8 Ágora PLAZA CULTURAL DE Amor imposible De lejos y a mi alrededor Don Manuel Sánchez Silva Cosas de difuntos Carlos Caco Ceballos Silva El velorio, pintura de José María Jara (1866–1939) Desde luego todo lo que sigue fue normal, llegaron las amistades, los familiares, las coronas y empezaron los rezos. OTOÑO de 1926.- Mi tío Pepe, hermano de mi tía Adela, vivía en Tonila, donde manejaba unos billares y una tiendita de abarrotes. Como era muy conocido en el pueblo, un día llegó un campesino muy apesumbrado diciéndole que traía la grave necesidad de algún dinero para los gastos de velorio y entierro de su señora, que acababa de fallecer. Mi tío le dijo que habiendo hecho un pedido de comestibles a Zapotlán, de momento no tenía efectivo, y le aconsejó al interesado que fuera a la Presidencia, les platicara su necesidad y ellos con toda seguridad le ayudarían. Ya fui, les dije mi pena y me dijeron que ya se había agotado la partida, y entonces mi tío le recomendó: lleva el cuerpo de tu señora, se los dejas en la puerta de la Presidencia y ya verás que ellos arreglarán el entierro. Parece que así fue, pues a los dos días fue el campesino a darle las gracias a mi tío por el buen consejo que le había dado, agregando que al verlo con la difunta de inmediato le dieron el dinero. Todo esto se lo platicó mi tío a mi papá en uno de sus raros viajes que venía a Colima. En el verano de 1953, mi tío se puso malo y debido a que se agravó lo trajeron e internaron en el sanatorio Colima, allá por el barrio de San José. Él era viudo, mi tía ya se había muerto y su hijo Blas trabajaba en Mazatlán. Mi papá se hizo cargo del enfermo yéndolo a visitar y haciéndose cargo de su atención. Y así pasaron los días hasta que un día, alrededor de las 10 de la noche, Chalito, que por aquel entonces vivía con mi papá y tendría alrededor de 17 años, contestó el teléfono diciéndole que querían hablar con don Enrique, él lo llamó y mi papá después de oírlos contestó: Gracias por esta mala noticia, ya pasaré mañana por el sanatorio. Pasó una hora y volvió a sonar el teléfono y eran del mismo sanatorio. Y entonces mi papá les contestó: Ahorita son las 11 de la noche, yo no puedo hacer nada, así es que háblenme mañana a las 7 de la mañana y entonces yo haré todo lo conducente. Parece que mucho le han de haber argumentado los del sanatorio porque mi papá les restrucó: Si no pueden tener ahí el difunto, entonces les suplico pasar a la funeraria García para que les entreguen un cajón, Director General: Armando Martínez de la Rosa yo de aquí les hablaré para que se los entreguen, lo ponen en el cajón y me lo traen a Constitución 5, el zaguán diario está emparejado, lo empujan y ahí lo dejan. Al día siguiente, a las 6 llegaron las sirvientas, y al entrar muy despreocupadas y ver el cajón tapando la puerta del cancel que permanecía cerrado, una de ellas, con la natural curiosidad mujeril levantó la tapadera, y al ver que había un muerto adentro pegaron el alarido y salieron corriendo espantadas. Mi papá, ya despierto y al oír el alboroto, salió al balcón y desde ahí trató de calmarlas sin conseguirlo, y fue hasta que Chalo mi sobrino, y mi papá bajaron, abrieron el cancel y entre los dos metieron el cajón con el difunto al corredor. Desde luego todo lo que sigue fue normal, llegaron las amistades, los familiares, las coronas y empezaron los rezos; por la tarde lo llevamos al panteón a darle una cristiana sepultura. Lo curioso fue que por obra del destino lo que mi tío Pepe aconsejó al campesino allá por 1926, algo parecido le pasó a él 27 años después. Por la década de los sesenta era conocidísima y apreciada doña Chuy Vázquez, más conocida como La Güera, tía de mi amigo Víctor que tenía un puestecito de sabrosos raspados que vendía en la parte superior del jardín Independencia. Un día cualquiera enfermó y debido a sus ya antiguos padecimientos empezó a agravarse. Una o dos veces pasé a visitarla en su casita, allá por la calle Hidalgo, viéndola siempre resuelta y decidida a aliviarse, pues era una enamorada de la vida. Uno de esos días le vino un síncope debido a una coma diabético y murió. Víctor, que estaba cerca, corrió en busca del doctor con la fortuna de encontrarlo, éste de inmediato le dio respiración artificial, la inyectó y quién sabe qué otras cosas, el caso fue que después de escasos diez minutos La Güera abrió sus ojos, su corazón empezó a funcionar y pudo articular algunas frases. Y aquí fue sorprendente, triste y expectante, pues dijo con su mirada con su mirada ya serena y tranquila: “Ya estaba muerta, no sentía nada, ya estaba descansando, ¿por qué me revivieron?”. * Empresario, historiador y narrador. † Coordinador: Julio César Zamora Velasco Imágenes: Fotos de Archivo. Correo: [email protected], [email protected] Ágora PLAZA CULTURAL DE (23 de noviembre de 1958) Domingo 7 de Junio de 2015 VIÑETAS DE LA PROVINCIA 6 Roberto Villa fue un gran escritor y maestro de la narrativa, cuyo último destino fue forjar un legado de escritores que se atreviera a sacar a la luz el creativo ser interno; destapó vocaciones y enterró otras tantas a lo largo de al menos cinco talleres literarios en Colima. PÁGINA 2 2343 La última partida Christian Mora A veces los sueños son tan reales que acabamos por aceptarlos como una segunda realidad. Anoche, don Robert me visitó en sueños. —Vine a despedirme –me dijo, parado en la puerta de su casa. Todo estaba igual: la casa, la moto, el cigarro en su mano. Me acerqué a él y me recibió con los brazos abiertos; nos dimos un abrazo fraternal, sincero, sabiendo que podría no haber más. —¿Qué tal, don Robert, cómo está? —Pues cómo voy a estar –me contestó con un tono de broma–. Ya mejor. Aquí no me duele nada. —Me siento apenado con usted, maestro. Quiero pedirle perdón. No fui a despedirme. Andaba ocupado en tantas cosas banales de la vida, que a veces olvido lo importante. —No te preocupes. Ya te dije que a eso vine. Entramos a la casa, sentándonos alrededor del tablero de damas en el cual jugábamos dos o tres partidas cada que lo visitaba. —¿Qué, nos echamos la última partida? –me preguntó entusiasmado. —Claro que sí, don Robert. Aunque ya sé que voy a perder. Antes de comenzar a jugar, don Robert se levantó para preparar café y fumarse un nuevo cigarrillo. Jugando y tomando nuestras respectivas tazas de café, seguimos platicando de cosas cotidianas como si no estuviera pasando algo mágico. —¿Y cómo está tu papá? –me preguntó. —Muy bien, maestro. Se quedó con ganas de venir a verlo. —Sí, qué triste. Pero así son las cosas. Salúdamelo mucho. —¿Y usted, cómo está don Robert? ¿Allá también vende películas? —No, acá sobra la comida, y los cigarrillos son gratis. Me queda más tiempo para hacer lo que me gusta. Lástima que ya no puedo compartirles mis porquerías. —Pues háganoslas llegar, maestro. Siempre hay formas. —Ojalá se pudiera. En cuanto dijo esto, terminó de comer todas mis fichas y ganó la partida de damas. —Perdiste, ya estarás acostumbrado. Salúdame a todos. Dile al Zorro que vuelva a vender hamburguesas y a Brenda que no deje la poesía. Tú, échale ganas para que por fin te publiquen algo bueno. Levantándose, prendió el último cigarro y se dirigió al baño. Esperé a que regresara, aun sabiendo que por más que lo buscara por toda la casa jamás volvería a verlo. ESCRIBEN: Brenda Rosales, Roberto Villa, Adriana Espíritu, José Lomelí, Alberto Ocón, Luis Velasco, Norma Navarrete, Alberto Flores, Pedro Lizarda y Javier Chávez. 2 Ágora Ágora La última tertulia con Roberto Villa (1945-2015) Rugidos literarios PLAZA CULTURAL DE Brenda Rosales Todos hablaban del escritor que tenía su dirección en la calle Leandro Valle, en el centro de la ciudad de Colima; hablaban de su famosa egoteca, compuesta por los reconocimientos que obtuvo a lo largo de su carrera literaria; hablaban de su mano humeante, de su sentido del humor característico. Imágenes del escritor en diferentes etapas de su vida: leyendo, escribiendo y en compañía de alumnos y amigos. In Memoriam Lunes 1 de junio. 8:30 de la noche. La Casa del Archivo del municipio de Colima espera a puertas abiertas. La lluvia ha cesado. Huele a café y a tierra mojada. Estamos listos para cerrar un ciclo y despedir al maestro, al amigo: Roberto Villa, quien falleció el pasado 21 de mayo. Roberto Villa, como solía hacerse llamar, fue un gran escritor y maestro de la narrativa, cuyo último destino fue forjar un legado de escritores que se atreviera a sacar a la luz el creativo ser interno; destapó vocaciones y enterró otras tantas a lo largo de al menos cinco talleres literarios en Colima. La Casa del Archivo, fue antes testigo de talleres y lecturas a cargo de Don Robert, como lo llamábamos los más cercanos, pero esta vez se engalanó para rendirle tributo, en una íntima velada de despedida. El evento fue presidido por el director de El Comentario, Daniel Peláez Carmona; el Magistrado Guillermo Ruelas Ocampo; la señora Lilia Díaz, viuda de Roberto Villa; Aldo Zaidoreth Villanueva, hijo de Roberto Villa, y Arving Tintos, amigo cercano. El evento comenzó con una ola de aplausos que cimbraban el lugar de sentimientos encontrados, de felicidad contenida y nostalgia a flor de piel. En seguida, a voz de Daniel Peláez, se dio lectura a “La vendedora de papas”, cuento que a manera casi ritual era siempre el comienzo de las lecturas de Roberto Villa. Él decía que no era su mejor cuento, ni el que más le gustaba, pero que había sido su primer texto publicado y le tenía un especial cariño. Martha Elena Verduzco, Bertha Luz Montaño y más ex alumnos asistentes se enlistaron para dar lectura a otros cuentos, participando también su viuda e hijo. El evento procedió con la lectura de textos alusivos al recién fallecido y homenajeado escritor a cargo de Daniel Peláez, Guillermo Ruelas Ocampo, quienes fueron cercanos amigos de Roberto Villa, y algunos de sus alumnos más allegados: Christian Mora, Martha Michel y Brenda Rosales. Más tarde, su viuda dirigió unas palabras de agradecimiento al público y presentó algunos obje- 7 PLAZA CULTURAL DE José María Lomelí Pérez tos personales característicos de Roberto Villa: su cenicero, sus plumas de corrección de cuentos, su taza de café, algunos libros, su última novela escrita e inédita aún –la cual espera el dictamen de un concurso importante–, y sus cenizas que físicamente lo representaban a él. El acto lo cerró de manera emotiva su amigo Arving, El Zorro. Todos hablaban del escritor disfrazado de vendedor de películas que tenía su dirección en la calle Leandro Valle, en el centro de la ciudad de Colima; hablaban de su famosa egoteca, compuesta por los reconocimientos que obtuvo a lo largo de su carrera literaria; hablaban de su mano humeante, de su sentido del humor característico que ha quedado impregnado en todos los que lo conocimos; de sus sueños y de cómo perdían en ocasiones el vuelo, como parte de una maldición literaria. Para finalizar, se llevó a cabo un brindis en honor a Roberto Villa. A las 10 de la noche, entre bocadillos, vino tinto y café, cerramos el ciclo con el escritor, el amigo, el maestro... Cuando pienso en una época dorada para la literatura sin duda el siglo XIX resplandece con luz propia. Es ahí donde están la mayoría de mis héroes literarios, publicando sus historias y novelas por entregas, viajando y escribiendo crónicas brillantes, moviendo conciencias y polemizando con sus posicionamientos políticos y opiniones diversas; recitando sus poemas, actuando sus historias ante públicos ávidos por escucharles y verles cual verdaderos rockstars. Edgar Allan Poe, Charles Dickens, Hans Christian Andersen, Victor Hugo, Alexandre Dumas, Gustave Flaubert, Fiódor Dostoievski, León Tolstói, Robert Louis Stevenson, Mary Shelley, Bram Stoker, Julio Verne y Lewis Carroll, por mencionar algunos cuantos, son sólo una pequeña muestra del amplio abanico de gigantes intelectuales que por entonces circulaban por el mundo. Muchos y variados fueron los encuentros que entre ellos se produjeron, verdaderas y profundas las admiraciones mutuas, diversas los temas por los cuales se interesaron, sumamente originales los enfoques que emplearon en sus obras, grandes las historias que surgieron de esas plumas dando a luz a innumerables e icónicos personajes, los cuales pronto parecieron cobrar vida propia. Auguste Dupin, Ebenezer Scrooge, el doctor Jekyll y Mr. Hyde, Frankestein, Dracula, Alicia, Edmundo Dantès, Emma Bovary y Jean Valjean, son apenas algunos cuantos de esos personajes que por su buena construcción biográfica saltaron del papel al mundo real. Pero de todos ellos quizá ninguno dio tantos dolores de cabeza a su creador como Sherlock Holmes, el detective por antonomasia, a sir Arthur Poderosas influencias Conan Doyle. Se cuenta que el famoso escritor y médico británico se inspiró para la creación y diseño de Holmes en uno de sus profesores universitarios llamado Joseph Bell, observador atento y meticuloso que enseñó a aplicar a Arthur el método deductivo, característica que supo aplicar en su puntilloso y poco sociable personaje. Sherlock Holmes vio la luz por primera vez en 1887 en la novela titulada Estudio en escarlata, la cual brindó a su creador la notoriedad pública que tanto deseaba alcanzar. Sin embargo, la popularidad de Holmes fue tan avasalladora que no tardó en eclipsar el resto de la obra de sir Arthur Conan Doyle y éste, consciente de todo ello, juzgando que tenía una obra mucho más profunda y valiosa que las aventuras de su detective, concluyó que la mejor opción sería acabar definitivamente con él matándolo. Así lo hizo con la publicación en 1893 del relato El problema final, en la revista The Strand Magazine. Fue cuestión de tiempo para que miles de lectores, afectados por la muerte de Holmes, comenzaran a protestar usando listones negros en su sombreros y enviando cartas un tanto groseras a sir Arthur Conan Doyle, pidiéndole siempre traerlo de vuelta a la vida. Lo verdaderamente sorprendente fue que no fueron ni esas protestas ni las exigencias de sus editores las que lo llevaron a revivir a su personaje, sino las peticiones de su madre, Mary Foley, las cuales surtieron efecto ocho años después cuando en 1901 comenzó a publicar mensualmente la novela El sabueso de los Sherlock Holmes vio la luz por primera vez en 1887 en la novela titulada Estudio en escarlata, la cual brindó a su creador la notoriedad pública que tanto deseaba alcanzar. Baskerville, en la revista anteriormente citada. Fue así que gracias a dos poderosas influencias, la de su madre y la de su maestro, que hoy por hoy conocemos cuatro novelas del ilustre detective y 56 de sus fascinantes aventuras. La importancia de la educación afectiva en la historia humana Norma Navarrete A continuación, se da cita a los recursos con los que cuenta un docente para educar también de manera afectiva a sus alumnos. Al respecto, es de suma importancia, que el docente tenga un control correcto, de sus emociones. Por eso, un maestro que grita al alumno, lo maltrata física o verbalmente, no es el mejor ejemplo a seguir. Paulo Freire platica de una reunión que tuvo con un grupo de jóvenes de Brasil, de nivel básico, que al preguntarles ¿cómo veían ellos a sus maestros? y ¿qué clase de escuela les gustaría tener? Le respondieron al autor ¿qué pensaba de una maestra que ponía a un alumno a oler la pared? Inmediatamente Paulo tuvo que reconocer que la maestra estaba equivocada y que merecía una amonestación. En un artículo titulado Las dimensiones afectivas de la docencia, de la UNAM, se muestran algunos resultados que vienen al caso y que dejan ver la gran importancia que tiene el intercambio de afecto en el aula de manera continua entre los alumnos y el docente, por eso quiero citar a continuación las siguientes palabras: “Tiene un impacto positivo sobre el crecimiento personal de los estudiantes, sobre el aprendizaje y los procesos de socialización”. Transmitir el conocimiento, sin descuidar las actitudes, los sentimientos y las (II/II) creencias del estudiante es muy útil porque de esa manera se motiva al alumno. Y ¿qué decir de la vocación? El amor a lo que se hace también es parte esencial. ¿Cómo dar algo que no se tiene? El alumno percibe cuando el maestro realiza su trabajo con entrega. Sobre todo en los años formativos como son el nivel preescolar y los primeros años de la educación básica, tener un maestro dedicado y amoroso, es sinónimo de seguridad y aprendizaje. Un niño que aprende a dominar sus miedos a través del trabajo en conjunto de sus padres y el maestro es un niño que se siente integrado y comprendido. Y esa es la meta de la educación con afecto. Escuchar, observar, integrar y ayudar al niño a socializar con el medio que le rodea. Es digno de mencionar otro recurso: la observación. Freire dijo que era esencial para lograr entender el mundo del alumno y poder enseñar de acuerdo a lo que ya sabe. De igual manera la tolerancia, la humildad y el respeto pueden funcionar. ¿Quién dijo que no se puede aprender también de los alumnos? El papel del maestro es ayudar y guiar a ese niño para que aprenda a poner en su lugar cada emoción y encuentre cómo dominarlas, para que los conflictos que surjan se resuelvan. Que la personalidad del alumno no se vea como un obstáculo y se respete la manera de ser y se moldee a través del conocimiento, pero con amor y atención. Hilado a estos valores, el factor de la comunicación, resalta en la experiencia educativa, ya que influye para lograr un avance significativo. Si el alumno se percata que hay poco o ningún interés de parte del maestro hacia su persona, no se comunica. A lo que se destaca también el hecho de tener presente la situación sociocultural de ambos, maestro y alumno. De esta manera se logrará tener una buena comunicación. Se vuelve necesario conocer el lenguaje, los sueños y aspiraciones del estudiante. A manera de conclusión, se ha destacado la importancia de la educación afectiva en la historia humana, para poder traer mejoras al nivel educativo que actualmente se vive en el país. Dale atención a una planta, que no representa una esperanza para el futuro, y ésta se mantiene verde y frondosa. Al darle atención a uno de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, como son los niños y jóvenes, esto representa una fortaleza. Ahora resta decir que cada quien es responsable de impartir en el aula su enseñanza, combinada con un poco de amor, y de esta manera se dejará una huella importante en su propia historia educativa y humana. 6 Ágora Música lejana 3 Ágora PLAZA CULTURAL DE PLAZA CULTURAL DE Aventura Luis Alfonso Velasco Anguiano (LAVA) El colega roberto villa* Alberto Ocón ¿Has visto caer la lluvia? Tú y yo somos el eterno tintineo de la lluvia derramada. Caminaremos separados y preguntaremos al cielo, a la tierra, al aire y al fuego: ¿Han visto caer la lluvia?, pero jamás obtendremos respuesta porque nadie nos sostiene, nadie nos ayudará a caminar, ni a volar ni arder. Pero en ti como en mí, siempre sonará esa canción, y cada mañana despertarás diciendo: “apaga las luces, dejemos las velas encendidas y afueras las heridas…”. Tu pasado y el mío nos encontrará un día como ahora nos tropezó… Volverás a decirme “tú me gustabas en la preparatoria” y yo diré “fui muy tímido”, y qué importa si hoy como ayer vuelvo a ser el mismo idiota: hoy podré cantar y mis palabras sólo son acaso una esperanza… Inmóvil Alberto Flores Yo no puedo escribir los versos más tristes ni decir cuánto la quise no hace falta ni quiero decir nada de sólo pensar en cualquier frase expresión o palabra una letra es suficiente y hasta el silencio mismo para que se me revele su imagen. Al cielo Pedro Lizarda Si existe el destino está detrás de las puertas en las más antiguas suena el canto de vates cuando están agrietadas una mujer siempre asoma en las de madera roja el tiempo nunca pasa y las más oscuras conducen al cielo ¿Por qué las canas abundan cuando es poco probable echarlas al aire? LAVA Anoche… tuve una aventura. No sé cómo me vi aterrizado en un hermoso, moreno y bronceado cuerpo; con el mentón en su abdomen, mis asombrados ojos miraban dos grandes, rígidos y negros volcanes que en su punta manifestaban una inminente erupción. Desde ese pequeño hoyo del centro inicié el recorrido. ¡Al Norte!, la brújula de la seducción gritó. Con un timón rígido, mi emoción se encaminó hacia esos oscuros picos; como una ancla, mis manos se aferraron a ellos. No eran tan grandes como desde su centro se veían y con mis dedos acariciándolos en su punta, sus explosiones retardaron. Mi lengua dijo… ¡Con permiso!, no sin antes mojar sus picos, que les hicieron relinchar. Llegué a su Polo Norte; una sensual boca con perlas blancas de nieve le circundaban su entorno; sonrió dándome la bienvenida. ¡Las aguas dulces se juntaron! Mis manos se desprendieron de sus voluminosas presas diluyéndose poco a poco en su pelo rizado y negro. Esas pequeñas orejas… ¡Cuántas cosas escucharon sin pronunciar una sola palabra! Sorprendidos mis ojos y manos respondieron al desorden de la locura, y hacia el lejano Sur, desde su centro nuevamente iniciaron su recorrido, deslizándose con la única decisión de llegar. Mi sentido se encontró en oscuras e impenetrables guaridas, en donde dos pronunciadas laderas encaminaban al fondo del anhelado manantial. Hasta ahí llegué, ahí me detuve; me atranqué de sus posteriores montañas, deleitándome en la erupción compartida… gozando del placer de saberme enamorado. ¡Desperté!... todo fue un sueño… así es, un sueño; quizá causado por un dominicano recuerdo. No me di lástima, ni tristeza me provocó el excitado despertar; me dio risa, sí, mucha risa, al ver las sábanas mojadas que me vincularon del sueño a la realidad. ¡Qué risa!, soy un adolescente –me dije–. ¡Qué bueno!, que por medio de un sueño se manifiesta mi soledad. Es una dicha saber que estoy en primavera y casualmente en este hermoso lugar. Me gusta mi soledad enfrentada y saboreo el encanto de saber que aún despierto… tengo el valor de volver a soñar. ¡Me da tanta risa… que hasta mi sueño les cuento! Saludos desde Canadá, a todos los lectores del Ágora. [email protected] Hoy desperté sintiéndome Dios. Sí, ¡así con mayúsculas!, crearía un mundo perfecto en el universo plano de mis hojas de papel, corregiría fealdades, injusticias y defectos. Los habitantes de mi mundo serían todos altos y hermosos (cualidades ambas de las que carezco y a las que culpo de no haber encontrado el amor). También serían buenos, no habría letras para seres dañinos y molestos, hasta las mujeres serían nobles, generosas e inteligentes. Con esas bases en mente me senté a teclear, formé primero aguas y tierras, los mares donde quiera terminaban en playas de bravos oleajes (ya que a mí me aburren las marinas aguas quietas); en las tierras formé ciudades, pueblos y villorios, ninguna de las ciudades megalíticas, las más grandes se parecían a los pueblos de mis vacacionales recuerdos, tenían la extensión que un hombre puede recorrer a pie en unas horas de marcha, pero con gente suficiente para personificar las historias que pensaba, aunque no tanta como para que ellos no se conocieran entre sí por lo menos de vista, pues también fauna y flora, no todas las especies, sólo las que me eran gratas; perros los había a montones y de todas las razas y cruzas, meneaban sus colas con alegría y ninguno portaba pulgas o dejaba pelos sueltos en los muebles y alfombras; los gatos, ronroneaban el día entero, eran cariñosos y juguetones, pero conservando su espíritu de libertad e independencia, colibríes y pájaros hermosos los había como las moscas hoy (desde luego que a éstas y a los zumbadores mosquitos no los puse). Asimismo eliminé a cuanto insecto, animal o planta me resultaba desagradable o era especie peligrosa, por saber poco de botánica y de zoología pasé parte del día consultando enciclopedias para seleccionar lo más conveniente, con pesar tuve que sacrificar pitahayas, tunas y rosas, entre otras especies, para evitar ahuates y espinas, y así, letra a letra el escenario se fue construyendo; cuando consideré tenerlo terminado pude dedicar por fin todo mi tiempo y esfuerzo a los seres humanos, todos (como ya dije) eran dechados de virtud y belleza, pero tan iguales, que me resultó difícil discurrir tramas interesantes, ellos y ellas, en su perfección resultaban aburridos e insípidos (por no decir estúpidos), hacían falta las pasiones, los pecados; poco a poco una serpiente de letras se fue introduciendo en aquel paraíso tan cuidadosamente construido. Adán (¿y por qué no, si yo también era Dios y él mi primer hombre?) decidió ser diferente, y para lograrlo se cercenó una oreja o lo Van Gogh, en ese momento Lilith, quien siempre lo había visto con indiferencia, comenzó a interesarse en él y a peleárselo a Eva, y él, infiel (como sólo en los relatos pueden ser los hombres) Mejor, te leo Adriana Espíritu Me embargué en el tren del trabajo para mantener a mis hijos, a mi familia; pero cuando llegué a los cuarenta me di cuenta que nunca, en realidad, había hecho lo que había querido. Roberto Villa. Me siento a pensar en la muerte, quiero recibirla elegante, con los brazos abiertos como un adolescente enamorado. Me burlo de ella por flaca y fea; no me aterra, me asusta. comenzó a alardear con todos acerca de sus nuevas conquistas; los otros, aún bellos y perfectos se dividieron en dos bandos, los irresolutos que se mantuvieron tal y como yo los había creado, y los audaces que comenzaron a macular sus rostros y cuerpos con cortes y tatuajes para poder competir con la fealdad de Adán, de allí a llegar a las luchas personales por algunas mujeres fue sólo un paso, y de esto a las batallas colectivas que después degeneraron en guerras, sólo cuestión de algunas cuartillas más, y así, los siete pecados capitales se fueron adueñando de todos al golpe de mis teclas llegando a tener un mundo imaginario muy parecido al que habito, agobiado por el hambre de todo un día sin alimentos por estar inmerso en la creación de un mundo perfecto; arrojé al cesto de la basura las decenas de inútiles cuartillas y salí a cenar. En la calle alcé la vista al cielo y contemplé lunas y estrellas. Y con una sonrisa en mi rostro cansado dije en voz alta: yo también fallé, Colega. *Así, con las iniciales en minúscula y el resto de las palabras en mayúscula, era la manera como firmaba sus narraciones el autor, quien falleció el pasado 21 de mayo. Me asusta que no me deje contarte; contar historias, sufrirlas y escribirlas. Me asusta que me lleve antes de que toques mi tinta y no puedas oler mi papel. Por eso, mejor te invento; te busco en algún libro nuevo o viejo, te leo y platico todo lo que sueño. Te deseo por la gramática y el verso, por mis dedos que tocan tus hojas: roce de tu piel seca. Te leo, te imagino para contarle a la muerte, todo lo que viví sin verte. 4 Ágora Ágora PLAZA CULTURAL DE PLAZA CULTURAL DE VIÑETAS DE LA PROVINCIA Amor imposible Don Manuel Sánchez Silva Eva, estatua del escultor victoriano Thomas Brock. Fue ahí donde Federico empezó a vivir la más desconcertante de las aventuras amorosas, pues acabó por enamorarse de una estatua. Entre las numerosas estatuas de mármol que decoran el Palacio de Bellas Artes de la capital del país, figura una que representa a una hermosa mujer desnuda. Pero el escultor imprimió a su obra tal expresión de castidad, en la tranquila actitud del cuerpo y en la dulzura de los rasgos fisonómicos, que solamente a través de un temperamento morboso, de enfermiza lascivia, podría la absoluta carencia de ropas despertar sentimientos de procaz erotismo, cuando en realidad inspira admiración a la belleza artística. Y esa bellísima estatua tiene una historia de amor que, iniciada dentro del más puro romanticismo, culminó en la más sorprendente de las tragedias. Para relatarla es preciso retroceder hasta 1918, año en que, procedente de Tacubaya, se radicó en esta capital la familia Fernández que se componía de los esposos don Federico y doña Josefina y sus cuatro hijos: Carmen, Josefina, Jorge y Federico. La simpatía y decencia de todos ellos, unidas a la juventud y atractivo de las muchachas, les facilitaron su aceptación en la mejor sociedad colimense. Era don Federico delgado y bajo de estatura, sanguíneo, bien parecido, de clara inteligencia, palabra fácil y fértil ingenio,desbordanteenbromas,cuentosyocurrencias.Tenía aficiones intemperantes y el vinillo regional, conocido por tuxca, le gustó al extremo de preferirlo al mejor de los coñacs. Llamaba "fogonazos" a las copas llenas del mencionado mezcal, lo que dio motivo a que sus amigos le apropiaran el nombre, como un segundo bautizo. En contraste con su exigua estatura y su carácter alegre y dinámico, su esposa era alta, enjuta, retraída y mustia. Carmen, la primogénita, bonita y temperamental, tenía el pelo rizado y castaño, ojos verdes y boca provocativa. Seguíale Josefina, de facciones delicadas y natural apacible. Luego Jorge, que heredó de su padre figura y manera de ser, y por último Federico, un muchacho espigado y melancólico. Durante su permanencia en Colima, don Federico desempeñó el cargo de secretario del Ayuntamiento, conservándolo hasta 1924, en que la familia regresó a su tierra natal, no sin que la mayor contrajera matrimonio con José Velasco, de origen colimense. De nuevo en el Distrito Federal, don Federico aceptó un empleo en la Dirección de Aguas y Saneamiento, Josefina casó con un comerciante en artículos fotográficos, Jorge se inició con éxito en la fabricación y comercio de calzado y Federico ingresó a la preparatoria, donde desde un principio el estudio de la filosofía le absorbía tiempo y voluntad. A semejanza de don Quijote, el joven se pasaba los días de claro en claro y las noches de turbio en turbio, leyendo a los filósofos de todos los tiempos, especialmente las corrientes de Kant y Nietzsche, y tanto se absorbió en el estudio que llegó a ser un extraño para su propia familia, con la que no podía entenderse. En la preparatoria fue compañero de otro joven también obsesionado por la filosofía, y en cierta ocasión, sintiéndose desprovistos de ambiciones económicas y ajenos al medio en que se hallaban, optaron por abandonar la escuela y dedicarse por entero a cultivar su gusto. Por aquella época, en un claro del bosque de Chapultepec se hallaban las estatuas encargadas por el presidente Díaz a diversos escultores italianos para ornamentar el 5 En la historia del arte… (23 de noviembre de 1958) Teatro Nacional, cuya construcción interrumpió el movimiento revolucionario y reanudó -hasta concluirla 20 años después- el Departamento Central. Federico y su inseparable amigo frecuentaban el sitio, deleitándose horas y más horas en la contemplación de aquellas obras de arte que destacaban su marmórea belleza en su semicírculo de prado, abierto en la tupida arboleda del bosque. Y fue ahí donde Federico empezó a vivir la más desconcertante de las aventuras amorosas, pues acabó por enamorarse de una estatua. Amor ideal, saturado de romántica ternura, que acabó por desquiciar su ya perturbada mente. En innumerables ocasiones se hizo fotografiar junto a la estatua, y uno de sus mayores júbilos consistía en guardar, coleccionar y admirar esos retratos. Conforme ese cariño se desarrollaba hasta tomar proporciones de una pasión avasalladora, el muchacho fue haciéndose cada vez más hosco y aislado de sus familiares. Una vez, hallándose a la hora de la comida, se comentaba lo divertido que sería un viaje alrededor del mundo y Federico apuntó: –Hay uno más hermoso. –¿Cuál? -le pregunto el hermano mayor. –El definitivo... De la indiferencia para todo lo que habitualmente significa importancia, pasó al fatalismo. Una ocasión, en que alguien de la familia hacía notar que un pordiosero llamaba a la puerta, Federico preguntó: –¿Es viejo? –Sí -le contestaron. –¿Y tiene apariencia de enfermo? –Está leproso... –¿Y anda sucio? –Todo él es un harapo... –¡Pues cuán feliz debe ser! Tal vez, enfermo de fastidio, convencido de que no se le comprendía y, sobre todo, víctima de un desequilibrio nervioso, resolvió ponerle remedio al tedio que lo consumía. Fue por su amigo y lo llevó al claro del bosque de Chapultepec. Se hizo retratar una vez más junto a “su estatua”, tomándole una mano entre las suyas, y al regresar, antes de separarse, dijo a su compañero: –Préstame una pluma fuente para escribir la última página de mi vida. –Voy por la de mi papá -prometió el amigo-, ahora te la traigo... Convinieron en que Federico esperaría sentado en una banca del jardín Colima, que da frente a la calzada de La Piedad, ahora avenida Cuauhtémoc, y efectivamente, al poco tiempo regresó el amigo. –Aquí la tienes... ¡Y le dio una pistola! Federico extrajo del bolsillo de pecho una fotografía en la que figuraban él y su estatua, y tranquila y serenamente, haciendo caso omiso de la gente que pasaba por el jardín, de los automóviles que impacientes recorrían las calles inmediatas y del ajetreo metropolitano, se llevó el arma a la sien y oprimió el gatillo, poniendo fin a su existencia y a su cariño ideal... * Periodista, escritor y fundador de Diario de Colima.† Ágora 7 de Junio 1980.- Falleció Henry Miller, novelista estadounidense. Su obra se compone de novelas semiautobiográficas, en las que el tono crudo, sensual y sin tapujos suscitó una serie de controversias en el seno de un Estados Unidos puritano que Miller quiso estigmatizar denunciando la hipocresía moral de la sociedad norteamericana, criticando de paso el devenir de la existencia humana, desnudando su cinismo y múltiples contradicciones. Censurado por su estilo y contenido provocativo y rebelde en relación a la creación literaria de su época, sus obras influyeron notablemente en la llamada Generación Beat: Trópico de Cáncer (1934), Primavera negra (1936), Trópico de Capricornio (1939), Un domingo después de la guerra (1944), son algunas de ellas. la arquitectura toda una serie de trabajos artesanales que dominaba él mismo a la perfección: cerámica, vidriería, forja de hierro, carpintería, etc. 8 de junio 1948.- El pintor francés Georges Braque obtuvo el Gran Premio de la Bienal de Venecia; actualmente considerada entre las más antiguas, importantes y prestigiosas exposiciones internacionales de arte contemporáneo del mundo. Junto con Pablo Picasso y Juan Gris, Braque fue uno de los tres creadores básicos del cubismo. 1810.- Nació Robert Schumann, un compositor alemán y un crítico de la música de la época del romanticismo. Es visto como uno de los más grandes y representativos compositores de la historia. Tanto en su vida como en su obra refleja su máxima expresión la naturaleza del romanticismo, siempre envuelta en la pasión, el drama y, finalmente, la alegría. Une la ilustración literaria con una gran complejidad musical, creando obras de gran intensidad lírica. 1869.- Nació Frank Lloyd Wright, un arquitecto estadounidense, uno de los principales maestros de la arquitectura del siglo XX. Precursor de la arquitectura orgánica, fue el iniciador del movimiento Prairie School (estilo de la pradera), desarrollando el concepto Usoniano de la vivienda, es decir, una visión particular del paisaje de los Estados Unidos, incluyendo el urbanismo de sus ciudades, y la arquitectura de sus edificios. Wright creó un nuevo concepto respecto a los espacios interiores de los edificios, que aplicó en sus casas de pradera, pero también en sus demás obras. 1903.- Nació Marguerite Yourcenar (Marguerite Crayencour), una novelista, poetisa, dramaturga y traductora francesa nacionalizada estadounidense en 1947. Fuegos (1936) (poema en prosa), Memorias de Adriano (1951) (novela, traducida al español por Julio Cortázar, entre otros), Electra o la caída de las máscaras (1954), Teatro I y Teatro II (1971), son algunas de sus obras. 13 de Junio 1888.- Nació Fernando Pessoa, uno de los mayo- 10 de Junio 1926.- El arquitecto español Antonio Gaudí muere atropellado por un tranvía en Barcelona. Su obra personalísima –una evolución del modernismo hacia un rutilante neogótico que acaba acercándose al surrealismo– se encuentra sobre todo en la capital catalana donde vivió la mayor parte de su vida. Dotado de una fuerte intuición y capacidad creativa, Gaudí concebía sus edificios de una forma global, atendiendo tanto a las soluciones estructurales como las funcionales y decorativas. Estudiaba hasta el más mínimo detalle de sus creaciones, integrando en 11 de Junio 1861.- Nació en Munich,Alemania, el compositor y director de orquesta Richard Strauss, quien fuera autor de óperas como El caballero de la Rosa, Salomé y Eléktra, así como de poemas sinfónicos como Don Juan Till y Don Quijote. 1950.- El pintor y escultor francés Henri Matisse obtuvo el premio de la Bienal de Venecia. Principal figura del fauvismo, corriente opuesta al cubismo, con ella se pondera el encanto decorativo del color y la contemplación como búsqueda racional. res poetas y escritores de la lengua portuguesa y de la literatura europea. Tuvo una vida discreta, centrada en el periodismo, la publicidad, el comercio y, principalmente, la literatura, en la que se desdobló en varias personalidades conocidas como heterónimos. La figura enigmática en la que se convirtió motiva gran parte de los estudios sobre su vida y su obra. Habiendo vivido la mayor parte de su juventud en Sudáfrica, donde estudió hasta el año 1905, la lengua inglesa tuvo gran importancia en su vida, pues Pessoa traducía, trabajaba y pensaba en ese idioma. De día, Pessoa se ganaba la vida como traductor. Por la noche, escribía poesía: no escribía su propia poesía, sino la de diversos autores ficticios, diferentes en estilo, modos y voz. Publicó bajo varios heterónimos —de los cuales los más importantes son Alberto Caeiro, Álvaro de Campos, Bernardo Soares y Ricardo Reis—, e incluso publicó críticas contra sus propias obras, firmadas por sus heterónimos. Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, basílica católica de Barcelona (España), considerada la obra maestra de Antonio Gaudí. Es el monumento más visitado de España, con 3,2 millones de visitantes, seguido por el Museo del Prado (2,9 millones) y la Alhambra de Granada (2,3).
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