i. importancia del significado de la crianza de los niños. estilo de

I.
IMPORTANCIA DEL SIGNIFICADO DE LA CRIANZA DE
LOS NIÑOS. ESTILO DE CRIANZA DE LOS NIÑOS
MUSULMANES. PROBLEMÁTICA DERIVADA DE D0S
ESTILOS DE CRIANZA CONTRADICTORIOS: ISLÁMICA /
KÁFIR.
Me gustaría abrir esta ronda de encuentros con la más cálida de
las bienvenidas y
con el más sincero agradecimiento por
vuestra presencia.
Ya sabéis que el asunto que hoy nos ocupa es la educación de
nuestros hijos. Si somos capaces de ser lo suficientemente
objetivas, inmediatamente reconoceremos que tradicionalmente
ha sido una empresa polémica y no exenta de conflictos. Sin
embargo, estoy segura que ha llegado el momento, por Allah,
de enterrar el hacha de guerra y demostrarnos a nosotras
mismas que podemos trabajar unidas y seriamente por el
bienestar personal de nuestros hijos. Está claro que de manera
consecuente también redundará en nuestro propio beneficio y
en el de nuestra comunidad. Esto significaría indudablemente,
emprender la más necesaria e ilusionante tarea que tiene la
mujer, desde los más sólidos cimientos.
Estoy convencida de que pondremos en ella la mayor confianza
y la mejor esperanza, y cuando vengan, que vendrán
necesariamente las duras pruebas sabremos buscar el consuelo,
el buen consejo, el apoyo y la fuerza entre nosotras. Seremos
capaces porque el amor y la atención a nuestros hijos deben ser
preservados, fortalecidos y defendidos frente a quienes no
piensan que merece la más sagrada y principal empresa que
Allah nos encomendó.
No podemos volverle la espalda, ni mirar a otro lado, ni
encomendárselo a otros, ni rendirnos, ni impacientarnos, ni
mucho menos atemorizarnos porque es algo que nos pertenece,
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es de nuestra más absoluta incumbencia, lo más nuestro y
también porque es nuestra mayor responsabilidad ante Allah.
Desde el aislamiento de la casa burguesa podemos vivir la grata
experiencia materna con inseguridad e impotencia, ¿pero cómo
nosotras con el poder del conocimiento que nos otorga la
creencia en Allah y Su Mensajero, Paz y bendiciones de Allah
con él, tenemos que repetir los mismos comportamientos
ignorantes e impotentes de las madres kafirun?
La responsabilidad consciente que conlleva una buena educación
a nuestros hijos nos asusta porque nos sentimos probadas,
confrontadas como madres; mas, como gente del Recuerdo, no
podemos seguir soslayando y negando la primera y más
importante exigencia educativa: no podremos enseñar a
nuestros hijos lo que no somos o no practicamos, porque
ellos reproducen o imitan nuestras actitudes, no nuestras
teorías. Ésta es la verdad que nos asusta, pero de la que no
podemos escapar: sólo podremos transformar a nuestros hijos
si previa o simultáneamente nos transformamos a nosotras
mismas.
Tenemos que ser valientes y estar dispuestas a aceptar el reto
con ilusión y alegría. Allah nos ayudará.
La dificultad que, en principio, nos podamos encontrar no es
algo que no pueda resolverse con la perseverancia y el alcance
de querer todas la misma cosa y, en casos especiales de
manifiesta impotencia o ignorancia, con el concurso de nuestros
educadores y maestros. Pero es algo obvio, que será una tarea
baldía si antes no se ha trabajado en el restablecimiento del
mutuo respeto, la mutua confianza y la firme voluntad tanto
como en la prevención de que los demás quieren para tu hijo lo
que tú misma quieres para él: lo mejor. Todo mejorará
considerablemente si todas juntas remamos en el mismo barco,
en la misma dirección y con toda la confianza puesta en un
patrón.
Unir nuestras sobradas o menguadas fuerzas en pro de nuestros
hijos es algo que siempre nos agradecerán y de lo que se
sentirán muy orgullosos. Podéis estar seguras de que nos
devolverán con gusto nuestra constante y desinteresada
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ocupación y preocupación por ellos como la consecuencia
natural por haber hecho las cosas tal como a Allah Le satisfacía.
La manera más sencilla de construir día a día la sociedad que
anhelamos es asegurándonos de ser cada uno un beneficio para
todos, ya que una sociedad humana no puede desarrollarse
plenamente sin la cooperación y participación de todos sus
miembros según su capacidad.
Si echamos ahora una mirada retrospectiva a la historia, nos
encontramos con que es el mismo desafío que han enfrentado
las numerosas generaciones de mujeres que nos han precedido.
Y que, aún en la mayor dificultad, es el mismo y mayor disfrute.
Todas ellas han pasado por el trance de enseñar a sus hijos
conforme al modelo ideal de educación propugnado por las
creencias y las costumbres de sus comunidades.
En Occidente, en cambio, nuestra cultura judeo-cristiana -que
tanto perjuicio y retraso trajo consigo- rompió abruptamente
con lo que había sido su gran fuente de inspiración y de la que
era absolutamente subsidiaria y deudora: la cultura clásica, la
mejor tradición existencial europea. Todas recordamos que con
este concepto estamos aludiendo a uno de los momentos
cumbres de la historia europea, la época del Renacimiento, ya
que representó una tregua en el pensamiento judeo-cristiano y
un regreso a la antigua sabiduría greco-romana. El ideal clásico
estaba fundamentado sobre el pilar de la educación, pero no en
cualquier educación, sino en la que el insigne educador Homero
divulgó fundamentalmente a través de sus fabulosas obras “La
Ilíada” y “La Odisea”. Los griegos la llamaron de manera general
“Paideia”, y más específicamente, Homero la denominó “areté”;
pero básicamene ambas querían decir lo mismo: la aspiración a
la nobleza del carácter y a la excelencia humana. Señorío y
nobleza se hallaban inseparablemente unidos y ligados entre sí.
La raíz de la palabra “areté” es la misma que la de “aristos”,
término griego que designa el superlativo de distinguido y
selecto, pero en el sentido de valor heroico y homérico que une
estrechamente la cualidad de la fuerza y la destreza físicas con
la cualidad espiritual del hombre de calidad. Vemos que ya el
hombre homérico era consciente de la importancia y la
necesidad de la unión de la doble naturaleza humana, cuerpoalma, antes de que Platón se encargara de echarla por tierra. Él
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fue el padre fundador de la morbosa separación irreconciliable
cuerpo-mente que heredaría la cultura judeo-cristiana.
Alemania, de la mano de sus más destacados pensadores:
Goethe, Schiller, Hölderlin, Rilke, Nietzsche, Heidegger y Junger,
entre otros, fue la gran depositaria del espíritu noble de la
antigüedad clásica y del que, desgraciadamente, hoy toda
Europa ha prescindido y claudicado. Nietzsche ha sido el único
filósofo europeo que ha formulado la crítica más original y feroz
a la usurpadora y corrompedora cultura judeo-cristiana, y
propuesto o anunciado como relevo al nuevo hombre. A este
“Overman” nuestro maestro Sheijh Abdalqadir lo ha llamado “el
hombre que viene” y coincide con el hombre de Futuwwah.
Éstas son sus palabras: “Islam es la culminación de nuestra
gran tradición clásica europea, ya que el camino hacia la
naturaleza original del hombre, antes de que se corrompiera por
los excesos de la cultura y la educación kafir, sólo puede
establecerse sobre la base de los mandatos de Allah y de Su
Mensajero. El Profeta, Paz y bendiciones de Allah con él, dijo de
sí mismo: “Yo soy al-Qauzan”, lo cual significa “Yo soy el
Hombre completo, el Hombre perfecto””.
Además de Islam e Imán se nos dio el Ihsan o Tasawwuf, que
es la ciencia del yo, inspirada en el dicho del Profeta, Paz y
bendiciones de Allah con él: “Sólo he venido a perfeccionar
las nobles cualidades del carácter”. Nos trajo su Sabiduría y
nos trajo la Sunna, que es la ciencia total del hombre. “No
debería,
entonces,
sorprendernos
descubrir
que
esta
impresionante ciencia del comportamiento humano sea tan
intencionadamente ignorada y distorsionada en Occidente, como
lo es de incómoda y apartada en Oriente, ya que cuando es
practicada de manera sincera y auténtica tiene el poder
fulminante de cambiarnos personalmente y a la comunidad
donde vivimos sin ningún miedo” como aclara el Shaij.
“Lo que encuentres en el Corán permisible, trátalo como
permisible y lo que encuentres prohibido, trátalo como
prohibido, pero lo que el Mensajero de Allah ha prohibido
es como lo que Allah ha prohibido”. Asimismo, sobre la
importancia y el valioso papel de las madres en la educación de
los hijos, el Profeta, saws, nos legó algunos hadices: “Toda
mujer que se dedique a la crianza de sus hijos estará
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conmigo en el Jardín” o “Temed a Allah, sed justos con
vuestros hijos”.
Sobre este aspecto en particular, Sheij Ibn Ayiba de Marruecos
nos aclara que la crianza está directamente relacionada con la
palabra ‘tarbía’, cuya raíz procede de ‘Rabb’, Señor, y que
significa hacer llegar una cosa a su perfección gradualmente por
medio de atraer lo que le beneficia y apartar lo que le perjudica.
Allah, como Creador y Criador de todas las criaturas es El que
conduce todas las cosas a culminar el propósito para el que han
sido creadas. Es decir, que Allah, gloria a Él, encamina y dirige –
y éste es el significado de “educare” en latín- cada cosa hacia
aquello para lo cual ha sido determinada. Tal como dijo el
Profeta, Paz y bendiciones de Allah con él: “A cada persona le
resulta fácil aquello para lo que ha sido creada”.Por otra
parte, también declaró: “Todo niño nace en estado de fitra y
son sus padres quienes hacen de él un judío, un cristiano
o un adorador del Fuego”. ¿Pero qué es exactamente fitra?
Pues, la forma innata, la marca original con la que se nace y
desde la que se reconoce al Creador. A partir de esta profunda
concienciación comienza la intervención responsable y
colaboradora de padres y maestros en el proceso de “tarbía”,
que abarca la crianza y la educación a la vez.
La tarbía se encarga de preservar y confirmar la fitra a través
de las diferentes etapas biológicas por las que transita el
hombre con el único propósito de conocer al Señor de su
existencia. Para este primer período de la infancia el Profeta
Muhammad, saws, recomendó: “La madre es la escuela”,
entendiendo por escuela, la madrasa, o lo que enseña la madre
en la casa mientras dura el amamantamiento del niño. La
madrasa es, por tanto, tanto el lugar como el momento de
aprender.
La madre ocupa totalmente el espacio y el tiempo del niño. La
relación de la madre con el niño comienza con su mirada
mientras le da el pecho. Esta transmisión tiene la virtud de ser
directa, sin interferencia entre los dos y sin interpretación
alguna. La mirada de la madre a su hijo mientras lo alimenta le
provee tanto de amor y atención como de subsistencia, y este
celo que demuestra la madre con su cría proviene de la misma
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misericordia que Allah despliega con cada criatura de la
Creación.
La palabra “umm”, madre, está conectada también con
adquisición de conocimiento y es la que emplea el Corán
refiriéndose al Profeta, saws, cuando lo llama Profeta “ummi”, y
aunque literalmente se traduce como “iletrado”, por designar al
que no sabe ni leer ni escribir, igualmente lleva aparejado el
sentido de “maternal” por haber sido enseñado directamente
por Allah, a través de Yibril, as, tal como la madre enseña a su
hijo a través de la leche y sin interferencias. Exactamente como
se nos dice en el Corán: «El Profeta ‘ummi’ que cree en
Allah y en Sus Palabras y no las interpreta; se entrega a
ellas y pone su confianza en ellas».
Asimismo, en la primera aleya que descendió del Corán se
afirma: «¡Lee en el Nombre de tu Señor que ha creado!...
Lee que tu Señor es el más Generoso, le enseñó al
hombre lo que no sabía, le enseñó a escribir con el
Cálamo».
A través de la Sunna del Mensajero, saws, Allah nos enseña
nuestro Din y su práctica beneficiosa nos confirma que la
adoración con conocimiento es superior a aquella que se hace
sin conocimiento. Y puesto que lo que queremos es que
nuestros hijos sean musulmanes, Islam ofrece plenamente la
posibilidad de conducirlos a lo más elevado de sus capacidades.
A partir de los siete años, edad escolar, los niños están
preparados para ser instruidos formalmente por sus maestros
en las múltiples ciencias del Din a través del afecto y del
respeto. Paralelamente les inculcarán la práctica del adab y la
obediencia a los padres y a sus mayores porque la obediencia a
ellos está conectada directamente con la obediencia y el
agradecimiento a Allah. Consecuentemente, se les enseñará
también que la rebeldía contra los padres y la desobediencia
están considerados faltas graves.
Si los niños son educados desde la cuna con sinceridad y
autenticidad por nosotros en el amor y el orgullo por nuestro
Din, tendremos la garantía, con el permiso de Allah, de que la
educación contraria káfir será para ellos como el humo, sin
ninguna entidad real.
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Debemos tener esto último muy presente, porque, por
desgracia, hemos comprobado cómo las grandes experiencias
de conocimiento o libertad, por decir algún ejemplo, han sido
desmanteladas del sistema educativo estatal, fruto de una mala
práctica alienante que no es nueva, sino que viene implatándose
insidiosamente desde hace más de cincuenta años. Estamos al
final de una época, donde la práctica educativa racional, basada
según recordamos en la cultura clásica, ha sido eliminada y
sustituida por residuos culturales o productos pseudo-culturales
de ínfima calidad.
La idea de una sociedad culta es algo que ya pasó a la historia
y si el tipo de educación contribuye a la formación de un modelo
de hombre en particular, el producto directo de esta nueva
sociedad post-cultural es una criatura masificada y autista, cuya
misión fanática será la propagación global del humanismo ateo
y la fragmentación de la integridad humana. Como dice el
Corán: «No puede haber dos corazones en el pecho».
Son innumerables las imperfecciones del sistema educativo
estructuralista en el que son adoctrinados los niños españoles y
europeos, comenzando por la ya enunciada esquizofrenia entre
la intención y la acción, entre el dicho y el hecho, entre la teoría
y la práctica; el fanatismo ateo y la pseudoreligión de los
derechos humanos; la falta de respeto y la desobediencia a los
modelos de autoridad; la uniformidad y la tiranía de un
pensamiento y comportamiento único; la falta de modelos y
valores elevados que conducen a la mediocridad y a la bajeza;
el endeudamiento criminal y el voraz consumismo; la anarquía y
la permisividad; la confusión y el oscurantismo; la falta de
criterio y la sumisión a un sistema corrupto; la desinformación y
la incultura; la falta de bondad y generosidad y un largo
etcétera. Alguna bondad debe tener, sin duda, pero no tan
sobresaliente como para que abandonemos la idea de que este
producto suyo sea el ciudadano culturalmente más estéril y
decadente de la historia.
Si comparamos científicamente el sistema káfir y el nuestro, y
es algo que es forzoso hacer, comprobaremos que son dos
sistemas totalmente opuestos y, por eso mismo, enfrentados e
irreconciliables. Son dos eternos enemigos, ya que el noble
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propósito de Islam es elevar y dignificar a la criatura humana,
mientras que cualquier tipo de educación, con la káfir a la
cabeza, que se aleje de este paradigma primigenio, degrada y
rebaja al hombre a lo más bajo.
Si persistimos en la actitud de no elegir uno u otro de manera
total, más pronto que tarde, tendremos un hijo confundido,
desorientado, roto, y, por supuesto, infeliz. Porque con los dos
al mismo tiempo es imposible cuerdamente vivir. Está en
nuestras manos.
Dúa: Le pedimos a Allah que nos preste Su firmeza y valor para
llevar a cabo lo que creemos. Amín.
Fátiha.
II.
IMPORTANCIA
DEL
ENTENDIMIENTO
DEL
DESARROLLO PSICOEVOLUTIVO DEL NIÑO. DEFINICIÓN
DE DESARROLLO.
Vamos a continuar con los fundamentos evolutivos del niño y
con la formulación de una pregunta: ¿Qué hizo de nosotros la
clase de niños que fuimos y el tipo de adulto que ahora somos?
Responder a este interrogante es lo que pretende el estudio del
desarrollo humano, ya que el estudio apropiado de la
humanidad es el hombre. Esta premisa es compartida por los
más eminentes antropólogos filósofos, y también en esta misma
línea, pero dando un salto cualitativo, nuestro Sheij nos aclara
que “en la ciencia de la antropología original y completa, que
trata del estudio del hombre, basta con el estudio de uno mismo
para poder entender la situación cósmica total de la especie
humana. Tú eres el hombre total, pero no tal como eres ahora.
Muhammad, Paz y bendiciones de Allah con él, es la medida del
hombre porque es “al-Insanul kamil”, el hombre totalmente
perfecto”.
Éste es el marco de referencia de calidad y de cordura al que
todos los musulmanes tienen que dirigirse e imitar. Con esta
aclaración entenderemos mucho mejor que el estudio de la
niñez nos ayuda a entender a todos los seres humanos.
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El desarrollo infantil es un proceso de cambios cuantitativos y
cualitativos continuos, pero gradual, irreversible y complejo.
Aunque todos los niños del mundo pasan a través de las etapas
del desarrollo en la misma secuencia y de acuerdo con la misma
cronología general, la variedad que existe dentro del desarrollo
normal permite también importantes diferencias individuales.
Esto quiere decir que cada niño tiene su propio ritmo de
crecimiento dependiendo de su herencia, su madurez fisiológica,
la riqueza de su medio ambiente, su capacidad de aprendizaje y
su motivación, y Allah sabe. Este factor del ritmo es importante
porque evita las odiosas comparaciones con los niños de la
misma edad. Sólo precisamos recurrir a ellas en el caso de
detectar alguna señal alarmante.
Es cierto que existen edades promedio, pero indiscutiblemente
deben ser consideradas de manera suficientemente flexible y
sólo cuando un niño se desvía de forma excepcionalmente
extremada de ese patrón promedio o tipo, es posible
considerarlo avanzado o atrasado en su desarrollo.
Otra de sus características relevantes es que no se produce exnihili, es decir, en el vacío, sino que el desarrollo infantil
necesita de un medio o ámbito dinámico para expresarse. Es
también un proceso madurativo, ordenado y bien dirigido, a
nivel psicofísico y que siempre evoluciona gradualmente, paso a
paso; donde no se pasa a la siguiente etapa si la anterior no
está superada, y si esto ocurre, acarreará un coste, ya que si se
queman etapas o el desarrollo es tan rápido y vertiginoso que
se haga imposible de asimilar, en el futuro pueden surgir
episodios críticos. Al mismo tiempo sigue la pauta de lo simple a
lo complejo en cada nuevo progreso.
De antiguo viene la controversia de qué factor interviene o
influye de manera determinante en el desarrollo, si la herencia o
el medio ambiente. En el pasado las personas tendían a adoptar
radicalmente una de estas dos posiciones y a considerar que el
niño se encontraba a merced de una u otra sin que tuviera nada
que aportar. Pero esta dicotomía ha sido superada y
actualmente somos conscientes de que no podemos separar los
efectos de ambas influencias en nosotros mismos. El legado
genético establecería los límites para el desarrollo y el medio
ambiente condicionaría el grado hasta donde es posible
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desarrollar ese potencial. Es éste el mejor campo de actuación
de niños, padres y educadores.
Podemos dividir en cuatro las etapas psicoevolutivas:
1ª Etapa.- Desde la concepción hasta el nacimiento
(embarazo): basada en el bienestar personal y social de
la madre.
Para nosotras es muy importante conocer por boca del
Mensajero de Allah, saws, este hadiz: “Ciertamente que la
creación de cada uno de vosotros se reúne en el vientre
de su madre: durante 40 días en forma de germen, luego
es un coágulo por un período igual, después un pedazo de
carne por otro período igual, y luego se le envía el ángel
que sopla el espíritu en él y se le encomiendan cuatro
asuntos: escribir su sustento, el plazo de su vida, sus
obras y si será feliz o desgraciado”.
Es asombroso comprobar que en una época donde aún no se
había investigado científicamente el desarrollo prenatal, los
musulmanes
ya
hubieran
adquirido
ese
conocimiento
procedente de la Revelación. Los expertos distinguen tres
etapas diferenciadas en el desarrollo fetal: la primera, llamada
“germinal”, caracterizada por la rápida división celular; la
segunda o “embrionaria”, donde se produce el progresivo
crecimiento y diferenciación de los principales sistemas y
órganos del cuerpo, y la tercera y última, denominada “fetal”,
en la que se produce el perfeccionamiento y grosor final del
niño. Hoy nos maravillamos de la proverbial semejanza entre
ambas concepciones.
Es un tiempo en que el estado emocional de la madre cambia
positivamente debido a la producción de hormonas,
favoreciendo con ello el absoluto reposo y la tranquilidad en el
útero del niño, ya que todas sus necesidades están satisfechas.
La madre influirá en el estado de bienestar del niño, y el estado
de bienestar del niño influirá favorablemente en el estado
general de la madre. Será muy importante cuidar el ambiente
familiar y que tanto el marido como los demás hijos se esmeren
en su atención y cariño. Además del trato comprensivo y
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afectuoso la embarazada reclama una convivencia agradable y
pacífica.
Tal como bien dice el Corán: «Hemos recomendado al
hombre ser bondadoso con sus padres; su madre le llevó
con fatiga en su vientre y dio a luz con pesadumbre» (46,
15)La maternidad, aun no siendo una enfermedad propiamente,
por su gran despliegue de fuerzas y de desgaste psicofísico, está
considerada hoy como un estado estresante. Si añadimos los
intensos años de crianza con sus desvelos, preocupaciones y
privaciones, estaremos totalmente de acuerdo con el Corán. El
hadiz es concluyente: “Sé bondadoso con tu madre… luego
con tu padre”.
Todas recordamos la época del embarazo como una experiencia
excepcional que cambió sustancialmente nuestras vidas. Lo que
ese tiempo de espera ilusionada significó en la relación y el
vínculo afectivo con nuestro hijo. Tampoco olvidamos la inefable
vivencia del alumbramiento y sus bendiciones y mucho más si la
comparamos con el ambiente aséptico y deshumanizado en que
los niños de este tiempo son traídos al mundo. No debemos
permitir que nos aparten del saber de nuestra tradición en un
momento como el parto; porque ello significa controlar y
gobernar nuestros actos más trascendentes. Vivir no es una
abstracción, es una realidad palpitante y las mujeres, como
generadoras de vida, debemos conocer los beneficios que
aportamos a la humanidad.
2ª Etapa.- Desde la lactancia hasta el destete (0-2 años):
basada en la comunicación madre-lactante.
Esta etapa reviste una capital importancia en la vida del niño.
Desde el primer momento la lactancia es una misericordia
porque aúna tanto el beneficio fisiológico, como la facilidad para
estrechar los lazos afectivos entre madre e hijo.
En Islam la lactancia desempeña un papel fundamental debido a
que crea relaciones iguales a los de sangre. Aunque la mejor
leche para un niño es la de la propia madre se pueden dar
situaciones especiales, como no tener suficiente leche o estar
enferma, o que el niño sea huérfano, o bien, querer establecer
fuertes lazos con otros musulmanes en los que se haga
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necesario y conveniente dar el pecho a un niño que no es el
nuestro. Los que han tomado la misma leche tienen el rango de
hermanos, por lo mismo Islam prohíbe el matrimonio entre los
hombres y las mujeres que han mamado la misma leche
materna. Éstos se asemejan entre ellos como los que tienen la
misma sangre, porque ambos elementos –leche y sangreforman la constitución física y el carácter del niño.
El valor y el significado de este acto se comprende mejor al
analizar las consecuencias que se pueden derivar de la manera
en que ese alimento es dado por la madre a su hijo. Nuestro
Shaij ha dicho: “La realidad es que todos somos alimentados,
pero el alimento contiene “algo” más; una energía que si es
saludable produce en el niño la sensación de seguridad, de
encontrarse a salvo en el proceso divino. Si este “algo” está
envenenado transmitirá los miedos y la ira de la madre. Así
pues, la madre es el primer maestro del niño y el niño que ha
sido bien alimentado, en este sentido completo, es el que se
siente más satisfecho. Por el contrario, el niño que no ha
recibido esta sensación de bienestar se asustará y buscará
después en la comida misma esa compasión y consuelo que
acompaña al alimento pero que faltaba en su caso… Este ser
concreto experimentará un vacío interior que se manifestará en
primer lugar como hambre y sed físicas y luego cada momento
de insatisfacción y vacío lo trasladará a la esfera emocional. La
ansiedad y la avidez de la persona se dirige entonces hacia el
“otro”. Se come al otro. Primero la leche, luego la madre. La
guerra y el afán de conquista no son más que el continuo
devorar del niño insatisfecho y no importa la forma cambiante
de ese apetito, pueden ser expectativas de reputación, de
popularidad, de castigo, de poder, de riquezas, de lujos o de
cualquier otra cosa. Todo ello en realidad no es más que la futil
expectación de la perdida transacción–sabiduría de la infancia”.
Aquí terminan las palabras del Shaij.
Toda la etapa está destinada a servir a la conservación de la
vida del niño. Cuando nace es la criatura más frágil y vulnerable
de los mamíferos, por eso necesita múltiples y constantes
cuidados. Si la madre es la principal provisora de tal
satisfacción, es lógico que la unión entre ellos sea total y que la
primera ligazón a la madre influya sobre las futuras relaciones
afectivas. Esta primera relación es tan exclusiva que corre el
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riesgo permanente, si no nos prevenimos contra ella, de
convertirse también en excluyente.
Aquí, sólo a disguto, incluso con celos y agresividad, reparte el
niño el amor de su madre con los restantes miembros de la
familia. Tanto es así que también de aquí partirán su inclinación
y simpatía hacia los seres que le aportan sentimientos de
satisfacción y seguridad y que responden a sus intereses.
Pararelamente, su rechazo a aquellos que le producen dolor y
temor y que niegan sus deseos. Con todo esto el niño manifiesta
su absoluta necesidad de que todo gire alrededor suyo con el
único propósito de conservar su vida y guiarse por este patrón
primario de placer-displacer es de gran ayuda en estos
momentos.
El
narcisismo
y
el
egocentrismo
sirven
fundamentalmente para su supervivencia en esta etapa más
vulnerable.
A lo largo de estos dos años observamos un rápido crecimiento
en peso y estatura, a menos que sufran alguna enfermedad
grave o una fuerte privación emocional; al mismo tiempo su
habilidad de movimiento corporal también va mejorando
progresivamente. Correlativamente le ha acompañado el
desarrollo cognitivo que es la manera en que el niño dispone de
su inteligencia para adquirir nuevos aprendizajes y adaptarse a
las nuevas situaciones. Las experiencias tempranas son
fundamentales en esta fase sensomotora debido a que los niños
aprenden a través de los sentidos: con el gusto, saboreando;
con la vista, observando; con el oído, escuchando; con el olfato,
oliendo y con el tacto, tocando.
Al final de esta etapa él ya está fisiológicamente preparado para
enfrentarse al nuevo reto del destete. Con éste el niño da su
primer paso hacia su propia autonomía como ser independiente
y distinto de la madre. Sin este logro se entorpecerá su paso a
la madurez, para lo cual la madre debe propiciarlo y estimularlo.
El hijo ha dejado de ser un bebé para convertirse en un niño
pequeño. Poco a poco va desprendiéndose del halo
sobreprotector materno y se encaminará hacia su próxima meta
sin dilación.
3ª Etapa.- Desde el destete hasta que anda (2-4 años):
basada en la relación del niño con su entorno próximo.
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Es raro que destetemos a un niño a los dos años y no ande
todavía, pero cuando decimos que anda nos referimos a hacerlo
sin vacilación y con una intencionalidad. Es una experiencia que
le reportará tal entusiasmo que creerá que ya es mayor. En un
corto intervalo de tiempo el niño será capaz de desplegar un
amplio repertorio de conductas que le harán sentirse cada vez
más seguro de sí mismo. A esta edad el niño es un pequeño
narciso y un torbellino de actividad. A pesar de sus visibles
progresos todavía no ha logrado separar completamente la
realidad de la fantasía y gran parte de su capacidad lingüística
es como él mismo, egocéntrica, esto significa que todavía no es
capaz de tener los puntos de los demás en cuenta, no tiene más
perspectiva que la suya. Con su mirada subjetiva ve el mundo
de los otros.
Su inteligencia es preoperacional, o lo que es lo mismo, es
capaz de representar algo que no está presente. Antes de los 2
años observábamos que el pensamiento del niño no era lógico,
ni racional, sino que estaba muy ligado a lo real, a lo concreto, a
lo presente y para conseguir algo ponía en movimiento toda su
actividad motora.
Por otra parte, el desarrollo afectivo no está ya tan condicionado
al patrón placer-displacer. Ahora, el niño es capaz de
experimentar distintos sentimientos al mismo tiempo, conforme
va ampliando su círculo social y su mundo externo.
Sin duda, el eje sobre el que gira este paso evolutivo es el de la
autonomía. Esta cualidad le permite interactuar y explorar su
entorno. El niño está descubriendo que actuar solo y sin ayuda
tiene sus ventajas. Le permite desapegarse de su madre y
acercarse a otros miembros importantes de su familia, como su
propio padre y sus hermanos. También le permite ejercitar su
voluntad. Ahora que ha visto que puede, también ha
descubierto que quiere hacerlo a su modo y a su antojo. Ha
visto que si sigue su antojo contraría a su madre. He aquí su
primer conflicto serio: obedecer a su madre y tenerla contenta o
hacer su capricho y contentarse él, ¿qué hacer? Normalmente
todos los niños dicen ‘no’. Todo es ‘no’. Por eso a esa conducta
negativista se la conoce como ‘crisis de oposición’ o ‘del no’. Su
característica principal son las rabietas, conductas que se
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producen cada vez que se le contraría en sus deseos. Estas
crisis suelen ser pasajeras y necesarias en su evolución pues le
ayudan a reforzar su yo o reafirmar su identidad como
individualidad aparte de los otros y a diferenciar entre el ‘yo’ y
el ‘tú’. Su objeto es reafirmarse como un individuo bien definido.
La tarea de la madre ahora es esforzarse por equilibrar la
curiosidad y ansias de independencia del hijo con su seguridad
física y emocional. Y, además, tener mucha paciencia.
Entre su frenética actividad y su terquedad negativista los
padres tendrán que introducir en su enseñanza las primeras
nociones de los límites, pautas sencillas y comprensibles por las
que los niños intentarán moldear sus conductas.
Sus medios de aprendizaje son ahora fundamentalmente el
juego y el lenguaje, pero aunque aprenda jugando con los
demás niños, también es cierto que juega principalmente solo
porque aún su juego es egocéntrico. Esporádicamente también
comparte juegos y juguetes con los niños de su edad, pero su
trato con ellos aún es bastante caprichoso: o se muestra
agresivo y les pega, o bien se torna mimoso y les besa, pero la
mayor parte de las veces se muestra indiferente.
Al final de esta etapa se produce otro avance significativo en el
desarrollo del lenguaje y de la inteligencia que se manifiesta –
por eso se la conoce como edad ‘interrogadora’- en el continuo
bombardeo de porqué”. Se pasa el día literalmente
preguntando, pero aunque llega a ser agotador, se intentará
responder en la medida de nuestras capacidades, ya que son
preguntas encaminadas a encontrar una explicación racional a
los fenómenos que despiertan su interés. De esta manera, los
niños también son estimulados a seguir aprendiendo al
satisfacer su sed insaciable de conocimiento. Los niños tienen el
derecho de ser enseñados y orientados por sus mayores y a que
su ámbito familiar sea dinámico, creativo y estimulante a fin de
motivar y potenciar su total desarrollo.
El niño aprende porque es naturalmente curioso y su madre
debe esforzarse por satisfacer esta necesidad. Todo niño sano
muestra curiosidad, gracias a ella va progresando. En su casa
debe encontrar y recibir ese estímulo.
15
El niño aprende básicamente imitando los modelos que le
presentan sus padres. El niño quiere ser como sus padres,
hablar como ellos, parecerse a ellos, hacer lo que ellos hacen, y
aún más, los niños aprenden a sentir lo que ellos sienten. Si son
generosos también ellos lo serán, si tienen paciencia la tendrán,
si se alegran por los demás, también ellos se alegrarán, si
aman, también ellos amarán. Es importante que padres y
maestros den buen ejemplo ya que es bien sabido aquello de “si
quieres dar lecciones, predica con el ejemplo”. Si un niño ha
sido bien tratado en esos primeros años, tratará bien él mismo a
los demás en el futuro.
Esto funciona así, de manera tan lógica, porque el niño cimenta
su carácter en la afectividad, por lo que nos preocuparemos de
cubrir sus necesidades de amor, de atención, de aceptación, de
orientación, de seguridad, de autonomía y también de control.
Ésta es la base del adab debido a nuestros hijos. Debemos de
estar alerta, porque aunque es bien conocido el papel de
formadora del carácter positivo de la madre en el niño, tampoco
lo es menos el del condicionamiento neurótico que puede venir
de su parte
El sentimiento de respeto a los padres es básico; porque al
modelo de autoridad se le atribuye omnisciencia y
omnipotencia. El sentimiento de respeto es una mezcla de
temor y de amor y constituye el fundamento de la conciencia
moral. Una orden sólo será sentida como obligatoria y
obedecida como norma cuando el que la recibe siente respeto
por el que la impone. La primera forma de conciencia moral es
la obediencia y la primera idea de bondad es el cumplimiento de
lo ordenado.
El final de esta etapa es el traspaso de poderes o de
responsabilidad de la madre en exclusiva, tanto al padre como a
sus mayores. Hasta ahora la seguridad del niño la representaba
el núcleo familiar –padre, hermanos y familiares cercanos-, pero
el siguiente paso será crear diferentes lazos afectivos fuera del
mismo, comenzando por los más próximos a ese círculo, como
los vecinos, los amigos de sus padres y sus hijos. Nuestras
amigas y demás mujeres musulmanas también pueden ser
madres de nuestros hijos, para ello sólo es necesario fomentar
16
la confianza mutua e investirlas de autoridad suficiente para que
funcionen como tales.
Hacemos como dice el Corán: «Adorad a Allah sin asociados,
sed bondadosos con los padres, los huérfanos y los
pobres, con el vecino allegado (o consanguíneo), con los
vecinos cercanos, con los amigos, con los viajeros y con
los siervos» (4, 36)
III.
IMPORTANCIA
DE
ESTA
ETAPA
EVOLUTIVA
CORRESPONDIENTE A LA ESCUELA INFANTIL.
4ª Etapa.- Desde la socialización hasta la escuela (4-6
años): basada en la relación con sus iguales y con los
modelos de autoridad.
Teniendo en cuenta que el niño en esta edad, llamada
preescolar, porque precede a la educación programada y formal
que se imparte en las escuelas, ya está en un momento muy
propicio de su desarrollo que le permite aprender nuevas y
variadas experiencias como una esponja, nos vemos en la
tesitura de dejarlo en casa con nosotros y nuestro círculo más
allegado o enviarlo fuera a guarderías o escuelas infantiles
estatales. Es evidente que las dos opciones tienen sus
inconvenientes, sobre todo cuando la madre no trabaja fuera de
casa y elegir entre ellas puede generar un conflicto abierto.
Veamos ahora una posibilidad intermedia, un ‘barzaj’, de
transición natural entre la casa familiar y la escuela extraña,
que podría convertirse en la solución inteligente a este problema
o, en menor proporción, podía ser una idea a discutir con
aquellas madres que no se la habían planteado nunca o la
habían descartado por utópica. También es posible, y están en
su propio derecho y es muy respetable, que haya otro grupo de
madres que no les merezca consideración alguna esta
posibilidad o bien que no sean partidarias de la misma.
De todas maneras, hoy quiero aprovechar esta magnífica
ocasión para proponeros esta alternativa y que la
entendiésemos y discutiéramos juntas y seriamente, con vistas
a la elaboración de un futuro proyecto de Escuela Infantil,
inshallah. No hace falta que os recuerde que sería una iniciativa
totalmente novedosa y nuestra. Por nuestra quiero decir que
17
sería un trabajo o una creación con patente propia porque, que
yo sepa, no tiene precedente.
Naturalmente se trataría de que fuera un proyecto especializado
en educación infantil en el que, en un principio, quedaría
descartado y excluido el trabajo de carácter aficionado o
informal, donde quedara claro que el personal asistente debe
tener algún tipo de capacitación o preparación en educación
infantil.
De acuerdo con esto hemos contemplado que la educación de
los primeros años puede producir una impresión mucho más
profunda y duradera que las experiencias posteriores.
Basándonos en esta premisa, ahora se trata de conciliar y
sumar lo adquirido, antes que restar y confrontar. Sería subir
otro peldaño de la misma escalera, con el consiguiente
mejoramiento e incremento de lo aprendido hasta ahora.
Las experiencias que corresponden a esta edad previa a la
escuela son especialmente útiles y valiosas para ayudar a los
niños, sin la hipervigilancia y sobreprotección materna, a tratar
y relacionarse con otros niños de su misma edad, sus mismas
características e intereses, y con otras personas adultas fuera
de su círculo familiar menos consentidoras y más imparciales.
Para los nuevos aprendizajes sociales, cognitivos y afectivos que
requiere esta etapa es imprescindible, sobre todo cuando se
trata de un buen número de niños diferentes, el recurso de
algún método adecuado de disciplina que nos sirva de apoyo.
Cuestión que en estos tiempos algunos padres rechazan
tajantemente y de antemano, por considerarlo traumatizante
para sus hijos. Actitud que personalmente me parece
incomprensible. Está meridianamente claro que estos padres
han malentendido el concepto de disciplina, quizá por
reminiscencias con el método riguroso y primitivo con que
fueron ellos mismos enseñados. Muy lejos de eso, se trata en
todo caso de un medio y no de un fin en sí mismo, que
demuestra ser muy eficaz para conseguir la habilidad del
autocontrol y el autodominio del niño en aquellas situaciones
sociales que lo necesitan.
18
Esta experiencia es mucho más fácil si previamente la ha visto
en sus padres. Hemos recalcado que la mejor manera de educar
es sustentarla en el valor del ejemplo, que no es más que hacer
un esfuerzo por lograr la congruencia o coherencia entre lo que
se dice y lo que se practica. Repetimos que el aprendizaje de la
conducta “tener disciplina”, como las demás, se facilita
considerablemente si tanto los padres como los educadores y
maestros sirven de modelo de esas conductas.
Esta es la clave, porque no todo lo que se enseña
intencionadamente se aprende; y viceversa, para que se
aprendan conductas que no se han pretendido conscientemente
enseñar.
La práctica educativa no es unilateral como se cree, esto es, en
una sola dirección, de padres y maestros al niño, sino que es
bilateral, de adultos a niños y de niños a los padres y maestros,
como seres vivos e inteligentes que son. Basta con poner un
único ejemplo, pero muy frecuente, donde se percibe el
absoluto control que ejerce el niño sobre la conducta de los
padres: el recurso del llanto para conseguir algo.
El buen uso de la disciplina no es ningún inconveniente a la hora
de ejercitar el propio autodominio y autonomía creciente del
niño, , antes bien, es una ayuda para no restar importancia a la
propia experiencia, observación y exploración del entorno por
parte del niño, porque a través de ello va conociendo cómo y
dónde aplicar lo que ya sabe y los cambios que debe introducir
para adaptarse a las nuevas situaciones. Poco a poco va
reestructurando sus propios esquemas de pensamiento para
encontrar sus propias soluciones ante los sucesos o hechos
novedosos o extraños para él, lo cual favorece en gran medida
el desarrollo intelectual antes de la escuela.
No obstante, hay que tener en cuenta que es probable que este
desarrollo cognitivo no se consiga plenamente o se entorpezca
si el niño no consigue la suficiente confianza en sí mismo o en
su valía personal, ya que la opinión o el autoconcepto que el
niño tenga sobre sí mismo está estrechamente relacionado con
su capacidad para el aprendizaje y con su rendimiento. Esta
mala o buena opinión de sí mismo no es nueva, sino que se ha
19
venido fraguando desde muy pequeño en su relación con los
padres y sus mayores.
Un padre ingenuo puede creer que sobrevalorando entonces a
sus hijos puede rectificar la pobre opinión que ellos tengan de sí
mismos, pero se equivoca, ya que es más bien enseñándole a
discriminar de manera firme y clara entre una conducta
incorrecta y otra correcta, entre sus aciertos y errores, con lo
que estará potenciando tanto sus buenas aptitudes como sus
mejores actitudes. Esto es importante, porque sin una propia
estimación o valoración adecuada es mucho más complicado
que el niño se enfrente a sus aspectos más desfavorables, se
haga más difícil que acepte las críticas constructivas y que
además sean más fáciles de manejar y manipular por gente
aprovechada y desaprensiva.
Un niño seguro de sí mismo estará doblemente motivado para
aprender, puesto que mantiene siempre altas sus expectativas
de eficacia, y todos sabemos lo que desmotiva no tener
esperanza de éxito. Está claramente demostrado que los hijos
más motivados para aprender son aquéllos en los que sus
padres tienen altas o razonables expectativas, por lo que son
también más estimulados y atendidos por ellos.
A veces, a pesar de todo el interés y la dedicación de los padres,
algo falla, pero ningún conflicto dejará de solucionarse si se
emplea la empatía o la comprensión desde los puntos de vista y
la perspectiva del niño, si se tiene en cuenta su temperamento,
su momento evolutivo y sus necesidades.
Precisamente, volviendo a este punto de la empatía, hay un
aspecto psicológico, que no por ignorado e incomprendido debe
ser apartado, muy al contrario, debemos hacer un esfuerzo por
entenderlo aunque nos parezca extraño ya que nuestro propio
Sheyj nos ha hablado de él en repetidas ocasiones. Os voy a
hablar del complejo de Edipo y lo voy a hacer porque sin él no
podemos entender plenamente a los niños de esta edad.
En la antigua tragedia griega de Sófocles, Edipo era el hijo del
rey de Tebas, al que se había vaticinado que su propio hijo lo
asesinaría, por lo cual se deshizo de él y lo puso al cuidado de
una familia adoptiva. Cuando se hizo hombre, y sin tener
20
conocimiento alguno de quiénes eran sus verdaderos padres,
tuvo un encuentro casual que acabó con la vida del que resultó
ser su padre, el rey. Al llegar a Tebas se casó con la reina viuda
sin suponer todavía que era su madre. Al poco de descubrir la
verdad, se sacó los ojos quedando ciego y se impuso como
castigo el exilio de su reino.
Fue el psiquiatra Freud quien primeramente dio el nombre de
este héroe trágico al complejo universal por el que todos los
niños varones, durante su primera infancia, se enamoran
inconscientemente de sus madres y experimentan tendencias
asesinas o agresivas hacia sus padres.
De acuerdo con esta teoría, el niño de cuatro a seis años
aproximadamente dedica gran cantidad de energía amorosa a
su madre, mientras entra en abierta competencia con el padre
por el amor y el afecto de ésta. Inconscientemente, los niños
pequeños quieren tomar el lugar del padre con respecto a su
madre, pero se dan cuenta de que están en inferioridad de
condiciones. Se ven envueltos en un torbellino de sentimientos
contradictorios o ambivalentes: por una parte, siente verdadero
afecto por su padre y por otro, auténtica hostilidad, rencor,
rivalidad y temor.
Inmersos en esta mezcla de sentimientos, observa a las niñas y
cree que están castradas por el padre y temiendo la misma furia
castradora por su parte reprime los deseos incestuosos hacia la
madre. Con ello, deja de momento de ser el rival del padre y
comienza a identificarse con él y a aceptar sus normas y
valores.
Paralelamente, las niñas también pasan por el mismo proceso,
pero a la inversa, llamado complejo de Electra. Ésta, heroína de
Eurípides, fue quien instigó a su hermano Orestes a matar a su
madre y a su amante Egisto para vengar el asesinato de su
padre Agamenón, rey de reyes, a quien adoraba. Sigue el
mismo patrón comportamental y emocional del Edipo: la niña
ama a su padre, teme a la madre, reprime esos sentimientos y
se identifica con el modelo que le ofrece su madre.
¿Por qué es importante entender la trascendencia de todo esto?
Porque lo que pasa en la familia repercute en el futuro de la
21
sociedad. Sheyj Abdalqadir nos advierte por su parte que: “por
la naturaleza misma de la existencia familiar, eminentemente
triangular o nuclear que vivimos hoy en la sociedad moderna, el
niño proyecta sobre la madre, en la esfera afectiva, una
conexión que inhibe su paso al estado adulto, lo cual significa
que el varón en su infancia no es capaz de reconocer al otro… El
hecho de no poder satisfacer este deseo, lo atrapa y hace
imposible el encuentro con el otro. Éste nunca se produce
porque la separación entre la madre y el niño no se ha
efectuado aún. En vez del paso al estado adulto, estado que
supone la existencia de la mujer como compañera, se produce
un corte en seco, porque el hombre-niño prefiere el vínculo ideal
con la madre, que es igual que fantasear con la mujer perfecta
o ideal, lo cuál es imposible, y que le permite estar conectado
emocionalmente y eternamente con la madre.
Se evita el dolor de la separación y se aplaza el presente hacia
un sueño futuro, siempre imposible de realizar. El hombre llega
a la madurez sin haber roto con la madre en el terreno afectivo,
y, en consecuencia, nunca ve en la mujer que ha tomado por
esposa a la compañera con la que comparte su vida y, en el
momento que nace el hijo, empieza a llamarla “madre””.
El Sheyj continúa iluminando esta importantísima cuestión: “el
Estado institucionaliza el complejo de Edipo mediante una
estructura neurótica, en la que ofrece una realidad ideal que
sólo puede producirse en el futuro, siempre aplazado para la
próxima vez. El Estado y los políticos lo resuelven y nosotros
sólo tenemos que esperar dócil y pasivamente, sólo debemos
preocuparnos de la familia, no tener otro proyecto que el de la
familia… El Estado ideal es dicha infantil futura: la unión
imposible con la compañera incestuosa. La libertad sexual es el
premio del Estado, pero el precio que hay que pagar es la
esclavitud. La fraternidad, la negación del opuesto, la mujer
madura e independiente, es suplida por una hermandad mental
que asegura que todos somos iguales.
Layo, el padre de Edipo, es asesinado. Los reyes, decapitados.
El incesto nos hace a todos iguales, nadie es superior, entonces
nadie nos manda. El instrumento del poder estatal es la usura o
la deuda con interés, que tiene la función de retrasar el
encuentro con la realidad y mantener la culpabilidad, ya que el
22
pago siempre es aplazado y el
enfrentamiento del miedo al pago…”
aplazamiento
evita
el
“La única respuesta dinámica y adulta es la formación de una
sociedad reeducada y orientada a un proyecto común, en la que
el hombre ya no será edípico y antepondrá el proyecto de una
sociedad noble y justa a su proyecto personal, y la mujer noedípica dejará de intrigar en perjuicio de nadie y se dedicará a
expresar su verdadera femineidad, basada en la compasión y el
realismo, abandonando todo rastro de masculinidad, adquirido
para elevar su propia autoestima, maltratada en el hogar
burgués. El crecimiento del niño quedará libre pues, de la
atadura de la madre, debido a que ella estará dispuesta a
colaborar con su marido de manera adulta, animándole a
emplearse a fondo en aquellos proyectos que implanten los
valores superiores de la vida. Para ello la condición clave es la
selección consciente de la pareja, en la que quedará excluida la
compañera, imagen de su madre.”
Y termina: “Es necesario el establecimiento de un nuevo sistema
educativo que preserve la espontaneidad y determinación de los
jóvenes para toda la vida. Este nuevo sistema educativo que
hemos de luchar para procurarnos es la enseñanza del Islam,
con todas sus consecuencias”.
Creo que no se puede decir nada más claro y más concluyente.
Es totalmente necesario que nos acostumbremos a este elevado
lenguaje y que asimilemos su contenido si es que queremos
sobrevivir al nihilismo actual.
Con la resolución del complejo edípico, el niño estará bien
equipado para embarcarse con éxito en el desarrollo de su
socialización, entendiendo por este concepto el conjunto de
procesos que ayudarán al niño musulmán a interiorizar las
reglas, normas, creencias, actitudes y costumbres imperantes
en nuestra noble comunidad islámica y en la que ingresará
como un individuo autónomo y, al mismo tiempo, necesitado de
una gran familia social, esto es, de los demás, de los otros (de
la comunidad en definitiva).
23
IV. ACTIVIDADES APROPIADAS A LA EDAD EVOLUTIVA
DE 2 A 4 AÑOS. TALLERES DE FORMACIÓN.
A)
1. Línea base: necesidades.
2. Materiales y juguetes educativos.
3. Pequeña biblioteca: libros con imágenes, de ilustraciones y
grandes relatos clásicos adaptados o no.
4. Pequeña ludoteca: Espacio con garantías de seguridad al
aire libre con actividades respetando el juego solitario o
cooperativo. Materiales básicos: arena, agua, bloques de
madera, pelotas, bolos, ruedas de caucho, etc. Espacio
interior con juegos educativos invitando al reposo
y a
la tranquilidad: de clasificación, de construcción, de
secuencias, arcilla y plastilina, etc.
5. Pequeña discoteca: cassetes y CDs de canciones.
Aprender canciones, mejor con rima.
Escucharlas.
6. Cuentos clásicos: narración dramatizada. Escucharlos.
Contarlos.
7. Taller de títeres: inventar una pequeña historia entre
todos, construir el teatrillo y los personajes de manera sencilla
pero vistosa.
8. Taller de psicomotricidad: Aprendizaje del esquema
corporal, lateralidad, motricidad gruesa, a través del movi
miento, de gimnasia sencilla, saltos, carreras, etc.
Material: moqueta lavable.
9. Pequeños aprendizajes: recitación de poemas sencillos
con rima, adivinanzas, vocabulario (ampliarlo, vocalizarlo, etc.);
pequeñas preguntas de comprensión: ¿quién es, cómo es, para
qué sirve?, etc; recados, canciones, ritmo, pequeñas
coreografías, nociones elementales de tiempo, espacio, color,
forma, olores, sabores, nombres de animales, etc.
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B)
1. Formación para la preparación de las actividades elegidas
como más acordes por parte del grupo de madres.
2. Revisión de actividades.
3. Formación de personas asistentes auxiliares.
Las actividades deben ir dirigidas a desarrollar y potenciar
cualidades como: la atención, la comunicación verbal y corporal,
la fluidez verbal, la creatividad, la memoria auditiva, la memoria
visual, la coordinación visomotora, el vocabulario, la
imaginación, el ritmo-tiempo, la socialización (trabajo en
grupo), la dramatización, la observación, etc.
4. Información de la comunicación no-verbal o gestual que
presentan los niños de esa edad.
5. Necesidad de asesoramiento psicopedagógico en caso de:
-
lenguaje deficiente o extraño. Mutismo
psicomotricidad muy atrasada
dependencia o fijación materna extrema
trastornos recurrentes del comportamiento:
rabietas, agresión, etc.
- dificultades acentuadas de relación…
llanto,
V. PUESTA EN COMÚN DE LOS DIFERENTES MÉTODOS
EDUCATIVOS EMPLEADOS POR LAS MADRES.
- Discriminación entre usos correctos e incorrectos.
-
Deseable acuerdo o concenso en las pautas educativas.
Este punto fue tratado mediante la exposición informal por parte
de cada madre del mecanismo educativo empleado con sus
hijos, donde se detectaron las pautas fundamentales y
concretas de sus usos, discriminando a continuación entre
aquéllas que resultaban correctas de las incorrectas, entre las
que eran más útiles de las menos útiles, para un posible
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acuerdo de funcionamiento en su proyecto en marcha de la
Escuela de Madres. No fue nada fácil, ni hubo tiempo para
profundizar y completar unas decisiones claras y concretas, pero
al menos sirvió para que nos diéramos cuenta de que hay que
ser más escrupulosas con respecto al respeto entre nosotras a
la hora de tratar nuestras diferencias.
VI.
LECTURA COMPARTIDA DEL DISCURSO DE SHAIJ
ABDUL QADIR AS-SUFI “IMAN Y EDUCACIÓN”. Pronunciado
en Klontal, Suiza, el 14 de abril de 1990.
CONCLUSIÓN
No quisiera concluir este encuentro sin dejar de reseñar el
origen de la tarea que nos hemos propuesto emprender.
Empresa que pretendo retomar con renovada ilusión y
compromiso como un proyecto ideado a principios de los años
noventa bajo la indicación de nuestro Shaij Dr. Abdul Qadir asSufi. Por entonces él se mostraba muy interesado por mejorar el
bienestar personal y la unión de las mujeres, para lo cual se
organizó una ronda de reuniones encaminadas a reunir en
grupos a las mujeres en orden a sus preferencias y habilidades,
tales como la salud, la alimentación, la economía doméstica o el
cuidado de los niños, entre otras.
A mí concretamente me pidió que me encargase, una vez
interesado por mis estudios en Psicología, de la puesta en
marcha de un espacio donde atendiera con todas las garantías a
un grupo de niños de cuatro años en adelante. Antes de esa
edad no era necesario ya que se da por supuesto que la madre
es la figura imprescindible en la crianza del niño.
Se puede comprobar que la indicación del Shaij era lo
suficientemente abierta como para realizarla con total libertad;
sin embargo, me bastó para tener una idea muy clara de lo que
quería para estos niños. Se puede resumir en unas pocas pautas
que serán las bases imprescindibles, los sólidos cimientos y el
marco de referencia sobre los que se sustentará el trabajo:
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- Protección a nuestros hijos pequeños de posibles
guarderías o “rediles estatales”, proporcionándoles un
espacio protegido, propio y coherente con nuestras
creencias, y en el que se puedan desarrollar
espontáneamente sus capacidades naturales o de fitra
bajo la tutela de personas con misericordia y conocimiento
del Din.
- Dotación selectiva para ellos de los elementos más
apropiados y naturales, como tierra, agua, aire y madera;
instrumentos básicos para la exploración activa y creativa
de la naturaleza y de su entorno cercano.
- Prevención y limitación consciente, en ningún caso
prohibición, de las ocupaciones habituales y centrales de
cualquier guardería, como rellenar fichas, dibujar sin
control y compulsión por actividades grupales, cuya
finalidad o propósito es desmantelar y desestructurar la
compleja integridad del niño con el objeto de convertirlo
desde muy temprano en ciudadano servil y útil al Estado.
- Inicio como la semilla, que ya promete el futuro árbol y
fruto, con sumo cuidado y delicadeza, con un grupo
pequeño de niños, creciendo poco a poco, orgánicamente,
en función de nuestras aspiraciones e inspiraciones, con la
pretensión de un fuerte arraigo y una amplia expansión y
difusión.
Esta es la clara fuente de transmisión de nuestro Shaij, y el
punto de partida, sobre la que tengo puesta toda nuestra
esperanza de futuro, insh´Allah.
Nuestra escuela infantil, a diferencia de las actuales
instituciones educativas públicas o privadas, está en período de
gestación debido a que es una experiencia eminentemente
pionera; pero que parte con algo fundamental, aún de manera
incipiente, nuestros propios y clarificados recursos humanos.
Queda por delante el arduo pero apasionante trabajo de
desarrollo de todos los elementos que han de componer un
proyecto de particular importancia para nosotros, ya que con
ello, en clave metafórica, estaremos abonando y preparando la
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tierra sobre la que ha de crecer la hermosa planta, el fruto
pleno que significa cada uno de nuestros hijos.
Aisha Simino
Granada, enero de 2009
I Jornadas Educativas
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