MONOGRAFÍA: CURSO DE CAPACITACIÓN DOCENTE EN NEUROCIENCIASNEUROSICOEDUCACIÓN APLICADA A LA EDUCACIÓN “QUÉ APORTAN LAS NEUROCIENCIAS A MI PRÁCTICA DOCENTE” Siempre estuve conectada con la docencia, mi mamá era profesora de geografía y muchas veces la acompañaba a su colegio; luego ya estudiando en la facultad trabajé de preceptora y di clases de apoyo escolar durante toda mi carrera. Trabajé en empresas pero un día decidí ser docente, es el ámbito donde me siento cómoda y feliz. Es así que hace 17 años soy docente en escuelas secundarias. A lo largo de estos años, en especial estos últimos, mi deseo de capacitarme y seguir formándome hicieron que encarara un trayecto de formación personal y profesional. A medida que fui transitando este camino, fui aprehendiendo nuevos conocimientos que me enriquecieron como persona y como profesional. En muchas ocasiones me pregunté “cómo esto no me lo enseñaron en el colegio?”. Me cuestioné por qué conocimientos y habilidades que considero tan importantes para la vida no fueron enseñadas o practicadas en la escuela. Recuerdo en un curso de Coaching, ante una actividad sobre emociones (tenía que registrar durante un día mi “repertorio emocional” y relacionarlo con situaciones y conversaciones internas) mi descubrimiento fue impactante. Nunca me había puesto a pensar en mi estado emocional. Esta capacidad de autoobservación y autorreflexión eran toda una novedad. Considero que hubieran cambiado algunas cosas si lo hubiera ejercitado antes, y me pregunté: ahora que lo se, qué puedo hacer?, ¿cuál es mi responsabilidad como docente?, ¿qué quiero que mis alumnos logren?, ¿cuál es mi compromiso con ellos?” Es así que a medida que fui transitando mi camino de perfeccionamiento, fui aprendiendo y reaprendiendo diferentes habilidades y conocimientos, y surgió mi deseo de poder transmitir y provocar experiencias significativas en mis alumnos. Me fui dando cuenta que los contenidos que conformaban los programas y planificaciones eran una “excusa” o “gancho” para desarrollar otros intereses y motivaciones: la tolerancia, la escucha, la confianza, la responsabilidad, el compromiso, la reflexión, la autoconciencia, la empatía, el respeto, etc, etc. Un día me llegó por mail información sobre este curso de Capacitación en Neurociencias para docentes y me pregunté: “¿qué pueden aportar las 1 Neurociencias a mi práctica docente?”. Ante este desafío me decidí a realizar el curso. A medida que fui avanzando con las clases pude descubrir muchos aspectos del funcionamiento del cerebro que son fundamentales para planificar y desarrollar mis clases. “¿Cómo me ocupo que el ambiente de aprendizaje sea el adecuado?, ¿hay aspectos que mis alumnos puedan considerar amenazantes?, ¿cómo puedo favorecer el aprendizaje de cada uno de mis alumnos?”. Ya que somos una unidad cuerpo cerebro mente y medioambiente (UCCMMA), desarrollé diferentes estrategias que luego puse en práctica en el aula; tanto para que el SARA no se active con estímulos no significativos para el estudio (Sistema Activador Reticular Ascendente: primer filtro de nuestro cerebro que activa la atención), como para atraer la atención de mis alumnos. Con actividades concretas que no demandaron más de 10 minutos y con propuestas que incluían imágenes y gráficos logré mejor concentración, mejor disposición y clima general del curso. El concepto de Neuroplasticidad nos brinda la posibilidad de neuromodelar conscientemente nuestras redes neuronales a partir de las experiencias vividas y conocimientos adquiridos. Como docentes podemos facilitar la neuroplasticidad (remodelando viejas redes neuronales y creando nuevas), base fundamental del aprendizaje. Pude entender la importancia de la práctica y la ejercitación para reforzar los conocimientos nuevos. Comprendí que la práctica de conocimientos refuerza las nuevas redes neuronales; y así incluí espacios de prácticas en cada una de mis clases para que mis alumnos puedan ejercitar los nuevos contenidos. Pude observar cómo fueron apropiándose de estos contenidos, incorporando vocabulario específico y desarrollando progresivamente nuevas herramientas adquiridas. 2 El “camino largo” que deben transitar los diferentes estímulos e informaciones hasta llegar a los lóbulos prefrontales para tomar conciencia de estos, es un camino en donde el docente puede realizar intervenciones y favorecer la capacidad de recibir, comprender, organizar y usar esa nueva información. Así como puede desarrollar estrategias para activar al SARA (ofreciendo material novedoso, imágenes visuales, tono de voz, etc), también se pueden desarrollar otras estrategias para llegar a áreas más elevadas del cerebro y lograr una atención voluntaria, sostenida y selectiva. Como la atención es el paso previo al aprendizaje y la memorización, es necesario que se realicen acciones concretas para lograrlo. Por ejemplo dedicar los primeros minutos de la clase para concentrar la atención de los alumnos a partir de actividades lúdicas y relacionadas con los temas vistos, es una excelente forma de atraer la atención y recordar contenidos necesarios para la clase del día. La atención sostenida es un recurso limitado, ya que requiere de un alto consumo de energía. Nuestro cerebro se cansará rápidamente, por lo que es importante proponer actividades que permitan descansar y reponer energía. También graduar el nivel de exigencia en las tareas. Si esto no ocurre, el autocontrol será menor y las distracciones inevitablemente se harán presentes. Comprendiendo cómo fluctúa la atención se pueden elaborar actividades específicas y acordes a cada momento: en un primer momento de la clase en donde rápidamente se logra un período de alta atención se pueden presentar los contenidos a trabajar en la clase y su relación con temas vistos; también una introducción y desarrollo de los mismos. 3 En un segundo período en donde la atención disminuye se puede plantear alguna tarea que no requiera tanta concentración o una actividad lúdica para descansar y recuperar la energía. En una clase trabajamos con un Caso de Estudios de la marca Kellogg´s y en este período compartimos un rico y saludable desayuno con cereales. Los alumnos no sólo se mostraron mucho más entusiasmados sino que recuperaron energías. En el último tramo de la clase, en donde la atención comienza a elevarse y sostenerse se pueden plantear tareas más complejas para que se pongan en práctica y se revisen los contenidos trabajados No solo el conocimiento sobre cómo funciona el cerebro le han aportado grandes beneficios a mis clases y al aprendizaje de mis alumnos. Específicamente entendiendo cómo trabaja el cerebro emocional comprobé la idea de que las emociones juegan un papel crucial en el aprendizaje. El “camino largo” que debe transitar la información hasta convertirse en conocimiento tiene un aliado fundamental que son las emociones, pero también pueden llegar a ser su gran enemigo. La evaluación emocional que realiza nuestro cerebro puede permitir que la nueva información llegue hasta los lóbulos prefrontales o que se considere amenazante y que se produzcan respuestas emocionales negativas, frustrando todo intento de aprendizaje. 4 Como docentes tenemos que considerar todos los aspectos del contexto y podemos trabajar sobre un gran número de elementos: desde las condiciones físicas del aula como del clima “emocional” en ella. Entendiendo que las emociones son señales (las propias emociones y las de cada uno de los alumnos), tenemos la posibilidad de reconocerlas, tener mayor consciencia de ellas y modelarlas a favor del aprendizaje. Antes de entrar al aula, puedo tomar conciencia de mi estado emocional y adaptarlo a un estado que favorezca mi labor docente y que “contagie” esa sensación a mis alumnos. Nuestro cerebro es social, nos vemos afectados por las emociones de los otros, ante los estímulos se activan las neuronas espejo de nuestro cerebro y músculos faciales. Estas neuronas contribuyen a hacer propias las sensaciones y emociones de los otros, ya que se activan circuitos que son los mismos que los de la otra persona. Ya que las emociones se contagian, se puede lograr un estado deseado ofreciendo un espacio en donde se puedan contar noticias lindas que se quieran compartir. También se puede ofrecer alguna imagen y hablar sobre ella, o escuchar música. Con respecto a los alumnos, también es importante ayudarlos a que aprendan a reconocer sus propias emociones y la de sus compañeros. Las emociones implican cambios electroquímicos en el cerebro y siempre se manifiestan en el cuerpo. Aprendiendo a detectar las señales corporales de las emociones y estando atentos a estas, podemos ofrecer posibilidades para transformarlas en estados propicios para el aprendizaje. Durante el transcurso de la clase se debe monitorear el estado emocional de la clase y ajustar si es necesario con alguna actividad para salir de un estado emocional no deseado, ofreciendo alguna actividad para desviar la atención (hablar de lo que hicieron el día anterior, algún evento importante para ellos) o ejercicios de relajación si la respuesta emocional así lo requiere. 5 Cuanto mayor sea el compromiso emocional, menor será la capacidad de utilizar las facultades más elevadas de los lóbulos prefrontales que tienen que ver con el funcionamiento cognitivo, la conducta, el control emocional y la interacción social. Las emociones no son obstáculos, sino grandes aliadas del aprendizaje. En el aula se nos presentan constantemente oportunidades para trabajarlas, permitiéndonos prevenir conflictos o resolverlos cuando estos ocurren. Cada uno de los conocimientos y habilidades que aprendí en este curso representan nuevas posibilidades para enriquecer mi labor docente. Pude desarrollar y poner en práctica nuevas estrategias que son compatibles con el funcionamiento del cerebro, ayudando a mis alumnos a responder a los estímulos presentados de la mejor manera posible y convertirlos en conocimientos significativos para ellos. Este curso me ayuda a tener nuevas y mejores herramientas para continuar en este hermoso desafío que es la docencia, a veces agotador, pero siempre un camino de esperanza aprendiendo a ser mejor persona y ayudar a formar mejores personas. Deseo terminar mi monografía con una frase que me acompaña y refleja mi búsqueda de nuevos aprendizajes y mi deseo de compartirlos: “Todos somos maestros y alumnos, pregúntate: qué vine a aprender y qué vine a enseñar?” Alejandra Cabassi 6
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