1 LA RESPONSABILIDAD DE LAS INSTITUCIONES SOCIALES EN LA FORMACIÓN DE PROFESIONALES CON COMPROMISO ÉTICO: UN RETO EN COLOMBIA Sergio Tobón, Ph.D. Universidad Complutense de Madrid E-mail: [email protected] Medellín: CIFE.ws 2008 www.cife.ws PRESENTACIÓN El concepto de responsabilidad social se refiere a generar un compromiso ineludible por parte de cada persona, las organizaciones y el Estado en procura de buscar el equilibrio ecológico, la equidad, la solidaridad, la justicia social y la mejora de la calidad de vida, con el fin de hacer frente al reto de buscar la integración social, frenar la crisis ecológica y aumentar el bienestar colectivo. Esto implica realizar acciones concretas dirigidas a resolver conflictos sociales, prevenir la contaminación y destrucción del ambiente, 2 hacer actos de paz y de convivencia, y buscar cómo favorecer a las personas más desfavorecidas. Las instituciones sociales, tales como las empresas, la familia, los medios de comunicación, las instituciones educativas, las organizaciones científicas, etc., tienen la responsabilidad de favorecer el equilibrio ambiental y promover la calidad de vida, a través de acciones bien claras y definidas en el marco de sus propósitos. Y para ello deben tener un talento humano idóneo y con gran compromiso ético, que les permita contribuir a la sostenibilidad de la sociedad, a través de la solidaridad y la cooperación, con valores firmes para afrontar las presiones de la economía, las ganancias de capital, de la imagen social o del poder. La falta de responsabilidad por parte de las instituciones sociales es con frecuencia un efecto de la falta de una cultura de la responsabilidad y la ausencia de un compromiso ético sólido de parte de sus integrantes, que viene dada por falencias en su formación, el propio desarrollo personal y la falencia cultural de promover la responsabilidad social como un alto valor deseable a alcanzar. Esto implica entonces emprender acciones precisas para fomentar la responsabilidad social en las instituciones, tanto en el marco de su cultura organizacional como en la gestión del talento humano. El objetivo de esta presentación es hacer un análisis sintético de la responsabilidad social desde el marco de la formación de personas idóneas con compromiso ético, teniendo como base el pensamiento complejo. Para 3 ello se aborda la formación humana en el marco del enfoque complejo de las competencias, el cual está produciendo importantes cambios en la forma de abordar la formación en las instituciones educativas y en las empresas. I. LA RESPONSABILIDAD SOCIAL EN EL MARCO DEL PENSAMIENTO COMPLEJO Con frecuencia la responsabilidad se asume en el marco de un pensamiento simple, como cumplir con normas existentes de protección del ambiente o prevenir que la comunidad se afecte, o buscar resolver problemas generados en la comunidad por diferentes organizaciones. Este tipo de responsabilidad se hace por evitar demandas legales o presiones de la comunidad, sin una visión ecológica global y sin tener en cuenta la interconexión de las cosas en el marco de un pensamiento evolutivo. El Pensamiento Complejo viene siendo propuesto por el Profesor Edgar Morin de Francia, y tiene sus bases en el pensamiento sistémico, la cibernética y la ecología. Complejo viene de complexus, y significa tejido entre tejidos (Domínguez, 2006). Es un método para la construcción del conocimiento de cualquier fenómeno teniendo como base la forma y la dinámica de cómo está tejido dicho fenómeno en sí y con respecto a otros fenómenos, con el fin de comprenderlo y explicarlo en sus procesos de orden-desorden-reorganización, mediante el análisis disciplinario, multidisciplinario, interdisciplinario y transdisciplinario (Tobón y Núñez, 2006). 4 Abordar la responsabilidad social desde el pensamiento complejo es buscar que las acciones humanas promuevan el bienestar social y el equilibrio ecológico en la tierra patria (Morin, 1999) y el Cosmos, o al menos no afecten esto, para lo cual es preciso tener presente que toda acción tiene una reacción, y que un pequeño acto puede generar grandes consecuencias en cadena, que pueden ser positivas o altamente destructivas. Cuando la responsabilidad se asume teniendo presente que vivimos en una tierra patria (Morin, 1999, 2002a) y que todo lo que se da en ésta tiene que ver con nosotros, y cuando nuestras acciones van dirigidas a favorecer la calidad de vida y el equilibrio ecológico, entonces decimos que practicamos una responsabilidad social compleja, que trasciende el mero actuar por cumplir con compromisos inmediatos, o buscando no violar la ley. Es esta responsabilidad compleja la que hay que promover en todas las personas, en vista de las grandes amenazas de la humanidad, como las drogas, la violencia, la destrucción de los recursos naturales, la contaminación del ambiente, la falta de solidaridad y de justicia social, etc. Y esto mismo le corresponde a las empresas, como instituciones sociales que son (Kliksberg, 2002, 2004; Perdiguero, 2003). II. FORMAR PERSONAS IDÓNEAS CON COMPROMISO ÉTICO La responsabilidad social compleja se caracteriza por un fuerte compromiso ético de las personas que la llevan a cabo. Tal como se expone en otro 5 trabajo (Tobón y Núñez, 2006), el compromiso ético es la esencia del pensamiento complejo, más que un área de aplicación o de interés, y esto se puede encontrar en diversos libros (véase, por ejemplo, Morin, 2000a, 2000b, 2002a, 2002b, 2002c), y también en el planteamiento del propio Morin y de muchos investigadores en esta área acerca de que el pensamiento complejo es como tal una teoría de la ética humana. En otras palabras, pensar complejamente es actuar éticamente, y actuar éticamente es pensar de forma compleja. Por ejemplo, pensar complejamente es pensar en todas las posibles consecuencias de nuestras acciones en los diversos entornos, buscando prevenir en el mayor grado posible las consecuencias negativas, y esto está dado por el principio de la ecología de la acción, el cual consiste en que cuando comienza una acción determinada, ésta entra en diversas interacciones en uno mismo, en el ambiente ecológico, en los otros y en la sociedad en general, que pueden llevar a que se produzcan resultados contrarios o muy diferentes a la intención o intenciones iniciales con las cuales se puso en juego la acción inicial. Y esto es una de las tantas acciones que implica el vivir en la ética, porque vivir en la ética requiere prevenir las consecuencias negativas de nuestras acciones en nosotros y en el entorno ecológico-social, porque todo está interrelacionado sistémicamente. Si buscamos el equilibrio ecológico y contribuimos al tejido social, entonces estamos generando posibilidades para tener calidad de vida y paz, y viceversa. 6 La sociedad, a través de sus diferentes instituciones (familia, colegios, universidades, confesiones religiosas, empresas, medios de comunicación, organizaciones no gubernamentales, etc.), debe tener acciones puntuales para que las personas desarrollen y vivan con responsabilidad social, en una perspectiva compleja, es decir, con un fuerte compromiso ético. En el mundo complejo en el que vivimos, no es suficiente con la educación familiar ni con las instituciones educativas, es necesario que la sociedad toda participe en formar para la responsabilidad social y busque que, en efecto, se viva con dicha responsabilidad. Y es aquí donde aparece la relevancia de formar con base en competencias en las instituciones sociales, para afrontar los grandes retos de la humanidad tales como la cooperación, la solidaridad, el equilibrio ecológico, la disminución de la contaminación, la generación de una cultura de convivencia, la búsqueda de la justicia social y la integración comunitaria en su diversidad. Ya no es suficiente conocer, comprender, hacer actividades profesionales, motivar, hablar de valores, etc., sino que es preciso que las personas actuemos, y actuemos con idoneidad y compromiso ético, y a través de la actuación, aprendamos con alegría y satisfacción. El enfoque complejo de las competencias es un enfoque para todas las instituciones sociales, y no sólo para las instituciones educativas, y su fin es formar personas que sean idóneas en los diferentes campos de la sociedad, en el marco de la responsabilidad social compleja (véase Tobón, 2005, 2007). Entendemos que se aprende a ser competente y responsable con la sociedad 7 en la medida que las personas realicen, con apoyo de las instituciones sociales y de su propio compromiso, acciones concretas tales como el cuidado y protección del ambiente, la búsqueda de la unidad comunitaria en la diversidad, y se aporte a la construcción del tejido social que favorezca la cooperación, la solidaridad y la convivencia, para generar una creciente calidad de vida en la tierra patria. Los seres humanos debemos responder por nuestros actos, y estar a la altura de las normas y convenciones que busquen el bienestar, pero, más que eso, debemos propender por el bienestar de nosotros mismos, de los otros, del planeta y del cosmos en su totalidad. Y para ello las diversas instituciones sociales deben realizar actividades y proyectos que vinculen a las personas con el trabajo social, en el marco de la unidad en la diversidad. A la vez, la participación en acciones concretas de mejoramiento social y búsqueda del equilibrio ecológico contribuye a que las personas fortalezcan su identidad como seres humanos que buscan el bienestar de la tierra patria. Así es cómo se aprende a ser responsable socialmente, y esta es la apuesta del enfoque complejo de las competencias. 8 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS DOMINGUEZ, E. (2006). Pensamiento complejo y educación. Una síntesis de las tesis de Morin. En S. TOBÓN et al. (Eds.), Diseño curricular por competencias. Medellín: Uniciencia. KLIKSBERG, B. (2002). Hacia una economía con rostro humano. Buenos Aires: Fondo de cultura económica. KLIKSBERG, B. (2004). Más ética, más desarrollo. Buenos Aires: Temas Grupo Editorial. MORIN, E. (1999). Tierra-Patria. Buenos Aires: Nueva visión. MORIN, E. (2000a). Presentación. En Memorias del Primer Congreso Internacional de Pensamiento Complejo. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional. MORIN, E. (2000b). La mente bien ordenada. Barcelona: Seix Barral. MORIN, E. (2002a). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Buenos Aires: Nueva Visión. MORIN, E. (2002b). Ética y globalización. En Los Desafíos Éticos del Desarrollo. Buenos Aires: 5 y 6 de septiembre. MORIN, E. (2002c). Educar en la era planetaria. El pensamiento complejo como método de aprendizaje en el error y la incertidumbre humana. Salamanca: UNESCO. PERDIGUERO, T. (2003). La responsabilidad social de las empresas en un mundo global. Barcelona: Anagrama. TOBÓN, S. (2005). Formación basada en competencias. Pensamiento complejo, diseño curricular y didáctica, 2 ed. Bogotá: ECOE Ediciones. 9 TOBÓN, S. y NÚÑEZ, A. (2006). La gestión del conocimiento desde el pensamiento complejo: Un compromiso ético con el desarrollo humano. Revista EAN, 58, pp. 27-40. TOBON, S. y AGUDELO, H. (2000). Pensamiento complejo y formación humana en el sistema educativo colombiano. En Memorias del Primer Congreso Internacional de Pensamiento Complejo, Vol. II. Bogotá: Ministerio de Educación Nacional.
© Copyright 2024 ExpyDoc