Ni a Palos

A PALOS
SUPLEMENTO JOVEN DE
TIEMPO ARGENTINO
Domingo 17 de mayo de 2015
Buenos Aires, Argentina
Año 6 Nº318
El río sin orillas
A 25 años de la muerte de Eduardo Mateo,
el mito de la canción rioplatense
Además: Tinelli y el próximo presidente | El final de Mad Men | Lola Copacabana | Mariana Mazzucato | Fútbol para
extraterrestres | Talleres clandestinos | J. Mascis en Argentina | La razón de mi lima | Gustavo Nasuti Grupo | Estereotipos
año 6 | nº 318 | 17 de mayo de 2015
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FUTBOL PARA EXTRATERRESTRES
El dueño de la pelota
Por Zambayonny
Ilustración: Daniel Caporaletti
Cuando era chico el Gordo Martínez no era tan gordo pero
los pibes del barrio ya le decían el Gordo.
Vivía con su familia en una modesta casa de dos plantas
igual a todas aquellas que fueron edificadas por los ingleses a principios del siglo pasado mientras construían el ferrocarril. Sin embargo era considerada una extraordinaria
mansión por los demás niños que la comparaban con las
sencillas casas de una planta en las cuales vivían. Tal vez
aquellas tejas rojas sobre las ventanas de madera verde y
el jardín cuidado adelante era lo que le daba un aspecto
de casa europea de cuento que tantas veces habían visto
dibujada en los libros infantiles y por eso descontaban que
el Gordo Martínez era millonario cuando en realidad no lo
era. Su familia estaba compuesta por él, su hermana menor,
su padre que en aquella época trabajaba en una mueblería,
su madre que daba clases de inglés y su abuela viuda que los
acompañó durante muchísimos años y fue la encargada de
cuidar el jardín hasta que murió y entonces lo revistieron
con cemento porque era más práctico que cortar los yuyos,
podar la enredadera y regar las plantitas.
La canchita de tierra quedaba a pocos metros de ahí y todas
las tardes, al salir del colegio, el Gordo Martínez llevaba su
propia pelota para jugar porque era millonario. Si se pinchaba conseguía otra. Jugaba mal, muy mal, pero no solamente era el dueño del balón sino que además era un gran
pibe, por eso todos lo querían y nadie tenía corazón para
dejarlo afuera de los equipos aunque disimuladamente se
peleaban para no tenerlo de compañero. Aquellos “pan y
queso“ tenían demasiada mayonesa rancia.
El empeño del Gordo era innegable, le gustaba el fútbol en
serio y por más que lloviera o hiciera frío se aparecía en
la canchita con la redonda bajo el brazo y la largaba al pisar esa tierra como quien entrega un hermoso perro manso
para que todos disfruten de su compañía.
Jugaron un millón de partidos ahí hasta que construyeron
un condominio y los veranos empezaron a pasar simples y
los inviernos dobles. De pronto aquellos chicos crecieron
más rápido que en las fotos y entre mudanzas y otras cuestiones naturales de la vida dejaron de frecuentarse casi sin
despedidas. La mayoría se fue casando y entonces aquellas
fiestas ampulosas se convertían en uno de los pocos puntos
de contacto que tenían para verse. Llegaron a sospechar que
falsa escuadra Por Romina Sánchez
En la Legislatura porteña, el horno no está para
bollos. O para Susanas. O sí, para Susanas, sí.
Es que, la semana pasada se declaró como
personalidad destacada de la cultura, a instancias de un proyecto de las diputadas Lía Rueda, Carmen Polledo y el vicepresidente primero
de la casa, Cristian Ritondo, todos del PRO, a la
diva de los teléfonos, la actriz y conductora televisiva, Susana Giménez, dejando de lado así,
según observaron varios miembros de la oposición porteña, la propuesta de interpelación al
Jefe de Gabinete de Ministros porteño, Horacio
Rodríguez Larreta, al titular de la subsecretaría
de Trabajo local, Ezequiel Sabor, y al responsable de la Agencia Gubernamental de Control,
Juan José Gómez Centurión, por el incendio del
taller textil clandestino de Páez 2796, en Flores, en la madrugada del 27 de abril, a raíz del
se casaban y hacían fiestas solamente como una excusa para
juntarse. Y puede ser que tuvieran razón porque muchos de
esos matrimonios duraron menos que la luna de miel.
El único que no se casó fue el Gordo que se quedó solo en
aquella casa de cuento con final triste.
Nadie más supo nada de nadie hasta que hace algunos años
el Gordo los contactó a todos con mucho esfuerzo a través
de las redes sociales y les propuso elegir un día a la semana
para jugar al fútbol.
Entre hijos, trabajos y otras excusas la mayoría expresó dificultades para concurrir, sin embargo él armó un Excel con
la disponibilidad de cada uno y finalmente halló un día, un
horario y una cancha de Fútbol 5 estratégicamente ubicada
para que todos pudieran dar el presente. Y lo logró.
Los pibes del barrio estaban bastante cambiados, las cabelleras tupidas casi escaseaban y algunos eran casi irreconocibles. El Gordo sí, ahora estaba gordo de verdad.
Por supuesto que como en todos los temas de la vida los roles se mantenían idénticos a cuando tenían ocho años, por
eso la historia volvía a repetirse y por más que el querido
dueño de la pelota había logrado convencerlos a todos para
jugar una vez por semana los demás seguían sin querer tenerlo de compañero de equipo. El “pan y queso“ se reemplazó por un arduo debate en los chats de Internet para llegar
a la cancha con los equipos ya conformados cada semana.
La mayonesa rancia ahora se olfateaba desde la pantalla.
El Gordo siempre lo supo pero nunca dijo nada.
La cosa se hizo rutina de todos los miércoles a las 20 hs. Al
Gordo lo ponían de arquero y no atajaba una. Lo ponían de
defensor y lo pasaban como parado. Lo ponían de volante y
se cansaba enseguida. Lo ponían adelante y no le hacía un
gol a nadie, sin embargo después de cada partido se iban
a comer y a tomar algo felices entre risas y anécdotas de
otro siglo.
Jugaron casi dos años hasta que durante uno de esos partidos en los que el Gordo estaba jugando de defensor bastante bien, proyectándose en varias ocasiones y rematando al
arco con precisión, ocurrió lo que nadie podía imaginar. Al
finalizar una de esas tantas corridas se quedó muy agitado
apoyado contra uno de los palos y llevándose las manos al
pecho. Los miró a todos negando con la cabeza como si se
despidiera y un segundo después cayó muerto en el suelo.
Desesperados entre lágrimas y gritos intentaron hacerlo
reaccionar con respiración boca a boca, masajes cardíacos
y hasta con cachetazos de impotencia mientras esperaban
a la ambulancia que no llegaba nunca.
Era inútil, el dueño de la pelota se había ido para siempre.
Y parece que se llevó la pelota con él porque sus amigos
jamás volvieron a jugar.x
Cuando la prioridad se llama Susana
cual fallecieron dos chicos, Orlando y Rodrigo
Camacho, de 7 y 10 años.
El proyecto de interpelación de los funcionarios
macristas lleva la firma del legislador de Bien
Común, Gustavo Vera, y de Marcelo Ramal,
diputado porteño del Frente de Izquierda, en
relación al incendio de Páez y Terrada, denunciado por La Alameda el 24 de septiembre de
2014 ante la PROTEX (fiscalía especializada en
trata y explotación), que luego notificó a la Subsecretaría de Trabajo, organismo que, a través
de la Dirección de Protección del Trabajo, respondió que no había inspeccionado el taller
que el 27 de abril se prendió fuego. La solicitud
de interpelación apunta a que las autoridades
informen “sobre las circunstancias, responsabilidades, acciones u omisiones incurridas
en los hechos” que condujeron al incendio
mencionado, así como también en relación al
siniestro ocurrido el 7 de mayo: es que, como
se sabe, el taller, extrañamente, se volvió a
prender fuego.
A su vez, Vera había presentado, por su parte,
un pedido de informes en el que solicitaba conocer cuántas veces había sido inspeccionado
por la AGC el taller clandestino de Páez 2796.
¿Pero qué dice el proyecto de interpelación?
“El domingo 26 de abril se incendió un taller
textil clandestino ubicado en el barrio de Flores en las calles Páez y Terrada. Dos niños de
7 y 10 años que vivían en el lugar murieron
carbonizados. Vivían allí en condiciones precarias junto a su familia y no pudieron escapar
del incendio. La salida del inmueble estaba
tapiada, lo que también dificultó el trabajo de
los bomberos. Resultaron heridas, además, 4
personas, una de ellas personal de bomberos.
El pasado jueves 7 del corriente, un nuevo incendio se desató en la misma finca. Como resultado del mismo, se destruyeron elementos
y pruebas -principalmente indumentaria- que
deberían dar cuenta de los clientes de ese taller clandestino.”
Además, los vecinos del barrio, como ya se
mencionó en este espacio, donde se encuentra
un lote de 30 locales denunciados, y también
referentes de la comunidad boliviana han llevado sus reclamos a la Junta de la Comuna 7,
que a su vez derivó las denuncias a la Agencia
Gubernamental de Control. ¿Alguna respuesta? Nada, al menos por ahora. Pese a todas las
denuncias realizadas, los talleres clandestinos
no paran de crecer amparados por el silencio
cómplice del Estado. Hoy son unos 3.000, funcionando en Flores, Floresta, Liniers, Mataderos, Lugano y Villa Crespo. Y la facturación del
sector alcanza los 15.000 millones de pesos.
Todo se desarrolla en normalidad, mientras
Susana -¿piel de Judas?- cosecha un nuevo
diploma. ×
17 de mayo de 2015 | año 6 | nº 318
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ESTEREOTIPOS
HOY: El porteño fundamentalista
de la bici plegable
» »Tiene la remera de 5
km por la educación.
» »Hizo la visita guiada a
la reserva ecológica.
» »Cree que los Juegos
Olímpicos Rio 2016
son la revancha del
Mundial.
» »Alguna vez abrazó a
un árbol.
» »Se compró el libro Por
qué corremos.
Starbucks.
» »Flasheó vivir de la
venta de pan relleno
pero dice que "era muy
de negro".
» »En su lugar sueña con
tener una dietética
donde también pueda
vender sahumerios,
mandalas y demás
parafernalia hindú.
» »Ve El Diario de
Mariana.
» »Cursó alguna materia
en la UADE.
» »Banca al hijo de Leuco.
» »Fue a ver a Onda Vaga
al Konex.
» »Cree que el casco de
marciano que usa le
da onda.
» »Se depila el pecho.
» »Es fanático de la fruta.
» »Orgánica, por
supuesto.
» »Le gustó mucho la
campaña de Lousteau
en la bicisenda.
» »Fan de las charlas
TED.
» »Su galletita favorita es
la cerealita.
» »Camisa de manga
larga con bermudas.
» »Puede ser el sub
30 que usa boina,
aunque comprada en
El Burgués.
» »Mucha alpargata
Páez.
» »Curte un look estilo
“identidad sexual
indefinida” que cree
que le da ventaja con
las minas.
» »Es de transpirar poco.
» »Eso hace sistema con
su identidad sexual
indefinida.
» »Dice mucho part time.
» »En casos que
ameritarían algún tipo
de violencia, puede
decirle portable el
teléfono celular.
» »Está ahorrando para
comprarse un auto
eléctrico.
» »Mira Masterchef y
critica la presentación
de los platos.
» »Le cabe el que es
medio artista y jugó en
River.
» »Merienda Frutigran.
» »Curte mucho dietética,
» »Le saca fotos al vaso
con su nombre en
Estereotipo que viene
«El que va a los bares que tienen las frase "no hay wi fi,
charlen entre ustedes"»
Si se te ocurre cómo describirlo, mandá tus ideas a
[email protected] o vía Twitter a @niapalos así
lo publicamos.
web
www.niapalos.org
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[email protected]
twitter
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niapalos
ruido de fondo |
El final de Mad Men
El mundo de las ideas
Por María Victoria Moreno
“Conocí a Dean poco después
de que mi mujer y yo nos
separásemos”, escribe Sal Paradise,
alter ego de Jack Kerouac en la
primera frase de En el camino, la
novela que lo consagró como el
escritor más emblemático de la
generación beat. Mientras Kerouac
escribe esas líneas, en 1957, Don
Draper abandona su trabajo como
vendedor de pieles para trasladarse
a Sterling Cooper, una agencia de
publicidad en la Mad(ison) Avenue
de Nueva York. A diferencia de Sal,
el camino de Don no será sinuoso
ni estará plagado de aventuras para
contar. Al contrario, su recorrido lo
conducirá sin escalas hacia el éxito
profesional, social y amoroso, o eso
es lo que Weiner, guionista de la
serie, nos deja ver en la superficie.
Sin embargo, no hace falta más que
un análisis un poco más profundo
para darnos cuenta del vacío que
invade al personaje [¿acaso el vacío
puede invadir?].
Desde el momento de quiebre
en el camino de su construcción
identitaria,
Don
atraviesa
momentos que sistemáticamente
lo conducen hacia el abismo de
su propia crisis personal, que no
comienza en su infancia despojada
sino en el momento en que decide
robarle la identidad a su Teniente,
en la Guerra de Corea. Esa crisis,
cuyas
culminaciones
estarán
signadas por la aparición de
personajes femeninos, empieza a
palpar su final cuando, en la última
temporada, deserta de una reunión
laboral, sube a su auto y decide
emprender el camino hacia el Oeste.
Si la redención está en esa dirección
es decisión de Weiner, pero por lo
menos podemos establecer que
el abandono de esa construcción
identitaria comenzada en la 1ª
temporada, libera al protagonista
de la carga de un personaje que no
puede sostener.
Así como Dean será la inspiración
de Sal en la novela de Kerouac,
para Don su inspiración estará
en el modelo de un hombre
ideal que debe cumplir con los
quehaceres imperativos de todo
padre de familia en la década del
60: exitoso, rico, varonil, infiel,
fumador empedernido y alcohólico
en ciernes. Sin embargo, y al igual
que Sal, el mundo de las ideas es
un mundo que poco funciona
en la realidad de lo cotidiano y
resulta más un límite asfixiante
que un objetivo al cual aspirar. La
solución, entonces, es el abandono
de la representación ficcional del
deber ser, frente a la concreción
liberadora de lo real: un hombre
común que pasa sus tardes de ocio
con un libro en la mano, que le
pide a su hija venda los objetos que
no usa, que mira televisión antes
de dormir y que elige compartir
una cerveza con veteranos de
guerra como él.
El próximo domingo se termina
una era, o al menos así dicen las
promociones de lanzamiento de
la última temporada. Si la liberación está o no al final del camino,
es una respuesta que solo Don va
a conocer. Nosotros, fieles espectadores de la serie ideal que fue Mad
Men, repetiremos a Kerouac como
si fuera un mantra: “nadie sabe lo
que le va a pasar a nadie excepto
que todos seguirán desamparados
y haciéndose viejos”. Si estamos en
el camino, que lo ideal quede en
casa. ×
La razón de mi lima, de Mariano Dubin (Pixel)
Negra es mi alma, negro mi corazón
Por Damián Huergo
Hay una inquietud que David Viñas,
a partir de sus ensayos y ficciones,
clavó en la frente de la cultura nacional y de los que se refugian en
su paraguas agujereado: ¿Dónde
están los negros en la literatura argentina?, murmura el fantasma del
viejo a los que subestiman la potencia del lenguaje. ¿Dónde están
los orilleros de esta ciudad que convierte en centro todo lo que toca?,
nos recuerda cuando tropezamos
con la estupidez de asociar likes
con crítica literaria. ¿Dónde está
el gauchaje en la etapa del capitalismo financiero?, nos pregunta cuando salimos desnudos al mercado
laboral, solos o en banda, cubiertos
con el capital simbólico por detrás
y con el monotributo por delante.
El poeta Mariano Dubin agarró el
guante que usaba el viejo Viñas
para aplaudir con una sola mano.
Y, con la rabia criolla del humillado, salió a festejar “la vida del vago
de la esquina”, a re-encontrarse
con su tierra, sus ancestros y con
los saberes que el piberio trafica en
la esquina a cielo abierto.
La razón de mi lima (homónimo del
blog que sostiene Dubin) se publicó
por primera vez en 2009. Desde
entonces, como un billete de dos
pesos en una feria del conurbano,
circuló de mano en mano, revalorizándose por cierta ética clandestina de producción que coincide con
el valor que cargan sus páginas.
Reeditado recientemente por la
hiperquinética editorial Pixel, funciona como pico intermedio donde
se une la “trilogía Bardo” -tal como
la llamó su autor-, compuesta por
Con los pasos de la mala vida (2006) y
Bardo (2011). En este triángulo, escrito desde el borde del casco blanco e histórico de La Plata, la ciudad
más higiénica, soñada y manoseada de la provincia de Buenos
Aires, Dubin le canta a la indiada,
a los negros, los villeros, las putas
y a todos los “catinga cabezas” de
cuerpos sudados. Lo suyo no es
extractivismo poético o poesía social que aterriza en la ribera, para
-cual cronista de Fundación- trans-
formar vidas ajenas en plusvalor
literario. Por lo contrario, como un
trovador, Dubin recorre la “Favela
tolosana”, las calles portuarias de
Berisso -como la hermosa Nueva
York, donde se consigue el mejor
vino patero pisado por inmigrantes-, el Chaco o Santiago del Estero,
buscando épicas y proezas. Dubin,
a meta soneto y verso libre, como
“un criollo Walt Whitman”, le canta a los cuerpos que se manifiestan
en el hacer. En otras palabras, les
escribe a tipos que “se merecen un
poema”, como el Pantera que bajó
a una “estatua griega con anabólicos” en la puerta de un boliche;
o a Jesús el Limeño, uno de esos
pibes que cargan la muerte como
fija, cuerpos silvestres que mutan
los modos de vivir y de morir, incomprensibles para la subjetividad
urbanita.
Si bien Dubin apela a una lectura
epigonal desde la gauchesca hasta
la cumbia villera, el libro que mejor se complementa con sus poemas es ¿Quién lleva la gorra?, la investigación del Colectivo Juguetes
Perdidos. Como si mantuviesen un
diálogo en diferido, ambos se involucran en las cartografías de los
nuevos barrios, señalando que -para
los pibes, orilleros y caídos-, como
bien dice Dubin, “la norma siempre
es aquello que no somos”. ×
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Vive en cuerpo y alma
Este fin de semana se cumplieron 25 años del fallecimiento del músico uruguayo Eduardo Mateo. Sumado al aniversario, se confirmó la
cuarta edición (corregida y aumentada) de Razones locas (El paso de Eduardo Mateo por la música uruguaya), esa especie de biografía
que escribió en 1994 el brasilero Guilherme de Alencar Pinto. Estos dos motivos sirven para seguir analizando el impacto de la obra de
un artista inclasificable, linyera y de vanguardia. Un fenómeno físico que, a pesar de no contar con la suerte que tuvieron artistas de culto
como Tom Zé, está llegando desde la oscuridad del Río de La Plata a las nuevas generaciones de músicos de Argentina y Brasil.
Por Facundo Arroyo
“¿No escucharon los discos de Mateo?”, pregunta Ezequiel Borra
desde el escenario de algún teatro
social de la Ciudad de Buenos Aires. “Uuuy, los envidio”, completa
mientras pone los ojos en blanco.
El músico, productor y compositor
está en pantuflas, como andaba
Eduardo Mateo cuando hacía sus
últimos espectáculos para La máquina del tiempo, o cuando mendigaba por las calles de Montevideo.
La obra de Mateo (Montevideo,
1940-1990) quedó conformada por
dos discos solistas (Mateo solo bien
se lame, 1972 y Cuerpo y alma, 1984),
cuatro trabajos con la tremenda La
máquina del tiempo (por caso, el
músico uruguayo Mandrake Wolf
reflexiona: “Te digo que mi opinión de La máquina del tiempo es
que para mí es el candombe. Eso
de estar en un lugar, desaparecer
y aparecer en otro totalmente distinto. Eso es el candombe”) y tres
más en colaboración, uno con el
percusionista Jorge Trasante, otro
con Fernando Cabrera y un último
con Rubén Rada. El resto son participaciones en compilados, discos
colectivos y trabajos de otros intérpretes. El único disco de El Kinto,
Circa 1968, que integra el tercer
antológico de fácil acceso en las
bateas argentinas, fue editado recién en 1977. Una carrera que fue
registrada casi por el entusiasmo y
la visión musical del contexto que
lo fue rodeando y cuidando.
Un músico delirante que estaba
enloquecido con la mano derecha
de João Gilberto, la propuesta de
Ravi Shankar y la música hindú,
lo pop y lo psicodélico (sobre todo
The Beatles) dentro del candombe y
la música de tradición popular del
Uruguay. De esa coctelera, más mucho de intuición y ángel personal,
saldrían canciones a borbotones.
Esta producción quedó en suspenso cuando a Mateo le detectaron
cáncer. Varios de los músicos que
lo despidieron a sus 50 años cuentan la misma anécdota. Cantaron
“Yulelé”, una de sus canciones más
conocidas, mientras Mateo se fue
quedando dormido. Luego, volvieron a repetir el ritual en su entierro y las nubes, que ese día tapaban
el cielo, de repente desaparecieron.
Mateo y sus razones locas
El crítico musical Humphrey Inzillo reflexiona sobre el libro De
Alencar Pinto: “Leí por primera
vez Razones Locas hace unos quince
años, en una edición fotocopiada
que me prestó un amigo y colega.
Desde entonces, entendí a esa formidable investigación de Guilherme como una Biblia. Junto a los
dos tomos de De Las Cuevas al Solís,
de Fernando Peláez, forma parte
de una trilogía indispensable para
entender las músicas del Uruguay.
Pero creo que el aporte de Razones
locas excede a Mateo y su historia.
Es un modo de entrar al universo
fascinante de la música uruguaya.
A mí me permitió familiarizarme y
descubrir a muchísimos músicos y
personajes de la cultura oriental. Es
un libro que regalé mucho.”
La cuarta edición de este libro indispensable trae corregidos algunos
datos dispersos que con los años
se fueron confirmando gracias a
la dedicación de su autor. Además,
Guilherme tuvo la oportunidad de
escuchar junto al productor Carlos Píriz el multipistas original de
Mateo solo bien se lame. Y cuenta que
no se contuvo de incluir un apéndice nuevo, de ocho páginas, sobre
la realización del disco enfocada
desde el punto de vista técnico, de
producción (sobre todo la tecnología empleada y la manera de usar
el 4 pistas). “Es bien distinto del
resto del libro: es un apéndice para
nerds”, aclara a Ni a Palos.
“La escasez de bibliografía me generó la necesidad, al escribir Razones,
de hurgar en campos que sólo estaban cubiertos en forma muy parcial, o que no lo estaban para nada.
Porque la vida de un músico nunca es sólo una sucesión de eventos
puestos uno atrás del otro: siempre
hay una dimensión transversal sin
la cual el relato carece de sentido.
Entonces tuve que describir también la vida musical nocturna (boliches, clubes, hoteles) donde Mateo
se profesionalizó por primera vez,
el impacto local de la bossa nova,
luego el de los Beatles, la movida
beat, la transición de éste hacia el
rock (y su principal manifestación
local, el candombe-beat), más algu-
"Un músico delirante que estaba enloquecido con la mano
derecha de João Gilberto, la propuesta de Ravi Shankar y la
música hindú, lo pop y lo psicodélico (sobre todo The Beatles)
dentro del candombe y la música de tradición popular del
Uruguay. De esa coctelera, más mucho de intuición y ángel
personal, saldrían canciones a borbotones"
nas facetas del Canto Popular sobre
la que no se solía escribir, más un
panorama de los años posteriores
al fin de la dictadura, dando cuenta
además de partes de las trayectorias de gente como Diane Denoir,
Rada, los Fattoruso, Urbano, Horacio Buscaglia, Carlos Píriz, Jaime
Roos, Mariana Ingold, Estela Magnone, Fernando Cabrera, Alberto
Wolf y Los Terapeutas. Durante
años Razones locas fue la principal
fuente de información sobre varias
de estas figuras, o sobre aspectos de
sus trayectorias”, explica el autor
que para el trabajo realizó más de
un centenar de entrevistas e investigó durante 4 años cada uno de los
detalles que saldrían en la primera
edición.
Y sobre el aporte de esta cuarta edición, Alencar Pinto cierra: “No sé si
esta nueva edición puede aportar
algo distinto, pero quedaría más
que satisfecho si siguiera significando un poco más de lo mismo, es
decir, difusión de la obra de Mateo,
una reflexión sobre su paso por la
música uruguaya y el sentido de su
obra, sistematización de su biografía y su contexto, accesible ahora
para generaciones que no tuvieron
oportunidad de leer las ediciones
anteriores.”
“A veces no encuentro los lí-
17 de mayo de 2015 | año 6 | nº 318
mites donde termina su imagen y empieza la mía”
El impacto de la obra de Mateo
todavía no se siente en el rock. Si
bien hay algunos protagonistas
del under que lo toman como referencia (Cuco, Tototomás, Bicicletas o directamente los uruguayos
de Hablan por la espalda) los brotes de Eduardo se cosechan en la
nueva canción urbana de Buenos
Aires. Humphrey Inzillo apunta:
“Siguiendo la tradición antropófaga de los modernistas brasileños,
los cancionistas lo han devorado y
a partir de sus nutrientes conformaron una música nueva que hace
honor a su obra”.
Manuel Onís, en su primer disco
solista Bagunça, incluyó una versión de “Don Pascual”. Para esto,
invitó a Horacio Fontova que dice:
“Gracias al amigo Onís me metí en
un tema que me remitió hasta a un
cuento zen, de allí la simpleza y la
profundidad de Mateo para pintar
la situación de un pescador que
espera paciente mientras le gritan
desde la costa. Así es que su estilo
sencillo e imperecedero hace recurrir a la propia imaginación. Porque
no sólo es la belleza en la obra de
Mateo, sino también un desafío a la
percepción.” Onís aclara: “Al Negro
lo invité porque siempre admiré su
voz y su compromiso con la música
de Latinoamérica.” Y la verborragia
de Fontova cierra: “Me hizo recordar a aquel Mateo de los setentas,
de cuando los hippies de nuestras
dos orillas estábamos al mango y a
pesar de que en esos días primaban
los ritmos anglosajones beatlescos,
se iba forjando nuestra propia música rioplatense.”
Lucio Mantel en Los horas -su tercer
disco (de versiones)- incluyó “El boliche”. Y aclara: “No sé cómo se me
ocurrió esa canción, puedo decir
que durante mucho tiempo me devoré los discos de él, los fui encontrando cuando todavía no había internet.” Nacho Rodríguez de Onda
Vaga aún no grabó ninguna versión
5
"El impacto de la obra de Mateo todavía no se siente en el rock. Si bien hay algunos
protagonistas del under que lo toman como referencia (Cuco, Tototomás, Bicicletas o
directamente los uruguayos de Hablan por la espalda), los brotes de Eduardo se cosechan en la
nueva canción urbana de Buenos Aires"
pero explica: “Quisiera registrar
una interpretación de “Niña”, me
encanta esa canción.” Lo mismo
pasa con Martín Reznik (Gnomo)
que a pesar de no incluir canciones
de Mateo tocó durante un tiempo
algunas versiones del disco de Mateo y Trasante. “Pero lo dejamos de
hacer porque no queríamos lucrar
con eso”, aclara. Toda esta nueva
camada de cancionistas del Río de
La Plata coincide e insiste en la cercanía que hay entre Mateo y Botis
(de La manzana cromática protoplasmática). Él, desde alguna montaña de Córdoba, y aclarando que
su respuesta será corta porque no
tiene demasiada electricidad, dice:
“Representa para mí una brújula
brillante y ensoñada en la bruma y
en la noche de mis días. El abrazo
del hermano mayor, tan cómplice
como indefinible, la guitarra embrujada anclada entre dimensiones incompatibles. El sonido que
se vuelve corpóreo, el triunfo del
sueño sobre la vigilia. Sus composiciones simplemente me alejan
de la percepción terrestre y me
impiden pensar su mundo en términos intelectuales.” Aclara que lo
que más le conmueve es la sensación de cercanía y que “a veces no
encuentro los límites donde termina su imagen y empieza la mía.”
La joven compositora Sofía Viola
le pidió a Ezequiel Borra que le
enseñe a tocar “Por ejemplo”. Esa
canción de Cabrera que quedó inmortalizada en el disco que grabó
en vivo junto a Eduardo Mateo.
Dice Sofía: “Me obsesioné con ese
tema. Lo escuchaba una y otra vez.
Al cantarlo me pasan muchas cosas, siento algo así como felicidad
y melancolía”. Y Borra agrega: “Me
eriza la frase estoy regando el tiempo
con tu recuerdo. La parte de Mateo
es justamente la que me toca a mí,
y sí, es como que tengo algo abierto ahí, siento que algo de Mateo se
me mete un poco a cantar en mí,
y se mezcla con lo que traigo, y es
mágico, difícil de explicar”.
Lo dio al aire un haz de luz
Antes de que Ni a Palos termine la
pregunta, Fernando Cabrera dice:
Mateo solo bien se lame. No duda a
la hora de elegir el disco favorito
de su amigo y colega. Y agrega: “Es
una cosa muy redondita. No se pa-
rece a nada, lo hizo él solo (se ríe).
Pero muchas cosas más también.
Los discos de El Kinto son increíbles. Yo lo admiro desde que soy
jovencito.”
A Nancy Charquero, histórica novia de Mateo y una de las responsables espirituales de que se haya
grabado el trascendental Mateo
solo bien se lame, se le eriza la piel
cuando muestra el vinilo original
de este trabajo. Tiene las puntas
de cartón arrugadas. A pesar de haberse separado y casarse con otro
hombre (con el que tuvo dos hijas
y un hijo), Nancy sigue enamorada
de Eduardo Mateo. “Cuando sueño con él, nos veo en las charlas
que teníamos a la tarde mientras
componía canciones como 'De nosotros dos', 'Lalá' o 'De mi pueblo'”.
(Todas incluidas en este primer
disco).
A las fotos de su noviazgo que
siempre se ven por documentales,
programas especiales o videos,
Nancy las tiene en bolsas tipo Ziploc. Las saca, las muestra unos
minutos y te las vuelve a quitar
para meterlas en sus respectivos
recipientes, un tesoro impreso y
plastificado. “Yo creo que en sus
ojos siempre estuvo la luz, esa luz
que me encandiló. Y aunque me
quisiera mucho siempre supe que
su verdadero amor fue la música.”
En silencio las miradas quedan
en la foto que sirve de tapa para
Razones locas y que, originalmente,
fue para la portada del disco de La
máquina del tiempo.
Ojos mántricos y alegres los de Mateo. Quién te viera…X
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año 6 | nº 318 | 17 de mayo de 2015
el enjuiciamiento y el campo de trabajo. Y lo más aterrador de la experiencia es que, en la mayoría de las ocasiones, se trata de capturar a un sujeto
sólo por ser considerado peligroso. Y
a los personajes de mi novela les pasa
eso: hoy en día, por cometer determinadas acciones sin daño, se puede
ser condenado a un trabajo que no es
pago. Nos creemos tan liberales y nos
horrorizamos por todo eso que pasó.
Pero a la vez, ¿estamos de acuerdo en
castigar sólo por la peligrosidad? El
título viene por eso. Repensar preguntas que estaban un poco guardadas.
¿El contexto político nacional te
resonaba en estas preguntas
guardadas?
Me parece que es un peligro de lo que
puede venir. En todo caso me parece
que al que no le parece peligroso que
te castiguen por un no daño…. bueno
que hablemos y profundicemos en
qué situaciones estamos dispuestos
a hacerlo y hasta qué punto. No pensarlo me parece arbitrario.
Lola Copacabana
«¿Por qué las minas no
son protagonistas de
una película de acción?»
Lindsay Lohan reescribe Crimen y castigo en la Zona Norte. Con esta propuesta borgeana, política y adictiva
Lola Copacabana -psicoanalista, traductora y editora- presenta Aleksandr Solzhenitsyn, novela con la que
vuelve a las pistas a casi diez años del éxito de Buena leche. Durante este tiempo, escribió reseñas en un
blog de alto impacto, tradujo y compiló ALT LIT: Literatura norteamericana actual (Interzona, 2014) y, también
junto a Hernán Vanoli, actualmente es responsable del emergente y magnético sello editorial Momofoku.
Acción, igualitarismo y la eterna pregunta sobre la verdad y las formas jurídicas en un cóctel donde se
mezclan la sombra del gulag, Tao Lin y ese vacío incierto sobre el que surfea el futuro argentino.
Por Florencia Angilletta
Fotos: Charo Larisgoitía
¿Por qué pasaron casi diez años
desde Buena leche, tu primera
publicación?
Era algo que había escrito entre los
22 y los 25. No me arrepiento para
nada de esa experiencia. Aprendí
un montón, conocí gente, me di a
conocer. Pero era medio chica. Y
me enfrenté de golpe con mucha
exposición, con mis propias limitaciones. Y me tomé mi tiempo. Me
cambié de carrera a Psicología. Leí
mucho y seriamente. Me pude dar
el espacio para pensar qué es lo que
me gustaba y quería.
¿Cómo surgió la posibilidad de
volver a escribir y de publicar
Aleksandr Solzhenitsyn?
Necesitaba sentir que no existía una
expectativa y hacerlo por mi propio
deseo. Y fue más como la necesidad.
Hay una relación entre el sujeto y
la ley que me interesó siempre. Y
en esta novela se plasmaron muchas cosas: de crecer, de ser mina,
de ser madre, de estudiar Derecho,
de estudiar Psicoanálisis, de psicoanalizarme. Está todo ahí. A veces
cuando volvés a publicar demasiado
pronto lo mejor que te puede pasar
es decir lo mismo. Y yo no me apuré.
Mi hipótesis es que es una novela de meditadas decisiones estéticas. Pienso, por ejemplo, en la
no utilización de nombres de pila
o pronombres.
Lo de los nombres es un recurso de la
ALT LIT, en particular de una novela
de Tao Lin, y yo había empezado a
jugar con eso en Twitter. Y de golpe
me empezó a resultar muchísimo y
me acercó a la creación de un personaje. A mí me interesaba dejar no
sólo de escribir de mí misma y hacer
personaje sino pasar a la tercera persona.
Y justamente, ¿cómo dialoga el
libro con las escrituras de la ALT
LIT, este movimiento literario es-
tadounidense actual, del que sos
traductora y una suerte de mentora?
La novela no es ALT LIT, no es lo que
me propuse. A mí me interesan algunas zonas de la ALT LIT. Me interesa
buscar lo que me gusta. Y me parece
que es imposible el diálogo directo.
Resultaría un producto banal y estúpido traducir las peores cosas de
la ALT LIT. O emularlas. Porque tenemos otra realidad.
Una característica de la ALT LIT
es la “nueva sinceridad” frente al
supuesto cinismo de los noventa.
Mientras que tu escritura va por
otro lado, se pregunta por la ley.
De la ALT LIT me interesan ciertas
cuestiones de estilo. Y ciertos posicionamientos en torno al consumo
o al lazo social posible. Se habla a
veces en la ALT LIT de una posición
autista, que no sé si es la correcta
forma de catalogarla, pero que un
poco está en mi narrador, que es
como un cierto desconcierto a todo
eso que se impone.
¿Por qué el título Aleksandr Solzhenitsyn?
Tao Lin tiene una novela que se llama Richard Yates, que es mi novela
favorita y creo que fue mal leída y
sobre todo poco comprendida. Richard Yates es un autor yanqui que
describe muy bien las relaciones
afectivas y matrimoniales de la sociedad norteamericana tipo de los
años cincuenta. Y la novela de Tao
Lin es como la traducción de eso a
una súper recontra actualidad de
unos pendejitos. Está muy buena, y
me pareció muy interesante esa operación.
Pero a la hora de elegir no tomaste un autor norteamericano,
que quizá sería lo esperable.
En tanto la forma de escritura, el
estilo, mi novela tiene mucho de
ALT LIT. Pero los temas no. ¿Por
qué? Porque me copan los rusos. Y
me pareció apropiado el título de
Aleksandr Solzhenitsyn porque este
escritor es el autor de Archipiélago Gulag. En esa obra describe la captura,
¿Por qué Crimen y castigo?
Hay un libro de Dostoievski en el que
él también habla de la experiencia
en el campo de trabajo. Y después la
escena de Lindsay Lohan con el juez
es una escena medio replicada del momento en que Petrovich le hace confesar a Raskolnikov.
Las protagonistas se llaman Lindsay Lohan y la madre de Elle Fanning, ¿qué te atrajo de la fama
para pensar la ley?
Esas celebrities son las que ya pasaron
su mejor momento. Y la madre de
Elle Fanning es un tipo de sujeto que
me interesa pensar: el que se define a
partir de otro. Además, me parece que
renegar de haber mamado lo yanqui
es boludo. Creo que mucha gente en
su primera lectura de mi personaje o
de mi persona se piensa que yo tengo
una especie de adoración. Y no. Es una
relación súper tortuosa con todo lo
estadounidense. Pero pensar que estamos más influenciados por Martín
Fierro que por Alf… es como negar al
padre. Culturalmente, consumí mucho más Lindsay Lohan que Celeste
Cid.
Y por otro lado los rusos. La novela
es una rara avis que mezcla dos
tradiciones. Lindsay Lohan escenifica Crimen y castigo.
¡Totalmente! Me parece que es un
diálogo que es posible y podemos generar. No estamos en ninguno de los
dos, o quizá nuestra esfera de influencia tiene que ver con lo norteamericano. Pero ahora que ese imperio está
declinando podemos ver qué tal, ¿qué
tenían para decirnos estos rusos?
Una suerte de linaje borgeano, si
pensamos que Borges plantea que
lo más argentino es esa mezcla.
Según Borges, la tradición es todo Occidente. Entonces podemos darnos
ese lujo, y desde la periferia agarramos a los dos.
En el libro en ningún momento hay
un discurso moral. Sólo es la narración de un proceso.
Elijo eso: éste es el proceso, ¿qué opi-
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nas de esto? Que sea una pregunta.
Que ponga al lector a trabajar. Puedo
tirar unas puntas, incluso tener una
opinión que puede o no ser legible.
Pero no estoy para dar respuestas
masticadas. Para eso escribiría ensayo. Y no es lo que me interesa.
Es una escritura formal, sobre un
proceso legal, pero resuelta de un
modo muy gracioso. Una novela
divertida sobre cómo aburrirse.
Me alegra si te reíste porque creo que
la única forma de soportar la existencia, en términos muy dramáticos, es
eso. No nos queda otra. Y me importa
mucho por qué y de qué nos estamos
riendo, más que hacer reír o el efecto.
Quiero que sea gracioso más que humorístico. El que te viene a contar
chistes de fogata me tortura.
Las protagonistas me resultaron
personajes parodiados, en un
gesto que oscilaba entre el reconocimiento y la burla. Sin indiferencia.
Yo los terminé queriendo mucho a
los dos. Me parece que son personajes que, a pesar de sus enormes
limitaciones -que quería que estuvieran claras-, son complejos. Porque a
veces tienen aciertos también. Y me
parece que está bueno no subestimar
a los lectores y permitirles que se den
cuenta. A mí no me gustan los puntos
de vista ni los narradores que te condicionan.
¿Y por qué los personajes se
sostienen en la descripción detallada de las marcas?
Eso pasa con Lindsay porque vive
en ese universo y es lo que la define
como sujeto. También es un dato
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innovador.
«Pensar que estamos más influenciados por Martín Fierro que por Alf… es como negar al padre. Culturalmente,
consumí mucho más Lindsay Lohan que Celeste Cid»
para el lector. ¿Quién es esta persona?
Bueno, consume esto. Me parece que
las marcas tienen que estar en la literatura.
Hacia el final de Aleksandr Solzhenitsyn, en el curso, ocurre el encuentro de lo social. En especial el
relato del remisero remarca quiénes son los castigados y quiénes
son los que castigan.
Sí. Definitivamente el peso de la ley
cae más sobre el que menos recursos
tiene, ya se trate de recursos retóricos, simbólicos, o -sin ninguna dudaeconómicos. También a veces es una
ruleta rusa, como le pasó a Lindsay
Lohan. Aunque siempre hay más
changüí para negociar cuantos más
recursos se tengan. Y en esos términos me parecía importante que, si
ése es el tema de la novela, estuviera
presente.
Mi otra hipótesis es que en la
novela opera el igualitarismo. La
ley y el orden también es un asunto de mujeres.
A ver… La policía es un agente. No
está en situación de poder, es una
mera administrativa. Las mujeres en
la novela no están escribiendo la ley
ni están juzgando. Están ahí.
Bueno, el juez es un tipo que -en
esa escena que mencionabas antes- tiene un gesto condescendi-
ente con Lindsay.
Y después al final el personaje del
chino le hace un gesto lascivo en
medio de una conversación, en un
marco institucional, incluso del Estado. También eso. A ver… a mí me
interesa una literatura femenina de
exteriores. Creo que la hay. Mis escritoras favoritas son mujeres.
¿Cómo definís literatura femenina
de exteriores?
No en la casa soltera con el gato
garchándose pibes. No en la casa con
sus hijos. No sufriendo en torno a una
relación amorosa. Exteriores. Minas
actoras.
¿No te interesa el espacio de lo doméstico?
Me cansé. No es que no me interesa
porque también lo vivo y lo transito.
Pero me parece que hay abundancia
o sobreabundancia de eso y lo que
más me entusiasma es una literatura
de mujeres que están interviniendo
en el campo. ¿Por qué las minas no
son protagonistas de una película de
acción?
Más allá de las grietas en los
pasajes que señalamos, pienso
que el igualitarismo funciona en
la novela como algo dado. A tal
punto que las mujeres son las que
infringen la ley, no quienes la reclaman para su protección. Eso es
Creo que es la posición en la que hay
que manejarse y, en todo caso, si son
necesarias las excepciones bueno,
que ahí la ley te asegure tu protección o tu lugar. Y hacé uso. Pero si te
vas a manejar por la vida ya renga…
La ley dice que somos iguales y somos
iguales. Y después vemos.
El primer libro de una autora en un
sello nuevo como es tu caso, ¿qué
te parece que puede inaugurar?
Tenemos cierta expectativa que inspire y muestre qué cosas diferentes
son posibles. No necesariamente en
sintonía, sino abrir. La editorial Momofoku también la pensamos así, en
términos de que a veces hay libros
que uno piensa, ¿acá quién lo publicaría? Traté de que la novela fuera
un gesto más bien juguetón. Pero
no pretendo ejercer el control. Y sé
que muchas veces soy malinterpretada. Así que es como traer un hijo al
mundo…
Aleksandr Solzhenitsyn se propone
una épica y quienes la encaran
son mujeres. En ese punto, ¿la escritura es femenina o feminista?
Creo que estamos en condiciones,
por lo menos algunas afortunadas,
de poder empezar a pensarnos como
sujetos, como actores. Y me parece
importante que en vez de regodearnos en el hecho de haber nacido mujeres, en las condiciones en las que lo
somos, actuemos. Y después veamos
con qué nos encontramos. Pienso
que eso es femenino.
Este miércoles 20 de mayo, Mariana
Mazzucato brindará una teleconferencia en el VI Congreso de AEDA
(Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina) sobre el papel del Estado como creador de mercados, el Estado emprendedor,como
se titula su libro más difundido.
Mazzucato, como Piketty, encontró
un lugar, posicionó un discurso,
que no es nuevo, pero es en extremo necesario, sobre el papel de la
intervención estatal en la economía
capitalista, particularmente en su
dinámica innovadora. Su línea principal es que el Estado no solo financió sino que intervino en la producción de las principales innovaciones
de nuestros días: internet, el iphone,
energías solar y eólica, remedios,
etc. Instalar esto como un punto
central en la agenda internacional y
local de hoy es un logro no solo académico sino también político y es, a
mi modo de ver, el mayor mérito de
Mazzucato.
Mazzucato se formó en la New
School for Social Research de Nueva
York y actualmente ocupa la cátedra
Christopher Freeman en la Universidad de Sussex. Freeman y Sussex
fueron pioneros en los años 80 en
reconsiderar y complementar el herramental teórico de Schumpeter
para pensar la dinámica tecnológica
moderna, en lo que hoy conocemos
como teoría neo-schumpeteriana.
El análisis schumpeteriano centra
su atención en el proceso de competencia como un proceso activo,
creador y destructor, central en el
capitalismo industrial. No obstante, Schumpeter, un romántico del
capitalismo, no tenía Estado. Mazzucato busca introducirlo en este
proceso, tomando categorías neoschumpeterianas como los Sistemas Nacionales de Innovación, o
sea, el entramado institucional con
que cada país enfrenta sus desafíos
tecnológicos en interacción con la
geopolítica, la macroeconomía, las
finanzas, etc. Luego, el Estado se
termina de completar en Mazzucato
vía Keynes, a través del principio de
demanda efectiva. Conectar deman-
da y desarrollo tecnológico es un
camino atractivo y desafiante, aún a
ser explorado y profundizado.
Respecto a la discusión principal sobre el papel del Estado, Mazzucato
expone y articula algo que ya habían
mostrado otros autores respecto a
la centralidad del financiamiento
estatal en EE.UU., Inglaterra y China,
en dónde a través de sus sistemas
de defensa, salud, científico y de la
banca pública se investigaron, desarrollaron y financiaron las principales nuevas tecnologías, infraestructuras y sectores intensivos en ciencia y tecnología. Sin dudas, la historia del capitalismo muestra que el
papel del Estado fue sustantivo para
impulsar los principales cambios de
paradigmas tecnológicos, involucrándose tanto en la definición de
Tu producción reflexiona sobre
la ley y el castigo, es una novela
política, y no siempre se la lee
desde ahí.
Eso es frustrante. Pero trato de no
quedarme en eso. Si yo me quedara
en eso me pongo en un lugar de
víctima. Y no aporta. No queda otra
que seguir escribiendo y ver si la
próxima es más leída -o más pensada, digamos-. Y bueno. Es difícil.
Pero cuantas más seamos, con
que haya algunas, y que inspiren
a otras. Siempre podremos darles
una mano… Y en los medios, en el
periodismo ponele, ¿cómo se vende
una nota de una mina que escribió
algo? ¿Cómo hacer que resulte interesante una nota de una mina que
no está en bolas, ni está dando la
teta, ni es víctima de nada?
No quedarse en la victimización.
Creo que es importante buscar
maneras. No sé quién es el malo. Somos todos un poco los malos. Esta
posición que señalás, la igualitarista, es una posición consciente de
que la realidad a veces plantea otra
cosa. Pero yo propongo colocarse en
ese igual. Porque para vivir aventuras... Como Simone de Beauvoir
que dormía en el desierto… Es por
ahí.
¿Pero no te identifica el término
feminista?
¿A qué le decís ni a palos?
Me parece poco táctico declararse
A la terapia cognitiva conductual.X
El Estado emprendedor: el aporte de Mazzucato
Por Manuel Gonzalo
como tal. Y soy una persona táctica.
Soy más del espía que del que lleva la
bandera. Voy a tratar de ocupar posiciones, de tener poder, de favorecer a
los que pienso que hace falta. Jamás
renegaría. Pero para eso primero
necesitás ser leída.
estándares, normas y regulaciones
como en el financiamiento y la producción. Defensa, energía, salud, telecomunicaciones, infraestructura,
todos sectores en los cuales operan
fuertes economías de escala precisan de un esfuerzo de coordinación
tal que sería imposibles pensarlos
sin la participación estatal.
No deberíamos simplificar en extremo la discusión ni ser ingenuos. En
el sistema capitalista, la mediación
del mercado y de los procesos de
competencia operan en casi todos
los ámbitos de intercambio. Desde
la Revolución Industrial, y quizás
desde antes, Estado y mercado se
articulan en torno a intereses, capacidades, lucros, propiedad. La
compañía de las Indias orientales
fue una empresa público-privada,
la llegada de Colon a América fue
una iniciativa emprendedora financiada por la corona española y, ya
más contemporáneamente, Apple,
Twitter y Google tienen por detrás
un Sistema Nacional de Innovación
que las generó y un Estado que las
respalda en la disputa competitiva
opinión
global. El capital, digamos, si bien
circula, también tiene bandera. Pensar la discusión tecnológica implica
reconocer que se trata de un juego
de generación y apropiación de valor
en un proceso de competencia que
es tanto inter-estatal como intercapital. Se trata de una discusión de
poder, claro, que se manifiesta tanto
en la formación de precios como en
el plano político y en la cual el proceso tecnológico, material, tiene un
rol central. La regulación de internet,
la exploración del espacio, el desarrollo de las telecomunicaciones, los
recursos renovables y no renovables
son espacios que están cruzados
por la competencia inter-estatal e
inter-capital. Pensar la intervención
del Estado implica dar cuenta de estos procesos.
Por qué el Estado interviene, cómo
se relaciona con los otros Estados y
cómo los procesos de competencia
generan capacidades son aspectos
no tan desarrollados en el libro de
Mazzucato, quien sin dudas ya contribuyó significativamente al instalar
la discusión.
×
año 6 | nº 318 | 17 de mayo de 2015
8
El próximo presidente
La salidera
Eventos, lanzamientos, recomendaciones
Por Martín Rodríguez
A los candidatos que visitaron
Showmatch los recibió una frase
generosa del conductor que se
maneja como su director técnico: “de acá sale el próximo presidente”. Son su equipo con este
detalle extraño: compiten entre
ellos. Tinelli pone las reglas de
su juego, lo que lo hace el único
ganador de la noche. Pero coronó en el inicio de su ciclo (y en
la que fue casi la ceremonia de
apertura del año electoral) lo que
parece una decisión social: estos
son nuestros hombres en disputa. Tinelli, un ganador al que le
gustan los ganadores, hace televisión vandorista: cada segundo
de rating transpira negociación
política. AFA, Clarín, Ideas del
Sur, Cristóbal López, son la superficie visible de su negocio.
¿Los políticos hacen política en
Showmatch? Ponele. Lo que es
seguro: Tinelli hace política en
Showmatch. Pero la frase de Tinelli sacudió a los que quedaron
afuera y rumiaban desde Twitter
su impotencia: Florencio Randazzo y Elisa Carrió.
Los tres candidatos se parecen y
ya se escribió mucho al respecto sobre la impronta cultural de
estos “nuevos políticos”. Pero
también se diferencian y es el
momento adecuado de ver esas
diferencias: Scioli, el que vino
del deporte-espectáculo, paradójicamente construyó con La
Ñata una suerte de Vaticano de
la ortodoxia peronista y un canto a la ética de la responsabilidad, Macri, otro que ostenta un
“afuera exitoso”, se define como
el adversario político ideal del
kirchnerismo y agrupa todo el
arco republicano opositor, y Massa, el más nuevo de todos, casi
en caída libre, al que “conozco
hace menos tiempo” dijo Tinelli,
viene de la política, ergo, su historia es un tatuaje de las mutaciones peronistas de los últimos
30 años devenido en populista
punitivo.
En el promedio histórico de
nuestra
democracia,
básicamente, uno diría que cada presidencia cumple una “misión
histórica”. Dicho en positivo: si
Alfonsín vino a restablecer el
orden democrático, Menem a gobernar la economía (a cualquier
“costo”) después de la hiperinflación y Kirchner a restablecer el
orden con el Estado social, este
desenlace político no encuentra
un cauce claro en su narrativa
pero lo tendrá. Cada década fue
un paradigma, cada década cura
a la otra, cada década gestiona
las herencias densas con consensos nuevos. Si el “acotamiento”
ideológico según el perfil de los
candidatos se cumple, lo que
viene en 2016, ¿es sólo la reconstrucción de un orden conservador? ¿Es sólo el péndulo pro
mercado después de años de estatalismo? ¿Es la revancha de los
ofendidos del kirchnerismo? ¿Un
kirchnerismo sin CFK, un anti
kirchnerismo peronista, un anti
peronismo a secas? ¿Por qué después de los años en que “volvió
la política” nuestros candidatos
parecen casi apolíticos? Todos.
De todas las fuerzas. Estos políticos presidenciables parecen, a
priori, prometer menos política,
y detrás de eso el temor de que…
¿también menos Estado? Pero,
ser presidente, es “ser otro”.
Nadie dijo lo que iba a hacer, o,
sobre todo, nadie era lo que finalmente fue.
¿Pero por qué son ellos? ¿El círculo rojo los quiere, las ortodoxias partidarias (peronistas,
radicales) los quieren, los monopolios económicos los quieren?
¿Y qué más? ¿Con esa respuesta alcanza? ¿Con esa respuesta
ponemos nuestros prejuicios
en orden? ¿Eso se coordina? No
hay una claridad, no hay un paradigma, no hay un cuento que
componga este escenario ya.
Todos los que opinan desde la
economía política más o menos
repiten argumentos: se debe
volver al crédito internacional,
restar presión fiscal, mantener
las políticas sociales pero por
ley… y no mucho más. Prender
velas en Vaca Muerta y la Soja,
ahora que el “consenso de los
commodities” sufre el piso más
bajo de su precio. Una sostenida
mira ascética hacia China como
política de Estado. Y… caminata a pie a Luján. Que sea lo que
Dios quiera. Con Francisco vivito
y coleando, difícil hacer un giro
brusco a la derecha en materia
social. ¿Quién quiere estar a la
derecha del papa? Un papa que
en la última temporada de linchamientos dijo sentir “patadas
en el alma”. Pareciera todo encaminarse hacia un “centro” ideológico de moderación y balance
más frío. Contra los augurios a
diestra y siniestra, el camino de
una transición normal baja las
temperaturas ideológicas. El gobierno termina “normal” y con
un candidato ganador lo menos
parecido a él. Pero hay cosas en
juego. Aunque se niegue, y cuando se niega, aparece lo real: la
estructura, la economía, los estúpidos y la fe inteligente. X
J. Mascis en Argentina
A los agraciados espectadores de aquel show, todavía
les retumba en los oídos la maravillosa distorsión que
dejó Dinosaur Jr. en 2012 cuando visitó por primera vez
nuestro país. Tres años después de aquella noche en el
Teatro de Flores, una fracción de este trío emblemático
de la historia del rock alternativo y grunge, regresa.
Hablamos de J. Mascis, guitarrista y fundador, prócer
de la guitarra y el bajo perfil, que estará tocando
esta semana en Niceto en el marco del ciclo Martes
Indiegentes. Esta propuesta, que arrancó a comienzos
de este año, curada por el periodista Yumber Vera Rojas,
presenta semanalmente a tres exponentes de la escena
indie nacional o internacional, acompañados de un DJ.
Mascis, uno de los cien mejores guitarristas de todos los
tiempos según Rolling Stone (que lo colocó en el puesto
86) y Spin (que lo ubicó en el top five), editó el año pasado
su segundo álbum solista, Tied to a star, donde deja por
un rato, pero sólo por un rato, el ruido y la potencia y
se vuelca hacia la canción folk, con composiciones como
“Wilde awake”, en compañía de Cat Power. Este es el
disco que presentará este martes 19 de mayo a las 20
hs. en Niceto (Niceto Vega 5510). Las entradas están
disponibles por sistema Ticketek, a partir de los $250. La
casa, por supuesto, recomienda.
Gustavo Nasuti Grupo
Gustavo Nasuti es un destacado compositor y
multiinstrumentalista, hombre que se sumerge
en las fauces del piano, la guitarra, el acordeón,
el bandoneón y, por supuesto, también la voz,
mezclando huellas del folklore, el tango y el jazz,
siempre con gusto y precisión. Gustavo Nasuti Grupo
es su más reciente experimento y con el que acaba
de editar Todos los tiempos ahora (Noseso Records), su
sexto trabajo discográfico y el primero con su grupo
formado por Waldemar Garín en violín, Luis Conde
en clarinete bajo, Zelmar Garín en batería, objetos y
voz, y el propio Nasuti en guitarra, acordeón y voz. El
disco está integrado por composiciones de Nasutti,
especialmente temas instrumentales y algunas
canciones, y cuenta con un envidiable plantel de
invitados: Hugo Fattoruso en acordeón y voz, Juan
Tata Cedrón en recitado, Matias González en bajo,
Soema Montenegro y Miriam García en voces, Mariano
Gamba en saxos y Juani Ferreras en cello. Músico de
alta cepa, como lo llamó Fattoruso, Nasuti presentará
este nuevo trabajo el próximo jueves 28 de mayo a las
21 hs en Hasta Trilce, Maza 177 (CABA). Las entradas
cuestan $100 y comenzarán a venderse esta semana
a través de alternativateatral.com. Para los que no
lleguen, habrá una segunda presentación el jueves 2
de julio a las 21 hs. en Café Vinilo, Gorriti 3780.
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