ROSÁCEA ¿Qué es la rosácea? La Rosácea es un desorden cutáneo crónico, que afecta fundamentalmente a la región centrofacial (mejillas, frente, nariz y mentón), caracterizado por remisiones y exacerbaciones. La rosácea es considerada un síndrome dado que puede combinar varios síntomas y signos cutáneos como flushing, eritema, telangiectasias, edema, pápulas, pústulas, lesiones oculares y rinofima. ¿Cuál es su prevalencia y a quiénes afecta? La rosácea parece ser bastante común, en un estudio epidemiológico realizado en Suecia la prevalencia fue de un 10%. Se observa con mayor frecuencia en pacientes de piel blanca, pero también se ha diagnosticado en Asiáticos y Americanos Africanos. Ocurre en ambos sexos, con mayor frecuencia en el femenino, aunque los hombres presentan en general formas más graves. Suele comenzar a los 30 años, afectando a personas entre la tercera y quinta década de la vida. Los signos previamente mencionados pueden estar acompañados de los siguientes síntomas o signos secundarios como la sensación de quemazón, pinchazos, sequedad de la piel, edema, manifestaciones oculares y cambios fimatosos. Muchos de los signos y síntomas primarios descriptos pueden manifestarse juntos estableciendo 4 subtipos de rosácea 1. Rosácea eritematotelangiectásica: se caracteriza por eritema centrofacial persistente y flushing. La aparición de telangiectasias es común pero no esencial para el diagnóstico. 2. Rosácea papulopustular: Se caracteriza por eritema centrofacial persistente con pápulas y pústulas transitorias, las cuales pueden tener también una distribución periorificial. ¿Por qué se produce? La etiología y patogénesis de la rosácea son desconocidas, y no existen marcadores histológicos ni serológicos. Se hallan implicados diversos factores predisponentes o agravantes. Entre ellos el estrés, la ingesta de comidas y bebidas calientes, especias, alcohol, el tratamiento con corticoides sistémicos, los vasodilatadores periféricos y la exposición al viento, al calor, al frío o la radiación solar. Muchas veces los brotes y las crisis de sofoco se producen sin evidencia de ningún desencadenante. ¿Cuáles son las manifestaciones clínicas? La presencia de uno de los siguientes signos primarios, con una distribución centrofacial, es indicativo de rosácea: flushing, eritema persistente en la piel de la cara, pápulas o pústulas (incluso nódulos), telangiectasias. ROSÁCEA 3. Rosácea fimatosa: en algunos pacientes, generalmente varones entre la sexta y la séptima década de la vida, se produce un engrosamiento irregular de la superficie nodular de la piel y de los tejidos blandos de la nariz, de coloración rojo violácea y con orificios foliculares dilatados. Con menor frecuencia aparecen lesiones similares en mentón, mejillas, orejas y otras zonas. Existen variantes que no representan las características morfológicas o los patrones combinados mencionados anteriormente, entre éstos se encuentran la rosácea granulomatosa, rosácea fulminans, la erupción acneiforme inducida por el uso de esteroides y la dermatitis perioral. Las tres últimas actualmente fueron excluídas como variantes y se las considera como entidades separadas. ¿Cómo se diagnostica la Rosácea? 4. Rosácea ocular: la afectación ocular oscila entre el 3 y el 58 %. Puede preceder las lesiones cutáneas y algunos autores aceptan una forma de rosácea solamente ocular, descrita con mayor frecuencia en niños. El diagnóstico es fundamentalmente clínico, ya que los hallazgos histopatológicos no son específicos. ¿Cuál es su tratamiento? Subtipos de Rosácea Rosácea eritematotelangiectásica El primer paso sería la eliminación de los factores desencadenantes. El uso de corticoides está contraindicado, ya que, aunque disminuyen la inflamación en un primer momento, con el tiempo favorecen la aparición de telangiectasias y atrofia. Existen múltiples posibilidades de actuación, que deberían ser seleccionadas en cada caso, según el cuadro clínico que presente el paciente. El tratamiento requiere siempre de un tiempo considerable para resultar efectivo, que suele ser de semanas o meses. Rosácea papulopustular Referencias Rosácea fimatosa Rosácea ocular Wilkin, J., Dahl, M., Detmar, M., Drake, L., et al(2002). Standard classification of rosacea: report of the National Rosacea Society Expert Committee on the Classification and Staging of Rosacea. Journal of the American Academy of Dermatology, 46(4), 584-587. Guerra, E. G. (2007). Rosácea. Más dermatología, (2), 6-13.
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