Desde luego todo lo que sigue fue normal

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Ágora
PLAZA CULTURAL DE
Amor imposible
De lejos y a mi alrededor
Don Manuel
Sánchez Silva
Cosas de difuntos
Carlos Caco Ceballos Silva
El velorio, pintura de José María Jara (1866–1939)
Desde luego todo lo que sigue
fue normal, llegaron las amistades,
los familiares, las coronas
y empezaron los rezos.
OTOÑO de 1926.- Mi tío Pepe,
hermano de mi tía Adela, vivía en
Tonila, donde manejaba unos billares
y una tiendita de abarrotes. Como era
muy conocido en el pueblo, un día
llegó un campesino muy apesumbrado
diciéndole que traía la grave necesidad
de algún dinero para los gastos de velorio y entierro de su señora, que acababa
de fallecer. Mi tío le dijo que habiendo
hecho un pedido de comestibles a Zapotlán, de momento no tenía efectivo, y
le aconsejó al interesado que fuera a la
Presidencia, les platicara su necesidad y
ellos con toda seguridad le ayudarían. Ya
fui, les dije mi pena y me dijeron que ya
se había agotado la partida, y entonces
mi tío le recomendó: lleva el cuerpo de
tu señora, se los dejas en la puerta de la
Presidencia y ya verás que ellos arreglarán el entierro. Parece que así fue, pues
a los dos días fue el campesino a darle
las gracias a mi tío por el buen consejo
que le había dado, agregando que al verlo
con la difunta de inmediato le dieron el
dinero. Todo esto se lo platicó mi tío a
mi papá en uno de sus raros viajes que
venía a Colima.
En el verano de 1953, mi tío se
puso malo y debido a que se agravó
lo trajeron e internaron en el sanatorio
Colima, allá por el barrio de San José.
Él era viudo, mi tía ya se había muerto
y su hijo Blas trabajaba en Mazatlán. Mi
papá se hizo cargo del enfermo yéndolo a
visitar y haciéndose cargo de su atención.
Y así pasaron los días hasta que un día,
alrededor de las 10 de la noche, Chalito,
que por aquel entonces vivía con mi papá
y tendría alrededor de 17 años, contestó
el teléfono diciéndole que querían hablar
con don Enrique, él lo llamó y mi papá
después de oírlos contestó: Gracias por
esta mala noticia, ya pasaré mañana por
el sanatorio. Pasó una hora y volvió a
sonar el teléfono y eran del mismo sanatorio. Y entonces mi papá les contestó:
Ahorita son las 11 de la noche, yo no
puedo hacer nada, así es que háblenme
mañana a las 7 de la mañana y entonces
yo haré todo lo conducente. Parece que
mucho le han de haber argumentado los
del sanatorio porque mi papá les restrucó: Si no pueden tener ahí el difunto,
entonces les suplico pasar a la funeraria
García para que les entreguen un cajón,
Director General: Armando Martínez de la Rosa
yo de aquí les hablaré para que se los
entreguen, lo ponen en el cajón y me lo
traen a Constitución 5, el zaguán diario
está emparejado, lo empujan y ahí lo
dejan. Al día siguiente, a las 6 llegaron
las sirvientas, y al entrar muy despreocupadas y ver el cajón tapando la puerta
del cancel que permanecía cerrado, una
de ellas, con la natural curiosidad mujeril
levantó la tapadera, y al ver que había
un muerto adentro pegaron el alarido y
salieron corriendo espantadas. Mi papá,
ya despierto y al oír el alboroto, salió al
balcón y desde ahí trató de calmarlas sin
conseguirlo, y fue hasta que Chalo mi
sobrino, y mi papá bajaron, abrieron el
cancel y entre los dos metieron el cajón
con el difunto al corredor. Desde luego
todo lo que sigue fue normal, llegaron
las amistades, los familiares, las coronas
y empezaron los rezos; por la tarde lo
llevamos al panteón a darle una cristiana
sepultura. Lo curioso fue que por obra
del destino lo que mi tío Pepe aconsejó al
campesino allá por 1926, algo parecido
le pasó a él 27 años después.
Por la década de los sesenta era
conocidísima y apreciada doña Chuy
Vázquez, más conocida como La Güera, tía de mi amigo Víctor que tenía un
puestecito de sabrosos raspados que
vendía en la parte superior del jardín
Independencia. Un día cualquiera
enfermó y debido a sus ya antiguos
padecimientos empezó a agravarse.
Una o dos veces pasé a visitarla en su
casita, allá por la calle Hidalgo, viéndola
siempre resuelta y decidida a aliviarse,
pues era una enamorada de la vida. Uno
de esos días le vino un síncope debido
a una coma diabético y murió. Víctor,
que estaba cerca, corrió en busca del
doctor con la fortuna de encontrarlo,
éste de inmediato le dio respiración
artificial, la inyectó y quién sabe qué
otras cosas, el caso fue que después de
escasos diez minutos La Güera abrió sus
ojos, su corazón empezó a funcionar y
pudo articular algunas frases. Y aquí fue
sorprendente, triste y expectante, pues
dijo con su mirada con su mirada ya
serena y tranquila: “Ya estaba muerta,
no sentía nada, ya estaba descansando,
¿por qué me revivieron?”.
* Empresario, historiador y narrador. †
Coordinador: Julio César Zamora Velasco
Imágenes: Fotos de Archivo.
Correo: [email protected], [email protected]
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
(23 de noviembre de 1958)
Domingo 7 de Junio de 2015
VIÑETAS DE LA PROVINCIA 6
Roberto Villa fue un gran escritor
y maestro de la narrativa, cuyo último
destino fue forjar un legado de escritores
que se atreviera a sacar a la luz el creativo
ser interno; destapó vocaciones y enterró
otras tantas a lo largo de al menos cinco
talleres literarios en Colima.
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La última partida
Christian Mora
A veces los sueños son tan
reales que acabamos por aceptarlos como una segunda realidad.
Anoche, don Robert me visitó en
sueños.
—Vine a despedirme –me
dijo, parado en la puerta de su
casa.
Todo estaba igual: la casa,
la moto, el cigarro en su mano.
Me acerqué a él y me recibió con
los brazos abiertos; nos dimos un
abrazo fraternal, sincero, sabiendo
que podría no haber más.
—¿Qué tal, don Robert,
cómo está?
—Pues cómo voy a estar –me
contestó con un tono de broma–. Ya
mejor. Aquí no me duele nada.
—Me siento apenado con
usted, maestro. Quiero pedirle perdón. No fui a despedirme. Andaba
ocupado en tantas cosas banales
de la vida, que a veces olvido lo
importante.
—No te preocupes. Ya te dije
que a eso vine.
Entramos a la casa, sentándonos alrededor del tablero de
damas en el cual jugábamos dos o
tres partidas cada que lo visitaba.
—¿Qué, nos echamos la
última partida? –me preguntó
entusiasmado.
—Claro que sí, don Robert.
Aunque ya sé que voy a perder.
Antes de comenzar a jugar,
don Robert se levantó para preparar
café y fumarse un nuevo cigarrillo.
Jugando y tomando nuestras respectivas tazas de café, seguimos
platicando de cosas cotidianas
como si no estuviera pasando algo
mágico.
—¿Y cómo está tu papá?
–me preguntó.
—Muy bien, maestro. Se
quedó con ganas de venir a verlo.
—Sí, qué triste. Pero así son
las cosas. Salúdamelo mucho.
—¿Y usted, cómo está don
Robert? ¿Allá también vende
películas?
—No, acá sobra la comida, y
los cigarrillos son gratis. Me queda
más tiempo para hacer lo que me
gusta. Lástima que ya no puedo
compartirles mis porquerías.
—Pues háganoslas llegar,
maestro. Siempre hay formas.
—Ojalá se pudiera.
En cuanto dijo esto, terminó
de comer todas mis fichas y ganó
la partida de damas.
—Perdiste, ya estarás acostumbrado. Salúdame a todos.
Dile al Zorro que vuelva a vender
hamburguesas y a Brenda que no
deje la poesía. Tú, échale ganas
para que por fin te publiquen algo
bueno.
Levantándose, prendió el último cigarro y se dirigió al baño.
Esperé a que regresara,
aun sabiendo que por más que
lo buscara por toda la casa jamás
volvería a verlo.
ESCRIBEN: Brenda Rosales, Roberto Villa, Adriana Espíritu, José Lomelí, Alberto Ocón,
Luis Velasco, Norma Navarrete, Alberto Flores, Pedro Lizarda y Javier Chávez.
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Ágora
Ágora
La última tertulia con Roberto Villa (1945-2015)
Rugidos literarios
PLAZA CULTURAL DE
Brenda Rosales
Todos hablaban del escritor
que tenía su dirección en
la calle Leandro Valle, en
el centro de la ciudad de
Colima; hablaban de su
famosa egoteca, compuesta
por los reconocimientos que
obtuvo a lo largo de su carrera
literaria; hablaban de su mano
humeante, de su sentido del
humor característico.
Imágenes del escritor en diferentes etapas de
su vida: leyendo, escribiendo y en compañía
de alumnos y amigos.
In Memoriam
Lunes 1 de junio. 8:30 de la noche. La Casa del
Archivo del municipio de Colima espera a puertas
abiertas. La lluvia ha cesado. Huele a café y a tierra
mojada. Estamos listos para cerrar un ciclo y despedir
al maestro, al amigo: Roberto Villa, quien falleció
el pasado 21 de mayo.
Roberto Villa, como solía hacerse llamar, fue
un gran escritor y maestro de la narrativa, cuyo último destino fue forjar un legado de escritores que
se atreviera a sacar a la luz el creativo ser interno;
destapó vocaciones y enterró otras tantas a lo largo
de al menos cinco talleres literarios en Colima.
La Casa del Archivo, fue antes testigo de
talleres y lecturas a cargo de Don Robert, como
lo llamábamos los más cercanos, pero esta vez se
engalanó para rendirle tributo, en una íntima velada
de despedida.
El evento fue presidido por el director de El
Comentario, Daniel Peláez Carmona; el Magistrado
Guillermo Ruelas Ocampo; la señora Lilia Díaz, viuda
de Roberto Villa; Aldo Zaidoreth Villanueva, hijo de
Roberto Villa, y Arving Tintos, amigo cercano.
El evento comenzó con una ola de aplausos
que cimbraban el lugar de sentimientos encontrados,
de felicidad contenida y nostalgia a flor de piel. En
seguida, a voz de Daniel Peláez, se dio lectura a “La
vendedora de papas”, cuento que a manera casi ritual
era siempre el comienzo de las lecturas de Roberto
Villa. Él decía que no era su mejor cuento, ni el que
más le gustaba, pero que había sido su primer texto
publicado y le tenía un especial cariño.
Martha Elena Verduzco, Bertha Luz Montaño
y más ex alumnos asistentes se enlistaron para dar
lectura a otros cuentos, participando también su viuda
e hijo. El evento procedió con la lectura de textos
alusivos al recién fallecido y homenajeado escritor a
cargo de Daniel Peláez, Guillermo Ruelas Ocampo,
quienes fueron cercanos amigos de Roberto Villa,
y algunos de sus alumnos más allegados: Christian
Mora, Martha Michel y Brenda Rosales.
Más tarde, su viuda dirigió unas palabras de
agradecimiento al público y presentó algunos obje-
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PLAZA CULTURAL DE
José María Lomelí Pérez
tos personales característicos de Roberto Villa: su
cenicero, sus plumas de corrección de cuentos, su
taza de café, algunos libros, su última novela escrita
e inédita aún –la cual espera el dictamen de un concurso importante–, y sus cenizas que físicamente lo
representaban a él. El acto lo cerró de manera emotiva
su amigo Arving, El Zorro.
Todos hablaban del escritor disfrazado de
vendedor de películas que tenía su dirección en la
calle Leandro Valle, en el centro de la ciudad de
Colima; hablaban de su famosa egoteca, compuesta
por los reconocimientos que obtuvo a lo largo de su
carrera literaria; hablaban de su mano humeante, de
su sentido del humor característico que ha quedado
impregnado en todos los que lo conocimos; de sus
sueños y de cómo perdían en ocasiones el vuelo,
como parte de una maldición literaria.
Para finalizar, se llevó a cabo un brindis en
honor a Roberto Villa. A las 10 de la noche, entre
bocadillos, vino tinto y café, cerramos el ciclo con
el escritor, el amigo, el maestro...
Cuando pienso en una época dorada para la
literatura sin duda el siglo XIX resplandece con luz
propia. Es ahí donde están la mayoría de mis héroes literarios, publicando sus historias y novelas por entregas,
viajando y escribiendo crónicas brillantes, moviendo
conciencias y polemizando con sus posicionamientos
políticos y opiniones diversas; recitando sus poemas,
actuando sus historias ante públicos ávidos por escucharles y verles cual verdaderos rockstars.
Edgar Allan Poe, Charles Dickens, Hans
Christian Andersen, Victor Hugo, Alexandre Dumas,
Gustave Flaubert, Fiódor Dostoievski, León Tolstói,
Robert Louis Stevenson, Mary Shelley, Bram Stoker,
Julio Verne y Lewis Carroll, por mencionar algunos
cuantos, son sólo una pequeña muestra del amplio
abanico de gigantes intelectuales que por entonces
circulaban por el mundo. Muchos y variados fueron los
encuentros que entre ellos se produjeron, verdaderas y
profundas las admiraciones mutuas, diversas los temas
por los cuales se interesaron, sumamente originales
los enfoques que emplearon en sus obras, grandes las
historias que surgieron de esas plumas dando a luz a
innumerables e icónicos personajes, los cuales pronto
parecieron cobrar vida propia.
Auguste Dupin, Ebenezer Scrooge, el doctor
Jekyll y Mr. Hyde, Frankestein, Dracula, Alicia,
Edmundo Dantès, Emma Bovary y Jean Valjean, son
apenas algunos cuantos de esos personajes que por
su buena construcción biográfica saltaron del papel
al mundo real. Pero de todos ellos quizá ninguno dio
tantos dolores de cabeza a su creador como Sherlock
Holmes, el detective por antonomasia, a sir Arthur
Poderosas influencias
Conan Doyle.
Se cuenta que el famoso escritor y médico británico se inspiró para la creación y diseño de Holmes
en uno de sus profesores universitarios llamado Joseph
Bell, observador atento y meticuloso que enseñó a
aplicar a Arthur el método deductivo, característica
que supo aplicar en su puntilloso y poco sociable
personaje.
Sherlock Holmes vio la luz por primera vez
en 1887 en la novela titulada Estudio en escarlata,
la cual brindó a su creador la notoriedad pública que
tanto deseaba alcanzar. Sin embargo, la popularidad de
Holmes fue tan avasalladora que no tardó en eclipsar
el resto de la obra de sir Arthur Conan Doyle y éste,
consciente de todo ello, juzgando que tenía una obra
mucho más profunda y valiosa que las aventuras de su
detective, concluyó que la mejor opción sería acabar
definitivamente con él matándolo. Así lo hizo con la
publicación en 1893 del relato El problema final, en
la revista The Strand Magazine.
Fue cuestión de tiempo para que miles de
lectores, afectados por la muerte de Holmes, comenzaran a protestar usando listones negros en su
sombreros y enviando cartas un tanto groseras a sir
Arthur Conan Doyle, pidiéndole siempre traerlo de
vuelta a la vida.
Lo verdaderamente sorprendente fue que no
fueron ni esas protestas ni las exigencias de sus editores
las que lo llevaron a revivir a su personaje, sino las
peticiones de su madre, Mary Foley, las cuales surtieron
efecto ocho años después cuando en 1901 comenzó
a publicar mensualmente la novela El sabueso de los
Sherlock Holmes vio la luz por
primera vez en 1887 en la novela
titulada Estudio en escarlata, la
cual brindó a su creador la notoriedad
pública que tanto deseaba alcanzar.
Baskerville, en la revista anteriormente citada.
Fue así que gracias a dos poderosas influencias,
la de su madre y la de su maestro, que hoy por hoy
conocemos cuatro novelas del ilustre detective y 56
de sus fascinantes aventuras.
La importancia de la educación afectiva en la historia humana
Norma Navarrete
A continuación, se da cita a los recursos con
los que cuenta un docente para educar también de
manera afectiva a sus alumnos. Al respecto, es de
suma importancia, que el docente tenga un control
correcto, de sus emociones. Por eso, un maestro que
grita al alumno, lo maltrata física o verbalmente, no
es el mejor ejemplo a seguir. Paulo Freire platica de
una reunión que tuvo con un grupo de jóvenes de
Brasil, de nivel básico, que al preguntarles ¿cómo
veían ellos a sus maestros? y ¿qué clase de escuela
les gustaría tener? Le respondieron al autor ¿qué
pensaba de una maestra que ponía a un alumno a oler
la pared? Inmediatamente Paulo tuvo que reconocer
que la maestra estaba equivocada y que merecía una
amonestación.
En un artículo titulado Las dimensiones afectivas
de la docencia, de la UNAM, se muestran algunos
resultados que vienen al caso y que dejan ver la gran
importancia que tiene el intercambio de afecto en el
aula de manera continua entre los alumnos y el docente,
por eso quiero citar a continuación las siguientes palabras: “Tiene un impacto positivo sobre el crecimiento
personal de los estudiantes, sobre el aprendizaje y los
procesos de socialización”. Transmitir el conocimiento, sin descuidar las actitudes, los sentimientos y las
(II/II)
creencias del estudiante es muy útil porque de esa
manera se motiva al alumno.
Y ¿qué decir de la vocación? El amor a lo que
se hace también es parte esencial. ¿Cómo dar algo
que no se tiene? El alumno percibe cuando el maestro
realiza su trabajo con entrega. Sobre todo en los años
formativos como son el nivel preescolar y los primeros
años de la educación básica, tener un maestro dedicado
y amoroso, es sinónimo de seguridad y aprendizaje.
Un niño que aprende a dominar sus miedos a través
del trabajo en conjunto de sus padres y el maestro es
un niño que se siente integrado y comprendido. Y
esa es la meta de la educación con afecto. Escuchar,
observar, integrar y ayudar al niño a socializar con el
medio que le rodea.
Es digno de mencionar otro recurso: la observación. Freire dijo que era esencial para lograr entender
el mundo del alumno y poder enseñar de acuerdo a lo
que ya sabe. De igual manera la tolerancia, la humildad
y el respeto pueden funcionar. ¿Quién dijo que no se
puede aprender también de los alumnos? El papel del
maestro es ayudar y guiar a ese niño para que aprenda
a poner en su lugar cada emoción y encuentre cómo
dominarlas, para que los conflictos que surjan se
resuelvan. Que la personalidad del alumno no se vea
como un obstáculo y se respete la manera de ser y se
moldee a través del conocimiento, pero con amor y
atención. Hilado a estos valores, el factor de la comunicación, resalta en la experiencia educativa, ya
que influye para lograr un avance significativo. Si el
alumno se percata que hay poco o ningún interés de
parte del maestro hacia su persona, no se comunica. A
lo que se destaca también el hecho de tener presente la
situación sociocultural de ambos, maestro y alumno. De
esta manera se logrará tener una buena comunicación.
Se vuelve necesario conocer el lenguaje, los sueños y
aspiraciones del estudiante.
A manera de conclusión, se ha destacado la
importancia de la educación afectiva en la historia
humana, para poder traer mejoras al nivel educativo
que actualmente se vive en el país. Dale atención
a una planta, que no representa una esperanza para
el futuro, y ésta se mantiene verde y frondosa. Al
darle atención a uno de los grupos más vulnerables
de nuestra sociedad, como son los niños y jóvenes,
esto representa una fortaleza. Ahora resta decir que
cada quien es responsable de impartir en el aula su
enseñanza, combinada con un poco de amor, y de esta
manera se dejará una huella importante en su propia
historia educativa y humana.
6
Ágora
Música lejana
3
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
PLAZA CULTURAL DE
Aventura
Luis Alfonso Velasco Anguiano (LAVA)
El colega
roberto villa*
Alberto Ocón
¿Has visto caer la lluvia?
Tú y yo somos el eterno tintineo de la lluvia
derramada. Caminaremos separados y preguntaremos al cielo, a la tierra, al aire y al fuego: ¿Han
visto caer la lluvia?, pero jamás obtendremos
respuesta porque nadie nos sostiene, nadie nos
ayudará a caminar, ni a volar ni arder.
Pero en ti como en mí, siempre sonará esa
canción, y cada mañana despertarás diciendo:
“apaga las luces, dejemos las velas encendidas
y afueras las heridas…”. Tu pasado y el mío nos
encontrará un día como ahora nos tropezó…
Volverás a decirme “tú me gustabas en la
preparatoria” y yo diré “fui muy tímido”, y qué
importa si hoy como ayer vuelvo a ser el mismo
idiota: hoy podré cantar y mis palabras sólo son
acaso una esperanza…
Inmóvil
Alberto Flores
Yo no puedo escribir los versos más tristes
ni decir cuánto la quise
no hace falta ni quiero decir nada
de sólo pensar en cualquier frase
expresión o palabra
una letra es suficiente
y hasta el silencio mismo
para que se me revele su imagen.
Al cielo
Pedro Lizarda
Si existe el destino
está detrás de las puertas
en las más antiguas
suena el canto de vates
cuando están agrietadas
una mujer siempre asoma
en las de madera roja
el tiempo nunca pasa
y las más oscuras
conducen al cielo
¿Por qué las canas abundan
cuando es poco probable echarlas al aire?
LAVA
Anoche… tuve una aventura.
No sé cómo me vi aterrizado en un hermoso, moreno y bronceado
cuerpo; con el mentón en su abdomen, mis asombrados ojos miraban dos
grandes, rígidos y negros volcanes que en su punta manifestaban una inminente erupción.
Desde ese pequeño hoyo del centro inicié el recorrido. ¡Al Norte!, la
brújula de la seducción gritó.
Con un timón rígido, mi emoción se encaminó hacia esos oscuros
picos; como una ancla, mis manos se aferraron a ellos. No eran tan grandes
como desde su centro se veían y con mis dedos acariciándolos en su punta,
sus explosiones retardaron.
Mi lengua dijo… ¡Con permiso!, no sin antes mojar sus picos, que les
hicieron relinchar. Llegué a
su Polo Norte; una sensual
boca con perlas blancas de
nieve le circundaban su
entorno; sonrió dándome
la bienvenida.
¡Las aguas dulces se
juntaron!
Mis manos se desprendieron de sus voluminosas presas diluyéndose
poco a poco en su pelo
rizado y negro. Esas pequeñas orejas… ¡Cuántas cosas escucharon
sin pronunciar una sola
palabra!
Sorprendidos mis
ojos y manos respondieron al desorden de la
locura, y hacia el lejano
Sur, desde su centro nuevamente iniciaron su recorrido, deslizándose
con la única decisión de llegar.
Mi sentido se encontró en oscuras e impenetrables guaridas, en donde
dos pronunciadas laderas encaminaban al fondo del anhelado manantial.
Hasta ahí llegué, ahí me detuve; me atranqué de sus posteriores montañas,
deleitándome en la erupción compartida… gozando del placer de saberme
enamorado.
¡Desperté!... todo fue un sueño… así es, un sueño; quizá causado
por un dominicano recuerdo. No me di lástima, ni tristeza me provocó el
excitado despertar; me dio risa, sí, mucha risa, al ver las sábanas mojadas
que me vincularon del sueño a la realidad.
¡Qué risa!, soy un adolescente –me dije–. ¡Qué bueno!, que por medio de un sueño se manifiesta mi soledad. Es una dicha saber que estoy en
primavera y casualmente en este hermoso lugar.
Me gusta mi soledad enfrentada y saboreo el encanto de saber que
aún despierto… tengo el valor de volver a soñar.
¡Me da tanta risa… que hasta mi sueño les cuento!
Saludos desde Canadá, a todos los lectores del Ágora.
[email protected]
Hoy desperté sintiéndome Dios. Sí, ¡así
con mayúsculas!, crearía un mundo perfecto
en el universo plano de mis hojas de papel,
corregiría fealdades, injusticias y defectos. Los
habitantes de mi mundo serían todos altos y
hermosos (cualidades ambas de las que carezco
y a las que culpo de no haber encontrado el
amor). También serían buenos, no habría letras
para seres dañinos y molestos, hasta las mujeres
serían nobles, generosas e inteligentes. Con
esas bases en mente me senté a teclear, formé
primero aguas y tierras, los mares donde quiera
terminaban en playas de bravos oleajes (ya que
a mí me aburren las marinas aguas quietas); en
las tierras formé ciudades, pueblos y villorios,
ninguna de las ciudades megalíticas, las más
grandes se parecían a los pueblos de mis vacacionales recuerdos, tenían la extensión que
un hombre puede recorrer a pie en unas horas
de marcha, pero con gente suficiente para personificar las historias que pensaba, aunque no
tanta como para que ellos no se conocieran entre
sí por lo menos de vista, pues también fauna
y flora, no todas las especies, sólo las que me
eran gratas; perros los había a montones y de
todas las razas y cruzas, meneaban sus colas
con alegría y ninguno portaba pulgas o dejaba
pelos sueltos en los muebles y alfombras; los
gatos, ronroneaban el día entero, eran cariñosos
y juguetones, pero conservando su espíritu de
libertad e independencia, colibríes y pájaros
hermosos los había como las moscas hoy
(desde luego que a éstas y a los zumbadores
mosquitos no los puse). Asimismo eliminé a
cuanto insecto, animal o planta me resultaba
desagradable o era especie peligrosa, por saber
poco de botánica y de zoología pasé parte del día
consultando enciclopedias para seleccionar lo
más conveniente, con pesar tuve que sacrificar
pitahayas, tunas y rosas, entre otras especies,
para evitar ahuates y espinas, y así, letra a letra
el escenario se fue construyendo; cuando consideré tenerlo terminado pude dedicar por fin
todo mi tiempo y esfuerzo a los seres humanos,
todos (como ya dije) eran dechados de virtud
y belleza, pero tan iguales, que me resultó
difícil discurrir tramas interesantes, ellos y
ellas, en su perfección resultaban aburridos e
insípidos (por no decir estúpidos), hacían falta
las pasiones, los pecados; poco a poco una serpiente de letras se fue introduciendo en aquel
paraíso tan cuidadosamente construido. Adán
(¿y por qué no, si yo también era Dios y él mi
primer hombre?) decidió ser diferente, y para
lograrlo se cercenó una oreja o lo Van Gogh,
en ese momento Lilith, quien siempre lo había
visto con indiferencia, comenzó a interesarse
en él y a peleárselo a Eva, y él, infiel (como
sólo en los relatos pueden ser los hombres)
Mejor, te leo
Adriana Espíritu
Me embargué en el tren del trabajo para
mantener a mis hijos, a mi
familia; pero cuando llegué a los
cuarenta me di cuenta que nunca,
en realidad, había hecho lo que había
querido. Roberto Villa.
Me siento a pensar en la muerte,
quiero recibirla elegante,
con los brazos abiertos
como un adolescente enamorado.
Me burlo de ella por flaca y fea;
no me aterra, me asusta.
comenzó a alardear con todos acerca de
sus nuevas conquistas; los otros, aún bellos
y perfectos se dividieron en dos bandos,
los irresolutos que se mantuvieron tal y
como yo los había creado, y los audaces
que comenzaron a macular sus rostros y
cuerpos con cortes y tatuajes para poder
competir con la fealdad de Adán, de allí a
llegar a las luchas personales por algunas
mujeres fue sólo un paso, y de esto a las
batallas colectivas que después degeneraron en guerras, sólo cuestión de algunas
cuartillas más, y así, los siete pecados
capitales se fueron adueñando de todos
al golpe de mis teclas llegando a tener un
mundo imaginario muy parecido al que
habito, agobiado por el hambre de todo un
día sin alimentos por estar inmerso en la
creación de un mundo perfecto; arrojé al
cesto de la basura las decenas de inútiles
cuartillas y salí a cenar.
En la calle alcé la vista al cielo y
contemplé lunas y estrellas. Y con una
sonrisa en mi rostro cansado dije en voz
alta: yo también fallé, Colega.
*Así, con las iniciales en minúscula
y el resto de las palabras en mayúscula,
era la manera como firmaba sus narraciones el autor, quien falleció el pasado
21 de mayo.
Me asusta que no me deje contarte;
contar historias, sufrirlas y escribirlas.
Me asusta que me lleve antes
de que toques mi tinta
y no puedas oler mi papel.
Por eso, mejor te invento;
te busco en algún libro nuevo o viejo,
te leo y platico todo lo que sueño.
Te deseo por la gramática y el verso,
por mis dedos que tocan tus hojas:
roce de tu piel seca.
Te leo, te imagino para contarle
a la muerte,
todo lo que viví sin verte.
4
Ágora
Ágora
PLAZA CULTURAL DE
PLAZA CULTURAL DE
VIÑETAS DE LA PROVINCIA
Amor imposible
Don Manuel Sánchez Silva
Eva, estatua del escultor victoriano Thomas
Brock.
Fue ahí donde Federico
empezó a vivir la más
desconcertante de las
aventuras amorosas,
pues acabó por enamorarse
de una estatua.
Entre las numerosas estatuas de mármol que decoran el Palacio de Bellas Artes de la capital del país, figura
una que representa a una hermosa mujer desnuda. Pero el
escultor imprimió a su obra tal expresión de castidad, en
la tranquila actitud del cuerpo y en la dulzura de los rasgos
fisonómicos, que solamente a través de un temperamento
morboso, de enfermiza lascivia, podría la absoluta carencia
de ropas despertar sentimientos de procaz erotismo, cuando
en realidad inspira admiración a la belleza artística.
Y esa bellísima estatua tiene una historia de amor
que, iniciada dentro del más puro romanticismo, culminó
en la más sorprendente de las tragedias.
Para relatarla es preciso retroceder hasta 1918, año
en que, procedente de Tacubaya, se radicó en esta capital
la familia Fernández que se componía de los esposos don
Federico y doña Josefina y sus cuatro hijos: Carmen, Josefina, Jorge y Federico. La simpatía y decencia de todos
ellos, unidas a la juventud y atractivo de las muchachas, les
facilitaron su aceptación en la mejor sociedad colimense.
Era don Federico delgado y bajo de estatura, sanguíneo, bien parecido, de clara inteligencia, palabra fácil y fértil
ingenio,desbordanteenbromas,cuentosyocurrencias.Tenía
aficiones intemperantes y el vinillo regional, conocido por
tuxca, le gustó al extremo de preferirlo al mejor de los coñacs.
Llamaba "fogonazos" a las copas llenas del mencionado
mezcal, lo que dio motivo a que sus amigos le apropiaran
el nombre, como un segundo bautizo. En contraste con su
exigua estatura y su carácter alegre y dinámico, su esposa
era alta, enjuta, retraída y mustia.
Carmen, la primogénita, bonita y temperamental,
tenía el pelo rizado y castaño, ojos verdes y boca provocativa. Seguíale Josefina, de facciones delicadas y natural
apacible. Luego Jorge, que heredó de su padre figura y
manera de ser, y por último Federico, un muchacho espigado y melancólico.
Durante su permanencia en Colima, don Federico
desempeñó el cargo de secretario del Ayuntamiento, conservándolo hasta 1924, en que la familia regresó a su tierra
natal, no sin que la mayor contrajera matrimonio con José
Velasco, de origen colimense.
De nuevo en el Distrito Federal, don Federico aceptó
un empleo en la Dirección de Aguas y Saneamiento, Josefina casó con un comerciante en artículos fotográficos,
Jorge se inició con éxito en la fabricación y comercio de
calzado y Federico ingresó a la preparatoria, donde desde
un principio el estudio de la filosofía le absorbía tiempo
y voluntad.
A semejanza de don Quijote, el joven se pasaba
los días de claro en claro y las noches de turbio en turbio,
leyendo a los filósofos de todos los tiempos, especialmente
las corrientes de Kant y Nietzsche, y tanto se absorbió en
el estudio que llegó a ser un extraño para su propia familia,
con la que no podía entenderse.
En la preparatoria fue compañero de otro joven
también obsesionado por la filosofía, y en cierta ocasión,
sintiéndose desprovistos de ambiciones económicas y ajenos al medio en que se hallaban, optaron por abandonar la
escuela y dedicarse por entero a cultivar su gusto.
Por aquella época, en un claro del bosque de Chapultepec se hallaban las estatuas encargadas por el presidente
Díaz a diversos escultores italianos para ornamentar el
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En la historia del arte…
(23 de noviembre de 1958)
Teatro Nacional, cuya construcción interrumpió el movimiento revolucionario y reanudó -hasta concluirla 20 años
después- el Departamento Central.
Federico y su inseparable amigo frecuentaban el
sitio, deleitándose horas y más horas en la contemplación
de aquellas obras de arte que destacaban su marmórea
belleza en su semicírculo de prado, abierto en la tupida
arboleda del bosque. Y fue ahí donde Federico empezó a
vivir la más desconcertante de las aventuras amorosas, pues
acabó por enamorarse de una estatua. Amor ideal, saturado
de romántica ternura, que acabó por desquiciar su ya perturbada mente. En innumerables ocasiones se hizo fotografiar
junto a la estatua, y uno de sus mayores júbilos consistía en
guardar, coleccionar y admirar esos retratos.
Conforme ese cariño se desarrollaba hasta tomar
proporciones de una pasión avasalladora, el muchacho fue
haciéndose cada vez más hosco y aislado de sus familiares.
Una vez, hallándose a la hora de la comida, se comentaba
lo divertido que sería un viaje alrededor del mundo y
Federico apuntó:
–Hay uno más hermoso.
–¿Cuál? -le pregunto el hermano mayor.
–El definitivo...
De la indiferencia para todo lo que habitualmente
significa importancia, pasó al fatalismo. Una ocasión, en
que alguien de la familia hacía notar que un pordiosero
llamaba a la puerta, Federico preguntó:
–¿Es viejo?
–Sí -le contestaron.
–¿Y tiene apariencia de enfermo?
–Está leproso...
–¿Y anda sucio?
–Todo él es un harapo...
–¡Pues cuán feliz debe ser!
Tal vez, enfermo de fastidio, convencido de que no
se le comprendía y, sobre todo, víctima de un desequilibrio
nervioso, resolvió ponerle remedio al tedio que lo consumía.
Fue por su amigo y lo llevó al claro del bosque de Chapultepec. Se hizo retratar una vez más junto a “su estatua”,
tomándole una mano entre las suyas, y al regresar, antes
de separarse, dijo a su compañero:
–Préstame una pluma fuente para escribir la última
página de mi vida.
–Voy por la de mi papá -prometió el amigo-, ahora
te la traigo...
Convinieron en que Federico esperaría sentado en
una banca del jardín Colima, que da frente a la calzada de
La Piedad, ahora avenida Cuauhtémoc, y efectivamente, al
poco tiempo regresó el amigo.
–Aquí la tienes...
¡Y le dio una pistola!
Federico extrajo del bolsillo de pecho una fotografía
en la que figuraban él y su estatua, y tranquila y serenamente,
haciendo caso omiso de la gente que pasaba por el jardín,
de los automóviles que impacientes recorrían las calles
inmediatas y del ajetreo metropolitano, se llevó el arma a
la sien y oprimió el gatillo, poniendo fin a su existencia y
a su cariño ideal...
* Periodista, escritor
y fundador de Diario de Colima.†
Ágora
7 de Junio
1980.- Falleció Henry Miller, novelista estadounidense. Su obra se compone de novelas semiautobiográficas, en las que el tono crudo, sensual y sin tapujos suscitó
una serie de controversias en el seno de un Estados Unidos
puritano que Miller quiso estigmatizar denunciando la
hipocresía moral de la sociedad norteamericana, criticando
de paso el devenir de la existencia humana, desnudando
su cinismo y múltiples contradicciones. Censurado por
su estilo y contenido provocativo y rebelde en relación
a la creación literaria de su época, sus obras influyeron
notablemente en la llamada Generación Beat: Trópico
de Cáncer (1934), Primavera negra (1936), Trópico de
Capricornio (1939), Un domingo después de la guerra
(1944), son algunas de ellas.
la arquitectura toda una serie de trabajos artesanales que
dominaba él mismo a la perfección: cerámica, vidriería,
forja de hierro, carpintería, etc.
8 de junio
1948.- El pintor francés Georges Braque obtuvo el
Gran Premio de la Bienal de Venecia; actualmente considerada entre las más antiguas, importantes y prestigiosas
exposiciones internacionales de arte contemporáneo del
mundo. Junto con Pablo Picasso y Juan Gris, Braque fue
uno de los tres creadores básicos del cubismo.
1810.- Nació Robert Schumann, un compositor alemán y un crítico de la música de la época del romanticismo.
Es visto como uno de los más grandes y representativos
compositores de la historia. Tanto en su vida como en
su obra refleja su máxima expresión la naturaleza del
romanticismo, siempre envuelta en la pasión, el drama
y, finalmente, la alegría. Une la ilustración literaria con
una gran complejidad musical, creando obras de gran
intensidad lírica.
1869.- Nació Frank Lloyd Wright, un arquitecto
estadounidense, uno de los principales maestros de la
arquitectura del siglo XX. Precursor de la arquitectura
orgánica, fue el iniciador del movimiento Prairie School
(estilo de la pradera), desarrollando el concepto Usoniano
de la vivienda, es decir, una visión particular del paisaje
de los Estados Unidos, incluyendo el urbanismo de sus
ciudades, y la arquitectura de sus edificios. Wright creó
un nuevo concepto respecto a los espacios interiores de
los edificios, que aplicó en sus casas de pradera, pero
también en sus demás obras.
1903.- Nació Marguerite Yourcenar (Marguerite
Crayencour), una novelista, poetisa, dramaturga y traductora francesa nacionalizada estadounidense en 1947.
Fuegos (1936) (poema en prosa), Memorias de Adriano
(1951) (novela, traducida al español por Julio Cortázar,
entre otros), Electra o la caída de las máscaras (1954),
Teatro I y Teatro II (1971), son algunas de sus obras.
13 de Junio
1888.- Nació Fernando Pessoa, uno de los mayo-
10 de Junio
1926.- El arquitecto español Antonio Gaudí muere
atropellado por un tranvía en Barcelona. Su obra personalísima –una evolución del modernismo hacia un rutilante
neogótico que acaba acercándose al surrealismo– se encuentra sobre todo en la capital catalana donde vivió la
mayor parte de su vida. Dotado de una fuerte intuición y
capacidad creativa, Gaudí concebía sus edificios de una
forma global, atendiendo tanto a las soluciones estructurales como las funcionales y decorativas. Estudiaba hasta
el más mínimo detalle de sus creaciones, integrando en
11 de Junio
1861.- Nació en Munich,Alemania, el compositor y
director de orquesta Richard Strauss, quien fuera autor de
óperas como El caballero de la Rosa, Salomé y Eléktra,
así como de poemas sinfónicos como Don Juan Till y
Don Quijote.
1950.- El pintor y escultor francés Henri Matisse
obtuvo el premio de la Bienal de Venecia. Principal figura
del fauvismo, corriente opuesta al cubismo, con ella se
pondera el encanto decorativo del color y la contemplación
como búsqueda racional.
res poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la
literatura europea. Tuvo una vida discreta, centrada en el
periodismo, la publicidad, el comercio y, principalmente,
la literatura, en la que se desdobló en varias personalidades conocidas como heterónimos. La figura enigmática
en la que se convirtió motiva gran parte de los estudios
sobre su vida y su obra. Habiendo vivido la mayor parte
de su juventud en Sudáfrica, donde estudió hasta el año
1905, la lengua inglesa tuvo gran importancia en su vida,
pues Pessoa traducía, trabajaba y pensaba en ese idioma.
De día, Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por
la noche, escribía poesía: no escribía su propia poesía,
sino la de diversos autores ficticios, diferentes en estilo,
modos y voz. Publicó bajo varios heterónimos —de los
cuales los más importantes son Alberto Caeiro, Álvaro
de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis—, e incluso
publicó críticas contra sus propias obras, firmadas por sus
heterónimos.
Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, basílica católica de Barcelona (España), considerada la obra
maestra de Antonio Gaudí. Es el monumento más visitado de España, con 3,2 millones de visitantes,
seguido por el Museo del Prado (2,9 millones) y la Alhambra de Granada (2,3).