¿Cómo un grupo? - club del entrenador

Guadalajara, 3, 4 y 5 de junio de 2005
Liderazgo y Dirección de los deportes de
equipo
¿Cómo
liderar
un grupo?
Domin go Día z
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¿Cómo liderar un grupo?
Domingo Díaz
Guadalajara, 3, 4 y 5 de junio de 2005
¿Qué es un líder?
Más que hacer una charla exclusivament e t eórica de cómo liderar un
grupo o, mejor, de cómo personalment e creo que debe liderarse un
grupo, voy a exponerles una serie de vivencias y creencias en las que llevo
trabajando más de t reint a años, dedicados a “llevar” grupos (equipos y
alumnos de todas las edades) a dist int as act ividades o campeonat os.
¿Qué es para nosot ros un líder?, para el diccionario la palabra LÍDER
significa “Direct or, jefe o conduct or de un partido polít ico, de un grupo
social o de ot ra colect ividad”.
En el mundo del deport e, líder es la persona o equipo que va a la cabeza
de una compet ición deport iva. En definitiva, es el “dirigent e, el jefe, que va
a la cabeza en una clasificación o en un equipo”.
Pero para mí es muy import ante que est e líder t enga CARISMA , en otras
palabras, la fascinación o el encant o que ejercen algunas personas sobre
las demás: “t iene t ant os seguidores por su gran carism a”. Est e carisma o
liderazgo es mu y fácil de conseguir en cat egorías de formación, pues los
niños siguen ciegament e a sus ent renadores o profesores.
Por est o, es mu y import ant e que seamos rect os y honrados, que sepamos
que el objetivo en esas edades es la educación int egral de los niños,
siempre por encima del éxit o deportivo. Como además “La reina no sólo
tiene que ser cast a sino que adem ás parecerlo”, nuest ra obligación
incorpora no solament e ser ínt egros sino que t enemos que demost rarlo en
todo moment o.
No debemos confundir nuest ra capacidad de liderazgo “real” con el
“art ificial” que nos otorga el t rabajar con determinados colect ivos que nos
ven como alguien con carisma, no porque lo t engamos sino simplemente
porque somos adult os.
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Domingo Díaz
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Por ot ra parte, en estas et apas de formación, ocasionalmente cometemos
el error de querer ser “com pañero” o “amigo” de los niños, y nos
convert imos en niños como ellos (reaccionamos como ellos, t enemos sus
mismos problemas, et c. ...). No debemos olvidar que somos, ant e t odo, sus
profesores o entrenadores y que ese muro invisible que nos separa no
debemos sobrepasarlo nunca (ni permit ir que los niños lo sobrepasen).
Pero además, t odo líder es aquél que es capaz de “engrandecer sus
virt udes y ocult ar sus defect os”, y esto es realment e lo que busca cuando
dirige un grupo, no solament e de sí mismo sino de su propio equipo.
También, t odo líder o dirigente tiene una filosofía de la vida, del
baloncest o, o de la forma de act uar de su equipo y para poderlo dirigir
con garant ías de éxito debe t ener “Fe en su filosofía”.
¿Líder o equipo?
Siempre ponemos el acent o en algo. El más alt o, el más list o o el más
guapo. Lo que nos olvidamos es que son t érminos relat ivos: el más alto del
grupo, el más listo del grupo o el más guapo del grupo. Si no exist iera el
grupo no exist iría ese “m ás ...”.
Con el líder, nos ocurre exactament e lo mismo. Exist e un líder porque existe
un grupo. Por eso, t an import ante o más que el líder, es la existencia del
propio equipo. Aunque muchas veces hablamos de “grupo”,
personalment e creo que el término que más ident ifica lo que busco es el
término “equipo”, que es el que emplearé en adelante.
Me gusta est ablecer unas et apas de configuración de ese equipo
(recordemos, sin equipo, no hay líder). Una de ellas sería la selección de las
personas que forman el equipo. A veces es posible hacer esa selección
pero la mayoría de las veces no. Lo que est á claro es que deben ser
buenas jugadoras pero, sobre t odo, me preocupa que sean mejores
personas que jugadoras.
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DE LA ABEJA REINA A LA OBRERA
La temporada 2003-2004, cuando entrenaba el Ros Casares
Valencia, habíamos ganado la copa y la supercopa española pero no
conseguimos clasificarnos para la Final Europea, que era el gran
objetivo deportivo de nuestro equipo.
Con la frustración de no clasificarnos y pendientes de jugar la final
de la liga, tuvimos que darle la baja a M ichelle Van Gorp, que era
una carísima estrella de la WNBA. La alternativa más fácil era
apostar por otra estrella americana (de más quilates y, sobre todo,
de mayor precio). Sin embargo, mi idea era sustituir a la abejareina (Van Gorp) por una obrera. Ésta era una exjugadora del
CajaCanarias (Hicks), a la que conocía perfectamente, sabiendo
que era capaz de jugar para el equipo (y no solamente para ella).
Al principio, mi apuesta personal casi me hunde: venía fuera de
forma pues había sido recientemente madre. También el equipo
parecía incapaz de remontar el golpe psicológico de no clasificarse
para la final europea. Por el contrario, acabamos ganando la liga y
estoy seguro que el trabajo de esta jugadora a favor del equipo fue
fundamental para este objetivo, que posiblemente no hubiéramos
alcanzado con una estrella. El éxito de Hicks fue conseguir que el
equipo redescubriera que, para ganar, debíamos trabajar como
equipo y no esperar que la estrella fuera quien ganara los partidos.
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Formar equipo
Tengamos o no la posibilidad de seleccionar a las personas del equipo, es
muy import ant e no renunciar al siguient e objetivo: “Form ar equipo”. Un
conjunt o de ladrillos no es una casa, ni un mont ón de piezas es un mot or.
Igualment e, algunas personas no forman un equipo. Solament e, podemos
hablar de equipo cuando exist e un objetivo común o, más bien una visión
común de nuest ras met as, de nuest ros problemas y de cómo resolverlos.
LA CANASTA ES AZUL
Tuve en su día un equipo un tanto peculiar, pues parecía un grupo
de cualquier actividad (menos de baloncesto). Eran más bien
bajitas, gorditas, no muy rápidas ni resistentes ni fuertes, en fin, yo
las llamaba cariñosamente: “GORDAS IMPRESENTABLES”.
Pues bien, este equipo de “gordas impresentables” eran capaces de
jugar muy bien a baloncesto: eran disciplinadas, inteligentes
(deportivamente hablando), entendían muy bien el juego, y, sobre
todo, eran capaces de “engrandecer sus virtudes y ocultar sus defectos
y esto lo conseguimos con una frase y un chiste.
Para poder ganar partidos ante equipos que eran más grandes, más
rápidas y mejores jugadoras que mis “gorditas”, la única solución
era una serie de estrategias que nos ayudaban a ocultar nuestras
deficiencias y aprovecharnos de nuestras pequeñas ventajas. Tuve
que conseguir que tuvieran una fe ciega en nuestra filosofía de juego.
Para ello, les preguntaba: -“¿De qué color es la canasta?” y todas
respondían: “naranja”. Yo les contestaba que no y les volvía a hacer
la misma pregunta, ellas se miraban entre sí y miraban a las
canastas que evidentemente están pintadas de naranja. Hasta la
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tercera o cuarta vez, cuando yo les decía que la canasta era azul y
que, para nuestro equipo, las canastas estaban pintadas de azules y
que si queríamos ser un equipo que ganase partidos, que fuese
campeón, todos teníamos que ver las canastas pintadas de azules.
Así cuando el equipo estaba entrenando mal, o estaba jugando mal,
paraba el entrenamiento o pedía tiempo muerto y preguntaba: “¿De qué color es la canasta?” y todas respondían: “¡AZULES!”. Con ello, conseguía (o lo intentaba) que las
jugadoras se concentrasen en el espíritu necesario para formar equipo
y ganar el partido.
A la hora de formar equipo, no podemos renunciar a unas estrat egias para
consolidar esa visión común. Esas est rategias provienen de t écnicas de
dirección de equipo pero son tot alment e ineficaces si no conseguimos
int eriorizarlas por el grupo.
Cada ent renador debe conocer el equipo de t al forma que encuent re la
mejor manera de que el equipo incorpore a su cult ura (a ese conjunt o de
valores que define una organización) la visión común de sus virt udes y
defect os. Y al igual que hemos dicho que el líder es aquél que es capaz de
“engrandecer sus virtudes y ocultar sus defectos”, deport ivament e el
equipo debe hacer lo mismo.
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“ARTOMÁTICAMENTE”
Continuando con el mismo equipo de “gordas impresentables”,
hemos de insistir que este grupo de jugadoras no estaban muy
dotadas físicamente para jugar al baloncesto. Así que, contra
equipos más físicos o más rápidos, nuestra única opción era ser más
rápidas mentalmente que las contrarias (físicamente era imposible).
Para este objetivo, ideamos una serie de ejercicios de transiciones
(quiero decir pasar de ataque a defensa y viceversa lo más rápido
posible). Estas transiciones debían ser mentalmente muy veloces y
únicamente ahí podía radicar nuestra ventaja (y luego conseguir que
nuestras piernas respondieran antes que las de las contrarias ya que
el campo de baloncesto es un espacio reducido, donde esa velocidad
de reacción o de anticipación nos podía dar los metros necesarios
para llegar antes que las contrarias a atacar o a defender).
Después de mucho ensayar, realmente lo entendieron con un chiste
que titulábamos: “ARTOMÁTICAMENTE” y que decía: “Un niño
llega a su casa después del colegio y le pregunta a su padre: -“Pá,
¿qué significa artomáticamente”. Y el padre se queda pensando:
“vaya con la profesora las preguntitas que le marca al niño”, hasta
que después de cavilar un poco dice: -“Pues bien hijo, si tú llegas a
casa y te encuentras a tu madre acostada en la cama con el del
butano: “ARTOMÁTICAMENTE” tú eres un hijo de puta”. Es
decir, ipso facto, teníamos que pasar de atacar a defender y de
defender a atacar “ARTOMÁTICAMENTE” si queríamos ganar.
En ese campeonato de España, a nuestro equipo era muy difícil
meterle un contraataque, era muy difícil meterle una canasta fácil, y
al finalizar la temporada, me recordaron muy simpáticamente:
“Somos gordas impresentables, pero somos campeonas de España”.
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Objetivo s y Meta s
También t engo muy claro que para dirigir o liderar equipos t enemos que
tener muy claros nuest ros OBJETIVOS , t ant o a nivel personal como a nivel de
grupo o equipo, t anto t razados por ellos mismos como los t razados por mí,
y les exijo y les recuerdo const ant ement e est os objet ivos, pero un buen
direct or o líder por sí sólo no puede alcanzar las met as que se haya
trazado, para ello t iene que TRABAJAR EN EQUIPO y debe saber DELEGAR, que no
es otra cosa más que dar a ot ras personas la facultad o poder para que
nos represent e y ejerza nuestras responsabilidades en su nombre: “un buen
jefe es aquel que sabe delegar part e de sus responsabilidades”
Un tema para mí muy import ant e, lo mismo que dije al principio sobre
nuestro papel con las cat egorías de formación, en est e caso con la alta
compet ición, es fundament al no traspasar los límit es, es decir, que cada
uno ejerza de lo que le corresponde, los entrenadores a entrenar y dirigir,
las jugadoras a jugar, et c. Porque cuando los ent renadores se hacen
jugadoras o reaccionan como jugadoras o las jugadoras juegan a
entrenadores, se pierden de vist a los objet ivos, se pierde la confianza ent re
los int egrant es del equipo t écnico, se pierde la fe en los mensajes del líder y
se llega al fracaso. Lo de delegar suena muy bonit o pero la realidad, la
cruda realidad es que los dirigent es, los líderes nos llenamos la boca de
que delegamos en nuest ros equipos de t rabajo y no les dejamos hacer
nada sin nuestro consent imient o y delegar en el fondo significa dejar el
PODER DE DECISIÓN en los int egrant es del equipo y est o lo aprendí hace
muchísimos años, aproximadament e unos veint e, en el que yo est aba de
entrenador de primera división nacional femenina y me est aba jugando el
descenso en el part ido más import ant e de t oda la t emporada.
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Domingo Díaz
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CAPACIDAD DE DECISIÓN : ¿SEGURO QUE LA TENEMOS?
Lo recuerdo todo a cámara lenta como en las grandes películas de acción
(tipo “La Jungla de Cristal”). Hace muchísimo tiempo, partido en
Madrid en una cancha con un frío espantoso (con mi equipo canario). Pero
lo que nos tenía atenazados, no sólo era el frío, sino el miedo a perder el
partido y descender de categoría.
Quedando 17 segundos para finalizar el partido, mi equipo tiene posesión
de balón en campo de ataque. Pido tiempo muerto (y “jugando a
entrenador”) analizo la situación: perdemos de dos puntos, mi equipo está
completo, no tenemos el día en el tiro exterior, por lo que decido que nos
juguemos un último tiro de dos puntos para ir a la prórroga (teníamos
muchas posibilidades: mi equipo completo, va hacia arriba; el otro equipo
con varias jugadoras eliminadas por faltas, incluida su americana...): Mi
consigna fue retener el balón unos diez segundos y luego pase a nuestra
pívot americana (muy buena lanzadora de tiros libres) para que se jugase
la última posesión y nos llevase a la prórroga. Lo dije muy claro en el
tiempo muerto y todas, por sus caras, parecían haberme entendido.
Como dije anteriormente lo recuerdo todo a cámara lenta: árbitro que da el
balón en el campo de ataque a nuestra jugadora para que saque a la altura
del banquillo del equipo contrario, yo de pie en mi zona de banquillo,
balón que recibe mi base que, a unos nueve metros aproximadamente de la
canasta, se gira, ve al otro equipo colocado en zona (yo hubiera hecho lo
mismo estando en el otro banquillo visto el ridículo porcentaje de tiro
exterior que llevábamos en el partido) y, ni corta ni perezosa, se larga una
bomba desde casi medio campo...
Con el balón (o bomba) en el aire (todo ello a cámara lenta, insisto), corro
por la banda gritando las barbaridades que ustedes quieran imaginarse y
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Domingo Díaz
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cuando llego al centro del campo oigo (he dicho oigo, yo ni lo ví) el ¡CHOP!
del balón que toca el fondo de la red.
Miro a mi izquierda (con mucha cara de tonto y los brazos en alto), los de
la mesa de anotadores me miran petrificados mientras, en el otro banquillo,
el entrenador se levanta, grita y le pega una patada al banquillo que cae
hacia atrás (con algunas jugadoras incluidas). Yo sigo escuchando cómo el
balón llega al suelo y bota y bota: ¡BAM! ¡BAM!. Así pasan unos diez
segundos con todo el mundo perplejo hasta que los listos del baloncesto (los
árbitros) nos sacan de nuestro aturdimiento, cogen el balón y se lo dan al
otro equipo para que saquen de fondo, pero estaban tan sorprendidas por
una jugada tan ilógica que se lo pasan a la peor dribladora de nuestro
equipo (no botaba el balón, lo golpeaba miserablemente) que lo retuvo
botando hasta que el partido terminó con nuestra victoria y nuestra
salvación. Por cierto, por si alguien no nos conoce, esa base, además de
jugadora es mi esposa, capitana y verdadera líder del equipo. Ante ella no
sirvió de mucho que yo fuera el entrenador y quisiera jugar a líder cuando
no lo era.
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Domingo Díaz
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Vencer los miedos
Todo líder debe t ener ILUSIÓN O DESEO como una fuerte inclinación de
nuestra volunt ad hacia el conocimiento, consecución y disfrute de los
objet ivos o met as que nos hemos t razado con nuestro equipo. Tiene que
tener ENTUSIASMO Y A LEGRÍA para t rabajar en el día a día, que en el fondo es
lo más difícil, un día sí y ot ro t ambién t rabajando para conseguir un
objet ivo o met a que puede estar a ocho meses vist a y que nos puede
parecer muy lejano e imposible el alcanzarlo y sin esa ilusión diaria que
debemos de t ener y t ransmit ir a t odo el equipo probablement e se iría al
garet e
Por últ imo, todo equipo bien cohesionado que llega a obt ener ciert os
éxit os, normalment e por la enferm edad del yo (egoísmos personales por
encima del bien del equipo), y la muchas de las veces por malas
influencias ext ernas al equipo, se empieza a resquebrajar y, cuando llega
la hora de la verdad, cuando hay en juego toda una t emporada, llega el
MIEDO, que puede deberse a muchas circunstancias y que se traduce en:
 MIEDO a ganar
 MIEDO a perder
 MIEDO al éxit o
 MIEDO al fracaso
Todo ello t rae como consecuencia un aument o de la ANSIEDAD y la pérdida
de confianza en las posibilidades del equipo y lo que es peor en la no
asunción de responsabilidades, es decir, no acept ar ni tomar conciencia
del cumplimiento de las obligaciones como integrant es del equipo, no
demost rando responsabilidad alguna en sus decisiones, no queriendo ser
responsable de sus act os y errores: Cuando ocurre est o siempre es culpa
de los demás.
El líder debe adelant arse a est os problemas y conseguir vencer la
ansiedad, el miedo, los egoísmos personales y no permit ir que fact ores
ext ernos desvíen la at ención del equipo
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¿SABES QUIÉN ES JULIO IGLESIAS?
No hace mucho tiempo mi equipo llegó a la final de la Copa de
Europa Liliana Ronchetti. Jugamos el primer partido en Israel y
después de ir perdiendo por veinte puntos tuvimos una reacción final,
con un triple desde medio campo que dejó la diferencia final en siete
puntos en contra, pero con la particularidad de que nosotros salimos
de la cancha como si ya hubiésemos ganado la final y el otro equipo
salió con caras de derrotadas.
Para el partido de vuelta (la semana siguiente en nuestra cancha),
aparecieron los miedos: algunas a ganar, otras a perder, a qué
ocurriría si llegaba el éxito o el fracaso ante cinco mil espectadores.
Llegamos al último entrenamiento antes del partido y todo era un
desastre, la ansiedad y los egoísmos personales nos estabana
matando y yo no podía (o no sabía) controlarlo y se me escapaba de
las manos.
Antes de empezar ese último entrenamiento, un buen amigo,
representante en Canarias de los relojes Viceroy (por aquella época,
de moda por un anuncio de Julio Iglesias en TV), me dijo:
“Independientemente de lo que ocurra mañana en la final, dile a
todas las jugadoras y equipo técnico que les voy a regalar un reloj
porque me han hecho ilusionarme y sentirme parte de este grupo.
Mañana ganaremos o perderemos todos con este EQUIPO.”
Empecé el último entrenamiento con una pregunta a las jugadoras:
“¿Sabes quién es Julio Iglesias?” Las jugadoras se miraban unas a
otras y se hacían muecas y gestos pensando el entrenador se nos ha
vuelto loco. Hasta que una de las americanas (por cierto, Hicks, la
misma que fiché a última hora en Ros Casares Valencia para
ganar la liga), responde: “The singer” y hace el gesto que hacía el
cantante en el anuncio para que se le viese el reloj.
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Le contesté que sí, que una persona que se sentía inmensamente
feliz con esta final, que se sentía parte del equipo, les regalaría un
reloj independientemente del resultado final, porque estaba
convencido de que si jugábamos como equipo íbamos a ser
campeones. Este simple comentario hizo que todas (y yo también)
abandonasen sus miedos y se diesen cuenta de la importancia de lo
que nos jugábamos, que asumiesen sus responsabilidades y jugasen
como un EQUIPO. Hicimos el mejor entrenamiento que yo
recuerdo en muchos años, con una capacidad de concentración,
trabajo y sacrificio fuera de lo normal que nos hizo jugar una final
memorable ante un equipo muy superior técnicamente a nosotras,
pero que se vio desbordado por las cinco mil personas que
abarrotaban la cancha como un solo EQUIPO.
Un final...
Como conclusión, est oy seguro que encont raremos mejores herramient as
para el liderazgo en las charlas o en muchos libros. Sin embargo, he
int ent ado ilust rar con anécdot as verídicas cada una de las afirmaciones
que he ido realizando, ent resacadas de algunos años dedicados a
entrenar equipos de baloncest o. Esa es mi experiencia y lo único que me
queda es animarles para que experiment en vivencias tan hermosas como
las que nos proporciona el deport e.
Do m in go Día z.
Las P almas de Gra n Canar ia, a 1 de m ayo de 20 05.
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Domingo Díaz
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Bibliografía
Canastas Sagradas. P HIL JACKSON
Liderazgo. JUAN MATEO y J ORGE V ALDANO
Liderazgo. HA RVARD BUSINESS REVIEW
Relatos del Deporte. MAKE A TEA M
Leadership Lessons from a Life in Coaching. DEAN
SMITH
They call me Coach. J OHN WOODEN & JACK TOBIN
Forjador de Éxitos. PAT RILEY
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