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1er. Congreso Internacional Virtual en Discapacidad y Derechos Humanos
Utilizando viejos conceptos para viejas y actuales problemáticas
Marcelo Silberkasten
Hospital de Niños Ricardo Gutierrrez, Buenos Aires , Argentina
Resumen
Se trabaja sobre los conceptos de capacidades diferentes y minusvalía por ser los representantes
más cristalinos de momentos conceptuales diferenciales de la problemática de la discapacidad. Se
articula minusvalía con el concepto marxiano de plusvalía, el lugar de producción de la persona
con discapacidad (pcd), el lugar del fetichismo de la mercadería y el fetichismo de los sujetos
involucrados en el intercambio pcd-convencional. Se plantea al pcd como síntoma del capitalismo
y sus operadores ideológicos inmunológicos: el supercrip o ejemplo de superación y el concepto
de diferencia, concepto este que sin los cuidados del caso puede devenir concepto reaccionario.
Summary
It works with the concepts of different abilities and handicap for being the most crystalline
conceptual moments in the problematic of disability. Handicap with Marx's concept of surplus
value, the place of production of the disabled person (pcd), the place of merchandise fetishism and
fetishism of the subjects involved in the pcd-conventional exchange it articulates. It defind the pcd
as symptom of capitalism and its immunological idiological operators: the example of overcoming
or supercrip and the concept of difference, a concept that without the care of the case can become
reactionary concept.
Palabras clave: Minusvalía. Capacidades Diferentes. Plusvalia. Fetichismo. Supercrip
Key Words: Handicap. Different Abilities. Surplus Value. Fetishism. Supercrip
Durante las distintas etapas de tratar a los actualmente llamados discapacitados, se fueron dando
una serie de denominaciones (tullido, lisiado, minusválido, discapacitado, capacidades diferentes,
funcionalidades diversas…. La lista no termina nunca). Pero ¿porque? ¿tendremos otros nombres
a futuro?
Es evidente que los cambios de la denominación son en consonancia con los marcos ideológicos
de época de pertenencia.
Y por supuesto tienen efectos identitarios. Siguiendo a Judith Butler (2010), tienen efectos
performativos cuando esos términos son incorporados subjetivamente. Como alguien es
nombrado y a su vez se nombra forma parte de los procesos identitarios, donde también se
encuentra la mirada (en el sentido más escopico del término), los valores sociales que del nombre
se porta (no es lo mismo denominar a alguien discapacitado hoy día que hace cincuenta años)
Debemos aclarar aun más el punto: si bien consideramos que es performativo la denominación
que de alguien se hace, genera indudables efectos (no lo negamos), consideramos que también
es performativo las condiciones económicas y materiales en las que vive el sujeto. Y esas
condiciones materiales consideramos que generan denominaciones, aunque debemos reconocer
lo contrario: también es cierto que las denominaciones generan efectos materiales y económicos.
En este discurrir se corre el riesgo que de acuerdo al marco de pertenencia se le dé una prioridad
excesiva a una condición a expensas de la otra. Así los psicoanalistas y los lingüistas, los que
vienen del mundo de la letras (como Judith Butler) consideraran más performativo la palabra, la
nominación. En contraste, un economista podrá el énfasis en las condiciones económicas y
materiales. En lo que a nosotros respecta, seremos indisciplinados con las disciplinas.
Ahora bien, nos queremos detener en dos denominaciones en la larga lista. Simplemente porque
son los más cristalinos ideológicamente. Estos son Minusvalía, no muy usado actualmente y el de
Capacidades Diferentes de reciente implementación pero con suerte diversa en cuanto a su
aceptación.
El más moderno, de “Capacidades Diferentes”
puede ser visto como un eufemismo bonito, sin
embargo a todas luces fue producto de una búsqueda activa, consciente, de buscar una nueva
denominación.
Como palabra “artificial” adopta una posición de ser la denominación
“políticamente correcta”, la que se Debe decir, la que se Debe pronunciar. En definitiva la que se
usa en discursos, reuniones, escritos, carteles públicos, folletos diversos, la que se encuentra en
manuales de estilo periodísticos…. y la que depende del lugar que se hable se va a usar o no.
Sin embargo tiene dificultades en su utilización, y el hecho del término discapacidad cambio su
lugar gramatical como adjetivo en lugar de sustantivo resolvió varios problemas: “sujeto con
discapacidad” (SCD) es evidentemente más descriptivo, más justo, mas relacionado con la verdad
de los sujetos aparte de que deja de ser peyorativo del “discapacitado”
De cualquier manera, todas la denominaciones que se utilizan para denominar este campo tan
heterogéneo, son, todas un eufemismo; esto es deja lado una serie de significaciones que quedan
ocultas, veladas.
“Capacidades Diferentes” nos permite poner en un primer plano las capacidades, sacando el
deficit como lo principal.... pero deja de lado que es una diferencia en menos, la “diversidad de las
funciones” deja de lado, oculta, que la diversidad consiste en tener un paquete de opciones
reducido a la hora de elegir las acciones cotidianas. Pero permite valorar los aspectos funcionales
que si se tienen. Y por otro lado tienen la dificultad que si todos tenemos capacidades diferentes,
inclusive una persona con alguna discapacidad, inclusive alguien que aperentemente no la tiene,
¿Como diferenciamos uno de otro? ¿Algunos tienen capacidades MUY diferentes y otros solo
diferentes?
Por otro lado conceptos más antiguos, no utilizados, como “débil mental” oculta, deja de lado, las
fortalezas que el sujeto tiene en diversas áreas, homogeiniza el psiquismo en una debilidad
general que no es tal, pero pone de manifiesto una debilidad a la hora de competir en el mercado
laboral, social, valorativo.
Y así podríamos analizar cada denominación, lo que queda en claro entonces, que en todos se
genera el efecto eufemismo, que este es irredectible al fenómeno. Las distintas denominaciones
no podrán abarcar nunca todas las cuestiones involucradas , tanto la diferencia en menos, como
los iguales derechos, como la necesidad de adaptar esos mismos derechos, adaptar las
obligaciones,
Como diría el psicoanálisis siempre hay un resto, imposible de ser evitado. Resto que genera
efectos.
Dejaremos la discusión de estos términos para más adelante para centrarnos en la otra
denominación, que actuaría como elemento reprimido, igualmente cristalino ideológicamente:
“Minusvalía”.
Se presenta en menos un Valor, no una función intelectual, física o sensorial.
Veamos como la OMS se encargó de definir minusvalía: “una situación desventajosa para un
individuo a consecuencia de una deficiencia o discapacidad que limita o impide el desempeño de
un rol que es normal en su caso en función de la edad, sexo o factores sociales y culturales”
Ahora bien, en castellano tenemos una suerte que vamos a explotar, cosa que no sucede en
ingles o en francés: la Minusvalía tiene un antónimo tan famoso como ella, que contiene en su
relación un valor de Verdad.
Aunque utilizado en un campo totalmente distinto: Plusvalía.
Donde el sujeto es aquel que tiene un valor productivo al que se le puede extraer un plus. Marx
fue el teórico que mas trabajo el concepto.
El concepto mismo valor hace no a la función sino al valor que a la función se le concede. Esta es
una definición:
“Plusvalía es la expresión monetaria del valor que el trabajador asalariado crea por encima del
valor de su fuerza de trabajo y que se apropia gratuitamente el capitalista. Esto es, la expresión
monetaria del plustrabajo. Es la forma específica que adquiere el plusproducto bajo el modo de
producción capitalista y forma la base de la acumulación capitalista” Marx (
Que Minusvalía sea el antónimo de Plusvalía no deja de ser impactante. Podríamos decir que
Minusvalía aparece conceptualmente en el auge del sistema de producción industrial. No
sabemos si cronológicamente dichos conceptos aparecen al mismo tiempo, pero su eje binario es
lógicamente contemporáneo.
La posición entonces del Minusválido es tal que podríamos realizar una nueva definición, por lo
menos a los fines de este trabajo: Para que un sujeto sea empleado en cualquier trabajo, es
necesario que este a cambio de su salario cree valor con su fuerza de trabajo. ¿Pero si eso no
ocurre?
Entonces si no ocurre podemos definir como Minusválido al sujeto al cual no se le puede extraer
plusvalía, es un inútil para el capitalista.
Trataremos en las líneas que vienen de sostener esta definición
Es, entonces, en un sistema de producción como el capitalismo, donde un sujeto que porta una
noxa, un deficit o un problema se transforma en minusválido siempre y cuando no se le pueda
extraer plusvalía. Si no es así, será alguien con algún problema, alguna enfermedad crónica pero
no será un minusválido/ discapacitado. El diabético, el miope, serian ejemplos clásicos de sujetos
con enfermedades crónicas, sin cura, dependiente de una tecnología (la insulina/lentes) y sin
embargo no se lo define ni como discapacitado ni como minusválido. Es que ambos, el diabético,
el miope, producen.
Si nuestra definición de minusvalía podemos tomarla como correcta debemos plantear el siguiente
corolario: El minusválido-discapacitado es síntoma del sistema industrial-capitalista.
Y en consecuencia no es síntoma de otros sistemas económicos, es mas el minusválidodiscapacitado es creación del sistema industrial -capitalista.
Vamos a defender ese corolario de la manera que sigue.
Para las sociedades modernas hay un universal ideológico denominado como “todos los hombres
son iguales ante la ley”. Y con eso derivar que tiene iguales oportunidades. Decimos que es
ideológico porque para el sentido común actual, la frase somos todos iguales y nadie es más que
otro, es vivido como una Verdad incuestionable. Cuando alguien osa posicionarse en un lugar
superior, se puede decir: ¿que se cree? ¿El rey de Inglaterra?, cosa que no sucedía en otras
épocas, donde efectivamente la gente creía, era un dato natural, no cuestionable, que había gente
superior y otra inferior.
La pcd es lo que pone en cuestión ese universal ya que si bien son iguales ante la ley son lo
menos igual (menos competitivos, o dicho de otra manera, el valor de su trabajo es menor) frente
a lo importante que es el sistema de circulación social, esto es el trabajo y la producción. La
persona es minus-válida porque vale-menos que los demás a la hora de vender su fuerza de
trabajo.
Y asimismo consideramos que la pcd es síntoma del capitalismo ya que hace al sistema de
producción capitalista se vea problematizado, lo desnaturaliza, le saca el ropaje como “modo
lógico y natural de producción e interacción” para pasar a ser “modo especifico de producción de
esta determinada cultura, de este sistema”. Y no solo cuestiona el modo natural, también le saca
el ropaje de “mejor modo de interacción social” ya que si fuera el mejor modo no dejaría a sujetos
fuera del sistema e integraría a todos. La competencia entre sujetos en el ideario liberal permite la
mejora de la sociedad ya que cada uno da lo mejor de sí mismos. El capitalismo tiene en su
esencia la búsqueda desesperada de la productividad, y efectivamente en esa área es un sistema
infinitamente superior a otros, y en consecuencia poco cuestionado. Es definitivamente
insuperable como productor de objetos y es espantosamente excelente como creador de sujetos
excedentes. Entonces, hay sujetos que no pueden competir, o por lo menos no pueden competir
en pie de igualdad. Hay sujetos que no pueden insertarse en ese sistema de producción. Y no por
vagos, no porque ponen poca voluntad.
¿Quienes? Básicamente las pcd. El sistema de producción, de inserción, de transporte y de
formación/capacitación en el capitalismo está basado en una suerte de estandarización en la que
las pcd no cuentan. Por lo menos en una primera etapa.
El artesano o campesino con dificultad física/psíquica en sociedades precapitalistas producían
bienes o generaban servicios de acuerdo a sus posibilidades, con sus limitaciones, pero no de
acuerdo a las necesidades del señor feudal. Entregaban parte de su producción. La que puedan.
Cuando los pcd trabajan en un taller protegido, institución educativa o lo que sea, no tiene
importancia, en el peor de los casos producen chucherías inservibles en serie para tenerlos
ocupados en alguna actividad manual, productos estos que van a estar exhibidos durante un
tiempo en la institución hasta que pasado un tiempo, van a ser convenientemente deshechados.
O sea son objetos fabricados pero no están destinados a que circulen por el espacio social, lo más
que puede pasar es que sean exhibidos en alguna exposición para visitantes de la institución. Lo
que se vende no es el producto sino la institución que, ella si, pretende venderse en el mercado de
instituciones para discapacitados.
Cosa que en sí misma no está mal, la institución debe posicionarse y mantener un lugar social, es
más, consideramos necesario que dé cuenta frente a la sociedad de sus actividades; el problema
es cuando la tarea no está en función de las pcd y solo está en función de la institución. Y
fundamentalmente cuando la tarea no pretende ningún tipo de reposicionamiento de las pcd en el
circuito social. Y cuando lo “artístico” no trata de desplegar nada del orden del deseo propio.
Cuando la actividad es por la actividad misma. Un sinsentido. Cuando lo artístico es serie, no es
arte, no es creación sino una burda repetición mecánica.
Tenemos aquí, un minusválido: que produce algo que no genera valor. No hay plus-valía.
Ahora bien, en oposición, en otros, mejores casos, venden sus productos en el mercado. No se
deshechan, no son objetos a ser exhibidos sino a ser vendidos. Esto emparenta la producción de
las pcd con las personas convencionales. Se intenta una circulación social y poner valor al
producto. Acá tampoco hay arte alguno, pero no hay pretensión del mismo. Cosa que no sería un
problema, la inmensa mayoría de los trabajos no son artísticos ni creativos.
Pero hay una diferencia no menor.
El marxismo plantea en los procesos económicos el concepto de fetichismo de la mercadería,
(Marx, ibid) esto es, una independencia absoluta, una alienación del producto con el productor:
nadie sabe muy bien cuál es el origen productivo del objeto que compra. Cuando usted compra en
el supermercado la bolsa de harina premium, queda absolutamente borrado todo el proceso de
producción del mismo, en términos marxianos y en un orden caótico: la explotación del
campesino, las migraciones golondrinas, la creación de latifundios, la tala de árboles para generar
espacio de cultivo, la expulsión de indígenas de las tierras, las viviendas precarias, los
fertilizantes, pesticidas y demás. Todos estos procesos están detrás, ocultados, en la bella bolsa
de harina.
Ahora bien, la forma “mercancía” del producto producida por la pcd no adopta la característica
fetichista típica del producto capitalista sino que sucede lo contrario: el producto queda pegado al
productor, el valor del producto es en tanto producido por la pcd y no por el producto en sí.
Cuando la compra de la mermelada o el panificado es de un taller protegido, usted sabe sin
lugar a dudas que la hizo una pcd y la compra por ese motivo, no por la mermelada, que
hasta puede ser horrible como producto en sí.
Es más, el consumidor o comprador no solo sabe el origen del producto, sino que hasta en
algunos casos, puede ver en vivo y en directo al sujeto que la fabrico. Porque a veces hay una
modalidad “exposición” que incluye a ambos: la mermelada y su trabajador (con discapacidad).
Los argumentos de venta no son las ventajas comparativas del producto (calidad, precio
packaging, lo que sea) sino el hecho de ser producido por pcd.
Mientras para Marx la característica fetichista de un producto es la invisibilizacion de la cadena de
producción, ocultando la explotación vía plusvalía, en la discapacidad se invierten los términos: es
la minusvalía misma el argumento de venta y no el producto en si. El producto deja de tener este
carácter fetichista, ocultador misterioso. Lejos de eso, hay una hiper exhibición de sus orígenes y
su modo de producción.
Ahora bien, ¿a dónde va a parar el proceso de fetichizacion? No consideramos, como el
marxismo, que el fetiche puede ser eliminado. El sujeto discapacitado no es un sujeto
revolucionario que elimina el fetiche, decíamos simplemente que era síntoma del capitalismo.
Tendríamos que pensar que el carácter fetichista se traslada del objeto mercancía al consumidor
del producto: es él, el fetiche. Él se fetichiza, se cree altruista, integrador, incluyente, al comprar el
producto en tanto producido por un pcd y no por el producto en sí.
La compra del producto producida por pcd, cuando el argumento de venta es la discapacidad,
genera un proceso de engaño donde alguien se define solidario, y al comprar un producto, compra
tranquilidad para su conciencia. Y es un engaño porque la compra es espasmódica, puntual.
Al igual que la limosna, un movimiento puntual, “solidario”, pero que no conmueve un ápice ni los
posicionamientos subjetivos ni los identitarios.
Podríamos pensar que La Fageda, empresa láctea española (tercera empresa láctea de Cataluña)
donde conviven pcd y convencionales en forma cooperativa, permite salirse en gran parte del
atolladero: todos saben que hay pcd en la empresa, sin embargo el argumento de venta no es la
discapacidad sino la calidad del producto. La diversidad de productos que venden pone el acento
en la satisfacción del cliente en términos del producto y no en el hecho que lo fabrican pcd,
elemento este que no está ocultado, pero no es de ninguna manera el principal argumento de
venta. “El yogur es bueno porque es bueno y, aunque cada vez más gente sabe que lo hace un
colectivo especial, queremos que sigan comprando por la calidad del producto. La gente tiene que
comprar nuestros productos porque los hacemos bien, y efectivamente, los hacemos bien” (Colon
La Fageda no extrae plusvalía, la genera: es una cooperativa, su ganancia es reinvertida en
mejorar la producción y en sostener también actividades asistenciales y sociales.
En suma, la compra del yogurt se da por la calidad del producto, que además es producido por un
colectivo de pcd, hecho no ocultado pero tampoco exhibido impúdicamente. El fetiche entonces,
se acota, el comprador lo hace por si, (le gusta el producto) y también por el otro, productor(es
solidario, sabe que es hecho por pcd, pero sin limosna alguna ya que exige calidad, precio,
packaging o lo que sea)
El solo hecho de exigir elimina la posible cualidad limosnera del intercambio.
Freud (1927) también utiliza el concepto de fetichismo....dando el doble carácter tanto de la
presencia como de la ausencia de la castración. Hay también un engaño, una escotomizacion de
una porción de la realidad. El fetiche remite a una falta, pero su presencia reniega de la misma.
Nosotros consideramos importante el aporte psicoanalítico, porque es aquí donde no seguimos los
lineamientos marxistas: la falta, es inevitable. Siempre va a ver un resto que no se va a incorporar,
ni a simbolizar en los procesos de producción e inclusión de los sujetos sociales.
Dicho de otro modo, coincidiremos con el marxismo en la existencia del fetiche y en que
perseguimos utopías, pero nos diferenciaremos sabiendo que nunca la alcanzaremos, por una
cuestión de estructura.
Dicho de otra manera: Aunque no lo veamos, el fetiche siempre estará.
Pero, el discapacitado cuestiona los universales capitalistas. Es su síntoma.
Porque decimos esto con firmeza?: en la antigüedad no se hablaba de discapacitados, se hablaba
de ciegos, sordos, tullidos…., (nadie en su sano juicio diría que Homero, el creador de la Ilíada era
un Discapacitado, alguien con Capacidades Diferentes, un Minusválido. Para los antiguos griegos
Homero era simplemente un Ciego, que encima Veía lo que los demás no podían ver.
O sea no se unía en un colectivo a Ciegos, Sordos, Tullidos.... la inclusión o la exclusión en una
clase determinada de un grupo heterogéneo denota aspectos ideológicos. Define cuestiones
sociales.
Todos estos tenían un lugar en los sistemas de producción específicos de cada época, (el
artesano por cuenta propia sordo no se lo denominaba discapacitado, el campesino tullido que
manejaba su chacra tampoco, eran simplemente ciegos, sordos, tullidos que trabajaban en sus
propios ámbitos, producían para sí y para el señor feudal, no para un mercado) El campesino
preindustrial con inteligencia escasa, el artesano preindustrial con pocas luces, no se lo
denominaba ni discapacitado mental, ni débil mental, ni que tenia capacidades diferentes: era un
Simple.
En definitiva, al artesano o al siervo feudal no se le extraía plusvalía, por lo cual tampoco podía
ubicarse como minusválido. Tenga algún problema o no lo tenga. Producía de acuerdo a sus
posibilidades (y por supuesto, no era el país de las maravillas: la parte del león estaba destinada
al señor feudal que tampoco recibía gratis los productos de su siervo, debía defender militarmente
a estos, condición que le permitía tenerlos sojuzgados) Hoy día, en consecuencia, los
minusválidos son sujetos iguales (solo ante
la ley) lo que abre la posibilidad de pensar al
minusválido (siguiendo el razonamiento: creación del capitalismo) como un igual entre pares,
cuando a todas luces no lo es.
¿Cómo poder decir al mismo tiempo que alguien es igual cuando no lo es?
De ese atolladero se pretendió salir con los conceptos de “capacidades diferentes” y
“funcionalidades diversas” con la excusa que los términos “discapacitado” y “minusválido” son
excluyentes y discriminatorios. Y ambas devenir, sin los cuidados del caso, en
conceptos
reaccionarios, cuando se pretendía aparentemente todo lo contrario.
La crítica a la homogeneización, y a la normalización forzada de las diferencias en función de
patrones ligados a líneas de poder es muy fructífera teóricamente. “Capacidades Diferentes”,
“Funcionalidades Diversas” son obviamente conceptos posmodernos, que encuentran sus raíces
teóricas en Foucault, Derrida y otros autores posmodernos, muy útil para pensar una serie de
procesos sociales: estudios raciales, feministas, queer.…..¿pero todos?
La utilización indiscriminada de un concepto para pensar demasiadas cosas, paradójicamente,
muchas de ellas heterogéneas, al homogeneizarlas pierden potencia teórica, política y explicativa.
Por lo menos en el caso de la discapacidad, oculta que la discapacidad y la minusvalía son
conceptos propios de una sociedad de iguales en los simples papeles y en la ley, pero
profundamente desigual en los hechos, desde la cotidianeidad más simple y pura a los procesos
más complejos.
El discapacitado, es pues, síntoma del capitalismo.
Ya que denuncia lo que ya sabíamos y se pretende no reconocer: 1) la igualdad frente la ley no
garantiza nada. Fundamentalmente no garantiza igualdad. 2) el capitalismo no es un buen sistema
de producción, simplemente porque deja a un colectivo demasiado amplio de sujetos fuera del
mismo. Es bueno para producir bienes, es mas, diríamos que es excelente. Pero no es bueno
para los que producen, ya que sus ingresos nunca terminan de alcanzar para acceder a esos
bienes. No es bueno para los que consumen ya que están permanentemente insatisfechos, y
definitivamente es malo para los que no pueden producir ni consumir. Porque los deja afuera del
sistema. Es sencillo el razonamiento.
Ideológicamente, el capitalismo culpa a los pobres de su pobreza: su pobreza es porque no se
esforzaron suficientemente, no estudiaron como tenían que estudiar, no trabajaron como tenían
que trabajar. Cosa que en muchos casos en cierta.
Pero tenemos un problema. Las pcd: no se les puede endilgar culpa y responsabilidad alguna.
Entonces, el capitalismo debe crear sus propios mecanismos inmunológicos para sostener su
Ideal. Que son los sujetos y no la sociedad la que es responsable de los destinos humanos.
Inclusive con los discapacitados.
Primer e impensado antídoto: “Diversidad”.
La idea de diversidad conlleva el sostenimiento de la idea que somos igual-mente diversos. Como
buen universal la “igualdad” no deja de ser una construcción ideológica. No tenemos las mismas
oportunidades como pretende el ideal utópico burgués. No dependemos (únicamente) de nuestro
esfuerzo, hay otros condicionantes. Y tampoco daremos de acuerdo a nuestras posibilidades
(únicamente) como pretende el ideal utópico socialista.
Al igual que en Rebelión de la Granja de George Orwell, todos somos iguales, pero algunos son
más iguales que otros. Lo parafrasearemos así: todos somos diversos pero algunos son más
diversos que otros.
O como
dijo una docente , citado por Carlos Skliar (2012), demostrando que el cambio
nominalista o no le sirvió para nada o simplemente pretendía ser irónica: “yo tengo en mi clase
cuatro diversos” En suma, ahora los denigrados ya no son los otros, no son los discapacitados,
sino los Diversos. Se evidencia entonces que por lo menos en este caso la afirmación
performativa-nominalista de Butler no se da en la práctica.
La paradoja entonces es que si todos somos iguales ante la Ley, si la sociedad nos trata a todos
como iguales, la igualdad se hace más imposible aun. Ya que un sujeto con discapacidad necesita
que la Ley no sea igual para él que para el resto, (necesita un sistema de beneficios, un sistema
de apoyos, subsidios, lugares de estacionamiento preferencial y demás) para que la igualdad sea
mínimamente posible.
Dicho de otra manera: la igualdad frente a la ley genera desigualdad, ya que si se lo trataría igual
estaría en condiciones disminuidas.
Pero al mismo tiempo, lo contrario también es cierto: si esta fuera de la Ley, del código que une a
un grupo social, está directamente fuera del grupo social, sin integración posible. Si el sujeto con
alguna discapacidad no acepta o se lo deja fuera de los códigos sociales no puede estar ni
integrado ni incluido.
El concepto de diferencia y diversidad puede ser utilizado como un aparato ideológico del
capitalismo si no se toman los recaudos del caso.
Segundo antídoto: La creación de los Supercrips, también llamados Ejemplos de Superación e
inclusive Ejemplos de Inspiración. Esos seres humanos con alguna discapacidad que realizan
esfuerzos sobrehumanos para generar efecto admiración, y que llevan a un extremo el ideal
capitalista de “si quieres y te esfuerzas tu puedes!!! Así suben al Everest, cruzan el Canal de la
Mancha a nado, navegan en velero solos cruzando el Atlántico, son finalistas en concursos
competitivos televisivos y otras grandilocuencias.
O sea : no solo no tengo limitaciones, (soy diverso!!) sino que además hago cosas que el común
de los mortales no hace. No soy menos, ¡soy más!.
Con lo que sin quererlo ni proponerlo sostienen el ideal capitalista
(En términos psicoanalíticos:
son hablados por el sujeto capitalista): si tu quieres tu puedes, y fundamentalmente: si no haces
cosas es culpa tuya, la sociedad no tiene nada que ver.
Valoramos lo que hace el supercrip, nos gusta el esfuerzo y la auto superación, que son valores
innegables, pero convengamos que no siempre se dan las condiciones para dichas hazañas,
especialmente cuando vemos los costos económicos que dichas empresas autovalorativas tienen,
imposibles casi para cualquier persona del planeta.
El supercrip sin quererlo y sin desearlo, reubica un imaginario autoculpabilizador del colectivo con
discapacidad, y subsume al scd común, que no sube montañas ni realiza hazañas, a la depresión.
En otras palabras, y retomando términos trabajados arriba, el supercrip es un elaborado producto
fetichizado, el es un fetiche al que si le falta algo no importa, dejando al resto del colectivo
discapacitado en una suerte de discapacidad simbólica. El supercrip oculta con su presencia y el
TU PUEDES, el hecho de tener todo una arsenal de sostén económico, que el común de los
mortales carece. En términos de Bordieu (2011):Es el extractor de plusvalía de capital simbólico
del colectivo discapacitado.
Entonces, si en otras sociedades no hay minusválidos, porque hay otras formas de producción;
tenemos ahora una sociedad que “crea” al minusválido/discapacitado, inexistente en otras épocas,
para generar a posteriori un movimiento ideológico y programático de…. ¡Integración del
Discapacitado!
Y ¿en qué consiste en general el movimiento de integración? En una primera etapa la inclusión en
instituciones de por vida para discapacitados. Hoy día, en el peor de los casos solo en actividades
rehabilitatorias , en el mejor de los casos en programas laborales donde se ve a estos sujetos
ubicados en empresas de distinto porte. Y en el medio, actividades de integración productiva
domestica que tienen impacto en la economía familiar pero sin generar autonomía económica.
Dicho de otra manera, en ubicar esos sujetos en lugares donde si se les pueda extraer plusvalía,
de hecho los gobiernos generan una serie de beneficios fiscales a las empresas que empleen
discapacitados (o sea: hacen posible la plusvalía= hacen posible la integración), pero en general
no hay incentivos para que dichos sujetos sean creadores de su propio proyecto.
Lo que pretendemos con estas líneas es simplemente poner evidencia una serie de relaciones
“reprimidas”, “ocultas” en todo este proceso. Y no considerar como natural ,sencillo o voluntarista
el proceso mismo de “Integración” . La Integración es un problema, porque no es un problema
técnico únicamente, es un problema político ya que cuestiona en forma brutal todo el sistema de
relaciones sociales.
Un ejemplo cotidiano al respecto son los talleres protegidos, donde las instancias institucionales
se preguntan: ¿hay peligro de un juicio por despido? Si hay un accidente dentro del taller
protegido ¿se puede hacer un juicio por accidente de trabajo? ¿Tienen que tener ART? ¿Qué
impuestos se pagan y cuáles no? ¿Y porque? ¿Qué tipo de seguro se tiene que tener?
Parecen solo preguntas técnicas. Pero son preguntas político-sociales.
En suma, y aquí le vamos a dar sin dudar la razón a Foucault, la PCD aparece en la sociedad
como una anomalía jurídica, un inclasificable donde no se sabe si tiene o no derechos, si tiene o
no obligaciones.
¿Como salir del atolladero?
Primero, aceptando que estamos en problemas, y que no podremos salir de esa paradoja. Que
tendríamos que ir posicionándonos de diversas formas, tomando en cuenta la inevitable presencia
de la discapacidad como un más allá imposible de cercar. La integración es un imposible ya que
siempre hay un resto imposible de acceder.
Segundo, como ya planteábamos en trabajos anteriores (Silberkasten, 2006) que la excepción a la
ley defina a su vez una ley que no esté al servicio de una economía de la Limosna, unidireccional,
sino al servicio de una economía de producción, que como tal es, como mínimo, bidireccional. Un
ejemplo ya clásico: permitir que una pcd sea primero en la fila no integra, no incluye ni nada,
(¿está al servicio de aplacar culpas?), el boleto gratuito tampoco. Pero no poner una silla para que
espere sentado en la fila o no dar accesibilidad a un medio de transporte aísla y no permite a las
personas circular por el tejido social. Que se le dé prioridad al ingreso al mercado de trabajo no
segregado y que se desburocratice la relación trabajo subsidio. Hay muchas pcd que prefieren
trabajar en negro para no perder el subsidio, , ganan más, pero por otro lado es un engorro volver
a pedir el subsidio si deja de trabajar una vez que dicho subsidio fue dado de baja.
O sea, no un Estado de Excepción (Agambem) (2004) Generalizado
impregnado por una
Ideología de la Limosna; sino un Estado de Legalidad Razonado impregnado por una concepción
de Integración con circulación por el tejido social.
La situación de la discapacidad, sea el modelo que sea donde se ubique, puede caer
fácilmente en el Estado de Excepción: la persona con discapacidad (pcd) es una excepción
jurídica en el modelo de patronazgo, donde no puede tomar decisiones legales, no tiene derechos
que otros sujetos si tienen pero también es una excepción jurídica en el modelo social, donde no
paga el boleto de colectivo, puede estacionar en lugares donde otros no pueden o la prioridad en
las filas.
El Estado de Excepción atraviesa por una razón u otra la Discapacidad. Porque la
Discapacidad misma es vista como una excepción. Y al igual que en los Estados de
Excepción Estatales tienen motivos de justificación en pos de un invocado Bien Superior.
No es una crítica en el sentido que consideramos que no deba suceder, es simplemente un
descriptivo. El estado de excepción puede ser útil pero tiene riesgos. Y estos no deben ser
ocultados con el pretexto de un bien mayor.
El subsidio indiscriminado al transporte público es un claro ejemplo en el área que nos
ocupa. Es evidente su utilidad en creciente franjas de la población cd, pero evidentemente
su universalidad trae problemas: ¿cuál es el límite que se debe poner? Si alguien tiene
dinero ¿porque va a viajar gratis? ¿O no pagar determinados impuestos? Pero
fundamentalmente, ¿qué implicancias subjetivas tiene para una persona el hecho de viajar gratis?
En otras palabras viajar gratis no es gratis.
Conclusiones
Si bien el modelo social de la discapacidad pone el énfasis en la interacciones entre la sociedad,
sus cosmovisiones, valores y obstáculos arquitectónicos (y de todo tipo) y el sujeto con alguna
problemática física o psíquica, deja de lado un análisis de como se inserta un pcd dentro de la
sociedad actual industrial capitalista. Las visiones caritativas típicas de modelos asistencialistas y
paternalistas pueden ser reemplazadas por el de capacidades diferentes que no deja de ser un
eufemismo. Pero debemos tomar en cuenta que el efecto eufemístico no puede ser evitado con
cualquier denominación que se ponga. Siempre va a generarse un resto imposible de evitar.
Denominación que parcialmente tiene efectos performativos. Las condiciones materiales de
producción pueden tener un efecto performativo que se articula plenamente con la denominación.
La paradoja es que la problemática de la inclusión e integración en la Discapacidad no va a poder
ser resuelta dentro de un sistema de producción que genera permanentemente excluidos, (esto es
no integrados ni incluidos) pero que al mismo tiempo genera marcos conceptuales que cuestiona
dicha exclusión. Finalmente, Freud planteaba, saliéndose de un materialismo ingenuo, que la
Anatomía no es el Destino, afirmación que compartimos plenamente, pero nosotros agregaremos,
reincorporando algo de materialismo, que no hay Destino sin Anatomía
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