LIBERACIÓN FEMENINA Y MODA, ¿UNA VICTORIA ABSOLUTA

ISSN: 2256-3717 SCHEMA
LIBERACIÓN FEMENINA Y MODA, ¿UNA VICTORIA ABSOLUTA?
Laura Alejandra Bonilla Palacios
Universidad Autónoma de Colombia
[email protected]
Resumen
El artículo analiza cómo a través de la historia la mujer ha exigido y luchado por conseguir un trato equitativo y un reconocimiento igual de sus capacidades como las de los
hombres en los campos social, cultural, profesional y afectivo, por medio de una significativa ruptura de varios paradigmas y estereotipos sociales tomando como medio de acción
el vestuario y en general la modificación de su aspecto físico. Siendo esto recordado como
controversial y con total relevancia para la historia no han sido del todo efectivas a la
hora de reconocer a la mujer como ser con capacidades iguales al hombre, puesto que aún
hoy, en pleno siglo XXI se ve la utilización de la imagen femenina como imitación de la
masculinidad y más que eso evidenciando una confirmación de la superioridad del hombre.
Palabras clave: Liberación femenina, vestuario, historia, género.
Abstract
The article analyzes how throughout history women has demanded and struggled to
get fair treatment and a recognition of their abilities equal than the men in fields social,
cultural, professional and emotional, through a significant rupture of several paradigms
and social stereotypes taking as principal action her style and in general the modification
of their physical appearance. Being remembered as a controversial and with total relevance to history have not been entirely effective in recognizing women as a person equal to
man, because even today, in the 21st century the female image is use as an imitation of
masculinity and more above all evidencing a confirmation of the superiority of men.
Keywords: Women's Liberation, costume, history, sex.
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Introducción
Aproximadamente en el último tercio del siglo XIX la liberación
femenina surgió como una forma de expresión de la inconformidad de las
mujeres por estar sometidas a una situación de sumisión y a ser vistas
bajo una condición de inferioridad frente a los hombres. La mentalidad
femenina comenzó a transformarse sobre todo en los países desarrollados, con mujeres que exigieron el derecho a elegir sus representantes por
medio del voto1 y continuó con la integración de mujeres trabajadoras
durante la primera guerra mundial. Luego a inicios de la década de los 20
el deseo de tener una sociedad equitativa para ambos géneros en todos
los aspectos, fue lo que impulsó a las mujeres a luchar y enfrentarse con
el mundo evidentemente machista de inicios de esta década. Como muestra de su drástico cambio de mentalidad, las mujeres transformaron su
estilo de sumisas amas de casa y súper femeninas en uno más relajado y
masculino adoptando el uso de prendas como el pantalón y la chaqueta
varoniles por excelencia; e incluso hubo quienes actuaron más radicalmente llegando a cortarse el pelo y fumar.
Antes de continuar es importante resaltar que emancipación o revolución femenina y liberación femenina son términos con enfoques diferentes, el primero atiende al deseo de la mujer por la igualdad de oportunidades de participación, a ser tomada en cuenta en todos los aspectos; y el segundo sugiere su desempeño en tareas masculinas en detrimento de las femeninas. Para hablar de liberación femenina es importante resaltar como uno de los personajes insignia del cambio a Coco
Chanel. Esta reconocida y controversial diseñadora de vestuario se encargó de aprovechar los antecedentes instaurados por otras mujeres,
como la militante feminista Madeleine Pelletier y la deportista olímpica
Violette Morris, quienes dieron su lucha por su derecho a vestir pantalones como los varones, para imponer un estilo casual, fresco y una
manera de lucir más saludable y activa, inspirándose en la ropa de caballero sin irse al pasado ni a lo exótico, apostándole al pantalón como
prenda protagonista de su principal argumento: la libertad de movimiento sin olvidar la elegancia, en el cual se basaba para la creación de su
ropa destinada a la mujer moderna. Convirtiéndose así en un modelo a
seguir para las mujeres de la época con una visión futurista de cambio.
Con el surgimiento de esta nueva conciencia sobre sí mismas y el
entusiasmo por cambiar el estilo impuesto las mujeres empezaron a abrirse campo en la sociedad llegando para muchos a convertirse en una ame-
1. Para las mujeres en el
contexto colombiano el reconocimiento de este derecho
solo se logró en el siglo XX.
Coco Chanel. Recuperado de:
http://www.andreavilallonga.
com/blog/oda-a-la-feminidad/
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naza contra la masculinidad. Con esta nueva tendencia de „femineidad
demasiado masculina' comenzaron a surgir algunos temores porque esta
liberación femenina frente al vestuario no solo significó cambiar el
atuendo sino preparar el cuerpo para lucirlo. Se buscaba verse deportiva
y varonil en todo momento, en consecuencia los vestidos tradicionales
femeninos fueron cambiados por unos de corte recto que ocultaban las
curvas y el pecho, todo para asemejarse al cuerpo del hombre. El pantalón siguió en auge convirtiéndose en “el compañero de viaje de la
emancipación de la mujer”2 sirviendo como una poderosa arma que desafía el poder masculino.
Entonces ¿las mujeres comprometidas con el cambio social y la liberación en realidad estaban imponiendo una nueva tendencia o simplemente trataban de imitar los rasgos masculinos para ganarse su respeto?
Ahora bien, si lo vemos desde una postura objetiva, más allá de afirmar
que era o no era la intención principal del movimiento de liberación u
objetivo de los participantes activos de esta lucha, la actitud misma de
apropiación de muchos elementos y características masculinas en el fondo lo que deja en evidencia es que la mujer más allá de trabajar y actuar a
la par con el hombre lo que encontraría como resultado era el poder de
suplantarlo en la mayoría de sus roles típicos.
Pero esta situación no se da solo en los años 20, desde antes, e inclusive hoy, se sigue presentando, lo que me lleva a plantearme unas nuevas
incógnitas: ¿Por qué la mujer usa sin problema prendas por excelencia
masculinas y se apropia de ellas de tal manera que después de un tiempo
empiezan a reconocerse como femeninas pero en cambio los hombres no
pueden adoptar la moda femenina? ¿Sólo por comodidad o hay una razón
de fondo que hace que el número de hombres que usaron o usan prendas
de mujer sea reducido en comparación con el de mujeres que usan ropa
de hombre? Creo que sin duda la moda siempre ha sido un asunto estrechamente relacionado con lo femenino, claro está que hoy en día con
tanta libertad que se ha atribuido el ser humano la palabra moda ya hace
parte del vocabulario cotidiano para los dos géneros, tanto así que hemos
llegado a un punto en el que se está viviendo una situación que han denominado androginia3, y es común que haya gente cuya vestimenta no
sea la muestra o medio por el cual se identifica su género. En nuestra
sociedad el cómo lucimos viene muy ligado a prejuicios y aún así no somos conscientes de la relevancia que tiene esto a la hora de hacer nuestras propias resoluciones. Tal vez ésta sea una de las razones por las que
los hombres son juzgados más duramente si se visten con prendas de
2.
Tomado
de:
Cromos.com.co. Lunes 30 de
Abril de 2012 “Historia política del pantalón” Christine
Bard.
http://www.cromos.com.co/moda/arti
culo-143977-el-pantalon-de-laliberacion-femenina
3. El término es de origen
griego, formado por andrós
(hombre) y gyné (mujer) Se
cree que deriva del griego
Androgynos, "Hermafrodita",
por lo que en origen no habría distinción entre ambos
términos. Según la Real Academia de la Lengua Española,
actualmente ambos términos
pueden
utilizarse
como sinónimos, aunque proporciona para "Andrógino"
una definición alternativa que
especifica "Dicho de una
persona: Cuyos rasgos externos no se corresponden definidamente con los propios de
su sexo". El andrógino sería
pues o bien un ser físicamente intermedio, con rasgos
sexuales de hombre y de
mujer, o bien un hombre o
una mujer que no aparenta de
forma clara el sexo al que
pertenece.
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mujer llegando a ser catalogados como travestis o gay, y el miedo que
genera ser reconocidos por estas etiquetas los lleva a no salirse de los
parámetros. No obstante, otro punto importante por el que las tendencias
masculinas tienen éxito en el público femenino respecto del caso contrario es que a lo largo de la historia la mujer siempre ha tomado la batuta y
ha sido constante al momento de adoptar las prendas varoniles, no renuncia a ellas volviéndolas algo pasajero, sino que las usa y las vuelve tendencia mundial; como es el caso de la minifalda 4 que en la década de los
años 60 Mary Quant popularizó con el fin de exaltar el poder de la juventud y de la mujer; claro que el pantalón continúa con tendencia al alza de
tal modo que en 1965 supera en producción a la falda y se posiciona fuertemente en las colecciones de la alta costura.
4. Prenda concebida en un
principio para los faraones
egipcios.
En cuanto al número de hombres que usan ropa de mujer respecto al
número de mujeres que visten con ropa de hombre considero que aun
cuando las mujeres tienen un papel importante de líderes y justas, los
hombres según los valores morales de la sociedad, al desempeñarse en
cargos con alta injerencia, tienen una conducta definida, a su modo de
ver, adecuada que no les permite andar en público luciendo prendas inapropiadas, restringiéndose así a vestir según códigos definidos por los
paradigmas culturales imperantes con relación al género. Sin embargo,
esto también se ve reflejado en los círculos de poder, la política y sobretodo en el mundo de los negocios, la ropa ha designado un contexto determinado que responde a una condición jerárquica que se adecúa muchas veces al mundo laboral como también a un trasfondo social.
Una de esas consignas que traemos incorporadas por el simple hecho
de vivir en esta sociedad es: “el que no se viste de corbata no es elegante
ni es confiable”; y es perfectamente aplicable a la cotidianidad, por
ejemplo, no se contrata a un abogado si cuando se lo conoce está vestido
como un deportista aficionado, o tampoco es común confiar en un muchacho en camiseta y pantaloneta que diga ser doctor; nosotros automáticamente pensamos no es verdad, un profesional debe vestir con traje y
corbata o no es un gran profesional como dice Patrycia Centeno (A Coruña, 1983) en su libro „Política y moda, la imagen del poder‟:
«Los grandes escándalos estilísticos de nuestros representantes públicos no ocurren por utilizar una camisa u otra,
sino porque la camisa no pega con el cargo. Las mujeres
políticas, en su camino al poder, han encontrado dos formas
de enfrentarse al problema: intentar pasar desapercibidas y
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emular el uniforme de sus compañeros o reivindicar el vestuario femenino. Sea uno u otro remedio el que se tome no
exime de juicios. […] Estamos sujetos a las dictaduras de las
modas y sin embargo no nos damos cuenta de cuánto intervienen en nuestros procesos de tomas de decisión».
En el fondo si para el hombre es necesario estar muy bien presentado para que la gente lo tome enserio, para la mujer el trabajo es el doble
porque no solo tienen que luchar contra la discriminación de género sino
también vender la idea de que es tan capaz como el varón de lograr las
cosas y sin cambiar en nada su forma de vestir; esa podría ser una de las
razones por las que la mujer trata de apoderarse de varias características
masculinas.
Volviendo al tema de la liberación femenina podemos observar que
las mujeres vieron en la imitación una forma de pasar inadvertidas en la
sociedad para poder estudiar, votar y para seguir su lucha por sus ideales
de una manera más reservada; en la historia hay bastantes casos de estas
mujeres, como Miguel Ángel Almodóvar señala en su libro “Armas de
varón”:
“Flora Tristán se vistió [de hombre] para denunciar la
explotación femenina en los tugurios5 londinenses y James
Miranda Stuart Barry fue médico militar durante 53 años sin
que sus compañeros sospechasen de su condición femenina,
sólo descubierta cuando iban a amortajarla. Almodóvar no
deja fuera ni a Cristina de Suecia ni a Catalina de Erauso, en
su opinión auténticos hombres metidos en cuerpos de mujer,
pero tampoco a Dorothy Lucille Tipton, durante 56 años uno
de los mejores pianistas y saxofonistas norteamericanos, que
llegó a casarse cinco veces.
5. Habitaciones pequeñas,
chozas o lugares sucios y
descuidados.
Enriqueta Faber, una cubana que pasó por médico durante 13 años cuando la mujer lo tenía prohibido, todavía
puede rastrearse en Cuba, comentó Almodóvar, pero James
Miranda Stuart Barry hizo lo mismo durante toda su vida y
sólo a su muerte fortuita fue descubierto el engaño. En algunos casos, las mujeres vestidas de hombres llegaron a casarse y hacer creer a sus parejas en el trato cotidiano y en la
cama que eran hombres, en algunos casos por medio de un
órgano sexual artificial, pero prácticamente siempre que lo
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hicieron su pareja no las descubrió. También existen casos
en los que las mujeres alternaron su condición haciéndose
pasar por hombres, pero volviendo en ciertos momentos a su
condición cuando tuvieron pareja o fueron madres, en este
caso la australiana Eugenia Falleni, que además mató a su
primera esposa.
Concepción Arenal, la española que se vistió de hombre
para estudiar, no es la única, pues Nicolasa Escamilla se introdujo en el mundo del toro, y Dolores Méndez pudo trabajar de jornalero en su condición de falso hombre. En Estados
Unidos Juanita Calamidad no fue el único caso, ya que Mary
Edwards Walker obtuvo la Medalla del Congreso por su
comportamiento como soldado en la Guerra Civil americana”
En la época de Coco Chanel hubo quienes no estaban de acuerdo
con la liberación, como el libro „Historia de la moda XX‟ destaca a uno
llamado Heinrich Eduard Jacob en 1929 quien comentó: “Hoy en día las
mujeres no solo llevan la cabeza como si fueran muchachos, sino que
además lucen el corte Eton, el horrible milímetro. […] la mujer que
rompía con los rasgos de la esclavitud femenina, adoptaba voluntariamente los rasgos de la esclavitud masculina, al cortarse el pelo.”
Este comentario en cierta parte pudo ser hecho para tratar de convencer a las mujeres de renunciar a su intento de independencia pero si lo
analizamos bien encontraremos que en cierta medida, este drástico planteamiento tiene razón, porque si pretendemos entender la liberación, como Jacob la planteaba, nos damos cuenta que al no romper los esquemas
sociales existentes, en tanto a la forma de verse y exponerse ante la sociedad, se está adoptando un patrón retrogrado y hasta involucionista que
responde a una necesidad de ser valorada en la sociedad pero como hombre más que como un ideal de mujer integral. Adoptar paradigmas y tendencias masculinas podría llegar a reforzar los parámetros que impone el
mundo sobre la posición de la mujer en segundo plano, es decir, ven a
una mujer con cualidades de hombre y no a una mujer capaz como tal.
Quizá la liberación femenina como movimiento social de ruptura
histórica, determinó la consolidación de una filosofía que en su determinado momento instauró el pensamiento de cambio en la mente de las
artífices de dicho movimiento, pero erraron al pretender adoptar parámeRevista SCHEMA – Nº1 Enero - Junio del 2012 – [157]
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tros existentes y aunque en el siglo XX esto repercutió de forma positiva
en la iniciativa del movimiento, bajo años de reflexión se plantea que no
hace parte significativa de la pretensión de una revolución tan detonante
como la femenina.
El cambio en la forma de vestir llevó a la mujer a consolidarse como
parte de la sociedad adoptando parámetros impulsados por los patrones
sociales existentes. En el campo profesional la mujer adoptó prendas que
eran consideradas de hombre, y tras años de posicionamiento social, la
mujer evolucionó a una filosofía, donde incluso el atentar contra su naturaleza fértil, es decir su maternidad, era algo necesario para ganar poder,
estatus y los puestos más altos en la jerarquía en todos los campos de la
sociedad. A este punto de la historia, sin quererlo, la mujer se había convertido en un hombre más y caía de nuevo en un machismo primitivo
para alcanzar un reconocimiento social.
Los esquemas sociales dominaron muchos espacios en el siglo XX,
la intervención de la mujer en espacios públicos y escenarios políticos la
hacían ver como un modelo a seguir, y de allí que la moda fuera mucho
más allá de usar un pantalón varonil, se empezaron a posicionar el saco,
la camisa y hasta la corbata, dejando en alto el smoking como prenda
preferida por diseñadores tales como Yves Saint Laurent en los años 60.
Esta tendencia se expandía de forma contundente y acelerada por la sociedad. La predilección de esta moda en la mujer que frecuentaba estos
espacios sugirió un cambio de la dinámica social y ayudó a totalizar la
imagen de la mujer ahombrada.
Los medios de comunicación tuvieron parte importante en la popularización de la forma de vestir, por ejemplo la televisión ha dejado
referentes tales como Dana Scully interpretada por Gillian Anderson en
la serie “The X-Files”, donde su personaje, una agente del FBI, viste
como sus compañeros y asume un atuendo que responde a su condición
social y a la profesión que adopta. Modelos televisivos como éstos,
gestaron en la mente de las mujeres de aquella época un esquema de
mujer profesional en unos campos sociales que demandaban firmeza y
carácter fuerte. Ahora los argumentos presentados por esta nueva
filosofía y forma de comportarse repercutieron en la clasificación de las
mujeres, donde un saco, un vestido o un pantalón indicaban la posición
social de dicha mujer en la sociedad del siglo XX.
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Aunque en principio, la idea de copiar al hombre fue
revolucionaria y dio a la mujer los argumentos suficientes
para realizar el movimiento de posicionamiento social, liberal feminista, evolucionó y se trazó una raya histórica, que
en ese momento se evidenció en la forma de vestir y la industria adoptó una sobriedad en el uso de textiles. La implementación de materiales como seda y paños muy sobrios
determinó la pauta de cómo se debía vestir para alcanzar el
éxito. Los nuevos materiales para la fabricación de vestuario femenino eran económicos y permitían el uso de accesorios que ganaban protagonismo en la vida social.
Posterior a la moda impartida de lucir como hombre, a
finales del siglo XX se empieza a retomar toda la típica delicadeza y el vestuario comienza a cambiar, esto gracias a
que la mujer ya tenía una posición social definida y años de
lucha habían logrado vincularla a los círculos sociales a los
cuales no tenía acceso anteriormente. Este cambio con el fin
de volver a lo dulce reafirmando su papel como seres delicados en unos aspectos pero sin dejar de lado la condición de igualdad de
condiciones con el hombre en otros. Ahora sin duda muchas mujeres
realizan actividades que hace un tiempo se consideraban estrictamente
masculinas pero al mismo tiempo hay hombres realizando labores en
otras épocas para féminas; claro está que todavía hay unos trabajos que
son considerados netamente femeninos y hasta ahora no hay hombres
ejerciéndolos reafirmando la idea de que la sociedad aún no ve a la mujer
como alguien con las mismas condiciones del sexo opuesto.
Mulder y Scully – The X file.
Recuperado de:
http://www.starstore.com/aca
talog/x-files-m-s-poster.jpg
Podemos ver con los argumentos presentados que la mujer ha luchado intensamente por vincularse a los espacios sociales como la política,
el conocimiento y lo laboral en general de los cuales fue excluida durante
años. La lucha social generó varios cambios del pensamiento, pero la
mujer no fue la única que cambió, la sociedad como tal transformó en
gran medida sus tradiciones dándole mayores libertades y reconocimientos. Sin embargo, estos logros no significan la victoria total de la liberación, y si bien son tomados por algunos como objetivos cumplidos si nos
detenemos a observar las consecuencias de éstos no son las más satisfactorias. Aún hay partes del mundo donde la mujer es únicamente establecida y llamada a ejercer el papel de ama de casa abnegada, en otros casos
sale a trabajar pero también tiene que cumplir con los deberes del hogar,
también en una gran cantidad de casos es madre cabeza de familia; o
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estudió, trabaja al igual que su esposo pero le delega la responsabilidad
de cuidar de su familia a la empleada del servicio 6 o en el caso más extremo, pero no menos común, vemos a la mujer sola, independiente, autosuficiente y totalmente centrada en su vida. En todos estos casos se
identifica un desequilibrio en las condiciones de la mujer como ser
humano puesto que si esto le pasara al hombre seguro no estaría obligado
a responder con todo, no sería egoísta si fuera soltero o se viera bajo
cualquiera de esas situaciones.
En los medios de comunicación por ejemplo todavía se observan
campañas publicitarias, telenovelas, magazines y muchos programas más
en los que se recalca que las mujeres son dependientes del hombre y en
varios casos son mostradas como objetos o premios. Tal vez ahora la
forma en que se presenta la información es un poco más discreta, menos
directa, ya no es tan evidente como en momentos pasados pero aun así, se
siguen presentando numerosos casos. ¿Pero debemos tomar al hombre
como único responsable de que en pleno siglo XXI aún se presente a la
mujer como ser inferior? Creo que no, las mujeres también tenemos parte
de responsabilidad al tratar de suplantar al hombre para obtener los beneficios que aparentemente trae serlo; creo que esa brecha que hay entre los
dos géneros, nosotras en gran medida contribuimos a hacerla, la mujer se
encarga de limitarse al imitar al hombre y específicamente en el tema de
vestuario considero que la particularidad de la moda con la mujer radica
en que se nutre del contexto, de los movimientos culturales, sociales, en
este aspecto la sociedad aún busca organizar un patrón de mujer que se
pierde a sí misma en su imaginario no porque use pantalón desde años
atrás sino por el sometimiento mental, porque el sistema imperante, patriarcal7 busca siempre controlar qué se dice y cómo se actúa en la que el
género femenino se subordina por su falta de identidad y apropiación, tal
vez sea esta la verdadera necesidad de tener características físicas de los
hombres, querer parecerse a ellos casi que como un llamado de atención,
es como huir con miedo de lo desconocido, de lo que aún no se percibe
como propio. Desconocimiento total de sí mismas.
Otro aspecto a tener en cuenta es el de las mujeres que han desafiado
la situación patriarcal, esas rebeldes de época, mariposas dignas de la
libertad, se han pensado de manera diferente el mundo, se han apropiado
de sus mentes y cuerpos y esa necesidad de encontrarse las hizo fabricarse un estilo propio, que sin temor al rechazo de esa sociedad, sin querer
asimilar el aspecto masculino decidieron tomar esas prendas y ponerle el
toque, ese verdadero toque, que ya no basta decir que es femenino sino
6. que según esta reflexión
por ser mujer también es un
ejemplo del trato como persona inferior considerando
que esta subyugada a ser
sumisa y servir a sus patrones.
7. Antiguo modo de organización social basado en el
padre como principal eje,
quien tomaba las decisiones y
del que se desprendía voz y
voto, el centro de poder y
autoridad. Este sistema ha
imperado hasta nuestros días
encapsulando los roles de las
mujeres, sujetas a lo que
generalmente la construcción
colectiva autoriza que se
discuta sobre estas, su modo
de pensar, de ser y hasta su
modo de vestirse.
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que traspasa ese obstáculo entre la belleza, el estereotipo, y se convierte
en esa identidad, esa búsqueda de la libertad a través de la estética, no
impuesta sino autoconstruida. Pero esas mujeres que se liberaron del yugo de los estereotipos socialmente aceptados no lograron cambiar el pensamiento colectivo; y con esto me refiero a que hoy en día la falta de autoestima esta a la orden en cualquier estrato, en cualquier posición social
o política. La mujer como ser humano no se siente enteramente capaz y
orgulloso de lo que es y lo que puede lograr; por el contrario se deja llevar por las masas que están imponiendo a diario nuevas tendencias y
muestran parámetros de belleza irreal e inalcanzable en algunas ocasiones. Para muchas el hecho de estar a la moda es más importante que la
defensa de sus ideales, y es que tal vez esos ideales que las mujeres que
en un principio se liberaron no nos convienen enteramente. Es decir, si la
lucha es por la igualdad hay muchas cosas por las que se exigen y a la
vez resaltan la diferencia entre géneros, por ejemplo, ¿por qué aún se
reclama a un caballero por no ceder el puesto en el transporte público? Si
estamos en igualdad de condiciones ¿deberíamos nosotras darles la silla
también? y eso de que “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una
rosa” ¿no debería aplicar para el hombre o mejor dicho los seres humanos en general? si somos iguales y estamos en las mismas condiciones
esto sería lo indicado; y no es que esté a favor de la violencia contra la
mujer o apoye la idea de una mujer abnegada y sumisa pero si me parece
que en ese sentido la liberación femenina es un tanto excluyente y demasiado contradictoria, es decir, tiene una sensación de conveniencia en la
que se quiere luchar con todas las fuerzas por la igualdad pero a la vez
reafirmando que el hombre es un tanto más fuerte, es el que está en la
obligación de brindar buen trato, dar predilección a las damas y dejarlas
ir un paso delante de él. Con esto se deja en evidencia la idea de que la
liberación entonces no es tan justa como se pensaba y no ha sido contextualizada con la situación actual, no se ha visto un mayor cambio que el
que sus precursoras cambiaron al tomar las actitudes masculinas.
En el caso particular del vestuario, los antecedente marcados por dichas mujeres considero que hoy continúan, las tendencias no han cambiado mucho, solo se repiten cada cierto tiempo y adaptan una que otra
cosa según el momento que se esté viviendo, pero no se han visto cosas
revolucionarias y propositivas, si bien es cierto que la mujer ha conquistado una gran cantidad de campos es inevitable ver que no ha sido suficiente para lograr un cambio radical de pensamiento precisamente porque
ni nosotras mismas sabemos qué es lo que en realidad queremos; algunas
han triunfado y son felices siendo exitosas pero también hay quienes fraRevista SCHEMA – Nº1 Enero - Junio del 2012 – [161]
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casan por su falta de confianza, y me atrevería a decir que por su temor al
salir de la masa, equivocarse y ser señaladas.
En el mundo hay una gran cantidad de lugares en los que la mujer no
se ha atrevido a vivir su vida independiente y libre, tal vez sus costumbres culturales no se lo permiten, como en la India en donde la organización social aún mantiene el sistema de castas y en los niveles más bajos
se mantienen las tradiciones de vender a las niñas por una dote a su marido que es escogido por los padres de la niñas y son casados a muy temprana edad; o simplemente les resulta más cómodo como en los países
tercermundistas donde se observa en gran cantidad y sobre todo entre la
población que reside en estratos medio bajo quienes trabajan para conseguir un sustento diario y su ideal de realización es formar una familia
donde el hombre es el que trabaja, la mujer se queda en casa y se encarga
de la crianza y educación de sus hijos. Entonces, una interrogante sería
¿es la liberación femenina una filosofía de cambio de pensamiento exclusivo para sectores o cierto tipo de mujeres? Pues así parece, así como la
moda tampoco es para todo el mundo los cambios que ha traído consigo
la liberación no han sido adoptados por todas las sociedades.
Conclusiones
En definitiva la liberación femenina logró cambiar mentes y llevar a
la mujer a campos donde unos siglos atrás era impensable su participación, la puso en el mapa como participante activa de la sociedad, con
derechos y deberes, con igualdad de condiciones mas sin embargo, esa
idea de igualdad no es tan clara en todos los aspectos, las mujeres la exigimos pero hasta cierto punto, queremos libertad pero también predilección.
El no ser conscientes de lo que es la mujer y en lo que difiere con
respecto al hombre generó durante toda la historia una confusión que se
presta para malos entendidos, el hecho de querer ser reinas, según muchas, iguales pero a la vez superiores, deja en entredicho los ideales de la
lucha feminista.
Hay unos planteamientos de la escritora Edurne Uriarte autora del
libro „Contra el feminismo‟ en las que define perfectamente los eternos
dilemas de la mujer y su pensamiento selectivo y conveniente:
“Hay bastantes mujeres que no quieren la igualdad, que
no les conviene, que están en otra cosa. No ha contado el laRevista SCHEMA – Nº1 Enero - Junio del 2012 – [162]
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do oscuro de las propias mujeres (…) Cada una es libre de
hacer lo que quiera, pero si quiere la tradición que luego no
reivindique la igualdad. El modelo tradicional es incompatible con la igualdad”
En cuanto al vestuario, la moda ha sido una gran aliada como forma
de expresión en la liberación femenina, aunque para empezar el cambio
no se trajo algo nuevo sino que se adoptaron atuendos masculinos, esto
abrió campo a las ideas revolucionarias de cambio. Cabe resaltar que la
moda andrógina ratificó en gran medida la entrada de la mujer a los
círculos de poder; con el tiempo el cambio por cada situación de orden
social o incluso político, se presentó, se exploraron nuevas tendencias
más allá de lo establecido pero manteniendo esa condición de igualdad
frente a los hombres que en los años 60 con la aparición de la minifalda
se deja a un lado y entra otra vez al juego el rol de la mujer superior, en
este caso atractiva, sensual y provocadora; como un modo de decir somos
bellas e independientes. Lo que considero contraproducente porque es
con esos cambios cuando la mujer se deja dominar por las últimas tendencias, lo que dice, piensa y luce la mayoría. Se vuelve presa de su belleza y de vivir al ritmo de la sociedad capitalista; ahora todo gira en torno a cumplir con los estereotipos impuestos por la sociedad como antes
se mencionaba.
La situación actual en la que el ser humano ha llegado a un punto
nunca imaginado y ha logrado avanzar en tecnología con cosas que superan las expectativas, el mundo tiene un ritmo de vida muy acelerado,
los roles anteriormente designados a personajes específicos de la sociedad han variado de modo tal que los géneros comparten espacios y con la
revolución gay8 estos espacios se han agrandado dándole paso a la moda
unisex.
Con todo lo mencionado surge un problema, la motivación de las
mujeres por ser consideradas iguales ha sido tomado tan literalmente que
muchos hombres han adoptado la misma actitud femenina y delicada
característica de las mujeres, incluso con el transformismo y travestismo 9
a la orden del día les están arrebatando espacios que ya tenían más que
asegurados. Esta actitud cada vez más común lleva al ser humano a querer experimentar ese cambio de roles tan radical, que pone tanto al hombre como a la mujer en una posición igual pero frente a su mismo sexo a
la hora de entablar relaciones afectivas; actitudes populares sobretodo en
los jóvenes, por lo que ya no se busca un reconocimiento solo para la
8. Es una manera de designar
a los sujetos homosexuales
masculino, es decir, a los
hombres que muestran inclinación hacia la relación erótico-afectiva entre individuos
de su mismo sexo.
9. Significa vestirse
con
atuendos del sexo opuesto.
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mujer sino también para los homosexuales, como personas con los mismos derechos a tener las mismas oportunidades de los heterosexuales.
Incluso en las relaciones de estos últimos el cambio también es notorio. Según el psicólogo Norman Rees: "La idea estereotipada que teníamos de lo que es ser hombre ha pasado de moda. Y esto se aprecia sobre
todo en las relaciones familiares. El chico que se acostumbró a ver a su
padre asumiendo una actitud fuerte y dominante con su madre, y que por
lo tanto esperaba casarse con una mujer sumisa, ahora, al enfrentarse
con una mujer que no sabe lo que quiere decir esta palabra, no sabe
cómo comportarse con ella." Y la situación se vuelve aún más complicada cuando el niño tiene dos padres o dos madres, que por obvias razones
visten igual y lucen similar.
Tomando en cuenta estos nuevos planteamientos y entendiendo el
cambio de perspectiva que tomó la liberación, me parece importante destacar un apartado del texto de Michael Pablo, „La liberación de la mujer‟:
“Las mujeres no son iguales a los hombres en todos los
aspectos: hombres y mujeres son dos aspectos complementarios del ser humano. La igualdad absoluta es una noción anti-dialéctica. La igualdad absoluta o identidad absoluta es
algo que no existe en este mundo, donde cada ser es, por decirlo así, una entidad única. Las mujeres tienen cualidades y
posibilidades particulares que los hombres no tienen, y viceversa. Todas las discusiones sobre la inferioridad o superioridad de las mujeres comparándolas con los hombres son,
por lo tanto, absurdas. El punto de partida de estas discusiones es erróneo, puesto que el carácter complementario de la
mujer y el hombre se olvida usualmente.”
Ya para finalizar es pertinente señalar que a la liberación femenina
le debemos el lugar en el que se encuentra la mujer con todo, sus pros y
contras. Una parte importante de la vida es el constante cambio, el no
quedarnos estancados en un momento, en una época; todo evoluciona y
nosotros debemos ir de acuerdo a esa evolución, y qué mejor que la moda, nuestra forma de vestir exprese lo que somos en realidad, que sirva de
herramienta de expresión; como Pilar Castaño -una de las mujeres más
influyentes en moda en Colombia- lo afirma: “La moda es el reflejo de la
historia, de los cambios sociales, políticos de las comunidades, de los
cambios de mentalidad y de espíritu…La Moda, como el arte refleja lo
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que piensan y lo que sienten el hombre y la mujer en una época determinada, dependiendo de las circunstancias que los rodean.” Todo es cuestión de dar el primer paso y atreverse a pensar diferente. Sin embargo,
para alzar la voz por todo un movimiento, una generación o un grupo en
general, debemos tener argumentos y el valor de ser nosotros mismos sin
necesidad de seguir prototipos ni dejarnos llevar por esquemas impuestos.
Como última reflexión vale la pena recordar que tanto el hombre
como la mujer son únicos, por lo tanto diferentes y esas diferencias son
las que hacen a cada uno grande y capaz de lograr lo que se proponga, la
clave está en cómo cada quién aborda esas capacidades y cómo las utiliza. Creo que no hay necesidad de establecer quién es el superior, solo hay
que trabajar en equipo y ser propositivos y responsables con cada aspecto de la vida, solo así se conseguirá un cambio interesante y óptimo para
tan diversa sociedad.
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REQUERIMIENTOS PARA LA PARTICIPACIÓN EN LA REVISTA SCHEMA
La revista SCHEMA es una publicación semestral de formato digital, en la que se dan
a conocer los trabajos realizados en las áreas de análisis de la teoría e historia del diseño y
sus productos, siendo incluyentes de otros enfoques disciplinares del diseño. Por tal motivo, maneja un lenguaje especializado en el área del diseño pero con un estilo que respeta la
redacción, lectura, interpretación y análisis de los estudiantes de los programas académicos.
La revista está dirigida a estudiantes, profesionales y docentes de las áreas del diseño
y disciplinas afines, no así, solo podrán contribuir con artículos estudiantes en los distintos
programas académicos, tanto a nivel nacional como internacional, dado que la revista tiene
como fin la socialización de los trabajos realizados por la comunidad estudiantil..
La revista se distribuye de manera digital virtual de acceso libre y gratuito, a la comunidad general interesada en el debate de la teoría e historia del diseño y sus productos desde cualquier enfoque disciplinar.
Características mínimas de evaluación de artículos
Para la evaluación de los artículos presentados a la revista SCHEMA se tendrán en
cuenta los mínimos requisitos que serán vistos con rigurosidad para su aceptación:
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2. Las temáticas deberán ser abordadas y enmarcadas en una o ambas áreas de enfoque de
la revista. Las áreas son teoría e historia del diseño.
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12 puntos, tamaño carta, interlineado doble, márgenes de 3 cm. a cada lado. La paginación
estará ubicada en el extremo derecho del encabezado de cada una de las páginas.
b)
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una reflexión, o una revisión de un tema), 2) el objetivo general del documento, 3) la(s)
metodología(s) de investigación utilizada(s) y 4) la principal conclusión o evidencia del
documento con una extensión máxima de 150 palabras. Además, debe incluir, 4 palabras
clave que describan su contenido.
d) El título del artículo deberá ir seguido del nombre del autor, y éste, con asterisco,
remitirá a un pie de página en donde se indicarán los grados académicos del mismo, las
instituciones donde se obtuvieron, los cargos que actualmente desempeña y la entidad respectiva, la ciudad y el país, y la dirección electrónica.
e) La entrega del artículo deberá estar acompañada por un correo electrónico, en el
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