LES RUNES El Llenguatge Sagrat de la Civilització Nòrdica

Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
LES RUNES
f u x a r k g w h n i j y p z s t b e m l q o d
El Llenguatge Sagrat de la Civilització Nòrdica
Article de recerca amb motiu de l’exposició d’Emili Armengol
Les Tres Dimensions de les Runes
al Museu del Monestir de Sant Cugat
per
Hernan Ruiz Bonet
(Versió en Castellà)
1
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Las Runas
f u x a r k g w h n i j y p z s t b e m l q o d
El Lenguaje Sagrado de la Civilización Nórdica
Introducción
Para hablar de las runas es ineludible sumergirse en la cosmovisión de la extinta
civilización nórdica en la que éstas emergieron, y de la que eran su alfabeto sagrado, lo
que hoy llamaríamos su sistema arquetípico.
De las pocas evidencias históricas que nos han llegado de su pensamiento y religión —
por escritos de autores romanos y cristianos principalmente—, sabemos que la
civilización nórdica era de transmisión oral; no escribían ni sobre sus tradiciones ni sobre
sus mitos ni sobre nada que consideraran esencial, de hecho, la misma palabra runa
significa secreto, susurro.
De esos mismas evidencias también puede inferirse que la nórdica era una civilización de
forma tradicional, es decir, que estaba fundamentada sobre principios metafísicos
(literalmente sobrenaturales; por encima de lo natural). Y para escribir sobre una cultura
tradicional para lectores asentados en una mentalidad moderna, fundamentada en
principios empíricos, es decir sobre hechos naturales, se precisa de algo más que un largo
preámbulo, pues su punto de vista está mucho más alejado del nuestro de lo que pueda
imaginarse.
Para salvar este abismo es desde luego necesario familiarizarse mínimamente con la
imponente mitología nórdica que, para los que deseen dejarse transportar por su relato, es
ya por sí sola capaz de detener nuestro mundo. Pero en este contexto, también requieren
de una explicación exhaustiva términos como símbolo, signo, arquetipo, principio
metafísico, mito, civilización tradicional… pues son las claves que, dentro de ese
deslumbrante marco mítico, nos permitirán vislumbrar la mirada con la que los propios
nórdicos contemplaban sus preciadas e inestimables runas.
2
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Podemos ilustrar el conflicto entre el punto de vista tradicional y el moderno tomando un
ejemplo muy concreto de una civilización tradicional aún existente: la hindú.
Por ejemplo, en esta tradición, se considera que el ser humano posee tres niveles de
consciencia: El estado de vigilia normal, lo que en occidente llamamos estar despierto,
en el que uno está plenamente consciente y alerta. El estado de sueño, en el que uno está
dormido pero sueña, y el estado de sueño profundo sin sueños. Finalmente existe un
cuarto estado de consciencia que ya no es personal, que es el fondo del que emergen los
otros tres.
Para desconcierto de nuestro punto de vista occidental el primer estado de consciencia,
que corresponde a lo que llamamos estar despierto, es el considerado por la tradición
védica el menos consciente de los tres. Lo que nosotros llamamos despierto ellos lo
califican de dormido.
Cuando tenemos un sueño, un psicólogo contemporáneo, en el caso que le dé algún valor,
(no todas las escuelas de psicología le dan valor a los sueños) normalmente intentará
interpretarlo según la historia personal del sujeto y las categorías de la mente racional
consciente.
Un hindú tradicional procederá de modo inverso; no tiene sentido para él rebajar los
productos de estados superiores de consciencia a los inferiores. Procederá a interpretar el
estado de vigilia del individuo a la luz de lo que dice ese sueño. Así lo que llamamos
realidad pasa a ser interpretado como un sueño, y es interpretado en la clave simbólica
que lo que llamamos el sueño ha desvelado. Pues, desde este punto de vista, no es la vida
del individuo y sus circunstancias lo que crea el contenido del sueño, muy al contrario, lo
que está desplegándose en el plano de la consciencia onírica es lo que explica tanto la
situación presente, como aquello que determinará los acontecimientos futuros de la vida
del individuo.
Pues desde el punto de vista tradicional, los símbolos, los arquetipos y las realidades de
las que emanan, son más reales que lo que nosotros llamamos realidad.
Esta inversión de la jerarquía de lo que es real puede resultar muy turbadora para nuestra
mentalidad occidental, y creo preciso señalar que, en el ámbito de los símbolos y de los
arquetipos, si la consciencia racional del lector, (con sus claras divisiones entre yo y no
yo, dentro y fuera, causa y efecto etc.) no se siente perturbada, es que aún no hemos
cruzado el umbral.
3
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Al hablar de las runas vamos a aproximarnos al sistema arquetípico de la antigua
civilización nórdica. A aquello que para ellos era más real que lo que nosotros llamamos
realidad. Y qué mejor que la voz propia de esa remota civilización, expresada en sus
antiguos poemas, para exponernos por vez primera al misterio de las runas e impulsarnos
definitivamente a cruzar el umbral.
Edda Poética, versos 138 y 139:
Hávamál, verso 80:
Me colgué en un árbol mecido por el viento
Está comprobado:
nueve largas noches
si runas consultas,
herido con una lanza y entregado a Odín,
aquellas de origen divino,
yo mismo ofrecido a mí mismo,
las que altos poderes hicieron
en aquel árbol del cual nadie conoce
y el sacerdote supremo tiñó,
el origen de sus raíces.
mucho se gana callando.
No me dieron pan ni de beber del cuerno,
miré hacia lo hondo, tomé las runas,
las tomé entre gritos,
luego me desplomé a la tierra.
4
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Un poco de historia
¿Cómo puede una civilización que ocupaba todo el norte de Europa desaparecer dejando
tan pocos vestigios en los registros históricos? Y luego reaparecer algunos de sus
símbolos con fuerza en el imaginario europeo ya en plena modernidad.
Para entender este hecho, es conveniente primero repasar algunos episodios de la historia
europea vinculados, directa o indirectamente, a nuestro tema.
Runas
Las primeras grafías rúnicas aparecen en los registros arqueológicos en el siglo segundo
de nuestra era. Lo que nos han llegado son breves inscripciones en lenguas germánicas,
principalmente en Escandinavia, Europa central y oriental y, con posterioridad, también
en las islas Británicas dominadas por los Sajones.
La inscripción rúnica más antigua descubierta hasta ahora, apareció en Dinamarca,
grabada en un pequeño utensilio de madera, y data de alrededor del año 160. Pero la
primera lista secuenciada conocida del grupo completo de 24 runas apareció en Suecia
grabada en una estela funeraria datada alrededor del año 400.
Los historiadores no se han puesto de acuerdo sobre el origen del alfabeto rúnico. Aunque
aún muy discutida, la hipótesis dominante es que son una adaptación tardía del alfabeto
etrusco (nacido en el norte de la península itálica y que data del s. VII aC) transmitida por
los Celtas a los pueblos del Norte. No es este el lugar para reproducir este inacabado
debate académico, pero sí que podemos introducir algunos hechos relevantes que
conviene tener presentes al pensar sobre el origen del alfabeto rúnico.
Lo primero que conviene no olvidar es que las civilizaciones del Norte, tanto las
germánicas como las célticas, eran civilizaciones de rigurosa transmisión oral. Nunca
ponían por escrito su propia tradición; ni los relatos mitológicos ni su conocimiento
sagrado. Y no era por ignorancia, pues empleaban otros alfabetos cuando les convenía;
por ejemplo con frecuencia el griego en el comercio.
El rasgo principal que caracterizaba esa resistencia a la escritura es la relevancia que para
estas civilizaciones tenía la disciplina de la memoria, disciplina en la que eran entrenados
tanto los Druidas como los Escaldas. Tampoco es el lugar aquí para describir la relevancia
que puede llegar a tener esa disciplina en el entrenamiento individual; para el que le
interese el tema Frances Yates ya hizo un excelente trabajo en su Arte de la Memoria.
5
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Pero no menos importante era la convicción que, su propia tradición, debía de ser
transmitida exclusivamente de maestro a discípulo, tanto para preservarlo de extraños
como para evitar que ese conocimiento, sin el ejemplo vivo que encarna el maestro,
degenere en algo irreconocible, cuando no peligroso.
El hecho que las Runas formaban parte esencial de esa transmisión oral del conocimiento
que consideraban sagrado es difícilmente discutible, ya que su uso como escritura nunca
fue más que secundario. De hecho, no nos ha llegado evidencia antigua alguna de que las
runas se emplearan nunca con fines literarios. Sólo muy tardíamente, y ya en plena
decadencia, se empezó a hacer uso de ellas como una forma de escritura. Los ciclos
mitológicos y relatos legendarios nórdicos que nos han llegado, las Eddas por ejemplo,
fueron escritos mucho más tarde (en el siglo XIII) con alfabeto latino.
La cristianización del norte de Europa
El cristianismo heredó del Imperio Romano la inacabada misión de civilizar a los siempre
amenazantes pueblos del norte. Roma ya se había encargado de destruir y asimilar
sistemáticamente la civilización céltica. El hecho que las civilizaciones de transmisión
oral sean tan dependientes del Druida, el Vate o el Chamán que ejerce esa transmisión de
conocimiento, no se les escapó a los romanos que, además de matar a todo druida que
detectaban, de entre las diferentes formas de asimilación que emplearon, destaca el rapto
sistemático de todo niño que se sospechara que podía ser entrenado para tal fin, para
educarlo en la más estricta tradición romana. Con el tiempo, el éxito de este método
cundiría, y el mismo sistema lo emplearían los españoles en Sudamérica o los ingleses
tanto en Norteamérica, como en Australia, para acabar las culturas de las tribus indígenas
hasta bien entrado ¡el siglo XX! Pero esa es otra historia.
El largo proceso de asimilación de las tribus del Norte combinó etapas de relativa
tolerancia con etapas de gran ferocidad. Por ejemplo San Gregorio Magno (540-604), el
monje benedictino, de origen patricio, nieto y bisnieto de papas, y que a su vez llegó a
Papa. Instruyó, al que después sería el primer obispo de Londres, en el sentido que las
conversiones serían más sencillas si se permitía a la gente conservar las formas
superficiales de sus tradiciones integrando, cuando fuera necesario, las costumbres y
rituales paganos de modo superficial, y siempre que estos fueran en honor del Dios
cristiano. En respuesta a otra pregunta de un misionero en referencia a que debían de
hacer respecto a los santuarios paganos, ordenó: No destruyan los santuarios, límpienlos.
6
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Este Sincretismo u absorción de elementos paganos en el ritual católico fue una práctica
común hasta que la llegada de la Reforma protestante acabara de raíz con este método de
asimilación, tal como veremos a continuación.
Sin embargo hubo episodios en este largo proceso que ilustran muy bien los otros métodos
empleados en la cristianización del norte. Tal vez uno de los que lo simboliza mejor sea
el de la tala del árbol de Thor.
El culto a los árboles, en particular a algunos tipos de árboles, era central en los cultos
nórdicos, tanto para los germanos y vikingos, como para los celtas. El culto se organizaba
alrededor de determinados ejemplares excepcionales de Robles, Fresnos o Tejos. Para los
celtas, el bosque mismo era el templo.
En el caso que nos ocupa, San Bonifacio, llegó como misionero en el año 723 a la frontera
entre lo que era el cristianizado reino de los Francos con las paganas tribus germánicas,
buscando convertir a esas tribus al cristianismo. Tras estudiar la situación, y con fuerte
apoyo militar Franco, se adentró en territorio pagano hasta llegar a la base de un milenario
Roble que era el más sagrado para las tribus de esa región, y sin más contemplaciones lo
taló. La historia que nos ha llegado explica que lo hizo con un simple giro de su hacha;
como si fuera un viento divino, y que luego, dado que Thor no respondió matándolo con
7
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
un rayo, las tribus locales reconocieron la superioridad del Dios cristiano y accedieron a
convertirse al cristianismo. Además, poco después, se entregaron con entusiasmo a
construir, con la madera del viejo roble, una iglesia consagrada al apóstol Pedro. Así
quedó establecida la primera diócesis fuera de las fronteras del antiguo Imperio romano.
Que la historia puede haber sido un poco más complicada y difícil, lo podemos ilustrar
con otro episodio, sucedido tan solo unas pocas décadas después que la Tala del Roble de
Thor, y solo un poco más al norte, durante la larga campaña de Carlomagno para la
cristianización de Sajonia, en lo que ahora es el noroeste de Alemania.
Durante esa campaña Carlomagno emitió varios decretos por los que se aplicaría la pena
capital a cualquiera que realizara prácticas paganas. La dureza de su postura, llevó a su
consejero Alcuino de York a solicitar clemencia, ya que la palabra de Dios debería ser
difundida por la persuasión, y no por la espada. Pero poco tiempo después, en el año 782,
tras varias revueltas en la región de Verden, Carlomagno decretó la decapitación de 4.500
sajones que habían sido capturados practicando su paganismo nativo, tras haberse
convertido al Cristianismo. El hecho, conocido como la Masacre de Verden, desencadenó
años de sangrientos conflictos que, con intervalos de una paz relativa, se prolongaron
hasta el año 804, en el que, tras 30 años de campaña, 18 batallas y la deportación de
decenas de miles de Sajones a otras zonas del imperio, se consideró la cristianización de
la Sajonia completa.
No siempre la cristianización fue tan cruenta. Con frecuencia, el proceso de conversión
se iniciaba en los estratos altos de la sociedad y se propagaba hacia abajo de modo
generalmente pacífico. Cuando un gobernante local decidía convertirse, todos sus
súbditos pasaban a ser (al menos formalmente) cristianos. Y a cambio, ese gobernante
fiel recibía un reconocimiento oficial por parte de la Iglesia que lo protegía de otros
competidores. En particular en lo que hoy es Escandinavia, se produjeron muchos de estos
procesos y en general su cristianización fue mucho menos cruenta de lo que fue la
cristianización de los germanos del sur y por ello, al menos en las zonas rurales, también
menos completa. De todos modos Olaf II El Santo, cristianizó Noruega por decreto en el
1024, y lo impuso bajo pena de muerte y amenaza de mutilación.
Las Eddas
Al final de ese largo proceso todo lo quedó de las viejas tradiciones fueron algunos rastros
en forma de leyendas, relatos míticos, folclore rural y parte de la toponimia. Junto a una
población muy motivada para ser, y parecer, impecablemente cristiana.
8
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Por todo ello, no es de sorprender que los principales relatos escritos que han sobrevivido
sobre la mitología y cosmogonía nórdica, nos hayan llegado de manuscritos redactados y
conservados en la remota Islandia, de mano de los descendientes de los noruegos que la
colonizaron en el s.IX.
Snorri Sturluson (1178-1241) fue un jurista, poeta y político Islandés, que hacia el 1220
escribió un manual de poesía, conocido como Edda Prosaica o Edda Menor, que como
ejemplos, incluía varios relatos mitológicos. Sturluson intentaba que la poesía transmitida
desde antaño en forma exclusivamente oral por los trovadores escandinavos conocidos
como Escaldas no se perdiera. Y para ello era necesario mantener una cultura básica de
mitología nórdica, pues los escaldas versaban sobre los misterios y aventuras de sus
dioses y sobre las hazañas y expediciones de sus reyes y guerreros. En la Edda menor,
por ejemplo, encontramos dos relatos completos de la cosmogonía nórdica.
También de Islandia nos llegó en otro manuscrito, el conocido como Codex Regius, que
contenía la Edda poética, o Edda mayor, que recopila poemas muy antiguos, de carácter
mitológico y heroico, escrita por un autor anónimo hacia el 1250.
Los Eddas, en su conjunto, forman el corpus más importante que disponemos para
conocer la mitología nórdica, y sin ellas habría sido imposible hacerse una imagen
aproximada de ella. Sin embargo, no hay que olvidar que se redactaron dos siglos después
de la cristianización de Islandia, y que el propio Sturluson, que era cristiano, afirmaba
que los dioses nórdicos habían sido personajes históricos reales que, por medio de la
fantasía de los antiguos poetas, fueron sublimados en dioses.
Pero volvamos a la evolución del pensamiento europeo, pues aún nos quedan algunos
capítulos relevantes para nuestro tema.
El final de la Edad Media
La edad media acabó con varias convulsiones de primer orden. La primera fue en 1307,
cuando por presiones del Rey francés Philippe le Bel, se inicia el proceso judicial contra
la orden del Temple, proceso que culminaría en la destrucción y disolución de la orden
en el año 1312. En el plano político-religioso, éste proceso supuso la toma definitiva del
control de la iglesia por parte de la emergente monarquía autoritaria. Pero
metafísicamente supuso la pérdida de la vinculación de occidente con sus fuentes
tradicionales, que la orden del temple encarnaba por su privilegiada posición de puente
9
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
entre oriente y occidente. Este hecho se tradujo en la literatura artúrica posterior en el
tema simbólico del exilio del Grial a oriente.1
Tan sólo dos años después, se desataría la primera de las grandes hambrunas europeas
(1315-1325), hecho que en una sociedad donde la religión era el primer recurso contra la
crisis supuso una fuerte pérdida de credibilidad para la institución. Pérdida que se reforzó
poco después con la llegada de la Peste Negra (1338-1375) que en su punto álgido (13471353) mató a un tercio de la población europea y con ella gran parte de las certezas
medievales.
En el plano económico se tradujo en el final del sistema feudal y el nacimiento, de mano
de la emergente burguesía de las ciudades, del capitalismo. Con ello también cambió el
peso relativo de las ciudades respecto al campo. Todas esas sucesivas pérdidas de
credibilidad culminarían primero en la Reforma y luego en la Ilustración. Pero antes que
estos llegaran, durante el siglo XIV y XV Europa occidental vivió el redescubrimiento
progresivo de sus propias raíces grecolatinas, en un proceso que culminaría en el
Renacimiento.
El Renacimiento
Las traducciones a lengua vulgar de textos antiguos de fuentes muy diversas,
fundamentalmente del latín y del griego. Hizo renacer el interés en las fuentes originales
clásicas que hasta ese momento sólo eran estudiadas a través de las versiones que de ellas
daban los padres de la Iglesia. El proceso se aceleró cuando los turcos tomaron
Constantinopla en el 1453, forzando al exilio a los sabios bizantinos que se refugiaron
principalmente en la península itálica, trayendo con ellos bibliotecas enteras de
manuscritos clásicos a las que añadían su completo dominio del idioma griego.
En las fuentes originales se encontraba también la rica mitología greco-romana que
ofrecía un repertorio de conductas mucho más sugerentes para los intelectuales
renacentistas que los libros de vidas de santos medievales. Y con la mitología y la filosofía
clásicas, se descubrió que, junto al dogmatismo cerrado de la teología medieval, existía
una enorme diversidad de perspectivas abiertas sobre el cosmos y el ser humano.
Todo ello llevó a una revalorización de los conocimientos de las civilizaciones antiguas,
sus doctrinas y valores. Pues además del mundo clásico grecolatino, se redescubrió el
vasto universo de las doctrinas gnósticas, que nacieron del contacto del mundo griego
1
René Guénon. Autoridad espiritual y poder temporal. Ed. Paidós.
10
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
con el egipcio y el mundo oriental persa. En el crisol de lo que se conoció como la Hélade;
la cultura helenística forjada desde Egipto hasta la India, en lo que fue el territorio del
imperio de Alejandro Magno.
En base a todo ello el Renacimiento acabó elaborando una nueva visión de la realidad, y
en particular del papel del ser humano en ella, que luego se conoció como Humanismo.
Este Humanismo renacentista, aunque crítico con los excesos de la Iglesia y la religión,
no se oponía ni a una ni a otra. Por ejemplo Marsilio Ficino (1433-1499) dedicó su vida
a recuperar la teología de los antiguos: la Prisca theologia; que entendía revelada
necesariamente por el mismo Dios, como una religión común de los pueblos antiguos, y
en demostrar su natural concordancia con el cristianismo.
Este tipo de humanismo logró seducir incluso a varios papas, hasta el punto que por un
tiempo, pareció probable que la esperada renovación de la Iglesia acabaría por inclinarse
en su dirección. Sin embargo, un pequeño fraile dominico nacido en 1484 lo cambiaría
todo: Martín Lutero.
La Reforma y la Contrarreforma
La Reforma, en su relectura de lo que en su opinión era el verdadero cristianismo, asimiló
la mayoría de las prácticas y rituales de la iglesia católica al paganismo y se lanzó con
gran fervor a lo que consideraban una recristianización de la sociedad; que básicamente
consistía en una gran purificación de todo resto pagano. Paganismo que pasó a juzgarse
directamente de inspiración satánica.
La intensa, y profunda, relación con la naturaleza que todas esas viejas tradiciones tenían,
y que habían sobrevivido de un modo u otro en las costumbres y el folclore rural, fueron
una de las primeras víctimas. En palabras del historiador de las religiones más importante
del s. XX:
La lectura del “libro de la naturaleza” había constituido la experiencia
fundamental del renacimiento. La Reforma jamás supo encontrar los medios
para cerrar ese libro ¿Por qué? Porque para ella, lejos de ser un factor de
acercamiento, la naturaleza era la principal responsable del alejamiento de
Dios y del hombre. A fuerza de buscar, la Reforma encontró, finalmente, al
gran culpable de todos los males de la existencia individual y social: la
naturaleza pecadora.2
2
Ion P. Culianu. Eros y magia en el renacimiento. Ed. Siruela. Pág. 269.
11
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
La reacción de la iglesia católica se plasmó en la convocatoria en 1545 del concilio de
Trento, que tras 18 años de debates generó lo que se conoce como la Contrarreforma.
Teológicamente el concilio no aceptó ninguna de las propuestas de Lutero, pero para
lograr la catarsis necesaria para resistir el embate protestante, además de abolir injusticias
flagrantes, como la venta de indulgencias, y depurar el rito católico de todas las variantes
locales creando uno sólo para toda la iglesia. En la práctica, para defenderse de la
incómoda crítica luterana de paganismo, se generalizó la persecución de cualquier
vestigio de éste. Dando de nuevo la espalda a los conocimientos de las civilizaciones
antiguas y a las mencionadas doctrinas exóticas que tanto habían fascinado al
Renacimiento a lo largo del siglo anterior.
Así se mataban dos pájaros de un tiro pues, pese a los esfuerzos de Ficino y otros en
armonizarlas con el cristianismo, toda esa ebullición de doctrinas neoplatónicas era
considerada como peligrosa por buena parte de la iglesia. Y pese haber dialogado, y
puntualmente simpatizado, con ellas durante casi un siglo, con la contrarreforma también
entraron en proceso de demonización.
No es este el lugar para analizar en detalle este significativo concilio ni para explicar las
inmensas consecuencias del irresuelto conflicto entre la Reforma y la Contrarreforma.
Baste decir que, en casi en todos los ámbitos sociales, estas consecuencias se extienden
hasta nuestros días.
En el tema que nos atañe, ambos bandos actuaron como si estuvieron totalmente de
acuerdo, e independientemente de las sucesivas guerras de religión que protestantes y
católicos mantuvieron, el conflicto se tradujo en una salvaje competición de fervor purista
que destruyó prácticamente todos los restos de tradiciones antiguas que todavía quedaban
en el continente europeo. Y lo mismo pasó en el continente americano, pues los pueblos
indígenas de América tuvieron la mala suerte de ser conquistados durante esta atroz
pugna, en la que sus creencias fueron inmediatamente demonizadas.
Explicaba Octavio Paz que la persecución de las tradiciones indígenas americanas, se
produjo no porque consideraran que esas tradiciones fueran aberrantes o falsas, sino
porque las consideraban serias, endemoniadamente serias.
Ese largo proceso es lo que se conoce vulgarmente como la caza de brujas, y fue mucho
más allá de lo que entendemos habitualmente por brujería. Durante los siglos XVI, XVII
y XVIII, tanto los protestantes como los católicos, desataron un terror purificador que,
12
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
según los diferentes estudios, costó la vida a entre quinientas mil y dos millones de
personas, sólo en Europa. En América fue desde luego mucho peor… 3
La mencionada demonización de la naturaleza se hizo, en ambos bandos, rápidamente
extensiva a las mujeres, símbolo de la tentación, el pecado y el mal. Así la separación
entre los sexos creció; se cerraron todos los baños públicos mixtos que todavía existían y
la moda femenina fue ocultando, e incluso deformando, cualquier atributo femenino que
no fuera el rostro, que a la vez era masculinizado. Frente a las quejas del insufrible calor
que sufrían las nobles españolas por esas imposiciones de la nueva moda femenina la
respuesta de la iglesia fue diáfanamente clara: ¡Más calor hará en el infierno! 4
Tal como han señalado varios historiadores, tanto la Reforma como la Contrarreforma
supusieron una radical censura del imaginario occidental, que tras muchas vicisitudes
llevó, entre otras muchas cosas, a la emergencia de la ciencia moderna.
Además, el prestigio de la religión como fuente de verdad y certeza se vio seriamente
mermado, tanto por la fractura de la iglesia que supuso la reforma protestante, y las
interminables guerras de religión que le siguieron, (que sólo acabaron en la paz de
Westfalia de 1648), como por el torrente de interpretaciones diferentes, a menudo
enfrentadas, que la Reforma permitía de la Biblia.
En el bando católico el equivalente fue el espontáneo fenómeno de los alumbrados,
surgido como reacción a la mordaza imaginaria de la contrarreforma, y que abrumaba a
los creyentes con sus infinitas visiones beatíficas y revelaciones "divinas". Todas ellas
captadas de forma individual, y experimentadas como fuente principal de conocimiento
y sabiduría por visionarios y santones, que con frecuencia, y en tono profético, acababan
reclamando para ellos una autoridad mayor que la de la misma iglesia.
Finalmente, la inquisición acabó con ese fenómeno, pero su feroz acción no mejoró el
prestigio de la Iglesia a ojos de los creyentes.
La ilustración
Todo lo mencionado hasta ahora, sumado a la natural necesidad de encontrar una fuente
de verdad y certidumbre en un mundo impredecible y peligroso, desembocó en el siglo
XVIII en la Ilustración. A ésta la impulsó tanto la efectividad del método cartesiano, que
había identificado a la razón como fuente exclusiva de verdad y certeza, como la creciente
capacidad predictiva de las ciencias experimentales derivadas de ese método (de las que
3
4
Ibíd. Pág. 329.
Ibíd. Pág. 275.
13
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
la física, y su mejor valedor Isaac Newton, eran el paradigma). La razón y las ciencias
experimentales asociadas, fueron incrementando su prestigio a la par que la religión
perdía el suyo. Y el hombre ilustrado acabó despreciando tanto a la religión cristiana,
como a las religiones o creencias anteriores, por consideradas expresiones de una etapa
pueril, (infantil) del pensamiento.
Pero los sueños de la razón producen monstruos, escribió Goya en un famoso grabado.
Y tras un siglo de avances y revoluciones, también la Ilustración empezó a dar muestras
de sus limitaciones, en especial en su capacidad de crear una verdadera paz, o de cumplir
su promesa de crear el cielo en la tierra en base exclusivamente a la razón.
Y, sin dar marcha atrás, el péndulo de la historia volvió a oscilar en la dirección contraria,
alumbrando lo que sería el Romanticismo.
Romanticismo
Éste, frente al universalismo racionalista de la ilustración, que a sus ojos había generado
esa gris, uniformadora, y horrorosa revolución industrial. Afirmaba sobre todo la
diferencia, con un gran aprecio por lo subjetivo y personal. Eso se tradujo en un culto al
yo y, como su expresión colectiva, al carácter nacional. Esas identidades colectivas sólo
podían fundamentarse en la historia común. Y por ello, las emergentes naciones europeas
se lanzaron a recuperar sus raíces, buscando en ellas aquello que los diferenciaba de los
otros pueblos.
El nacionalismo político moderno nació con el objetivo de conformar la identidad de los
diversos territorios favoreciendo así la centralización geopolítica y administrativa de los
mismos. Este nuevo fenómeno tomó fuerza especialmente entre los pueblos de habla
alemana que aún a principios del siglo XIX estaban divididos en más de 300 pequeños
estados y necesitaban de mitos unificadores.
El filósofo alemán Johann Gottfried Herder (1744-1803) proporcionará esos elementos,
que él encontrará en la lengua, el folclore y la cultura popular. Para él, en el lenguaje se
centra la revelación expresiva del ser de la humanidad: el lenguaje es decisivo para los
pueblos y para los individuos, ya que la lengua expresa, a su modo, el carácter del pueblo
que la habla. Bajo su enérgico impulso se producirá una revaloración de la cultura
popular, anónima y tradicional, incluso por encima de la literatura culta, ya que en ella se
da más directamente el ser original del pueblo y su gente.
Richard Wagner nació en ese contexto de construcción nacional alemana y su obra
maestra; el ciclo de cuatro óperas de El Anillo del Nibelungo, estrenada en 1876, se
14
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
convirtió en una de las más poderosas expresiones de ese emergente nacionalismo
alemán. Incluso Friedrich Nietzsche propuso la música de Wagner como el renacer
dionisíaco de la cultura europea en oposición del racionalismo decadente de lo apolíneo.
Aunque luego renegó de él a raíz de la ópera Parsifal, estrenada en 1882, por haber
cedido, ante los ideales del cristianismo, intrínsecamente contrarios a las fuerzas de la
vida, represoras de la voluntad de poder de la vida humana.
Las ideas de Nietzsche, como veremos a continuación, tuvieron un papel fundamental en
el desarrollo de los acontecimientos posteriores en Europa, pero volvamos a Wagner.
El libreto del ciclo del anillo, que estaba basado, muy libremente, en figuras y elementos
de la mitología nórdica; con las Eddas como una de sus principales fuentes, despertó un
entusiasmo y una admiración general, convirtiendo a Wagner, en el profeta que la nación
alemana necesitaba y gracias a él, y a otros escritores y poetas alemanes, la mitología
nórdica, volvió a estar en el centro de atención.
El ocultismo
Explicaba el Psiquiatra C.G. Jung, que también creció y se formó en el ambiente del
naciente germanismo, que cuando una sociedad moderna que rechaza o pierde, una forma
elaborada de Religión, acaba elaborando inconscientemente una forma más primitiva de
esta pues, por más que conscientemente piense que es autosuficiente, su psique no puede
sobrevivir sin una teodicea; una justificación de Dios; una explicación, o relato, del origen
y sentido del cosmos y del lugar del ser humano en él, del bien, del mal etc.
Sea esto correcto o no, lo cierto es que describe muy bien lo que sucedió a lo largo del
siglo XIX (del XX y de hasta nuestro propio siglo). Pues tras el largo proceso de
racionalización de la ilustración, emergió una efervescencia de movimientos
pseudoreligiosos, de forma vagamente chamánica, que transmitidos por una
efervescencia paralela de sociedades secretas, acabaron alumbrando un vasto y
heterogéneo movimiento que luego se conocería bajo la etiqueta general de ocultismo.
Estas creencias basaban su autoridad en el conocimiento al que según ellos habían
obtenido, o recuperado, por medio de contactos con maestros ocultos, diversas formas de
videncia, espiritismo y rituales de magia. Y pasaron a ocupar el inmenso vacío que
dejaban, tanto el desprestigio de cualquiera de las variantes de la religión cristiana, como
el paralelo desprestigio de la razón ilustrada de la que el romanticismo dominante
abominaba.
15
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Por su indiscutible carisma, se puede considerar la más representativa de esta época a la
rusa Madame Blavatsky (1831-1891). Que se presentaba como receptora y divulgadora
de tradiciones arcanas. Fundó en 1875, en Nueva York, la Sociedad Teosófica.
Escritora prolífica, explicó que escribía sus libros con la ayuda de los Mahatmas (grandes
almas) que algunas veces le transfirieron sus conciencias a su cuerpo físico, en un proceso
que ella llamaba Tulku. También afirmaba que tal proceso no era mediúmnico, porque los
mahatmas no eran espíritus de muertos, sino seres humanos verdaderos en cuerpos físicos.
Siguiendo con su relato, algunas descripciones y citas le fueron mostradas por esos
mahatmas a través de la luz astral; otras veces, mientras dormía. Y páginas enteras fueron
precipitadas en su propia letra, o las cartas de los maestros se materializaban en el papel…
Fuera cual fuera la verdad de su proceso de escritura, el hecho es que sus obras son un
abigarrado patchwork de fragmentos de tradiciones exóticas; como la Kabbalah hebrea
El Budismo Mahayana o el Lamaismo Tibetano, junto con adaptaciones sui generis de
teorías científicas modernas en especial la teoría de la evolución de Darwin, reinterpretada
libérrimamente por ella, y combinadas con especulaciones histórico-científicas de lo más
salvaje. Todo ello regado por una gran profusión de citas, debidamente referidas a pie de
página, dándole al conjunto al conjunto una notable apariencia de rigor intelectual.
En su obra de 1888 La Doctrina Secreta, (Con el subtítulo: Síntesis de Ciencia, Religión
y Filosofía) Desarrolla toda una teoría racial de la evolución humana, dividiendo la
historia de la humanidad en siete grandes fases que estaban dominadas sucesivamente por
siete razas raíces. Según ella nos hallamos en la quinta fase que debía ser dominada por
la raza aria, como la anterior lo había sido por la de los atlantes. Civilización ésta, que
según ella se había desarrollado al final de la era mesozoica, es decir, en compañía de los
dinosaurios ¡hace unos 80 millones de años!
El movimiento ocultista alemán
En el ámbito alemán, las teorías de Blavatsky tuvieron muy buena recepción, e
interactuaron largamente con lo que se conoce como movimientos Volkisch,
(movimientos variopintos centrados en la búsqueda de la esencia cultural del Volk, el
pueblo, la nación) influyendo fuertemente en el nacimiento de la Ariosofía, doctrina que
preparó el camino a teorías de supremacía racial nazis.
La Ariosofía había sido impulsada por dos escritores y periodistas austríacos: Guido Von
List y Jörg Lanz von Liebenfels.
16
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Guido von List (1848-1919) fue conocido sobre todo por sus obras de temática ocultista,
donde fusionaba las teorías de Blavatsky con sus creencias raciales sobre la raza aria y
con su propio antisemitismo. Sus libros le convirtieron en una de las figuras clave del
resurgimiento del neopaganismo germánico.
List, a la edad de 54 años, después de una intervención de cataratas que lo dejó ciego por
11 meses, tuvo una experiencia visionaria en la que se le revelaron los secretos de las
runas. Su sistema, fue conocido como Runas Armanen, (Armanen se refiere a una
supuesta saga de reyes-sacerdotes de la mítica Alemania aria primitiva). No estudiaremos
aquí su sistema. Sólo mencionaremos que está compuesto sólo por 18 runas, en lugar de
las 24 originales, manteniendo con pequeñas variaciones las grafías originales aunque no
su orden. Lo ingenioso del sistema es que encaja todas las runas en una estructura
hexagonal estrellada, similar a un copo de nieve, con la runa hagal, la más sagrada de
todas en su esquema, como centro.
Las Runas Armanen tuvieron gran impacto en los círculos nacionalistas. Y el partido
Nacional Socialista acabó incorporando muchas de las runas de List en su simbología.
Por ejemplo tanto las juventudes hitlerianas como las SS adoptaron por insignia la runa
Sig s; una sola en el caso de las juventudes, y dos en el caso de las SS. (Según List s
simbolizaba la raza aria pura) Ambas organizaciones además enseñaban a sus miembros
tanto fundamentos de mitología nórdica como el sistema de las runas armanen.
También dieron usos cotidianos a las runas; como su empleo en los diarios para referirse
a los natalicios z, o como sustituto de las cruces cristianas en las necrológicas Z.5
De Jörg Lanz von Liebenfels, el otro fundador de la Ariosofía, baste decir que en su obra
de 1904: Teozoología, o la Ciencia de los Sodomitas Simiescos y el Electrón Divino.
Afirmó que los pueblos arios se originaron a partir deidades interestelares (denominados
Theozoa) que se reproducían por electricidad, mientras que las razas inferiores fueron el
resultado del mestizaje entre humanos y simios-hombres (o Anthropozoa). Los efectos
del cruce racial habían causado la atrofia de los poderes paranormales heredados de los
dioses, pero estos podrían ser restaurados de nuevo por la cría selectiva de linajes arios
puros, y la castración masiva de los hombres inferiores…
Otro elemento de la mitología nórdica que acabaría siendo incorporado en la naciente
cosmología nazi, sería el del enfrentamiento entre las fuerzas primigenias del hielo y las
del fuego. Un ingeniero alemán, Hans Hörbiger, desarrolló en 1913 toda una teoría del
5
Rosa Sala Rose. Diccionario crítico de mitos y símbolos del nazismo. Ed. El Acantilado. Pág.320.
17
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
origen del mundo basada en su tesis de un choque de una masa gigante de hielo con una
estrella mucho más grande que el sol. De la explosión resultante habría surgido nuestro
sistema solar.
Los embriones de los arios se habrían preservado en el hielo primigenio hasta caer a la
tierra en forma de protoplasma. Tesis para ellos mucho más aceptable que ese aspecto
repugnante del evolucionismo darwinista que hacía descender del mono a todos los
hombres, incluidos los arios.
Intento de recuperación del punto de vista tradicional
Esta sólo es una pequeña muestra, leves pinceladas, de lo que se cocía por entonces en
Europa. No es de extrañar que muchos intuyeran el explosivo peligro que toda esta locura
colectiva encerraba.
Desde luego, algunos hombres de ciencia, por ejemplo Einstein o Freud, sumergidos en
la perplejidad, intentaban en vano atajar, toda esta locura pseudocientífica ocultista, que
además, se estaba articulando políticamente ante sus mismos ojos.
Pero algo esencial se les escapaba. Europa llevaba varios siglos huérfana tanto de una
teodicea convincente, y seductora, como de las nociones esenciales de metafísica que le
hubieran permitido elaborarla, o vivir sin ella pero sin enloquecer.
A pesar de ser su principal función, hacía ya tiempo que ni la iglesia católica, ni las
iglesias reformadas, podían aportar ya esas nociones pues ellas mismas también las
habían perdido. Lo cual, en el caso de la iglesia católica, es aún más enojoso pues ésta
aún mantenía, tanto los símbolos como los ritos, que eran expresión directa de esos
mismos principios metafísicos.
Sin embargo, emergieron algunas voces aisladas que intentaron aportar las nociones
fundamentales de metafísica necesarias para que el europeo instruido pudiera al menos
discriminar lo verdadero de lo falso en los ámbitos donde la ciencia sencillamente no
podía ofrecer respuestas.
Entre esas voces destaca la obra del matemático y orientalista francés René Guénon
(1886-1951), que tras haber conocido de primera mano los desvaríos que reinaban en los
círculos ocultistas europeos, y también las más que lamentables insuficiencias de la
iglesia católica. Entró en contacto con representantes oficiales de diversas tradiciones
orientales buscando aquello que intuía que se había perdido en occidente.
Simplemente preguntándoles, explicó él mismo en alguna ocasión. Claro que también se
tomó la molestia de aprender perfectamente Chino, Sánscrito y Árabe. Convirtiéndose
18
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
seguramente en el primer occidental en ser iniciado tanto en la tradición Taoísta, como
en la Hindú y en la Sufí.
Desde esa privilegiada perspectiva presentó en una larga serie de obras los principios
fundamentales de lo que subyacía a las diversas civilizaciones tradicionales, incluida la
cristiana medieval: la metafísica tradicional. También dedicó buena parte de su obra a
explicar lo que era una sociedad tradicional, es decir, una sociedad basada en principios
metafísicos, y esto nos es relevante aquí pues, como ya hemos dicho, todo apunta a que
la civilización nórdica fue, al menos en su origen, de tipo tradicional, y eso nos puede dar
algunas claves para comprender mejor los fragmentos que nos han llegado.
De todos modos, la obra de Guénon sólo tuvo influencia en pequeños círculos
intelectuales que admiraron su contenido, pero que no podían sentir otra cosa que
incomodidad al leer su acerada crítica de la cultura moderna occidental, que en su opinión,
al estar desarraigada de cualquier principio metafísico, se convertía en una peligrosa
anomalía histórica.
Apropiación y manipulación de la simbología nórdica por parte del nazismo
Pero volviendo al ámbito germánico, por su particular relevancia histórica -que no
intelectual- no podemos ignorar el episodio de la apropiación, deformación y perversión
de los símbolos y mitos nórdicos por parte del partido Nacionalsocialista alemán.
Tras Guido Von List y Jörg Lanz von Liebenfels emerge la figura de Karl Maria Wiligut
(1866-1946), alias Weisthor que fue un militar prusiano que también había recibido una
revelación de la religión original alemana, que él llamaba Irminismo.
Wiligut pretendía tener poderes especiales que le permitían el acceso a las memorias
genéticas de sus propios ancestros germanos que por cierto, habían sido nada menos que
reyes nacidos de la unión de los Ases y los Vanir.
En lo referente a las runas era más modesto, afirmaba que había sido iniciado en sus
secretos directamente por su abuelo Karl.
En 1903 publicó su primer libro dedicado a las runas y 1908 un segundo libro dedicado
al Irminismo, donde entre otras cosas afirmaba que la cultura germánica tenía 228.000
años de antigüedad, que en esa época la Tierra tenía 3 soles, que la biblia había sido escrita
originalmente en lengua germana, que los antiguos germanos adoraban a un dios solar
llamado Krist, del que los cristianos luego se habrían apropiado en la figura de su salvador
Cristo y un largo etc. Con todo ese despliegue, Wiligut se ganó un buen número de
seguidores. Pero no fue hasta que se jubiló en 1919, a los 53 años, y tras 40 años de
19
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
impecable servicio en el ejército, que pudo centrarse en sus estudios ocultistas y entrar en
contacto con los varios grupos ocultistas que se habían interesado en su obra. En
particular, la Sociedad de la Edda publicó en su boletín Hagal, toda una serie de versos
supuestamente arcaicos, que según Wiligut le había hecho memorizar su padre, donde
explicaba las claves de las runas y del Irminismo. Según éstos, las runas encerraban, en
un código cifrado que sólo él conocía, la historia completa de la creación del hombre,
desde su origen en las tierras del Norte donde habitaba la raza pura y luminosa de los
Arios, quienes a pesar de estar dotados de infinita sabiduría, se habrían ido degenerando
a causa de su mezcla de sangre con los pueblos del sur…
Estas revelaciones se vieron interrumpidas en 1924, por su internamiento, inducido por
su esposa, en una institución mental donde se le diagnosticó esquizofrenia y
megalomanía. Siendo también declarado legalmente incompetente por un tribunal de
Saltzburgo e ingresado en un manicomio de la misma ciudad, donde estuvo internado por
cuatro años.
En 1932 abandonó a su esposa y familia y se trasladó a Múnich donde, bajo el seudónimo
de Karl Maria Weisthor, fue presentado a Heinrich Himmler, que por entonces ya era
comandante en jefe de las SS, causándole un gran impacto. Al poco tiempo Himmler lo
nombró jefe del departamento de Herencia Ancestral (Ahnenerbe) de las SS, luego
coronel y finalmente, con el grado de general de brigada, lo incorporó al reducido círculo
de sus asistentes personales. Desde ese puesto diseñó varios de los rituales de las SS, entre
otros los de la boda de los oficiales, donde ejercía personalmente de sacerdote neopagano
provisto de una vara goda grabada con runas6. También diseñó el anillo de runas que
recibían los más destacados miembros de las SS, y que a su muerte, debían reunirse en la
cripta del castillo de Wewelsburg, un castillo renacentista que por órdenes de Himmler,
y seguramente por consejo y guía del mismo Wilibut, fue remodelado para convertirse en
el centro ceremonial de las SS, intentando asemejarlo a la imagen tradicional del centro
del mundo.
Curiosamente Wilibut despreciaba las interpretaciones de Von List y sus seguidores, y
cuando tuvo poder suficiente envió a los campos de concentración a más de uno. Sin
embargo, el triste historial psiquiátrico de Weisthor acabó saliendo a la luz de la mano de
sus enemigos dentro de las propias SS, lo que puso en una situación muy incómoda al
propio Himmler, que tuvo que destituirlo de todos sus cargos. A pesar de ello, mantuvo
6
Ibíd. Pág. 319.
20
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
la confianza en él hasta el final, consultándole en todo lo relativo a las runas y al ritual
original de los antiguos germanos...
En cualquier caso, salvo en algunos episodios muy concretos, el acercamiento del partido
nazi a la historia y a los restos de las doctrinas nórdicas, fue sólo instrumental; era un
excelente mito unificador y un potente elemento de propaganda. Los símbolos
geométricos tradicionales eran además sintéticos, estéticos, y muy evocadores;
empezando por la esvástica, que era un símbolo arcaico, y universal, del polo y el tiempo
cíclico, al que algunos movimientos volkish, por un camino muy retorcido que no
relataremos aquí, le habían otorgado una significación antisemita, y del que los nazis se
apropiaron con ese sentido, en todo caso, según List también era el símbolo del hombredios ario-germánico.
Las runas, por su lado, tuvieron usos muy diversos. Las juventudes hitlerianas y las SS
adoptaron por insignia la runa Sig s; una sola en el caso de las juventudes, y dos en el
caso de las SS. Según List simbolizaban la raza aria pura.
Las sociedades secretas ocultistas, que tanto habían tenido que ver con la emergencia y
definición del nazismo, no tuvieron ningún papel en su desarrollo posterior, pues a pesar
que muchos miembros destacados del partido nazi, como Rudolph Hess o Alfred
Rosemberg, habían sido miembros de sociedades secretas de perfil esotérico y fidelidad
Volkish, cuando llegaron al poder les faltó tiempo para acabar con todas ellas. Era parte
del programa de poder total de Hitler, eliminar no sólo cualquier tipo de oposición sino
cualquier potencial fuente de resistencia. El primer objetivo fue la Masonería, de la que
mataron a unos 200.000 miembros, alegando complicidad con la conspiración judía; la
famosa conjura judeo-masónica. Pero luego les siguieron cualquier tipo de organización
que se organizara en logias, incluidas algunas de las más Volkish, como la Orden de los
Druidas Germanos, o la Orden Skald. Los grupos más religiosos no fueron perseguidos
hasta 1941 cuando el vuelo de Hess a Escocia se interpretó como el fruto de la influencia
que sobre él ejercía la Antroposofía de Rudolph Steiner.
Finalmente, el imperio que iba a durar mil años cayó dejando un inmenso baño de sangre
manchando con su estigma criminal todo lo que hubieran tocado. Entre ellos los símbolos
y mitos nórdicos, y entre ellos también las runas.
Y de hecho aún lo hacen, pues dada la prohibición en muchos países europeos de la
simbología nazi, en particular de la esvástica, muchos grupos neonazis emplean ahora
21
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
algunas runas como emblemas. Impropiamente desde luego, pues los símbolos sagrados
de los Vikingos nada tienen que ver con lo que la fantasía volkish hizo de ellos.
Asatru
Poco después de la guerra, varios ocultistas recuperaron, y depuraron de elementos
racistas e ideológicos, el método de Guido Von List y lo convirtieron en un sistema rúnico
muy popular. Hasta el punto que en los países anglosajones es más conocido que el
original vikingo de 24 runas.
Otros movimientos de magia rúnica herederos de los sistemas que hemos mencionado,
se han cobijado en la postguerra bajo el genérico paraguas del movimiento New Age
americano. Lo que es bastante oportuno, pues el movimiento New Age también tiene
bastante que ver, al menos en origen, con la Teosofía de Blavatsky.
En el presente, otros grupos han intentado revitalizar la antigua religión nórdica, y con
ella el culto a las runas. Se agrupan bajo la denominación genérica de Asatru, que es un
nombre extraído de una ópera de Eduard Grieg, y que literalmente significa Leal a los
Ases, y que son actualmente religión reconocida en Islandia, Dinamarca, Suecia y España.
Esas reconstrucciones han recogido muchas de las tesis del neopaganismo germánico de
antes de la guerra, pero sustituyendo los elementos antisemitas por un anticristianismo no
violento. Pero el rechazo de las doctrinas cristianas no basta para construir una nueva
religión, y menos para reconstruir la antigua, y desaparecida, tradición nórdica.
Según el punto de vista tradicional, que hemos adoptado aquí, es evidente que siguiendo
los relatos mitológicos escritos por terceros, y los escasos vestigios arqueológicos de lo
que era la tradición oral nórdica, que exige transmisión directa ininterrumpida de maestro
a discípulo, es imposible reconstruir nada que se parezca a la tradición original. Por más
que se imiten algunas sus formas religiosas externas, y se intente desarrollar una moral
basada en la imagen idealizada de buen salvaje que nos ha llegado de los Vikingos,
combinándola con buenas dosis de filosofía Nietzscheana.
En todo caso, nada parece hacerles desfallecer su entusiasmo mientras se reúnen en los
bosques invocando desnudos la protección de Thor…
Recuperar el punto de vista de los antiguos nórdicos
Todo este recorrido nos da una idea aproximada del porqué sabemos tan poco de la
civilización nórdica y hasta qué punto, lo poco que nos llegó, fue tergiversado en los
siglos XIX y XX hasta hacerlo irreconocible.
22
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Pero ¿qué podemos saber hoy de lo que fue esa civilización? ¿Es posible hacer una
reconstrucción aproximada? ¿Hasta qué punto podemos entender o que eran para ellos
esos misteriosos grafismos que llamamos runas?
Desde el punto de vista de los datos que nos han llegado desde luego muy poco; los
vestigios que han sobrevivido son literalmente supersticiones, (del latin super-stitio:
aquello que ha quedado en pie) fragmentos de lo que se intuye que fue un edificio
magnífico pero del que nunca podremos contemplar su totalidad.
Pero el punto de vista que intentamos vislumbrar es el de los propios antiguos Nórdicos
y si este punto de vista tiene características comunes con el de otras civilizaciones todavía
existentes entonces, las pocas piezas que nos han llegado, podrían ser suficientes para
reconstruirlo en lo esencial. Aunque no para revitalizarla como una nueva religión, tal
como ya hemos explicado.
Aplicar lo que sabemos de las sociedades tradicionales existentes a las desaparecidas, no
es un método nuevo, por ejemplo ya lo emplearon con éxito el lingüista Christian
Guyonvarc’h y la historiadora Francoise le Roux en su estudio de 1986 sobre los Druidas.
Y aplicando éste método, llama la atención de inmediato la división tripartita del panteón
nórdico; los Ases, los Vanir y los Jotun. Y la paralela división tripartita de las funciones
sociales. Tal como se da en las sociedades Indoeuropeas, de las que derivan, entre muchas
otras, las germánicas, y que el historiador de las religiones Georges Dumezil retrató
prolijamente.
También destaca su mitología axial, construida alrededor de un árbol cósmico:
Yggdrassil. Y la identificación de nueve planos cósmicos diferenciados que sus ramas
(simbólicamente) delimitan.
Y finalmente la existencia de un conjunto completo de 24 arquetipos: las runas.
De todo ello podemos deducir ello que estamos ante una civilización, al menos en su
origen, tradicional.
Y no hemos mencionado la amplitud y regularidad de la armonía entre las Eddas y el
Mahabharata Hindú que también observaba Dumezil. Armonía que apunta a un origen
común: seguramente a esa civilización indoeuropea, tan apreciada por los que estudian la
historia de las lenguas, o quizás sean ambas herederas de una tradición aún más antigua;
quizás madre también de la misteriosa cultura megalítica del quinto y sexto milenio antes
de nuestra era, que ocupó todo el norte de Europa, y de la que sólo han quedado sus
excepcionales alineaciones de dólmenes y menhires.
23
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
En cualquier caso, de los vestigios que han sobrevivido, y de lo que sabemos de otras
civilizaciones tradicionales conocidas, intentaremos ahora extender nuestra mirada hasta
las puertas del Asgardhr.
Metafísica, Religión y Mitología.
Si tal como afirmamos, la civilización de los pueblos de Norte tenía fundamentos
metafísicos, es preciso aclarar primero que entendemos por tales.
Por metafísica, hoy, en occidente, se entiende una rama de la filosofía que tiene por objeto
de estudio los fundamentos de la realidad y el sentido y finalidad última de lo que es.
Aunque de facto, cada escuela de filosofía moderna la ha definido, y generalmente
criticado, a su manera. Pero no es éste el lugar para abordar esos múltiples sentidos y sus
respectivas críticas.
La Enciclopedia Británica la define como el estudio de la realidad como un todo (en
contraste, por ejemplo, con la ciencia que inevitablemente la divide por partes).
Podemos tomar esta última definición como punto de partida pues, en lo esencial, es
coincidente con la que dan las doctrinas tradicionales (que son las que comparten el punto
de vista con la civilización de los antiguos nórdicos): la metafísica como aquello que
piensa la realidad como un todo, omniabarcante, que no deja nada fuera, ni siquiera al
observador que la piensa.
Ya que su esencia no es inmediata a los sentidos, Aristóteles la llamó la filosofía primera
por tratarse de un saber que trasciende al saber físico, es decir natural. Profundizar más
en su definición exigiría más de un tratado pero tal vez por medio de algunos ejemplos
logremos ilustrarla suficientemente.
Hemos ya hablado de principios metafísicos como fundamento de la civilización nórdica,
y los hemos traducido como principios sobrenaturales, pero ¿a qué nos referimos cuando
hablamos de principios sobrenaturales? ¿Acaso existe, o puede existir, algo que no sea
natural; algo que no esté fundamentado en la naturaleza? ¿La realidad es toda naturaleza?
Veamos. En la naturaleza todo es cambio y transformación. ¿Existe algo permanente sin
cambio? Precisamente esa es la definición de principio metafísico: aquello que es
permanente, que no está sujeto a cambio o evolución alguna, y que a la vez es la condición
necesaria para cualquier tipo de existencia, cambio, o evolución.
24
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Tomemos como ejemplo introductorio la idea de estructura, no la percibimos
directamente, sólo intuimos su existencia al abstraer de todo lo que cambia, aquello que
permanece.
Otros principios, más fundamentales, y por ello más difíciles, son los de unidad, de
infinitud, o el de la nada. Siempre referidos a la realidad como un todo, de lo contrario ya
no estaríamos hablando de metafísica.
Como ejercicio y ejemplo de la forma de pensar metafísica, y a pesar de su dificultad,
veamos cómo estos principios se definen entre sí.
Empecemos por el infinito. Éste no está limitado a lo natural, de hecho, por definición,
no está limitado por nada, y si lo estuviera por algo es que ya no estamos hablando del
infinito. Si por ejemplo hablamos de infinito numérico, ya no es el infinito al que nos
estamos refiriendo, pues está limitado al ámbito de los números. Así lo infinito no puede
limitarse a ningún ámbito y por ello ha de abarcar a la realidad toda; englobarlo todo sin
dejar nada fuera; todo lo que es, ha sido y será, e incluso, por paradójico que suene, todas
aquellas posibilidades de ser que no han sido ni serán, y todo lo que no es.
Éste es el conjunto absoluto metafísico; el omniabarcante infinito verdadero, un perfecto
ejemplo de principio metafísico.
Veamos otro ejemplo, una implicación directa del principio de infinito es el principio de
unidad. Pues si el infinito no puede tener límites, entonces no puede existir nada a parte
del infinito, ya que ese -algo a parte- sería un límite, algo que el infinito no es, y por lo
tanto ya no sería infinito, luego la realidad infinita sólo puede ser una, y por ello, la
unidad, también es principio metafísico.
Por otro lado, tal como hemos visto, cualquier atributo, adjetivo, cualidad o predicado
que se quiera aplicar al infinito lo limitaría, luego el infinito para serlo, no puede tener ni
atributos ni cualidad alguna y por ello se dice que su esencia es vacío, aquello que no es
nada. Por ello ésta nada es también principio metafísico.
La metafísica tal como la ciencia, se fundamenta en su propio método, aunque a diferencia
de ésta, no se basa en los datos que proporciona la naturaleza sino en algo que definiremos
más adelante, la intuición directa de la realidad.
Hemos visto que pese a nuestra incuestionable finitud, nuestro pensar, y en particular esa
parte del pensar que llamamos intuición, puede captar lo esencial de la idea de infinito.
Aunque para entender todas sus implicaciones necesitará de mucha más dedicación. De
pensar correctamente esas implicaciones se ocupa la metafísica.
25
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Por ejemplo, hemos dicho que la unidad es un principio universal e inalterable; es decir
un principio metafísico. ¿De dónde surge pues la multiplicidad y la variedad ilimitada
que observamos?
Según la metafísica surgen de una polarización interior de esa unidad principal, entre
cuyos polos se produce toda la manifestación.
La primera de esas polarizaciones, de esas dualidades, es la de esencia y substancia. Que
en la tradición hindú se conocen como Purusha y Prakriti7 o en la tradición taoísta como
Cielo y Tierra8. Y que en nuestro lenguaje coloquial podríamos traducir inexactamente
por espíritu y materia, o energía y forma.
Una vez esta polarización se ha completado, nos encontramos en un orden de realidad
diferente, inferior al orden de realidad del que ambos polos proceden. El proceso de
polarización puede seguir; generando ordenes de realidad más alejados del principal hasta
llegar hasta en el que nos encontramos. Es importante no olvidar que el principio de
unidad sigue completamente vigente en cualquiera de los órdenes de realidad así creados.
Por lo que cualquier percepción de separación sólo puede ser aparente, no puede ser real,
pues entraría en contradicción tanto con el principio de unidad como con el de infinito.
No es éste el lugar para mostrar cómo por medio de la metafísica podemos ir deduciendo
uno por uno todos los principios que fundamentan éste o cualquier universo. Si alguien
desea profundizar en ello puede estudiar el vedanta hindú, la mística apofática cristiana,
el sufismo islámico, la cábala hebrea, el taoísmo o cualquiera de los muchos sistemas
metafísicos tradicionales, idénticos en el sentido de sus aserciones últimas, pero con
énfasis y formas exteriores diversas dependiendo de los pueblos y de las culturas a las
que se dirijan.
Religión
Cualquier religión que merezca ese nombre ha de tener fundamentos metafísicos, pero la
religión se diferencia de la metafísica tanto en su lenguaje, que siempre presenta un relato
o narración con el objeto de movilizar emocionalmente al espectador, como en su objeto,
que presenta un elemento nuclear de socialización y de modelización de esa sociedad.
Escuchar historias y narraciones, es la forma natural de aprender del ser humano. La
narración mitológica o religiosa vertebra el pasado con el presente y con una determinada
7
8
René Guénon. El hombre y su devenir según el Vedanta.
René Guénon. La Gran Tríada. Ed. Paidós.
26
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
expectativa de futuro que da sentido a todo el relato. Así el yo se reubica en un continuo
ordenado que le dice quién es, de donde viene y a donde va.
La religión pues se construye en torno a esta necesidad de narrativa del ser humano
creando los relatos fundacionales de una determinada sociedad.
Ese relato se centra normalmente en la vida del fundador, cuya biografía suele ser tanto
histórica como mítica, ya que siempre presenta algunos rasgos simbólicos que
universalizan su personalidad y en las descripciones de su conducta frente a las vicisitudes
de la vida se constituyen los referentes morales que tienen como objetivo proveer la
mínima armonía social necesaria para que cualquier sociedad sobreviva.
Así tenemos la vida de Budha, la de Jesús o la de Mohammed. Todos ellos relatos tanto
históricos como simbólicos, lo cual, insisto, no quiere decir ni falsos ni míticos, ya que lo
simbólico no cuestiona la certeza de su existencia histórica sino que la universaliza y la
llena de sentido.
Lo histórico es sólo verdad en el momento en que suceden los hechos, mientras que lo
simbólico es verdad en cualquier momento o situación. Es por ello que se dice que lo
simbólico es más real que lo real, o que desborda realidad o que está sobresaturado de
realidad.
Pero el elemento histórico y cultural no es en modo alguno secundario, ya que permite
una mejor identificación emocional del oyente con lo relatado, y es precisamente esa
identificación la que puede operar cambios en él al resonar el problema que la historia
plantea con un problema propio, que encuentra en el mismo relato una solución
simbólicamente descrita, que puede ser operativa incluso sin que el oyente se aperciba de
ello.
La metafísica no es histórica, no cambia, su tema como hemos visto son precisamente los
principios: aquello que no cambia. Pero estas verdades más profundas; las verdades
metafísicas, también se encuentran entretejidas en el relato de las religiones aunque en
todo su sentido sólo pueden ser percibidas por aquellos que conozcan el lenguaje
simbólico.
Mitología
En cambio en la mitología este elemento histórico, cuando lo hay, está mucho más
diluido; no hay una pretensión de historicidad en el sentido moderno del término. Aunque
no por ello, y por las razones que hemos acabado de explicar, lo que se presenta en la
narración se entiende como menos real que lo histórico.
27
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Pero sin someterse a las limitaciones de la existencia humana, la imaginación está más
libre de presentar, de modo sensible, tanto los principios universales como los arquetipos,
construyendo relatos claramente simbólicos, que se aceptan como tales, pero en la clara
conciencia de que, a lo que apuntan, es completamente real.
Se ha afirmado que estudiar las mitologías es penetrar en el universo imaginario que
constituye el eje y centro de las culturas, ya que son esquemas explicativos e implicativos
de todo y del todo9. Pero siendo una definición correcta, no deja de ser incompleta ya que,
como veremos a continuación, por el mero hecho de estar estructurada por símbolos, ese
esquema explicativo es un patrón creativo, es decir que la mitología tejida simbólicamente
no sólo explica la realidad socio-cultural y el imaginario de una sociedad, sino que
literalmente la crea.
Pero antes de sumergirnos en la concepción tradicional del símbolo, ha llegado el
momento de realizar una primera inmersión en el imaginario de los antiguos pobladores
del norte.
La Mitología Nórdica
La riqueza y complejidad simbólica de la pequeña parte de los relatos mitológicos
nórdicos que nos han llegado, es tan abrumadora como deslumbrante.
Desde luego es imposible sintetizar este magno corpus en estas pocas páginas, pero a
modo de brevísima introducción, centrándonos en algunas narraciones concretas y en
algunos personajes relevantes para nuestro tema, pienso que el carácter general de la
mitología nórdica también quedará suficientemente reflejado.
Tal vez lo primero a destacar del relato mítico nórdico sea su férrea concepción destinal
de la existencia, que alcanza tanto a los hombres, como a los dioses, como a todas las
cosas. Todos ellos están sometidos a un implacable destino universal que en su relato
mitológico se despliega bajo la forma de un simbolismo de lucha y combate constante
que sólo acaba en el Ragnarök, literalmente el destino (rök), de los dioses (ragna), que
es la batalla final que acaba con todos y con todo.
Por ello se ha dicho que esa metafísica destinal es ajena a cualquier doctrina de
salvación.10 Sin embargo, como veremos a continuación, es ese mismo fatalismo el que
9
Patxi Lanceros - El destino de los dioses. 1998. Editorial Trotta. Pág. 14
Ibíd. Pág. 17
10
28
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
desvela nuestro convulso mundo como el heraldo, o mejor el reverso, necesario del mundo
que ha de venir. Concepción ésta que en el fondo no está tan alejada de la escatología
cristiana, judía o musulmana. (Aunque la idea que los dioses compartan destino final con
los hombres es algo que sólo puede producir desconcierto y rechazo a los hijos de
Abraham)
Para aproximarnos a los principales elementos de su mitología procedamos tal como lo
hace el propio Odín en el poema citado, es decir, acercándose primero al árbol para pedirle
su secreto.
Yggdrasil
El árbol Yggdrasil es el centro, y literalmente el eje, de la mitología nórdica. Simboliza y
al mismo tiempo constituye todo el universo. Sus ramas tocan el cielo y sus raíces se
extienden hasta el infierno. Dentro de este reconocible paisaje cósmico tripartito; Cielo,
Tierra, Infierno, se despliegan los nueve mundos de la cosmología nórdica, que el árbol
unifica y a la vez constituye, y donde se desarrolla el drama de los hombres y los dioses.
El árbol pues simboliza la unidad del todo, unidad que entrelaza a dioses, hombres y
mundo en un destino común.
Las representaciones del árbol Yggdrasil, basadas en las descripciones, con frecuencia
contradictorias de las Eddas, constituyen todo un subgénero dentro del imaginario
moderno sobre la mitología nórdica, pero son de gran ayuda a la hora de orientarse en su
compleja geografía simbólica. La siguiente imagen está tomada del libro de Kevin
Crossley-Holland The Norse Myths (1988)
29
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Veamos ahora la descripción del árbol Iggdrasil que hace la Edda en prosa:
Aquel fresno es el más grande y mejor de todos los árboles; sus ramas se
extienden sobre todo el mundo y alcanzan el cielo. Tres raíces tiene este árbol
que lo mantienen en pie y que llegan hasta muy lejos: una está donde los ases,
la segunda donde los gigantes de la escarcha, en lo que primeramente fue el
Ginungagap, la tercera está sobre el Niflheim (el inframundo), y bajo esta raíz
está Hvergélrnir, y Nidhogg mordisquea por abajo esa raíz. Pero bajo la raíz
que da hacia los gigantes de la escarcha se encuentra la fuente de Mímir, en la
cual se guardan la sabiduría y la inteligencia, y se llama Mímir el que tiene esta
fuente; está lleno de conocimientos, pues bebe de esa fuente con el cuerno
Giallarhorn. Allá llegó el Padre Universal (Odín) y le pidió un trago de la
fuente, pero no lo obtuvo hasta que entregó en prenda su ojo (...).
La tercera raíz del fresno está en el cielo, y bajo aquella raíz hay una fuente muy
sagrada que se llama la fuente de Urdr. Allá tienen los dioses su lugar de
reunión; los ases cabalgan hasta allá cada día por el puente de Bífrost; éste se
llama también puente de Ases (...). Una hermosa sala se halla al pie del fresno,
junto a la fuente, y en aquella sala están las tres mujeres que se llaman Urdr,
Verdandi y Skuld. Estas mujeres hacen las vidas de los hombres y son las que
30
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
llamamos las nornas (...). También se dice que las nornas que habitan junto a la
fuente de Urdr toman cada día agua de la fuente y lodo del que hay alrededor
de la fuente y lo echan sobre el fresno para que su ramaje no se seque ni se
pudra.11
Los nueve mundos
Por orden ascendente, los nueve mundos que el Fresno del mundo integra son los
siguientes:
-Niflheim es el reino de las tinieblas, la oscuridad y el hielo. Junto con Muspelheim, el
reino del fuego, es uno de los dos reinos primordiales. Cuando en el seno del vacío mágico
primordial Ginnungagap, los hielos del Niflheim entraron en contacto con el fuego del
Muspelheim se inició la creación. Niflheim es el reino de los gigantes de escarcha y está
envuelto por una niebla perpetua que abriga al dragón Nithhogg.
-Helheim, el Reino de los muertos está gobernado por Hel, la hija de Loki. Para llegar a
él hay que cruzar primero el gélido río Gjöll, que rodea ese reino, por el único puente que
lo franquea, el Gjallarbrú, que está custodiado por una temible giganta. Tras cruzarlo
cualquier visitante deberá enfrentarse al sanguinario y sangriento can Garm que protege
el acceso a Hel.
-Svartálfaheim, también llamado Nithavellir, es el reino de los enanos, artesanos y
herreros que poseen la sabiduría oculta y sagrada que les permite forjar armas mágicas
para los héroes y objetos poderosos para los dioses. Comparten el reino con los elfos
oscuros, que son la contraparte subterránea de los elfos de luz. Ellos protegen todo lo
viviente, pero pueden ser temibles si no se les tiene el debido respeto.
-Jötunheim, es el reino de los gigantes. En el viven los gigantes de hielo y los gigantes de
roca. Ambos amenazan constantemente la existencia del reino de los hombres y el de los
dioses.
-Midgard, es el reino de los hombres (también conocido como Mannaheim) literalmente
la tierra media. Fue creado por los dioses Odín y sus hermanos tras el combate con el
gigante primigenio Ymir. Tras vencerlo lo desmembraron y con sus fragmentos
construyeron nuestro mundo. Con su cráneo, por ejemplo, crearon la bóveda del cielo.
-Vanaheim, es el reino de los Vanes, los dioses de la naturaleza y de la fertilidad que
comparten la regencia del mundo con los Ases. Están vinculados a la fecundidad, la paz
11
Snorri Sturluson - Edda Menor- Gylfaginning 15.
31
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
y la riqueza12. Los principales vanes son Njörthr, el padre de los dioses vanes y dios del
mar, Frey el dios de la fertilidad y Freyja la diosa del amor y de la sexualidad.
-Alfheim, es el reino de los elfos de la luz, de los que nos han llegado muy pocos textos.
En ellos aparecen como criaturas cercanas a los Vanes y a los Ases.
-Asgard, es el reino de los dioses Ases que analizaremos más adelante. Sólo se puede
acceder a él más que por el puente Bifrost.
-Muspelheim, es el reino primordial del fuego y hogar de los gigantes de fuego. Allí
también se encuentra Ginnungagap, el vacío mágico original del que todo surge.
Animales y monstruos
De los numerosos animales simbólicos que habitan los reinos de Yggdrasil son
especialmente relevantes para nuestro tema los siguientes:
En el extremo inferior del árbol el mencionado dragón Nithhogg (el que golpea lleno de
odio) que habita en el Nifleheim y roe incesantemente las raíces de Yggdrasil.
En el extremo superior de la copa habitan un gigante con forma de águila, Hraesvelgr
(que devora los cuerpos), cuyos aleteos crea los vientos, y el halcón Veðrfölnir (el que
calma el viento) que habita entre los ojos de Hraesvelgr.
La ardilla Ratatosk recorre de arriba a abajo Yggdrasil con un revelador objetivo.
Ratatosk es la ardilla que de allí correrá
Por el Fresno Yggdrasil;
Desde arriba lleva las palabras del águila,
Y las recita a Nithhogg abajo.13
En otro texto antiguo hace referencia a la misma escena pero añadiendo el cariz de los
mensajes:
Hay mucho por contar. Un águila yace en la copa del fresno, y tiene
conocimiento sobre muchas cosas. Entre sus ojos yace el halcón llamado
Vedrfolnir (...) La ardilla llamada Ratatosk (...) corre de arriba abajo del
fresno. Exclama chismes calumniosos, provocando al águila y a Nithhogg.14
Por último la serpiente marina Jörmundgander (enorme y flexible) que llegó a crecer
tanto que mordiéndose la cola rodeaba todo el reino de los hombres, el Midgard. Era hija
del dios Loki y la giganta Angrboda (la anunciadora de penas). Su enemigo mortal es
12
Mircea Eliade. Historia de las Creencias y las Ideas Religiosas. Vol. II. Ed. Cristiandad.
Edda poética - Grímnismál.
14
Edda en prosa - Gylfaginning
13
32
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Thor. En su último encuentro, en el Ragnarök, Jörmungander emerge del mar y envenena
todo el aire y el cielo, Thor consigue matarla pero el veneno liberado finalmente también
acaba con él.
En los idiomas escandinavos a la serpiente del Midgard también se la conoce como
Jordens-band, es decir cinta del mundo. Esta serpiente-cinta que rodea el mundo, es la
que luego encontraremos en las inscripciones de las piedras rúnicas vikingas como la base
donde siempre se escriben las runas. Este hecho es extremadamente significativo y lo
analizaremos más adelante.
Todas estas entidades míticas pueden verse en esta otra reconstrucción de Iggdrasil del
s.XIX.
Ilustración del libro The heroes of Asgard and the giants of Jotunheim
Annie Kearyen (1857)
33
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Así el árbol del cosmos está cargado por una tensión vertical entre el águila Hraesvelgr,
en la parte superior de la copa, y el dragón Nithhogg en la raíz. Y por la tensión horizontal
que la serpiente Jörmungander somete al reino de los hombres y los dioses.
Pero la guerra que domina la narración mitológica es la que existe entre los dioses y los
gigantes. Los primeros habitaban en el Asgard, el polo del mundo. Mientras que los
segundos, los Jotuns, que son tan antiguos como los dioses viven en su propio reino de
Jötunheim.
Imagen esquemática de los nueve mundos de Yggdrasil
Los Ases
Odín, también llamado Woden o Wotan, pertenece a una de las dos familias en las que se
dividen los dioses: la de los Ases. Estos comparten el reino de Asgard, con la otra familia
de dioses: los Vanes (a los que vencieron en una guerra primigenia). Esta dualidad de
linajes divinos, de carácter complementario, es el núcleo de la estructura mitológica
nórdica. Siguiendo una interpretación un tanto sociologizante:
Se pueden proponer las secuencias luz-cielo-sol-día-padre-dominio y
oscuridad-tierra- luna-noche-madre-fecundidad como representativas de los
dos ámbitos constitutivos de la estructura mitológica (…)
Los ases constituyen el elemento celeste, habitual y efectivamente asociado a
un sistema patriarcal y a una orientación político-guerrera, mientras los
34
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
vanes aportan el elemento telúrico, opuestamente asociado a una cultura
matriarcal y a una orientación comunitaria15
Odín es el dios padre del panteón nórdico y tiene un carácter incuestionablemente
guerrero; comanda tanto a los Bersekir; una horda de guerreros salvajes, con fama de
invencibles, que combaten en estado de éxtasis, como a los Einherjar; los guerreros
caídos en el campo de batalla y pobladores del salón principal del Asgard, el Valhalla y
que le acompañarán en la batalla final. Odín además es también el padre de las Valkirias,
cuya función es precisamente escoger entre los caídos en combate a los mejores guerreros
que irán al Valhalla.
Pero a diferencia de los demás ases, caracterizados principalmente por su valor y fuerza,
y no por su inteligencia, ni mucho menos por su sabiduría, Odín es un dios que busca la
sabiduría incesantemente, y pagará cualquier precio por conseguirla: como ya hemos
visto se cuelga de Yggdrasil para obtener el conocimiento de las runas y paga con un ojo
el privilegio de beber de la fuente de la sabiduría: Mimir.
El hecho es relevante pues en la mitología nórdica sabiduría y magia siempre aparecen
vinculadas a las diosas y a los gigantes, y en particular la magia pertenece a los vanes,
pero Odín es una excepción. Conoce tanto los misterios de los nueve mundos como el
destino de cada uno de los hombres, así como el suyo propio y el del universo. Integra en
su persona los elementos guerreros con la capacidad poética (siempre habla en verso) y
combina la inspiración con la furia, la locura con el disfraz y la máscara. Estos dos últimos
elementos hacen referencia a su amoral capacidad de engaño; pues cuando quiere algo, le
es indiferente conseguirlo con buenas o con malas artes.
En lo referente a sus atributos, cuando se sienta en su trono Hliðskjálf, junto a su esposa
Frigg (amor), ambos pueden ver lo que sucede en cada uno de los nueve mundos.
A Odín se le suele representar custodiado por dos cuervos, llamados Hugin (pensamiento)
y Munin (memoria), y dos lobos, Geri (codicioso) y Freki (voraz). Cuando cabalga lo
hace sobre su corcel de ocho patas Sleipnir (resbaladizo), con su lanza Gungnir (temblor),
que siempre da en el blanco, y su anillo Draupnir (el que gotea), con el poder de crear
ocho copias de igual valor cada nueve noches, estos dos últimos objetos le fueron forjados
por la raza de los enanos.
15
Patxi Lanceros - El destino de los dioses. 1998. Ed. Trotta. Pág.24-26
35
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Entre los demás ases destaca Thor, el dios del trueno. Thor es hijo de Odín con Jörð, diosa
de la tierra. Su culto fue mucho más popular y extendido que el culto a su padre con el
que comparte muchas características de dios celeste pero sin sus ambigüedades.
Su carro es tirado por dos machos cabríos. Sus atributos son su martillo Mjolnir, que es
el arma más importante que tienen los dioses para poder frenar a los gigantes que
amenazan tanto el reino de los dioses como el de los hombres.
Los gigantes de la escarcha lo conocen, pues cuando lo alza saben que no
hay esperanza; ha machacado muchos cráneos entre los de su raza.16
Dibujo de un colgante con la forma de Mjolnir de la era vikinga
Museo Nacional de Suecia
Sus guantes de hierro Járngreipr le permiten manejar a Mjolnir, y su cinturón mágico
Megingjörð, incrementa su fuerza hasta hacerlo casi invencible.
Thor; es el más fuerte de los dioses y los hombres (…)
Pero nadie es tan sabio como para contar todas sus grandes hazañas...17
Incluso en la batalla final, en el Ragnarok, tras matar a la serpiente Jörmundgander, es el
único que da nueve pasos antes de morir.
Odín y Frigg son padres de los dioses Balder y Höðr, y adoptan a Hermóðr, Heimdall,
Tyr, Vidar y Váli.
Balder es el más bondadoso y justo de los ases, y Höðr, que nació ciego, y que acabará
matándole por un cruel engaño del dios Loki.
16
17
Edda en prosa. Gylfaginning, 21.
Ibíd.
36
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
En la Edda en prosa, Balder es descrito del siguiente modo:
El segundo hijo de Odín es Balder, y hay cosas buenas que decir sobre él. Él
es el mejor, y todos lo alaban; es tan hermoso en sus facciones, y tan brillante,
que la luz se proyecta de él. Hay una hierba que es tan blanca que se compara
a su ceja; de todos los pastos, es el más blanco, y de él podrás juzgar su
belleza, tanto en cabello como en cuerpo. Es el más sabio de los Ases, y el
que mejor habla y con más gracia; y es tal la calidad que asiste, que nadie
puede contradecir su juicio. Habita en un lugar llamado Breidablik, que es
el cielo; en dicho lugar, nada impuro puede ser.
Volveremos en breve a Balder pues aunque durante su vida no realiza ninguna hazaña
particular, veremos que es el eje principal que orienta y da sentido a las acciones del
panteón nórdico.
Tyr, es el dios de la guerra, la ley y la gloria, su nombre significa simplemente dios, y es
probable que originalmente hubiera compartido con Odín la primacía en el Asgard, cuyo
reflejo social estaría en la tradición indoeuropea de las diarquías. Sin embargo Tyr es
celebrado por el sacrificio que realiza para que sus hermanos, por orden de Odín, puedan
atar al monstruoso lobo Fenrir. Para engañar al lobo, Tyr le ofrece su mano derecha como
gesto de confianza, y cuando los demás dioses se lanzan a atarlo, Fenrir siega la mano de
Tyr.
El lobo Fenrir tendrá un papel destacado en el Ragnarök pues, cuando se consigue liberar
de sus cadenas, el fuego y el agua del subsuelo invadirán con él la tierra. Fenrir matará a
Odín y a su vez será matado por el hijastro de éste, Vidar el silencioso.
Vidar matando a Fenrir
37
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Los otros ases relevantes son Heimdal, Hermóðr y Loki.
El primero es el guardián del Asgard, con sus excepcionales sentidos es el centinela que
guarda el Bifrost, el puente ardiente del arcoíris que es el único acceso a Asgard. Antes
de convertirse en el guardián, había descendido a la tierra para engendrar en tres mujeres
las tres castas del orden humano: príncipes, súbditos y siervos.
Cuando Heimdal haga sonar su cuerno Gjallarhorn, convocará a todas las criaturas a la
batalla final, el temido Ragnarök.
Hermóðr, es quien a petición de Odín y Frigg baja al reino de los muertos, el reino de
Hel, a intentar resucitar a Balder. Será en vano, pero Balder podrá entregarle para Odín
el anillo Draupnir con el que éste había sellado su ataúd.
Loki, el dios maligno, merece un capítulo aparte. Hijo de los gigantes Farbauti y Laufey,
llegará a ser considerado por Odín su propio hermano, y por los demás dioses un as más,
hasta que descubren su papel en la muerte de Balder. Entonces lo encadenan a unas rocas
hasta que consigue liberarse para liderar, junto con Surt, el gigante de fuego, las fuerzas
del inframundo el día del Raganarök.
En la Edda se le describe del siguiente modo:
Loki es agradable y bello en cuanto al aspecto, malo de naturaleza y muy
voluble en su comportamiento. Tenía, mucho más que otros hombres, esa
habilidad llamada astucia y siempre andaba con artimañas. Constantemente
ponía a los ases en aprietos aunque luego solía solucionarlos con sus trucos.
Su esposa se llama Sigyn y su hijo Nari. Pero Loki tuvo más hijos. Había en
el Jotunheim una gigante llamada Angrboda. Loki tuvo con ella tres hijos.
Uno fue el Lobo Fenrir, la segunda Jormungandr, es decir la serpiente del
Midgardr, la tercera es Hel.18
Hasta el episodio de la muerte de Balder, la malvada naturaleza de Loki era compensada
por su astucia; creaba problemas que luego solucionaba, o que incluso podían tener
efectos inesperada e involuntariamente positivos. Así en cierto modo, las maldades de
Loki suponen una ruptura creativa del equilibrio del Asgard; crea situaciones complejas
que obligan a los otros dioses, y a él mismo, a explorar sus propios límites y dar lo mejor
de sí.
Pero su verdadera naturaleza se desvela en el engaño que urde para acabar con Balder.
18
Edda en prosa. Gylfaginning, 33.
38
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
La muerte de Balder
Balder llevaba un tiempo teniendo pesadillas sobre su inminente muerte y su madre Frigg
empieza a preocuparse seriamente. Odín, preocupado también, baja a Helheim, el reino
de los muertos, para confirmar el oscuro presagio de esos sueños, y allí una bruja muerta
le confirma sus peores temores.
Los ases se reúnen en el consejo y conceden que Frigg tome juramento a todas las cosas
de que no dañarán a Balder: ni el fuego ni el agua, ni el hierro ni cualquier otro metal, ni
las piedras, ni la tierra, ni la madera, ni las enfermedades ni los animales, ni el veneno de
las serpientes.
Una vez completado ese juramento, los ases ponen a prueba el conjuro y se divierten junto
con Balder lanzándole todo tipo de objetos y golpeándolo con todo tipo de armas
comprobando que en efecto, se ha vuelto del todo invulnerable. El hecho despierta la
envidia de Loki que inmediatamente se disfraza de mujer y se presenta delante de Frigg
para sonsacarle si realmente todas las cosas juraron no dañar a Balder. Frigg le explica
que un tallo que crece al este del Valhala, llamado muérdago, le pareció demasiado joven
para pedirle juramento. A Loki le falta tiempo para afilar un tallo de muérdago y
entregárselo al dios Hodr, que por su ceguera no participaba en el juego. Loki le ofrece
incorporarse a la diversión ofreciéndose él a indicarle donde se encuentra Balder.
Siguiendo sus indicaciones Hodr lanza la vara con fuerza y atraviesa el corazón a Balder
que cae muerto al instante.
Desconcertados los dioses intentan hablar pero sólo sale llanto de sus bocas.
Cuando vuelven en sí, Odín pide un voluntario para bajar al reino de los muertos para
rescatarlo. Hermod se ofrece, Odín le cede su caballo Sléipnir. Una vez en el inframundo
Hermod consigue ver a Hel, la diosa de ese reino. Sin embargo ésta quiere comprobar si
Balder es tan querido como ha oído, y le dice que sólo dejará volver a Balder si todas las
cosas del mundo, tanto vivas como muertas, lloran su muerte, pero se quedará con él si
una sola se niega a hacerlo. Una vez informados los ases envían mensajeros a todo el
mundo. Cuando los mensajeros ya regresaban con su misión cumplida ven en una remota
cueva una vieja bruja (que en realidad es Loki disfrazado) y le piden también que llore
por Balder. Ella se niega y por ello Balder se quedará en el reino de los muertos hasta que
devenga el fin del mundo.
El mundo del germano es el mundo de la ausencia de Balder. Balder es el
dios ausente. Y el mundo que se precipita hacia su fin se está realizando en
39
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
el tiempo histórico que vive el nórdico: un tiempo que alimenta la entropía
cósmica y moral, prólogo a la degeneración que describe la estrofa 45 de la
Vóluspá (surgirán entre hermanos luchas y muertes...), anuncio del Gran
Invierno y del derrumbe universal. La vinculación entre la muerte de Balder
(el dios justo, el dios bueno e inocente) y el Ragnarók no sólo es verificable
en el texto. Para los germanos y escandinavos es la clave de interpretación
de su presente, es decir, de su mundo.19
Desde el inicio del relato mitológico está claro que la luminosa figura de Balder no encaja
en ese mundo de brutalidad y engaños. Mientras vive es un dios que no puede desplegar
ninguna de sus cualidades, por ello es un dios doliente cuyo reino está por venir. Su
muerte precipitará los acontecimientos que desatarán el Ragnarök.
Desde el punto de vista simbólico, ciertamente su figura presenta no pocos paralelismos
con la figura de Cristo, cuyo reino tampoco es de este mundo. Pero en la cosmología
nórdica no hay bien y mal tal como lo entendemos las culturas de matriz mediterránea.
Hay caos y hay orden. Los dioses, salvo Loki, luchan para mantener el orden, simbolizado
por el eje cósmico que encarna el árbol sagrado. Pero ya desde el inicio ese orden se
percibe como transitorio, se intuye que, tarde o temprano, todo volverá al caos. Caos que
por otro lado encierra en sí todas las potencialidades, y del que por lo tanto emergerán
nuevos órdenes; nuevas realidades diferentes e inimaginables.
Pero en este mundo transitorio, que apareció y desaparecerá, hay un fondo de sentido
atemporal, y por lo tanto eterno, que es el que para los nórdicos está simbolizado por el
mundo venidero de Balder, igual que para los cristianos lo está por el reino venidero de
Cristo.
Desde un punto de vista metafísico, no es que ese mundo por venir, sea el del relato
nórdico o del cristiano, sea una evolución o una culminación del nuestro. Desde nuestro
forzosamente limitado punto de vista ciertamente sólo podemos entenderlo así, pero
hablando en propiedad ambos mundos son del todo correlativos; son las dos caras de la
misma moneda. Vivir en nuestro mundo es ver parcialmente el otro lado del tapiz, donde
están los nudos y los cruces de los hilos. Pero la belleza que surge de toda esa complejidad
sólo se puede contemplar en el anverso, y sin embargo esa belleza depende de la maraña
de nudos y cruces incomprensibles del reverso.
19
Patxi Lanceros - El destino de los dioses. 1998. Ed. Trotta. Pág 84
40
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Lo que desde nuestra perspectiva temporal sólo podemos imaginar o intuir como un
mundo por venir, completo y renovado, es en realidad el mundo del sentido y los
significados, siempre presente. Las dos caras son una, los dos mundos, el presente y el
venidero, son uno sólo.
Los nueve reinos de Yggdrasil
dispuestos en tríadas. Imagen moderna
Las Runas. ¿Signos, símbolos o arquetipos?
El diferenciar entre signos, símbolos y arquetipos puede parecer hilar muy fino para
nuestra mentalidad moderna. Estamos muy acostumbrados a utilizarlos indistintamente
como sinónimos sin problemas. Pero como explicaremos a continuación, ésta distinción
es la clave para poder entender lo que son las runas.
Ya hemos visto en el apartado anterior lo que son los principios. Vayamos por el signo.
Signos
La filosofía contemporánea ha dedicado muchos esfuerzos al estudio de los signos;
incluso creó para ellos una disciplina filosófica específica: la Semiótica, dentro de la
corriente filosófica llamada Estructuralismo.
Ejemplos recurrentes de signos son nuestras señales de tráfico, las palabras de nuestro
lenguaje, o las letras mismas de esas palabras. La idea nuclear de la semiótica es que la
41
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
relación entre el signo y aquello que significa es totalmente arbitraria y que su significado
proviene exclusivamente de las relaciones de contraste con otros signos dentro de un
sistema, o lenguaje, determinado. En palabras del lingüista, y precursor temprano del
estructuralismo, Ferdinand de Saussure:
Si el signo lingüístico no fuera arbitrario, los signos que componen el lenguaje estarían
determinados mutuamente por algún elemento externo. El valor lingüístico está
enteramente determinado por la existencia de relaciones y por tanto, el signo debe ser
arbitrario.
Cualquiera puede desarrollar un sistema de signos y un código que lo haga comprensible.
Desde los signos matemáticos que significan operaciones (como el signo + para la suma),
hasta los casi imperceptibles signos que dejan en la puerta los ladrones informando al
siguiente colega de lo que puede encontrar en esa casa. Todos ellos se caracterizan por la
arbitrariedad de su relación entre el significado y el significante (el signo). Y por la
necesidad de un código, inequívoco, que permita la traducción a quién lo conozca.
De este modo, las relaciones de contraste entre signos dentro de un sistema son mucho
más importantes que los propios signos, y el cambiar un signo cualquiera por otro, no
supone ningún problema si se diferencia suficientemente de los otros signos y se
especifica debidamente en el código.
Así pues la cruz, como signo, significa cosas totalmente diferentes dependiendo del
código que estemos empleando: en aritmética significará la suma, como señal de tráfico
significará un cruce y en la sección de necrológicas de un periódico significará que tal
persona ha muerto.
El semiólogo Roland Barthes, generalizó el discurso de Saussure a los fenómenos
culturales y sociales.
En cualquier sistema las relaciones pasan a ser más importantes que los elementos que
se relacionan, ya que estos elementos obtienen su identidad del conjunto de relaciones
que establecen. Y por tanto, no hay esencias, ni una naturaleza a la que se pueda apelar
como origen y sentido de todo. Tampoco existe un sujeto individual, ni unidades, ni
hechos, sino una pluralidad de discursos, o pluralidades, constitutivas.
Es importante recordar que este relativismo, tan bien descrito en la obra de Barthes,
proviene de la comprensión profunda de lo que es un signo. Pero realiza un salto
conceptual muy aventurado, cuando la hace competir con su particular juicio sobre el
símbolo:
42
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
La diferencia entre símbolo y signo es que en el primero la representación es
analógica e inadecuada, mientras que en el segundo la relación es
inmotivada y exacta.20
Pero signo y símbolo no son contrastables; no tienen ninguna medida común, pertenecen
a órdenes de realidad diferentes. El signo es, por definición, un constructo creado, y el
símbolo es, por naturaleza, un ente creador, ya que da forma a una realidad amorfa, en sí
continua y sin límites. La de-limita y la de-fine. Por todo ello el símbolo es sencillamente
inconmensurable para el signo.
Símbolos y metáforas
La relación entre el símbolo y lo simbolizado no presenta la arbitrariedad del signo. A
cualquiera le parecería absurdo que la idea de estabilidad la quisiéramos simbolizar, por
ejemplo, por el fuego. La razón es evidente: no hay nada en este que nos comunique o
nos remita a cualquier aspecto, o variación del concepto, de estabilidad. Una roca o una
montaña serían indudablemente más adecuados para este fin. Por el contrario, el fuego
nos remite fácilmente a la idea de cambio constante, de transformación, de purificación
con las que sí que comparte algo en común.
Símbolo, etimológicamente, es aquello que une las partes (bolos) en un todo, en una
unidad. Y siguiendo esta etimología, su contrario es Diábolo, es decir; aquello que las
separa. Pero el ámbito del símbolo no es el de la dialéctica bien-mal, su ámbito es la
realidad toda; el ámbito de la metafísica, de la que es su lenguaje y su articulación.
De lo que hasta aquí hemos dicho nada impide que el símbolo, y aquello a lo que este
remite, sean del mismo orden de realidad. Como por ejemplo la imagen de una rosa para
referirnos a unos hermosos labios. Sin embargo, el ejemplo citado la imagen de la rosa
no actúa como símbolo sino como metáfora. Metáfora, en griego, significa trasladar,
transportar, y esto es lo que la metáfora hace; asociar elementos que comparten alguna
similitud, es decir una analogía, para sustituir uno por el otro en una misma estructura.
Así a la pregunta ¿Es suficientemente resistente? Se puede responder ¡Como una roca!
Sustituyendo la idea de alta resistencia por la imagen de la roca. En este ejemplo no hay
ruptura de plano, la metáfora y a lo que se refiere, pertenecen al mismo orden de realidad.
Se ha afirmado que el símbolo es un objeto visible que remite a otro invisible, o que es la
representación sensible de una realidad inteligible, y ambas cosas son ciertas. Pero para
20
Roland Barthes. Introducción al análisis estructural de los relatos. Ed. Paidós. 1993. Pág. 163-201
43
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
hablar en propiedad de símbolo, lo simbolizado, tiene que ser de un orden de realidad
superior al del propio símbolo. Así lo inferior puede simbolizar a lo superior pero no a
la inversa.
Así la montaña, como símbolo, ha de referirse a algo de un orden de realidad superior.
Pero además cada una de las características diferenciales de la montaña; su verticalidad,
su altura, su forma triangular señalando al cielo, su imponente masa o su ya mencionada
estabilidad, pueden simbolizar cosas muy diferentes y todas de un orden de realidad
superior.
Por ejemplo por su verticalidad la montaña es símbolo del hombre universal; aquello que
une cielo y tierra, y también del eje cósmico, aquello inalterable alrededor del cual todo
gira y que comunica por su centro todos los órdenes de realidad.
Por su abrumadora masa es símbolo de la expresión del ser21; de ser manifiesto, es decir
de lo creado. Y por eso con frecuencia la creación se simboliza por una montaña que
emerge de las, informes, aguas primordiales.
Por su altura es símbolo de elevación de lo material a lo espiritual; la peregrinación; el
proceso de espiritualización; la materia que se eleva hasta el cielo.
Por su forma triangular con el vértice señalando el cielo, es símbolo del principio activo
de lo manifestado, del mismo modo que el triángulo invertido y algunos símbolos basados
en su esquema, como la copa y el corazón, lo son del principio pasivo y receptivo.
Por su estabilidad puede ser símbolo de lo atemporal; por ejemplo de la verdad metafísica.
En sánscrito la cima de la montaña sagrada se llama Satya-Loka el lugar de la verdad, y
por todo ello, en sus relatos míticos, las religiones suelen ser reveladas en la cima de las
montañas22.
Y sólo estamos empezando a rascar la superficie de sentidos del símbolo de la montaña.
De esto se puede inferir otra diferencia importante: que el símbolo no explica lo
simbolizado, sino que es lo simbolizado lo que revela el significado del símbolo e incluso
justifica su existencia. Haciendo una trasposición al espacio, se puede afirmar que el
ámbito propio del símbolo no es ni el mundo material ni el espiritual, sino un mundo
intermedio entre ambos donde lo material se espiritualiza y lo espiritual se materializa.
Por medio del símbolo, la materia indiferenciada se transfigura ante nuestros ojos y se
hace inteligible, adquiere transparencia, la materia recibe del símbolo su sentido, su ser
mismo, pues es precisamente el sentido y la inteligibilidad de la cosa. Sin la función
21
22
Juan Eduardo Cirlot. Diccionario de símbolos. Ed. Siruela. Pág. 316.
René Guénon – Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. Cap. 31.
44
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
simbólica el mundo sería una gris y homogénea continuidad de materia. Con ella el
mundo se transfigura, adquiere color, complejidad y transparencia; se puede leer, se puede
interpretar.
Lo natural para nosotros es pensar que habitamos en un mundo material, pero en realidad
habitamos exclusivamente en símbolos y, como veremos a continuación, también somos
símbolo.
A pesar de las diferencias mencionadas entre símbolos y metáforas, es importante no
olvidar que tienen una naturaleza en común, que no comparten con el signo por ejemplo.
Y esa naturaleza común es la analogía -entendida como una razón, o ritmo, común- en
absoluto arbitraria, que se da entre los símbolos y las metáforas, y a lo que apuntan. Así
pues, en esa naturaleza común, ambas se entrelazan, y cada símbolo puede tener
innumerables metáforas asociadas en cada orden de realidad, y de hecho confundirse con
ellas en ese orden. Así el símbolo une la realidad verticalmente mientras que la metáfora
extiende esa unión horizontalmente. De este modo símbolos y metáforas relacionan y
unifican todos los órdenes de realidad, y toda la variedad de cada orden, en la realidad
toda.
Arquetipos
¿Qué espacio propio les queda a los arquetipos pues? El ámbito de los arquetipos es el de
los símbolos que pertenecen a la realidad específicamente humana. Y éste, como
arquetipos que son, veremos que es el ámbito propio de las runas.
Es importante recordad que originalmente los alfabetos eran también series completas de
arquetipos, por ejemplo el nuestro comienza con alfa, el toro del sacrificio, y beta, el
templo y el tazón del sacrificio23. Otros ejemplos de series completas de arquetipos
podrían ser los signos del zodiaco o los hexagramas del I-Ching.
En la filosofía de Platón los arquetipos (del griego arjé, fuente, principio u origen, y typos,
impresión o modelo) expresan las formas sustanciales (ejemplares eternos y perfectos) de
las cosas que existen eternamente en el pensamiento divino. Es decir son los patrones
ejemplares de los cuales los otros objetos, ideas o conceptos derivan. Es inevitable pero
delicado citar a Platón aquí pues en su concepción particular a los arquetipos se llega por
abstracción, del mismo modo que hoy llegamos a un concepto. Pero el símbolo, y con él
23
Elemire Zolla. Los Arquetipos. Monte Avila Editores 1983.
45
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
el arquetipo, no es abstracto, no tiene su sentido fijado como por ejemplo lo tiene una
alegoría que es precisamente eso, un símbolo con su significado fosilizado. El símbolo
no queda agotado con una interpretación; en cada aspecto propio, en cada plano de
manifestación, o asociado a otros símbolos, puede simbolizar cosas muy diferentes. Es
abierto y a la vez pura concreción.
En su función intermediaria los símbolos articulan la realidad toda; es decir unificándola
pero sin confundir sus diversos planos ni disolver las diferencias.
Y por la correspondencia entre el macrocosmos y el microcosmos, correspondencia que
hoy, desde el lenguaje matemático, llamaríamos fractalidad, los símbolos articulan
también la realidad interna humana, en un sistema de relaciones y conexiones internas
que le dan unidad, estabilidad y flexibilidad, tanto ante los cambios internos, que implican
el crecimiento y la evolución natural, como ante los cambios de las condiciones externas.
La teoría de sistemas afirma que en cualquier sistema de relaciones, emergen unas
relaciones clave para la supervivencia del sistema, mientras que otras queda patente que
son secundarias frente a las primeras o incluso directamente redundantes. En esta
jerarquía de relaciones; algunas son tan vitales para el sistema que podríamos definirlas
como estructurales; estos son los que llamamos arquetipos.
Hemos afirmado que estos pertenecen a la realidad específicamente humana ¿pero cuál
es la realidad específicamente humana? Obviamente aquella que define lo que somos,
pero ¿qué es lo que somos?
La identidad del ser humano
Para responder a esta pregunta, que ha llenado tantas páginas a lo largo de la historia,
tomaremos dos símbolos centrales de dos tradiciones muy distantes, el taoísmo y el
cristianismo, que tienen por objeto el responderla.
El símbolo central del taoísmo es la tríada Tien-Ti-Jen; literalmente Cielo-TierraHombre.
46
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Su representación gráfica simboliza los dos polos de la existencia: cielo y tierra
simbolizados por los trazos superior e inferior. Y el ser humano (en simbología taoísta el
emperador), simbolizado por la cruz, como punto de encuentro, mediador y unificador.
Es importante matizar que el hombre de ésta triada es el hombre universal entendido
como la totalidad de la humanidad pasada, presente y futura. Aunque cada ser humano en
particular ejerce su parte de esa función unificadora. (Moira, la palabra griega para
destino; significa literalmente parte y se refiere precisamente a esta parte individual de
la función de unir cielo y tierra)
Tomemos ahora la imagen de la cruz cristiana con Jesús crucificado en ella.
Como hemos dicho anteriormente se puede entender esta imagen históricamente; como
una representación que nos recuerda el cruel modo por el que Jesús fue ejecutado.
Pero como símbolo apunta a la identidad metafísica del ser humano: este ser humano
dolorosamente suspendido en el punto de unión de la verticalidad -el cielo, lo espiritual,
lo atemporal- y la horizontalidad -la tierra, lo material, lo temporal- es tanto el Jesús
histórico, como cualquier ser humano por el mero hecho de serlo.
El ser humano de la cruz; es también el hombre universal; aquel que por un lado define
lo que es la humanidad, y por otro se encarna en la forma de la humanidad pasada presente
y futura: lo que en el cristianismo se conoce como Cristo.
Esa función mediadora del ser humano, que acabamos de describir, es la que habíamos
descrito para al símbolo pero no hay contradicción en ello pues el ser humano mismo es
el símbolo por excelencia.
Evolución
Según la tradición, ese proceso de unión de cielo y tierra no fue establecido por el ser
humano; fue algo recibido, algo que irrumpió en algún momento del proceso natural de
evolución biológica y le confirió dirección y finalidad.
Eso puede sonar redundante, pues parece que la evolución biológica ya tiene una finalidad
excelente: mejorar. Pero desde el punto de vista de la biología eso es totalmente falso; la
evolución biológica no es teleológica; es decir no tiene ni dirección ni finalidad alguna,
es totalmente ciega y puede ir hacia adelante, o si las condiciones externas lo requieren
hacia atrás, y si esas mismas condiciones lo favorecen, quedarse eternamente ahí. No
tiene ninguna intención de mejorar nada, o mejor dicho, no tiene intención alguna.
47
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Curiosamente este punto no es asimilado o comprendido por muchos, seguramente la
mayoría, de los que piensan que tienen una mentalidad científica, pero que siguen
firmemente convencidos que la evolución es un proceso natural que va hacia mejor.
Este es un buen ejemplo de mito moderno (algo que determina la marcha de la sociedad
sin que esta lo perciba). Normalmente, este mito de la evolución a mejor, se entrelaza o
solapa con el mito del progreso técnico y social indefinido, hasta el punto de hacerse
indistinguibles. La fuerza de este mito moderno radica en que llena el insoportable vacío
de sentido que la interpretación científicamente correcta, es decir, la que afirma que según
las leyes físicas, es decir las leyes naturales, todo es azar, y sólo azar.
Por ello, en coherencia con la conclusión de la ciencia, en caso de existir cualquier
dirección y sentido en la realidad natural, sólo puede tener un origen sobrenatural, es decir
metafísico.
El soplo
Desde el punto de vista tradicional, se afirma que existió una injerencia sobre lo natural,
desde un orden de realidad superior. Y que eso fue lo que al primate altamente
evolucionado lo convirtió en humano, es decir en un ser de doble naturaleza; terrenal y
espiritual.
Esta irrupción es un proceso análogo a lo que tradicionalmente se conoce como iniciación,
aunque esta palabra prácticamente ya ha perdido todo su significado original de influencia
espiritual.
El denostado símbolo cristiano de la concepción virginal de Cristo, tan ridiculizado por
unos, como perversamente utilizado contra la mujer por otros, apunta también a esa doble
naturaleza del ser humano. El hijo de María, el Cristo, símbolo de toda la humanidad, es
tanto hijo de ella misma: la tierra, como del Espíritu Santo: cielo. Por lo tanto todo ser
humano tiene esa doble pertenencia, física y espiritual.
Además, en la misma tradición cristiana, es el Espíritu Santo el que transmite esa
influencia espiritual transformadora llamada iniciación, que el cristianismo celebra en
pentecostés, y que se suele representar por una llama que desciende sobre los doce
apóstoles (símbolo también de toda la humanidad, pero en su diversidad).
Para los judíos, en esas mismas fechas se celebra la entrega de la ley al pueblo de Israel,
cincuenta días después de la aparición de Dios sobre el Sinaí, lo que es otro relato
simbólicamente equivalente.
48
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Desde luego, el interpretar esas narraciones simbólicas, no cómo símbolos, sino como
eventos históricos literales, lleva a concepciones absurdas, y a ilegitimas pretensiones de
poder sobre los demás. Pero esa es la naturaleza del tiempo; lo que no se renueva
constantemente degenera y se acaba pudriendo. Tal vez por esa razón, en el Apocalipsis,
Cristo se autodefine como aquel que todo lo renueva: Yo hago nuevas todas las cosas24.
Y si realmente llegara ese tiempo de la revelación (apocalipsis) seguro que muchos se
sorprenderían del alcance de esa necesaria y vital renovación.
Tradición
Así pues, el contenido de esa influencia espiritual o iniciación primera (soplo, llama), que
según el relato tradicional nos hizo humanos, es la metafísica y su lenguaje: los símbolos.
Con ellos viene el mapa del ciclo humano completo. Es decir, un tiempo cualitativo
propiamente humano, diferente al homogéneo tiempo físico, en el que un segundo es igual
a otro segundo, un día igual a otro día.
El conjunto de estos elementos es lo que se llama tradición, en el sentido de aquello que
ha sido recibido, en este caso recibido en el origen, junto con nuestra condición humana.
Por eso se afirma que la tradición metafísica es no humana pues no ha sido creada por el
hombre, ha sido recibida.
Saber y encarnación
Siempre según la interpretación tradicional que estamos describiendo, el ser humano,
gracias a esa doble naturaleza recibida, es capaz de reconocer; por intuición directa, las
verdades metafísicas, pues están grabadas en el fondo de su alma. Tal como Platón
afirma: conocer es recordar.
Pero si es que está en nuestro interior ¿cómo es que necesitamos recordarlo?
La respuesta a esta aparente paradoja está en que las verdades están grabadas en ese fondo
sin fondo del alma, fuera del alcance de la mente física, y deben reconocerse primero, por
medio de nuestros sentidos, en el mundo exterior terrenal (que también incluye nuestra
parte terrenal interior; nuestra parte animal e instintiva) para que esa sabiduría puramente
espiritual quede también grabada en la memoria física de nuestro cerebro y a disposición
de nuestra razón.
24
Apocalipsis 21:5
49
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Ese proceso es parte del proceso de encarnación, otro misterioso término cristiano, por
el cual el mundo exterior se hace carne, una carne espiritualizada, al unirse en nosotros
la experiencia sensual con lo puramente celestial que llevamos dentro, por medio de la
vivencia y del sacrificio, otro término tan desvirtuado, e incluso pervertido, pero que es
otro actor principal al que inmediatamente prestaremos atención.
Vivencia y sacrificio son las dos funciones que posibilitan que los arquetipos unan y
armonicen esas dos naturalezas.
La etimología de la palabra experiencia es cruzar. Y ese es también el sentido de la
encarnación del Logos cristiana. El espíritu se hace humano, y cruza la existencia
material, se empapa de ella, la encarna.
Funcionamiento del Arquetipo
Pero volvamos a la idea misma de arquetipo, hemos dicho que son símbolos que
pertenecen a la realidad humana. Acabamos de definir lo esencial de la función humana:
la unión del cielo y la tierra. Pero esa unión, como cualquier proceso, se da en el tiempo,
pero el tiempo humano es un tiempo cualitativo, y como ya hemos afirmado, diferente
del homogéneo tiempo físico. Esas cualidades temporales son múltiples, pero ahora sólo
nos detendremos en una de ellas: su aspecto cíclico, pues el tiempo del ciclo humano tiene
un inicio, un alejamiento de ese inicio, y un retorno a él.
La primera fase del ciclo es de materialización progresiva y alejamiento del polo
espiritual y la segunda fase del ciclo es de retorno al origen, de espiritualización.
(Mencionar de pasada que, según las doctrinas tradicionales hindúes, nuestro tiempo
presente corresponde al máximo alejamiento del origen, el llamado Kali-Yuga, la edad
oscura.)
Así pues los arquetipos siempre están referidos a un proceso temporal. Es además un
proceso temporal de transformaciones, pues para unir los opuestos son necesarias muchas
transformaciones en aquello que hace de unión, es decir, en nosotros.
Este proceso temporal de cambios se puede dividir en fases, cada una de ellas
caracterizada por las principales transformaciones, o problemas arquetípicos, que se
deben afrontar en esa fase del ciclo. Tal como se puede observar en el ejemplo
mencionado del zodiaco. Estos arquetipos son los que antes hemos llamado estructurales,
y como hemos dicho, pertenecen a la humanidad desde el origen pues son aquello que la
constituye como tal.
50
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
El nacer como humano implica recibir la parte del ciclo humano total, en otras palabras
su destino; aquello que en el tiempo se convertirá en su identidad. Éste consiste en una
serie de tensiones no resueltas entre cielo y tierra. (En terminología simbólica cristiana
son los pecados del mundo, que Cristo redime en la cruz). Tensiones que, con la ayuda
de los arquetipos, y en la medida de sus fuerzas, deberá encarnar y armonizar.
Es el camino griego del héroe, sólo que este héroe somos todos, y como ya hemos dicho,
por el mero hecho de ser humanos.
Aquí también se fundamenta la atención cristiana a los pobres y olvidados, seguramente
heredada de la sabiduría directa del Jesús histórico, y que es una inversión de los valores
sociales de éxito a cualquier precio, dominantes en nuestra época. Cuanto mayor la carga,
cuanto mayor la cruz, mayor el héroe, o como decía Oscar Wilde, donde hay sufrimiento,
hay suelo sagrado.
Esto desde luego no tiene nada que ver con glorificar el dolor y el sufrimiento en sí, y
aún menos en buscarlos, lo que sería una interpretación retorcida, y la mayoría de las
veces también patológica, del símbolo de la Cruz.
El arquetipo, por un lado conecta por correspondencia analógica las situaciones
individuales con las fases del ciclo completo con las que simbólicamente se correspondan,
y por otro ofrece un patrón de resolución para el problema en cuestión. Es decir que
conecta, simbólicamente, el problema con su solución.
Para ser efectivos precisan de una identificación vivencial con ellos, y para que el alma
se sienta atraída, algo debe resonar en ella, y por ello los arquetipos entretejen elementos
tanto emocionales como formales que atraen y fascinan al alma por igual. Luego, por
medio de su función simbólica, que en psicología analítica llaman amplificación,
remitirlo a algo que está más allá de él mismo, el ciclo humano mítico total donde, tal
como acabamos de explicar, se encuentran los patrones de resolución que, a posteriori, la
mitología intenta expresar en sus relatos.
La diferencia con la Psicología analítica está en su concepción de los arquetipos como
realidades históricas desarrolladas en un supuesto inconsciente colectivo, idea que desde
el punto de vista tradicional no tiene sentido, ya que los símbolos son realidades
estructuradoras recibidas, y no procesos emergentes históricos, por mucho que su forma
exterior, especialmente cuando adquiere forma de relato mitológico, sí se adapte a cada
tiempo y lugar.
Los arquetipos, en sentido tradicional, permiten al ser humano integrar las tensiones de
opuestos que por su doble naturaleza; -espiritual y material, temporal y atemporal, moral
51
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
y natural- inevitablemente tendrá que afrontar. Pero también tienen ellos una doble
naturaleza, por un lado te ofrecen los patrones de resolución universales de las
problemáticas principales del ciclo humano, pero por otro son verdaderos atractores;
remolinos que te arrastran y te ponen delante de esa problemática. Por la fascinación que
ejercen pueden también atrapar a la psique humana en un pozo, obsesionándola con un
aspecto de la realidad y haciendo que olvide el resto. Por ello Jung, que en cualquier caso
estudió en profundidad la dinámica de los arquetipos, insistía en el peligro de la
identificación con ellos, proceso que lleva a la inflación del ego y en último término a la
locura.
El dragón, la serpiente, la cruz y el lugar del sacrificio.
Hemos dicho que las runas son arquetipos, es decir símbolos propios de la realidad
humana, sin embargo su apariencia altamente esquemática y abstracta les da una
apariencia más de signos que de un objeto que pueda ser base de un símbolo.
Sin embargo esa abstracción tan esquemática, que las emparenta con el arte prehistórico,
encierra sorpresas. La principal es que su trazo no es la abstracción de una figura (aunque
sí que hay cierta tradición, que recogemos en su descripción, de ver figuras esquemáticas
en ellas) Su trazo encierra la abstracción de un ritmo, y ello es extremadamente relevante
pues lo que caracteriza a los arquetipos es su dinamismo: los animales por ejemplo, cada
uno con un dinamismo propio y característico, son el fundamento de muchos de los
símbolos más relevantes para el ser humano.
Esa oscilación rítmica que representan sus enérgicos trazos, que a veces convergen otras
divergen pero siempre encierran un impulso vivo, son muy efectivos a la hora de
sintonizar y conectar, es decir resonar, con los principales aspectos de esa energía
instintiva primigenia, que habita en las simas de nuestro ser, y que, indiferente a cualquier
concepción ética o moral, nos pide satisfacción completa a cada momento. Ese aspecto
de nuestro ser natural es el que se suele representar en los mitos por la serpiente o el
dragón que hemos de vencer si queremos acceder tanto a la bella dama, como a los tesoros
que guarda.
La transformación, en fuerza vital al servicio de la consciencia, de esa fuerza instintiva
primaria, feroz y voraz, ajena como hemos dicho a cualquier noción, o consciencia, del
otro o de lo otro, y concentrada absoluta y exclusivamente en la propia autosatisfacción,
es la lucha central del héroe. La lucha es ardua; es interior, es decir no visible, con algo
52
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
que, en virtud de nuestra doble naturaleza, también somos y que deberemos aprender a
sacrificar, literalmente hacer sagrado, sin destruir, y sin escindirnos en dos partes.
La principal cualidad de esta energía que está completamente temporalizada, pues vive
sólo en consciencia del presente y por lo tanto siempre busca satisfacción total e
inmediata.
Por otro lado, esa misma fuerza es pura multiplicidad, una multiplicidad enfrentada a sí
misma en un combate perpetuo, es el aspecto oscuro de la naturaleza que aquí, en el
templo del ser humano, entra en choque directo con lo atemporal, lo espiritual, que en
base a su esencia impulsa a la unidad en todos los planos de lo real procurando la armonía
de lo múltiple, es decir, procurando la emergencia de la belleza.
La función del sacrificio, encuentra aquí su aplicación directa y principal. El lugar de ese
sacrificio también está claro: el interior del templo humano. Pero ¿de qué herramientas
disponemos para superar ese desigual combate? Sólo los arquetipos.
Nietzsche, Freud y el Dragón desencadenado
Es importante entender que por nuestra doble naturaleza no podemos dar la espalda a esta
lucha, si lo hacemos, automáticamente damos la espada a la mitad de nuestro ser. En el
caso de renunciar a nuestra parte sobrenatural, el choque social es inmediato; nuestra
autosatisfacción inmediata entrará en conflicto con la de nuestro vecino y nos
deslizaremos rápidamente hacia la ley de la selva, expresión que en este ámbito no es una
metáfora. Pero si renunciamos a esa oscura fuerza instintiva también pereceremos, pues
es la vitalidad que construye al Yo y nos impulsa a seguir adelante. Además, lo que
hemos denominado hasta aquí como doble naturaleza del ser humano, implica una previa
expulsión del paraíso de la unidad. En otras palabras, el ser humano no puede vivir del
cielo, está obligado a vivir de la fuerza que emerge de la tierra; de esa fuerza oscura y
ciega que está abocado a dominar y transformar. Ese es su pathos, su destino, su identidad.
Curiosamente Sigmund Freud, indagando en el interior del hombre, y partiendo
obviamente de un punto de vista totalmente diferente, encontró como fundamento
biológico de la persona una entidad idéntica a la que acabamos de describir. Freud la
llamó el ello, (Id) que en sus propias palabras no lo vivimos sino que es aquello que nos
vive, y que concuerda punto por punto con la descripción del dragón mitológico. Freud
53
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
añade: El psicoanálisis es un instrumento que ha de facilitar al Yo la progresiva conquista
del Ello25 .
En su conocido intercambio epistolar de 1932 a la pregunta de Einstein ¿Por qué la
guerra? Un Freud escéptico respondía:
Desde tiempos inmemoriales se desarrolla en la Humanidad el proceso de la
evolución cultural. (Yo sé que otros prefieren denominarlo: “civilización”).
A este proceso debemos lo mejor que hemos alcanzado, y también buena
parte de lo que ocasiona nuestros sufrimientos. Sus causas y sus orígenes son
inciertos; su solución, dudosa. (…) Por ahora solo podemos decirnos: todo
lo que impulse la evolución cultural obra contra la guerra.26
Pero ese papel de la cultura en la socialización y domesticación del aspecto bestial del ser
humano, cuya necesidad, y consecuencias Freud, estudió en tanta profundidad, es lo que
se puso en cuestión después de la segunda guerra mundial. El salvajismo desplegado
durante su desarrollo puso en evidencia el fracaso de la cultura moderna occidental a la
hora de atajar y elaborar el aspecto más oscuro del ser humano; en palabras del filósofo
George Steiner:
El supuesto moderno según el cual la educación en las humanidades debía
pulir y humanizar gradualmente la condición humana, alejándola de la
barbarie y de la tentación de lo inhumano, no era más que una falacia
moderna (…) Las humanidades no humanizan. 27
Pero ese fracaso de la cultura como instrumento de humanización había empezado mucho
antes. Tras la locura combinada de la Reforma y la Contrarreforma, lo poco que quedaba
de auténticamente religioso en el cristianismo (en el sentido literal de re-ligare, volverse
a atar, a ligar con la realidad) fue poco languideciendo hasta reducirse fundamentalmente
a una moral social al servicio del poder.
Ello redundó en la orfandad espiritual de occidente y la pérdida completa de cualquier
referente de autoridad (entendida como opuesta a potestas).
Tampoco ayudó el hecho que por metafísica ya no se entendiera nada más que una forma
de Platonismo. Lo que es particularmente extraño, ya que el mismo Platón escribió:
25
Sigmund Freud. Obras Completas. Biblioteca Nueva, tomo 7. Pág. 2726
¿Por qué la guerra? Correspondencia Einstein - Freud 1932.
27
George Steiner. Lenguaje y Silencio. Ed. Gedisa. Pág.78
26
54
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
cualquier persona seria se guardará muy mucho de confiar por escrito cuestiones
serias.28
Y entonces, a finales del siglo XIX, llegó Nietzsche.
Todo cuanto hemos descrito acerca de esa oscura energía vital feroz, sumergida en ella
misma y sólo regida por el principio del placer, que la tradición simbolizaba por el dragón,
o la serpiente, y a la que Freud llamó Ello. Esa fuerza en guerra consigo misma y con
todo, que la cultura debe ayudar al individuo primero a contener, y luego a transformar,
ya que es la materia prima del Yo del ser humano. Nietzsche la identificó con lo que él
llamó Vida, y la convirtió en el fundamento de su filosofía. Y lo hizo con gran genio,
intuyendo por el camino grandes verdades, elaborando feroces pero con frecuencia
certeros análisis sociales. Adelantándose a su tiempo elaboró un fino diagnóstico sobre la
importancia de la interpretación en el análisis de la realidad, que resumió en su famoso
aforismo no existen hechos, sólo interpretaciones. Que le llevó directamente a una
concepción de la verdad vinculada únicamente a la fuerza, la voluntad de poder, que desde
su punto de vista es la auténtica expresión de la Vida.
Pero estaba identificando el todo por la parte, por la parte oscura además. La Vida
nietzscheana, reducida a voluntad de poder y preocupada sólo en conservarse y en crecer,
aumentar, conquistar, pues sólo conservarse es morir. Es sólo la mitad, la mitad visible,
del ser humano. Pero si las ideas dominantes en una cultura, cuya función principal es
ayudar a contener a la barbarie latente, lo que hacen es fomentarla, las consecuencias
serán devastadoras, y en efecto lo fueron.
Arthur Schopenhauer ya había situado antes que Nietzsche a la voluntad en el centro de
la existencia
Resulta evidente que yo, con razón, haya puesto a la Voluntad de vivir como
lo ulteriormente inexplicable, o más bien, como fundamento y base de toda
explicación y que ésta —muy lejos de ser un palabrerío vacío como 'lo
absoluto', 'lo infinito', 'la idea' y demás expresiones similares— sea lo más
real (das Allerrealste) que conocemos; más aún: el núcleo de la realidad
misma.29
Las sutilezas académicas sobre lo que ambos exactamente querían decir por poder y
voluntad no tuvieron relevancia. La recepción que se dio en Europa, sobre todo la Europa
de habla alemana, supuso la liberación del dragón de sus cadenas.
28
29
Platón. Diálogos VII. Carta VII. Editorial Gredos. Pág. 518
Arthur Schopenhauer. El Mundo como Voluntad y Representación, II. ii, 28.
55
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
El sacar a la bestia del horno alquímico donde los símbolos y arquetipos la transforman,
y ponerla directamente al mando, por considerarla la auténtica expresión del ser de la
vida, desató el infierno en la tierra.
Pero volvamos al Ello freudiano y al Dragón mitológico. Y cómo unos y otros intentaban
abordarlo.
¿Podía existir en la antigüedad una técnica equivalente a lo que Freud y sus seguidores
pretenden, con mayor o menor suerte, hacer con su psicoanálisis?
Desde una lectura simbólica queda muy claro que ambos identificaron el mismo problema
cardinal (la bestia) con precisión. Desde luego los lenguajes, y sobre todo los fundamentos
teóricos, con los que abordan el problema son muy diferentes. Aunque es realmente
sorprendente que, en aras de la claridad, Freud mismo no tuviera otro remedio que usar
la mitología para presentar sus propias tesis.
La mitología, por su lado, siempre presenta un relato completo, con origen, sentido y
final. Por ejemplo, en las mitologías de nuestro entorno, y recordamos que estamos
hablando en lenguaje simbólico, el punto de partida de la lucha del ser humano, y la
paralela pérdida del paraíso de la unidad, también conocida como la caída, se suele
referir a un conflicto, choque o pecado original. No entraremos a fondo ahora en este
tema, pero se puede intuir que el relato mítico apunta a que para cruzar el universo
material, el feliz espíritu sólo se adentrará en la oscuridad de la materia si se le
desconecta de la luz del origen, y correlativamente se le sitúa esa luz en la otra orilla, es
decir, al final del tiempo del ciclo humano. El Alfa debe convertirse en el Omega.
Además, el principio metafísico de unidad, implica la necesaria armonización y
reintegración de la energía atrapada en la temporalidad, es decir separada, y eso sólo lo
puede realizar completamente un ser que participe de ambas naturalezas, temporal y
atemporal, alguien capaz de conseguir que la verdad brote de la tierra30.
Pero veamos un buen ejemplo de cómo solían representar los nórdicos a las runas:
30
Salmo 85. 11.
56
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Grabado de la roca de Ramsundberg, Södermanland, Suecia. 1040dC
Aquí podemos ver a su héroe solar, Sigurd, el Sigfrido del Cantar de los Nibelungos y de
la ópera de Wagner, (que significativamente creció sólo en la selva) derrotando al dragón
Fafner. El texto rúnico en el cuerpo del dragón es una dedicatoria de una esposa a su
marido del mismo nombre que el héroe. Pero no se suele reparar demasiado en el hecho
mismo que las runas estén siempre escritas sobre el cuerpo del dragón y que
sistemáticamente en todas las piedras rúnicas que nos han llegado las runas estén escritas
del mismo modo: sobre el cuerpo del dragón.
57
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Esta sistemática asociación de las runas con el símbolo del dragón, ilustra con imágenes
lo que hemos intentado explicar con palabras. Con la ayuda de las runas, los arquetipos,
el héroe solar, es decir cualquiera de nosotros, vence al dragón de su interior
transformando su caótica energía, que está en auto-guerra permanente, en vida en armonía
con ella misma y con la vida del exterior. El caos se convierte en cosmos. El enemigo
interior se transforma en vitalidad, es decir alegría. El Id se convierte en yo…
Es interesante también la frecuente presencia de cruces, ya que como símbolo, es la
antítesis del dragón o la serpiente, en tanto que sacrifica su dinamismo primordial
anárquico y lo crucifica, es decir, la ordena, obligándole metafóricamente a tomar las
cuatro direcciones del espacio, que son análogas a los cuatro ríos, que regaban, y
ordenaban, el jardín del edén.
El tiempo humano
El ciclo completo del tiempo humano también se representa mediante un dragón o
serpiente que se muerde la cola, el Uroboros.
58
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
El tiempo del ciclo humano es el tiempo que le toma al héroe solar la transmutación de
la energía del dragón; el caos primordial, tanto en el mundo interno como en el externo,
y en cada orden de realidad o variedad dentro de cada orden.
Ese, desde el punto de vista metafísico, es nuestro tiempo.
Tal vez llegado éste punto los motivos mitológicos de la lucha de los Ases contra los
Gigantes, con cuyos restos los primeros construyen el reino de los hombres, que a su vez
se encuentra rodeado por una serpiente marina que se muerde la cola.
El motivo del Águila que corona el árbol (símbolo del espíritu) contra el Dragón que
devora su raíz. Ese reino, dominado por la violencia, en el que Balder no puede llegar a
reinar... Vayan adquiriendo cierta transparencia. Y cierta familiaridad también, pues esos
mitos no hablan de lo que fantasearon hace milenios los chamanes del norte; esos mitos
hablan de nosotros, y de nosotros en este mismo momento.
El punto de vista metafísico y el científico
Independientemente de si son o no de ayuda psicológica. Se puede objetar que ni símbolos
ni arquetipos pueden articular nada de lo real, entendido como el mundo objetivo y
material, pues pertenecen estrictamente al mundo interior del hombre, a su fantasía e
imaginación en particular. Para la ciencia la consciencia es un epifenómeno (un producto)
de la materia, en particular de la materia en forma de neuronas, es decir, una propiedad
emergente del cerebro. Aunque hasta el día de hoy no han podido ponerse de acuerdo en
definir lo que entienden por ese término. Unos la consideran un aspecto de la mente,
seguramente un producto útil de la evolución, y otros intuyen que se trata de algo
completamente diferente de la mente, pero pocos dudan que sea producto de la actividad
cerebral. Tampoco se ha podido descubrir el mecanismo de la emergencia de la
consciencia en el cerebro, aunque siempre están seguros que están a las puertas.
Aquí la metafísica difiere radicalmente de la ciencia, el punto de vista metafísico es
precisamente el inverso; la materia, y todo lo demás, es un epifenómeno de la consciencia.
Desde el punto de vista tradicional se acepta sin reparos que la mente individual es, en
buena parte, corporal, pero no así la consciencia que le da la sensación de existencia, y
de la que se afirma que es una propiedad universal.
Erwin Schrödinger, premio nobel de física, y profundo conocedor de la metafísica hindú,
afirmaba: La consciencia es un singular cuyo plural se desconoce. En otras palabras;
existen muchas mentes pero sólo una consciencia.
59
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Si esto es así, la implicación inmediata es que esa división entre mundo interior y exterior
del ser humano, mundo subjetivo y objetivo, tan obvia a nuestros ojos, es menos radical
de lo que nos puede parecer. El fondo sin fondo de la realidad, esa unidad siempre
presente, está presente tanto en el mundo interior como en el exterior del hombre. Todas
las doctrinas metafísicas coinciden que ese fondo de la realidad tiene tres cualidades: las
doctrinas hindúes las conocen por Sat, Chit y Ananda, que podrían traducirse muy
aproximadamente por Ser, Consciencia y Felicidad y que corresponden, una a una, a las
tres personas de la trinidad cristiana: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Este fondo de la realidad desde el punto de vista metafísico es pura consciencia, y ésta
es la que se articula simbólicamente en su relación con lo manifestado, con el Ser.
En palabras de un filósofo y hermeneuta moderno:
El ser no puede reducirse a un concepto abstracto, general y vacío a fuer de inefable.
Por lo contrario el Ser ha de poseer la riqueza y plenitud de lo inteligible que en su
camino va constituyendo la realidad en sus determinaciones. Esas determinaciones son
los símbolos. Naturalmente, el Ser, que es determinación, no es cada determinación; el
Ser, que es símbolo, no es cada símbolo. El Ser es donación de determinación, donación
de simbolización. Y como «lo semejante se reconoce por lo semejante», esto quiere decir
que el ser de alguna manera es determinación, pero no determinación de esto y lo otro,
sino pura determinación; no símbolo de esto y lo otro, sino puro símbolo, pura
simbolización.31
No es propio del pensamiento científico el preguntarse por el porqué de las cosas, se
pregunta por el cómo. La pregunta metafísica por el ser de la realidad; el famoso ¿por qué
el ser y no la nada? Cae fuera de su ámbito y también, por qué no decirlo, del alcance de
su método.
Si además nos preguntamos por las cualidades de ese ser de la realidad, y cómo éstas
construyen la realidad, la ciencia sólo puede responder con un silencio escéptico.
Estas tres cualidades del fondo de la realidad, son descritas por la tradición, pero también
han sido corroboradas por aquellos que a lo largo del tiempo, y en todas las latitudes, lo
han experimentado directamente por medio de una paradójica no-experiencia, a la que
con frecuencia se la refiere con el símbolo del despertar.
31
José Antonio Antón. Symbolica Nomina. Cap. I. 1988
60
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Y tanto estos, los despiertos, como la metafísica tradicional, afirman que esta trinidad, es
el límite de lo que la mente humana puede alcanzar, pues más allá sólo queda el silencio
de lo inefable.
El Lenguaje Sagrado
Elder Futhark
Aunque, por todo lo dicho, es imposible reconstruir el sentido original de las runas, sí
podemos recoger los sentidos fragmentarios que nos han llegado, aceptar algunos de los
sentidos que han sido elaborados posteriormente pero que pueden tener fundamento en
base a lo que sabemos de otras tradiciones, y elaborar una síntesis, necesariamente muy
esquemática, que nos permita tener una idea general del carácter de las runas como
arquetipos y de su posible uso por los nórdicos.
Es prácticamente seguro que por analogía, y como en cualquier otro sistema arquetípico,
cada runa tenía asociados por ejemplo una nota musical, un instrumento musical, un
utensilio, un arma, una piedra y un metal, una hierba y un animal, una parte del año y una
porción del espacio, un color, un olor y un sabor, una sección del cuerpo y una
característica humana, y también una estrella.32 Todo eso, junto con las relaciones
simbólicas que en base a esas analogías se podían hacer, se ha perdido.
También se perdieron los poemas descriptivos de cada runa del Futhark (alfabeto rúnico)
antiguo, pero nos han llegado tres poemas diferentes que se refieren a otros Futharks más
recientes (el Futhark joven y el Futhark anglosajón) Estos poemas son: el poema rúnico
anglosajón, el poema rúnico noruego y el poema rúnico islandés.
Para completar el posible sentido de cada runa hemos seleccionado el poema, de entre
las tres versiones, que nos ha parecido más esclarecedor. El futhark antiguo estaba
compuesto por una tripartición en 3 ætts (familias). Estas son: fehu, haglaz y tiwaz, que
son los nombres de las runas que inician cada familia. Los ætts también se nombraron
con los nombres de los dioses Freyr, Odín y Tyr, respectivamente.
32
Elemire Zolla. Los Arquetipos. Monte Avila Editores. Pág.97
61
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Tampoco disponemos ni de las cruciales enseñanzas orales, ni de los igualmente
importantes rituales, que acompañaban el aprendizaje de las runas, pero su rítmico trazo
es aún capaz de resonar en nuestro interior y seguir transfigurando el caos en cosmos.
Ætt de Fehu
Fehu
f
Nombres alternativos: Fohe/Fe/ Fa
Interpretación ideográfica: Los cuernos de un ciervo. Lo múltiple deviniendo uno.
Significado literal: Ganado, riqueza.
Poema rúnico: La riqueza es la fuente de discordia entre los familiares, y el fuego del
mar, y el camino de la serpiente.
Significado simbólico:
La runa de los inicios. El ganado aquí simboliza la ambigüedad de la fuerza vital con la
que nacemos. Por un lado es nuestra riqueza, la riqueza de la juventud, pero por otro es
una energía incontrolada que tiende a la dispersión. Debe ser unificada, guiada y
dominada, tal como el pastor hace con su rebaño, o se extraviará y perderá. Buena parte
de ella deberá ser transformada, es decir sacrificada; literalmente hecha sagrada, para que
pueda dar fruto.
Esta energía está simbolizada en el mito nórdico por la fuerza del fuego cósmico que fluye
del reino del Sur: Muspelsheim; donde habitan los gigantes de fuego.
Uruz
u
Nombres alternativos: Urús/Ur
Interpretación ideográfica: Matriz, Lluvia.
Significado literal: Uro, lluvia, agua.
Poema rúnico: El uro está orgulloso de sus grandes cuernos; es una bestia muy salvaje,
que lucha con sus cuernos; un gran guarda de los páramos, es una criatura vigorosa.
62
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Significado simbólico: La Madre cósmica, receptáculo, la fuerza materializante y
substanciadora. Como tal, da la forma, y por lo tanto la identidad, a las cosas. En la
mitología nórdica está representada por la gran vaca Audhumla de cuyos cuatro ríos de
leche se alimentó el gigante primordial Ymir, que más tarde fue vencido por Odín y sus
hermanos, que con las distintas partes del cuerpo del gigante, y con la fuerza del fuego
cósmico, construyeron el Midgard, el mundo de los hombres, en el centro del vacío
primordial mágicamente cargado: el Ginnungagap.
Thurisaz
x
Nombres alternativos: Thiuth/Thorn/Thurs
Interpretación ideográfica: El martillo. La espina de una flor.
Significado literal: Gigante, Espina.
Poema rúnico: El gigante Thurs es la tortura de las mujeres, y morador del acantilado, y
marido de una giganta sirviente de Saturno.
Significado simbólico: La fuerza protectora y preservadora. Las energías telúricas y
primordiales, simbolizadas en el mito por los gigantes, antes de ser gradualmente
transformadas e integradas en el alma humana, deben ser contenidas. En el relato mítico
nórdico ésta acción está representada por Mojollnir; el martillo de Thor, que protege de
los gigantes tanto el reino de los hombres; Midhgardhr, como el reino de los dioses;
Ásgardhr. Como espina representa la toma de conciencia de la propia fuerza, la voluntad,
la focalización y el dominio de la energía vital; la capacidad de fecundación.
Ansuz
a
Nombres alternativos: Ansus/As/Áss
Interpretación ideográfica: Dos que emergen del uno.
Significado literal: Dios, estuario, boca, fresno, roble.
Poema Rúnico: El estuario es la meta final de los viajes, así como la vaina lo es de las
espadas.
63
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Significado simbólico: Es la runa de la transmisión del influjo espiritual; de la iniciación.
Por medio de ella Odín crea la pareja de humanos primordiales Askr y Embla y les otorga
sus dos principales dones: önd; aliento, espíritu, fuerza vital, y ódhr: Intuición intelectual,
inspiración. Por ello es también la runa de la palabra, la poesía y los encantamientos
mágicos.
Raidho
r
Nombres alternativos: Rádh/Reidh
Interpretación ideográfica: El carro, tanto del Sol como de Thor.
Significado literal: Cabalgar, viaje, carro.
Poema rúnico: Cabalgar es dicha del que va sentado, y el viaje rápido, y dura la labor
del caballo.
Significado simbólico: Raidho es la runa del orden cósmico cuya imagen principal es la
del camino del Sol a lo largo del día y del año. Es el misterio de la ley divina que rige
tanto el mundo natural como el del hombre, que se traduce en el conocimiento de los
ritmos del cosmos y en el dominio de su expresión ritual: la danza. Asimismo revela el
conocimiento necesario para completar el camino iniciático a través de los nueve mundos
del árbol cósmico Yggdrasill. También rige toda forma de religión organizada.
Kenaz
k
Nombres alternativos: Kaun/Kaunan
Interpretación ideográfica: La llama y su reflejo.
Significado literal: Antorcha, dolor, enfermedad.
Poema rúnico: La antorcha es conocida por todo hombre, por su blanca y brillante llama;
siempre quema junto a donde el príncipe se sienta.
Significado simbólico: Kenaz, la antorcha, es la energía bajo control humano; el fuego
interno. Esta energía equilibrada conlleva vitalidad, voluntad y creatividad; y por
extensión rige la artesanía, la forja o la actividad sexual. Pero en desequilibrio, esta misma
energía puede llevar a la enfermedad o la muerte. El secreto de su dominio es el
64
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
conocimiento de la regeneración a través del sacrificio, y de la muerte interior que implica
cualquier auténtica transformación individual.
Gebo
g
Nombres alternativos: Gyfu/Giba/Gipt
Interpretación ideográfica: La interacción dinámica de los opuestos.
Significado literal: Regalo, hospitalidad, boda.
Poema rúnico: La generosidad trae crédito y honor, lo que apoya la dignidad propia;
proporciona ayuda y subsistencia, para todos los hombres rotos que carecen de todo.
Significado simbólico: Gracia. Dones del cielo.
Así como los dioses se dan completamente, los seres humanos deben aprender a dar y a
darse a sus semejantes del mismo modo. Rige el arte de la unión de voluntades para
conseguir un objetivo común: las familias, los clanes y las hermandades. Así como el
acceso al éxtasis por el camino de la intensificación del deseo y de la modulación de la
pasión sexual.
Wunjo
w
Nombres alternativos: Winja/Wynn/Wend
Interpretación ideográfica: Estandarte tribal o del clan.
Significado literal: Alegría, placer, esperanza.
Poema rúnico: Dicha la que disfruta el que no conoce sufrimiento, pena ni preocupación,
y tiene prosperidad y felicidad, y una casa lo bastante grande.
Significado simbólico: El secreto de la atracción de lo afín, de lo análogo. El
conocimiento que proporciona esta runa permite reforzar y afianzar los lazos y las
relaciones, tanto entre las personas como entre los grupos. Permitiendo que el grupo sea
orgánico a la vez que diverso. Pertenecer a una familia, un clan y un gremio armonioso,
es la fuente de la mayor felicidad, y seguridad.
65
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Ætt de Hagalaz
Hagalaz
h
Nombres alternativos: Haegl/Hagal
Interpretación ideográfica: El influjo del cielo sobre la tierra.
Significado literal: Granizo
Poema rúnico: El granizo es el más frío grano; Cristo creó el mundo de los antiguos.
Significado simbólico: Hagal remite al misterio de la cristalización primordial; la semilla
primera que del vacío cósmico original Ginunngagap creó los nueve reinos y todas las
cosas que en ellos habitan. Por ello es la runa del árbol cósmico Yggdrassil. Encierra el
secreto de la unión entre espíritu y materia. Define las seis direcciones del espacio y lo
preserva de la destrucción. Otorga el conocimiento de la expulsión de las influencias
inarmónicas, tanto del hombre, del clan o la tribu.
Naudhiz
n
Nombres alternativos: Nauths/Nyd
Interpretación ideográfica: Tejido.
Significado literal: Necesidad, Privación.
Poema rúnico: La dificultad es opresiva para el corazón; aunque a menudo resulta una
fuente de ayuda y salvación para los hijos de los hombres, para aquellos que atienden su
abundancia.
Significado simbólico: Es la runa del conocimiento del aspecto limitativo del destino y
de su aceptación. Los secretos de las tres nornas, que en la base del árbol Yggdrassil,
tejen el destino de hombres y dioses, ambos sometidos igualmente a su dictado. Destino
es limitación, la parte que te toca en el sacrificio cósmico de hombres y dioses que regula
el equilibrio del cosmos. Pero también es lo que desconoces de ti mismo; el secreto de tu
66
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
identidad. Por ello no tiene sentido oponerse a él. Aprender a disciplinarse cuando hay
privación, a fortalecerse cuando hay abundancia. Comprender el sentido de todo ello no
otorga ningún poder para alterar la necesidad del cosmos (tu destino) pero da la fuerza
para aceptarlo y completarlo. El destino no depende del vitki (el iniciado en los secretos
de las runas) pero su actitud ante él sí.
Isa
i
Nombres alternativos: Eis/Is
Interpretación ideográfica: El cetro de poder.
Significado literal: Hielo
Poema rúnico: Llamamos hielo al puente ancho; el hombre ciego debe ser guiado.
Significado simbólico: Isa es la fuerza condensadora simbolizada por el hielo que fluye
del reino de Niflheim. Junto con la energía del fuego, regida por la runa fehu, que fluye
de Muspelsheim, y la semilla cristalizadora de la runa hagal, se crea la materia de la que
se forma nuestro mundo: el Midhgardhr. En el ser humano isa actúa concentrando las
energías físicas, mentales y espirituales para formar el Yo que permite superar la ceguera
del hombre inconsciente. Sin ella existimos pero no vivimos, y hasta que no actúa en
nosotros la fuerza a la que remite isa, existimos en una vida egoica que, aunque racional,
es inconsciente; lunar, el mismo tipo de vida que se despliega en la naturaleza y en los
animales. Así se abre también el secreto de la quietud interior frente al flujo incesante de
las cosas, que es el “puente ancho” que permite cruzar las turbulentas aguas de la
existencia.
Jera
j
Nombres alternativos: Yeran/Yeraz
Interpretación ideográfica: El ciclo ascendente y descendente del Sol
Significado literal: El buen Año, cosecha
67
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Poema rúnico: La cosecha es la alegría de los hombres, cuando Dios, sagrado rey de los
cielos, permite que la tierra traiga sucesivamente sus frutos, igual para el rico que para el
pobre.
Significado simbólico: Jera encierra el conocimiento de los patrones cíclicos del cosmos,
y de la muerte y el renacimiento. En particular de las doce fases del sol, sus seis fases
ascendentes desde el solsticio de invierno y sus seis fases descendentes a partir del
solsticio de verano. El que pone en práctica ese conocimiento, y sabe qué hacer en cada
fase, la naturaleza trabajará con él, conseguirá una buena cosecha y armonía en su vida.
Eihwaz
y
Nombres alternativos: Eihaz/Eoh
Interpretación ideográfica: El viaje mágico al infierno y al cielo.
Significado literal: Tejo
Poema rúnico: El tejo es un árbol de áspera corteza, duro e inalterable, se soporta por
sus raíces, un guardián de las llamas y la alegría de un dominio.
Significado simbólico: La vida eterna que siempre renace. El tejo la simboliza por su
enorme longevidad y resistencia. Eihwaz es la runa que comunica el conocimiento del
eje del cosmos; aquello que enlaza los diversos planos de la realidad, desde los
subterráneos hasta los celestiales, y los unifica. El tejo, otras veces el fresno, es el árbol
que en la mitología nórdica simboliza ese eje, en la forma del árbol cósmico Yggdrasil
que engloba todos los mundos. Pero para acceder al eje cósmico, el vitki debe primero
acceder a su propio centro. La bajada a los infiernos, y la ascensión posterior a los cielos,
es la iniciación universal que anticipa ritualmente la muerte, enfrenta al iniciado a sus
miedos y le da el conocimiento necesario para superarlos.
Perthro
p
Nombres alternativos: Peorð
Interpretación ideográfica: Arpa universal. De la tensión entre los mundos superiores e
inferiores nace la música.
68
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Significado literal: Instrumento musical
Poema rúnico: Peorð es la fuente de diversión y entretenimiento, para los orgullosos
guerreros que se sientan juntos alegremente en la taberna.
Significado simbólico: El conocimiento del tiempo como música. Esta runa abre al
conocimiento del aspecto positivo del destino. El tejido del destino no está hecho de hilos
estáticos sino de vibrantes cuerdas, cada una de las cuales vibra según precisas leyes que
determinan su tono y su timbre en función de su lugar de la polifonía cósmica. El dolor
de la limitación del destino simbolizada por la runa naudhiz aquí muestra su reverso al
descubrir a la persona su participación en la gloriosa sinfonía del cosmos de la cual forma
parte. El acceso al conocimiento del destino individual entendido aquí no como limitación
sino como participación creativa en la creatividad cósmica.
Elhaz
z
Nombres alternativos: Algiz/Ihwar/Yr
Interpretación ideográfica: La copa del árbol cósmico. El hombre elevando sus brazos
hacia el cielo.
Significado literal: Alce.
Poema rúnico: El tejo es el árbol más verde en invierno, acostumbra a crepitar cuando
arde.
Significado simbólico: Elhaz es la runa del conocimiento de la relación entre el reino del
cielo, Asgardhr y el del ser humano, Midhgardhr. Su grafía ya prefigura esta doble
significación pues representa tanto al ser humano abriéndose para que el influjo divino
descienda, como la misma triple influencia del cielo descendiendo, y que simbólicamente
es la llama que causa el crepitar de la copa del árbol.
El mundo de los humanos y el de los dioses se comunican en la mitología nórdica por el
puente del arcoíris, el Bifrost, que para los nórdicos sólo tenía tres colores, y que
literalmente significa brillante camino. La imagen de un puente arcoíris remite a la
fugacidad del momento correcto en el que puede producirse esa comunicación. El puente
Bifrost está guardado por un dios guardián: Heimdal, que impide que las fuerzas
primordiales; los gigantes accedan a Asgardhr. Por ello esta runa simboliza la protección
de lo superior del desorden de lo inferior.
69
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Sowilo
s
Nombres alternativos: Sigil/Saugil
Interpretación ideográfica: El Rayo
Significado literal: Sol
Poema rúnico: El Sol es la luz del mundo; Yo me inclino ante el designio divino.
Significado simbólico: La energía divina descendiendo sobre todos los mundos y
vitalizando todas las cosas. En el ser humano, esa energía toma la forma de su propia
consciencia; el Yo real tras su yo individual. Ese Yo real no es algo dado desde el
nacimiento; es preexistente, no creado y por ello indestructible. A la vez es
completamente impersonal, y por ello tomar conciencia de la propia identidad real
significa emerger sobre el plano natural y descubrir tu doble naturaleza: humana y divina.
La una con nombre y destino, la otra sin nombre e incondicionada.
Ætt de Tiwaz
Tiwaz
t
Nombres alternativos: Tyr/Teiwaz
Interpretación ideográfica: La piedra angular del cielo. La estrella polar.
Significado literal: El dios Tyr.
Poema rúnico: Tyr es una estrella, que mantiene a los príncipes con fe; siempre en su
rumbo sobre las brumas de la noche, nunca cae.
Significado simbólico:
El eje cósmico que todo lo ordena, que mantiene separados el cielo de tierra, y el espacio
del tiempo permitiendo que las cosas sólo interactúen en su debido momento y en su
debido lugar. Es el punto supremo del cosmos que aunque inmóvil, todo se mueve por él.
70
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Tyr es el dios que sacrifica su mano, su ilimitada capacidad de acción, para que los otros
dioses puedan sobrevivir. El orden implica el sacrificio de algunas posibilidades para que
puedan desplegarse muchas otras. Análogamente, en el orden humano, fundamenta
metafísicamente la voluntad y la disciplina, así como las leyes sociales y religiosas.
Berkanan
b
Nombres alternativos: Bajarkan, Bar.
Interpretación ideográfica: Las montañas. Los pechos de la madre tierra.
Significado literal: Abedul.
Poema rúnico: El abedul es el arbusto con las hojas más verdes; Loki tiene suerte con su
engaño.
Significado simbólico:
La gran Madre Tierra, principio pasivo y receptor que ordena el devenir de todo lo vivo
según su ley cíclica natural: nacimiento, crecimiento, decadencia, muerte y de nuevo
renacimiento. La Gran Madre tiene también un aspecto oscuro, la madre terrible, que
sobreprotege al hijo y no le deja crecer; es el aspecto regresivo de la psique, que en vez
de desarrollarse decide retroceder a la tranquila unidad indiferenciada con la madre (“el
engaño de Loki”) Esta runa remite al conocimiento que permite superar ese peligro. Rige
los rituales de pasaje (nacimiento, adolescencia, matrimonio y muerte) que posibilitan
que el crecimiento y la maduración no se detengan. Así como todos los espacios
consagrados a la transformación y la metamorfosis; espacios cerrados u ocultos dedicados
también a esos ritos de pasaje e iniciación.
Ehwaz
e
Nombres alternativos: Eh.
Interpretación ideográfica: El lomo de un caballo.
Significado literal: Caballo.
Poema rúnico: El caballo es la alegría de los príncipes en presencia de los guerreros,
71
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
un corcel es el orgullo de sus cascos, cuando los hombres ricos a lomos de su caballo
intercambian palabras sobre ello y siempre una fuente de comodidad para el inquieto.
Significado simbólico:
El caballo, domado y cabalgado, simboliza la armonía e integración entre los aspectos
animales y los humanos. La runa remite al saber necesario para completar esa fase final
del desarrollo. Representa al hombre que por un lado ha domado sus instintos y por otro
ha integrado al gemelo; la propia sombra. Al completar esta fase la persona se convierte
en aquel que se puede confiar, y por esta razón ehwaz rige también tanto la lealtad como
el matrimonio estable y fértil.
Finalmente concede la protección del dios Odín, padre de los dioses, y amigo de los
cabalgan, es decir, de aquellos que, gracias a la fuerza que esa armonía otorga, tienen la
capacidad de realizar grandes cosas, lo que en este contexto significa elevarse por encima
del mismo mundo hacia los reinos superiores del árbol cósmico Yggdrasill.
Mannaz
m
Nombres alternativos: Madhr, Manna, Man.
Interpretación ideográfica: Unión del cielo y la tierra.
Significado literal: Hombre, persona.
Poema rúnico: El hombre es el desarrollo del polvo; grande es la garra de la rapaz.
Significado simbólico:
El ser humano completo. El que no sólo ha armonizado consciencia e instinto sino
también lo masculino y lo femenino, el cielo y la tierra en él mismo; el ser andrógino.
Esa realización otorga tanto la plena conciencia de la filiación divina como de la
fraternidad entre todos los hombres. Rige el culto al dios Heimdal, que es quien crea la
relación filial entre dioses y hombres al engendrar los primeros hombres de cada una de
las tres funciones sociales: sacerdotes, guerreros y agricultores-artesanos. Este puente
simboliza ese conocimiento que posibilita la armonización del aspecto humano y divino,
del hombre que viene del polvo y del espíritu que representa el águila. Al que lo completa
se le abren las puertas del cielo.
72
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Laguz
l
Nombres alternativos: Logr, Lagus.
Interpretación ideográfica: Crecimiento, brote.
Significado literal: Agua, lago, mar.
Poema rúnico: Una catarata es un río que cae de la ladera de una montaña; pero los
ornamentos son de oro.
Significado simbólico:
Las aguas primordiales en las que se disolvieron todas las formas de las anteriores edades,
pero que guardan tanto la energía, como la memoria, de lo que fueron. Son las aguas del
hielo de Niflheim de las que todo lo vivo surgirá pero que aún es indeterminado;
potencialidad condicionada por su pasado pero de futuro abierto. Esas aguas son primero
solidificadas por el hielo y vivificadas luego por el fuego de Muspellsheim antes de
adquirir una forma determinada. Representa tanto la etapa final de un ciclo como la etapa
previa al inicio de un ciclo de existencia nuevo. También las fuerzas orgánicas de la
existencia y el conocimiento de cómo concurrir del mejor modo con ellas.
Ingwaz
q
Nombres alternativos: Ing, Enguz.
Interpretación ideográfica: Lo que está en gestación.
Significado literal: Dios Ing.
Poema rúnico: Ing, el primero de los daneses es considerado, hasta que partió hacia el
este por el mar, su carro le siguió, así los heardingas (los de su sangre) le llamaron héroe.
Significado simbólico:
El germen del nuevo mundo futuro. Es el aspecto masculino de la madre tierra, encarnado
en el dios Ingwaz, que es su consorte, hace de oficiante en sus ritos y es también el dios
creador de las tribus. Representa el aspecto no manifiesto, pero ya encarnado, del mundo
físico. Aquello que ya ha animado y dado forma a la materia inerte pero que aún debe
acabar de gestarse para emerger a la luz. Por extensión rige todo tipo de transformaciones
que necesitan de la debida protección para que culmine su maduración. Análogamente
simboliza la protección del conocimiento antiguo, la sabiduría ancestral
73
que en
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
condiciones hostiles debe ser escondida y protegida hasta que se den las condiciones
adecuadas que permitan de nuevo su irradiación.
Othala
o
Nombres alternativos: Opal, Opalan, Ethel, Edel.
Interpretación ideográfica: Recinto, bien delimitado, que irradia sobre el mundo.
Significado literal: Herencia, propiedad ancestral.
Poema rúnico: Una finca es muy querida por todo hombre, si puede disfrutar allí en su
casa, todo ello es apropiado en constante prosperidad.
Significado simbólico:
El conocimiento ancestral, una vez se ha completado el ciclo humano y se ha encarnado
en la historia, renace en la forma de un nuevo mundo. Así un nuevo ser humano, en el
tiempo nuevo que inaugura la resurrección y reinado del justo y bondadoso dios Baldar,
el que nunca pudo reinar en el mundo antiguo, podrá enraizarse, florecer y dar fruto.
Simboliza la llegada de la primavera, pero una primavera eterna.
Dagaz
d
Nombres alternativos: Daeg, Daes.
Interpretación ideográfica: El equilibrio entre el día y la noche.
Significado literal: Día.
Poema rúnico: El día es el mensajero del Señor, amado por los hombres; gloriosa luz del
creador, alegría y esperanza para el rico y el pobre, a todos alegra.
Significado simbólico:
Representa la superación del estado humano; el despertar. Dagaz simboliza el corazón de
la realidad manifiesta donde todos los polos (energía y materia, luz y oscuridad, cuerpo y
alma, vida y muerte, etc.) se equilibran, se armonizan y brillan en todo su esplendor. Al
día le sucede la noche. Las edades y los universos se suceden; nacen crecen y caen. Los
dioses son creados y destruidos. No es una visión de la belleza del futuro, es una
percepción de la belleza siempre presente, abierta a los que han hecho su corazón
conforme a la sabiduría, pues la gloria está en ellos precisamente porque ellos ya no están.
74
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Epílogo
Es muy posible que se pueda sobrevivir sin mitos, símbolos ni arquetipos. También sin
ninguna narrativa articuladora de la realidad o incluso sin ningún tipo de cultura. La
verdadera cuestión es qué tipo de vida puede emerger de tales carencias.
En nuestro relato hemos repasado algunos episodios, o mejor síntomas, de nuestra historia
reciente, que nos gritan que por el camino de la construcción de nuestra civilización
hemos perdido algo esencial.
Algo que estuvo ahí desde el inicio, pero que en un momento muy concreto de ignorancia,
se despreció por inútil. Esa piedra despreciada, pero angular, es el Símbolo, o mejor dicho
el Lenguaje de los Símbolos.
Tal vez no haya que esperar mucho para que, tras el fértil giro lingüístico de la filosofía
moderna, llegue un esperado, y necesario, giro simbólico, que sin cambiar aparentemente
nada, lo transfigure todo.
Esa sería la fuerza de un conocimiento integrado, capaz, en su hermenéutica, de vertebrar
los diversos lenguajes en los que ahora está dividido, y segmentado, nuestro
conocimiento, aunque sin confundirlos, hilvanándolos en un tejido de conocimiento capaz
de mostrarnos el otro lado del tapiz; el verdadero rostro de la realidad.
Espero que por medio de esta breve incursión tras el umbral, de la mano de las preciosas
runas y de esos relatos mitológicos únicos con los que los antiguos nórdicos, tomaban el
ruido de la vida para transformarlo en sinfonía, hayamos podido recuperar algo de esa
remota música original del Asgard, que la violencia del tiempo nos arrebató hace siglos.
Hernan Ruiz Bonet
Barcelona 20 de abril de 2015
75
Les Runes - Hernan Ruiz Bonet - 2015
Bibliografía
- Eddas: Leyendas de los Dioses del Norte. Snorri Sturluson. Ed. Desván de Hanta.
- Textos Mitológicos de las Eddas. VV.AA. Ed. Miraguano.
- El Destino de los Dioses. Patxi Lanceros. Ed. Trotta.
- Autoridad Espiritual y Poder Temporal. René Guénon. Ed. Paidós.
- El Hombre y su Devenir según el Vedanta. René Guénon. Ed. Sanz Torres
- La Gran Tríada. René Guénon. Ed. Paidós
- Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada. René Guénon. Ed. Paidós
- Los Estados Múltiples del Ser. René Guénon. Ed. José J. de Olañeta
- Diccionario de Símbolos. J.E.Cirlot. Ed. Siruela
- Diccionario de Símbolos. J. Chevalier, . Ed. Herder
- Los Druidas. C. Guyonvarc’h, F. Le Roux. Abada editores.
- Eros y Magia en el Renacimiento. Ion P. Culianu. Ed. Siruela
- Historia de las Creencias y las Ideas Religiosas. Vol 2. Mircea Eliade. Ed. Cristiandad.
- Diccionario de las Mitologías. Vol 1. Yves Bonnefoy. Ediciones Destino.
- Diccionario de Filosofía. José Ferrater Mora. Ed. Ariel
- Diccionario Crítico de Mitos y Símbolos del nazismo. Rosa Sala Rose. Ed. Acantilado
- Vikings. AA.VV. Fundació la Caixa.
- La Vida cotidiana de los Vikingos. Régis Boyer. Ed. José J. de Olañeta
- Los Vikingos. Pierre Barthélemy. Ediciones Martínez Roca
- Futhark. Edred Thorsson. Ed. Obelisco
- Introducción al Análisis Estructural de los Relatos. Roland Barthes. Ed. Paidós
- Lenguaje y Silencio. George Steiner. Ed. Gedisa
- Los Arquetipos. Elemire Zolla. Monte Avila Editores.
- Obras Completas C.G. Jung. Vol. 9/1 y 10. Editorial Trotta
- Symbolica Nomina. José Antonio Antón. Hogar del Libro
76