadores y
alumnos nacionales y extranjeros.
Estas Jornadas tuvieron como objetivos principales favorecer el
diálogo e intercambio entre diversas disciplinas, compartir prácticas
profesionales y resultados de investigaciones y fomentar la discusión
sobre la tarea intelectual en el contexto actual. Asimismo, durante el
desarrollo de las mismas, se favoreció el debate y el diálogo entre los
participantes para lograr establecer redes de intercambio de experiencias,
promover el estudio y la investigación interdisciplinaria y propiciar
el perfeccionamiento de la práctica profesional docente teniendo en
cuenta el nuevo perfil del docente universitario en el contexto nacional e
internacional del siglo veintiuno.
En esta edición, se publican trabajos de investigación y experiencias
docentes, en lengua española y portuguesa, cuya temática se relaciona
con las áreas de Educación, Estudios de Género, Geografía, Historia,
Lengua, Literatura y Cultura. Los mismos han sido organizados según
las mesas de trabajo previstas en el programa de las jornadas.
9
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Conferencias
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El desplazamiento de la frontera de los
estudios poscoloniales: algunas reflexiones
acerca de esta cuestión
María Graciela Eliggi
Es de aquellos que han sufrido la condena de la historia
–sometimiento, dominación, diáspora, desplazamiento– que
aprendemos nuestras más perdurables lecciones para vivir y
pensar.
Homi Bhabha, The Postcolonial and The Postmodern1
Introducción
Habiendo concluido una década del nuevo milenio y transitando
ya la segunda, resulta pertinente preguntarnos como comunidad de
investigadores de la ciencias humanas y sociales del Cono Sur, ¿cuál
es el estado de los estudios poscoloniales? ¿Cuál es su vigencia? Sin
querer que esta introducción se extienda más allá de lo estrictamente
necesario, no puedo, no obstante, dejar de preguntar ¿qué se entiende?,
o mejor aún, ¿qué se incluye o qué se incluía dentro del término “estudios
poscoloniales”?, ya que comprender lo que la expresión abarca nos
permitirá visualizar mejor si los mismos continúan formando parte de la
agenda contemporánea.
¿Qué se entiende por Estudios Poscoloniales?
El interés por las cuestiones poscoloniales data, en principio, de la
década de 1950, momento en que Alfred Sauvy (en Dobie, 2009:205) acuña
el término Tercer Mundo para referirse a las naciones en vías de desarrollo,
como algunas de África y Sudamérica, marco dentro del cual estaría
incluido nuestro país junto con el resto de los de América Latina. En una
apretada síntesis, diremos que estas naciones se diferenciaban de las del
Primer Mundo (Europa y Norte de América), las que se caracterizaban por
su gran industrialización, gobiernos democráticos, afluencia económica
y ciertos presupuestos y creencias compartidas. Las poblaciones
blancas de países que alguna vez pertenecieron al imperio británico
–Australia, Canadá y Nueva Zelanda– ocupaban un lugar particular
dentro del Primer Mundo, aunque su estatus no era estrictamente el
mismo que el de quienes fueron una vez sus colonizadores. Tal vez la
publicación, hacia fines de la década del ‘70, de la obra de Edward Said
1
Todas las traducciones de citas son de mi autoría.
11
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Orientalism (1978) pueda considerarse como puntapié inicial para el
debate acerca de cuestiones poscoloniales, con su discusión acerca de
la producción europea de estereotipos referidos a los habitantes de los
pueblos colonizados y también acerca de la visión del “otro”, como un
ser inferior y desagradable. Más adelante, muchos otros autores, como
es el caso de Homi Bhabba en su obra The Location of Culture (1994),
expusieron los fundamentos del proyecto poscolonial y la razón por la que
se hacía necesario reubicar la cultura occidental desde una perspectiva
poscolonial. Pero, indudablemente, la expresión “estudios poscoloniales”
alcanzó relevancia y consolidación, especialmente en el campo de los
estudios culturales y literarios, con la aparición, en 1989, del libro The
Empire Writes Back: Theory and Practice in Post-Colonial Literatures de
Bill Ashcroft, Gareth Griffiths y Helen Tiffin. Y no sólo como expresión
sino como área de estudios con una variedad de sub-temas a discutir y
examinar, tales como las estrategias de apropiación, la reubicación de las
estructuras de poder y también de la/s lengua/s afectadas por los procesos
colonizadores, las lenguas emergentes después de la descolonización
con todas sus variedades, el re-posicionamiento de la teoría aplicable
al análisis y crítica literaria; todo lo anterior, apelando a repensar las
maneras de leer y comprender hasta ese momento imperantes. Y así,
los estudios poscoloniales, según lo planteado por Ashcroft et al., se
desarrollaron en intersección con otras corrientes, tales como el postmodernismo, el post-estructuralismo, la crítica marxista, la feminista y
también los estudios culturales, entre otros. El libro de Ashcroft et al. se
constituyó, de este modo, en un texto seminal para los interesados en el
tema.
Los Estudios Poscoloniales y el desplazamiento de sus fronteras:
intercambios y préstamos
La década de 1990 puede, entonces, ofrecer evidencia de cómo el
interés de muchos investigadores de las ciencias sociales y humanas
se dirigió al estudio de las interacciones entre las naciones o centros
europeos de poder y las sociedades que éstos colonizaron a partir de
la Edad Moderna2. Esta interacción impuesta por algunos países de
Europa afectó a gran parte de la Tierra. A comienzos del siglo XX, el
accionar europeo en otros lugares del resto del mundo parecería haber
abarcado hasta ese entonces, un 80% del total de la geografía del mundo,
situación que variaría luego de la Segunda Guerra Mundial, época en
la que también comenzó a vislumbrarse un renovado interés por las
cuestiones poscoloniales, como consecuencia de la desmembración y/o
desintegración de la política imperial europea.
2
Entendemos por Edad Moderna la que comienza en el siglo XVI, cuya marca más visible en la historia
de la relación europea con el resto del mundo la constituyó la llegada de Colón a América, aunque
algunos autores discrepan y sitúan a la Edad Moderna en el siglo XVIII.
12
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En relación con esto, Helen Gilbert y Joanne Tompkins (en Dobie,
2009:206) señalan el error común de considerar que los estudios
poscoloniales refieren a un “concepto temporal”, a un período de tiempo
que siguió los procesos de descolonización. En coincidencia con lo que
las autoras expresan, es posible afirmar que los estudios poscoloniales
conllevan un fuerte componente “espacial”, cuya marca puede observarse
en los territorios objeto de los procesos colonizadores, en sus habitantes, en
sus expresiones culturales. Gilbert y Tompkins afirman, asimismo, que a
pesar de todos los esfuerzos liberadores, democratizadores y/o tendientes
a recuperar las antiguas culturas y la idiosincrasia propia de los pueblos
dominados y restablecerlas gradualmente, pueden encontrarse nuevas
formas de colonialismo-“neocolonialismo” –y en realidad esto es así–,
cuyos efectos son similares a los del imperialismo tradicional y en las que
los poderes más débiles no están sometidos por intervenciones militares,
aunque no por ello dichas intervenciones sean menos dominantes tanto
en lo económico como en lo cultural.
En las pasadas tres décadas, podemos aseverar, entonces, que
el campo de los estudios poscoloniales experimentó su consolidación
a partir de la focalización del interés de muchos investigadores en los
efectos de la colonización de determinadas sociedades y sus culturas.
Mucha es la producción académica existente en todo el mundo en torno
a estos temas, lo que puede constatarse haciendo un breve análisis de
las temáticas elegidas para numerosos congresos, seminarios, jornadas
y publicaciones especializadas durante el período citado y en diversas
partes del mundo académico actual. Esta consolidación se debe también
a lo versátil del campo, ya que debido a que la discusión central gira
en torno al tema del colonizador/colonizado y sus relaciones de poder y
sometimiento, los estudios poscoloniales albergaron rápidamente a otros,
tales como los estudios de las relaciones entre el hombre y las distintas
formas de posesión de la tierra, entre hombres y mujeres y entre distintos
géneros, entre el hombre y el medio ambiente, y así sucesivamente.
Muchas otras áreas en las que el equilibrio o más bien desequilibrio entre
formas de poder se pudiera poner de manifiesto, podía ser estudiada
desde una perspectiva poscolonial.
Vemos así como los estudios poscoloniales se establecieron como un
término colectivo que podía proveer sustento teórico para el desarrollo de
otros y variados campos. No obstante, y en paralelo con ese desarrollo,
podemos observar el de otras áreas de estudio como la globalización, el
cosmopolitanismo, los estudios de las diásporas, entre todos los que se
ha generado un importante proceso de polinización cruzada que permitió
el enriquecimiento de los distintos postulados y propició nuevos debates.
En 2006, una década después de la publicación de la obra citada de
Ashcroft et al. y de otras varias producidas por los mismos autores
13
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
sobre el tema del poscolonialismo, se desarrolló como parte de una mesa
redonda organizada por la MLA3, una discusión acerca del tema “El fin de
la teoría poscolonial”, que intentaba encontrar una respuesta al siguiente
interrogante: ¿estamos llegando al fin de los estudios poscoloniales? Si ese
era el caso, los asistentes querían conocer qué otra corriente o corrientes
se habían convertido en sus sucesoras. Lejos de dar por tierra con los
estudios poscoloniales, los investigadores, críticos y demás participantes
de la discusión, partiendo de los ensayos contenidos en una publicación
del año 2005 Poscolonial Studies and Beyond de Loomba et al., subrayaron
la vigencia del campo de estudio y la interrelación del mismo con otras
áreas. Por ejemplo, el texto citado discute la relación más tradicional entre
los estudios poscoloniales la historia y la crítica literaria pero también los
vincula con otras áreas de investigación como los estudios de los medios
de comunicación, los estudios lingüísticos y semánticos, los ambientales,
religiosos y de género. Los campos representados incluyen, asimismo,
a la antropología, a los estudios africanos y asiáticos y los de Oriente
Medio, entre otros. Este desplazamiento de la frontera de los estudios
postcoloniales, que comenzó a producirse en el mundo anglosajón hacia
fines del siglo XX, revela que aquellos han impregnado toda una pluralidad
de disciplinas.
Estudios Poscoloniales: Recalculando el recorrido, cruces y
derivaciones
Ashcroft et al. proponían como uno de los temas centrales de los
estudios poscoloniales el tema de la espacialidad, ocupando las relaciones
entre espacio, lugar e identidad, gran parte de la discusión.
En ese sentido, una corriente de crítica literaria que puede decirse está
relacionada con los Estudios Poscoloniales es la denominada Ecocrítica (eco
poética/ crítica literaria ambiental/ estudios culturales verdes/compostestructuralismo). La misma adquiere mayor relevancia durante la última
parte del siglo XX y principios del XXI. Joseph Meeker, ambientalista y
especialista en literatura comparada, define a la ecología literaria como
“el estudio de temas y relaciones biológicas tal como aparecen en textos
literarios”. Esta práctica vio su origen en el movimiento ambientalista
de los años 1960 y 1970 en EE.UU., no obstante no se posicionó como
una nueva área de estudio sino que se incorporó a otras ya existentes,
como por ejemplo la de los estudios americanos, o quedó subsumida bajo
denominaciones tales como “ecología humana” o “ciencia y literatura”.
Recién en la década de los ‘90 se establece en el Congreso de la MLA de
1991, con una sesión especial denominada “Eco-crítica: el reverdecer de
los Estudios Literarios”. Este interés en la intersección de la literatura y
la naturaleza se expandió bastante rápidamente. Cursos acerca de estas
3
MLA: Modern Languages Association.
14
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
temáticas pueden encontrarse tanto en los departamentos de inglés de
distintas universidades como así también en los programas de estudios
ambientales. Todo esto se vio fortalecido por la fundación, en 1995, de
la ASLE: Asociación para el Estudio de la Literatura y el Ambiente, la
misma está compuesta no sólo por profesores y estudiantes de literatura
y cultura sino también por escritores, artistas varios, ambientalistas,
entre otros. Sin embargo y a pesar del creciente desarrollo del área, la
misma no escapa a la polémica y a los desacuerdos. Huggan y Tiffin
(2010) en la Introducción a su libro Postcolonial Ecocriticism. Literature,
Animals, Environment plantean que hay dos corrientes que parecen
irreconciliables: “la del norte, el ambientalismo de los ricos (siempre
potencialmente jactancioso e hipócrita) y la del sur, el ambientalismo
de los pobres (a menudo genuinamente heroico y auténtico)” (Huggan y
Tiffin, 2010:2) y se preguntan si existe alguna manera de acortar la brecha
entre colonizador y colonizado cuando ambas posturas se encuentran
encerradas en sus respectivos mundos. Sin embargo, y con todas las
discrepancias que puedan existir entre ambas corrientes y a su vez entre
éstas y la teoría poscolonial, se ha hecho evidente tanto en la teoría como
en la práctica, la necesidad de reunir lo poscolonial con lo ambiental
como mecanismo para enfrentar los subsistentes modos imperialistas
de dominación social y ambiental, ya que entre las tareas centrales que
la eco-crítica se propone realizar figuran no sólo el cuestionamiento de
las ideologías occidentales de desarrollo sino también la provisión de
alternativas viables, y en eso podemos encontrar coincidencia con la
cuestión poscolonial.
Es indudable, no obstante lo anteriormente dicho respecto de
la relación entre estudios poscoloniales y ambientales, que el destino
futuro e inevitable del poscolonialismo se encuentra en su relación actual
con los estudios acerca de la globalización. Por un lado, estos últimos
parecen haber sido sus sucesores más evidentes en cuanto retomaron
naturalmente muchas de las preocupaciones e intereses poscoloniales.
Pero al mismo tiempo, y según lo expresa Simon Gikandi en el capítulo
106 de The Post-Colonial Studies Reader (en Ashcroft et al., 2010:474476), el discurso de la globalización se vio increíblemente influenciado
por la terminología poscolonial durante la pasada primera década del
siglo XXI. De esta manera, poscolonialismo y globalización continuaron
un camino en común, ya que no es posible comprender los conceptos
de la globalización presente si no se comprenden, antes, las estructuras
de las relaciones de poder global que surgen como el legado económico,
político y cultural del imperialismo occidental del pasado. Asimismo, y
aun cuando resulta difícil definir y circunscribir ambas corrientes, las
mismas plantean dos cuestiones comunes: su preocupación por formas
de organización socio-cultural que puedan trascender las fronteras
15
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
de la nación-estado y su pretensión de encontrar nuevas perspectivas
que hagan a la comprensión de los flujos culturales que no pueden ya
sustentarse en las homogéneas narrativas eurocéntricas de desarrollo y
cambio social. Para quienes están interesados en la investigación de los
cambios en la producción socio-cultural del nuevo milenio, los estudios
de la globalización resultan atractivos ya que reúnen lo universal con
los intereses globales y locales: “lo glocal”, en un proceso de constante
renovación. Y a su vez, también proponen como un sitio de tensión entre
la homogenización y la heterogenización cultural lo que Arjun Appadurai
(en Ashcroft et al., 2010:473) identificó como las dimensiones del flujo
cultural contenidas en su imaginario social4. En su concepción de “los
paisajes de los medios y de las ideas”, Appadurai se refiere a la irrupción de
lo visual en los medios de comunicación, a la concatenación de imágenes
y su impacto en el mundo real y globalizado. En cualquier caso, lo que
se puede presentar cómo novedoso en cuanto a estos presupuestos es el
uso renovado y estratégico que el discurso de la globalización hace de la
terminología provista por los estudios poscoloniales y de sus teorías.
Siguiendo este viaje exploratorio que intenta establecer hasta dónde
se ha desplazado la frontera de los estudios poscoloniales, llegamos a
examinar otras cuestiones, como por ejemplo cuál es el lugar de los
estudios poscoloniales en un mundo en el que el imperio continental
chino es uno de los espacios geográficos más ricos del planeta. ¿Cómo
debería estudiarse este fenómeno, debería incluirse a China como objeto
de estudio y, en ese caso, ¿cómo habría que hacerlo? ¿Qué debería hacerse
con la situación de los países de Europa del Este? ¿Cómo re-encausar
los estudios sobre Irlanda, luego de años de haber quedado subsumida
en la categoría “Imperio Británico”? Nuevas orientaciones en el campo de
los estudios poscoloniales y/o de sus “asociados” nos permiten analizar
algunos ejemplos.
China es un imperio que funciona como una nación. Con sus
millones de habitantes, es un ejemplo de lo que Ashcroft ha denominado
“transnación”. Mientras que el concepto de nación es uno de los más
discutidos en los estudios poscoloniales y el uso del término nación-estado
invita a considerar a la nación como sinónimo de estado, la distinción
que propone Ashcroft se refiere a los ocupantes que cruzan las fronteras
de la nación-estado, ese complejo histórico, multiétnico y cultural que
podemos llamar nación, que ocupa las estructuras políticas, geográficas
y legales que constituyen el estado. El concepto de transnación expone
la distinción radical existente entre estas dos entidades. La nación no es
el estado; esto puede entenderse en el caso de China, con millones de
trabajadores migrantes dentro de su propio país, forzados a vivir entre su
“hogar” en algún lugar de China y la nación-estado, perdidos en un proceso
4
Appadurai identificó cinco dimensiones a las que denominó: paisajes étnicos, paisajes de los medios,
paisajes tecnológicos, paisajes financieros y paisajes de las ideas.
16
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
de diáspora interna; estos migrantes constituyen una transnación –una
nación en tránsito o en constante movimiento de traslación, me atrevo
a decir–, término que tampoco debe confundirse con lo transnacional o
lo internacional que se refieren más a las relaciones entre estados. Los
ocupantes de la transnación, según Ashcroft, migran de manera fluida
fuera del estado que comienza dentro de la nación. Este afuera, es algo
geográfico, cultural y conceptual y esto es algo obvio también en el caso de
India, donde la nación constituye la escena perpetua de la traslación que
hace que muchos de sus ocupantes experimenten ese “vivir entre” que
los caracteriza. La transnación es una forma de hablar de los sujetos en
sus vidas, comunes y corrientes, sujetos que viven en medio de aquellas
categorías que por lo general constituyen su subjetividad.
Así los estudios relativos a lo que se entiende por transnación
vienen a desbaratar la construcción de centro y periferia que aún
mantiene su posición en nuestra comprensión de las relaciones globales.
Si la transnación va más allá de las fronteras geográficas, políticas,
administrativas y hasta imaginarias, como sostiene Ashcroft, dentro y
fuera de los límites de la nación, notaremos que constituye un espacio
en el que las fronteras se transforman, se superan las afiliaciones
nacionales y culturales y se disuelven las dicotomías centro-periferia,
ser nacional-ser extranjero. Y esto es así, especialmente, en los casos de
China e India porque la nación es de por sí un conglomerado migrante y
hasta diaspórico de flujos y convergencias, tanto dentro como fuera de
las fronteras del estado.
Si bien, como anticipamos, el término transnación no debe
confundirse con lo transnacional, tampoco debe equipararse a la idea
de diáspora. Por mucho tiempo, se vislumbró una ruta posible para
los estudios poscoloniales en el estudio de la dispersión y movimiento
constante de poblaciones diaspóricas que adoptan la lengua inglesa como
un modo de articulación cultural. La concepción de diáspora planteada
por William Saffran (en Wilson et al., 2010:74) consideraba varios aspectos
que podrían resumirse en sentido de ausencia, pérdida y alienación.
Esta concepción fue varias veces cuestionada por otros teóricos, como
James Clifford y Paul Gilroy (75), quienes alegaron que muchas de las
condiciones planteadas por Saffran en su definición de diáspora no podían
aplicarse a una cantidad de movimientos migratorios globales, y otros
críticos también rechazaron la presunción de los estudios de diásporas
respecto de que todos las poblaciones en diáspora experimentan un
sentido de ausencia y pérdida (75-77). Contrario a este pensamiento, es
posible afirmar, dice Ashcroft, que los habitantes de la transnación, ya
sean éstos refugiados en situaciones de peligro o sujetos de clase media
que se encuentran cómodamente disfrutando en su traslación global,
todos los sujetos de la transnación revelan una cierta habilidad para
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
moverse dentro de las estructuras del estado. La movilidad no necesita
ser una condición permanente de desplazamiento, pérdida y exilio.
Por último, la reinvención del concepto de cosmopolitanismo y
los estudios en torno a esta cuestión han ganado también renovada
notoriedad. Muchos teóricos poscoloniales adoptaron la Gran Teoría
de la Diversidad Cultural Global siguiendo por ejemplo a Bhabba en su
adhesión a este concepto, tal vez porque parece contener una serie de
principios éticos que la hacen muy atractiva y constituyen su principal
fortaleza. Sin embargo, esta teoría construye al cosmopolitanismo como
una actitud, perspectiva o estado de ánimo en la relación de uno con el otro.
Esto no resuelve el problema de quiénes son admitidos o no a participar
de un determinado espacio. Ni tampoco define a quién se considera un
sujeto cosmopolita, o explica cómo se construye su identidad. Y en las
varias definiciones que se han presentado, ha resultado casi imposible
deshacer el concepto de su connotación de delicadeza, sofisticación y
riqueza que el término acarrea. A su vez, los sujetos cosmopolitas no
necesariamente son inmigrantes, viajeros, expatriados o exiliados, ni
tampoco sujetos diaspóricos, trabajadores migrantes o refugiados. Pero
todas estas personas sí son habitantes de la transnación.
El espacio de la transnación es uno en el que las diferencias entre
sujetos se multiplican y nos enfrentan así a una responsabilidad ética
de apertura frente al otro. Ese otro que en la transnación ocupa un
espacio intermedio perpetuo, un “estar entre” negociable y cambiante que
demuestra la entidad real de la gente en su navegar por las estructuras
del estado. La transnación es no sólo un producto de la nación sino del
movimiento, desplazamiento y reubicación; la transnación es global y local.
El ver el movimiento de gente en la globalización, acentúa la circulación
de lo local en lo global. Por último en el espacio de la transnación, la
literatura adopta su función utópica con todo su poder transformador, ya
que a través de las historias que contamos podemos habitar un cono de
esperanza e imaginar un mundo cambiante y diferente.
***
Me permití utilizar, para concluir esta exposición, las palabras
que aparecen en la Introducción a la edición 2010 de la obra The Postcolonial Studies Reader, de Ashcroft et al., en la que los autores afirman
lo siguiente, a lo cual adhiero:
La teoría poscolonial continuó expandiéndose y diversificándose. Si
bien la discusión sobre el término mismo no ha disminuido y ciertos
temas clásicos de la teoría del discurso poscolonial de Said, Spivak y
Bhabba mantienen su prominencia, los últimos diez años han visto
cómo desde una creciente variedad de campos de estudio y disciplinas
se recurrió a la teoría poscolonial [...] Aun cuando la teoría poscolonial
fue una creación de los estudios literarios, ha proporcionado una
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
metodología a una amplia gama de disciplinas debido a que ha podido
reconocer las muy específicas formas de poder colonial y neo-colonial
que operan en el mundo actual.
Retomando, entonces, lo dicho por Bhabba, considero que los
estudios poscoloniales no han perdido vigencia precisamente porque,
en esencia, funcionan como estrategias de pensamiento que ayudan a
reelaborar situaciones de sometimiento y dominación, cualesquiera
que éstas sean. Se han recreado, actualizado, combinado y adaptado a
muchos otros estudios como los de la globalización, la transnación, el
cosmopolitanismo y los estudios de diáspora. Y, en la medida en que las
relaciones humanas en sus diversas manifestaciones continúen siendo lo
que han sido y son, las desigualdades continuarán y habrá más material
para nuevos aspectos de los estudios poscoloniales.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Historia de las relaciones internacionales de
Argentina y Brasil
María Eugenia Cruset
[email protected]
Resumen
La historia de las relaciones exteriores de Argentina no puede ser
completamente entendida sin la participación de tres actores protagonistas:
Inglaterra, Brasil y Estados Unidos, en ese orden. Con Brasil, en particular,
tres siglos fueron necesarios para pasar de una difícil relación de vecindad,
marcada por la desconfianza (heredada de la etapa colonial), la rivalidad
que llega al enfrentamiento bélico, la indiferencia, hasta a mediados del
siglo XX donde se convierten en socios, aliados y amigos. Es un largo
recorrido, marcado por luces y sombras pero con un buen final.
Introducción
El presente trabajo intenta explicar la historia de las relaciones
exteriores de Argentina desde la creación del Virreinato del Río de La
Plata. Lo que estudiaremos es un proceso largo y complejo donde estarán
presentes los difíciles primeros años del gobierno patrio, las guerras
civiles y el gobierno del gobernador Rosas, hasta llegar a la reunificación
del país en 1860.
El período de 1860 a 1916 puede ser considerado como el de
formación de la nación a partir de los parámetros ideológicos de la
llamada “Generación del ‘80”, que establece un sistema liberal en lo
económico y conservador en lo político que se suaviza a partir de 1916
con la llegada al poder por sufragio universal y secreto del presidente
Yrigoyen. A partir del golpe de estado de 1930, cambia progresivamente
estas bases, aunque muchos de sus elementos perduran. Entendemos
que este período fundacional es de suma importancia para comprender
el desarrollo posterior del país y, por esta razón, le daremos un desarrollo
más amplio.
Finalmente, hay que dejar bien en claro que este proceso no puede ser
entendido plenamente sin la intervención de tres actores fundamentales:
Inglaterra, Brasil y Estados Unidos, en este orden de importancia.
Desde la colonia a la unificación nacional
La historia de las relaciones internacionales de Argentina viene
cargada de un fuerte componente de desconfianza hacia su vecino-
21
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
rival Brasil, heredado de la época colonial y la política de la corona
española.
Durante el siglo XVIII la casa de los Austrias es reemplazada luego
de la llamada Guerra de Sucesión española por la de los Borbones. Para
esta nueva dinastía era necesario reorganizar el imperio colonial para
hacerlo más eficiente y funcional a los intereses metropolitanos. En este
sentido es que se crea en 1776 el Virreinato del Río de la Plata. Uno de los
motivos, y no menor, para su fundación era el temor del expansionismo
hacia el sur del continente de la corona lusitana con la consiguiente
preocupación de que llegara a apropiarse de las ricas minas de plata de
Potosí en el Alto Perú, hoy Bolivia.
Es por esto que no es ilógico pensar que parte de la justificación de
la creación de lo que después sería Argentina es el temor y desconfianza
hacia Brasil. Este sentimiento de vecindad-rivalidad se va a mantener
hasta bien entrado el siglo XX.
El 25 de mayo de 1810, acompañando un proceso continental, se
establece en la ciudad de Buenos Aires el primer gobierno patrio, autónomo
de España. De todas estas juntas que se fueron fundando en el espacio
hispanoamericano, sólo la del Río de la Plata va a prosperar. Por eso, una
de las principales preocupaciones fue la de buscar el reconocimiento de
las potencias europeas, particularmente de Inglaterra.
Desde la independencia formal del país en 1816 hasta la década de
1860, la historia nacional se caracterizó por las guerras civiles y el gobierno
autoritario del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas.
Durante esta etapa tan conflictiva, se destaca la Guerra del Brasil o
Guerra da Cisplatina, según el nombre dado por la historiografía brasilera,
que fue un conflicto bélico que tuvo lugar en la década de 1820 entre las
Provincias del Río de la Plata y el imperio del Brasil, por la posesión de los
territorios que corresponden a la actual República Oriental del Uruguay
y parte del actual estado de Río Grande del Sur.
A partir de 1860, se reunifica el país y se sientan las bases del Estado
actual bajo los parámetros ideológicos de la llamada Generación del ‘80,
que consistían mayormente en crear un sistema conservador en lo político
y liberal en lo económico. También se buscaba insertar a Argentina en la
división internacional del trabajo como abastecedor de productos agroexportadores y, en esta lógica, debía imperiosamente hacer producir la
pampa a través de la mano de obra llegada por la inmigración.
Política exterior argentina a partir de 1860
Tomando el modelo de Tomassini con las modificaciones hechas
por Raúl Bernal-Meza para su estudio comparativo sobre las políticas
exteriores de Argentina y Brasil, es que hemos decidido darle el marco
metodológico a nuestro trabajo (Bernal-Meza, 2005).
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Siguiendo este marco metodológico, son tres las grandes cuestiones
que definen y diferencian la política exterior de los países:
1. La agenda internacional, o sea, los intereses que los países
persiguen en su accionar externo.
2. Los objetivos, la posición que ese país desea alcanzar o el estado
de cosas que pretende lograr a través de la satisfacción de sus
intereses.
3. El estilo que caracteriza la formulación y aplicación de esa política.
1.a. Relación con Inglaterra
Es innegable que, para el caso de la política exterior de Argentina, la
relación con Inglaterra ha sido de tal magnitud que fácilmente se puede
ver en ella a la variable divisoria de la política diplomática de estos dos
países.
La relación privilegiada de socio comercial de Argentina con la Gran
Bretaña ha sido ampliamente estudiada. Esto demuestra el papel de suma
importancia que tuvo en el desarrollo histórico del país. La consolidación
del Estado-nación, que comenzó hacia 1860 y que terminó de concretarse
en la década de 1880, tuvo su basamento en la consolidación del sistema
económico y su inserción en el sistema capitalista global como país agroexportador. Fue esa coyuntura económica la que le permitió un gran
desarrollo dentro de la división internacional del trabajo. A partir de esta
inserción es que Argentina e Inglaterra tendrán una relación simbióticafuncional donde la primera irá perdiendo autonomía frente a la segunda.
El Estado desarrolló una política exterior destinada a dar garantías
a las inversiones, europeas en general y británicas en particular, a
asegurar su financiación externa y a consolidar los mercados europeos
para la producción agrícola. En este contexto, las relaciones económicas
llegaron a tener un carácter casi esencial en el funcionamiento del país;
sin embargo, las relaciones estrictamente políticas se caracterizaron por
un bajo perfil británico.
Este bajo perfil debió ponerse a prueba en dos ocasiones, la primera
fue en 1880 cuando naves de la armada argentina confiscaron la carga
del buque inglés S.S. Plato. En esta ocasión, tanto el embajador británico
en el país como la actitud tomada por el Foreing Office, fue de absoluta
no intervención. En lugar de una intromisión directa, incluso con el envío
de tropas, se prefirió una política de negociación que no “ofendiera” el
orgullo de las autoridades argentinas y que permitiera continuar con el
intercambio comercial pacífico.
El segundo incidente fue el estallido de la crisis de 1890 y las severas
políticas impuestas por el presidente de turno Pellegrini. Algunas de estas
medidas, como la adopción de un impuesto del 2% sobre los depósitos en
bancos extranjeros y del 7% a los beneficios de las compañías extranjeras,
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
afectaron indudablemente a algunas compañías británicas. A pesar de
las presiones desarrolladas en Londres para lograr una intervención
directa de la corona que revirtiera estas medidas, el gobierno se mantuvo
ausente y mantuvo su política prescindente.
Sin embargo, hay que decir que esta conexión hegemónica con Gran
Bretaña (basada en la inversión en ferrocarriles, frigoríficos y del sector
financiero) fue llevando a una progresiva pérdida de autonomía.
Siguiendo la teoría de Puig, quien comenzó a estudiar el
funcionamiento del régimen internacional tomando como eje la autonomía
y sus gradaciones, y usando sus cuatro estadíos principales: dependencia
para-colonial, dependencia nacional, autonomía heterodoxa y autonomía
secesionista, es fácil ubicar a los Estados-nación en este esquema.
Argentina en la etapa del modelo agro-exportador que estudiamos (18801916) podría entrar en la primer categoría.
1.b. Relaciones bilaterales/multilaterales
Sabemos que la diplomacia puede tener dos modalidades: la bilateral
que tiene lugar entre dos Estados (mayormente) y la multilateral que
tiene lugar entre dos o más Estados o bien entre uno de éstos y otros
sujetos de derecho internacional. Puede ser igualmente temporal, por
medio de las conferencias internacionales, o permanentes por medio de
las delegaciones o misiones permanentes. Tiene una forma de ejecución
también muy característica: la multilateral que es la denominada
diplomacia de conferencia que se institucionalizó a escala global con el
tratado de Versalles y la Sociedad de Naciones, aunque ya existía desde
antes.1
La Argentina de la década de 1880 es un Estado-nación integrado
y ordenado, con una fuerte inmigración, económicamente rica y con
una relación de privilegio con su socia comercial: Inglaterra, potencia
aún dominante en esa época. Es por esta razón que dentro del concierto
internacional se va a mostrar como “uno entre iguales”, manteniendo una
relación bilateral con el resto de los países, en particular con aquellos
hacia los que siente una inocultable admiración cultural: los europeos
del norte.
Asimismo, mantendrá la defensa irrestricta del derecho internacional,
la salvaguarda de las soberanías de los Estado-nación y una permanente
política de neutralidad.
En relación con el espacio latinoamericano, guardará cierta
ambigüedad basada en una distancia y despreocupación por la
vinculación a la región y, al mismo tiempo, una política de prestigio
1
Congreso de Viena: conferencia internacional convocada con el objetivo de restablecer las fronteras de
Europa tras la derrota de Napoleón I. La reunión se llevó acabo del 1 de octubre de 1814 al 9 de junio
de 1815 y las decisiones que allí se tomaron de forma multilateral marcaron el equilibrio de poderes de
la mayor parte del siglo XIX.
24
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
basada en la defensa y salvaguarda de los interesas de estos países frente
a la intromisión de potencias europeas o de Estados Unidos.
Por otro lado, existió un menosprecio hacia las conferencias
internacionales y una abierta oposición hacia las decisiones que en ella se
tomaban. Esto particularmente cuando debía enfrentarse a los intereses
hegemónicos de Estados Unidos en las conferencias Panamericanas.2
1.c. Relación con Estados Unidos de América
Durante la década de 1880, un tema clave de la agenda política en
las relaciones entre los gobiernos de Buenos Aires y Washington fue el
esfuerzo puesto en práctica por la diplomacia norteamericana en pos de
la unidad panamericana. Mientras Estados Unidos buscaba imponer su
hegemonía en los países de Sudamérica, Argentina se convertía en su
principal oponente. Esta rivalidad se desarrolló en todas y cada una de
las conferencias panamericanas.
Uno de los puntos mayormente discutidos fue el del arbitraje sugerido
por el país del norte y que chocaba con los principios profundamente
arraigados en la diplomacia nacional sobre igualdad soberana y no
intervención de países extranjeros.
La posición argentina en la conferencia panamericana de 1889,
oponiéndose sistemáticamente a la cada vez mayor influencia de Estados
Unidos, estaba basada en la visión que la clase gobernante tenía de su
país. El éxito del modelo económico, los progresos en el orden cultural, la
convertían en una nación que se creía superior al resto de América Latina
y daba la espalda a ésta, con una íntima relación con Europa y con un
sentimiento de competencia y desconfianza hacia la potencia emergente
en el norte.
El panorama continental para fines del siglo XIX permitió que dos
países ricos, con nacionalismos formados desde el Estado, con procesos
inmigratorios fuertes, se enfrentaran. Mientras EE.UU. tendrá una
política exterior expansionista, Argentina pondrá todos sus recursos para
contenerlo.
Cuando hacia fines de 1902, Venezuela se vio amenazada por las
fuerzas navales de Gran Bretaña, Alemania e Italia con el fin de lograr el
pago de la deuda, Estados Unidos no utilizó los principios de la doctrina
Monroe (“América para los americanos”), con el fin de proteger a su vecino
sino, por el contrario, creó el llamado “primer corolario Roosevelt” para
limitar la doctrina y no intervenir. En este contexto, el canciller argentino
presenta su después llamada “doctrina Drago”, donde sostiene que la
deuda de ningún país puede dar lugar a la intervención armada.
La postura del canciller argentino constituyó un respaldo al texto de
la doctrina Monroe y una fuerte crítica a las prácticas intervencionistas en
2
Para ampliar este tema, ver: Cruset (2011).
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la región. Paradójicamente, debido al fuerte respaldo que la doctrina Drago
hace a la Monroe, las políticas exteriores argentinas y norteamericanas
se alejaron.
En la opinión de algunos autores, el “corolario Roosevelt” formó parte
de una ideología imperial del gobierno norteamericano que extendió la
visión de “destino manifiesto” desde la zona del Caribe hacia las naciones
de habla hispana a lo largo del hemisferio. Mientras EE.UU. adoptó la
forma de control directo en la cuenca del Caribe, la estrategia utilizada para
el Cono Sur fue la de la “diplomacia de control”. Mientras que Argentina
se le opondrá utilizando los principios del derecho internacional.
2. Los objetivos
Durante los primeros cuarenta años posteriores a su independencia,
Argentina debe mantener una política exterior netamente defensiva y
su principal objetivo fue la búsqueda del reconocimiento diplomático
de su existencia. Además, debió esforzarse por consolidar sus fronteras
externas y tratar de minimizar lo más posible la intromisión de otros
países en los asuntos internos. Tengamos en cuenta que durante el siglo
XIX la intervención política militar de Europa y Estados Unidos en los
asuntos internos de Latinoamérica nos era poco frecuente.
Recién a fines del siglo, con todo lo que ya hemos visto sobre la
consolidación nacional, es que se comienza con una política exterior
coherente con lineamientos propios. Ya hemos visto cómo las elites
que gobernaban el país apostaron a insertarlo dentro de la división
internacional como un país productor de alimentos. El proceso de
crecimiento económico era un pre requisito para lograr los demás objetivos
nacionales. Es por esta razón que la diplomacia se convirtió en la típica
de un “estado comerciante” (“trading state”), siendo instrumento de la
inserción económica buscando abrir nuevos mercados a la producción
local, promover la inversión extranjera, la obtención de créditos
internacionales y favorecer el arribo de inmigración.
Un análisis de la estructura organizativa de la diplomacia
confirma esto. Para 1910, los medios eran relativamente modestos
(había representación diplomática en diecinueve países y un personal
de aproximadamente sesenta y siete personas), mientras que el cuerpo
consular, que se ocupaba de los temas económicos, era equivalente en
tamaño e importancia al de las principales potencias de la época, salvo
lógicamente Gran Bretaña y Francia.
3. El estilo
Frente a los objetivos de política exterior antes expuestos, la Argentina
tomó un estilo de “no compromiso” a nivel mundial cuyos lineamientos
básicos eran:
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
- Mantener buenas relaciones con los países más avanzados
como un instrumento para resguardar la inserción económica
internacional del país.
- No establecer alianzas políticas formales que pudieran llevarla a
conflictos de los cuales no era parte y que perjudicaría su posición
comercial.
- Buscar la neutralidad y la defensa del derecho internacional como
resguardo de estos objetivos.
Es decir, se buscó mantener un perfil de neutralidad y una defensa
explícita del derecho internacional.
Por el contrario, a nivel de política regional –es decir en el continente
americano–, la Argentina instrumenta un estilo más agresivo basado
en una tradicional política de prestigio e intentaba ejercer un cierto
liderazgo en la región. Para esto, sostuvo una férrea oposición a la
hegemonía de Estados Unidos en la región y participó como “árbitro”,
“garante” o “amistoso componedor” en la resolución de los conflictos
interregionales.
En resumen: la clave del estilo de la política exterior consistió en
fundar la independencia política y el prestigio internacional del país sobre
el éxito económico, la estabilidad institucional, la cantidad y variedad de
intercambio comercial y una sistemática no intromisión en los asuntos de
otros países aunque, simultáneamente, oponiéndose a Brasil y Estados
Unidos en la lucha por el liderazgo regional.
Un análisis superficial de la política exterior e internacional de la
Argentina parecería demostrar su permanente incoherencia. En el siglo
XIX, era un país dependiente de Europa, y particularmente de Gran
Bretaña, pero no obstante desafiaba a los europeos con las armas en las
manos (1840 y 1849) o en fieras controversias diplomáticas... mantenía
vinculaciones políticas esporádicas y tibias en América latina, pero
defendía ardorosamente a Venezuela contra la intervención europea (en
1902, cuando el canciller Luis María Drago enunció su doctrina) (Puig,
1988).
Estas apreciaciones que hace Puig sobre lo que habitualmente se
escucha –tanto en los ámbitos académicos como del público en general–,
sobre las aparentes paradojas de la política exterior del país son reales.
Sin embargo, nosotros entendemos que no surgen de un estudio objetivo
de la realidad histórica y se debe principalmente a confundir objetivos de
la diplomacia con estilos.
Nacionalismo y diplomacia
El nacionalismo, como lo entendemos a lo largo de este trabajo, es
la doctrina social y política a partir de la cual se conforman los grupos
humanos llamados nación. Esto implica que no necesariamente Estado y
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nación coinciden pero en la mayoría de los casos el primero será motivo
de reivindicación del segundo.3
A partir de la interrelación que se genera entre ambos, hemos
propuesto una clasificación. Según ésta, si el Estado es el formador
desde arriba de un Estado-nación homogéneo, basado en el contrato
entre ciudadanos y gobernantes, unificados en el vínculo igualitario
de la ciudadanía, con fuerte presencia de adoctrinamiento estatal –a
través, principalmente, de la escuela, el Registro Civil y el servicio militar
obligatorio–, a esta categoría la llamamos nacionalismo civilista.
Cuando el sentido de formación es el inverso, es decir de abajo
hacia arriba, cuando lo que une es la conciencia de pertenencia basada
en raza, idioma, religión, etc., lo llamamos: nacionalismo romántico.
Generalmente, son naciones sin Estado que reclaman por vías pacíficas
o violentas su “hogar nacional”.
El poder político ha sido asociado al gobierno y al Estado. El Estado
se ha convertido en el lugar del poder. Siguiendo la definición clásica
de Weber, es un poder basado en el monopolio del uso de la violencia
legítima. Esta situación comienza a gestarse en occidente a partir del
renacimiento y son su racionalización específica.
Desde finales del siglo XVII, se desencadenan una serie de episodios
revolucionarios que dan lugar a cartas constitucionales y declaraciones
de derechos (revolución gloriosa en Inglaterra, 1688; declaración de
la independencia norteamericana, 1776; revolución francesa, 1789;
declaración de los derechos del hombre, 1791) que instituyen al Estado
sobre las bases de libertad, igualdad política, propiedad privada, etc. Los
textos teóricos que dan marco ideológico a lo que nace son los clásicos
Leviathan, de Hobbes (1651), los Dos tratados sobre el gobierno, de Locke
(1689) y el Contrato social, de Rousseau (1762).
El ciudadano renuncia a parte de sus derechos individuales en favor
del Estado (Leviathan), que se convierte en un poder absoluto, consensuado
y legitimado, cuya función es defender los derechos fundamentales.
Éstos son, según el ideario burgués, la seguridad, la libertad y el orden,
para Hobbes, y la vida, la libertad y propiedad privada, para Locke. De
esta forma, el Estado es una creación humana y legitima las formas de
monarquías absolutas (Hobbes) o parlamentarias (Locke). La propuesta
3
Parecería que el pueblo gitano es la única nación que no reclama, por no interesarle, un hogar nacional.
Se dice que los gitanos se diseminaron por el mundo, procedentes de la región del Panyab (India y
Pakistán). Sin embargo, esto se basa en un análisis lingüístico (su idioma, el romaní, es hermano del
sánscrito), que no toma en cuenta otras variables culturales para determinar el real origen de este pueblo.
Con todo, es creencia generalizada que en algún momento de la historia los gitanos abandonaron la
India para poblar otros lugares.
Lo cierto es que, aunque es posible que provengan de la India, no está claro si antes de llegar a aquel
país tenían un origen distinto. Actualmente, no hay teoría científica que demuestre absolutamente un
origen cierto del pueblo gitano. Y, aunque se han establecido en muchos países, han conservado su
idioma, costumbres y homogeneización racial. El hecho de ser semi-nómades parece ser la causa de no
buscar una reivindicación estatual u hogar nacional.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
de Rousseau avala la fórmula revolucionaria y republicana. Esto lo hace
planteando la necesidad de un contrato social que garantice la igualdad
(formal) de los hombres y la satisfacción de sus necesidades a través de
un gobierno que ejecute la voluntad general del pueblo.
En la concepción clásica de Marx (1852), después desarrollada
por Lenin, el Estado no es neutro, se vincula a la clase dominante y
garantiza el proceso de dominación. Visiones más contemporáneas, como
las de Gramsci (1929) y Poutlanzas (1972), dan un enfoque un poco más
complejo pero basado en los mismos principios. En el ala más izquierda
de este pensamiento, teóricos clásicos del anarquismo del siglo XIX,
como Proudhom y Kropotkin, se plantean el modo de descentralizar y
desconcentrar el poder que tiene el Estado.
Las naciones están constituidas por el concepto gramsciano del
“complejo Estado/sociedad civil”. Mientras que para el nacionalismo
civilista la variable Estado es la de mayor peso, pasa lo contrario con el
nacionalismo romántico. Este marco teórico de análisis nos permitirá
avanzar en el tema.
El concepto gramsciano del “complejo Estado/sociedad civil”,
que fue incorporado a la teoría de las relaciones internacionales por
el norteamericano Robert W. Cox, y que nos recuerda que los diversos
Estados están condicionados de muy diferentes maneras por sus
respectivas sociedades civiles. De tal modo, visto en el largo plazo, el actor
(o unidad) “nacional” que realmente interactúa en el orden interestatal
con sus políticas exteriores no es simplemente el Estado, sino el complejo
Estado/sociedad civil, que imprime a cada actor una lógica y una dinámica
diferente a la de los demás actores o unidades.
Cada país registra una relación entre el Estado y la sociedad civil que
le es propia y que lo diferencia de todos los demás. Sistemas políticos,
estructuras sociales y culturas políticas determinan enormes diferencias
en, por ejemplo, la medida en que el Estado puede imponerle sacrificios
a la ciudadanía. También determinan diferencias significativas respecto
de la mismísima definición de conceptos aparentemente universales
como el de “interés”, que se vuelve etnocéntrico en tanto la valoración
de un mismo costo o beneficio cambiará en función de factores políticos,
sociales y culturales que son particulares a cada sociedad civil y que
tienen una fuerte incidencia sobre el Estado, ya sea por las presiones de la
sociedad civil (el caso, digamos, de las verdaderas democracias), o porque
la ausencia de presiones genera una enorme autonomía al gobernante.
Por otra parte, incluso cuando la sociedad civil tiene un enorme
peso sobre las decisiones del Estado, puede haber grandes diferencias
cualitativas en el tipo de influencia que ésta ejerce debido a la intervención
de variables culturales. La influencia de la sociedad civil sobre el Estado,
por ejemplo, no siempre conduce a una administración más “racional”
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
de la política exterior en términos del balance de costos y beneficios. Las
estructuras sociales, los sistemas políticos y las culturas obran como
condicionantes de primer orden en la percepción y valoración de hasta
los parámetros más “objetivos”.
Dentro de este esquema, Argentina, con un nacionalismo
civilista, lleva a cabo una política exterior basada en los intereses de
su clase gobernante. Con un aparato burocrático importante que forma
profesionales en la materia. Esto, lógicamente, a partir del presupuesto del
Estado, o sea el Estado invierte en la formación del personal diplomático.
Y donde es muy difícil imponerle grandes sacrificios.
Esto último lo podemos ver con dos ejemplos de nuestra historia. Por
un lado, la guerra de Malvinas, donde se le pidió a la sociedad desde el
gobierno todos los sacrificios que un conflicto bélico conlleva, donde éste
fue aceptado, aun con ciego entusiasmo. Pero donde hubo que apelar a
la prosa más pura del nacionalismo para lograrlo.4
En sentido contrario, es llamativo cómo una crisis económica
–ejemplos hay muchos en nuestra historia reciente– moviliza el pedido
de cambio de ciudadanía y la emigración cuando el ciudadano entiende
que el Estado no cumplió con su parte del contrato civil y, por lo tanto, el
individuo queda liberado de cumplir su parte.
Conclusión
Algunas reflexiones finales a modo de conclusión. La larga relación
entre Argentina y Brasil se caracteriza por una difícil relación de
vecindad, marcada por la desconfianza (heredada de la etapa colonial),
la rivalidad que llega al enfrentamiento bélico, la indiferencia, hasta a
mediados del siglo XX donde se convierten en socios, aliados y amigos.
Es un largo recorrido marcado por luces y sombras pero con un buen
final.
El punto de inflexión es el apoyo de Brasil a la Argentina por la
guerra de Malvinas, pero será necesario que los dos países vuelvan a la
democracia para que la visión estratégica de sus presidentes, Alfonsín y
Sarney, marcara el rumbo que comenzó el MERCOSUR.
Pero lo que comenzaron los estadistas debe ser continuado y
reforzado por los ciudadanos y, dentro de ellos, tenemos un papel
importantísimo los académicos e intelectuales. Para que se derramen
los beneficios del Tratado de Asunción (1991) a los pueblos, debemos
participar a través del conocimiento y entendimiento mutuo, el
intercambio de profesores y estudiantes y la elaboración de proyectos
científicos conjuntos. Éste es el momento de deponer históricos
desencuentros y así construir un futuro mejor para todos. Sirva este
trabajo para eso.
4 Aunque no compartimos por entero, es interesante el análisis que sobre esto propone Escudé. Ver:
Escude (1995).
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
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2005].
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La frontera como lugar de la multiplicidad
Ana Celi - Valeria Engert - María Luz Revelli
La frontera es un concepto complejo que puede pensarse como
determinado históricamente, un espacio donde se condensan infinidad
de procesos socioculturales. Se puede hablar de fronteras desde distintos
puntos de vista: como territorio geográfico en el que se imprimen, al
mismo tiempo, las marcas de la historia y los avatares de lo público;
como espacio figurado que expresa discontinuidades, confrontaciones,
encuentros entre diferentes grupos humanos. También como espacio
simbólico que alberga o que pone en evidencia las (dis)continuidades,
herencias, divergencias, tensiones, entre disciplinas diversas, o en el
interior de cada uno de esos espacios.
En todos los casos, frontera evoca de inmediato la idea de un “adentro”
y un “afuera”, con su consiguiente dinámica de inclusión y exclusión, pero
también con su contrapartida, la noción de coexistencia, discontinuidad
y fluidez de los contactos. Vivimos en un tiempo y espacio en que las
fronteras, tanto literales como figurativas, existen y paradójicamente se
desdibujan. Escenario por antonomasia y referencia indispensable de la
interacción cultural y social, del encuentro en la diferencia.
La frontera es un lugar bilingüe, o plurilingüe, donde se negocian
procesos de integración, de adaptación a través de los cuales lo social y
lo discursivo entran en conflicto, negociación y cambio constantes. La
frontera es el espacio en el que voces que conjugan centro y periferia se
articulan, (de)construyen y re-construyen dando vida a literaturas que
testimonian el desplazamiento y las múltiples significaciones emergentes.
Éste es el caso de la obra de la escritora chicana Gloria Anzaldúa (19422004), la cual puede considerarse poético-teórica en relación con la
compleja conceptualización de la frontera. En Borderlands/La Frontera:
The New Mestiza (1987), Anzaldúa propone un nuevo lugar de enunciación,
la frontera:
…el río Grande
flowing down to the flatlands
of the magic valley of South Texas
its mouth emptying into the Gulf.
1,950 mile-long open wound
dividing a pueblo, a culture,
running down the length of my body,
staking fence rods in my flesh,
splits me
splits me
me raja
me raja
(Anzaldúa, 1987:2)
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La construcción de la frontera en la obra de Anzaldúa se mueve
desde consideraciones histórico-geográficas, como las claras referencias
al Tratado de Guadalupe Hidalgo (1848) que estableció la demarcación de
la frontera entre México y EE.UU., a cuestiones identitarias, la compleja
reconfiguración del ser marcada por oposiciones que privilegian el estatus
del estadounidense-blanco-clase media en oposición al mexicano-de colorpobre. La frontera es para Anzaldúa un nuevo espacio de enunciación
abierto y de incorporación,
Borders are set up to define the places that are safe and unsafe, to
distinguish us from them. A border is a dividing line, a narrow strip
along a steep edge. A borderland is a vague and undetermined place
created by the emotional residue of an unnatural boundary. It is in a
constant state of transition (Anzaldúa, 1987:3).
Este nuevo ámbito de enunciación es un lugar donde una nueva voz
emerge, una voz que se posiciona en un espacio marginal, fronterizo, en
un “entre mundos”,
… I, a mestiza,
Continually walk out of one culture
And into another,
Because I am in all cultures at the same time,
alma entre dos mundos, tres, cuatro,
me zumba la cabeza con lo contradictorio.
(Anzaldúa, 1987:77)
El mundo liminal de Anzaldúa cuestiona la noción del borde,
entiende los límites como constructos sociales y propone la integración
en pos de la liberación interior de la opresión de la rigidez del borde.
Tal espacio puede ser pensado, en palabras de Homi Bhabha, como un
“tercer espacio”, que no intenta rastrear dos momentos originarios sino
que se constituye en “una nueva área de negociación de significado y
representación” (Bhabha, 1990:211). En este sentido, Walter Mignolo
sostiene que se puede pensar la frontera como un espacio que se
construye desde el adentro y el afuera y que permite construir la historia
a partir de la interacción en la diferencia, estableciendo un “nuevo
lugar de enunciación” (Mignolo, 2000:13), un “locus de enunciación
diferencial”, esto es la creación de un nuevo discurso que desafía la
idea de una única historia y que se construye desde la mirada local. De
allí que tanto en la esfera pública como en la lucha teórica se generen
nuevos espacios de enunciación. Las voces acalladas de la minoría
empiezan a configurarse en nuevos espacios de enunciación que
desafían el complejo entretejido social, histórico y cultural planteado
en términos binarios en los que el centro se presenta como “poderoso,
elocuente, vigilante, el sujeto que hace/hacedor de la historia;
mientras que la periferia sugiere derrota, silencio, subordinación, [...]
sin historia propia” (Soja, 1996:137).
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Proponemos, a continuación, recorrer algunos entramados ficcionales
en los que la frontera emerge como lugar de múltiples significaciones. Las
escritoras cubano norteamericana Cristina García (1958- ) y la haitiano
norteamericana Edwidge Danticat (1969-) han problematizado las
relaciones entre frontera e identidad en sus novelas Dreaming in Cuban
(1992) y The Farming of Bones (1998), respectivamente. En este sentido,
dichas novelas se presentan como nuevos lugares de enunciación, un
tercer espacio, en el que las autoras sacan de la oscuridad la voz de la
minoría desde la frontera, desde el borde, en el marco de una narrativa
de reconstrucción histórica.
El tratamiento de la historia en las novelas seleccionadas puede
enmarcarse, en palabras de Leonora Simonovis, dentro de una nueva
tradición de la novela latinoamericana de finales de siglo XX, novelas
que
...tienen la particularidad de poseer un referente histórico real que
es contado de manera fragmentaria por un personaje subalterno,
quien mira la historia desde una perspectiva que no se centra en lo
hegemónico y que busca llenar los vacíos que deja la historia oficial
(Simonovis, 2003:298).
Las apreciaciones críticas de Simonovis se vinculan al trabajo de Luz
Marina Rivas en relación con la categorización formal del género “novela
histórica”. Un elemento fundamental al género es “la conciencia de la
historia” entendida como
...la problematización de la historia en el interior del texto ficcional, es
decir, que el texto proponga la dificultad de historiar, la relativización
de las verdades históricas; el cuestionamiento al registro de lo
histórico, [...] la validez de lo conocido, del documento como fuente, de
los archivos existentes y esto se escenifique en el texto ficcional (Rivas,
2001:106).
Rivas identifica un sub-género de la novela histórica al que se refiere
como “novela intrahistórica” (Rivas, 2001:104). Tales textos exhiben una
perspectiva parcial del hecho narrado desde la voz de los no incluidos,
los vencidos “la visión de personajes que por su condición no dominan
panoramas amplios ni políticos, ni geográficos, ni históricos” (Rivas,
2001:108). Estos relatos abren espacios antes descartados en la narrativa
histórica, como lo es la dimensión afectivo-emocional, es decir “la manera
en que los personajes perciben emotivamente su historia, en especial los
hechos de la historia política golpeando sus vidas” (Rivas, 2001:108).
Esta dimensión afectivo-emocional deviene de la consideración de la
reconstrucción histórica desde la perspectiva del pueblo. Simonovis
entiende que tal perspectiva es posible dado el uso de la fuente histórica
“la perspectiva del pueblo [...] no se encuentra en documentos oficiales,
sino en la tradición oral, en los diarios íntimos y en las cartas” (Simonovis,
2003:298).
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En Dreaming in Cuban (1992), García condensa la historia de
tres generaciones de la familia del Pino con un atento foco en la voz
de los personajes femeninos: Celia, sus hijas Lourdes y Felicia, y su
nieta Pilar, especialmente, teniendo la revolución cubana y el régimen
de Fidel Castro como telón de fondo, mientras que en The Farming of
Bones (1998), Danticat da voz a Amabelle Desir, sobreviviente de la
masacre sufrida por los trabajadores haitianos de los campos de caña
en la República Dominicana bajo el régimen de Rafael Leónidas Trujillo
(1930-1961). El exilio, la separación y el impacto en los lazos familiares
son líneas temáticas de relevancia en las dos novelas. La distancia, tanto
en el ámbito de la dimensión espacial o geográfica como en el ámbito del
posicionamiento político, afectan las relaciones entre los personajes en
áreas fronterizas que se reconfiguran desde una voz femenina e íntima.
La construcción del marco histórico: la frontera y la amenaza externa
En Dreaming in Cuban, García explora la tensión entre las relaciones
cubano-norteamericanas desde la subjetividad de la voz femenina en el
ámbito de la intimidad. La novela reconstruye el proceso de la revolución
cubana desde las cartas que Celia le escribe a su amante español. Las
cartas, aunque nunca enviadas, abren un espacio dialógico en juego con
el diario de Pilar, su nieta, quien escribe en Brooklyn, Nueva York, EE.UU.
La naturaleza de los documentos, las cartas y el diario íntimo, proponen
un cuestionamiento en torno al documento como fuente histórica. La
novela ofrece una visión “desde abajo” (Rivas, 2001:108), es decir, la
textualización de la conciencia de la historia es verbalizada en primera
persona por la protagonista narradora en documentos que presentan una
alternativa al discurso historiográfico convencional que ofrecía una visión
“desde arriba”, es decir, desde la perspectiva de “gobernantes, políticos,
líderes sociales y generales, desde los protagonistas de la historia” (Rivas,
2001:105) siguiendo los parámetros propuestos por el historiador Leopold
von Ranke.
En la novela de García, la construcción de la frontera se entreteje
en referencia a las relaciones entre Cuba y EE.UU. marcadas por una
historia de colonización y opresión. Cuba, como gran parte de las Antillas
Mayores, sufrió el avance de una economía de dominación, primero de los
centros imperiales europeos, y luego de los EE.UU. Dicha economía de
dominación ha girado sistemáticamente en torno al azúcar y ha avanzado
con una marcada presencia militar que impactaría de manera vital en la
zona.
La intención expansionista norteamericana es evidente desde fines
de siglo XIX, cuando como consecuencia de la guerra entre España y
EE.UU. (1898), Cuba se convirtió en un protectorado norteamericano
(Enmienda Platt, 1901) consiguiendo EE.UU. un beneficioso acuerdo
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por el que ocupa la base en la bahía de Guantánamo (1903), acuerdo
que no puede suspenderse sin mutuo consentimiento. Además de dicha
base, la presencia de marines norteamericanos en Cuba volvió a verse en
repetidas oportunidades, en 1906-1909, 1917-1922; como así también en
el caso de la ocupación norteamericana de Haití en 1916 y la ocupación
de la República Dominicana en 1917. Asimismo, la presencia militar
norteamericana en la zona del Caribe se justificó por razones de “seguridad
nacional” en el contexto de la construcción del canal de Panamá y la
Primera Guerra Mundial, aludiendo protección de la amenaza alemana
de interferencia en su área de influencia.
Estos movimientos, avances y desplazamientos han sido relacionados
con el desarrollo político de la zona. En The Contemporary Caribbean,
la historiadora y profesora de la Universidad de Virginia, Olwyn Blouet
sostiene que
Los estadounidenses entrenaron brutales fuerzas policiales armadas
en la República Dominicana y Haití. Algunos sugieren que el legado de
tal presencia contribuyó a que se dieran las circunstancias favorables
para el establecimiento de dictadores como Rafael Trujillo en la
República Dominicana, Fulgencio Batista en Cuba y los Duvalier en
Haití (Blouet, 2007:43).1
Más aún, el temor por el avance del comunismo en el contexto de la
guerra fría explica la intención estadounidense de apoyar los regímenes
de derecha como medida de barrera al crecimiento rojo.
Rastros de dominación imperial y neo imperial se filtran en la trama de
la novela, así como particular referencia al triunfo de Castro en la revolución
cubana (1959). Medidas como la nacionalización de la tierra y la estatización
de compañías extranjeras, norteamericanas en su mayoría, abrió una brecha
entre el nuevo gobierno cubano y el país del norte, tanto que en 1961 EE.UU.
cortó relaciones diplomáticas con la isla, la que ya se encontraba más cerca
de los soviéticos en la dinámica de la tensión este-oeste.
Los discursos de “El Líder” se intercalan en la narrativa. Con efusivas
palabras de exhortación patriótica se recuerda el heroico desempeño de
los defensores de la revolución en el fallido intento por derrocar a Castro
en Bahía de Cochinos (abril de 1961). La operación, dirigida por la CIA
y ejecutada por cubanos exiliados en EE.UU., resultó en un abrumador
fracaso. En la novela, la referencia al episodio es vital, el exhorto por
mantenerse alerta y proteger las fronteras de la isla de la amenaza del
norte, siempre latente, siempre acechante. Celia escucha atentamente
las palabras de El Líder en la radio:
Eleven years ago tonight, compañeros, you defended our country from
American aggressors. Now each and every one of you must guard
our future again. Without your support, compañeros, without your
sacrifices, there can be no revolution (García, 1992:4).
1
Traducción propia.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Otros hechos aparecen referenciados en el relato, como el embargo y la
crisis de los misiles (octubre 1962), aportando a la construcción de una
imagen que presenta a EE.UU. como el enemigo invisible.
En The Farming of Bones, Danticat también abre un espacio que
desafía a una visión totalizadora y homogeneizante de la narración
histórica al reconstruir la masacre de 1937 desde el ámbito de lo personal,
la dimensión emocional afectiva de una sobreviviente: los sueños y
recuerdos de Amabelle, relatados en primera persona, que alternan con
la crónica de su vida cotidiana como doméstica de la familia de la señora
Valencia en la República Dominicana en el marco del régimen de Rafael
Trujillo (1930-1961).
En la novela de Danticat, la frontera entre Haití y la República
Dominicana también se relaciona con la construcción de una imagen de
peligro, de un enemigo al acecho. En Inmigrantes haitianos y dominicanos
de ascendencia haitiana en la República Dominicana (2004), Bridget
Wooding y Richard Moseley-Williams destacan que el sentimiento antihaitiano es resultado de procesos políticos del siglo XX asociados a las
políticas de la dictadura de Trujillo:
Los acontecimientos de 1937 fueron el resultado de una nueva
política que el régimen trujillista denominó “dominicanización de la
frontera”. Esta política buscó reducir el número de extranjeros, es
decir, de haitianos, en el país, e incluyó la aprobación de una nueva
ley que limitaba a 30% la mano de obra extranjera que las empresas
podían contratar [...] Se crearon y promovieron colonias agrícolas para
atraer inmigrantes blancos de Europa (Wooding y Moseley-Williams,
2004:20-21).
Las leyes migratorias dominicanas del período, como la ley 597 del 31 de
octubre de 1933 por la que las empresas debían contratar 70% de mano
de obra nativa, racistas y discriminatorias, evidencian un intento no
sólo por dominicanizar el corte de caña. También se observa la intención
por “blanquear” la isla. Gradualmente y de manera sostenida, se instaló
en la República Dominicana una ideología anti-haitiana a la luz de la
cual se construyeron estereotipos y prejuicios, vinculados a supuestos
propósitos expansionistas haitianos. Tal visión alertó contra la presencia
haitiana, la cual es entendida como una estrategia de re-ocupación del
territorio dominicano.
La conceptualización de la dominicanidad merece especial
atención. Aunque “La Constitución dominicana otorga la nacionalidad
a las personas nacidas en el territorio nacional de padres extranjeros
residentes en el país, un derecho que en la práctica es a amenudo
negado” (Wooding y Moseley-Williams, 2004:15). Así los domínicohaitianos de segunda o tercera generación siguen siendo considerados
no nativos. Los hombres y mujeres dedicados al trabajo en la zafra
azucarera, los braceros, que alertan a Amabelle sobre rumores de
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
una nueva operación militar en el borde, denuncian su situación de
otredad:
I pushed my son out of my body here, in this country… My mother
too pushed me out of her body here. Not me, not my son, not one of
us has ever seen the other side of the border. Still they won’t put our
birth papers in our palms…
To them we are always foreigners […] this makes it easier for them to
push us out when they want to.
You heard the rumors? […] They say anyone not in one of those Yanki
cane mills will be sent back to Haiti (Danticat, 1998:69).
La textualización de la construcción de la frontera en la novela de
Danticat incorpora alusiones a la herencia colonial, el legado de dominación
y opresión, las tensas relaciones entre Haití y República Dominicana,
una historia de relaciones marcadas por la ocupación y las luchas por
la independencia. En la radio se pueden escuchar merengues ejecutados
por la orquesta presidencial alternando con fragmentos de los discursos
del “Generalíssimo” instando a los dominicanos a ser conscientes del
peligro que late tras las aguas del río Masacre:
You are independent and yours is the responsibility for carrying out
justice […]
Tradition shows us a fatal fact […] that under the protection of rivers,
the enemies of peace, who are also the enemies of work and prosperity,
find an ambush in which they might do their work, keeping the nation
in fear and menacing stability (Danticat, 1998:97).
La discusión por la problemática en torno a los límites fronterizos
entre estos dos países es de larga data, podemos remontarnos a junio
de 1777, cuando se firmó el tratado de Aranjuez. Ya en el siglo XX, se
selló la problemática fronteriza con la firma del “Tratado entre República
Dominicana y Haití sobre delimitación de la frontera entre ambos países”
firmado el 21 de enero de 1929 cuyo artículo primero establece la línea
fronteriza en coincidencia con las aguas del Masacre:
...la línea entre la República Dominicana y la República de Haití
parte de la desembocadura del río Dajabón o Masacre en el océano
Atlántico (bahía de Manzanillo, al norte) y siguiendo el curso de este
río, hasta frente al poblado de Dajabon, según trazado hecho en 1901
por la comisión mixta domínico-haitiana para la aclaración de la línea
fronteriza en el extremo norte (“Tratado...”, 1929:4).
Así la frontera, se construye, se textualiza en las tramas ficcionales en
una configuración amplia que contiene más que lo meramente histórico,
geográfico, político, que capta “el entre-mundos”.
El agua y el símbolo del viaje
El agua se presenta de manera ineludiblemente vinculada al tiempo.
En su constante fluir, la continuidad de la vida se expresa. El agua es
contradicción, vida y muerte, o coexistencia de continuidades. Bálsamo
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
y sangre, separación y cercanía, el agua en las novelas es el ámbito de la
frontera.
En Dreaming in Cuban, el agua rodea la isla y establece el límite, la
frontera con EE.UU. La novela abre con una imagen visual que marca la
relación de tensión entre estos dos espacios:
Celia del Pino, equipped with binoculars […] sits in her wicker swing
guarding the north coast of Cuba […] No sign of gusano traitors [...]
from her porch, Celia could spot another Bay of Pigs invasion before it
happened (García, 1992:3).
El recuerdo del acecho, la amenaza del pasado, el enemigo invisible.
La visión de lo que yace más allá del océano es para Celia confuso y
doloroso. Las palabras de “El Líder” resuenan en sus oídos, es la tierra de
los agresores norteamericanos, pero también es ahora la tierra de su hija
Lourdes y de su primera nieta, Pilar, quien le escribe regularmente desde
Brooklyn, aunque en una lengua que ya no suena como propia.
La narración en tercera persona alterna con la voz de Pilar,
protagonista-narradora, cuyo apellido es Puente, símbolo de su rol entre
dos mundos. Pilar todavía recuerda el momento en el que dejó Cuba,
cómo su abuela Celia había tratado a su madre Lourdes de “traidora”
por abandonar la revolución. Celia y Lourdes entienden la revolución en
términos antagónicos: para Celia es la liberación y el motor de su vida,
mientras que para Lourdes es una enfermedad terminal de la que hay
que huir. El triunfo de la revolución es equivalente directo de la violación
que sufrió por parte de soldados revolucionarios que tomaron más que
la propiedad en el contexto de las operaciones de confiscación de tierras.
Pilar entiende sus posiciones opuestas y exhibe una “conciencia de la
historia” que le permite desafiar las versiones aprendidas, ya sea en uno u
otro sentido. Su cuestionamiento se presenta en paralelo con el trabajo del
historiador al cuestionar “Who chooses what we should know or what is
important? I know I have to decide [...] things for myself” (García, 1992:28).
Las verdades, entonces, son relativas de los sujetos y sus posicionamientos.
La actitud crítica que caracteriza a Pilar es la fuerza que la mueve a buscar
respuestas por sí misma. Es por eso que decide viajar a Cuba, “Even
though I’ve been living in Brooklyn all my life, it doesn’t feel like home to
me. I’m not sure Cuba is, but I want to find out” (García, 1992:58). El viaje
se presenta de este modo como símbolo de su búsqueda identitaria, una
búsqueda que la llevará a un crecimiento personal.
En The Farming of Bones, el agua también adquiere un rol significativo
en la configuración de la frontera. La relevancia simbólica del agua se
advierte en la dedicatoria, que invoca al espíritu del agua en el vudú
haitiano-caribeño “Metres Dlo, Madre de los Ríos”. El agua será una
presencia constante, que conjuga imágenes oximorónicas: vida y muerte,
fin y comienzo.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El río Masacre es el ámbito en el que una vida termina y comienza
para Amabelle. Sus padres murieron ahogados al intentar cruzarlo
y en su costa fue encontrada por la familia dominicana que Amabelle
adoptaría como propia. El agua en relación con la pérdida y la muerte se
establece como asociación inicial. Las imágenes traumáticas reaparecen
en las recurrentes pesadillas y ensueños de la protagonista. Las imágenes
dolorosas asociadas al Masacre combinan la historia personal de Amabelle
con otros hechos históricos también traumáticos como las muertes en
el marco de la piratería colonial de siglos pasados con la masacre de
haitianos en el siglo XX, “El Corte”, la matanza de haitianos asociados
al trabajo en los campos de caña por órdenes de Trujillo en 1937. Ahora
Amabelle deberá tomar el camino inverso, es decir, de vuelta a su Haití
natal y el río será el límite a cruzar en el viaje de regreso, que puede
pensarse como un nuevo exilio.
Aunque este recorrido no es producto de sus planes, sino más bien
forzado por circunstancias políticas y la esperanza de encontrar a su
amado Sebastien, Amabelle también, como Pilar en Dreaming in Cuban, se
embarca en un proceso de cambio, crecimiento y aprendizaje, por lo que
ambos personajes pueden leerse como exponentes de una nueva versión
de la tradición del Bildugsroman, o novela de iniciación, aunque desde una
perspectiva de género ya que la iniciación es la de personajes femeninos que
abren sus historias personales en el marco de procesos históricos aunque
desde una dimensión afectivo-emocional. El viaje de regreso se convertirá
en la concreción de lo negado, aquellos rumores que Amabelle no podía o
no quería creer serán expuestos ante sus ojos. La crueldad y la muerte,
ahora visibles al ser Amabelle testigo de las acciones de los guardias que
arrojan cadáver tras cadáver a las aguas del Masacre.
El agua es el espacio fronterizo y un elemento clave en la lectura de
las escenas finales en ambas novelas. El fluir del agua abre y cierra las
historias ligando los inicios y los cierres de las obras de forma cíclica. Los
relatos de vida de Celia y Amabelle son espacios íntimos femeninos que
abren historias de dolor y trauma. La inmersión final de las protagonistas
abre un juego de ambigüedad en las lecturas de las intenciones que las
mueven a adentrarse en el mar en el caso de Celia, y bañarse en el Masacre
en el caso de Amabelle. ¿Qué buscan? ¿Qué las mueve al contacto con
el agua? Lo sugerente de la muerte es una posibilidad, aunque la no
definición en ambos textos abre alternativas a repensar el final.
El agua desafía la rigidez del borde, del límite, lo hace difuso y lo
reconfigura constantemente. En cada oleaje hay un nuevo dibujo. El agua
sea quizás para Amabelle y Celia la fuerza consoladora del pasado, el
contacto con los seres queridos que ya no están, una unión sin fronteras.
En momentos de dolor, Celia piensa en el agua; en realidad, Celia
ha estado siempre ligada al agua: “She had lived all these years by the
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sea until she knew its every definition of blue” (García, 1992:7). Cuando
agobiada por el dolor de la separación de su amante, Celia escribe en una
de sus cartas: “I wish I could live underwater. Maybe then my skin would
absorb the sea’s consoling silence” (García, 1992:49). En la imagen final,
Celia se adentra en el mar, pero respira, exuda su dolor en las aguas, Celia
“breathes through her skin, [...] breathes through her wounds” (García,
1992:243) aliviando el peso de su dolor en el contacto con el agua. En
el caso de Amabelle, el baño en las aguas del Masacre tiene también
una connotación simbólica en cuanto al poder regenerador del agua, al
abrazo, al encuentro con los que el Masacre acogió y de los cuales no hay
tumbas que registren sus nombres, sólo el correr del agua y la potencia
de la memoria. Al adentrarse en sus aguas, ella
…looked to (her) dreams for softness, for a gentle embrace, for relief
from the fear of mudslides and blood bubbling out of the riverbed,
where it is said the dead add their tears to the river flood (Danticat,
1998:310).
Celia y Amabelle son sobrevivientes de la frontera, son voces de la frontera,
son la frontera:
To survive the Borderlands
you must live sin fronteras
be a crossroads.
(Anzaldúa “To Live in the Borderlands Means You”, 195).
Conclusiones
La literatura ofrece un escenario de cambios, tranformaciones y
reconfiguraciones dinámicas como la frontera misma. Como afirma Y. Le
Bot:
La creación cultural florece en las fallas, en los márgenes, en las
fronteras, en los encuentros difíciles (a menudo conflictivos) entre
culturas diferentes y en las fracturas en el seno de las mismas, en
las zonas de contacto y en los intersticios. Dicha creación se alimenta
de la divergencia, de los desplazamientos, de las convulsiones y de
las rupturas, de los cuestionamientos de las identidades (Le Bot,
2006:533).
Así, los discuros literarios de minorías ofrecen representaciones que
plasman el tramado, entrecruzamiento cultural y social, especialmente
de los nuevos actores sociales que surgieron en las últimas décadas
cuando la historia oficial comienza a ser fuertemente cuestionada y,
por tanto, deconstruida y resignificada por estas nuevas identidades
hasta entonces ocultadas. Las fronteras, configuradas como espacios
geopolíticos y simbólicos, se descubren como un lugar de restitución de
la diferencia, un espacio móvil, de negociación y reconstrucción de la
historia y la identidad, el lugar de la multiplicidad.
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Referencias
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(207-221), in Rutherford, Jonathan (ed.) Identity Community, Culture,
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Frontera entre Ambos Países”. Firma: 21 de enero, 1929. Normativa
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y dominicanos de ascendencia haitiana en la República Dominicana.
Traducción de Mariví Arregui y Denise Palewonsky. República
Dominicana: Cooperación Internacional para el Desarrollo (CID).
45
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Poéticas y otros usos de la memoria: el caso
de Ema, la cautiva, de César Aira
Marcelo Daniel Díaz
[email protected]
Resumen
Partimos de la hipótesis de que el discurso histórico se constituye
en términos narrativos y que esa naturaleza narrativa lo acerca al discurso
literario porque tanto uno como otro se organizan como relatos. La reedición de la novela de Aira recientemente nos lleva a preguntarnos qué
sentidos se pueden construir a partir de la re-escritura de la historia en
el día de hoy. En la novela, la frontera, demarcada por la civilización,
por la barbarie y por un uso particular de la memoria, nos invita a que
analicemos el modo en que se escribe la historia argentina a la luz de
nuevas interpretaciones diferentes a las modalidades tradicionales (frente
a la novela sentimental, frente a la anécdota, frente a la biografía) y desde
una posición que bordea el nihilismo y la parodia nos llama a reflexionar
sobre los lugares comunes desde los cuales se edifica nuestra identidad.
El lector, inmerso en seguir el proceso de la narración del
historiador sobre tales acontecimientos, gradualmente se da
cuenta de que el relato que está leyendo corresponde a un
tipo determinado: novela, tragedia, sátira, comedia, épica o
cualquier otro [...] En este punto el lector no sólo ha seguido
exitosamente el relato, sino que ha captado su esencia, lo ha
comprendido.
Hayden White
El discurso histórico se constituye en términos narrativos y esa
naturaleza narrativa lo acerca al discurso literario porque tanto uno
como otro se organizan de manera semejante. La re-edición de la novela
de Aira recientemente nos lleva a preguntarnos qué sentidos se pueden
construir a partir de la re-escritura de la historia en el día de hoy. En la
novela, la frontera, demarcada por la civilización, por la barbarie y por un
uso particular de la memoria, nos invita a un análisis acerca del modo en
que se escribe la historia argentina a la luz de nuevas interpretaciones
diferentes a las modalidades tradicionales (frente a la novela sentimental,
frente a la anécdota, frente a la biografía) y desde una posición que
bordea el nihilismo y la parodia nos llama a reflexionar sobre los lugares
comunes desde los cuales se edifica nuestra identidad.
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El texto de Cesar Aira está fechado en 1978, es decir a casi cien años
de la campaña de Roca y publicado en 1981. ¿Lo que narra? Retoma
el relato convencional de la historia de la cautiva y lo contextualiza en
la localidad argentina de Pringles a fines del siglo XIX. Una blanca es
llevada por un malón y cuando tiene la opción de elegir en qué mundo
quedarse decide habitar el mundo de los indígenas.
Antes de continuar, hace falta aclarar que una poética es un programa
operativo de escritura. De ahí es que me detengo en la propuesta de
Cesar Aira como una poética de la historia. La memoria, desde la mirada
de Ricoeur, es un registro, a modo de archivo, de los hechos del pasado
y la historia, un discurso que busca establecer relaciones de causa y
consecuencia entre cada hecho. Los usos de la memoria guardan relación
con prácticas específicas de la historia y, en ese movimiento de uno a otro
término, tratamos construir interpretaciones.
Asoma en la novela la pregunta acerca de qué operaciones de lectura
se pueden hacer desde un principio: cómo leemos este texto. ¿Acaso se
trata de una novela histórica en términos de géneros literarios-discursivos?
¿Qué convenciones retoma? Y ¿cuáles renueva? En la narración (en el
argumento) de Ema, la cautiva ya se definen las coordenadas temporales
y espaciales en las que se ancla el texto. La cuestión del referente histórico
queda subordinada a la imaginación; en otras palabras, el referente como
tal, en su significación más estricta, no existe. Es el ambiente y son los
personajes los que construyen el marco histórico. Por eso puedo decir
que se complejizan las convenciones tradicionales de la novela histórica,
por un lado, y que sugiere una propuesta de escritura diferente a obras
que con la misma fecha de publicación disponen de un fuerte contenido
político, como el caso de Nadie, nada, nunca de Juan José Saer o de
Respiracion Artificial de Ricardo Piglia, ambas publicadas en 1980.
Para resolver la pregunta acerca de cómo leer la novela, se me ocurre
definir un instrumento crítico que funcione como una brújula de lectura:
el binomio civilización/ barbarie. En este caso, el binomio funciona como
un eje de lectura significativo y traza un horizonte de sentidos relacionado
con la época elegida para narrar la historia, con la naturaleza de los
personajes y con el tópico de la frontera como límite, traza un horizonte
de sentidos.
En la obra de Aira, el binomio, como una matriz interpretativa,
se diluye en la diferencia. Pensemos que civilización/barbarie admite
dos lógicas: a) complementariedad, b) oposición. En Ema, la cautiva,
considero que los dos elementos de la dicotomía se desvanecen. Los
indígenas adoptan costumbres del hombre blanco, adoptan su registro,
su filosofía occidental, su manera de estar en el mundo. La razón opera en
el universo simbólico del habitante nativo. Y más adelante analizaremos
casos puntuales. Si la distancia entre los dos significados se disuelve,
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habría que pensar en qué representaciones se construyen sobre la
frontera porque la frontera a fin de cuentas también es un instrumento
que delimita y traza una cartografía cultural. Podríamos pensar, como
a modo de corazonada, que si no hay frontera entonces no existe una
identidad sólidamente definida porque las identidades se fundan, y esto
es sabido por todos, a partir del orden de la diferencia.
En la novela, se producen saltos abruptos que irrumpen en el orden
de las representaciones comunes que se pueden generar sobre el otro. Uno
de esos saltos, o dislocaciones, es el uso de un registro ajeno al realismo
de los personajes: “El pensamiento no está recargado. Todo es cuestión de
período, de momentos de espera, y la vida humana con todo su teatro no
es más que una parte del momento” (Aira, 2011:125), enuncia la voz de
un indígena y concluye: “Nuestras facultades se hallan dispersas por el
mundo, vagan en busca de la belleza, el pez en cambio se ha olvidado de
la evolución” (Aira, 2011:125) como una reflexión acerca del estado de la
identidad como un estado dinámico y en plena transformación. Sumado a
que vida y ficción son dos planos que en la obra de Aira ocupan el mismo
espacio. Ema, en relación con lo anterior, es una construcción fantasmática
que teje un puente entre el universo occidental y los nativos y difumina las
diferencias entre ellos desde una posición cercana a la extrañeza.
Otro de esos saltos es la irrupción del dinero, del papel moneda dentro
de la comunidad nativa, lo cual presupone un salto moral, económico y
artístico en la misma. Cada billete es trabajado meticulosamente, como si
se tratara de una obra de arte, lo cual agrega una representación nueva
a la idea de mercancía y lo cual, a la vez, altera el funcionamiento de las
relaciones entre los diferentes miembros de la comunidad.
Finalmente, otra llamado en términos de rarezas (dentro de la
maquinaria inventiva de Aira) es la conversión de Ema de una pobre
cautiva en una poderosa criadora de faisanes.
Si aceptamos, a la manera de White, que la escritura de la historia
está directamente emparentada con la literatura, surge la necesidad de
interpretar, como planteo en una primera instancia, qué sentidos de
la Historia argentina (con mayúscula) nos propone Aira. Tal vez Ema,
frente a la historia colectiva y frente a la historia como totalidad, nos
invite a pensarla en varias direcciones: como una constelación de hechos
fragmentados que no siempre pueden unir presente y futuro en un mismo
eje temporal (Ema está en un punto a medio camino entre uno y otro
y en ningún extremo figura una forma o una representación acabada).
Tampoco la barbarie está del todo resuelta, menos la civilización, la
frontera es menos un instrumento para delinear que una mancha borrosa
en el tejido de la historia; es más, podría decir que la frontera, que se
constituye con instrumentos como el de civilización/barbarie, comienza
a diluirse desde la propuesta de escritura de Aira.
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En unas líneas emerge una concepción de los acontecimientos
entendida como una forma pura de arte: “Un acontecimiento es siempre
una pintura invertida de lo que no sucede” (Aira, 2011:125). Es decir,
una instancia de elaboración. Si los acontecimientos se identifican con
estados de la imaginación, entonces la historia, desde esta mirada, no
será otra cosa más que una ficción. La propuesta es radical. Lo sé. Pero no
por ello merece ser dejada de lado, porque vacía de significación algunas
lecturas que hemos estado repitiendo y supera disyuntivas y debates
que nos son más que familiares en el presente. Y nos convoca a ir más
allá, escribir la historia desde la voz del otro o desde la voz del blanco se
transforma en una apuesta imposible, en fin, en una utopía.
Bibliografía
Aira, C. (2011). Ema, la cautiva. Buenos Aires: Eudeba.
Ricoeur, P. (1999). Historia y narratividad. Barcelona: Paidós.
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Aires: El Cielo por Asalto.
White, H. (1999). El texto histórico como artefacto literario. Barcelona:
Paidós.
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Género y cultura en sociedades
contemporáneas. Apuntes para reflexionar
sobre las diferencias
Claudia Alejandra Harrington
La revolución neoconservadora que se desarrolló a partir de los ‘80
del siglo XX no sólo afectó los aspectos económicos y políticos, también
los culturales. Para George Yúdice, la cultura se transformó en recurso
de una nueva racionalidad que conjuga desarrollo político y económico, al
mismo tiempo que preserva la diversidad (2002: 14). Género forma parte
y da cuenta de esa diversidad. Al respecto, Preciado observa el impacto
intelectual que ha tenido lo que ha dado en llamar la “sacudida teórica y
política” de la vinculación de género y performance por parte de teóricas
feministas, posfeministas y queer en la década de los noventa (s/d:1).
Nueva complejidad del concepto de género, sacudida teórica y política,
vinculación género y cultura son algunos de los rasgos que, en términos
butlerianos, permiten reconocer “la inestabilidad del concepto de género
en tanto reglamentación y reificación involuntaria de las relaciones de
género en la matriz heterosexual...” (2001:38), inestabilidad marcada
por la intersección de otros conceptos tales como sexo, categoría sexual,
raza, etnia y clase.
Esta ponencia se propone reflexionar sobre los marcos interpretativos
a partir de los cuales pensar las diferencias en la intersección entre
cultura y género. El género se puede pensar y analizar como categoría en
sí misma. Pero vista en conjunción con la cultura, se enriquece y ofrece
nuevas perspectivas. Permite reflexionar sobre género ya no como un
abstracto sino como un conocimiento situado. Desde esta perspectiva, se
puede considerar el género como una cultura nativa, una cultura que se
inventó en un lugar determinado.
Un contexto de producción
Sin lugar a dudas, el género como categoría de análisis social ha sido
uno de los mayores aportes del feminismo académico contemporáneo.
Pero este aporte no debe eclipsar el hecho de que, como variable de
investigación social, el género ya había sido tratado con anterioridad. La
teoría parsoniana consideraba la existencia de variaciones en los patrones
de roles de género en las distintas clases sociales, pero no avanzaba
mucho más. Teniendo en cuenta que la sociedad se explicaba por los
valores culturales, la teoría de Parsons desarrollada en las décadas de
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1930 y 1940 seguía sosteniendo, sin criticar, las características otorgadas
a las conductas por las ciencias sociales de la época. Esto es, la división
básica entre conducta instrumental masculina y conducta expresiva
femenina. En este marco de comprensión, las variaciones de género eran
consideradas desviaciones de la conducta esperada y la teoría general de
la sociedad ignoraba aportes que, desde otra perspectiva y en el campo
de la antropología, se realizaban paralelamente. Un ejemplo de ello es el
libro Sex and Temperament in Three Primitive Societies (1935) de Margaret
Mead, en el cual la antropóloga planteaba que los conceptos de género
eran culturales, no biológicos y que podían variar considerablemente
según el entorno. Sin embargo, la preeminencia de la biología y de la
teoría parsoniana en los años cincuenta habían marcaron el rechazo de
estas observaciones como parte de una vieja corriente de las ciencias
sociales que había sido superada (Conway et al., 1998:168).
Es en la década de 1960 cuando el género aparece con pretensiones
de universalidad y un arsenal teórico-técnico. En sus inicios se enmarca
en el giro lingüístico que trajo a la filosofía, a la sociología y a la historia, la
crítica a las estructuras que sostenían a estas disciplinas. Especialmente,
la crítica a la idea de representación dominante en el marco del desarrollo
de las ciencias. La lectura de Geertz (1998) resume este proceso. Para
el antropólogo postestructuralista, el giro lingüístico representó una
verdadera “refiguración del pensamiento social” en su conjunto, poniendo
en cuestión las antiguas antinomias. Esta nueva forma de pensar venía
a recuperar el carácter diferencial de realidades que no existían si no
estaban nombradas por el lenguaje. Como sostiene Elías Palti,
La asunción del hecho de que la red de significados intersubjetivamente
construido no es un mero vehículo para representar realidades
anteriores a ella, sino que resulta constitutiva de nuestra experiencia
histórica, vendría finalmente a quebrar las polaridades de la antigua
historiografía entre el sujeto y el objeto de estudio (1998:21).
Es decir, con el giro lingüístico aparece el deconstrutivismo radical
contra la ciencia ilustrada, objetivista. Género surge en estos momentos.
La mujer no sólo debía ser nombrada; desde género se proponía pensar
un concepto superador del de Mujer. Género también venía a demostrar
una molestia: había que abandonar la definición biologicista del término.
Había que tener en cuenta las ideas, los sentimientos de mujeres en las
distintas culturas y las distintas épocas.
A partir de estos principios, los estudios de género comenzaban a
cuestionar la ciencia objetiva. Crisis de la verdad, de la razón, del hombre,
del lenguaje, del lenguaje que crea esa realidad objetiva recorrieron las
páginas de los desarrollos teóricos. Los nuevos planteos reconocían la
necesidad de atender las posiciones de los sujetos surgiendo, en el campo
de la ciencia, las ideas de democratización, heterogeneidad, multiplicidad.
El resultado fue claro, las teorías comenzaron a ser campos de conflicto
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y de debate. Género hacía ver determinadas cosas que, en otro orden de
discursos, era imposible ver, la teoría permitía ver problemas que antes
no se veían, entre ellos, la relación jerárquica entre el hombre y la mujer.
Lo cierto es que los desarrollos de los estudios de género permitieron el
surgimiento de conceptos nuevos. Y para el feminismo conceptualizar es
politizar. Pero algo estaba bien claro: era necesario saber que no se partía
de “cero”. Había siglos de pensamiento.
Primer escenario: La primera ola del feminismo y las luchas por la
igualdad
La relación jerárquica entre hombres y mujeres ya había sido
planteada a principios del siglo XX, desde un análisis filosófico de la
cultura. Georg Simmel sostenía que uno de los elementos cruciales de
la tragedia de la cultura era la tensión constante sufrida por el sujeto
entre el mundo objetivado en el derecho, la religión, la técnica, la ciencia
y las costumbres y el mundo subjetivo en constante fluir, “…entre la vida
subjetiva que es incesante, pero temporalmente finita, y sus contenidos
que, una vez creados, son inamovibles, pero válidos al margen del tiempo”
(2002a:318).
Para el filósofo-sociólogo alemán esta lectura de la cultura implicaba
repensar a las mujeres en función de las relaciones que las mismas
sostenían con la cultura objetiva, cultura general, cultura masculina. Para
ello, Simmel partía de una concepción hegeliana de Cultura, entendiéndola
como “perfeccionamiento de individuos que se alcanza gracias al espíritu
objetivado en el trabajo histórico de la especie” (2002a:361), para llegar a
ser “síntesis única del espíritu subjetivo y del objetivo, cuyo sentido último
sólo puede residir en el perfeccionamiento de los individuos” (2002a:362).
Destacaba en este marco interpretativo el valor fundamental que tiene
la diferencia entre los sexos en la cultura. En su ensayo filosófico Para
una filosofía de los sexos, sostuvo que la relatividad fundamental en
la vida de la especie humana es la que existe entre lo masculino y lo
femenino. De esta manera, marcaba la primera dicotomía de la cultura:
la dicotomía entre los sexos1, construcción histórico-cultural que asigna
al sexo masculino una posición de superioridad relativa sobre la mujer,
en tanto productor de los contenidos objetivos de la cultura2.
Como productor, el sexo masculino se eleva a lo humano-general
dictando las normas que rigen por igual a hombres y mujeres, normas
1
2
Simmel desarrolla, a lo largo de sus ensayos sobre los sexos y la cultura, una serie de características
de lo masculino y lo femenino que pueden ser resumidas de la siguiente manera como elementos
constructores de la dicotomía de los sexos en la cultura en general:
Hombre =activo= fuera-de-sí = considera al desarrollo como un poder decisivo de antemano=objetivo
Mujer= ser menos diferenciado en sí= es ser en sí= más satisfecho en su cerrazón=subjetivo.
Para Simmel, las exigencias artísticas y el patriotismo, el cosmopolitismo, la moralidad general y las
ideas sociales particulares, la equidad del juicio práctico y la objetividad del conocimiento teorético
constituían categorías íntegramente masculinas como producto de una configuración histórica efectiva.
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que comienzan a ser percibidas como algo neutral y con una validez
sobreespecífica3. Esta preeminencia masculina determina, a través de
muchas mediaciones, una posición de poder del varón. De esta manera, se
construyó, según Simmel, “…un paradigma histórico a partir de la relación
humana fundamental de los sexos” (2002b:88). En este paradigma, la
relación entre los sexos es igual a la existente entre el señor y el esclavo.
La mujer, al igual que el esclavo, nunca olvida cuál es su posición en la
relación con el hombre,
...parece como si a la mujer no le abandonase jamás el sentimiento,
más claro o más oscuro, de que es mujer, hasta el punto de que
éste constituye el telón de fondo siempre presente sobre el que se
desarrollan todos los contenidos de su vida (2002b:89).
Para Simmel, los contenidos objetivos de la cultura burguesa
del momento portaban un carácter masculino por un entretejimiento
polinómico de motivos históricos y psicológicos. Retomando a Hegel,
consideraba que la cultura es el resultado de un proceso histórico que
se objetiviza en cultura general, separándose de las subjetividades y,
de esta manera, perdiendo su sentido en tanto estado de los sujetos.
Al objetivizarse, se cosifica4 y se especializa. El resultado es la división
del trabajo, criterio de organización social más adecuado para el ser
masculino que para el femenino (2002a:369).
De esta manera, se constituyó la base de “la dominación masculina”
(2002b:90), que se refuerza al transformar el poder en derecho. Esta
objetivación tiene sus efectos psicológicos: se naturaliza la superioridad
lógica de lo masculino y desde esta lógica las mujeres son sobrevaloradas
desde su relación con el varón e infravaloradas en su esencia femenina;
“a partir de aquí no puede ser reconocida la independencia del principio
femenino” (2002b:91). Las mujeres quedan expuestas así a ser
consideradas según los criterios válidos para los varones y a exigencias
diametralmente opuestas y mutuamente excluyentes, lo que explica
la actitud crítica y burlona hacia las mujeres, su desvalorización. Ser
complemento del varón implica una individualidad de signo y contenido
inverso, al mismo tiempo que ser femenino implica la supresión de
cualquier individualización.
El pensamiento simmeliano encuentra su reflejo en la constitución de
una cultura que atraviesa el siglo XX y en la cual se construyen posiciones
dicotómicas desde las cuales se le otorga sentido a la organización
jerárquica de la sociedad en función de los sexos: público/privado;
3
4
La cultura es masculina de doble modo, según Simmel, transcurre en una forma objetiva y conforme
a la división del trabajo y diseña las satisfacciones porque diseña las realizaciones particulares de un
modo tal y como es adecuado a la capacidad masculina, a su peculiar ritmo e intención, y porque los
elementos de la realización se encuentran aunados en profesiones peculiares de un modo igualmente
adecuado a los hombres. (2002a:382).
La influencia de su amigo Georg Luckacs es significativa en este punto, en tanto que actualiza en
términos culturales la idea de “reificación”.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Estado/familia; Trabajo productivo/Trabajo reproductivo; racionalidad/
emotividad. Así se constituyó el núcleo ideológico que regulaba lo
masculino y lo femenino y dio lugar a una cultura androcéntrica. Las
luchas por la igualdad se constituyeron el núcleo de los movimientos
feministas, teniendo como objetivo mejorar el estatus de las mujeres.
Como sostiene Isabel Santa Cruz,
...lograr su igualdad es un objetivo válido y valioso del pensamiento y
de la acción feministas. Exigir igualdad, entendida ésta como igualdad
formal, como igualdad ante la ley, como igualdad de oportunidades en
lo que toca a educación, empleo, propiedad de bienes, paga por trabajo
y, en general, todo lo referente a derechos humanos, es inobjetable en
nombre del universalismo y de la justicia (1992:145).
Segundo escenario: la segunda ola del feminismo y el surgimiento de
género
Durante la Segunda Ola del feminismo, se plantea nuevamente el
tema de la relación de las mujeres con la cultura androcéntrica, pero ahora
desde los movimientos feministas y desde un nuevo lema: lo personal es
político. La figura de Simone de Beauvoir y su obra maestra, El segundo
sexo, de 1949, es decisiva. Retomando a los pensadores del siglo XVIII,
su escrito constituye una bisagra entre el feminismo ilustrado y el nuevo
feminismo.
La acción de los feminismos en los movimientos sociales de fines de
los ‘60 y los ‘70 apuntaba a sujetos colectivos y comenzaban a penetrar
los ámbitos académicos, señalando la necesidad de revisar las teorías
vigentes sobre la sociedad. Desde disciplinas como la Antropología,
la Historia, el psicoanálisis, la Sociología y la Literatura, los estudios
de género cuestionaban las organizaciones institucionales del saber y
formaban nuevos centros de investigación, como los Women Studies,
Gender Studies, Queer Studies. El género se planteaba como un
abordaje interdisciplinario con intención de transformar los paradigmas
disciplinarios. Las feministas ya habían señalado que los estudios de la
mujer agregarían nuevos sujetos y generarían un reexamen crítico de
las premisas y estándares del trabajo intelectual existente. Tenían la
expectativa de que una metodología vincularía la experiencia personal
y subjetiva y las actividades políticas y públicas. Por otro lado, aquellos
que se preocuparon porque los estudios sobre la mujer focalizaban
demasiado estrecha y separadamente a la mujer, usaron el término
“género” para introducir una noción relacional en el vocabulario
analítico. De acuerdo con esta visión, las mujeres y los hombres debían
ser definidos uno en relación con el otro, y no se podía comprender
a ninguno estudiándolo separadamente. El género aparecía como una
herramienta metodológica. Al respecto, Joan Scott sintetiza el proceso
de la siguiente manera:
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...el término género es parte de los resultados de los intentos de las
feministas contemporáneas por lograr un lugar de legitimidad y por
insistir en el carácter inadecuado de los actuales cuerpos de teorías
para explicar las desigualdades entre los hombres y las mujeres
(1993:33)
y le era significativo que surgiera en un momento de gran turbulencia
epistemológica marcado por el desplazamiento, en las ciencias sociales,
de los paradigmas científicos a los literarios; de la búsqueda de las causas
a la interpretación de los significados5.
Básicamente, se pueden identificar tres posiciones teóricas cuyas
preocupaciones por cuestiones de género marcaron la época. Una
de estas posiciones intentaba explicar los orígenes del patriarcado
prestando atención a la subordinación de las mujeres y explicándola por
la “necesidad” masculina de dominarlas. Esta alternativa, enteramente
feminista presentaba, según Joan Scott, limitaciones: al explicar
exclusivamente el sistema genérico en sí mismo afirmaba la primacía
de las relaciones sociales de dicho sistema. De esta forma, “aunque la
dominación venga en la forma de apropiación masculina del trabajo
reproductivo de la mujer, o por la objetivación sexual de la mujer por
el hombre, el análisis se apoya en la diferencia física” (Scott, 1993:25),
convirtiéndola en un rasgo universal y estático. El atender únicamente
la diferencia física impide considerar la construcción social y cultural y
conduce a una concepción ahistórica del género humano. “La historia se
transforma en un epifenómeno, que provee infinitas variaciones sobre la
cuestión de la desigualdad genérica” (Scott, 1993:25).
En cambio, aquellas teóricas que optaron por la tradición marxista
ligada a la crítica feminista, trabajan una perspectiva más histórica,
porque estaban guiadas por una teoría de la historia. Pero el requisito
autoimpuesto de que debía haber una explicación “material” del género
limitaba o al menos retardaba el desarrollo de nuevas líneas de análisis.
Ya sea que se considere en términos de sistema dual (separación
e interacción del capitalismo con el patriarcado) o se consideren los
modos de producción, las explicaciones acerca de los orígenes y de las
transformaciones de los sistemas de género se depositan fuera de la
división sexual del trabajo. Las familias, las unidades domésticas y la
sexualidad son, finalmente, un producto de los cambiantes modos de
producción. A pesar de los esfuerzos para superar estas limitaciones,
se produce un círculo vicioso en el cual siempre el análisis marxista
se mueve desde las relaciones sexuales a las relaciones de producción,
que en el caso de las feministas marxistas angloparlantes se trasluce
en “la incapacidad del concepto de género de adquirir un estatus
analítico propio, independiente de las determinaciones estructurales”
(Scott, 1993:27). La tercera posición observada por Scott en cuanto a
5
Al respecto, cita a Geertz y sus “géneros confusos”.
55
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
las orientaciones teóricas feministas está relacionada con los teóricos
franceses posestructuralistas y los angloamericanos de las teorías
objetales fuertemente influidas por el psicoanálisis y orientadas a la
búsqueda de una explicación de la producción y la reproducción de una
identidad genérica.
Frente a estas tendencias, Scott proponía una nueva definición de
género como categoría de análisis histórico. Para Scott, “el género es un
elemento constitutivo de las relaciones sociales basado en las diferencias
que se perciben entre los sexos...” (1993:35). En este caso, como instancia
decisiva en la constitución de las sociedades, experiencias, acciones y
procesos, el género no puede ser subsumido a otras categorías de análisis
como “clase” y “raza” porque tiene cualidades intrínsecas diferentes
y opera con la misma fuerza que aquellas. Mientras que clase y raza,
planos decisivos de la realidad social, adquieren un carácter objetivo, “el
género es una manera primaria para significar a las relaciones de poder.
Es un campo primario en el cual o a través del cual se articula el poder”
(Scott, 1993:35) y sus conceptos funcionan como referencias objetivas
que estructuran la percepción y la organización concreta y simbólica
de toda la organización social. De esta manera, se distribuye el poder
mediante el control diferenciado sobre el acceso a los recursos materiales
y simbólicos y el género, en consecuencia, se halla involucrado en la
misma construcción del poder (Scott, 1993:38) en la organización de la
igualdad y la desigualdad.
En función de esta problematización de género para el análisis
histórico, Scott tampoco estaba de acuerdo con la actitud demasiado
simplista de reemplazar la palabra “mujer” por la de “género”, como ocurría
en algunos casos por diferentes motivos: sea para darle mayor objetividad
y neutralidad al nuevo campo de la historia de las mujeres o para resaltar
la necesaria relación entre la esfera femenina y la masculina; en otros
casos, como mecanismo para rechazar las explicaciones biológicas
sobre las relaciones entre los sexos y reemplazarlas por construcciones
culturales en tanto relaciones sociales. Si bien estos usos de género
permitieron delimitar un nuevo terreno con nuevos objetos de estudio
y nuevos temas como la mujer, los niños, las familias y las ideologías
de género, no permitían analizar otras cuestiones como la guerra, la
diplomacia, la política y el poder:
...hay, en consecuencia, cierta visión funcionalista arraigada en la
biología y se perpetúa la idea de las esferas separadas para escribir
la historia. Acepta que las relaciones entre los sexos son sociales pero
no explica por qué estas relaciones están construidas como lo están,
cómo funcionan y cómo cambian (Scott, 1993:22).
Estos últimos interrogantes, claves en el pensamiento de Scott, la
acercaban a los posestructuralistas ya que no daban un significado fijo
y universal a las categorías y a las relaciones entre ellas. Para responder
56
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
a la pregunta de ¿cómo se construyen las relaciones de género?, Scott
sostenía que había que trabajar
...los sistemas de significados, es decir, las maneras en que las
sociedades representan al género, articulan las reglas de relaciones
sociales o construyen los significados de la experiencia. Sin el
significado no hay experiencia: sin el proceso de significación no hay
sentido” (Scott, 1993:29).
El género aporta una manera de codificar los significados y comprender
las complejas conexiones que existen entre las diversas maneras de
interacción humana.
Para Scott, la construcción de género como categoría analítica se
articulaba, en consecuencia, en la conjunción de los esfuerzos de las
feministas para producir su propia teoría, la crítica de los humanistas
a la ciencia y el acercamiento a los empiristas y humanistas del
posestructuralismo. Los nuevos marcos de conocimiento estaban en otros
campos disciplinarios, la antropología, la semiótica, el psicoanálisis6 pero
también la filosofía francesa, con
...un posicionamiento escéptico respecto a confianzas excesivas en
la objetividad y la contundencia de la explicación histórica, autoras/
es como H. Cixous, L. Irigaray, J. Derrida o M. Foucault, ofrecían
argumentos para sostener cuán excluyente es todo discurso “científico”
y qué relaciones de poder se abroquelaban en las pretensiones de
saber (Acha, 2000:72).
Tercer escenario: de la igualdad y las diferencias
Las preguntas en torno a género planteadas a partir de los ochenta
y noventa del siglo pasado pertenecen a un nuevo escenario marcado,
en este caso, por la crisis del concepto de progreso que había dominado
las claves interpretativas de la ciencia en la modernidad. Los Estudios
Culturales y los estudios poscoloniales venían a plantear nuevos
interrogantes y a proponer nuevos conceptos para los feminismos así
como, desde el campo de la filosofía, se elaboraban cuestionamientos
críticos en torno al abordaje de género. El concepto de diferencia aparecía
como concepto clave y la Antropología, la ciencia de las diferencias, se
tornaba imprescindible.
Desde el punto de vista político feminista, a las luchas por la
igualdad se les superponían ahora las reivindicaciones de las diferencias.
Los dos conceptos, igualdad y diferencia, son problemáticos con
6
En este sentido, encuentra instructiva la teoría lacaniana que sostiene la centralidad del lenguaje para
la construcción de la identidad genérica. Pero le preocupan los siguientes puntos: la excesiva fijación
en las cuestiones del sujeto individual; la tendencia a reificar como el hecho central del género a los
antagonismos subjetivos originarios entre los hombres y las mujeres; la tendencia a universalizar las
categorías y las relaciones entre lo masculino y lo femenino. Considera que la orientación lacaniana
tiende a una lectura reduccionista de la evidencia del pasado al no permitir la introducción de la
especificidad y variación histórica (Scott, 1993:30).
57
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historias y zonas de debates propias. En principio, es necesario recalcar
que “todo feminismo denuncia la sujeción de las mujeres, subraya su
injusticia, tiene la convicción de la posibilidad de modificar la situación
y la voluntad compartida de superar la estructura de dominación que
afecta a la diferencia de sexos” (Santa Cruz, 1992:445). Sin embargo, las
discusiones a partir de esta plataforma común comienzan a demostrar
diversas posturas. Una postura central, pero no única, fue aquella que
focalizó su mirada en las diferencias de experiencias entre las mujeres,
cuestionando los esencialismos existentes hasta entonces. Se iniciaba así
un proceso de intensificación y fragmentación del concepto de diferencia,
hasta entonces centralizado en la diferencia sexual.
Rita Felski sostiene al respecto, “criticando la visión homogénea
que las feministas occidentales tienen de las mujeres del Tercer Mundo,
el feminismo postcolonial afirma las irreductibles particularidades y
las complejas diversidades que caracterizan la vida de mujeres nooccidentales” (1999:40). Desde los abordajes científicos, comienzan a
aparecer nuevos conceptos. Donna Haraway es un claro ejemplo de los
nuevos planteamientos filosóficos y epistemológicos en esta línea.
Criticando al empirismo feminista como al construccionismo radical,
propone que el acceso a la objetividad es posible sólo mediante el carácter
situado de los conocimientos. El género es para Haraway “un campo de
diferencia estructurada y estructurante, donde los tonos de extrema
localización, del cuerpo íntimamente personal individualizado, vibran en
el mismo campo con emisiones globales de alta tensión” (1995:334). Por
ello, se pregunta: ¿cómo situarse (científicamente) para ver situaciones
de tensiones, de resonancias, de transformaciones, de resistencias,
complicidades? La respuesta a esta pregunta exige, según Haraway, una
mirada diferente, exige atender el punto de vista. Esta postura implica
una mirada parcial sobre el cuerpo. Es importante aclarar estos términos.
Para Haraway, uno de los problemas de las feministas que trabajan en la
ciencia es
...cómo lograr simultáneamente una versión de la contingencia histórica
radical para todas las afirmaciones del conocimiento y los sujetos
conocedores, una práctica crítica capaz de reconocer nuestras propias
“tecnologías semióticas” para lograr significados y un compromiso
con sentido que consiga versiones fidedignas de un mundo «real», que
pueda ser parcialmente compartido y que sea favorable a los proyectos
globales de libertad finita, de abundancia material adecuada, de
modesto significado en el sufrimiento y de felicidad limitada (Haraway,
1995:321).
Se parte de un supuesto: el objetivismo, tal como es comúnmente
entendido, niega la posibilidad de la parcialidad. De este supuesto deviene,
necesariamente, la postulación de una forma de entender la realidad: el
“mundo real” es exterior al investigador y existe independientemente al
mismo investigador. Lo que Haraway propone es no pensar en términos
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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objetuales, más bien, en subjetividades que conocen científicamente a
partir de una mirada desde abajo. Y como feminista sostiene:
Las feministas no necesitan una doctrina de la objetividad que prometa
trascendencia, una historia que pierda la pista de sus mediaciones
en donde alguien pueda ser considerado responsable de algo, ni un
poder instrumental ilimitado. No queremos una teoría de poderes
inocentes para representar el mundo, en la que el lenguaje y los
cuerpos vivan el éxtasis de la simbiosis orgánica. Tampoco queremos
teorizar el mundo y, mucho menos, actuar sobre él en términos de
Sistema Global, pero necesitamos un circuito universal de conexiones
incluyendo la habilidad parcial de traducir los conocimientos entre
comunidades muy diferentes y diferenciadas a través del poder.
Necesitamos el poder de las teorías críticas modernas sobre cómo son
creados los significados y los cuerpos, no para negar los significados
y los cuerpos, sino para vivir en significados y en cuerpos que tengan
una oportunidad en el futuro (Haraway, 1995:322).
Ahora bien, desde dónde comenzar a pensar de otra manera? Haraway
comienza desde la vista. La vista, esa capacidad sensorial humana desde
la cual conocemos el mundo, ha sido utilizada, según Haraway,
...para significar un salto fuera del cuerpo marcado hacia una mirada
conquistadora desde ninguna parte. Ésta es la mirada que míticamente
inscribe todos los cuerpos marcados, que fabrica la categoría no
marcada que reclama el poder de ver y no ser vista, de representar y
de evitar la representación (1995:324).
Ésta es la mirada de Hombre y de Blanco en sociedades científicas y
tecnológicas, postindustriales, militarizadas, racistas y masculinas
frente a cual Haraway propone una objetividad feminista basada en
conocimientos situados (Haraway, 1995:324).
Un lugar principal que le permite a Haraway revisar los conceptos
principales del conocimiento científico es el interés de diversas corrientes
del feminismo en los puntos de vista de los subyugados, los puntos
de vista desde la periferia y desde las profundidades. Lugar del saber
privilegiado pero, como admite Haraway, no exento de riesgos, “existe el
serio peligro de romantizar y/o de apropiarse de la visión de los menos
poderosos al mismo tiempo que se mira desde sus posiciones” (Haraway,
1995:328), peligros evitables si se es consciente de que “mirar desde abajo
no se aprende fácilmente…”, que mirar desde abajo “requiere al menos
tanta pericia con los cuerpos y con el lenguaje, con las mediaciones de la
visión, como las ‘más altas’ visualizaciones técnico-científicas (Haraway,
1995:328).
Para ello, es necesario replantear la idea de sujeto, de identidad.
Haraway propone pensar en un sujeto múltiple con, al menos, una
doble visión: una visión crítica desde un posicionamiento crítico “en
el espacio social generizado no homogéneo” (Haraway, 1995:336). Esto
implica poner a funcionar otras estrategias como las de la interpretación,
de la traducción, del tartamudeo y de lo parcialmente comprendido.
59
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Haraway piensa una traducción que es siempre interpretativa, crítica
y parcial desde la cual es posible “un terreno para la conversación,
para la racionalidad y la objetividad, que sea sensible al poder, no
pluralista” (Haraway, 1995:337). Una traducción que, necesariamente,
implica descodificación y transcodificación desde una localización
responsable. Para Haraway, “todas son necesarias para que la ciencia
se convierta en el modelo paradigmático no de lo cerrado, sino de lo que
es contestable y contestado, para que sea el mito no de lo que escapa
a la capacidad y a la responsabilidad humanas en el terreno que está
por encima de la lucha, sino de la responsabilidad en las traducciones
y en las solidaridades que enlazan las visiones cacofónicas y las voces
visionarias que caracterizan los conocimientos de los subyugados”
(Haraway, 1995:338). La parcialidad permite “las conexiones y aperturas
inesperadas que los conocimientos situados hacen posibles. La única
manera de encontrar una visión más amplia es estar en algún sitio en
particular” (Haraway, 1995:339).
Feslki agrega otros conceptos a tener en cuenta cuando se trata de la
diferencia: hibridez, creolización y métissage. El primero de los conceptos
es planteado por Felski desde la óptica de “la lógica de ambos/y (both/
and)” (1999:42), en tanto hace la diferencia en la igualdad y la igualdad en
la diferencia, “pero de una manera en que lo mismo no es más lo mismo,
y lo diferente no es más simplemente lo diferente” (Felski, 1999:43),
rescatando la definición de hibridez de Robert Young.
La lectura de Felski se acerca, en gran medida, al importante aporte
realizado por Joan Scott al debate igualdad-versus-diferencia. En 1994,
Joan Scott sostenía que en la oposición igualdad/diferencia se “...esconden
la interdependencia de los dos términos, porque la igualdad no es la
eliminación de la diferencia y la diferencia no excluye la igualdad” (Scott,
1994:6). Proponer estos términos como dicotomía binaria es construir
una opción imposible y el feminismo no puede abandonar ninguno de
los dos términos ni jerarquizarlos. La “diferencia” ha sido la herramienta
analítica más creativa para el feminismo, mientras que la “igualdad” ha
sido su meta a nivel político. El movimiento feminista debe sustraerse
de la utilización de categorías preexistentes y pensar en términos del
“dilema de la diferencia” (Scott, 1994:8).
Como dilema, plantea preguntas distintas a las que tradicionalmente
se habían realizado en el marco de las dicotomías binarias como
masculino/femenino o igualdad/diferencia. Preguntarse sobre las
cualidades o aspectos que se están comparando; la naturaleza de dicha
la comparación; las formas de construcción del significado de diferencia
atendiendo las especificidades de los contextos no orientan a fijar
oposiciones, más bien a dar cuenta de diversidades más complicadas e
históricamente variables. Tampoco
60
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
...se trata de una simple sustitución de múltiple por binario porque no
estamos invocando un alegre pluralismo. La solución del “dilema de la
diferencia” no viene a través de la indiferencia frente a la diferencia ni
de su aceptación tal como está constituida, es decir la aceptación de
la diferencia normativa (Scott, 1994:17).
En este sentido, una posición feminista crítica debe invocar siempre
dos movimientos: a) la crítica sistemática a las operaciones de diferencia
categórica; la exposición de los tipos de exclusiones e inclusiones que
construye y la negación de su “verdad” última; b) hacer esta negación
en nombre de una igualdad apoyada en las diferencias: diferencias que
confunden, perturban y vuelven ambiguo el significado de cualquier
oposición binaria (Scott, 1994:17). Estos dos movimientos permitirán a
su vez superar la historia de los feminismos como historia de oscilaciones
entre pedidos de igualdad y afirmaciones de diferencias cuyo enfoque
refuerza, sin darse cuenta, el poder de las construcciones binarias, las
establece como algo inevitable y les da una historia muy larga.
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crítica antiesencialista de la historiografía. Buenos Aires: El Cielo por Asalto.
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61
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La imagen corporal en Frantz Fanon y
los conflictos para su construcción en la
infancia y adolescencia tercermundistas
Juan Pablo Cedriani
[email protected]
Resumen
En el presente trabajo, se abordará algunos conflictos en la conformación
de la subjetividad en los niños latinoamericanos, frente a modelos
estandarizados de niñez y adolescencia que les son impuestos sin la
oportunidad para su tematización, a través de los medios. Para ello, se
considerará la noción de imagen corporal trabajada por Frantz Fanon y,
con ella, se mostrará algunas disonancias contemporáneas, entre lo que
se da como modelo al niño o joven y el entorno político, social y cultural
que lo rodea.
Si, para Fanon, la imagen corporal es la instancia intermedia de interacción
efectiva entre el mundo y la personalidad (el yo) del individuo; se verá que
ésta depende tanto de los elementos que pueda incorporar a la misma,
como de aquellos que pueda eliminar (y la valoración que el entorno haga
de los mismos). En este sentido, el lenguaje, los gestos, la vestimenta,
entre otros, pasarán a formar parte de la constelación de la subjetividad
del individuo, con lo cual determinarán los parámetros para su relación
mediada con el mundo exterior y sus pares. Considerando esto, Fanon, pone
de manifiesto ciertas disonancias que interfieren en este proceso, en un
contexto específico, que es el de las colonias francesas, tanto de Martinica,
como de Argelia; cuando, en las instituciones del régimen colonial, se
adoctrina a los niños con valores culturales franceses, radicalmente
distintos del entorno oprimido en que se desarrollan. De manera análoga,
se aplicarán las categorías de Frantz Fanon para analizar la lógica propia
de los medios masivos de comunicación y sus consecuencias sobre la
subjetividad de los niños latinoamericanos.
Introducción1
En el presente trabajo, se abordará la conflictividad en la conformación
de la subjetividad, en particular de niños y jóvenes latinoamericanos, frente
a modelos estandarizados de niñez y adolescencia que les son impuestos
sin la oportunidad para su tematización, a través de los medios. Para
1
El presente trabajo ha sido desarrollado en el marco del PPI Relación discursiva Literatura-Historia
y su relevancia para la enseñanza de lengua extranjera en el contexto universitario UNRC. Desde
01/01/12 y continúa. Resolución: 852.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
ello, se considerará la noción de imagen corporal trabajada por Frantz
Fanon y, con ella, se mostrarán algunas disonancias contemporáneas,
entre lo que se da como modelo al niño o joven y el entorno político, social
y cultural que lo rodea.
Si para Fanon la imagen corporal es la instancia intermedia de
interacción efectiva entre el mundo y la personalidad (el yo) del individuo,
se verá que ésta depende tanto de los elementos que pueda incorporar a la
misma, como de aquellos que pueda eliminar (y la valoración que el entorno
haga de los mismos). En este sentido, el lenguaje, los gestos, la vestimenta,
entre otros, pasarán a formar parte de la constelación de la subjetividad
del individuo, con lo cual se determinarán los parámetros para su relación
mediada con el mundo exterior y sus pares. Considerando esto, Fanon
pone de manifiesto ciertas disonancias que interfieren en este proceso, en
un contexto específico: el de las colonias francesas, tanto de Martinica,
como de Argelia; cuando, en las instituciones del régimen colonial, se
adoctrina a los niños con valores culturales franceses, radicalmente
distintos del entorno oprimido en que se desarrollan. Tomando en cuenta
el alcance del análisis fanoniano, de manera análoga, se aplicarán
sus categorías para analizar la lógica propia de los medios masivos de
comunicación y sus consecuencias actuales, sobre la subjetividad de los
niños latinoamericanos.
Para llevar a cabo lo antedicho, en una primera instancia, se
desarrollarán en términos generales las nociones básicas de la constitución
de la imagen corporal, tal como la entiende Schilder y como posteriormente
la trabaja Fano, a través de sus investigaciones e intervenciones en los
contextos antes mencionados, para luego en una segunda parte elaborar
algunas críticas a ciertas nociones de adolescencia. Finalmente, a modo
de conclusión, se esbozará una respuesta a la pregunta que vertebra el
presente escrito y es la siguiente: ¿cuáles son las condiciones por las
cuales los individuos elaboran su imagen corporal, su propia subjetividad
en el denominado tercer mundo?
I
La constitución de la subjetividad es un proceso complejo, cuyo
tratamiento requiere herramientas provenientes de varias disciplinas.
Cabe destacar, sin embargo, que será una mirada filosófica la que sobre
tal temática se tendrá presente. Quien establezca la matriz teórica del
presente escrito, como se explicó con anterioridad, será Frantz Fanon,
psiquiatra originario de Martinica, para quien el proceso de construcción
de la subjetividad no pasa sólo por un proceso gradual, exclusivamente
mental y/o corporal, a través del cual el sujeto se crea por propia producción
64
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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o por el desenvolvimiento de lo que podría denominarse, en términos
generales, como el desplegarse de una subjetividad, que siempre estuvo
en potencia. Para Fanon, el sujeto se construye como una estructura
siempre determinada efectivamente por su medio, es decir su entorno
directo, más inmediato, su contexto social y político, el lugar desde donde
emerge como sujeto. Se hacen presentes en sus escritos, además, las
condiciones psicológicas en las que el individuo se desarrolla, es decir, la
psiquis del sujeto está condicionada por estas cuestiones externas que
mencionamos, pero a la vez por las huellas (o en términos de Fanon, por
las mistificaciones), que se arraigan en la conciencia del sujeto como una
proyección de condiciones materiales (sociales, culturales, económicas,
políticas), que lo han rodeado a lo largo del tiempo.
Si bien tales parámetros son aceptables para la constitución de
cualquier subjetividad, cabe destacar que lo que pone en Fanon un
sesgo de originalidad o, si se quiere, de agudeza en la observación,
es la consideración del costado material en que se producen las
subjetividades. Tal consideración no proviene de una reflexión aislada
o una aproximación teórica, sino que será el producto de la inserción
comprometida (crítica, siempre disonante, intentando socavar las
estructuras de lo ya dado), en dos difíciles contextos que lo tocarán muy
de cerca: el de su lugar natal, Martinica, isla del Caribe y Argelia, lugar
donde llevará a cabo su práctica profesional como psiquiatra a cargo de
enfermos mentales2 que, para Fanon, en realidad bien podrían haber
sido denominados enfermos sociales3. Tales contextos lo obligarán a
volver la mirada sobre las condiciones en las que las subjetividades
escindidas tienen origen.
En su corta vida, Fanon4 tuvo una gran producción intelectual
escrita, no tanto por la cantidad de los materiales que hoy pueden
encontrarse, sino más bien por la profundidad y la multiplicidad de
enfoques que pueden resultar de su análisis y de los temas trabajados.
En esta ocasión, se tomará Piel negra, máscaras blancas y se verá lo que
Fanon dice acerca de uno de los capítulos más famosos y trabajados de
tal obra, la experiencia vivida del negro:
…es importante en más de un sentido. Muestra al negro frente a su
raza. [...] Asistimos a los esfuerzos desesperados de un negro que se
empeña en descubrir el sentido de la identidad negra. La civilización
blanca, la cultura europea le han impuesto al negro una desviación
existencial. Probaremos en otro lugar que, a menudo, eso que se llama
el alma negra es una construcción del blanco (Fanon, 2009:46).
2
3
4
Son numerosas las biografías de Fanon; sin embargo, por cuestiones de simplicidad se remite al lector
a: Omar, S.M. (2008). Los estudios postcoloniales: una introducción crítica. Castellón de la Plana:
Universitat Jaume I, pp. 84 y ss.
Fanon (2009) rescata la participación de las condiciones sociales en estas problemáticas explícitamente
(p. 45).
Según Omar (2008), Fanon vivió sólo treinta y seis años, padeciendo a causa de leucemia (p. 87).
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Y es justamente ese enfoque el que se pretende dar en este trabajo, el
de las subjetividades construidas en contextos de exclusión, signadas
por las condiciones del mercado actual, globalizado y estandarizado, y el
papel que juegan los medios masivos de comunicación y las tecnologías de
telecomunicaciones en la difusión de tales estándares. En lo que respecta
puntualmente a la cita, acusa el motivo por el que Fanon se constituye
como uno de los ejes teóricos con el que se ha decidido llevar a cabo este
análisis. Como se constatará, mostrará la obra del autor martiniqués, que
el negro sometido dentro de un régimen colonial, el damné, se enfrenta en
el proceso de su constitución con la disolución de su propia subjetividad.
Antes de continuar con el desarrollo, debe entenderse primero lo que
es el esquema corporal.
Brevemente caracterizado, el esquema corporal es una representación
tridimensional del propio cuerpo, con la cual, de manera no necesariamente
consciente, se cotejan las posibilidades acervo motoras en el desempeño
con los obstáculos circundantes. Tal representación, explica Shilder, se
conforma a través de la vida del propio sujeto, desde su nacimiento, por
acción de estímulos placenteros o dolorosos que servirán para delimitarlo
(Schilder, 1978:124).
Como se mencionaba más arriba, y de acuerdo con Bulhan, el valor de
Fanon para elucidar las problemáticas en lo que refiere a la configuración
de imagen corporal radica en la incorporación de una nueva dimensión de
análisis que él propone, de acuerdo con ciertas concepciones de la época y a su
propia formación como psiquiatra (Bulhan, 1985:32), como una dimensión
sociogénica (Fanon, 2009:45), la cual hace hincapié en las constricciones
sociales que atraviesa el individuo, en un afán de ir más allá en el análisis
de ciertas problemáticas que exceden lo estrictamente material y psíquico.
Podría preguntarse, entonces: ¿hoy, qué elementos sociales atraviesan las
subjetividades en formación, principalmente en jóvenes y niños?
Preguntas como la anterior ubican en una coyuntura histórica
determinada al individuo en el desarrollo de su propia imagen. La
investigación sobre imagen corporal, entendida como una función de
organismos biológicos superiores, desarrollada en extremo en vertebrados
complejos, permite afirmar, por ejemplo, que al tomar una vara y ejercer
presión con ésta sobre algo, el individuo percibe principalmente desde
la punta de la vara la superficie en contacto, por lo que la vara ha sido
incorporada al esquema postural; o, por ejemplo, que la ropa puede
cargarse libidinalmente en grado directamente proporcional al contacto
con el cuerpo. No obstante, en los trabajos de autores como Schilder,
no aparecen cuestiones sociales específicas como ejes, que frente al
enunciado anterior plantearían preguntas como: ¿da igual qué marca de
ropa sea la que use el individuo al momento de la valoración social y la
conformación de la imagen que tal individuo efectivice a raíz de ella?
66
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Junto a las tres instancias descriptas por Schilder, Mundo, Cuerpo y
Personalidad5, se ha individualizado un conjunto particular de elementos
que podría agruparse en torno a una categoría llamada social6, que permita
reflexiones de corte coyuntural y tengan papel activo en tanto trama
de significados, respaldados en acciones sociales (Schilder, 1978:303),
que condicionan/determinan de una manera u otra la configuración del
modelo postural.
Pensando desde estos términos, se entiende que, para Fanon, la
figura es impuesta al negro desde diversas instancias, como lo son la
educación, los medios, el arte y el trato en general con blancos en la
colonia, entre otros. Desde las prohibiciones de hablar criollo (idioma de
los nativos de Martinica), hasta los personajes de las películas que ven
en el cine:
...cada tipo de sociedad exigiendo naturalmente una forma de catarsis
determinada; las historias de Tarzán, de exploradores de 12 años,
de Mickey, y todos los diarios tienden a una verdadera liberación
colectiva. Son diarios escritos por Blancos destinados a pequeños
Blancos [...] Y el Lobo, el Diablo, el Genio maléfico, el Mal, el Salvaje
están representados por un negro, y como siempre hay identificación
con el vencedor (Fanon, 2009:136).
Según describe Fanon, estas representación son una manera de
descargar la agresividad, pero desde el punto de vista de la imagen
corporal, lo que se encuentra es un conflicto muy profundo, que reviste
a los individuos en la formación de sus subjetividades. En este orden,
por ejemplo, ¿qué hará el niño que acaba de ver a Tarzán pelear contra
caníbales negros que querían comérselo, cuando considere por un
momento que tiene él mismo rasgos muy similares a los que se han
parodiado en la película o historieta? ¿Y qué pasará luego cuando otros
niños blancos, europeos identifiquen a este niño con los caníbales
también? La constelación de axiomas a los que Fanon remite todo el
tiempo, es decir aquellos saberes incuestionables que fijan su subjetividad
en el marco colonial, son los ejes del epítome del el negro, hombre que
hay que derribar (Fanon, 2009:42).
5
En las palabras de Schilder: “Hay un mundo, parcialmente animado, uno parcialmente inanimado, está
nuestro cuerpo y finalmente está nuestra personalidad que tiene esta cercana y específica relación en
el cuerpo” (Schilder, 1978:283). La imagen corporal entendida desde esta perspectiva se constituye
siempre en tensión y con un constante dinamismo, como un conjunto de relaciones.
6 Cuando aquí se dice social, se piensa en una perspectiva enriquecida de las menciones que Schilder
mismo hace al trato con otros y a la identificación/rechazo que propone del individuo con el mundo
exterior y sus habitantes según sea el caso. Para el análisis de estos factores, enfoques antropológicos y
sociológicos pueden ser de gran importancia y se añadirían a la triada propuesta por el autor inicialmente
(Filosofía, Psicología y Neurociencias), de esta manera se desequilibraría la perspectiva asentada en el
sujeto y, por lo tanto, el verdadero conocimiento de su configuración sería completado por la búsqueda
de los elementos culturales presentes en el modelo postural. Esto posibilitaría fundamentalmente, una
labor crítica que exceda la mera descripción (por tanto, de corte ético-político en un sentido laxo)
tendiente a confrontar los elementos que atenten contra el componente humanitario que se encuentra
implicado en el fundamento ético, tanto de la constitución de una sociedad como en la configuración
de la propia imagen corporal. (Schilder, 1978:302).
67
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Teniendo presente lo anterior es que puede entenderse que, para
Fanon (2009:112), la corporalidad del negro del siglo XX experimenta
un shock, pues el propio sustrato sobre el que se asentaba, no sólo se
ha derrumbado frente a sus ojos (o bajo sus pies, para remitir a una
imagen más fanoniana), sino que además ha sido avasallado por un
esquema completamente distinto, el cual es constituido por el colono
mismo, que será quien, en la colonia, sea tenido como Hombre, y desde
éste, hacia abajo no queda más que una lista de puestos intermedios
que se disuelven en la falta de reconocimiento. Es por esto mismo que
frente al fuego el negro descubre su librea (Fanon, 2009:114). La clave
de esta imagen, de esta metáfora, no hace sino revelar lo que luego será
una de las directrices más importantes de la obra del autor, la vivencia
corporal del negro es completamente alienada, mediada por el europeo
(el francés, específicamente). De ella es despojada toda posibilidad de
auto apreciación. Para esta vivencia no queda más que recordar cada
vez el veredicto que se ha dado sobre él: no es un hombre y eso salta a
la vista. Como el mismo Fanon lo anuncia, no se necesita demostración
alguna, es cuestión de dar cuenta de los axiomas por los que se guía el
mundo alrededor del negro: “…la ropa interior del negro huele a negro;
los dientes del negro son blancos; los pies del negro son grandes; el ancho
pecho del negro…” (Fanon, 2009:115). De aquí, no queda sino asistir al
desmembramiento del propio esquema en la esencia de su configuración.
Si, por definición, el esquema corporal ha de emprender su gestación
como un conocimiento del propio cuerpo en tercera persona, en el caso
del negro que ha atravesado las miradas del invierno blanco, se constata
que su esquema ha perdido integridad y se vuelve tripartito; se configura
en un esquema triple, pues le es adjudicada al negro la responsabilidad
por su propio cuerpo, por su raza y por sus ancestros (Fanon, 2009:113).
De aquí en más, el negro que haya llegado a este punto de conciencia de la
diferencia que lo enajena del Blanco, no le quedan sino dos alternativas:
o bien emprender el padecimiento de esta triple división, que siempre
le recordará que no sólo él no consigue acceder al reconocimiento de
los verdaderos hombres, sino que además sus propios padres y abuelos
nunca pudieron hacerlo, como así tampoco podrá nunca hacerlo su raza.
O bien, por otra parte, emprende la liberación que conlleva el olvido y
sistemática eliminación de cada una de estas tres instancias7. En este
7
Deliberadamente se omite la sistematización, que implicaría detenerme en el paso que Fanon desarrolla,
sobre la posibilidad de abrazar su propia condición de negro como fundamento de su propia existencia,
pues cada uno de los intentos fallidos por los que procura acceder al ritmo al que lo destinan su piel
y sus entrañas no hacen sino demostrarle que el polo que nunca le ofrece el encuentro dialéctico
que necesita para su reconocimeinto, una vez más, se muestra esquivo y soslaya completamente sus
intentos, con lo cual deviene la náusea. Sin embargo, cabe destacar la instancia mediada por la que al
negro su cuerpo se le vuelve allienus, es decir, deja de pertenecerle en el mismo momento que la propia
comprensión, igualmente deja de pertenecerle. Las páginas 122-126 plantean un núcleo conciso de los
múltiples intentos de originalidad del negro expuestos por Fanon (2009), aunque obviamente la lectura
de estas temáticas se esparcen por toda su obra.
68
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punto, cuando el negro habitante de la colonia siente deseos de fumar y
estira su mano para alcanzar un cigarrillo, ya no lo hace por sí mismo;
ese brazo que levanta y esa mano que toma el paquete se vuelven ajenas,
fantasmas que entran en una tematización de la que siempre huye. Esto
ocurre no porque su cuerpo ya no le pertenezca, sino porque la red que
teje la comprensión que el negro tiene de sí mismo (es decir, la del blanco),
le muestran a una bestia a-garrando ese paquete de cigarrillos. Y la
sociedad colonial en su conjunto contribuye a perpetuar esta percepción
del sujeto sobre sí mismo y su entorno.
II
Cabe recordar que el propósito del presente escrito no es sólo el de
una reseña de la obra de Fanon, a través de algunas de sus categorías;
a continuación, se aplicará la noción del padecimiento de la imagen
corporal debido a situaciones de exclusión, donde se considera que el
individuo, tal como en los casos que Fanon analiza, encuentra problemas
para erigir su propio esquema.
Para continuar, entonces, con nuestros propósitos, plantearemos la
siguiente pregunta: ¿cómo definen las posibilidades de acceso a elementos
determinados, la conformación de la imagen corporal de los infantes?
¿Tienen todos los adolescentes y niños las mismas posibilidades de
integración de elementos a su imagen corporal? ¿Cuál es hoy el modelo
de imagen corporal que signa, cual trazo unario, las imágenes corporales
de niños y jóvenes, argentinos y latinoamericanos en general?8
Lo que habitualmente se representa como un conjunto de dispositivos
y servicios que brindan posibilidades de conexión ilimitadas en el marco de
un fenómeno, por desgracia, desatendido y poco cuestionado en términos
del sentido común, como es el de la globalización, es sin embargo una
estructura a nivel global que masivamente distribuye bienes y servicios
bajo la clave del poder económico, pero que por su misma lógica, en el
proceso deja a gran parte de la humanidad del otro lado de la brecha, que
se ensancha y profundiza.
La imagen corporal en sus determinaciones a nivel social, sumerge al
individuo en una trama de significados que hoy en día son confeccionados
en su mayoría por intereses del mercado y los medios de la era de la
información. Con esta puntualización no se pretende dar exclusividad a
8
No se ha elegido en este caso la palabra “general” de manera descuidada, sino que por el contrario,
cumple la función de caracterizar las aspiraciones de los intereses actuales del mercado sobre los
individuos, como por ejemplo, la estandarización constante de sus preferencias de la mano de la
diversificación de la producción y la cobertura de todos los nichos posibles del mercado. El núcleo
de interés está centrado en el individuo y el mercado promete el acceso (siempre y cuando éste tenga
los recursos económicos necesarios), para acceder a estos elementos e incorporarlos a su propia
subjetividad.
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esta época, sino a la masividad con la que estos fenómenos revisten a los
individuos. Como un ejemplo del mentado estado de cosas, encontramos
las siguientes declaraciones de Paula Sibilia:
No se trata apenas de Internet y sus mundos virtuales de interacción
multimedia. Son innumerables los indicios de que estamos viviendo
una época limítrofe, un corte en la historia, un pasaje de cierto
“régimen de poder” a otro proyecto político, sociocultural y económico.
Una transición de un mundo hacia otro: de aquella formación histórica
anclada en el capitalismo industrial [...] en este nuevo contexto, ciertas
características del proyecto histórico precedente se intensifican y ganan
renovada sofisticación, mientras que otras cambian radicalmente.
En ese movimiento se transforman también los tipos de cuerpos que
se producen cotidianamente, así como la forma de ser y estar en el
mundo que resultan “compatibles” con cada uno de esos universos
(Sibilia, 2008:19).
Ahora bien, estas declaraciones de Sibilia se abocan a fenómenos
concretos y específicos enmarcados en un sistema de mercado imbuido
de tecnología, atravesado por ella, justamente porque al mencionar
compatibilidad da por supuesto que otra gran porción de individuos
encuentran grandes dificultades para acceder y ser compatibles con el
sistema:
La distribución geográfica de esos privilegiados que poseen contraseñas
para acceder al ciberespacio es todavía más elocuente de lo que insinúa
la mera cantidad: el 43 en América del Norte, el 29% en Europa y el
21% en buena parte de Asia [...] de modo que en esas regiones del
planeta se concentran nada menos que el 93% de los usuarios de la
red global de computadoras (Sibilia, 2008:29).
En el presente trabajo, se pregunta justamente qué ocurre con el
porcentaje de individuos quienes no poseen acceso a este nuevo cambio
de “paradigma social”, del cual el acceso a Internet es sólo un indicador;
aunque, un indicador con mucho de metáfora, pues es justamente la
plataforma de despegue a la “extimidad”9, es decir al modo de visibilidad
social contemporánea.
En este punto, puede decirse que existen nuevos parámetros para
la invisibilidad social, para definir y reflexionar sobre las problemáticas
que atraviesan los individuos que quedan en los bordes del sistema,
una nueva marginalidad que no habla exclusivamente en términos
geográficos, aludiendo a aquellos que se encontraban por los bordes
del ejido urbano, y tampoco para aquellos que luego estuvieron dentro
de las ciudades, pero que no contaban con servicios urbanos (Denardi,
2009:39). Los individuos, tramados en la cultura visual descripta, deben
volverse y preguntarse cómo son afectados por tal contexto en cuanto a la
posibilidad que tienen de crear al otro, al mundo y a sí mismos es decir,
las posibilidades de su subjetividad. Justamente, como Rother explica:
9
Es decir, los individuos ya no se vuelven sobre sí mismos y crean su propio círculo íntimo, sino que
los individuos se proyectan a la exhibición con otros, a través de fotos, videos, blogs y demás (Sibilia,
2008:16).
70
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…frente a diferentes acontecimientos sociales, la subjetividad o la
producción de la misma serán diferentes y variarán de acuerdo con
los vínculos que se establezcan o con los diferentes medios sociales
en que se desarrolle un sujeto. A menudo pienso la constitución del
sujeto en función de un modelo que toma al narcisismo como eje
central de su desarrollo, pero en el cual el narcisismo depende del
objeto y del medio social para que dicho desarrollo sea posible (Rother
Hornstein, 2007:31).
Y justamente es esa encrucijada de determinaciones lo que debe
revisarse, si se pretende conocer la situación de los jóvenes, principalmente
si consideramos que es especialmente en esta etapa de la vida en que
las identificaciones son menos tematizadas como tales, por los propios
individuos, en tales condiciones de crisis y desarrollo (Obiols y Di Segni
de Obiols, 1996:27).
III
Recapitulando brevemente, la imagen corporal es un esquema que
permite interactuar con el mundo y conservar el sistema de relaciones
que define como un individuo al sujeto en sí mismo. A su vez, el esquema
corporal refiere necesariamente a otros y a la valoración que éstos hacen
del mismo y de sí mismos, a través de sus propias concepciones. Fanon,
aplicando estas premisas al contexto colonizado, concluye que el negro
encuentra imposible una propia integración de su imagen pues se halla
inmerso en un contexto donde ni siquiera es considerado un hombre. En
términos actuales y para los contextos a los que se refiere con el presente
trabajo, ciertas formas de colonización de subjetividades trascienden
demarcaciones específicas territoriales, las mistificaciones van más allá de
los contextos en las que surgen (condicionadas por situaciones concretas,
materiales, de cimentación social, política y cultural) y se transfieren sin
tematización de un lado al otro del mundo en cuestión de segundos. Esa
escisión entre un contexto material y las sobredeterminaciones que con él
se conforman, contribuye igualmente a crear conflictos en la integración
de la propia imagen corporal. No se habla aquí específicamente de
cómo las tecnologías afectan el aprendizaje en el aula o si los medios de
comunicación prometen y garantizan satisfacción, diversión, confort y
tales ideales son extrapolados y esperados necesariamente en todas las
experiencias cotidianas, lo cual genera muchos conflictos y desencantos,
al tiempo que dificulta la tolerancia las frustraciones por parte de los
jóvenes y niños. Aquí se trata algo que trasciende esos fenómenos. Se
trata de aquellos individuos jóvenes o niños en situaciones de pobreza
(Denardi, 2009:37), que viven en algún barrio marginal en Argentina
o de algún país latinoamericano, que sopesan y experimentan lejana/
cercana, la realidad que los rodea luego de ver una serie de televisión
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norteamericana, con un plantel de actores multiétnico, doblados todos
al mismo español “neutro”, rodeados de tecnología, representando de
manera sobre dimensionada problemáticas adolescentes artificiales (es
decir, generadas bajo condiciones que no comparten con los espectadores),
bajo el supuesto de una sociedad occidental, norteamericana (o europea,
primermundista), de clase media alta o alta. Es con ese grupo de pares
con el cual se identifican los jóvenes actuales. ¿Qué aprende un niño
o joven hoy en día cuando ve algún contenido estándar producido en
el extranjero? (Aunque, si somos estrictos, hablar del trascender de
fronteras de estos medios, le quita importancia al origen del producto);
ese individuo aprehende ideales, aspiraciones, metas, un sinfín de
valoraciones pensados en un contexto totalmente distinto al suyo y quizás
luego deba levantarse a las seis de la mañana para acompañar a su padre
a trabajar en una obra en construcción. Allí hay una disonancia.
Sólo en caso de que pudiera malinterpretarse lo anterior: no hablamos
aquí de “crear contenidos de clase baja”, el problema es totalmente
distinto, apunta a la crítica de una situación que pasa desapercibida, la
imposición de mistificaciones masivamente. Si el joven o el niño ven tal o
cual cosa en la pantalla del televisor o en el cine, asumen que es verdad y
no porque falte en ellos alguna agudeza especial, sino porque incorporan
y eligen esos elementos. Esto está planteado específicamente en términos
de clase, pero no olvidemos las disonancias culturales, religiosas, etc.
que acontecen por el mismo fenómeno.
Un segundo momento tiene su lugar cuando (y ahora sí desde
posiciones hegemónicas, imperialistas, principalmente) se ofrecen, dadas
por sentadas, visiones parcializadas de países, culturas, comunidades
o sectores sociales y son los niños o jóvenes, pertenecientes a aquellos,
quienes presenciaron el espectáculo.
Por desgracia, ni la primera ni la segunda disonancia acusan nada
completamente nuevo, sino variaciones de los conflictos que ya comenzaba
a observar Fanon en los años ‘40 y ‘50, cuando menciona el contacto de
los jóvenes negros con la hostilidad y los prejuicios de los blancos en la
propia Martinica o la experiencia de los pequeños negros viendo un film
de Tarzán y encontrándose con que los caníbales y los esclavos que eran
asesinados sin piedad, se veían igual que ellos (Fanon, 2009:136).
Las producciones de los medios de masas no deberían convertirse en
el opio de las clases marginadas o dominadas, y aunque tal declaración
suene idealista, o desfondada, no hace más que indicar la instancia a la
que debemos dirigir nuestros análisis.
La noción de imagen corporal en Frantz Fanon puede aplicarse
a contextos actuales de marginación y unir el axioma con su contexto
social de producción (su base material en conflicto) y, por tanto, quitarle
en el mismo momento su cualidad de incuestionable, de verdad. La figura
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recurrente del mexicano sin papeles que trabaja como sirviente en una
casa estadounidense, hablando a medias inglés, perezoso pero dócil, es
un indicador, sin duda. A la luz de la pregunta por cómo ha llegado a
determinarse esa figura del mexicano, debe preguntarse qué elementos de
su imagen corporal remiten a su verdadero origen social y desnaturalizan
tal imagen. ¿Qué puede aprenderse de los elementos que recubren los
cuerpos de los niños y jóvenes de barrios marginales, de sus modos de
caminar, de las palabras que eligen, de sus rituales cotidianos?; ¿a qué
orígenes y dinámicas social remiten? Pero también: ¿hasta qué punto
constituyen reacciones a dinámicas sociales, políticas o económicas ya
dadas y que puede decir de lo necesario para su superación?
Debe recordarse aquí, luego de estas preguntas y como cierre final
del trabajo, el pedido de liberación que exigía Fanon, en sus obras, una
liberación tanto en términos subjetivos como objetivos, y un constante
impulso de creación, de búsqueda activa y crítica del individuo desde su
presente.
Bibliografía
Bulhan, H. (1985). Frantz Fanon and the psychology of oppression. New
York: Plenum Press.
Denardi, L. (2009). La cultura popular entra a la escuela: proyecto
pedagógico, habitus y educación. Villa María: Eduvim.
Fanon, F. (2009). Piel negra, máscaras blancas. Madrid: Akal.
Obiols, G. y S. Di Segni de Obiols (1996). Adolescencia posmodernidad y
escuela secundaria. Buenos Aires: Kapelusz.
Omar, S.M. (2008). Los estudios postcoloniales: una introducción crítica.
Valencia: Universitat Jaume I.
Rother Hornstein, M. (2007). Adolescencias: trayectorias turbulentas.
Buenos Aires: Paidós.
Schilder, P. (1978). The image and appearance of the human body. New
York: International University Press.
Sibilia, P. (2008). La intimidad como espectáculo. Buenos Aires: FCE.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Estructuralismo, neoestructuralismo y
democracia
José Orellana - Yáñez
[email protected]
Resumen
El ejercicio revisa de forma preliminar la evolución del estructuralismo,
sea desde la aportación que realiza Raúl Prebisch en los años ‘50 como su
evolución respecto de la teoría de la dependencia.
Antes que ello, se hace un análisis de tipo político y epistémico del
estructuralismo en términos generales.
Posteriormente, se aborda la propuesta de neoestructuralismo que propone
la CEPAL, donde se incorporan las cuatros innovaciones que la hacen
singular, cuales son: a) Evaluación de los efectos de las reformas sobre la
base de los resultados de los años noventa; b) La agenda para la era global;
c) El enfoque en materia de derechos, ciudadanía y cohesión social; d) La
fusión de los enfoques estructuralista y schumpeteriano, y e) Las políticas
macroeconómicas anti cíclicas frente a la volatilidad financiera.
Esta exposición permite revisar algunas consideraciones de democracia que se
han reflexionado en el marco de las lecturas realizadas en el curso la “Política
y Democracia. Debate teórico contemporáneo”, del programa de Doctorado en
Estudios Americanos, como es la democracia representativa, la participativa y
deliberativa. En ese marco, se coloca en análisis la cuestión de sociedad civil
y cómo la misma, en cuanto proactividad intensa, permite la instalación de la
noción de contrademocracia, de Rosanvallón, donde la impolítica, en cuanto
desviación de la democracia, coloca en riesgo a la misma.
Finalmente, se hace una vinculación entre Democracia y Neoestructuralismo.
Este último no se entiende sin la democracia, por supuesto que no
indica cuál, pero revisando uno de los ejes de innovación de la propuesta
Cepalina, debería ser bastante ad hoc a los nuevos tiempos, toda vez que
se instala en un momento de tensión cuando de cohesión social se refiere
ante los magros resultados de las recetas neoliberales.
1. Objetivos
1.1. General
El ejercicio busca, desde la generalidad, interrelacionar la
perspectiva neoestructuralista y la democracia en un marco de crisis del
neoliberalismo.
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1.2. Objetivos específicos
Necesariamente se deben analizar los particularismos de la
interrelación presentada en la generalidad. Para ello, se hace clave definir
el concepto/teoría de estructuralismo, y señalar cuáles son las vertientes
ideológicas que hacen del estructuralismo un elemento de análisis.
Implica también conocer qué es el neo-estructuralismo y cómo se
vincula con el estructuralismo, fundamentalmente desde la CEPAL, dado
que uno y otro han sido ordenamientos teóricos-empíricos propios de la
CEPAL.
Como es sabido, saltar del subdesarrollo al desarrollo desde el
estructuralismo podría, para algunos, ser indiferente lograrlo desde
la democracia, populismo o una dictadura, hecho que en la región
se dio, dado que diferentes países con uno u otro régimen ocuparon
recetas estructuralistas. En ese sentido, se hace interesante estudiar la
pertinencia de la democracia y el neoestructuralismo en este momento de
desarrollo político en América Latina.
2. Estructuralismo
Referirse al estructuralismo, nos traslada necesariamente a la década
de los ‘50, ‘60, ‘70 e inclusive los ‘80, en el marco latinoamericano. En
el caso de Chile, el estructuralismo tuvo vigencia hasta el año 1973, con
un momento de “transición de modelo”’ que duró hasta 1975 cuando se
implementa el neoliberalismo.
Es preciso indicar que el estructuralismo latinoamericano tuvo
como piedra angular a la reflexión de Raúl Prebisch con sus clásicas
conceptualizaciones máximas como son “el deterioro en los términos
de intercambio”, cuestión que permitió, en esa interpretación de la
realidad, explicarse por qué existían unas “economías-países centrales”
y otras “economías-países periféricos”. Las primeras desarrolladas y las
segundas subdesarrolladas. Ello permitió el otro concepto clave, esto es,
las “relaciones centro-periferia”.
En ese marco y siguiendo a Luting (1988), por estructuralismo se
puede entender, entre otras aportaciones, como el enfoque que considera
que las características estructurales de una sociedad determinan de
manera fundamental su comportamiento. Entre los factores estructurales
se encuentran, por ejemplo: a) la distribución del ingreso y la riqueza; b)
los regímenes de tenencia de la tierra; c) el tipo y grado de especialización
del comercio exterior; d) la densidad de las cadenas productivas; e) el
grado de concentración de los mercados; f) el control de los medios de
producción por distintos tipos de actores (el sector privado, el Estado
o el capital transnacional); g) el funcionamiento de los mecanismos
financieros, y h) la penetración de la innovación tecnológica. Por otra
parte, se agregan otros, referidos a cuestiones sociopolíticas como: a)
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grado de organización de la clase trabajadora y de otras clases o sectores
influyentes y b) la distribución geográfica y sectorial de la población, y el
nivel de la calificación de ésta.
El pensamiento estructuralista se encuadra dentro de la economía
política, ya sea en su forma más radical asociada a la tradición marxista,
o en su vertiente reformista asociada a los enfoques keynesianos e
institucionalistas. Para el estructuralismo, no tiene sentido concebir a la
sociedad como la suma de unidades familiares y empresas atomizadas que
toman los parámetros económicos como datos. En esta visión, se reconoce
que las medidas de política económica afectan el comportamiento de los
actores sociales y que éstos, lejos de funcionar como individuos aislados,
tienden a unirse y generar grupos de presión (ya sea ésta organizada o
espontánea).
3. Conceptos prebischianos
Desde esa dimensión y de forma muy sucinta, se hace necesario
indicar que, desde el estructuralismo, Raúl Prebisch genera una
teoría que popularmente se ha denominado de Centro-Periferia, la
cual se presenta como un cuestionamiento frontal a la teoría clásica y
neoclásica de la economía, la cual indicaba que los países debían tener,
como eje articulador, para la inserción en la economía internacional
y/o comercio internacional, las ventajas comparativas que tenían,
específicamente las referidas a los recursos naturales, por tanto la
especialización productiva sobre las mismas. Desde ahí, se lograría la
acumulación de capital en tales territorios, permitiendo ser sociedades
o estados desarrollados. En esa dimensión, el enfoque entiende al
subdesarrollo como una fase natural del ciclo capitalista para lograr
mejores posibilidades de capitalización y desarrollo final (Devés y
Bernal Meza, 2011).
Prebisch, por medio de un estudio teórico-empírico, respecto de los
intercambios comerciales entre Argentina y Gran Bretaña en un horizonte
temporal de cien años aproximadamente, demuestra la inviabilidad de los
enfoques clásicos y neoclásicos de la economía. El estudio es pertinente
porque se enmarca en la pregunta, por qué Argentina, teniendo tantos
atributos para ser un país desarrollado, una potencia, no lo es (Devés y
Bernal Meza, 2011).
Demuestra que, a lo largo de los años, el intercambio entre ambos
países genera un saldo muy positivo para Gran Bretaña y menor para
Argentina. Es útil utilizar una caricatura para dar cuenta del fenómeno.
En el año uno, para comprar un tractor en Gran Bretaña, Argentina
debía utilizar diez sacos de trigo. Al año cincuenta, para adquirir el
mismo tractor, se debían ocupar treinta sacos de trigo y al año cien,
debía ocuparse cien sacos (Devés y Bernal Meza, 2011).
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A esta situación, que además se repetía en todos los países de
la región, le denominó Deterioro en los Términos de Intercambio.
“Prebisch sostenía que existía un deterioro de los precios de los productos
exportados por los países periféricos con respecto a los bienes que
importaba de los países del centro. A su vez, este factor era agravado por
el ciclo del comercio internacional ya que los países agrícolas eran más
vulnerables que las economías centrales durante las recesiones”1.
Esta relación de deterioro se replicaba en todos los “paísespotencias”, por lo tanto, con mayores posibilidades de capitalización. A
éstos, les denominó centro, y a los países que se encontraban en condición
de producción de artículos primarios les denominó periferias. En estos
países de periferias, se podían identificar las siguientes características:
3.1. Algunas características de las economías periféricas
Fuente: Elaboración propia, en base a datos de Lustig (1988).
1
En http://www.lateinamerika-studien.at/content/wirtschaft/ipoesp/ipoesp-741.html
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4. Teoría de la dependencia
Entendida como la radicalización del pensamiento Cepalino en el
marco del estructuralismo, viene a explicar por qué el primer planteamiento
presentado por Prebisch no logra remontar los indicadores que se
suponía remontaría, como es el caso de mayor empleo, industrialización,
crecimiento económico, mejor inserción en el comercio internacional,
entre otros.
La dependencia, en términos generales, es entendida como una
situación en que la economía de ciertos países está condicionada por el
desarrollo y expansión de otra economía a la que está sometida. En esa
línea, Cardoso y Faletto (1969) indican que reconociendo esta situación de
dependencia, se puede lograr desarrollo de periferia con la característica
de ser un desarrollo dependiente asociado asimétricamente con el centro.
Sunkel y Paz (1981) explican la dependencia como un proceso
histórico donde el desarrollo y el subdesarrollo son fenómenos simultáneos
e interdependientes, en el que el desarrollo y subdesarrollo son dos caras
de la misma moneda.
Furtado, Prebisch y Sunkel, indican que la dependencia es múltiple.
Una cultural, otra tecnológica y otra intelectual. La primera tiene que ver
con el efecto demostración que implica la incapacidad de hacer de los
ingresos percibidos una inversión que apunte a la reinversión productiva
de capital y no al consumo (Sunkel y Paz, 1981), como ha sido demostrado
en el desarrollo histórico de la región (Estenssoro, 2011). La segunda,
tiene que ver con la incapacidad que tienen los países dependientes de
generar innovaciones tecnológicas propias. La tercera, tiene que ver con
la subordinación incondicional a teorías elaboradas en los centros no
necesariamente aplicables a las realidades latinoamericanas (Deves,
2011).
5. Neoestructuralismo: una nueva revisión desde la CEPAL
La revisión propuesta por la CEPAL tiene cinco ejes analíticos. Éstos
recogen elementos del estructuralismo clásico y propone otros en función
de la experiencia ganada.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Fuente: Bielschowsky (2009).
6. La democracia y desarrollo… democracia y neoestructuralismo
La democracia, en cuanto forma de gobierno (Estenssoro, 2011),
fue, es y será siempre una situación que estará en el debate teóricoempírico. En la actualidad, esta forma de gobierno viene a tensionarse
cuando ha superado una serie de circunstancias ideológicas (caída del
socialismo real e instalación del neoliberalismo), culturales (expansión de
la democracia en diferentes países) y económicas (crisis cíclicas), entre
otras. Se podría indicar, que la misma se ha impuesto como requisito
básico para sacar adelante procesos de integración política y económica
en la región, a saber, MERCOSUR, tratados de libre comercio, UNASUR,
entre otros, donde las recetas neoliberales la entienden como básica para
lograr los procesos de desarrollo. Por lo menos, desde la década de los
‘90.
Hay que indicar que Chile, para aplicar en un inicio el neoliberalismo, no necesitó de
democracia. Fue suficiente la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Posteriormente,
se instaló un proceso democrático que profundizó el neoliberalismo, liderado por la
Concertación de Partidos Políticos por la Democracia (la Concertación, 1990-2010).
6.1. Democracia y EE.UU.: la neodominación
También es necesario indicar que la democracia ha sido impuesta
en diferentes latitudes, respecto de los intereses que han tenido los países
centrales. Democracia en Irak, dijeron los EE.UU. durante los 2000,
democracia en Latinoamérica, indicaron también los EE.UU. durante los ‘80.
Cabe indicar, desde una perspectiva de “neodominación”, entendida
como la utilización de mecanismos de presión política, militar y económica
para lograr los objetivos que tiene EE.UU., que la implementación de
la democracia, en más de una oportunidad obedece al logro de un
“objetivo secundario” de la política exterior de los EE.UU. Estos objetivos
secundarios tienen que ver con cuestiones valóricas que promueven. Un
ejemplo de ello tiene que ver con los postulados de Jimmy Carter respecto
de los derechos humanos (Correa y Angulo, 2007). Cabe indicar que
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las otras potencias centrales, la Unión Europea específicamente, ahora
también promueven democracia en Egipto, Siria o Libia.
Por otro lado, esta forma de gobierno debe enfrentar nuevas realidades
sociales, políticas, culturales, tecnológicas y participativas, ya que conforme
ha pasado el tiempo, de la democracia representativa se busca pasar a la
democracia participativa o a la democracia deliberativa (Lesnoff, 2001).
6.2. La democracia representativa en aprietos
El principio de representación que tiene la democracia liberal
conocida, la que se funda en la separación de poderes, tiene una
tensión en términos de operatividad significativa, ya que las expresiones
ciudadanas buscan otras representaciones u otras participaciones, que
superan al voto de las elecciones, para hacer sentir sus opiniones y para
ser considerados en la toma de decisiones (Magallón, 2008).
6.2.1. La democracia/contrademocracia: hacia de la degeneración
Impolítica
La democracia, además, debe enfrentar la contrademocracia
(Ronsanvallón, 2007), la cual constituye el sistema de la desconfianza
puesto al límite, generando desviaciones de esta forma de gobierno,
la democracia/contrademocracia2 que conceptualiza como impolítica,
que es el momento en que todos los que se suponen están representados,
es decir, la sociedad civil, colocan en cuestión a la democracia/
contrademocracia en términos operativos, ya que todo aquello que se
generó como dispositivos de control, para que los que hacen la política, es
decir, los políticos con todas sus instituciones, terminan siendo al final,
en cuanto dispositivos de control, ilegítimos3.
6.2.2. La sociedad civil más activa
En este sentido, se hace funcional la instalación de la idea de sociedad
civil, la cual, entendida como aquella expresión social que se encuentra
2
3
Para Rosanvallón, la democracia/contrademocracia es una cuestión natural. La democracia liberal por
medio de la separación de poderes genera contrapesos con el propósito de evitar vulnerar la libertad
de los individuos. Ésa es una parte. A ello se agrega la emergencia de más controles, los cuales
vienen administrados desde la sociedad civil. Si bien la tendencia hoy en día en cuanto al discurso
sobre la política es la de considerar que existe una amplia despolitización de los ciudadanos, según
Rosanvallon, esto no sería del todo cierto, pues aunque deba considerarse cierta apatía con respecto
a la participación y la actividad directamente política, se están generando cada vez más ejercicios
indirectos de soberanía de acuerdo con formas no organizadas por las constituciones, unas formas de
participación no convencional, que indican no una nueva era de apatía política, ni un repliegue a la
esfera privada, sino una mutación en la relación del ciudadano con la política.
Según Rosanvallon, el problema hoy no sería el de la despolitización sino el de la impolítica, que sería
la falta de aprehensión global de los problemas ligados a la organización de un mundo común. Esto
representa un aumento de la distancia en la relación entre la sociedad civil y las instituciones, la cual
muestra un carácter complejo y problemático en el que se mezclan elementos positivos de aumento de
poder social y las tentaciones populistas reactivas que facilitan la fragmentación y la diseminación a
cambio de la coherencia y la globalidad.
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entre la familia, como unidad básica de organización privada y el estado
(o sociedad política en general) como organización pública-política, viene
a instalarse como un actor significativamente dinámico, que genera los
altos niveles de control y participación que plantea Rosanvallon derivando
a la impolítica. Este dinamismo, que se traduce en la organización
de personas en el marco de Organizaciones No Gubernamentales,
organizaciones vecinales, ambientales, entre otras, no sólo tiene una
acción en la escala nacional, sino que también en la internacional, hecho
que, evidentemente, tiene un efecto hacia la democracia representativa.
Se afirma que existiría la sociedad civil global, la que opera sobre los
límites nacionales. Tendría las siguientes características, según Keane
(2008): a) Conjunto de estructuras y actividades no gubernamentales
(ONGs, FIFA, Greenpeace…); b) Es una sociedad, con mayor o menor
grado de relaciones e interdependencia; c) Observan normas de civilidad,
como son la no violencia, se acepta la diversidad, se trata de excluir y
minimizar la violencia, y d) Es una realidad emergente, en proceso, aún
no consolidada.
6.2.3. La democracia de los consensos: la poliarquía de Robert Dalh
Ante la impolítica, por lo tanto, ante una contrademocracia respecto
de la democracia liberal de la representación, debería ceder también la
poliarquía de Robert Dalh (2007), en cuanto y en tanto noción que intenta
dar cuenta de la democracia en su versión operativa. En esta noción, se
deben dar los siguientes atributos para que la misma sea concreta: 1)
Cargos electivos para el control de las decisiones políticas; 2) Elecciones
libres, periódicas e imparciales; 3) Sufragio inclusivo; 4) Derecho a ocupar
cargos públicos en el gobierno; 5) Libertad de expresión; 6) Existencia y
protección por ley de variedad de fuentes de información; 7) Derecho a
constituir asociaciones u organizaciones autónomas, partidos políticos y
grupos de intereses.
Los anteriores atributos deben estar inscritos en los siguientes
presupuestos valóricos para que tengan genuinamente legitimidad: a)
Existencia de una igualdad de base en el acceso al voto; b) Igualdad de
oportunidades de participación en las decisiones; c) Igualdad de oportunidades
en los procesos a través de los cuales se aprende a comprender qué quiere
uno, delimitación de los intereses, las metas y los valores; d) Control final
de los asuntos públicos y de las decisiones por los ciudadanos; e) el cuerpo
de los ciudadanos debe ser inclusivo, es decir no debe ser excluida de los
derechos una parte sustancial de la población del país4.
Ya lo señala Dahl, la importancia de lograr el consenso, en el régimen
de gobierno poliárquico, es fundamental, ya que ello permite definiciones
mínimas para salir adelante en la organización política.
4
Ver en http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/P/poliarquia.htm.
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6.2.4. Hacia la democracia participativa
La democracia representativa, la que se supone se encuentra en crisis,
enfrenta propuestas alternativas diversas, entre ellas, la participativa
y la deliberativa. Ambas, permiten mayores posibilidades para que las
personas se acerquen aún más a la toma de decisiones. En la democracia
participativa, se plantean desde mecanismo plebiscitarios más evidentes
y fáciles de lograr, a procedimientos de apertura en la toma de decisiones
que sean capaces de aplicarse en diversas escalas de la administración de
un Estado. Un ejemplo que es recurrente en el caso de Chile, tiene que ver
con la implementación de presupuestos participativos, los cuales tienen
diversas versiones, pero que en definitiva permiten organizar a toda una
población comunal para que decidan sobre recursos públicos concretos
(Montesinos, 2005). Otro avance se observa con la implementación
de la ley 20.500 de participación ciudadana, la cual obliga al Estado
promover diversos consejos de participación ciudadana en su estructura
burocrática. Todos consultivos, ninguno resolutivo. Se valoran porque
antes no existían.
De todos modos, para el caso de Chile, pensar en mayores grados de
democracia participativa o deliberativa, es complejo, ya que la representativa
ya es deficitaria producto de la vigencia de un modelo binominal para la
elección de parlamentarios, como también es contradictoria la elección
de los gobiernos regionales5. Qué decir del hiperpresidencialismo que
determina la estructura del sistema político nacional. En este caso el
presidente de la república determina las decisiones y al poder legislativo,
según la constitución de 1980. El poder legislativo legisla en función de
la voluntad del ejecutivo, por medio de las iniciativas del presidente de la
república.
6.2.5. La democracia deliberativa: Habermas
Pasando a la democracia deliberativa, la que es planteada por
Habermas (Lesnof, 2001), y entendida como una institucionalización de
una “teoría de la argumentación a través de un sistema de derechos que
asegure a cualquier persona una participación equitativa en el procesos
de legislación”, pretende, por tanto, que el principio democrático ponga
de manifiesto que sólo puedan pretender legitimidad esos estatutos
susceptibles de ser vinculados con el asentimiento de todos los ciudadanos
en un proceso discursivo de legislación.
Hay que indicar que esta propuesta de democracia deliberativa se centra
sobre un concepto trabajado por Habermas denominado “racionalidad
comunicativa”, la cual supera la racionalidad instrumental que plantea
5
Según la ley 19.175, la elección de gobiernos regional se logra con un intendente elegido de forma
directa por el presidente de la república y los consejeros regionales por mecanismo indirecto, cuando
los concejales, después de cada elección municipal, se constituyen en colegio electoral para elegir los
consejeros regionales.
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Max Weber. En esta racionalidad comunicativa, lo que debe primar es la
capacidad de lograr los consensos por medio de la argumentación, por
lo tanto, la cuestión del discurso, del argumento, se hace central. Afirma
que al estar centrados sobre la racionalidad instrumental, que no implica
un consenso genuino, se generan dificultades diversas en la organización
de la sociedad, que derivan en males para la sociedad, problemas con el
medio ambiente, hiperurbanización, entre otros (Lesnof, 2001).
En esa línea, la ética del discurso se convierte en un concepto
central en Habermas. Es funcional y dependiente de la racionalidad
comunicativa. El discurso es una argumentación que tiene lugar en una
situación ideal de habla. Implica una imparcialidad de situación para
los actores convocados al discurso: “...lo que esta pretensión muestra es
que la persona moralmente madura contempla las decisiones morales
correctas como procedentes de principios racionalmente aceptables para
todos los afectados...”.
Es ésta una propuesta de democracia, como todas las que se pueden
revisar, normativa, pero que, no por ello, deja de ser una interesante
propuesta, útil, sobre todo cuando se aspira a la sociedad del conocimiento
permanente.
7. Democracia y neo-estrucutralismo… ¿conclusiones?
Cada una de las conceptualizaciones que se esbozan en estas
líneas tienen en Latinoamérica una tensión, la cual se logra en la
desconfianza sobre la democracia como la mejor forma de gobierno que
permita satisfacer las necesidades de las personas. No es la desconfianza
democrática a la que invita Rosanvallon, que es una abstracción teóricoempírica, sino a la desconfianza práctica… sirve o no sirve. La pregunta
es: ¿la democracia, en un marco de neoliberalismo resuelve los temas de
empleo, de previsión social, salud, educación, medio ambiente u otros
aspectos? ¿La no satisfacción de tales elementos, acaso, coloca en riesgo
la democracia? (Estenssoro, 2011).
Desde la crítica neoestructuralista al desempeño del neoliberalismo
por más de treinta años, se evidencia un pobre desempeño en cada uno de
los indicadores, económicos y sociales, que según Sunkel han estado por
debajo de lo que presentaron los esquemas estructuralistas aplicados en
Latinoamérica en las décadas que van desde los ‘50 a los ‘80 (Sunkel, 2008).
Si bien la propuesta neoestructrualista de la CEPAL coloca en el
centro la cuestión de la democracia como único régimen político que
permite implementar este esquema, no se debe olvidar que aún se está con
el neoliberalismo en operación (aunque con repliegues en algunos países
de Latinoamérica, no en Chile), que las posturas neoestructuralistas sólo
realizan críticas al desempeño del mismo, que de seguir el desempeño
neoliberal vaciando de legitimidad práctica y valórica a la democracia,
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dada la no satisfacción de necesidades, la misma puede dar paso a otro
tipo de forma de gobierno, centrado en autoritarismos, o donde el estado
de derecho no sea una regla, como diría O’Donnel (2007).
El neoestructuralismo, en sus “componentes-innovaciones”, referido
a la “agenda para la era global” y otro que se hace cargo de “derechos,
ciudadanía y cohesión social”, vienen a reafirmar a la democracia como
el único mecanismo posible para implementar las recomendaciones
neoestructuralistas. También podrían entenderse como una reacción
a la evidencia del “calentamiento social” respecto de las demandas no
satisfechas por las recetas neoliberales. Como señala Sunkel (2008) y
también Guillén (2008), los resultados en Chile y México respecto de las
políticas de ajustes, procesos de privatización, políticas de exportaciones
por medio de acuerdos de libre comercio, distribución del ingreso, entre
otros, determina una actitud en la clase política y organizaciones sociales
de permanente insatisfacción y crítica, hecho que de algún modo viene a
proponer la CEPAL en su ajustada propuesta.
Lo que es trágico es responderse la siguiente pregunta: de
implementarse las recomendaciones neo-estructuralistas, ¿será en
los actuales marcos democráticos y con la anuencia y complacencia
de la institucionalidad internacional y poderes estatales vigentes? En
ese marco, ¿la “neodominación” de EE.UU., para el caso específico de
Latinoamérica, cederá a tal situación, sin perjuicio de que se encuentre
hoy en semi-quiebra su economía? (Estenssoro, 2011). ¿O deberá ocurrir
un colapso del capitalismo, como ya ocurrió en otros momentos de la
historia del mismo, donde las políticas anticíclicas serán inviables en
términos de fondo y forma?
Democracia representativa genuina o poliarquía, democracia
participativa y deliberativa, ¿serán las propuestas de formas de gobierno
que administrarán la organización social del mundo de Latinoamérica?
¿La sociedad civil proactiva, nacional y global, avanzarán racionalmente en
una contrademocracia adecuada? Aquí parece ser pertinente la aportación
de Habermas con su Democracia Deliberativa, fundada en la racionalidad
comunicativa, donde el discurso, el argumento inteligible, parece adecuado.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Los conceptos de “estructura” y “modelo”
como ejemplo paradigmático transdiciplinar
en las Ciencias Humanas y Sociales
María Virginia Ferro
[email protected] / [email protected]
Resumen
En el trabajo, se presentan los conceptos de “estructura” y modelo” desde
sentidos diferentes de aplicación en el ámbito de la ciencias sociales,
el arte y la matemática. Particularmente, en las ciencias sociales, su
impacto queda registrado en antropología y psicología, y ciencias de la
educación. Al mismo tiempo, su influencia no se deja esperar en el arte.
Lo más interesante de esta historia de contacto interdisciplinar es el
poder recorrer la vinculación con áreas del conocimiento aparentemente
más alejadas y “duras”, tales como la matemática en el primer cuarto
del siglo XX. Desde el ámbito epistemológico, la concepción semántica
de la ciencia y, particularmente, el nuevo estructuralismo metateórico de
Sneed, recogen parte de la tradición para nuevos análisis aplicables a
cualquier disciplina científica. Todo esto nos hace pensar sobre fronteras
imaginarias o diluidas cuando se trata de resolver problemas concretos.
Introducción
Los conceptos de “estructura” y “modelo” han sido empleados por
las Ciencias Humanas y Sociales, independientemente de los enfoques
teóricos que les dieron sustento epistemológico y aplicación metodológica
originaria. En ambos casos, se ha tratado de capturar la esencia y de
representar un fenómeno.
Los dos conceptos mencionados se entrelazan en el arte, la
antropología, la lingüística, la psicología, la psiquiatría y la economía,
tanto como en matemática. Los nombres asociados a dichos conceptos
conforman una lista interminable de quienes estuvieron a la vanguardia
de sus respectivas disciplinas: Picasso, Lévi-Strauss, Jakobson, Piaget,
Lacan, Leontief, sin olvidar al Grupo Bourbaki.
En este trabajo, en primer lugar, se realiza una aproximación a los
diferentes sentidos de “estructura” y “modelo”. Luego se presenta, bajo la
mirada de la Concepción Semántica de las Teorías Científicas, cómo han
quedado inextricablemente entrelazadas con fines explicativos.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El principio de la historia
Imaginemos una serie de situaciones eventualmente graciosas
que culminaron conformando un grupo de investigación sin par en la
matemática de mitad del siglo XX en Francia.
Había una vez un general francés llamado Charles Bourbaki que
se desempeñó como tal hasta 1881 y un estudiante de la École Normale
Supérieure de París, llamado Raoul Husson, interesado en la historia y
estudiante de matemática.
En 1923, Husson ideó una triquiñuela. Anualmente, los estudiantes
de tercer año de la prestigiosa institución les gastaban una broma a
los ingenuos jóvenes del primer año. Husson entró en el aula colmada
de estudiantes con su uniforme y una barba postiza. Escribió lo
siguiente en el pizarrón: teorema de Bourbaki: Demostrar que...
Ninguno entendió el teorema, y de demostrarlo, ni hablar (Aczel,
2009:65).
A esta historia le corresponde otra del mismo calibre, que involucra
también a los estudiantes de París, que se reunían en un boulevard del
centro de la ciudad que llamaban “el Parnaso” (teniendo en mente a la
montaña de Grecia dedicada a Apolo al pie de la cual se encuentra Delfos),
sitio que como característica principal era el amontonamiento de basura.
Un día de 1923 se hizo correr la noticia de que el primer ministro de
Poldevia daría un discurso en el boulevard. Se reunió una verdadera
multitud, ante la cual un estudiante que supuestamente era el
encargado de presentar al primer ministro se lamentó de la extrema
pobreza en la que estaba sumida la nación de Poldevia y exhortó al
público a donar todo el dinero que pudieran para ayudar al país que
tantas necesidades tenía. Los asistentes al acto pusieron dinero en
sombreros que pasaban de mano en mano. “Y ahora les presento al
primer ministro de tan desafortunada nación, cuyos ciudadanos son
tan pobres que ni siquiera pueden comprarse un par de pantalones”.
Tras estas palabras, el “primer ministro” subió al improvisado
escenario en ropa interior (Aczel, 2009:66).
La tercera historia ya involucra a un genial matemático que había
tenido noticias de las bromas anteriores y que cambiaría el rumbo de la
matemática en Francia: André Weil.
En 1930, Weil se hizo amigo del joven matemático indio D. Kosambi,
que recién había salido de Harvard. Le había conocido en Benarés
y luego le contrató para trabajar en la Universidad Musulmana
Aligarh, donde él también ocupaba un cargo. Weil le habló a su
nuevo amigo del “Teorema de Bourbaki” y de la “nación de Poldevia”
y le sugirió que escribiera un trabajo acerca de la obra imaginaria
de un matemático de nombre Bourbaki, miembro de la Academia de
Ciencias de ese país. Kosami procedió a escribir un artículo titulado
“Sobre la generalización del segundo teorema de Bourbaki”, un trabajo
matemático falso que su autor consiguió publicar en el Bulletin of the
Academy of Sciences of the Provides of Agra and Oudh Allahabad.
Kosami atribuyó el teorema al “casi desconocido matemático ruso
D. Bourbaki, a quien envenenaron durante la revolución” (Aczel,
2009:66).
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Cualquier parecido con el escándalo Sokal, nos hacemos eco de
reencontrarnos con la historia de las disciplinas y con los vericuetos
existenciales de la institucionalización de la misma.
En 1934, Weil logrará reunir en el sótano de un café a Henri Cartan,
de la Universidad de Estrasburgo; Caude Chevalley, de la Universidad de
Nancy; Jean Dieudonné de la Universidad de Rennes, y René de Possel,
de la Universidad Clermont-Ferrand. Todos se hallaban en París para
participar de un congreso en el Instituto Henrí Poincaré, destinado a
crear programas para las asignaturas de cálculo y análisis dictadas en
todas las universidades francesas: allí nació el Grupo Bourbaki.
Los matemáticos que formaron parte del grupo nunca fueron más
de doce. Cabe distinguir una primera generación, la de los fundadores,
conformada por los citados matemáticos. Una generación intermedia
(durante el período de la II Guerra Mundial y los primeros años de
finalizado el conflicto), donde se incorporan Laurent Schwartz; JeanPierre Serre, Pierre Samuel, Jean-Louis Kozul, Jacues Dixmier, Roger
Godement y Sally Eilenberg. La tercera generación, en los años cincuenta,
contará con la presencia de Alexandre Grothendieck, Francois Bruhat,
Serge Lang, John Tate, Pierre Cartier y Armand Borel.
Lo más interesante fue que el programa de trabajo iba a contemplar
temáticas tales como: Teoría de los Conjuntos, Álgebra, Topología, Funciones
de una variable real, Espacios vectoriales Topológicos e Integración.
La noción básica que aglutinaba el esfuerzo era la de “estructura”, que
se retoma proveniente de la Teoría de los Grupos de Evariste Gallois, y que
puede entenderse de diferentes maneras, siguiendo a Ferrater Mora (2004):
- Informalmente en matemática, como un conjunto de elementos,
tales como 0 y 1; o una o más operaciones tales como las indicadas
por + y -. La estructura es descrita por todas las operaciones
que puedan describirse usando el operador o los operadores
simbólicos seleccionados.
- Como conjunto de operaciones efectuadas sobre un grupo o
elementos de un grupo, tales que cualquier operación que se
efectúe ha de dar resultado un miembro del grupo. Bourbaki, las
llamó estructuras madres, matrices o matriciales.
- Como forma cómo se relacionan elementos dentro de un dominio
de objetos no especificados y a cómo se relacionan entre sí las
relaciones de relaciones. No importan aquí los objetos, ni el
carácter de las relaciones entre ellos, sino el patrón según el cual
los objetos sean lo que sean y las relaciones sean lo que sean,
pero sí la articulación entre las mismas.
- Pueden distinguirse, a su vez, estructuras abstractas (utilizadas
por las matemáticas y lógicas), de las estructuras concretas
(físicas, sociales).
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- También hay nociones de estructura intuitivas, tales como:
Conjunto o grupo de elementos relacionados entre sí según
reglas o funcionalmente relacionadas, tanto como conjunto o
sistema, en donde la estructura no es una realidad compuesta de
miembros sino un modo de ser de los sistemas. En este caso, los
sistemas funcionan en virtud de la estructura que tienen. Puede
haber varios sistemas, que difieran en su composición, pero que
ejecuten funciones que sean significativamente comparables, o
correlativas.
Justamente para el estructuralismo, la matemática es una ciencia
lógico deductiva y ese carácter es el que debe informar la enseñanza de
la misma.
El estilo estructuralista hunde sus raíces históricas en la enseñanza
de la geometría euclídea y en la concepción de la matemática como logro
cognitivo caracterizado por ser un sistema deductivo cerrado y fuertemente
organizado (Gómez García, 1981).
Se pueden identificar muchos estructuralismos, teniendo como
origen temporal el período de finalización de la II Guerra Mundial:
- estructuralismo matemático (E. Gaulois y Bourbaki aplicaron la
teoría de grupos a la topología y álgebra);
- estructuralismo lógico (lógicas de relaciones y de clases);
- estructuralismo psicológico (Gestaltismo de K. Koffka o W. Köhler;
también la psicología evolutiva de J. Piaget);
- estructuralismo lingüístico (F. de Saussure, Escuelas de Praga y
Copenhague, N. Chomsky);
- estructuralismo sociológico (Durkheim, Weber, Dilthey);
- estructuralismo antropológico (Lévi-Strauss);
- estructuralismo literario (también llamado textual o crítico:
Barthes);
- estructuralismo filosófico (Lacan, Althusser, Foucault, Derrida)
También es posible diferenciar los estructuralismos, tomando como
base el origen de tal tradición a nivel espacial:
- estructuralismo norteamericano (L. Bloomfield, Z. Harris, N.
Chomsky),
-estructuralismo europeo (a incluir y destacar el estructuralismo
francés: Lacan, Althusser, Foucault, etc.).
En términos generales, una estructura tiene características tales
como: totalidad, transformabilidad y autorregulación.
El estructuralismo sostiene que las estructuras son principios
explicativos, invisibles e inconscientes para las personas, y, por lo
tanto, no pueden inferirse desde la realidad sensible; de ahí que a las
explicaciones estructurales las denominen modelos teóricos postulados
(Broekman, 1974).
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Para el estructuralismo, un sistema lo constituyen sus
miembros y las relaciones entre sus miembros. Cuando explicamos
estructuralmente un sistema, situaríamos los miembros del sistema,
con todas sus peculiaridades y características intrínsecas y únicas;
también atenderíamos a las interdependencias de los miembros, ahora
disfrazados en símbolos universales. A la estructura que explica sólo las
interdependencias, prescindiendo de los miembros, se la llama estructura
formal. A los estructuralistas les interesa la estructura formal común del
mayor número de sistemas (Piaget, 1968).
El método estructuralista consta de cuatro operaciones:
- Captación y delimitación de un sistema a observar.
- Concepción de estructuras que expliquen lo observado en ese
sistema: las estructuras no son inferibles del sistema observado
(más bien viceversa); toca inventarlas, atendiendo a cuatro
normas: sencillas, ajustadas, completas y contrastables con la
realidad.
- Elección de la estructura que mejor explique ese sistema: la
estructura no falsada o hasta la fecha verificada, y más sencilla,
ajustada y completa que las demás, será el modelo teórico
postulado para ese sistema.
- Comparación de esa estructura formal con otras estructuras,
intentando fundirlas en una única estructura que las integre.
El presupuesto metodológico fundamental, desde donde todos los
métodos estructuralistas enraízan, es la reinterpretación de una teoría
explicativa, desde unas claves de lectura distintas de las tradicionalmente
utilizadas (Sperber, 1975).
El grupo Bourbaki sabía y estaba en contacto con miembros
de diferentes disciplinas que se desplegaban en torno a la noción de
estructura: la Lingüística de Jakobson; el nacimiento del cubismo de
la mano de Picasso y Braque en el arte contemporáneo; los estudios
desarrollados por Claude Lévi-Strauss en el ámbito antropológico del
parentesco y los mitos; Piaget y sus aplicaciones a la psicología cognitiva,
Lacan indagando al yo desde su relectura estructuralista del psicoanálisis
de Freud.
2. Una nueva historia
En el marco de una Filosofía de la Ciencia dominada por la noción
de Teoría sintáctica, presupuestos lógico-empíricos de verificación, el
uso del reduccionismo bajo el rótulo de la unificación de la ciencia, bajo
la mirada de algunos miembros del Positivismo Lógico, a la cabeza con
Rudolf Carnap, habrá en esta nueva historia quien desafíe y reformule
conceptos fundamentales, tras el desarrollo de la búsqueda de una teoría
empírica real.
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El título de un trabajo de Stegmüller sintetiza en tal sentido tal
búsqueda: “Empirismo liberalizado, semántica informal y la ampliación
del Programa de Bourbaki o Sneedificación”. Nuestra historia comienza
con el debate que iniciara Paul Feyeraben mediante la presentación de un
artículo en The British Jounal for the Philosophy of Science en 1977, donde
daba cuenta de las últimas concepciones en el ámbito de la Filosofía de
la Ciencia con el estilo que lo ha caracterizado. La réplica de Stegmüller
es la siguiente:
En conjunto, me parece que es una excelente discusión y no sólo
porque presente clara, concisamente y de manera imparcial, aunque
muy crítica, los principales aspectos de mis posiciones. Su mérito
consiste para mí, sobre todo, en haber llamado mi atención sobre
muchos defectos, lagunas y afirmaciones problemáticas de mi libro.
No puedo recordar ninguna ocasión en que haya sido más estimulado
por observaciones críticas como en el caso de la presentación de
Feyerabend (Stegmülller, 1981:11).
Moulines (1996) da cuenta de los orígenes del Programa
Estructuralista de las Teorías, mencionando a Tarski y Suppes como los
predecesores metodológicos inmediatos de la concepción iniciada por
Sneed y divulgada por Stegmüller.
El enfoque estructuralista debe considerarse como el esfuerzo por
extender a la ciencia el programa de Bourbaki. Una primera diferencia
consiste en separar el área de desarrollo de la Filosofía General de la
Ciencia, de la Filosofía específica de la Ciencia (de las Teorías Científicas
particulares). De ahí que sea procedente introducir una distinción entre
reconstrucciones racionales sistemáticas en el ámbito de la Filosofía de
la Ciencia: por un lado, el enfoque de Carnap (concepción enunciativa)
y, por otro, el enfoque de Suppes (concepción no enunciativa). Sobre
la base de ambas reconstrucciones se halla la axiomatización, pero en
el segundo caso se trata de ver la estructura matemática de la teoría
física. En el primer caso, la teoría se axiomatiza dentro de un lenguaje
formal; en el segundo, se utiliza la lógica informal y la teoría de conjuntos
informal.
Los trabajos de reconstrucción de teorías de Patrick Suppes y Ernest
Adams, desarrollados entre los años cincuenta y sesenta, serán la base
teórica que posibilitará el surgimiento del estructuralismo metateórico
de Joseph Sneed y Wolfgang Stegmüller en la década siguiente y del
empirismo constructivo de Bas van Fraassen en 1980, continuando con
Frederick Suppe y Ronald Giere (Moulines y Diez, 1999). El contexto de
nuestra historia: la Universidad de Standfor y sus vinculaciones con la
Universidad de Munich.
Las ramificaciones posteriores incluirán al grupo polaco de Marian
Przelecki y Ryszard WóJciki, a la escuela italiana de Toraldo di Francia y
María Luisa Dalla Chiara.
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La historia de algunos miembros, cual árbol de decisión, nos muestra
las relaciones entre los miembros del grupo. Patrick Suppes se doctora
bajo la dirección de Ernest Naguel en Columbia. Ernest Adams logra su
PhD bajo la dirección de Suppes en Stanford; Joseph Snned en 1964
también logra su doctorado en Stanford. Un contemporáneo de habla
hispana: Ulises Moulines se doctora bajo la dirección de Stegmüller en
Munich; y este último colabora con Snned.
Todos ellos aglutinados bajo aspectos comunes con variaciones:
- Las teorías científicas no son sistemas de enunciados, sino consisten
en sistemas de modelos, ya que éstos son representaciones
conceptuales o pedazos de la realidad empírica (la denominación
de semánticas o modeloteóricas o representacionales, tiene su
origen allí).
- El uso de teoría de los modelos, teoría de los conjuntos, topología,
análisis no-estándar, teoría de las categorías en el análisis de las
teorías científicas.
- El desarrollo de estudios de casos, de interpretaciones y
reconstrucciones de teorías particulares de las diversas
disciplinas.
- El tomar como unidades básicas del conocimiento distintos tipos
de estructuras, y éstas claramente desde el enfoque Bourbaki.
¿Pero, en qué sentidos puede entenderse el concepto de “modelo”?
Siguiendo a Ferrater Mora (2004):
- En el primer caso, “modelo” es el modo de ser de ideas o
formas (en sentido platónico), o paradigmas de lo que es en
la medida en que es y, por lo tanto, equivale a realidad. Un
modelo es una realidad equivalente a otra realidad en su
estado de perfección, o aquello a lo que tiende toda realidad
para ser lo que es.
- En el segundo, se equipara con lo que el artista intenta reproducir
o lo que está en la mente del mismo como un ideal al que trata de
acercarse.
- En un sentido epistemológico, se lo puede entender como un modo
de explicación de la realidad, como una forma de representación
de alguna realidad o como una teoría. En este último sentido,
existe una asimetría entre modelo y teoría, en cuanto una teoría
puede tener diversos modelos y no a la inversa.
El concepto de “modelo” también ha sido entendido como un sistema
que sirve para comprender otro sistema y, en tal caso, el sistema que se
toma como modelo tiene valor heurístico o de búsqueda. Además, puede
pensarse el modelo de un sistema del cual se trata de presentar una
teoría, y en esta línea el mismo es la realidad efectiva o supuesta que la
teoría trata de explicar.
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Para la Concepción Estructuralista de la Ciencia, el concepto de
modelo está inextricablemente ligado al de estructura:
De acuerdo con este enfoque, las teorías científicas se conciben como
determinados complejos consistentes en diversos tipos de estructuras.
Estos complejos que son teorías científicas, son modelos en sentido
semántico formal o estructuras que satisfacen determinados axiomas
(Moulines, 1996:10).
La pregunta que subyace es: ¿qué clase de modelos hace a la
identidad de una teoría?, y la respuesta es la formulación formal de un
determinado dominio de la experiencia, teniendo en cuenta la ontología
de la teoría y las relaciones que se construyen sobre el dominio de la
misma.
...“una teoría ya no se concibe como un conjunto de enunciados o
proposiciones, sino más bien como una estructura conceptual
compleja, cuyas unidades, por así decir, son a su vez, estructuras
elementales a veces llamadas modelos, a veces aplicaciones (Ludwig
las llama dominio de cosas dadas). Una teoría determinada no tiene
un único modelo estándar de la realidad, como la concepción clásica
había dado por supuesto implícita o explícitamente. Por el contrario,
una teoría dada consiste en una multiplicidad abierta de modelos o
aplicaciones que, por así decir, sistematizan diferentes pedazos de la
realidad en el marco conceptual propio de la teoría. Cada modelo o
aplicación es una estructura a dos niveles en la que se distinguen
dos clases de conceptos: aquellos que son específicos de la teoría
en cuestión y que no tienen sentido fuera de ella, y aquellos que
presuponen teorías previas y que constituyen algo así como la base
confirmatoria de la teoría en cuestión (Moulines, 1982:57).
Esta distinción no es epistemológica, sino funcional, y no es absoluta,
sino relativa a cada teoría. En el marco del análisis estructural:
Los elementos mínimos del análisis estructural de las teorías físicas
son sus modelos y no sus enunciados. Los modelos de una teoría son
los correlatos formales de los trozos de la realidad que la teoría explica
(Moulines, 1982:78).
Un modo posible de explicar el concepto de modelo de una teoría
empírica sería construir primero un lenguaje formal en el cual se
expresase la teoría en cuestión, dar luego una interpretación semántica
de ese lenguaje sobre un universo empírico y definir finalmente la noción
de satisfacción de una fórmula del lenguaje en ese universo. Se dice que
la interpretación de un modelo de un determinado conjunto de fórmulas
que se toman como axiomas si esas fórmulas son satisfechas en ese
universo bajo esa interpretación.
Este concepto de modelo es bueno para estudios matemáticos,
no para teorías empíricas, ya que supone la construcción previa de un
lenguaje formal y de una interpretación sobre un universo dado, de muy
difícil aplicación en el ámbito de las teorías físicas.
Otro procedimiento para definir el concepto de modelo, mucho más
práctico y que, aunque no es completamente formal, es suficientemente
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exacto. Con este procedimiento se puede axiomatizar perfectamente la
teoría e indicar inmediatamente qué cosas son los modelos de la misma
sin necesidad de presuponer un lenguaje formal y una interpretación. Se
trata de la axiomatización por introducción de un predicado conjuntista,
que formuló Suppes en Introducción a la Lógica de Predicados.
Moulines introduce el ejemplo de la mecánica clásica de partículas
(MCP):
- Estructura básica de una teoría se axiomatiza definiendo,
mediante el instrumental de la lógica y la teoría de los conjuntos,
el predicado.
- Condiciones de definición del predicado, son los que se
considerarían como axiomas de la teoría:
- Definición MCP (x) si y sólo si existen P, T, s, m, f, tales que:
- 1- x=<P,T,s,m,f>
- 2-P es un conjunto finito no vacío (representa un conjunto de
partículas físicas)
- 3-T es un intervalo cerrado de números reales (que representa
al intervalo temporal durante el cual se consideran las
partículas).
- 4-s es una función del producto cartesiano PxT en el espacio
vectorial R3, y s es dos veces diferenciable en T (s representa
la función que determina la posición en el espacio de cada
partícula en cada instante).
- 5-m es una función de P en los números reales positivos (que
representa la masa de cada partícula).
- 6-f es una función de PxT en R3 (que representa la fuerza
resultante que actúa sobre cada partícula en cada instante).
- 7-Para todo p en P y para todo t en T se cumple:
- M (p). D2ts(p,t)=f(p,t)
De este modo, el modelo es:
...cualquier entidad que satisfaga el predicado MPC, o sea cualquier
entidad constituida a su vez por cinco entidades (un conjunto de
partículas, un intervalo temporal, una función de posición, una
función masa y una función fuerza) que cumplan las condiciones
estipuladas (los axiomas de la teoría) y en particular que estén
entre sí en la relación especificada en la condición 7 (Moulines,
1982:79).
Si la teoría no es vacía va a ver innumerables modelos de la misma,
en matemáticas hay un solo modelo estándar, ya que para estos últimos
las teorías categóricas, aquellas cuyos modelos son todos isomorfos entre
sí (que es como decir que tienen un solo tipo de modelo).
Cabe destacar que desde este enfoque, la multiplicidad de modelos
de la misma teoría, están determinados por la misma ley fundamental,
y corresponden con diversas aplicaciones de la teoría a la realidad. Las
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entidades que intervienen en la teoría se especifican en cada modelo. Y
cada modelo tendrá sus propias funciones (función concreta o función en
sentido propio).
Pero, además, se propone el uso de las llamadas “condiciones de
ligadura” para analizar los modelos:
Todos estos modelos de la teoría no aparecen aislados entre sí, sino
que están interconectados formalmente tal como corresponde a la
realidad intuitiva, formando una estructura global [...] frecuentemente
aunque no siempre, estas interconexiones se deben a que el mismo
individuo aparece en modelos diversos [...] estas relaciones entre
modelos distintos son esenciales a la teoría misma, pues ellas
permiten la mayor parte de las formas interesantes de predicción y
explicitación por medio de la teoría. A estas relaciones inter-modélicas
las llama Sneed constraints, o ligadura, o condiciones de ligadura,
pues ligan de determinadas maneras fijas los valores que pueden
tomar las funciones correspondientes a diversos modelos (Moulines,
1982:80).
Las aplicaciones múltiples de la concepción semántica-estructuralista
de las teorías abarcan las reconstrucciones en psicología (Freud), teoría
de la economía de trueque (Balzer, 1997); en bioquímica, en genética, y
en lingüística actual (Díez y Lorenzano, 2002), entre otras.
Conclusión
Los conceptos de “estructura” y “modelo” han sido empleados por
las Ciencias Humanas y Sociales independientemente de los enfoques
teóricos que le dieron sustento epistemológico y aplicación metodológica
originaria. En ambos casos, se ha tratado de capturar la esencia y de
representar un fenómeno.
En este trabajo, en primer lugar, se ha realizado una aproximación
a los diferentes sentidos de “estructura” y “modelo”, comenzando con la
narración de dos historias que parecen en principio correr de manera
paralela: el nacimiento del grupo Bourbaki y el grupo Stanford.
El hilo conductor nos ha llevado por las diferentes acepciones de los
conceptos de “estructura” y “modelo”. En el primer caso, la interacción
dada en un mismo momento histórico y en contexto espacial nos
demuestra qué tan necesario es realizar cualquier análisis conceptual
sin olvidar la historia, y cómo las fronteras disciplinares pueden llegar a
romperse en pos de un objetivo común: una nueva manera de interpretar
y comprender el mundo a nivel teórico.
En el segundo caso, la historia se enfoca desde la necesidad de
existencia de crítica intersubjetiva en el marco de la comunidad científica,
para presentar enfoques superadores en el ámbito de la Filosofía de la
Ciencia, como también cómo las fronteras vuelven a romperse cuando se
reelaboran conceptos teóricos, o se vuelve a la historia para rescatarlos
dado su potencial de aplicación.
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Referencias bibliográficas
Aczel, A. (2009). El artista y el matemático. La historia de Nicolas Bourbaki,
el genio matemático que nunca existió. Barcelona: Gedisa.
Balzer, W (1997). Teorías empíricas. Modelos, estructuras y ejemplos. Los
elementos fundamentales de la Teoría Contemporánea de la Ciencia.
Madrid: Alianza.
Broekman, J. (1974). El estructuralismo. Barcelona: Herder.
Díez, J. y P. Lorenzano (2002). Desarrollos actuales de la metateoría
estructuralista: problemas y discusiones. Buenos Aires: Universidad
Nacional de Quilmes.
Díez, J. y U. Moulines (1999). Fundamentos de Filosofía de la Ciencia.
Barcelona: Ariel.
Ferrater Mora, J. (2004). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
Gómez García, P. (1981). La Antropología Estructural de Claude LéviStrauss. Madrid: Tecnos.
Moulines, C.U. (1982). Exploraciones metacientíficas.
Estructura,
desarrollo y contenido de la ciencia. Madrid: Alianza.
Moulines, U. (1996). “Las ideas básicas del estructuralismo metacientífico”.
En: Revista de Filosofía. 3° Época, IX (16):96-104. Universidad
Complutense de Madrid.
Piaget, J. (1968). El estructuralismo. Buenos Aires: Proteo.
Sperber, D. (1975). ¿Qué es el estructuralismo? Buenos Aires: Losada.
Stegmüller, W. (1981). La concepción estructuralista de las teorías. Un
posible análogo para la ciencia física del programa de Bourbaki. Madrid:
Alianza.
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Bloque 2
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Aproximaciones a un nuevo ciclo en la
literatura de frontera
Daniel Pellegrino - Jorge Warley
[email protected] - [email protected]
Resumen
Ya se ha estudiado que la “narrativa del desierto” en el siglo XIX presentaba
a las poblaciones originarias como ajenas a la patria, mientras que a la
acción expedicionaria militar se la escribió y se la leyó como una gesta
civilizadora.
Los asedios contemporáneos sobre este segmento del siglo XIX sacaron
de los márgenes de las bibliotecas y archivos documentos y textos “no
canonizados”, una de cuyas consecuencias fue la aparición de escrituras
de ficción, ya no subordinadas a los imperativos de la literatura militar
ni a las visiones de una tierra salvaje y virgen con grandes escenarios
edénicos, donde está “todo por hacer”.
Si nos ceñimos a lo que se llama “la frontera sur” del país (incluido el
territorio de la provincia de La Pampa), también hacia aquí llegaron los
aires revisionistas de los escritores, de modo tal que la frontera se vuelve
espacio comunicativo, móvil, mestizo. Este nuevo ciclo suma perspectivas
dentro del panorama de la literatura regional. En esta tarea se hallan
las novelas de tema histórico, analizadas en este trabajo, que tocan
personajes y escenarios “pampeanos”. Esta ponencia abordará cuatro de
ellas: La cicatriz (Daila Prado, 2008) que explora dos mundos fronterizos
concentrados en un personaje; La tierra plana (Horacio Beascochea, 2007)
y la transgresión del espacio; los ritos familiares entre blancos e indios,
en La veranada del chachai Calfucurá (Omar Lobos, 2011); y el que resiste
el pasaje hacia la “civilización”, en Baigorrita. Responso para un etnocidio
(Norman Cruz, 2006). Todas ellas tejen la literatura y la historia con el fin
de promover un acercamiento al espacio de la frontera donde se apela, si
no a la integración, al menos al reconocimiento del “otro” y tal presencia
parece adquirir un valor relevante y equitativo, de uno y de otro lado.
La frontera y la historia argentina
En su artículo “El reformismo en la frontera”, Manuel Lucena Giraldo
(1996) sostiene que “La regionalidad americana del siglo XIX se edificó
sobre el proceso de ocupación de los espacios marginales de la segunda
mitad del siglo XVIII”. En ese camino describe el proceso que ha bautizado
“occidentalización del espacio americano”, que consiste también, y
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sobremanera, subraya el autor, en una “práctica cultural”. Lucena Giraldo
describe una realidad de: “Indios en proceso de aculturación, mestizos,
mulatos y blancos configuran en la segunda mitad del siglo ilustrado
la frontera del futuro”, y agrega que “junto a esta producción social de
espacio hay una creación de imágenes culturales, la de un mundo bárbaro
en el cual la civilización podía lograr extraordinarios frutos”.
De tal modo:
El concepto de frontera representa durante la colonia, más que una línea
divisoria concreta y bien definida, una franja de terreno de anchura
y ubicación mal delimitada, una especie de tierra de nadie, entre los
territorios ocupados en forma permanente por los cristianos y aquellos
sobre los cuales el control efectivo es ejercido por los indígenas. En éste
existían numerosas manifestaciones de intercambio entre las culturas
en contacto, en un flujo y reflujo frecuente facilitado por la falta de
obstáculos naturales y la impotencia de ambos adversarios por ejercer
un dominio estricto dentro de su respectivo sector. (Mayo, 2000).
En lo que respecta al área bonaerense, debe destacarse que se vio
beneficiada por la creación del Virreinato del Río de la Plata, que expresaba
una necesidad del imperio español en el siglo XVIII, y llevó a la expansión
de la ganadería y la implementación del “comercio libre”.
El proceso fue acompañado por un sistema defensivo en la frontera,
que se intensificó con el correr de los años. El ganado cimarrón, que
pastaba en abundancia entre 1580 y fines del siglo XVII por la campaña
bonaerense, comienza a agotarse en los primeros lustros del siglo XVIII.
En 1718 el Cabildo prohíbe la vaquería, y su efecto casi inmediato son los
primeros malones. A partir de entonces se van a intercalar negociaciones
y enfrentamientos entre las autoridades coloniales y los aborígenes. El
medio siglo que transcurre entre 1735 y 1785, está signado por las peleas;
pero a partir de entonces y hasta la declaración de la independencia
nacional en Tucumán, se privilegian las negociaciones y la necesidad de
pacificación. El impulso de una u otra política parecen depender de, por
un lado, cuestiones económicas y, por el otro, la resolución de conflictos
políticos internos.
En 1776 se creó el Virreinato del Río de la Plata y tres años más tarde
el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo “militariza” la frontera; primero
convocando a una suerte de milicias voluntarias reclutadas entre los
vecinos afectados, que sólo de vez en cuando recibían alguna paga o
beneficio, luego creando el cuerpo de blandengues. Con posterioridad a
los fragores de la declaración de la independencia, hacia 1820, comienza
a expandirse la frontera ganadera y se extiende en igual proporción la
línea de fortines.
Vértiz fue quien más llevó adelante la estrategia de defensa para
proteger el comercio, mediante la creación, por ejemplo, de las “ciudades
fortificadas”. Frente a tales iniciativas de los “ocupadores”, no todos los
aborígenes reaccionaron de igual modo: los ranqueles y pehuenches
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siempre fueron los más hostiles, y quienes se lanzaban a la captura del
ganado vacuno y equino; los aucas y tehuelches, en cambio, privilegiaban
los intercambios de tabaco, yerba, aguardiente.
El primer ciclo de guerra intermitente llegó a su fin hacia 1784,
cuando nuevos virreyes intentaron llevar cierta paz a la frontera que
posibilitara acompañar una estrategia de poblar. Entre 1788 y 1800 la
población en la campaña bonaerense pasó de 12.364 a 32.168 parcelas
de tierra en propiedad para la agricultura y la ganadería (Mayo, 2000).
Con la expansión de la frontera hacia el sur del río Salado, cuenta Mayo,
se fue conformando una fuerza militar que pagaban los hacendados (en
un escrito, por ejemplo, Juan Manuel de Rosas dice que él se hace cargo
de la paga de dos hombres), y que básicamente congregó a retirados de
los blandengues (Barba, 1997).
En la década del veinte, la hostilidad de los indios crece y así también
el temor de las poblaciones y la presión para que se cambie la estrategia
hacia el trato con los indígenas. De cualquier modo, durante el período
rosista hay una vía de negociación, que incluso, como se sabe, llega en un
momento a la incorporación a las fuerzas militares rosistas de las “tribus
amigas”. Con posterioridad a la batalla de Caseros, hacia mediados y
fines de los cincuenta, se aceleran una vez más los enfrentamientos con
los indios; una problemática a la que a poco andar, los diversos gobiernos
y figuras como Sarmiento, Adolfo Alsina, Nicolás Avellaneda y Julio Roca
intentarán dar una solución definitiva mientras se acerca el siglo veinte.
Como lo hacen saber investigadores como Raúl Mandrini, es
importante hacer notar que la expansión del comercio no sólo dinamizaba
la vida en Europa sino que también estaba transformando la vida de los
indígenas que de a poco se fue integrando a ese circuito de intercambios.
Mandrini (1997) detalla esas transformaciones, como la introducción del
ganado equino, mular, ovino y vacuno, herramientas de hierro, prendas
de vestir, harinas, azúcar, etc., y la compleja red de intercambios con
los españoles y criollos que, por supuesto, fueron alterando usos y
costumbres: Mandrini (1997) señala que las comunidades indígenas se
transformaron en la organización económica (comercio fronterizo, nuevas
prácticas artesanales: textiles y platería), en las estructuras sociales y
políticas (grandes jefaturas indias) y en el desarrollo de nuevos patrones
culturales, es decir cambia su sociedad en la medida en que cambiaban
también las relaciones en la frontera.
Frontera y vida intelectual
Las ficciones que denomina “populistas fundacionales” buscaron la
civilización de los terrenos fronterizos como una forma de hegemonizar la
idea de nación, sostiene Doris Sommer (2004).
Dentro de la tradición de la vida intelectual y la literatura argentinas
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el término “frontera” tiene la misma vida que la nación. El discurso sobre
la frontera, la literatura de frontera, acompaña la “creación de la patria”.
De acuerdo con Marisa Moyano (2008):
A lo largo del siglo XIX los procesos de territorialización y apropiación
discursiva del espacio en Argentina fueron configurados desde
procesos escriturarios y desde interacciones discursivas que
instituyeron performativamente un proyecto de país, de Estado y de
Nación, definiendo el “cuerpo de la patria” y sus límites, su territorio y
su identidad, lo que debía formar parte de ese cuerpo y lo que no, su
política de inclusiones y de exclusiones bajo el conjuro de una idea de
lo que debía ser “la Nación”.
Y agrega un poco después:
Cuando relacionamos performatividad y prácticas literarias
fundacionales aparecen convocados dos aspectos relacionados: por un
lado el papel jugado por las élites criollas en su esfuerzo por articular
discursos nacionales con intenciones de constituir imaginarios
culturales de identidad y, por otro, el hecho de que esos discursos
aparecen impuestos a través de las relaciones que se instauran entre
el poder que inviste a los productores de esos discursos y la legitimidad
que emerge del conocimiento que ostentan gracias a ese poder. En
este marco, el objetivo de nuestro trabajo lo constituye el análisis de
la performatividad que opera en los “discursos fundacionales” de la
“literatura nacional”, en la Argentina del siglo XIX.
En la literatura de frontera, entonces, la frontera es tema, objeto que
se constituye en el acto mismo de su narración y descripciones.
Para Margarita Serje (2005), son tres los elementos que caracterizan
la visión de la frontera como un espacio físico. En primer lugar, las fronteras
son metaforizadas como tierras de nadie, incógnitas, zonas rojas en donde
la ley no hace presencia; en segundo lugar, se romantiza y se erotiza la
idea del salvajismo, se convierten así en lugares de ensueño donde se
puede hallar el deseo, o el objeto de este; y en tercer lugar, se convierten en
elementos estratégicos que deben ser conquistados y puestos al servicio
del orden. Estos tres elementos ya pueden superponerse, ya trazar duras
esquematizaciones. Por otra parte, es evidente que estas características
remiten a un cierto momento muy característico del nacimiento de las
literaturas nacionales en América, y que con los años otros tipos de
ficciones se fueron sumando, aquellas que problematizan tales nociones
por el simple hecho de que los mismos o similares consideraciones
pueden ser situadas en el centro de la “civilización”, la ciudad, donde se
establecen otras –o las mismas– fronteras.
Pero el vocablo remite a cuestiones formales y materiales. Como se
inscribe dentro de una época en que el quehacer literario está fundido
con otras prácticas, como el parte militar, la filosofía, la sociología, la
geografía, el periodismo y la política, en aquel tiempo la literatura de
frontera es tal porque se desliza y se alimenta, en diversa proporción, de
discursos que hoy se conciben como autónomos y separados. En cuanto
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a sus materiales lingüísticos, la literatura de frontera oscila y mezcla
el español europeo y el español criollo, la lengua culta y la popular, la
lengua de los “indios” y la de los “blancos”.
Hace ya décadas que la teoría de la literatura ha acompañado el
movimiento de estratificación de las sociedades modernas que ha
convertido en esferas o campos autónomos quehaceres, funciones y
discursos sociales que antes aparecían fundidos. Del mismo modo que
es difícil definir a Domingo Sarmiento como político, militar, educador
o escritor, ya que fue todo eso a la vez, algo similar ocurre con su obra
Facundo. Civilización y barbarie. Que hoy la crítica diga que se trata de
“la primera novela argentina” no supone otra cosa que la proyección
deliberada y salvaje de las categorías actuales sobre la obra.
Hoy, la “literatura de frontera” –que aquí se trata– es obligada
descendiente de aquélla, con la que se mezcla y distancia a partir de dos
gestos. Dado que entre aquélla y ésta hay una multiplicidad de discursos,
valoraciones e interpretaciones, un ademán es el de desoír el mandato
de la especificidad y las diferencias, seguir concibiendo al escritor como
“hombre de letras”, intelectual que interviene de manera directa en la
discusión social y política; el otro, simétrico, es el del aprovechamiento,
de una manera u otra, de la autoconciencia de los discursos, las formas
de su codificación y protocolos de interpretación ya sedimentados.
Vale entonces la reflexión que se permite el periodista europeo
Timothy Garton Ash,
¿Cómo podemos decir que un texto es real y otro imaginario? ¿En
dónde trazamos la frontera que divide los hechos de la ficción? Aún
más: ¿sabemos defender esa frontera?
[...]
Y al hablar de “literatura testimonial”, quisiera explorar la frontera
entre la literatura de hechos y la literatura de ficción. Utilizo el término
“literatura de hechos” deliberadamente, en lugar de usar ese otro
término peyorativo que figura en los catálogos de las editoriales: no
ficción. “Literatura de hechos”: la expresión es hermosa, y contiene la
palabra clave “hechos”. Pero primero ocupémonos de la otra mitad de
la expresión: ¿qué es “literatura”, esa palabra altisonante? (“La verdad
es otro país”, http://www.elmalpensante.com/print_contenido.
php?id=2014)
Parte importante del quehacer de la escritura es desde hace tiempo
el saber jugar y desembarazarse de las fronteras que las poéticas y las
definiciones de la teoría literaria quieren, consciente o inconscientemente,
imponer. O como Ash agrega desafiante: “El límite de la literatura existe,
pero no está ahí donde nos parece más lógico buscarlo”.
El autor alemán Veit Heinichen (2007), que suele situar las tramas
de sus libros en la frontera física entre Italia y Eslovenia escribió: “Las
fronteras son zonas de contraste que dan pie al nacimiento de la literatura”;
por eso sus narraciones se sitúan en la ciudad de Trieste, espacio donde
se mezclan pueblos, culturas e idiomas y, de acuerdo con Heinichen,
105
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hacen que la literatura tenga su razón de ser. Quizás, entonces, se pueda
afirmar que la literatura es una cuestión de fronteras.
Nuevo ciclo sobre literatura de frontera
Lo que sigue es la introducción a un tema mayor de larga data en
el campo literario argentino y específicamente, aunque en etapas más
recientes, en la literatura regional pampeana.
Se trata de la “narrativa del desierto”, que en su momento histórico
produjo una inmensa literatura heterodoxa de viajeros, diarios, partes
militares, recuerdos, crónicas, descripciones geográficas, autobiografías.
Claudia Torre (2010) estudia tales textos y evalúa que los indios
representaban la “exterioridad” de la patria, mientras que a la acción
expedicionaria militar se la escribió y se la leyó como una gesta civilizadora.
Desde los románticos de la generación del ’37 con Esteban Echeverría
a la cabeza, nunca se imaginó la frontera con el indio como integrante de un
proyecto de nación sino que lo que existía del otro lado era un no-país, un
“desierto” que debería ser llenado por la civilización occidental y cristiana.
Los asedios contemporáneos sobre el siglo XIX sacaron de los
márgenes de las bibliotecas y archivos documentos y textos “no
canonizados”, una de cuyas consecuencias fue la aparición de escrituras
de ficción, ya no subordinadas a los imperativos de la literatura militar
ni a las visiones de una tierra salvaje y virgen con grandes escenarios
edénicos, donde está “todo por hacer”.
Este “cambio de perspectiva” sobre los hechos del pasado, se advierte
desde hace tiempo –como ya se ha dicho– en los planes de estudio de las
escuelas primarias y secundarias. Incluso los artículos que desde hace
décadas se publican en la prensa de circulación nacional y regional, así
como en cuadernillos, fascículos (también del área infantil), materiales del
Ministerio de Educación, se cuidan mucho en glorificar, por ejemplo, la
conquista del desierto de Roca. Esta oleada general parece “oficializarse”
ahora con la creación, por parte del gobierno central, del “Instituto
nacional de revisionismo histórico argentino e iberoamericano Manuel
Dorrego”.
Dentro de la renovación de la historiografía argentina, ya se ha
producido la idea de un frontera de mezcla y “negociaciones” (que toman
las infinitas formas de la vida cotidiana, y este aspecto parece que es
decisivo para su explotación ficcional en general y literario en particular)
y no una “muralla china” divisoria según la representación tradicional
entre civilización y barbarie.
También habría que remarcar el boom de las “crónicas históricas”,
a medias entre el periodismo, la historia y la ficción, que desde el regreso
de la institucionalización democrática se han convertido en uno de los
géneros o subgéneros más estables y vendidos en el país.
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Frontera y región
Si nos ceñimos a lo que se llama “la frontera sur” del país (incluido
el territorio de la provincia de La Pampa), también hacia aquí llegaron
los aires revisionistas. La frontera se ha vuelto porosa, móvil, mestiza.
Ella se ha movido desde la colonización española hasta la expedición
final de Roca en 1879. En todo este lapso, con vaivenes, paréntesis, o
algunos soplos distintos como fueron los años posteriores a mayo de 1810
dominado por ideas revolucionarias, la escena literaria no mostraba a ese
“otro” nativo. Éste en verdad sufría el papel de antagonista, el del oculto,
rechazado, el eliminado de la historia a la par que crecía el proceso de
reivindicación de la conquista del desierto. Tal reivindicación, y para dar
una fecha y un hito local, llegaría hasta el año 1979 cuando se bautizó al
nuevo edificio de la Universidad Nacional de La Pampa, de Gil 353 frente
a la plaza central de Santa Rosa, con el nombre de “Centenario de la
Campaña del Desierto”, nada menos.
Con el nuevo ciclo de la frontera (que reconoce todos los antecedentes
y trabajos mencionados) se suman nuevos textos en el panorama de la
literatura regional.
En esta tarea se hallan varias novelas de tema histórico que tocan
personajes y escenarios fronterizos y “pampeanos”. Seguidamente, nos
referiremos a cuatro de ellas, publicadas en pleno siglo XXI.
Baigorria, Baigorrita, Pincén, Salinas Grandes
Daila Prado escribe La cicatriz (2008). Ampliamente documentada,
trata de la historia de Manuel Baigorria (San Luis, 1809-1875), quien por
diversos avatares políticos de las guerras civiles del siglo XIX, desatada
entre unitarios y federales (Baigorria era militar del bando unitario), vivó
en ambos lados de la frontera sur. La historia se desarrolla con agilidad
mediante un narrador que hila los acontecimientos como aventuras, sin
juzgar ni contradecir las fuentes documentales de la historia.
El título más que indicar una sutura entre dos mundos (el del blanco
y el del indio) trata la división, el desgarramiento que vive el protagonista
en ambos lados de la frontera. El relato explora la desconfianza que
despierta entre los indios el personaje del coronel Baigorria, y también el
deseo de venganza que despierta su figura en los que viven en la frontera
de Mercedes-Río Cuarto.
Se recrea de un modo pretendidamente realista la vida sobre todo
en las tolderías, y tal vez el episodio más logrado sea esa especie de
toldería blanca, de enclave que durante algún tiempo lideró Baigorria
en las inmediaciones de una laguna en la zona de Trenel, donde vivieron
cautivos, refugiados y algunos indios. Esta “fundación” de Trenel se
vuelve significativa si se la piensa como una amalgama entre los dos
mundos.
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En el capítulo 10 (“Trenel”), cuando Baigorria “funda” su pueblo
cerca de la Laguna del Basto o del Recado “en tierras habitadas desde
hacía siglos por aborígenes, Lautramán [“Cóndor petiso”, nombre indio
del coronel] injertó una comunidad winca”; y luego el narrador agrega:
...él mismo comandaba los trabajos, hacha en mano. Cuando el terreno
estuvo despejado, Lautramán se dispuso a planificar: aquí mi casa, la
plaza, las calles... caven un pozo allá, y otro allá... es preciso emparejar
este sitio pues aquí haremos las formaciones.. ese día fue uno de los
más plenos en la vida aventurera de Baigorria: ¡todo estaba por hacer,
todo! Sintió la alegría de comenzar. Se sintió un conquistador (Prado,
2008:247).
Horacio Beascochea (La tierra plana, 2007) toma desde una
perspectiva diferente el tema de la conquista del desierto y del indio. En
su novela asoma el heroísmo de Pincén. Uno de los narradores, un cabo
del ejército, no lucha contra “ellos”, sino que intenta percibir la pampa
desde el lado aborigen.
La novela corta La tierra plana suma a la literatura pampeana una
nueva experiencia referida al tema del indio, a la utilización de las voces
narrativas y la estrategia de utilizar fuentes históricas. Sobre estas fuentes
se asientan los tres narradores del texto (el cabo Robledo, protagonista;
Pincén; la palabra de un “trovador” de la pampa india).
En el contexto histórico de la novela (abarca desde el año 1876
–comienzo de la ejecución de la zanja de Alsina–, hasta 1879) el tiempo
se demora. Confluyen los puntos de vista de los narradores mencionados
y la experiencia conjunta postula un paisaje que parece verse del mismo
modo de ambos lados de la frontera. El cabo Robledo la atraviesa o
establece el puente casi desde el mismo momento en que llega al fuerte
que comanda el coronel Villegas. Mata a unos indios primero, pero luego
los contempla. Finalmente pide al lenguaraz del fuerte que le enseñe
la lengua del otro. Robledo emprende así un camino de no retorno, es
decir, decide pensar su vida desde el otro bando sin haber abandonado
físicamente el primero.
En el capítulo 11, el cabo Robledo comienza a aprender la lengua del
indio con el lenguaraz:
Para mis camaradas me convertí en “el amigo de los indios”, un chiflado
sin remedio por culpa del desierto y la chatura infinita de la llanura.
Nos juntábamos en las siestas y compartíamos palabras y tabaco.
[...]
“No sea iluso Robledo, en unos años nadie se acordará de esta
campaña, todo se olvida en este país”, ironizaba Villegas y yo escribía
para no olvidar. El encantamiento de la tierra plana cedía ante las
enseñanzas del lenguaraz y mis impresiones de frontera. Una nueva
rastrillada se descubría ante mis ojos (Beascochea, 2007:56).
Así Robledo cometerá el último acto que lo llevará a enajenarse de su
propia familia, de su sociedad y de su historia personal.
108
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En el capítulo 6 (“Lelvún mapu”) se expresa la voz de la tribu y
se nombra a Pincén. Ésta será el punto de vista (la “ideología”) que
lentamente irá adoptando Robledo:
En la tierra del llano vivimos los indios. Primero solos, ahora con los
huincas. Y la tierra buena no alcanza para los dos, por eso quieren
corrernos. De antes nos reunimos alrededor del fuego y recordamos
nuestro pasado. Las voces hablan de nuestros guerreros, de sus
hazañas, de costumbres viejas y de la guerra, de soles agitados y soles
tranquilos pisoteados por la guerra.
En la tierra del llano –aquí– nació el hijo del desierto, el hombre jamás
vencido, el de los ojos negros, los que bajan la vista de cualquiera. Su
habilidad con la lengua lo hace ser el dueño de la palabra, el dueño del
decir. Y un día se convirtió en nuestro cacique. Plantó a Piedra Azul y
se quedó en el Malal (Beascochea, 2007:29).
Cuando un superior le propone entrevistarse con el prisionero Pincén
y rescatar sus memorias con el fin de resaltar aún más las hazañas
militares de la conquista del desierto, Robledo se deja llevar por el relato
de Pincén, lo cual significa que “cambia de bando”. Esa memoria escrita
que entrega a su superior es su propio certificado de defunción ya que lo
que exalta es la épica de los aborígenes y su ideología.
Desde esta perspectiva, Beascochea cubre con la polifonía de su
novela un enfoque novedoso sobre los vencidos, aunque no vencidos del
todo porque Robledo –en el plano de la justicia literaria– rescata la voz
de Pincén y lo ayuda a que escape de la prisión y se pierda en la pampa
aún misteriosa para la civilización que se impone con la superioridad de
las armas.
En la novela hallamos transcripciones de partes militares, la voz del
trovador, del propio Pincén y de Robledo. Todos ellos también significan
relatividad ya que no todas las voces juntas alcanzan para componer un
cuadro total y definitivo de lo que acontece. Queda un registro abierto,
una oscuridad, una indeterminación sobre la identidad de la pampa que
el narrador principal de La tierra plana no consigue mostrar.
Robledo, al aprender la lengua del otro, alienta una esperanza y una
condena. La condena es la suya propia por parte de la sociedad de la cual
el proviene, y la esperanza es que con su trasgresión está proponiendo –al
menos– un porvenir sin exclusiones.
Omar Lobos (La veranada del chachai Calfucurá, 2011) pone énfasis
en que, más allá del tema y del tiempo histórico, lo importante se halla
en la construcción ficcional del entorno de Calfucurá: las relaciones
familiares, el tratamiento político-diplomático entre la nación india y los
gobernantes de la provincia de Buenos Aires y del país, el borramiento
fronterizo y la igualdad paisana entre criollos y mapuches.
Hay una escena que muestra la significación del cacicazgo de
Salinas Grandes como centro de convergencia “política” y –si se quiere–
109
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“fronteriza”. Está presente el maestro Larguía quien ha venido desde
Buenos Aires al aduar con sus dos hijos y el “alumno” Manuel Pastor,
hijo de Calfucurá; también se hallan el “lenguaraz” Santiago Avendaño y
un cacique trasandino. El narrador acompaña las palabras de Calfucurá:
…había churrasqueado con este cacique amigo –lo señaló y el otro
mostró al maestro su ufana sonrisa desdentada–, que había venido
comisionado por un gran amigo suyo de Chile para comprarle hacienda:
el ex presidente Manuel Bulnes (Lobos, 2011:VII, 90).
Esto señala, además, el lado patriótico-chileno de Calfucurá, es decir
su afinidad con los revolucionarios de la independencia. En la misma
página, para completar el cuadro “político” leemos:
El señor Larguía renovó las protesta de paz que traía de parte del
gobernador Obligado, que entre los señores jefes no existía más deseo
que el de apaciguar la campaña porteña, y para eso se necesitaba la
cooperación y voluntad de las partes.
—Yo estoy quieto –se atajó Calfucurá, y después matizó– ...estoy
bastante quieto... (Lobos, 2011:VII, 90).
En La veranada... se destaca el uso del lenguaje coloquial, afectivo y
humorístico que atraviesa varios episodios de la novela; es otra forma de
revelar el lado cotidiano, de convivencia, pese a las jerarquías establecidas,
de la vida en el cacicazgo:
Guinnard por su parte era testigo todo estos eventos [catán caguiñes,
matrimonios, nguillatunes], coordinados sin excepción por la autoridad
patriarcal de Calfucurá. Aunque no dejaba de asombrarlo e incluso de
entristecerlo, el contraste: ese soberano terrible, espanto del huinca,
rey de su comarca y a cuyo grito salían ejércitos de guerreros a matar
y morir, esa voluntad tremenda capaz de mantener a la pampa en
vilo, era sorprendido algunas noches por su secretario merodeando
los toldos con sigilo de abuelo medio chocho y tratando de localizar a
algunas de sus esposas. Tenía treinta y dos por esa época, y muchas
andaban en amores con otros y a sus espaldas se reían un poco de él
(Lobos, 2011: IX, 121).
En la novela, las costumbres parecen ser las mismas de un lado
y de otro. Es un ambiente paisano y aun sugiere otros momentos de la
literatura argentina: aquel ambiente de los inmigrantes con su habla de
adaptación, como lo ha sido el “crisol de razas” europeas que terminan
integrándose a un nuevo territorio de pertenencia. Sin embargo, esta
integración no se ha logrado en la trama novelística. Quizá por esta razón
el narrador editorial del primer y del último capítulo indica que todo se
vuelve desierto, que no se ha prolongado ni existe la convivencia del
cacicazgo de Salinas Grandes.
En cambio, la novela de Norman Cruz (Baigorrita. Responso para un
etnocidio, 2006) se desenvuelve en el ámbito de la épica. El relato sigue los
últimos meses de “Diez Aguadas” (tal la traducción del nombre indio de
Baigorrita, Maricó, hijo de Pichún Gualá y de la cautiva Rita Castro), desde
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octubre de 1878 hasta su persecución, captura y muerte en julio de 1879.
El personaje se envuelve en la aureola del que no se rendirá jamás.
Mientras tanto, en la retirada hacia la cordillera, se van perdiendo
jirones de tribu con las batidas, entradas, incursiones de las partidas
militares. El pueblo indio se extingue.
El libro consta de un vocabulario de nombres y parajes mapuches,
un “cartograma del escenario de los acontecimientos”, y una bibliografía
documental relacionada con la conquista del desierto.
La curiosidad es que los nombres de personas, parajes y otros
términos mapuches están traducidos y escritos en castellano en el relato.
Los mismos diálogos de la tribu tienen la extraña particularidad de eludir
el uso del voseo para manifestarse en un solemne, prístino “tú”.
Quizá el gran mérito de la novela esté en la descripción panorámica
del abandono del “hogar” (las tierras pampeanas):
No todos los grupos dispersos por el país del monte logran moverse con
igual velocidad, y quienes cierran la marcha son los más vulnerables.
Varios jefes acatan las instrucciones de marchar separados del resto,
pero otros, como Batallón de Pumas o Ciprés en el Deslinde, no pueden
evitar que su gente, pese a todas las exhortaciones, sea absorbida por
el mayor y más lento de los contingentes, al mando de Pluma Pequeña.
La interminable caravana de varios centenares de personas termina
por convertirse en una presa casi ofrecida a la voracidad de las tropas
en campaña, cuyas partidas volantes reticulan el desierto a través de
médanos y montes buscando rastros recientes (Cruz, 2006:81).
Otro de los logros del relato es la ágil alternancia de la aventura de la
derrota con los partes militares (históricos) que van siguiendo ese itinerario.
El autor señala en el Prefacio que su “narración apoya un pie en la
narrativa y otro en lo documental, combinación infrecuente pero que, a
mi juicio, enriquece mutuamente ambas vertientes”.
Como síntesis del espíritu que anima la novela, proponemos las
palabras de Baigorrita, a orillas del Salado, en plena retirada:
—Yo, Diez Aguadas, he creído que éste era el tiempo de convocarlos
a esta reunión por las enormes calamidades que nos afligen. Todos
sabemos que en las últimas lunas los güinca nos han deshecho. En
mis recuerdos no encuentro otra época en que nos hayan causado
tanto daño. Y creo que ni los más viejos entre nosotros han llegado a
ver masacres como ésta. Muchos de nuestros jefes y más de la mitad
de nuestra gente han muerto o están prisioneros, nos han dejado
casi sin caballos, vacas y ovejas, han arrasado nuestros sembrados y
quemado nuestros granos, nos han echado de nuestra tierra. Tal vez
encontremos, muy lejos, una nueva morada, pero ya no será nuestra
morada, donde hemos dejado los huesos de nuestros mayores (Cruz,
2006:101-102).
Será el final de la historia del personaje. La novela rescata su
resistencia y su conciencia de la “región” en que ha vivido. Así la frontera
queda trazada con el fin de indicar que pasarse del lado del “blanco”
significaría la más grande de las derrotas.
111
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Las novelas comentadas, a su manera, y dentro de un largo proceso
de revisión del pasado en Argentina, agregan una pincelada al cuadro de
lo que llamaríamos un nuevo ciclo de la literatura de frontera. Vuelven
al compromiso de revisar los márgenes, los huecos y los olvidos de esa
otra gente que no figuró en los planes políticos de quienes pensaron
y ejecutaron la Argentina moderna en el siglo XIX. Este tratamiento
ficcional levanta el velo para seguir observando la marginación y la
exclusión, casi el exterminio, y pareciera que el mensaje simple de los
relatos es que se trataba de grupos humanos que han vivido las mismas
circunstancias y han compartido procesos culturales, lenguas, tramos
de vida, sobre un mismo suelo, sin que el trazo de fronteras (más allá de
los avatares políticos de turno) signifique una barrera inmóvil.
Bibliografía
Barba, Fernando E. (1997). Frontera ganadera y guerra con el indio. La
Plata: Universidad Nacional de La Plata.
Beascochea, Horacio (2007). La tierra plana. Buenos Aires: Irojo.
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Moyano, Marisa (2008). “Literatura, Estado y Nación en el siglo XIX
argentino: el poder instituyente del discurso y la configuración de
los mitos fundacionales de la identidad”. En Amérique Latine Histoire
et Mémoire. Les Cahiers ALHIM, 15, 2008. [en línea] Dirección URL:
[http://alhim.revues.org/index2892.html].
112
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Prado, Daila (2008). La cicatriz. Buenos Aires: Ediciones B.
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y tierras de nadie. Colombia: Universidad de los Andes.
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de América latina, México: Fondo de Cultura Económica.
Torre, Claudia (2010). Literatura en tránsito. La narrativa expedicionaria
de la Conquista del Desierto. Buenos Aires: Prometeo.
113
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Resistencia e Identidad en la Literatura
Chicana
María José Morchio Insúa
[email protected]
Resumen
Latinoamérica atraviesa una situación política muy particular si se la
compara con la de hace quince años atrás. La región se ha constituido en
la última década y media en una de las zonas del planeta más dinámicas
y creativas en la generación de ideas y acciones tendientes a superar
las estructuras de atraso y opresión que históricamente dominaron
a sus sociedades. En gran parte de los países de la región han surgido
movimientos políticos, sociales y étnicos, que desafían, muchas veces con
éxitos resonantes, las estructuras de poder de los establishments locales
tradicionales.
Esto nos invita a plantear uno de los interrogantes más complejos: cómo
convivirán, en un futuro, estos nuevos espacios vinculados al nacionalismo,
al territorialismo, la defensa de los derechos humanos, la profundización
de la democracia, la preservación de los recursos naturales y a la lucha
por la emancipación, con la macro-estructura global que contrariamente
tiende a la globalización continental (la cual sustenta e impone un solo
modelo, el cual excluye a dichos espacios).
En los Estados Unidos, los espacios de resistencia al modelo neocolonialista,
que representa la versión más difundida de la globalización, se han visto
representados por la retórica nacionalista de los grupos afro-americanos
y también de los escritores chicanos. María Amparo Escandón y Gloria
Anzaldúa son claros exponentes de la creación, no sólo de un nuevo
espacio de resistencia, sino también de una nueva retórica de inclusión y
reivindicación de quienes hasta entonces no tenían voz ni identidad.
En Santitos (1999), Escandón explora simultáneamente la resistencia
femenina a los mandatos patriarcales de la sociedad chicana y el esfuerzo
de un pueblo para no olvidar sus orígenes religiosos. Escandón re-inventa
iconografías propias de las creencias populares de su pueblo, las deconstruye y las re-escribe dándoles un mensaje muy claro a las mujeres
chicanas: hay otro espacio, hay otra alternativa a las impuestas por
los propios y los foráneos. Por otro lado, Gloria Anzaldúa, en su obra
Borderland. La Frontera (1987), desarrolla la reconstrucción de una nueva
identidad para la mujer chicana, la conciencia mestiza que rescata las
raíces propias del ser chicano.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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I. Introducción
Latinoamérica atraviesa una situación política muy particular si se la
compara con la de hace quince años atrás. La región se ha constituido en
la última década y media en una de las zonas del planeta más dinámicas
y creativas en la generación de ideas y acciones tendientes a superar
las estructuras de atraso y opresión que históricamente dominaron a
sus sociedades. En gran parte de los países de la región han surgido
movimientos políticos, sociales y étnicos, que desafían, muchas veces
con éxitos resonantes, las estructuras de poder de los establishments
locales tradicionales.
Esto nos invita a plantear uno de los interrogantes más complejos:
cómo convivirán, en un futuro, estos nuevos espacios vinculados al
nacionalismo, al territorialismo, la defensa de los derechos humanos, la
profundización de la democracia, la preservación de los recursos naturales
y a la lucha por la emancipación, con la macro-estructura global que
contrariamente tiende a la globalización continental (la cual sustenta e
impone un solo modelo, el cual excluye a dichos espacios).
En los Estados Unidos, los espacios de resistencia al modelo
neocolonialista, que representa la versión más difundida de la
globalización, se han visto representados por la retórica nacionalista de
los grupos afro-americanos y también de los escritores chicanos. María
Amparo Escandón y Gloria Anzaldúa son claros exponentes de la creación,
no sólo de un nuevo espacio de resistencia, sino también de una nueva
retórica de inclusión y reivindicación de quienes hasta entonces no tenían
voz ni identidad.
En Santitos (1999), Escandón explora simultáneamente la resistencia
femenina a los mandatos patriarcales de la sociedad chicana y el esfuerzo
de un pueblo para no olvidar sus orígenes religiosos. Escandón re-inventa
iconografías propias de las creencias populares de su pueblo, las deconstruye y las re-escribe dándoles un mensaje muy claro a las mujeres
chicanas: hay otro espacio, hay otra alternativa a las impuestas por
los propios y los foráneos. Por otro lado, Gloria Anzaldúa, en su obra
Borderland. La Frontera (1987), desarrolla la reconstrucción de una
nueva identidad para la mujer chicana, la conciencia mestiza que rescata
las raíces propias del ser chicano.
II. Las Fronteras
Tanto en la obra de Escandón como en la de Anzaldúa el espacio
fronterizo representado tiene cargas simbólicas que ambas autoras
describen de manera diferente y con percepciones de la frontera en
ocasiones antagónicas. En el caso de Santitos (1999), la frontera constituye
un espacio donde los vicios priman por sobre la ley; en Anzaldúa, la frontera
deja de ser un espacio físico para convertirse en una creación espacial
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colectiva vinculada a la identidad chicana. Ambas representaciones
del espacio fronterizo comparten la necesidad de relatar las ideas, las
creencias y los valores de la vida que comparten los habitantes de dicho
espacio. Uno de los fenómenos fronterizos que ambas novelas analizan es
el rol de la mujer en estas sociedades limítrofes.
En Borderland/La Frontera (1987), Gloria Anzaldúa postula una
nueva identidad, la identidad chicana, mediante la cual la mujer que
habita la frontera cobra capacidad de ir mutando sus pieles, casi como
las serpientes plumadas de los mayas, para poder habitar estos espacios
en los cuales cohabitan lenguas distintas y religiones que se contraponen
y culturas que valoran pathos que se constituyen con idiosincrasias
distantes y ajenas.
La autora analiza las implicancias del concepto frontera. Este
término hace referencia a la frontera estadounidense-mejicana;
rememora la guerra ocurrida en Texas la cual resultó en la pérdida
de dicho territorio y posterior anexión a los Estados Unidos. Este
evento es clave para lograr comprender la tesis que Anzaldúa plantea
en su obra, es a partir de entonces que los chicanos son relegados a
ciudadanos de segunda categoría en su propia tierra. Además, dicha
autora amplia este concepto de frontera explicando que el mismo
también hace alusión a las divisiones binarias, rígidas y típicamente
occidentales que se erigen entre razas, géneros, orientaciones sexuales
e incluso entre las esferas de lo físico y lo espiritual. Así Anzaldúa
define a la frontera:
Los bordes, los márgenes están establecidos para definir lugares que
son seguros e inseguros, para distinguirnos nosotros de ellos. Un
margen es una línea divisoria, una franja angosta... La zona fronteriza
es un lugar vago e indeterminado creado por el residuo emocional y
los márgenes artificiales. Lo prohibido y vedado son sus habitantes.
Los atravesados viven aquí... aquellos que cruzan, que pasan o que
atraviesan los confines de lo normal (Anzaldúa, 1987:25).
En Borderland/La Frontera (1987) se propone transgredir cualquier
tipo de fronteras, esta transgresión o irrupción de los bordes, de las
fronteras lleva a un espacio intermedio, un tercer espacio que la autora
denomina conciencia mestiza. La existencia de este tercer espacio,
caracterizado por ser híbrido y donde el pensamiento dual está ausente,
cuestiona el poder absoluto del concepto de margen. La figura de la
mestiza se transforma en el ícono de este tercer espacio situado en la
frontera. Pero su existencia en este espacio se ve amenazada:
Cuando vives en la frontera
La gente te atraviesa, el viento te roba la voz,
Eres una burra, buey, chivo expiatorio,
Precursora de una nueva raza,
Mitad y mitad –ambos mujer y hombre, ninguno–
Un nuevo género;
116
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En la frontera
Eres un campo de batallas
Donde tus enemigos son parientes entre ellos;
Estás en tu casa, una extraña,
Para sobrevivir en La Frontera
Debes vivir sin fronteras
Ser una encrucijada, un crossroads (Anzaldúa, 1987:216-7).
La supervivencia de la mestiza depende de su capacidad para la
transformación y adaptación. Para poder sobrevivir en la frontera ella
debe aprender a ser no sólo lo suficientemente flexible como para poder
alternar su lengua nativa, el español, con el inglés y constituirlas en una
lengua común el spanglish, sino también poder entender e incorporar
códigos culturales, formas de ser e identidades que en muchos casos
están en conflicto con las de su propio grupo de pertenencia. La mestiza
necesita aprender a vivir sin bordes, sin fronteras y transformarse en una
encrucijada, en un crossroads, un lugar de tránsito y constante flujo. Sin
embargo, en la frontera la mestiza se encuentra sola, es vulnerable y debe
aprender a defenderse, a trascender las dicotomías de lo bueno-malo,
femenino-masculino, cuerpo-espíritu.
En Santitos (1999), la autora relata las travesías de una madre,
Esperanza Díaz, en búsqueda de su hija, Blanca. La niña fallece a
temprana edad atacada por “un virus fulminante que todavía no tiene
nombre” (Escandón, 1999:35). Debido al peligroso virus, a Esperanza se
le impide ver el cuerpo de su hija antes de ser sepultada. Esto constituye
una de las razones por la cual duda de que su hija esté muerta. El día
que Blanca es sepultada, después del velorio, San Judas Tadeo se le
aparece a Esperanza en el cochambre de su horno y le confirma que su
hija no está muerta. Entonces Esperanza decide ir en búsqueda de su
hija a los burdeles de Tijuana, ya que teme haya sido secuestrada por
una banda de narcotraficantes.
María Amparo Escandón vincula la prostitución como fenómeno que
subyace a la frontera. Si bien el tema de la prostitución se desarrolla en
distintos espacios, es en la ciudad de Tijuana donde se centra la acción
principal de la novela. En Santitos (1999), el espacio fronterizo se verá
representado en lugares cerrados como cantinas y hoteles donde se
desempeña la prostitución. Escandón hace uso de tropos y sinécdoques
para representar, por medio de las partes, la totalidad de la comunidad
de Tijuana. La representación que la autora realiza de la ciudad está
cargada de características infernales que hacen de esta ciudad un lugar
marginado de su centro. Un claro ejemplo es la descripción que Escandón
realizan cuando Esperanza llega a Tijuana, ésta se hospeda en un hotel
de mala muerte: El Atolladero, Motel Garaje. El nombre que se elije para
el Motel, El Atolladero claramente representa un lugar cenagoso del cual
es difícil escapar. La elección de colores para describir el motel guía al
lector a deducir que ésta es la antesala del infierno de la prostitución
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tijuanense. Esperanza describe al motel de la siguiente manera: “la
puerta rechinó. El lugar estaba en penumbra, olía a alfombra húmeda y
tenía un pequeño bar mal provisto” (Escandón, 1999:39). Su habitación
es “color papaya,” color anaranjado, el cobertor amarillo, por la ventana
entra una luz roja que produce relampagueos intermitentes los cuales
generan un efecto visual de movimiento similar al que las llamas al arder
en una fogata. Al retrato infernal del motel se suma la caracterización del
dueño, Cacomixtle:
...el hombre de la recepción se entretenía apretándose un grano
purulento en la mejilla. Tenía unos ojos pequeños y negros, una trenza
delgada que le llegaba a la cintura, y el tatuaje de una víbora que iba
de un brazo al otro pasando por los omóplatos. La cabeza estaba en su
codo derecho; el cascabel, en el izquierdo (Escandón, 1999:43).
El Cacomixtle es un personaje deshumanizado con particularidades
de animal. El apodo mismo tiene significado; éste se deriva del náhuatl.
Cacomixtle es una variante del cacomiztle, animal parecido a los mapaches
con piel color marrón. El tatuaje de la serpiente hace referencia al
significado que estos animales tienen en la mitología maya, son el símbolo
de la virilidad y del mal. Este personaje intenta abusar de Esperanza,
pero ella logra escaparse.
Precisamente por la simbología de la entrada de Esperanza a El
Atolladero y los elementos simbólicos que lo aseveran, su propietario, el
nombre del lugar, los colores, y la ubicación del lugar, representan con
el tropo de la sinécdoque la entrada al infierno que puede ser Tijuana. Se
puede afirmar entonces que Escandón considera a la frontera, a Tijuana,
un infierno donde predomina la prostitución.
Es importante detenernos aquí y aclarar que, debido a una serie
de hechos históricos a los cuales la autora hace referencia, Tijuana se
ha forjado el mote de “gran burdel”. Entonces, como consecuencia de
las leyes prohibicionistas que EE.UU. sanciona (mediante las cuales
se prohíbe la producción, venta, posesión y consumo de bebidas
alcohólicas), se realizan aperturas masivas de casas de juego y
burdeles en esta ciudad. Escandón adhiere a esta mirada de la ciudad
fronteriza:
Según un vendedor ambulante de pantimedias que se había sentado
en el autobús a dos asientos de Esperanza, Tijuana era la cantina
más grande del mundo [y] el contador que iba al lado de él añadió que
Tijuana era el burdel más grande del mundo (Escandón, 1999:26).
El contraste que describe Esperanza cuando llega a San Diego,
ciudad a la cual es invitada por uno de sus clientes, el respetado juez
Scott Haynes, entre Tijuana y la ciudad norteamericana también acentúa
la opinión que tiene la autora sobre la frontera. En la siguiente cita, se
pueden apreciar estos contrastes:
118
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Amaba el contraste entre México y California. Un San Diego exuberante,
lleno de campos de golf impecables, justo al lado de un Tijuana árido
donde los remolinos del polvo no dejaban descansar a las sirvientas
que debían limpiar las casas (Escandón, 1999:92).
Esperanza también compara el comportamiento del juez Haynes
quien, cuando se encuentra en Tijuana, zona de tolerancia, da rienda
suelta a sus instintos. Por un lado, en San Diego es un juez respetado que
nunca viola las leyes de su país porque ahí “podía ser [...] digno, justo,
respetuoso de las leyes de su sociedad” (Escandón, 1999:52), mientras
que en Tijuana no le importa pelear, emborracharse y acosar las mujeres
de otros. Nunca es castigado, saliéndose con la suya porque es un “pedazo
de tierra donde ambos [México y Estados Unidos] se encontraban, en un
inevitable choque frontal” (Escandón, 1999:53). Escandón deja claro en
estas comparaciones cómo interactúan los espacios de ambos lados de
la frontera; el ambiente estadounidense le ofrece al juez estabilidad y
respeto mientras que el lado mexicano le da libertad para revelar sus
instintos en su posición como juez.
III. Identidad
En Borderland. La Frontera, Anzaldúa define al concepto identidad
como una construcción de relaciones que nos ayuda a darle sentido al
mundo. Aun cuando ésta esté ampliamente influenciada por el entorno
sociocultural, la identidad es un constructo basado en el conocimiento
del propio ser y sujeta a modificaciones y transformaciones. La autora
define a la identidad como: “un conjunto o serie de agrupaciones, con
capas horizontales y verticales de características propias a las diferentes
comunidades que el ser habita. Donde estos espacios se superponen
es Nepantla, La frontera” (Anzaldúa, 1987:238). Por lo tanto, es posible
cambiar nuestra propia identidad, es posible erigir varias identidades.
Ciertas identidades pueden convertirse en herramientas que ayuden a
los individuos a entender mejor y a de-construir matrices de opresión
radicadas en su medio social. Desde esta perspectiva, la identidad mestiza
deriva del conocimiento de dos áreas fundamentales: raza y género. La
identidad mestiza implica el conocimiento absoluto de las relaciones de
poder y la voluntad para el enfrentamiento político.
En este proceso de reconstrucción de la identidad mestiza, la
autora no sólo propone generar una brecha ideológica entre los espacios
conocidos: las esferas dentro y fuera de la frontera, sino que también
plantea una reconstrucción de la identidad chicana desde la conciencia
de la misma. Para ello, es necesario recurrir a la transformación
espiritual pero no a través de los íconos femeninos importados por el
colonizador, sino a través de la reapropiación de la mitología originaria
de esta cultura: las deidades femeninas del mundo azteca. El primer
ícono que Anzaldúa re-inventa es el de la Virgen de Guadalupe. La misma
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desciende de un poderoso linaje azteca de deidades femeninas. Luego de
la conquista, los españoles tomaron diosas como Coatlicue, la serpiente,
Tlazolteotl y Cihuacoatl, quienes poseían ambos aspectos: el de la luz
y el de la oscuridad, y las dividieron. En algunos casos, resaltaron los
aspectos oscuros y más siniestros de estas diosas, haciendo que fueran
temidas; en otros, resaltaron la capacidad de procrear y dar a luz, de
ser una diosa madre. Así, se mutiló el aspecto sexual de Coatlalopeuh,
la diosa serpiente de la sexualidad y fertilidad y se completó la imagen
convirtiendo a la diosa en la Virgen de Guadalupe, en una deidad casta
y virgen, contracara de Tlazolteotl/Coatlicue, asociadas a la Chingada,
deidades vanas, prostituidas en su propia perversión, de voracidad sexual
y promiscuidad, claro ejemplo de lo que una mujer debiera temer y evitar.
Anzaldúa explica que no es casualidad que Caotlalopeuh, cuyo
nombre significa “la que tiene dominio sobre las serpientes” (Anzaldúa,
1987:126) y Guadalupe sean palabras homófonas. Con el transcurso del
tiempo, La Virgen de Guadalupe fue asociada con la Virgen María y la
diosa azteca perdió así sus características sexuales, siendo confinada
al rol de madre celestial. Anzaldúa propone entonces re-escribir la
identidad chicana a partir de la restitución de estas deidades aztecas
al mundo espiritual chicano. Dichas diosas eran mujeres serpientes,
diosas de la guerra y de la vida, ellas encarnaban las contradicciones
de la crianza maternal, de la sexualidad, de la astucia de la serpiente y
del coraje de los guerreros. La integridad de estas deidades radicaba en
que ellas sintetizaban los principios masculinos y femeninos, así como
los del bien y del mal. Como ellas pertenecían de igual modo al cielo, al
infierno y al mundo de los humanos, eran las mediadoras entre estas tres
existencias. De esta manera, la escritora logra re-apropiarse de grupo de
deidades femeninas capaces de inspirar a las Latinas y a las Chicanas
en esta búsqueda por construir una nueva identidad, una identidad de
reivindicación política, de conciencia y orgullo por su historia.
Escandón presenta a la frontera como un espacio con múltiples
identidades. En la frontera está la prostitución, el alcohol, los
casinos, pero a su vez, en dicho espacio, conviven habitantes de
distintas ciudades del mundo, generando que Tijuana sea una ciudad
multicultural y multilingüe. En Santitos, durante el viaje a Tijuana,
Esperanza escucha una acalorada discusión sobre el tema de la
prostitución en Tijuana. Un par de vendedores ambulantes afirman en
su conversación la fama de burdel que tiene Tijuana. Un tercero salta
en defensa para desmentirlos, pero en su defensa hace alarde de la
fama multicultural de Tijuana:
—Ustedes no saben ni madres. Yo he vivido en Tijuana diecisiete años
y así no es. ¿Dónde más encuentran un Santa Claus bilingüe? ¿O un
restaurante chino que sirva tacos agridulces? (Escandón, 1999:35).
120
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Por un lado, el vendedor ambulante defiende la imagen de Tijuana,
enfocándose en el ambiente multicultural. Esto se ve en la influencia
de otros países en la presencia del Santa Claus bilingüe y en los tacos
agridulces. Pero, por el otro, él mismo afirma la fama de prostíbulo que
tiene su ciudad. En su discurso, enfatiza al tema de la prostitución al
decir que “sí, es el burdel más grande del mundo, pero el tamaño no
es lo que cuenta”. Es parte de esta identidad confusa, por momentos
contradictoria sumergida en una doble moral que Escandón cuestiona
en Santitos. En el relato que realiza el narrador sobre visión de este ethos
que el ciudadano norteamericano, el juez Haynes manifiesta, queda clara
la visión de la frontera que Escandón quiere describir:
Scott se sentía cómodo en un lugar en donde la confusión de identidad
producía ciudades con nombres híbridos, como Mexicali y Calexico.
Donde los chinos del lugar comían chili-dogs con té verde. Donde
alguien tenía el descaro de imprimir tarjetas de presentación en la
que se leía: “Juan López - Contrabandista”. Donde un técnico dental
de Faribault, Minnesota, podía enamorarse de una emigrante ilegal
procedente de una ranchería de Jalisco. En Tijuana, Scott había
recorrido barrios elegantes gritando por las calles a las tres de la
mañana. Había participado en varias peleas en El Reventón, donde
siempre dejaba inconsciente a algún contrincante. En los bares, había
pasado de mesa en mesa besando a las mujeres de otros hombres. Se
había emborrachado más allá del respeto a sí mismo en incontables
ocasiones, y se había salido con la suya. Siempre (Escandón, 1999:51).
Es posible entonces afirmar que la identidad fronteriza, para
Escandón, se encuentra en un tránsito confuso, mediante el cual los
criterios y valores predominantes en cada una de las ciudades limítrofes
se apoderan del individuo, actuando éste en consecuencia al lugar e
idiosincrasia predominante.
IV. Conclusión
Ambas autoras exploran en sus obras la necesidad de fortalecer las
identidades fronterizas, la reconstrucción de los espacios compartidos
con los Estados Unidos, desde los conceptos de multiculturalidad y reescritura de la identidad Chicana. En Santitos, Escandón advierte sobre
las confusiones que generan los espacios con doble moral y sin leyes
claras. Por otro lado, Gloria Anzaldúa, en su obra Borderland. La Frontera,
alienta a sus compatriotas, a las chicanas a reconstruir su identidad,
a recuperar su espiritualidad a través de deidades que representan la
complejidad femenina, a reconstruir la memoria histórica de un pueblo
que fue poderoso no sólo económica sino culturalmente. Anzaldúa
adhiere firmemente al compromiso espiritual y político como fuente de
poder, ella insta a sus hermanas, a las chicanas, a erigir otro espacio,
otra conciencia; la conciencia mestiza:
Una conciencia mestiza es el fruto de la cros-polinización racial,
cultural, ideológica y biológica, es una conciencia diferente, una nueva
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
conciencia mestiza, una conciencia de mujer: Es la conciencia de la
frontera (Anzaldúa, 1987:99).
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Ciudadanía, población y territorio en los
prolegómenos de la Ley Sáenz Peña
María Beatriz Schiffino
[email protected]
El trabajo propone analizar cuáles fueron los sentidos que adquirió el
concepto de ciudadanía en un conjunto de textos de circulación restringida
(diseñados especialmente para ser difundidos entre la población a ser
alfabetizada), partiendo del supuesto de que en los mismos se establece
una clara diferenciación entre habitante y ciudadano, entre nacionales y
extranjeros, en fin, entre una ciudadanía civil y otra política.
Sostenemos que el establecimiento de esta frontera se contrapone
a la amplia participación política que tenían los grupos migratorios
en nuestro país, aun cuando su derecho a ser electores haya estado
condicionado por la realización del trámite de naturalización que suponía
el abandono de la nacionalidad de origen. En este sentido, no puede
pasar inadvertido el hecho de que si, por una parte, la difusión de un
discurso que proponía la integración política de los extranjeros a través
de la nacionalización hacía coincidir ciudadanía con nacionalidad en el
caso de los extranjeros, al mismo tiempo las escindía en el caso de los
habitantes nativos que residieran en los llamados territorios nacionales.
Es decir que, a nivel nacional, el derecho electoral de un inmigrante no
nacionalizado se encontraba igualmente limitado que el de un habitante
argentino residente en los territorios nacionales.
Este hecho nos habla de una dimensión territorial de la ciudadanía
que, en la discusión sobre la promulgación de la ley Sáenz Peña, encontró
en Ricardo Rojas a uno de sus principales ideólogos. En este sentido, la
ciudadanía asomará restringida de acuerdo con el grado de desarrollo
alcanzado por las poblaciones del Estado nacional. El trabajo indagará la
propuesta de Ricardo Rojas sobre el ejercicio de los derechos electorales
en nuestro país, partiendo del supuesto de que en la misma subyace
una dimensión territorial de la ciudadanía que revisa la asimilación entre
ciudadanía y nacionalidad, proponiendo nuevas distinciones.
Una ciudadanía fragmentada
Decir ciudadanía en la Argentina del centenario supone hablar
inevitablemente de la modernidad y de las nuevas identidades políticas
a ella asociadas. En nuestro país, la identidad nacional es una de esas
nuevas identidades propias de un mundo radicalmente transformado
como consecuencia de los procesos políticos, económicos y culturales
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
llevados adelante por la elites estatales locales a partir de los años ‘80
del siglo XIX y que, no sin conflictos, logró la materialización de un
proyecto político y económico que, de manera general, había imaginado
la generación del ’37, aun cuando en el interior de la misma sea posible
anotar un conjunto significativo de propuestas en pugna.
Desde hace varios años existe un consenso más o menos generalizado
en torno a la ciudadanía en la argentina del llamado orden conservador
que se basó en la aceptación de la distinción entre una ciudadanía
restringida y otra ampliada, fundada en la diferenciación entre nativos
y extranjeros, donde los últimos, a menos que realizaran el trámite de
naturalización correspondiente de acuerdo con las leyes vigentes en
nuestro país, quedaban excluidos de la ciudadanía política en lo que se
refiere a su participación electoral a nivel nacional.
Si bien esta diferenciación sigue siendo aceptada, en las últimas
investigaciones en torno al tema podemos anotar que la nacionalidad
no garantizó necesariamente el acceso a los derechos electorales, en
tanto, los habitantes de los territorios nacionales quedaron excluidos del
derecho al voto; en este sentido, los argentinos nativos allí residentes
permanecían bajo un estatus político claramente tutelado por el estado
nacional que cambiará sólo muy avanzado el siglo XX, bajo el gobierno
de Juan D. Perón1.
Indagar en torno a la ciudadanía en este período, supone entonces
no dejar de prestar atención a este hecho, en tanto, la misma puede
ser pensada como un estatus, un valor, un derecho o una condición,
distribuida irregularmente en el territorio nacional, de acuerdo con el
grado de desarrollo alcanzado en cada una de las zonas del país y a
la capacidad del Estado nacional para poder controlar efectivamente
esos territorios y sus poblaciones. Tarea que, como ya sabemos, se
logró muy tardíamente en su dimensión estrictamente militar con las
llamadas Conquista del Desierto y del Chaco, en los años 1879 y 1884,
respectivamente.
Si el Estado nacional, conducido entonces por Julio Argentino
Roca, logró el control militar de los territorios, la incorporación de
los mismos a la nación argentina a través de la difusión de la escuela
pública y la conformación de un relato nacional escolar entre la
población, constituyó un objetivo gradual que tenía como fin crear
argentinos allí donde las identidades locales no eran en su mayoría ni
las de los inmigrantes recién llegados ni la de los argentinos de vieja
cepa con los que las elites locales construyeron en Buenos Aires y el
litoral la idea de una elite propiamente criolla, destinada a conducir
los destinos del país.
1
Para indagar en torno al tema, se sugiere consultar los trabajos de Martha Ruffini, entre otros: La
pervivencia de la República posible en los territorios nacionales - poder y ciudadanía en Rio Negro,
UNQUI. 2007.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Esos territorios fueron así resignificados por el discurso político de
la época y convertidos en desierto2, en espacios ahistóricos, despoblados,
no civilizados. La barbarie americana, vencida en la provincia de Buenos
Aires, ya sea por medio del proceso de modernización que supuso
por la fuerza la incorporación del gauchaje al proceso civilizatorio o,
directamente, la extinción física, adquirirá en los territorios nuevas
dimensiones. Por otro lado, si con el avance del siglo XX, en las grandes
ciudades portuarias del interior, el peligro residió en el inmigrante que se
resistía a la asimilación cultural llevada adelante por la escuela pública,
en los territorios nacionales, fueron principalmente las poblaciones
nativas, en gran parte aborígenes, a quienes se las excluyó de todo proceso
asimilativo a través del exterminio físico o, se las incluyó por medio de ese
proceso reclasificatorio que, de acuerdo con Mónica Quijada (2004:433),
llevó adelante el estado nacional a través de diferentes vías a los fines de
ciudadanizar al indio.
Nacionalizar, por un lado, y ciudadanizar, por el otro, eran entonces
dos tareas que debían hacerse por igual, tanto entre nativos como entre
extranjeros a lo largo de todo el territorio, a los fines de forjar ese demos
homogéneo que suponía el proyecto político republicano.
¿Pero cómo definir la nacionalidad? El caso de los territorios, por un
lado, y el de los inmigrantes, por el otro, nos demuestra que la nacionalidad
no constituía una identidad que se llevaba necesariamente con uno por
el lugar del nacimiento (ius solis) sino más bien por la voluntad de querer
pertenecer a la Nación. Esta idea se esclarece si pensamos en la situación
de los hijos de inmigrantes italianos nacidos en la Argentina, entre los
cuales recaía la sospecha de que aun siendo argentinos (por su lugar de
nacimiento) podían ser italianizados por la influencia del medio familiar;
sobre éstos debía recaer entonces todo el peso de la educación patriótica,
a los fines de convertirlos en verdaderos ciudadanos, lo que era decir
verdaderos argentinos.
Pero también, si pensamos en la situación de la población que
habitando los territorios perdía sus derechos políticos se complejiza
un poco más la clásica distinción entre ciudadanía amplia (como
propiedad de nativos) y restringida (característica de las comunidades
2 No está demás aclarar que la idea de desierto fue una construcción de las elites intelectuales que
expresaba, al mismo tiempo que el desdén de las mismas hacia las poblaciones nativas que ocupaban
el territorio nacional, la imposibilidad del progreso dentro de los marcos interpretativos que ofrecía
el paradigma positivista. El desierto se constituye así en causa del atraso argentino pero, a la vez, en
espacio físico sobre el que las elites locales habrán de modelar su proyecto de Nación. En este sentido,
ya en el pensamiento de Sarmiento, ese “mar en la tierra” o desierto (Terán, 2008:77), representaba
la imposibilidad de cualquier tipo de sociabilidad, espacio físico entonces que describe también una
realidad política y social caracterizada por la ausencia de gobierno y civilización. Señalaba Sarmiento:
“Imaginaos una extensión de dos mil leguas cuadradas, cubierta toda de población pero colocadas las
habitaciones a cuatro leguas de distancia unas de otras [...] la sociedad ha desaparecido completamente;
queda sólo la familia feudal, aislada, reconcentrada, y no habiendo sociedad reunida, toda clase de
gobierno se hace imposible... (Sarmiento, 2001).
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
inmigratorias) como forma clasificatoria para comprender la ciudadanía
en este período.
¿Es posible entonces pensar a la ciudadanía en clave de las
identidades nacionales? Por un lado, sostenemos que, en la Argentina
del Centenario, la ciudadanía fue pensada fundamentalmente como
un status político y social que no debía ser escindido del problema de
la identidad nacional, en tanto la ciudadanía política consistía en un
conjunto de derechos electorales de los que gozaban los argentinos
nativos o nacionalizados. Esta dimensión de la ciudadanía entendida
como sinónimo de nacionalidad es posible percibirla en un conjunto
de discursos escolares que vincularon directamente la ciudadanía a la
nacionalidad. Sin embargo, si bien esta última quedó demarcada por los
límites de la nacionalidad, también es cierto que esto no aconteció de
igual manera sobre todo el territorio nacional, estableciéndose nuevas
distinciones.
En este sentido, la extranjeridad constituyó una marca identitaria
tan fuerte como la nacionalidad y operó también sobre la población nativa,
en tanto el aborigen rebelde configuró al extranjero total inasimilable al
proyecto oligárquico3.
El territorio nacional del Chaco y sus poblaciones nativas constituyen,
en este sentido, un caso interesante para indagar cómo la ciudadanía no
fue asimilada universalmente a la nacionalidad sino que a veces se la
contrapuso, en tanto fue en aquellas tierras originariamente ocupadas
por indígenas sobre las que se levantaron nuevos asentamientos
poblacionales, en su mayoría inmigrantes de origen extranjero y,
posteriormente, empresas forrajeras, madereras y algodoneras que
utilizaron al indio como mano de obra.
Ahora bien, creemos que esta incorporación del indio a la economía
capitalista no puede pensarse como una característica exclusiva de este
período, como señalan otros trabajos abocados a la cuestión en torno a la
relación entre la sociedad criolla y la indígena, ya desde el período rosista
puede señalarse ese proceso de asimilación del indígena y el intercambio
cultural que suponía muchas veces el espacio de frontera. Pero lo que
nos interesa resaltar es que sin dejar de tener en cuenta estos aspectos
3 En la discusión parlamentaria sobre la ley de territorios nacionales de 1884, puede observarse una
constante referencia al indio como salvaje, elemento bárbaro que debió ser vencido por la fuerza militar
de la nación a los fines de establecer el orden y el progreso en esos territorios. En defensa del proyecto,
el Diputado Cárcano señalaba: “...constituida la República bajo la base de las catorce provincias que
la forman, quedó casi la mitad de su superficie total, de propiedad exclusiva de la Nación, pero bajo
el dominio inmediato de los indios, que, sin sujetarse a ley ni autoridad alguna, ocupaban extensos
territorios, viviendo del asesinato y del robo, sin respetar la vida y la propiedad ajena... La expedición
al desierto resolvió el problema de tres siglos, apagó la lucha secular de la civilización con la barbarie,
el indio desapareció casi por completo y quince mil leguas se abrieron a las especulaciones comerciales
y a las fuerzas transformadoras de la inmigración... puede decirse que la frontera argentina no tuvo ya
más limite que la frontera de las vecinas naciones... (Diario de Sesiones Cámara de Diputados de la
Nación, Tomo I, 1884).
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
y que –efectivamente– la población nativa no fue exterminada en sus
totalidad4, la condición ciudadana de los mismos quedó restringida tanto
por las leyes que establecieron el carácter a político de los territorios
nacionales5, donde se asentaban parte importante de sus comunidades,
como por la conformación de un relato que tendió a identificar al indígena
con el extranjero.
Queremos resaltar entones esa dimensión territorial de la ciudadanía
política que implicaba que en aquellas zonas donde predominaba población
aborigen o inmigrante, la ciudadanía se hallara reducida precisamente a
la participación en la economía nacional, negándoles a los habitantes
de esos territorios la posibilidad de elegir representantes en el Congreso
Nacional. Se trata de un tipo de ciudadanía que, si en principio aceptaba
la idea de universalidad, al mismo tiempo, excluía de la Nación política a
parte significativa del territorio y sus habitantes.
Si, como señala Favaro (1997), no corresponde hablar de consolidación
definitiva del estado nacional en 1880, en tanto quedaba pendiente todavía
la incorporación de los territorios nacionales, podemos afirmar que la
ciudadanía política también mantendrá una dimensión inconclusa que
se completará, por un lado, con la incorporación de la mujer al universo
político por medio de la ley de voto femenino sancionado en 1947, y por
otro, con la incorporación de los residentes de los territorios nacionales
al conjunto de la ciudadanía.
En este sentido, creemos que no es menor la relación entre capacidad
para el voto, de acuerdo con el grado de homogeneización cultural alcanzada
en las provincias a través de la escuela pública y la incapacidad para el
ejercicio de los derechos electorales en aquellas zonas donde el Estado
nacional no había logrado aún su definitiva consolidación en lo que se
refiere específicamente a la difusión de las instituciones encargadas de
educar al soberano6.
4
La política de exterminio y el proceso asimilativo del indígena a través de su incorporación como mano
de obra barata a la producción capitalista no se excluyen sino que se complementan. El ejemplo más
emblemático sea quizá la llamada matanza de Napalpí, llevada adelante en 1924 como consecuencia
de un reclamo salarial entre los trabajadores mocovíes y Qom del algodón. La matanza fue perpetuada
bajo las órdenes del mismo gobernador del Chaco y dejó un saldo de 800 trabajadores - indígenas
asesinados.
5 De acuerdo con la ley del año 1884, número 1532, los territorios nacionales fueron constituidos como
divisiones administrativas. Si bien esa situación había sido definida como transitoria, habrá que esperar
recién hasta 1955 para que sean provincializados, con la excepción de Tierra del Fuego.
6 Haciendo referencia precisamente a esa dimensión inconclusa de la ciudadanía en la zona de los
territorios, en el debate parlamentario de 1884 se señalaba: “...los habitantes de los territorios que
empiecen educándose en esta escuela –que enseña con la experiencia y la observación práctica de los
hechos– sabrán preparase tranquilamente para la vida democrática, en la que más tarde manifestarán
su actividad ...y cuando los impulsos de su crecimiento los levante al rango de provincias, se hallarán
notablemente preparados para la vida política autónoma y libre, sin haber sufrido la descomposición
de la anarquía, las arbitrariedades del absolutismo... que tantas veces han sentido los estados de la
República, por la naturaleza de sus elementos orgánicos, por el personalismo del caudillaje, y por su
falta de educación republicana (Diario de Sesiones Cámara de Diputados de la Nación, Tomo I, 1884).
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Ciudadanos, extranjeros y habitantes en los textos escolares
En los relatos escolares, aparece cristalizada esta tensión entre
nacionalidad y extranjeridad que señalamos como característica del
período porque si, por un lado, en la mayor parte de los libros de historia
habilitados oficialmente por el CNE, aparece claramente esta imagen de la
Argentina como un país de inmigración y de fronteras abiertas, en los textos
escolares consultados para la materia instrucción cívica, se especifica el
carácter excluyente de la nacionalidad, entendida como condición de la
ciudadanía y de los extranjeros como “simples habitantes...”. Aun así,
de manera general, podría afirmarse que en las lecturas escolares se
hace evidente la imagen de la Argentina como crisol de razas y tierra de
promisión para todos los hombres que quieran habitar la Nación.
La Constitución Argentina es singularmente humanitaria, por cuanto
los beneficios que brinda no los limita a los que han nacido en el suelo
de la Nación, sino que los hace extensivos a todos los hombres del
mundo que quieran habitarla. Las garantías de libertad e igualdad,
que forman la esencia y la base de esa hermosa declaración de
principios democráticos, amparan a cuantos viven en la República y
son particularmente propicias a los extranjeros a quienes se acuerdan
todos los derechos de que gozan los argentinos sin tener por eso todas
las cargas que sobre estos gravitan (Parody, s/d:175).
Pero, si por un lado, a los alumnos se los hace recitar los artículos
constitucionales referentes a los derechos civiles de los inmigrantes, al
mismo tiempo, se les indica el carácter restrictivo de los derechos políticos,
exclusivos de los ciudadanos - argentinos. En este sentido, en los textos
consultados, no se hace referencia a las posibilidades que efectivamente
ofrecía el espacio municipal para el ejercicio de los derechos políticos de
los extranjeros, aunque sí se señalaba la contingencia de que los mismos
pudieran ser elegidos diputados en el caso de haber obtenido su carta de
ciudadanía, según lo indicaba la legislación vigente. La ciudadanía –en
su faz política– aparece así sujetada a la nacionalidad, sea a través de
un acto voluntario o por los derechos y obligaciones que la ley establecía
para los argentinos nativos.
Pero, si los libros escolares analizados hacen referencia explicita a
la situación de los extranjeros en el país en lo que respecta al conjunto
de los derechos civiles y políticos, existe una omisión que no puede dejar
de ser señalada y es aquella que se refiere a la ausencia de referencias
tanto a los habitantes de los llamados territorios nacionales como a la
población indígena, al menos en lo que se refiere a su estatus político.
En todo caso, los estudios sobre la población aborigen forman parte
de los contenidos obligatorios de historia argentina pero no de los textos
de instrucción cívica. De esta manera, la población indígena aparecía
en las narraciones escolares como parte del pasado de la Nación, como
poblaciones devastadas y razas inferiores que, en la lucha por la vida,
habían ido desapareciendo del territorio nacional. Este hecho puede
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hablarnos también del complejo proceso de conformación de un nosotros
en oposición a un ellos que hacia el promediar la década del ‘10 se
encontraba todavía en pleno proceso de construcción por parte de las
elites argentinas.
Estas ideas eran sostenidas por Carlos Octavio Bunge desde las
páginas del Monitor; allí señalaba:
...si la religión cristiana proclama la igualdad de hombre a hombre,
las modernas teorías biológicas están lejos de suponerla tan evidente
y absoluta. La sociología llega hasta demostrar la fatal desaparición
de ciertos rasgos llamados inferiores. Es hermoso creer en la igualdad
y practicarla, como lo tengo dicho en mi libro La Educación; pero la
historia demuestra que los pueblos inferiores que se conquistan, o
se funden con los invasores, o desaparecen como la espuma que
huelga sobre las olas. Esto ha sucedido con los pueblos indígenas
de América que sólo han dejado ciertos rasgos en la raza y en la
lengua... Han disminuido terriblemente: tienden a desaparecer, a
dejar el sitio libre a civilizaciones superiores y pueblos más fuertes...
(Bunge, 1908:442).
Si los inmigrantes detentaban un conjunto de derechos que los habilitaba
a formar parte de esa comunidad imaginada por las elites del centenario,
los pueblos indígenas quedaron excluidos tanto de la comunidad política
como cultural de la argentina. Waldo Ansaldi ha señalado acertadamente
que estos grupos étnicos a los que estamos haciendo referencia no pueden
ser analizados con los mismos parámetros en lo que atañe a la ciudadanía y
la relación con el Estado, en la medida que:
...para los indígenas, hasta la definitiva derrota de fines del siglo XIX,
el Estado argentino... es un antagonista con el cual se enfrentan por
la disputa de territorios, cultura e historia. Sus relaciones con él son,
durante largo tiempo, de resistencia (esto es del orden del conflicto),
trocadas luego en relaciones de sumisión, las cuales se insertan en
un contexto de verdadera lucha por la supervivencia, ya no cultural
sino física. El Estado no tiene, para con los indígenas, una efectiva
política de integración-adaptación. La exclusión social se acentúa
con la exclusión política... no reciben, ni siquiera nominalmente,
la condición de ciudadanos, aun cuando el Estado los considere
argentinos. A italianos, españoles, chilenos, etc., se les reconoce su
respectiva condición nacional de origen, es decir, el Estado argentino
reconoce las naciones, Italia, España, Chile, etc. En contrapartida,
niega la existencia de las naciones toba, mocoví, araucana. El Estado
central no se plantea, entonces, tornar ciudadanos argentinos
–en pleno uso de sus derechos civiles y políticos– a los indígenas…
(Ansaldi, 1999:21).
Para concluir, podemos afirmar que también la currícula escolar
constituyó ese espacio donde se propagó la difusión de un conjunto de
definiciones en torno a la nacionalidad y la ciudadanía que diferenció
entre habitantes, extranjeros y ciudadanos, dando cuenta de que aquella
tarea de homogeneización no dejaba de basarse en una clara clasificación
que diferenciaba tanto para integrar como para excluir.
Siguiendo los argumentos desarrollados, la construcción de la
argentinidad y la ciudadanía supuso la selección previa de quiénes eran
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los sujetos habilitados a forjarse como miembros de esa Nación. En esa
clasificación, quedaron excluidos diferenciadamente los inmigrantes en
tanto que ciudadanos de otras comunidades nacionales, a quienes se les
reservó el ejercicio de los derechos civiles consagrados en la Constitución
del ‘53 y en la legislación pro inmigratoria, las mujeres y los habitantes
residentes en los territorios nacionales, despojados de toda pertenencia a
la comunidad política.
Finalmente, sostenemos que también desde la escuela se fue
conformando una definición específica de la ciudadanía que, en relación
con los criterios jurídico-legales que la delimitaban, alimentó una
definición homogénea y culturalista sobre la misma, identificando al
buen ciudadano con el buen argentino; aquel que educado en la escuela
pública aprendía sobre el amor patriótico y las responsabilidades que
como ciudadano de un estado asumía; entre las cuales la prestación de
sus servicios como soldado de la patria sobresale como una de las más
importantes.
En este sentido, no podemos dejar de señalar la vinculación
entre el establecimiento del sufragio universal masculino y la
confección del padrón electoral a partir del padrón militar y, por el
otro, la vigencia de una idea destinada a tener una larga duración
en nuestro país, según la cual la escuela debía entenderse como
“hogar de la ciudadanía”. En este sentido, creemos que es posible
sostener que, hacia el centenario, ciudadanía y nacionalidad se
forjaron como las dos caras de una misma moneda, en tanto que
el ciudadano se definió a partir de su pertenencia tanto legal como
simbólica a la Nación 7.
Sin embargo, esa identidad entre nacionalidad y ciudadanía no
tuvo un carácter universal entre todos los habitantes de la Nación,
predominando durante largos años una clara diferenciación entre
una ciudadanía activa (que habilitaba al ejercicio de los derechos
y deberes políticos de los argentinos nativos o naturalizados de las
grandes ciudades modernizadas por el progreso) y una ciudadanía
pasiva (reducida al ejercicio de los derechos civiles), fundamentada
en argumentaciones que hicieron referencia a las “carencias”
educativas y culturales de vastas regiones del territorio nacional.
En este sentido, en la definición del cuerpo político diseñado por
las elites gobernantes, persistió con éxito la vigencia de los criterios
de civilización y barbarie que habían dominado la historia política
nacional. La ciudadanía se constituyó así como excepción y como
status que desde el estado nacional involucraba diferenciadamente a
los habitantes del territorio.
7 Dentro de la definición culturalista de la nación, el idioma constituyó un elemento central que
debía ser reforzado a través de la educación pública a los fines de constituir una identidad nacional como
así también ciudadanos homogéneos.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Ricardo Rojas frente a la Reforma Electoral de 1912 o cuando votar
es un privilegio
Los problemas en torno a la nacionalidad emergen como un
componente central dentro de las obras de Rojas del período 1908-19128,
incentivadas por la cuestión inmigratoria y sus derivaciones sociales,
políticas y culturales.
La Restauración Nacionalista constituye así, desde nuestro punto
de vista, una propuesta política que tiene por objetivo establecer las
bases de un pensamiento nacionalista en nuestro país y cuyas fuentes
doctrinarias encontrará Rojas tanto en la gesta patriótica de Mayo como
en las obras de Alberdi y Sarmiento; pero también en lo que denominará
el patriotismo instintivo y que encuentra en la defensa del territorio por
los indios su antecedente más importante.
Precisamente, se trata de restaurar a través de esa educación
nacionalista que propone, las tradiciones propias de nuestra argentinidad,
restableciendo los vínculos que nos unen a una tradición anterior a Mayo
para otorgarle a la historia nacional una densidad que Rojas encontraba
opacada en los relatos oficiales.
Este reconocimiento del componente indígena en la historia patria
le hará sostener también su propuesta de incorporar la enseñanza
obligatoria del quechua y el guaraní� en la fundación de una nueva
Escuela de Historia a modo de homenajear el Centenario de la revolución
de Mayo.
Sin embargo, esta recuperación de la tradición indiana que propone
no supone la negación del carácter mixto de nuestra identidad, sino que,
por el contrario, la refuerza en tanto establece que nuestro continente
habría sido –originariamente– territorio de migraciones. Lo característico
de nuestra identidad nacional será entonces ese tipo mixto del que
Sarmiento renegaba hacia 1883 cuando escribía su Conflicto y Armonías
de las Razas. La obra de Rojas, por el contrario, parece asentarse en ese
supuesto, estableciendo una clara influencia del medio y la tierra en ese
proceso sincrético que resulta de la unión interracial. La raza argentina
es así el resultado de una mezcla en la que ninguno de sus componentes
podría desaparecer sin perecer nuestra identidad nacional.
De todas maneras, en Blasón de Plata, vislumbramos que ese
proceso sincrético encuentra en la figura del criollo, estirpe nueva
y superior –al decir de Rojas (1986:80)–, su expresión más genuina
y avanzada, convirtiéndose éste en la contra-figura del extranjero,
vislumbrado como amenaza, ya no por su origen racial, sino por su
8
Rojas nació en la provincia de Tucumán en 1882, pero su infancia y educación la recibió en Santiago
del Estero, falleció en Buenos Aires en 1957. Entre sus obras literarias y políticas más importantes,
podemos nombrar, además de las aquí señaladas, El país de la Selva (1907), La Argentinidad (1916),
Eurindia (1924), La literatura Argentina (1917-1922), entre muchas otras. Ocupó cargos de jerarquía
en la Universidad Nacional de Buenos Aires, llegando a ser rector de la misma entre 1926 y 1930.
132
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resistencia a ese enraizamiento que Rojas propone como fundamento
de la nacionalidad.
Precisamente, son aquellas escuelas extranjeras, adheridas a sus
nacionalidades de origen o, peor aún, a ideologías internacionalistas, las
que representan el verdadero peligro para el fortalecimiento de nuestra
nacionalidad en el país centenario.
Resistencia entonces a la integración con la que Rojas distinguirá no
sólo a los enemigos presentes y futuros de la nación sino también a los
pasados; reactualizando las distinciones entre indio bueno - predispuesto
a aceptar el proceso modernizador / civilizatorio e indio malo, hacia el
cual la única política posible era el exterminio9.
Siguiendo sus argumentos, es posible sostener que en Rojas la Nación
asoma fundamentalmente como espacio de concordia y unidad, negándose
todo aspecto conflictivo o confrontativo hacia el adentro de las fronteras
nacionales. La integración nacionalista es entonces una asimilación
condicionada por la aceptación de ese proyecto homogeneizador que
desde el Estado se propone la educación nacionalista y que, en el plano
político, supondrá el mantenimiento de las distinciones entre ciudadanos
y habitantes en el que se basó el sostenimiento de la república posible.
El problema de la modernización política aparece así como eje
central de las preocupaciones del período 1908-1912, en un contexto de
transformaciones sociales, económicas y culturales, sobre las que Rojas no
dejará de intervenir10. En este sentido, cobran particular importancia las
posiciones asumidas por el autor respecto de la reforma electoral de 1912.
Afirmaciones que si, por un lado, encontraron su primera expresión
en la escritura de Cosmópolis, sistematizará acabadamente poco tiempo
después cuando esboce su propuesta de una reforma política que se basó
en el mantenimiento de un conjunto de distinciones entre ciudadanos y
habitantes de acuerdo con un conjunto de clasificaciones que excluirían
a amplios sectores de la población del derecho al sufragio11.
Por supuesto que Rojas no se encontraba aislado en esta tarea
clasificatoria que excluyó por igual a nativos y extranjeros del ejercicio
de los derechos políticos, en tanto, como sabemos, los habitantes de los
territorios nacionales no pudieron ejercer el derecho al sufragio hasta
muchos después de aprobada la ley Saenz Peña, en 1912.
9
Allí donde los españoles encontraron sociedades indígenas suficientemente orgánicas para resistirles,
como en Méjico y Perú, la fusión fue más lenta y difícil, pues algo de su primitiva estructura sobrevivió
en la nueva sociedad... por el contrario, allí donde el indígena era tan indómito y reacio a la civilización
como en el Uruguay de los charrúas –cuyo nombre de turbulentos los definía en guaraní– fue menester
exterminarlos, y la nueva sociedad se constituyó más pura, pero totalmente advenediza (Rojas,
1986:87).
10 En la escritura de Cosmópolis puede leerse la crítica al sufragio que realiza Rojas, aun cuando allí no
proponga todavía el voto calificado. Claramente, hacia 1908, su preocupación mayor parece ser lo que
denomina venalidad del voto para indicar una dura crítica a las prácticas de manipulación electoral
vigentes durante el orden conservador.
11 Para el tema se puede consultar el trabajo de Graciela Ferrás (Villavicencio y Pacecca, 2008).
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De cualquier manera, lo que importa destacar es que las distinciones
vertidas por el autor entre lo que podríamos caracterizar como una
ciudadanía plena (excluyente para los habitantes de las grandes ciudades
como Buenos Aires) y una ciudadanía restringida para los habitantes de
los territorios, se basaba en el reconocimiento de las dificultades que
había encontrado el Estado argentino para civilizar el territorio nacional.
En este sentido, resultaba dificultoso sino imposible, pensar en la
universalización del sufragio.
Teniendo entonces en cuenta su adhesión al voto calificado,
es posible establecer una relación que no parece imposible entre
desarrollo económico y social; expansión del sistema educativo y
derecho al sufragio. En tanto, allí donde las ciudades capitales eran
el espacio privilegiado para el asiento de los trabajadores urbanos y
comerciantes de origen extranjero y la escuela había logrado imponerse
exitosamente alfabetizando en el idioma nacional a las nuevas
generaciones de argentinos, la ciudadanía aparecerá universalizada.
Por el contrario, en las regiones donde esa expansión de la estatidad
resultaba todavía escasa, la ciudadanía seguirá configurándose como
promesa para la amplia mayoría de la población y como privilegio de
una minoría.
La propuesta de Rojas, esbozada como dijimos en La Nación, proponía
un régimen electoral que dividía al territorio en tres zonas electorales
de acuerdo con sus respectivas condiciones sociales y geográficas,
estableciendo que para Buenos Aires correspondía la implementación del
sistema uninominal, que ya había planteado Joaquín V. González, en
tanto para las provincias era conveniente el sistema de lista completa,
estableciendo finalmente que las “zonas neutrales” debían ser excluidas
del sufragio por su incapacidad democrática12.
Señalan Payá y Cárdenas respecto de estas limitaciones al sufragio
establecidas por el autor que las mismas constituían un estímulo para
la elevación de la calidad de los votantes pero también de los elegidos,
postura que lo harán concluir que sus proposiciones venían a lesionar
la triada republicana de igualdad, libertad y fraternidad para señalar
finalmente que “...la igualdad y la libertad no existen, ni en la naturaleza
ni en las almas...” (Paya y Cárdenas, 1978:93).
Paradójicamente, mientras en Blasón de Plata el territorio constituye
ese espacio que otorga unidad e identidad a los habitantes de la Nación,
terminará por convertirse en el fundamento de una clasificación política
que distinguirá a la población entre habitantes y ciudadanos, manifestando
su adhesión a esa modalidad de la política propia del orden conservador,
el republicanismo tutelado (ver Rufini, 2008).
12 Ver: Paya y Cárdenas (1978). El artículo de Graciela Ferrás, por su parte, se aboca específicamente
al análisis de la respuesta de Rojas ante la ley electoral Sáenz Peña en el diario La Nación, ver:
Villavicencio y Pacecca (2008:87-114).
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De cualquier manera, teniendo en cuenta este último aspecto,
creemos que los aportes de Ricardo Rojas a la discusión sobre nuestras
marcas identitarias como Nación no pueden ser desdeñados en la
actualidad, sobre todo, si de lo que se trata es de repensar estas
incesantes preguntas para ofrecer nuevas respuestas a los desafíos
que nos presenta la coyuntura actual. En este sentido, creemos
que cobra relevancia la relectura de sus obras, precisamente,
para indagar desde el presente el lugar que ocupan en los relatos
contemporáneos sobre la nacionalidad y las ciudadanías los viejos
y nuevos sujetos de la exclusión política y social en la Argentina
bicentenaria.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
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Fuentes Primarias:
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Textos Escolares:
de Vedia, Enrique (1909). Catecismo de la Doctrina Cívica. Buenos Aires:
La Nación.
O’Denna, León (1910). Moral Cívica y Política. Buenos Aires.
Parody, Ernesto (s/f). Moral Cívica y Política. Buenos Aires.
136
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La construcción del poder político en el
marco de la nueva estructura económica:
Manuel Espinosa y el Sur de Córdoba (18521904)
Luciano Nicola Dapelo
[email protected]
Introducción
Las modificaciones producidas en el país a finales del siglo XIX, entre
las que se pueden incluir la incorporación de Argentina al mercado mundial
como productor y exportador de materias primas, y la consolidación de
la unidad del Estado Nacional, que modificó el eje de dominio político,
orientándolo a Córdoba-Tucumán, tuvieron su impacto en la región del
río Cuarto. En este marco, la región posee una particularidad llamativa:
como ya lo señalara Daghero (2010), la frontera se revela como campo
propicio desde donde construir capital político, mediante el tejido de
lazos y los vínculos económico-financieros. Así, otorgó a los sujetos que
actuaron en ella un lugar privilegiado desde el cual construyeron el capital
político que los catapultó, en algunos casos a la provincia (Olmos), y en
otros a la nación (Roca, Espinosa, Tejerina).
La conformación de una elite renovada se constituía así a través de
vínculos políticos y parentales entre familias arraigadas y nuevos vecinos.
Muchos de estos venían de un interior deprimido económicamente pero
en el que mantenían aún vínculos significativos que le permitirían formar
parte del círculo de dicha elite.
Más al sur del río Quinto, es decir luego del proceso de ocupación
definitiva de las tierras, se ha sostenido que dichas tierras pasaron a
manos fundamentalmente de extranjeros y porteños. Sin embargo, el
estudio de algunos casos individuales permite observar cómo algunos
sujetos del interior emigraban a la frontera como estrategia de mantener
poder, consolidándose a través de la adquisición de tierras y adaptándose
a la nueva forma de hacer política.
La investigación tiene como objetivo principal dilucidar cuáles son
las estrategias que los sujetos del interior, con cierto poder o ascendencia,
ponen en marcha para construir su capital político y adaptarse a la
nueva realidad económica de la segunda mitad del siglo XIX. A partir de
allí, focalizar el análisis sobre la región sur de la provincia de Córdoba,
haciendo hincapié en cómo se reproducen aquellos mecanismos y cómo
se enlazan con los poderes provincial y nacional.
137
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El caso de Manuel A. Espinosa presenta características particulares,
desde las cuales se pretende analizar al sujeto y los mecanismos de los
que hace uso, dentro de un campo de posibilidades, para hacerse su
lugar en la estructura de poder de la época. Sus vínculos familiares, su
actuación política y la compra de tierras “vacías”, son datos que permiten
armar aquel esquema de acciones.
Manuel Espinosa: el sujeto, la familia y los primeros vínculos
Según Roberto Repetto y Hugo Picco (1974:51),
Manuel Felipe Antonio Espinosa nació el 1 de ayo de 1852 en la
ciudad de San Miguel de Tucumán, hijo del Coronel Manuel Alejandro
Espinosa Estefani, que en ese mismo año era gobernador de dicha
provincia, y de doña Bernardina Josefa Cossio Gramajo.
El Coronel Manuel Alejandro Espinosa era hijo de don Manuel
Espinosa de los Monteros y de doña Josefa Stefani de Banfi, quien, a su
vez, era hija del Teniente de Dragones don Joaquín Stefani de Banfi y
doña Paula Millán Troncoso (Revista de la Junta de Estudios Históricos
de Tucumán, 1997).
Con el pronunciamiento de Justo José de Urquiza y la posterior
caída del gobierno de Juan Manuel de Rosas, el 3 de febrero de 1852,
se produjeron, en ese sentido, movimientos de adhesión a lo largo de
todos los territorios que conformaban la Confederación. En Tucumán, “la
Legislatura deponía el 14 de junio del mismo año al gobernador Celedonio
Gutiérrez, ‘El Peludo’, designando en su reemplazo al coronel Manuel
Alejandro Espinosa” (Genealogía de la tragedia argentina).
La Revista de Buenos Aires (1866), señala que:
...en el pronunciamiento que en abril de 1852 hizo el pueblo tucumano
para sacudirse del poder terrorista del general don Celedonio Gutiérrez,
durante su ausencia al acuerdo de San Nicolás de los Arroyos, Roca
perteneció a las filas de partido liberal que lo verificó, resultando electo
por el voto popular el ciudadano don Manuel Espinosa (Navarro Viola
y Quesada, 1866:218).
El Roca al que se hace referencia es el coronel de caballería José
Segundo Roca, padre de Julio Argentino, verificando la relación que unía
a ambas familias, sino familiar o amistosa, al menos política, ya que
ambos son identificados como unitarios. Con posterioridad, Gutiérrez
retoma el mando, derrotando y asesinando a Manuel Alejandro.
No se han hallado aún los motivos por los que Manuel Espinosa
hijo recaló en la provincia de Córdoba. Sin embargo, puede considerarse
que el pertenecer a una familia militar y políticamente derrotada haya
condicionado su apartamiento del lugar de origen. Como señala Carbonari
(2009:15), se constituía en heredero “de unas familias patricias del interior,
de un interior económicamente empobrecido, producto del quiebre del
sistema económico anterior, [que] debieron asumir estrategias de emigrar
138
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
de lugares de origen”, junto a las negativas condiciones políticas que
Tucumán le presentaba.
Al igual que su padre, Manuel Felipe Antonio “elige la carrera militar
alcanzando el grado de teniente coronel y el 19 de marzo de 1882 contrae
matrimonio con voña Manuela Villada en la ciudad de Córdoba” (Repetto
y Picco, 1974:53).
Su esposa era hija del doctor Clemente José Villada (AHPC, 1883, L.
1, f. 151), quien fuera en 1852 representante por Córdoba ante el Congreso
Constituyente de Santa Fe, junto a Santiago Derqui, “Dos hombres de la
confianza de Urquiza; representante el primero de la facción enemiga
del depuesto dictador porteño y, el otro, allegado al círculo de Manuel
López” (Pavoni, 1993:67). Perteneciendo a lo que dio en llamarse partido
Liberal, liderado por Félix De La Peña, Villada asume como diputado
suplente el 1 de mayo de 1853, en reemplazo de Santiago Derqui, e incluso
continúa en su puesto durante la gobernación de Roque Ferreyra, en
1855. Posteriormente, bajo la gobernación de Roque Ferreyra, entre 1867
y 1871, se desempeña como ministro de gobierno.
La vinculación de Manuel A. Espinosa con una familia del sector
social más acomodado de la capital de la provincia, refleja una de las
estrategias que este sujeto pone en juego para la construcción de su
capital político, pues, cómo lo plantea Carbonari (2009:3):
...en el transcurso del siglo XIX, en el período de desarticulación regional
de las economías del interior [...] se va paulatinamente constituyendo
una nueva elite compuesta por alianzas de familias de raigambre
colonial con nuevos pobladores (tanto del interior empobrecido como
del extranjero).
Accionar Político en Río Cuarto y la región
En la segunda mitad del siglo XIX, en Río Cuarto, es posible verificar,
como ya lo ha señalado ampliamente Carbonari, que se modifica el eje
de las relaciones políticas y, en lo que ella dio en llamar la “década
decisiva” (1869-1879), se produjo una renovación de las elites locales,
que se componía de “familias de cierta prosapia en la región en alianzas
con nuevos vecinos que fueron arribando en el siglo XIX” (Carbonari,
2008:106), consolidando lo que se convertiría en la sociedad política de
la ciudad.
De esta manera, la Villa comienza un proceso de reestructuración
y recomposición social, en el que se reconoce una élite renovada,
compuesta por tres clases de miembros: los primeros pertenecían a la
élite colonial que permanecían en la región; también se incorporaban
nuevos vecinos; y, por último, “vecinos que llegan a la Villa en la
segunda mitad del siglo XIX que provenían de Córdoba capital, de
otras provincias y de Europa” (Carbonari, 2008:108), perteneciendo
Espinosa a este tercer grupo.
139
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La jefatura política del departamento Río Cuarto y la gestión
municipal
Las jefaturas políticas nacen en la provincia a partir de la renovación
del texto constitucional en 1870, y en un contexto signado por un poblado
de frontera, pero que comienza a encontrar la ruta del “progreso”, según
el concepto de la época, puesto que se comienza a hacer visible el proceso
modernizador, materializado con la llegada del telégrafo en 1871, el
Ferrocarril Andino en 1873, y el ascenso de villa a ciudad que se da en
1875. Ello, sumado a la “Conquista del Desierto”, implicó la expansión
territorial y la incorporación de vastas tierras al dominio estatal.
Si bien se resolvió que en el nombramiento del jefe político interviniera
el senado, al ser un puesto netamente político, la gobernación tenía peso
en dicha designación1.
Según lo señalado por Barrionuevo Imposti, Manuel A. Espinosa
ocupa la jefatura política departamental en 1879. En el mismo cuadro
que señala lo antedicho, figura su nombre en 1880, en el mismo cargo,
pero junto con Alejandro Roca. Más adelante veremos la alternancia en
los cargos que, posiblemente, se dio entre estos dos comprovincianos.
Ocupando este cargo, se produce en Buenos Aires la rebelión
del gobernador Carlos Tejedor, que se oponía a la federalización de la
ciudad, e iniciaba un nuevo proceso de secesión. La gobernación de
Córdoba se encontraba a cargo de Miguel Juárez Celman, concuñado
de Roca, a la sazón presidente electo de la república. Una vez iniciada la
rebelión, Juárez Celman manda a aprontar y enviar a Buenos Aires los
batallones de la provincia que resultasen necesarios para participar en la
represión de Tejedor. Barrionuevo Imposti (1988:246) señala que, entre
los batallones que fueron enviados, se encontraban dos batallones de Río
Cuarto “al mando del Jefe Político D. Manuel Espinosa”, acompañando a
la división de la provincia de Córdoba, comandada por Eduardo Racedo,
quien también marcha desde la misma ciudad. Concluida la campaña,
los batallones retornaron el día 23 de septiembre de 1880,
Y desde Río Cuarto, comunicaría al día siguiente el Teniente Coronel
Manuel A. Espinosa al gobernador: “se acaban de licenciar los
batallones de ésta en medio del frenético entusiasmo de la población;
pocas veces presenció Río Cuarto una ovación tan espléndida como
espontánea” (Barrionuevo Imposti, 1988:246).
Cabe aquí considerar que durante la jefatura política de Río Cuarto
por parte de Manuel Espinosa, ocupa la presidencia de la nación Nicolás
Avellaneda. Julio Argentino Roca ocupó en esa década la Comandancia de
la frontera con cabeza en Río Cuarto y residió cinco años (1872-1877) en
1
Ello se presume también por el hecho de que los jefes políticos se constituyen en “los agentes naturales
inmediatos del Gobierno para la comunicación y ejecución de sus órdenes”. También se señala que
“juegan en su institucionalidad el carácter de delegado político y su contribución a una dimensión
jerarquizada del poder”. (Basconzuelo, 2007).
140
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
la Villa, desde la que encabezó, en 1879, la campaña punitiva contra los
pueblos aborígenes, conocida como “conquista del desierto”. Asimismo, el
hermano de Julio Argentino, Alejandro Roca, ocupa, entre 1879 y 1880,
la jefatura política y la presidencia comunal.
En lo arriba mencionado se puede verificar cómo se entrecruzan
en los cargos de mayor relevancia a nivel, no sólo local-regional, sino
nacional y provincial, los miembros de una nueva élite que se venía
configurando, y que se relacionan entre sí por vínculos familiares, máxime
si se considera que en la gobernación de la provincia se encontraba
Juárez Celman, familiar político de Julio Roca. Aunque no se ha podido
verificar si Espinosa poseía algún tipo de vinculación familiar con aquellos
sujetos, sí puede comprobarse que corresponde a una familia tucumana,
con abolengo, pero en decadencia, que intenta reestructurar su poder,
incorporándose a la nueva lógica política. De modo que, señala Carbonari
(2009:15), “La adquisición de nuevas tierras les posibilitó mantener el
prestigio social, aumentar la riqueza y aumentar el poder político”.
Con mayor especificidad, la presidencia de Avellaneda significó la
modificación del eje político, desde Buenos Aires hacia el Interior. Desde
allí, se asistió a la configuración de “una coalición de fuerzas provinciales
cuyo eje se localizaba en Córdoba y Tucumán que desplazarían a los
políticos porteños-litoraleños en la tarea de construir el Estado Nacional”
(Carbonari, 2009:12). Así, y como lo señala Ossana (2000):
...una renovada vocación de las oligarquías del Interior vendrían a
participar privilegiadamente en los beneficios económicos de la Pampa
Húmeda mediante la instrumentación de un poder central ahora a
su merced. Ello a partir del eje cordobés-tucumano [...] que configuró
un sistema político simultáneamente conservador y liberal. Por ello
dicho régimen reclutó el grueso de su dirigencia en más provincias del
Interior, desplazando incluso a los elencos históricos de Buenos Aires
y el Litoral (Carbonari, 2009:12).
El desempeño del coronel Espinosa como jefe político puede
considerarse una estrategia política similar a la utilizada por Roca y
Avellaneda, aunque con menos éxito, pues, como señala Daghero (2010),
ellos
...vieron en la Frontera Sur (década de 1870) interesantes posibilidades
de acción: político-militar por un lado y económica por otro. Un vasto
espacio susceptible de ser conquistado política y coercitivamente, se
proyectaba desde la Comandancia de Río Cuarto.
Asimismo, como parte de la reforma constitucional de la carta
provincial, de 1870, se reestructura el régimen municipal, estableciéndose
que “las municipalidades se compondrían de dos concejos: el uno será
comunal deliberativo y el otro comunal ejecutor” (Barrionuevo Imposti,
1988:187). El concejo ejecutor se componía de tres comisionados: de
hacienda, obras públicas e irrigaciones y seguridad e higiene. Bajo la
141
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
presidencia comunal de Alejandro Roca (1880), el comisionado de
hacienda es ocupado por Manuel A. Espinosa2.
Respecto de las municipalidades, el criterio jurídico de la época
subraya su carácter eminentemente administrativo. Así, “la acción de las
municipalidades que es directa y exclusiva en los ramos de la instrucción
primaria, beneficencia y caridad, policía, salud, higiene pública y obras
de infraestructura” (Basconzuelo, 2007:110). A esta enumeración de
funciones debe agregarse, según la documentación relevada, la de vender
y otorgar en posesión los sitios a los nuevos compradores en la Villa, previo
estudio del agrimensor municipal. Así, en octubre de 1880, Espinosa
firma la venta y posesión a “D. José Musnier de esta vecindad, un terreno
municipal ubicado a las nueve cuadras al oeste de la plaza principal
de esta ciudad, sacado a licitación pública por propuestas cerradas”
(AHMRC, 1880, f. 334). Así también, las obras de infraestructura pasaban
por sus manos.
Asimismo, la recaudación impositiva también estaba a su cargo.
Esto lo revela un proyecto de ordenanza que presenta el concejo ejecutor
el 19 de marzo de 1880, que establece que desde abril “no podrán
realizarse bailes públicos o de negocio, dentro del perímetro de la ciudad
sin haberse munido previamente de una licencia del concejo municipal
ejecutor” (AHMRC, 1880).
Por otro lado, la gestión de Espinosa al frente del concejo ejecutor,
según las fuentes existentes en el AHMRC, abundó en relaciones con los
establecimientos educativos de la ciudad y región, no sólo en materia de
infraestructura y materiales, sino que tenía a su cargo el nombramiento
de preceptores en los colegios.
La secesión
En 1886, el PAN se resquebrajaba en dos líneas irreconciliables,
lideradas por los concuñados, y otrora aliados, Julio Argentino Roca y
Miguel Juárez Celman. Este conflicto se traduce con mayor presencia
en la provincia de Córdoba, donde las elecciones de 1886 dejaron ver
con suma crudeza el nivel de enfrentamiento existente. La sucesión
provincial fue escenario de grandes disputas, ya que el gobernador
Gregorio Gavier (1883-1886) pretendía que lo sucediera su jefe de policía,
Marcos N. Juárez, hermano de Miguel Juárez Celman, “pero el presidente
2
Barrionuevo Imposti señala que en 1880, Espinosa ocupa, por una parte, la jefatura política del
departamento, al tiempo que compone el concejo ejecutor de la municipalidad de la Villa. Según la
documentación relevada en el Archivo Histórico Municipal de Río Cuarto (en adelante AHMRC), se
puede establecer que el tucumano ocupa la jefatura en el mes de septiembre, que es cuando se produce
la rebelión de Tejedor en la que él participa en esa calidad durante la represión. Asimismo, en los
meses que van de enero a agosto, y en el mes de octubre es mencionado en las fuentes como presidente
del concejo ejecutor, mientras que en su ausencia septembrina, e incluso en un documento de agosto,
ese cargo es ejercido por Nemesio Molina, quien, en Barrionuevo Imposti, figura como miembro del
concejo deliberativo.
142
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Roca impidió esta designación e hizo que el candidato a gobernador fuera
Ambrosio Olmos, hacendado del sur de la provincia. Esta designación
no agradó a ninguno de los hermanos Juárez” (Melo, 1950:114). De
todas formas, lograron imponer en la vicegobernación a un hombre de su
círculo, José Echenique.
Durante su gestión a la cabeza de la presidencia de la república
desde 1886, Juárez Celman se separó del influjo de su concuñado y su
gobierno se conoció, historiográficamente, como “el Unicato”, debido a
que rompe todo tipo de vínculo con quienes lo habían colocado en el
poder. Desde ese lugar, comienza a agitar en la legislatura cordobesa,
de mayoría juarista, un movimiento en contra de Olmos, y a favor de su
hermano, logrando que aquel sea destituido de su cargo de gobernador el
14 de abril de1888.
En este marco, se puede vislumbrar un movimiento estratégico que,
desde Río Cuarto, pese a que ocupaba una banca en la cámara de diputados
de la Nación, Manuel Espinosa realiza, para apuntalar su capital político.
Luego de la destitución de Olmos y, según se ha interpretado, en clara
definición de pertenencia y apoyo a la facción roquista del PAN, según
señala Sugasti (1977:35):
...vecinos caracterizados de aquella época, el diputado nacional,
fundador de su estancia “El cristiano”, don Manuel A. Espinosa, don
Enrique Cook3, y otros, empezaron su propaganda en los periódicos
locales, especialmente La Voz de Río Cuarto, sobre la necesidad de
formar la provincia de Río Cuarto, independizándose de la de Córdoba.
De todos modos,
...antes de que tal propaganda tomara vuelo, por ley del 14 de
julio de 1888, el gobierno central halló conveniente subdividir este
departamento en tres, con la denominación de Juárez Celman (13.450
km) y General Roca (14.133 km) dejando para Río Cuarto 18.687 km
(Sugasti, 1977:35).
La compra de las tierras al sur del río Quinto
En el último cuarto del siglo XIX, la República Argentina ingresa
en el mercado mundial como productora de materias primas. En esta
etapa, se convierte en la primera exportadora de productos primarios,
principalmente carnes y granos. Sin embargo, las cada vez mayores
exigencias del mercado internacional hacen notar la necesidad de
expandirse en la vasta llanura que se extendía al sur del joven EstadoNación. En este marco, la comandancia de frontera de Río Cuarto cumple
un papel de notable relevancia, puesto que se constituye en puerta de
entrada al dominio indígena.
3
Gran hacendado ganadero y primitivo poblador del departamento General Roca. Propietario y fundador
del pueblo que lleva su nombre en estación Del Campillo (hoy la localidad de Del Campillo), juez de
paz de la pedanía Necochea. Instalado en la región en julio de 1881 (Curchod, 1910).
143
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La línea defensiva instalada a fines del siglo XVIII no reconocería
grandes movimientos hasta 1869, cuando se produce el avance del río
Cuarto al Quinto, aunque la ocupación seguía siendo precaria y persistía
el “peligro” de las incursiones indianas. Sin embargo, las exigencias
de la nueva estructura económica en construcción, que implicaban la
necesidad de tierras para la producción agropecuaria, incitó a tomar la
iniciativa de expansión.
De este modo, la frontera del río Cuarto asume una eminencia
de orden económico y, a partir de ella, de orden político: la posesión
de tierras, inicialmente, más que como fuente económica, es símbolo
de prestigio. En 1879, Julio Argentino Roca lleva adelante la llamada
“Conquista del desierto”. Con ella, procede a la incorporación definitiva
de las tierras del sur al dominio del Estado nacional. En este punto
es que debe considerarse el valor político de la situación de frontera,
puesto que desde allí, con la batalla de Santa Rosa, la organización
de la campaña de Avellaneda y la campaña punitiva de 1879, Roca se
catapulta políticamente a la escena nacional4. En este marco, el de la
frontera en expansión que alcanza visión nacional, es en el que actúa
Manuel Espinosa.
Sus intereses económicos estarán puestos más al sur, en esa
vasta llanura que se abre a la colonización recién en 1880, y cuyo
proceso de ocupación será lento y discontinuo. Los estudios de historia
económica y fundamentalmente en lo que respecta al mercado de
tierras del departamento Roca (desprendido del de Río Cuarto en
1888) son muy escasos. Recientemente, Elizalde Romano (2010)
realiza, inicialmente, un recorrido historiográfico procediendo a la
numeración de las diversas disposiciones legales que se sucedieron
en la provincia de Córdoba en la segunda mitad del siglo XIX que
posibilitan comprender cómo se dio el traspaso de la tierra a manos
privadas y la conformación de las cinco pedanías: El Cuero, Italó,
Jagüeles, Necochea y Sarmiento.
Luego, focaliza su análisis en un caso particular, atendiendo al
derrotero de sucesiones y traspaso en la pedanía de Italó, próxima
a la actual localidad de Buchardo, al este del departamento Roca.
También Poggetti y Clérici (2008) presentan un listado de los primeros
compradores de tierras en la zona de la actual localidad de Jovita
(también pedanía Italó), en el departamento de referencia, ubicada más
al noroeste. Si bien estos trabajos se constituyen en un antecedente de
relevancia, por la ubicación geográfica, difiere del caso objeto de esta
investigación que se localiza próximo a la localidad de Villa Huidobro,
capital del departamento General Roca, ubicado en el extremo suroeste
(pedanía Jagüeles).
4
Para más datos del paso de Roca por Río Cuarto ver: Daghero (2008).
144
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Pedanías del departamento General Roca
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Departamento_General_Roca_(C%C3%B3rdoba)
En diferentes estudios consultados sobre la ocupación de tierras al
sur de la provincia de Córdoba (Ferrero, 1978; Lobos y Vera de Flachs,
1976; Arcondo, 1996), se sostiene que los beneficiarios de la privatización
de la tierra pública fueron fundamentalmente porteños. Arcondo (1996)
expone que los principales compradores eran porteños y bonaerenses (en
menor medida santafesinos), representantes de las clases dominantes.
Algunos estudios empíricos confirman esta generalización.
Sin embargo, se pueden observar, en los casos de los hermanos
Roca, de Nicolás Avellaneda (ver Daghero, 2010), de Ambrosio Olmos, de
Wenceslao Tejerina5, así como el de Espinosa, que constituían un grupo
del interior que orienta sus inversiones a la región.
Estos aportes permiten reconocer que el acceso a la tierra significó
para algunos sujetos del interior no sólo una oportunidad de mantener
prestigio a través de la compra de tierras y sumarse a la nueva estructura
económica, sino también fue en beneficios, mejora y enriquecimiento de
su capital político6. Así, durante la “década decisiva”, son varios los casos
de sujetos del interior (Tucumán, Córdoba) que se trasladan a Río Cuarto
y adquieren tierras en la región.
5
Ambrosio Olmos adquiere en 1873 la estancia “El Durazno”. Wenceslao Tejerina funda, en la misma
década, el establecimiento ganadero “Santa Flora” y “Ermilia”. En 1874, compró por “remate público”,
el campo de “Las Terneras”, ubicadas en el camino entre La Carlota y Río Cuarto. Su hermano Alejandro
Roca, compró la estancia de “La Igualdad”, en La Esquina, cruce de caminos entre Corral de Barrancas
(actual General Baigorria), El Tambo y Achiras. Por mencionar sólo algunos casos (Carbonari, 2009:15).
6 Se toma a partir de la noción de capital simbólico de Pierre Bourdieu. Una forma de capital especial es el capital
simbólico o “prestigio”, comprendiendo bienes simbólicos como la credulidad que títulos escolares y académicos
aporten a su propietario, la pertenencia a un grupo social que da fama a un individuo, tal como honor, buena
reputación, respeto y reconocimiento por los otros (Bourdieu, 1979:331; Schwingel, 1995:86). Para la adquisición
de estos bienes basados en modelos de percepción y criterios comunes (Bourdieu, 1994:187) se necesitan las otras
tres formas de capital: capital simbólico que es la credulidad y autoridad que se atribuye a un actor gracias a su
capital económico, cultural y social y a las oportunidades resultantes de imponer sus puntos de vista y sus valores
como exclusivamente válidos (Bourdieu, 1997b:128), es decir, su poder social (Meichsner, 2007).
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En la provincia de Córdoba, la ocupación de las tierras por parte
del Estado había sido sumamente precaria hasta 1879; a partir de allí,
las tierras fronterizas de dicha provincia fueron incorporadas al proceso
productivo ganadero (Gutiérrez de Grimaux, 1996). La venta de tierras
fiscales había significado una entrada a la renta pública por medio de
remates, fundamentalmente en la década del setenta en Córdoba y,
posteriormente, en Buenos Aires. Por ello, se sostiene que los principales
beneficiarios de este proceso habían sido, casi siempre, acaudalados
porteños que compraban barato con fines de invertir su dinero y,
circunstancialmente, algún ciudadano pudiente de Córdoba (Riquelme
de Lobos y Vera de Flachs, 1976:2).
Ello se entiende así porque, por medio de la ley provincial nº 772
del 17 de octubre de 1878, las cámaras de diputados y senadores de la
provincia de Córdoba autorizaron:
...Al Poder Ejecutivo ceder al Excelentísimo Gobierno de la Nación a
los efectos de la Ley Nacional de 7 del corriente (octubre de 1878)
el valor que produzca la venta de los terrenos comprendidos entre
el río Quinto y la línea que por la mencionada ley se reconoce como
límite sud de la provincia sin que dicha sesión afecte la jurisdicción
provincial (Núñez, 1980:7).
Entonces,
...la provincia cede dichas tierras para que el Estado central las
fraccione y venda, obteniendo así los recursos monetarios para financiar
la campaña. Es decir, se cedió valor y no jurisdicción, con un objetivo
netamente financiador y no productivo (Clerici y Poggetti, 2008).
Luego de dos reclamos efectuados por la provincia (1880-1881) para
que el Estado Nacional les restituyera las tierras no vendidas, el poder
ejecutivo nacional atendió la demanda. Por medio de la ley Nº 1103, devolvió
a la provincia trescientas leguas cuadradas que serían entregadas como
forma de pago a la empresa de Esteban Dumesnil, encarga de realizar las
obras de gas y agua corriente en la ciudad capital de la provincia.
El seguimiento de algunos trabajos empíricos realizados, como los
mencionados de Elizalde Romano y de Poggeti y Clerici (pedanía Italó),
permiten apreciar esta porteñización7 de la ocupación del suelo al sur del
río Quinto, pero difiere del caso en particular (pedanía Los Jagüeles).
La estancia “El Cristiano” de Manuel Espinosa
En el Archivo Histórico Provincial de Córdoba se ha encontrado el acta
notarial por la que Espinosa confiere a su apoderado el poder para firmar la
7
Refiriéndose a las ventas efectuadas en 1880, Ferrero plantea que “...fueron pasando a poder de un
puñado de terratenientes porteños y bonaerenses todas las tierras situadas entre el río Quinto y el
límite con La Pampa, es decir, el departamento General Roca íntegro, [...] y se produjo la adquisición
monopólica de toda esta zona por parte de Torquinst, Udaondo, Santamarina, Cobo, Martínez de Hoz,
Chas, Rocha, Rosa, Guerrero, Duggan, Muñíz Barreto y unas pocas familias más de la aristocracia
bonaerense” (Ferrero, 1978).
146
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
escritura de compra de las tierras. Este documento data del 12 de julio de
1887 y, en él, Espinosa figura como vecino de la ciudad de Córdoba. Pese a
ello, consigna que posee en ese momento “residencia accidental en la capital
de la república”. El vendedor de las tierras es Don Vicente S. Casarex, y consta
...de un terreno de campo situado al sud del río Quinto en la jurisdicción
de esta provincia compuesto de una superficie de diez y ocho leguas
kilométricas cuadradas. Por el precio de noventa y ocho mil ciento
ochenta y un pesos con ochenta y un centavos (AHPC, 1887, L. 2, f. 955).
Como sostiene Beatriz Inés Moreyra (1996:1), se puede establecer que
la ocupación de la tierra no fue un proceso uniforme, unicausal y lineal,
sino, por el contrario, complejo, interconectado y desparejo, otorgando a
cada espacio una especificidad característica. Ello permite entender las
diferencias de ocupación entre las fracciones de tierras que constituyeron
las pedanías del departamento Roca y la diferencia del proceso de compraventa entre 1870 y 1880 luego del corrimiento fronterizo del río Cuarto al
Quinto y posterior ocupación y dominio definitivo por parte del Estado.
Ello explica la incorporación tardía de Manuel A. Espinosa en
comparación con sus comprovincianos al mercado de tierras, puesto que
lo hace en la década de 1880, en tierras incorporadas en la última fase
de avance sobre la frontera.
La estancia El Cristiano en parte del mapa catastral 1912
Fuente: Plano catastral del departamento General Roca Nº 5. Departamento topográfico, sección Registro
Gráfico. Dibujante: Miguel M. García. Puesto al día en Diciembre de 1912. Catastro de la Provincia de
Córdoba.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La proyección nacional: Diputado Nacional (1886-1892)
Manuel Espinosa fue diputado nacional en dos ocasiones; en la
primera de ellas suplanta a Ramón J. Cárcano en el año 1886 y hasta
1888. En este último año resulta electo diputado nacional por Córdoba
para el período 1888-1892.
Desde la perspectiva de Basconzuelo, el ocupar este cargo se encuentra
en estrecha relación con su accionar como jefe político. Puesto que ellos
no sólo provenían, en su totalidad, de los sectores económicamente
dinámicos de la sociedad, sino que
Tal secuencia nos advierte asimismo de otras constantes no menos
relevantes: un pasaje previo por otras instituciones, en casi todos los
casos por la municipalidad y la justicia, [...] y hasta alcance de una
representación senatorial (Alejandro Roca y Wenceslao Tejerina) y una
diputación nacional (Manuel Espinosa) (Basconzuelo, 2007:114).
Así, el pasaje por aquellas instancias político-administrativas, locales
y regionales de menor envergadura, se concibe como una estrategia de
la élite local a través de “el compromiso con entidades que reproducen
el control de espacios de poder” (Basconzuelo, 2007:114). Estrategia a la
que el sujeto en estudio hecha mano.
Respecto de su desempeño en la función, se puede observar que
en el año 1886, en que asume por primera vez su banca, presenta un
proyecto de ley, autorizando al Poder Ejecutivo Nacional “Para adquirir
una casa en la localidad de Río Cuarto, provincia de Córdoba, para la
instalación de una oficina de correos y telégrafos” (AHCDN, 1886, exp.
00050, c. C00030).
Por otro lado, cabe señalar que presenta en 1889 un proyecto
autorizando al Poder Ejecutivo Nacional para concurrir con cincuenta
mil pesos “a los gastos que origine la construcción de una canal desde
Córdoba a Rosario de Santa Fe” (AHCDN, 1889, exp. 00032, c. C00037).
Este megaproyecto de infraestructura se da en el momento en que la
obra pública, máxime si era de grandes proporciones, era considerada un
factor “modernizador” de la sociedad.
Es significativo resaltar que, en el mismo año, presenta un “proyecto
sobre construcción de un puente en el río Quinto, provincia de Córdoba”
(AHCDN, 1889, exp. 00004, c. C00036). Si bien constituye una obra
necesaria para el momento, puesto que desde principios de la década de
1880 arriban los primeros compradores de tierra y pobladores a la región
comprendida entre el mencionado río y el actual límite con la provincia
de La Pampa, el mismo Espinosa había adquirido dos años atrás (1887)
sus tierras en aquella región y dicho puente era necesario para asegurar
la comunicación y el acceso.
No se ha encontrado hasta el momento nada que indique cuál fue
su actitud ante la caída del presidente Juárez Celman en 1890. Ese año,
el diputado Espinosa no presenta ningún proyecto, solamente se halla
148
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
la solicitud de ocho días de licencia (AHCDN, exp. 00074, c. C00040).
En este punto, cabe mencionar que, si bien la suposición primaria es
que pertenecía a la facción roquista del PAN, se desconoce cuál fue su
postura ante la fractura juarista, ya que la elección para su segundo
mandato se da con este tendencia ya consolidada en Córdoba.
La imposibilidad momentánea de acceder a los proyectos de ley y
la documentación que de la actividad del diputado Espinosa existe en el
reservorio de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación, impide un
análisis documental que, tal vez, permitiera resolver aquel interrogante.
Sin embargo, se ha podido acceder a los rótulos de dos documentos
de 1891, que puedan arrojar cierta luz sobre el asunto. El primero se
trata de un proyecto de minuta de comunicación al Poder Ejecutivo, por
defraudaciones al fisco.
El segundo es un proyecto de minuta al Poder Ejecutivo Nacional
(en manos del vicepresidente a cargo Carlos Pellegrini), “requiriendo el
esclarecimiento de los cargos hechos al ex presidente de la República
Argentina, Miguel Juárez Celman y al ex ministro del interior Eduardo
Wilde” (AHCDN, exp. 00026, c. C00041).
Si lo anteriormente mencionado se interpreta como un cambio de
postura de Espinosa en el concierto de las facciones del PAN y como
nuevo partícipe del círculo derrotado de 1890, ello vendría a explicar
por qué, luego de terminado su mandato en 1892, desaparece de la vida
pública. No se ha hallado explicación alguna que ayude a elucidar por
qué un sujeto que había puesto en juego todas las estrategias comunes
en la época para la construcción de su poder político, y había realizado
todo el cursus honorum adecuado, según los cánones de la época, que
podría haber continuado en ascenso, siendo una persona joven (contaba
con cuarenta años), abandona todo y se retira.
En ese momento es donde, se presume, que se habría establecido
definitivamente en la estancia “El Cristiano”, de su propiedad, que linda
al norte con la actual localidad de Villa Huidobro. En ese lugar falleció, el
28 de julio año 1904, asesinado en la tranquera de acceso a su estancia.
Según relatos orales, habría sido a manos de uno de sus peones, puesto
que habría tenido en los sótanos elementos de tortura que usaba en ellos.
Así, el libro de Repetto y Picco (1974:53) presenta una fotografía en cuyo
epígrafe plantean que se trata de “un tronco de caldén, escrito en relieve
a punta de cuchillo que recuerda la memoria del teniente coronel Manuel
A. Espinosa (1852-1904) al pie del mismo se puede observar parte del
cepo, elemento de tortura muy usado en esa época”.
Consideraciones finales
En la segunda mitad del siglo XIX, la región del Río Cuarto brindaba
enormes oportunidades a los nuevos grupos oligárquicos del interior que
149
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
buscaban consolidar una posición, o bien eran herederos de tradiciones
familiares con abolengo, pero en decadencia. Así, la importancia fronteriza
de la ciudad, y los beneficios de la incorporación de amplios márgenes de
tierra desde fines de la década de 1860, fueron factores fundamentales
para lograr aquel objetivo.
En ese marco, los sujetos del interior, sobre todo tucumanos, irán
orientando su accionar hacia y desde la Villa. De igual manera lo hacen
los nuevos grupos de élite de la misma provincia de Córdoba que, desde
cargos administrativos a nivel local y regional, irán escalando posiciones
hasta ubicarse en los más altos escalafones de la jerarquía estatal.
Esos sujetos ponen en marcha una serie de estrategias políticas,
familiares, amistosas, para lograr el objetivo de, en algunos, casos
posicionarse y, en otros, reposicionarse en la escena política. Para el
ingreso a la nueva estructura política y económica, ya no bastaba sólo con
el apellido, sino que era necesario establecer una serie de lazos, producto
también de la organización del Estado, orientada por una nueva clase
dirigente.
La vida de Manuel A. Espinosa y su trayectoria política permiten
elucidar esas características y estrategias que los sujetos ponían en
práctica. Inicialmente, su ascendencia familiar, ligada no sólo a la
gobernación del Tucumán en el fin de la era rosista sino a la estructura
social de la colonia, con hondas raíces en las sectores encumbrados de
esa sociedad, hablan de un sujeto con abolengo que, durante el rosismo,
por ser unitarios, va perdiéndose. Asimismo, es importante resaltar la
existencia de lazos entre su padre (Manuel Alejandro Espinosa) y el padre
de Julio Argentino Roca (Juan Segundo), que serán un factor importante
en la construcción de su poder.
Si bien se desconoce cuándo recaló en la provincia de Córdoba,
cabe resaltar su casamiento con la hija de un sujeto de gran relevancia
política en la ciudad capital homónima de esa provincia, como lo era el
Dr. Clemente José Villada, activo partícipe del gobierno de la misma.
La jefatura política departamental es, a la vez que una estrategia,
un signo de las positivas relaciones que Espinosa venía gestando. Así,
es una estrategia en tanto que constituye un puesto político que sirve de
“catapulta” para ascender en la administración y la política. Por otro lado,
al constituir un puesto si no por designación al menos por recomendación
del gobernador, cabe suponer que quienes lo ocupaban eran personas de
la confianza directa de la administración provincial.
Asimismo, el hecho de ocupar la presidencia del órgano colegiado
ejecutor del municipio de la Villa de la Concepción del Río Cuarto, es
una estrategia en igual sentido, a la vez que hace referencia a su holgada
y encumbrada situación socio-económica, aunque se desconocen las
circunstancias en que logra ocupar tal puesto.
150
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El episodio secesionista del departamento Río Cuarto, encabezado por
Espinosa, se interpreta como una de las grandes estrategias que el sujeto
pone en práctica para consolidar su poder político, que ya estaba dirigido
a la Nación, pero que, tal vez, pretendía reorientarse hacia la provincia
a fin de hacerse su lugar, o constituir uno nuevo, en la administración
provincial.
En el caso particular de este sujeto, la compra de las tierras es
posterior a sus logros políticos. Así, no coincide con la mayoría de estas
nuevas élites que lo usan como mecanismo de ascenso, sino que lo hace
en sentido contrario, e incluso podría interpretarse que lo hace con fines
meramente especulativos (aunque finalmente reside en ellas y las pone
en producción) y a fin de dejar consolidada definitivamente su posición
social, económica y política.
En su cargo de diputado se puede observar a un sujeto que
permanentemente gesta políticas y proyectos orientados a la ciudad de
Río Cuarto y la región, aunque también en clara persecución de intereses
personales. La diputación nacional constituye, en Manuel A. Espinosa, el
escalafón más alto en su ascenso político, puesto que luego de ocupar ese
cargo desaparece de la escena pública sin aparente explicación. Pues bien,
queda el campo abierto a indagar acerca de su postura ante los hechos de
1890 que, posiblemente, hayan determinado su destino político.
Fuentes
AHPC. 1883 Don Manuel Espinosa confiere autorización a su esposa doña
Manuela Villada. Protocolo de la escribanía de hacienda. Escribano
Secundino del Signo. Libro 1, Folio 151.
AHPC. 1887. Protocolo de la escribanía de hacienda. Escribano Secundino
del Signo. Libro 2, Folio 955. Don Manuel A Espinosa da poder a Don
Abraham Martínez Maldonado para compra de tierra.
AHMRC. Departamento Ejecutivo. Año 1880. Folio 334.
AHMRC. Departamento Ejecutivo. Año 1880. Folio 244.
AHMRC. Departamento Ejecutivo. Año 1880. Nota de Marzo 19.
AHMRC. Departamento Ejecutivo. Año 1880. Nota al Señor Presidente
del Concejo Municipal Ejecutor del Río Cuarto. D. Manuel Espinosa.
Achiras, 10 de mayo.
AHMRC. Departamento Ejecutivo. Año 1880. Nota al Señor Don Manuel
A. Espinosa, presidente del Concejo Ejecutor Municipal de Río Cuarto.
Mayo 18.
AHMRC. Departamento Ejecutivo. Año 1880. Nota al Sr. Presidente del
Concejo Ejecutor de la Municipalidad de Río Cuarto. Ciudadano D.
Manuel Espinosa. Reducción, marzo 25.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
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Expediente 00040, caja C00030. 1886.
Expediente 00050, caja C00030. 1886.
Expediente 00083, caja 38. 1887.
Expediente 00084, caja 38. 1887.
Expediente 00088, caja C00033. 1888.
Expediente 00004, caja C00036. 1889
Expediente 00032, caja C00037. 1889.
Expediente 00020, caja C00041. 1891.
Expediente 00026, caja C00041. 1891.
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Bloque 3
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
“Y ahora… ¿a dónde nos vamos?” Fronteras
productivas en expansión y redefinición de
las relaciones de poder en los bordes del
espacio pampeano (2000-2010)
María Eugenia Comerci
[email protected]
Resumen
En los últimos diez años (2000-2010), ante la revalorización de los espacios
peripampeanos como el centro-oeste de La Pampa, las unidades domésticas
campesinas con tenencia precaria de la tierra están reconfigurando sus
estrategias de reproducción social y de organización colectiva. Nuevos
agentes locales y extralocales con lógicas territoriales de tipo empresarial
y acceso a la propiedad privada de la tierra están alterando los modos de
vida y la cotidianidad de los grupos. La revalorización del centro-oeste de La
Pampa es una consecuencia de una serie de cambios que se originaron en
la región pampeana ante la consolidación del proceso de agriculturización.
El avance del modelo pampeano hacia espacios que presentaban un menor
desarrollo de las relaciones de producción capitalistas generó una pérdida
de control de los recursos naturales con la consecuente menor autonomía
en la toma de decisiones de los sectores campesinos, redefiniendo las
relaciones de poder intergrupales y con agentes extralocales. La expansión
de la frontera agrícola supuso la relocalización del ganado vacuno en
espacios antes considerados “marginales” donde predomina la producción
caprina en “campo abierto”. En este contexto, el propósito de esta ponencia
es interpretar el impacto socioterritorial, desde los planos materiales y
simbólicos, que está generando la expansión de la frontera productiva
(agropecuaria y petrolera) en espacios que se encuentran en los bordes
de la región pampeana, como el centro-oeste de La Pampa con estudios
de caso. Desde el abordaje interpretativo que ofrecen las metodologías
cualitativas, proponemos analizar cómo estos procesos de expansión de
la frontera productiva alteran y redefinen el campo social, la construcción
social del espacio y las relaciones de poder.
Presentación
La expansión de la frontera agropecuaria en Argentina está
reconfigurando las territorialidades preexistentes y redefiniendo las
relaciones de poder en el campo social agrario. Partimos del supuesto de
156
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
que “el espacio es la materialización de la existencia humana” (Lefebvre,
1974:118), por lo tanto, expresa materialidades e inmaterialidades
que reproducen estas desigualdades o las cuestionan. Ninguna clase
social se desarrolla en el territorio de la otra porque produce relaciones
sociales totalmente distintas (Fernandes Mançano, 2009), de allí que
las territorialidades son diversas. El ocultamiento de los distintos
tipos de territorios que coexisten en la complejidad espacial, anula la
multi-escalaridad y el término pasa a ser una herramienta conceptual
funcional a atender los intereses de ciertas instituciones. Por lo tanto, y
como señala Sack (1986), debemos comprender que la construcción de
territorios supone materializar determinadas relaciones de poder y, por
ende, es imposible comprenderlos sin concebir las relaciones de fuerza
que condicionan la soberanía de esos espacios, cualquiera sea la escala
que se use. De este modo, concebimos al territorio como un espacio
dominado, controlado y apropiado por un grupo que ejerce poder en
determinado lugar (Comerci, 2011). Cuando estos lugares y recursos se
encuentran valorizados por grupos con diferentes intereses y se disputan
la organización espacial, esas formas de producción territorializadas
entran en tensión.
Consideramos, desde perspectivas de la Geografía Crítica, que las
luchas sociales son inherentes al territorio porque éste es el producto
concreto de las confrontaciones sociales en el proceso de producción de
su existencia (Oliveira, 2002). Por lo tanto, los conflictos por la tierra son
una expresión más de los territorios en disputa que expresan relaciones
de poder entre las grandes empresas agro-ganaderas-forestales y los
poseedores, productores familiares, puesteros, campesinos. Por muchos
años éstos últimos han desarrollado estrategias de reproducción social en
las que se combina un determinado uso y control del espacio, particulares
formas de sociabilidad, diversificación de las fuentes de ingreso y una
producción destinada al autoconsumo y para los mercados localesregionales, complementada con el trabajo extrapredial. Sin embargo, ante
la expansión de la frontera agropecuaria, esas prácticas corren riego de
no garantizase por las dificultades que poseen los sectores campesinos
para acceder a los recursos naturales, dando origen a innumerables
conflictos.
Como en muchos espacios de la Argentina peri y extra-pampeana,
en el oeste de la provincia de La Pampa, el avance de las relaciones de
producción capitalistas y sus lógicas territoriales en los últimos diez
años se manifiestan en el acceso a la propiedad de la tierra por parte de
empresarios y en el posterior cercamiento de los campos, desarticulando
el manejo preexistente de los recursos realizados por campesinos. De este
modo, buscamos interpretar el impacto socio-territorial de la expansión
de la frontera productiva en un espacio peri-pampeano (como el centro-
157
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
oeste de La Pampa) y analizar cómo está impactando el corrimiento de
la frontera productiva y la llegada de nuevos sujetos en las relaciones de
poder sobre familias campesinas del paraje Chos Malal.
Mediante la triangulación de fuentes, proponemos analizar cómo
estos procesos alteran y redefinen las territorialidades campesinas en
el centro-oeste de La Pampa. Consideramos estratégica la instancia de
desarrollo del trabajo de campo, no sólo como un fenómeno empírico
fundamental creador de nuevas fuentes sino porque también posibilita
el acceso a la voz del sujeto. En este contexto, en el trabajo utilizamos
distintos materiales empíricos1 en los que se combinaron el análisis de
estadísticas con entrevistas en profundidad e interpretación de diversas
fuentes. Se analizaron documentos audiovisuales, publicaciones
académicas, informes técnicos, eclesiásticos, fotografías e información
primaria recopilada durante el trabajo de campo realizado en la unidad
de estudio entre los años 2002 y 2010. Además de contar con encuestas
de la totalidad de los grupos domésticos, realizamos treinta y ocho
entrevistas en profundidad a campesinos/as e informantes del extremo
oeste de La Pampa definidas en base a un muestreo teórico.
A continuación, analizamos desde qué discursos se estudia la
expansión de frontera productiva y cómo afecta dicha expansión, desde
los puntos de vista ambiental y social, en los “espacios de borde” no
pampeanos. Luego, abordamos los rasgos del proceso de expansión de
la frontera productiva en el centro-oeste de la provincia de La Pampa.
Finalmente, reflexionamos en torno a cómo impacta la valoración y el
nuevo control del espacio en la territorialidad del paraje Chos Malal.
1. Enfoques en torno al avance de la frontera agropecuaria
Los estudios sobre la expansión de la frontera agropecuaria en
Argentina suelen ser abordados desde dos enfoques dicotómicos con
variantes perspectivas y matices internos. Por un lado, los enfoques
productivistas tienden a analizar la expansión de la frontera agropecuaria
como un proceso inevitable para logar una plena inserción en el mercado
mundial e incrementar la productividad y rentabilidad del sector
agroindustrial exportador mediante la producción de commodities.
De este modo, sostienen que requieren realizarse ajustes y respuestas
tecnológicas para reducir las externalidades negativas (asociadas con el
deterioro ambiental, o los desalojos de población originaria, entre otras
secuelas) que ocasiona dicha expansión.
Dentro de esta postura, aparecen dos discursos, uno tendiente a
miradas conservadoras liberales, que consideran necesaria la modernización
1
Cabe mencionar que para el desarrollo de la investigación contamos con distintas fuentes, análisis de
datos y conclusiones de mi tesis doctoral titulada: “Vivimos al margen”. Trayectorias campesinas,
territorialidades y estrategias en el oeste de La Pampa, defendida y aprobada en el año 2011, en la
Universidad Nacional de Quilmes.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
económica dejando actuar libremente al mercado, y otras perspectivas
utilizan discursos más tecnologizantes e institucionalistas, que plantean que
la incorporación de nueva tecnología puede minimizar los daños ambientales
y la generación de políticas públicas puede atenuar los impactos de la
expansión. Esta última perspectiva es recurrente en los análisis provenientes
desde instituciones públicas (en algunas estaciones experimentales del
INTA, especialmente de la región pampeana y en los gobiernos provinciales)
y planes del Estado (tales como el Plan Estratégico Agroalimentario).
En la vereda teórica opuesta, el corrimiento de la frontera agropecuaria
dentro del espacio pampeano y fuera de él es analizado críticamente desde
los enfoques ambientalistas, que centran su mirada en los efectos sociales,
ambientales, políticos y agroecológicos que produce la expansión. Dentro de
este enfoque, existen distintos matices: algunos ponen foco en los procesos
de deterioro ambiental y en la insostenibilidad del modelo productivo
dominante. En este marco, se analiza y cuantifica desde una perspectiva
ecológica la pérdida de suelo fértil, el desmonte en extensas áreas de la
Argentina, la reducción de biodiversidad, entre otros aspectos del conjunto
de bienes y servicios que ofrece el ecosistema. Esta mirada crítica es
desarrollada por Gallopín (2004), Pengue y Morello (2007), Roberto, Fraizer,
Gonzales y Adema (2009); Viglizzo y Jobbágy (2010), entre otros autores.
Otra línea de trabajos, más cercana a la agroecología, analiza
cómo el modelo productivo pampeano avanza sobre distintos espacios
extra-pampeanos, cambia el uso del suelo y repercute en la estructura
productiva del agro, en la soberanía alimentaria y en la diversidad social,
cultural y económica de las distintas regiones de la Argentina (algunos de
los autores que plantean está línea argumentativa son Van Dan, 2003;
Navarrete y otros, 2005, entre otros).
En otros estudios, la mirada se centra en las consecuencias
sociales y políticas del avance productivo sobre los pueblos originarios
y campesinos y sus territorialidades (Bendini y Tsakoumagkos, 2003;
Hocsman y Preda, 2005; Cáceres, Silvietti, Ferrer, Sotto y Bisio, 2009;
Domínguez, 2010; Slutky, 2010; Comerci, 2011, entre otros). De este
modo, se analizan las racionalidades, lógicas, pérdida de autonomía de
los productores, redefinición de las estrategias y conflictos en torno al uso
y apropiación de los recursos, así como también se analizan las posibles
acciones colectivas que se generan en forma de lucha y resistencia ante
la expansión de la frontera productiva. Desde estos enfoques críticos,
abordamos el avance del proceso de agriculturización sobre los espacios
peri-pampeanos y extra-pampeanos.
2. Bonanza productiva pampeana y transformación de las áreas de borde
Con la finalidad de reinvertir las utilidades brindadas por la
intensificación productiva y otras formas de concentración económica,
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
los productores pampeanos, consorcios y/o sociedades anónimas,
debieron optar entre intensificar su producción en la región pampeana
o comprar tierras baratas, marginales y habilitarlas para la agricultura,
mediante “desmontes” de sistemas boscosos sujetos a distintos niveles
de degradación. Esta segunda opción ha sido adoptada en forma tan
generalizada que una porción sustancial de la extraordinaria expansión
de la superficie sembrada con soja en Argentina desde 1996 hasta 2004
(de seis a catorce millones de hectáreas) se basó en la conversión de
bosques y sabanas (41%), así como en la conversión de pasturas y verdeos
(27%), como señalan Navarrete y otros (2005).
En un estudio técnico del INTA Anguil se evalúan, mediante una
serie de indicadores, las consecuencias ecológicas y ambientales de la
expansión agropecuaria en Argentina. Como señalan Viglizzo y Jobbáni
(2010), la frontera de cultivos no se ha desplazado parejamente en todas
las direcciones ni con la misma intensidad: existen frentes que avanzan,
frentes estacionarios, frentes que retroceden y otros de densidad
creciente. Los frentes de avance más activos se encuentran en el Chaco
y el NOA, mientras la mayor densidad de cultivo se localiza en la zona
núcleo pampeana en la pampa ondulada y en la pampa austral, mientras
que los frentes estacionarios y con retroceso se localizan en la pampa
deprimida o inundable. En el caso del nordeste de La Pampa, estaríamos
en presencia de un frente estacionario ante la irregularidad de lluvias
y riesgos de la cosecha. Solamente la pampa ondulada ha presentado
un aumento sostenido del área cultivada (especialmente de soja) desde
fines de la década del ‘70. Los técnicos sostienen que la expansión de los
cultivos de secano en Argentina ocurrió a expensas de tierras de bosques
y pastizales-pasturas (Viglizzo y Jobbágy, 2010).
Con relación a la densidad de ganado vacuno, sólo la región pampeana
redujo la participación en un 10%, mientras las restantes regiones (más
marginales) incrementaron la cantidad de cabezas variando desde un
13% en el NEA a un 16% en Patagonia. Los autores coinciden en afirmar
que las transformaciones en el uso del suelo dispararon cambios no
menos importantes como el impacto ecológico ocasionado por la rápida
simplificación del sistema de producción.
Además de las consecuencias negativas en el ecosistema, los procesos
de concentración productiva y gerencial generan efectos directos desde
el punto de vista socio-cultural, al promover el debilitamiento de las
comunidades rurales y la simplificación de la estructura social rural. Es
decir, se desequilibra y polariza la estructura social agraria a partir del
desplazamiento del estrato de productores medianos y pequeños2, base
de la clase media rural (Navarette y otros, 2005).
2
Los censos agropecuarios (CNA) de 1988 y 2002, muestran un descenso de 53.360 establecimientos
rurales para las provincias pampeanas que representan alrededor de un 30% del total de establecimientos
existentes en 1988.
160
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Este modelo agropecuario pampeano impregnó el conjunto de las
diversas actividades productivas agrarias en el resto del país, especialmente
en las provincias de Salta, Tucumán y Santiago del Estero, es decir, gran
parte del NOA y en la región chaqueña. El impacto de la pampeanización
en Salta, por ejemplo, con el avance de la soja –analizado por C. van Dam
(2003)– implicó nuevas significaciones sobre la tierra, la cual comenzó
a ser considerada por los empresarios como un bien fungible, de muy
bajo costo, que va siendo consumido en el proceso productivo. Desde el
punto de vista social, la población criolla o campesina formada pequeños
puesteros con ganado, sobreviven de los escasos ingresos provenientes
de una actividad ganadera en condiciones muy desfavorable para su
desarrollo de la venta de ese ganado, quesos, de chanchos, etc., y cuyos
miembros más jóvenes emigran hacia los centros urbanos.
En otros espacios, el progresivo avance de la agricultura de
oleaginosas y una creciente intensificación de la producción ganadera,
ligada a explotaciones empresariales, está modificando el perfil productivo,
con altos costos sociales. En este escenario, a medida que se acentúa el
cercamiento de los campos, se intensifican los cambios en el diseño y
manejo de la producción ganadera, así como en las relaciones sociales,
cada vez más conflictivas (Cáceres y otros, 2009).
Los conflictos de intereses en torno al uso de los recursos naturales y
a la organización del espacio, expresan distintas lógicas y racionalidades
en tensión, asociadas con el manejo de los recursos y con sentidos
construidos en torno al lugar, al modo de vida o a la tierra. Como señala
H. Lefebvre (1974), sólo en el espacio los conflictos entran en juego y se
materializan en contradicciones. A menudo, las relaciones de poder por
el control de un espacio son conflictivas, pues se enfrentan con diferentes
intereses, valores y lógicas territoriales. De este modo, el sentido que
se le atribuye a la tierra desde la perspectiva campesino-indígena es
comúnmente distinto del que le atribuye el sector empresarial. Mientras
para los primeros es el espacio de vida, fuente de trabajo y cultura, para
los empresarios la tierra de espacios “marginales”, por su bajo precio,
tiene una muy baja incidencia en los costos de producción, convirtiéndose
en un bien infinito. Estas formas de producción de territorios entran en
tensión y se yuxtaponen cuando espacios dominados por la territorialidad
campesina son revalorizados por el capital y se generan conflictos3.
A continuación, abordamos las particularidades de la expansión
productiva en la provincia de La Pampa, inserta en lo que hemos llamado
espacio “peri-pampeano”, en los bordes de la región dominante.
3
En el campo de conflictividades en torno a la disputa de los recursos y a la organización campesina,
Domínguez (2010), en el año 2007, registró en el país sesenta y seis conflictos ocurridos en diecisiete
provincias. De ellas, cuatro dan cuenta del 60% de los casos: Neuquén (15,4%), Río Negro (12,3%),
Salta (15,4%) y Santiago del Estero (16,9%).
161
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
3. Breve panorama de la expansión agropecuaria en La Pampa
Desde comienzos del siglo XX, en el espacio que comprende el
nordeste de la provincia, se ha concentrado la producción mixta agrícolaganadera. Siguiendo las tendencias nacionales, en el período 1992-2000,
la producción de oleaginosas presentó un incremento del 50% en el
sector con aptitud agrícola, siendo el girasol el cultivo más importante,
secundado por la soja. En este contexto, en los últimos años, se asiste a un
desplazamiento marcado de las actividades ganaderas, principalmente la
cría y recría de ganado, hacia el oeste de la provincia. Este sector, por sus
condiciones agroclimáticas, exhibe características de fragilidad que, ante
la presión expresada a través del aumento de la carga animal por encima
de la receptividad ganadera, atenta fuertemente contra la sustentabilidad
del recurso natural (Roberto, Fraizer, Gonzales y Adema, 2009).
En los últimos quince años, la expansión de la frontera agrícola,
generada principalmente por el buen nivel de los precios relativos de los
granos, sumado a un incremento en las precipitaciones y la aplicación
de mejores tecnologías en los sistemas de siembra, posibilitó, en zonas
semiáridas, la relocalización del ganado vacuno en espacios considerados
“marginales” (centro y oeste de la provincia) que presentan una mayor
vulnerabilidad agroecológica y socioeconómica. A pesar de la reducción
de la superficie ganadera en el sector con mayor aptitud agrícola, el stock
ganadero se ha incrementado. No sólo varió la cantidad de existencias
sino también la distribución de este tipo de ganado en el interior de
la jurisdicción provincial. De un total de un millón novecientas mil
cabezas en 1960, la producción se incrementó a tres millones setecientas
mil existencias en el año 2002, cifra que de acuerdo con el Registro
Provincial Agropecuario de 2007 superó los cuatro millones. Mientras
los departamentos que integran el este provincial han mantenido
relativamente constante la cantidad de ganado con una leve tendencia a
disminuir, pasando del 66% del total provincial al 63%, los departamentos
del centro mantuvieron la participación con un leve incremento del 1%.
Finalmente, los departamentos occidentales pasaron de participar con
un 4% al 6% entre el Censo Nacional Agropecuario en ese período. Si
bien en el conjunto provincial no es significativo este incremento, lo es
a escala regional, ya que de setenta y dos mil existencias de vacunos
–que pastoreaban el monte con otros tipos de ganado– la cifra alcanzó
los ciento siete mil en 1988, duplicando esa cantidad en el censo de
2002 con doscientas diecisiete mil cabezas de vacunos (véase gráfico
N° 1). Este proceso de relocalización del ganado se vincula con el avance
de la producción agrícola en el sector oriental –históricamente mixta– y
la revalorizarización de los espacios marginales para la cría y recría de
los bovinos en el centro y oeste de la provincia, compitiendo en el uso del
suelo tradicional en la zona: el ganado caprino.
162
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Gráfico N° 1: Existencias de ganado vacuno en el espacio occidental
Fuente: Elaboración propia, en base a datos del CNA de 1960, 1988 y 2002.
Los departamentos del oeste de La Pampa han incrementado la
participación de ganado vacuno en un 200% entre los censos de 1960 y
2002. Mientras en el primer período inter-censal (1960-1988) el crecimiento
fue de un 48%, en el segundo período el incremento de las existencias
de ganado vacuno superó el 100%, subiendo todos los departamentos su
participación. En el caso del departamento Chicalcó, donde se localiza el
caso de estudio, el paraje Chos Malal, se pasó de dieciséis mil cabezas en
1960 a sesenta y dos mil en el último censo. Las existencias de ganado
vacuno se triplicaron en el segundo período inter-censal. Paralelamente
al crecimiento de los vacunos, se incrementó la producción de ganado
caprino en los cinco departamentos oesteños, entre los CNA de 1988 y
2002, de modo que se intensificó el uso del monte.
Resta mencionar que la valorización del espacio occidental se
ha generado con el avance de la propiedad privada de productores
capitalizados y empresas sobre puesteros4. En la provincia de La Pampa,
la ocupación de la tierra ocupa el tercer lugar en cantidad de explotaciones
agropecuarias con límites definidos después de la mayoritaria propiedad
o sucesión indivisa y el arrendamiento. En la configuración de la tenencia
de la tierra interdepartamental, la mayor cantidad de explotaciones
con propiedad o sucesión indivisa y arrendamiento se concentra en las
jurisdicciones del este de La Pampa, mientras los departamentos centrooccidentales (Chadileo, Chicalcó, Puelén, Limay Mahuida y Curacó) son
4
Los “puesteros/ras” no responden al perfil empresarial de los productores del este, sino más bien a
crianceros-campesinos del sur mendocino o norte neuquino. En el oeste de La Pampa, el puestero/a
es un productor/a familiar que habita en el puesto, que reside y trabaja en su unidad productiva –el
puesto–, cualquier sea su relación jurídica con la tierra. Por lo general, no existen vínculos (salvo
contadas excepciones) con el titular registral. Asimismo, muchos productores que son propietarios de
sus tierras se definen como puesteros ya que habitan en el puesto, unidad de residencia y de trabajo del
grupo doméstico (Comerci, 2011).
163
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los que más explotaciones con ocupación tienen. Como consecuencia
del proceso de expansión de la frontera, numerosos conflictos se han
generado en estos departamentos entre los titulares registrales y los
productores poseedores, que han derivado en despojos de familias, en
actos de violencia directa con intervención del Estado provincial.
Con la revalorización del espacio occidental que hemos descripto,
la persistencia de tenencia precaria de la tierra vulnera especialmente
a grupos domésticos del paraje Chos Malal de los cuales más del 80%
carece de los títulos de propiedad privada.
4. Impactos materiales y simbólicos de expansión de la frontera en
Chos Malal
El uso compartido del monte y del espacio peri-doméstico en base
a acuerdos de palabra, posibilitó el desarrollo de la caza, recolección y
la cría de ganado sin conflictos entre los grupos del paraje Chos Malal.
Los pobladores de este sector del territorio provincial son descendientes
de pueblos originarios y criollos que se localizaron en aguadas naturales
luego de las campañas militares contra los indígenas de fines del siglo XIX.
A pesar de la venta de las tierras en los mercados de Londres y Buenos
Aires, los titulares registrales no valoraron la desértica tierra para realizar
asentamientos efectivos ni inversiones productivas. Asimismo, el Estado
nacional relegó su presencia en el agreste extremo oeste hasta avanzado
el siglo XX y sólo se hizo visible su accionar de control (e integración
subordinada) en algunos parajes, mediante la instalación de comisarías,
registros civiles y, eventualmente, escuelas.
Los grupos domésticos localizados en los manantiales y “campos
libres” con buenas pasturas fueron conformando el paisaje de “puestos”
dispersos, que compartían espacios de pastoreos comunes. La escasa
valoración de la zona para los empresarios posibilitó la reproducción
social de los campesinos mediante el desarrollo de distintas prácticas
de apropiación social del espacio, productivas, de socialización,
matrimoniales, de movilidad, de ayuda mutua y su relacionamiento con
mercachifles, misioneros salesianos y, esporádicamente, con estancieros,
que dieron origen a diferentes vínculos (Comerci, 2010).
Los cambios se aceleraron entre las décadas de 1970-1990,
cuando el Estado provincial comenzó a intervenir en la zona mediante
distintas políticas públicas y gradualmente se valorizó la región. La
llegada de agentes extralocales alteró las condiciones de vida de los
crianceros, las actividades productivas, los espacios de socialización
y las subjetividades. Asimismo, la mayor influencia de los medios de
comunicación, unida con el accionar de maestros, religiosos y técnicos,
generaron nuevas formas de pensar que fueron resignificadas por las
generaciones de jóvenes campesinps y produjeron tensiones inter-
164
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generacionales. Estos procesos se profundizaron en el período 19902010, cuando, junto con las nuevas racionalidades de los campesinos,
avanzaron el proceso de mercantilización y el accionar de productores y
empresarios extralocales.
La revalorización del oeste pampeano se encuentra motivada
por diferentes intereses inmobiliarios, petroleros y ganaderos y,
recientemente, para el turismo de estancia y los cotos de caza. En los
últimos diez años, se reactivaron las transacciones de compra-venta y los
cambios de los titulares registrales en los departamentos occidentales.
En la gran mayoría de los casos, los nuevos propietarios no poseen
interés de invertir en la explotación, pues especulan con el valor de
la tierra y el futuro negocio inmobiliario. En uno de los lotes al sur
del paraje Chos Malal, donde pastorean el ganado distintas familias,
adquirieron cinco mil hectáreas dos empresas (una petrolera y otra
pastoril) en el año 2005. De acuerdo con los puesteros, no se han hecho
presentes los titulares registrales ni han invertido en el lugar, pero el
cambio en la titularidad les preocupa. Toda la franja del extremo oeste
lindante con Mendoza se encuentra en proceso de exploración y cateo
desde el año 2008 por empresas petroleras.
Ante el corrimiento de la frontera productiva y avance de lógicas
territoriales empresariales, en los últimos años, se está transformando el
manejo de los recursos por la menor disponibilidad de espacio en el monte,
generándose disputas por los usos sociales y las formas de apropiación
de los elementos del lugar, como lo expresan los siguientes relatos:
“...ya no nos alcanzan los pastos, nosotros vemos… según como está
el monte lo vamos moviendo de una lado a otro… con alambrado no
podés”. (Criancera nacida en 1968 en Chos Malal).
“A mí me parece muy mal de que una persona sabiendo que ustedes han
vivido acá toda la vida venga a comprar y a alambrar acá…” (Vecina
solidarizada con las familias de Chos Malal, nacida en 1959).
Desde la mirada de los campesinos, el proceso de cambio en la zona
se manifiesta en el avance de los alambres sobre los “campos libres” y la
llegada de “gente de afuera”, “nuevos dueños” que los “encierra”:
“Estos campos era todo libre [señala]… pero de repente llegó a comprar
gente que llegó de afuera que los cierra… Y de repente… gente que
vivió toda una vida noo… Entonces tenemos el tema de que los campos
alambrados… acá un alambre no se veía!... Así que ahora tenemos
ese problema vio! Entonces estamos pensado qué hacer”. (Productor y
pastor de Chos Malal, nacido en 1953).
“Hay cambios. Pero siempre a beneficio de… ellos. O sea, de la vaca
digamos, por eso te digo que ellos tratan de producir eh… tratan de
producir para su beneficio”. (Productor de la zona de La Humada,
nacido en 1966).
165
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Además de los distintos relatos de los puesteros, contamos con
un mapa cognitivo5 realizado por un joven criancero que graficó la
localización de los puestos (véase Figura 1). El mapa mental, además de
la distribución de las explotaciones, permite aproximar la percepción del
lugar y el conocimiento de la zona que este poblador tiene6. Este dibujo
pone a la luz los límites de la expansión y el problema del cercamiento de
los campos.
Figura 1. Puestos y campo alambrado en un mapa mental
Fuente: Dibujo realizado por un campesino en el año 2004
De este modo, el mapa representa en un plano la síntesis de las
distintas territorialidades que se producen en la zona. Por una lado,
la lineal y abstracta, asociada con construcción del lugar creada
por el Estado a través del siglo XX y representada en la cartografía
y nomenclatura catastral. Por otro lado, aparecen rasgos de las
territorialidades internas, vinculadas con las marcas identitarias en
ciertos lugares, los ámbitos de dominio de las familias y espacios
apropiados (y/o significativos) para el criancero. Representado con
diversos colores en una cuadrícula, detalladamente medida y con las
denominaciones de las fracciones y lotes catastrales, la separación
departamental y los puntos cardinales, el productor destaca
la presencia de “campos alambrados”, “tranqueras”, “picadascontrafuegos”, “caminos”, “rocas”, “valles-salitrales” (pequeños
5
6
El mapa mental es una herramienta que la Geografía posee para producir un acercamiento al conocimiento
espacial de los sujetos (Castro Aguirre, 1999). Esta técnica posibilita una mayor aproximación a la
subjetividad de los crianceros y al modo en que construyen cotidianamente el lugar. Sin embargo, no
la pudimos incorporar como técnica en todos los casos ya que la gran mayoría de los entrevistados era
analfabeto y desconocía (o lo incomodaba) el uso de la escritura y graficar en planos.
El mapa fue graficado por un criancero de veintinueve años, que accedió al séptimo grado de la educación
formal y que actualmente recorre la zona de Chos Malal con la venta ambulante de mercaderías.
166
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manantiales) con las denominaciones de cada uno: “La Alazana”,
“Los Carrizales” o “Chos Malal”7. Así, el dibujo es una muestra más
que visibiliza la amenaza que significa el avance de los alambrados
sobre los campos libres.
De esta forma, la revalorización de la zona repercute en las
subjetividades campesinas en las que aparece el temor y la preocupación
por el futuro de las familias en el lugar y, asimismo, redefine las
relaciones de poder entre los vecinos y con productores extralocales.
En este escenario, la imposibilidad de acceder al espacio de pastoreo
para algunas familias está produciendo conflictos. La discusión entre
dos primos promovida por un supuesto comprador por el lugar en el que
pasaría un camino, llevó a un enfrentamiento que culminó con la muerte
de una persona y la prisión del agresor. Los procesos de cambio se están
manifestando en las nuevas formas de manejo en campos “cerrados” y
en la reorganización de la producción. La reducción de la superficie de
pastoreo obliga a optimizar e intensificar el uso del monte disponible. En
este contexto, se están redefiniendo las tramas sociales y las relaciones
de poder entre los grupos, dando lugar a una serie de acciones para
acceder a la propiedad privada de la tierra y, de esta forma, garantizar la
continuidad en el lugar.
Consideraciones finales
¿Y ahora a donde vamos?
La expansión de la frontera agropecuaria en la región pampeana y
consecuente valorización de los espacios de borde no pampeanos, está
generando la incorporación de nuevas tierras a la producción agrícolaganadera y redefiniendo las relaciones de poder dentro de la estructura
agraria. Estos procesos afectan especialmente a los sectores campesinos
poseedores de tierras fiscales y privadas, comunidades indígenas y
aparceros precarios, que ven vulnerada su capacidad de reproducción
ante las dificultades de acceso a los recursos naturales por la valorización
de esas tierras.
La escasa valorización por parte del capital en estos espacios posibilitó
que los grupos domésticos de Chos Malal encontraran intersticios para
desarrollar formas alternativas de producción espacial, expresadas en la
organización de la producción inter-familiar y en la estructuración del
territorio en torno al uso del monte. Sin embargo, el avance de la frontera
agropecuaria e hidrocarbífera y de nuevas lógicas territoriales, lentamente
están avanzando y la manifestación más clara de este proceso es el acceso
a la propiedad de la tierra y su posterior cercamiento en los espacios hoy
7
También localiza el cementerio, la iglesia “Biblia Abierta”, el salón comunitario y gran cantidad de
puestos localizados en borde de los valles y enumerados. Asimismo, indica los caminos hacia La
Humada y Puelén, donde se encuentran otros espacios de socialización y el cartel “Chos Malal”
ubicado al norte sobre la ruta 14.
167
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“aptos” para el desarrollo de la ganadería vacuna y la explotación de petróleo.
De este modo, las diferentes territorialidades y lógicas socio-productivas
están entrando en colisión y crecen las confrontaciones por el control y
apropiación de los recursos.
Estas tensiones en la producción de territorialidades no sólo se
generan entre las distintas lógicas de manejo de los recursos de los
crianceros y las propuestas desde el Estado y los empresarios, sino
también entre las familias de ambas zonas de estudio. En el caso de
Chos Malal, donde las relaciones de poder inter-familiares (y de género)
delinean territorialidades internas, en las que existen espacios de uso
privado y colectivo, es especialmente vulnerable dado que el uso del
“campo abierto” en un escenario de “achicamiento de los campos” produce
tensiones y enfrentamientos entre los grupos.
Las nuevas territorialidades que se están gestando, producto del
corrimiento de la frontera productiva y la revalorización del espacio, no
sólo se expresan materialmente en la subdivisión de los campos y su
cercamiento, sino también en las representaciones de los campesinos
sobre el lugar, asociadas con la disputa territorial entre los “campos
libres” y los “alambrados” y en las incertidumbres sobre el futuro de
las familias. El interrogante “¿a dónde nos vamos?” interpela a los
productores y preocupa a las distintas generaciones. Asimismo, los
cambios se manifiestan en las nuevas formas de manejo y organización de
la producción, en el deterioro del suelo, pasturas y degradación del monte
por la sobrecarga de animales, la mortandad masiva de ganado ante la
sequía o bien en las nuevas formas de sociabilidad. Estos procesos socioproductivos, unidos con la mayor articulación con los pueblos y la vida
urbana, la acción de nuevos agentes intermediarios y mayor importancia
de los ingresos públicos, entre otros, alteran las prácticas productivasreproductivas, redefinen las estrategias de vida de los crianceros y las
posiciones en el mapa de poder regional.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
“Agua para la vida, no la muerte”: el despojo
de las poblaciones afectadas por las presas y
los efectos de la AHE Simplicio (RJ/MG)
Andreza A. Franco Câmara - Paulo Brasil Dill Soares - Amanda
Marçal Sève Jaeger - Gisele Loureiro da Silva
[email protected] - [email protected] [email protected] - [email protected]
El modelo nacional-desarrollista se desarrolló durante el “milagro económico”
de Brasil en los años ‘60 y ‘70 y se incorpora desde el año 2007 con varios
proyectos de construcción de represas han sido modificados por la presente
política para acelerar el crecimiento e implementado en todo el país, a pesar
de la gran la participación de las personas afectadas o simplemente tomar la
oportunidad de trabajar a través del mecanismo formal de audiencias públicas
a tener en cuenta, sin apoyo social, económico, cultural y ambiental. Este
trabajo tiene como objetivo analizar los efectos causados por
​​
el desarrollo
local y regional en el estado de Río de Janeiro, la construcción de represas
para energía hidroeléctrica, a través del estudio de caso del Simplicio AHE
- otoño, un proyecto que impactará a las comunidades de Tres Ríos (RJ),
Sapucaia (RJ), Chiador (MG) y Alem Paraíba (MG). Desde el discurso del
poder por los organismos de gestión, consorcios y empresas relacionadas con
la inversión y la percepción de las comunidades afectadas integrados por los
agricultores de la costa, pequeños propietarios, medianos y grandes y de los
colonos y la población urbana en el proyecto sobre la transformación del medio
ambiente, la participación económica, social y cultural de todos los afectados
en la misma dirección: el despojo y la fragmentación de la identidad colectiva.
Los métodos de investigación son la revisión de la literatura, entrevistas con
los líderes que se reunieron y se adjunta al proyecto de análisis de AHE
cualitativo de las visitas de campo. Se concluye que en la mayoría de los
proyectos de grandes hidroeléctricas implementadas o previstas, hay más
impactos negativos en las poblaciones afectadas y el medio ambiente más
estrictas que las de “progreso” y “desarrollo económico” prometido por la
ideología involucrada en la empresa, que no quiere decir una mejor calidad
de vida de las personas afectadas por las represas.
Introducción
Con la cara moderna de uno de sus mayores desafíos es la gestión
de la sociedad del riesgo (Beck, 1997a, 2001) y en la actualidad sobre los
171
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
efectos de los conflictos sociales relacionados con los asuntos públicos
que resultó de la aplicación de un nuevo orden que prevalece en la
comercialización las relaciones públicas. Así que lo que antes era visto
como pasos en la modernización y las consecuencias del progreso y el
desarrollo, hoy en día es para el mercado y el estado de un enclave en
la ejecución de grandes proyectos: un problema socio-ambiental. Beck
(1997a) señala los riesgos de la modernidad industrial y la necesidad
de un crecimiento económico responsable. El debate sobre el desarrollo
impregna la política adoptada en Brasil de 60 a 80 años que fue rescatado
de 2006, con el Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC) y la
estrategia de utilización de los recursos hídricos para el crecimiento del
país, como el ex presidente Luiz Ignacio Lula da Silva advirtió, al inaugurar
la planta Araguai río, Minas Gerais, en 2007: “o hacemos las presas que
tenemos que hacer, superando todos los obstáculos, o entramos en la era
de la energía nuclear”.
El contrapunto está presente en los datos apuntados por la Comisión
Mundial de Represas (CMR) en un informe en el año 2000 estima
que entre 40 y 80 millones de personas han sido desplazadas por las
represas en todo el mundo. Además de los millones de personas que
viven aguas abajo de las presas, especialmente aquellos que dependen
de las funciones naturales de las llanuras de inundación, la pesca y la
agricultura de subsistencia también sufrió daños graves a sus medios de
vida y la productividad futura de los recursos se ponen en riesgo, aunque
no se cuentan como afectados por los proyectos hidroeléctricos.
En la primera parte se examinan los costos económicos de no
llevar a cabo los Grandes Proyectos de Inversiones (GPI). En particular,
el desarrollo del concepto de construir el progreso de energía brasileña.
En la segunda parte se analizan los impactos de la desposesión de las
personas afectadas por las represas del estudio de caso de los residentes
de la zona de Grama en la ciudad de Tres Ríos en el estado de Río de
Janeiro. Se concluye que los principales proyectos de inversión pública,
particularmente en infraestructura, simboliza la visión del desarrollo de
la era del “milagro económico” y que fueron revisados por
​​
las políticas
neoliberales implementadas en el gobierno después de la democratización
y la liberalización económica.
1. El desarrollo a toda costa. ¿Por qué?
El punto de vista neoliberal que prevalece en grandes proyectos de
inversión - GPI (Vainer, Araujo, 1992; Vainer, 2007 y 2010) da prioridad
al crecimiento económico como motor del desarrollo del país. El uso de los
recursos hídricos a través de medianas, grandes y, más recientemente,
pequeñas centrales hidroeléctricas ha causado o exacerbado muchos de
los problemas ambientales y sociales en las zonas afectadas, creando
172
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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una legión de “migrantes obligatorios” o “refugiados” (apud, Vainer,
2010). Este resultado es reconocida por el Banco Mundial al afirmar
que el reasentamiento involuntario “ha sido un compañero de viaje de
desarrollo a lo largo de la historia y se han inscrito de forma indeleble en
la evolución de ambos países industriales y en los países en desarrollo”
(Banco Mundial, 1994:1, apud, Vainer, 2010:475-476).
La Comisión Mundial de Represas, creada en 1991, a partir de un
taller organizado por la Unión Internacional para la Conservación de la
Naturaleza (UICN), asigna a los efectos genéricos “de los impactos de las
grandes represas sobre los ecosistemas, la biodiversidad y los medios de
vida aguas abajo llegará a ser más ampliamente conocido” como factores
que deben tenerse en cuenta en estos grandes proyectos. El CMB en
sus informes lista como de los principales efectos ambientales causados​​
por las grandes represas1: a) la destrucción de los bosques y de hábitats
naturales, la pérdida de especies y la degradación de las cuencas río arriba
debido a las inundaciones de la zona del embalse, b) la reducción de la
biodiversidad acuática, la reducción de las zonas de desove aguas arriba
y aguas abajo, y la disminución de los servicios ambientales prestados
por las planicies de inundación río abajo, los humedales, los ecosistemas
de los ríos y los estuarios y los ecosistemas marinos adyacentes, y c) los
impactos acumulativos en la calidad del agua, las inundaciones naturales
y la composición de especies en varias presas situadas en el mismo río.
Aun sobre la base de la investigación llevada a cabo por la Comisión
Mundial de Represas (2000) encontraron que de las grandes represas
estudiadas en el informe todas las emiten gases que contribuyen al
efecto invernadero, como ocurre en los lagos naturales, debido a la
descomposición de la vegetación y las entradas de carbono de la cuenca.
La estimación es que unos ciento cuatro millones de toneladas de metano
(CH4) al año son liberados de las represas, causando un impacto de
veinticinco veces más sobre el calentamiento global que una tonelada de
dióxido de carbono (CO2).
Las medidas destinadas a mitigar los impactos ambientales incurridos
debido a las grandes represas podrían ser efectivas si la negligencia “de
predecir y prevenir tales impactos, la mala calidad y falta de fiabilidad
de las predicciones, la dificultad de hacer frente a todos los efectos y
la aplicación y el éxito sólo parcial medidas de mitigación ambiental”
no fueran obstáculos que hayan encontrado, de acuerdo con el CMB.
En este sentido, Dirceu Benincá (2011:52) establece que “las empresas
a identificar las poblaciones residentes como barreras. Los Informes de
1
La Comisión Mundial de Presas considera que una represa se considera
​​
grande cuando se mide la
altura de menos de quince metros (contados a partir de la fundación). Si la presa es de entre cinco y
quince metros de altura y su embalse tiene una capacidad de más de tres millones de metros cúbicos,
también se clasifica como de gran tamaño. Utilizando estos criterios, se estima que para el año 2000
había en todo el mundo aproximadamente cuarenta y cinco mil grandes presas.
173
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Impacto Ambiental2, escritos por expertos de las empresas de consultoría
contratados por las agencias a cargo de las obras” son parciales sobre los
impactos reales de las presas en el futuro.
Teniendo en cuenta los graves impactos sociales y ambientales
detectados por el CMB (2000), la práctica adoptada por los gobiernos
de los países en desarrollo es la “compensación”, lo que significa que
la pérdida de ecosistemas y la biodiversidad causados ​​
por una gran
represa se ​​ve mitigada por la inversión en medidas de conservación y la
regeneración y por la protección de otros sitios amenazados de alto valor
ecológico equivalente. Los Estados Unidos de América en reconocimiento
de los defectos de este modelo energético y de la política compensatoria
ha optado por el desmantelamiento de las represas grandes y pequeñas
como una forma de restaurar los ecosistemas devastados.
Por lo tanto, los efectos de las represas en el territorio, entendido aquí
como material e ideal, en sus relaciones interactivas políticas, culturales,
económicas y naturales deben ser analizados en forma simultánea su gran
“espacio concreto de relaciones sociales y el conjunto de representaciones
sobre el espacio geográfico o el imaginario” (Haesbaert, 2007:46) implica
una serie de conflictos que se realizan durante y después de la expropiación
de la propiedad, que en algunos casos todavía abraza el concepto de
patrimoniales o de agua afectadas por la concesión de la indemnización,
a menudo ridícula y desproporcionada, que ignoran la participación de
la comunidad o los movimientos sociales para exigir los derechos de
las personas afectadas por las represas o la interferencia en el modo
de vida de la población local. Este tratamiento de la población afectada
es exclusivo y constituye una violencia sistemática, las características
del poder simbólico de que el capitalismo ha llegado sobre las que se
encuentra bajo el yugo del gran empresario.
Debemos sopesar mejor los costos socio-económico, las inversiones
ambientales y culturales de las grandes hidroeléctricas antes de la
redefinición del territorio, siempre por “el desplazamiento obligatorio” y el
modo de apropiación de la naturaleza, y debe ser visto como los impactos
negativos del progreso y el desarrollo de alternativas energéticas brasileñas
que investigan un menor impacto teniendo en cuenta las conclusiones
anteriores.
1.1. La construcción del concepto de desarrollo a la luz de los
progresos de energía de Brasil
Durante el siglo XX los organismos de financiación nacionales e
internacionales de las empresas del sector energético de Brasil jugaron
un papel importante en el cambio de la política energética. Entre los
2
Aunque los proyectos de presas ingresan por primera vez a los registros de los años ‘30, sólo en 1986
el Consejo Nacional del Ambiente (CONAMA) ha requerido el EIR en la resolución Nº 001 del 23 de
enero de 1986, con el propósito de regular la ley Nº 6.938/1981.
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años ‘30 y ‘70, la construcción de grandes represas se ha convertido en
sinónimo de desarrollo y progreso económico. Vistos como símbolos de
la modernización y la capacidad humana para controlar y utilizar los
recursos naturales no es un aumento dramático en la construcción de
represas.
En Brasil, en los últimos cincuenta años, hubo una necesidad
de regular el sector de la energía debido a la baja inversión del sector
privado en las regiones fuera del sur-sureste y la creciente hegemonía
del pensamiento nacional-desarrollista. En 1962, Eletrobras fue creado
con la finalidad de coordinar todas las empresas eléctricas. En 1960 y
1970 el panorama económico desarrollista del Brasil consolida su base,
este período es llamado el “milagro brasileño”. En el sector eléctrico, se
produjo la distribución espacial de las unidades generadoras de energía
y líneas de transmisión, ampliando los límites de electricidad del Medio
Oeste y el Noreste, hubo una reorganización territorial basada en dos
grandes sistemas de energía integrados: el Central y del Sur Noreste /
Norte, con algunas zonas aisladas en el norte. Este crecimiento se vio
interrumpido por el estancamiento de la economía durante los años ‘80.
La reestructuración de la industria en la década de 1990 redujo las
responsabilidades de Eletrobras, con la creación de la Agencia Nacional
de Energía Eléctrica (ANEEL), el Operador Nacional del Sistema (ONS), la
Cámara de Comercialización de Energía (CCEE) y la Empresa de Energía
de Investigación (EPE) y la privatización de algunas empresas, tanto
federales como estatales, especialmente en el ámbito de la distribución.
El juego económico en los años ’90 caracterizó la concepción neoliberal
del Estado, por lo que la economía brasileña a través de reformas, redujo
la presencia del Estado regulador, además de promover la liberalización
del comercio y la liberalización de los flujos de capital.
Durante la redemocratización de Brasil, el sector eléctrico
experimenta el Programa Nacional de Privatización (PND). En 2004,
Eletrobras fue excluido del Plan Nacional de Desarrollo, quedando una
empresa del Estado. El plan era uno de los motores más importantes de
ajuste económico guiado por las agencias multilaterales y aplicado por
el Brasil en la década de 1990, que se extiende desde 1995 a 2002, con
el predominio de las acciones previstas en el “Consenso de Washington”
hacia el modelo competitivo bajo la hegemonía del capital privado.
Con el primer término del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva
mantuvo el modelo de mercado actual de apoyo a las llamadas “asociaciones
público-privadas”, fue la superación de las crisis energéticas de la década
de 2000, debido a las grandes inversiones económicas en el sector la
energía, fomentado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y
Social (BNDES), el plan conocido como el Programa de Aceleración del
Crecimiento (PAC).
175
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En este sentido, Oswaldo Sevá Filho (1990:18) describe este tipo de
lógica capitalista, diciendo que bajo la bandera nacional-desarrollista,
período experimentado por Brasil bajo el mando de la dictadura militar,
se agravaron los problemas locales y regionales y la aplicación del modelo
de desarrollo basado en el crecimiento a toda costa y el orden del país.
Así, surgió que “la bandera del ‘progreso’, después de haber descargado
los decretos y la agresión de ‘orden’, y el progreso debe ser decidido y
cómo pensaban. Mientras que los descontentos y los perdedores ven
‘problemas’, que no merecen más que soluciones baratas”.
El milagro económico brasileño actual, no obstante la política
neoliberal, continúa utilizando la serie de Proyectos de Inversión Mayor,
principalmente en la minería, la metalurgia, la petroquímica, la energía
y las carreteras, la remodelación de la país desde la década de 1990.
Vainer cree que “el territorio se perfilaba como las decisiones sobre los
principales organismos sectoriales”, por lo que “redefinido el territorio
regional, dando vida a nuevas regiones y regionalización nueva” (2007:11).
Los grandes proyectos de inversión representan “una forma particular de
propiedad y el control del territorio que debe ser hecho y consolidado con
la integración del mercado nacional bajo la égida del capital industrial y
financiera del sudeste” (Vainer y Araújo, 1992:70).
El Programa de Aceleración del Crecimiento desde 2007, creado
como metas por alcanzar la realización de grandes proyectos de inversión
a través de concesiones y el modelo de colaboración público-privada (PPP)
y el Estado como agente financiero, con fondos del BNDES, tuvo como
objetivo el crecimiento económico y sostenible, inclusión social y mejor
distribución del ingreso. Se estima que el BNDES en 2007 invirtió cerca de
24,3 millones de dólares y, en 2009, aproximadamente 44,6 mil millones
de dólares, un total de 84% de crecimiento en los sectores vinculados a
la infraestructura.
En cuanto al sector energético de Brasil, las centrales hidroeléctricas
grandes, medianas y pequeñas son buenos ejemplos de GPI, como las
cuencas hidrográficas y grandes áreas de territorio, vistos como “energía
potencial”, con el uso de gran cantidad de capital nacional y internacional,
de la lógica del mercado y el aumento de beneficios, convirtiéndose
así en enclaves territoriales de los esfuerzos que se basan en acciones
centralizadas autoritarias. El Estado como empresario de grandes
proyectos de inversión se revela desde los años ‘60 con la construcción
de grandes represas, como afirman Vainer y Araújo (1992:51).
Está bien establecido que la proliferación de presas resultó en una
opción de gobierno de una visión de desarrollo, como un mecanismo para
el crecimiento acelerado, como se ilustra a continuación. Según la ANEEL,
en 2009, Brasil tenía un total de 2.121 empresas en funcionamiento con
una producción total de energía hidroeléctrica del 74,12%, teniendo en
176
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cuenta la producción total de Itaipú, la capacidad instalada del generador
conectado a la brasileña SIN fue de aproximadamente 105,5 GW y sin
contar las cantidades importadas de Argentina, Uruguay y Venezuela.
Los mega proyectos se instalan en las zonas vulnerables, de dinámicas
centradas en el ámbito internacional o nacional, sin incluir el debate de
los intereses locales y regionales, celebrado por Vainer (2007:12.):
Los GPIs son una forma de organización territorial que se superpone,
fragmentando el territorio y el establecimiento de distritos, distritos
que, en definitiva, son los enclaves verdaderos. Por esta razón podemos
decir que éstos son casi siempre los vectores importantes del proceso
de fragmentación. Por otra parte, reafirma hoy su estructuración
potencial de la privatización de nuestros recursos de la tierra y refuerza
las tendencias de enclave y la fragmentación.
La peligrosa dependencia de Brasil de esta fuente de energía se
muestra en la oferta interna de energía eléctrica, que ascendió a 482,6
TWh (4,9% de incremento respecto de 2006), la energía producida por la
energía hidroeléctrica en el país representó el 85,6%, lo que constituye
una opción de energía de Brasil (sector de la energía en el Brasil). Según
ANEEL, la capacidad instalada de generación de energía eléctrica en
Brasil aumentó un 5,74% en 2010, con la adición de 6,098.58 megavatios
(MW) al sistema. El país cerró el año con 112,399.62 MW de capacidad
instalada, las empresas distribuidas en 2336. Esta expansión fue mayor
que la registrada en los últimos años. En 2009, la capacidad instalada
aumentó en un 3,59% frente a un 2,24% en 2008, 4,21% en 2007 y
3,69% en 2006.
2. El despojo de las personas afectadas por las represas: el caso de
los residentes de Grama
Benincá (2011:61) considera que la construcción de presas
incorpora el “discurso dominante como legítimo por los dominados
no se dan cuenta de que están en la condición de víctimas”. Que
conduce a una legión de “refugiados” de la inundación anunciada por
Vainer (2002:2), quien considera que a pesar de los conflictos sociales
relacionados con la implantación de las presas, gana más espacio en
los medios de comunicación y hay una evolución en el papel del MAB,
el modelo de “evaluación del riesgo” de los años ‘80 y ‘90 persiste
cuando se trata de reasentamiento involuntario. Esto se debe a las
herramientas teóricas y conceptuales poblaciones naturalizadas,
en representación de ellos con los obstáculos para el progreso y no
tratarlos como actores sociales capaces de hablar de los derechos e
intereses. Hay, pues, “una curiosa inversión: las poblaciones humanas
(el “entorno socioeconómico”) afectados por el diseño de ingeniería se
convirtió en parte del medio ambiente” (Castro y Andrade, 1988:8;
apud, Vainer, 2002).
177
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Sobre el análisis de la cuestión del desplazamiento, Sigaud (1986:107)
considera que la expropiación de la propiedad y la reubicación forzosa de
las familias al construir represas configura un proceso de expropiación
de tierras, para hacer descarrilar la permanencia de estas familias en las
zonas donde viven y producen.
Haesbaert (2011:133) establece que si, por un lado, la
desterritorialización implica que habrá una recuperación en otra escala,
no significa que los valores socio-culturales de los afectados también se
dirijan a este nuevo espacio debido a la “eliminación hidráulica” (Sevá
Filho, 2008). Por lo tanto, desde el punto de vista social, cada depósito
que se instalará se refiere a un proceso social caracterizado por unas
relaciones específicas y un nuevo entorno social3, como se expone en el
caso de los residentes del barrio Grama, ubicado en la ciudad de Tres Ríos
(RJ) y la reubicación de los afectados, con la adopción de la modalidad de
compensación de dinero por la empresa responsable de la Hidroeléctrica
de Simplicio.
2.1. El diluvio anunciado: el contexto y los efectos de la Hidroeléctrica
de Simplicio
La Hidroeléctrica de Simplicio se encuentra ubicada en la cuenca
del río Paraíba do Sul, en su curso medio, aguas abajo de la confluencia
de los ríos Piabinha y Paraibuna, bordeando las localidades de Tres Ríos
y Sapucaia (RJ) y Chiador y Além Paraíba (MG). FURNAS SA, en 2005,
ganó la licitación para la exploración; en 2005 se convirtió en agente
responsable de la viabilidad del proyecto, que ya tenía sus estudios
iniciales en los años ‘70, con la empresa Electricidad SA Servicios
Ligth. Los fondos para la operación de la planta se ejecutaron a través
Programa de Aceleración del Crecimiento del gobierno federal. Para el
año 2010, el complejo Simplicio está formado por dos presas: la de Anta
(RJ) y Simplicio (MG). Los trabajos comenzaron en enero de 2007 por el
Consorcio formado por Simplicio Builder empresas Norberto Odebrecht y
Andrade Gutierrez SA. El área inundada es 64km2 y la presa tendrá una
longitud de hasta 370,0 m, una altura de 46,0 m, con el área 13,56 km2
de depósito, cuando se ponga en funcionamiento la generación será de
333,7 MW. En términos de capacidad de generación hidroeléctrica será la
segunda más grande en Río de Janeiro y se estima un aumento del 28%
en la capacidad de oferta en ese estado.
Los medios locales informaron varias noticias en relación con cuestiones
ambientales que no fueron vistos por la CCS y FURNAS, ejemplificada aquí
simplemente porque no es el tema del artículo, las expulsiones ilegales de
cientos de toneladas de residuos procedentes de sus sitios de construcción
3
El término “ambiente social” se utiliza aquí como una forma de agregación de individuos, cómo y por
qué se forman entre sí un cierto momento y los cambios que se derivan de factores internos y externos
a esta configuración (Elías y Scotson, 2000).
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en Áreas de Protección (PPA) de la Hacienda de Santa Alda, además de
Paraíba (MG). También hubo resistencia en la eliminación del relleno
sanitario ubicado en el distrito de Anta en Sapucaia (RJ) y el modelo que
reemplazará al relleno sanitario en la misma ciudad (las restricciones 1.16 y
1.17 del Proyecto Ambiental Básico). La empresa responsable de la planta de
energía requiere la flexibilidad de los plazos para la operación de Plantas de
Tratamiento de Aguas Residuales (EDAR), aunque se presenta como preciso
un aumento de población en zonas cercanas a los embalses.
De acuerdo con el grupo de residentes en esta región, hubo una
intensificación de las visitas de los técnicos de FURNAS en el año 2000.
La expectativa de la población estaba calentando sitios de comercio
electrónico con la noticia de una gran empresa y la expectativa de un
aumento en el número de personas como consecuencia de las obras, y
emplear la mano de obra ociosa del sitio.
En las audiencias públicas, los residentes reportaron que las
principales cuestiones fueron el período que debían salir de la localidad
y la cuantía de la indemnización en los casos de expropiación. El equipo
responsable de las “reuniones”, un término usado por el discurso falaz,
que hablaba de una mejora en las condiciones de vida y afirmó que “cada
caso es un caso” y se analizarán por separado debido a los bienes y
valores contenidos en cada propiedad. Esta posición revela un diseño que
sigue predominando en la mayor parte del sector eléctrico de estos GPIs,
que fue aprobado por FURNAS.
MAB en 2006, ante el conjunto de violaciones de derechos humanos
de los afectados, las quejas presentadas al Consejo para la Defensa de
los Derechos Humanos (CDDPH), que designó un comité especial para
preparar un informe de violaciones en la ejecución de las presas en todo
el país. En 2010, el informe concluye que el concepto es aplicable a las
personas afectadas, sus familias, grupos sociales y personas en general
que tienen los factores económicos, sociales, culturales y ambientales
afectadas por las represas, reconociendo el papel de los movimientos
sociales en la aplicación de esas garantías.
Teniendo en cuenta el impacto regional con el apoyo debido al
desplazamiento obligatorio, la Comisión concluyó que “bajo ciertas
circunstancias también deben ser consideradas como las comunidades
afectadas y las poblaciones de acogida, es decir, que recibieron el
reasentamiento de personas desplazadas por los nuevos desarrollos”.
En este caso particular, la ciudad de Tres Ríos tiene un incremento
significativo de la población, debido a una serie de inversiones y las
políticas fiscales adoptadas por las autoridades locales. Sin embargo, la
población ubicada en la población rural del municipio se redujo a 2.270
en el censo de 2010, resultado de las expropiaciones llevadas a cabo en
el barrio de Grama.
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Medir los impactos sociales y ambientales de grandes proyectos de
inversión, principalmente en el sector de la electricidad, es una tarea
hercúlea, por los obstáculos en la identificación y contabilización de los
costos ambientales, según lo declarado por el Comité de Coordinación
para las Actividades de Medio Ambiente del Sector Eléctrico - COMASE
(referencia al presupuesto programas sociales y ambientales, 1994):
Se sabe que los costos ambientales han producido importantes avances
en el tiempo más reciente, a veces por encima del valor de algunas
cuentas que tradicionalmente se consideran de gran importancia en
los proyectos sectoriales. También hay una diferencia significativa
entre los costos ambientales presupuestados y los efectivamente
realizados. Esto se debe en parte a las dificultades conceptuales y
operativas relacionadas con la identificación y contabilización de los
costos ambientales.
Debido a la longitud del proyecto y la dificultad de medir todos los
impactos (económicos, sociales, culturales y ambientales), apoyada por
los cuatro condados afectados que participan en el proyecto, se optó por
estudiar aquellas apoyadas por los residentes del barrio Grama, ubicado
en la zona rural de Tres Ríos, en la frontera del casco Chiador. Según lo
descrito por Daniel (2009:12), sobre “La Grama, los vecinos se conocen.
Ellos se unen a la vida del otro y en la vecindad, fortalecen los lazos
sociales del barrio por las diferentes generaciones. Una característica
notable del barrio es que la mayoría de los residentes han estado allí por
más de una generación”. La comunidad afectiva y cultural que conserva
la marca de “una estrecha relación entre la perpetuación de la familia y
la propiedad de la tierra, una superposición entre la historia familiar y
el lugar en el que viven. La casa y el huerto se cargan con recuerdos y
memorias que trascienden las generaciones”. Daniel continúa diciendo
que “la combinación de la historia de la familia y el territorio de la
actual generación despierta el deseo de transmitir a las generaciones
futuras por el afecto lugar, la apreciación de las relaciones familiares y el
mantenimiento de los lazos de vecindad” (2009:12).
Las expropiaciones realizadas por FURNAS han sido negociadas
individualmente, no hubo criterios claros para medir los activos y
actividades del impacto. Aunque los técnicos del Departamento de
Empresa del Patrimonio Inmobiliario han completado los informes
detallados que describen el tipo de inmueble (urbano o rural), construcción
(ocio residencial, etc.), producción (subsistencia, comercialización, etc.),
se quejan los residentes de que “el inmueble fue tasado en un precio
muy bajo y que no se puede comprar otra propiedad en la región con el
valor que desea pagar”. La propiedad fue el criterio de asignación para el
cálculo de los daños y perjuicios.
La especulación es otro factor percibido por los habitantes de
Grama, desde el anuncio de que la represa se ​​instalará, sumado a nuevos
180
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proyectos como la instalación de Nestlé SA en la región, el mercado de
la vivienda tenía una gran cantidad de excitación. Esta reacción del
mercado se extendió tanto para la compra y venta de propiedades y para
el alquiler.
Si bien los propietarios e inquilinos han recibido una indemnización
se da cuenta de la reanudación de las tierras patrimoniales de concepción
en el proceso de negociación con los afectados, ya que sólo el “derecho
de expropiación por utilidad pública ejercida por el empresario, cuyo
departamento de propietarios de bienes raíces negociaron el valor
justo de sus propiedades” (Vainer, 2000:5-6), o al menos sólo para el
empresario.
El poder político y económico de FURNAS eran los obstáculos a
una mayor movilización de Grama, como se muestra afectada por la
declaración: “la única solución sería poner en la justicia, pero me temo
que las cosas empeoren. FURNAS tiene mucho poder en la corte para
desalojar a los residentes sin pagar compensación combinada”. Otro
impedimento para negociaciones más amplias fue “la falta de participación
de la población”, uno de los residentes asigna el caso al hecho de que
los habitantes de Grama “no tiene a nadie capacitado para aconsejar”.
En el juego económico, esta población es en realidad “cuerpo dócil” con
el fin de reducir su fuerza política y minimizar su poder de resistencia
(Foucault, 1984).
La incertidumbre del futuro es la principal preocupación de los
habitantes de Grama, a pesar de recibir las cifras de indemnización,
no son suficientes para continuar. Sólo espera “recuperar su ritmo
de vida, o mejor, construir un nuevo ritmo, sin la interferencia de
las marcas técnicas, medidas o bien la expropiación”. El territorio
es visto como un flujo de procesos selectivos, en otras palabras,
“un movimiento permanente de desreterritorialización”4 (Haesbaert,
2010:545).
La movilización de los residentes fue fragmentada, lo que debilita
las negociaciones sobre las mercancías, el patrimonio y los valores
compensados y
​​ su respectiva evaluación monetaria cuantitativa, como
lo demuestra el testimonio de otro residente de Grama, “un grupo que
se unió, y por lo tanto podrían más beneficios que reciben en primer
lugar: los residentes que pagan alquiler. Ellos recibirán un monto de
R $ 71,000.00. Por el contrario, los propietarios de estas viviendas
4
Según Pereira y Carrieri, “territorialidad se caracteriza por ser un fenómeno de origen psicológico, lo
que constituye la dimensión social y política, que se proyecta como un movimiento que afecta a las
percepciones del sujeto en relación con su posición y los roles dentro de la organización, territorio
considerado la acción social (Guattari, 1993; Raffestin, 1993; Haesbaert, 1997). Estos autores analizan
el concepto de territorio vinculado a un proceso continuo de desterritorialización y reterritorialización.
La desterritorialización comprende los mecanismos que separan el territorio de sus “raíces” sociales
y culturales (Pagès et al., 1993), mientras que la recuperación se convierte en la creación de nuevos
bonos para reemplazar los perdidos.
181
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recibirán R $ 17,000.00”. FURNAS, en su revista institucional, anunció
la celebración de audiencias públicas con el fin de informar al público
sobre los impactos sociales y ambientales del proyecto. En esta
publicación, la empresa declara que celebra reuniones periódicas con
las personas que se verán afectados, informándoles de la expropiación
que, según dice, se ha producido en un “acuerdo amistoso” (Furnas,
2009). Aunque el discurso es la omisión de los residentes en relación
con los valores y se dan el tiempo de los daños y perjuicios, Daniel
(2009) advierte que es necesario analizar el “nivel que ocupa el lugar
dominante en la imaginación y el poder de la palabra y la acción lograda
por las poblaciones que se alcance”, como una forma de mitigar el poder
de resistencia de los afectados.
Con el anuncio de obras de FURNAS que desembarcaron en la
necesidad de más de tres mil empleados, que buscan mano de obra, local
en su mayoría, se estima que han servido para 40% de los trabajadores
locales, y 60% de trabajadores de otras regiones. Existía la creencia de
los habitantes del barrio en un recalentamiento del mercado local y el
aumento en el número de vacantes en puestos de trabajo debido a la
aplicación de Simplicio AHE en la región.
Al reanudar la discusión sobre el proceso de negociación y
compensación de los afectados en Grama, parece que hubo un descontento
con los valores de las indemnizaciones. Las expectativas de los residentes
a seguir las actividades anteriormente llevadas a cabo en otras partes
de la comunidad se vieron frustradas por la política de compensación
empleada por FURNAS, que optó por negociaciones individuales, incluso
cuando se le preguntó en las audiencias públicas. Esto revela una
táctica adoptada por el empresario para eliminar o reducir al mínimo la
resistencia a la expansión del modelo de corriente eléctrica y el discurso
del desarrollo en el país.
Consideraciones finales
La discusión de los impactos causados ​​por la instalación de plantas
hidroeléctricas en el entorno ambiental y social se inició en la década de
1980, con la organización de las personas afectadas por las represas en
el Sur, Nordeste y Norte. Inicialmente, los movimientos regionales, y en
1991 con la creación del Movimiento Nacional de Afectados por Represas
(MAB), que se convirtió en políticamente particular y cuestionador
de las acciones tomadas por los empresarios comprometidos en las
grandes represas. Las instituciones políticas y económicas como el
Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo comenzaron a
sugerir que debían convertirse en un requisito los estudios de impacto
ambiental, incluidos los efectos socioeconómicos de la implantación de
la GPI.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Aunque hay algunos avances en el tema de la energía en Brasil,
las grandes presas también simbolizan la visión de poder establecido en
el período de la dictadura militar y rescató a las políticas neoliberales
aplicadas desde la década de 1990 con el fomento de grandes inversiones.
Las presas son verdaderas formas de “colonización moderna, en la que
el ‘otro’, fuerte y extraño, impone su proyecto” (Benincá, 2011:26-27).
En la actualidad, aunque el discurso se ha democratizado, las prácticas
dictatoriales siguen, según el MAB (Benincá, 2011:42).
Sevá Filho (2008) señala que, tanto material como simbólicamente,
las represas son una de las formas más agresivas de apropiación de la
naturaleza llevada a cabo por el hombre y uno de los grandes símbolos
de progreso y la tecnología. Hay “un conjunto de ecosistemas gestionados
en parte”, la formación de depósitos y la demostración de la técnica de la
“ciencia barrageira”, es decir, una creencia autoritaria y tecnocrática de
que el nuevo desarrollo debe llevarse a cabo a gran escala. El culto de que
la energía hidroeléctrica es renovable, limpia y sostenible es otra cuestión
planteada por esta “ciencia”, según Sevá Filho. De ello se desprende que
los intereses capitalistas hegemónicos emplea el discurso del crecimiento
y el desarrollo del país, que estos valores no se pueden prevenir, ni generar
empleos e ingresos para la población, socavando los intereses legítimos
locales y regionales.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Las indicaciones geográficas y el desarrollo
territorial en el MERCOSUR: el caso del
cordero patagónico y la carne de la Campaña
del Sur Pampa Gaucha
Paulo Brasil Dill Soares - Amanda Marçal Sève Jaeger - Gisele
Loureiro da Silva
[email protected] - [email protected] [email protected]
En este artículo, examinaremos la evolución de las Indicaciones Geográficas
(IG) para los productos agroindustriales y artesanales haciendo hincapié en
la cuestión del potencial de las indicaciones geográficas como instrumento
de desarrollo regional y para promover acciones de cooperación de los
agricultores en la percepción de fiabilidad y alto grado de innovación
en el MERCOSUR mediante estudios de caso del cordero patagónico y
la carne de la Campaña de las Pampas del Sur Gaucho. Su objetivo es
investigar los aspectos fundamentales en el MERCOSUR, participación
de los consumidores y proveedores en Brasil y Argentina, mediante la
identificación de los retos en el desarrollo de estrategias competitivas en
la búsqueda de mercados para sus puestos de trabajo como resultado
de las políticas públicas y de los productos de valor comercial, cultural
y simbólico, especialmente en el caso de la agricultura familiar. La
metodología adoptada es una revisión de la literatura, el análisis de los
resultados que se basan en las entrevistas de campo en torno a los signos
de los productos y servicios de calidad y, por último, el estudio de los datos
secundarios en otras publicaciones impresas y fuentes electrónicas y el
análisis de los prospectos, considerando la analiza la diversidad cultural
de los territorios en cuestión.
Introducción
En los mercados globales actuales, sólo unos pocos productos
procedentes de determinados países o regiones tienen una clara
ventaja sobre sus competidores debido a la certificación de indicación
de procedencia y denominación de origen. Establecer, para estos
propósitos, principios y normas que sirven para poner en práctica los
derechos de propiedad intelectual en materia de marcas, indicaciones de
procedencia y denominación de origen, según lo regulado por el Consejo
del Mercado Común y aprobado por el Protocolo de Armonización de
la propiedad intelectual en MERCOSUR de Marcas, Indicaciones de
186
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Origen y Denominaciones de Origen, que comprende un selecto grupo de
productos que son únicos y diferentes.
Hay consumidores informados acerca de las virtudes que se
encuentran en los productos certificados, debido a sus características
distintivas en sus formulaciones que están dispuestos a pagar un precio
diferencial para beneficiarse de las mismas cualidades que el vino de
Oporto se produce sólo en una región Portugal, lo mismo pasa con el
champán francés real, asegurando al mismo tiempo a los consumidores
de un producto genuino, obtenidos sobre la base de criterios específicos
y controles de producción y calidad.
Este artículo tiene el propósito de analizar la evolución de las
indicaciones geográficas (IG) para los productos agroindustriales y
artesanales haciendo hincapié en la cuestión del potencial de las
indicaciones geográficas como instrumento de desarrollo regional y para
promover acciones de cooperación de los agricultores en la percepción de
la fiabilidad y la alta la innovación en el MERCOSUR, a través de estudios
de casos sobre el cordero patagónico y la carne de la Campaña del Sur
de la Pampa Gaucha. La intención de examinar las cuestiones clave en
el MERCOSUR es la participación de los consumidores y proveedores en
Brasil y Argentina, mediante la identificación de los retos en el desarrollo
de estrategias competitivas en la búsqueda de mercados para sus puestos
de trabajo como resultado de las políticas públicas y de los productos de
valor comercial, cultural y simbólico, en particular, según sea el caso la
agricultura familiar. En la primera parte del artículo serán estudiadas las
dimensiones assumidas por el desarrollo, en especial el físico territorial
en el área rural y el papel de las IGs. En la segunda parte será mapeado
el caso de Indicación Geográfica de Pampa Gaucho de la Campaña
Meridional de Río Grande do Sul. En la última parte será examinado el
caso de la Patagonia argentina y el derecho de uso de la certificación de
indicaciones de procedencia y de denominaciones de origen de la carne
ovina.
1. Las indicaciones geográficas y de desarrollo territorial rural
La noción de desarrollo que marcó la década de 1950 se basaba en
la ideología del desarrollismo, la generación de varios debates académicos
sobre sus consecuencias. Florestan Fernandes (1994:174) ha puesto en
duda el reduccionismo del término sólo por su dimensión económica,
mientras que
...en la civilización contemporánea, el “desarrollo” es igual a la
perspectiva de alcanzar los ideales de orden social competitivo o de
orden social previsto. Nos guste o no, significa al menos la diferenciación
económica basada en la modernización tecnológica de la ciudad y el
campo, la industrialización, el aumento de la capacidad de consumo
per cápita y el nivel de vida de las masas.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Sin embargo, hay opiniones que sostienen que el desarrollo presenta
diferentes aspectos, a saber: económico, social, cultural, ambiental
y territorial, político, institucional y tecnológico. Para Celso Furtado
(2000:7), el desarrollo es el “proceso de invención cultural que permite
ver al hombre como un agente de transformación del mundo”, con el
desarrollo de al menos tres dimensiones.
En este estudio se optó por adoptar un enfoque territorial para
el punto fuera de las articulaciones, más amplio y heterogéneo, que
participan en las redes sociales de los actores rurales que no se limitan
a los agricultores. Se trata de un territorio socialmente construido y con
límites, límites que no obedecen a los oficiales, incluso cuando se trata
de su propio país (Veiga et al., 2001). La adopción de una perspectiva
territorial significa romper con la sectorialidad, la integración de un
análisis dinámico de las cadenas de suministro horizontales (Abramovay,
2006) y elaborar un concepto de desarrollo territorial rural significa hacer
un enfoque particular de un proceso de desarrollo en el contexto rural,
que debe ser visto además de la ciudad. Silvio Caccia Bava (2003:23)
señala que:
...amplia gama de iniciativas, sobre todo la movilización de recursos
escasos, tratan de abordar tanto lo social y lo económico, y aún no se
han analizado para producir un impacto real sobre el medio ambiente
sitio. Pero incluso con este análisis más preciso de los resultados
es posible afirmar que las experiencias estudiadas no alteraron el
panorama general del sitio de la exclusión social. Se caracteriza más
como una difusa experimentación, estas iniciativas son vistas como
intentos de inserción de los individuos en los mercados de trabajo y el
consumo a través de proyectos de microcrédito, la integración vertical de
la agricultura, incubadoras, programas locales de marketing, agencias
de desarrollo, consorcios intermunicipales, el apoyo la agricultura
familiar, las políticas para atraer inversiones, las intervenciones en
las cadenas de suministro y los sistemas locales de producción, la
capacitación de los empresarios y otras partes interesadas, la creación
de la infraestructura y las intervenciones urbanas.
La indicación geográfica delimita el espacio o lugar, pero el territorio
es una construcción social, física y humana, que se forma y transforma
a partir de las interacciones entre los agentes sociales, con todas sus
peculiaridades de la palabra terroir de origen latino, y deriva de: territorium
que se basa en la división de las indicaciones geográficas de origen.
Entre los argumentos sobre el potencial de las indicaciones geográficas
como instrumento para el desarrollo de la tierra rural: un estímulo para
la acción cooperativa, la promoción de productos locales, la protección de
los productores contra la competencia desleal, agregar valor y aumentar
los ingresos de los agricultores, el uso del conocimiento competitividad
tradicional, y la expansión de los mercados, la valoración económica de
las propiedades rurales, la conservación de la biodiversidad, el estímulo
a la multifuncionalidad de las zonas rurales, la transformación de las
zonas rurales en el lugar de consumo, el crecimiento de los servicios
188
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
relacionados con el turismo, etc. (Lagares, Lages y Braga, 2006; Sautier,
2006; Dias, 2005, entre otros).
Tanto su papel no está claro, que todavía existe una notable
resistencia a las indicaciones geográficas de un segmento significativo de
las granjas de familia, el segmento de la sociedad que, en teoría, sería uno
de sus principales beneficiarios (Dias, 2005). En este sentido, Guedes e
Silva (2009) enfatizan que:
Para lograr un mayor dinamismo, las granjas de familia debe
especializarse en determinados productos ancladas en el territorio,
cuando una gran empresa no puede competir, dada la naturaleza de
la empresa. Por tanto, es importante fomentar un círculo virtuoso que
para instalarse depende de un esfuerzo concertado en varios frentes
y da lugar a una cultura de innovación que mejora el trabajo y el
territorio, abriendo nuevas posibilidades en la creación de riqueza
y trabajo decente. Uno de los más importantes de estos frentes son
designaciones territoriales (DT) que favorecen esta estrategia, ya
que está directamente relacionada con las características tangibles
relacionados con el territorio, el suelo, la topografía, el clima, así como el
conocimiento del patrimonio cultural inmaterial para su preservación,
difusión, investigado y generar riqueza para los ciudadanos que viven
y trabajan allí. Esto contrasta con el conocimiento de la grandes
empresas agroindustriales que trasladó, con los monocultivos, las
economías de escala y la logística se ha redefinido por las tecnologías
de la información y la comunicación, lo que abre nuevos caminos a
través de la fragmentación de las cadenas de suministro y nuevas
formas de integración.
En este sentido, cabe destacar la singularidad del caso de Brasil
debido a la fuerte polarización entre la agroindustria y la agricultura
familiar, que ha generado una situación especialmente compleja, ya
sea por divisiones internas a estos segmentos, o por su yuxtaposición
(Wilkinson, 2008). Como nota Cerdán (s/d:4),
...como un todo, el surgimiento de la cuestión de las indicaciones
geográficas en Brasil está marcado por una doble especificidad: una
gran afinidad con el tema de los productos típicos y las indicaciones
geográficas son a la noción de la agricultura familiar
y un movimiento para establecer un diferencial para los productos
agroindustriales, lo que exige especialidades (Chaddad, 1999).
La competitividad brasileña en los mercados de productos básicos
ha llevado a diferentes grupos a oponerse a las estrategias basadas en
otras formas de competitividad que el costo (Dias, 2005). Incluso en el
segmento de la agricultura familiar tiene este tipo de apoyo discursivo, que
revela la ambigüedad de ciertas oposiciones maniqueas que se establecen
entre este segmento y la agroindustria. Cautivos del modelo productivista
heredado del período de modernización, muchos movimientos de la
agricultura familiar reafirman su competitividad en el mercado de materias
primas, que a menudo se produce a expensas de fomentar otras formas
de integración de los mercados; sin embargo, el desarrollo de nichos de
mercado ha genraso en ambos sectores de la agricultura familiar y la
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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agroindustria una estrategia de expansión basada en la calidad, creando
un espacio para las indicaciones geográficas.
El caso de la Indicación Geográfica de la carne de la Pampa Gaucha
brasileña muestra precisamente cómo un sector de los productos
agroindustriales ha incorporado estos atributos de calidad (Cerdán et al.,
2008; Malafaia, Barcellos y Camargo, 2008). Sin embargo, esto no parece
suficiente para un amplio reconocimiento de las indicaciones geográficas
como instrumento de desarrollo, ya que hay críticos que, basados ​​
en
las experiencias recientes de Brasil, afirman haber encontrado evidencia
satisfactoria que decir que las indicaciones geográficas son un mecanismo
de exclusión que, en virtud de condiciones para su obtención y el tipo de
mercado que permita el acceso, sería casi intrínsecamente orientada a
grupos específicos del sector de la agroindustria o la mayor parte en las
granjas familiares de las llamadas capitalizadas.
La ausencia de una política específica en el Ministerio de Desarrollo
Agrario refleja la manera precaria en este tipo de estrategia ha sido
apropiada por los agricultores. A pesar de ser responsables de las políticas
de desarrollo territorial y de vivienda rural, una oficina que agrega valor
a los productos agroalimentarios, el MDA, no tiene ninguna iniciativa
relacionada con este tipo de certificación. El hecho es que, como señaló
Cerdán (s/d:3) “hoy en día, la situación brasileña se caracteriza por la
ausencia de consenso entre los actores privados y las redes de políticas
públicas, en el concepto de indicación geográfica”.
La discusión anterior también se unió a otra sobre la capacidad de
los agricultores y las zonas rurales de mayor marginación en la apuesta
de las estrategias de recuperación, como IG. Como lo demuestra la
colección de artículos organizados por Van de Kop, Sautier y Gerz (2006)
dedicada al tema, a pesar de las condiciones restrictivas que impliquen el
contexto de la mayoría de los países en desarrollo en relación con el poder
adquisitivo de los consumidores, gobierno, la regulación y seguridad de
los alimentos, las indicaciones geográficas puede ser una herramienta
importante para la viabilidad de los pequeños agricultores y este tipo de
zona rural.
Mientras tanto, Ray (1998) señala que algunas zonas rurales
marginadas, precisamente, han utilizado esta imagen para promover
ciertos productos con el fin de un que grupo cada vez más global de
consumidores participen en las formas de comercio ético / justo en que la
figura del “consumidor político” (Stolle, Hooghe y Micheletti, 2003) parece
más relevante. Esto no quiere decir que ciertas posiciones críticas no dan
una razón más escéptica sobre el papel de las indicaciones geográficas en
el desarrollo de la tierra rural.
El nivel de los requisitos Cahier des Charges puede servir como una
barrera a la entrada de ciertos actores, especialmente para los agricultores.
190
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El IG Carne Pampa Gaucha es emblemático en este sentido. La rigidez de
las reglas establecidas en gran medida excluye a los productores locales.
El resultado es la reducida escala de producción, capaz de satisfacer sólo
a las tiendas especializadas regionales. Algunos autores se refieren a la
necesidad de considerar la evolución dinámica de los requisitos, incluido
el establecimiento de una Asamblea General, lo que implica un proceso de
aprendizaje colectivo que poco a poco se levantará en el nivel de exigencia
(Dias, 2008; Wilkinson, 2008).
Entre los principales problemas (Mascarenhas, 2008; Dias, 2008),
se pueden citar los siguientes: a) el bajo grado de organización de los
productores; b) las disparidades en la distribución del ingreso y el
valor añadido a lo largo de la cadena de producción; c) el papel de la
baja productores de materias primas frente a los establecimientos
de transformación; d) las restricciones excesivas establecidas por
los reglamentos; e) la idoneidad de las dificultades de los agricultores
familiares de la legislación; f) el bajo nivel de desarrollo de productos, por
ejemplo, la falta de canales de comercialización.
La pregunta que debe ser considerada es la más amplia variedad
de escenarios. Allaire y Sylvander (2006) han señalado la enorme
heterogeneidad de los sistemas de indicaciones geográficas en todo
el mundo, que implican diferentes redes y fabricantes de productos,
mercados y formas institucionales de los sistemas políticos para la
promoción y protección.
En Brasil, las indicaciones geográficas propuestas se han diferenciado
de diferentes maneras, ya sea con respecto al tipo de producto, el productor
y el nivel de organización, ya sea en relación con los mercados o el marco
jurídico e institucional. Los experimentos hasta ahora muestran que
construir la indicación geográfica es una idea general que tiene sentido
para los diferentes contextos y actores sociales. No hay una sola forma
de IG. Por el contrario, su fuerza radica, precisamente, de una manera
flexible, en que permite a los actores sociales movilizar las tradiciones de
los diferentes recursos y la reputación de los territorios. Por otra parte,
debemos considerar en este sentido la coexistencia de los diferentes
actores en el mismo territorio, lo que significa negociar el establecimiento
de la indicación geográfica atendiendo a los diferentes roles que pueden
cumplir estos actores (Sautier, 2006).
Podemos decir, siguiendo a Sylvander (2003), que la clasificación
propuesta por la IG es validada por la noción de “éxito”. Sin embargo,
este “éxito” es extremadamente difícil de medir ya que depende de los
objetivos de los actores involucrados, que pueden ser los más diversos
y no necesariamente económicos. Como el autor señala “l’objectif
développement rural, pour ne retenir que celui-ci, ne s’accompagne pas
d’éléments faciles à définir ni d’indicateurs ou de moyens de vérification
191
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
clairs” (Sylvander, 2003:137). Es necesario definir unas dimensiones
casi normativas a partir de las cuales se puede evaluar el impacto de
las indicaciones geográficas en términos de desarrollo de la tierra rural.
Guedes e Silva (2009) consideran que en Brasil, las primeras iniciativas
de desarrollo territorial en las zonas rurales se produjo con la creación del
Departamento de Desarrollo Territorial (SDT), un organismo dependiente
del Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) y la incorporación del
plurianual Programa de Gobierno para el Desarrollo Sostenible del Medio
Rural (PRONAT), que ha adoptado en sus metodologías y herramientas
para la gestión del enfoque territorial. Los autores añaden que, en este
sentido, “se convirtió el enfoque territorial en la piedra angular para el
desarrollo de políticas públicas para el desarrollo rural en el país, por lo
tanto en la construcción de un nuevo marco institucional para abordar
los problemas estructurales experimentados por la sociedad rural en los
territorios” (2011:11).
2. Cartografía el caso de la Indicación Geográfica de Pampa Gaucha
campaña del sur de Río Grande do Sul
El caso de la campaña del sur de la Pampa Gaucha fue la tercera
indicación geográfica nacional y se refiere a la indicación del origen de los
productos de carne de vacuno y sus derivados bajo registro de IG 200501,
emitida en diciembre 12 de 2006, esta certificación no tiene precedentes
en los Estados Unidos; se está adoptando en Europa.
El gaucho en la región pampeana de la Campaña del Sur está
situado en el sur de Brasil, en Rio Grande do Sul, en la frontera con
Uruguay. Región de clima templado con temperaturas medias de 18°C,
que consisten principalmente de colinas cubiertas de hierba (terreno
plano, ligeramente ondulado), donde están los campos de la agricultura
y los humedales que se caracterizan por las zonas bajas y húmedas. La
región sur de Brasil, en el ganado, es una tradición que comenzó con la
colonización de Brasil, donde los pastizales han ofrecido su apoyo para el
desarrollo de esta actividad, especialmente en Rio Grande do Sul. Pocas
regiones en el mundo que tienen un diversidad de especies de pastizales
como los que se encuentran en la “Campaña del Sur Pampa Gaucha”.
Los pastos naturales siguen siendo la base de la granja de subtrópico
en Brasil, por un total de 66% de la superficie total utilizada para el
ganado. Esta participación es más importante en Rio Grande do Sul (RS)
(91%), especialmente en el gaucho de las pampas de la Campaña del Sur.
Los campos de la RS ocupan una superficie de aproximadamente el 40%
de la superficie total del estado, con su principal área de concentración
cerca de la frontera de Argentina y Uruguay.
El área designada para esta indicación geográfica, titulado “Gaucho
Pampa Campaña del Sur” se encuentra dentro del ámbito de la más alta
192
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
proporción de los pastizales preservados de Brasil, uno de los ecosistemas
más importantes del mundo (Nabinger, 1998).
El diseño de la indicación geográfica fue desarrollado por primera vez
a principios de 2005 y es responsabilidad de la asociación de criadores
de la región, la Asociación de Productores de Carne Gaucho Pampa
(APROPAMPA), la Federación de Agricultura del Estado de Rio Grande
do Sul (Farsul) y el Servicio brasileño de Apoyo a las Micro y Pequeñas
Empresas (SEBRAE / RS).
Recientemente, APROPAMPA, FARSUL y el SEBRAE / RS firmaron
un memorando de entendimiento con el MERCOSUR, refrigerador, que es
un exportador tradicional de la región. Sólo los rebaños Hereford y Angus
y sus cruzas pueden buscar el sello de certificación. Para ello, deben ser
criados en pasto y específicos del suelo, y seguir las técnicas de las normas
de producción, tales como la trazabilidad. En la actualidad, cuarenta
agricultores participan en el proyecto, pero la tendencia es que el número
aumentará, ya que hay cerca de seiscientos mil agricultores de la región
con una superficie de quinientas hectáreas. La carne de las pampas es
de bovinos alimentados sólo con pastos de la casa típica de la región –lo
más delgado– y se adapta bien a las razas británicas. El objetivo, dicen
los organizadores del proyecto, es diferenciar el gaucho de carne que se
produce en el medio oeste del país –casi la totalidad de Nellore–.
3. El caso de Patagonia, Argentina: el derecho a utilizar la certificación
de las indicaciones de procedencia y denominaciones de origen del
cordero
Al igual que el vino de Oporto o el champán francés firmado a nivel
nacional e internacional, las empresas en la Argentina en la región de
la Patagonia buscan establecer sus marcas mediante la asociación con
el fondo. Una de estas experiencias se informó en el estudio de caso
“Cordero Gran Sur, Del Pastizal Patagónico a una mesa gourmet” (Ordóñez
y Sáenz, 1994), se presentaron y discutieron en el Programa 1994 para
el Estudio del Sistema de Negocios Agroindustrial (PENSA), Universidad
de São Paulo.
El estudio se refiere específicamente al caso de Argentina La
Agropecuaria SA, destinado a solucionar parte de su grupo y la imagen
de la marca Cordero Gran Sur, el cordero de la región de la Patagonia.
Esta unidad crea, desarrolla, faena y procesa carne de ovino en la
Patagonia Argentina. El Cordero Gran Sur también es responsable de
la distribución de estos productos en los supermercados y restaurantes
seleccionados en Buenos Aires y sus alrededores. Por lo tanto, la marca
se ha ganado el derecho a utilizar la certificación de las indicaciones
de procedencia y denominaciones de origen de conformidad con la ley
argentina patagónica.
193
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Es, como Ordoñez y Sáenz (1994) llamaron la atención en la apertura
del estudio de caso, una empresa ubicada en la Patagonia, un ecosistema
natural no contaminado por los ambientalistas y de prestigio. En este
contexto ambiental, en el estudio de caso de negocio se presentan los
desafíos que enfrentan los ejecutivos de la marca Cordero Gran Sur para
evaluar las posibilidades y los retos asociados con la expansión de los
mercados y la gestión de la cadena de suministro / distribución de la
marca.
Ordoñez y Sáenz (1994) contextualizan la situación, porque el
nombre del proceso del producto todavía era nuevo en ese momento,
por lo que es posible con los cambios en la legislación argentina. Estos
cambios se introdujeron en mayo de 1993, la apertura de oportunidades
para los empresarios argentinos, en particular para los productores de
cordero ubicadas en la región de la Patagonia. Según estos autores, la
legislación SAGYP 286/93 el Departamento de Agricultura, Ganadería y
Pesca de la República Argentina y las Leyes 17.011 y 22.195, permiten
la exploración y el desarrollo de una nueva área de la economía con
elementos certificados por región. Registramos que esa posibilidad y la
atención de la legislación argentina en los primeros años de la década del
‘90 (que permite la diferenciación del producto con su origen geográfico)
han sido poco explorados en los países sudamericanos, a pesar de que
era un concepto conocido y practicado en otros países continentes, en
particular de Europa.
Ordoñez y Sáenz (1994) destacan que la indicación de origen
establecida en la Argentina respondió a la preocupación de proteger
los productos locales frente a otras alternativas y prácticas que no son
ciertas, lo que permite la diferenciación del producto con el apoyo legal
necesario. La ventaja fue asegurada por la normativa específica que
permite la asociación de productos de la región, reconocidos por el origen
y la indicación de origen “cordero patagónico”. Con esta legislación fue
aprobada la certificación para ser considerado como parte de la propiedad
intelectual de la marca y el producto, que confiere derechos y asistencia.
En ese momento, llaman la atención estos autores, sobre los
empresarios de la Patagonia que han sufrido los efectos negativos de una
crisis, causando importantes bajas en la rentabilidad de sus negocios.
Los productores de ganado ovino sufrieron una crisis con nuevos bajos
precios internacionales de lana, un elemento importante en la agenda de
los productos de la región. Por lo tanto, las posibilidades de la certificación
en el cordero presentan una interesante alternativa para lidiar con el lado
negativo de la caída de precios, junto con la mercantilización creciente de
la carne.
La indicación de origen aplicada en el cordero producido en la
Patagonia embotado como una forma atractiva a los funcionarios federales
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en la Argentina. Este apoyo legal a los productores de Argentina anunció
un nuevo papel del Estado: para estimular la construcción de la ventaja
comparativa para los productores argentinos. Por otra parte, se trataba
de una nueva oportunidad de negocio para la región y especialmente
para los productores de carne de cordero.
Ordoñez y Sáenz (1994) dicen que con esta acción, las indicaciones
de certificación de origen y denominaciones de origen, el gobierno ha
ofrecido a la comunidad empresarial y al público la seguridad jurídica
necesaria, la apertura de nuevas perspectivas, por primera vez para la
jurisprudencia y las empresas locales. Por otra parte, una oportunidad de
negocio de la propiedad intelectual de las indicaciones geográficas. Como
resultado de ello, creó en los años ‘90, un activo intangible accesible a
los agricultores y propietarios de tiendas que optan por las ovejas de la
Patagonia para la producción de carne certificada.
Algunos años más tarde, todavía en los años ‘90, revelan Ordoñez y
Sáenz (1994), el sector de la carne en general sufre de cambios profundos
en Argentina, relacionados con la aparición de nuevo estado y los nuevos
hábitos de consumo de la Argentina. El sector está ahora sujeto a estrictos
controles y la salud fiscal, en busca de mayor eficiencia. Hizo hincapié en
el hecho de que la cadena de frío es de gran importancia para la industria
de la carne, y los impuestos establecidos en la operación adquirieron
una importancia aún mayor para la cadena de producción y el sector
distributivo.
Además, los consumidores argentinos exigieron productos
diferenciados y de calidad superior. Por lo tanto, la carne en general y en
particular la carne de ovino evolucionó para ser comercializada de una
manera más sofisticada (con las marcas, la presentación más detallada,
cortes especiales, refrigerados y envasados en
​​ el envasado al vacío
moderno).
De la experiencia de “Cordero Gran Sur: Del pastizal Patagónico a la
mesa gourmet” se localizaron dos informes más recientes que abordan el
tema de la legislación argentina en la denominación de origen: uno creado
por el investigador Ordoñez (2001) y otro desarrollado por el investigador
Jatib (2001), del cuerpo académico de Universidad de Buenos Aires. Como
se describe en el documento “Plan Comercial Carne Ovina Patagónica
Santa Cruz” (Ordoñez, 2001) la experiencia previa de la certificación de
esta carne de la Patagonia tiene tres elementos importantes: el prestigio
de los productos ovinos patagónicos, tanto en el país y el extranjero,
un conjunto de resoluciones de los departamentos y organismos
responsables de tales decisiones argentinos (que ha fortalecido las bases
para la situación actual) y los diferentes proyectos Ley de Denominación
de Origen finalmente se convirtió en la Ley 25.380/00 ​​que se comenta
en este trabajo. Por lo tanto, el régimen jurídico de las indicaciones de
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procedencia y denominaciones de origen de los productos agrícolas y
alimentos de Argentina, se aborda en la Ley núm. 25.380, publicada en
Boletín Oficial Nº 29.565, 1º sección del 12/01/2001.
Las disposiciones generales de la ley aclaran dos conceptos clave
de interés en esta investigación: a) identificación de origen: es el nombre
geográfico de un país, región, provincia, ciudad o región de un territorio
que se conoce como un centro de extracción, producción, fabricación
de un producto alimenticio; b) la denominación de origen: es el nombre
de una región, provincia, distrito, ciudad, distrito o área del territorio
argentino debidamente registrados, que sirve para designar un producto
originario de la misma, cuyas cualidades o características se deben
esencialmente el punto geográfico, con la participación de sus factores
naturales y humanos.
Las solicitudes de adopción preliminar de una denominación de
origen (DO), según lo establecido en el artículo 5 de esta ley, es posible por
la iniciativa individual o colectiva de los productores, quee desarrollan sus
actividades en el área correspondiente a la futura designación de origen.
Esta disposición legal establece que la aplicación debe ser presentada a la
Autoridad de Aplicación, en un estudio sobre seis puntos fundamentales:
a) Antecedentes históricos de la región y los límites geográficos de la zona de
producción;, b) las características generales de la región, sus condiciones
climáticas, la topografía y los recursos naturales y la homogeneidad de
los factores de producción; c) los productos que se beneficiarán de la DO,
los factores o elementos que creen que están poseídos por los productos
como originarios de la zona indicada; d) descripción detallada del proceso
de producción de bienes (materias primas, métodos de la producción,
envasado o procesamiento de las técnicas y etapas de producción); e)
identificación de los productores interesados ​​en el reconocimiento; f) el
nombre propuesto para la DO.
Existe, por tanto, que en la ley argentina éstos son los tres pilares de
la ventaja diferencial presentados anteriormente por los investigadores
australianos Sharp y Smith (1991), al informar el caso de champán
francés: a) el productor territorio de ese producto, que comprender el
clima y el suelo de la región; b) el método de producción utilizado por
los fabricantes es el resultado de la tecnología y el conocimiento descrito
en un documento separado; c) las medidas de control propuestas para
certificar el origen del producto y evaluar su calidad de delimitación área
de producción y procesamiento de cordero y el control de la calidad de los
empresarios que participan en la zona propuesta.
En comparación con la experiencia francesa de la certificación
informado por Sharp y Smith, hay una diferencia fundamental:
la tradición. Sin embargo, lejos de ser el método champenoise de
producción utilizados por los fabricantes franceses, la tecnología y los
196
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
conocimientos se han acumulado a lo largo de más de doscientos años
de tradición.
Si bien puede haber experiencia y tecnología en los productores de
la región de la Argentina, corresponde a los productores interesados ​​en
obtener la denominación de origen para el cordero patagónico presentar
evidencia y argumentos convincentes para mostrar estos importantes
elementos.
En la propuesta Ordoñez (2001) para el cordero patagónico que viene de Santa
Cruz, provincia de la Patagonia argentina, se evidencia la presencia de otros elementos de
interés en esta investigación. En la propuesta, el investigador presenta el marco conceptual,
una breve descripción del artículo, las principales actividades que se desarrollarán los
aspectos que detallan la capacidad institucional, organizativa, tecnológica y comercial, y
finalmente se presentan las conclusiones. Este proyecto incluye las actividades necesarias
para impartir formación y prestar asistencia técnica en cuatro frentes: institucional,
organizativo, tecnológico y comercial. En el ámbito institucional, argumenta Ordoñez
(2001) es la garantía legal de la Ley de Denominación de Origen Protegida, como se
comentó anteriormente. En ese mismo frente, el investigador también subraya el
importante papel de la cultura, costumbres y tradiciones propias de la Patagonia.
La definición de los procedimientos estándar para los procesos de
los productos, es el gran desafío en la dimensión tecnológica de la obra
de Ordoñez (2001). El objetivo, dice, debe ser el consumidor, que aclarará
sus necesidades y deseos. Estas normas también deben contener rasgos
distintivos que garanticen la denominación de origen.
Ordoñez pone de relieve las principales características del desarrollo
de complejos turísticos en la Patagonia: a) Misión: producir, procesar
y distribuir el cordero de alta calidad, diferenciado por el siguiente
conjunto: su origen, identidad preservada y la certificación de calidad,
con el fin de trabajar en los mercados elegidos, se reúnen consumidores
y productores para crear valor para la región de la Patagonia y, por
tanto, lograr el desarrollo sostenible; b) Fuente propuesta: a partir de
los elementos básicos de garantía de la identidad y la certificación de
calidad, los accionistas están comprometidos con el complejo a desarrollar
e implementar sistemas de información que permitan la producción
con valor añadido y satisfacer a los clientes; c) Importe garantizado: los
accionistas garantizan la entrega garantizada en los volúmenes y los
tiempos combinados, cumpliendo fielmente los contratos celebrados; d)
Confidencialidad y ética empresarial: los accionistas se comprometen a
respetar, con la necesaria confidencialidad y la ética en las estrategias,
acciones y operaciones de la empresa el acceso a los aliados de la cadena
de negocios.
Con respecto a los efectos de este artículo, parece que los recientes
experimentos analizados y reportados por el académico argentino
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sugieren que existe una coherencia conceptual, y lo mismo ocurrió con el
apoyo legal que sustenta estas iniciativas. Sin embargo, estos proyectos
han sido diseñados de manera satisfactoria a partir de las premisas
teóricas y conceptuales, para entrar en acción produciendo resultados
prometedores en dificultades a corto plazo para mantener las ganancias
en el largo plazo. Las buenas intenciones de los productores de la región
de la Patagonia de Argentina se oponen a los enormes desafíos asociados
con el contexto argentino, y en el sector de las importaciones de carne de
cordero, el contexto de la vecina Argentina. Estos factores combinados
impactan y causan daños a las partes interesadas y terminan poniendo
en riesgo la sostenibilidad de estas iniciativas.
Consideraciones finales
La primera década del proceso de integración del MERCOSUR se
caracterizó por un rápido crecimiento en las relaciones comerciales
entre las grandes empresas agroalimentarias y el sector automotriz,
principalmente en Argentina y Brasil, según el informe Guedes (2009).
Otro factor que caracteriza esta etapa de la integración es que estuvo
ausente en las acciones políticas la idea de un espacio social eficaz sin
fronteras. Este inconveniente fue superado por una serie de mecanismos
de financiación y el crédito para las actividades de interés social, tales
como Fondo de Garantía para la Agricultura del MERCOSUR, o el Fondo
del MERCOSUR para empresas familiares pequeñas y medianas. A
modo de ejemplo, en Brasil, en 1995 se creó el Programa Nacional de
Fortalecimiento de la Agricultura Familiar (PRONAF), responsable de la
promoción de proyectos individuales y de grupo que generan ingresos
en la agricultura familiar y los asentamientos de reforma agraria. En la
Argentina, a partir de 2006, se llevó a cabo a nivel nacional la Comisión
Nacional Apoyo al Desarrollo de los Territorios (PNTER), con iniciativas
como los proyectos integrados “Innovación Tecnológica y Organizativa”,
“Innovación en Finanzas y Marketing” y “la Innovación Productiva y
Organizacional para la Equidad Social”. El PNTER tiene como objetivo
apoyar el desarrollo de habilidades de los actores del sistema agrícola y
fortalecer la capacidad del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria
(INTA) en la gestión de estrategias de intervención de los territorios.
Estas iniciativas buscan implementar estrategias que agreguen
valor al territorio y los productos agroalimentarios y servicios, valorar el
conocimiento local de las certificaciones, las etiquetas y las indicaciones
geográficas. Por lo tanto, se concluye que los resultados obtenidos sobre
los estudios de los efectos en el país de origen (EPO) permite algunas
conclusiones parciales que sin duda serán de ayuda para guiar la
investigación exploratoria con los profesionales interesados ​​en explorar
esta estrategia de diferenciación productos, ya sean productores o
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distribuidores. Se encuentran: a) el mercado tiene posibles casos de éxito
con los productos asociados a un país de origen; b) las empresas, en su
búsqueda de diferenciación en el mercado, debe enviar señales claras
relacionadas con el origen de sus productos; c) los agentes del mercado y
los consumidores deben darse cuenta de que estos productos son mejores
que otros; d) los productos asociados con la región de origen pueden: d.1)
estimular la mejora de su calidad con normas más estrictas de plantación,
manejo, producción y distribución; d.2) facilitar la identificación del
producto por los distribuidores y los consumidores; d.3) fomentar una
mayor inversión en la región de producción, lo que contribuye al desarrollo
regional; d.4) facilitar la identificación del producto por el consumidor; d.5)
para facilitar la comercialización de productos mediante el uso de la marca;
e) Los profesionales han de darse cuenta de la importancia estratégica de
la existencia de productos asociados a la región donde se producen.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Dinámicas transfronterizas en jaque
entre Posadas (Argentina) y Encarnación
(Paraguay): las “paseras” paraguayas frente a
la suba de las aguas
María Dolores Linares
[email protected]
Resumen
Una de las dinámicas transfronterizas más importantes entre las ciudades
de Posadas (Argentina) y Encarnación (Paraguay) es la que engloba el
conjunto de las prácticas comerciales cotidianas llevadas a cabo por las
mujeres paraguayas llamadas “paseras”. Estas prácticas varían según
las elecciones de las paseras sobre las estrategias de cruce fronterizo –
si se realiza por la vía terrestre o la vía fluvial–, los tipos de mercancías
a comercializar y los circuitos intraurbanos desplegados en la ciudad
de Posadas. Ahora bien, en los últimos años, estas elecciones de vida
cambiaron: la práctica de las paseras paraguayas se vio fuertemente
afectada por la suba de las aguas del río Paraná y otras consecuencias físicas
de las obras realizadas para la terminación de la represa de la empresa
binacional Yacyretá. El objetivo de este trabajo es analizar el impacto
físico y social de uno de los planes de obras públicas más importantes
en el área fronteriza de Posadas-Encarnación en los últimos diez años, es
decir, el plan de terminación Yacyretá (etapa final de la represa Yacyretá),
específicamente en la dinámica transfronteriza de comercio informal
de las paseras paraguayas. Para ello, se utilizaron los siguientes datos
cualitativos: entrevistas multisituadas al actor transfronterizo “pasera”
entre los años 2009 y 2010, los cuales se procesaron mediante la técnica
de “relatos de vida comparados”. También se utilizaron como fuentes
secundarias documentación inédita de la empresa binacional Yacyretá
para describir los cambios físicos más importantes de la frontera.
Introducción
Los estudios académicos abordan, cada vez más, a las fronteras
como espacios de transición, como marcas en los territorios nacionales
cada vez más permeables. La creciente porosidad de las fronteras
argentinas permite un tipo de contacto social donde prima el intercambio
económico, laboral, educativo y cultural, el cual, a fuerza de repetición y
de aceptación social, puede transformar el espacio fronterizo en un área
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
verdaderamente transfronteriza. Un ejemplo de espacio transfronterizo lo
constituye el eje Posadas (República Argentina)-Encarnación (República
del Paraguay), ciudades que desde 1990 están vinculadas físicamente
por una gran obra de infraestructura: el puente internacional San Roque
González de Santa Cruz. Este puente, sumado al pre-existente servicio
de lanchas para cruzar el río Paraná, forma un sistema de comunicación
internacional eficiente entre la ciudad de Posadas1, de 323.739 habitantes
según los datos provisionales del Censo de 20102, y Encarnación, de
146.508 habitantes según el censo de 20023. Esta primera obra pública
ha favorecido la generación de dinámicas con características propias de
un espacio de contacto transfronterizo: los cruces se realizan por motivos
familiares, de salud, de educación, de trabajo formal e informal. Una
de las dinámicas sociales transfronterizas más importantes del área es
la práctica cotidiana de las “paseras” paraguayas (Schiavoni, 1993)4. El
trabajo de estas mujeres consiste en una práctica comercial que implica
el cruce de la frontera argentino-paraguaya, por lo menos una vez al día,
en sus distintas modalidades: por el puente internacional o por el puerto
por medio del servicio de lanchas. Sin embargo, desde hace veinte años,
otra obra pública de gran envergadura está modificando este espacio
de contacto entre las dos ciudades, así como las dinámicas sociales
desarrolladas a su alrededor: el plan de terminación Yacyretá (PTY),
etapa final del proyecto de la represa Yacyretá, de la empresa binacional
Yacyretá.
El PTY es un plan de obra pública que tiene por objeto la realización
de diversas obras y acciones, tanto del lado paraguayo como argentino,
para culminar el proyecto de la central hidroeléctrica de Yacyretá. La
central requiere, para funcionar en forma plena y eficientemente, una cota
de embalse de ochenta y tres metros sobre el nivel del mar (msnm), por
lo cual la prioridad del PTY será finalizar las obras necesarias para poder
elevar la cota a ese nivel en el eje Encarnación-Posadas. Los objetivos del
plan fueron: 1) liberar las áreas a ser inundadas y las áreas necesarias
para la construcción de las defensas costeras y obras anexas; 2) realizar
1 Posadas es la capital de la provincia de Misiones, ubicada en el extremo nordeste de la República
Argentina. De las fronteras de esta provincia, que tiene un perímetro de mil doscientos kilómetros, el
noventa por ciento son internacionales, compartiendo setecientos cincuenta kilómetros de frontera con
Brasil y trescientos cincuenta kilómetros con Paraguay. El otro diez por ciento de su frontera (ciento
diez kilómetros) limita con su provincia vecina, Corrientes. La frontera con el Paraguay está trazada de
acuerdo con el río Paraná, según lo dispone el tratado de límites entre Argentina y Paraguay de 1876.
Frente a la ciudad de Posadas, atravesando el río, se encuentra la ciudad de Encarnación, capital del
estado de Itapúa, Paraguay, que cuenta con setenta mil habitantes (Fantín, 2006).
2 Provincia de Misiones. Viviendas, población por sexo e índice de masculinidad, según departamento.
INDEC. Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.
3 Según datos del censo realizado el 26 de agosto de 2002 por la Dirección General de Estadísticas,
Encuestas y Censos de la República del Paraguay.
4 Denominaremos por el momento “paseras” a las mujeres cuyo trabajo consiste en “pasar” a través de
la frontera pequeñas cantidades de mercaderías para su venta, re-venta o entrega, desde Encarnación a
Posadas. En su mayoría, provienen de la ciudad de Encarnación, Paraguay, y sus alrededores.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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obras y acciones necesarias para garantizar la calidad de vida ambiental;
3) reponer obras de infraestructura que serán afectadas, y 4) recomponer
la trama urbana de Encarnación y Posadas5. Las obras han influido en
las relaciones entre las dos ciudades afectadas.
A partir del año 2006, las obras de infraestructura del PTY comenzaron
a modificar el paisaje urbano de las ciudades de Posadas y Encarnación,
pero no fue sino a partir del año 2009 que la cota del río Paraná subió
hasta sumergir amplios territorios en ambas ciudades y, junto con ellos,
lugares emblemáticos para la actividad de comercio informal llevado a
cabo por las paseras paraguayas como los puertos en ambas márgenes
y la “zona baja”6 comercial de Encarnación. Creemos que el proceso de
cambio en el paisaje urbano de las ciudades mediante estas obras puede
ser observada en dos niveles diferentes: por un lado, desde un marco
supranacional y de infraestructura energética y, por el otro, desde un
plano micro-social y de estrategias laborales en procesos de cambio. El
objetivo de este trabajo es analizar el impacto físico y social del plan de
terminación Yacyretá (etapa final de la represa Yacyretá), específicamente
en la dinámica transfronteriza de comercio informal de las paseras
paraguayas. Para lograr este objetivo, se analizaron los datos sobre las
obras realizadas en la margen izquierda que corresponden al proyecto
N° 3 y 4 del PTY de la empresa binacional Yacyretá y su actualización en el
resumen ejecutivo del año 2010. Las fuentes primarias utilizadas fueron
las entrevistas multisituadas al actor transfronterizo “pasera”, realizadas
en dos períodos diferenciados: en abril-mayo de 2009 y en julio-agosto
de 2010. También se elaboraron grillas de observación participante
para describir los cruces transfronterizos y un cuerpo de fotografías que
marcan los cambios espacio-temporales en el área estudiada.
En este trabajo, se ilustrarán y analizarán representaciones sociales
sobre el espacio transfronterizo que responden, en general, a la lógica del
cambio, de la transmutación, del “progreso” y el “desarrollo”, según las
palabras de los sujetos entrevistados. Dado que la discusión académica
sobre los conceptos “progreso” y “desarrollo” excede los objetivos de
este artículo7, estos términos aparecerán vinculados al discurso sobre
las grandes obras de intervención urbana –en tanto re-productoras del
paisaje urbano– llevadas a cabo por el PTY en las ciudades de Posadas y
Encarnación. Nos referimos al paisaje urbano con el fin de poner el acento
no en la configuración espacial de la ciudad –que remite a la totalidad–
5
6
7
Estos objetivos, de los cuales se han concretado sólo algunos de ellos, son enumerados en el orden y
según su publicación en la página oficial de la Entidad Binacional Yacyretá [en línea] Dirección URL:
[http://www.eby.org.ar/]. Consulta: 19 de junio de 2011.
El casco histórico de Encarnación, devenido en centro comercial de la ciudad, es conocido comúnmente
como “zona baja” por la gente del lugar.
Sobre el concepto de “progreso” y su implicancia en la República Argentina, ver Oszlak (1997) y
Svampa (1994). Encontramos un resumen del análisis conceptual del término “desarrollo” en Berton
(2009) y Carísimo (2011).
204
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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sino al conjunto de objetos que el hombre puede percibir e identificar por
medio de sus sentidos de esa configuración, es decir, un sistema parcial
y subjetivo (Santos, 1996).
1. Dinámica transfronteriza de las paseras paraguayas: las
mercaderías, los circuitos y los cruces
Establecer, desde el punto de vista teórico, que el área de frontera
de Posadas-Encarnación constituye un área transfronteriza no significa
que de por sí conforme un conjunto regional transfronterizo como
el caso de Mexamérica (Gondart, Revel-Mouroz, 1995). Expresa, sin
embargo, que se comienza a abandonar la perspectiva según la cual las
fronteras constituyen áreas de tajante diferenciación, tensión y control
cultural, económico y militar (Ciccolella, 1997:59) para transformarse
paulatinamente en espacios de transición, de interfase y de contacto.
Respondiendo aún a la territorialidad de los controles institucionales
fronterizos, creemos que esta área está compuesta a su vez de redes,
de relaciones personales, comerciales, profesionales, etc., perteneciendo
al mundo de los territorios y al mundo de las redes al mismo tiempo
(Badie, 1995:135), con lo cual el área contigua a la línea de demarcación
fronteriza en Posadas-Encarnación es transfronteriza en el sentido de
que acoge en su seno a un conjunto de relaciones y dinámicas sociales,
institucionales y políticas transfronterizas8.
En cuanto a la definición de una dinámica de circulación
transfronteriza llevada a cabo por las paseras paraguayas entre Posadas
y Encarnación, pudimos realizarla gracias a dos instancias de trabajo de
campo de los años 2007 y 2009 (Linares, 2010). Debemos aclarar que
consideramos que no necesariamente todo lo que “pasa” en esta área puede
ser catalogado como “dinámicas transfronterizas”. Desde nuestro punto
de vista, existen por un lado las prácticas fronterizas, que son aquello
que sucede en el “paso” y en el área transfronteriza y que alimentan, poco
a poco, la generación y reproducción de vínculos transfronterizos de toda
índole. Compartimos con Grimson (2003) la idea de que estos vínculos
no socavan ni destruyen el límite, incluso en algunos casos ponen de
manifiesto un reforzamiento de la idea de separación. El contacto en el área
transfronteriza no significa ausencia de conflicto, ni hibridación cultural,
sino sólo contacto: un campo abierto de posibilidades, interrelaciones,
idas y vueltas. Nos referimos a dinámicas sociales transfronterizas sólo
cuando las prácticas transfronterizas tengan una cualidad de circulación
recurrente, constante, que sean llevadas a cabo siempre por los mismos
8
Ciertos autores, en virtud de la profundidad de los vínculos y lazos transfronterizos (Macias, 2003:24),
o en virtud de la perspectiva estratégica con la cual se analice el territorio (Sejas, 2003) proponen el
término de “región fronteriza” para hacer referencia a un espacio de dimensiones también imprecisas
pero de características más homogéneas a ambos lados de la frontera. Abínzano (2004) propone
este término para el tramo fronterizo Posadas-Encarnación basándose en un análisis histórico de los
vínculos sociales, políticos y culturales entre las dos orillas.
205
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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sujetos sociales, que construyan lazos transfronterizos de larga data y
que generen estrategias de producción social compartidas. Es por estas
características que consideramos la actividad de las paseras paraguayas
entre Posadas y Encarnación como una dinámica social transfronteriza
(Linares, 2010).
En líneas generales, estas mujeres provenientes de Encarnación y
sus alrededores se despiertan muy temprano y preparan las mercaderías
que irán a “pasar” hacia Posadas. Si bien pueden ingresar y egresar a
y hacia la Argentina cuantas veces deseen gracias a la modalidad del
tránsito vecinal fronterizo, la primera ilegalidad en la cual incurren es
que ingresan al país con un fin lucrativo (Sassone, 1988), es decir, que ya
sea por cuenta propia o con relación de dependencia, intentarán obtener
una ganancia de ese cruce. De esta manera, la práctica de las paseras
está ligada al tráfico de bienes a través de la frontera y, sin embargo, no se
podría ajustar a las leyes de tráfico vecinal fronterizo (Resolución General
262/98 AFIP, Aduanas y complementarios). El primer lugar, porque las
mercancías que ingresan al país no son originarias del Paraguay, es decir,
han sido importadas (artículos de cosmética chinos, termos alemanes).
En segundo lugar, ingresan al país mercancías prohibidas según el
código aduanero, como cigarrillos o bebidas alcohólicas importadas.
En tercer lugar, la ley establece un cupo de ciento cincuenta dólares
estadounidenses por mes en una sola vez de artículos de consumo no
durables, mientras que las paseras cruzan la frontera todos los días.
Por estas irregularidades, la dinámica transfronteriza de las paseras es
combatida en los puntos de control fronterizo de Posadas, ya sea por la
Dirección Nacional de Aduana como por el SENASA (Servicio Nacional de
Sanidad Animal).
El saber circular en el espacio de “transición”, la astucia para
evitar los controles es una característica de la actividad de las paseras
paraguayas. En reglas generales, dependiendo de las mercaderías a
comercializar y de la red de relaciones de cada pasera, ellas manejan una
variedad de combinaciones de circuitos que se definen según dos formas
de realizar el “cruce”: por medio del ómnibus internacional por el puente
o en lancha por los puertos de Posadas y Encarnación. El denominador
común entre los diferentes tipos de circuitos es la cotidianeidad: todas las
mujeres cruzan la frontera de Posadas-Encarnación diariamente. El tipo
de cruce y las mercaderías delinean la estrategia de cada una: hay paseras
que sólo “pasan” mercaderías como intermediarias y paseras llamadas
“revendedoras”, ya que no sólo pasan sino que también re-venden la
mercadería en Posadas. Estos dos tipos de paseras cuentan con saberes
específicos como el armado de bolsos, la formación de redes de contacto
en cada orilla y el conocimiento de los funcionarios del control aduanero.
En general, prefieren cruzar por el puente internacional, dependiendo
206
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
de sus contactos. Las paseras que pasan y venden frutas y verduras,
además del conocimiento de sus clientes en Posadas, deben evitar el
puente internacional, donde la oficina del SENASA impide el ingreso sus
alimentos perecederos. Hasta el mes de octubre del año 2009, la primera
y más importante decisión residía en si se cruzaba por el puerto o por
el puente, y la simple posibilidad de elección de vía de comunicación
era garantía de un trabajo de subsistencia para estas mujeres. Luego,
en Posadas, las estrategias y los espacios urbanos frecuentados siempre
variaban según las mercaderías transportadas y los circuitos específicos
de comercialización, es decir, según se pudiera o no armar puestos en la
calle, según las relaciones sociales con vecinos, según se vendiera casa
por casa o se trabajase simplemente de intermediaria con los puestos del
Mercado Modelo.
Estas opciones de cruce fronterizo cambiarán totalmente a partir de fines
del año 2009. Las obras del plan de terminación Yacyretá provocaron una serie
de transformaciones físicas en el espacio transfronterizo que repercutieron en
la vida de las paseras paraguayas. La suba de las aguas del río Paraná inundó
barrios enteros en ambas orillas, anegó el puerto de Posadas y desvió las vías
de comunicación entre los mercados de Encarnación y de Posadas. Entre la
primera entrevista a una de las paseras paraguayas (Paola) en abril del 2009 y
la segunda en julio del 2010, su mundo había cambiado y, según ella, nuestra
investigación también: “Lo que usted hace ya es historia, ahora no hay más
puerto, no hay más trabajo, es parte del pasado”.
207
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
2. Plan de terminación Yacyretá: antecedentes y objetivos
Después de muchos años de obras, demoras y negociaciones, la
empresa binacional Yacyretá lanza el PTY como la etapa final para la puesta
en marcha al 100% de la central hidroeléctrica Yacyretá. Las relaciones
bilaterales entre Paraguay y Argentina con el fin de construir la represa se
remontan a 1958, cuando los dos países firman un convenio para analizar
la posible obtención de energía de los Saltos de Apipé. En 1964 se presentó
el informe técnico y financiero del anteproyecto de Yacyretá, en el mismo
año que se firmaba el acuerdo de Itaipú entre Brasil y Paraguay (Levinton,
2010:165). Según algunos autores, el presidente de facto general Onganía
consideró preocupante la construcción de la represa de Itaipú, por lo que
impulsó convenientemente el proyecto de Yaciretá y en 1967 firma, junto
con el presidente de facto paraguayo Stroessner, un compromiso para su
futura ejecución (Ribeiro, 1999). A partir de 1973, las relaciones entre
Argentina y Paraguay mejoraron debido a la posición integracionista del
presidente argentino Perón y de su amistad con el dictador Stroessner
(Levinton, 2010:169). El 3 de diciembre de 1973 se firma el Tratado de
Yacyretá, el cual prevé la formación de la entidad binacional Yacyretá (EBY),
que en septiembre de 1974 establece sus oficinas centrales en Asunción
y Buenos Aires. Con respecto a su ubicación geográfica, la represa de
Yacyretá está emplazada sobre el río Paraná, entre los Estados de Argentina
y Paraguay, en los márgenes se encuentran las ciudades de Ituzaingó,
provincia de Corrientes (Argentina) y Ayolas, departamento de Misiones
(Paraguay), respectivamente, a unos cien kilómetros de las ciudades de
Posadas y Encarnación, aproximadamente. El proyecto original preveía la
inundación de forma permanente de ochenta mil hectáreas en Paraguay y
treinta mil hectáreas en Argentina (Simoe, 2003:2).
En cuanto a la suba de las aguas del río Paraná, en junio 1994
comenzó el proceso de llenado del embalse de la represa hasta la cota 76
msnm y se inauguró la central hidroeléctrica de Yacyretá con la puesta
en funcionamiento de la unidad de generación N° 1 (Levinton, 2010:122).
El llenado fue realizado gradualmente mientras se ponían en marcha
las obras complementarias de diversos planes9, de los cuales el más
importante –y el que logró el mayor financiamiento– fue el PTY, firmado
en el año 2003 (Simoe, 2003). Recién en marzo del 2011 se llegó a la
cota definitiva de 83 msnm, inundando grandes áreas (Figuras 1 y 2) y
permitiendo la producción de energía en la mayor capacidad instalada de
la presa.
Los objetivos del PTY –nombrados en la introducción de este
trabajo– se deben lograr mediante una serie de obras, dependiendo de
9
El PISMA (Plan de Infraestructura Social y Medio Ambiental), el PMMA (Plan de Manejo de Medio
Ambiente) y el PARR (Plan de Acción para el Reasentamiento y la Rehabilitación) fueron planes que
originarían importantes modificaciones en la trama urbana, observables tempranamente sobre todo en
la ciudad de Posadas.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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la naturaleza de cada objetivo. Los objetivos que más importan para este
trabajo, por su incidencia en los espacios de vida urbanos de las paseras
paraguayas, son los últimos dos: el tendiente a reponer las obras de
infraestructura afectadas por la inundación (rutas, puentes, puertos, vías
férreas, etc.) y el que busca “recomponer la trama urbana de Encarnación
y Posadas”. Este último objetivo se llevó a cabo con planes posteriores,
como por ejemplo el proyecto ejecutivo del tratamiento costero (PTC),
ganado por licitación por una consultora con sede en Buenos Aires para
la planificación, dirección y construcción de las obras complementarias y
defensa costera para la ciudad de Posadas dentro del PTY (Millán, 2010).
Estas obras de intervención urbana incluyen: inundación (incluido los
puertos de pasajeros de ambas ciudades) y planificación urbana de las
áreas costeras de Posadas y Encarnación –mediante convenios con la
Corporación Puerto Madero (Carísimo, 2011)–, construcción de avenidas
costaneras en Posadas y Encarnación, construcción de nuevas zonas
comerciales en Encarnación, etc.
Fig. 1: Posadas y Encarnación
antes del embalse.
Fig. 2: Las ciudades una vez
alcanzada la cota 83 msnm.
Fuente: Empresa Binacional Yacyretá, 2010. Elaboración propia.
3. Nuevos territorios, nuevos desafíos para la dinámica transfronteriza
de las paseras paraguayas. Principales resultados y conclusiones
A partir de la puesta en marcha del PTY, la fisonomía de la costa
posadeña fue transformada: los antiguos habitantes del área costera
–tradicionalmente un área humilde– fueron relocalizados y, en lugar
de las casas portuarias de madera, se construyó la avenida costanera
como un espacio público y se habilitó la construcción de restaurantes,
hoteles, edificios y casas de lujo, transformando el antiguo barrio popular
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
portuario en un espacio público “moderno”, de paseo y de consumo
destinado a la clase media alta de Posadas (Barreto, 2004). Dentro de
este cambio, el puerto de Posadas fue inundado e inutilizado a mediados
del año 2009 y las vías de comunicación con el Mercado Modelo –a unos
cuatrocientos metros del puerto hacia el centro de Posadas– dejaron de
ser transitadas por el constante ir y venir desde el puerto al mercado.
El Mercado Modelo, centro de compra-venta que estaba vinculado a
Encarnación por dos vías de comunicación, el puente internacional y el
puerto, quedó así semi-aislado y enfrentando un futuro incierto, ya que
el PTY aspira a su relocalización10.
En la otra orilla, las perspectivas para los habitantes costeros no
fueron mejores. En Encarnación, la inundación hizo desaparecer en
su totalidad el casco histórico de la ciudad y, junto con él, el puerto
de Encarnación y el barrio comercial de la “zona baja” (Figura 3). Con
un margen recuperado por la defensa costera, se está construyendo
una avenida costanera de doce kilómetros que contará con espacios de
recreación e incluso un balneario (Carísimo, 2011). La actividad comercial
que se desarrollaba en la zona baja de la ciudad fue trasladada casi en
su totalidad a un predio construido exclusivamente para tal fin a unos
doscientos metros de la cabecera paraguaya del puente Internacional
y el recorrido del ómnibus internacional ha cambiado para llevar a los
pasajeros directamente a la zona de compras (Figura 4).
Fig. 3: Inundación en la “zona baja”.
Fig. 4: Nuevo barrio comercial. Encarnación 2010.
Fotos de la autora.
El aumento del nivel de las aguas hasta la cota de 83 msnm es un
hecho inexorable e insoslayable, que ayuda a “naturalizar” y justificar las
intervenciones urbanas realizadas (Millán, 2010). Sin embargo, los cambios
realizados en Posadas responden, además de a la lógica del “progreso”
y “desarrollo” económico consecuente de la central y del consiguiente
nuevo lugar ocupado por la ciudad a nivel regional (Millán, 2010), a un
objetivo de segregación social de los sectores pobres de la ciudad. De
10 Según entrevistas realizadas a diferentes arquitectos especializados en planificación urbana en Posadas
y en las obras de la EBY: Arq. Borio (Subsecretaria de Ordenamiento Territorial de la provincia de
Misiones), Arq. Cabral (empresa binacional Yacyretá) y Arq. Cabassi (empresa binacional Yacyretá).
210
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
esta manera, la opción por “dar la cara al río” o el interés de proyectar el
centro de Posadas sobre el eje costero ya no responde a las actividades
productivas presentes en el Plan Posadas de 1972 (Jaume, 1991), sino
en “aumentar el valor del suelo, construir nuevos edificios en altura y
habilitar el uso del suelo para las actividades comerciales y de servicio”
(Millán, 2010:256), sin tener en cuenta el orden socio-espacial anterior
a las reformas. Por esta razón, los conflictos sociales desencadenados a
partir de las llamadas “relocalizaciones” no sólo alcanzaron a las familias
sujetas a desalojos sino a una serie de actividades productivas ligadas al
río y al intercambio, como pescadores, lavanderas, paseras, etc.
A principios del año 2010, la actividad de los distintos tipos de paseras
había cambiado. El puerto de pasajeros de Posadas y de Encarnación
estaba bajo el agua y de la zona comercial baja de Encarnación ya no
quedaba rastro alguno. Las paseras “verduleras” ya no podían ir a Posadas
diariamente: al no existir más el puerto estaban obligadas a cruzar por el
puente internacional, donde los funcionarios del SENASA imposibilitaban
el ingreso de productos perecederos de sus huertas y chacras. Algunas de
ellas, como Paola, se aventuraban aún unos dos o tres días por semana
con sus verduras. Lidia debió comenzar a trabajar “por el puente”, pero
no le resulta fácil: “ahora que no está la lancha es difícil para trabajar
ahí por el puente no pasamos, algunas veces si tenés suerte pasamos
bien si no mandamos todo de vuelta y no trabajamos.” Esta sensación es
compartida: el cruce es para las “verduleras” cada vez más difícil. Pero,
además, se suma la pérdida de referencia espacial de todas las paseras
con la desaparición de la zona baja de Encarnación, donde compraban,
armaban sus bolsos, almorzaban, etc. Agustina dice que “en la zona baja
no hay nada para hacer, es un desastre”. Margarita, que tenía un puesto
como “mesitera”11 en la zona baja, no fue censada en el año 2007 dado
que por problemas de salud estaba en su casa y no pudo trasladarse a la
nueva zona comercial. Se quedó sin trabajo y debe “trabajar” como pasera
porque “ya no puedo quedarme a esperar (la autorización para trabajar
en la nueva zona comercial) y no quiero trabajar otra vez de empleada
doméstica, ya no quiero…”. Y Lorena sigue trabajando en su puesto de
verduras en Posadas, “pasa” de a poco sus mercaderías y aún sobrevive.
Pero en su vida doméstica, la han re-localizado por las obras de la zona
baja y no le han asignado una casa para ella y sus doce hijos, por lo que
vive con la familia de su hermana en condiciones de hacinamiento.
Las paseras entrevistadas dicen comprender para qué sirven las
grandes obras, pero comparten la idea de que tanto las obras de caminos,
los nuevos barrios así como el Mercosur “son para los grandes, para los
que tienen plata y son ricos, no son para nosotras, las hormiguitas”.
Con un español aprendido como segunda lengua, una pasera anónima
11 La actividad de los “mesiteros” consiste en armar mesas de venta en las veredas céntricas urbanas.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
expresa su descontento: “Las cosas están peor que antes, digo yo. Eso (por
las obras, el puente, el Mercosur) fundió nuestro país... a los pobres los
fundió. Y nosotros somos pobres. Fundió a nosotros”. La sensación que
prima entre las paseras es la del “recorte”: pueden continuar haciendo su
trabajo, pero ya no por la zona baja de Encarnación, ya no por la lancha,
ya no sin los estrictos controles del puente, ya no por la costanera hasta
llegar al Mercado Modelo. El territorio de su circulación laboral ha sido
recortado, “limpiando” espacios amplios de la ciudad de la presencia de
las paseras. Estos cambios son vivenciados con un gran sentimiento de
“ajenidad” y desconcierto. Algunas paseras, sin saber leer ni escribir,
declaran que les resulta muy difícil ir a preguntar a la sede de la empresa
binacional Yacyretá por la situación de su expediente, por lo cual dicen
desconocer si habrá y cuándo un nuevo servicio de lanchas, si les darán las
casas prometidas, si podrán acabar con el hacinamiento y la precariedad.
Mientras otros sectores de la sociedad encarnaceña y posadeña se
organizan para reclamar por sus derechos (Figuras 5 y 6), las paseras
continúan su circulación intentando sortear los nuevos escollos, rogando
pasar desapercibidas. La resignación con la cual afrontan diariamente
los controles fronterizos y la posibilidad de perder sus mercaderías se
traslada a los recortes en su circulación “laboral” cotidiana.
Fig. 5: “El progreso es muy lindo pero no
a costa de nuestras vidas y sufrimiento”,
manifestación de los relocalizados del
barrio El Brete de Posadas, año 2007.
Fig. 6: “Encarnación S.O.S. nos ahoga
la EBY”, pintada anónima en zona
baja de Encarnación, año 2010.
Fotos de la autora.
Para terminar, diremos que para el año 2009 las obras del PTY –que
traerían el “desarrollo” y el “progreso” en ambas orillas del río Paraná–
se hicieron visibles modificando el espacio fronterizo y comenzaron a
formar parte de las representaciones de las paseras paraguayas sobre
su territorio. Además de los controles cotidianos en el paso fronterizo
(Linares, 2010), a las paseras se les suma una nueva preocupación
y un nuevo problema a solucionar: el recorte territorial de su vida
cotidiana, donde está incluido el trabajo entre las ciudades de Posadas
y Encarnación.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Porque como bien afirma Carísimo (2011), la escala supranacional
e internacional de las obras de infraestructura energética puede mostrar
las matrices de desarrollo regional. Pero estas obras tienen una dimensión
definida en términos espacio-temporales en donde es posible problematizar
la cotidianeidad de esas matrices. En ese sentido, el espacio de vida de
las paseras paraguayas ha sido atravesado de manera abrupta por las
materializaciones de las matrices de desarrollo imperantes en el área,
matrices de las cuales, además, se sienten inevitablemente excluidas. El
recorte territorial de su espacio vivido es una muestra de este sentimiento
de exclusión, el cual manifiestan con resignación pero no sin tensión.
La suma de sentimientos negativos con respecto a la posibilidad de
subsistencia establece dudas sobre la capacidad de “resiliance” frente
a los cambios vividos por las paseras paraguayas. Mientras desde la
dimensión internacional las obras del PTY están generando un tipo de
desarrollo económico del área transfronteriza, desde la dimensión microsocio-territorial este mismo desarrollo recorta el espacio transfronterizo
de la dinámica de las paseras paraguayas.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En la frontera de los nombres. Satolep y
Passo de Guanxuma, ciudades de la ficción
rioplatense
Graciela Esther Ferraris
[email protected]
Resumen
El presente trabajo forma parte de mi investigación sobre la emergencia
de ciudades en la ficción latinoamericana, en el espacio configurado en
torno de la cuenca de un gran río como el de la Plata. La cartografía
así diseñada abarcaría parte del territorio argentino, el Uruguay y sur de
Brasil, comprendiendo la llamada “comarca platina”, en cuya literatura
surgen las ciudades brasileñas de Satolep y Passo da Guanxuma, y la
uruguaya Lavanda. Dichos espacios pertenecen a la obra de Vitor Ramil,
Caio Fernando Abreu y Juan Carlos Onetti, respectivamente. Este trabajo
es un recorte del análisis de los nombres de esas ciudades y, aunque
brevemente aluda a las otras dos, solamente tratará de la ciudad de
Satolep, dado que el concepto de simetría especular de la semiótica de la
cultura, de Iuri Lotman, permite dar cuenta del mecanismo de generación
de nuevos sentidos que se advierte en el nombre-palíndromo, anagrama
de Pelotas, ciudad sureña donde nació el escritor y músico brasileño Vitor
Ramil, autor de la novela homónima Satolep, de 2008.
“Si de nuevo me tocara elegir para nacer
elijo el sitio escondido, tan chatito y tan perdido
que en el mapa no se ve”.
A la ciudad de Montevideo, Daniel Amaro
Este trabajo corresponde a la investigación tendiente a realizar una
tesis de posgrado en Culturas y Literaturas Comparadas. Trata de la
emergencia de tres ciudades ficcionalizadas en el contexto de la literatura
del sur de Brasil y de Uruguay, en el diálogo que establecen entre sí y con
otros espacios similares del ámbito rioplatense, como las orillas borgeanas
y la “zona” saeriana. Estas ciudades, creadas por Caio Fernando Abreu,
Juan Carlos Onetti y Vitor Ramil, son en la ficción Passo da Guanxuma,
Lavanda y Satolep, y corresponden a las de Santiago, Montevideo y
Pelotas respectivamente.
Rioplatense alude al espacio configurado en torno a la cuenca del
Río de la Plata, donde confluyen dos grandes río como son el Paraná y
215
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
el Uruguay; así, esta “comarca platina” abarcaría, en términos de Iuri
Lotman, una semiosfera, concepto de la semiótica de la cultura, que
significa leer dicho espacio como un sistema cultural complejo, donde se
produce una interrelación de textos. Pensadas estas ciudades como textos
de la cultura, podemos considerar los otros textos que circulan en ellas
como son la milonga, el tango, el chamamé, un sustrato guaraní, una
tradición gauchesca, antepasados africanos esclavizados y los puertos
de Montevideo, Pelotas, Buenos Aires. Se podría decir que proponen
una cartografía “otra” instaurada más allá de las fronteras geopolíticas
establecidas, por lo que abarcan un mapa cultural mayor.
Este trabajo intenta un análisis de los nombres de estas ciudades, en
cuya emergencia se establece una serie de juegos especulares en los que
comparten ciertos rasgos unas y otras, y rara vez las tres: dos ciudades
son puerto, dos son provincianas, dos crean un territorio de ficción donde
colocan un ciclo de relatos, dos son narradas desde la ciudad misma por
un narrador con nombre. La especularidad desde la noción de simetría
especular que “crea las necesarias relaciones de diversidad estructural
y semejanza estructural que permiten construir relaciones dialógicas”
(Lotman, 1996:37), aporta sus consideraciones respecto del nombrepalíndromo de Satolep, que es el tema que nos ocupa.
Los nombres
“Cada ciudad es un montón de piedras y de sueños”.
Murga Agarrate Catalina, Carnaval 2010
En el contexto de la semiótica de la cultura, se distinguen las
culturas orientadas al pensamiento mitológico de las que se orientan
hacia un pensamiento no mitológico, entendiéndose a las primeras como
“orientadas a los nombres propios”. Lotman y Uspenski, (2000) consideran
a los nombres propios como un subsistema que, en la lengua natural,
forman una “capa especial que puede ser sometida a cambio y regulación
consciente, o artificial, por parte del portador de la lengua”. Mientras los
desplazamientos semánticos internos se desarrollan de forma gradual
en la lengua natural, el lenguaje de los nombres propios se mueve como
“una cadena de actos conscientes y tajantemente delimitados unos de
otros, de denominación y de redenominación” (Lotman y Uspenski, 2000).
En el acto fundacional de otorgarle nombre a la ciudad creada
en el contexto de la literatura rioplatense vamos a considerar aquí, en
primer lugar, a las tres ciudades objeto de estudio, aunque después nos
centraremos en Satolep. En todos los casos, sus nombres en la ficción
han conservado la estructura del nombre que poseen en su dimensión
real, dado que todas ellas tienen un referente real que es la ciudad natal
del autor que les dio vida en la ficción. De esta manera, se mantuvo el
sustantivo propio único en Lavanda, que corresponde a Montevideo, y en
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Satolep, referencia a Pelotas; y el sustantivo seguido de un modificador
directo calificador como es Passo da Guanxuma, en alusión a Santiago
do Boqueirão, como era denominada la ciudad natal de Abreu cuando
él escribió sus textos sobre el Passo; en la actualidad se la denomina
Santiago.
Lavanda
“Aquella primavera llegó sin el aviso creíble de una tormenta.
Lavanda se convirtió en una ciudad donde las calles eran
túneles de viento
y el paso hacia el verano fue marcado por fríos injustos y
chubascos repentinos”.
Cuando entonces, Juan Carlos Onetti
El escritor uruguayo Juan Carlos Onetti funda, en algún lugar del Río
de la Plata, la mítica ciudad de Santa María, espacio donde se desarrolla
gran parte de su obra. De límites imprecisos y ligeras variaciones entre
un texto y otro, la ciudad nacida en 1950, en la novela La vida breve,
tiene algo de Montevideo, mucho de Buenos Aires y un poco del Rosario
uruguayo. El autor construye una saga donde en cada novela relata parte
de la historia de la ciudad y de sus habitantes aunque modifica ciertos
datos y espacios. Pero en Dejemos hablar al viento (1979) Onetti inaugura
otro espacio ficcional, adonde el sanmariano Medina llega para alejarse
de un pasado oscuro.
Separado de Santa María por una crisis de orgullo, andaba, más o
menos era, entre los habitantes de Lavanda con un poder de separación,
de crítica, paciencia y entrega que me hizo feliz o no sufriente durante
muchos meses [...]Nada tenía yo que ver con los lavandianos (Onetti,
1979:37-8).
En Lavanda transcurre solamente la primera parte de esa novela
y, con muy pocas referencias, será también el escenario donde se
encuentren los dos personajes de Cuando entonces (1987), el periodista
lavandiano anónimo que conversa con su jefe, el porteño Luis Lamas.
Lavanda es, sin dudas, la ciudad de Montevideo, lugar de nacimiento
de Onetti, quien juega con la fonética del nombre que, en tiempos del
virreinato del Río de la Plata, tuvo el actual territorio uruguayo: La Banda
Oriental, denominación espacial que alude a una de las márgenes de
ese “río sin orillas”, según lo bautizara Juan José Saer. Así como en
Santa María, inspirado en el nombre completo de la ciudad de Buenos
Aires –Santa María del Buen Ayre- se habla del río, Medina destaca que
la parte sur de la casa donde estaba en Lavanda daba “frente al río que
llamaban mar” (Onetti, 1987:95). Otros lugares de la capital uruguaya
son mencionados en esa primera parte de la nouvelle, como la plaza
Cagancha y la cervecería Munich. Hacia el final de Cuando ya no importe,
última novela escrita por Onetti (1993), cuyas acciones transcurren en la
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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ciudad de Monte –por Montevideo–, se menciona que “hay en esta ciudad
un cementerio marino más hermoso que el poema”, refiriéndose al poema
de Paul Valery y al cementerio del Buceo, barrio montevideano.
Passo da Guanxuma
“Isso é o que se conta, o que se diz,
o que se vê e não se vê, mas se imagina do Passo”.
Caio Fernando Abreu
La ciudad de Passo da Guanxuma, creación de Caio Fernando Abreu,
apareció por primera vez en 1984, en el cuento “Uma praiazinha de areia
bem clara, ali na beira da sanga”, que integró el libro Os dragões não
conhecem o paraíso, publicado en 1988. En él se relata el asesinato de
Dudu Pereira a manos del narrador, motivo por el cual habría quedado
imposibilitado de regresar al Passo y debe resignarse a evocarlo desde la
gran ciudad, aparentemente San Pablo, donde se encuentra viviendo. A
partir de entonces, el Passo comienza a aparecer en otras historias hasta
que “assumi a cidade, um pouco como a Santa Maria de Juan Carlos
Onetti” como lo indica Abreu en el prólogo de su “Introdução ao Passo
da Guanxuma”, cuento de 1990 que pudo haber sido el primer capítulo
de una novela sobre esta ciudad; proyecto no concretado. En este texto,
Abreu establece la cartografía del Passo da Guanxuma gracias a la que es
posible inferir la referencia a su Santiago natal.
Por quatro pontos pode-se entrar ou sair do Passo da Guanxuma.
Vista de cima, se alguém a fotografasse –de preferência numa daquelas
manhãs transparentes de inverno, quando o céu azul de louça não
tem nenhuma nuvem e a luz claríssima do sol parece aguçar em vez
de atenuar a navalha do frio solto pelas ruas, com o aglomerado das
casas quase todas brancas no centro, em torno da praça, e as quatro
estradas simétricas alongando suas patas sobre as pontas da Rosa dos
Ventos [...] a cidade se pareceria exatamente com uma aranha na qual
algum colecionador tivesse espetado um alfinete bem no meio, como
se faz com as borboletas, no ponto exato em que as quatro estradas se
cruzariam, se continuassem cidade adentro, e onde se ergue a igreja
(Abreu, 1990:64-5).
Una de las patas de esa araña con que representa el plano de
la ciudad es la salida este, o de los plátanos, que lleva hacia Porto
Alegre; hacia el norte es la salida que lleva a los “lajeados” y la “sanga
de Caraguatatá” por donde vive La Morocha, una paraguaya de
Encarnación; la salida sur hacia la pampa y el Uruguay, atravesada de
cuchillas, y finalmente la salida oeste o las arenas que llevan rumbo a
la frontera con la Argentina.
La estructura del nombre –Passo da Guanxuma– mantiene la misma
de su referente real Santiago do Boqueirão, un nombre común junto a
otro en construcción predicativa. El sustantivo “passo”, entre otras
acepciones, sugiere un desfiladero. Y éste es uno de los significados de
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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“boqueirão” en el estado de Rio Grande do Sul1, de donde es oriundo
Abreu. Hacia el final del texto se explica el porqué de ese nombre: de todo
lo que se dice y se cuenta del Passo, lo más real
...salpicadas entre as quatro patas da aranha –no meio dos girassois
do leste, à beira dos lajeados ao sul, pelos descampados do norte e até
mesmo entre os vãos mais sombrios das areias a oeste–, o que mais
tem em qualquer tempo de seca ou aguaceiro, calorão ou friagem, são
touceiras espessas de guanxuma (Abreu, 1990:73).
La planta de guanxuma es la que posibilita que, pase lo que pase
en la vida de los habitantes del Passo, nadie sufrirá de dos males: de
disturbios estomacales ni de polvo acumulado, ya que los dos usos de la
Guanxuma son un té digestivo con sus hojas y escobas con sus ramas.
Abreu completa con esa planta la idea de limpieza que, según el narrador
del Passo da Guanxuma, conlleva la pequeña ciudad cercana a la frontera
argentina, la representación de ese lugar que es también la del tiempo
pasado, de infancia y adolescencia, es de claridad, luz, vida
...foi quando olhei para o espelho que vi o calendário ao lado e aí me
veio esse peso no coração, essa lembrança do Passo, de setembro e
de você. Quando pensei setembro, pensei também numas coisas meio
babacas, tipo borboletinhas esvoaçando, florzinhas arrebentando a
terra, ventanias, céu azul como se fosse pintado a mão [...] Agora olhei
pela janela. A janela do meu quarto dá para os fundos de outro edifício,
fica sempre um ar cinzento preso naquele espaço. Um ar grosso,
engordurado. Se você estivesse aqui veria uma porção de janelinhas
de banheiro [...] Sempre olho para cima, para ver o ar cinzento entre
a minha janela e o paredão do outro edifício que se encomprida até
misturar com o céu. Feito uma capa grossa de fuligem jogada sobre
esta cidade tão longe aí do Passo e de tudo que é claro, mesmo meio
babaca (Abreu, 2005:75-6).
Satolep
“Eu existo em Satolep
E nela serei pra sempre
O nome de cada pedra
E as luzes perdidas na neblina”
Satolep, canción
Satolep surgió originalmente en el contexto de una canción
autobiográfica2 en que Ramil presenta a toda su familia y habla de
su realidad situada en la ciudad de Satolep. Según él, en esa época
acostumbraba a “jugar” con las palabras diciéndolas en sentido inverso
y así, entre muchas otras, apareció Satolep, anagrama de Pelotas, lugar
natal de Ramil, en Rio Grande do Sul. Podríamos pensar también en
el propósito de la métrica, la musicalidad, la fonética que produce en
1
2
Boqueirão: RS. Salida amplia hacia un campo, después de un camino estrecho o un desfiladero. Novo
Dicionário Aurélio da Língua Portuguesa, p. 274 (traducción propia).
“Satolep”, incluída en el disco A paixão de V segundo ele mesmo (1984).
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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portugués pronunciar Satolep agregando el sonido “i” al final, lo que da
por resultado una palabra de cuatro sílabas, es decir que le agrega una
al nombre de la ciudad referente, Pelotas.
A partir de entonces, Ramil hablará de Satolep siempre que tenga que
referirse a Pelotas, y finalmente después de casi una década concretará
la publicación de una novela homónima donde el gran protagonismo
lo tiene la ciudad. En Satolep el fotógrafo Selbor3 retorna el día en que
cumple treinta años y se encuentra con personajes reales de la historia
pelotense como el escritor João Simões Lopes Neto, el poeta y periodista
Francisco Lobo da Costa y el cineasta Francisco Santos (autor de una
de las primeras películas de ficción de Brasil). El primer lugar que visita
Selbor de vuelta en Satolep es el emblemático café Aquarius que, debido
al frío exterior, tiene todos los vidrios de sus ventanas empañados; y en
uno de ellos escribe su nombre
Sem incomodar ou ser incomodado, caminhei até uma mesinha junto
à vidraça; tirei o sobretudo, pendurei o chapéu e me sentei. Pedi uma
garrafa de vinho tinto. Adulto, anônimo, recém-chegado, ali estava
eu. Era significativo e divertido. Não pude resistir: servi-me de vinho,
bafejei no vidro embaciado e nele escrevi meu nome, não o nome
dado por meus pais, mas este que adotei ao ir embora de Satolep [...]
Depois ergui a taça na direção do vidro e ofereci um brinde à minha
alma, devidamente rebatizada na noite de seu ressurgimento (Ramil,
2008:36).
En el ritual que cumple Selbor de escribir sobre un vidrio empañado
su nombre, y que es visto desde afuera por otro personaje, se constata la
inversión de su propio nombre (¿Selbor/Robles?); podríamos considerar
que en esa operación hay algo más del simple hecho de darle otro
ordenamiento a las letras “Vista do lado de fora, a palavra não fazia
sentido, tinha letras ao revés, o senhor parecia tentar me dizer alguma
coisa e…” (Ramil, 2008:38).
Selbor oculta su nombre al lector, apenas lo sugiere, no sabemos
cuál es el nombre dado a él por sus padres ni cuál dejó escrito sobre
un vidrio, en el interior de un ambiente, que leído desde afuera será su
reflejo, su imagen en espejo y, al igual que su ciudad, se nos presenta
como un nombre palíndromo. Satolep corresponde a Pelotas, la ciudad
creada en la ficción se nos muestra como el reflejo de la ciudad real, en
un juego de espejos. Esa simetría le confiere un nuevo sentido dado que
“ambas partes son especularmente iguales, pero son desiguales cuando
se pone una sobre otra, o sea, se relacionan entre sí como derecho e
izquierdo” (Lotman, 1996:36) y esa simetría especular es la que cambia
el funcionamiento del mecanismo semiótico, como lo hace el palíndromo.
Lotman menciona en su teoría el caso del palíndromo chino y del ruso
3 Selbor estuvo inspirado en un fotógrafo que realmente existió y documentó la ciudad de Pelotas a
comienzos del siglo XX. Sus fotos, publicadas en el Álbum de Pelotas (1922), organizado por
Clodomiro Carriconde, sirvieron de punto de partida para la historia.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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y concluye que “el palíndromo activa las capas ocultas de la conciencia
lingüística y no carece de sentido, sino que tiene muchos sentidos
(Lotman, 1996:39). Este palíndromo –Satolep– además aparece como una
irrealidad que, al mismo tiempo, se aleja y se acerca de Pelotas hasta
no poder deslindarse de su referencialidad. La novela Satolep recrea
parte de una parte de la historia de Pelotas, y presenta también algunos
vestigios de su pasado esclavista, fueron los esclavos quienes levantaron
la ciudad, pusieron en pie castillos, palacetes y teatros, además de
moldear las piedras que cubren sus calles. Pelotas se tornó un pujante
centro económico y cultural, que benefició a una oligarquía blanca de
origen europeo. La “Princesa do Sul”, como fue su apodo en tiempos de
esplendor, se expandió gracias a las fortunas que se amasaron con el
trabajo en los saladeros, o las denominadas “charqueadas”. También allí
fueron los esclavos quienes tuvieron todo el protagonismo en la dura
tarea como matarifes, carneadores y saladores para la preparación del
charque.
Como en la canción Satolep, que comienza con el nombre de la ciudad
para después situar en ella las acciones narradas a posteriori, sucederá
en Joquim4, el siguiente disco grabado por Ramil, donde se cuenta la
historia de Joaquim Fonseca (1909-1968), mecánico e inventor pelotense,
quien a partir de 1920 y hasta 1940 construyó diferentes máquinas,
entre ellas dos aviones. Uno de los principales rasgos de su trabajo fue el
carácter de autodidacta en su planeamiento de maquinarias, por lo que
fue considerado pionero en el contexto de la construcción aeronáutica de
Brasil y el primer aviador “gaúcho”. Aun así, a pesar de la repercusión que
tuvo en la época este hecho, el nombre de Fonseca pasó a formar parte
del olvido y la invisibilidad, de donde Ramil intenta rescatarlo a través
de su creación. En lo sucesivo, la obra de este compositor irá tomando
los visos de unidad que tendrán a la ciudad de Satolep como escenario,
según una representación de este autor, quien la lleva a la literatura en
su nouvelle Pequod (Ramil, 1995), más tarde en el concepto del disco
Ramilonga (1997), en el ensayo Estética do frio (2004), en el título de su
disco Satolep-Sambatown (2007) y finalmente en la novela Satolep, de
2008 donde la ciudad es la principal protagonista. La historia de Pelotas
contada por sus personajes marginados de la sociedad floreciente de
finales de siglo XIX y comienzos del XX, aunque sin precisar la fecha exacta
y cometiendo algunos anacronismos intencionales, tuvo como genotexto
el Álbum de Pelotas, de 1922, de supuesta autoría de Brisolara, fotógrafo
pelotense. A esas fotografías Ramil les escribió pequeños textos que más
tarde fueron superados por narraciones más abarcadoras, dando lugar a
una novela sobre ese espacio mítico. Esos textos corresponden a páginas
de color negro donde diferentes voces dan cuenta de aspectos y sucesos
4
“Joquim”, canción incluida en el CD Tango (1987, reeditado en 1996).
221
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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de Satolep, el resto de las páginas son blancas, e intercaladas con las
anteriores, relatan la historia de Selbor, quien un día, después de varios
años de ausencia, retorna a su ciudad, y se propone salvar de ella lo que
podría convertirse en ruinas. Paralelamente y en la realidad, existe un
intento en Ramil por rescatar y preservar la memoria de la ciudad, que
ya se evidenciaba en la canción dedicada al inventor Joaquim Fonseca y
se manifiesta en toda la novela Satolep. Los personajes que escribieron la
historia de Pelotas pero que hoy no figuran en su historia o quedaron en
sus bordes, son los que protagonizan los hechos en Satolep.
“Só um espelho torto reflete a realidade”.
Pequod, Vitor Ramil
En su ensayo El río sin orillas (1991), Juan José Saer alude a la
toponimia que “en el Río de la Plata, y en América en general oscila entre
lo simbólico y lo sensorial” (Saer, 1991:106), confiriéndole un carácter de
revisión del pasado, la historia o la tradición a los nombres simbólicos
o conmemorativos, siendo que, en contraposición a esto, los nombres
sensoriales de los lugares parecerían resonar en un constante presente,
principalmente refiriéndose a los de los ríos. Puestos en la situación
de contrastar los nombres de la ciudad de Pelotas y de la imaginaria
Satolep podríamos considerar que éstos se inscriben en cada una de
las dos categorías: el nombre de Pelotas proviene de las embarcaciones
realizadas con ramas de ceibo y forradas con cuero, que se utilizaban
en los comienzos de la historia de la ciudad para atravesar el arroyo
rumbo a los saladeros, mientras que el nombre creado para la ciudad
ficcional –Satolep– posee connotaciones sonoras, sensoriales, despojado
de cualquier resonancia del pasado, pero llenado de significado por
medio de la figura del palíndromo, que al invertir la palabra tal vez
estuviese invirtiendo el presente para evitar las “visões de Satolep em
ruínas” contra las que lucha Selbor. El doble juego de imágenes se da
a través de las fotografías del álbum de Pelotas y el relato de los varios
narradores satolépticos, la simetría especular de la letra impresa y la
representación visual que impulsan a Selbor a sentirse “permeado por las
voces e imágenes de la ciudad”, y quién sabe si ese nombre que se vuelve
sobre sí mismo no encierre el retorno obligado de Selbor a su lugar natal,
predestinado a vagar por esas calles de nube y piedra de la fría Satolep
sureña, después de haber transitado los lugares del calor, al norte.
Bibliografía
Abreu, Caio F. (2005). “Uma praiazinha de areia bem clara, ali na beira
da sanga”. En Os dragões não conhecem o paraíso. Rio de Janeiro: Agir
Editora.
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Abreu, Caio F. (2002) “Introdução ao Passo da Guanxuma”. En Ovelhas
negras. Porto Alegre: L&PM Pocket.
Buarque de Holanda Ferreira, Aurélio (1986). Novo dicionário da língua
portuguesa. Rio de Janeiro: Nova Fronteira.
Lotman, Iuri (1996). La semiosfera I. Semiótica de la cultura y el texto.
Madrid: Cátedra.
Lotman, Iuri y B.A. Uspenski (2000). “Mito, nombre y cultura”. En La
semiosfera III. Semiótica de las artes y de la cultura. Madrid: Cátedra.
Onetti, Juan Carlos (1979). Dejemos hablar al viento. Buenos Aires: Punto
de Lectura.
Onetti, Juan Carlos (1987). “Cuando entonces”. En Novelas cortas.
Córdoba: Alción.
Ramil, Vitor (1984) “Satolep”, canción en A paixão de V segundo ele
próprio. Som Livre/RBS Discos.
Ramil, Vitor (2008). Satolep. São Paulo: Cosac Naify Editora.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Una mirada sobre Irlanda: representaciones
femeninas contemporáneas en cuentos de
Edna O’Brien y Claire Keegan
María Isabel Arriaga
[email protected] / [email protected]
Resumen
Los tiempos han cambiado en Irlanda, en gran medida como consecuencia
de las grandes transformaciones no sólo económicas, sino también sociales
y culturales que han devenido en este país insular desde mediados de los
‘80, con el fenómeno denominado “El Tigre Celta” y el consiguiente ingreso
de Irlanda en el mundo globalizado. Consecuentemente, el rol tradicional de
la mujer en la sociedad también se ha ido transformando, encaminándose
hacia una emancipación casi total del dominio masculino. Sin embargo,
los vestigios de una educación patriarcal fuertemente arraigada y los lazos
de dependencia hacia las convenciones sociales establecidas para la mujer
irlandesa siguen estando presentes en las identidades fragmentadas de
las mujeres irlandesas de nuestros días.
Así, escritoras irlandesas contemporáneas, como Edna O’Brien y Claire
Keegan, han desarrollado una literatura femenina donde las protagonistas
son mujeres fuertes que aman y sufren, se apasionan y decepcionan, que
se hallan atrapadas entre un pasado del que no pueden desprenderse y
un futuro incierto hacia el cual se asoman, mujeres que están siempre en
la lucha, buscando constantemente construir una identidad propia.
El propósito de este trabajo de investigación es analizar las representaciones
femeninas que aparecen en los cuentos cortos “My Two Mothers” y “Send
My Roots Rain”, de Edna O’Brien –por un lado– y en “Night of the Quicken
Trees” y Walk the Blue Fields”, de Claire Keegan, por el otro. Se intenta
explorar los valores que animan a sus protagonistas, el rol que la nostalgia
por su pasado ocupa en sus vidas, la visión que ambas autoras tienen de su
Irlanda natal y de sí mismas, y algunas cuestiones de género que aparecen
en estas obras, delineando de esta manera, algunas características de la
literatura irlandesa contemporánea escrita por mujeres.
Si bien Irlanda logró su independencia definitiva en 1949 al ser
declarada república, se encuentra aún hoy abocada a un constante proceso
de autodefinición. Sin embargo, en este continuo de transformaciones de
toda índole en que se halla inmersa, marcado por un fuerte anhelo de
224
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
reconstrucción de su identidad nacional, Irlanda ha silenciado las voces
femeninas durante mucho tiempo, no sólo en el canon artístico y en
especial en el literario, fuertemente enmarcados en la tradición patriarcal,
sino también a través de su proceso de reconstrucción nacionalista y
católico impulsado por el Nuevo Estado.
En su artículo “La iconografía femenina de Irlanda: creación y re/
construcción de una nación en femenino” (1995:1-2), Aída Rosende
López1 afirma:
Nacionalismo, catolicismo y patriarcado confluyen en el contexto
cultural y político para crear mitos y metáforas reduccionistas que
sustentan sus ideologías y que, en consecuencia, relegan a las mujeres
a una posición secundaria dentro de la sociedad.
Estas representaciones de lo femenino originadas en el imaginario
cultural irlandés no sólo han postulado a la mujer irlandesa como símbolo
de la nación, y como portadora de valores basados en la sumisión, la
pasividad y la obediencia, sino que también han contribuido a la negación
de su identidad en el ámbito público.
De esta manera, ese imaginario cultural que ha dado origen a la
representación alegórica de la nación como mujer en Irlanda –la Madre
Irlanda– ha sido para Rosende López
“una estrategia fundamental no sólo para el nacionalismo sino
también para la potencia colonizadora”, ya que “ambos grupos explotan
el cuerpo femenino como territorio en el que se inscriben las luchas
de poder y como arma política cargada de valores ideológicos” (Barros
Grela, 2008). Esta “doble colonización” vivida por las mujeres irlandesas,
tanto imperialista como patriarcal, cuyos vestigios –aunque suavizados–
aún perduran en lo cultural, también puede observarse en gran parte
de la abundante producción literaria que se atribuye históricamente a
esta nación europea, pero muy especialmente, en la literatura irlandesa
contemporánea escrita por mujeres. En ella encontramos todo lo que nos
afecta.
Afortunadamente, el arte tiene un “potencial subversivo” que ha
permitido contrarrestar en gran medida los efectos alienantes de tantos
años de dominación ideológica masculina, favoreciendo el surgimiento
de lo que Marisol Morales Ladrón (2007) denomina “un nuevo panorama
literario contemporáneo”. Así, comenta la mencionada profesora de la
Universidad de Alcalá,
...son muchas las escritoras irlandesas que, desde hace varias
décadas, han tratado de transgredir patrones impuestos desde el
canon patriarcal, cuestionando asunciones y posturas que no han
hecho sino desestabilizar los mismos fundamentos del pensamiento
1
Una versión previa y más extensa de este artículo recibió el primer accésit del VI Premio de Investigación
Feminista “Concepción Gimeno de Flaquer”, otorgado por el Seminario Interdisciplinar de Estudios de
la Mujer de la Universidad de Zaragoza.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
autoritario logocéntrico, proponiendo interpretaciones de la realidad
más fluidas, heterogéneas y liminales (Morales Ladrón, 2007).
Entre esas mujeres de letras se encuentran Edna O’Brien y Claire
Keegan, ambas autoras de colecciones de cuentos cortos y de algunas
novelas.
En este contexto, el propósito de este trabajo de investigación es
analizar algunas de las representaciones femeninas que aparecen en los
cuentos cortos “My Two Mothers” y “Send My Roots Rain”, de Edna O’Brien,
y “Night of the Quicken Trees” y Walk the Blue Fields”, de Claire Keegan.
En términos generales, se intenta explorar los valores que animan a las
diferentes protagonistas, el rol que la nostalgia por su pasado ocupa en
sus vidas, la visión que ambas autoras transmiten de su Irlanda natal y
de sí mismas; pero particularmente se apunta a descubrir la imagen de la
mujer irlandesa que reflejan estas obras, apuntando a delinear algunas
características propias de este género literario contemporáneo.
Estas autoras irlandesas escriben desde una fuerte convicción de
su condición de mujeres, con un estilo propio pero igualmente simple,
en el que las palabras parecen fluir armoniosamente, pincelando con
imágenes la belleza del rico paisaje irlandés en cada una de sus historias.
Se trata de mujeres totalmente desinhibidas para escribir sobre cualquier
tema –en especial O’Brien– y decididas a emitir una crítica severa o sutil
a las censuras y convenciones sociales que han afectado particularmente
a la población femenina desde tiempos remotos. Quizás una de las
características más sobresalientes de las narrativas de Edna O’Brien y
Claire Keegan es que, como tantos otros escritores irlandeses, ambas
autoras buscan reflejar la realidad a través de distintas historias de vida
con las que los lectores podemos identificarnos. Pero, indudablemente,
su rasgo característico por excelencia es que ambas plasman a la mujer
irlandesa como protagonista de sus historias.
Las historias de Edna O’Brien que aquí analizo están extraídas de
su última colección de cuentos cortos titulada Saints and Sinners (Santos
y Pecadores), publicada en 2011, mientras que las correspondientes
a Claire Keegan están incluidas en su segunda y última colección de
relatos breves publicada por primera vez en 2007, bajo el título Walk
the Blue Fields (Camina los Campos Azules). En primer lugar, intentaré
hacer un breve recorrido por las dos historias aquí seleccionadas de
Edna O’Brien, cuya trayectoria literaria comienza en la década del ‘60 y
todavía continúa a sus ochenta años, buscando en ellas representaciones
femeninas irlandesas y otros elementos propios del contexto social en
cual surgen. En segundo lugar, buscaré abordar los cuentos elegidos
para este trabajo de la escritora Claire Keegan, cuya actividad literaria
comenzara en 1998 con la publicación de su primer libro de cuentos
cortos.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Por un lado, “My Two Mothers” está contextualizada en la Irlanda
rural, pero con alusiones constantes a la vida urbana dentro y fuera de
la isla. En esta historia, O’Brien explora la relación entre una madre y
una hija en distintos momentos de las vidas de ambas, que atraviesa
tres etapas claramente definidas: unión, hasta la adolescencia de la
narradora; creciente distanciamiento, no sólo físico sino también afectivo
–profundizado por la no aceptación por parte de la madre– de la vida
elegida por la hija, que decide dedicarse a la escritura profesionalmente y
convivir con un hombre al que apenas conocía; y finalmente, un intento
de acercamiento –por parte de la madre– ante la vejez y debilidad que
esta última experimenta y que la llevan a la muerte, razón por la cual
el reencuentro entre ambas no termina de concretarse. El título “Mis
dos madres” hace referencia a la actitud ambivalente que la madre ha
mantenido por años con su hija: apartándose de ella en la medida que
la narradora no sigue el camino trazado por tradición para una mujer
irlandesa, prediciendo un futuro de frustraciones y desencantos para su
hija, pero al mismo tiempo intentando desesperadamente seguir formando
parte de su vida, escribiéndole cartas diarias para saber de ella o para
contarle sus propias vivencias cotidianas.
Cabe destacar que este cuento, el más autobiográfico de esta
última colección de O’Brien, contrapone no a dos mujeres de diferentes
generaciones, sino a los valores e ideales que las formaron. La madre
en esta historia, al igual que la propia madre de O’Brien, ha respondido
siempre al legado patriarcal en su propia vida, dado que luego de haber
emigrado a Brooklyn en su juventud, decide un día abandonar su trabajo,
vida urbana y relaciones y retornar a su Irlanda natal para casarse y
formar una familia, portando así los valores de sumisión, pasividad y
obediencia de la que el imaginario irlandés hizo víctimas a las mujeres
durante décadas.
Sin embargo, las nuevas generaciones de mujeres en Irlanda
parecieran estar decididas a romper esos lazos patriarcales conservados
por sus antecesoras, sin importar el precio que deban pagar por ello o los
comentarios que su desapego de las hasta entonces consideradas como
“buenas costumbres” –según el legado patriarcal del que son herederas–
pueda provocar. Esto se refleja en “My Two Mothers” en la actitud
desestructurada de la hija, quien al crecer se aleja de ese camino marcado
para la mujer irlandesa, tal como esta autora lo hiciera, representando el
cambio socio-cultural que este país tan tradicionalista ha iniciado hace
casi tres décadas, y la fractura de ese esquema patriarcal, que le ha
permitido a la mujer irlandesa soñar y luchar por un futuro diferente,
por una identidad propia y por una vida libre de censuras, aunque los
condicionamientos sociales relacionados con su género sigan generando
intolerancia y descontento, como lo demuestra la madre de la narradora.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La mirada crítica de O’Brien se manifiesta también en su forma de
abrir las puertas del hogar irlandés para mostrar lo que hasta hace poco
tiempo se temía admitir: que ese modelo cultural y familiar impuesto
no garantizaba la felicidad: “Nuestra casa tenía discusiones, discusiones
acerca del dinero, de la bebida, de la imprudencia” (O’Brien, 2011:172),
dejando así también al descubierto sospechas sobre secretos familiares
muy celosamente guardados, que las nuevas generaciones intentan
descubrir, y que las generaciones mayores a veces procuran dejar al
descubierto, como una forma de reconciliación consigo mismo, y de
liberación de las ataduras propias de un modelo social obsoleto en franca
decadencia.
Por otro lado, “Send My Roots Rain”, cuyo título hace referencia a
un poema del poeta irlandés Gerard Manley Hopkins, fallecido en 1889,
está situada en el contexto irlandés urbano de Dublin. La historia relata
las reminiscencias de la señorita Gilhooley, una mujer soltera de unos
cuarenta a cuarenta y cinco años, que espera en el bar de un lujoso
hotel encontrarse personalmente con un afamado poeta al que admira y
recomienda en la librería en la que trabaja, aunque muchos consideran
sus poemas muy deprimentes porque evocan “las verdades de la tierra
[...] los hombres detrás de sus arados, [...] hombres atormentados en
pequeños campos batallando con sus deseos” (O’Brien, 2011:151). La
nostalgia de O’Brien por su Irlanda natal que ha dejado atrás, tras
varias décadas de vida en Londres, pero que siempre está presente en
sus obras, aflora en este relato marcadamente. Mientras Miss Gilhooley
espera al poeta que nunca se presentará a la cita debido a su timidez,
la protagonista rememora sus amores pasados, en especial su última y
apasionada relación, de la cual ha salido muy lastimada.
Vemos aquí una imagen muy repetida en la literatura irlandesa
contemporánea: la de la mujer sola, abandonada o engañada, una especie
de mártir moderno, cuya dependencia de los hombres la llevan a una vida
de infelicidad y tragedia. O a tener que sobrevivir al dolor, a la mentira,
a la decepción y a los prejuicios sociales que su soledad conlleva, todas
experiencias de vida complejas y difíciles, pero que lejos de debilitar su
temple la vuelven más fuerte, y contribuyen a moldear su carácter para
romper la imagen estereotipada que aún hoy perdura en muchos ámbitos
sobre la mujer irlandesa.
La fuerte influencia de una rigurosa educación católica se manifiesta
en las heroínas de O’Brien –como Miss Gilhooley–, capaces de vivir
su sexualidad libremente, pero sin poder evitar mezclar el placer con
las emociones negativas de culpa y vergüenza. O’Brien deja entrever,
además, una crítica nada sutil al comportamiento de muchos hombres
en la Irlanda contemporánea, retratándolos como irresponsables, faltos
de valores y compromiso, además de egocéntricos.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Por otro lado, la escritora Claire Keegan crea un personaje femenino
que comparte muchas experiencias de vida, dolorosas, generadoras de
culpa y vergüenza, con la señorita Gilhooley de Edna O’Brien, en su
cuento “Night of the Quicken Trees”. Margaret Flusk también es una
mujer sola de casi cuarenta años, que enfrenta los prejuicios sociales de
una pequeña comunidad a la que se muda temporalmente, tras haber
sido amante de su primo sacerdote y haber tenido un hijo suyo, fallecido
hace nueve años de muerte súbita. Allí termina involucrándose con un
ser tan solitario como ella, con quien tiene un hijo. Keegan genera un
marco ideal de esoterismo, magia y creencias muy típicamente irlandesas
para esta historia, en la que la crítica a las convenciones sociales
y una solapada crítica a la Iglesia católica a través de la conducta de
ciertos personajes, se entremezcla con viejas tradiciones orales y mitos
antiguos de la cultura celta, tierra de gnomos y supersticiones, que aún
hoy parecen estar fuertemente arraigados en el imaginario colectivo de
los habitantes de Irlanda, al menos de pequeñas regiones aisladas de
los grandes centros urbanos, donde el tiempo parece transcurrir más
lentamente y las costumbres y tradiciones se conservan y sustentan.
En una entrevista, Keegan (2008) hace referencia a la recurrencia
de esta imagen de la mujer en la literatura irlandesa contemporánea y a
la preocupación con que muchas mujeres de más de treinta años viven
ese mandato del matrimonio, por no haberse casado aún, o que se casan
pero sin muchas convicciones:
Creo que surge de la sociedad en la que vivo. Para mí cualquier forma
de arte, cualquier libro, es una crítica a la cultura y a la sociedad
en la que fueron creados. Y este libro es una crítica sobre por qué
la gente se junta, por qué se forman las parejas. Es una crítica al
matrimonio en sí mismo, al hecho de que en un momento de la vida
te vas a casar y vas a tener hijos. En mi experiencia, la mayoría de
las familias que conocí, incluso mi familia, no era feliz. Nunca creí
en el matrimonio como un camino hacia la felicidad [...] Casarse por
imposición no resuelve el problema de la soledad. Lo que cuestiono
es el matrimonio como una respuesta a la soledad, pero la soledad
afecta tanto a los hombres como a las mujeres. Las emociones no son
sexistas. Los pensamientos sí (Keegan, 2008:2).
Finalmente, estas mismas representaciones sobre el ideal femenino
producido y sostenido por el imaginario cultural irlandés durante siglos,
como así también las críticas hacia la Iglesia católica y a la dudosa fe de
algunos de sus ministros, son temas abordadas nuevamente por Keegan en
su cuento “Walk the Blue Fields”, que da nombre a su segunda colección.
Se trata de la historia de un sacerdote de una pequeña comunidad
irlandesa que está oficiando la boda de la mujer que fuera su amante
secreta. Durante la ceremonia y posterior recepción, el ministro intenta
superar la pérdida del amor, buscando y cuestionando el significado que
subyace detrás de su propia fe y de sus votos eclesiásticos. La historia
lleva al personaje masculino a través de ritos sagrados y profanos en ese
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entorno rural, donde caminando por los campos azules encuentra un
inesperado sanador de su cuerpo, que termina también ayudando a aliviar
su espíritu. Por su parte, la protagonista femenina de esta historia de
Keegan es otra víctima más del ideario irlandés para los roles femeninos,
ya que ante la negativa del sacerdote a dejar sus votos por ella, decide
contraer matrimonio con otro hombre a quien no ama.
Todo lo hasta aquí expuesto acerca de la situación social de la mujer
irlandesa del siglo XX podría sintetizarse en este argumento de Nuria del
Mar Torres López (2010:4): “la mujer irlandesa conoce la marginación,
especialmente desde la inauguración del Free State of Ireland, como medida
para confirmar el dominio masculino en todo ámbito de actuación”. Esto
demostraba –según Torres López– “que la división de géneros, que Anne
Oakley denominó ‘the dual concept of social citizenship’ (1997:186),
estaba ya firmemente arraigada y continuaría hasta la actualidad”. No es
de extrañar, pues, en este contexto, que numerosas escritoras hayan sido
“invisibles” a lo largo de la historia irlandesa, confirmando una vez más
la marginalización que también la creación literaria femenina ha sufrido
en este país insular.
En sociedades tradicionalmente patriarcales como la irlandesa,
la mujer ha sido considerada como un ser inferior que debe someterse
al hombre, viéndose obligada a asumir los roles impuestos de esposa,
madre y ama de casa, para reforzar tal sumisión al género masculino
dominante. Esto ha sido evidenciado por la literatura, tanto irlandesa
como no irlandesa, escrita por hombres durante siglos, que han retratado
a la mujer en este rol pasivo, sin una identidad propia, o bien como un
ser ambicioso, malvado, frío y calculador, desencadenante de historias de
perdición como puede observarse en no pocos relatos antiguos.
Afortunadamente, desde mediados del siglo pasado existe “una fuerte
presencia de mujeres en la creación literaria lo cual resulta esperanzador”,
sostiene Torres López, ya que a partir de sus trabajos es posible intentar
una mirada diferente hacia los roles sociales femeninos, como así
también “concientizar a la humanidad de que hombres y mujeres tienen
los mismos derechos y deberes de ser respetados y respetar al prójimo
independientemente de su sexo” (2010: 2). Puede decirse entonces, que
la literatura irlandesa contemporánea escrita por mujeres tiene dos
objetivos claramente definidos: erradicar los estereotipos que a lo largo de
la historia han encasillado a la mujer social, política y literariamente, por
un lado, y reflejar la realidad sin tapujos, por el otro. Sus protagonistas son
esencialmente mujeres luchadoras que intentan conseguir sus objetivos,
creciendo en independencia. Lo importante es que –como sostiene Nuria
del Mar Torres López (2010)– “todas y cada una de estas autoras, antes
de escribir han sido lectoras resistentes”, por lo cual son capaces de
presentarnos el cambio cultural a través de sus creaciones literarias. Se
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trata de una literatura postmodernista, fragmentada y desmistificadora
por la problemática que plantea.
De esta manera,
...la literatura feminista recupera el lenguaje literario de las mujeres
a lo largo de la historia, y recoge la recurrencia tradicional de una
ausencia en la auto-definición y en la autodeterminación, lo que se
ha dado en llamar “el lenguaje del silencio” de las mujeres, como tal,
“interpretado” por el patriarcado a su gusto y para su consumo,
sostiene María Socorro Suárez Lafuente (1996:154). Se trata de una literatura
que intenta mostrar al mundo la capacidad que tienen muchas mujeres
para escribir historias de tipología y temática diversa, del mismo modo que
los hombres han venido haciendo durante siglos, pero facilitando al mismo
tiempo, que las mujeres logren alcanzar el papel que merecen en la sociedad.
También puede observarse que las escritoras irlandesas de finales
del siglo XX y principios del XXI reflejan en su narrativa cuestiones
cotidianas muy complejas, como la familia, la sexualidad, el aborto, el
incesto y la violencia doméstica, como si se tratase de un espejo de la
realidad social y cultural del momento, haciendo particular hincapié en
la experiencia femenina. Edna O’Brien ha sido una vanguardista en esta
nueva forma de literatura irlandesa, empeñada en expresar la experiencia
vital femenina desde la infancia y/o adolescencia hasta la madurez,
centrando su interés en temas como el amor, la añoranza y el sentimiento
de pérdida, con un estilo más abiertamente crítico que el de Keegan.
Claire Keegan, por su parte, presenta una voz narrativa singular, capaz
de capturar con una aguda percepción las actividades, pensamientos,
sueños e ideologías predominantes en pequeñas comunidades irlandesas,
con un estilo simple y claro, menos nostálgico que el de O’Brien. Ambas
autoras retratan, de manera amena y singular, la lucha de la mujer irlandesa
contemporánea por escapar de los roles que la sociedad patriarcal les ha
impuesto por tradición, con relatos breves capaces de emocionar porque
abordan temas universales a la experiencia humana, pero como si se
tratara de situaciones particulares a los individuos que las protagonizan.
O’Brian y Keegan brindan una mirada libre de conformismos,
ubicando en el centro de la escena la fragilidad de las relaciones
humanas. Historias de ayer, de hoy y de siempre, que comparten una
atemporalidad tal que podrían haber ocurrido tanto hace cien años atrás
como en nuestros días.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La representación de la mujer en las
comunidades Chicanas.
Lectura de la novela Under the Feet of Jesus
de Helena María Viramontes
Paulina Rivarola
[email protected]
Abstact
Haciendo un recorrido por la realidad histórico-cultural de las comunidad
chicana, este trabajo se propone analizar el rol de la mujer en dicha
comunidad, tal y como lo presenta Helena María Viramontes en su primera
novela Under the Feet of Jesus. La comunidad chicana es concebida como un
espacio que aún se encuentra dominado por una mentalidad patriarcal que
no valora el esfuerzo de sus mujeres en la construcción de su propia cultura.
0. Introducción
La literatura chicana femenina comienza a tener una dimensión
significativa a finales de los años ‘70 y se consolida alrededor de la
década del ’80, con figuras tales como Ana Castillo, Denise Chávez, Estela
Portillo y Sandra Cisneros. El advenimiento de esta literatura está muy
relacionado con el auge que ha cobrado la mujer dentro del movimiento
de la “Chicanidad”. En esto radica la fuerza de su obra.
Dentro del grupo de escritoras más representativas de la literatura
chicana femenina se encuentra Helena María Viramontes quien por medio
de sus obras no sólo retrata la realidad de la comunidad chicana, sino que
también intenta exponer la diversidad dentro de la misma, especialmente
la que existe entre ambos sexos. De esta manera, Viramontes forja
historias apasionantes de mujeres que luchan por tener una vida mejor y
poder sobrevivir en una comunidad que aún, en el siglo XXI, se rige por
valores patriarcales. El propósito del presente trabajo es analizar el rol de
las mujeres en la comunidad chicana y su eterna búsqueda de un lugar
y reconocimiento en la sociedad en la primer novela de Helena María
Viramontes, Under the Feet of Jesus (1995).
Situada a mediados del siglo XX en el valle de California, Under the
Feet of Jesus narra la historia de una familia de trabajadores agrícolas
golondrinas y tiene como protagonista a Estrella, una joven de trece años
que transita con su familia de un empleo a otro a medida que se convierte
en mujer.
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1. La Mujer Chicana en el marco histórico-cultural de EE.UU.
En su libro Chicano Narrative. The Dialectics of Difference (1990),
Ramón Saldívar señala que en la actualidad la literatura chicana
representa una de las selecciones de narraciones más destacadas
(aunque ampliamente ignorada) del canon estadounidense: un tipo único
de literatura de resistencia en contra de la opresión colonizadora de
Estados Unidos. Saldívar añade que leer en las “fronteras de la literatura
Norteamericana requiere un marco adecuado de interpretación que no
muchos de los que han sido formados en la academia lo conocen”.
Saldívar narra los acontecimientos que tuvieron lugar después de la
guerra entre México y EE.UU. y las consecuentes condiciones del Tratado
de Guadalupe Hidalgo en el cual México cedió más de la mitad de su
territorio a los Estados Unidos. En relación con esto, afirma que
...a diferencia de muchos otros inmigrantes en los Estados Unidos...,
pero al igual que los integrantes de las comunidades aborígenes en
dicho país, la comunidad chicana se convirtió en una minoría étnica a
través de la conquista directa de su país de origen (Saldívar, 1990:13),
una minoría étnica bajo el control político del gobierno de Estados Unidos.
Este cambio de condición legal no estuvo inmediatamente acompañado
por un cambio en la cultura o el idioma. Con el tiempo, sin embargo, estos
mexicanos estadounidenses empezaron a desarrollar una cultura única
que no pertenecía puramente ni a los EE.UU. ni a México. Después de
1848, explica Saldivar, la cultura chicana se desarrolló en los intersticios
sociales entre las esferas culturales de México y Estados Unidos,
haciendo de aquella nueva vida cultural un producto de ambas, pero al
mismo tiempo de manera diferente para cada uno (Saldívar, 1990:13).
Las diferencias culturales, raciales y económicas entre estos dos grupos
se han convertido en parte de los sub-textos más significativos de la
literatura chicana.
Como resultado de la industrialización de la economía en Estados
Unidos a finales del siglo XIX y a comienzos del XX, y la gran distancia
entre América y Europa o Asia, los inmigrantes mexicanos y los mexicanos
estadounidenses se convirtieron en la mano de obra barata y no calificada
requerida como parte del auge económico del suroeste. Según Saldívar,
la vida y las experiencias de estas personas deben ser recuperadas de las
cenizas de la historia de Estados Unidos para ser reescritas.
Una de las cuestiones más significativas, pero también compleja
cuando se intenta reescribir la historia de los chicanos de los siglos XIX y
XX, es la que se desea abordar en este ensayo: la cuestión de género, más
específicamente el papel de la mujer en la comunidad chicana.
Investigaciones recientes han demostrado que, debido a las terribles
condiciones económicas que las familias chicanas tuvieron que afrontar,
la distribución del trabajo no siempre fue de la mano con la división
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tradicional y estricta de roles que determinaba que el hombre debía salir
a trabajar para sustentar a su familia y que la mujer debía permanecer en
el hogar cumpliendo su papel de madre, esposa y ama de casa (Saldívar,
1990:20).
De esta manera, poco a poco, las mujeres entraron en el mundo
laboral realizando todo tipo de labores, desde la labranza en los campos de
cultivo de algodón, por ejemplo, hasta emplearse en servicio doméstico o
como oficinistas en distintas industrias. En consecuencia, la participación
de las mujeres en el mundo del trabajo fuera del hogar ayudó a producir
importantes cambios culturales en la familia tradicional chicana. Por
lo tanto, a comienzos del siglo XX, las jóvenes chicanas comenzaron a
expresar su inclinación por independizarse de las prácticas familiares
estrictas. Sin embargo, como señala Saldívar, “la relación entre mujeres
y hombres debe ser entendida, tanto en el mercado laboral como en las
familias, con el resultado de que la familia se convirtió en el sitio principal
de lucha política” (1990:21). En otras palabras, a pesar del hecho de que las
chicanas necesitaron entrar al mundo laboral para ayudar a mantener su
familia, se suponía que las mujeres debían preservar su papel “ideológico”
de amas de casa, esposas sumisas y madres. Es increíble lo poderosa que
es, inclusive en nuestro siglo, la influencia de los valores patriarcales en
las familias chicanas y cómo la lucha de ambas partes por hacer valer
sus razones, representa una fuente de conflicto dentro de ella.
Como lo explican Alfredo Miranda y Evangelina Enríquez en el
capítulo introductorio de su libro La Chicana. The Mexican American
Woman (1979), la opresión de la chicana es compleja y surge de un
sinnúmero de medios dominantes. Ella es una minoría étnica, ella es la
mujer que es universalmente oprimida por los hombres, y su herencia
chicana aprueba esta dominación masculina sobre las mujeres.
El primer tipo de opresión a la que se hace referencia se debe al origen
étnico de la chicana. La cultura chicana es política y económicamente
explotada por la sociedad estadounidense. Por esta razón, los chicanos se
consideran subordinados, dependientes y han sido objeto de numerosos
historias de genocidio. Otro tipo de opresión se debe a cuestiones de
género. Las mujeres, en la mayoría de las culturas, se sienten sometidas
y son generalmente oprimidas por su homólogo masculino. Además,
también existe una opresión interna causada por la herencia chicana.
Muchos críticos identifican este fenómeno como machismo causado por
la colonización de los hombres chicanos. Sea cual sea el origen, tiene un
efecto de desvalorización de la chicana y merece ser tratado (Miranda y
Enríquez, 1979:12-13).
Por último, en el análisis de la literatura chicana, es un deber
analizar cómo los efectos del colonialismo siguen prosperando dentro de
las fronteras estadounidenses de un modo diferente y renovado, pero más
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complicada e intangible. Con respecto a lo expresado, Lois Tyson afirma “...
la crítica postcolonial define previamente a los pueblos colonizados como
cualquier población que ha sido sometida a la dominación política de otra”
(Tyson, 2006:364). Por lo tanto, en este sentido, existe un conflicto entre la
cultura del colonizador y la cultura del colonizado y, lo que es más, existe
también un conflicto de género entre hombres y mujeres. En relación con
esto, la literatura postcolonial a modo de resistencia deconstruye y reta
los paradigmas racistas dominantes, sexistas, clasistas y heterosexistas.
2. La Mujer Chicana representada por H. M. Viramontes en Under the
Feet of Jesus
El personaje de Estrella, a lo largo de la novela Under the Feet of
Jesus, encarna a una muchacha de trece años a punto de convertirse en
mujer y su actitud frente a sus propias experiencias de vida en contraste
con las de su madre, quien siente una enorme frustración tras haber
sufrido el abandono de su esposo y lo que esto representa para una mujer
en el pensamiento de la comunidad chicana y en una tierra extranjera que
la trata como si fuera invisible. Por consiguiente, Petra representa a la
mujer abnegada que se sacrifica para mantener a su familia y perpetuar
la transmisión de valores tradicionales y castradores para la mujer. Desde
las primeras páginas, Viramontes describe la realidad de la mujer en una
sociedad chicana dominada por la mentalidad patriarcal:
Las mujeres en los campos le habían aconsejado a la madre, Huir de tu
marido sería un error. Él los seguiría, a ella y a los niños, no porque los
quiera de regreso, sino porque sería una bofetada en la cara y juraría
por su séptima cerveza que los encontraría y los mataría a todos. La
abuela de Estrella decía lo mismo y más. Serás para siempre una mujer
sola, le decía a la madre de Estrella, nadie quiere a una mujer con
un montón de niños, nadie. No sabes lo que significa el hambre hasta
que tus huercos te lo echan en cara, y después. ¿Qué vas a hacer?
(Viramontes, 1995:13).
Como lo refleja el ejemplo citado, el papel de la mujer dentro de la
comunidad chicana parece estar fuertemente ligado a ser una madre y
una esposa sumisa que lo tiene que soportar todo por su familia.
En esta novela, Viramontes también retrata la dura realidad de
la vida diaria de los trabajadores agrícolas migrantes, con un lenguaje
altamente metafórico y fuertemente simbólico. La pobreza se muestra
en contraste permanente con la increíble belleza natural y la riqueza de
California. Estrella y su familia tienen que sobrevivir bajo condiciones
económicas desfavorables que impulsan a las mujeres a trabajar, tanto
en casa cuidando de los quehaceres y de los niños, como en la cosecha
junto con el resto de los trabajadores. Viramontes describe, por ejemplo,
cómo Petra estando embarazada solía llevar a Estrella a los campos
cuando tenía sólo cuatro años para ayudar a la familia:
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Estrella no tenía más de cuatro años la primera vez que acompañó a su
madre a los campos. Recordaba cuando lloraba, así como la pequeña
lo estaba haciendo. Su madre estaba embarazada y usaba pantalones
más grandes, para hombre con el cierre bajo y la camisa que le cubría
la panza. (Viramontes, 1995: 51).
A través de esta descripción, Viramontes muestra al lector cuan
difícil es la vida para las chicanas en los campos y cuan duras son sus
condiciones de trabajo.
A pesar del hecho de que, como lo expresa Saldívar, las chicanas se
vieron en la necesidad de integrarse al mundo laboral para cooperar con
el sustento de sus familias, aun en el siglo XXI se espera que preserven
un papel idealizado conforme con una mentalidad conservadora
(Saldívar, 1990:21). En Under the Feet of Jesus, al igual que en la mayoría
de las familias chicanas tradicionales, los valores patriarcales están
muy presentes e indirectamente y de manera inconsciente definen los
roles tanto de hombres como de mujeres. En el caso de Estrella, por
ejemplo, cumple con un papel maternal en su casa cuidando a sus
hermanos menores, a tal punto que ellos la llaman “mamá”: “Estrella no
recordaba mucho de aquellos años, excepto que los mellizos empezaron
a llamarla mamá” (Viramontes, 1995:13). No obstante, a pesar de que
Estrella colabora con su madre y las tareas del hogar, sus experiencias
de vida la han convencido de no seguir los pasos de Petra: dentro de
su corazón Estrella siente deseos de progresar y cambiar su destino,
mientras que su madre ha resignado todos sus sueños.
Es importante tener en cuenta que Estrella es conocedora del
hecho de que habita en una sociedad donde forma parte de un grupo
invisible; una sociedad en que ella no participa. Si bien la novela indica
que Estrella ha asistido a la escuela, es obvio que los maestros no la han
integrado como al resto del alumnado. Como lo describe Viramontes,
“le deseaban buena suerte cuando la cosecha había terminado,
reservando los escritorios en la parte posterior del salón de clases para
el siguiente lote de los niños migrantes” (1995:25). Esto demuestra
que la protagonista es ignorada por la sociedad en que vive, y por eso
no puede estar pendiente de dicha sociedad para su seguridad o para
encontrar su identidad o su voz.
Como puede observarse, en su primera novela Viramontes crea un
personaje que no se mantiene estático durante el desarrollo de la historia.
Por el contrario, a lo largo de la novela, Estrella se ve obligada a madurar
y a reflexionar acerca de cuestiones que antes nunca había pensado. La
presencia de Alejo en la historia representa una vuelta de rosca en su
vida, ya que comienza a experimentar la dulzura y el dolor del primer
amor; aprende el valor que tiene la vida y descubre que en sus manos
tiene el poder y la fortaleza para desafiar a un sistema conservador que
apunta a subyugarla.
238
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
3. Conclusión
Uno de los temas más significativos y complejos para tener en cuenta
al pretender reescribir la historia de la comunidad chicana, es la cuestión
de género, con especial atención en el papel de la mujer. Los tradicionales
valores culturales dictan una moral sexual sumisa, y desde temprana edad
encauzan a la joven chicana hacia conductas y modos de actuar aceptables
para la sociedad patriarcal. A lo largo de la historia, la chicana se enfrenta a
la disyuntiva de permanecer siendo un ser oprimido por el hombre y por la
sociedad en la que vive, además de ser considerada como de “segunda” por
su origen étnico, o buscar su independencia y tener una identidad propia
como mujer; aunque esto no es muy fácil debido al arraigo de tradiciones
culturales que ha asimilado de sus padres de origen mexicano. Este
pequeño cambio dentro de las chicanas, en el cual el arraigo de costumbres
y tradiciones se encuentra menos firme que en las mujeres mexicanas, se
debe en parte al papel que han jugado dentro de la economía de los Estados
Unidos de América; aquí es donde el papel de la mujer de origen mexicano
resalta debido a su mano de obra barata y de alta calidad.
La protagonista de Viramontes en Under the Feet of Jesus vive
en Estados Unidos como hija de dos mundos, es decir en un mundo
bicultural. La lucha de la protagonista consiste en encontrar una identidad
que pueda abarcar todas las complejidades de ser una mujer latina en
Estados Unidos. Además de tener que subsistir en la pobreza de la clase
obrera, Estrella se ve obligada a madurar antes de tiempo, sumado a
las condiciones paupérrimas de su entorno. Como resultado, Estrella
tiene que desempeñar múltiples funciones como trabajadora de campo,
hija, hija sustituta, “madre” y niñera de sus hermanos. De esta manera,
Estrella toma parte activa en el intento de asegurar la supervivencia de
su familia y de su comunidad. Como lo explica la madre de Estrella: “si
no se cuidan el uno del otro ¿quién cuidará de ellos?” En el curso de la
novela el lector se encuentra con una protagonista que experimenta una
transición de niña a condición de mujer. Al final de la historia, Estrella
(“Star”), guiada por la luz de la fe, descubre que posee la fuerza para
superar las condiciones físicas de su propio entorno y manifiesta que ella
misma puede convertirse en la luz capaz de guiar a su familia.
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Bloque 4
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Avances y resistencias en la frontera: la
Guardia Nacional durante el Estado de
Buenos Aires (1852-1861)
Luciano Literas
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Resumen
El artículo analiza el reclutamiento miliciano (mediante la creación de
la Guardia Nacional) y su impacto social y político en la frontera oeste
del Estado de Buenos Aires (1852-1861), en el contexto de conflictos con
la Confederación Argentina y grupos indígenas de Pampa y Patagonia.
Los resultados informan sobre las estrategias estatales para garantizar
el monopolio y uso de la coerción, el juego de tensiones en que se vieron
inmersas las autoridades locales y las respuestas sociales a las levas
milicianas.
Introducción
La derrota del gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de
Rosas, en la batalla de Caseros en febrero de 1852, no dio lugar a la
institucionalización republicana pregonada por los vencedores y
postergada desde la independencia. El proyecto federal promovido por
el gobernador de Entre Ríos, Justo José de Urquiza, en el acuerdo
constitucional de San Nicolás el 31 de mayo, fue resistido por un sector
de la dirigencia porteña de acuerdo con razones políticas y económicas,
y el 11 de septiembre se sublevó contra la Confederación Argentina
en defensa de lo que consideraba sus prerrogativas provinciales. En
diciembre, Hilario Lagos sitió la ciudad de Buenos Aires con el apoyo del
dirigente entrerriano hasta que en julio de 1853 se retiró, diezmadas sus
fuerzas por la falta de recursos, el soborno de oficiales y la desafección de
milicianos (Scobie, 1964; Lettieri, 2008; Barcos, 2011). Desde entonces
y hasta 1862 la provincia de Buenos Aires (denominada Estado en su
constitución de 1854) se mantuvo separada de la Confederación.
El contexto postrosista fue de retracción de la frontera: el cambio de
las autoridades fronterizas tras el levantamiento de Lagos, la suspensión
de raciones del “negocio pacífico” rosista y el proyecto de nuevos fortines
provocaron resistencias en muchos “indios amigos” que se unieron al
cacique Juan Calfucurá, aliado a Urquiza en el asedio a la provincia
rebelde: en estos años se produjeron malones de magnitudes desconocidas
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desde la década de 1820 (Ratto, 2007; De Jong y Ratto, 2008; Bechis,
2010; De Jong, 2011). Esto obligó al gobierno porteño a procurar tratados
de paz con diferentes caciques y controlar la capacidad de oposición
conjunta indígena. La caída de Rosas no implicó una renovada y esencial
confrontación de “blancos” e “indios”, sino nuevas formas de interacción
entre autoridades político militares y grupos indígenas de Pampa y
Patagonia (atravesados unos por luchas facciosas, otros por procesos de
fusión y fisión), ante la desarticulación de las políticas vigentes hasta
entonces (Ratto, 2006; De Jong, 2007).
Durante estos años, el gobierno porteño creó la Guardia Nacional (en
adelante GN), obligando el enrolamiento de los ciudadanos incluidos según
la ley de 1823 para “suplir la insuficiencia del ejército permanente” ante
invasiones y rebeliones1. Heredó de las milicias de primera mitad de siglo
su carácter cívico y universal (aunque siempre masculino), la movilización
en defensa de las leyes e instituciones consideradas legítimas, el auxilio del
Ejército de Línea (en adelante EL) en las fronteras, la exoneración según
ocupación laboral y la temporalidad del servicio (Literas, 2012b). Aludió
a la “ciudadanía en armas” en tanto ejercicio de un derecho y un deber
de defensa de las instituciones y sus leyes (Sabato, 2009, 2010; Macías,
2010). Desde sus orígenes, el gobierno fijó un habitual recurso punitivo
que penalizó la evasión de aquella obligación constitutiva del ciudadano y
solventó la escasez de hombres en las fronteras: el destino al EL de quienes
no se enrolasen o respondieran a las convocatorias de servicio2. A pesar de
tener diferentes definiciones jurídicas, ambas fueron caras de una misma
moneda: los ciudadanos eran obligados a enrolarse en la GN y servir en la
frontera como fuerza auxiliar (motivo de extensos debates en la dirigencia
política) o eran destinados al EL, como castigo, con el mismo objetivo. ¿Esto
resultó de uno de los principales desafíos de aquellos años: la falta de un
ejército permanente profesional y las crecientes exigencias militares por
el avance sobre los territorios indígenas y los conflictos interprovinciales?
1
2
Buenos Aires, Decreto, 17 de marzo, 1852; Ley, 17 de diciembre, 1823.
Buenos Aires, Ley, 24 de noviembre, 1852. Diversos investigadores han explorado las características
sociopolíticas de la GN. Creo conveniente mencionar a Poggi (2000), centrado en la legislación
bonaerense y la perspectiva de los gobernadores sobre el servicio de fronteras, así como a Garavaglia
(2001, 2003, 2007) que aunque en mayor parte dedicado a las milicias de primera mitad de siglo junto a
Gelman (1999), abordó la aparición de la GN después de Caseros, situándose en los modos coercitivos
y punitivos de reclutamiento heredados del rosismo. Por su parte Sabato (2009a, 2009b, 2010) vinculó
la GN con la noción republicana de ciudadano en armas y su relación con las formas de participación
política, iniciado un valioso campo de indagación. Bragoni (2010) en la provincia de Mendoza y
Macías (2003, 2010, 2011) en Tucumán, investigaron la organización y movilización de la GN en el
contexto de disputas y alianzas políticas locales; ilustrando el modo en que las milicias fueron producto
del orden anterior a 1852, que el poder coactivo central y provincial no era independiente de liderazgos
sociales y territoriales, y que la configuración de la fuerza pública en el marco de la conformación del
Estado nacional implicó terminar con la tradición miliciana provincial. Por otro lado, es sugerente la
aproximación de Salvatore (1992, 2010) al recuperar la agencia de los sectores subalternos sujetos al
reclutamiento y disciplinamiento, complejizando el impacto social de las exigencias militares; y la de
Lettieri (2003) sobre el surgimiento de la GN y las formas de identificación social porteña postrosista.
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Las milicias fueron protagónicas de la formación estatal, tal como constata
la copiosa y temprana regulación de su organización y funcionamiento
en procura de optimizar el control, enrolamiento y participación en la
frontera de los vecinos. Sólo en los últimos años de existencia de territorios
indígenas en Pampa y Patagonia no sujetos al dominio estatal (hacia 1880)
se liberó la GN de esta obligación (Literas, 2012b).
Ahora bien ¿cómo funcionó el reclutamiento miliciano en la frontera
oeste bonaerense?, ¿qué papel jugó en la formación y expansión del
Estado?, ¿qué rol tuvieron las autoridades político militares?, ¿cuáles
fueron las resistencias sociales?3
1. Convulsiones en la frontera oeste porteña
La frontera oeste de Buenos Aires (denominada frontera del centro
hasta 1860, cuando se creó la frontera oeste) fue guarnecida por regimientos
del EL, contingentes de GN y piquetes de “indios amigos”4. Su dirección
y organización obedeció a la comandancia militar fronteriza con sede en
Bragado, desde 1854 a cargo de José Laureano Díaz. En 1855 se estipuló
que cada comandante podía reunir y movilizar los destacamentos de estas
tres fuerzas, comprendidos en su jurisdicción (Domínguez, 1898).
Figura1. Las localidades del oeste bonaerense (frontera del centro)
Fuente: Elaboración propia.
3 Las fuentes utilizadas fueron las comunicaciones de autoridades político militares y vecinos de las
localidades del oeste bonaerense, conservadas en el Museo y Archivo Histórico Judicial de Mercedes
(MAHJM), las listas de revista del Archivo General de la Nación (AGN) y los legajos de servicios
personales de servicio del Archivo General del Ejército (AGE).
4 No es objetivo de este trabajo analizar la formación, organización y devenir de los piquetes de “indios
amigos”, aunque es ineludible su mención de acuerdo con el protagonismo que tuvieron en la frontera
bonaerense. Para ello, ver por ejemplo Ratto (2003a, 2003b, 2003c, 2006, 2007, 2010), de Jong (2007,
2010), de Jong y Ratto (2008), Bechis (2010).
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Vencida la “rebelion anarquizadora” de Lagos, el gobierno anunció
que “la ley ha restablecido su imperio” y era prioridad robustecerla
(MAHJM, c. 1853, f. 416, 17/07): sustituyó a los oficiales involucrados en
la revuelta y las autoridades locales, ordenándoles restituir la tranquilidad
y comunicarle “a los paisanos” que “vuelvan á sus hogares á entregarse
á sus labores y faenas, pacíficamente”. Este regreso, sin embargo, no fue
por mucho tiempo ya que las incursiones indígenas requirieron optimizar
el reclutamiento miliciano y fortalecer el EL. Por un lado, se organizó
la GN bajo el mando de los jueces de paz de los partidos, quienes con
el apoyo de los alcaldes de cada cuartel y sus tenientes debían enrolar
a vecinos y organizar los cuerpos milicianos, distinguiendo infantería y
caballería: la primera “vecinos propietarios, comerciantes y dependientes”
del pueblo, los segundos habitantes de la campaña (MAHJM, c. 1853, f.
516, 6/12; f. 528, 24/12). Por otro, se pidió que los jueces se “contraigan
muy especialmente á la remision de todos los vagos” e individuos
“perjudiciales”: “díscolos”, “anarquistas”, desconocidos y no enrolados
(MAHJM, c. 1853, f. 444, 20/08; f. 483, 21/10; f. 504, 25/11; f. 514, 6/12;
f. 535, 28/12; c. 1855, f. 108, 30/06). El gobierno y la comandancia de
frontera argumentaron que eso permitiría liberar del servicio de frontera
a la GN ya que se requerirían menos contingentes (MAHJM, c. 1860, f.
s/n, 20/01; c. 1861, f. 51, 9/05; f. 52, 9/05; f. 53, 10/05; f. 95, 25/05);
a pesar de que esto no sucedió hasta la década de 1870 (Literas, 2012b).
Además, indultó a los desertores que se pusieran voluntariamente a las
órdenes de Laureano Díaz (MAHJM, c. 1853, f. 531, 26/12).
Las nuevas autoridades renovaron las exigencias militares,
optimizando la estructura de reclutamiento e instruyendo la redefinición
limítrofe de los partidos porque sus extensiones obstaculizaban “la
influencia benéfica de la autoridad” en los vecinos (MAHJM, c. 1853, f.
495, 16/11; c. 1861, f. 89, 25/06). El ministerio de Guerra fijó el destino
de los reclutados, que fue en su mayoría los cantones de Bragado y 25
de Mayo en la frontera comandada por Laureano Díaz (MAHJM, c. 1854,
f. 23, 18/02; c. 1859, f. 7, 7/06; f. 190, 5/08), quien reiteradamente
pidió a los jueces hombres “de la clase” mencionada, para el “aumento
del regimiento” (MAHJM, c. 1856, f. 139, 1/07; c. 1857, f. 47, 18/02). La
GN era convocada y disuelta por el gobierno en virtud de los conflictos
con la Confederación y los grupos indígenas, aunque las disoluciones
no incluyeron la frontera (MAHJM, c. 1855, f. 17, 13/01). Además,
nombraba a los oficiales de la GN y ordenaba la creación de regimientos
(MAHJM, c. 1856, f. 181, 13/09; f. 247, 1/12; c. 1857, f. 131, 14/07).
Para su organización, designó delegaciones que entregaban a los
juzgados los registros de enrolamiento y comunicaban a la Inspección
General de Armas el estado de fuerzas y la proporción en que cada
partido había contribuido. A su vez, se registraban los no enrolados y
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enrolados ausentes, quienes eran considerados desertores y recogidos en
una lista que los juzgados enviaban al ministerio de Guerra. El juzgado,
además, notificaba las remisiones al EL; por tanto, los regimientos de
GN consultaban allí cuando aprehendían individuos sospechosos de
defección (MAHJM, c. 1860, f. s/n, 25/08).
En 1857, los jueces fueron substituidos al mando de la GN por
los jefes de regimiento y se ordenó que serían destituidos si ponían
impedimentos (como sucedió con quienes impugnaron pasaportes o
negaron manutención a la GN) (MAHJM, c. 1857, f. 132, 15/07; c. 1859, f.
9, 11/06). Ante las quejas de aquéllos, también se estipuló que debían ser
avisados por el juez cuando destinasen milicianos al EL (MAHJM, c. 1859,
f. 335, 21/03; f. 63, 25/03; f. 93, 2/04). Ambas medidas pretendieron
evitar conflictos entre oficiales de la GN y autoridades locales sobre las
citaciones a servicio. El juez y los alcaldes se situaron en el centro de
las tensiones entre las demandas de hombres y las resistencias de los
vecinos. Los alcaldes se quejaban de que los milicianos en la práctica sólo
respondían al capitán de GN (y, por tanto, no disponían de hombres para
la protección del cuartel) y que éstos no dejaban a vecino sin convocar
para los periódicos ejercicios doctrinarios, quedando abandonados los
establecimientos productivos (MAHJM, c. 1858, f. 50, 10/03; f. 91,
13/05). En un escalafón jerárquico superior, los jueces polemizaban
con los comandantes de frontera sobre la validez de las excepciones de
servicio solicitadas por los vecinos y con las autoridades ministeriales por
las exigencias de contingentes (MAHJM, c. 1858, f. 134, 29/07; c. 1860,
f. s/n, 14/05; c. 1861, f. 8, 9/01).
Además de listas de enrolamiento, revista y deserciones, la
organización se instrumentó con pasaportes, licencias y excepciones
(MAHJM, c. 1861, f. 65, 13/03). El pasaporte permitió a los individuos
desplazarse en la campaña y debía ser exigido por las autoridades
locales para constatar que estaban enrolados, prestaban servicio y sus
jefes tenían conocimiento del desplazamiento (MAHJM, c. 1855, f. 16,
12/11). Pretendió evitar la evasión mediante la ausencia del miliciano
del partido donde estaba domiciliado. Las licencias eran expedidas por
los jefes de la GN en virtud de estos traslados, justificándolos por tiempo
y razón; aunque el ministerio de Guerra podía anularlas a través del
juzgado correspondiente (MAHJM, c. 1861, f. 97, 29/06; f. 99, 1/07).
Esto sucedió en 1861, cuando el gobierno aludió que eran utilizadas
para evadir el servicio (MAHJM, c. 1861, f. 175, 18/07). Por último, las
excepciones expedidas por los juzgados habilitaban no cumplir servicio
miliciano activo, debiendo constar en la papeleta de enrolamiento para
justificarlo ante las autoridades durante las convocatorias (MAHJM, c.
1858, f. 83, 8/05; f. 134, 29/07). Aun así, el jefe del regimiento podía
desestimarlas al no presentarse en plazo correspondiente.
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En las fronteras del Estado porteño se sucedieron numerosos
conflictos políticos y militares vinculados a dos frentes de confines
difusos: las ofensivas militares de extracción federal en apoyo a Urquiza
y las ofensivas de grupos indígenas de Pampa y Patagonia (algunos aún
no sujetos al dominio estatal, otros “indios amigos” descontentos con la
política porteña de fronteras). En el caso de la frontera oeste, en junio
de 1855, ocurrieron los primeros enfrentamientos (que derivaron en
la derrota porteña ante Calfucurá y Catriel en Sierra Chica). Laureano
Díaz solicitó al juez de Chivilcoy la remisión a Bragado de cien GN, tras
notificar que el cacique Cachúl había enviado todos sus hombres “á
incorporarse con la de Catriel en Tapalqué”, en vistas de una próxima
ofensiva (MAHJM, c. 1855, f. 92, 2/06; f. 272, 17/12; f. 278, 18/12).
Simultáneamente, en Navarro se sublevaron y dispersaron las fuerzas
del coronel José de la Cruz Gorordo (MAHJM, c. 1855, f. 273, 17/12).
El gobierno ordenó que los jueces reestablecieran el orden y capturasen
a los sublevados ejecutándolos si se resistían (MAHJM, c. 1855, f. 275,
18/12; f. 276, 18/12; f. 277, 18/12). Días después fueron desarmados,
aunque se ordenó nuevamente la movilización y acuartelamiento de la
GN en la frontera oeste ante una posible ofensiva del “caudillo Flores” y
sus “cabecillas” federales con el apoyo de nuevos sublevados (MAHJM,
c. 1855, f. 289, 22/12; f. 293, 25/12; f. 300, 26/12; c. 1856, f. 281,
5/01). El alerta tomó un cariz mayor al advertirse el posible desembarco
de Urquiza en San Pedro y confirmarse que los “caudillos rebeldes” y
“anarquistas” estaban en territorio bonaerense (MAHJM, c. 1856, f. 285,
6/01; f. 2, 6/01; f. 11, 7/01; f. 12, 8/01; f. 13, 8/01; f. 87, 26/01).
Días después, los juzgados intensificaron la movilización miliciana, al
desembarcar en Zárate “anarquistas encabezados por el antiguo militar
rosista Jerónimo Costa” (MAHJM, c. 1856, f. 4, 28/01; f. 5, 29/01; f.
s/n, 29/01): reunieron “cuantos hombres puedan, armandolos segun
sea posible” para buscar “mazorqueros”, epíteto que identificó a los leales
de la causa urquicista (MAHJM, c. 1856, f. 7, 28/01; f. 8, 1/02).
En marzo de 1857, indígenas de las tolderías de Calfucurá sitiaron
25 de Mayo y saquearon quintas y chacras de los alrededores; ofensiva
de antiguos “indios amigos” que habían emigrado recientemente por
desavenencias con las autoridades locales (Hux, 1999; Curiel, 1898;
González, 1940). Calfucurá ingresó al pueblo y se alojó en el rancho
de Juan José Bejar, teniente primero del cantón durante el rosismo y
después reconocido urquicista (AGN, s. III, c. 260). Dos años después,
en marzo de 1859, otra ofensiva de “indios ladrones” en Saladillo dejó
“poblaciones saqueadas é incendiadas”; por lo que se movilizó al mando
de Laureano Díaz la GN de 25 de Mayo y Saladillo, la guarnición del
fuerte Esperanza y las fuerzas acantonadas en Bragado (MAHJM, c.
1859, f. 85, 19/03; f. 88, 22/03). En agosto, 25 de Mayo fue nuevamente
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asediada por “Indios y Cristianos ladrones” (“la mashorca aliada con los
Indios”[MAHJM, c. 1859, f. 177, 31/08; AGN, s. X, 20-2-2]) liderados por
Federico Olivencia, otro “caudillejo” urquicista y “bandido” (AGN, s. X,
20-2-2) (antes de la revuelta porteña teniente primero en 25 de Mayo y
“capitanejo” de los “indios amigos” [AGN, s. III, c. 260]) y el “indio Cristo”
(separado de las tolderías de “indios amigos” [MAHJM, c. 1859, f. 216,
27/08; f. 181, 28/08]).
En octubre de 1859, Buenos Aires y la Confederación combatieron
en Cepeda. El gobierno porteño incluyó las milicias de la campaña en
el ejército, retirando de la frontera oeste parte de la GN. El contingente
miliciano que debía aportar 25 de Mayo marchó con Béjar rumbo a
Mercedes, pero antes de llegar se sublevó a favor de Urquiza (Curiel, 1898).
Calfucurá aprovechó entonces y se presentó en las inmediaciones de 25
de Mayo, según las crónicas con tres mil lanzas, donde parlamentó con el
párroco local Francisco Bibolini. Éste propuso que los vecinos entregarían
alimentos, dinero, tabaco y aguardiente sin oponer resistencia a cambio
de no derramarse sangre (Curiel, 1898; González, 1940). La batalla de
Pavón enfrentó nuevamente ambas fuerzas en septiembre de 1861 y
convulsionó la frontera oeste demandando la reunión de la GN e “indios
amigos”. Además, supuso la proliferación de lo que las autoridades político
militares denominaron “dispersos”: oficiales y soldados que evadieron la
organización militar durante el conflicto. Dos días después de la batalla,
el ministerio de Guerra porteño ordenó a los juzgados apresar “dispersos”
para reincorporarlos “inmediatamente”, ejecutando “en el acto” a quienes
que se resistieran (MAHJM, c. 1861, f. 197, 19/09; f. 204, 21/09). En
varios cuarteles los alcaldes debieron enfrentar mediante las armas a
vecinos rebeldes, sugiriendo que no se trataba ya de “dispersos” sino de
“sublevados”, de acuerdo con su creciente organización, “porque se sabe
que se andan formando en grupos” (MAHJM, c. 1861, f. 208, 23/09; f. 212,
25/09). Lo mismo sucedió en Saladillo, donde Laureano Díaz reconoció
que era imposible reunir la GN por las “montoneras” que impedían al
juzgado “hacerse obedecer” (AGN, s. X, 20-7-2). Las fronteras entre las
categorías “disperso”, “sublevado”, “desertor” y “no enrolado” se tornaron
difusas. Así lo constó el ministerio de Guerra al estipular que todas las
personas que no se incorporasen al ejército porteño o resistieran a la
autoridad, serían considerados desertores y juzgados como tales (MAHJM,
caja 1861, folio 206, 22 de septiembre (MAHJM, c. 1861, f. 206, 22/09).
De lo anterior se deduce el sentido que tuvo el sensible cambio
conceptual operado en escaso tiempo en las autoridades de la frontera: el
ministerio de Guerra atribuyó tras estos hechos la sombra de los enemigos
“impotentes y cobardes” que en lugar de “aceptar el combate” sembraban
la anarquía, el robo y la muerte “contra las instituciones” (MAHJM, c.
1861, f. 218, 27/09). Sólo el 20 de septiembre de 1861 se sublevaron más
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de ciento veinte GN en la frontera oeste (AGN, s. X, 20-7-2). Pocos días
después se ordenó a los jueces avanzar con “cuantos hombres puedan
reunir y armar” sobre trescientos “dispersos” que permanecían “en
actitud hostil” a orillas del río Salado (MAHJM, c. 1861, f. 211, 25/09).
Por la descripción que se hace, éstos fueron quienes sitiaron 25 de Mayo
y demandaron la movilización de un contingente de Bragado y la GN de
varios partidos de la sección fronteriza para “limpiar” la campaña de “la
pura mazorca” (MAHJM, c. 1861, f. 221, 28/09; f. 103, 6/10; f. 101,
4/10; f. 179, 8/10). Las crónicas afirman que el ingreso de Calfucurá y
Cristo a 25 de Mayo fue recibido por algunos vecinos arrojando rosas a
su paso, erróneamente creyendo a Urquiza victorioso en Pavón (Curiel,
1898). Por los comunicados de la comandancia y los juzgados sabemos,
además, que entre sus “jefes o capitanejos” estaba otra vez el conocido
“canalla Béjar” y antiguos subordinados “de Baldebenites” (desde tiempos
de Rosas, oficial “encargado de los indios” y miembro de la plana mayor
de 25 de Mayo, en 1857 comandante del fuerte [AGN, s. III, c. 260; s. X,
18-4-7; s. X, 19-3-3. AGE, legajo personal del mayor José Baldebenito]).
Al mes siguiente de retirarse los “amotinados”, se produjo otra ofensiva
de Calfucurá sobre 25 de Mayo, en las inmediaciones del fortín Cruz de
Guerra, que exigió la movilización de mil doscientos hombres al mando
de Laureano Díaz (MAHJM, c. 1861, f. 49, 3/11; f. 121, 3/11; f. 125,
5/11; f. 126, 5/11).
2. Los contingentes milicianos: el caso de Mercedes
El suministro de hombres para la frontera fue procurado por los
partidos de cada una de sus secciones. Si tomamos el caso de Mercedes
por ejemplo, de 1853 a 1861 su juzgado registró el envío de al menos
trescientas cincuenta y ocho personas a la frontera mediante contingentes
de GN (ciento treinta y siete) y remisiones punitivas al EL (doscientas
veintiuna). Para entonces no existe censo de habitantes confiable, sino
una estimación de ocho mil setecientas cincuenta personas (De la Fuente,
1872). Un recorte de este universo al número de varones adultos según
la proporción de censos posteriores (28,6%, dieciséis a sesenta años) no
ofrece certeza ni precisión pero sí una imagen aproximada del volumen
de la movilización miliciana y punitiva, que pudo haber equivalido a uno
de cada seis.
En relación con los contingentes milicianos que periódicamente
aportaba cada juzgado, la obligación alternaba para “no recargar á un
solo Partido de la gente trabajadora” (AGN, s. X, 19-3-3). El ministerio
de Guerra ordenaba qué circunscripciones debían realizar los relevos
de la GN destacada, disponía la organización de los contingentes y
fijaba la duración del servicio. El ministerio de Gobierno comunicaba
estas decisiones a los juzgados y la comandancia solicitaba el número
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de individuos que consideraba adecuado. En estos años se pidieron a
Mercedes al menos tres contingentes para Bragado, todos de tamaño
dispar: cien en 1855, diecisiete en 1856 y treinta y ocho en 1857. El
juzgado cumplió con la remisión de los dos últimos; el primero fue incapaz
de completarlo y el caso ilustra cómo se organizó el servicio y la presión
de las autoridades provinciales y las comandancias de frontera.
El 18 y 19 de septiembre de 1855 llegaron al juzgado dos
comunicaciones del ministro de Gobierno, Valentín Alsina: una exigiendo
organizar un contingente de ochenta GN para la frontera norte ante una
posible ofensiva federal y otra autorizando a Laureano Díaz sustituir un
contingente de Chivilcoy en Bragado por uno de Mercedes, del tamaño que
considerase adecuado (MAHJM, c. 1855, f. 146, 18/09; f. 148, 19/09).
Previendo las dificultades para cumplir lo solicitado, el mismo día Alsina
encomendó ser “inexorable en perseguir a los remisos é inobedientes”
(MAHJM, c. 1855, f. 149, 19/09). Al día siguiente instó que las fuerzas
para la frontera norte sean enviadas con urgencia, pero es de imaginar que
todo acabó de complicarse en Mercedes cuando tras unos días Laureano
Díaz decidió el número de hombres que necesitaba: cien GN conducidos
por tres oficiales que debían presentarse en el plazo de una semana y que
cumplidos los dos meses de servicio, el mismo juzgado debía sustituirlos
en igual número (MAHJM, c. 1855, f. 152, 20/09; f. 154, 20/09; f. 165,
30/09). En respuesta, el juzgado envió setenta y seis de los ochenta
GN a la frontera norte y avisó al gobierno que era imposible reunir el
centenar solicitado por Laureano Díaz (MAHJM, c. 1855, f. 257, 29/11).
Sensible a las dificultades evocadas, al cabo del plazo el gobierno decidió
que la orden recayera en otros partidos de la comandancia (MAHJM, c.
1855, f. 170, 6/10). En qué medida estos reclamos tuvieron éxito, debió
depender en parte de la influencia política y las redes sociales del juez de
paz respectivo. Los otros contingentes datan de 1856 y 1857, el primero
de diecisiete milicianos y el segundo de treinta y ocho, conducidos por
el capitán de GN de Mercedes y un Alcalde (MAHJM, c. 1856, f. ilegible,
22/03). En este último su reunión fue más dificultosa, cumpliéndose
en seis envíos durante un mes. Las dificultades incluyeron milicianos
fugados, el retorno de algunos por ser físicamente “inútiles” y la no
consideración de otros como tales al ser desertores (MAHJM, c. 1857, f.
87, 15/04; f. 90, 18/04; f. 91, 19/04; f. 98, 30/04; f. 102, 9/05). Todos
fueron subsanados con el envío de nuevos milicianos.
El ministerio de Guerra controlaba el envío de contingentes
ordenando a los responsables militares de la frontera informar si se
habían realizado las remisiones desde los partidos estipulados, en el
número correspondiente. El gobierno enviaba este informe a los juzgados
involucrados, que notificaban los contingentes enviados. Por otro lado,
el comandante de frontera les participaba la relación de milicianos en
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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servicio efectivo, para una vez completado corroborar su retribución
mediante el “comisario pagador” (MAHJM, c. 1856, f. 16, 15/01. AGN, s.
X, 19-9-4).
Este traslado implicó no sólo un movimiento de personas sino de
recursos para la subsistencia, que la jefatura del regimiento solicitaba al
juzgado según número de jefes, oficiales y tropa (MAHJM, c. 1855, f. 196,
21/10). Éste emitía órdenes de pago que eran enviadas al ministerio de
Guerra para autorizar el abono de Hacienda. El “auxilio” de las milicias
fue principalmente yerba, tabaco, papel, carne y leña. Otro gasto que
afrontó el juzgado fueron las caballadas, que si eran estatales se pedían a
los maestros de posta (MAHJM, c. 1860, f. s/n, 21/12). En septiembre de
1859 se llegó a exigir la expropiación de cien caballos “en las quintas” de
Mercedes para los milicianos que marchaban a Cepeda (la expropiación
no podía superar la tercera parte de los caballos del particular) (MAHJM,
c. 1859, f. 242, 18/09). Las exigencias de bienes al vecindario se dio
incluso con el armamento: en 1861 por ejemplo, Laureano Díaz pidió
a los juzgados expropiar fusiles, municiones y correaje en propiedades
particulares (MAHJM, c. 1861, f. 122, 4/11).
3. Resistencias en la frontera
La organización y desplazamiento miliciano a la frontera oeste
suscitó desordenes y “escándalos” ligados a la falta de disciplina de una
fuerza irregular, no profesional y de reciente creación; deserciones por
razones políticas derivadas del conflicto entre el gobierno porteño y la
Confederación; y constantes resistencias sociales por su impacto en las
economías domésticas y capitalistas de la campaña.
Los desordenes y “escándalos” incluyeron robos, violencia física
y desbandes colectivos, denunciados reiteradamente por los juzgados.
En ocasiones los contingentes llegaban “en el mayor desorden” y en su
paso robaban ganado y pertenencias de los vecinos (MAHJM, c. 1855, f.
174, 8/10). En otras, los “escándalos” se limitaron a pronunciamientos
verbales contra las autoridades o procedían del campo de batalla,
mediante crónicas sobre desbandes, huidas y deserciones. Es ilustrativa
una en noviembre de 1855, ya que la autoridad militar a cargo del
enfrentamiento con las fuerzas indígenas justificó las perdidas en sus
filas por la “cobardía” miliciana (MAHJM, c. 1855, f. 228, 2/11).
Las comandancias de frontera insistían en la captura y remisión
de los desertores para moralizar la GN y alternativamente (de acuerdo
con el volumen de deserciones) el gobierno decretó períodos de indulto
(MAHJM, c. 1856, f. 88, 27/03; c. 1857, f. 50, 11/02). Para hacer efectiva
la persecución, circulaban en los juzgados episodios individuales de
defección y listas de desertores. Los primeros fueron documentos con
la filiación individual (estado civil, origen geográfico, edad y rasgos
250
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
fenotípicos) que podía incluir una descripción de los hechos relacionados
con la deserción. Las segundas fueron elaboradas en las convocatorias
periódicas de los enrolados en los cuarteles de los partidos, constando
el día y lugar de reunión, y quiénes se habían ausentado. Estas listas se
circulaban a su vez a los alcaldes y la GN para su captura. Entre 1854
y 1861, sólo en Mercedes se registraron al menos ciento setenta y siete
abandonos de la GN y el EL.
Existieron deserciones con motivos eminentemente políticos. Los años
en que Buenos Aires se constituyó como Estado, estuvieron signados por
reiterados intentos de las fuerzas federales de desestabilizar al gobierno
porteño. En este contexto, se pronunciaron resistencias a cumplir servicio
en las filas milicianas y desacatos a la autoridad aludiendo no servir “a los
Salvajes Unitarios” que gobernaban Buenos Aires y amenazando pasarse
“a la fuerza de Urquiza” (MAHJM, c. 1859, f. 251, 7/09). Los rebeldes
eran remitidos al juzgado y de allí al EL, pero cuando era efectivo el paso
a las fuerzas confederadas los sublevados eran detenidos y pasado por
las armas (MAHJM, c. 1859, f. 294, 5/11). El juez les tomaba declaración
sobre su situación familiar y patrimonial a efectos de distribuir sus bienes,
designar el tutor de sus hijos y el responsable del entierro. Al menos en
1855, 1856, 1859 y 1861 en el conjunto de la frontera oeste se registraron
numerosas deserciones (llegando a ser centenares los “sublevados”) en
apoyo a “cabecillas” federales que sitiaron poblados.
El reclutamiento provocó, además, resistencias de los familiares y
empleadores de los milicianos; aún más, considerando el perfil social
de éstos y la agudización de exigencias a raíz del conflicto con la
Confederación y la frontera indígena. Exentos jurídicamente de participar
en las milicias, los patrones, capataces de grandes establecimientos
y maestros de postas, la presión político administrativa recayó en “la
clase de peón”, según precisó el juez de Chivilcoy (MAHJM, c. 1853, f.
45, 23/01. Buenos Aires, Dec. 13/08/1858). Las cartas personales de
la época ilustran las reacciones de diferente intensidad de familiares o
empleadores, que sugieren el importante impacto del régimen miliciano
en las economías domésticas y capitalistas, confirman las hipótesis sobre
las características sociales de los milicianos y explican las disputas en
torno a las clasificaciones ocupacionales (Literas, 2012a). Estas personas
“en clase de peón” fueron tipificadas, sin embargo, de forma disímil como
“vagos”, “no enrolados” o desertores, por las cuales los vecinos reclamaron
al ser su trabajo el modo de obtener recursos para la unidad doméstica o
estar empleados en sus establecimientos como peones o jornaleros.
Por ejemplo, los contingentes en los cantones del oeste suscitaron
frecuentemente que los familiares exigieran su pronto regreso finalizado
el servicio. Era habitual que el relevo no se realizara puntualmente por los
problemas que tenían otros partidos para reunir y enviar el suyo. Incluso,
251
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
una vez finalizado el servicio muchos licenciados quedaban “travajando
[sic] en las chacritas” de las inmediaciones hasta retornar a su partido,
hecho que confirma su situación de peonazgo (MAHJM, c. 1855, f. 279,
18/12). Quien intercedió ante la comandancia de la frontera fue el juez
respectivo (MAHJM, c. 1856, f. 119, 19/05).
En otras ocasiones, las protestas no se debieron a la laxitud de los
plazos del servicio sino a la arbitrariedad de los oficiales de GN para
reunir los contingentes. Sabemos que el relevo rotaba en los partidos de
la sección de cada comandancia; sin embargo, la necesidad de hombres
matizó el estricto cumplimiento de esto. Así sucedió en 1856, cuando
familiares de los milicianos de Chivilcoy, mediante el juez, denunciaron
la discrecionalidad del capitán de GN responsable de reunir y remitir
los contingentes a Bragado a disposición de la comandancia fronteriza,
“arrebatando” vecinos en su ausencia y pidiendo que “sean puestos en
libertad” (MAHJM, c. 1856, f. 202, 12/10).
Este impacto en las economías de la campaña lo ilustran, además, las
solicitudes de los regimientos de GN para que los juzgados repartan carne
a las familias de los milicianos en servicio, paliando las necesidades de
subsistencia resultantes de la remisión sistemática de éstos a la frontera.
En vísperas de la batalla de Pavón, sólo en 25 de Mayo se demandó repartir
carne a ciento treinta familias de GN, hecho que provocó el reclamo desde
Bragado para que se atendiera también a las sesenta familias de su milicia
movilizada (AGN, s. X, 20-7-2).
No sólo los familiares reclamaron por el regreso de los GN.
Como se ha observado, durante el sitio de Lagos (Literas, 2012a)
los hacendados también lo hicieron al citarse peones empleados en
sus establecimientos, aunque llevando muchas veces sus exigencias
directamente a las autoridades político-militares provinciales y
de frontera. Éste fue el caso, por ejemplo, de don Patricio Fleming,
estanciero británico que ya había protestado por la expropiación de
ganado durante el mencionado sitio (Barcos, 2011). Él no recurrió
a la oficialidad miliciana local ni al juzgado sino a las autoridades
ministeriales, quienes hicieron extensiva la queja al juez respectivo
“pidiendo que fuesen devueltos á su Estancia los peones de ella, que
decia, habian sido tomados de leva de su Establecimiento en ese Partido
por órdenes de Usted” (MAHJM, c. 1855, f. 185, 15/10). El éxito de
estos reclamos dependió, sin embargo, de las exigencias derivadas de
los conflictos en la frontera y la capacidad de influencia política del
hacendado. Incluso el reclamo de Fleming careció de éxito a pesar de
ser el ministro de Gobierno, Valentín Alsina, su interlocutor. Ante la
competencia por hombres característica de la escasez de fuerza de
trabajo y reclutas para la guerra, la presión del enrolamiento miliciano
debió encontrar un espacio idóneo en los grandes establecimientos
252
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
productivos. Esto llevó a jefes de regimientos insistir en el cumplimiento
de la ley de enrolamiento, mejorando el control de los establecimientos
donde pudieran existir peones que “han desoído el llamamiento”
(MAHJM, c. 1855, f. 29, 13/02).
Atento a dichas resistencias, la presión no siempre fue procurada
por los jueces, quienes bregaron ante las autoridades ministeriales
y de la frontera para evadir la formación de contingentes que debían
consumar los relevos, manifestando dificultades para organizarlos
hasta que los vecinos “se vayan desocupando de sus lavores” (MAHJM,
c. 1857, f. 44, 3/02). A la hora de abordar las resistencias, es preciso
considerar las tensiones a las que estuvo expuesto el juez, como
receptor de las demandas de hombres de las autoridades militares,
y los alcaldes y sus tenientes, que padecieron la presión de aquel
(inmediato superior en la estructura política local) y de los vecinos
(familiares y empleadores). Estos funcionarios intercedieron muchas
veces ante los abusos de los oficiales de la GN para minorar el impacto
del reclutamiento y no recargar a los vecinos “de cerbicio de armas
[ya que] es materialmente imposible que los Establecimientos queden
abandonados” (MAHJM, c. 1858, f. 91, 13/05). Lo mismo sucedió
en 25 de Mayo, cuando el juez comunicó al ministerio de Guerra los
inconvenientes para cumplir un contingente requerido por Laureano
Díaz “componiéndose dicha compañía precisamente de todo el
vecindario” porque éste tendría “que abandonar sus establecimientos
y labores resultando un completo abandono” (AGN, s. X, 19-3-3). En
consecuencia, recomendaba “más conocimientos para evitar estos
perjuicios” y que la citación “recaiga en solo peones y algunos otros
vecinos de menores atenciones y valía”.
De modo que la falta de hombres para la defensa de la frontera y el
trabajo en los establecimientos productivos fue una polémica recurrente
durante el período estudiado. Los jueces y alcaldes así lo advirtieron
ante las dificultades para encontrar vecinos “en virtud de que todos los
que hay sin atenciones están por afuera en las cosechas de trigo y los
que existen en la actualidad son hombres solos que tienen sus animales
y están en el trabajo de dar agua” (MAHJM, c. 1860, f. s/n, 2/01). Por
esto, circunstancialmente el gobierno recomendó minorar las exigencias
militares en personas con mayores “atenciones” y “ocupaciones”, e
incluso pidió a los jueces listados de los vecinos con menos obligaciones
laborales (MAHJM, c. 1861, f. 52, 9/05). Así, junto a las dificultades
intrínsecas de una nueva organización político militar de la campaña,
fue un problema central para garantizar la defensa y avance de las
fronteras la escasez de hombres y la competencia que supusieron las
unidades domésticas y capitalistas de producción en la retención de
fuerza de trabajo.
253
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Conclusiones
¿En quién y cómo recayó la precaria protección y avance de la frontera
durante estos años? Ésta fue poblada y guarnecida por tres fuerzas de
diferente naturaleza jurídica y política: milicias ciudadanas (GN), soldados
penados y enchagados (EL) y piquetes de “indios amigos”. Su organización y
movilización estuvo condicionado por los conflictos del gobierno porteño con
la Confederación y el apogeo de la coalición indígena liderada por Calfucurá.
Factores que llevaron al gobierno porteño a procurar la optimización formal
y práctica de los mecanismos de control y reclutamiento de la población.
Las milicias tuvieron un papel destacado en la frontera. El servicio
rotaba en los partidos pertenecientes a una comandancia militar con el
propósito de distribuir las exigencias milicianas y su organización involucró
diferentes niveles estatales: ministerios, comandancias fronterizas,
regimientos milicianos y juzgados de paz, con sus correspondientes
alcaldías de cuartel y tenientazgos de auxilio. Sin embargo, la efectividad
del sistema tuvo que afrontar resistencias, de acuerdo con el impacto de las
levas en las unidades domésticas y capitalistas, y a las luchas facciosas del
conflicto entre el gobierno porteño y el resto de provincias confederadas.
Dichas dificultades fueron constatadas por los “escándalos” y
desordenes en los contingentes, las deserciones individuales y colectivas,
y los reiterados reclamos y exigencias de los vecinos. A pesar de la
diversidad de explicaciones atribuibles a estos fenómenos, estuvieron
dotadas del mismo significado sociopolítico: fue la población subalterna
de la campaña quien, tras la caída de Rosas, continuó sobrellevando
las exigencias militares de la creación del nuevo orden político. La
consideración del papel del individuo en la estructura económica fue
recurrente en los discursos de las autoridades estatales y de familiares y
empleadores, confirmando la resistencia a participar en las milicias y su
impacto social y económico, agudizado por la discrecionalidad del servicio
de frontera. Unos y otros parecieron tener la misma preocupación: el
trastorno de las crecientes demandas militares en el ámbito productivo,
en un contexto de escasez de fuerza de trabajo. La interpretación y análisis
de los documentos elaborados en virtud de la defensa y avance fronterizo,
testimonia la preocupación del gobierno por garantizar el monopolio
y uso de la coerción; así como el juego de presiones que involucró a
las autoridades locales en contacto con familiares y empleadores de
milicianos, de acuerdo con la significativa centralidad de éstos durante
la construcción estatal argentina y el impacto sustantivo de este
protagonismo en la sociedad de la campaña.
Fuentes
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254
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El proceso hacia la concreción de las
capitales estratégicas sudamericanas:
Argentina-Brasil
Daniel Amicci
[email protected]
Introducción
Esta investigación tiene como propósito tratar la cuestión del
fracasado traslado de la capital federal argentina, cotejándolo con la
lograda experiencia brasileña. La razón de este proceder se sustenta en
la necesidad de hallar similitudes y contrastes funcionales para encarar
la selección de lineamientos comparativos, que ayuden a enriquecer el
análisis del caso argentino propiamente dicho.
Sería pretencioso presentar este escrito como un estudio comparado
exhaustivo; se trata, más bien, de un abordaje aproximativo a la dilatada e
intrincada trayectoria que transitaron Brasil y Argentina para concretar la
mudanza de sus capitales, desde sus tradicionales y excluyentes espacios
costeros hacia localizaciones que respondieran a un ordenamiento más
razonado en pos de una equitativa integración nacional. Los resultados
obtenidos en cada caso resultaron contrastantes. Por un lado, Brasilia
materializó su idea gracias al ímpetu de Juscelino Kubistchek; en
cambio, Argentina, luego de varias tentativas frustradas, sobre todo la
emprendida por Raúl Alfonsín en 1986, continúa sin poder resolver uno
de sus grandes problemas estructurales.
En efecto, Argentina detenta el octavo lugar entre las naciones con
mayor patrimonio geográfico del mundo. De este privilegiado grupo, es la
única cuya capital nacional no ocupa una posición geopolítica estratégica
resultante de una decisión de reciente ejecución (tal el caso de Brasilia,
o ya lejana en el tiempo, Beijing). Tampoco, dentro de ese conjunto,
Buenos Aires resulta ser una sede de gobierno federal planificada, en
comparación con otras como Washington o Canberra. Y, por último,
comparte solamente con la capital de Rusia, Moscú, la excepcionalidad
de contar con una población superior al resto de las urbes de su territorio.
A fin de comprender las razones de esa singular deficiencia
argentina y su contrapartida brasileña, hemos puesto bajo examen un
conjunto de factores, considerados con mérito suficiente como para
llegar a conclusiones válidas. Algunos de ellos han sido tratados por los
investigadores con mayor detenimiento, especialmente los referidos a los
aspectos políticos, económicos y periodísticos, mientras que los atinentes
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
a los avatares históricos de las mudanzas capitalinas y aquellos otros
que provienen del campo de las construcciones simbólicas han gozado
de menor atención. Por nuestra parte, si bien hemos evaluado con
detenimiento la totalidad del conjunto, hemos puesto el énfasis sobre
estos últimos, en razón de que se encuentran prácticamente ausentes en
las investigaciones presentadas sobre la problemática de Argentina.
En líneas generales, este trabajo ha analizado el curso de los
acontecimientos en toda su extensión, aunque ha priorizado las acciones de
los gobiernos de Kubistchek y Alfonsín puesto que, durante sus gestiones,
se llevaron a cabo, en uno y otro país, las iniciativas más trascendentes
referidas a la “cuestión Capital”: por una parte la construcción de Brasilia
en el Planalto Central, y por la otra el intento vernáculo más serio por
comenzar a erigir un nuevo distrito federal en tierras patagónicas.
Las capitales atlánticas brasileñas y los esfuerzos “mudancistas”
La ocupación prioritaria del litoral atlántico en Brasil constituyó una
estrategia de colonización repetida en las demás colonias lusitanas. Este
modelo de asentamiento, que marcó la historia del gigante sudamericano,
obedecía a la escasez de capitales y de hombres que afectaba a la diminuta
nación ibérica. Bajo el alcance de estos condicionamientos, Brasil fue
colonizado a lo largo de una estrecha faja costera que conformó su “primera
unidad regional”, en función de la localización y desenvolvimiento de su
núcleo exportador (Prado Júnior, 1998:9-13).
En esa dirección, y de espaldas al oeste, la más grande e importante
posesión portuguesa forjará, desde el umbral de su historia, su férrea
vocación atlántica. Este favoritismo generará un impacto desintegrador
sobre el resto del vasto e inexplorado territorio tropical, al provocar la
desvinculación de las diferentes regiones y sus respectivas administraciones
coloniales que, separadas por agrestes espacios, se veían impedidas de
auxiliarse mutuamente. El desequilibrio poblacional obstaculizará durante
siglos la construcción de una completa unificación nacional.
Dentro del bien delimitado marco del asentamiento colonial de las
capitanías hereditarias –faja costera de varios cientos de kilómetros de
largo–, tocó a uno de sus incipientes núcleos poblacionales convertirse,
hacia mediados del siglo XVI, en la primera de las tres capitales que
ostentará el Brasil a lo largo de su historia. La elección recayó sobre el
puerto de Salvador de Bahía, en la región del nordeste. Posteriormente y
luego de más de un siglo, Rio de Janeiro pasó a ocupar ese rol en 1763. Su
designación, más conveniente para la administración del país, obedeció a
cuestiones político-estratégicas, puesto que acompañó el desplazamiento
del centro de gravedad de la colonia hacia el sur, motivado por el creciente
desarrollo minero de Minas Gerais y la escalada del conflicto con los
españoles en el área del Plata.
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La ciudad carioca era un referente para el mercado externo y para “los
valores que deberían llegar de Europa”, razones que estaban hondamente
relacionadas con el concepto de imperio-colonia. El preponderante rol
económico, sumado a su emplazamiento equidistante interregional, le
otorgaba a Rio ventajas comparativas con respecto al resto de las urbes
vecinas. Sin embargo, la cuestión de fondo seguía pendiente, en la medida
en que la mudanza se llevaba a cabo dentro del clásico espacio del litoral,
en tanto el interior continuaba prácticamente vacío (Duarte de Brito,
2009:49-53).
Por su lado, Buenos Aires fue nombrada cabecera virreinal en 1776,
decisión que formaba parte del conjunto de reformas llevadas a cabo
por los Borbones para afianzar los dominios americanos y maximizar la
obtención de beneficios. Tras la Independencia, de hecho continuó en
su rol y hacia 1880 el Congreso Nacional la designó oficialmente capital
de la república, medida que hasta el momento no sufrió modificación
alguna.
De frente al Río de la Plata, salida natural del Cono Sur al Atlántico,
y de espaldas a su vasto Hinterland, fue durante un prolongado período
de su historia un diminuto y pobre asentamiento ubicado en los confines
del dominio hispánico. Había sido fundada en la región del litoral cuyas
tierras, durante el transcurso de casi toda la época colonial, no habían
conformado el centro político y económico de la futura Argentina, puesto
que la columna vertebral del sistema pasaba por las regiones del interior
virreinal, desde Córdoba, ubicada en la porción central, hasta Jujuy en el
extremo norte, en una cadena de urbes ligadas al polo económico-minero
del Potosí (Assadourián et al., 1972).
En la medida en que aprovechó el usufructo de las ventajas
comerciales obtenidas a partir de su debutante rol como cabecera
administrativa del Virreinato del Plata, puerto y aduana únicos, dejó
atrás su aletargada trayectoria y comenzó a transitar velozmente la
senda del crecimiento hasta convertirse, a fines del siglo XIX, en una
metrópoli cosmopolita. A partir de esta transformación favorable, y
libre de competencias por parte de otras urbes, Buenos Aires comenzó
a recorrer una extendida trayectoria como centro político, económico y
cultural, y su supremacía sobre el resto del vasto territorio que encabeza,
fue y es incuestionable.
La continuidad de la hegemonía porteña conllevó a que el patrimonio
geográfico argentino acusara un marcado desequilibrio entre su
desmesurado núcleo vital y el resto de su territorio, en la medida en
que absorbía las riquezas y energías de sus otras partes, Hinterland y
fronteras, sin apoyar su progreso. Las consecuencias de esta desventajosa
asimetría –“un país en abanico hacia Buenos Aires”–, acarrearon la
pérdida poblacional de las regiones interiores, cuyos habitantes, obligados
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a emigrar hacia el centro absorbente, alimentan un círculo vicioso de
despoblamiento y superpoblación1 (Gussoni, 2010).
El logro brasileño y la frustración argentina: algunos lineamientos
comparativos
La pesquisa de un proceso comparable, desarrollado en un país
que reuniera un conjunto de características geográficas, históricas y
culturales, que ameritaran su confrontación con el caso argentino, arrojó
como resultado más convincente la positiva experiencia brasileña que
dio lugar a la fundación de Brasilia y su distrito federal. La elección se
amparó en las similitudes con Brasil en cuanto a su patrimonio geográfico,
trayectoria colonial, ocupación humana, desenvolvimiento económico,
asimetrías interregionales y al prolongado y complejo itinerario recorrido
hasta plasmar un nuevo centro gubernativo, cuya inauguración sólo
antecedió en alrededor de un cuarto de siglo al lanzamiento del proyecto
de Alfonsín, contemporaneidad que también otorga superior validez al
caso cotejado.
En efecto, tanto Brasil como Argentina ejercen soberanía sobre
una vasta porción del espacio territorial sudamericano, en gran medida
aprovechable para el uso humano. No obstante, sus principales centros
poblacionales y económicos se encuentran volcados hacia los espacios
costeros atlánticos, generando profundas desigualdades con las regiones
interiores. Los orígenes de estas asimetrías se remontan a la etapa colonial,
incrementándose a medida que ambos estados comenzaban a insertarse
en la división internacional del trabajo, impuesta por el capitalismo en
expansión de mediados del siglo XIX.
Los perjuicios ocasionados al crecimiento integral de entrambas
potencias sudamericanas no pasaron desapercibidos por distintos e
influyentes personajes nacionales a lo largo de sus respectivas trayectorias
históricas, quienes aportaron medidas tendientes a reparar los costos de
un desarrollo interregional signado por la irracionalidad. Guiados por
ese interés, formularon diversas propuestas para amortiguar el dominio
verticalista de sus polos ribereños, atendiendo sobre todo a la mudanza
de las capitales hacia el núcleo de sus dominios.
Fuertes intereses políticos y económicos se contrapusieron a esas
tentativas, llevándolas al fracaso durante largo tiempo. Finalmente, el
país tropical logró cumplir con este cometido histórico de la mano de
la política “desenvolvimentista”, implementada hacia mediados de la
centuria precedente. Por el contrario, su vecino rioplatense, cuyo ensayo
1
Buenos Aires está emplazada a unos seiscientos kilómetros al este del centro geográfico del país.
Allí se aglomeran, junto a su conurbano, unos trece millones de personas, de un total de poco más de
cuarenta millones esparcidos en una superficie continental de 2.780.400 km2, la mayor parte aptos para
el asentamiento humano. La Patagonia cuenta con un tercio del espacio territorial, pero promedia sólo
el 5% de la población, con una densidad que orilla los paupérrimos 3 hab/km2. Fuente: http://www.
indec.gov.ar/
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más próximo al éxito lo llevó a cabo en los años de 1980, no contó con
igual fortuna y continúa siendo una notable excepción entre los países
más extensos del mundo.
¿Cuáles son los factores que subyacen tras la trunca iniciativa del
gobierno de Raúl Alfonsín (1983-1989) y qué analogías y diferencias se
pueden trazar con respecto a la exitosa materialización de Brasilia en los
años de Juscelino Kubistchek (1958-1961)?
Factores
1. Históricos-tradicionales: Argentina no cuenta con antecedentes
de traslados efectivos de sedes gubernativas nacionales ni estatales
equiparables al Brasil. Salvo la edificación de La Plata, tras la federalización
de Buenos Aires (1881) para dotar a la provincia bonaerense de una
nueva capital, no existen otros casos. En cambio, su vecino llevó adelante
numerosas mudanzas de las cabeceras de sus Estados2, e incluso, aunque
en época colonial tardía y aun manteniendo el centralismo marítimo,
mudó su capital desde Bahía hacia Rio. Estas diferencias marcan la
presencia de cierta “tradición” en cuanto a tomar este tipo de decisiones
trascendentes por parte de los gobiernos brasileños y de una gradual
adaptación de la población, que tomó forma a medida que se efectivizaban
los cambios (Leite de Castro, 1946:567; Roulet, 1987; Teixeira Guerra y
Teixeira Guerra, 1960:171-173).
Ese conjunto de precedentes fue usufructuado por el gobierno de
Kubistchek para justificar la necesidad de Brasilia, otorgándole respaldo
histórico a su proyecto. El ciclo del litoral debía dar paso al ciclo del interior,
iniciando el llenado del “vazío brasileiro” con el objeto de tomar posesión
efectiva de su inmenso y pobremente consolidado territorio, delimitado
tras complejas disputas limítrofes con la mayoría de sus vecinos que, tal
como lo señalaba JK, era “un imperativo para la integración y la seguridad
del Estado” (Kubistchek, 1957:39; Leite de Castro, 1947:281).
Brasilia estaba atada al plan “nacional-desenvolvimentista”, pero era
presentada como el producto de un proceso de maduración forjado a la
largo de gran parte de la historia nacional. El gobierno buscaba así evitar,
a toda costa, que su edificación fuera vista como una acción improvisada
o como un mero capricho personal del jefe de Estado (Silva, 1971:8-10).
Por su lado, Alfonsín carecía de un historial semejante para ejemplificar
positivamente su plan y fomentar la conciencia popular en pos de lograr
un mayoritario apoyo a su iniciativa. El programa del mandatario radical
sufrió, sin dudas, la ausencia de la “tradición mudancista” que su par
2 Por citar sólo algunos, mencionamos a los pioneros cambios en los estados de Amazonas y Mato
Grosso, donde en el primero Manaus pasó a suplantar a Barcelos como ciudad cabecera en 1804 y
en el restante Cuiabá hizo lo mismo para con Vila Bela hacia 1835. A finales del siglo, Minas Gerais
transfería su gobierno desde Ouro Preto a Belo Horizonte. Por último, y ya en el siglo XX, el territorio
de Acre intercambiaba Cruzeiro do Sul por Río Branco y el de Punta Porá alternó entre la localidad
homónima y Maracayú, ya en tiempos del gobierno de Eurico Dutra (Leite de Castro, 1946:567).
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usufructuó al momento de lanzar su iniciativa para el Sertão. El escenario
sobre el cual el brasileño montó su obra, en parte, ya estaba construido
por sus antecesores (Almino, 2007:299-303; Silva, 1971:8-10).
2. Económicos: Sin lugar a titubeos, la situación económica del
gobierno de Kubistchek era más favorable que la afrontada por Alfonsín.
El jefe de Estado desarrollista llegó al poder en un país en crecimiento,
legado del período varguista, con un firme proceso de industrialización
que cuidó y acrecentó. La médula de la gestión económica durante el
mandato de JK estaba constituida por una especie de aleación entre
la iniciativa privada, sobre todo sustentada en capitales foráneos, y la
participación y contralor del Estado, que dirigía las inversiones haciendo
uso de las recetas cepalinas acerca de la planificación sistematizada
(Benevides, 1979:202; Carvalho Gonçalves, 2011).
El país recibió en esos años fuertes inversiones extranjeras directas
–vg. grandes corporaciones automotrices– y se crearon numerosos
puestos de trabajo. Los éxitos económicos de sus primeros años de
gobierno son prueba cierta del “aprovechamiento” de Kubistchek de la
estabilidad política que gozaba. A pesar de los problemas inflacionarios,
el crecimiento económico fue importante, tal como lo reflejaba el PBI que
acusó un aumento del 8% en 1957-1958 (Cardoso, 1976:120-124; Devoto
y Fausto, 2008:326).
En cuanto a los impactos de la construcción de Brasilia, aunque
generó un costo criticable que aceleró el ritmo inflacionario, no representó
una disminución del salario real, y más allá de esa cuestión coyuntural,
marcó un antes y un después en la historia del Brasil, poniendo en
marcha un proceso integrador que deparó trascendentales beneficios al
país (Bojunga, 2010:97). Asimismo, si bien no trastocó de lleno la clásica
estructura centralista volcada hacia el océano, implicó su flexibilización
abriendo nuevos frentes para un desarrollo nacional más horizontal.
La administración de Alfonsín recibió una nación cuya economía
estaba en crisis fruto de años de desmantelamiento de su aparato
productivo, endeudamiento externo exorbitante, concentración de la
riqueza y manejos espurios financieros. Las recetas que implementó para
sortear el desastre económico, sobre todo el Plan Austral, no produjeron
los resultados deseados y el país siguió sin retomar la senda del
crecimiento, profundizándose aún más la crisis estructural bajo el peso
del fenómeno hiperinflacionario, sin igual en la historia nacional y, salvo
en la Alemania de Weimar, en la internacional (Di Tella, 2011:299-302).
Por tanto, las condiciones económicas para llevar adelante la enorme
tarea de planificar y construir una nueva cabecera federal resultaron
verdaderamente desparejas para uno y otro gobierno.
3. Políticos-Sociales: Kubistchek transitó su período de gobierno sin
mayores sobresaltos políticos y sociales, asegurado por una efectiva trama
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de alianzas que le otorgó la mayoría parlamentaria. Tanto los industriales
como los militares le brindaron su apoyo, convencidos de las bondades
de su programa de modernización económico (Benevides, 1979:147-173).
Con respecto a la clase trabajadora, aunque hubo un aumento de las
agitaciones con importante número de huelgas, a menudo en el estado
clave de San Pablo, motivadas sobre todo por las altas tasas de inflación
y el creciente coste de vida, las relaciones se mantuvieron dentro de un
marco de entendimiento (Carone, 1985:112-161; Sikkink, 2009:193209).
En cuanto a la oposición, el sector rural mostró cierta reticencia,
porque se veía destinado a cumplir un papel secundario dentro del
esquema del Plan de Metas, aunque las trabas principales provenían de
la derecha conservadora que desconfiaba de ese programa y de sectores
de izquierda hostiles al capital extranjero. No obstante, el frente más
complejo era el externo. Allí Kubistchek tuvo que sobrellevar durante
buena parte de su mandato la notable escalada del conflicto entre los
poderes bipolares, que involucró de lleno al subcontinente a raíz del
impacto de la revolución Cubana, ante el cual puso en práctica una
política de tinte independiente –PEI–, que recibió rotundo rechazo de la
derecha enfrascada en la “lucha” contra el avance comunista (Amicci,
2011:49-51). En líneas generales, el sosegado ambiente político y social
que caracterizó el tiempo de Kubistchek le permitió llevar a la práctica
sus objetivos de “desenvolvimento”, entre ellos su obra maestra: Brasilia.
Alfonsín ejerció su gestión sobre un escenario atiborrado de
problemas políticos y sociales. El novel gobierno democrático asumía tras
un período de violencia sin parangón en la historia argentina y de una
guerra perdida contra Inglaterra. El signo moderado del presidente electo
parecía idóneo para llevar adelante la ardua tarea de reconstrucción y
reconciliación nacional. Pero, sin alianzas de peso y enfrentado con el
peronismo que dominaba en la Cámara Alta y en las gobernaciones, y
bajo el sofocante peso de unas FF.AA. malacostumbradas a manejar una
cuota de poder, las condiciones de gobernabilidad no eran precisamente
las más adecuadas para llevar adelante una gestión razonable. El sistema
institucional adolecía de fallas estructurales que atentaban contra la
vida democrática que, según el propio Alfonsín, provenían de una serie
de trabas constitucionales: “valoración insuficiente de la legitimidad,
dificultades para la gobernabilidad, escasas formas de participación,
excesiva concentración territorial y funcional de competencias en la
cabeza del Poder Ejecutivo Nacional y controles muy laxos y permisivos a
favor de este ultimo” (Alfonsín, 1996:168).
La oposición sindical fue in crescendo a medida que las recetas
económicas para paliar la crisis no daban resultado, hasta tornarse
verdaderamente crítica con una larga cadena de huelgas generales que
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
debilitaron la administración hasta llevarla a un callejón sin salida.
Paralelamente, surgían movimientos golpistas llevados a cabo por
sectores fundamentalistas del ejército, intolerantes ante la pérdida de
poder y el procesamiento de sus colegas (Di Tella, 2011:300-302; Romero,
2008:193-198).
En el medio de ese complicado contexto, la sociedad civil se encontraba
fragmentada tras años de terrorismo de Estado, desmoronamiento
económico y censura cultural, con el reciente agregado de un
nacionalismo contrariado por el desengaño de la guerra de Malvinas.
A todos estos obstáculos hay que agregarle una cuestión fundamental,
esto es la paulatina pérdida de “paciencia social” frente al novel régimen
democrático, sobre el cual se habían volcado expectativas exageradas.
En este océano embravecido, donde la renaciente democracia parecía
comenzar a zozobrar, el mandatario se dispuso a dar nueva vida al viejo
proyecto nacional de mudar la capital federal hacia el interior. Esta vez
la mira sería enfocada en la región patagónica, pasando a segundo plano
la pampeana, que había sido el centro de atención para casi todas las
intenciones precedentes.
Alfonsín entendía que había llegado el momento de poner en marcha
un modelo de desenvolvimiento integrado, dejando de lado el que fuera
alentado por la Generación del ´80, que había otorgado prioridad absoluta a
la pampa húmeda, espacio nuclear del modelo agroexportador sustentado
por las oligarquías conservadoras del siglo XIX. Presentar sobre ese
escenario un programa para llevar la capital hacia el corazón del país era
una tarea que contaba con un estrecho margen de materialización y, sin
dudas, se trató de una aspiración extemporánea.
4. Simbólicos: Kubistckek “preparó el terreno” para lanzar su objetivo
capitalino. Llevó adelante una esmerada y continua construcción simbólica
de su faraónico ideal azuzando, junto a los defensores “mudancistas”,
el imaginario popular. Su intensa actividad de “marketing” estaba
dirigida a inculcar una representación de la soñada capital como una
necesidad para poner en marcha “un país y un tiempo nuevo”. Había que
superar las barreras del tradicionalismo y embarcarse hacia un proyecto
modernizante, futurista. Para quienes respaldaban el proyecto, Brasilia
era publicitada como la “ciudad contemporánea” que, más allá de dar
impulso al despoblado centro del país, posibilitaría ofrecer una vida
renovada para el “nuevo hombre nacional”.
Para quienes estaban en desacuerdo, la obra significaba un
enorme e innecesario gasto que podría volcarse a otras cuestiones
prioritarias para el desenvolvimiento nacional. Este grupo, al igual
que sus rivales, no presentaba una composición homogénea; por
el contrario, estaba integrado por individuos de disímiles orígenes
sociales e ideologías contrapuestas. Lo que se ponía en juego era nada
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menos que la formación y movilización de la opinión pública, que tanto
los periodistas como los políticos opositores sabían que era su arma
más decisiva a la hora de intentar gravitar sobre la mayoría oficialista
(dos Santos, 2008:48-242).
En relación con el siempre influyente rol de la prensa, el mandatario
“desenvolvimentista” no pudo librarse de la injerencia de los sectores
contrarios a su plan que llevaron a cabo, si bien no en la medida de
una campaña de desprestigio propiamente dicha, diferentes acciones
tendientes a desdibujar la necesidad de Brasilia. Asimismo, exageraron
todos aquellos contratiempos o errores que iban surgiendo a medida que
se avanzaba en la obra, así como especulaban con los futuros.
Las voces contrarias, particularmente provenientes de las grandes
y centralistas urbes del litoral, tildaban la iniciativa con epítetos que
iban desde la mera ironía: “locura”, “broma presidencial”, “castigo”,
“barbaridad”, hasta aquellos que sostenían su negativa hacia un proyecto
que consideraban pretencioso por fundar una “suntuosa ciudad en
medio del desierto, lejos de los centros poblados del país”. En el medio,
también abundaban ciertas posturas disparatadas que hablaban de una
“infelicidad” que sufrirían los funcionarios públicos al verse obligados a
mudarse, lo que acarrearía penosas fragmentaciones familiares (Abreu
Gomes, 2008:41-60).
Kubistchek se afanó en pos de concordar las expectativas de uno y
otro imaginario social. Su esperanza estaba puesta en convencer a todos
sobre la imperiosa necesidad de concretar, tras largas décadas, el traslado
de la sede nacional desde la ribera atlántica hacia el Planalto central.
Frente a este desafío, recurrió a la no escasa narrativa disponible sobre el
tema “capital”, plasmada a lo largo de un extenso período –cuyo principio
se remontaba hasta la colonia– y al fomento de nuevas producciones,
todo ello en razón de conseguir una verosímil conexión historiográfica
que fortaleciera el ideal “mudancista” (Abreu Gomes, 2008:43-45; Almino,
2007).
La obra de crear una homogeneidad historiográfica funcional a la
iniciativa gubernamental fue llevada a cabo, en particular, por parte
de los miembros del Instituto Superior de Estudios Brasileiros (ISEB),
que contaba con intelectuales de la talla de Hélio Jaguaribe y Roland
Corbisier. Esta institución actuó a modo de “fábrica de ideología al servicio
del Estado desenvolvimentista”, cuyo pensamiento rector era reforzar el
ideal de edificar a Brasilia, dándola a conocer como una construcción
determinante para la integración política, cultural y económica del país.
Según sus términos, “no había nación” y el camino para su edificación
pasaba por la concreción de la nueva sede del gobierno federal (de
Oliveira, 2006:488-490). De este modo, se ponía en marcha, previa a
su inauguración, la construcción discursiva de Brasilia, otorgándole su
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necesaria historicidad. La urbe federal llegará a ser “expectativa antes de
ser realidad” (Gomes de Ceballos, 2005:7-8).
Alfonsín lejos estuvo de encaminar el imaginario social hacia una
posición positiva con respecto a su proyecto Patagonia-Capital. Hasta
quizás resulte aventurado considerar que durante su mandato –tal como
sucedió con Kubistchek– se formaran imaginarios contrapuestos, dado
que la iniciativa desde sus inicios no gozó de una llegada realmente masiva
hacia la opinión pública y fue navegando entre un mar de problemas
paralelos que le quitaban notoriedad; incluso para no pocos ciudadanos
la noticia pasó casi o totalmente inadvertida. Fue imposible alcanzar un
grado de real conciencia colectiva acerca del trascendental paso que se
pretendía dar.3
En ese sentido, tampoco consiguió, como se hubiera esperado, un
efectivo respaldo desde el propio seno del partido radical como así tampoco
de ciertos funcionarios públicos, cuya actitud hacia el proyecto oscilaba
entre la apatía y la incredulidad. Paralelamente, algunos manejos erróneos
en la planificación llevada adelante por la comisión a cargo –ENTECAP–,
que además trabajaba desde Buenos Aires en lugar de hacerlo in situ, y
ciertas actitudes dudosas de Alfonsín en relación con demostrar férrea
decisión por trasladarse aun bajo circunstancias adversas –“tendría que
haberme venido en carpa”, recapacitaba en una ulterior visita a Viedma
en 2006–, quitaron fuerza al ya de por sí débil impulso4.
En Argentina, los medios de comunicación mantuvieron, en general,
sus posiciones clásicas con respecto a llevar hacia el interior la cabecera
nacional. Por un lado, los provincianos demostraron, como ya había
sucedido en iniciativas anteriores, simpatía por el nuevo y al parecer
decisivo intento por dar una solución a uno de los mayores e históricos
problemas argentinos. Y, como era ya tradición, los informativos porteños
siguieron fieles a sus predecesores, demostrando desde desinterés hasta
menosprecio por la idea de una capital patagónica, ligados como estaban
a los intereses centralistas. Su “adalid histórico” es el diario conservador
La Nación, con opiniones siempre opuestas a mudar la capital hacia
“adentro”, desde aquéllas lejanas en el tiempo, tal como la que publicó en
1871 para denostar el traslado hacia la “insalubre provincia mediterránea
de Córdoba”, o las de años más recientes, como en 1997 cuando en una
nota alusiva a la fallida tentativa de Alfonsín, la tildaba de “sueños de
grandeza”5 (Martínez, 2009:111-135).
3
Hacia la década de 1950 el área del D.F. apenas estaba habitada y prácticamente sin incidencia en la
economía nacional; hoy cuenta con casi dos millones y medio de habitantes y una participación del
3,8% en el PBI. Todo lo contrario de Viedma-Patagones, que hacia 1985 registraba unos cincuenta
mil pobladores y actualmente apenas sobrepasan los setenta y dos mil. En cuanto a la contribución del
producto nacional, la Patagonia toda alcanza solamente el 8%. Fuentes: http://www.brasilia.df.gov.br/;
http://www.indec.gov.ar/
4En: La Nueva Provincia (Bahía Blanca), 2006, 17 de septiembre.
5En: La Nación, 1871, 12 de julio; 1997, 18 de agosto.
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Así, ante la ausencia de una lograda construcción simbólica,
producto de una decisión criticable en cuanto a su espontaneidad, y sin
haber logrado captar la atención de la opinión pública –que Kubistchek
había promovido mediante el respaldo a publicaciones afines, la difusión
en medios masivos y la participación positiva de intelectuales–, la
formación de una conciencia nacional sobre la cuestión quedó inconclusa.
Paralelamente, ante la orfandad de apoyos y jaqueada por los profundos
problemas políticos, sociales y económicos, la ilusión de fundar La
Segunda República Argentina, “sureña y oceánica” tuvo corta vida. La ley
23.512 continúa vigente, no así la voluntad política.
Conclusiones
La investigación demostró el intrincado sendero que transitaron
entrambos vecinos sudamericanos para concretar la mudanza de sus
cabeceras gubernativas, desde sus tradicionales y excluyentes espacios
costeros hacia localizaciones que respondieran a un ordenamiento más
funcional, en pos de una equitativa integración nacional. De los dos, sólo
Brasil alcanzó su cometido con la inauguración de su Distrito Federal
en el medio del Sertão. Por su lado, Argentina luego de varios tanteos,
todavía continúa sin poder resolver esta problemática estructural, cuya
gravitación resulta incuestionable a la hora de planificar un crecimiento
más equilibrado.
El estudio del curso histórico de uno y otro país, desde sus respectivos
períodos coloniales hasta la fundación de Brasilia, por un lado, y del
fallido proyecto patagónico de Alfonsín, por el otro, allanó el camino para
un conocimiento panorámico del tema planteado. Una vez conseguido ese
objetivo general, identificamos cuáles eran los factores más relevantes
–sin dejar de remarcar que se trató de una primera aproximación
a la materia–, en razón de hallar diferencias y parecidos entre ambos
procesos. En este sentido, estamos en condiciones de afirmar que las
investigaciones argentinas sobre el plan radical centraron su atención
sobre razones de índole económica, política y periodística como causales
determinantes de su fracaso.
En cambio, las de origen brasileño se interesaron además por
interpretar la influencia tanto de los aspectos históricos-tradicionales como
de los simbólicos a lo largo del proceso que condujo a la materialización
de la meta superior de Kubistchek. La utilización de este modelo de
análisis para abordar el fenómeno argentino nos ayudó a comprender
que los obstáculos que enfrentó el intento llevado a cabo por el gobierno
de Alfonsín, más allá de la crisis económica, política y social que lo
caracterizó, fueron el resultado de una combinación de factores donde
jugaron un rol fundamental la ausencia de un proceso de construcción
simbólica, aspecto que fuera bien cuidado por JK. En efecto, el imaginario
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popular no fue incentivado, la formación de una opinión pública favorable
fue descuidada y las herramientas que manipuló el brasileño para
publicitar su “Meta-síntese”, tales como publicaciones, cooperación de
instituciones y de intelectuales de prestigio, fueron desaprovechadas por
su par rioplatense.
En esa línea, asimismo, pudimos dar cuenta que JK corría
con ventaja en relación con Alfonsín porque, aparte de los logros de
crecimiento económico y de estabilidad política-social que identificaron
su mandato, estuvo en condiciones de usufructuar, y efectivamente lo
hizo, la experiencia que había acumulado la ciudadanía brasileña a lo
largo de su historia, producto de las continuas mudanzas de capitales. De
este modo, el proyecto del desarrollista gozó de sostén histórico, sumado
a la madurez en su concepción y presentación pública. Por el contrario, el
de su colega argentino acarreó el peso de múltiples precedentes errados y
el apresuramiento en la planificación-difusión de su propio plan.
Si bien el distrito federal de Brasilia, en pleno Planalto central, no
devino en una redistribución profunda de la población y la economía del
Brasil, que continúa atomizada en su faja costera, alentó el crecimiento del
corazón de su dominio, morigerando la tradicional hegemonía atlántica.
En contraposición, los datos presentados no dejan lugar a dudas sobre el
escaso desenvolvimiento poblacional y económico del territorio argentino
y, en particular de Patagonia –gran espacio de reserva del Cono Sur–, así
como de la racionalidad del propósito encarado por el gobierno radical en
la década de 1980 para trasladar la capital federal hacia ese ámbito. Y,
más allá de que se efectuara o no hacia las tierras australes, la imperiosa
necesidad que acarrea el país sudamericano ante la profunda asimetría
interregional que lo caracteriza –con un núcleo vital extremado frente a
grandes porciones de su espacio físico prácticamente desaprovechadas–,
amerita una solución definitiva para llevar adelante un crecimiento
estructural uniforme.
Referencias
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Regionalismo y construcción de la identidad
en Mês de cães danados de Moacyr Scliar
Cláudia Lorena Fonseca
[email protected]
Resumen
Mucho se ha discutido sobre la identidad del sujeto en las últimas décadas.
Identidad, alteridad, territorio, región, son parte de los debates en el área
de las Ciencias Humanas, y representan un problema mayor que es la
cuestión de la constitución del sujeto y de sus principales preocupaciones,
porque la cultura está estrechamente vinculada a la historia y al sujeto de
ese proceso: el hombre mismo. Vivimos en un mundo donde las fronteras
se están aboliendo, un mundo fragmentado como el ser que lo habita,
y que necesita buscar su individualidad para convertirse en uno. Este
estudio se ocupa de cuestiones relacionadas con el tema regionalismo e
identidad, a partir del análisis de la obra Mês de cães danados, de Moacyr
Scliar, destacando su narrador, su actualidad y la manera de contar y
hacer historia que se observa en este relato.
A verdade, se ela existe,
ver-se-á que só consiste
na procura da verdade.
Porque a vida é só metade.
Fernando Pessoa
1. Literatura e identidade regional gaúcha
Muito se tem discutido acerca do tema identidade nas últimas
décadas. Identidade, alteridade, território, regionalismo, são questões
que fazem parte dos debates, sejam literários sociais ou filosóficos,
e traduzem uma questão maior que é a questão da constituição do
sujeito e suas principais inquietações, pois o cultural está intimamente
ligado ao processo histórico e ao sujeito desse processo: o próprio
homem. Vivemos em um mundo em que se estão abolindo as fronteiras,
fragmentado como o ser que nele vive, o qual, em meio a esse universo,
precisa situar-se, individualizar-se, fazer-se uno: saber-se.
Relacionada à questão do regional, a questão da identidade ganha
contornos específicos em se tratando de identidade gaúcha. Sabe-se que
é polêmico o tema, já que não existe consenso nem entre aqueles que
estão diretamente envolvidos no caso: os próprios gaúchos. Afastados
geograficamente do restante do país, próximos das fronteiras com os
vizinhos países da Argentina e Uruguai, o habitante do sul do Brasil
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
enfrenta problemas no que diz respeito a sua identidade nacional, já que
muitas vezes se sente mais próximo dos vizinhos da Pampa do que de
seus irmãos brasileiros. Não é caso recente, os fatos históricos e a própria
colonização fizeram por estabelecer a diferença.
A distância –geográfica e cultural– do Rio Grande do Sul em relação ao
centro e norte do país, fez com que se estabelecessem diferenças, também,
na produção cultural do sul, toda voltada para si própria, pelo menos
em seus primórdios. A literatura gaúcha, por exemplo, que tardiamente
se desenvolveu, devido justamente às características locais e históricas,
é exemplo de como essa distância se formou. Regina Zilberman afirma
que a produção literária desta região se consolida “desde, pelo menos, os
anos ‘30...” (Zilberman, 1985:7), mas é óbvio que já existia uma produção
literária anterior à data, e significativa. Talvez o que a autora queira dizer
é que a literatura gaúcha pós anos ‘30, deixa de ser predominantemente
regionalista, tomando por base a acepção de Antonio Candido, sobre os
regionalismos, em seu ensaio “Literatura e subdesenvolvimento” (Candido,
1987), e ganha características mais universais, abordando temas mais
próximos do universo humano em geral. Fortemente influenciada pela
oralidade, que por muito tempo foi a única forma de literatura no sul,
é durante o período dito regionalista que a literatura gaúcha adquire
as características que vão identificá-la: a proximidade com a oralidade
e com o discurso histórico, a quase obsessão com a cor e o tipo locais.
Chega mesmo a influenciar, como provavelmente em nenhuma região,
na caracterização, na identidade de seu povo. O gaúcho, como o concebe
grande parte dos brasileiros, é criação, a partir de uma base real, histórica,
e de interesses ideológicos, que a literatura consolida, mitificando o ser
do extremo sul brasileiro, transformando o ser marginalizado em herói.
Essa imagem, chamada “híbrida” por Regina Zilberman (1985:22), foi
assimilada em muito pelo habitante do Rio Grande do Sul.
O aproveitamento ficcional do tipo humano do campo –o peão,
o campeiro e, depois, generalizadamente, o gaúcho– remonta às
iniciativas pioneiras de constituição de um sistema literário no Rio
Grande do Sul... (Zilberman, 1985)
No entanto, ao mesmo tempo em que destaca o tipo, dando-lhe
uma identidade, a imagem acaba por afastá-lo, apartá-lo, tornando-o
muito diferente dos outros brasileiros, gerando um desconhecimento,
que vem colado ao estereótipo. Ser quase incompreensível, segregado,
de certa forma inatingível, a criação se vê em dificuldades para manter
o mito. E se isola. Volta-se para seus vizinhos mais próximos, seus
semelhantes.
A literatura ainda reflete esse sujeito, mais especificamente reflete,
a partir dos anos ‘30, o conflito desse ser agora também urbano, distante
dos valores tradicionais, distante da origem, o gaúcho dividido entre o
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campo e a cidade (gaúcho a pé x gaúcho a cavalo, ainda) eterna fonte a
que recorrem os autores gaúchos.
2. Região - permanência ou fim
Nada unifica mais uma nação, um povo, que um período em que
todos padecem do mesmo mal –é o elo entre náufragos–. Nos períodos
ditatoriais, repressivos, quando as dificuldades são comuns aos que
vivem em determinada região, as fronteiras são apagadas, o ser regional
acaba unido pelo sofrimento comum, criando uma identidade igualmente
comum, ainda que provisória. A literatura dos anos ‘70 espelha exatamente
essa situação. Talvez nunca, no Brasil, a produção literária tenha sido
tão una, tão parelha.
...a literatura se associou à política. Eis o que a ficção preferiu com
assiduidade nos anos 70. Mas, ao invés da política específica do Rio
Grande do Sul, refletiu, na maioria das vezes, sobre o que acontecia no
Brasil e mesmo no terceiro mundo de que o país faz parte (Zilberman,
1985:55).
Na época das ditaduras militares, mudando o cenário, com ligeiras
adaptações, poderia a ação de uma obra se passar em qualquer país
da América do Sul. É certo que, no sul, principalmente, a cor local não
desaparece, mas a problemática é a mesma: trata-se do sujeito alijado
de sua voz. É bem verdade, também, que na produção do sul, será mais
difícil de se fazer essa distinção, pois há autores que aproveitam toda
oportunidade que têm de destacar o tipo gaúcho, em relação aos outros
brasileiros, salientando suas virtudes, seu heroísmo, seus costumes
diferentes, etc. O que não nos impede de constatar que, a partir do final
dos anos ‘60, e mais acentuadamente nos anos ‘70, não existe mais
região. Fato que já havia sido antecipado por João Simões Lopes Neto, no
começo daquele século, em seus Contos Gauchescos (Lopes Neto, 1983).
A transição do regional para o urbano, a constatação da agonia da
região e sua conseqüente exposição –ou denúncia, se preferirmos– via
literatura, tem início no sul e vai se fazendo gradativamente no restante
do Brasil. Vide o que ocorre nos anos 30, com o convencionou-se
chamar Regionalismo Nordestino, quase um sinônimo para tudo o que
se produzia, então, na periferia, em termos literários, e que não acontece
no sul, o qual, nos anos correspondentes, tinha em Dyonélio Machado
–autor de temática e ambientação essencialmente urbanas– um de seus
maiores expoentes. Portanto, aqui, cabe melhor o termo que sintetiza as
tendências da época: Romance de 30, termo também bastante difundido.
A literatura, no sul do país, desvia-se da tendência então vigente,
explorando temática e ser urbanos. Isso, está claro, deve-se ao fato do
limite regional/urbano ter sido transposto anteriormente, como foi citado,
com João Simões Lopes Neto, mesmo que essa transição não se tenha
efetivado integralmente, mas apenas esboçada, o que explicaria o Érico
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Veríssimo de O tempo e o vento (Veríssimo, 1995), além de outros nomes,
de expressão mais local. Já em Minas Gerais, a transição se efetiva
com o Grande Sertão:Veredas (Rosa, 1970), de Guimarães Rosa. Rio de
Janeiro e São Paulo sempre foram centro –Monteiro Lobato à parte– seu
regionalismo, se é que assim podemos denominá-lo, é aquele do período
Romântico: o Indianismo. De qualquer forma, a questão não se encerra
nos anos ‘30 ou ‘50, conforme veremos.
3. Mês de Cães Danados
É justamente no período em que a tendência à unidade vigora entre
os povos da América, que o gaúcho Moacyr Scliar publica Mês de cães
danados, em 1977, abordando não só um período ditatorial/repressivo,
mas também um pouco dessa desagregação do tipo gaúcho que perdeu
o cavalo, num desdobramento do tema que já havia tratado em outras
obras de sua autoria, e que vai culminar com O centauro no jardim, de
1980.
Em Mês de cães danados, narrativa ambientada na Porto Alegre do
início dos anos ‘70 (fato comumente não destacado nas análises dessa
obra, que optam por situá-la em agosto de 1961, apenas), no Brasil
ainda sob censura, onde um narrador/contador de histórias, relata, a
um interlocutor “estrangeiro”, mediante pagamento, uma “boa história”,
que se passa nos dias que antecederam o 31 de agosto de 1961, em Porto
Alegre. Enredo aparentemente simples, não fosse a originalidade e a
inversão do enfoque, do particular para o coletivo, causador de confusões
quando de análises anteriormente feitas. O narrador relata os fatos
históricos, responsáveis pela sua atual situação de mendicância, narra
sua infância, sua origem, sua condição de sujeito despossuído de todo,
inclusive de identidade, fato que faz com que se narre infinitamente, não
é só questão de sobrevivência material, como ele mesmo destaca:
Falo em circunstâncias especiais. Falo para ti. Por quê? Não sei. Não
é só pelo dinheiro, não. Também é pelo dinheiro. Mas é por alguma
outra razão que me escapa agora: fugaz. Ema fugaz (Scliar, 1977).
Romance político? Sim, é certo que Mês de cães danados filia-se à
vertente literária da época da qual faz parte, pois não deixa de trazer o
aspecto histórico e as implicações que os vários tipos de regimes ditatoriais
trazem para a vida e a constituição do sujeito que os vivem. Porém, a obra
transcende a condição de romance político, pois opta por trazer à baila,
a história por outro viés. Enfoca o sujeito que vive esse processo e que
não se envolve diretamente com ele, apesar de ser afetado e de sofrer as
conseqüências do fato. E o que importa aqui é justamente o indivíduo e
sua inserção no mundo em que vive e do qual deveria fazer parte.
Acontece que esse narrador é um ser mais que fragmentado ou
dividido (pode-se remontar algo a partir de seus fragmentos), ele é meio,
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incompleto. E ainda por cima vive em uma soleira, que ele considera
o seu “lugar de fato e direito” (Scliar, 1977:31), zona limítrofe entre o
dentro e o fora, entre a inclusão e a exclusão - fronteira. Sem identidade,
justamente. Por isso a obra afasta-se das tendências de sua época, pois
destaca o indivíduo. Aliás, o tema é recorrente na obra de Moacyr Scliar,
os conflitos de identidade do sujeito, a sensação de ser estrangeiro. Não
é casual que grande parte de sua produção literária aborde a questão da
identidade judaica. A “grande questão” de identidade, já que trata de um
povo cuja referência regional é problemática.
Em Mês de cães danados, vai-se tratar da questão da identidade
individual e regional. Mario Picucha, o protagonista, segundo suas
palavras de contador de histórias, pago para satisfazer o freguês, e
portanto não confiável –até que ponto sua história é verídica?– é filho
bastardo de um proprietário rural, autêntico representante do ser
gaúcho, que ao invés de criar esse filho no campo, como os outros que
possui, junto à origem –que faz com que a identidade já se construa quase
que automaticamente, envia–o para a cidade, mais especificamente
para Pelotas, aristocrática Pelotas. Simbólico que assim seja, pois os
valores herdados do pai entram em conflito com os valores urbanos
e, mais que urbanos, ultracivilizados, se o termo de comparação for
a campanha gaúcha. Assim, nosso protagonista, sob a tutela da tia,
aprenderá francês, latim e esgrima em vez das lides do campo. Não terá
um cavalo para montar nem os amplos espaços para o galope. Terá um
pátio e um bezerro, que logo irá para o abate. Não é à toa que ele tenha
dificuldades com relação à construção de sua identidade. Não é à toa
que ele seja metade, já que tudo para ele são arremedos, referências
incompletas. Filho do meio, meio-gaúcho a cavalo, meio-gaúcho a pé,
meio-filho, Mario Picucha tem uma meia-vida, uma meia-identidade.
As alusões estão por toda a obra, ele próprio afirma que de metades
entende bem:
...mas a minha vida não é de todo triste; assim como me vês,
mulambento, estropiado, tenho contudo minhas diversões. Assisto
televisão... Não acreditas? Pois olha: daqui deste lugar –o meu lugar,
de fato e de direito– posso ver, através daquela janela, aquela ali no
primeiro andar, um televisor... meio-televisor [...] Meia-televisão para
mim. A posição da janela só me permite ver meia-tela. Gosto muito
das novelas –meias-novelas– especialmente aquelas que refletem
os conflitos, meios-conflitos, sobre a terra; dois fazendeiros –dois
meios-fazendeiros [...] disputam uma fazenda– meia-fazenda. Gosto
do fazendeiro que perde. Gosto do meio-rosto dele, aquela metade
esquerda que posso ver (Scliar, 1977:31-32).
...meu irmão mais velho, paulista. Aliás, meio-irmão. Eu sei; conheço
bem tudo o que é meio (Scliar, 1977:156).
Não poderíamos dizer que se faz, aí, uma analogia com o sujeito
desse processo histórico? Afinal, o homem sob censura, sob um regime
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ditatorial, podendo falar mas não podendo dizer, sem voz, não é um meiohomem? Por vias tortas, temos o político-social.
O social não deixa de estar presente, porém não é encarado na
perspectiva da divisão de classes, como ocorre nas obras [...] dos anos
‘30. Ele advém antes do significado incorporado pela violência na maior
parte das histórias, que se converte no meio de representar um tipo de
desequilíbrio –o da sociedade, cindida em dominantes e dominados, o
da política, controlada por aqueles que dispõem da força das armas, o
da ideologia, que consolida normas e valores que reprimem o indivíduo
e impedem sua realização pessoal e amorosa.
Nessa narrativa meio-urbana, meio-regional –narrativa das metades–,
resta ao protagonista recontar permanentemente sua história como forma
de forjar-se uma identidade, mesmo que uma identidade ficcional –ou
ideal–, o que já é algo melhor que metade, meia-identidade. Constróise ser literário, revive o mito do gaúcho e a tradição da narrativa oral,
que está associada à sabedoria –“o lado épico da verdade”– (Benjamin,
1993:201). Não é mais um mendigo, um despossuído, um ser à margem,
mas um sábio contador de histórias, fixando pela palavra a sua própria
identidade, enquanto perpetua (característica da narrativa oral) a
identidade regional, numa viagem pelos caminhos da memória (ou falsa
memória, ou invenção da memória, ou memória ficcional). Para tanto,
ele precisa de um interlocutor - mendigos falando sozinhos existem às
centenas nas ruas e não consta que se transformem em sujeitos por conta
disso. Transformada em produto (afinal, estamos em um mundo regido
pelo capitalismo), a história adquire um valor, um interesse que não teria
enquanto permanecesse simplesmente uma história a ser contada por
um mendigo nas ruas de Porto Alegre –quem sentaria em uma soleira
para escutar? Nesse caso, o interlocutor se transforma em cliente a ser
satisfeito, fato que legitima a ficcionalidade da biografia do narrador, que
pode recriar, romancear a sua história, a ponto de não se poder jamais
separar fato/informação da ficção, nem mesmo ele.
Mês de cães danados é uma narrativa ambígua, deixa sem chão
o leitor, o interlocutor, pois nela, à exceção do fato histórico, nada é
comprovável. As astúcias narrativas do protagonista só alimentam e
lembram que se trata de uma história contada, portanto seu compromisso
é com a ficção, embora ele situe, muitas vezes por meio de fragmentos
jornalísticos, o fato histórico. Sobre esse ponto, discorre Janete Gaspar
Machado (1981:63-64), quando diz que o narrador não opina, não se
posiciona em relação à história, pois só entende o fato a partir do que ele
acarreta em sua vida, é a sua história, individual. O que vai caracterizála não exatamente como histórica, mas como narrativa de tendência
psicológica.
Tornou-se característica da arte moderna a preocupação em investigar
a subjetividade do ser humano. Com isto, mudaram os processos
literários: ao invés de apresentar acontecimentos desenrolados no
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tempo e determinados pela mobilidade dos heróis, desponta a descrição
dos estados íntimos vividos no presente.
[...]
Para florescer, a narrativa de tendência psicológica depende de
condições similares às que suscitam a ficção urbana: certo grau de
desenvolvimento capitalista, resultante da consolidação da burguesia
enquanto classe social. Sob essas novas condições, institucionaliza-se
também um posicionamento individualista que alarga a divisão entre
o homem e a comunidade. O isolamento diante do social, a valorização
da privacidade e a agudização de uma mentalidade competitiva levam
o ser humano a concentra-se mais em si mesmo e procurar conhecerse melhor (Zilberman, 1992:18-19).
É uma narrativa que depende do aceite do leitor, bem mais que
nas outras obras de seu tempo, quase todas comprometidas com a
informação, com a veracidade. Em Mês de cães danados, o compromisso
é com a ficcionalidade. É o que diferencia o discurso histórico do discurso
ficcional.
Sobre convenção de ficcionalidade e convenção de veracidade, fala
Zilah Bernd:
Quando há “convenção de veracidade”, o enunciador se compromete
com o “dito” pelo discurso e espera que seu discurso seja tomado como
verdadeiro. Neste caso o enunciador fica exposto ao erro. Quando há
“convenção de ficcionalidade”, o enunciante não se compromete com a
“verdade” do “dito” pelo discurso, nem com o fato de seu discurso ser
tomado como “verdadeiro”, não ficando, pois, exposto ao erro (Bernd,
1998:128).
O fato de ser uma narrativa, ficção, justifica, também, os delírios da
personagem, sua fantasia, o componente fantástico, pois “a narração tem
um campo de possibilidades maior do que a história” (Bernd, 1998:129),
ampliado pela caráter oral que possui a narrativa que, diferente do
romance, faz com que se perpetue a identidade de um povo, de um sujeito.
A memória é o que faz com que, percorrendo novamente esses caminhos,
se acabe por organizar os fatos, revivendo-os, entendendo-os.
Então, estamos diante de um meio-romance/meio-narrativa; de
caráter meio- urbano/meio-regionalista; meio-realista/histórico/meioficcional/fantástico que tem, ainda, o mérito de efetivar integralmente
a transição do regional para o urbano. Se em João Simões o gaúcho e o
Sul agonizam, em Mês de cães danados ele morre e parece, a princípio,
definitivamente enterrado.
Mas, resta o imaginário, além da negação dessa morte, a não
conformidade com o fato. Por isso a retomada, o ressuscitar do mito, sob
forma de culto, no período pós-ditadura, por intermédio dos Centros de
Tradição Gaúcha que, pode-se dizer, acabam é por fixar o estereotipo. Os
regimes ditatoriais proporcionaram a unificação das regiões e dos povos
sul-americanos; a queda desses regimes suscitou uma nova busca de
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individualização, de identidade, pois a unidade, conseqüência do fato
histórico, não passou de um parêntese no tempo. Deixou suas marcas,
porém não perdura.
No que diz respeito à literatura gaúcha, essa retomada também
acontece, mas em termos não abrangentes, em geral mais sob forma
de menção ou característica não essencial à obra. Em alguns autores
é característica mais presente, em outros aparece de forma esporádica
e/ou casual. Há, ainda, obras que poderiam estar ambientadas em
qualquer lugar do mundo, ou quase, mas não há dúvida que a questão
identidade regional ainda não está bem definida no Sul, literariamente
ou não. O que podemos dizer é que a literatura do sul do país, nos dias
atuais, procura fugir ao estereotipo, com o tema região aparecendo em
obras –infelizmente raras– em que os autores tratam a questão de forma a
promover profunda reflexão. E, às vezes, não somente sobre essa questão,
especificamente, mas também sobre outras, igualmente relevantes. Nessa
categoria se enquadra Luis Sergio Metz, autor de Assim na terra (1995),
obra verdadeiramente paradigmática, merecedora de um estudo à parte1.
De fato, parece ser a característica mais marcante da literatura
contemporânea, se quisermos utilizar um termo bastante atual,
a diversidade. Questão que tem ocupado o centro dos debates no
mundo dito “moderno”, ou o que isso signifique, é ela que possibilita o
surgimento e a convivência, dentro de um mesmo sistema literário, de
obras com características tão distintas entre si. Mês de cães danados
pertence, efetivamente, ao que se costuma chamar de moderna narrativa
literária, aberta, plena de possibilidades e rumos. É, também, herdeira
da narrativa oral, de caráter exemplar, porém voltada para a questão
identitária do narrador, que não alcança o apagamento de sua identidade
individual, e o conseqüente forjar-se uma nova identidade coletiva, o que
talvez contribua para explicar a sua indefinição, a sua situação de meioser, à margem.
Porém, na categoria “narrativa herdeira da tradição oral”, Moacyr
Scliar possui antecedentes, entre eles, numa relação mais próxima,
João Simões Lopes Neto, com Blau Nunes nos Contos Gauchescos (Lopes
Neto, 1983) e Guimarães Rosa, com Riobaldo em Grande Sertão: Veredas
(Rosa, 1970) –não por acaso três narrativas relatadas por um contador
de histórias–, que além de tudo é senhor de sua palavra, pois vai narrar
a um interlocutor mudo. Mudo mas não passivo ou omisso, pois que
interage, faz alguns apartes, o que determina alguns rumos, mas não faz
com que o narrador deixe de exercer o comando. São, também, histórias
de temática regional –fato já destacado–. Sendo que, ainda a respeito de
seus interlocutores, cabe destacar que são, todos os três, representantes
diretos do mundo urbano, o que é emblemático em Mês de cães danados,
1
A obra Assim na terra foi tema da tese de doutoramento da autora do presente texto, em 2009.
280
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pois o interlocutor “urbano-centro” –o Paulista–, vem ao encontro do
narrador “região”, supostamente com a missão de matá-lo.
Além desses aspectos, podemos dizer que, no que tange à questão
identidade individual, essa relação se faz problemática nos três narradores.
Se Mario Picucha conta para forjar-se uma identidade inteira e por questão
de sobrevivência material – o que em ambos os casos pode ser traduzido,
exatamente, por sobrevivência, Riobaldo conta para entender o fato que
se passou com ele. Não é ausência de identidade, mas esta carece de
arremate, e é isso que ele busca –“o ponto de um fato”–. Sua questão é
mais filosófica. Já Blau Nunes conta como forma de reafirmação de sua
identidade de gaúcho em um mundo que se esfacela, que já não é o seu
universo, um mundo que se urbaniza. Blau é, de certa forma, anacrônico,
por isso o seu narrar não é somente exemplar, Blau necessita refazer o
seu percurso e precisa de interlocução e, mais ainda, especificamente,
daquele interlocutor –culto, urbano, etc., assim como Riobaldo–.
Existem, é claro, diferenças marcantes entre esses narradores,
todos eles adequados ao seu contexto e fiéis ao seu tempo (não são
gratuitos a cultura e o certo grau de cinismo em Mario Picucha, por
exemplo), mas é inegável que são essencialmente próximos. Todos
viajam na memória como forma de reconstrução e estabelecimento ou
afirmação da identidade. Refazem os caminhos da memória pela palavra,
pelo discurso ficcional, que tem o direito de ser histórico, fantástico,
exemplar, psicológico ou o que o narrador quiser dele. Narrador –sujeito
de sua história–.
Finalmente, meio-sujeito na soleira é Mario Picucha (de quem
não se sabe nem o nome, pois é legião), é o gaúcho, é o brasileiro e o
latino-americano pós-ditadura, (colonizados e urbanos). Nas sociedades
capitalistas é o ser humano globalizado, pasteurizado, fragmentado,
amputado –é meio por que não se completou ou por que foi amputado?
Essa é a questão. Seres na soleira da história e da vida. Meios-sujeitos.
Referências bibliográficas
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El proceso de Conquista en la novela
Argentina de fines del Siglo XX. Un diálogo
entre literatura e historia
Adriana Cecilia Milanesio
[email protected]
Resumen
En el presente trabajo pondremos en relación, en función de su pertenencia
al género novela histórica, un conjunto de novelas argentinas escritas
durante las décadas de los ‘80 y de los ‘90 que tematizan el proceso de
conquista y de colonización vivido en nuestro territorio nacional. Se trata
de Esta maldita lujuria (Antonio Elio Brailovsky, 1992); Río de las Congojas
(Libertad Demitrópulos, 1981) y El entenado (Juan José Saer, 1982).
El corpus seleccionado nos invita a reflexionar acerca de la constitución
de nuestra nación como un espacio religado con un pasado colonial,
colocando en un nivel de preponderancia las diferentes relaciones que se
fueron forjando entre diferentes culturas y diferentes razas. Relaciones
que constituyen en gran medida nuestro presente colectivo.
En cada lectura, abordaremos tanto aquello que conforma la convención
genérica de la novela histórica: la referencia a un momento pasado que
socialmente es aceptado como histórico y el diálogo entre el pasado y el
presente como otras estrategias que las particularizan y las diferencian
entre sí y nos permiten reflexionar sobre nuestro presente político y
cultural.
“Sobre aquello de lo que no se puede hablar, hay que callar…
¿Cómo hablar de lo indecible?”
Ricardo Piglia
“El momento presente no tiene más fundamento que su
parentesco con el pasado”
Juan José Saer
El presente trabajo forma parte de una tesina de Licenciatura
en Lengua y Literatura. En dicho trabajo nos propusimos investigar
acerca del género novela histórica y de las particularidades que revistió
en nuestro país durante las décadas de los ‘80 y de los ‘90. Para esta
presentación, nos dedicaremos solamente a algunas de las novelas que
formaban nuestro corpus de trabajo original y que son las que tematizan
el proceso de conquista y de colonización del territorio argentino,
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
invitándonos a reflexionar acerca de la constitución de nuestra nación
como un espacio religado con un pasado colonial, colocando en un nivel
de preponderancia las variadas modalidades de relación que se fueron
forjando entre diferentes culturas y diferentes razas. Relaciones que
constituyen en gran medida nuestro presente colectivo. En este trabajo,
nos proponemos dialogar con un corpus acotado de novelas históricas,
compuesto por: Esta maldita lujuria (Antonio Elio Brailovsky, 1992); Río
de las Congojas (Libertad Demitrópulos, 1981) y El entenado (Juan José
Saer, 1982).
Este recorte tiene como fundamento la convocatoria de las jornadas.
Por ello, escogimos las novelas que pudieran circunscribirse a la
“conformación de espacios” (es decir: las que dan cuenta de los primeros
contactos culturales que darán origen a lo que constituye nuestra nación)
y dejamos afuera aquellas que tematizaban procesos históricos de un
espacio nacional ya conformado.
Consideramos que, tal como plantea Saer, pensar en nuestro
presente sólo puede ser posible si atendemos a nuestro pasado. En este
sentido, sólo si recuperamos nuestro pasado colonial –signado por la
negación y la dominación– podremos comprender nuestro presente como
país en vías de desarrollo en el que el diálogo y el reconocimiento del otro
no siempre son posibles y en el que las disidencias suelen vivirse como
una amenaza y no como una posibilidad de crecimiento.
El resurgimiento de la novela histórica en Argentina, precisamente
en la década de los ‘80 nos lleva a preguntarnos el porqué de este
acontecimiento, a indagar los motivos que llevan a la recuperación de
esa opción estética, qué se esconde tras esa búsqueda. En este sentido,
pensar por qué un conjunto de novelas han tematizado la conquista de
América Latina es el desafío.
Nos detenemos, por un lado, en lo convencionalmente esperable
en cuanto al género: tanto la referencia a un momento pasado que
socialmente es aceptado como histórico como el diálogo entre el pasado
y el presente. Por otro lado, en otros mecanismos que deducimos de
la lectura de las obras que conforman el corpus: la apropiación de las
estrategias literarias que surgen con la posmodernidad, la puesta en
juego de la mediación que implica toda representación lingüística y de
los límites del discurso historiográfico y el cuestionamiento tanto de la
posibilidad de aprehender la realidad pasada como de la versión oficial
de los hechos.
Como punto de partida, Noé Jitrik (1988:62) establece que aquello
que caracterizaría a la novela histórica es “la referencia a un momento
‘considerado como histórico y aceptado consensualmente como tal’ y, por
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añadidura, cierto apoyo documental realizado por quien se propone tal
representación”.
Teniendo en cuenta este aspecto de “la referencia a un momento
considerado histórico”, es obvia la pertinencia de las novelas del corpus.
Las tres novelas escogidas para este trabajo aluden a un momento
específico de la historia: el de la conquista del territorio americano. Sin
embargo, nuestras novelas carecen del “apoyo documental” o al menos
no lo evidencian, dado que ninguna novela establece o menciona las
fuentes de las que ha extraído la información histórica de la que da
cuenta. Esta ausencia de fuentes y la imposibilidad de todo lector de
conocer aquellos documentos necesarios para dar cuenta de la filiación
histórica de los datos, lleva a que lo narrado se nos presente bajo una
forma ficcional pura. Si los objetivos de este trabajo se relacionasen con
el análisis exhaustivo de las novelas que conforman el corpus, nuestra
misión sería rastrear los posibles documentos. Pero nos limitaremos a
suponer que las novelas pueden haber extraído su material narrativo
tanto de documentos específicos como de la simple sabiduría escolar:
la expedición por el Río Negro y la fundación de la ciudad de Viedma y
del fuerte que hoy es Carmen de Patagones en Esta maldita lujuria; la
primera fundación de Santa Fe por Juan de Garay en Río de las congojas
y el descubrimiento del Río de la Plata por Juan Díaz de Solís en El
entenado.
Sólo al final de Esta maldita lujuria puede leerse la siguiente
advertencia:
Algunos de los personajes, situaciones y documentos en esta obra
son rigurosamente históricos. Se trata, precisamente, de aquellos
que no lo parecen, ya que la propia consistencia de la realidad la
hace tragarse los contenidos de la ficción. Por ende, casi todas
las coincidencias con personas y hechos reales son deliberadas
(Brailovsky, 1992:189).
Como se puede apreciar, más allá de esta aclaración, los documentos
no se enuncian. Entonces, ¿es válida la aclaración o es otro de los juegos
a los que nos invita el escritor de ficciones?
En nuestro corpus de análisis, ocurre que las historias narradas se
han independizado del dato que les dio origen y se han re-encontrando
con su propia dimensión ficcional.
Según Jitrik, la “acción” del documento halla sus límites en la
“transcripción” por lo que debe ser conjugada con otras acciones. La
escritura desrealiza todos los discursos, incluso el de la historia. Cuanto
más en el caso de la novela histórica en el que dicho discurso entra en
relación con el discurso ficcional. Se podría decir, entonces, que
...las novelas históricas resultan de una ecuación, pensada como
muy equilibrada, entre dos cualidades que se dan por ciertas: la de
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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veracidad de un documento y la de reinterpretación de una retórica o
de ciertas reglas de una práctica” (Jitrik, 1988:64).
Desde una posición actual, […] podría decirse que la “novela histórica”
es también una manera de leer; la nuestra, por ejemplo, tiende a
convertir textos y ver en ellos no solamente lo que ellos “dicen” sino
también lo que por debajo de lo que dicen entabla discursos múltiples
con lo real (Jitrik, 1988:70).
La novela histórica de este siglo se propone, por un lado, la
inverosimilitud del realismo mágico y, por otro lado, la descomposición
de una historia lineal previa, destrozando su armazón discursiva
aparente, para componer mediante la lectura una historia que existe,
discursivamente, en fragmentos. En Río de las congojas se hace presente
tanto el realismo mágico (en la presencia enigmática de Nicolás, Laconis
o Salocín; las facultades otorgadas a un anillo poderoso; la construcción
del mito y el poder que éste le confiere al personaje de María Muratore)
como la descomposición de la historia ya que el tiempo del relato es cíclico.
En Esta maldita lujuria son llamativas las exorbitantes alucinaciones de
los marinos en cuanto a la evidenciación del imaginario europeo de una
América como tierra de lujuria y excesos. En El entenado, en cambio, Saer
da cuenta del fragmentarismo de la historia, de su parcialidad al narrar
los hechos desde una voz europea que ha podido valorar positivamente
las culturas aborígenes, incluso reconociendo la superioridad de éstas en
relación con la suya propia.
Los que habían sido, en los primeros días, peores que animales feroces
se fueron convirtiendo, a medida que pasaba el tiempo, en los seres
más castos, sobrios y equilibrados de todos los que me ha tocado
encontrar en mi larga vida (Saer, 1982:80).
Según Martín Kohan (2000) la literatura no se acerca al discurso
de la historia con el objetivo de imitarlo en tanto discurso capaz de
construir una representación inmediata de lo real, sino que se acerca
guiada por el objetivo de acentuar, de hacer notoria la mediación que
inevitablemente implica toda construcción discursiva. Por eso, la novela
histórica resurge en nuestro país durante los años de la dictadura y
de la inmediata postdictadura, porque al restringirse las posibilidades
de expresión, los narradores se valieron de algunos modos del decir
propios de los relatos históricos para, estratégicamente, insinuar,
aludir, referir oblicuamente y no precisamente para darle transparencia
a la representación, ya que eso era lo que estaba condicionado. En ese
sentido, Saer publica El entenado en el ‘82 recreando el género “crónica
de viaje” y Demitrópulos publica Río de las congojas en el ‘81, al mismo
tiempo que el novelista Ricardo Piglia se pregunta en el interior mismo
de su novela más conocida (Respiración artificial) acerca de cómo narrar
los hechos reales, cómo hacer para narrar lo indecible, aquello sobre lo
que está prohibido hablar.
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En Río de las congojas se tematiza la problemática cuestión del
proceso de duelo ante la pérdida de un ser querido1. Cuando ya todos
abandonan la primitiva Santa Fe, Blas (el personaje central) se reúsa a
abandonar el lugar:
Yo me quedé, y no sin fundamento. [...] Nada tengo que salir a buscar
en otro sitio. (Demitrópulos, 1981:111-112)
—Venga, no sea terco, ya se fueron todos.
—¿Y con quién voy a dejar a mi muertecita? –respondí, abriéndome
paso de mi corazón al suyo.
—La gente dice que ella murió lejos, no aquí, abuelo.
—Por eso mismo ¿no entiendes que si me ausento se irá también
su recuerdo? (Demitrópulos, 1981:113)
Además, Demitrópulos desliza un párrafo que se torna explosivo
desde el punto de vista semántico si tenemos en cuenta el contexto de
producción de su obra:
Y cuando sonaban a réquiem [el camino] se enteraba del
fallecimiento de los vecinos, por voluntad de Dios o sin su
anuencia, como ocurrió con los siete descuartizados. Río y
camino oyeron aquel día tañer las campanas como nunca,
caían sacudidas por una vibración como de llanto. Avisaban
que los muertos eran los valientes hijos de la tierra que habían
osado pretenderla para ellos. Que con su vida habían pagado la
osadía. Y ¿qué pagaron sino la soberbia y la ambición? ¿Tierra
querían? ¿Mando querían? Así sucede cuando el hombre tiene
pensamientos. Escarmiento (Demitrópulos, 1981:119).
1
La novela Río de las congojas de Libertad Demitrópulos comienza con el siguiente poema de Yannis
Ritsos, a modo de epígrafe. Su aparición es sintomática de un determinado momento histórico:
Conviene que guardemos a nuestros muertos y su
fuerza, no sea que alguna vez
nuestros enemigos los desentierren y se los lleven
consigo. Y entonces
sin su protección nuestro peligro iba a ser doble. ¿Cómo
podríamos vivir
sin las casas, nuestros muebles, nuestras tierras y,
sobre todo,
sin las tumbas de nuestros antepasados guerreros
o sabios? Recordemos
cómo robaron los espartanos de Tegea los huesos de
Orestes. Convendría
que nuestros enemigos nunca supiesen donde los
tenemos enterrados.
Quizá será más seguro que los guardemos
dentro de nosotros mismos, si podemos,
o, todavía mejor, que ni siquiera nosotros sepamos dónde
yacen.
Tal como se han puesto las cosas en nuestros tiempos
-quién sabe-,
puede que hasta nosotros mismos los desenterráramos
y los tiráramos algún día.
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En El entenado, también se habla de un río poblado de cadáveres.
Dato interesante si tenemos en cuenta que el texto se escribe en 1982,
cuando la dictadura militar está declinando y los vuelos de la muerte
eran parte de esos conocimientos que la sociedad jugaba a desconocer.
Dice el Entenado:
…muchos cadáveres nos habían sacado ventaja y flotaban más allá
de la proa. [...] la nave seguía su rumbo río abajo, escoltada por una
muchedumbre de cadáveres. [...] Eran [...] muchos muertos rígidos y
borrosos, como una procesión callada derivando cada vez más rápido
hasta que, cuando el río alcanzó la anchura de su desembocadura [...]
los cadáveres se dispersaron y se perdieron en dirección al mar abierto
y hospitalario (Saer, 1982:115).
En tanto que en Río de las congojas puede leerse:
Su corazón se resquebrajó, se partió en pedazos desde esa noche
en que su hijo no regresó del río y nadie podía explicarle adónde
llevó su cuerpo la corriente (Demitrópulos, 1981:159).
Kohan plantea que algunos autores presentan varias versiones de la
historia, con lo que no le conceden al discurso histórico la capacidad de
decir unívocamente la verdad. La verdad no resulta de una representación
previamente garantizada, sino de una zona de luchas y de disputas entre
diferentes perspectivas y diferentes discursos (Río de las congojas es una
obra en la que también se juega con la multiplicidad de perspectivas:
las narraciones de Blas de Acuña, María Muratore, Inés Descalzo, y las
focalizaciones en distintos personajes por parte de un narrador en tercera
persona van construyendo paulatinamente una historia que impone al lector
un papel sumamente activo). Todo esto implica detenerse en los discursos,
definiendo en esa demora, el lugar de la literatura, poniendo siempre en
primer plano cierta problematización de la escritura y de la lengua.
Mediante la inclusión en el texto de diversos documentos, algunos
autores superponen materiales históricos con la trama ficcional para
ironizar sobre los “altos hechos de la historia” y sobre la presunta
condición de novela histórica de sus textos. Conciben a la historia como
novela y piensan que la literatura y la historia se articulan, pero de modo
tal que no es el discurso literario subsidiario del discurso histórico sino
que la narración y la escritura pasan a primer plano:
Así como la literatura puede, en un momento determinado, convocar
a la historia ante la pregunta por cómo narrar los hechos reales,
puede también, devolverle sus propias preguntas sobre la experiencia,
la memoria, los relatos, los documentos, la verdad y la ficción. [...]
Cuando la literatura no resigna su propia conciencia de ser narración,
ficción y escritura, bien puede tomar materiales que provienen de la
historia para someterlos a otros sistemas de representación y para
contar, de ese modo, otra cosa (Kohan, 2000:257).
En la novela de Saer, el narrador está escribiendo sus memorias
y con ello elaborando un documento histórico, se plantea el alcance y
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la fidelidad de la memoria y las posibilidades de comunicación entre
diferentes culturas:
...que ahora, sesenta años después, en que la mano frágil de un viejo,
a la luz de una vela, se empeña en materializar, con la punta de la
pluma, las imágenes que le manda, no se sabe cómo, ni de dónde, ni
por qué, autónoma, la memoria... (Saer, 1982:69)
Como era en los primeros años, y como las palabras significaban, para
ellos, tantas cosas a la vez, no estoy seguro de que lo que el indio
dijo haya sido exactamente eso, y todo lo que creo saber de ellos me
viene de indicios inciertos, de recuerdos dudosos, de interpretaciones,
así que, en cierto sentido, también mi relato puede significar muchas
cosas a la vez, sin que ninguna, viniendo de fuentes tan poco claras,
sea necesariamente cierta (Saer, 1982:151).
Según Elisa Calabrese (1994), la “novela histórica” ya no
buscaría respuestas sobre nuestra identidad, sino que su escritura
se interrogaría angustiantemente ante la violencia del poder en
la Argentina de la última dictadura. “Por ello que tal remisión a la
historia del pasado ha sido leída como metáfora del presente, como
un modo de pensar y nombrar lo censurado” (Calabrese, 1994:61). En
este punto, la autora concuerda con lo planteado por Martín Kohan
y presentado por nosotros más arriba. Recordemos que el corpus de
novelas seleccionado tematiza el proceso de conquista y, mediante
esta línea argumental, habla acerca de la violencia, el avasallamiento,
la negación del otro, los intereses personales desmedidos disfrazados
bajo la forma de la búsqueda de un bien supremo que, lógicamente,
se impone por la fuerza sin contemplar lo que las víctimas pueden
entender o percibir acerca del bien y del mal.
La novela argentina reciente no ha escapado al proceso de fragmentación
y de complejidad intertextual propio de las poéticas actuales generales.
Por ejemplo, en Esta maldita lujuria se incorpora un acta de declaración,
lo cual representa la estrategia de hacer ingresar otros discursos que
vienen a romper la linealidad de la narración. En consonancia con ellas y
con la necesidad del discurso de la historia, contemporánea también, de
revisar o deconstruir las versiones legitimadas por la “historia oficial”, las
novelas de los ‘80 en la Argentina evidencian esas marcas. Por ejemplo,
apropiándose de personajes o hechos “históricos” no buscan rivalizar
con la Historia por la fidelidad objetiva de la narración, sino que buscan
ofrecer otra versión, una versión alternativa de los personajes o hechos
que conforman el material de su relato.
Sea por la sistemática deconstrucción de una verdad supuesta y única
en la interpretación tradicionalmente aceptada; sea por abrir un abanico
de percepciones fragmentarias, múltiples o divergentes de los mismos
acontecimientos; sea por aparecer como una estructura enigmática que
se resiste a la interpretación o por usurpar el espacio reservado a la
versión oficial y legitimada; el hecho es que la ficción erige desde un lugar
propio varias formas de escribir una historia diferente (Kohan, 2000:62).
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Así, con El entenado se plantea la humanización de los indios frente
a la bestialidad o descortesía de los españoles; con Río de las congojas
y con Esta maldita lujuria se da cuenta de la ambición desmedida de los
conquistadores.
Un autor clásico a la hora de pensar la nueva novela histórica
latinoamericana ha sido Seymour Menton (1993), quien sostiene que la
nueva vertiente de un género nacido con el romanticismo que ya había
caído en desuso se caracteriza por la recuperación de ciertas claves del
boom, como el afán muralístico y totalizante, el erotismo exuberante, y la
presentación lúdica y experimental de la estructura y el lenguaje.
En Río de las congojas, es llamativa la estructura cíclica del relato,
la intención de trasladar al papel los recursos propios de la oralidad, la
variedad de voces narrativas que cuentan la historia presentada. Prima
el discurso del mestizo Blas de Acuña, quien narra desde un tiempo
muerto en el que todo ha pasado ya, nada queda por pasar y en el que
el material de narración va fluyendo libremente desde el recuerdo, desde
algún lugar de la memoria, Blas va encadenando su pasado, su presente
y los sentimientos que ambos le generan.
En Esta maldita lujuria, es notoria la imitación del género “crónica”
de viaje, las creencias paganas en objetos y seres cuya veracidad nunca
puede comprobarse, la alucinación y la elucubración sobre lo desconocido,
la ambición desmedida del europeo, las fantasías sexuales de los marinos.
El narrador, Ambrosio de Lara, escribe una carta al virrey. Carta que se
origina en su deseo de que los gobernantes sepan lo que a los soldados
de la expedición les acontecía. Se adjudica un valor de verdad mentando
a Bernal Díaz del Castillo2.
Porque la historia verdadera de la conquista de México no la escribió
Cortés ni la hicieron quienes llenaron sus alforjas de oro fundiendo los
ídolos paganos [...] Esa historia cierta, señor Virrey, la hizo un soldado
viejo, llamado Bernal Díaz. Un hombre del común, como yo mismo,
Ambrosio de Lara, armero de esta villa del Carmen de Patagones [...]
Escuche usted, señor Virrey, que la verdad está en las voces de los
comunes, que no pretenden títulos ni honores, sino que los hechos se
sepan tal cual fueron (Brailovsky, 1992:13).
La obra se llena de simbolismo cuando al final de la carta, tras
tantas advertencias que el narrador le hace al rey sobre los peligros de
una probable invasión inglesa a las tierras del sur, el lector conoce la
fecha en que la carta se escribe: 24 de mayo de 1810. La novela deja
leer una de las tantas paradojas del pasado: la incomunicación o la
lentitud en los mensajes trae como consecuencia tiempos y esfuerzos
mal invertidos.
2
Soldado de la expedición a México, que en su vejez escribe para dar cuenta de una versión de los
hechos que no es la que Hernán Cortés –capitán de la expedición que lo había llevado a América– había
dado a conocer en sus cartas de relación.
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En El entenado, como ya dijimos, también se presenta la codicia
del español, a la vez que la reivindicación del aborigen como ser noble
y respetable, sus costumbres lujuriosas, los problemas de comprensión
entre dos razas debido tanto a lo cultural como a lo lingüístico. Pero la
estrategia que surca toda la novela, lo más fuerte de esta construcción
literaria, radica en una extensa reflexión que atraviesa la obra acerca del
propio proceso de escritura:
...las hojas que voy llenando con mi escritura lenta y que van a
encimarse con las ya escritas, produciendo un chasquido particular
que resuena en la pieza vacía –contra este muro espeso viene a chocar,
si no es en un entresueño rápido y frágil después de la cena, lo vivido.
Si lo que manda, periódica, la memoria, logra agrietar este espesor, una
vez que lo que se ha filtrado va a depositarse, reseco, como escoria, en
la hoja, la persistencia espesa del presente se recompone y se vuelve
otra vez muda y lisa, como si ninguna imagen venida de otros parajes
la hubiese atravesado (Saer, 1982:69).
Menton menciona la distorsión consciente de la historia
mediante omisiones, exageraciones y anacronismos como una de las
estrategias básicas en este resurgir del género. Las exageraciones
se evidencian en los relatos con los que Saer y Brailovsky intentar
dar cuenta del imaginario europeo sobre América. Podemos leer en
El entenado:
Se hablaba de ciudades pavimentadas de oro, del paraíso sobre la
tierra, de monstruos marinos que surgían súbitos del agua y que los
marineros confundían con islas, hasta tal punto que desembarcaban
sobre su lomo y acampaban entre las anfractuosidades de su piel
pétrea y escamosa (Saer, 1982:12).
En tanto que en Esta maldita lujuria, leemos lo siguiente:
América está muy lejos, y tan lejos está que los hombres de aquí
dudan que haya sido realmente obra de Dios. Así como el hombre fue
hecho por mitades, de la cintura arriba por el Señor, y de la cintura
abajo por el Diablo, así América es la cintura de abajo del mundo,
la que despierta las más vergonzosas pasiones de los hombres. Aquí
el pecado es ley y la voz de Dios es apenas un susurro lejano, casi
inaudible (Brailovsky, 1992:11).
Según Menton, en este resurgimiento de la novela histórica también
son característicos
Los conceptos bajtinianos de lo dialógico, lo carnavalesco, la parodia
y la heteroglosia. De acuerdo con la idea borgeana de que la realidad
y la verdad históricas son inconocibles, varias de las Nuevas Novelas
Históricas proyectan visiones dialógicas, es decir, que proyectan dos
interpretaciones o más de los sucesos, los personajes y la visión del
mundo (Menton, 1993:44).
Lo carnavalesco está compuesto por las exageraciones humorísticas,
el énfasis en las funciones del cuerpo –desde el sexo hasta la eliminación–.
También por la parodia, modo habitual de representar de manera directa
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las palabras ajenas. El recurso de la heteroglosia consiste en la inserción
consciente de una multiplicidad de discursos y de distintos niveles o
tipos de lenguaje. El dialogismo se presenta en Río de las congojas por la
multiplicidad de voces narrativas que se hacen cargo de relatar la historia.
Lo carnavalesco se hace evidente en las historias sexuales que Ambrosio
de Lara dice que le han contado los antiguos expedicionarios de América
en la novela de Brailovsky. La parodia se presenta, por ejemplo, en Esta
maldita lujuria, cuando Isabel la Católica le dice a Colón: “—¡Hazme más,
coróname otra vez, Cristóbal!” (Brailovsky, 1992:46).
Según María Cristina Pons (2000), la novela histórica contemporánea
...se caracteriza, ante todo, por una relectura crítica y desmitificadora
que se traduce en una reescritura del pasado encarada de diverso
modo: se problematiza la posibilidad de conocerlo y reconstruirlo, o se
retoma el pasado histórico, documentado, sancionado y conocido, desde
una perspectiva diferente, poniendo en descubierto mistificaciones y
mentiras o, en un movimiento casi opuesto, se escribe para recuperar
los silencios, el lado oculto de la historia, el secreto que ella calla
(Pons, 2000:102).
Por ejemplo, el rol del mestizo en la construcción de la América
española, la valoración positiva que un español desinteresado puede
elaborar acerca de los indios, la problematización del binomio civilizaciónbarbarie.
Según la autora
En el caso particular de la Argentina, el interés por la novela histórica
tiene un motivo adicional. El discurso histórico clásico, sancionado
y difundido en las escuelas, se construyó desde principios de siglo
como una simplificación maniquea y mistificadora de la perspectiva
liberal. [...] La disconformidad frente a estas versiones canonizadas
e insatisfactorias de la historia argentina, sumada a la virulencia y
la conflictividad de los hechos políticos de las últimas décadas, ha
generado un gran interés por los “verdaderos hechos”. De ahí que las
novelas que comparten el gesto “revisionista”, la promesa de develar el
secreto nunca dicho, tengan especial interés para los lectores (Pons,
2000:102).
En algunas novelas, la reconstrucción del pasado que se representa
es tan distorsionada que es obvia la ausencia de todo propósito realista.
Estas novelas buscan presentar, mediante diversas estrategias de
construcción textual,
...ciertas instancias sociales o problemáticas como constantes que
atraviesan los siglos y se reiteran en diversos tiempos y situaciones,
el poder y la identidad, la expansión imperialista, el autoritarismo, la
dominación de los cuerpos, la ansiedad (Pons, 2000:104).
Estas novelas procuran reivindicar a los derrotados y humillados, víctimas
de los procesos de conquista, dominación y exterminio que tuvieron lugar
en la construcción de América Latina. El pasado se reconstruye desde
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los silencios o el lado oculto de la historia, proponiendo una versión
antiheroica o antiépica de los hechos, enfocando aspectos, figuras o
acontecimientos marginales, desconocidos, olvidados o ignorados por las
historias oficiales.
Así, como dijimos más arriba, Río de las congojas narra las desdichas
de un mestizo y le da voz propia a este personaje, miembro de una
raza tradicionalmente excluida. Esta maldita lujuria puede leerse como
una idealización del comunismo, como una advertencia acerca de la
enajenación territorial durante el gobierno de Menem y como una burla
sobre la tradición de la vieja oligarquía argentina.
En este sentido, las novelas del corpus nos hablan de la posibilidad de
la literatura como un espacio que permite la respuesta contraideológica a
la realidad, el discurso otro, diferente del oficial y estatuido. Su manera de
decir permite una lectura con margen de libertad y juega con la paradoja
de la ausencia y la presencia simultáneas que abren la posibilidad de
decir aquello que está vedado.
Conclusión
Tal como hemos visto en el transcurso de nuestro trabajo, muchos autores coinciden
en que el resurgimiento del género novela histórica en la Argentina de los ‘80 y de los ‘90
se produce como respuesta ante la pregunta acerca de “cómo narrar los hechos reales”.
La manera de “narrar los hechos reales”, será a través no sólo de la
vuelta a un momento considerado como histórico sino también mediante
las diferentes estrategias narrativas que surgen con la posmodernidad.
Esto, tras el afán de mostrar historias otras que dialoguen con la Historia
oficial y que nos inviten a pensar en la imposibilidad de entender a ese
“gran relato” como un discurso unívoco.
Según lo expuesto, y retomando uno de nuestro epígrafes, la
recuperación del pasado es indispensable a la hora de entender
nuestro presente. Y si nuestro presente, o al menos el de los contextos
de producción de las novelas que nos ocupan, se ha caracterizado por
la enajenación de nuestras riquezas naturales, la continua amenaza
colonialista, los pactos que determinados sectores el poder tejen entre
sí desde el olvido intencional de los sectores más desfavorecidos, parece
ser explicable la tematización de los procesos de conquista y colonización
del territorio argentino y sus múltiples variables. Consideramos que las
novelas que conforman nuestro corpus nos invitan a reflexionar acerca
de la constitución de nuestra nación como un espacio religado con un
pasado colonial, colocando en un nivel de preponderancia las diferentes
relaciones que se fueron forjando entre diferentes culturas y diferentes
razas. Relaciones que constituyen en gran medida nuestro presente
colectivo.
293
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Bibliografía
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Bloque 5
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La queja como práctica mestiza: El papel de
la religión como motivo de queja
Martín Guerrero - Sol Villegas
[email protected] / [email protected]
Resumen
Entre los años 1692 y 1694, un representante de la Corona española,
el oidor Antonio Martines Luxan de Vargas, realiza una visita a toda la
gobernación del Tucumán con el objetivo de desagraviar a la población
indígena de los maltratos y abusos de sus encomenderos. La jurisdicción
de Córdoba, con sus treinta y dos encomiendas, fue una de sus escalas.
Nosotros nos detendremos en una de ellas –la encomienda de don
Leandro Ponce de León– para analizar de qué modo las quejas indígenas
construyen el lugar de la religión (el estado de la Iglesia, la presencia/
ausencia de curas, el grado de adoctrinamiento de los indios, etc.) como
argumento válido, oportuno, eficaz dentro de una estrategia general de
desacreditación del encomendero y a la vez de autovaloración indígena
como “buenos vasallos” del rey ante el oidor Luxan de Vargas.
Este uso particular de la religión (o de la falta de religión) como motivo de
queja, en el marco específico de la visita, nos permitirá comprender en qué
sentido puede hablarse de una “queja mestiza”. Esto es, la queja como un
acto de habla concreto (Olshtain y Weinbach, 1987; Heinemann y Traverso,
2009) que, por un lado, combina o mezcla elementos indígenas y españoles
en un todo no necesariamente armónico (Gruzinski, 2007), y que, por otra
parte, encarna una lógica compleja de adaptación: de adopción de lo otro
(español) y a la vez de resistencia, de integración creativa y estratégica de
lo propio y lo ajeno; una “lógica mestiza” en términos de Boccara y Galindo
(1999). Entre los múltiples motivos de queja que presentan los indios ante
el oidor, la religión es, quizás, el que mejor ilumina esta táctica mestiza de
combinación y de adopción/resistencia ante lo español.
1.
Entre los años 1692 y 1694, el oidor Antonio Martines Luxan de
Vargas, en representación de la corona española, realiza una visita a toda
la gobernación del Tucumán con el objetivo de desagraviar a la población
indígena de los maltratos y abusos de sus encomenderos. La jurisdicción
de Córdoba, con sus treinta y dos encomiendas, fue una de sus escalas.
Nosotros nos detendremos en una de ellas –la encomienda de
don Leandro Ponce de León– para analizar de qué modo las quejas
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
indígenas construyen el lugar de la religión (a saber, el estado de la
capilla, la presencia/ausencia de curas, el grado de adoctrinamiento de
los indios, etc.) como argumento válido, oportuno, eficaz dentro de una
estrategia general de desacreditación del encomendero y, a la vez, de
autovaloración indígena como “buenos vasallos” del rey, frente al oidor
Luxan de Vargas.
Este uso particular de la religión como motivo de queja, en el marco
específico de la visita, nos permitirá comprender en qué sentido puede
hablarse de una “queja mestiza”. Con queja mestiza nos referimos a:
1) un acto de habla concreto (definido por Olshtain y Weinbach, 1987;
complejizado en Heinemann y Traverso, 2009), que 2) combina o mezcla
elementos indígenas y españoles en un todo no necesariamente armónico
(seguimos aquí aGruzinski, 2007), y que 3) encarna una lógica compleja
de adaptación: de adopción de lo otro (español) y a la vez de resistencia;
es decir, de integración creativa y estratégica de lo propio y de lo ajeno.
En términos de Boccara y Galindo (1999), una práctica que funciona
dentro de una “lógica mestiza”.
Puede que (al menos esto nos gustaría sugerir), entre los múltiples
argumentos de queja que presentan los indios ante el oidor, la religión
constituya el motivo que mejor ilumina esta táctica mestiza de
combinación de elementos heterogéneos y de adopción/resistencia ante
lo español.
2.
La población indígena, en la gobernación del Tucumán, estaba
sometida al servicio personal dentro del régimen de encomiendas. Esto
significaba que los indios estaban a disposición del encomendero casi
como sus esclavos personales, más allá del tributo pagado a la corona en
forma de trabajo. Esta situación de abuso motivó que en 1576 y 1579 las
ordenanzas de Gonzalo de Abreu intentaran restringir las atribuciones de
los encomenderos, regular el trabajo indígena, las formas de asentamiento
y el adoctrinamiento de los naturales. No obstante, la situación en las
encomiendas no se modificó.
Posteriores denuncias ante el incumplimiento de estas
ordenanzas dieron lugar a la primera visita de la real audiencia a la
gobernación del Tucumán, llevada a cabo por del oidor don Francisco
de Alfaro en 1611. Fruto de esta visita son las ordenanzas de 1612,
en las que se prohíbe la esclavización, el servicio personal y la
presencia del encomendero en el pueblo indígena, reglamentando a
su vez la tasación del tributo, el trabajo libre y la posibilidad de
escoger al patrón (Bixio et al., 2009:55). Sin embargo, nuevamente
los encomenderos encontraron la forma de evitar aplicar las normas
y mantener el servicio personal.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Fue en este contexto de incumplimiento de la legislación de Alfaro –y
a raíz, una vez más, de numerosas denuncias– que ochenta años después
de esta primera visita se efectúa una segunda visita, esta vez a cargo del
oidor Antonio Martines Luxan de Vargas,
...con el objetivo preciso de desagraviar a la población indígena y poner
definitivamente las cosas en orden, en particular, abolir el servicio
personal, aunque de forma tardía y con una población autóctona ya
diezmada (Bixio et al., 2009:56).
3.
Lo que a nosotros nos interesa destacar es que esta segunda visita
significó el marco propicio para que los nativos pudieran “aprovechar la
inédita oportunidad de contar con un alto oficial real en la jurisdicción
que escuchara sus reclamos” (Bixio et al., 2009:13).
En esta “ocasión” histórica confluyeron (o se articularon) tres factores clave:
1) la presencia de una autoridad externa a las locales, el oidor, que
significaba una garantía para las denuncias indígenas y a la vez
la posibilidad de obtener ciertos beneficios concretos;
2)la búsqueda por parte de los indígenas de pequeñas reformas
“tácticas”, es decir internas al sistema colonial, en oposición a
posibles “estrategias” globales que enfrentaran este sistema. La
guerra armada contra el español estaba ya perdida (recordemos
que la última rebelión calchaquí había sido sofocada). Por lo
tanto, la oportunidad de mejorar la situación indígena consistía
en apelar por la efectiva aplicación de las normas del sistema
colonial (Bixio, 2006); y finalmente
3)la orquestación de una queja colectiva: cada encomienda
aprovechó la ocasión para expresar sus malestares particulares
de forma organizada; esto es, salvando ciertos detalles, las quejas
de los indios al interior de cada encomienda reproducen los
mismos puntos, los mismos agravios, los mismos motivos y las
mismas causas. De este modo, cada encomienda visitada ofrece
una misma queja “en coro”, aunque sea individualmente proferida
ante el oidor.
Estos tres factores (contexto de guerra perdida, presencia de autoridad
externa y organización colectiva de la queja) convierten a la visita en
una oportunidad única para dar curso a las denuncias indígenas de un
modo efectivo, apuntando de lleno contra la figura del encomendero y los
abusos de su administración.
4.
Veamos ahora cuál es el lugar (el orden discursivo) que la visita
asigna a la queja nativa y, dentro de ella, a la cuestión de la religión.
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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La visita, en tanto práctica institucional y reglamentada, y en tanto
género discursivo, responde a un formato determinado, que es el mismo
para cada encomienda. Podríamos describir este formato diciendo, con
palabras de Bixio (2006:6), que la visita
...consiste básicamente en un interrogatorio que el visitador realiza
a la población indígena sobre el monto del tributo, la enseñanza
religiosa, la vida comunal, los malos tratos, etc. A éste le sigue
un interrogatorio al encomendero sobre las denuncias realizadas
por los indios. Luego se corren vistas de este material al protector
de naturales, quien realiza un escrito a favor de los indígenas
solicitando se acepten determinados cargos contra el encomendero.
Sigue el descargo del encomendero y, finalmente, se incluye el fallo
del visitador en el que generalmente se condena pecuniariamente y
se define lo que el feudatario debe pagar a los indios, dejando normas
sobre el hacer posterior.
Dentro de este formato, el lugar de posibles quejas nativas está
delimitado con precisión: se trata de respuestas a un interrogatorio más
o menos fijo que realiza el visitador. Esto al menos es lo previsto, pues, en
la práctica, las quejas desbordan a veces los tópicos del interrogatorio. De
todos modos, la queja tiene su “lugar” dentro del género y la práctica de la
visita, y sólo dentro de ella (aceptando sus reglas, su orden simbólico y su
legitimidad política) puede la queja prosperar, conseguir ser escuchada y
arañar una esperanza de cambio.
La religión, desde este punto de vista, aparece como tema de una de
las tantas preguntas que componen el interrogatorio del oidor. Una y otra
vez encontramos la misma formulación ante el eventual indio interrogado:
“Preguntado si el dicho pueblo tiene capilla donde oygan misa los indios
del y si se les hace doctrina” (Bixio et al., 2009:158). Esta pregunta abre
la posibilidad concreta de una queja que movilice, entre sus motivos,
entre sus argumentos, el papel de la religión. Ya veremos cómo.
Si enfocamos la queja como un acto de habla, la visita sería entonces
su “marco de acción” en términos de Van Dijk (1992), o el “evento de
habla” desde Hymes (2002). Es decir, ese conjunto de convenciones
comunicativas que regula el funcionamiento de una queja. No es igual
una queja proferida en una conversación coloquial entre indios que se
lamentan de su situación, que una queja producida por un indio ante un
oidor dentro del orden simbólico y político de una visita: sus reglas y sus
efectos son diferentes. Ahora bien, ¿cuáles son los elementos que hace
entrar en juego la queja como acto de habla en el marco específico de la
visita, y cómo aparece la “religión” entre estos elementos? Para responder
a esta pregunta, debemos definir la queja en tanto acto de habla.
5.
La primera definición explícita de la queja como acto de habla fue la
propuesta por Olshtain y Weinbach en 1987:
299
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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En el acto de habla de quejarse, el hablante (H) expresa displacer
o enojo como reacción a una acción pasada o en marcha, cuyas
consecuencias afectan a H desfavorablemente. Esta queja está dirigida
al oyente (O), a quien H encuentra responsable por la acción ofensiva
(Olshtain y Weinbach, 1987:195).
Las “precondiciones” de la queja, según los autores, serían las
siguientes:
a) H espera que ocurra un evento favorable (una cita, el pago de una
deuda, el cumplimiento de una promesa, etc.) o que se prevenga la
ocurrencia de un evento desfavorable (una cancelación, un daño,
un insulto, etc.). El acto (A) resulta, por lo tanto, de una violación
de las expectativas de H tanto por haber realizado como por haber
fallado en prevenir el evento ofensivo; b) H percibe el A como teniendo
consecuencias desfavorables para H. A es, por lo tanto, el acto
ofensivo; c) H percibe a O como responsable de A; d) H elije expresar su
frustración o decepción verbalmente (Olshtain y Weinbach, 1987.195196).
Tomando este punto de partida, y basándonos en sugerencias de
Heinemann y Traverso (2009), introduciremos algunas modificaciones a
fin de adaptar la utilidad de este enfoque al caso de las quejas producidas
en la visita de Luxan de Vargas.
Primero, entenderemos la queja como una expresión discursiva de
malestar (enojo, displacer, etc.) ante un estado de cosas negativo (desde
el punto de vista del hablante y apelando a determinados criterios de
evaluación), que se dirige a un oyente que no necesariamente es el
responsable del motivo de queja, y que puede proyectarse (aunque no
necesariamente) en una demanda de reparación.
Segundo, a partir de esta redefinición, descompondremos
algunos factores o componentes conceptuales que consideramos que
están presentes (explícita o implícitamente) en la formulación y el
funcionamiento de una queja. Estos componentes pueden ser los
siguientes:
1) quien se queja, o hablante;
2) quien recibe la queja, u oyente;
3) la expresión verbal de malestar;
4) la figura del “culpable” (quien genera el estado de cosas negativo);
5) la figura del “responsable” (quien puede encargarse de restablecer
el estado de cosas deseado);
6) los motivos (la representación del estado de cosas negativo);
7) los criterios a los que se apela para evaluar dicho estado de
cosas (estos criterios pueden ser normas, leyes, costumbres,
preferencias, expectativas personales, etc.);
8) la trasgresión, la violación de los criterios en juego (acción que
remite a la figura del “culpable”);
9) el pedido de reparación (dirigido al “responsable”, en caso de
haber uno);
300
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
10) finalmente, el marco de acción que engloba y sitúa la expresión
verbal de malestar (conversación coloquial, entrevista laboral,
visita real, etc.).
La cuestión de la “religión” se ubicaría entonces entre los “motivos”
de la queja, en la representación del estado de cosas negativo, una
de las tantas razones esgrimidas para sostener el “malestar” (enojo,
indignación, pesar) que moviliza la queja de los indios (entre los demás
motivos, encontramos principalmente: el trabajo excesivo –como
“esclavos”, remarcan los indios–, los maltratos del “cruel” encomendero y
la imposibilidad de atender los propios asuntos).
Ahora podemos preguntarnos: ¿cómo aparece, cómo funciona y qué
papel desempeña la religión como motivo de queja dentro de la visita?
6.
Interrogado el indio Feliphe de Medina sobre este punto (estado de la
capilla, doctrina recibida, etc.), responde (y anota el escribano):
Dijo que el dicho pueblo tenía capilla que es la que ha mostrado a su
merced que esta enfrente de la ramada en que assiste que se halla
al presente caida de tres meses a esta parte y que la causa de su
ruina fue el aber sembrado el encomendero hasta serca de la capilla
y que por la umedad que reciuio con el riego que se dio al dicho trigo
que agora esta en espiga se cayo de calidad que no se puede decir
missa que los dias pasados la dijo un hermano del dicho encomendero
poniendo reparo en un lado de la capilla caida [...]que tocante a la
doctrina están faltos della porque no oien misa los dias de fiesta assi
por estar la capilla caida como por falta de quien la diga porque al año
biene su cura dos veces y biuen con este desconsuelo. (Bixio et al.,
2009:163).
Una y otra vez las respuestas de los indios señalan los mismos
elementos: capilla caída, falta de misa y de doctrina, cura que sólo aparece
dos veces al año. Invariablemente, el encomendero es responsable de esta
situación. Y los indios, finalmente, se presentan a sí mismos como “muy
faltos” de religión, viviendo por ello en el “desconsuelo”.
Esta queja-acusación cobra sentido sólo en el marco de la visita,
porque es ella la que crea las condiciones para su funcionamiento: la
figura del “responsable” (el oidor) es garantía de que la expresión de
malestar será escuchada y atendida; el “culpable” está claramente
identificado (el encomendero no sólo los explota y los maltrata, también
los priva de recibir la doctrina oficial); y los criterios a los cuales se apela
(implícitamente) son las normas reales que representa el propio oidor.
7.
¿Importa aquí preguntarse por la “verdad” del malestar de los indios
por no ser adoctrinados? ¿O más bien hay que observar lo “oportuno” que
resulta manifestar dicho pesar en este contexto específico? La “felicidad”
de un acto de habla no se mide por su nivel de sinceridad, sino por su
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adecuación global a la situación comunicativa. Y en este sentido, la queja
sobre la religión desempeña un doble papel: por un lado, atacar la figura
del encomendero desde un nuevo ángulo (el descuido de la religión), y
por otro, presentar a los indios como “buenos vasallos” que sólo quieren
acatar las ordenanzas reales, entre ellas, la de ser adoctrinados.
Un movimiento táctico en un momento oportuno: la visita permite
recoger estas quejas y transformarlas en “cargos” contra el encomendero
(frente a los cuales este último debe defenderse, responder, justificarse),
y posteriormente, formar parte de los “fallos” del oidor: reconstituir la
capilla, asegurar el adoctrinamiento, etc. Por supuesto, también entran
en estos cargos y fallos la eliminación de los maltratos y del servicio
personal. La queja, en este nivel, ha sido exitosa: ha logrado adecuarse
al contexto (moverse acorde con las reglas en juego), ser bien recibida y
transformase en demandas de cambio del estado negativo que la motivaba.
Si hablamos de “queja mestiza” al principio, es porque el éxito de
la queja, la adecuación a este contexto específico, sólo puede darse si el
acto de habla 1) combina elementos nativos y españoles (quien se queja
es el indio; el responsable y el culpable, españoles; el malestar es indio;
el criterio que legitima la demanda de cambio, normas españolas; quien
se beneficia con el cambio es el indio, pero quien decide el alcance y los
límites de tales modificaciones es el español); y 2) se inscribe en una
lógica de adopción/resistencia: la defensa de lo propio debe incorporar
necesariamente elementos de lo ajeno, pues lo ajeno (español) ya no
puede rechazarse en bloque, resistirse en bloque. Tácticas de reforma, no
estrategias de rechazo. Una queja mestiza, en este sentido, es aquella que
logra ser recibida como legítima y gestionada dentro del marco simbólicopolítico de la corona. Ya no se trata de sacudir este marco (las condiciones
materiales no lo permiten), sino de adaptarse, de sobrevivir tácticamente
dentro de él. Lamentarse por no ser debidamente adoctrinados, entonces,
lejos de ser un acto paradójico o contrario a los intereses de los indios en
las encomiendas de Córdoba, resulta ser una movida calculada y eficaz
dentro de una lógica mestiza de supervivencia.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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303
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Política y semiosis de género: un abordaje de
los discursos y las prácticas de la ciudadanía
femenina (Córdoba, décadas del treinta y del
cuarenta)
Marina Inés Spinetta
[email protected]
Resumen
La introducción de la categoría género en la teoría política contribuye a dotar
de visibilidad a las mujeres, a sus intereses y a sus prácticas políticas. El
abordaje desde la semiosis de género, entendida en términos amplios, como
la producción social del sentido relativo a las jerarquías sexuales entre lo
masculino y lo femenino, posibilita acceder a los discursos referentes a la
participación política femenina, en las dimensiones de “lo enunciable” y de
“lo visible”. El orden discursivo como una configuración espacio-temporal de
sentido –un sentido constitutivamente precario e indeterminado– configura
los límites y contenidos de la participación femenina en el espacio público,
a partir de la asignación de espacios sociales generizados, y en articulación
con otras clasificaciones vinculadas a la clase y la raza.
La idea de ciudadanía, entre los treinta y los cuarenta, modifica su contenido
de manera sutil, aunque sigue ligada al concepto de igualdad: la sanción
de la ley de voto femenino legitima la participación política de las mujeres
y su acceso al espacio público, particularmente, en calidad de electora, en
un plano de nivelación formal con los varones. En esta ponencia, se intenta
destacar la reformulación argumentativa de los discursos –esgrimidos por
los sectores sociales dominantes y las dirigencias políticas– en cuanto a
las nuevas responsabilidades cívicas de las mujeres que, sin abandonar
el esencialismo relativo a una naturaleza femenina, tensionan los roles
tradicionales asociados al ámbito doméstico y las nuevas tareas como
ciudadanas; la nueva apreciación de los atributos “femeninos” presenta a
las mujeres como capaces de regenerar la política. Esta misión redentora
–vinculada a los valores de la maternidad, la sensibilidad, la renuncia–
neutraliza en parte el impacto que en el orden social supone el ingreso
masivo de las mujeres en la arena político-partidaria.
Introducción
Las líneas que siguen parten de las primeras inquietudes que se
suscitaron al intentar abordar la participación partidaria femenina,
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
a partir de la sanción de los derechos políticos de las mujeres, en
1947. Desde lo normativo, el cambio en las reglas de juego del sistema
político –que incluía la ampliación de la comunidad política– alentó
el acercamiento de las mujeres a las estructuras partidarias ya que,
significativamente, conformaban más de la mitad del nuevo padrón
electoral. Empero, las consideraciones a la participación femenina
excedían el mero cálculo electoralista: se vislumbró la mutación
del mismo contenido de “lo político”. Las argumentaciones que
promovían la sanción del voto femenino –menos entusiastas a la
hora de animar una participación activa de las mujeres en las filas
partidarias y en la “cosa pública”– apelaron a la idea de purificación
que el nuevo elemento femenino podría traer a una política viciada
y corrupta.
A continuación, intentaremos profundizar en algunos de los
aspectos ligados a esta reconfiguración de la ciudadanía, a partir
de una lectura que prioriza el abordaje de las representaciones de
género 1, tal como se manifiestan en los discursos de los diferentes
actores sociales de la escena política cordobesa; tuvimos que
retroceder más de una década para intentar completar el panorama
epocal de una cultura política frecuentemente calificada como
fronteriza entre lo tradicional y lo moderno. Utilizamos la noción
de semiosis social de género (Chanetón, 2009:13) para dar cuenta
de esa contingente configuración de sentido del orden sexual 2.
El orden discursivo como una configuración espacio temporal de
sentido –un sentido constitutivamente precario e indeterminado–
configura los límites y contenidos de la participación femenina en
el espacio público, a partir de la asignación de espacios sociales
generizados. Las tensiones entre lo público y lo privado, y lo
masculino y lo femenino se manifiestan con efervescencia en esos
años de entreguerras, por lo cual la ley 13.010 de sufragio femenino
parece presentarse como una sutura efímera en esa lucha por el
sentido del mundo social.
1
2
No profundizaremos en el concepto de género, dada su polisemia y complejidad. En esta instancia
partimos de las nociones de Scott (1996:271), quien señala a las relaciones de género como la
forma primaria de relaciones significantes de poder; para la autora, la construcción de la diferencia
de género se asienta sobre la articulación entre: a) símbolos culturalmente disponibles que evocan
representaciones múltiples y contradictorias; b) conceptos normativos que limitan las interpretaciones
de significado, para “contener sus posibilidades metafóricas”, tales como las doctrinas que afirman
categóricamente qué es un varón y qué es una mujer; c) diversas organizaciones sociales, como la
familia, o las instituciones políticas, religiosas y de la sociedad civil; d) por último, las identidades
genéricas asumidas por los sujetos.
Las categorías de lo visible y lo enunciable fueron elaboradas en el marco de la teoría del discurso social
de Eliseo Verón. Chanetón (2009:13), tomando aportes del autor mencionado, examina la semiosis social
del género, aludiendo a lo enunciable de los géneros –el hablar, el nivel narrativo y argumentativo en la
producción de las subjetividades, las posiciones enunciativas marcadas por las diferencias de género– y
lo visible de los géneros –los cuerpos significantes en el discurso icónico, las formas de su percepción en
la práctica social de acuerdo con la política de género, clase y sexualidad–.
305
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Este primer examen se organiza a partir de las siguientes
consideraciones, estrechamente vinculadas unas con otras: la idea de
regeneración de la política que implica la participación femenina; la noción
de “peligro moral” que el activismo de “comité” puede acarrear para las
mujeres; por último, el principio de conservación del orden social/sexual
que subyace a toda la argumentación. Como veremos en los párrafos
que siguen, contradicciones, ambigüedades, falsas certezas pueblan una
matriz conceptual que intenta clausurar en un orden de la naturaleza la
artificialidad del universo social3.
El imperativo de regeneración: por una nueva política
“Las mujeres debemos organizarnos por encima de los núcleos.
Nuestra misión en el partido no debe traducir la violencia y el
propósito de preponderancia que ha venido dominando a los
dirigentes- no a la masa- sino de establecer la armonía, la paz,
la tolerancia”
La Voz del Interior, 14/10/1947. Palabras de Carlota Ropp de
Hirsch, militante radical
El reclamo por una regeneración de la política4 se manifiesta desde
los treinta, en un contexto político y social enrarecido por el avance de
las derechas, las incertidumbres de las izquierdas y, en general, por un
clima de crisis de todas las certezas institucionales y doctrinarias de la
Modernidad. Para muchos sectores de la intelectualidad –nacionalistas,
en particular– la clave de la nueva política residía en la juventud –
masculina, bizarra, gallarda–, como el pilar de un nuevo orden5. Esta
imagen trasmuta parcialmente en la década siguiente, en la cual empiezan
a aparecer en los argumentos la apelación a una naturaleza femenina
convocada a purificar la política.
3 La dominación masculina –que implica la subordinación de lo femenino– opera a través de la deshistorización del carácter social de las diferencias sexuales, naturalizando una división de géneros
binaria que normaliza la heterosexualidad (Bourdieu, 2010). El androcentrismo se encuentra articulado
con otros sistemas de jerarquización, como la clase y la raza; sin embargo, como división primaria
y totalizante del orden simbólico, las representaciones de género subyacen a todos los patrones de
organización e interpretación de la realidad.
4 Palermo (2007:7) señala, en relación con los proyectos de voto femenino de los años ‘20 y ‘30,
elaborados por los radicales y los socialistas, que en éstos se suponía que la incorporación política de
las mujeres ejercería un efecto moderador sobre las diferencias de clase. La apelación a los valores
esencialmente positivos de la mujer son reintroducidos en los debates del cuarenta, con las expectativas
puestas en una purificación que las mujeres podrían hacer de la política.
5 El varón tiene una misión de control y vigilancia sobre el pudor femenino, interpretado como
basamento del orden social/sexual: “Sed varones fuertes, empeñad el cetro del hogar, y decid a vuestras
esposas, a vuestras hijas y a vuestras novias que su desenfado y su licencia en el vestir, su exhibición
vergonzosa en las playas y en los balnearios nos hace caer el alma de vergüenza y de dolor, al paso que
marchita la inocencia de la niñez y pone una nota de profunda desmoralización en el seno de nuestra
cristiana sociedad [...] Qué hace el hombre, que hace el esposo, que hace el hermano ante esos hechos
que revelan una subversión del natural sentimiento de la mujer bien equilibrada?” (Los Principios,
18/10/1933).
306
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Si bien en los treinta –en particular en los discursos extremistas de
la derecha prevalecientes en sus comienzos6– el temor a una feminización
de lo social se expresa explícitamente, en los debates relativos al voto
femenino, desde el año ‘46, parecen estar destinados a conjurar ese
peligro, antes que a celebrar una “naturaleza” de la mujer que parece
descarrilada. ¿Es el temor a la revolución sexual, como subversión del
orden, lo que moviliza a una rápida aceptación de la sanción de los derechos
políticos femeninos? Desarrollaremos esta cuestión en la tercera parte,
aquí reflexionaremos sobre esta recuperación de una esencia femenina
que se presenta como necesaria para salvar a la nación.
Este sutil deslizamiento respecto de una naturaleza femenina, que
se presenta simultáneamente como amenaza y como promesa, se inscribe
en los saberes de género que circulan en la cultura política cordobesa.
Seguimos a Chanetón (2009:78), cuando sostenemos que el género se
constituye como un saber sobre la diferencia sexual, con un carácter
social y políticamente constitutivo, y como uno de los componentes
estructurantes y necesarios de la organización de la igualdad y de la
desigualdad. Esta autora señala que la producción social del “género” –lo
masculino y lo femenino en la matriz bipolar y heterosexual hegemónica–
es inseparable del lenguaje. Éste guarda un papel central –como orden
simbólico por excelencia– en la producción de las subjetividades, dado que
sostiene la tendencia dominante a promover lazos relativamente estables
y regulares (“normales”, “naturales”) entre determinados dominios e
identidades generizados. Uno de los elementos fundamentales consiste,
como veremos posteriormente, en la producción de espacios socialmente
asignados según el género.
Sobre los elementos previamente mencionados, los actores
sociales preponderantes del escenario político cordobés tienen algo
que manifestar. En efecto, se erigen como las voces autorizadas en la
prescripción de lo “normal” y lo “natural” que debe regir en las conductas
y los sentires de las mujeres, “sus” mujeres. En la construcción social
–simbólica, cultural– de los géneros, la definición de los roles masculino
6
La misoginia, lejos de ser monopolio de una narrativa conservadora y tradicionalista, no estaba ausente
en los discursos de los referentes de la izquierda; en los siguientes términos el diputado socialista José
Guevara se refiere a los legionarios como: “unos degenerados, cuya degeneración les venía de familia;
los señores de la aristocracia, eran unos viciosos cuyas madres para que no se les deformaran los senos
no querían ni amamantar los hijos, pero en cambio se presentaban a las fiestas del gran mundo semidesnudas, mostrando sus carnes y exhibiendo sus alhajas como en un escaparate” (Los Principios,
29/09/1933). Fue su último discurso antes de ser asesinado por miembros de la Legión Cívica. En
esta descripción de las “madres de los pitucos de la alta sociedad”, se expresa gráficamente esa
articulación entre condena moral, prejuicio de género y lectura de clase que, a pesar de los diferentes
posicionamientos de los enunciatarios, termina por colocar a las mujeres y sus “debilidades” como
responsables de la debacle social. Coincidimos en esto con Echeverría (2005:131) cuando señala que
las damas de sociedad, según esta perspectiva, estaban acechadas por la superficialidad, acompañando
con su conducta el derrumbe social. El avance de las mujeres en el espacio público, claramente desde
la mirada de la derecha pero también –de manera velada– de la izquierda, implicaba un pronóstico
nefasto de destrucción de la jerarquía de los géneros, desintegración social y transformación política.
307
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
y femenino es elaborada a través de un juego de espejos y contrastes, de
jerarquías y polos opuestos. La masculinidad, como la feminidad, tiene
de natural sólo lo que el diseño significativo le otorga. La arenga exaltada
de los agoreros del desastre, calman sus dilemas genéricos –vinculados
a esa sensación incomoda acerca de una masculinidad en crisis y una
femineidad en movimiento a las que refiere Echeverría (2005:126)–,
apoyándose en un edificio discursivo que coloca a los varones en la
posición de mando.
La apelación a una esencia masculina –apoyada en el valor
y la fortaleza– contrasta con la imagen de las mujeres como seres
incompletos, inferiores biológica y ontológicamente. Si el avance de
la mujer es leído en términos de una subversión del orden divino/
natural, la problemática de la ciudadanía y de los derechos políticos
adquiere el cariz de una blasfemia. En el discurso hegemónico de los
comienzos del treinta –muy diferente a la “resignación” ante el sufragio
femenino7 que se instala en todos los partidos políticos en la mitad de
los cuarenta–, la ciudadanía de las mujeres se asoma en el horizonte
de las incertidumbres.
La “naturaleza femenina”, definida a través de determinadas
capacidades e incapacidades –provisorias y contingentes como nos revela
el repaso histórico–, se constituye dentro de los marcos de una inhabilidad
civil congénita avalada por el derecho, que sólo evidencia su eterna
condición como menor de edad. Los proyectos de voto femenino, por ello,
ofrecen la oportunidad a sus detractores de mofarse abiertamente de las
propuestas; así lo hace, efectivamente, un colaborador de Los Principios
en 1933:
...lo fundamental, lo apremiante para la salvación del país, el remedio
y la panacea que curará todos estos males, es el gran proyecto que Vd.
prestigia, el de más alto vuelo en las actuales circunstancias otorgar
el voto a la lavandera, a la modista, a la obrera y, en general, al sexo
débil (Los Principios, 11/09/1933).
Los prejuicios de clase y de género se expresan sin disimulo en las
líneas del autor. En todo caso, lo que exclamaciones como ésta manifiestan
es la inquietud ante la perspectiva de trasformación social que el ingreso,
paulatino pero aparentemente indetenible, de las mujeres en el espacio
público, provocaba en el sentido común y que amenazaba con poner de
cabeza la realidad social.
7
El peronismo, que lideró en la segunda mitad de los cuarenta la movilización política de las mujeres
mediada por la figura de Evita, reprodujo un discurso tradicional que apelaba a los cánones hegemónicos;
empero, la actuación política de Eva Perón incentivó una práctica política de ruptura (Valobra, 2010:17).
Asimismo, en el peronismo coexistieron diferentes miradas sobre las mujeres; Barry (2009:156) señala
la existencia de un discurso artificioso que “se construyó intentando suavizar el impacto que provocaría
en las mujeres y quizás en los hombres también, su ingreso en la vida política”, y que sugirió que “las
mujeres no están en un partido sino en un movimiento; no se las afiliaba sino que se las censaba; y que
no hacían política sino acción social”.
308
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Los riesgos morales de la política
“¿Dónde debe formarse la conciencia política de la mujer? La
conciencia política de la mujer no se formará en los Comités.
Todo lo contrario; mientras más alejada de esos centros de
politiquería a veces baja y pasional, tanto mejor para formarse
una conciencia política recta, ordenada siempre al bien común”
(Los Principios, 9/08/1947)
El ejercicio de los derechos políticos otorga a las mujeres un nuevo
lugar en el espacio social, pero como recordará con insistencia el periódico
católico Los Principios “la mujer tiene una misión específica en la vida,
su centro de influencia más provechosa, su ambiente más natural es
el hogar” (Los Principios, 10/09/1947). Vale la pena recordar aquí que
dentro del catolicismo la militancia laica femenina fue vigorosamente
alentada, en particular, luego de 1917, ya que se veía a la mujer como
un “dique” frente al comunismo, adquiriendo importante empuje en los
treinta8.
A esta influencia positiva que se esperaba aportara el elemento
femenino, empero, se le opone el temor al efecto corruptor que podría
tener la política en las mujeres. En el orden simbólico, se intenta
paulatinamente controlar –disciplinar, domesticar–paulatinamente el
avance de las mujeres en el escenario público; en otras palabras, brindarle
el “lugar correcto” en la matriz colectiva de sentido. La conciencia política
de la mujer no debía formarse en los comités; por el contrario, “mientras
más alejada de esos centros de politiquería a veces baja y pasional, tanto
mejor para formarse una conciencia política recta, ordenada al bien
común” (Los Principios, 9/09/1947). Al radicalismo, en particular, le
preocupaba el cariz de la militancia peronista; por lo cual sus mujeres se
abocarán a la realización de
...una acción de esclarecimiento de la conciencia política de las
mujeres argentinas, como medio de evitar que ellas caigan en las redes
de un falso apostolado de justicia social que aniquila la personalidad
humana y suplanta la libertad por la dádiva mercenaria (La Voz del
Interior, 5/10/1947).
Esta precaución referente a la inclinación del voto femenino también
se manifiesta en La Voz del Interior cuando señala que “lo único que
corresponde es que, tanto la mujer como el hombre, se capaciten para
la acción política, para no ser instrumento del designio caudillista o
inorgánico” (La Voz del Interior, 16/09/1947).
8
De hecho, uno de los antecedentes de una mayor presencia pública de las cordobesas se configura a
partir de su incorporación en las filas de la Acción Católica, desde 1931, tal como lo analiza Blanco
(2008:66-94). Por otra parte, Roggio (2006), apelando a la perspectiva de género, ha examinado
las construcciones discursivas del poder político cordobés, en torno al rol de las mujeres y de las
trabajadoras, en la primera mitad del siglo XX; interesa destacar esta problemática, ya que el primer y
subrepticio acercamiento de las mujeres al espacio público es través del trabajo. Asimismo, porque el
trabajo se constituye como el elemento legitimante del reclamo y la “adquisición” de ciudadanía.
309
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Como se puede apreciar, las inquietudes cercanas referidas al
carácter estratégico del voto femenino –en los cálculos partidistas–
opacan parcialmente las expectativas más alarmantes relativas a la
trasgresión de las fronteras entre los género. A esto apuntan, por
ejemplo, las apreciaciones sobre el voto femenino y la capacidad política
de las mujeres; persisten en los imaginarios que, por un lado, evalúan
como positiva la presencia femenina en el terreno político –ya que se
asientan en una naturaleza femenina bondadosa y moderada– y, por
el otro, recelan de los efectos en esa supuesta naturaleza del carácter
vicioso y corruptor de la militancia partidaria, que aleja a las mujeres
del hogar. Esta ambivalencia se ve reflejada en el artículo editorial de la
prensa católica de la capital mediterránea, que aparece al día siguiente
de la sanción del voto femenino, en el cual se contraponen una positiva
perspectiva respecto de la participación femenina y una advertencia
que indica que ese nuevo aporte carece de antecedentes políticos, de
experiencia electoral (Los Principios, 11/09/1947). La nueva ley ofrece
sus peligros.
Para concluir este apartado, se puede decir que la nueva condición
de ciudadanía avalada por la sanción de los derechos políticos introduce
algunos elementos contradictorios en los discursos asociados a la
construcción simbólica de la diferencia sexual: la articulación de las viejas
demandas ligadas al espacio privado con las innovaciones de la escena
político-partidaria tensiona las representaciones sobre las mujeres y su
papel en la sociedad. En todo caso, lo que la lectura de los documentos
deja vislumbrar es que el ingreso masivo de las mujeres, ya legitimado
por la ley 13.010, aporta nuevas cuotas de complejidad y obliga, no sólo
a la reformulación de las plataformas electorales o a la reorganización
institucional de los partidos, si no, sobre todo, a la reelaboración de los
patrones simbólicos para incluir las nuevas responsabilidades cívicas de
la mujer, sin quebrar los pilares de la sociedad: la familia, el hogar y la
nación.
El orden social/sexual amenazado
“Si la mujer se deja arrastrar por la vorágine de la política
peligra el hogar. Y la familia es el núcleo fundamental de
la sociedad; su célula madre. La política es ya actividad
peligrosa para el hombre; que diremos si llegara a
absorber también con sus seducciones a nuestras
esposas, a nuestras madres”
(Los Principios, 11/09/1947)
Si bien la extensión de los derechos políticos y civiles a las mujeres
como individuos las incorporó en la vida pública en formas que no
alteraron la estructura ni el ethos de la política, como afirma Jones
310
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
(1992:283), la sanción de la ley 13.010 puso en juego algunos de los temas
mencionados, obligando a replantear la relación entre público-privado
y masculino-femenino. La elaboración discursiva de los fenómenos
sociales y sus cambios –en este caso, la adquisición de la ciudadanía
por parte de las mujeres– intentó incorporar los elementos disruptivos
en el marco de coherencia del orden simbólico; como se expondrá en
los siguientes párrafos, la constante redefinición de los límites de la
colectividad política moviliza y cuestiona los presupuestos y expectativas
dominantes; sin embargo, la pugna entre conservadorismo e innovación
no deja de imprimir su huella en los sistemas de sentido: la ciudadanía
femenina es, desde esta perspectiva, un desafío considerable que, a través
de prácticas y discursos contradictorios, expone las fisuras del orden de
las representaciones de género, esto es, del íntegro ordenamiento social.
En el orden de sentido, la distinción entre naturaleza y cultura
funciona como un mecanismo de regulación y clasificación social, ya
que establece y normaliza los roles en función a diferencias de género,
raza y clase, nunca del todo explicitadas. Tomando a Brown (2004:117),
podemos sostenes que las mujeres, relegadas al ámbito de “lo natural”, se
convierten en aquello que, por serlo, debe ser controlado, domesticado y
promocionado por la cultura. También en este sentido, afirma Chanetón
(2009:88) que en la reproducción social del género, el mecanismo discursivo
presupone la existencia de un orden biológico previo a la cultura, como
fundamento imaginario en la producción de las identidades de género
asignadas.
El orden social se organiza a través de “instituciones fundamentales”
y “naturales”, como la familia, el matrimonio y la filiación legítima.
Los roles y espacios sociales de sus miembros –padre, madre, hijos– y
los vínculos entre ellos, se delimitan jerárquicamente, en relación con
diferentes posicionamientos de autoridad y subordinación. El elemento
fundente de la unidad familiar se establece a través del matrimonio
legítimo, monogámico e indisoluble9:
...la forma natural de la unión sexual, física y moralmente perfecta,
dentro de la cual la propagación de la especie se efectúa normal y
sistemáticamente, es el matrimonio monogámico, institución fundada
y reglamentada por el derecho natural10.
La inscripción del edificio social en un orden de la naturaleza –
transhistórico y trascendente– funciona como un mecanismo ideológico
en la construcción de una hegemonía discursiva que oculta sus propios
9
En cuanto a los proyectos de divorcio legal –“origen de la descristianización y ruina de las familias”–,
la posición de Episcopado se expresa de manera contundente –aunque de manera cuasi hilarante por su
lógica– cuando sostiene que: “Apenas se levanta ante las pasiones humanas la posibilidad del divorcio
legal, nace automáticamente la desconfianza mutua, y desaparece de los hogares el afecto sincero,
seguro y tranquilo que es su encanto peculiar” (Los Principios, 3/10/1931).
10 Bas, José Ignacio (1942). “Origen y evolución de la familia y del matrimonio”. Revista de la Universidad
Nacional de Córdoba, XXIX (1-2, 3-4): 176, junio.
311
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
orígenes. El carácter performativo de los discursos sociales –relativos al
género y a cualquier clasificación sostenida en relaciones asimétricas de
poder– crea realidad, la dota de contundencia y de evidencia. Lo político
no refleja al mundo social sino que lo constituye; la política se disputa en
el terreno de la construcción de identidades, el lugar donde los discursos
se disputan definiciones de lo real, representaciones del mundo, fronteras
e identidades colectivas. Las relaciones de género, por ello, implican
siempre una política sexual, esto es, una constante rearticulación de las
fuerzas en pugna en la batalla por los sentidos.
Por lo anterior, intuimos que la sanción de los derechos políticos
y la consiguiente legitimación de un acceso regulado de las mujeres a
la escena público-partidaria se configuran como una política sexual
preventiva, anclada en los temores sobre la incidencia de la subversión
de los patrones de género en el entero orden social. Significativamente,
en las fuentes analizadas, la consideración del voto femenino no es
interpretada en términos de ciudadanización; ciudadanía o ciudadanas
no son conceptos utilizados en las arengas de detractores y sostenedores,
quienes parecen alentar una precaria ampliación de la comunidad política
con la incorporación de una masa de votantes. Del mismo modo, la noción
de igualdad que subyace en la idea de sufragio universal no da cuenta de
la insistencia en la diferencia sexual jerarquizada que, entre otras cosas,
sostiene esa visión dulcificada de las mujeres como elemento moderador
de la conflictividad del sistema político, esencialmente masculino.
Reflexiones finales
La perspectiva de género aplicada a los fenómenos políticos posibilita
en gran parte el rescate de las “presencias” femeninas en el ámbito público,
porque desnuda las aporías de las construcciones culturales binarias que
dividen el mundo social en masculino/público u femenino/privado, a
través de la denuncia de los parámetros de “universalidad” presentes en las
elaboraciones clásicas y contemporáneas sobre la ciudadanía, elaborados
por la teoría política y por la historia política. El orden político como
relaciones de poder también se sostiene en las representaciones de género,
que no son otra cosa que una configuración contingente –un equilibrio
temporal– del sentido que guía la interpretación del mundo social.
La imagen dual de la mujer –simultáneamente amenaza y esperanza
de redención– se tensiona entre las madre/esposa y ese otro modelo de
mujer desviado, de las que se animan a cruzar las fronteras simbólicas.
En el pasaje de los treinta a los cuarenta, se refuerza la idea de la mujer
como regeneradora de la vida política, a través del sufragio. Si bien la
efervescencia del discurso nacionalista de derecha va a tender a diluirse
con los años, la perpetuidad de una matriz patriarcal se manifestará en
la rearticulación de las nociones políticas y de la progresiva “inclusión
312
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
subordina” de las mujeres en la arena político-partidaria, apelando, eso
sí, a una naturaleza femenina resignificada.
Para finalizar, se puede afirmar que la sanción del voto femenino
no cuestiona la división sexual, por el contrario, refuerza el bipolarismo
genérico, celebrando los valores de la “naturaleza” de la mujer argentina.
En las estructuras partidarias, la división se va a reflejar, por ejemplo, en
la creación de “ramas” femeninas que funcionan de manera separada, y
en el lugar secundario que las mujeres mantienen entre la dirigencia. La
legitimación discursiva que sustenta un nuevo lugar de la mujer como
ciudadana, pero que apela a valores asociados a mandatos culturales
tradicionales, es sostenida no sólo en los argumentos de la prensa, de la
Iglesia o de los líderes partidarios, sino que de manera enfática también
atraviesa las apreciaciones que las mismas mujeres realizan en el momento
de interpretar y justificar su acercamiento a la arena pública. En todo
caso, podemos leer la ampliación de la comunidad política a partir de la
sanción del voto femenino como una conjura de la inminente revolución
sexual que amenaza con corroer las bases del orden social; se tensiona de
este modo un carácter ambiguo entre la ruptura y la conservación que el
acercamiento regulado de las mujeres en la política para contener.
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314
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Gobiernos progresistas y su relación con los
Movimientos Sociales. El caso brasilero: Lula
y Rousseff frente al MST
Maricel Calderón - Adriano Cavallin
[email protected] / [email protected]
Resumen
El gran desarrollo que vivió Brasil en los últimos veinte años y que lo
coloca como una de las diez potencias económicas del mundo, tiene su
origen en una cuidadosa política de Estado, proyectada a largo plazo desde
los primeros momentos del gobierno de Getulio Vargas y continuada, con
altibajos, por sus sucesores. Con la llegada al poder de Luiz Inácio Lula
da Silva, sostenido por los sectores populares, y principalmente por el
Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST), comenzaron a
verse materializados los frutos de este proyecto de país. Caracterizados
como gobiernos progresistas, las administraciones de Lula y Rousseff
avanzaron sostenidamente en las cuestiones sociales, descuidadas durante
los anteriores gobiernos de corte neoliberal. Pero la fuerte preeminencia
que ambos mandatarios otorgaron a la industria y a los grandes grupos
económicos, los puso en confrontación con las agrupaciones que les
sirvieron de base para alcanzar el poder. Este libro explica alguna de
las variables que, a entender de los autores, aparecen significativas en
el despegue económico de Brasil y que, sin embargo, son el motor de su
conflictividad interna.
Introducción
Terminada la época de las dictaduras militares en toda América
Latina, se inició en sus países la apertura económica propiciada
desde el neoliberalismo, impuesto por el Consenso de Washington.
La aplicación de estas medidas sumió a Latinoamérica en un
endeudamiento cada vez mayor que condujo hacia la ruina a los
países del sur del continente.
Entre las consecuencias que se desprendieron, el descontento de
las clases medias, más el de las clases populares, signó la llegada de
gobiernos progresistas a gran parte del continente, impulsados por los
movimientos sociales que reclamaban un cambio ante la necesidad de
terminar con el injusto reparto de las riquezas y la explotación de los
recursos por parte de extranjeros.
315
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En el caso brasilero, el arribo al poder del líder del Partido dos
Trabalhadores, Luiz Inácio Lula da Silva, fue uno de los primeros que
acontecieron en toda latinoamérica, con el apoyo del Movimento dos
Trabalhadores Rurais Sem Terra, continuado luego por su sucesora
Dilma Rousseff.
A continuación, presentamos un fragmento del libro publicado por
la Editorial Académica Española, en abril de 2012.
El progresismo brasilero y el MST
La pregunta principal es si pueden caracterizarse los gobiernos de
Luiz Inácio Lula da Silva y de Dilma Rousseff como gobiernos progresistas.
Para obtener una respuesta, hay que considerar algunos puntos.
El gobierno del ex líder del PT llevó adelante numerosos programas
sociales, como “Hambre cero”, “Beca Familia”, la creación del FUNDEB
(Fondo de Manutención y Desenvolvimiento de Educación Básica) dirigido
a cuarenta y siete millones de estudiantes brasileños con inversiones
anuales de hasta siete millones, trescientos mil reales y el PROUNI
(Programa Universidad Para Todos), que se destaca como el mayor
programa de becas de estudio de la historia de la educación brasileña
y latinoamericana, posibilitando el acceso de millares de jóvenes a la
educación y estimulando el proceso de incluirse en la sociedad.
Durante su mandato, se redujo la mortalidad infantil, la tasa de
desempleo alternó en subas y bajas para acabar en baja, se puso en
marcha el “Plan para la Erradicación del Trabajo Esclavo”, subió un 20%
el salario mínimo y se redujo en un 16% el gasto público. Respecto de las
ocupaciones de los Sin Tierra, se entregaron algunas parcelas de tierras y
se ubicaron a miles de familias en terrenos improductivos. Analizado así,
la respuesta a la pregunta inicial es afirmativa.
La “administración Lula”, sin embargo, mantuvo fuertes relaciones
con Estados Unidos. La presencia de empresas multinacionales en Brasil
se multiplicó durante su gobierno, por lo que se ha llegado a sostener
que Lula cambió las privatizaciones por esta forma de establecimiento
empresarial. Es importante destacar que el gobierno brasilero consiguió,
como ningún otro, inversiones en infraestructura, en una época donde
las inversiones son “de cartera”. Así, Brasil mantuvo una productividad
altísima, sus exportaciones fueron en aumento y se consolidó como el
país más importante de la región. Viéndolo así, la respuesta también es
afirmativa. Pero hemos de hallar aquí varias interpretaciones.
El Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra no cree que la
respuesta sea positiva. Al contrario. Dados los orígenes de Lula en un
partido político de izquierda, el apoyo del MST estuvo siempre signado
por la persecución de su objetivo: la aplicación de la reforma agraria, y
pusieron sus expectativas en el único candidato que parecía no responder
316
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
al neoliberalismo. Pero el hecho de que Lula haya obviado la rápida
resolución de este problema y se haya dedicado a entablar relaciones
con los demás países, sin preocuparse primero por el establecimiento
definitivo de las familias sin tierra, la erradicación total de la miseria y la
expulsión de las multinacionales que se quedan con la mayor parte de las
ganancias, hizo que el MST volviera su espalda al presidente que, lejos
de cortar con el capitalismo y el neoliberalismo, acentuó ciertos aspectos
de ambos.
Gracias a la administración de Lula da Silva, Brasil terminó
consolidándose como el líder principal de la región, actuando como
elemento neutralizador de los conflictos regionales, hecho más que
significativo para el país del norte. Pero, por otro lado, en su doble
juego internacional, el país luso intentó alianzas con los países vecinos,
principalmente en lo que respecta a biocombustibles, y se presentó con
su imponencia como uno de los elementos básicos en la creación de un
bloque anti-imperialista.
Brasil progresó. Eso es indudable. Lula desarrolló una estrategia
que relacionaba las políticas interiores con las políticas aplicadas en el
exterior que le resultó conveniente. Pero los movimientos sociales dentro
de su país dejaron de ver en él una figura del progresismo neopopulista
y le retiraron su apoyo, desilusionados del cambio ideológico producido a
lo largo de sus ocho años de gobierno.
La pregunta que se plantearon muchos politólogos llegado el final
del mandato de Lula fue qué sucedería en las elecciones de 2010 respecto
de ese apoyo que había ayudado al entonces presidente a llegar al poder
y que, ahora, había sido retirado. La respuesta de los movimientos
sociales, tras la candidatura de Dilma por el oficialismo, fue de libertad
de voto. Pero, tras el sorpresivo revés que llevó a una segunda vuelta en
octubre del mismo año, el MST ofreció su apoyo a la candidata del PT,
no por alineación ideológica sino en contraposición al posible retorno del
neoliberalismo en la figura del candidato de la oposición, José Serra.
Para la fecha en la que se redacta este trabajo de investigación (febrero
de 2012), la jefa de estado brasileña lleva un año en el Planalto. Sus
primeros doce meses en el poder no han sido fáciles ya que, como se planteó
anteriormente, Brasil debió afrontar catástrofes naturales, así como poner
en práctica un plan de organización y ordenamiento del país, en vista del
próximo mundial de fútbol en 2014 y los juegos olímpicos en 2016.
Sumado a esto, Dilma Rousseff se enfrenta a una crisis dentro
de su propio gabinete, de la que ya se pueden contar siete bajas de
ministros (que renunciaron o fueron despedidos) y a la que se adhiere
una nueva denuncia de corrupción. No sólo esto, sino que también se
halla haciendo frente a una huelga de policías y bomberos en Bahía, en
pos de reivindicaciones laborales, cuyo desenlace nos aparece incierto.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Respecto de sus promesas y las expectativas del MST, la mayoría de
los periódicos brasileños, así como este movimiento social desde su página
web, hacen referencia a la deuda que existe aún en cuanto a la reforma
agraria. Titulares como “La reforma agraria está paralizada”, “Dilma
sigue en deuda con el campo” o “Los sin tierra, sin Dilma”, aparecieron
sucesivamente durante los últimos meses de 2011.
El primer año de la mandataria terminó sin una sola expropiación
y habiendo concretado sólo treinta y cinco asentamientos en tierras
que fueron expropiadas durante la gestión del ex presidente Lula da
Silva. Desde el INCRA se afirma que existen noventa expropiaciones que
esperan la firma de la jefa de estado. Esta paralización de la reforma
agraria, según los voceros del MST, evidencia cuáles son las prioridades
del actual gobierno que, en su opinión, prioriza el modelo agroexportador,
perjudicando la agricultura campesina y familiar. Sostienen que existe
una disputa de modelos agrícolas en Brasil que están vinculados a
distintos proyectos de desarrollo.
En agosto de 2011, el MST realizó una jornada de lucha que resultó
en la ocupación del Ministerio de Economía en la capital federal, por cinco
días, en la cual participaron cuatro mil militantes. Además, se hicieron
ocupaciones y protestas en otras veintidós provincias de Brasil. Como
resultado, Dilma Rousseff prometió cumplir varias de las reivindicaciones
del movimiento, aunque es difícil evaluar los resultados de la jornada,
porque muchas medidas son de mediano plazo.
Según un documento del MST, el agronegocio (definido como una
alianza entre los estancieros capitalistas y las empresas trasnacionales),
controla actualmente la agricultura de Brasil y procura profundizar su
dominación a través de iniciativas en varios frentes. Una de ellas fue la ya
citada polémica flexibilización del Código Forestal, que apunta a eliminar
las sanciones sobre los productores responsables por la deforestación,
una iniciativa resistida por las organizaciones más representativas del
país.
Por otra parte, el MST también señala que la contaminación por
agrotóxicos es uno de los mayores problemas de Brasil, que ocupa
desde 2008 el primer lugar del ranking mundial de utilización de estos
productos.
Con una fuerte crisis que abarca los ámbitos político, social y
ecológico, el Brasil de Rousseff se ubica sexto en el ranking de potencias
económicas mundiales, con innumerables pronósticos que lo ubican en
un futuro cercano, más arriba aún en la tabla de posiciones, teniendo en
cuenta la fuerte crisis que azota a Europa desde 2008.
Restan todavía tres años de mandato para esta economista que se
enfrenta a los reveses que se le presentan, manteniendo a su país entre
los más confiables del mundo para la inversión y el comercio.
318
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Es muy temprano aún para dilucidar conclusiones acerca del
gobierno de Rousseff. Sí podemos sostener que la presidente tiene un
amplio interés en disminuir aún más los índices de pobreza y en aumentar
los de alfabetización. Pero en lo que concierne a la reforma agraria, queda
todavía mucho camino por recorrer como para aventurarse a ciertas
reflexiones.
¿Puede tacharse el gobierno de esta economista como progresista?
Los resultados económicos y el posicionamiento de Brasil como sexta
potencia mundial se inclinan hacia una respuesta afirmativa. La crisis
social y los movimientos que siguen en pie de lucha por las reivindicaciones
laborales, ecológicas y agrarias ponen en duda la verdad absoluta de esa
afirmación.
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Bloque 6
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Ivo El Emperador, una novela de fronteras:
entre la ficción y la realidad
Ana María Hernando
[email protected]
En las últimas décadas del siglo XX, surgen los llamados “Estudios
Culturales”, hoy vigentes que, entre otras propuestas, incluyen lo
“oblicuo”, lo “sesgado”, la “hibridez”, lo “neutro”, el “centro” y la
“periferia”, como también la temática de las “fronteras”. Son categorías
críticas que se postulan como conceptos emanados de modos de pensar
alternativos al modelo canónico del logos moderno. Categorías que
dan cuenta de la diversidad y de la heterogeneidad cultural, social y
lingüística, tanto nacional, regional como latinoamericana. Temática
que se va analizando y reflexionando con la propuesta de Homi Bhabha.
Luego, con los significativos aportes de García Canclini sobre la hibridez,
vuelve a ser motivo de análisis como cualidad central de un proceso de
transnacionalización cultural e intercambios sistémicos que reemplaza el
esencialismo identitario.
En este marco teórico, es posible analizar la novela del escritor correntino
José Gabriel Ceballos (Alvear, Corrientes, Argentina, 1955), Ivo El
Emperador (2002), con el objetivo de asomarnos al misterioso mundo de
las fronteras y detenernos en el personaje fronterizo, cuyo nombre da
título al libro. Ivo Rodrígues, nombre “real”, denominado “Emperador”
en la ficción, es un curioso e importante personaje de fronteras y su
narrador –que lo conoció–relata, tal vez de manera autobiográfica, una
historia fronteriza situada en el límite de Brasil con nuestra provincia de
Corrientes (Argentina).
Al referirnos a las fronteras, hacemos referencia a nuevos espacios de
escritura, en los que se amalgaman las características y particularidades
de diversos, y a veces dispares elementos lingüísticos, de grupos étnicos y
minorías sociales y culturales. Es desde estos espacios que comienzan a
proyectarse movimientos de generación y también de renovación que, poco
a poco, van configurando un nuevo mapa cultural de nuestro tiempo, en
el que se integran las distintas miradas y perspectivas.
En las últimas décadas del siglo XX surgen los llamados “Estudios
Culturales” hoy vigentes que, entre otras propuestas incluyen lo “oblicuo”,
lo “sesgado”, la “hibridez”, lo “neutro”, el “centro” y la “periferia”, como
también la temática de las “fronteras”. Son categorías críticas que se
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postulan como conceptos emanados de modos de pensar alternativos al
modelo canónico del logos moderno y que dan cuenta de la diversidad y
de la heterogeneidad cultural, social y lingüística, tanto nacional, como
regional y latinoamericana. Temática que tuvo su inicio en la violencia de
la apropiación colonial y una continuidad en el tratamiento de las teorías
actuales. Como consecuencia de esta “evidencia” surgen una sucesión de
marcos teóricos emanados desde las universidades o recintos académicos
que invitan a desarrollar conceptos en relación con la hibridez, las
fronteras y la subalternidad, entre otros. Hacemos referencia a la creación
de ese “Tercer Espacio” del que habla Homi Bhabha (Bombay, 1949), es
decir, ese lugar contradictorio y ambivalente desde el cual se enuncia,
pero también se interpreta un campo comunicacional y cultural. Bhabha
es uno de los teóricos de origen indio más reconocidos en el campo de
los estudios poscoloniales que desarrolla conceptos relacionados con los
márgenes y las fronteras.
De este modo, desde la década de los años sesenta, se evidencia que el
concepto de hibridez, como sinónimo de sincretismo, cruce o intercambio
cultural, referenciaba una realidad cotidiana que implicaba procesos de
representación simbólica. En esa misma década, el crítico literario peruano
Antonio Cornejo Polar (Arequipa, Perú, 1936 - Lima, 1997), conocido
principalmente por su teorización sobre el concepto de heterogeneidad,
aportó un campo semántico que incluía un nivel descriptivo que estaba
implícito en la misma noción de hibridez. Pero el gran debate de la teoría
latinoamericana remite a otro gran debate, el de los años ‘70, surgido de
la necesidad de producir una teoría realmente autóctona, siguiendo el
proyecto humanístico de años anteriores, del maestro Pedro Henríquez
Ureña (Santo Domingo, 1884 - Buenos Aires, 1946) sintetizado en su
emblemática frase: “en busca de nuestra expresión”. Proyecto que, a
juicio de la crítica, fracasó cuando comenzó a imponerse años después,
una imagen variada y multiforme de la literatura latinoamericana. Hoy
reivindicamos la condición de múltiple, plural, híbrida, heterogénea y
transcultural de los distintos discursos y de los varios sistemas literarios
que se producen en América Latina.
En la misma década, el concepto de “transculturación” extendido
por Ángel Rama (Montevideo, 1926 - Madrid, 1983) desde el campo
de la antropología al de la crítica literaria, vuelve a explorar el tema
de la transitividad cultural como intento por comprender el lugar y la
función del intelectual. Su obra se refiere a literaturas provenientes de
prácticamente todas las regiones del continente americano, así como de
diferentes períodos históricos.
Con los valiosos aportes de García Canclini (La Plata, 1939) la
hibridez vuelve a ser motivo de análisis como cualidad central de un
proceso de transnacionalización cultural e intercambios sistémicos
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
que reemplaza el esencialismo identitario. La hibridez aparece en
Canclini como fórmula de conciliación y negociación ideológica. Así, en
su debate teórico, establece hipótesis acerca de “internacionalización”
–ampliación geográfica de la actividad económica más allá de las fronteras
nacionales–; “transnacionalización” –etapa iniciada en la primera mitad
del siglo XX, cuando gran parte de la economía pasó a depender de
empresas multinacionales–; y “globalización” –que puede ser vista como la
culminación de los dos procesos anteriores–. Para Canclini, la hibridación
son procesos socioculturales en los que estructuras o prácticas discretas,
que existían en forma separada, se combinan para generar nuevas
estructuras y nuevas prácticas. También la construcción lingüística
(Bajtín, Bhabha) y social (Friedman, Hall) del concepto de hibridación
ha colaborado para salir de los discursos biologistas y esencialistas de la
identidad, la autenticidad y la pureza cultural.
Esta ponencia se inscribe en el mencionado marco teórico, al tratarse
de un escritor que nació y vive actualmente en la zona fronteriza de
Corrientes, Argentina, límite con Brasil, que recibió y recibe la influencia
de ese espacio de hibridación cultural, social y lingüística.
El trabajo está estructurado, en primer lugar, en el encuadre del
marco teórico recientemente explicitado; luego se ubica al escritor, autor
de la novela, para luego referirnos a la conceptualización semántica de
lo que se entiende por “frontera”. La historia de la novela –ficción– y la de
la “realidad” –ubicación témporo-espacial– completan la estructura del
trabajo. Al finalizar, en las “conclusiones”, se sintetiza lo abordado y el
objetivo de la ponencia.
En suma, todas estas posiciones y planteos desarrollados en el marco
teórico contribuyen a identificar y explicar múltiples alianzas fecundas
como las que son posibles de advertir en la novela Ivo El Emperador, esa
historia de fronteras1.
Por los caminos de las fronteras
Una novela que ilustra el concepto de frontera es Ivo El Emperador
(2002), de José Gabriel Ceballos (1955), escritor que habita en una frontera:
Alvear (Corrientes), sobre el río Uruguay –su lugar de nacimiento–, frente
a Itaquí (Brasil). Ha incursionado en diferentes géneros literarios. Algunos
de sus libros son, en poesía: El color del humo y Otras Reincidencias;
en cuentos: El oidor, Allá siempre baila la muerte, Las condesas también
sueñan, Interior de los pájaros, Ángel de la guarda, El patrón del chamamé,
Complicaciones intelectuales, Dueños del mañana y otras historias, Relator
1
“Ivo” es el nombre “real” que tiene el personaje principal, el representante de la frontera argentinobrasileña. “El Emperador” es el nombre ficcional, Se lo nombraba como “El Emperador de los
placeres”, porque tenía una actitud de “Emperador” y, a juicio del escritor de estas historias, José
Gabriel Ceballos, se sentía también dentro de sus delirios, como el “Emperador de los Prostíbulos” que
dirigía.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
deportivo y Entre Eros y Tánatos, en este género cuenta con dos antologías
personales: Made in Buenavista y Fabulario de Buenavista; en novela:
Víspera negra, y en novela corta: Ivo El Emperador y Confesiones de un
extraño demiurgo.
Sus cuentos y novelas lo han hecho merecedor de numerosas
distinciones a nivel nacional e internacional. El Premio “EDUCA”, obtenido
en Costa Rica; el premio “Alberto Lista”, de Sevilla (España); el Premio
“José Rafael Pocaterra”, de Venezuela, entre otros, testimonian una mente
lúcida capaz de destacarse con un conjunto de aciertos escriturales, tan
profusos como relevantes.
¿Qué representan hoy las fronteras?
¿Qué decimos al nombrar, al escribir la palabra “frontera”? Las
historias de fronteras siempre ocuparon un lugar importante en el marco
de la literatura argentina, en las crónicas, los diarios de viaje y en las
memorias. La frontera, ese sitio de fisión y fusión cultural simultáneas, se
convierte en un lugar convocante para pensar una geografía que representa
en sí misma un símbolo de posesión. Sus elementos característicos, así
como sus personajes, desafían, por su marginalidad, el poder hegemónico
del centro, siendo, al mismo tiempo, representantes simbólicos centrales.
La frontera, así concebida, como terreno de integración y de separación
a la vez, como lucha continua entre elementos en unión y desunión,
otorga una especial dinámica, vital, a una zona de acceso y de invasión,
al mismo tiempo que de obstáculo y de protección.
Al referirnos a las fronteras, no hacemos alusión a las tradicionales,
entendidas como líneas demarcatorias que dibujan los límites
arbitrariamente impuestos, sino las que abren por esta vía, a nuevos
espacios en los que se amalgaman las características y particularidades
de diversos y, a veces dispares, elementos lingüísticos, de grupos étnicos
y minorías sociales y culturales. Es desde estos espacios que comienzan
a proyectarse movimientos de generación y también de renovación que,
poco a poco, van configurando un nuevo mapa cultural de nuestro tiempo,
en el que se integran las distintas miradas y perspectivas.
Mencionar la palabra “frontera” es repensar la idea de que las
categorías de tiempo y espacio, lo que Mijail Bajtín llamó el cronotopo,
son herramientas analíticas singulares. Es reflexionar sobre los modos
en que en el espacio se plasman las relaciones sociales y, por lo tanto
y fundamentalmente, las relaciones de poder, y cómo éstas configuran
ideas propias sobre las concepciones de tiempo en los actores sociales.
Precisamente, la lectura de los diferentes libros que podríamos catalogar
como fronterizos, nos permite advertir una evolución en el concepto de
“frontera”. No es el tiempo de contar las historias de las masas de cautivas
llorosas y pacientes, ni la de la cautiva con nombre propio convertida
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en mártir y heroína en la literatura del siglo XIX. Hoy la frontera se ha
transformado en un lugar de confluencia, de hibridación y de generación
de movimientos, de ideas, de proclamas y expresiones de la historia que
se quiere denunciar, que se quiere contar.
La frontera es también el lugar donde las diferencias y las
hibridaciones se manifiestan y se expresan en el lenguaje. Es un espacio
semantizado, que distingue y marca nociones muy generales y muy
amplias de cultura, donde la identidad nacional se construye a partir de
la lengua. Esta línea divisoria, a la manera de una interfase lingüística
y cultural, es excesivamente compleja, es más que un marcador
geopolítico. Tal interanimación cultural convierte a la frontera en una
zona de interrelaciones lingüísticas y discursivas que desmienten la
representación de una línea fronteriza simplista y binaria. La heteroglosia
de la zona es mucho más compleja, pues a ambos lados de esta línea tan
estrechamente concebida se produce una contaminación del habla de
uno y otro lado, como, por ejemplo, el portuñol de la frontera argentinobrasileña.
La historia “real” y la “ficcional” de Ivo El Emperador
En las relaciones entre uno y otro lado de las fronteras, han existido
desde siempre, con mayor o menor grado de legalidad y legitimidad,
historias, leyendas y todo un anecdotario mítico, que constituyen
un prisma privilegiado para comprender y repensar la historia y la
intrahistoria del mundo fronterizo.
El escritor José Gabriel Ceballos recrea en este texto la legendaria
vida y el trágico final de Ivo Rodrígues, en la ficción llamado “Ivo El
Emperador”, un curioso e importante personaje de la frontera, es decir,
ese espacio fronterizo configurado en el que coexisten idiomas diferentes.
En este caso, el español y el portugués y a veces el portuñol. Es posible
precisar históricamente el contexto de producción de la obra. Este
personaje, Ivo, tuvo existencia “real”. Falleció el 2 de febrero de 1974 en
la Santa Casa de la Caridad de Uruguayana, frente a la ciudad de Paso
de los Libres, a los sesenta y cinco años de edad. Había nacido en 1909.
El marco político argentino que se alude en la novela es el gobierno del
general Perón y Eva Duarte de Perón. En los años ‘40, en que Ivo tenía
poco más de treinta años, es la época que señala el auge de Perón y la
del propio personaje eje de la novela. La importancia de ambos perdura
hasta el ‘55, tiempo en que ¿similitudes? ¿coincidencias?, comienza la
caída y el derrumbe del gobierno de Perón y del liderazgo y fama de Ivo
Rodrigues.
Escrita en primera persona, el yo narrador nos sumerge, a través
de trece capítulos que funcionan acaso como otros tantos relatos
amalgamados en un todo unitario, en un espacio extraño y mágico a la
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
vez, de historias de vida, de hombres y de territorios fronterizos. Estamos
ante el fascinante y complejo mundo de las fronteras.
La novela de Ceballos es una reflexión social, política y literaria
sobre las formas de vida de ambas sociedades y, al mismo tiempo, es una
literatura que se construye con la memoria, sobre la verdad, lo verosímil
y sobre lo relativo o dialéctico de sus contenidos. Ceballos construye un
espacio narrativo en el que la memoria ocupa el eje básico. En el proceso
de recuperación de la memoria, la novela se mueve en dos planos: por un
lado el de la “verdad” histórica y, por el otro, el de la “verdad” narrativoliteraria. Nuevamente estamos ante la ficción como modo de conocimiento
y como mecanismo de aprehender la “realidad”. Ese enfrentamiento de
ópticas da lugar a una estructura narrativa que se acerca a un esquema
complejo y polarizado.
En una historia de nostalgias, de pérdidas y de desencuentros, la
memoria actúa como un ejercicio crítico y recuperador de la historia
personal y colectiva. Esta historia está constantemente alterada por
anacronías, retrospecciones y prospecciones. El narrador abre las puertas
al pasado y recuerda. Inicia su relato en la época de Navidad, cuando
aún no cuenta doce años de edad y, siguiendo la costumbre familiar,
viaja con su madre a Uruguayana, en el Brasil, para reunirse con su tía
Elenita, soltera y única hermana de su madre. El río Uruguay, al igual
que su inmensidad, despierta múltiples y polarizadas reflexiones entre el
hombre y su entorno. Durante el trayecto, duermen en Itaquí, en Brasil,
donde, en sus suburbios, en un paraje llamado “Macambará” –voz guaraní
que significa “piedra del agua”–, había nacido Ivo Rodrígues, el gran
protagonista de esta historia. Al igual que Ivo mucho tiempo atrás, ahora
el narrador, el anónimo personaje que cuenta las historias, acompaña a
su madre, en ese viaje que lo introducirá en el misterio de la vida de su
propia familia, en el misterio de la vida de Ivo y en el misterio de la vida
de las fronteras, y que se fijará “eternamente” en su alma. El viaje opera
como un disparador para la memoria del narrador, que recuerda un viaje
análogo, realizado también en el mismo tren, el María Fumaça, cuando el
joven Ivo acompañaba a su madrina Tía Flor, la veterana prostituta dueña
de un próspero burdel en las afueras de Uruguayana, que finalmente él
heredaría.
Muchos años después, el narrador viaja a Uruguayana, al velatorio
de tía Elenita, quien le ha dejado su herencia y con ella una carta,
escrita en portugués y fechada dos años antes de su muerte. En ella, le
pide cumplir su última voluntad: la de reparar ante la sociedad de las
fronteras la gran injusticia cometida con Ivo El Emperador. Le propone,
de este modo, reivindicar su figura a través de la escritura y publicación
de un libro que, al mismo tiempo que ha de ser su gran creación literaria,
revelará la inocencia de Ivo en el horrible hecho que causó su desgracia.
327
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
A partir de esta instancia inicial, se desencadena la trama de la novela,
tan compleja como patética, en esa búsqueda por cumplir con el “deseo”
del otro, en este caso, el de su tía. Este hecho desata un movimiento hacia
la interioridad del narrador, cuya esencia es la manifestación de distintas
formas de acercamiento a los hechos que se traducen en una escritura
que pone en descubierto nuevos y diferentes modos de interpretación de
la realidad, así como otras modalidades de lectura.
También las fronteras políticas ocupan un lugar significativo en
la narración, porque aborda épocas que constituyen hitos y demarcan
fronteras históricas: el gobierno de Juan Domingo Perón y luego lo que
el narrador llama “experiencia con los gorilas”, y la posterior dictadura
militar. Se advierte el apasionamiento del narrador y de Ivo por el
primer peronismo, destacando ambos la generosidad de Eva Perón
para con los pobres, admirando también las “transgresiones” de Eva.
Ideologías que contrastan con las de la dictadura militar del proceso,
verdadero genocidio social, cultural y humano que vivió la historia
Argentina. El narrador cumple, sin escrúpulos, con el mandato de tía
Elenita, pero utilizando medios indecorosos. Lo hace a través de un
chantaje, es decir, recibiendo a cambio dinero. Siente como su fracaso
personal el peso de su conciencia por ver y sentir ineptitud frente a su
decadencia moral.
Finalmente, también están presentes en Ivo El Emperador las
fronteras genéricas, esos laberintos sexuales que nos llevan a visualizar
las fronteras identitarias. En estos espacios, los burdeles, verdaderos
cronotopos fronterizos, se erigen en lugares que funcionan como bisagra
entre el sexo permitido y moralmente reglamentado y el sexo libertino
y transgresor. Ivo asume en estos lugares su verdadera identidad: el
travesti que siempre se viste de mujer, que sólo en la calle adquiere ropas
masculinas, salvo en los carnavales, y que gusta vestirse imitando a
Eva Perón, a quien admira hasta la pasión. Espacios donde el placer
desdibuja, esfuma, las demarcaciones entre las clases sociales, donde
la figura de Ivo se nos presenta “señoreando” el rebaño de prostitutas
que trabajan en sus cadenas de burdeles. Espacios donde Ivo aparecía
como el jefe indiscutible, con todo el poder y la simpatía, facetas que le
permitieron alcanzar una importancia social que trascendió las fronteras
y, después de su desaparición física, estar vigente más allá de su muerte.
El párrafo siguiente, que hace referencia al cementerio, atestigua esta
afirmación:
En el cementerio [...] el sepulturero, un mulato [...] me dio las
indicaciones [...], vi el panteón rosado [...] Para Ivo había once placas:
siete en agradecimiento por favores recibidos. En algún momento el
abogado Fonseca me había dicho que El Emperador de los Placeres
se iba convirtiendo en un santo milagroso para la creencia popular
(Ceballos, 2002:71-72).
328
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El desenlace, con final abierto, titulado “Reencuentro”, supone un
juego entre verosimilitud y ficcionalización: la puesta en práctica de una
cuidadosa estrategia que, al intensificar los dilemas y las disyuntivas de
los personajes, coloca al texto en una posición fronteriza entre literatura
y realidad, vida y arte, artificio y verdad.
Conclusiones
Las posiciones y planteos que se advierten en la novela Ivo El
Emperador, novela representativa de la literatura de fronteras, posibilitan
reflexionar sobre la cultura latinoamericana más allá de la hibridez, lo
oblicuo y lo sesgado, entre otros. Y, en el marco de “las fronteras”, se
puede desafiar los límites de un concepto que se pensaba definitivo, como
el considerar a la literatura latinoamericana con cualidades distintivas y
definitorias. Por el contrario, hoy reivindicamos la condición de múltiple,
plural, híbrida, heterogénea y transcultural. El protagonista principal,
Ivo, el indiscutible jefe de las fronteras entre Argentina y Brasil, travesti
que gustaba vestirse de Eva Perón, está representado con todo el poder
regional, que le permitió alcanzar un lugar importante y destacado,
transcendiendo así las fronteras señaladas.
Finalmente, decimos que reivindicamos en este trabajo la diversidad,
la heterogeneidad y la posibilidad de múltiples hibridaciones. En
consecuencia, quisimos afirmar que el mundo ya no está bajo la lógica
homogeneizadora sino en un proceso de apertura a un escenario de
múltiples manifestaciones culturales, sociales y lingüísticas.
Bibliografía
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329
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
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330
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La lengua otra en ese territorio otro: El caso
Malvinas
Emilse García Ferreyra
[email protected]
Introducción
A treinta años del conflicto bélico más lamentable de nuestra
historia y con la intención de mirar las dualidades que surgen del par
Latinoamérica-Europa desde un pensamiento fronterizo, mi objetivo
aquí es analizar la particular situación de interculturalidad que las islas
Malvinas representan para nuestra realidad argentina y latinoamericana.
Mucho se ha hablado en el último tiempo sobre ese territorio “otro”,
desde Argentina con una afirmación que parece más plantada que nunca
“las Malvinas son argentinas”; desde el Reino Unido con escandalizados
titulares que mantienen el tema en los medios; y desde la población
de Malvinas que reclama que se haga oír su voz. El caso Malvinas se
constituye como pendiente en la agenda del Comité de Descolonización
de la Organización de las Naciones Unidas. Se presenta aquí como
un espacio geográficamente situado en Latinoamérica pero que no se
considera a sí mismo como tal, un espacio que aun en su intento por
reproducir las formas culturales anglosajonas, deja traslucir un resabio
de la identidad latina que también lo define.
Lo no-europeo y lo no-norteamericano
Es importante, para comenzar, plantear una primera definición de
lo que llamamos Latinoamérica desarticulando la imagen cartográfica
que imaginamos cuando hablamos de este subcontinente, del concepto
América Latina y lo que ella implica (Mignolo, 2005:X). Así, Latinoamérica
se distancia tanto de la América anglosajona como de Europa y se define
como la experiencia de mundo que es al mismo tiempo lo no-europeo y lo
no-norteamericano. Surge como constructo en el período de modernidad/
colonialidad y es descripta como primitiva, subdesarrollada y subordinada
a un poder hegemónico desde los tiempos de los primeros europeos que
llegaban a estas tierras hasta nuestros días. No me propongo aquí entrar
en una discusión detenida acerca del debate sobre las diferencias entre
las dos Américas, pero es pertinente para los fines de este trabajo insistir
en algunas cuestiones.
En Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina, Aníbal
Quijano explica cómo desde el momento mismo de la creación de las
dualidades que vinieron a codificar el mundo moderno/colonial en el
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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siglo XVI en “Oriente-Occidente, primitivo-civilizado, mágico-científico,
irracional-racional, tradicional-moderno, Europa-no Europa” (Quijano,
2000:251), en Latinoamérica comenzó a perpetuarse un patrón de
subordinación a la hegemonía europea en primer lugar, y norteamericana
en segundo lugar (Quijano y Wallerstein, 1992:38). No se configuraba
aún como el otro del europeo ya que, como afirma Aníbal Quijano en
su recuento histórico-político sobre las categorías de eurocentrismo y
América Latina,
...la única categoría con el debido honor de ser reconocida como el otro
de Europa u “Occidente”, fue “Oriente”. No los “indios” de América,
tampoco los “negros” del África. Éstos eran simplemente “primitivos”
(Quijano, 2000:251).
Así, las dos Américas eran en principio sometidas por igual hasta
que eventualmente el escenario de poder fue cambiando y América del
Sur y el Caribe se distanciaron aún más de lo que era el centro económico,
político y epistémico mundial: Occidente conformado ahora por Europa
Occidental, Estados Unidos y Japón.
Hacia la década de 1950, intelectuales latinoamericanos comienzan
a debatir sobre su identidad nacional y continental. El término
Latinoamérica empieza a ser utilizado para referirse no sólo a una
entidad descripta desde Europa sino además como un conocerse a sí
mismos desde la decolonización (Mignolo, 2005:45). Se propone entonces
pensar América Latina desde un pensamiento fronterizo que haga frente
a la hegemonía eurocéntrica como perspectiva epistemológica y que
plantee un pensamiento otro para afrontar los silencios de la historia y la
diferencia de la colonialidad (Mignolo, 2000:385).
A partir de este pensamiento otro es que podemos posicionarnos en
América Latina como lugar de enunciación y ver más claramente que una
identificación directa con la representación geográfica que usualmente le
adjudicamos sería por lo menos inexacta. Esto sobre todo si pensamos, como
es mi intención, en espacios que actúan en las fronteras permeables entre
los continentes América y Europa; la categoría lotmaniana de semiosfera
nos será de utilidad para reflexionar sobre estos puntos de contacto.
Islas Malvinas: colonia siglo XXI
Las islas Malvinas son un archipiélago que incluye unas trescientas
islas ubicadas a cuatrocientas ochenta kilómetros de la costa sureste de
Argentina y a unos doce mil ochocientos kilómetros al sur de Inglaterra.
Su soberanía ha sido disputada entre estos dos países desde que en
la era colonial se llegó por primera vez a esas tierras habitadas sólo
por pájaros. En la actualidad, sin embargo, ya no se trata de tierras
332
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
deshabitadas sino que la población malvinense incluye a unos dos mil
residentes permanentes, aun cuando este dato parece pasar inadvertido
para aquellos que se debaten entre soberanía y autodeterminación sin
mirar a los principales afectados. John Fowler, subeditor del periódico
malvinense Penguin News, expresó su sentir con una analogía muy
ilustrativa,
...se podría decir que nos sentimos como el pato en el cesto del juego
tradicional gaucho del “pato”. Esa pobre criatura que terminaba
perteneciendo a uno u otro equipo, pero que en la mayoría de los casos
moría a golpes en el proceso (2012)1.
Para analizar este particular espacio alosemiótico que parece encarnar Malvinas
cuando se trata sobre su propia soberanía, la categoría lotmaniana de semiosfera nos
resulta particularmente productiva. Se trata de sistemas culturales complejos y cerrados
“fuera de los cuales es imposible la existencia misma de semiosis” (Lotman, 1984:25).
Argentina y Gran Bretaña se constituyen como semiosferas en las cuales circulan textos
culturales –latinoamericanos y periféricos en la primera, europeos y centrales en la
segunda– y en cuyas zonas de frontera estos textos dialogan y traducen esos estímulos
provenientes de las demás semiosferas. En esas zonas de frontera, el caso Falklands/
Malvinas es un conflicto que refleja las luchas de poder en juego entre “el Norte” y
“el Sur”. En esas fronteras, podemos analizar textos de la cultura que interactúan con
diferentes dinámicas y hacen que Argentina y el Reino Unido dialoguen de una manera
muy particular. Un diálogo que, en el campo diplomático, aún no ha dado frutos.
Mientras que los reclamos por parte de Argentina ante la Organización de las
Naciones Unidas datan desde la misma creación de ésta y se sustentan en su derecho
territorial sobre las islas como legado del Virreinato del Río de La Plata, el ejercicio de
la soberanía del Reino Unido sobre las islas “de manera abierta, continua, efectiva y
pacífica desde 1883” sirve para consolidar la posición británica. Los isleños, mientras
tanto, parecen seguir en esa posición de “pato” en disputa, aun cuando Argentina ha
expresado su voluntad de salvaguardar sus intereses y el Reino Unido insiste en proteger
sus deseos de permanecer en su situación de territorio británico de ultramar. En repetidas
ocasiones, las Naciones Unidas han expresado la imperiosa necesidad de que se retomen
las negociaciones entre ambos países en disputa
...a fin de encontrar una solución pacífica al problema teniendo
debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de
las Naciones Unidas y de la Resolución 1514 de la Asamblea General2.
1
2
Ver http://www.penguin-news.com/index.php?option=com_flexicontent&view=items&cid=25:colum
ns&id=212:the-falklands-like-a-duck-in-basket&Itemid=26
La Resolución 1514 (XV) de la Organización de las Naciones Unidas afirma el derecho a la
autodeterminación de los pueblos con el propósito de poner fin al colonialismo en todas partes y en
todas sus formas, en una de las cuales se encuadra el caso de las islas Malvinas.
333
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La razón por la cual el Reino Unido parece hacer oídos sordos a tales
intervenciones por parte de la ONU puede explicarse si tomamos las
palabras de J. Goebel en su Struggle for the Falklands:
...hay una cierta inutilidad en intentar interponer la ley, delgada y
ascética, en una situación en la cual, del primer al último plano, se
trata simplemente de una cuestión de poder (Goebel, 1927:468).
El especialista en derecho internacional, Roberto C. Laver, señala
que a fin de llegar a una solución pacífica y diplomática
...parece claro que tanto el Reino Unido como Argentina deberán aproximarse
a la problemática de la soberanía con mentes abiertas, y que deberán reconocer
la presencia de una tercera posición –la de los isleños– (Laver, 2001:205).
Esa lengua otra
Walter Mignolo plantea en Historias Locales/Diseños Globales que
una de las armas más eficaces para la construcción de
...comunidades imaginadas homogéneas [–como lo fue América Latina
para la Europa colonizadora– fue] la creencia en una lengua nacional,
ligada a una literatura nacional y que contribuía en el campo de la
lengua a una cultura nacional (Mignolo, 2000:292).
Esa relación insoslayable entre lengua, literatura, cultura y nación estaba,
además, ligada a un orden geopolítico y a ciertas fronteras geográficas.
Fue así como las lenguas europeas –español, portugués, francés e
inglés– vinieron a desplazar a las lenguas originarias del continente y
a trazar límites entre las nuevas naciones. La colonización lingüística
fue completa aun cuando hoy migraciones, diásporas y nuevas formas
de multilingüismo introducen “un elemento de desorden en el tranquilo
horizonte de la homogeneidad lingüística, literaria y territorial” (Mignolo,
2000:311) que se instaurara en la era moderno/colonial.
El caso islas Malvinas quiebra esa armonía de una manera
particular. En primer lugar, la disputa sobre la soberanía de las islas se
manifiesta en el orden geopolítico ya que su territorio aparece en mapas
escolares como parte de la provincia de Tierra del Fuego, Antártida e
Islas del Atlántico Sur de la República Argentina y en mapas británicos
como territorio británico de ultramar. En segundo lugar, las tensiones
interculturales que se desprenden de tales disputas tienen su costado
lingüístico. Los términos que dan nombre a las islas hoy surgieron de
las primeras expediciones inglesas, francesas y españolas del siglo XVII.
En 1690, el capitán de la marina británica John Strong llamó estrecho
de “Falkland” al estrecho que separa las Islas Soledad y Gran Malvina
en recuerdo de sir Lucius Cary, segundo vizconde de Falkland de donde
proviene el nombre inglés que las denomina “Falkland Islands”. Los
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
franceses que ocuparon las islas desde 1764, por su parte, las llamaron
“Malouines” porque ése era el nombre dado a los nacidos en Saint Maló,
el puerto francés de donde procedían; el término fue luego modificado por
los españoles a “islas Malvinas”. De este modo, para los británicos se trata
de las Falkland Islands. Para los argentinos, islas Malvinas. Y aquellos
que intentan mantenerse neutrales al conflicto sobre qué bandera debe
volar los cielos malvinenses, se refieren a ellas utilizando ambos nombres
al mismo tiempo (Smith, 1991:VII).
Los habitantes de las islas Malvinas, en su mayoría de ascendencia
británica, se expresan en un inglés que Andrea Sudbury, especialista en
las variedades del inglés del hemisferio sur, califica como una variedad
de características únicas, aun cuando comparte muchas similitudes con
el inglés hablado en Australia y Nueva Zelanda (Sudbury, 2010:210).
Entre las cualidades compartidas con las otras variedades del hemisferio
sur, se incluyen por ejemplo la entonación ascendente en el final de
oraciones afirmativas, la pronunciación cuidadosa del fonema /h/ y el
uso de /r/ dentro de una palabra y en posición prevocálica. Entre las
características que muestran una diferencia con las demás variedades
del inglés, se destacan aquellas que acercan la variedad malvinense al
inglés británico, por ejemplo, la pronunciación similar a la estándar en
inglés británico de diptongos (/ei/;/ou/) y vocales largas (/i:/; /u:/). Es
importante, además, mencionar que a diferencia de las demás variedades
del inglés, el malvinense cuenta con un escaso léxico local del cual se
destacan nombres de lugares de origen español (de Argentina) como
“Rincón Grande”, “Dos Lomas”, “Cantera”, “Tranquilidad” y “Saladero” en
la isla Soledad y el significativo “Camp”, del español “campo”. También
podemos resaltar terminología relacionada al campo equino: términos tales
como ‘colorao’, ‘negro’, ‘blanco’ son comunes para los diferentes tipos de
caballo y palabras como ‘bosal’, ‘bastos’, ‘cinch’ son usados para designar
a los aparejos (Spruce, 1992:48). El detalle más interesante que acerca
al inglés malvinense al español de Argentina es el uso de la expresión
importada “che”, utilizada en el mismo sentido y contexto. Se trata de
una lengua que refleja las disputas en las que el pueblo se ve envuelto,
una lengua que aun siendo casi completamente británica conserva una
cierta cualidad del hemisferio sur y una invasiva característica argentina
y latinoamericana, el “che”.
Más allá de los escasos trabajos de investigación existentes sobre la
variedad del inglés de Malvinas, es interesante comenzar a aproximarse
a un análisis de los discursos que circulan por la prensa malvinense y
que son también factores que hacen a la construcción identitaria de las
Islas. En los periódicos, estaciones de radio y canales de televisión que
funcionan desde Malvinas se discuten casi a diario cuestiones que hacen
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
a la realidad histórica y socio-cultural de los habitantes; se reproducen
prácticas culturales que parecen perpetuar una identidad marcadamente
británica; a la vez que se incluyen elementos discursivos que recuerdan
a una –no tan cercana– relación con Latinoamérica. Para citar un
ejemplo de interés para el análisis de las prácticas discursivas únicas
de los malvinenses, podemos interpretar a las mencionadas referencias
al juego del “pato” en el periódico Penguin News como evidencia de que,
aun para expresar su total desacuerdo con los reclamos argentinos,
los malvinenses utilizan términos que los ligan a éstos. De manera
despectiva, también es usual la utilización del término “culpable” para
asignar responsabilidades en cuanto al estallido del conflicto en 19823.
La interpretación del uso de los mencionados términos nos remite a
un complejo constructo de representaciones sociales que subyacen
al ideario malvinense y que es difundido por los medios masivos de
comunicación con una carga semántica que tiene una influencia sobre
ese ideario. El carácter intercultural del contexto malvinense –de sus
formas culturales, sociales, históricas y lingüísticas– reside justamente
en la convivencia conflictiva de elementos que circulan por las fronteras
de los dos espacios –británico y argentino– que dan forma a la realidad
cotidiana de Malvinas. Aún resta encontrar la manera en que ese
carácter intercultural sea aceptado pacíficamente y en pos del bien
común.
Comentarios finales
La relevancia de pensar en la realidad intercultural e interlingüística
de las islas Malvinas no sólo reside en la problemática del caso a quinientos
veinte años de la colonización del continente americano y a treinta años
del conflicto bélico que se desatara en abril de 1982 entre Argentina y
el Reino Unido, sino que además se plantea desde el desafío de analizar
los textos de la cultura que se entrecruzan en las fronteras de esas dos
semiosferas a la luz de un pensamiento fronterizo. Walter Mignolo lo
define como una posibilidad de
...abrir las puertas a una lengua otra, a un pensamiento otro, una
lógica otra que superará la larga historia del mundo moderno/colonial,
la colonialidad del poder, la subalternización de conocimientos y la
diferencia colonial (Mignolo 2000:418).
Queda un largo camino que recorrer en la construcción de una red
de categorías que permitan tal interpretación de los hechos que definen
la disputa por la soberanía de las islas Malvinas. Disputa que sigue
tan vigente y conflictiva como siempre lo fue, pues las heridas siguen
abiertas. En los últimos tiempos, por ejemplo, empresas británicas han
3 Ver http://www.penguin-news.com/index.php/news/politics/item/238-the-years-that-count-and-thosethat-dont-by-john-fowler
336
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
hallado nuevos yacimientos petrolíferos en los mares malvinenses4,
se han cerrado los puertos del Mercosur hacia barcos con bandera de
Malvinas5, se ha impedido que turistas argentinos desembarquen en
las islas6, se ha aceptado una vez más la intervención de la ONU7, se
ha intentado programar vuelos directos a la capital malvinense desde
Buenos Aires8 y, más recientemente, un spot publicitario parece haber
herido múltiples susceptibilidades al “malvinizar” a los Juegos Olímpicos
de Londres 20129. Más allá de los motivos políticos y económicos que
mueven estas maniobras, el deseo de establecer vínculos que den cuenta
de la diversidad y de la interculturalidad que hacen a la identidad de
Latinoamérica, Argentina e islas Malvinas surge desde pueblos que
defienden, ante todo, la paz.
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5 Ver http://www.lavoz.com.ar/noticias/politica/chile-uruguay-bolivia-ratificaron-apoyo-malvinas
6 Ver http://www.eldia.com.ar/edis/20120116/malvinas-cancilleria-cuestiona-la-medida-kelpers-20120
116115449.htm
7 Ver http://www.bbc.co.uk/mundo/ultimas_noticias/2012/02/120214_ultnot_malvinas_onu_mediacio
n_cch.shtml
8 Ver http://www.lanacion.com.ar/1467910-proponen-nuevos-vuelos-a-malvinas
9 Ver http://www.bbc.co.uk/news/world-latin-america-17970165
337
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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338
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Las repercusiones en los medios de
comunicación escritos del colectivo vascoargentino, sobre la desaparición y posterior
asesinato del delgado del gobierno vasco en
los Estados Unidos, Jesús de Galíndez
César Arrondo
[email protected]
Introducción
El presente trabajo de investigación tiene por objetivo sacar a luz
las repercusiones en la prensa del colectivo vasco-argentino, sobre la
desaparición y posterior muerte de Jesús de Galíndez, ocurrida el 11 de
marzo del año 1956, en la ciudad de Nueva York, a manos de miembros
del servicio de inteligencia del gobierno dictatorial del presidente Trujillo
de la República Dominicana.
Cabe destacar que Jesús de Galíndez nació el 12 de octubre de
1919, en Amurrio, Álava. Su padre era médico cirujano, establecido
en Madrid. Allí estudio en la universidad, más precisamente en
la Facultad de Derecho, licenciándose a los veintiún años de edad.
Además, fue profesor ayudante de Derecho Civil en la Universidad
Central de Madrid.
Afiliado al Partido Nacionalismo Vasco (PNV), actuó intensamente
en la Agrupación de Estudiantes Vascos (Eusko Ikasle Batza), como en
el Hogar Vasco de Madrid. Durante la guerra, tomó parte en el Batallón
vasco. Fue luego asesor jurídico de la delegación vasca.
En Valencia y Cataluña, desempeñó un importante cargo en el
Ministerio de Justicia de la República. Actuó como oficial del Cuerpo
Jurídico Militar, en la 143 Brigada Vasca Pirenaica. Terminada la guerra
en Cataluña, fue internado en un campo de concentración en Francia.
Huyó de él, para trasladarse después a la República Dominicana. En
ella, permaneció cinco años y ocupó diversos cargos: catedrático de la
Escuela de Diplomática y Consular; secretario del Instituto de Legislación
Americana; funcionario de la Secretaría de Estado de Relaciones Exteriores
y ayudante asesor del Director General de Trabajo.
Desde 1946, ya en los Estados Unidos, fue designado delegado del
Gobierno Vasco. Asistió a numerosos congresos de carácter internacional,
en calidad de observador oficial. Viajó por diversos países del continente
americano, como publicista y conferenciante, y tomó parte activa en el
Congreso de Estudios Vascos celebrado en Biarritz.
339
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Nueve días antes de su criminal secuestro habíase doctorado en
la Universidad de Columbia. La tesis presentada con ese motivo, el 27
de febrero, era un análisis exhaustivo sobre la tiranía dominicana. La
misma había de editarse rápidamente en ingles y español, con el nombre
de “La era de Trujillo”. Jesús de Galíndez fue mártir de la libertad a los
cuarenta años de edad.
Es de mi interés recabar en las publicaciones de la colectividad,
sobre todo en Eusko Deya, para ver de qué manera se informó sobre estos
luctuosos hechos que ocurrieron en los Estado Unidos, que pusieron
fin a la vida de un patriota vasco nacido en Amurrio: Jesús de Galíndez
(Eusko Deya, 30/04/1956).
La repercusión de la desaparición y muerte de Jesús de Galíndez en
los diarios del colectivo vasco argentino
La noticia ha corrido como reguero de pólvora por todo el mundo, la
desaparición de Galíndez es una realidad y se teme por su suerte. En tal
sentido, si bien el 11 de marzo ya se tiene conocimiento del hecho, recién
en la publicación de fin de marzo del mensuario Eusko Deya de Buenos
Aires, se informará sobre lo ocurrido en los Estados Unidos con Jesús de
Galíndez.
Eusko Deya titula la primera información sobre el tema de la siguiente
manera: “Desaparición del delegado vasco en Nueva York, Licenciado
Jesús de Galíndez”:
Los diarios y agencias noticiosas de todo el mundo han dado cuenta
de la desaparición del licenciado don Jesús de Galíndez en Nueva
York, donde actuaba en calidad de delegado Vasco desde hace años.
Galíndez, tan conocido en nuestra colectividad por sus intensas
actividades vasquistas, es también colaborador nuestro y los lectores
de Eusko Deya se han deleitado muchas veces en sus trabajos de
elevado tono patriótico.
Dicen las primeras noticias al respeto que el señor Galíndez estaba
preparando un trabajo en el que enjuiciaba la dictadura del general
Trujillo y sus amigos y allegados en Nueva York relacionaban su
desaparición con dicha circunstancia. Dicho trabajo era una tesis de
la Universidad de Columbia, de la que era profesor ayudante. Sus
amigos en aquel país, y diversas entidades de signo democrático a
las que pertenece nuestro compatriota están realizando gestiones
encaminadas al esclarecimiento del hecho.
Algunos diarios, entre ellos, La Época, de Buenos Aires, afirman
que de establecerse dicha relación, el suceso podría constituir uno
de los grandes escándalos y de los testimonios contra los regímenes
dictatoriales. Por nuestra parte y en espera de nuevas noticias, nos
limitamos hoy a registrar el caso con la consiguiente inquietud y con
la esperanza de que la desaparición no implique un final irremediable.
En nuestro próximo número henos de ocuparnos con mayores
precisiones, si ello nos es posible, de este doloroso percance (Eusko
Deya, 30/03/1956:9).
En el siguiente número del periódico porteño, se informa sobre su
compromiso con la libertad y la democracia, como así también, sobre su
340
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
producción bibliográfica, actividad intelectual y su compromiso con la
causa nacional vasca y, por ende, el impacto de su desaparición. Eusko
Deya presenta esta información con el siguiente título: “La inmolación de
Jesús de Galíndez”:
La desaparición del doctor Jesús de Galíndez, delegado del Gobierno
Vasco en Nueva York, tiene desgraciadamente, en los momentos en que
trazamos estas líneas, el carácter de un asesinato que el juicio general
anota ya en la cuenta de la tiranía. El mundo libre se ha conmovido
ante lo que constituye una inmolación de este vasco amante de la
libertad y luchador por los fueros en el ámbito universal (Eusko Deya,
30/04/1956).
Más adelante, el informe periodístico agrega:
Es un hermano que ha caído en esta lucha en la que nuestro pueblo
ha escrito casi toda su historia. La vida inmolada de Galíndez pregona
que la gente vasca siente la causa de la libertad en su más pura
acepción, en sus más grandes dimensiones. La víctima de esta hora es
un símbolo de esa vocación por la libertad de nuestro pueblo.
Lloramos pues, ha este hermano caído en la pelea y en su honor
recogemos su lección, que habrá de reforzar nuestra acción por la
libertad de Euzkadi y por la libertad de todos los pueblos y de todos
los hombres (Eusko Deya, 30/04/1956:6).
Seguidamente, se hace mención a su producción intelectual y
bibliográfica, destacando su militancia permanente por la libertad
universal. En tal sentido, se publica que Jesús de Galíndez en Nueva
York escribió abundantes libros y mantuvo una intensa colaboración
en diarios y revistas. Era columnista permanente en el Diario de Nueva
York. Al mismo tiempo, desempeñaba su función de profesor de Derecho
Internacional en la Universidad de Columbia. La última obra publicada
era un estudio de las dictaduras en América, titulándose el libro:
Iberoamericana, su evolución política, social, económica e internacional.
Nueve días antes de su criminal secuestro, habíase doctorado en la
Universidad de Columbia. La tesis presentada con ese motivo, el 27 de
febrero, era un análisis exhaustivo sobre la tiranía dominicana. Había
de editarse rápidamente en inglés y español, con el nombre de La era de
Trujillo.
Resulta importante destacar que la editorial Ekin ha publicado
varios libros de Jesús de Galíndez, al sumarse a la protesta universal por
su desaparición y el crimen que la misma extraña, destaca la cooperación
recibida del malogrado escritor. En tal sentido, al referirse a la obra
publicada del desaparecido, llevada a cabo en América desde que llegó al
continente a poco de salir de un campo de concentración de Francia, la
explica así:
Huyó de aquella prisión en 1940 y llegó a América: lo primero que
hizo fue poner en limpio parte del diario. Fruto de ello es su libro Los
vascos en el Madrid sitiado. Más adelante, reunió las impresiones que
le fueron inspirando en sus propias notas y escribió: Estampas de la
341
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
guerra, en donde muestra la garra de escritor, presentado desdibujado
su pensamiento fundamental que era: guerra a la guerra. Fruto de las
investigaciones jurídicas y de su amor al pueblo vasco y a la justicia y
el progreso universal fueron las obras: Derecho vasco y La aportación
vasca al derecho internacional, donde se estudia las leyes y los fueros
vascos y el pensamiento de Francisco de Vitoria, fundador del Derecho
Internacional y que creo la base filosófica de la independencia de los
pueblos de América. Publicó también Cinco leyendas del trópico y
Elementos de la ciencia jurídica. Combatió el totalitarismo en diarios
y revistas de Europa y América y en conferencias en diversos países
americanos y asistió a las reuniones internacionales más importantes
en representación del gobierno vasco en el exilio (Eusko Deya,
30/04/1956:6)
Su temple democrático le hizo penetrar en la organización de los
pueblos de América, especialmente en aquellos gobernados por
sistemas ditactoriales y más precisamente influidos por la “hispanidad
franquista”. Fijó su atención en las leyes de emigración, sobre conflictos
de nacionalidad y las naturalizaciones. Estudió la situación de los
extranjeros y el derecho de asilo –presentando sus experiencias en la
embajada de Madrid– durante la guerra civil. Otros libros: Divorcse in
the America, mientras que el resultado de sus estudios sobre terrorismo
y extradición, dio lugar a una nueva obra: Principales conflictos de la
leyes de la América actual.
Padeció durante cinco años la dictadura de Trujillo y después se
trasladó a los Estados Unidos, donde fue nombrado profesor de Derecho
Internacional en la Universidad de Columbia. Preparó su trabajo de
general sobre las dictaduras americanas y así nació: Iberoamérica, su
evolución política, social, económica, cultural e internacional. El 27 de
febrero del corriente año presentó en la Universidad de Columbia, su
tesis doctoral titulada: La era de Trujillo (Eusko Deya, 30/04/1956:6).
A continuación, Eusko Deya presenta una recapitulación de los
hechos ocurridos en Nueva York, con una detallada información y
algunas hipótesis sobre las líneas de investigación del secuestro de Jesús
de Galíndez.
Ha transcurrido más de un mes y medio desde la desaparición de
nuestro compatriota el doctor Jesús Galíndez, delegado del gobierno
vasco en Nueva York. Por consiguiente, si las impresiones fueron ya
pesimistas desde los primeros días del proceso, hoy esas impresiones
se han convertido en casi certidumbres de que el desaparecido ha
perecido. No parece verosímil que se trate de un secuestro sin que se
hayan tenido noticias del mismo durante tanto tiempo. La creencia
predominante incluso en medios judiciales de Nueva York es que ha
sido asesinado.
La reacción que el hecho ha producido en todo el mundo lo conocen
todos nuestros lectores. La consternación y la indignación ha movido
círculos y entidades de toda clase y las publicaciones y emisoras se
han hecho eco del mismo en términos reiterados. Llama la atención
que los autores de la desaparición, el secuestro o asesinato de Galíndez
hayan podido moverse con esa impunidad que dura ya casi dos meses.
Esta circunstancia parece abonar la sospecha de que los autores de
hecho se mueven con una increíble libertad. Aunque como decimos,
nuestros lectores conocen las circunstancias del hecho, las que han
podido determinarse, por haber circulado por todas las publicaciones
del mundo consignaremos un resumen de las mismas, contribuyendo
así a fijarlas para que quede la más amplia constancia de las mismas
ante la conciencia universal (Eusko Deya, 30/04/1956:6).
342
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Como corolario de este segmento informativo, el periódico vasco de
Buenos Aires informa sobre la desaparición, las sospechas y las amenazas
y temores previos a la desaparición de Jesús de Galíndez.
La desaparición
El doctor Galíndez debió desaparecer, el 11 de marzo, que fue el último
día en que fue visto por sus amigos y alumnos de la Universidad de
Columbia, donde venía actuando en calidad de profesor auxiliar de
Historia, en la que explicaba historia latinoamericana desde hace
algún tiempo. Ese día por la tarde o quizás por la noche dio su clase y
abandono luego aquella casa docente. Sábese que después, hacia las
nueve y media de la noche, estuvo en un café o cafetería, la denominada
La Barraca, con amigos y alumnos. Salió de dicho establecimiento para
dirigirse a su casa en la Quinta Avenida 50, donde estaba instalada la
delegación del gobierno vasco, y donde tenía su habitación. Hay quien
cree que no llegó nunca a su casa y de esa opinión es el juez instructor
Mr. Craymore.
Cuando se advirtió la desaparición y se hizo una investigación en su
domicilio, encontraron en éste utensilios de uso habitual, entre ellos
la máquina de afeitar y cepillos de dientes y ropas diversas, que su
dueño hubiese llevado consigo de haber salido de viaje. Según algunas
versiones, ropas, algunos muebles y papeles de la casa estaban
revueltos, como si alguien buscó entre ellos. De no haber vuelto el día
11 de marzo a su habitación, el doctor Galíndez, como parece lo más
verosímil, alguien estuvo después en ella en busca de algo, papeles y
documentos.
La sospecha
La sospecha surgió inmediatamente, puede decirse, cuando en la
Universidad, los profesores, compañeros de Galíndez y alumnos
advirtieron que no se presentaba a dar su clase habitual, algunos de
ellos llamaron a su casa, sin obtener respuesta.
Algo parecido ocurrió en el Diario de Nueva York, del que el
desaparecido era colaborador regular. Como su artículo convenido
no llegaba al diario, el director se preocupó por él. En otros lugares
que frecuentaba el desaparecido, entre ellos el centro vasco y algunas
tertulias de compatriotas, ocurrió lo mismo. De esta forma, no tardó
en establecerse la anomalía.
Desde la Universidad, por iniciativa de varios profesores y alumnos
y de otros lugares, se avisó a la policía, que entró en funciones y
se presentó en la habitación de la Quinta Avenida, donde se pudo
comprobar algunos detalles que evidenciaban la desaparición anormal
de su ocupante. En seguida, comenzaron a moverse entidades y
personalidades representativas, interiorizándose en el caso de la
justicia hasta encargarse del sumario el fiscal Graymore.
Con una elocuente coincidencia las sospechas señalaban los
agentes del dictador Trujillo como los autores de la desaparición.
Fueron muchos los que recordaron que el doctor Galíndez había
expuesto hacía ya hace tiempo, ya temor de que su seguridad fuese
atacada por los trujillistas como consecuencia de la campaña contra
el régimen tiránico y últimamente, con ocasión de la tesis sobre
dicho régimen, que presentaría en la universidad (Eusko Deya,
30/04/1956:6).
343
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Amenazas y temores
Enseguida fueron surgiendo las versiones referentes a las amenazas
recibidas por el doctor Galíndez de parte de los elementos de la
procedencia indicada. Había dicho a muchos de sus amigos lo que
venía ocurriendo desde hacía mucho tiempo, años incluso.
El doctor Ghioldi recordó días pasados en el acto por la república
española en Buenos Aires, que en Nueva York le oyó comentar que
acaso le ocurriera algo lamentable a cuenta de la documentación que
estaba recopilando y ordenando sobre el régimen trujillista. Parece
ser que a otros amigos les habían dicho concretamente que había
recibido amenazas por teléfono y por correo, indicándole que tenía que
abandonar toda campaña contra el régimen dominicano, si no quería
sufrir tristes consecuencias.
Una señorita que ejercía en ocasiones la secretaría del doctor Galíndez
ha manifestado que algunas de estas cartas anónimas debían obrar
entre los papeles del desaparecido. Días después de la desaparición,
según se ha dicho, la policía encontró entre los papeles del doctor
Galíndez unas anotaciones a lápiz en las que se hace alusión a un
posible atentado contra su persona, indicando que en tal caso las
pesquisas debían orientarse en dirección a los elementos dominicanos
dictatoriales. Se trata al parecer de una especie de tratamiento, tal
vez abandonado en momento en que, pese a sus tristes presunciones,
el doctor Galíndez sintió preponderar en su ánimo el optimismo. Se
dice en dichas anotaciones que en caso de morir sus restos sean
enterrados en tierra vasca, de donde es oriundo, dejando todos sus
efectos, papeles y libros al gobierno vasco, como heredero, pues el
desparecido era soltero y no tenía actualmente familia alguna (Eusko
Deya, 30/04/1956:6)
Una información de gran importancia ante la posibilidad cierta de
que una vez secuestrado Galíndez haya sido llevado fuera de los Estados
Unidos, con la colaboración de barcos de bandera dominicana. En tal
sentido, se informa sobre el movimiento de barcos de esa denominación
en el puerto de Nueva York.
Los movimientos de los barcos
Por los días en que desapareció el intelectual y líder vasco, había dos
barcos dominicanos en el puerto: el “Fundador y el “Angélica”, este
último a pocos días del suceso salió hacia la mar, pero regresó a las
cinco horas, el otro barco realizó la misma operatoria. ¿Qué relación
existe entre la desaparición del doctor Galíndez y los movimientos
de los barcos? Algunos observadores no han dejado una posible
concomitancia: El mismo juez Craymore parece haberla señalado. La
policía interrogó a los tripulantes del “Angélica”, los que dijeron que
habían regresado a causa de averías en la máquina, mientras que el
otro barco siguió su viaje a Santo Domingo y sus tripulantes no han
podido ser interrogados.
No ha faltado quien piense que en uno de los barcos pudo hallarse el
desaparecido, que sus restos pudieron asimismo ser arrojados al mar,
o bien que el desaparecido haya sido llevado a los dominios de Trujillo
(Eusko Deya, 30/04/1956:7).
Seguidamente, el periódico hace referencia a los antecedentes de esta
desaparición en cuanto puede ser imputada a los indicados elementos
dictatoriales, ya bien conocidos por sus lectores.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La campaña que venía realizando Galíndez contra aquel régimen
dictatorial en artículos periodísticos, en reuniones y mítines y
últimamente en la tesis doctoral que versa sobre ese motivo. Galíndez
conoció bien la política y acción de Trujillo, pues estuvo varios años
en ese país y desempeñó incluso algún cargo oficial y recorrió el país
y estuvo en contacto con las clases laboriosas.
Cuando salió del país para trasladarse a los Estados Unidos, su
conciencia y rebeldía contra el régimen opresor se había manifestado
abiertamente. Participó de reuniones de dominicanos que querían
poner fin a la dictadura y estudió y analizó las causas y efectos, y según
algunos, Galíndez era el hombre a quien más temía el dictador. La
muerte de Requena, periodista, asesinado después de haber recibido
amenazas de los trujillistas y de Sergio Bencome, liberal dominicano,
opositor al tirano, muerto a tiros en su habitación en Nueva York.
El periodista Ormes, director del diario El Caribe ha manifestado
que el doctor Galíndez le expuso sus temores de ser atacado por los
agentes trujillistas. Añadió que estando en Santo Domingo se informó
que Galíndez era persona sindicada por el régimen como enemigo y
que en su diario una hoja contra el desaparecido pagada por el mismo
gobierno. Por su parte personas de otros periódicos de Nueva York
han recibido amenazas, en cuanto a dejar el caso para preservar sus
vidas (Eusko Deya, 30/04/1956:7).
El gobierno vasco instalado en París, como es sabido, apenas tuvo
conocimiento de la desaparición de Galíndez y de los fundados
temores que haya sido asesinado, se puso en acción, interesándose
por su suerte por todos los medios a su alcance. El presidente Agirre
estableció comunicación cos sus amigos en Nueva York, de quienes
inquirió noticias sobre el hecho. Ha desaparecido también un
estudiante dominicano de la universidad de Columbia, José Manuel
Acevedo, el mismo día de Galíndez.
Los doctores Alberto Uriarte en representación del gobierno vasco
y Pedro Aguirre mencionado como albaceas por Galíndez en su
testamento en el año 1952, comparecieron ante la autoridad judicial
que interviene en el hecho, ofreciendo sus colaboración a los efectos
de hacerse cargo de los bienes del desparecido, si ello fuera estimado
oportuno. Hubo una reunión con tal motivo y se acordó que los
expresados bienes sean puestos en manos del albacea tan pronto
como el juez así lo determine (Eusko Deya, 30/04/1956:7).
Declaración sensacional
La agencia ISN hizo circular desde Nueva York una referencia que ha
sido recogida por muchos diarios, entre ellos La Razón de Buenos Aires
El periodista dominicano Germán Ornes manifestó que el generalísimo
Rafael Trujillo le ordenó “personalmente” que publicara ciertas
declaraciones contra el desaparecido profesor vasco, Jesús de
Galíndez. Recibí la orden personalmente del presidente. Todo lo que se
publica en la República Dominicana contra personajes o instituciones
extranjeras es por orden del gobierno de Trujillo, en cuyas oficinas de
prensa, se preparan y redactan los comentarios.
Un ataúd negro
Al mes de la desaparición, los amigos del doctor Galíndez en Nueva
York, realizaron una manifestación, desfilando con un ataúd negro.
Declaraciones de Basaldúa:
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Y la tiranía acabó con él, un vasco más que, fiel a su historia fue
mártir de la libertad. Los vascos, con puños cerrados ante la iniquidad
y el bárbaro atropello, lloramos su ausencia. A nuestro dolor, no pudo
ser ajeno ningún hombre digno.
Condolencias recibidas de: autoridades norteamericanas, Partido
Demócrata, Laurak Bat de Buenos Aires, Eusko Txokoa de Buenos
Aires, centro vasco de 9 de julio y 248 organizaciones cívicas, sociales
y religiosas de Estados Unidos (Eusko Deya, 30/04/1956:7).
El periódico informa a continuación sobre las protestas en el mundo
libre ante la desaparición de Jesús de Galíndez, lo que ha desencadenado
las siguientes manifestaciones de América y todo el mundo, donde se
pueden apreciar las que corresponden a fuerzas políticas y centros vascos
e instituciones de la República Argentina:
Unión Americana Católica, Comité Americano de Cultura, Unión
Americana por los Derechos Civiles; Asociación Americana por
los Derechos y la Democracia, Sociedad Española de Beneficencia
Confederadas, Círculo de Escritores y Iberoamericanos, del cual era
presidente, el Círculo de Obreros de Acción Sindical Independiente,
el presidente de la república española en Nueva York (USA), Acción
Democrática Latinoamericana, Unión Cívica Radical de Argentina,
Juventud Radical, Juventud Radical Intransigente, Ateneo Radical
de Montserrat, Ateneo Radical de San Telmo, Partido Demócrata
Cristiano de Argentina, Unión Fraternal Cristiana de Buenos Aires,
firmado por el padre Iñaki de Azpiazu, el Comité de Buenos Aires
del APRA peruano, el partido Aprista, delegación Buenos Aires, la
Agrupación de Intelectuales Demócratas Españoles en Buenos
Aires, el Movimiento Demócrata Cristiano, el Centro de Estudiantes
Peruanos. También han alzado su voz por la desaparición de Galíndez,
el diario La Capital de Mar del Plata, el Centro de Socialistas Vascos
“Pablo Iglesias” de Argentina, el Centro Republicano Español de
Buenos Aires, el Centro Vasco Eusko Etxea de Necochea (Eusko
Deya, 30/04/1956:9).
A continuación, Eusko Deya publica algunos detalles de la Tesis
Doctoral de Galíndez sobre la dictadura de Trujillo.
El doctor Frank Tannenbaun profesor en Historia de América Latina
de la Universidad de Columbia reveló detalles de la tesis presentada
el pasado 27 de febrero por Jesús de Galíndez, cuyo título es “La
era Trujillo (1930-1955)”, a la cual considera como objetiva y muy
documentada, luego de describir hechos, fechas y nombres, como
así también los métodos utilizados por el régimen de Trujillo para
mantenerse en el gobierno. Es un libro de 700 páginas, que fue escrito
en español y que será traducido al inglés.
Si bien la tesis está aprobada no le fue entregado el título, porque
esa ceremonia tiene lugar en el mes de junio, así que se le realizará
un homenaje póstumo. Galíndez ha recorrido toda la República
Dominicana, siendo un observador de la realidad política del país.
En la tesis se detallan los constantes homenajes que se le tributan a
Trujillo, y se destaca un letrero a la entrada de un manicomio que dice
“Todo se lo debemos a Trujillo”.
En otra parte de la tesis se comenta que los enemigos del régimen se
refieren al mismo, con terror y que el arma más poderosa del régimen
es “el hambre”. Para realizar cualquier trámite hay que mostrar la
planilla de afiliación al partido de Trujillo y hasta los “fieles pueden
ser destituidos y terminar en la cárcel” (Eusko Deya, 30/04/1956:9).
346
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
El diario vasco-argentino publica también una carta de Andrés Irujo
dirigida al fiscal de Nueva York, de la cual presentamos un resumen.
El hombre y la conducta
Señor Fiscal de Nueva York
Al comenzar la guerra civil de España, Jesús de Galíndez, joven
estudiante, se hallaba solo en Madrid, su familia veranea en Euzkadi,
acusado por grupos de ser fascista o nazi, fue detenido los amigos lo
buscaron y luego de tres días apareció en el Hogar vasco y se enteraron
de lo ocurrido.
En cautiverio fue interrogado y éste se manifestó nacionalista vasco,
que nada tenía que ver con el nazismo y fue puesto en libertad
inmediatamente. Más adelante, se detalla el desempeño de Galíndez
en el Madrid sitiado. Pero Irujo detalla los acontecimientos más
cercanos, al referirse a que Franco hace dos meses envió a la República
Dominicana, en una misión diplomática, con el fin de participar en una
fecha solemne de la “Era Trujillo”, precisamente a Fernández Cuesta
en calidad de ministro general de la falange. Participó el viajero en los
actos oficiales y seguidamente y fue jefe confidencial de asuntos que
interesan a ambos gobiernos.
Galíndez era uno de los hombres que trabajaba contra el régimen,
y según testigos su actuación era una de las más temidas por el
dictador. Y finaliza Irujo afirmando: “No necesitan los dictadores de
Santo Domingo instrucciones para actuar violentamente contra los
enemigos. Ni ellos, ni otros dictadores de América. Pero tampoco es
ilógico suponer que los falangistas que no han vacilado en levantar
el brazo en alto en este continente y cantar estribillos, hayan podido
utilizar en cierto modo al menos el brazo de una dictadura americana
para eliminar a un defensor de las libertad, que además, es un enemigo
resuelto y eficaz de su sistema totalitario y que por ello tiene cuentas
que saldar, como todos los demócratas que seguimos en nuestra
trinchera, igual hace veinte años, cuando luchamos contra las fuerzas
alzadas en armas en España, en definitiva contra el eje Roma-Berlín.
Señor fiscal de Nueva York esto no es ciertamente una acusación, pero
se trata de algo que puede servir para esclarecer la desaparición de
Jesús de Galíndez (Eusko Deya, 30/04/1956:9).
Otra nota sobre el tema de la desaparición de Jesús de Galíndez, es
la que lleva la firma de Andoni Astigarraga, de la cual presentamos un
resumen, la cual lleva por título: “Un luchador integro”.
No hace aún tres años, me encontraba hablando con Jesús de
Galíndez, Jesús era un hombre de las mil actividades. Y mientras
buscaba papeles y notas para enseñarme y discutir conmigo, como
un fiscal, me hacía infinidad de preguntas sobre aspectos de nuestra
causa. Así en rápida sucesión de ideas hablamos de la colectividad
vasca que yo conocía en América, de los hombres de nuestro partido
y del gobierno, de Euskadi, de su lucha. Y luego de sus actividades
en los Estados Unidos, no sólo como delegado del gobierno y
secretario de cuantas instituciones vascas existen y se dirigían a
él, que era profesor de la Universidad de Columbia, de sus libros y
colaboraciones periodísticas.
Luego describe el exilio de Galíndez, primero Francia y luego
República Dominicana durante cinco años, teniendo que abandonar
Santo Domingo cuando se convirtió en “Ciudad Trujillo”, y trasladarse
a Nueva York, donde se puso de inmediato en contacto con los exiliados
dominicanos, haciendo propia su causa, cuando muere Requena.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Afirma Andoni Astigarraga que Galíndez le habló de las amenazas,
de las cartas y llamadas telefónicas y de una botella de champagne que
decía “Bebe el último vaso”.
También me comentó sobre su tesis y le dije “Cuidado Jesús, bastante
tenemos con Franco, sin meternos en más líos, pero su respuesta
categórica no admitía terceras posiciones”.
Galíndez era un hombre de la libertad y de la causa de nuestro pueblo.
Para mí además fue un amigo a quien no podré olvidar y finaliza
Astigarraga: “Si el enemigo, que es el mismo llámese Trujillo como
Franco, no vacila ante el crimen, es señal que ALGO hacen nuestros
hombres. En cuanto a qué hacemos, la respuesta debemos darla
nosotros mismos (Eusko Deya, 30/04/1956:9).
Otro testimonio es la declaración de la recientemente constituida
Federación de Entidades Vasco-Argentina (FEVA). En la reunión del 24
de marzo:
Expresar la consternación producida en la Colectividad Vasca de la
Argentina, por la desaparición del doctor Jesús de Galíndez, delegado
del gobierno vasco en Estado Unidos, y víctima de las fuerzas al
servicio de tiranía que deshonran el espíritu tradicional e histórico del
continente americano.
Manifestar su total adhesión a la obra de carácter universal que con
tanto denuedo como sacrificio heroico llevó a cabo el doctor Galíndez
en la cátedra, en el libro y la prensa, en la tribuna como frente de
batalla, movido por su espíritu de sincero catolicismo y de su vocación
auténticamente democrática, como corresponde en la historia al
pueblo vasco del cual era hijo.
Solicitar de las autoridades competentes una investigación a fondo
a fin de que este atentado horrendo no quede en el anonimato, por
así exigirlo el clamor de los hombres libres que al margen de razas
e ideologías anhelan y luchan por imponerle en el mundo, mínimos
principios de moral y derecho.
Al protestar por este crimen, apela a la conciencia de los hombres
libres de América para que se sumen al dolor que pesa sobre los vascos
y exijan, como lo hace esta Federación de Entidades Vasco Argentina,
una reparación pública (Eusko Deya, 30/04/1956:9).
Por último, Eusko Deya publica una poesía dedicada a Jesús de
Galíndez:
Una poesía: (Homenaje a Galíndez asesinado por las tiranías)
Y cortaron tus alas
Serviles cancerberos
Que cumplieron jornada
A voz del tirañuelo
En ti España herida
Se esparcía en el espacio
Tu le dabas la vida
Perenne sin cansancio
Eras tu pregonero
De la voz en libertad
Que teme al tirañuelo
De España peregrina
De ese pueblo viril
Que ni a muerte se inclina
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En tu Euzkadi gloriosa
Cobijado en tu roble
Ha de abrirse una rosa
Y a la luz de luceros una voz cavernosa
Mueran los tirañuelos! (Eusko Deya, 30/04/1956:9)
Consideraciones finales
La desaparición y posterior muerte de Jesús de Galíndez no pasó
desapercibida en el mundo, ni en el colectivo vasco argentino. En tal
sentido, Eusko Deya dio una cobertura especial al hecho, con el propósito
de informar a los vascos, vasco-argentinos y público en general.
La forma detallada en que se presenta el tema, no deja duda la
importancia de la personalidad a la cual se hace referencia, relatando
pasajes de su vida en Euzkadi, el exilio, su actividad intelectual y su
prédica constante por los derechos de la nación vasca y la lucha sin
desmayos contra todas las dictaduras del mundo.
Los apoyos y las declaraciones institucionales, políticas y a título
personal provenientes de todo el mundo, dan cuenta de la magnitud de
la personalidad de Galíndez en el mundo vasco, como así también, del
impacto que causó este lamentable episodio, lo cual es reflejado en el
periódico vasco-argentino.
Las pautas reglamentarias del congreso en que se presentará esta
ponencia, limitan la ponencia a las primeras reacciones en la diáspora
Argentina, pero en el futuro inmediato, seguiré indagando la fuente
utilizada, como así también, otras que nos permitirá dar mayor volumen a
la investigación, superando esta primera aproximación al tema propuesto.
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Bloque 7
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Las prácticas profesionales docentes:
prácticas prefigurativas
Marìa Graciela Di Franco - Silvia Siderac - Norma Beatriz Di Franco
[email protected] - [email protected] - [email protected]
Resumen
Este artículo recupera elementos de análisis y reflexión a partir la
implementación de lo que dio en llamarse en los nuevos planes de estudio
de profesorado de la UNLPam el Campo de las Prácticas. Se configura
como un eje transversal de la formación de profesorado resignificando
todos los espacios curriculares para una participación e incorporación
progresiva de los estudiantes en contextos socio-educativos. Se aborda
en este trabajo el campo mencionado como prácticas prefigurativas. Se
podría definir una pedagogía prefigurativa como un conjunto de prácticas
que, desde el momento presente, anticipan los gérmenes de una educación
futura. Tales prácticas –en esencia políticas– se configuran a través de
algunas dimensiones fundamentales: las lógicas de organización, la
acción colectiva, la reflexión en esa acción y los sujetos que intervienen.
Se utiliza una metodología cualitativa que aborda las prácticas desde
las voces y experiencias de docentes y estudiantes involucrados en esta
innovación. Esto es, desde el inicio de la formación, en el transcurso de
la carrera, vinculando asignaturas disciplinares y pedagógicas, situadas
en futuros ámbitos de desempeño profesional de los estudiantes, con
dinámicas de reflexión para la modificación constante. Esta acción
permitiría visualizar un modo de construcción que potencia y genera la
formación profesional, democrática y colectiva, reivindicado la mirada
política.
Introducción
Esta ponencia se desarrolla a partir la implementación de lo que dio
en llamarse en los nuevos planes de estudio de profesorado de la UNLPam
el Campo de las Prácticas. Se configura como un eje transversal de la
formación de profesorado resignificando todos los espacios curriculares
para una participación e incorporación progresiva de los estudiantes en
los contextos socio-educativos. Se aborda aquí este campo como prácticas
prefigurativas.
La complejidad del campo de las prácticas profesionales docentes
viene ocupando lugares cada vez más importantes en las reflexiones acerca
de cómo se van reconfigurando esos haceres y saberes que describen o que
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
dan sentidos identitarios a esta profesión, la de los docentes reconocidos
por sus prácticas.
Particularmente ratificadas en los marcos normativos nacionales
y provinciales y en las prescripciones curriculares vinculadas a los
nuevos profesorados. Nos estamos refiriendo a la Ley Nacional de
Educación 26206; la Ley Provincial de Educación de la provincia de La
Pampa 2511, a los “Lineamientos Básicos sobre la Formación Docente
de Profesores en la Universidad”1 y a los nuevos planes de estudio para
los profesorados de la Facultad de Ciencias Humanas vigentes a partir
del año 2010 (Cfr. Resolución Nº 232/2009 CS Universidad Nacional de
La Pampa).
Se vuelve objetivo prioritario entonces para nuestras investigaciones
el abordaje y análisis de estas prácticas. Por un lado, respecto de los
modos provisionales en que pensamos una actividad profesional en claves
y códigos contemporáneos y, por otro, en la descripción que nos demanda
tomar distancia y analizar cuáles son esos rasgos que social, cultural y
políticamente nos identifican. Comprender y someter a escrutinio esos
rasgos, pero no por históricos sino por traducidos en nuestras prácticas
concretas cotidianas.
La implementación del Campo de las Prácticas en la Facultad de
Ciencias Humanas
En el año 2012, la Facultad de Ciencias Humanas transita el tercer
año de los nuevos planes de estudio de los profesorados universitarios en
Historia, Geografía, Letras e Inglés. Los nuevos planes presentan como
cambio novedoso respecto de los anteriores: un Campo de la Práctica
que tiene como finalidad acercar a los estudiantes desde los primeros
momentos de la carrera al contexto socioeducativo donde llevarán
adelante su desempeño profesional2. Se conforma entonces, un grupo de
trabajo integrado por la Secretaria Académica de la Facultad, una docente
coordinadora del campo y profesores que provienen del Departamento de
Formación Docente y de cada uno de los departamentos de los distintos
profesorados. El objetivo primordial es abandonar la idea de la práctica
como un campo final y separado de toda la formación. Dar por tierra
con esta concepción en la que se depositan todas las expectativas
para que, en el último año de la carrera y por acto casi mágico, toda la
formación recibida en cuatro años encuentre la síntesis que convierta al
estudiante en docente3. La modalidad de trabajo prevé la articulación de
las asignaturas entre sí y con la escuela por lo que cada cátedra diseña
1
2
3
Informe final de la Reunión Anfhe-Cucen, mayo 2012, Secretaria de Políticas Universitarias.
Se suma a los Campos de Formación General, Formación Pedagógica y Formación Disciplinar.
Esta concepción se ha desarrollado ajustándose a una racionalidad técnica (Gruñid, 1991) que concibe
la preeminencia de la teoría sobre la práctica por lo tanto el dominio de los cuerpos de saber es anterior
y prioritario respecto a la acción en el aula.
353
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
actividades que tengas a los sujetos escolares y la escuela como referente
directo de esas tareas.
Las investigadoras de este proyecto nos desempeñamos también
como docentes de los profesorados de Ciencias Exactas de la UNLPam,
ellos siguen teniendo los planes de estudio anteriores con las prácticas
en el último año de la carrera. La mirada comparativa entre ambas
modalidades nos permite seguir reflexionando y fortaleciendo las hipótesis
de investigación ¿Qué son? Por ejemplo, en el profesorado de Matemática,
aún, en 2011, las voces de estudiantes que cursan su residencia –sin
tener prácticas significativas de aula previas–, expresan las necesidades y
expectativas depositadas en el cuatrimestre final de la carrera. Manifiestan
en este sentido la confianza en que –espontáneamente– se encuentren
formados para desarrollar sus prácticas profesionales.
Voy a desarrollar cómo daría una clase. Para eso voy a tener en cuenta
mi experiencia como alumna de la facultad en otras materias de la
carrera (no asignaturas de las prácticas docentes) y mi experiencia
con alumnos particulares (P5, 2011).
Pueden identificarse también contradicciones, expresiones
discursivas acerca de la resolución de problemas, el status y la anticipación
de la teoría, la posibilidad o no de relación con las culturas vitales de los
alumnos:
Tomé el tema función lineal porque es un tema muy lindo y rico para dar
pues hay muchos ejemplos de la vida real en que los alumnos pueden
sentirse vinculados. Un problema como inicio sería muy enriquecedor
y les brindaría confianza y se me facilitaría la incorporación de
teoría necesaria. Lógicamente se irá incorporando la teoría que sea
conveniente y que no siempre se la puede relacionar con la vida diaria
(P11, 2011).
Finalizando el cursado de la carrera se espera que el último año
colabore:
Espero que este último año me ayude a enfrentar un aula (P7, 2011).
Espero poder innovar a la hora de utilizar ideas, herramientas,
estrategias, ejemplos prácticos para desarrollar conceptos en el
aula. Creo que el acompañamiento del docente a cargo es de gran
importancia ya que la experiencia que he tenido es muy poca (P2,
2011).
Hoy en día, cursando la última práctica, pretendo en especial de la
misma, adquirir o aprender a desenvolverme en el aula, poder planificar
cualquier contenido y lograr una adecuada práctica (P8, 2011).
Hace un año que estoy realizando tareas de apoyo a alumnos de
secundario. Pretendo con esta PEIII4 desempeñarme en el aula de
manera eficiente, con gran seguridad ante los alumnos ya que como
toda actividad primeriza implica temores y desafíos (P4, 2011).
4
Practica Educativa III.
354
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Ahora que estoy cursando la PEIII espero tener la confianza y seguridad
para poder manejar sola un grupo de alumnos. Me gustaría aprender
a programar actividades a largo plazo, en continuidad, prolongadas en
el tiempo, que nunca hicimos (P26, 2011).
La mayoría llegamos a esta última instancia con muy poco contacto
áulico (P14, 2011).
Se comienza entonces, a trabajar la propuesta de un saber práctico
que se relaciona dialécticamente con la teoría y recorre transversalmente
toda la formación. Esto requiere de la puesta en funcionamiento de las
culturas colaborativas que suponen pensar juntos este campo desde el
ingreso mismo de los alumnos en las carreras para intentar promover los
saberes de cada profesorado y su potencialidad educativa en relación al
campo profesional, es decir, la escuela.
En nuestro equipo de investigación, la importancia de explicitar las
cuestiones políticas que subyacen, conforman, prefiguran y orientan el
campo de la práctica se ha traducido, desde hace tiempo, en un esfuerzo
permanente5. Es en este proceso donde se advierte que las instancias
de práctica no pueden simplificarse en la mera aplicación de la teoría,
sino que deben ser comprendidas interactuando dialécticamente para
que constituyan un modo de aprender, de conocer, de formarse. En este
marco, es imprescindible contar con la posibilidad de integrar saberes
y contexto, por lo cual una de las principales preocupaciones ha estado
puesta en ofrecer a los estudiantes contextos integrados como modos
de mediación favorecedores de la comprensión. Esta integración apunta
a la construcción de unos curricula lo menos fragmentados posible y
ha implicado el trabajo en conjunto de los docentes de la formación
disciplinar con los profesores de formación docente poniendo como eje de
trabajo común y colaborativo la tarea educativa situada en las escuelas
públicas de nuestro medio.
El Campo de las Prácticas como prácticas prefigurativas
El Campo de las Prácticas de la Facultad de Ciencias Humanas fue
construido en la convicción que toda carrera universitaria y su respectivo diseño
curricular configuran una propuesta político-educativa y que de ella participan
diferentes grupos con diferentes intereses lo cual llevará inevitablemente a
que se ejerzan mecanismos de negociación (de Alba, 2006:59).
Vincular lo político con lo pedagógico ha sido parte de las reflexiones
y aportes de quienes han intentado transformar la realidad con una fuerte
5Proyecto Las ayudantías: una experiencia de inmersión educativa. (1995) Res. 163-CD-95. Facultad
de Ciencias Humanas (UNLPam). Proyecto: “El curriculum en acción y el lugar que allí ocupan los
libros de texto”, Res. 058-CD-02 Facultad de Ciencias Humanas (UNLPam). Proyecto “Evaluación
político curricular y practicas de formación docente” (2008), Res. CD 277/08 Facultad de Ciencias
Humanas (UNLPam) y Proyecto “El Campo de la Práctica como desafío en la formación inicial y
desarrollo profesional de los profesorados universitarios”, Res. 145-CD-2012 Facultad de Ciencias
Humanas (UNLPam).
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
confianza en lo educativo. Por ello, Moacir Gadotti (2011) nos propone en
esta idea re-visitar el pensamiento gramsciano:
Gramsci evidenció la naturaleza política de la educación y la naturaleza
pedagógica de la política. Educar es siempre tomar partido, mostrar
una dirección asumir valores, comprometerse, pero sin adoctrinar o
manipular. Educar es conscientizar, desfetichizar, desmitificar, tornar
visible lo que fue ocultado para oprimir (Gadotti, 2011:9).
El Campo de las Prácticas es una propuesta política de enseñanza
en tanto intenta articular las relaciones entre sociedad y escuelas y
entre teoría y práctica para de esa manera conceptualizar, comprender y
transformar permanentemente la práctica profesional.
Hernán Ouviña (2011) refuerza la idea gramsciana cuando expresa:
...la pedagogía siempre debía entenderse desde una óptica política,
y a la inversa; toda práctica política que pretendiese aspirar a
transformar la realidad de raíz ameritaba ser concebida sí o sí en
términos pedagógicos, vale decir, profundamente educativos (Ouviña,
2011:142).
Los diferentes procesos y complejidades que se componen en el
campo están orientados por
...una concepción dialéctica, tanto del vínculo enseñanza-aprendizaje
como de la construcción y socialización del conocimiento, que podemos
denominar prefigurativa en la medida en que, además de impugnar
las prácticas escolares propias del orden social dominante, intenta
anticipar en los diferentes espacios que configuran a la vida cotidiana,
los embriones o gérmenes de la educación futura (Ouviña, 2011:143).
Se podría definir una pedagogía prefigurativa como un conjunto de
prácticas que, desde el momento presente, anticipan los gérmenes de una
educación futura. Tales prácticas –en esencia políticas– se configuran a
través de algunas dimensiones fundamentales: las lógicas de organización,
la acción colectiva, la reflexión en esa acción y los sujetos que intervienen.
Esta postura difiere notablemente en su concepción de la lógica
de la formación que deposita fuerte confianza en la teoría, dejando a la
práctica suspendida hasta los últimos momentos de la formación. Por el
contrario, en este interactuar de ambas instancias lo que pretendemos
es construir e instalar un espacio formador de principios identitarios
docentes a lo largo de toda la formación universitaria. En ese contexto,
la inclusión de los estudiantes desde el primer año de la carrera en el
ámbito de su futuro desarrollo profesional favorece la comprensión de la
cultura institucional y los procesos que en ella tienen lugar dándoles la
posibilidad de construcción de aprendizajes relevantes.
La tarea que se está realizando requiere y al mismo tiempo favorece la
integración de saberes y el trabajo cooperativo. Las culturas colaborativas
que promueven este tipo de investigaciones contribuyen notablemente en
la conformación de grupos, la confianza y la gratificación por el trabajo en
356
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
conjunto, el fortalecimiento de la autoestima y la reducción de temores
y ansiedades propias de las prácticas educativas. La posibilidad de
planificar, compartir y analizar reflexivamente la tarea, abordarla desde
los diferentes sitios y experiencias que aportan los diferentes actores y
la convicción de la reconstrucción permanente en función del desarrollo
de la misma, tiende a la reducción de la balcanización de la enseñanza
universitaria (Hargreaves, 1996). Este devenir constante del intercambio
democrático, la toma de decisiones colectiva, las incorporaciones y
modificaciones que el dinamismo previsto en los diseños curriculares
permite, proporcionan posibilidades de innovación y mejora.
Este tipo de prácticas prefigurativas suponen también una concepción
de organización educativa como unidad que promuevan la participación
y la construcción de la autonomía.
Organización como unidad, no solamente de cuerpos físicos, sino también
en tanto comunión de espíritus y colaboración de pensamientos, sobre
la base de la educación recíproca y la autodeterminación colectiva que
hace posible la recomposición política y prefigura tanto en forma como
en contenido vínculos de nuevo tipo (Ouviña, 2011:160).
Las organizaciones que propicia el trabajo en el Campo de la Práctica
sería precisamente opuestas a lo que Michel Foucault (citado por Ball,
1994) denomina la gestión como “tecnología moral” donde los integrantes
aceptan una concepción de gestión abdicando de toda crítica o resistencia
frente a los aspectos de dominación a que se someten.
La experiencia del Campo de las Prácticas puede ser considerada,
entonces, como una instancia prefigurativa en tanto hablamos de unas
prácticas, que no esperan tener conocimientos teóricos previos que les
anticipen la tarea, más bien discuten los sentidos de los conocimientos
impuestos, que no aguardan que se les otorguen espacios de poder
para ejercerlas, nos referimos a unas prácticas por las que se construye
conocimiento, el que construyen los sujetos que participan, que son
provisionales, que son –necesariamente– compartidas, que se desarrollan
en un presente, y que cobran fuerza en el transcurso de sus propios
haceres; que no se las puede concebir como acabadas o completamente
desarrolladas ya que las sostienen objetivos de reflexión y transformación
de una realidad que no se acepta disciplinadamente y que se discute
porque se confía en la posibilidad de cambio y en sustanciar estas
prácticas como modo de acción futura. Como puede apreciarse en los
ejemplos que a continuación se transcriben.
Las voces de los docentes:
...se planificaron dos salidas. En la primera se recogieron
“intuitivamente” las impresiones de cada grupo de alumnos en
el recorrido a los espacios educativos de la ciudad de Santa
Rosa, La Pampa, específicamente, escuelas de diferentes niveles
de enseñanza secundaria. Todas constituyen el ámbito del
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
futuro desempeño profesional de los alumnos del profesorado.
La segunda salida estuvo direccionada a fin de contrastar “los
no vistos”. Con la información recopilada la cátedra explicita los
distintos elementos que perviven de cada una de las escuelas
teóricas geográficas: regional, teorética, de la percepción, radical
y postmoderna y organiza una de las consignas del parcial a
partir de estos ejes trabajados. El registro de observación
y las fotos aportadas por los estudiantes se recuperan en la
cátedra Técnicas de la Geografía para el diseño del plano de la
ciudad. Mientras que cátedra de Introducción recupera la salida
de campo al Parque Nacional Lihuel Calel (Introducción a la
Geografía, 2010).
En una actividad de taller se trabajan estos aportes que dejan
en evidencia las concepciones de los estudiantes respecto del
espacio y la cultura escolar. También se formulan consignas
del parcial con esta información que contrasta ideas previas y
perspectivas de espacio en las distintas escuelas geográficas.
Se fortalecen los conceptos de espacio, territorio, ambiente y
paisaje. Con la información recopilada la cátedra Técnicas
diseña un trabajo práctico integrador donde se construye el
plano de la ciudad (Introducción a la Geografía, 2011).
En el transcurso del primer se organizó un Foro “El lugar
de la escuela en la construcción de la memoria”, solicitando
la articulación de aportes teóricos, análisis de autores y
reflexiones personales. La tarea generó un trabajo participativo
entre los estudiantes que evidenciaron una lectura de los textos
propuestos y una transferencia a situaciones de vida social
actual con una mirada especial en la institución escolar. El
lugar de la escuela en la construcción de la memoria histórica
(Problemas del Conocimiento Histórico, 2011).
...una actividad de fuerte articulación entre las asignaturas de
cátedras Lengua Inglesa I; Fonética I y Gramática I en el marco
del Campo de las Prácticas de la Facultad de Ciencias Humanas.
A partir de un diagnóstico de la cátedra de Lengua Inglesa I
que observaba la dificultad en la lectura de los estudiantes. Se
evalúan distintas posibilidades para fortalecer esta dificultad y
se avanza en la idea de ir a leerle a otros, comunicarse con otros,
donde la lectura significa que hay un otro que desea aprender.
Esta clase/actividad fue ideada desde Lengua I a partir de
contenidos propios –las microficciones– situaciones trabajadas
también desde las clases de Fonología I y Gramática I (Fonética
y Fonología Inglesa I, Gramática Inglesa I y Lengua Inglesa I, 2011).
La reflexión deja en evidencia que la tarea que se gesta es
inevitablemente un esfuerzo grupal, un compartir una cultura (Bruner,
1986), se comparten experiencias, se aprende con los demás, y se
fortalece la autonomía en las valoraciones de los alumnos de cada tarea
diseñada. Este trabajo se sostiene en encuentros a inicio y cierre de cada
cuatrimestre por carrera y en reuniones anuales de los docentes de las
cuatro carreras.
Cada encuentro se inicia recuperando el sentido del Campo de la
prácticas, con experiencias realizadas por distintos colegas y a partir de
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
allí el grupo problematiza cómo seguir, qué dificultades comunes atender,
qué vínculos se pueden establecer desde cada cátedra con la cultura
escolar y toman forma las experiencias particulares que asume cada
asignatura, buscando guardar coherencia con otros planteos y sumando
profundidad y sentido a la formación.
Esta reflexión nos ayuda a recuperar la idea de que el saber de
los profesores es un saber social. Señala Tardif (2010) que lo es porque
es compartido por un grupo de profesores, que nunca es definido solo
sino como resultado de una negociación entre diversos grupos; además,
porque el proyecto por el que se trabaja es una acción con otros, el saber
a enseñar se modifica con los cambios sociales y fundamentalmente
porque ese saber social se adquiere en el contexto de un socialización
profesional
Se propone como hipótesis provisional de trabajo que:
El saber del profesorado es [...] un saber siempre ligado a una situación
de trabajo con otros (alumnos, colegas, padres, etc.), un saber anclado
en una tarea compleja (enseñar), situado en un espacio de trabajo
(aula, escuela), enraizado en una institución y en una sociedad (Tardif,
2010:13).
Las voces de los estudiantes de los nuevos planes
Las instancias desarrolladas en este Campo se inician en el año
2010, donde se incorporaron los primeros años de los nuevos planes.
Continúan en el año 2011, con la incorporación de cátedras de segundo
año de las respectivas carreras y en el transcurso de las cursadas vigentes
en este año 2012, se llevan a cabo con alumnos y materias de tercer año.
La experiencia puede ser analizada en términos de Praxis Prefigurativa.
Una praxis presente (Grundy, 1991) que se recupera y describe
como:
- El acto de conocer supone un movimiento dialéctico que va de la
acción a la reflexión y de la reflexión sobre la acción a una nueva
acción.
- La praxis debe desarrollarse en el mundo real, no en un mundo
imaginario o hipotético.
- La praxis significa actuar con otros, no “sobre” otros.
- Es el acto de construir y reconstruir el mundo social. No sólo tiene
lugar en la cultura, sino que consiste en realizar una construcción
reflexiva del mundo social.
- La praxis implica la creación de significados los cuales se
construyen socialmente y no son absolutos, sino que pueden ir
modificándose a través de la reflexión.
En la reflexión de las evaluaciones de cátedra, protagonizada
por estudiantes de los diferentes profesorados que participan de esta
experiencia, ya se pueden identificar –en contraste con las tradiciones
359
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
que se han venido sosteniendo– valoraciones que orientan a seguir
promoviendo una praxis:
Muy buena ya que pudimos llevar lo teórico a la práctica (P1,
Antropología, 2010).
Me pareció muy productivo en el sentido que nos permitió asociar
conceptos estudiados con el espacio físico que será nuestro lugar de
trabajo (P3, Introducción a la Geografía, 2010).
Fue un práctico muy interesante, con diferentes formas de aprender.
Muy exigente, muy bien organizado, muy lindo (P10, Técnicas de
Geografía, 2010).
Muy lindo y dinámico, además de innovador por tratarse de trabajar
con el SIG (17) Respecto a su importancia y utilidad referencian que
nos será muy útil ya que hoy en día los chicos viven con la nueva
tecnología y los profesores quedan muy lejos de esto (P15, Introducción
a la Geografía, 2010).
La propuesta me pareció interesante, costaba al principio desde dónde
empezar, pero me resultó algo creativo y eficiente cómo lograr articular
los conocimientos que teníamos de la materia para un chico de doce
años (P13, Historia Antigua, 2011).
Me pareció muy interesante hacer una experiencia que trabajara
Gramática, Lengua y Fonética y poder ir a la escuela (P15, Lengua
Inglesa, 2011).
La propuesta fue muy creativa e innovadora, si bien al principio parecía
algo muy exigente, pero fue una forma de leer bien los textos e interactuar
con los demás compañeros. Algo distinto de la que generalmente se
hace. (P4, Problemas del Conocimiento Histórico, 2011).
La propuesta fue muy interesante, permitió observar cómo se vincula
el saber humano con la construcción de la memoria colectiva. Para
esto es fundamental verlo en el lugar de la escuela, como lugar de
formación de la ciudadanía. Poder desentrañar o poder desnaturalizar
o ver con construcciones culturales las diversas formas de memoria
(P11, Problemas del Conocimiento Histórico, 2011).
Muy acertado, nos mostró cuan equivocados pueden llegar a estar los
libros escolares formadores de chicos que terminan creyendo que los
primeros pobladores llegaron por un estrecho de Bering lleno de hielo
(P8, Prehistoria, 2011).
Importante porque nos damos cuenta que contenido maneja cada
editorial (respecto a un tema) y que formación de contenido le queda
al alumno (P12, Prehistoria, 2011).
Las actividades que a mi entender, respondió a la necesidad de poner
en relación los contenidos de la materia con la práctica profesional,
fueron: por un lado, los trabajos prácticos de literatura griega que
deberíamos responder por mail. Estos trabajos me ayudaron a mejorar
mi escritura y mi habilidad argumentativa y expositiva, necesarios a la
hora de dar una explicación de un tema. Por otro lado, los ejercicios de
traducción que ayudaron a entender la etimología de muchas palabras
y el origen de muchos conceptos (P2, Griego, 2011).
Estos argumentos son ofrecidos por alumnos de primer y segundo
año de los distintos profesorados en las experiencias en las que cada
360
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
cátedra estableció vinculaciones con el campo profesional a desempeñar.
En cada caso se fortalecen distintas dimensiones fundantes de cada
cátedra, sus posibilidades de articulación con la escuela, los modos en
que esos saberes son “prescriptos” en el currículum editado entre otros.
Los estudiantes valoran muy bien estas articulaciones en tanto avanzan
hacia la apropiación de saberes más significativos y relevantes de manera
de ponerlos en contacto con su propia cultura social y experiencial. Al
constituirse en procesos formativos y ser gratificantes para los alumnos,
podrían construir una nueva urdimbre que relativizara la fragmentada
currícula universitaria y escolar.
Y una Praxis Prefigurativa en tanto
- Se desarrolla durante la formación, desde momentos tempranos
en la carrera.
- Anticipa prácticas desempeñadas como profesionales docentes.
- No espera que estén las condiciones para que se comiencen a
ejercer.
- Es, por definición, política; se sostiene en la confianza en las
posibilidades de cambio.
- Discute/interpela la tradiciones en la formación, no las puede
considerar como naturales.
- Reflexiona y construye conocimiento siempre provisional aunque
no discursivo, anclado en las posibilidades situadas de los haceres
docentes.
- Se da siempre con otros, entre los sujetos que participan y le dan
sentido.
Si quieren mi opinión, me parece algo que debería darse en todas
las materias y no importa de qué facultad, esta actividad no vuelve
a la cátedra de Antropología y Prehistoria en una carga o en simples
materias de trámite. Estas actividades las transforman en más que
unas simples materias (P20, Antropología, 2010).
La tarea de antropología fue nueva y pareció no fácil sino distinto, esta
práctica puede facilitar la comprensión y hacer salir a la calle, fuera
del ámbito espacial de la facultad y la cátedra (P20). Esa actividad fue
muy buena porque nos pone en contacto con el alumno. Es ejercicio
para un futuro profesor la relación entre los alumnos y el profesor
(P26, antropología, 2010).
A mi criterio me pareció muy interesante poder llegar y tomar contacto
con lo que dentro de pocos años va a ser nuestro ámbito de trabajo
(P17, Técnicas de Geografía, 2010).
Su importancia radica en cuanto a ambientarme al ámbito escolar
observando diversos sistemas educativos, sus alumnos (P1,
Matemática, 2010).
En que ya desde el comienzo de nuestra carrera estamos uniendo la
teoría con la práctica, lo que dice el libro con lo que es en la realidad,
que no digo que sea distinto en cuanto a “mentira-verdad”, sino que es
361
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
muy distinto y clarificador ilustrar lo teórico con el trabajo de campo
(P10, Introducción a la Geografía, 2010).
Esta actividad nos dio la oportunidad de intentar ponernos en el papel
docente y proyectar lo que podría ser uno en un futuro. Yo vi poco de
esta materia en el colegio, y lo que hoy aprendo me hubiese gustado
haberlo aprendido en la escuela media. Lo analizado acá en Antigua
es muy interesante y ayudaría a que se interesen por la historia (P7,
Historia Antigua, 2011).
Si creo que fue importante para mi futuro de docente al presentarme
una visión de la tarea que desarrollare. También me hizo ver que a
veces “olvidamos” lo que aprendemos o sea, la técnica y nos dedicamos
a basarnos solo en textos ya escritos sin innovar ni explicar en base
a lo que hemos conocido (P20, Problemas del Conocimiento Histórico,
2011).
Está bueno porque se ayuda a seleccionar cuidadosamente el día de
mañana lo que vayas a usar como bibliografía (P10, Prehistoria, 2011).
De las actividades realizadas durante el año, las que considero que
mejor respondieron a la necesidad de poner en relación los contenidos
de la materia con la futura práctica profesional fueron los trabajos
prácticos acerca de literatura que tuvimos que realizar frecuentemente,
ya que nos obligaban a pensar en los contenidos de la materia y a
leer las distintas obras analizándolas en su contexto de producción.
Considero que toda esta ejercitación de pensamiento y redacción nos
será útil como docentes. Tuvimos que redactar una consigna y una
respuesta de un tema ya visto (y aprobado) destinado a chicos de nivel
secundario (P4, Griego, 2011).
Palabras finales
El análisis de las prácticas se constituye en aspecto central
de la formación docente dado que se trabaja en un plan de estudio
que prescribe un campo de la práctica profesionalizante que se va
construyendo en la acción. En este campo, se tensionan ideas, puntos
de vista, relaciones de poder. Tales prácticas –en esencia políticas–
se configuran a través de algunas dimensiones fundamentales: las
lógicas de organización, la acción colectiva, la reflexión en esa acción
y los sujetos que intervienen. Una organización que transita al interior
y transversal a todos los años de formación, una cultura colaborativa
que acerca a los profesores en un proyecto común, articulando
formación general y pedagógica y a su vez a las cátedras entre sí; en
relación con la cultura escolar devolviendo potente la mirada de la
formación no como modos de transponer el saber sino pensando que
las disciplinas escolares pueden convertirse en fuentes de comprensión
e información. Disciplinas que a su vez pueden ponerse en relación
con los problemas de la vida, lentes a través de las cuales examinar las
cuestiones que se nos plantean (Beane, 2000). La reflexión sostenida
en hipótesis provisionales de teoría y práctica, de mirada política
podría ir fortaleciendo una praxis prefigurativa. Esta acción permitiría
visualizar un modo de construcción que potencie y genere la formación
362
II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
profesional, democrática y colectiva, reivindicado la mirada política
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Enseñar inglés con perspectiva de género: el
femicidio de Carla Figueroa
Silvia Siderac - Andrea Pichilef - Sabrina Orden
[email protected] - [email protected] - [email protected]
Resumen
La presente ponencia se desarrolla al interior del proyecto de investigación
“La autonomía a través del diseño alternativo de materiales” de la Facultad
de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa. En este
caso concreto, se diseñan unidades didácticas para la enseñanza del
inglés como lengua extranjera, en escuelas secundarias de la ciudad de
Santa Rosa desde una perspectiva de género. Para ello, se tiene en cuenta
el reconocimiento de la construcción social e histórica del concepto y los
resultados de investigaciones anteriores que nos muestran que todas las
manifestaciones de género presentes en los libros de texto dan cuenta
de una amplia supremacía de lo masculino sobre lo femenino, tanto en
la frecuencia como en la toma de decisiones y las relaciones de poder.
Se seleccionan para el trabajo, temáticas locales que dan cuenta de
estas conflictividades y se confeccionan actividades de acuerdo con los
contenidos de las prescripciones curriculares vigentes. En este caso
particular, se trata la problemática del femicidio a partir del reciente
y trágico caso de Carla Figueroa, víctima de asesinato por parte de su
esposo, preso por violación, quien la matara una semana después de ser
liberado por la figura legal de avenimiento. Abordar los contenidos para la
enseñanza del inglés desde conflictividades que forman parte de nuestra
cultura social genera interés y motivación; favorece la comprensión y da
lugar, consecuentemente, a aprendizajes relevantes y a la construcción de
ciudadanía crítica.
Introducción
La presente ponencia se desarrolla al interior del proyecto de
investigación “La autonomía a través del diseño alternativo de materiales”
de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La
Pampa. En este caso concreto, el equipo ha concentrado su tarea en la
elaboración de unidades didácticas para la enseñanza del inglés como
lengua extranjera, en escuelas secundarias de la ciudad de Santa Rosa
desde una perspectiva de género. Para ello, se ha comenzado por realizar
un relevamiento de casos en los cuales se ha ejercido violencia de género
vulnerando derechos de mujeres desde diferentes situaciones.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
En el abordaje y estudio de las diferentes problemáticas, se ha tenido
en cuenta el reconocimiento de la construcción social e histórica del
concepto de género y los resultados de investigaciones anteriores que nos
muestran que los libros de texto dan cuenta de una amplia supremacía
de lo masculino sobre lo femenino, tanto en la frecuencia como en la
toma de decisiones y las relaciones de poder. Se han seleccionado para el
trabajo temáticas locales que dan cuenta de estas conflictividades. Se han
realizado también entrevistas con investigadoras y activistas locales para
lograr una mirada más comprometida e involucrada con los diferentes
casos sobre los que se llevará adelante la investigación y elaboración
de materiales. Actualmente, el equipo se encuentra trabajando el caso
particular de un femicidio ocurrido en la ciudad de General Pico en el
mes de diciembre de 2011.
¿Por qué elaborar materiales para la enseñanza del inglés con
perspectiva de género?
Las últimas innovaciones curriculares prescriben la enseñanza de
las distintas disciplinas o áreas del saber desde discursos de diversidad
y respeto por las diferencias. Así puede verse plasmado en la Ley de
Educación Nacional 26.206, en el artículo 92,
Formarán parte de los contenidos curriculares comunes a todas las
jurisdicciones:
f) Los contenidos y enfoques que contribuyan a generar relaciones
basadas en la igualdad, la solidaridad y el respeto entre los sexos, en
concordancia con la Convención sobre la Eliminación de Todas las
Formas de Discriminación contra la Mujer, con rango constitucional,
y las leyes Nº 24.632 y Nº 26.171 (L.E.N. artículo 92).
Coherentemente, la Ley de Educación Provincial 2511 prescribe en
el artículo 115 la temática que nos ocupa, estableciendo que
...deberán formar parte de los contenidos curriculares en todas
las escuelas del Sistema Educativo Provincial: f) Los contenidos
y enfoques que contribuyan a generar relaciones basadas en la
igualdad, la solidaridad y el respeto entre los sexos, en concordancia
con la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de
Discriminación contra la Mujer, con rango constitucional y las Leyes
Nacionales 24632 y 26171.
Debemos hacer notar también que los lineamientos curriculares
para la implementación de la Ley de Educación Sexual Integral 26.150,
página 3, indica como propósitos formativos
Promover aprendizajes de competencias relacionadas con la prevención
de las diversas formas de vulneración de derechos: maltrato infantil,
abuso sexual, trata de niños.
Y se detalla que en el área curricular de Lengua y Literatura, se
deberán desarrollar contenidos que promuevan en los alumnos y alumnas
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...la indagación, reflexión, y análisis crítico en torno a la violencia
sexual; la coerción hacia la “primera vez”; la presión de grupo de pares
y los medios de comunicación.
La importancia del tratamiento integrado de estos contenidos se
vuelve indiscutible cuando se habla de educar para una ciudadanía
crítica y democrática. Sin embargo, nos preocupa que en la medida en
que estas normativas se acercan de algún modo al curriculum real y,
consecuentemente, a las aulas y a los alumnos, las problemáticas antes
mencionadas comienzan a desdibujarse, tergiversarse y en algunos casos,
a desaparecer.
Así, puede observarse, que en el curriculum prescripto para la
enseñanza de Inglés en la Provincia de La Pampa existe una sola mención
acerca del tratamiento del género y ésta se encuentra en segundo año del
nuevo secundario.
Se recomienda la lectura de textos literarios que promuevan el respeto
por las diferencias entre las personas, sin admitir discriminación
de género ni de ningún otro tipo (Materiales Curriculares para la
Enseñanza de la Lengua Extranjera. MCE Provincia de La Pampa.
página 12).
Sin duda, esto es bien distante del enfoque integrador y transversal
que se planteaba en las leyes antes mencionadas.
A su vez, los libros de texto deben ser considerados en este punto ya
que en la mayoría de las prácticas docentes de los/as profesores/as de
inglés son el eje vertebrador de la tarea docente. El tratamiento del género
que realizan estos materiales está signado por una concepción de género
en donde se da primacía a lo masculino sobre lo femenino no sólo en la
frecuencia de apariciones sino en la distribución de los roles de poder.
Este discurso fortalece la representación de una ciudadanía diferenciada
por el género: una ciudadanía política para los hombres y una ciudadanía
social para las mujeres. Idea construida en la adjudicación de los espacios
público y privado como elemento configurativo del discurso de género.
Esta dicotomía masculino-femenino con sus variantes culturales, instala
a través del discurso de los libros de texto, estereotipos que condicionan y
limitan las potencialidades humanas al tiempo que estimulan o reprimen
los comportamientos en función de su adecuación al género.
¿Qué aspectos debemos tener en cuenta en la elaboración de
materiales?
Si nos proponemos elaborar materiales para la enseñanza del inglés
en las escuelas públicas de nuestra provincia, lo primero que debiéramos
explicitar es que el acceso a una lengua extranjera, en este caso particular,
la lengua originaria de las potencias que en este momento detentan el
poder, implica siempre una dualidad. Particularmente, en lo educativo, el
mismo objeto político indiscutible que sería la enseñanza del inglés, podría
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ser pensado como el beneficio o acceso a la posibilidad de emancipación,
o bien, como una forma de dominación que implique la obediencia, y
sumisión al orden político y social vigente.
Lo que aquí estaríamos afirmando es que la enseñanza de inglés
puede implicar –de acuerdo con cómo se asuma y lleve a la práctica áulica–
formas de regulación y de explotación o abordajes de resistencia y de
solidaridad; ficciones de aprendizaje o construcciones de comunicaciones
reales y concretas. Es por ello que la construcción de materiales
alternativos podría dar lugar al ejercicio crítico de nuestra profesión.
Si entendemos, junto a Pérez Gómez (1998), a la cultura académica
como la selección de contenidos de la cultura crítica para el trabajo en
la escuela plasmada en el currículo prescripto, el problema fundamental
es la construcción de aprendizajes relevantes, considerando como tales a
aquellos que, a partir de la cultura experiencial del sujeto, se construyen
transformándose en elementos de pensamiento capaces de ser usados en
situaciones cotidianas. Es un aprendizaje superador tanto del aprendizaje
memorístico como del aprendizaje significativo. En el caso del primero, no
permite ni la expansión ni la transferencia de lo aprendido y se aloja en la
memoria episódica, por lo cual su recuperación no puede ser sistemática
y razonada. En el caso del aprendizaje significativo, si bien promueve
una adquisición con sentido que promueve relaciones con los contenidos
ya poseídos y se aloja en la memoria semántica, no siempre tiene la
virtualidad de provocar la reconstrucción de la cultura experiencial.
Se vuelve imprescindible, en este abordaje cultural propuesto por el
autor, la comprensión de la construcción de la subjetividad de los alumnos,
ya que a partir de la cultura experiencial con sus representaciones,
códigos y vivencias, se puede acceder o no a los saberes legitimados en el
currículo prescripto. Para Pérez Gómez, la escuela puede y debe cumplir
tres funciones básicas:
- La función socializadora: la cultura social dominante impregna
inevitablemente los intercambios que se dan en la escuela. Las
formas de pensar, sentir, expresarse y actuar vinculadas al género,
van a estar condicionadas por este proceso de socialización que ha
dado lugar a lo que Mary Nash (1995) denomina una ciudadanía
diferenciada por el género.
- La función instructiva: se desarrolla mediante la actividad de
enseñanza-aprendizaje, es sistemática e intencional y su objetivo es
perfeccionar el proceso de socialización espontáneo compensando
sus deficiencias a partir de las relaciones interindividuales.
- La función educativa: irá un paso más adelante de la socialización y
la instrucción ofreciendo a los jóvenes la posibilidad de cuestionar
la validez antropológica de los influjos sociales mencionados, de
elaborar alternativas y tomar decisiones relativamente autónomas.
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La escuela deberá presentar entonces el contraste entre los propios
procesos de socialización de los alumnos de ese centro o aula
respecto de experiencias distantes y culturas lejanas en espacio y
tiempo. Estas funciones de contraste trabajarán la interrogación,
la metáfora, la narrativa y todas aquellas elaboraciones simbólicas
que actúen como puentes con la vida cotidiana y provoquen la
reflexión facilitando la reconstrucción de la experiencia.
En función de lo expresado, estamos trabajando con la convicción
de que los materiales a elaborar deben partir de situaciones conflictivas
cercanas a nuestros alumnos para poder –a través del análisis y la
reflexión crítica– tornarse en conocimientos relevantes que les permitan
comprender la realidad.
Según Nancy Fraser (2009), la “paridad participativa” como tal no
existe, pero eso no quita que pueda ser tomada como un ideal interpretativo
que nos permita visualizar las disparidades existente, las asimetrías, los
bloqueos de poder. Es decir, partimos de la toma de conciencia respecto
de la existencia de múltiples situaciones de opresión sufridas actualmente
por las mujeres. Sin duda, la comprensión de estas situaciones de
vulnerabilidad, subestimación y maltrato vinculadas a las cuestiones de
género llevarán a evaluar cuestiones vinculadas a la justicia social, a
la responsabilidad de las diferentes instituciones, a las posibilidades de
ejercicio de la ciudadanía, a evaluar las actuales políticas públicas, etc.
La explicitación de estas problemáticas es el primer paso para empezar a
pensar las posibilidades de modificación de las relaciones de injusticia.
Temáticas relevantes para el tratamiento de género en la ciudad de
Santa Rosa y la provincia de La Pampa
El equipo de investigación ha seleccionado varias temáticas para la
elaboración de materiales. Se partió de un relevamiento de los casos más
significativos acontecidos en nuestra provincia en un pasado reciente.
Para ello, se realizó una búsqueda de información en medios periodísticos
locales como así también entrevistas a investigadoras de género y a
colectivos sociales que están vinculados al tema.
De allí surge el listado que a continuación se detalla y que marca
la línea a seguir en la construcción de actividades para la enseñanza del
inglés con enfoque de género: trata de personas; femicidios; sexualidades
diferentes; homolesbotransfobia; vulneración de derechos de las mujeres;
prostitución y derecho a la autonomía sobre el propio cuerpo; experiencias
de colectivos de resistencia.
De los casos y problemáticas mencionadas, se seleccionó el “caso
de Carla Figueroa”, por haber tenido un fuerte impacto en la sociedad
pampeana y una repercusión que movilizó diferentes instituciones y
grupos de poder. A continuación, se relata el caso a partir del cual se
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están construyendo textos y actividades áulicas para el tercer año de la
escuela secundaria.
El caso de Carla Figueroa: “crónica de un femicidio anunciado”
Carla Figueroa era una joven piquense de diecinueve años. Tenía
un hijo de tres y estaba casada con Marcelo Tomaselli de veintiséis años.
El 14 de abril del 2011, Carla presentó una denuncia por abuso sexual
agravada por uso de arma. Su esposo, por entonces novio, la violó en un
descampado a las afueras de la ciudad. Tras la denuncia correspondiente,
su agresor fue detenido por la policía y privado de su libertad, hasta
que los abogados defensores presentaron un pedido de “avenimiento”,
recurso que consiste en el perdón por parte de la victima a su victimario.
Esta figura legal, considerada por la Comisión Nacional Coordinadora
de Acciones para la Elaboración de Sanciones de la Violencia de Género
(CONSAVIG) como “arcaica y patriarcal, consagrada en el artículo 132 del
Código Penal”, fue introducida por la defensa para que Tomaselli pudiera
quedar en libertad. Mientras tanto, Tomaselli y Carla se casaron. De este
modo, el reclamo de avenimiento ante los jueces sería factible. Y así lo
fue, ya que dos de tres de los jueces del Tribunal de Impugnación Penal
(Carlos Flores y Gustavo Jensen) votaron positivamente ante este pedido.
El 10 de diciembre de ese mismo año, Carla Figueroa de diecinueve años
fue brutalmente asesinada por Tomaselli, una semana después de que
éste quedara en libertad. Los diarios locales afirman que el hecho ocurrió
en la casa que la pareja compartía, con el hijo de ambos y la madre de
Tomaselli como testigos. Carla presentaba heridas de arma blanca en el
cuello, el tórax y otras partes del cuerpo.
Éste no fue un crimen pasional. Asesinada por ser mujer, Carla fue
víctima de femicidio. Este caso y sus repercusiones volvieron a poner en
discusión las figuras legales de femicidio y avenimiento. Actualmente,
existe un proyecto que propone incorporar la figura del femicidio en
el Código Penal como un tipo agravado de homicidio, que establece
“agravantes por el vínculo” y descarta el uso de atenuantes cuando el
hombre tenga antecedentes por violencia. Existe también un proyecto
para derogar esta figura del Código Penal. Que se cuestione la existencia
de estas lamentables figuras legales en el Código Penal, significa que en
la sociedad presenta tensiones y desigualdades entre hombres y mujeres.
Cuatro meses después del femicido, Tomaselli dijo a los medios que
volvería a matar a su esposa. Dijo también que Carla no cumplía con
ninguna de sus tareas como mujer. Como si fuera una cosa, algo de su
propiedad, Carla debía servir a su marido y permitir ser violada, sometida
y abusada cuantas veces él quisiera, porque ése era su derecho como
esposo. No es un detalle menor el hecho de que Carla fue criada por su
hermana mayor, ya que su padre asesinó a su madre cuando ella era
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una beba. Estos privilegios culturales que tienen los hombres en esta
sociedad patriarcal son los que hicieron posible que Tomaselli quedara en
libertad por violación y matara a su esposa. El avenimiento es la prueba
clave de que ni la Ley de Violencia de Género (26.485), ni los jueces, ni
la policía, ni ninguna otra institución estatal protegen verdaderamente a
las mujeres en situaciones de vulnerabilidad. Cabe destacar que en 2011
fueron asesinadas al menos doscientas ochenta y dos mujeres y niñas en
nuestro país.
El caso Carla Figueroa tuvo un fuerte impacto en la sociedad.
Desde el femicidio, diferentes corrientes feministas o solidarias apoyan el
reclamo de justicia y piden juicio político para ambos jueces. Las paredes
de la ciudad, sobre todo destacamentos públicos, se encuentran repletas
de graffitis a favor y en contra de los magistrados. Actualmente, Flores
esta siendo sometido al jury. Jensen solicitó la jubilación antes de tiempo
y el gobernador pampeano, Oscar Mario Jorge, se la otorgó, por lo cual no
será sometido al juicio político.
La muerte de Carla Figueroa fue un femicidio anunciado. Su vida
quedó en manos de jueces y abogados, y de su interpretación de los
hechos. En esta sociedad machista-patriarcal las leyes promueven
femicidios.
Conclusiones
Si no logramos como docentes y alumnos comprender cuál es el lugar
de la enunciación desde donde se están construyendo las nociones de
género, la enseñanza se convierte en un instrumento más de dominación
cultural. Si, por el contrario, comenzamos a entender que nuestras
cotidianeidades están mediadas por discursos hegemónicos de género,
comenzaremos a cuestionar esa realidad. En ese marco, es crucial analizar
la influencia que ejercen sobre nuestras representaciones los medios de
comunicación, que son fuertemente hegemónicos. Es importante, a su
vez, explicitar que los libros de textos guardan coherencia y refuerzan esas
concepciones que nos llevan a naturalizar las situaciones de opresión.
Estas problematizaciones nos ayudarán a empezar a cuestionarnos
y a intentar construir respuestas a preguntas tales como: ¿cómo se
construyen las representaciones de género?, ¿quién se aventaja de ellas?,
¿cuáles son sus efectos ideológicos?, ¿cómo podemos desnaturalizar,
interrogar, modificar estas construcciones?
La elaboración de materiales alternativos para la enseñanza del inglés
en el nuevo secundario desde esta investigación, no apunta a construir
prescripciones que predeterminen o limiten el accionar de los docentes.
Intentamos más bien presentar algunas pautas de acción o indicadores que
permitan desocultar las relaciones y mecanismos de poder y contribuyan
a que el docente pueda posicionarse como intérprete del curriculum para
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comenzar a elaborar sus propios materiales. La explicitación y conciencia
crítica –por parte de los docentes de inglés– de las construcciones
hegemónicas de género llevarían a comprender que a lo largo de la historia,
se han acumulado creencias, conocimientos y habilidades que ubican a
los sujetos en dos posiciones: las de quienes detentan el poder y las de
quienes aspiran a tenerlo. Estas tensiones son lo que Raymond Williams
(1980) denominó “productos hegemónicos”, son presiones específicas y
cambiantes y jamás pueden ser individuales o pasivas sino que deben
ser continuamente renovadas, recreadas, defendidas y modificadas. Por
eso mismo, pueden ser también continuamente resistidas, limitadas y
alteradas. Surge así la idea de contrahegemonía y hegemonía alternativa,
ya que si bien la hegemonía siempre es dominante, nunca lo es de un
modo total o exclusivo. Será posible, entonces, a partir de un tratamiento
crítico de los discursos imperantes en los libros de texto, planificar
una enseñanza contrahegemónica del inglés con perspectiva de género.
Desde una concepción bidimensional del poder (Oyola, 2005), puede
afirmarse que el mismo es una cuestión relacional activa en ambos polos
de las relaciones de fuerza opuestas y es allí en donde interactúan los
procesos sociales. Si bien se considera la relevancia de las condiciones
estructurales, también se considera su factor dinámico y la posibilidad
de acción de los agentes sociales para intervenir, resistir y producir
discursos contrahegemónicos.
Es este punto de análisis el que permite –desde las pedagogías
críticas (Giroux, 1990; McLaren, 1993; Freire, 2004)– afirmar que es
precisamente en el mismo lugar en que se da la opresión y naturalización
de las ideas en donde pueden darse las posibilidades de transformación.
Tomar la decisión como docentes de lengua extranjera de posicionarse
desde el lugar de intérpretes y hacedores del currículum llevaría a que en
el mismo sitio en donde hoy los materiales escolares están fomentando
la consolidación de un discurso de género patriarcal, unidireccional y
hegemónico que no permite reflexión ni transformación, se construyan
otros discursos alternativos que permitan interrogar la realidad
inmediata. El análisis o elaboración crítica de textos para la enseñanza
del inglés en la escuela secundaria contribuiría, desde esta perspectiva,
a construir aprendizajes relevantes y nociones de ciudadanía crítica
(Gimeno Sacristán, 2001).
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La escuela y su concepción de los “otros”:
entre la hospitalidad de la frontera y la
hostilidad del límite
Cristina Nosei - Gabriela Caminos
Frente al proceso de marginalización creciente, la escuela se perfila como
un espacio capaz de posibilitar la inclusión social. Desde ese lugar, S.
Duschatzky sostiene que “la escuela como frontera más que un límite es
un horizonte” (Duschatzky, 1999:78).
La metáfora de la frontera-horizonte remite a la idea de un espacioencuentro en el que la palabra habilita la negociación de significados.
Frontera de hospitalidad en el que se espera al otro para establecer un
diálogo mutuamente fundante. Por el contrario, la frontera-límite alude
a un lugar signado por el mandato de contener la peligrosidad que se
atribuye a esos otros diferentes. En ese marco, la hospitalidad cede el
paso a la hostilidad y el discurso de integración deviene en acción de
fractura que racionaliza las diferencias y las reifica.
Nuestra investigación “La formación de profesores en la Universidad
Pública: la construcción de narradores utópicos” tiene como propósito
custodiar las representaciones que en referencia a la acción de enseñar
construyen nuestros estudiantes del profesorado en el transcurso de su
carrera. Develar los significados que contribuimos a construir y deconstruir
en el proceso de formación de profesores en el ámbito universitario,
particularmente en lo que refiere a la mirada sobre los “otros”, es de vital
importancia en el marco de un proceso social de marginalización creciente.
La retención escolar, materialización de la frontera límite, que renuncia a
incidir en la construcción de saber, encubre el abandono de los alumnos
provenientes de los sectores más vulnerables y fortalece la cultura del
desamparo.
Ser docente, implica a nuestro criterio, asumir la responsabilidad de
instituir una frontera de hospitalidad como espacio de encuentro con
aquellos a los que la realidad social naturalizada pretende condenar a
la marginación bajo argumentos que oscilan entre “el psicologismo
patologizante o el culturalismo compasivo” (Noel, 2010:93).
En el marco que configura la extensión de la obligatoriedad escolar
al nivel de enseñanza secundaria, la Facultad de Ciencias Humanas de
la UNLPam, aprobó en el 2010 un nuevo plan de estudio para todas sus
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carreras de profesorado, con el propósito de formar profesionales de la
enseñanza capaces de afrontar el desafío de participar en las políticas
de inclusión social, a través de una educación transformadora. El nuevo
diseño curricular explicita la intención de constituirse en praxis formativa
a partir de la definición del Campo de las Practicas Profesionalizantes,
espacio novedoso creado con el propósito de articular en su seno el saber
disciplinar y el saber didáctico. En el proceso de cambio curricular, los
actores adherimos a la preocupación de P. Gentile (2011), quien en su
obra Pedagogía de la Igualdad sostiene que universalizar el ingreso a la
escuela no significa por si mismo una escuela universal:
...en materia educativa universalizar un bien significa no sólo
garantizar el accesos a él [...] la cantidad de años de escolaridad llega
a ser hoy un indicador que poco dice de las efectivas oportunidades
ofrecidas a cada niño [...] el grado de universalización de la educación
en una sociedad democrática se mide en los niveles de expansión de
su red escolar, en los años de escolaridad de los niños y jóvenes y
también en el grado de justicia educativa que esa sociedad es capaz de
construir, contrarrestando los procesos de exclusión, discriminación y
desigualdad que se producen no sólo fuera sino también en el interior
del sistema escolar (Gentili, 2011:17).
La aspiración de elevar el grado de “justicia educativa” significa, por
ende, revisar el proceso de formación de los docentes de nivel secundario,
formación que respondió a un mandato fundacional pensado para aquellos
que “deseaban y podían” acceder a la educación media no obligatoria.
Desde esa concepción, fue posible naturalizar durante años el fracaso
y la exclusión en particular de los jóvenes provenientes de sectores de
alta vulnerabilidad social. La naturalización del fracaso escolar encubre
la hostilidad hacia los “otros diferentes”, hacia aquellos a quienes se
consideran capaces de poner en riesgo las verdades instituidas para
el nivel medio, concepción que configura a la escuela secundaria como
frontera límite para las aspiraciones de vastos sectores de la sociedad.
El cambio de plan de estudios y la intención de incluir que lo anima,
implica un quiebre en el modelo histórico de formación universitaria
de profesores, que tendió fuertemente a centrar la mirada en el saber
disciplinar en desmedro del saber didáctico, perspectiva desde la
cual enseñar significaba “dar” a los que “querían y podían recibir”
el conocimiento. El centramiento en el campo disciplinar propicia el
desdibujamiento de la figura de un “otro” singular para esbozar la de un
“otro universal” idealizado, con el peligro que ello implica a la utopía de
la inclusión. Conscientes del problema que significa un cambio en las
concepciones operantes nos propusimos abordar, en una investigación
cualitativa de corte longitudinal, el proceso de formación que se inició con
cohorte 2010 de estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas de la
UNLPam. El proyecto al que denominamos “La formación de profesores en
la Universidad Pública: su compromiso en la construcción de narradores
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
utópicos” tiene como propósito custodiar las representaciones que en
referencia a la acción de enseñar construyen nuestros estudiantes del
profesorado en el transcurso de su carrera. Develar los significados que
contribuimos a construir y deconstruir en el proceso de formación de
profesores en el ámbito universitario, es de vital importancia en el marco
de un proceso social de marginalización creciente. La retención escolar
sin la apropiación saberes validados encubre el abandono de los alumnos
provenientes de los sectores más vulnerables y fortalece la cultura del
desamparo.
La investigación que iniciamos en el 2010, explicita en su título
nuestra concepción respecto del ser docente e interpela las concepciones
de puro corte racionalista. Un docente es, desde nuestra mirada, un
narrador de la cultura que aspira a ampliar el espacio de inclusión social
a partir de la labor cotidiana que desarrolla en el ámbito de la escuela.
Ser docente, implica a nuestro criterio, asumir el compromiso de luchar
por hacer posible un lugar a los que la realidad social naturalizada
pretende condenar a la marginación bajo argumentos que oscilan entre “el
psicologismo patologizante o el culturalismo compasivo” (Noel, 2010:93).
Ese trabajo de inclusión depende, en gran parte, del lugar asignado al
otro en la representación que los estudiantes construyan de la función
docente. Una representación que priorice la naturaleza gnoseológica de
la práctica educativa por sobre su naturaleza política fundamentará
el fracaso escolar en las limitaciones de aprendizaje los alumnos, sin
problematizar su desempeño en la enseñanza.
El propósito de custodiar los significados que ayudamos a construir
y deconstruir en el proceso formativo nos implicó indagar respectos de
las concepciones construidas por nuestros ingresantes en su trayectoria
escolar, particularmente en referencia a la enseñanza y el aprendizaje, con
especial atención a las situaciones, que desde su mirada, posibilitan y/o
obstaculizan los procesos antes mencionados. A tal efecto, construimos un
instrumento de frases incompletas que nos permitió a su vez, rastrear sus
aspiraciones, preocupaciones y miedos al momento de iniciar su carrera
de profesorado. La recolección de datos se hizo en el marco de nuestra
participación en el programa de Ambientación a la Vida Universitaria
implementado por la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam.
Las concepciones de los ingresantes: “Utópicos por vocación”
Tres años de trabajo con los alumnos ingresantes a las carreras
de profesorado en las cohortes 2010/12 nos revelaron, a través de
sus testimonios, la presencia de un fuerte componente utópico en la
conceptualización de la enseñanza y del ser docente.
La utopía se trasluce en su narración de lo vivido en la escuela y de
lo esperado en el transcurso de su carrera universitaria, tanto como en
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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su idea respecto de su futuro desempeño profesional. Los recién llegados
no temen hablar de la necesidad de amar a los otros, de tener vocación,
de aspirar a enseñar a todos, de educar para mejorar la situación de
las personas y de la sociedad en su conjunto. Cuentan, narran, usan
ejemplos, critican e imaginan mejores formas de desempeño en el aula.
Su pensamiento se concentra en el alumno, en su futuro alumno, al que
aspiran a ayudar con paciencia, variedad de recursos, actividades que los
motiven, que impacten en su interés, en reconocer sus limitaciones, sus
saberes previos y partir de ellos para hacer posible su aprendizaje con
vistas a su futuro. Así, el pasado, el presente y el futuro se articulan en
su visión del alumnado.
...para mí un buen profesor es aquel que ama su profesión... (Nosei,
2012:43)
...un buen profesor es aquel que demuestra que es feliz dando clase,
el que se esmera todo el tiempo en bibliografía... aquel que es feliz
siendo docente tiene otra energía, otra vibra y no pone esa pared esa
superioridad que hace que nos cueste llegar, la relación cuando son
felices es otra y se aprende muchísimo más son los menos... muy
pocos... (Nosei, 2012:40).
...me gustaría el día de mañana ser para mis alumnos la profesora
que yo no tuve... en mi escuela a veces nos enseñaba gente que nunca
había estudiado o que no tenían una formación docente... yo me
propondría que mis futuros alumnos... no me odien como yo odie a
muchos de mis profesores... (Nosei, 2012:1).
...en primer lugar creo que un profesor no debe resignarse ante los
problemas por ende debe gastar todos sus recursos para una mayor
educación... (Nosei, 2012:54).
...ayudar, ya no a memorizar, más que nada a entender las palabras,
hacer más divertida y emocionante la clase que se considera tan
aburrida... (Nosei, 2012:39).
...estar más en comunicación con sus alumnos y también estar
disponibles a ayudarlos en las dificultades que surjan... (Nosei,
2012:22).
...entrar por el lado de los intereses de los alumnos, mostrar
preocupación y afecto por ellos... (Nosei, 2012:5).
...hablarles más directamente, inculcarles bien los conocimientos,
tener paciencia y explicarle una y mil veces si es necesario... (Nosei,
2012:6).
Se perfilan como “utópicos por vocación” (Meirieu, 2009:117). La
vocación se avizora en el reconocimiento del otro/s, de su alteridad y la
utopía en la capacidad de imaginar para ellos, un futuro mejor.
No definen las palabras, no las conceptualizan, las usan en la
simplicidad de un diálogo que intenta comunicar sus ideas respecto de
lo necesario para enseñar: vocación, pasión, amor por lo que se hace y
por quienes se hace. Argumentan, en base a la experiencia vivida en su
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
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propia escolaridad, que el conocimiento es condición necesaria en su
pretensión de enseñar, pero no suficiente:
...algunos sabían mucho, se notaba que sabían un montón pero no
sabían o no sé, no querían explicar de un modo que hiciera entendible
lo que decían... para muchos éramos un apellido y a veces ni eso...
(Nosei, 2012:16).
...Para enseñar hay que saber y querer... saber la materia y querer a
los chicos... (Nosei, 2012:27).
...hay profesores que lo único que les importa es la materia que
enseñan, no los alumnos y por eso se enojan e incluso rechazan a los
que no aprenden... no se dan cuenta que cuanto más te rechazan, te
recriminan, menos podes aprender... a los que no le gustan los chicos
no pueden ser docentes (Nosei, 2012:65).
...yo quiero ser un docente capaz o al menos intentar, de enseñarle
a todos en particular a los que más le cuesta y ayudar a los que la
mayoría deja de lado... yo tuve una sola profesora que hacía eso, exigía
mucho pero ayudaba, para ella todos podían y tenían que aprender...
a todos nos llamaba por el nombre y no sólo a los que se sacaban 10...
(Nosei, 2012:37).
Las palabras de los ingresantes revelan que su mirada y su
preocupación está puesta en los otros, los futuros sujetos de su acción
profesional y especialmente en esos otros “...a los que la mayoría deja de
lado...” (Nosei, 2012:52).
Logos y Eros se anudan en su concepción de profesionalismo,
concordando sin saberlo con la postulación de C. Jung (2005): “Sin el eros/
amor el logos pierde su dinamismo, se convierte en ‘seco racionalismo’ y
el eros que no posee logos jamás comprende” (Jung, 2005:30).
La crítica a la enseñanza recibida en la escuela media los lleva
a solicitar a sus futuros docentes universitarios paciencia, ayuda,
explicaciones claras, tanto como pasión y compromiso para posibilitarles
el poder de apropiarse del conocimiento y formarse como buenos
profesores.
...me preocupa no tener una buena base... yo espero que mis
profesores universitarios se comprometan realmente a enseñar. Que
tengan pasión por la educación que no les sea simplemente un trámite
sino que se preocupen por sus alumnos, que busquen día a día la
manera de hacerse entender, que renueven la manera de enseñar y
no se queden sólo con lo que le enseñaron en la universidad... (Nosei,
2012:43).
Los cientos de protocolos analizados nos permiten afirmar que la
preocupación de los ingresantes, en lo que refiere a su formación como
profesores, no está puesta en el saber disciplinar, sino en el aprender
a enseñar ese saber, por que, tal como surge de sus testimonios, su
paso por la escuela les demostró que las falencias no estaban en la
ausencia del conocimiento disciplinar específico sino en la capacidad
de enseñarlo.
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Como contrapartida de su pedido esperanzado de encontrar apoyo,
particularmente en el inicio de la carrera elegida, ofertan su voluntad de
aprender sostenida en su vocación de enseñar, de ser mejores que muchos
y semejantes a los pocos, “algunos profesores”, que les enseñaron a amar
el saber.
Código académico: reconceptualizaciones y destierros
La academia desconfía del uso de palabras como pasión, vocación y
así, condena por inasible la palabra amor, y, en su lugar, prefiere hablar
de interés, relación o vínculo, palabras todas ellas que pueden usarse
en otras situaciones que no necesariamente refieran a las relaciones
humanas. C. Jung (2005) consideraba que
...el amor es uno de los móviles más poderosos en los asuntos humanos
[...] el problema del amor es el más importante de la vida, pero hablar
sobre lo más importante es una de las cosas más arduas [...] frente a
ello se tiene un recelo como las que nos inspiran las cosas grandes y
fuertes (Jung, 2005:15).
Tal vez entonces sea por eso que la ciencia no sólo renuncia a definirlo
sino a nombrarlo y recurre a eufemismos menos esquivos al propósito
de encapsularlos en una definición. Las palabras que no resisten su
reformateo en el código de logos se condenan al exilio.
El amor comparte el destierro académico con otros términos:
utopía se desarraiga de su etimología que la concibe como “lugar
inexistente” para devenir en “lugar imposible”, tal como la fantasía
pierde su relación con la imaginación creadora, para convertirse en
antónimo de realidad.
Una sociedad más justa y solidaria es hoy un lugar inexistente, pero
no imposible, por ello los grandes pedagogos insisten en señalar a la
educación como un espacio de posibilidad, y a la enseñanza como una
de las actividades humanas más propicias para trabajar en pos de la
inclusión. Y es en ese marco que el pensamiento humano recurre a su
capacidad de fantasear.
R. Malfe (1995) identifica dos formas posible de fantasear: la loguistiké
(logística), que remite a una anticipación de lo posible, de lo que puede
suceder a partir de una experiencia previa, argumentando los alcances
de la posibilidad en base “…a una compaginación de sucesos previsibles
no en términos de verdad sino de verosimilitud…” (Malfe, 1995:13), y la
bouleutiké (deliberativa), que recurre a la argumentación con el propósito
de ser convincente en lo que refiere a la responsabilidad de elegir, valorar
o tomar decisiones. La capacidad de argumentar a favor de que lo deseable
devenga en posible habilita la capacidad imaginante. Así, en base a lo que
se crea que puede suceder, acorde con los acontecimientos seleccionados
y con el modo en que se los compagina (fantasía logística), se emiten los
juicios y se toman las decisiones que se sustentan argumentativamente
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
(fantasía deliberativa) en pos de lo que se desea generar a partir de una
intervención pre meditada.
La elección de los acontecimientos y su modo de encadenarlos como
sustento del juicio y la toma de decisiones se anuda a las concepciones
ideológicas, éticas y políticas de los sujetos. El posicionamiento ideológico
será entonces el que determine si la utopia será ese lugar inexistente por
el cual vale la pena trabajar con la aspiración de favorecer la inclusión
social o si por el contrario es un lugar imposible
...donde la satisfacción inmediata se convierte en el único horizonte
posible y el cinismo y la desesperación son la única salida [...] porque
apenas se vive sin una utopía de referencia (Meirieu, 2009:121).
La utopía como lugar imposible deviene de una construcción
sustentada en el pasado del sujeto. L. De Lajonquiere (2000) sostiene que
una intervención educativa centrada en el pasado del sujeto,
...sería apenas reparatoria pero no tendría nunca el poder de la
creación, esto es, el poder de construir una verdad histórica y por lo
tanto producir una nueva relación con lo vivido y así hacer posible la
experimentación de un presente cuyo sentido no esté ya contenido en
el pasado... (De Lajonquiere, 2000:49).
La mirada puesta en su pasado y el de su entorno condena al
alumno a la repetición, dado que se lo visualiza como sujeto a lo vivido,
concepción que petrifica su presente y lo aprisiona en su ayer. El uso del
participio pasivo del verbo vivir se transpola a la consideración del otro
como víctima de un destino sin posibilidad de ser historia.
Por el contrario, pensar la utopia como lugar no existente revierte
la mirada y cambia la formación y el significado del participio del verbo
vivir: la pasividad de lo vivido se desdibuja frente a la potencia activa que
expresa lo viviente.
...la vida no posee sólo un ayer y no se la aclara reduciendo el hoy
al ayer. La vida tiene también un mañana y el hoy solamente se
comprende cuando a nuestro conocimiento de lo que había ayer
podemos agregar las piezas del mañana (Jung, 2005:32).
El cambio implica pasar de considerar al alumno como sujeto a lo
vivido para pensarlo como sujeto viviente. Reconocer su pasado y su
presente en clave de condicionamiento y no de predestinación marcará
una diferencia sustancial en la manera de pensar y actuar de los
profesionales de la enseñanza: la predestinación invita a la renuncia, el
condicionamiento a la reflexión crítica y el pensamiento creativo del que
se nutre la utopía.
La concepción del otro: tensión entre xenos y hetero
En la Grecia clásica, tal como sostiene S. Villavicencio (2003), la
concepción del otro (alter) implicaba dos sentidos diferentes: xenos
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y hetero. El concepto de xenos remitía a los extraños a la Hélade,
extranjeros que, como tales, no les estaba permitido participar en la
comunidad política pero que, a pesar de ello, eran considerados sujetos
de derecho y, por ende, merecedores de hospitalidad. El ciudadano
griego estimaba al xenos como un interlocutor válido dada la posibilidad
de dialogar con ellos y establecer acuerdos de convivencia con vistas
al bien común. Se lo reconoce diferente pero no inferior, ignorante
de algunos saberes propios de la polis, pero capaz, no solamente de
apropiarse de ellos, sino de aportar los propios mediante el discurso
compartido. Por el contrario, el hetero es un “otro” absolutamente
diferente, categoría en la se incluía al esclavo en su calidad de objeto
o el bárbaro hablante de una lengua que imposibilita la comunicación.
Se configura así al hetero como un otro descalificado en su humanidad
y su valía, asociado a lo inadmisible, lo adverso, lo malo y, por ende,
objeto de hostilidad, por el peligro que su presencia representa para la
comunidad constituida.
Cuando utilizamos la palabra “nosotros”, lo hacemos con la intención
de señalar algún aspecto que nos une, nos incluye, nos identifica y, por
ende, nos diferencia de los “otros”. La relación a establecer entre “nosotros”
y “ellos” dependerá de la concepción de alteridad. Xenos y heteros, ambos
extranjeros, ambos extraños, ambos diferentes de nosotros, pero también
diferentes entre ellos, unos huéspedes de nuestra “casa” otros invasores
de nuestro espacio. Unos, promesa; otros, peligro.
Es importante dilucidar qué concepto del otro/s circula en la
escuela, en particular a partir de la ley que extiende la obligatoriedad de
la enseñanza al nivel medio.
El significado atribuido a la utopía se anuda a la concepción que
tengamos del otro, en nuestro caso, de ese otro que es el alumno.
Los testimonios recogidos en nuestras investigaciones registran la
idea de “heterogeneidad” para señalar las dificultades que se vivencian
en el aula a causa de aquellos que no quieren y/o que no pueden y que
su agregación resta posibilidades a los que sí quieren y pueden. Para
ellos, no hay utopía. Son ectópicos, porque aun dentro, siguen estando
“fuera de lugar” en una escuela que no los reconoce como propios. Los
“otros” concebidos como heteros despiertan sentimientos anudados al
temor que implica su presencia amenazante y el temor conduce a una
conducta hostil, que muchas veces se enmascara en un discurso de
lástima comprensiva y de afecto resignado.
...el problema es que el curso es muy heterogéneo... con todos no
podés, si lográs que hagan algo y no molesten a los demás ya es un
logro... (doc. secundaria básica) (Nosei, 2012).
...Vos te das cuenta pobrecitos que no entienden nada... da pena... ellos
no tienen la culpa de su situación, familias que no ayudan, problemas
económicos, pobreza, abandono, en fin... qué podes hacer... que no
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Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
se golpeen... darles un poco del afecto que no tienen... no mucho más
que eso, que ya para ellos es mucho... (doc. secundaria básica) (Nosei,
2012).
El concepto del “otro” en la escuela quedó anudado al sentido de
hetero y, en ese lugar, la escuela devino en frontera límite. El desafío
que plantea la extensión de la obligatoriedad con aspiración de justicia
educativa implica poner en tensión el concepto de “otro” como hetero
para pensar en la génesis de un “otro” diferente, un xenos, como sujeto
de derecho y posibilidad, que porta su historia y aporta a la nuestra
para construir juntos una realidad diferente. La escuela debe pensarse
entonces como un lugar capaz de reconocer y valorar la xenogeneidad.
Así, entendida como un lugar de acogida para sujetos vivientes, la escuela
se configura como frontera horizonte y destierra la visión paralizante de
los sujetos atados a “lo vivido”.
A la concepción de heterogeneidad se vinculan los discursos que
apelan a la contención, que instan a retener a los alumnos en la escuela,
como si el estar ahí, por sí mismo, diera esperanza de inclusión. En la
concepción de heterogeneidad, la esperanza (utopía) deja su lugar a la
apariencia que disfraza a la agregación con ropaje de inclusión proponiendo
actividades que procuran “…mantenerlos ocupados o entretenidos para
que no molesten a los otros…” (Nosei, 2012:8), rutinas que renuncian a
la construcción de saber y sólo aspiran a ocupar el tiempo presente del
sujeto, un presente sin esperanza de futuro.
La enseñanza debe tener conocimiento de lo vivido por el sujeto,
pero no para victimizarlo, sino para imaginar modos de intervención que
consideren los condicionamientos operantes. Una enseñanza capaz de
mantener la mirada puesta en la posibilidad de fracturar la concepción
de destino para construir conjuntamente ese lugar hoy no existente, un
futuro de inclusión.
La capacidad de imaginar otros modos de enseñar, otras formas de
trabajar en el aula para favorecer la motivación y el aprendizaje significativo
depende en gran medida del sentimiento que nos produzca el otro como
sujeto. Y aquí recuperamos nuevamente a C. Jung (2005): “Sin el eros/
amor el logos pierde su dinamismo, se convierte en ‘seco racionalismo’ y
el eros que no posee logos jamás comprende” (Jung, 2005:30).
Varios son los autores contemporáneos que claman por recuperar
las palabras desterradas en el ámbito académico con el afán de recuperar
con ellas a los sujetos negados de valor y de derechos y así favorecer la
inclusión que demanda una sociedad democrática.
...desde la teoría política misma se alzan reivindicaciones respecto del
papel de las pasiones. Antes que eliminar las pasiones o relegarlas a la
esfera privada para poder establecer un consenso racional, en la esfera
pública, una política democrática [...] debe intentar movilizar esas
pasiones hacia propósitos democráticos... (Abramowski, 2010:153).
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Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
Las pasiones atraviesan los testimonios de los ingresantes, pasión por
ayudar, pasión por comprender, pasión por enseñar, pero su aspiración
se limita en la gran mayoría a las paredes del aula: sobre ochocientos
noventa y cuatro protocolos analizados, sólo un 7% avizora la práctica
educativa como una herramienta capaz de generar un cambio político y
social.
Esa concepción se visualiza en las respuestas de completamiento a
la consigna “la universidad pública prepara profesores para…”:
...Enseñar todo lo que han estudiado y para tratar de cambiar la
situación social a través de la educación y el conocimiento... (Nosei,
2012:13).
...Que cambiemos un poco la sociedad... (Nosei, 2012:8).
...Mejorar la educación de hoy en día y seguir construyendo un país
alfabetizado y rico en conocimientos aspectos fundamentales para
poder vivir (Nosei, 2012:7).
...Enfrentar la realidad y luchar por las desigualdades... (Nosei,
2012:23).
En la mirada de los ingresantes, predomina la concepción del otro
como xenos, anudada a una intención hospitalaria de ampararlos en el seno
del aula, de luchar contra el fracaso y la exclusión escolar proveyéndolos
de herramientas cognitivas, movilizados por un eros pedagógico al que
aluden bajo el término de vocación. Pero la lucha contra la exclusión
debe concebir el ámbito del aula y el trabajo que allí se realiza como una
actividad política que aspira a la inclusión genuina en el contexto social.
Esta situación se configura como un desafío para la formación
docente en la universidad, si es que pretende contribuir a la institución
de una escuela como frontera horizonte. Afrontar el compromiso de
sostener la pasión y la concepción del otro como un xenos, procurar
una formación académica que articule el saber disciplinar y didáctico
y favorecer el reconocimiento de la práctica educativa como práctica
política representan los objetivos nodales que dieron pie al cambio del
Plan de Estudios de las carreras de profesorado de la Facultad de Ciencias
Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa. El cambio de plan de
estudio demandó un cambio en las formas de trabajo instituidas en el
ámbito académico y la necesidad de instituir formas que aseguraran la
articulación entre las materias y de la teoría con la práctica.
La mesa de las Prácticas Profesionalizantes
La apuesta a una formación desde la praxis se efectivizó en el año
2010, a través de la puesta en marcha de la llamada Mesa de las Prácticas,
conformada por docentes del campo pedagógico y del campo disciplinar
específico. La articulación prescripta en el diseño curricular dio lugar
al inicio de una ardua labor, dado que la misma implica la destitución
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de los modos históricos de relación entre cátedras y departamentos y la
institución de nuevas modalidades de trabajo.
El compromiso asumido por los integrantes de la mesa, en
cumplimiento de lo prescripto por el nuevo diseño curricular, se centra
en asegurar que los alumnos mantengan la vinculación con el espacio
escolar desde el primer año de la carrera. Los modos de articular el material
teórico abordado en las cátedras universitarias con el futuro ámbito de
desempeño profesional, adquirió múltiples formas: visitas a las escuelas,
reconocimiento de los contextos barriales, entrevistas a docentes, padres,
alumnos, adecuación del conocimiento académico para su tratamiento
en las aulas, lectura y análisis de los contenidos curriculares, etc.
La intención es mantener presente a ese “otro”, el alumno de escuela,
a lo largo de toda su formación, que sea él su objeto irrenunciable de
pensamiento, que en cada materia que aborde no pierda de vista que su
propósito debe ser su comprensión profunda como medio insoslayable
para sostener sus futuras propuestas de enseñanza.
El trabajo de la mesa de las prácticas es permanentemente evaluado
por sus integrantes, y puesto a consideración de todos los responsables
de la formación de grado a través de informes y relatorías, que dan cuenta,
tanto de las acciones realizadas como de la opinión de los docentes y de
los alumnos participantes en las mismas.
Los resultados de las evaluaciones realizadas por los integrantes de
la mesa de las prácticas son coincidentes con los obtenidos por nuestro
equipo de investigación: más del 60% de los alumnos de la cohorte 2010
valoró positivamente, al finalizar su primer año de estudio, los prácticos
realizados en las diferentes cátedras que anudan el campo disciplinar con
el espacio escolar. En estrecha vinculación con la valoración antedicha,
el 67% de los ciento treinta y seis protocolos analizados completó la frase
“Lo que más me preocupa hoy…”, aludiendo a situaciones de enseñanza:
...ser capaz de motivar en el futuro a mis alumnos para que aprendan
con gusto... (Nosei, 2012:I16).
...aprender a enseñar bien... (Nosei, 2012:H21).
...lograr que mis alumnos aprendan... (Nosei, 2012:L11).
...convertirme en un buen profesor y ayudar a los chicos en la escuela...
(Nosei, 2012:G8).
En las respuestas obtenidas, sigue ausente la consideración de la
enseñanza como función política: la preocupación continua centrada en
favorecer en los “otros” el aprendizaje de la disciplina en el espacio del
aula.
A finales de 2011, se volvió a aplicar con el mismo grupo una encuesta
semiestructurada a fin de identificar sus concepciones en referencia a la
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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carrera elegida luego de dos años de trabajo en la implementación del
nuevo plan de estudios.
De la lectura y análisis de setenta y dos protocolos, treinta y ocho
aluden en sus respuestas a la enseñanza, tanto en referencia a lo
“interesante”’ aprendido como a lo “importante” por aprender:
...lo mas interesante que aprendí hasta hoy es como manejarme con
los alumnos... (Nosei, 2012:G1).
...sería muy importante aprender en los próximos años como enseñar
a dar clases como desarrollarnos en un aula que contacto hay que
tener con los alumnos... (Nosei, 2012:G2).
...aprender a enseñar... (Nosei, 2012:I3).
...como dar clase... (Nosei, 2012:H4).
En el resto de los protocolos, lo “interesante” y lo “importante” se
concentran en el campo disciplinar:
...Lo más interesante fue conocer los pensamientos de los autores
importantes de la historia... (Nosei, 2012:H3).
...Los contenidos de fonética... (Nosei, 2012:I12).
...aprender de la disciplina que es lo importante de la carrera... (Nosei,
2012:G6).
...estudiar la disciplina con seriedad... (Nosei, 2012:H8).
El trabajo realizado por los integrantes de la Mesa de las Prácticas
se evidencia en los protocolos que sostienen la importancia del aprender
a enseñar en el proceso de formación. En dichos protocolos, se recuperan
como “interesantes y valiosos” los prácticos que les posibilitaron acercarse
a su futuro campo profesional:
...las propuestas de tarea que más me motivaron... las visitas a las
escuelas... (Nosei, 2012:G1).
...Ir a las escuelas... (Nosei, 2012:I1).
...imaginar clases creativas para incentivar a los alumnos... (Nosei,
2012:H4).
...las que se hicieron con los profesores de formación docente y de
la disciplina eso ayuda por que voy a ser una profesora y tengo que
aprender a enseñar la materia... (Nosei, 2012:G2).
La lectura del material empírico nos estaría señalando que el foco
original de los alumnos puesto en la enseñanza se estaría desplazando
lentamente hacia los contenidos disciplinares: al inicio de la carrera el
86% señaló a la enseñanza como su principal preocupación, a fin del
2010 la opción se redujo al 66% y al término del ciclo lectivo 2011, el
porcentaje disminuyó al 52% del total. La investigación indica que el
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
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interés principal de los ingresantes que se concentraba mayoritariamente
en ser un buen docente, va siendo desplazado por la preocupación de
aprobar las materias y el interés de saber mucho de la disciplina. Otro
dato importante que surge de la lectura del material recabado es que en
ningún protocolo, ni aun en aquellos que siguen enfocando a la enseñanza
como preocupación, se recurre a palabras como amor, utopía, pasión,
sueño, términos que atravesaron con fuerza sus primeros testimonios
como alumnos de la carrera.
A modo de síntesis
Comprometidos como estamos en custodiar los significados y
sentidos que ayudamos a construir y deconstruir en el transcurso de
la carrera, no podemos dejar de preguntarnos sobre las razones por las
que lo disciplinar gana terreno sobre la enseñanza, sobre el porqué ya
no aparecen menciones al amor, la pasión y la utopía y se mantiene el
desconocimiento de la naturaleza política de la práctica educativa.
En ese marco, se presentiza el peligro de considerar el enseñar como
el dar los contenidos a un “alumno” idealizado, no a los alumnos reales,
alumnos que se desdibujan a medida que se va perdiendo el contacto con
las aulas reales, espacio concreto en el que se manifiestan los problemas
de enseñanza y aprendizaje.
La pérdida de contacto con el ámbito específico de desempeño
profesional podría ser una de las razones por las cuales las dificultades
que se presenten a la hora de enseñar los contenidos, no se problematicen
sino que se atribuyan a la “heterogeneidad” de los alumnos, quienes
devenidos en “obstáculos” sólo generen sentimientos de rechazo ante la
imposibilidad de establecer con ellos alguna forma de comunicación.
Consideramos que la formación de un profesor debe hacerse en
contacto con la escuela, inmersa en la problemática de sus aulas, a fin
de conformar en la representación de los estudiantes la preeminencia del
otro como un “xenos”, y habilitar la enseñanza como un proyecto definido
por la utopía y ser por ello capaz de sostener:
...que se puede, es legítimo y posible acceder a los conocimientos y
saberes,.. no existen elegidos [...] la tarea primordial es encontrar,
inventar, obtener los medios y la enseñanza [...] es el medio de contener
la inseguridad del que aprende, impedir que lo lleve al abandono y
mantenerlo en el camino, incluyéndolo en la trama emocional de sostén
que ofrece el grupo y [...] la orientación y la ayuda instrumental...
(Fernández, 1996:157).
La formación académica de un profesor debe recuperar el eros y
movilizar las pasiones con el propósito de favorecer el reconocimiento
de la existencia del “otro” como sujeto viviente y, desde allí, fortalecer y
orientar el trabajo de un profesional de la docencia en su compromiso
de lucha contra la desigualdad y la exclusión. Una universidad cuyo
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horizonte es la escuela y sostiene la importancia de articular lo intra con
lo interinstitucional, puede devolverle el rostro a ese “otro” desdibujado
en el lenguaje formal y responsabilizarse en la búsqueda de alternativas
en el espacio del aula que favorezcan la inclusión real sostenida por la
apropiación de los saberes socialmente validados. Una formación que
ayude a generar un encuentro hospitalario con los otros concebidos como
sujetos vivientes, habilitará la utopía de una escuela frontera-horizonte,
donde lo vivido no sea un punto de llegada sino el inicio de un viaje
esperanzado en la conquista de un mundo más justo y solidario.
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II Jornadas Internacionales Fronteras, Ciudadanía y
Conformación de Espacios en el Cono Sur.
Una mirada desde las Ciencias Humanas y Sociales
La erosión del discurso logocentrado en
Nocturno de Chile (2000) de Roberto Bolaño
Laura Fandiño
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Resumen
La propuesta de este trabajo es realizar un recorrido por la novela Nocturno
de Chile de Roberto Bolaño, que focaliza en los procedimientos puestos
en juego para elaborar, desde el corazón del discurso logocentrado, su
propia erosión. En tal sentido, partiremos del análisis del protagonista,
Sebastián Urrutia Lacroix alias H. Ibacache, cura del Opus Dei, poeta
y crítico literario oficial de Chile quien, en una noche de fiebre que le
hace presentir su cercana muerte, desata su memoria por medio de un
discurso que recupera principalmente los géneros de la autobiografía y
la confesión. De esta manera, comienza a erosionar, entre revelaciones
y escamoteos, el carácter categórico, universal y esencialista de algunas
nociones construidas por la cultura del logos. Será fundamental en este
sentido detenernos en la relación entre autor-creador y héroe-personaje en
términos de extraposición (Bajtín, 2002) puesto que este aspecto pone en
evidencia una subjetividad en la frontera de dos discursos que tensionan
la identidad del protagonista.
Las metáforas de la peluca –cifrada en el epígrafe de la novela– y de la
máscara son centrales para la representación de un discurso en la frontera
de los moldes instituidos por la modernidad y la búsqueda de un lenguaje
nuevo que se introduce en las grietas y los silencios de dichos moldes.
Así, observaremos los modos por medio de los cuales la novela cuestiona
algunas nociones del paradigma moderno, como las de patria, estadonación, identidad, género, clase, raza y canon literario, en cuya base operó
la ideología del unum por fuera de la cual se ubicaba lo otro, lo bárbaro y
lo monstruoso. Estas configuraciones discursivas de la novela muestran
la base ideológica sobre la que operó la violencia política (la dictadura de
Augusto Pinochet) y literaria (la configuración del canon nacional).
El lenguaje de los universales categóricos construidos por la
modernidad occidental permeó todos los ámbitos del saber, lo que
puede rastrearse en la base de prácticas económicas, políticas,
históricas como también literarias. En este sentido, cumplió una
función clave en el continente americano la conformación de la ciudad
letrada (Rama, 1995) en términos de reproducción de una ideología
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que servía a la concentración de poder de los colonizadores. Señaló
Ángel Rama:
Para llevar adelante el sistema ordenado de la monarquía absoluta,
para facilitar la jerarquización y concentración del poder, para cumplir
su misión civilizadora, resultó indispensable que las ciudades, que
eran el asiento de la delegación de los poderes, dispusieran de un grupo
social especializado, al cual encomendar esos cometidos. Fue también
indispensable que ese grupo estuviera imbuido de la conciencia de
ejercer un alto ministerio que lo equiparaba a una clase sacerdotal.
Sino el absoluto metafísico, le competía el subsidiario absoluto que
ordenaba el universo de los signos, al servicio de la monarquía absoluta
de ultramar (Rama, 1984:31).
Nocturno de Chile, novela de Roberto Bolaño publicada en 2000,
refracta a través del protagonista y su círculo la crisis de este sistema por
medio del resquebrajamiento de la cultura del logos. En efecto, Sebastián
Urrutia Lacroix alias H. Ibacache, sacerdote del Opus Dei, crítico literario,
poeta y docente es un ferviente representante de dicha cultura pero,
en una noche de enfermedad en que presiente su cercana muerte, es
interpelado por el personaje llamado joven envejecido y su respuesta,
entre el relato autobiográfico y la confesión, da lugar a la producción
de una memoria otra. Esto es, si bien el protagonista pertenece a las
esferas oficiales del poder letrado, los registros genéricos elegidos por
Bolaño habilitan la artistización de la memoria privada del cómplice con
el poder dictatorial. Así, desde el corazón del poder religioso y literario,
este héroe en conflicto pone de manifiesto a lo largo de todo su discurrir
aspectos interdictos de los relatos oficiales de la memoria que integran
cuestionamientos a las esferas que detentan el poder. De allí el epígrafe
de El satiricón de Petronio “Quítese la peluca”1. En efecto, la palabra del
cura produce, entre revelaciones y escamoteos, un desenmascaramiento
de las connivencias entre los ámbitos del poder literario y político que
erosiona al mismo tiempo una visión de mundo forjada en la aceptación
acrítica de los marcos impuestos por el relato de la modernidad.
Es posible constatar, entonces, que la palabra del protagonista se
trama en la frontera de dos discursos encontrados, el de la modernidad
y aquel que busca salir de las sombras y se revela parcialmente por las
hendiduras que el primero no puede ocultar. Por eso, la instancia de
representación de la conciencia de Urrutia Lacroix es clave; en tal sentido,
se destaca el trabajo de extraposición (Bajtín, 2002) por medio del que la
conciencia creadora busca aprehender una versión de la memoria sobre
el pasado traumático dejado por la dictadura de Augusto Pinochet desde
una perspectiva que no es la de la víctima del poder represivo sino la del
colaborador y cómplice.
1
La cita alude también al final de una obra teatral, cuando los actores se quitan la peluca. En este
sentido, el protagonista se “quita la peluca” porque cree que ha llegado el final de su vida. Así leemos
al comienzo de la novela: “Ahora me muero, pero tengo muchas cosas que decir todavía” (Bolaño,
2000:11).
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En la década del cincuenta del siglo XX, Urrutia Lacroix se ordena
sacerdote y se inicia, bajo el auspicio del famoso y aristocrático Farewell,
como crítico literario. El conservadurismo del protagonista como sacerdote
halla continuidad y prolifera en su visión del canon literario. Para él, que
se convierte en “el” crítico literario en la década del setenta, la crítica es
“un esfuerzo dilucidador de nuestra literatura”, “un esfuerzo razonable”,
“civilizador”, “de tono comedido y conciliador” (Bolaño, 2000:37), es decir,
el protagonista está convencido de que su tarea es, como señala Rama,
ejercer un alto ministerio en pro de la civilización de su patria.
La literatura para Ibacache está conformada por los clásicos,
a quienes lee durante el gobierno de Salvador Allende como modo de
evadirse de la efervescencia social que vive como ruido y caos; también
por los movimientos literarios y autores consagrados por las historias de
la literatura:
...la lectura de los griegos y latinos, la lectura de los provenzales, la
lectura del dolce stil novo2, la lectura de los clásicos de España y Francia
e Inglaterra, ¡más cultura!, ¡más cultura!, la lectura de Whitman y de
Pound y de Eliot, la lectura de Neruda y Borges y Vallejo, la lectura de
Victor Hugo, por Dios, y la de Tolstoi (Bolaño, 2000:122-123).
En cuanto al círculo restringido de la literatura nacional, aparte de
lo consagrado por la historia, el principal exponente es Pablo Neruda.
Sin embargo, el protagonista quien se quiere presentar como un crítico
liberal, hace también reseñas críticas de las producciones de los jóvenes
escritores de la escena nacional aunque éstos sean de izquierda porque,
sostiene, “La literatura es la literatura” (Bolaño, 2000:130). Este enunciado
es clave puesto que canaliza una concepción de la creación donde la
literatura vive de espaldas al contexto en que se produce y a la inscripción
del autor en determinada posición ideológica. Así, el protagonista busca
configurar una imagen de sí como intelectual liberal3.
Ahora bien, la palabra de Urrutia Lacroix, saturada de referencias a
la patria4 que actualiza el discurso esencialista del XIX sobre la identidad
y el ser nacional, alcanza también la cartografía del canon literario por él
propuesto. En esta configuración, el héroe opera exclusiones que quedan
evidenciadas porque precisamente todo su discurrir memorioso es una
réplica a la palabra procaz del joven envejecido. En uno de los momentos
de la novela, se pone en evidencia que este personaje, algunos de cuyos
2
3
4
Cursiva en el original.
Otro aspecto de la hipocresía de Ibacache respecto de su labor como crítico se revela en la referencia
a una novela que pondera bastante, Palomita blanca de Lafourcade, aun cuando la considera “una
novelita que no valía nada” (Bolaño, 2000:98).
En este sentido, consignamos los siguientes enunciados: “deleitable fruto de la patria” (Bolaño,
2000:22); “la oscura dignidad de la patria” (Bolaño, 2000:23); “un pobre clérigo en las vastedades
de la patria” (Bolaño, 2000:24); “los despejados cielos de la patria” (Bolaño, 2000:34); “la memoria
patriótica del zapatero” (Bolaño, 2000:57); “el río más caudaloso de la patria” (Bolaño, 2000:69); “los
periódicos de la patria” (Bolaño, 2000:94); “los escritores de mi patria” (Bolaño, 2000:146), entre
otros.
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datos coinciden con la biografía de Roberto Bolaño, es también escritor,
pero su escritura, que no es una alabanza a la patria como la de Neruda
ni responde a lo que el protagonista entiende como alta literatura, es
inmediatamente desechada como parte del canon. Confiesa Ibacache: “Yo
he leído sus libros. A escondidas y con pinzas, pero los he leído” y lo que
en ella encuentra es
Errancia sí, peleas callejeras, muertes horribles en el callejón, la dosis
de sexo que los tiempos reclaman, obscenidades y procacidades,
algún crepúsculo en el Japón, no en la tierra nuestra, infierno y caos,
infierno y caos, infierno y caos (Bolaño, 2000:24).
En este enunciado se inscriben algunas de las razones por las que el
crítico desecha del canon la producción del joven envejecido; uno de los
aspectos de este rechazo remite a los géneros que tienen a la violencia como
tema; en este sentido, podemos considerar el policial y el terror, presentes
en varios textos de Bolaño. También es posible advertir la referencia
a la pornografía y a una literatura que recuerda a la de la vanguardia
infrarrealista, uno de cuyos líderes fue nuestro autor. Tanto la actitud
irreverente del joven envejecido como los temas de su literatura recuperan
sesgadamente la actitud de provocación y rechazo de los infrarrealistas
frente a los padres literarios y al canon en general. Además, este grupo
de jóvenes cuestionó implacablemente a los escritores que mantenían
estrechas vinculaciones con el poder político como diplomáticos o en otras
funciones de estado así como en la novela son el protagonista, Neruda y
Salvador Reyes. Otra idea clave de los infrarrealistas era hacer del arte
y la vida “una-sola-cosa”, como expresa Bolaño en el primer manifiesto
de este movimiento. Y, en efecto, el protagonista de NDC no hace más
que desvincular la esfera de la vida y la de la literatura; aspecto éste por
medio del que se elabora su minusvalía moral.
Por otra parte, en la cita es posible advertir otro cuestionamiento que
Ibacache realiza de la escritura del joven envejecido y es que su literatura
no refiere al suelo natal, enunciado en que se inscribe el nacionalismo
del sacerdote que entroncará durante la dictadura con el discurso
del amor a la patria y las misiones que se deben llevar adelante para
asegurar su salvación. En el caso del protagonista, la misión secreta será
dictar clases de marxismo a Augusto Pinochet y a su cúpula. Entonces,
Urrutia Lacroix sabe que existe otra literatura, pero él no la reconoce
porque expresa precisamente aquello que el relato de la modernidad ha
mantenido acallado y en la sombra porque desordena el orden de los
signos que la ciudad letrada busca imponer y sostener para mantener el
statu quo. El cura, representante y embajador de una visión de mundo
moderna no puede, en consecuencia, integrar esta literatura, esa voz
otra y prácticamente inaudible del joven envejecido, en el canon nacional
porque se trata de la versión de alguien que no está con la historia, sino
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que va, precisamente, a contrapelo de ella: “Poco puede uno solo contra
la historia. El joven envejecido siempre ha estado solo y yo siempre he
estado con la historia” (Bolaño, 2000:148).
La visión elitista de Urrutia Lacroix, vehiculizada en su fascinación
por los aristócratas, la elegancia y los personajes que habitan las esferas
del poder político (Augusto Pinochet y la cúpula) y literario (Farewell,
Pablo Neruda, Salvador Reyes) se traduce también en una visión de
mundo construida sobre la base de las oposiciones civilización/barbarie
y naturaleza/cultura. En tal sentido, es posible advertir que la novela
recupera fragmentos del discurso literario del romanticismo en el
continente. Así, la descripción de la naturaleza que realiza el protagonista
se cruza con referencias a la patria en el episodio en que relata su primera
visita a Lá-Bas, el fundo de Farewell donde conoce a Neruda.5 La parodia
de la escena –y entiendo parodia en el sentido bajtiniano- radica que en
ella es posible advertir dos orientaciones ideológicas contrapuestas; la del
héroe que vive con orgullo y admiración el encuentro con Neruda y la del
autor-creador que a través de algunos guiños se burla de la escena (como
cuando le hace decir a Urrutia Lacroix que al ver a Neruda se quedó con
una patita en el aire, como una de las estatuas ecuestres que había en el
jardín de la casa del fundo).
Atendiendo a la dimensión cronotópica de la novela, la casa del
fundo de Farewell inscribe desde la visión del protagonista el valor de la
civilización. En medio de la noche de Chile, léase de la ignorancia que se
expande más allá del jardín donde comienza la naturaleza salvaje, la casa
se le figura como un trasatlántico iluminado en la noche. La barbarie
se ubicará para Urrutia Lacroix en los ranchos y en los campesinos,
obreros del fundo. Esta visión del otro como bárbaro se advierte en las
alusiones que hace el narrador acerca de que no se les entiende cuando
hablan, en la pobreza, en los hábitos. También el campesino es ubicado
por el protagonista en el linde de lo inhumano y lo monstruoso. A través
de la animalización, alude metonímicamente a un campesino que lo
salva de una caída; en lugar de su mano se refiere a “su zarpa” (Bolaño,
2000:32). Se observa también un aspecto clave en la consideración del
otro como ser inferior que se realiza por medio de una descripción de
tinte naturalista:
Recuerdo que bebí su rostro hasta la última gota intentando dilucidar
el carácter, la psicología de semejante individuo. Lo único que queda
de él en mi memoria, sin embargo, es el recuerdo de su fealdad. Era
feo y tenía el cuello extremadamente corto. En realidad todos eran
feos. Las campesinas eran feas y sus palabras incoherentes... (Bolaño,
2000:33).
5
En el fragmento en que el protagonista recuerda cómo conoció a Pablo Neruda, expresa: “Ahí estaba
Neruda y unos metros más atrás estaba yo y en medio la noche, la luna, la estatua ecuestre, las plantas
y las maderas de Chile, la oscura dignidad de la patria” (Bolaño, 2000:23).
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De modo similar a lo que ocurre con los campesinos, el desprecio del
protagonista por aquellos que pertenecen a otra clase social se reitera en
la escena del café Haití, “...un sitio infecto en donde se juntan todos los
canallas que trabajan en el centro de Santiago...” (Bolaño, 2000:76). La
condición de clase de la clientela del bar se manifiesta a través del prefijo
“vice” que señala las funciones que ocupan: “vicegerentes, vicedelegados,
viceadministradores, vicedirectores” (Bolaño, 2000:76). “Canallas”, “masa
de hombres”, “populacho” y “cerdos” es la gradación que se observa
en el discurso del protagonista respecto de quienes él considera seres
inferiores. Esto se aprecia particularmente en el siguiente pasaje:
Y hacia ese antro me vi arrastrado, yo, un hombre que ya tenía
de alguna manera un nombre, que de hecho tenía dos nombres, y
renombre, y algunos enemigos y muchos amigos...” (Bolaño, 2000:77).
Este “otro” inferior de acuerdo con las expresiones del protagonista
es caracterizado, al igual que los campesinos, a través del lenguaje; el cura
intenta oír de qué hablan los hombres en el café y expresa: “Sólo escuché
palabras aisladas, el tono chileno, palabras que nada significaban pero
que en sí mismas contenían la chatura y la desesperación infinita de mis
compatriotas” (Bolaño, 2000:78).
Otro de los aspectos del relato moderno que es puesto en crisis en la
novela atiende a la sexualidad. Algunas zonas refieren a la homosexualidad
de Farewell, quien la manifiesta con frecuencia, y a la del protagonista;
pero Urrutia Lacroix reprime y niega su condición homosexual pues
cuando el joven envejecido le grita que es “opusdeísta” y “maricón”,
admite su pertenencia al Opus Dei pero no ocurre lo mismo con su
orientación sexual. En este sentido, el motivo de la sotana, mencionado
en numerosas partes de la novela, opera como investidura de un cuerpo
que se quiere casto y como dispositivo de sujeción a una norma que se
encuentra reñida con los deseos del héroe. De este modo, se produce
un resquebrajamiento del relato normativo de la modernidad en que
lo aceptable es la heterosexualidad. La novela trabaja en este sentido
deconstruyendo la relación que la tradición, sobre todo la cristiana, ha
establecido entre cuerpo y moral. En efecto, para Urrutia Lacroix reprimir
su deseo bajo la sotana y con rezos es un modo de ajustarse a la moral;
sin embargo, sus complicidades, silencios y colaboracionismo con el
poder autoritario no lo conducen a un reconocimiento de su culpa por
sus actos u omisiones inmorales.
Las diferentes imágenes de salones en la novela actualizan una
tradición en que la literatura se halla circunscripta a los círculos
restringidos primero de la aristocracia, luego de la burguesía; tanto
en Europa como en América era