A PALOS SUPLEMENTO JOVEN DE TIEMPO ARGENTINO Domingo 17 de mayo de 2015 Buenos Aires, Argentina Año 6 Nº318 El río sin orillas A 25 años de la muerte de Eduardo Mateo, el mito de la canción rioplatense Además: Tinelli y el próximo presidente | El final de Mad Men | Lola Copacabana | Mariana Mazzucato | Fútbol para extraterrestres | Talleres clandestinos | J. Mascis en Argentina | La razón de mi lima | Gustavo Nasuti Grupo | Estereotipos año 6 | nº 318 | 17 de mayo de 2015 2 FUTBOL PARA EXTRATERRESTRES El dueño de la pelota Por Zambayonny Ilustración: Daniel Caporaletti Cuando era chico el Gordo Martínez no era tan gordo pero los pibes del barrio ya le decían el Gordo. Vivía con su familia en una modesta casa de dos plantas igual a todas aquellas que fueron edificadas por los ingleses a principios del siglo pasado mientras construían el ferrocarril. Sin embargo era considerada una extraordinaria mansión por los demás niños que la comparaban con las sencillas casas de una planta en las cuales vivían. Tal vez aquellas tejas rojas sobre las ventanas de madera verde y el jardín cuidado adelante era lo que le daba un aspecto de casa europea de cuento que tantas veces habían visto dibujada en los libros infantiles y por eso descontaban que el Gordo Martínez era millonario cuando en realidad no lo era. Su familia estaba compuesta por él, su hermana menor, su padre que en aquella época trabajaba en una mueblería, su madre que daba clases de inglés y su abuela viuda que los acompañó durante muchísimos años y fue la encargada de cuidar el jardín hasta que murió y entonces lo revistieron con cemento porque era más práctico que cortar los yuyos, podar la enredadera y regar las plantitas. La canchita de tierra quedaba a pocos metros de ahí y todas las tardes, al salir del colegio, el Gordo Martínez llevaba su propia pelota para jugar porque era millonario. Si se pinchaba conseguía otra. Jugaba mal, muy mal, pero no solamente era el dueño del balón sino que además era un gran pibe, por eso todos lo querían y nadie tenía corazón para dejarlo afuera de los equipos aunque disimuladamente se peleaban para no tenerlo de compañero. Aquellos “pan y queso“ tenían demasiada mayonesa rancia. El empeño del Gordo era innegable, le gustaba el fútbol en serio y por más que lloviera o hiciera frío se aparecía en la canchita con la redonda bajo el brazo y la largaba al pisar esa tierra como quien entrega un hermoso perro manso para que todos disfruten de su compañía. Jugaron un millón de partidos ahí hasta que construyeron un condominio y los veranos empezaron a pasar simples y los inviernos dobles. De pronto aquellos chicos crecieron más rápido que en las fotos y entre mudanzas y otras cuestiones naturales de la vida dejaron de frecuentarse casi sin despedidas. La mayoría se fue casando y entonces aquellas fiestas ampulosas se convertían en uno de los pocos puntos de contacto que tenían para verse. Llegaron a sospechar que falsa escuadra Por Romina Sánchez En la Legislatura porteña, el horno no está para bollos. O para Susanas. O sí, para Susanas, sí. Es que, la semana pasada se declaró como personalidad destacada de la cultura, a instancias de un proyecto de las diputadas Lía Rueda, Carmen Polledo y el vicepresidente primero de la casa, Cristian Ritondo, todos del PRO, a la diva de los teléfonos, la actriz y conductora televisiva, Susana Giménez, dejando de lado así, según observaron varios miembros de la oposición porteña, la propuesta de interpelación al Jefe de Gabinete de Ministros porteño, Horacio Rodríguez Larreta, al titular de la subsecretaría de Trabajo local, Ezequiel Sabor, y al responsable de la Agencia Gubernamental de Control, Juan José Gómez Centurión, por el incendio del taller textil clandestino de Páez 2796, en Flores, en la madrugada del 27 de abril, a raíz del se casaban y hacían fiestas solamente como una excusa para juntarse. Y puede ser que tuvieran razón porque muchos de esos matrimonios duraron menos que la luna de miel. El único que no se casó fue el Gordo que se quedó solo en aquella casa de cuento con final triste. Nadie más supo nada de nadie hasta que hace algunos años el Gordo los contactó a todos con mucho esfuerzo a través de las redes sociales y les propuso elegir un día a la semana para jugar al fútbol. Entre hijos, trabajos y otras excusas la mayoría expresó dificultades para concurrir, sin embargo él armó un Excel con la disponibilidad de cada uno y finalmente halló un día, un horario y una cancha de Fútbol 5 estratégicamente ubicada para que todos pudieran dar el presente. Y lo logró. Los pibes del barrio estaban bastante cambiados, las cabelleras tupidas casi escaseaban y algunos eran casi irreconocibles. El Gordo sí, ahora estaba gordo de verdad. Por supuesto que como en todos los temas de la vida los roles se mantenían idénticos a cuando tenían ocho años, por eso la historia volvía a repetirse y por más que el querido dueño de la pelota había logrado convencerlos a todos para jugar una vez por semana los demás seguían sin querer tenerlo de compañero de equipo. El “pan y queso“ se reemplazó por un arduo debate en los chats de Internet para llegar a la cancha con los equipos ya conformados cada semana. La mayonesa rancia ahora se olfateaba desde la pantalla. El Gordo siempre lo supo pero nunca dijo nada. La cosa se hizo rutina de todos los miércoles a las 20 hs. Al Gordo lo ponían de arquero y no atajaba una. Lo ponían de defensor y lo pasaban como parado. Lo ponían de volante y se cansaba enseguida. Lo ponían adelante y no le hacía un gol a nadie, sin embargo después de cada partido se iban a comer y a tomar algo felices entre risas y anécdotas de otro siglo. Jugaron casi dos años hasta que durante uno de esos partidos en los que el Gordo estaba jugando de defensor bastante bien, proyectándose en varias ocasiones y rematando al arco con precisión, ocurrió lo que nadie podía imaginar. Al finalizar una de esas tantas corridas se quedó muy agitado apoyado contra uno de los palos y llevándose las manos al pecho. Los miró a todos negando con la cabeza como si se despidiera y un segundo después cayó muerto en el suelo. Desesperados entre lágrimas y gritos intentaron hacerlo reaccionar con respiración boca a boca, masajes cardíacos y hasta con cachetazos de impotencia mientras esperaban a la ambulancia que no llegaba nunca. Era inútil, el dueño de la pelota se había ido para siempre. Y parece que se llevó la pelota con él porque sus amigos jamás volvieron a jugar.x Cuando la prioridad se llama Susana cual fallecieron dos chicos, Orlando y Rodrigo Camacho, de 7 y 10 años. El proyecto de interpelación de los funcionarios macristas lleva la firma del legislador de Bien Común, Gustavo Vera, y de Marcelo Ramal, diputado porteño del Frente de Izquierda, en relación al incendio de Páez y Terrada, denunciado por La Alameda el 24 de septiembre de 2014 ante la PROTEX (fiscalía especializada en trata y explotación), que luego notificó a la Subsecretaría de Trabajo, organismo que, a través de la Dirección de Protección del Trabajo, respondió que no había inspeccionado el taller que el 27 de abril se prendió fuego. La solicitud de interpelación apunta a que las autoridades informen “sobre las circunstancias, responsabilidades, acciones u omisiones incurridas en los hechos” que condujeron al incendio mencionado, así como también en relación al siniestro ocurrido el 7 de mayo: es que, como se sabe, el taller, extrañamente, se volvió a prender fuego. A su vez, Vera había presentado, por su parte, un pedido de informes en el que solicitaba conocer cuántas veces había sido inspeccionado por la AGC el taller clandestino de Páez 2796. ¿Pero qué dice el proyecto de interpelación? “El domingo 26 de abril se incendió un taller textil clandestino ubicado en el barrio de Flores en las calles Páez y Terrada. Dos niños de 7 y 10 años que vivían en el lugar murieron carbonizados. Vivían allí en condiciones precarias junto a su familia y no pudieron escapar del incendio. La salida del inmueble estaba tapiada, lo que también dificultó el trabajo de los bomberos. Resultaron heridas, además, 4 personas, una de ellas personal de bomberos. El pasado jueves 7 del corriente, un nuevo incendio se desató en la misma finca. Como resultado del mismo, se destruyeron elementos y pruebas -principalmente indumentaria- que deberían dar cuenta de los clientes de ese taller clandestino.” Además, los vecinos del barrio, como ya se mencionó en este espacio, donde se encuentra un lote de 30 locales denunciados, y también referentes de la comunidad boliviana han llevado sus reclamos a la Junta de la Comuna 7, que a su vez derivó las denuncias a la Agencia Gubernamental de Control. ¿Alguna respuesta? Nada, al menos por ahora. Pese a todas las denuncias realizadas, los talleres clandestinos no paran de crecer amparados por el silencio cómplice del Estado. Hoy son unos 3.000, funcionando en Flores, Floresta, Liniers, Mataderos, Lugano y Villa Crespo. Y la facturación del sector alcanza los 15.000 millones de pesos. Todo se desarrolla en normalidad, mientras Susana -¿piel de Judas?- cosecha un nuevo diploma. × 17 de mayo de 2015 | año 6 | nº 318 3 ESTEREOTIPOS HOY: El porteño fundamentalista de la bici plegable » »Tiene la remera de 5 km por la educación. » »Hizo la visita guiada a la reserva ecológica. » »Cree que los Juegos Olímpicos Rio 2016 son la revancha del Mundial. » »Alguna vez abrazó a un árbol. » »Se compró el libro Por qué corremos. Starbucks. » »Flasheó vivir de la venta de pan relleno pero dice que "era muy de negro". » »En su lugar sueña con tener una dietética donde también pueda vender sahumerios, mandalas y demás parafernalia hindú. » »Ve El Diario de Mariana. » »Cursó alguna materia en la UADE. » »Banca al hijo de Leuco. » »Fue a ver a Onda Vaga al Konex. » »Cree que el casco de marciano que usa le da onda. » »Se depila el pecho. » »Es fanático de la fruta. » »Orgánica, por supuesto. » »Le gustó mucho la campaña de Lousteau en la bicisenda. » »Fan de las charlas TED. » »Su galletita favorita es la cerealita. » »Camisa de manga larga con bermudas. » »Puede ser el sub 30 que usa boina, aunque comprada en El Burgués. » »Mucha alpargata Páez. » »Curte un look estilo “identidad sexual indefinida” que cree que le da ventaja con las minas. » »Es de transpirar poco. » »Eso hace sistema con su identidad sexual indefinida. » »Dice mucho part time. » »En casos que ameritarían algún tipo de violencia, puede decirle portable el teléfono celular. » »Está ahorrando para comprarse un auto eléctrico. » »Mira Masterchef y critica la presentación de los platos. » »Le cabe el que es medio artista y jugó en River. » »Merienda Frutigran. » »Curte mucho dietética, » »Le saca fotos al vaso con su nombre en Estereotipo que viene «El que va a los bares que tienen las frase "no hay wi fi, charlen entre ustedes"» Si se te ocurre cómo describirlo, mandá tus ideas a [email protected] o vía Twitter a @niapalos así lo publicamos. web www.niapalos.org mail [email protected] twitter facebook @niapalos niapalos ruido de fondo | El final de Mad Men El mundo de las ideas Por María Victoria Moreno “Conocí a Dean poco después de que mi mujer y yo nos separásemos”, escribe Sal Paradise, alter ego de Jack Kerouac en la primera frase de En el camino, la novela que lo consagró como el escritor más emblemático de la generación beat. Mientras Kerouac escribe esas líneas, en 1957, Don Draper abandona su trabajo como vendedor de pieles para trasladarse a Sterling Cooper, una agencia de publicidad en la Mad(ison) Avenue de Nueva York. A diferencia de Sal, el camino de Don no será sinuoso ni estará plagado de aventuras para contar. Al contrario, su recorrido lo conducirá sin escalas hacia el éxito profesional, social y amoroso, o eso es lo que Weiner, guionista de la serie, nos deja ver en la superficie. Sin embargo, no hace falta más que un análisis un poco más profundo para darnos cuenta del vacío que invade al personaje [¿acaso el vacío puede invadir?]. Desde el momento de quiebre en el camino de su construcción identitaria, Don atraviesa momentos que sistemáticamente lo conducen hacia el abismo de su propia crisis personal, que no comienza en su infancia despojada sino en el momento en que decide robarle la identidad a su Teniente, en la Guerra de Corea. Esa crisis, cuyas culminaciones estarán signadas por la aparición de personajes femeninos, empieza a palpar su final cuando, en la última temporada, deserta de una reunión laboral, sube a su auto y decide emprender el camino hacia el Oeste. Si la redención está en esa dirección es decisión de Weiner, pero por lo menos podemos establecer que el abandono de esa construcción identitaria comenzada en la 1ª temporada, libera al protagonista de la carga de un personaje que no puede sostener. Así como Dean será la inspiración de Sal en la novela de Kerouac, para Don su inspiración estará en el modelo de un hombre ideal que debe cumplir con los quehaceres imperativos de todo padre de familia en la década del 60: exitoso, rico, varonil, infiel, fumador empedernido y alcohólico en ciernes. Sin embargo, y al igual que Sal, el mundo de las ideas es un mundo que poco funciona en la realidad de lo cotidiano y resulta más un límite asfixiante que un objetivo al cual aspirar. La solución, entonces, es el abandono de la representación ficcional del deber ser, frente a la concreción liberadora de lo real: un hombre común que pasa sus tardes de ocio con un libro en la mano, que le pide a su hija venda los objetos que no usa, que mira televisión antes de dormir y que elige compartir una cerveza con veteranos de guerra como él. El próximo domingo se termina una era, o al menos así dicen las promociones de lanzamiento de la última temporada. Si la liberación está o no al final del camino, es una respuesta que solo Don va a conocer. Nosotros, fieles espectadores de la serie ideal que fue Mad Men, repetiremos a Kerouac como si fuera un mantra: “nadie sabe lo que le va a pasar a nadie excepto que todos seguirán desamparados y haciéndose viejos”. Si estamos en el camino, que lo ideal quede en casa. × La razón de mi lima, de Mariano Dubin (Pixel) Negra es mi alma, negro mi corazón Por Damián Huergo Hay una inquietud que David Viñas, a partir de sus ensayos y ficciones, clavó en la frente de la cultura nacional y de los que se refugian en su paraguas agujereado: ¿Dónde están los negros en la literatura argentina?, murmura el fantasma del viejo a los que subestiman la potencia del lenguaje. ¿Dónde están los orilleros de esta ciudad que convierte en centro todo lo que toca?, nos recuerda cuando tropezamos con la estupidez de asociar likes con crítica literaria. ¿Dónde está el gauchaje en la etapa del capitalismo financiero?, nos pregunta cuando salimos desnudos al mercado laboral, solos o en banda, cubiertos con el capital simbólico por detrás y con el monotributo por delante. El poeta Mariano Dubin agarró el guante que usaba el viejo Viñas para aplaudir con una sola mano. Y, con la rabia criolla del humillado, salió a festejar “la vida del vago de la esquina”, a re-encontrarse con su tierra, sus ancestros y con los saberes que el piberio trafica en la esquina a cielo abierto. La razón de mi lima (homónimo del blog que sostiene Dubin) se publicó por primera vez en 2009. Desde entonces, como un billete de dos pesos en una feria del conurbano, circuló de mano en mano, revalorizándose por cierta ética clandestina de producción que coincide con el valor que cargan sus páginas. Reeditado recientemente por la hiperquinética editorial Pixel, funciona como pico intermedio donde se une la “trilogía Bardo” -tal como la llamó su autor-, compuesta por Con los pasos de la mala vida (2006) y Bardo (2011). En este triángulo, escrito desde el borde del casco blanco e histórico de La Plata, la ciudad más higiénica, soñada y manoseada de la provincia de Buenos Aires, Dubin le canta a la indiada, a los negros, los villeros, las putas y a todos los “catinga cabezas” de cuerpos sudados. Lo suyo no es extractivismo poético o poesía social que aterriza en la ribera, para -cual cronista de Fundación- trans- formar vidas ajenas en plusvalor literario. Por lo contrario, como un trovador, Dubin recorre la “Favela tolosana”, las calles portuarias de Berisso -como la hermosa Nueva York, donde se consigue el mejor vino patero pisado por inmigrantes-, el Chaco o Santiago del Estero, buscando épicas y proezas. Dubin, a meta soneto y verso libre, como “un criollo Walt Whitman”, le canta a los cuerpos que se manifiestan en el hacer. En otras palabras, les escribe a tipos que “se merecen un poema”, como el Pantera que bajó a una “estatua griega con anabólicos” en la puerta de un boliche; o a Jesús el Limeño, uno de esos pibes que cargan la muerte como fija, cuerpos silvestres que mutan los modos de vivir y de morir, incomprensibles para la subjetividad urbanita. Si bien Dubin apela a una lectura epigonal desde la gauchesca hasta la cumbia villera, el libro que mejor se complementa con sus poemas es ¿Quién lleva la gorra?, la investigación del Colectivo Juguetes Perdidos. Como si mantuviesen un diálogo en diferido, ambos se involucran en las cartografías de los nuevos barrios, señalando que -para los pibes, orilleros y caídos-, como bien dice Dubin, “la norma siempre es aquello que no somos”. × año 6 | nº 318 | 17 de mayo de 2015 4 Vive en cuerpo y alma Este fin de semana se cumplieron 25 años del fallecimiento del músico uruguayo Eduardo Mateo. Sumado al aniversario, se confirmó la cuarta edición (corregida y aumentada) de Razones locas (El paso de Eduardo Mateo por la música uruguaya), esa especie de biografía que escribió en 1994 el brasilero Guilherme de Alencar Pinto. Estos dos motivos sirven para seguir analizando el impacto de la obra de un artista inclasificable, linyera y de vanguardia. Un fenómeno físico que, a pesar de no contar con la suerte que tuvieron artistas de culto como Tom Zé, está llegando desde la oscuridad del Río de La Plata a las nuevas generaciones de músicos de Argentina y Brasil. Por Facundo Arroyo “¿No escucharon los discos de Mateo?”, pregunta Ezequiel Borra desde el escenario de algún teatro social de la Ciudad de Buenos Aires. “Uuuy, los envidio”, completa mientras pone los ojos en blanco. El músico, productor y compositor está en pantuflas, como andaba Eduardo Mateo cuando hacía sus últimos espectáculos para La máquina del tiempo, o cuando mendigaba por las calles de Montevideo. La obra de Mateo (Montevideo, 1940-1990) quedó conformada por dos discos solistas (Mateo solo bien se lame, 1972 y Cuerpo y alma, 1984), cuatro trabajos con la tremenda La máquina del tiempo (por caso, el músico uruguayo Mandrake Wolf reflexiona: “Te digo que mi opinión de La máquina del tiempo es que para mí es el candombe. Eso de estar en un lugar, desaparecer y aparecer en otro totalmente distinto. Eso es el candombe”) y tres más en colaboración, uno con el percusionista Jorge Trasante, otro con Fernando Cabrera y un último con Rubén Rada. El resto son participaciones en compilados, discos colectivos y trabajos de otros intérpretes. El único disco de El Kinto, Circa 1968, que integra el tercer antológico de fácil acceso en las bateas argentinas, fue editado recién en 1977. Una carrera que fue registrada casi por el entusiasmo y la visión musical del contexto que lo fue rodeando y cuidando. Un músico delirante que estaba enloquecido con la mano derecha de João Gilberto, la propuesta de Ravi Shankar y la música hindú, lo pop y lo psicodélico (sobre todo The Beatles) dentro del candombe y la música de tradición popular del Uruguay. De esa coctelera, más mucho de intuición y ángel personal, saldrían canciones a borbotones. Esta producción quedó en suspenso cuando a Mateo le detectaron cáncer. Varios de los músicos que lo despidieron a sus 50 años cuentan la misma anécdota. Cantaron “Yulelé”, una de sus canciones más conocidas, mientras Mateo se fue quedando dormido. Luego, volvieron a repetir el ritual en su entierro y las nubes, que ese día tapaban el cielo, de repente desaparecieron. Mateo y sus razones locas El crítico musical Humphrey Inzillo reflexiona sobre el libro De Alencar Pinto: “Leí por primera vez Razones Locas hace unos quince años, en una edición fotocopiada que me prestó un amigo y colega. Desde entonces, entendí a esa formidable investigación de Guilherme como una Biblia. Junto a los dos tomos de De Las Cuevas al Solís, de Fernando Peláez, forma parte de una trilogía indispensable para entender las músicas del Uruguay. Pero creo que el aporte de Razones locas excede a Mateo y su historia. Es un modo de entrar al universo fascinante de la música uruguaya. A mí me permitió familiarizarme y descubrir a muchísimos músicos y personajes de la cultura oriental. Es un libro que regalé mucho.” La cuarta edición de este libro indispensable trae corregidos algunos datos dispersos que con los años se fueron confirmando gracias a la dedicación de su autor. Además, Guilherme tuvo la oportunidad de escuchar junto al productor Carlos Píriz el multipistas original de Mateo solo bien se lame. Y cuenta que no se contuvo de incluir un apéndice nuevo, de ocho páginas, sobre la realización del disco enfocada desde el punto de vista técnico, de producción (sobre todo la tecnología empleada y la manera de usar el 4 pistas). “Es bien distinto del resto del libro: es un apéndice para nerds”, aclara a Ni a Palos. “La escasez de bibliografía me generó la necesidad, al escribir Razones, de hurgar en campos que sólo estaban cubiertos en forma muy parcial, o que no lo estaban para nada. Porque la vida de un músico nunca es sólo una sucesión de eventos puestos uno atrás del otro: siempre hay una dimensión transversal sin la cual el relato carece de sentido. Entonces tuve que describir también la vida musical nocturna (boliches, clubes, hoteles) donde Mateo se profesionalizó por primera vez, el impacto local de la bossa nova, luego el de los Beatles, la movida beat, la transición de éste hacia el rock (y su principal manifestación local, el candombe-beat), más algu- "Un músico delirante que estaba enloquecido con la mano derecha de João Gilberto, la propuesta de Ravi Shankar y la música hindú, lo pop y lo psicodélico (sobre todo The Beatles) dentro del candombe y la música de tradición popular del Uruguay. De esa coctelera, más mucho de intuición y ángel personal, saldrían canciones a borbotones" nas facetas del Canto Popular sobre la que no se solía escribir, más un panorama de los años posteriores al fin de la dictadura, dando cuenta además de partes de las trayectorias de gente como Diane Denoir, Rada, los Fattoruso, Urbano, Horacio Buscaglia, Carlos Píriz, Jaime Roos, Mariana Ingold, Estela Magnone, Fernando Cabrera, Alberto Wolf y Los Terapeutas. Durante años Razones locas fue la principal fuente de información sobre varias de estas figuras, o sobre aspectos de sus trayectorias”, explica el autor que para el trabajo realizó más de un centenar de entrevistas e investigó durante 4 años cada uno de los detalles que saldrían en la primera edición. Y sobre el aporte de esta cuarta edición, Alencar Pinto cierra: “No sé si esta nueva edición puede aportar algo distinto, pero quedaría más que satisfecho si siguiera significando un poco más de lo mismo, es decir, difusión de la obra de Mateo, una reflexión sobre su paso por la música uruguaya y el sentido de su obra, sistematización de su biografía y su contexto, accesible ahora para generaciones que no tuvieron oportunidad de leer las ediciones anteriores.” “A veces no encuentro los lí- 17 de mayo de 2015 | año 6 | nº 318 mites donde termina su imagen y empieza la mía” El impacto de la obra de Mateo todavía no se siente en el rock. Si bien hay algunos protagonistas del under que lo toman como referencia (Cuco, Tototomás, Bicicletas o directamente los uruguayos de Hablan por la espalda) los brotes de Eduardo se cosechan en la nueva canción urbana de Buenos Aires. Humphrey Inzillo apunta: “Siguiendo la tradición antropófaga de los modernistas brasileños, los cancionistas lo han devorado y a partir de sus nutrientes conformaron una música nueva que hace honor a su obra”. Manuel Onís, en su primer disco solista Bagunça, incluyó una versión de “Don Pascual”. Para esto, invitó a Horacio Fontova que dice: “Gracias al amigo Onís me metí en un tema que me remitió hasta a un cuento zen, de allí la simpleza y la profundidad de Mateo para pintar la situación de un pescador que espera paciente mientras le gritan desde la costa. Así es que su estilo sencillo e imperecedero hace recurrir a la propia imaginación. Porque no sólo es la belleza en la obra de Mateo, sino también un desafío a la percepción.” Onís aclara: “Al Negro lo invité porque siempre admiré su voz y su compromiso con la música de Latinoamérica.” Y la verborragia de Fontova cierra: “Me hizo recordar a aquel Mateo de los setentas, de cuando los hippies de nuestras dos orillas estábamos al mango y a pesar de que en esos días primaban los ritmos anglosajones beatlescos, se iba forjando nuestra propia música rioplatense.” Lucio Mantel en Los horas -su tercer disco (de versiones)- incluyó “El boliche”. Y aclara: “No sé cómo se me ocurrió esa canción, puedo decir que durante mucho tiempo me devoré los discos de él, los fui encontrando cuando todavía no había internet.” Nacho Rodríguez de Onda Vaga aún no grabó ninguna versión 5 "El impacto de la obra de Mateo todavía no se siente en el rock. Si bien hay algunos protagonistas del under que lo toman como referencia (Cuco, Tototomás, Bicicletas o directamente los uruguayos de Hablan por la espalda), los brotes de Eduardo se cosechan en la nueva canción urbana de Buenos Aires" pero explica: “Quisiera registrar una interpretación de “Niña”, me encanta esa canción.” Lo mismo pasa con Martín Reznik (Gnomo) que a pesar de no incluir canciones de Mateo tocó durante un tiempo algunas versiones del disco de Mateo y Trasante. “Pero lo dejamos de hacer porque no queríamos lucrar con eso”, aclara. Toda esta nueva camada de cancionistas del Río de La Plata coincide e insiste en la cercanía que hay entre Mateo y Botis (de La manzana cromática protoplasmática). Él, desde alguna montaña de Córdoba, y aclarando que su respuesta será corta porque no tiene demasiada electricidad, dice: “Representa para mí una brújula brillante y ensoñada en la bruma y en la noche de mis días. El abrazo del hermano mayor, tan cómplice como indefinible, la guitarra embrujada anclada entre dimensiones incompatibles. El sonido que se vuelve corpóreo, el triunfo del sueño sobre la vigilia. Sus composiciones simplemente me alejan de la percepción terrestre y me impiden pensar su mundo en términos intelectuales.” Aclara que lo que más le conmueve es la sensación de cercanía y que “a veces no encuentro los límites donde termina su imagen y empieza la mía.” La joven compositora Sofía Viola le pidió a Ezequiel Borra que le enseñe a tocar “Por ejemplo”. Esa canción de Cabrera que quedó inmortalizada en el disco que grabó en vivo junto a Eduardo Mateo. Dice Sofía: “Me obsesioné con ese tema. Lo escuchaba una y otra vez. Al cantarlo me pasan muchas cosas, siento algo así como felicidad y melancolía”. Y Borra agrega: “Me eriza la frase estoy regando el tiempo con tu recuerdo. La parte de Mateo es justamente la que me toca a mí, y sí, es como que tengo algo abierto ahí, siento que algo de Mateo se me mete un poco a cantar en mí, y se mezcla con lo que traigo, y es mágico, difícil de explicar”. Lo dio al aire un haz de luz Antes de que Ni a Palos termine la pregunta, Fernando Cabrera dice: Mateo solo bien se lame. No duda a la hora de elegir el disco favorito de su amigo y colega. Y agrega: “Es una cosa muy redondita. No se pa- rece a nada, lo hizo él solo (se ríe). Pero muchas cosas más también. Los discos de El Kinto son increíbles. Yo lo admiro desde que soy jovencito.” A Nancy Charquero, histórica novia de Mateo y una de las responsables espirituales de que se haya grabado el trascendental Mateo solo bien se lame, se le eriza la piel cuando muestra el vinilo original de este trabajo. Tiene las puntas de cartón arrugadas. A pesar de haberse separado y casarse con otro hombre (con el que tuvo dos hijas y un hijo), Nancy sigue enamorada de Eduardo Mateo. “Cuando sueño con él, nos veo en las charlas que teníamos a la tarde mientras componía canciones como 'De nosotros dos', 'Lalá' o 'De mi pueblo'”. (Todas incluidas en este primer disco). A las fotos de su noviazgo que siempre se ven por documentales, programas especiales o videos, Nancy las tiene en bolsas tipo Ziploc. Las saca, las muestra unos minutos y te las vuelve a quitar para meterlas en sus respectivos recipientes, un tesoro impreso y plastificado. “Yo creo que en sus ojos siempre estuvo la luz, esa luz que me encandiló. Y aunque me quisiera mucho siempre supe que su verdadero amor fue la música.” En silencio las miradas quedan en la foto que sirve de tapa para Razones locas y que, originalmente, fue para la portada del disco de La máquina del tiempo. Ojos mántricos y alegres los de Mateo. Quién te viera…X 6 año 6 | nº 318 | 17 de mayo de 2015 el enjuiciamiento y el campo de trabajo. Y lo más aterrador de la experiencia es que, en la mayoría de las ocasiones, se trata de capturar a un sujeto sólo por ser considerado peligroso. Y a los personajes de mi novela les pasa eso: hoy en día, por cometer determinadas acciones sin daño, se puede ser condenado a un trabajo que no es pago. Nos creemos tan liberales y nos horrorizamos por todo eso que pasó. Pero a la vez, ¿estamos de acuerdo en castigar sólo por la peligrosidad? El título viene por eso. Repensar preguntas que estaban un poco guardadas. ¿El contexto político nacional te resonaba en estas preguntas guardadas? Me parece que es un peligro de lo que puede venir. En todo caso me parece que al que no le parece peligroso que te castiguen por un no daño…. bueno que hablemos y profundicemos en qué situaciones estamos dispuestos a hacerlo y hasta qué punto. No pensarlo me parece arbitrario. Lola Copacabana «¿Por qué las minas no son protagonistas de una película de acción?» Lindsay Lohan reescribe Crimen y castigo en la Zona Norte. Con esta propuesta borgeana, política y adictiva Lola Copacabana -psicoanalista, traductora y editora- presenta Aleksandr Solzhenitsyn, novela con la que vuelve a las pistas a casi diez años del éxito de Buena leche. Durante este tiempo, escribió reseñas en un blog de alto impacto, tradujo y compiló ALT LIT: Literatura norteamericana actual (Interzona, 2014) y, también junto a Hernán Vanoli, actualmente es responsable del emergente y magnético sello editorial Momofoku. Acción, igualitarismo y la eterna pregunta sobre la verdad y las formas jurídicas en un cóctel donde se mezclan la sombra del gulag, Tao Lin y ese vacío incierto sobre el que surfea el futuro argentino. Por Florencia Angilletta Fotos: Charo Larisgoitía ¿Por qué pasaron casi diez años desde Buena leche, tu primera publicación? Era algo que había escrito entre los 22 y los 25. No me arrepiento para nada de esa experiencia. Aprendí un montón, conocí gente, me di a conocer. Pero era medio chica. Y me enfrenté de golpe con mucha exposición, con mis propias limitaciones. Y me tomé mi tiempo. Me cambié de carrera a Psicología. Leí mucho y seriamente. Me pude dar el espacio para pensar qué es lo que me gustaba y quería. ¿Cómo surgió la posibilidad de volver a escribir y de publicar Aleksandr Solzhenitsyn? Necesitaba sentir que no existía una expectativa y hacerlo por mi propio deseo. Y fue más como la necesidad. Hay una relación entre el sujeto y la ley que me interesó siempre. Y en esta novela se plasmaron muchas cosas: de crecer, de ser mina, de ser madre, de estudiar Derecho, de estudiar Psicoanálisis, de psicoanalizarme. Está todo ahí. A veces cuando volvés a publicar demasiado pronto lo mejor que te puede pasar es decir lo mismo. Y yo no me apuré. Mi hipótesis es que es una novela de meditadas decisiones estéticas. Pienso, por ejemplo, en la no utilización de nombres de pila o pronombres. Lo de los nombres es un recurso de la ALT LIT, en particular de una novela de Tao Lin, y yo había empezado a jugar con eso en Twitter. Y de golpe me empezó a resultar muchísimo y me acercó a la creación de un personaje. A mí me interesaba dejar no sólo de escribir de mí misma y hacer personaje sino pasar a la tercera persona. Y justamente, ¿cómo dialoga el libro con las escrituras de la ALT LIT, este movimiento literario es- tadounidense actual, del que sos traductora y una suerte de mentora? La novela no es ALT LIT, no es lo que me propuse. A mí me interesan algunas zonas de la ALT LIT. Me interesa buscar lo que me gusta. Y me parece que es imposible el diálogo directo. Resultaría un producto banal y estúpido traducir las peores cosas de la ALT LIT. O emularlas. Porque tenemos otra realidad. Una característica de la ALT LIT es la “nueva sinceridad” frente al supuesto cinismo de los noventa. Mientras que tu escritura va por otro lado, se pregunta por la ley. De la ALT LIT me interesan ciertas cuestiones de estilo. Y ciertos posicionamientos en torno al consumo o al lazo social posible. Se habla a veces en la ALT LIT de una posición autista, que no sé si es la correcta forma de catalogarla, pero que un poco está en mi narrador, que es como un cierto desconcierto a todo eso que se impone. ¿Por qué el título Aleksandr Solzhenitsyn? Tao Lin tiene una novela que se llama Richard Yates, que es mi novela favorita y creo que fue mal leída y sobre todo poco comprendida. Richard Yates es un autor yanqui que describe muy bien las relaciones afectivas y matrimoniales de la sociedad norteamericana tipo de los años cincuenta. Y la novela de Tao Lin es como la traducción de eso a una súper recontra actualidad de unos pendejitos. Está muy buena, y me pareció muy interesante esa operación. Pero a la hora de elegir no tomaste un autor norteamericano, que quizá sería lo esperable. En tanto la forma de escritura, el estilo, mi novela tiene mucho de ALT LIT. Pero los temas no. ¿Por qué? Porque me copan los rusos. Y me pareció apropiado el título de Aleksandr Solzhenitsyn porque este escritor es el autor de Archipiélago Gulag. En esa obra describe la captura, ¿Por qué Crimen y castigo? Hay un libro de Dostoievski en el que él también habla de la experiencia en el campo de trabajo. Y después la escena de Lindsay Lohan con el juez es una escena medio replicada del momento en que Petrovich le hace confesar a Raskolnikov. Las protagonistas se llaman Lindsay Lohan y la madre de Elle Fanning, ¿qué te atrajo de la fama para pensar la ley? Esas celebrities son las que ya pasaron su mejor momento. Y la madre de Elle Fanning es un tipo de sujeto que me interesa pensar: el que se define a partir de otro. Además, me parece que renegar de haber mamado lo yanqui es boludo. Creo que mucha gente en su primera lectura de mi personaje o de mi persona se piensa que yo tengo una especie de adoración. Y no. Es una relación súper tortuosa con todo lo estadounidense. Pero pensar que estamos más influenciados por Martín Fierro que por Alf… es como negar al padre. Culturalmente, consumí mucho más Lindsay Lohan que Celeste Cid. Y por otro lado los rusos. La novela es una rara avis que mezcla dos tradiciones. Lindsay Lohan escenifica Crimen y castigo. ¡Totalmente! Me parece que es un diálogo que es posible y podemos generar. No estamos en ninguno de los dos, o quizá nuestra esfera de influencia tiene que ver con lo norteamericano. Pero ahora que ese imperio está declinando podemos ver qué tal, ¿qué tenían para decirnos estos rusos? Una suerte de linaje borgeano, si pensamos que Borges plantea que lo más argentino es esa mezcla. Según Borges, la tradición es todo Occidente. Entonces podemos darnos ese lujo, y desde la periferia agarramos a los dos. En el libro en ningún momento hay un discurso moral. Sólo es la narración de un proceso. Elijo eso: éste es el proceso, ¿qué opi- 17 de mayo de 2015 | año 6 | nº 318 nas de esto? Que sea una pregunta. Que ponga al lector a trabajar. Puedo tirar unas puntas, incluso tener una opinión que puede o no ser legible. Pero no estoy para dar respuestas masticadas. Para eso escribiría ensayo. Y no es lo que me interesa. Es una escritura formal, sobre un proceso legal, pero resuelta de un modo muy gracioso. Una novela divertida sobre cómo aburrirse. Me alegra si te reíste porque creo que la única forma de soportar la existencia, en términos muy dramáticos, es eso. No nos queda otra. Y me importa mucho por qué y de qué nos estamos riendo, más que hacer reír o el efecto. Quiero que sea gracioso más que humorístico. El que te viene a contar chistes de fogata me tortura. Las protagonistas me resultaron personajes parodiados, en un gesto que oscilaba entre el reconocimiento y la burla. Sin indiferencia. Yo los terminé queriendo mucho a los dos. Me parece que son personajes que, a pesar de sus enormes limitaciones -que quería que estuvieran claras-, son complejos. Porque a veces tienen aciertos también. Y me parece que está bueno no subestimar a los lectores y permitirles que se den cuenta. A mí no me gustan los puntos de vista ni los narradores que te condicionan. ¿Y por qué los personajes se sostienen en la descripción detallada de las marcas? Eso pasa con Lindsay porque vive en ese universo y es lo que la define como sujeto. También es un dato 7 innovador. «Pensar que estamos más influenciados por Martín Fierro que por Alf… es como negar al padre. Culturalmente, consumí mucho más Lindsay Lohan que Celeste Cid» para el lector. ¿Quién es esta persona? Bueno, consume esto. Me parece que las marcas tienen que estar en la literatura. Hacia el final de Aleksandr Solzhenitsyn, en el curso, ocurre el encuentro de lo social. En especial el relato del remisero remarca quiénes son los castigados y quiénes son los que castigan. Sí. Definitivamente el peso de la ley cae más sobre el que menos recursos tiene, ya se trate de recursos retóricos, simbólicos, o -sin ninguna dudaeconómicos. También a veces es una ruleta rusa, como le pasó a Lindsay Lohan. Aunque siempre hay más changüí para negociar cuantos más recursos se tengan. Y en esos términos me parecía importante que, si ése es el tema de la novela, estuviera presente. Mi otra hipótesis es que en la novela opera el igualitarismo. La ley y el orden también es un asunto de mujeres. A ver… La policía es un agente. No está en situación de poder, es una mera administrativa. Las mujeres en la novela no están escribiendo la ley ni están juzgando. Están ahí. Bueno, el juez es un tipo que -en esa escena que mencionabas antes- tiene un gesto condescendi- ente con Lindsay. Y después al final el personaje del chino le hace un gesto lascivo en medio de una conversación, en un marco institucional, incluso del Estado. También eso. A ver… a mí me interesa una literatura femenina de exteriores. Creo que la hay. Mis escritoras favoritas son mujeres. ¿Cómo definís literatura femenina de exteriores? No en la casa soltera con el gato garchándose pibes. No en la casa con sus hijos. No sufriendo en torno a una relación amorosa. Exteriores. Minas actoras. ¿No te interesa el espacio de lo doméstico? Me cansé. No es que no me interesa porque también lo vivo y lo transito. Pero me parece que hay abundancia o sobreabundancia de eso y lo que más me entusiasma es una literatura de mujeres que están interviniendo en el campo. ¿Por qué las minas no son protagonistas de una película de acción? Más allá de las grietas en los pasajes que señalamos, pienso que el igualitarismo funciona en la novela como algo dado. A tal punto que las mujeres son las que infringen la ley, no quienes la reclaman para su protección. Eso es Creo que es la posición en la que hay que manejarse y, en todo caso, si son necesarias las excepciones bueno, que ahí la ley te asegure tu protección o tu lugar. Y hacé uso. Pero si te vas a manejar por la vida ya renga… La ley dice que somos iguales y somos iguales. Y después vemos. El primer libro de una autora en un sello nuevo como es tu caso, ¿qué te parece que puede inaugurar? Tenemos cierta expectativa que inspire y muestre qué cosas diferentes son posibles. No necesariamente en sintonía, sino abrir. La editorial Momofoku también la pensamos así, en términos de que a veces hay libros que uno piensa, ¿acá quién lo publicaría? Traté de que la novela fuera un gesto más bien juguetón. Pero no pretendo ejercer el control. Y sé que muchas veces soy malinterpretada. Así que es como traer un hijo al mundo… Aleksandr Solzhenitsyn se propone una épica y quienes la encaran son mujeres. En ese punto, ¿la escritura es femenina o feminista? Creo que estamos en condiciones, por lo menos algunas afortunadas, de poder empezar a pensarnos como sujetos, como actores. Y me parece importante que en vez de regodearnos en el hecho de haber nacido mujeres, en las condiciones en las que lo somos, actuemos. Y después veamos con qué nos encontramos. Pienso que eso es femenino. Este miércoles 20 de mayo, Mariana Mazzucato brindará una teleconferencia en el VI Congreso de AEDA (Asociación de Economía para el Desarrollo de la Argentina) sobre el papel del Estado como creador de mercados, el Estado emprendedor,como se titula su libro más difundido. Mazzucato, como Piketty, encontró un lugar, posicionó un discurso, que no es nuevo, pero es en extremo necesario, sobre el papel de la intervención estatal en la economía capitalista, particularmente en su dinámica innovadora. Su línea principal es que el Estado no solo financió sino que intervino en la producción de las principales innovaciones de nuestros días: internet, el iphone, energías solar y eólica, remedios, etc. Instalar esto como un punto central en la agenda internacional y local de hoy es un logro no solo académico sino también político y es, a mi modo de ver, el mayor mérito de Mazzucato. Mazzucato se formó en la New School for Social Research de Nueva York y actualmente ocupa la cátedra Christopher Freeman en la Universidad de Sussex. Freeman y Sussex fueron pioneros en los años 80 en reconsiderar y complementar el herramental teórico de Schumpeter para pensar la dinámica tecnológica moderna, en lo que hoy conocemos como teoría neo-schumpeteriana. El análisis schumpeteriano centra su atención en el proceso de competencia como un proceso activo, creador y destructor, central en el capitalismo industrial. No obstante, Schumpeter, un romántico del capitalismo, no tenía Estado. Mazzucato busca introducirlo en este proceso, tomando categorías neoschumpeterianas como los Sistemas Nacionales de Innovación, o sea, el entramado institucional con que cada país enfrenta sus desafíos tecnológicos en interacción con la geopolítica, la macroeconomía, las finanzas, etc. Luego, el Estado se termina de completar en Mazzucato vía Keynes, a través del principio de demanda efectiva. Conectar deman- da y desarrollo tecnológico es un camino atractivo y desafiante, aún a ser explorado y profundizado. Respecto a la discusión principal sobre el papel del Estado, Mazzucato expone y articula algo que ya habían mostrado otros autores respecto a la centralidad del financiamiento estatal en EE.UU., Inglaterra y China, en dónde a través de sus sistemas de defensa, salud, científico y de la banca pública se investigaron, desarrollaron y financiaron las principales nuevas tecnologías, infraestructuras y sectores intensivos en ciencia y tecnología. Sin dudas, la historia del capitalismo muestra que el papel del Estado fue sustantivo para impulsar los principales cambios de paradigmas tecnológicos, involucrándose tanto en la definición de Tu producción reflexiona sobre la ley y el castigo, es una novela política, y no siempre se la lee desde ahí. Eso es frustrante. Pero trato de no quedarme en eso. Si yo me quedara en eso me pongo en un lugar de víctima. Y no aporta. No queda otra que seguir escribiendo y ver si la próxima es más leída -o más pensada, digamos-. Y bueno. Es difícil. Pero cuantas más seamos, con que haya algunas, y que inspiren a otras. Siempre podremos darles una mano… Y en los medios, en el periodismo ponele, ¿cómo se vende una nota de una mina que escribió algo? ¿Cómo hacer que resulte interesante una nota de una mina que no está en bolas, ni está dando la teta, ni es víctima de nada? No quedarse en la victimización. Creo que es importante buscar maneras. No sé quién es el malo. Somos todos un poco los malos. Esta posición que señalás, la igualitarista, es una posición consciente de que la realidad a veces plantea otra cosa. Pero yo propongo colocarse en ese igual. Porque para vivir aventuras... Como Simone de Beauvoir que dormía en el desierto… Es por ahí. ¿Pero no te identifica el término feminista? ¿A qué le decís ni a palos? Me parece poco táctico declararse A la terapia cognitiva conductual.X El Estado emprendedor: el aporte de Mazzucato Por Manuel Gonzalo como tal. Y soy una persona táctica. Soy más del espía que del que lleva la bandera. Voy a tratar de ocupar posiciones, de tener poder, de favorecer a los que pienso que hace falta. Jamás renegaría. Pero para eso primero necesitás ser leída. estándares, normas y regulaciones como en el financiamiento y la producción. Defensa, energía, salud, telecomunicaciones, infraestructura, todos sectores en los cuales operan fuertes economías de escala precisan de un esfuerzo de coordinación tal que sería imposibles pensarlos sin la participación estatal. No deberíamos simplificar en extremo la discusión ni ser ingenuos. En el sistema capitalista, la mediación del mercado y de los procesos de competencia operan en casi todos los ámbitos de intercambio. Desde la Revolución Industrial, y quizás desde antes, Estado y mercado se articulan en torno a intereses, capacidades, lucros, propiedad. La compañía de las Indias orientales fue una empresa público-privada, la llegada de Colon a América fue una iniciativa emprendedora financiada por la corona española y, ya más contemporáneamente, Apple, Twitter y Google tienen por detrás un Sistema Nacional de Innovación que las generó y un Estado que las respalda en la disputa competitiva opinión global. El capital, digamos, si bien circula, también tiene bandera. Pensar la discusión tecnológica implica reconocer que se trata de un juego de generación y apropiación de valor en un proceso de competencia que es tanto inter-estatal como intercapital. Se trata de una discusión de poder, claro, que se manifiesta tanto en la formación de precios como en el plano político y en la cual el proceso tecnológico, material, tiene un rol central. La regulación de internet, la exploración del espacio, el desarrollo de las telecomunicaciones, los recursos renovables y no renovables son espacios que están cruzados por la competencia inter-estatal e inter-capital. Pensar la intervención del Estado implica dar cuenta de estos procesos. Por qué el Estado interviene, cómo se relaciona con los otros Estados y cómo los procesos de competencia generan capacidades son aspectos no tan desarrollados en el libro de Mazzucato, quien sin dudas ya contribuyó significativamente al instalar la discusión. × año 6 | nº 318 | 17 de mayo de 2015 8 El próximo presidente La salidera Eventos, lanzamientos, recomendaciones Por Martín Rodríguez A los candidatos que visitaron Showmatch los recibió una frase generosa del conductor que se maneja como su director técnico: “de acá sale el próximo presidente”. Son su equipo con este detalle extraño: compiten entre ellos. Tinelli pone las reglas de su juego, lo que lo hace el único ganador de la noche. Pero coronó en el inicio de su ciclo (y en la que fue casi la ceremonia de apertura del año electoral) lo que parece una decisión social: estos son nuestros hombres en disputa. Tinelli, un ganador al que le gustan los ganadores, hace televisión vandorista: cada segundo de rating transpira negociación política. AFA, Clarín, Ideas del Sur, Cristóbal López, son la superficie visible de su negocio. ¿Los políticos hacen política en Showmatch? Ponele. Lo que es seguro: Tinelli hace política en Showmatch. Pero la frase de Tinelli sacudió a los que quedaron afuera y rumiaban desde Twitter su impotencia: Florencio Randazzo y Elisa Carrió. Los tres candidatos se parecen y ya se escribió mucho al respecto sobre la impronta cultural de estos “nuevos políticos”. Pero también se diferencian y es el momento adecuado de ver esas diferencias: Scioli, el que vino del deporte-espectáculo, paradójicamente construyó con La Ñata una suerte de Vaticano de la ortodoxia peronista y un canto a la ética de la responsabilidad, Macri, otro que ostenta un “afuera exitoso”, se define como el adversario político ideal del kirchnerismo y agrupa todo el arco republicano opositor, y Massa, el más nuevo de todos, casi en caída libre, al que “conozco hace menos tiempo” dijo Tinelli, viene de la política, ergo, su historia es un tatuaje de las mutaciones peronistas de los últimos 30 años devenido en populista punitivo. En el promedio histórico de nuestra democracia, básicamente, uno diría que cada presidencia cumple una “misión histórica”. Dicho en positivo: si Alfonsín vino a restablecer el orden democrático, Menem a gobernar la economía (a cualquier “costo”) después de la hiperinflación y Kirchner a restablecer el orden con el Estado social, este desenlace político no encuentra un cauce claro en su narrativa pero lo tendrá. Cada década fue un paradigma, cada década cura a la otra, cada década gestiona las herencias densas con consensos nuevos. Si el “acotamiento” ideológico según el perfil de los candidatos se cumple, lo que viene en 2016, ¿es sólo la reconstrucción de un orden conservador? ¿Es sólo el péndulo pro mercado después de años de estatalismo? ¿Es la revancha de los ofendidos del kirchnerismo? ¿Un kirchnerismo sin CFK, un anti kirchnerismo peronista, un anti peronismo a secas? ¿Por qué después de los años en que “volvió la política” nuestros candidatos parecen casi apolíticos? Todos. De todas las fuerzas. Estos políticos presidenciables parecen, a priori, prometer menos política, y detrás de eso el temor de que… ¿también menos Estado? Pero, ser presidente, es “ser otro”. Nadie dijo lo que iba a hacer, o, sobre todo, nadie era lo que finalmente fue. ¿Pero por qué son ellos? ¿El círculo rojo los quiere, las ortodoxias partidarias (peronistas, radicales) los quieren, los monopolios económicos los quieren? ¿Y qué más? ¿Con esa respuesta alcanza? ¿Con esa respuesta ponemos nuestros prejuicios en orden? ¿Eso se coordina? No hay una claridad, no hay un paradigma, no hay un cuento que componga este escenario ya. Todos los que opinan desde la economía política más o menos repiten argumentos: se debe volver al crédito internacional, restar presión fiscal, mantener las políticas sociales pero por ley… y no mucho más. Prender velas en Vaca Muerta y la Soja, ahora que el “consenso de los commodities” sufre el piso más bajo de su precio. Una sostenida mira ascética hacia China como política de Estado. Y… caminata a pie a Luján. Que sea lo que Dios quiera. Con Francisco vivito y coleando, difícil hacer un giro brusco a la derecha en materia social. ¿Quién quiere estar a la derecha del papa? Un papa que en la última temporada de linchamientos dijo sentir “patadas en el alma”. Pareciera todo encaminarse hacia un “centro” ideológico de moderación y balance más frío. Contra los augurios a diestra y siniestra, el camino de una transición normal baja las temperaturas ideológicas. El gobierno termina “normal” y con un candidato ganador lo menos parecido a él. Pero hay cosas en juego. Aunque se niegue, y cuando se niega, aparece lo real: la estructura, la economía, los estúpidos y la fe inteligente. X J. Mascis en Argentina A los agraciados espectadores de aquel show, todavía les retumba en los oídos la maravillosa distorsión que dejó Dinosaur Jr. en 2012 cuando visitó por primera vez nuestro país. Tres años después de aquella noche en el Teatro de Flores, una fracción de este trío emblemático de la historia del rock alternativo y grunge, regresa. Hablamos de J. Mascis, guitarrista y fundador, prócer de la guitarra y el bajo perfil, que estará tocando esta semana en Niceto en el marco del ciclo Martes Indiegentes. Esta propuesta, que arrancó a comienzos de este año, curada por el periodista Yumber Vera Rojas, presenta semanalmente a tres exponentes de la escena indie nacional o internacional, acompañados de un DJ. Mascis, uno de los cien mejores guitarristas de todos los tiempos según Rolling Stone (que lo colocó en el puesto 86) y Spin (que lo ubicó en el top five), editó el año pasado su segundo álbum solista, Tied to a star, donde deja por un rato, pero sólo por un rato, el ruido y la potencia y se vuelca hacia la canción folk, con composiciones como “Wilde awake”, en compañía de Cat Power. Este es el disco que presentará este martes 19 de mayo a las 20 hs. en Niceto (Niceto Vega 5510). Las entradas están disponibles por sistema Ticketek, a partir de los $250. La casa, por supuesto, recomienda. Gustavo Nasuti Grupo Gustavo Nasuti es un destacado compositor y multiinstrumentalista, hombre que se sumerge en las fauces del piano, la guitarra, el acordeón, el bandoneón y, por supuesto, también la voz, mezclando huellas del folklore, el tango y el jazz, siempre con gusto y precisión. Gustavo Nasuti Grupo es su más reciente experimento y con el que acaba de editar Todos los tiempos ahora (Noseso Records), su sexto trabajo discográfico y el primero con su grupo formado por Waldemar Garín en violín, Luis Conde en clarinete bajo, Zelmar Garín en batería, objetos y voz, y el propio Nasuti en guitarra, acordeón y voz. El disco está integrado por composiciones de Nasutti, especialmente temas instrumentales y algunas canciones, y cuenta con un envidiable plantel de invitados: Hugo Fattoruso en acordeón y voz, Juan Tata Cedrón en recitado, Matias González en bajo, Soema Montenegro y Miriam García en voces, Mariano Gamba en saxos y Juani Ferreras en cello. Músico de alta cepa, como lo llamó Fattoruso, Nasuti presentará este nuevo trabajo el próximo jueves 28 de mayo a las 21 hs en Hasta Trilce, Maza 177 (CABA). Las entradas cuestan $100 y comenzarán a venderse esta semana a través de alternativateatral.com. Para los que no lleguen, habrá una segunda presentación el jueves 2 de julio a las 21 hs. en Café Vinilo, Gorriti 3780. 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