1 Pensando desde el psicoanálisis parentalidades e instituciones públicas. . ¿Cada uno de nosotros responde de distinta manera a la pregunta quién soy? En cada ser humano coexisten diversas respuestas, quien imaginariamente nos creemos ser, son nuestras identidades, algunas concientes, otras inconcientes. La ilusión del uno, de ser unidad es una aporía, somos sujetos divididos, intrapsiquicamente por el inconciente y social y culturalmente por diversas pertenencias, determinantes, y afiliaciones. En mi caso mi propia historia en el Msp, en la Apu, en la universidad, en el compromiso político, en la cotidianeidad familiar, y mucho más dejan marcas, huellas desde las que escribo estas líneas. .Algunas interrogantes sobre nuestro trabajo. Que puede aportar el psicoanálisis a las políticas publicas, a los programas sociales, a los proyectos de trabajo con las nuevas parentalidades? Que hacemos en estos ámbitos, quienes hemos asumido el oficio de psicoanalistas, especialistas en el espacio de la intimidad, en el sujeto del inconciente? . Qué lugar asumimos al integrarnos, a dialogar con estos programas, instituciones, Ongs? Pienso que en la actualidad es imprescindible, vital para el futuro del psicoanálisis la inserción, en estos programas, e instituciones que trabajan con sujetos excluidos, marginados por la sociedad. El sujeto que nos consulta sea en el lugar que sea, solo puede entenderse a la luz de preguntarnos, investigar y pensar a partir de estas nuevas realidades epocales. Si seguimos los psicoanalistas pensando a la familia, como si esta fuera la familia nuclear de la burguesía, la familia patriarcal sobre la que teorizo Freud, corremos el riesgo de creer que es norma y por tanto normatizar a nuestros pacientes. 2 Especialistas en el fuero intimo, en los conflictos intrapsiquicos, en el relato o novela neurótica, se nos complejiza, o más bien muchas veces entramos en aguas turbulentas al implicarnos en la esfera pública. Nuestra tradición de pensar caso a caso, en la singularidad del sujeto, en las manifestaciones inconcientes, más que en los colectivos, más que en toda la ciudadanía. La diferencia entre analizar, ese ser singular, al que conozco en su historia, en sus conflictos, en su peripecia, con el planificar un plan nacional, con la óptica de la prevención, nos plantea otro tipo de interrogantes, otros objetivos. No es lo mismo la relación madrebebe, el vínculo con el pecho materno, en un proceso de estructuración psíquica, de nacimiento como sujeto, que pensar la lactancia desde la epidemiología, o la población como un todo, no hablamos del mismo sujeto. Entonces compatibilizar estos escenarios, el intimo el de un sujeto sufriente con el de toda la población es un primer escollo a discernir. Escollo, obstáculo, que hace carne en cada uno de nosotros psicoanalistas al vincularnos con estas prácticas. Sobre estos temas es con otras disciplinas que debemos navegar como la antropología o la sociología. No hay respuestas acabadas, ni el pretender ser quienes legislamos ciertos temas. Aprendices de Freud sabemos que se rehusó siempre a la creación de una Weltanchaung, a una teoría unificadora, admitir el conflicto aún en nuestras teorizaciones. El psicoanálisis se nutre de lo fragmentario, de los girones, de lo que Freud llamaba el einfall, lo sorpresivo, lo inesperado. En tradición freudiana intentemos “recuperar lo no pensado de un campo de saber…asimismo es ofrecer las teorías al juego abierto de lo inacabado, y no al cierre por el cual se supone que una teoría ha aprendido de modo completo la realidad que intenta dar cuenta” (Ana m Fernandez) 3 Instituciones y parentalidades de eso quiero pensar, interrogarnos, fragmentariamente, como decía, son comienzos, que son siembra de gestación lenta, sin conclusiones definitivas. Familia, parentalidad, filiación, iniciación sexual, deseo de hijo, ley y trasgresión, sexualidades, son parámetros en las creencias y mentalidades colectivas, que han cambiado de modo, vertiginoso- en el curso de las últimas décadas. “Pero si bien el padre de la sociedad patriarcal no ha desaparecido, no podemos pensar que sea una figura atemporal, eterna, desde el origen de los tiempos hasta la oscuridad del Apocalipsis. Sino que es una contingencia histórica. Muchas y variadas pueden ser las figuras del padre, pero además y lo enseña la antropología, y los estudios sociológicos actuales, está el hecho de que la función simbólica de corte, de separación se puede realizar de distintas maneras y por distintos actores.” Daniel gil (2002) Pienso que entre nosotros hay consenso en distinguir entre padre y genitor entre engendramiento y filiación. Quienes pensamos estos temas coincidimos en no seguir pegados al padre y madre tradicionales de la familia patriarcal ni a pensar las funciones como esencia de una solo persona. Entramos en el campo de las parentalidades. Es parte de nuestro saber psicoanalítico la importancia fundamental para la constitución de un sujeto, la función separadora, simbolizante que en la sociedad patriarcal fue adscripta al padre, como vértice que ejerce la prohibición en el triangulo edípico. Imprescindible para el nacimiento simbólico, diferente del nacimiento biológico. Hoy en nuestros tiempos llamamos función de corte, función paterna. Es posible pensar esta triangulación con un tercero que no remita 4 necesariamente al padre. Función paterna no es un tema factible de ser tratado separadamente del tema de relaciones de parentesco (lazos consanguíneos y/o de alianza), que desde los griegos establece una frontera entre filia y eros, ternura y erotismo. Frontera o aduana que distingue (simbólicamente) la habilitación o prohibición de las relaciones sexuales o sus sucedáneos. (M.Viñar) El lugar de la ley. Si pensamos en parentalidades, y en instituciones públicas creo necesario pensar en el lugar de la ley. La función paterna, la prohibición como ley, lo que algunos pensadores llaman la ley simbólica. ¿Qué pasa con la ley en nuestros tiempos? ¿Cuál es la relación ley simbólica- instituciones, ley –intervención del estado? Siguiendo a E.Radicicz quien dice: “La caída de los grandes relatos, la preeminencia de la imagen sobre la palabra, las nuevas enfermedades del alma, los pasajes al acto, la aparición de diversas manifestaciones de marcas corporales, y otros fenómenos igualmente difusos han sido atribuidos a un desfallecimiento de la función pacificadora de la ley como consecuencia de una degradación de la instancia paterna en nuestra sociedad occidental.” Se trata de una nueva forma para realizar un ferviente llamado a la Ley, allí donde esta se ha visto transformada por la historia. “Se trata de una posición que podría llegar a ser francamente reaccionaria, al 5 pretender elevar la ley a un rango trascendental para evitar su transformación. “(Radicicz) Lo que se intenta con estas posiciones que proclaman la degradación de la función paterna es justificar su más férreo reforzamiento. Así escuchamos, leemos a especialistas que respecto a fenómenos de alta incidencia social como las sexualidades adolecentes, la violencia, el rol de la mujer en política, el matrimonio homosexual, la homoparentalidad, la procreación asistida recurren al lugar común de la declinación de la función paterna para explicar. Así los proyectos de baja de la edad de imputabilidad penal, los aumentos de las penas a adolecentes se encuentran encaminadas en el mismo sentido. Se crea o se intenta crear la impresión de que se está a merced de la violencia del otro sin que la ley tenga el poder de pacificar. Este llamado al rigor, a los límites estrictos, a soluciones drásticas, para dirimir uno de los males más difundidos, exageradamente aumentado, por los medios masivos de comunicación la denominada, pérdida de valores, o el caos ético, es una apelación a una regresión al páter familia dueño y señor de cuerpos y almas. Pensemos que nuestras instituciones que se ocupan de NNA están en medio de estos imaginarios sociales, estos discursos impregnan nuestras prácticas, con la consiguiente tentación de las soluciones de encierro, de exclusión, o de internaciones compulsivas. 6 Jóvenes en red. Es un hecho hoy reconocido por la experiencia y evidencia histórica que las situaciones de marginación social se auto organizan y perpetuán a través de las generaciones construyendo legalidades paralelas que entran en conflicto con las normas de convivencia vigentes en la sociedad. Jóvenes en red y programas similares, son emblemáticos de ese propósito: el acompañamiento de adolecentes que no estudian ni trabajan lo que define y cristaliza la cronicidad del proceso de exclusión social. Un grupo de psicoanalistas trabajamos durante dos años en dispositivos grupales con los operadores, quienes diariamente conviven, planifican, intentan la “reinserción laboral-educativa de estos jóvenes” (entre 15 y24 años) En un plazo de 18 meses los operadores, deberían arribar a esa meta, que para algunos jóvenes es casi imposible. En estos grupos de palabra, se intenta detectar y desmontar los obstáculos afectivos, las implicancias, los involucramientos excesivos, las angustias algunas veces actuadas, o sea poner en palabras, pensar lo no pensado, que permite la prosecución de una tarea que es muchas veces árida, áspera y frustrante. Estos jóvenes-adolecentes, son parte de familias en donde la función paterna, separadora, simbolizante, es fallante, ausente o está en ciernes. Familias en las cuales a las carencias materiales elementales se añaden las carencias, los vacios simbólicos. Los operadores, los técnicos partiendo de un fuerte compromiso libidinal, de una dedicación horaria amplia, de una experiencia previa en otros programas, y más que nada con la investidura de ser representante de un programa estatal, logran poner en marcha, destrabar algo de esas funciones parentales fallidas. Logros que las estadísticas oficiales, las planillas o la necesidad de certezas termina invisibilizando, o priorizando lo visible, lo tangible a corto plazo. Comienza un proceso de vinculaciones, el joven se vincula con el técnico, en una relación en la que más allá de lo formal, se establece una presencia narcisizante y a la vez que tercera o de corte, en una 7 realidad social y psíquica, que muchas veces se asemeja a un “desierto de desvinculación”(Lewkovicz). Ser parte de un colectivo, compartir espacios con otros jóvenes, ser escuchados como jóvenes con derechos, salir de la endogamia, formar pareja, sentirse queridos. En ese desierto la palabra, el pensar, lo libidinal se esbozan, hay otro que marca presencia. “Formaría parte de lo que llamamos función(es) parentalizante(s), función tercera, función simbólica que incluye tanto la narcisización como la función de interdicción, que de este modo promueven la subjetivización y la autonomía” (Balparda y Schroeder) Si bien estos programas estatales cuyas acciones transformadoras de la realidad, se enfrentan las más de las veces a escollos, que son la roca dura de nuestras sociedades excluyentes, con el consiguiente desaliento y descreencias, creo que un proceso de autonomía en algunos jóvenes ha comenzado. Autonomía en el sentido de instituir un proyecto propio, de comenzar a ser sujetos, de discernir lo propio y lo ajeno, es así que un germen de la funciones parentalizantes ha comenzado a operar. Paradoja pues se necesita la intervención estatal, es necesario el intervencionismo, para comenzar esta circulación hacia la autonomía. Hay que operar simbólicamente, en lugares que pueden ser sentidos por momentos como invasivos, para que surja un sujeto, o para un recomienzo sea posible. Sujeto inherentemente político (Zizek) y sujeto deseante, en el sentido que sujeto denota una partícula de libertad, una apertura hacia establecer otro posicionamiento en su desear y también en sus vínculos con los demás, con los otros. 8 Comparto con Gladys Franco, “el psicoanálisis hoy es un aporte desde la intervención a nivel comunitario y en interlocución con otras disciplinas, en diálogo con todas las producciones reactivas a la pasivización; pasivización y descreencia promovida por el letargo narcisista al que nos invita la cultura del consumo”. La pasivización y la descreencia huesos duros de roer en nuestra labor en las instituciones, y en la clínica, sin embargo estos programas (JenR, Inau, UCC, Ongs) nos señalan que tal vez…..tal vez los tiempos están cambiando.
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