Amenaza islamista renovada. De Egipto a Marruecos

AICS
Informe de Inteligencia
Amenaza islamista renovada. De Egipto a
Marruecos
INDICE
CAMBIOS ESTRATÉGICOS .............................................................................................................. 3
Idlib. Punto de partida............................................................................................................... 3
Campo de Refugiados de Yarmouk. Prueba de fuego........................................................... 5
ESCENARIOS COLATERALES ........................................................................................................... 6
Egipto ........................................................................................................................................ 6
Libia ........................................................................................................................................... 7
Túnez ......................................................................................................................................... 9
Argelia ..................................................................................................................................... 10
Marruecos ............................................................................................................................... 12
A CORTO Y MEDIO PLAZO ........................................................................................................... 13
Egipto ...................................................................................................................................... 13
Libia ......................................................................................................................................... 14
Túnez ....................................................................................................................................... 15
Argelia ..................................................................................................................................... 16
Marruecos ............................................................................................................................... 17
CONTACTO .................................................................................................................................. 19
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CAMBIOS ESTRATÉGICOS
Después de muchos meses de luchas internas entre las distintas facciones islamistas
que comparten el escenario sirio, parece que se han fijado dos posiciones claras, por
otra parte, previsibles. Por un lado, los grupos que orbitan entorno a al-Qaeda y su
representante en Siria, el Jabhat al-Nusra; por otro, los grupos que siguen fieles a las
doctrinas de Abu Bakr al-Baghdadi y su Estado Islámico. De esta reestructuración, la
más llamativa, por inexistente anteriormente, es la que afecta a la primera formación.
Así pues, el equilibrio de fuerzas en el bando por al-Qaeda estaría definido y
conformado por los siguientes grupos:
-
Jabhat al-Nusra,
Jund al-Aqsa,
Ahrar al-Islam,
Faulaq al-Sham,
Liwa al-Haqq,
Jays al-Sunnah,
Ajnad al-Sham,
Ajnad al-Kavkaz,
Faulaq al-Rahman,
Jays al-Islam,
Katibat Abdullah Azzam,
Jabhat Ansar al-Din.
El motivo de este reagrupamiento es contrarrestar el poder de Estado Islámico en un
momento crucial dentro de los acontecimientos en Siria. Con el final del invierno,
parece que las operaciones militares han tomado un nuevo impulso, y prueba de ello
son las ofensivas sobre la ciudad de Idlib y la aproximación a la capital, Damasco. De
hecho, el momento clave para esta reorganización de fuerzas fue después de la toma
de la ciudad. No obstante, ya durante la planificación del ataque, se identificó un
cambio significativo de estrategia, con una alianza de fuerzas, que inicialmente parecía
temporal, y una planificación estratégica que hasta ese momento no se había
producido.
Idlib. Punto de partida
Para tomar la ciudad de Idlib se reunieron diferentes grupos orbitales a al-Qaeda,
liderados por el Jabhat al-Nusra, con el fin de unir esfuerzos ante una previsible fuerte
resistencia de las tropas gubernamentales acantonadas en el caso urbano. Así, además
de elementos de la franquicia de al-Qaeda, grupo no mayoritario en esta coalición ad
hoc, participaron el Ahrar al-Sham, Faylaq al-Sham, Jund al-Aqsa, Liwa al-Haqq, Jays alSunnah, y el Ajnad al-Sham.
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Pero no fue solo esta unión de fuerzas islamistas lo que demostró que algo estaba
cambiando dentro de los grupos rebeldes en Siria, sino también la forma de proceder.
Las tácticas de avance de las tropas terrestres evolucionaron haciéndose más
sofisticadas, y desarrollando amplias maniobras combinadas (participación de varias
Armas en el combate, unas en beneficio de otras).
Tras una corta pero intensa preparación por el fuego con piezas de artillería, se lanzó
una primera ofensiva con medios acorazados, para luego producirse el avance de las
fuerzas de a pie. En esta última fase de la ofensiva, se contó con el apoyo de
francotiradores que iban eliminando los puntos de resistencia y de armas medias
(ametralladoras).
Tras la toma de la ciudad y la consolidación del objetivo militar, se procedió a reactivar
la vida en la misma, creando dos instituciones básicas como son el Comité de
Seguridad y el Consejo de Gobierno.
CONSEJO DE GOBIERNO
•Ahrar al-Sham: nueve representantes;
•Jabhat al-Nusra: cuatro representantes;
•Faylaq al-Sham: un representante;
•Jund al-Aqsa: un representante.
COMITÉ DE SEGURIDAD
•Presidente: Ahmar Abu al-Zalai (Juqur al-Sham);
•Asistente del Presidente. Juma´ah abu-Ahmad (Jund al-Aqsa);
•Responsable de Patrullas: Abu Umar (Ahrar al-Sham);
•Responsable de Investigaciones: Abu Abd al-Razzaq (Jabhat al-Nusra);
•Responsable de Estudios: Tcol. Abu Abdu (Fayluq al-Sham);
•Responsable de Prisiones: Abu Bakr (Ajnad al-Sham);
•Responsable de la Unidad de Reacción Inmediata: Abu al-Qaqa (Jaysh al-Sunnah);
•Responsable de Check-points: Yamin Abu Abdu (Liwa al-Haqq).
Cuerpos legislativos creados en Idlib (Fuente: AICS Departamento de Operaciones. Sec. Obtención)
La repartición de los puestos del Consejo de Gobierno se hizo de manera proporcional
a los efectivos humanos invertidos en la batalla, lo cual es significativo por el hecho de
que el Jabhat al-Nusra, grupo de cabecera de esta coalición, no sea el que más poder
político atesora.
Sin embargo, esta forma de actuar conjuntamente, demostró la voluntad de los grupos
de crear un frente común, no solo ante las fuerzas de Bashr al-Assad sino ante el
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avance de Estado Islámico. Este extremo se ratificó días después, en concreto el 8 de
abril, cuando se celebró una reunión de los principales representantes del Jabhat alNusra, Islamic Front, Ansar al-Islam, Ajnad al-Sham y Ahrar al-Sham, en la ciudad siria
de Busra al-Sham. En este encuentro se acordó la creación formal de una coalición de
las formaciones mencionadas para luchar de manera conjunta y frenar el avance de
Estado Islámico.
Campo de Refugiados de Yarmouk. Prueba de fuego
Después de esta decisión político-militar se producirá otro hecho que demostrará la
firmeza de la opción tomada por los grupos islamistas próximos a al-Qaeda.
Al sur de Damasco, el distrito de Yarmouk constituye un enorme Campo de Refugiados
palestinos, los cuales sobreviven en condiciones infrahumanas. A principios de abril,
Estado Islámico llevó a cabo una ofensiva para tomar el control del Campo, y utilizarlo
como plataforma para preparar el asalto a la capital de Siria. Más allá de las
operaciones de propaganda lanzadas desde la capital del virtual Gran Califato de alBaghdadi, la ciudad de ar-Raqqa, el verdadero motivo de tomar el control de Yarmouk
era estratégico. Bajo el paraguas de pseudoprotección que los miles de refugiados les
proporcionaban, lo que evita estar expuestos a los ataques aéreos de al-Assad, los
miembros de Estado Islámico buscaban crear una Base de Partida para el grueso de sus
fuerzas en el asalto a Damasco.
Sin embargo, a pesar de los rápidos logros iniciales, haciéndose prácticamente con la
totalidad del Campo en muy poco tiempo y eliminando la poca resistencia de
miembros del ejército gubernamental, con lo que no contaban los hombres de alBaghdadi era con la reacción del nuevo frente islamista creado en la reunión de Busra
al-Sham. De hecho, dos días después de que Estado Islámico declarara públicamente
que tenía el control del Campo de Refugiados, el Ajnad al-Sham comentó a tomar
posiciones alrededor de Yarmouk y se iniciaron los primeros movimientos tendentes a
recuperar su control.
Con esta nueva política emprendida por los grupos afines a al-Qaeda, es muy probable
que la formación liderada por al-Zawahiri no solo busque la victoria en Siria, y con ello
recuperar la hegemonía en el país, sino que además sea una señal para aquellos que
están en contra de las formas de Estado Islámico y que vean en el grupo del
desaparecido bin-Laden la solución. Los ricos Estados del golfo Pérsico, aunque de
corriente sunita, no están de acuerdo con las formas de al-Baghdadi y sus acólitos,
excepción hecha de alguno de ellos que, en círculos próximos a sus órganos de
Gobierno, podría estar apoyando al grupo del autoproclamado Califa. Por ello, si alQaeda consigue retomar el control del conflicto sirio, sería bien visto por parte de los
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países de la Península Arábiga, lo que podría ser aprovechado por al-Zawahiri para
volver a ser el referente internacional del terrorismo islamista.
Desde hace muchos años, al-Qaeda ha sido la única formación terrorista más o menos
tolerada por los grandes representantes del Islam sunita en el mundo. Para muchos de
estos países, a su vez aliados de Occidente (lo que significa Estados Unidos), el grupo
de bin-Laden era el catalizador que frenaba las políticas de expansión
norteamericanas. Sería muy arriesgado decir que permitían su presencia, pero el
hecho evidente es que nunca lucharon por su disolución. Incluso en un periodo de
tiempo tan crítico como el actual, en Yemen, por ejemplo, los ataques de la coalición
de países árabes creada para resolver el conflicto yemení, no son contra la franquicia
en el país, sino contra los rebeldes Houthies, de corriente chiita.
ESCENARIOS COLATERALES
Pero, este cambio estratégico aplicado en Siria, no solo queda circunscrito a este
escenario, sino que está comenzando a tener repercusiones allende sus fronteras.
Para Europa, continente que más directamente puede sufrir las consecuencias del
conflicto sirio, el entorno más peligroso es el norte de África. Del mismo modo, y
ampliando el abanico de potenciales riesgos, para países tradicionalmente europeístas
como Túnez, Argelia o Marruecos, las amenazas también son importantes desde el sur
de sus fronteras. Este extremo es más evidente en Argelia y su parte soberana incluida
en la virtual franja del Sahel.
Pero la amenaza, en continua expansión, tiene su inicio en Egipto, para acabar
avanzando por la cornisa mediterránea hasta Argelia y, puntualmente, el norte de
Marruecos.
Egipto
Si hace dos meses el mayor problema de Egipto, en cuanto a terrorismo islamista, era
el Ansar Bayt al-Maqdis, grupo armado que operaba principalmente en la Península del
Sinaí, en la actualidad este único problema se ha convertido en dos.
Por un lado, el mencionado grupo que juró fidelidad a Estado Islámico en 2014, y que
recibe apoyo económico desde ar-Raqqa (se estima según informaciones de AICS que
estos envíos de dinero oscilarían entorno a los 15.000 euros), ha ampliado sus
operaciones traspasando la barrera natural del Canal de Suez, para llevar a cabo
atentados en Alejandría y El Cairo.
Este recrudecimiento, tanto en intensidad como en efectividad, de los ataques del
Ansar Bayt al-Maqdis, coincidió con la implicación de Egipto en la coalición
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internacional contra Estado Islámico en Siria. Tras el asesinato de los egipcios coptos
en Libia, y el posterior ataque aéreo de aviones de de combate sobre posiciones de
Ansar al-Sharia en Derna, el Gabinete de al-Sisi decidió tomar parte activa en las
operaciones aéreas sobre Siria. Esta postura, contraria a la política desarrollada desde
El Cairo hasta ese momento, produjo reacciones bien diferentes. Para aquellos
contrarios a la propia penetración en el país de grupos islamistas (y con ello al propio
grupo que en su día tuvo el poder en Egipto, Hermanos Musulmanes), la decisión de alSisi era más que justificada.
Para los seguidores de Hermanos Musulmanes, claramente alineados con las fórmulas
de al-Baghdadi, esta postura del Presidente era una prueba de su traición a los valores
del Islam (los valores particulares que representa Estado Islámico), y con ello quedaba
marcado como enemigo.
El segundo problema que le ha surgido a Egipto es el renacer de Ajnad Misr. Este grupo
islamista, durante cierto tiempo en un perfil bajo, reaccionó a mediados de marzo.
Tras una rápida intervención de las fuerzas de seguridad, varios de sus miembros,
incluyendo su líder, fueron eliminados. Sin embargo, con esta acción, el Ajnad Misr,
lejos de desactivarse, inició una agresiva campaña de ataques terroristas en la parte
norte del país, próxima al delta del Nilo. Un factor añadido a este grupo es el
incremento de violencia que sus acciones han ido mostrando. De los ataques sobre
fuerzas de seguridad ha ido evolucionando hasta colocar una bomba en un hospital en
la ciudad de Belbies (desactivada) buscando causar un gran número de bajas civiles.
Por su parte, la administración de al-Sisi, lejos de concentrar esfuerzos en aquilatar la
seguridad dentro de sus fronteras, ha dado un paso más en su lucha contra el
islamismo radical pero fuera de Egipto, tomando parte activa en las operaciones
aéreas que, lideradas por Arabia Saudí, se llevan a cabo en Yemen. Mientras tanto, en
el aspecto doméstico, las autoridades egipcias siguen con sus juicios contra los
miembros encarcelados de Hermanos Musulmanes, incluido su líder, Mohamed Mursi,
condenando a muerte a más de uno; condenas que, siguiendo el procedimiento
normal, serán luego conmutadas por penas de cárcel.
Libia
La rotura de Libia como Estado es un hecho. Del mismo modo, la existencia de dos
estructuras básicas de gobierno, luchando entre ellas por conseguir el poder, ha
permitido la entrada de numerosos grupos islamistas de uno u otro bando que son los
que realmente tienen el control del país.
En este sentido, la penetración de Estado Islámico (como organización inductora) a
través de Ansar al-Sharia Libia, se ha revelado muy importante, en especial durante los
dos últimos meses. Sin embargo, lo que inicialmente parecía iba a ser un “paseo
militar” para los islamistas afiliados a Estado Islámico, se ha estancado entre las
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ciudades de Sirte y Misratah. La oposición mostrada por Fajr Libia, grupo islamista que
controla Trípoli y que aspira a tener su trozo de pastel en un posible gobierno de
consenso, está siendo más fuerte de lo esperado.
Por otro lado, si bien al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) mostró su apoyo a las
fórmulas de lucha (conquista y explotación emanadas) desde ar-Raqqa, el devenir de
los acontecimientos durante la última semana de marzo y principios de abril, muestran
un cambio estratégico. El desarrollo de los combates en Siria, que son el motor de lo
que ocurre en otros países, han provocado que el propio líder de la franquicia de alQaeda en África, Abdel Malek Droukdel, hiciese público un comunicado (el primero
desde 2013), apoyando las alianzas entre los diferentes grupos del entorno de alQaeda en Siria. Estas afirmaciones no pueden pasarse por alto y deben tenerse en
cuenta de cara a entender las posibles alianzas que pueden ocurrir en el escenario
africano.
La pérdida de influencia de AQMI, que ha mantenido a la organización en un perfil bajo
(para dudosa gloria de otros grupos menores), puede haber tocado fondo, para iniciar
su trayectoria ascendente de nuevo. Para ello es fundamental que grupos de “peso”,
como al-Mourabitoum se posicionen claramente a su lado, algo que parece poco a
poco va ocurriendo.
A este respecto, el grupo de Mokhtar bel-Mokhtar también parece que ha decidido
reanudar sus actividades. Después de cambiar sus posiciones, desde el sur de Argelia
hacia el interior de Libia (zona próxima a la localidad de Awbari), el grupo ha
ralentizado mucho sus operaciones, dedicándose más a sus “negocios” del
contrabando. Sin embargo, las últimas informaciones recibidas por AICS, hablan de
movimientos de aproximación a la frontera con Argelia, lo cual hace prever que belMokhtar puede haber dado la orden de pasar de nuevo a la acción.
Para al-Qaeda este grupo se considera importante por el control que puede ejercer
sobre el sur de Argelia, lugar donde ha estado operando desde mucho antes de su
constitución, cuando solo era una katiba dirigida por bel-Mokhtar englobada en AQMI.
Por otro lado, que el líder de al-Mourabitoum no mantenga buenas relaciones con
Abdul Malek Droukdel, jefe de al-Qaeda en el Magreb Islámico, no significa que no se
sienta parte de la organización matriz, por cuyo líder, al-Zawahiri, guarda un
reverencial respeto y a quien juró fidelidad tras su salida de AQMI.
Este paso a la actividad terrorista, más allá del contrabando, por parte de alMourabitoum comenzó el pasado 7 de marzo, cuando el grupo se responsabilizó de un
atentado con explosivos contra un restaurante en Bamako, Mali, en el que murieron
dos extranjeros y varios locales malienses. El 15 de abril, de nuevo al-Mourabitoum
atacaría a fuerzas extranjeras con un vehículo cargado con explosivos que el conductor
suicida estrelló contra la base de Naciones Unidas en la localidad de Ansongo, al norte
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del país. En ambos casos, ha sido el propio bel-Mokhtar quien ha reivindicado la
autoría mediante un vídeo difundido en portales islamistas de internet.
Poco a poco, las acciones de grupo se van acercando a Argelia, lugar natural de
actuación. Además, también el pasado 15 de abril se descubrió un arsenal de armas y
explosivos en una construcción abandonada en el sur de Argelia, lo que hace pensar
que al-Mourabitoum estaría preparando alguna acción de envergadura (además de
armas, municiones y explosivos, en el depósito había cohetes y lanzaderas). Por otro
lado, los movimientos de pequeños corpúsculos del grupo cerca de la frontera
argelina, concretamente en los alrededores de la ciudad de Ghadames, refuerzan la
previsión de un cambio de actitud hacia una posición más ofensiva.
Y es que, la propia personalidad de Mokhtar bel-Mokhtar le fuerza a ser “foco de
atención”. Poco tiempo después de abandonar al-Qaeda en el Magreb Islámico, llevó a
cabo el ataque contra la refinería de In Amenas, en el que murieron más de 35
trabajadores (muchos de ellos extranjeros) que habían sido tomados como rehenes.
Esta acción era la manera de Mr. Marlboro, apodo por el que se conoce al líder
terrorista, de demostrar su fuerza. Por ello, tras un periodo de tiempo manteniendo un
perfil muy discreto, parece que intenta volver a ser el protagonista.
Túnez
La posición de Túnez frente a la evolución que los grupos islamistas están
experimentando es ciertamente complicada. Las estructuras estatales del país aún no
están totalmente asentadas, fruto de los cambios que la llamada primavera árabe
provocó. Las instituciones de gobierno se están ajustando al igual que los órganos de
seguridad, y esa situación está siendo aprovechada por los grupos islamistas para
establecerse en el país. A la presencia inicial de Ansar al-Sharia Túnez, franquicia del
grupo del mismo nombre que opera en Libia, el cual cuenta con una muy pobre
infraestructura que no le permite lleva cabo operaciones más allá de las meras de
captación y proselitismo del Islam radical, se ha unido en los últimos meses una nueva
formación, Uqba ibn Nafa, más activa y peligrosa.
Este grupo, que suele operar en la zona montañosa del parque natural del Monte
Chambi, en la región de Kasserine, ha protagonizado repetidos choques con las fuerzas
de seguridad tunecinas, causando numerosas bajas entre los militares. Su especialidad
son los ataques por sorpresa (emboscadas) contra patrullas militares y el asalto de
puestos de control.
Por otro lado, se ha comprobado la existencia de cierta relación de apoyo entre el
Uqba ibn Nafa y Ansar al-Sharia Túnez. Sin embargo, la capacidad operativa del grupo
está muy reducida como para considerarse una verdadera amenaza para la seguridad
del país.
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No obstante, no puede decirse lo mismo del Ansar al-Sharia. Si bien anteriormente se
ha descrito a este grupo como un mero órgano de reclutamiento, sí es cierto que
puede actuar, y de hecho lo ha efectuado, como elemento de apoyo para acciones
terroristas planeadas desde el exterior. Esto es lo que ocurrió en el ataque al Museo
del Bardo, donde fueron asesinados varios visitantes extranjeros.
Pero el problema real de Túnez es la porosidad de sus fronteras, unido a unas fuerzas
de seguridad cuya preparación presenta bastantes deficiencias. La capacidad de poder
contener un posible y previsible intento de penetración en fuerza por parte de los
grupos islamistas que ahora intentan avanzar en Libia (Ansar al Sharia Libia), es más
que dudosa.
Argelia
Argelia es considerada la última barrera de defensa ante el avance de los grupos
islamistas que desde Egipto buscan conquistar la costa atlántica de África. Hasta ahora,
Argelia ha sido el país más estable de los que comparten la cornisa mediterránea
africana. Sus estructuras estatales, cuestiones políticas aparte, están totalmente
consolidadas y gozan de buena salud. Además, cuenta con una economía
razonablemente saneada, aunque muy dependiente de las exportaciones de petróleo y
gas natural. Pero, frente a estas estructuras nacionales sólidas, el país tiene una
amenaza latente en su territorio. A diferencia del tercio norte, densamente poblado, el
sur es una enorme extensión de territorio desértico, con pequeños núcleos de
población muy dispersos y con poca infraestructura de comunicaciones, tanto
terrestres como aéreas. Este es el territorio donde los grupos islamistas se mueven con
alarmante facilidad.
En la denominada franja del Sahel, que atraviesa el tercio sur del desierto argelino, dos
son las formaciones terroristas que operan: al-Qaeda en el Magreb Islámico y alMourabitoum.
Históricamente, esta región ha sido zona de traficantes en sus rutas hacia el norte,
especialmente Libia, pero tras la aparición de AQMI se ha convertido en una zona en la
que impera la ley de los terroristas, sin apenas presencia estable del ejército argelino.
Desde ese momento, la franquicia terrorista ahora dirigida por Abdel Malek Droukdel
es la que controla la mayoría de este territorio argelino. Sin embargo, este control es
compartido, el año pasado más que en la actualidad, por el grupo que crease el
terrorista argelino Mokhtar bel-Mokhtar, llamado al-Mourabitoum. Ya anteriormente
se ha hablado extensamente de esta formación, por lo que en el caso argelino se va a
obviar.
Así pues, la amenaza más importante, hecha esta salvedad, es la que representa alQaeda. Para AQMI, que está cambiando sus formas de lucha y que necesita un “golpe
de efecto” que recuerde al resto de grupos su poder en la región, Argelia puede
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representar la herramienta perfecta. Con el apoyo público adhiriéndose a su causa
mostrado por algunos de los grupos más representativas del África subsahariana,
como al-Shabaab o Boko Haram, el grupo de Droukdel podría comenzar a plantearse
llevar a cabo acciones más decididas en su zona de control. Por otro lado, a pesar de
que las relaciones entre el líder de la franquicia terrorista y bel-Mokhtar prácticamente
no existen, las operaciones que al-Mourabitoum está desarrollando en Mali redundan
en beneficio de AQMI.
Pero no es solo este grupo el que puede causar problemas a las autoridades argelinas.
Si como se ha explicado la situación en el sur es complicada de controlar por la enorme
extensión de terreno a cubrir y el casi inexistente despliegue militar; en el norte, aún
cuando más controlado, el problema no deja de ser preocupante. Las constantes
penetraciones de pequeñas células islamistas desde Túnez, generalmente a través de
la cadena montañosa que comienza en el parque natural del Monte Chambi, han
producido enfrentamientos con las fuerzas de seguridad argelinas y causado algunos
muertos. Esta situación podría considerarse dentro de unos razonables límites de
normalidad, de no ser porque se ha demostrado en repetidas ocasiones que los
terroristas no solo intentan entrar en Argelia, sino que cuentan con una red logística
de apoyo peligrosamente desarrollada. En operaciones recientes por parte del ejército
de Túnez se han descubierto almacenes de armamento y documentación en la que se
daban direcciones y números de teléfono de argelinos que proporcionaban apoyo a los
islamistas una vez en el país. Esta red de apoyo es la que permite que lleven a cabo
atentados en la zona norte de Argelia, como el de marzo a tan solo 50 kilómetros de la
propia capital, Argel. Ante esta situación, los éxitos de las fuerzas de seguridad no
están siendo especialmente llamativos, por no decir inexistentes.
Para Europa, si Argelia no fuese capaz de detener la creciente presencia de grupos
islamistas en su territorio, las consecuencias podrían ser muy graves. En el norte, un
incremento de la actividad terrorista afectaría al turismo, toda vez que significaría un
peligro para terceros países como Marruecos o España (por la proximidad de la ciudad
autónoma de Melilla).
Un factor añadido a esta actuación de grupos terroristas, es el apoyo que en
determinados sectores de la población se está detectando hacia los islamistas. A
mediados de marzo, en la ciudad de Argel hubo una manifestación de apoyo a Estado
Islámico. La marcha transcurrió por varias calles de los suburbios de la capital, y a la
misma asistieron cerca de mil personas, lanzando consignas como “Yo soy Estado
Islámico” (recordando el mensaje internacional tras los sucesos de París y la revista
Charlie Hebdo). No hubo reacción por parte de la policía. Obviamente, un número tan
reducido de asistentes no es significativo de una tendencia generalizada, pero sí
muestra el desafío a las autoridades y la existencia de una corriente radical que poco a
poco se deja ver.
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Marruecos
El Reino de Marruecos es el menos expuesto de todos los países del norte de África a
las influencias de los grupos islamistas. Su ubicación geográfica, justo en el lado
opuesto del continente, hace que una posible llegada de las formaciones terroristas,
como en Libia, sea un imposible. Sin embargo, la amenaza islamista en Marruecos
existe, está relacionada con los grupos que actúan en África Oriental, y, lo que es peor,
es de origen nacional.
Los dos países que más voluntarios han aportado hasta el momento a los grupos
islamistas en Siria son Túnez y Marruecos. En el caso del Reino alauita, esta aportación,
superior a los 1.000 efectivos, es preocupante. Las redes de captación y envío de
voluntarios parecen operar con relativa facilidad, a pesar de los aparentes esfuerzos
que se hacen desde Rabat para su eliminación. A este respecto, el principal problema
en Marruecos radica en el norte, destacando las ciudades de Tánger, Tetuán y Fnideq
como los principales “nidos” de islamistas. En la tercera de estas ciudades, existen
hasta campos de acogida y entrenamiento de estos voluntarios.
La mayoría de estos individuos que “sienten” la llamada a la yihad, pertenecen a las
clases bajas de la sociedad, que ven como única salida a su situación “luchar por Allah”
en el escenario sirio. Sin embargo, esta fijación por los acontecimientos al otro lado del
Mar Rojo también está cambiando. Ahora, las redes de captación y, en especial, las de
“transporte”, ya no solo asisten a los grupos sirios (principalmente el Harakat Sham alIslam, formado casi al 100% por marroquíes), sino que han abierto sus canales a otros
escenarios y formaciones como el africano. Se ha detectado la presencia de
marroquíes en las filas del MUYAO, que actúa en la parte occidental de la franja del
Sahel, y en al-Mourabitoum.
Este cambio de estrategia representa una amenaza mucho más próxima para las
autoridades de Rabat. La facilidad con la que estos individuos pueden regresar a sus
lugares de origen es muy grande, toda vez que conocen el terreno y, además, pueden
ser una muy buena fuente de información para los grupos terroristas.
El otro aspecto que constituye un peligro para Marruecos es el papel que tiene como
punto de recepción de voluntarios extranjeros, principalmente de España. Las rutas de
entrada suelen ser las ciudades autónomas españolas de Ceuta y Melilla, para reunirse
en los centros de acogida clandestinos alrededor de Fnideq. En este sentido, tampoco
las autoridades marroquíes parecen estar teniendo mucho éxito, ya que este apoyo
para el traslado de combatientes sigue operativo.
Por último, se ha mencionado anteriormente la existencia del Harakat Sham al-islam,
un grupo islamista formado caso en su totalidad por marroquíes y que es muy activo
en la zona de Latakia (Siria), donde lucha al lado de los grupos del entorno de al-Qaeda
para conquistar la zona montañosa de Doreen. Además, el grupo dirige uno de los
campos de entrenamiento más importante de la región, en el cual reciben
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adiestramiento militar, además de los marroquíes, los españoles y tunecinos. Las
posibilidades de que este grupo acabe por extender sus operaciones a Marruecos es
una cuestión de tiempo.
A CORTO Y MEDIO PLAZO
Las previsiones a corto y medio plazo son el fruto de un compendio de
acontecimientos que, cual fichas de dominó, tienen repercusiones compartidas. Sin
embargo, tampoco se puede decir que los dos escenarios básicos, Siria y Norte de
África, deban seguir el mismo recorrido. Aún cuando la base del problema nació en el
conflicto sirio, donde Estado Islámico renació de sus cenizas y donde al-Qaeda parece
haber encontrado la manera de recuperar el poder perdido, el devenir de los
acontecimientos en el norte de África puede decirse que evoluciona casi
independiente de lo que ocurra en Siria. Los grupos que actualmente operan en esta
franja del continente son autónomos y no dependen de las operaciones militares en
Siria, lo cual no significa que sean transmisores de las políticas marcadas desde arRaqqa.
Egipto
La situación en Egipto tiende a empeorar a corto plazo. Hasta el momento, las
autoridades egipcias no parecen encontrar el modo de frenar las actuaciones de los
dos grupos islamistas que con más fuerza están golpeando el país, Ansar Bayt alMaqdis y Ajnad Misr.
Si la situación en la Península del Sinaí donde el Ansar Bayt al-Maqdis suele actuar era
difícil, con unas fuerzas de seguridad incapaces de controlar todo el territorio, y un
grupo islamista que cuenta con apoyo social en las ciudades el norte, lo que le permite
encontrar refugio antes y después de sus ataques, y que con el apoyo financiero
proporcionado desde ar-Raqqa por parte de Estado Islámico, ha sido capaz de ampliar
su zona de actuación y golpear tanto en El Cairo como en Alejandría. La reaparición del
Ajnad Misr, en el norte de la capital donde ha llevado a cabo ataques casi diarios
durante la última semana, ha elevado el grado de inseguridad hasta límites muy
preocupantes.
Mientras tanto, el ejecutivo de al-Sisi parece más preocupado de su colaboración en
los ataques sobre Yemen que en solucionar los problemas domésticos. Además, a
pesar de ver las consecuencias que su intervención en Libia, con el bombardeo de
posiciones de Ansar al-Sharia, han tenido con un recrudecimiento de la actividad
terrorista en Egipto, continúa con su cruzada particular, buscando apoyos
internacionales a la intervención en la Península Arábiga, y erigiéndose como principal
valedor de la actuación militar.
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Por su parte Estado Islámico, consciente de la importancia de que su grupo afín, el
Ansar Bayt al-Maqdis sea fuerte en la Península del Sinaí han cambiado de táctica y ha
lanzado amenazas a los funcionarios del gobierno que trabajan en las instituciones
radicadas en la Península.
Sin embargo, y a pesar de todos estos atentados, de las informaciones de amenazas a
los funcionarios, y a la presencia de elementos islamistas en ciudades tan importantes
como las nombradas, el proceder del ejecutivo dirigido por al-Sisi es el de tapar todo,
evitar dar publicidad a las acciones armadas y minimizar el resultado trágico de las
mismas. A cambio sigue con su política de realizar macrojuicios contra los líderes de
Hermanos Musulmanes; juicos que siempre acaban con una sentencia a muerte que
luego es conmutada por otras de prisión. Esta sucesión de decisiones contradictorias,
no hacen sino debilitar la lucha del Estado contra los islamistas que ven, con gran
agrado, la falta de decisión por parte del Ejecutivo para tomar acciones contundentes
incluso en su propio país o, mejor dicho, solo en su propio territorio mientras que sí las
adopta allende las fronteras egipcias.
No reconocer el problema que Egipto tiene dentro de su territorio, dejando a la
población a un lado y no haciéndola partícipe de los mismos, no ayuda a combatir el
terrorismo islamista, sino más bien fomenta que estos se muevan con facilidad y
puedan llevar a cabo sus acciones libremente. El resultado de esta política errónea
puede acabar siendo una masacre como la que estaba prevista realizar en un hospital
de la ciudad de Belbies, al norte de El Cairo, la semana pasada.
Libia
El futuro de Libia es incierto y peligroso. Con unas negociaciones entre dos gobiernos
que se consideran legítimos en curso, unas fuerzas armadas como recursos limitados, y
una amalgama de milicias islamistas que luchan por su propio territorio, las
posibilidades del país de salir adelante son escasas. Sin embargo, la situación podría
ser aún peor.
Cuando Ansar al-Sharia tomó la ciudad de Sirte, todo el mundo esperaba que el avance
hacia Trípoli fuese rápido. La oposición que a priori podían presentar las milicias de
Misratah no era considerada importante, como tampoco se consideró como posible un
apoyo desde la capital de Fajr Lybia, la milicia islamista que controla parte de la ciudad.
Sin embargo, con el paso de las semanas, los frentes se han estancado y el grupo
aliado de Estado Islámico no parece ser lo suficientemente fuerte para romper el
sistema defensivo más allá de las proximidades de Misratah. A cambio, parece estar
buscando una expansión hacia el sur, desde Sirte, lo que le proporcionaría el control de
los grandes pozos de petróleo cercanos a la ciudad y con ello ahogar la economía libia.
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A corto plazo no se espera que el avance hacia Trípoli se produzca, sino que se buscará
consolidar las posiciones alcanzadas hasta el momento y esperar a ver el resultado de
las conversaciones políticas. Si estas no llegasen a buen puerto, podría ser el momento
para lanzar una ofensiva hacia la capital y, en ese punto, el ejército libio no parece
estar en las mejores condiciones de operatividad para defenderla. Ello implicaría que
necesitaría del apoyo de los islamistas que, a buen seguro, pasarían una enorme
factura por su colaboración.
Mientras tanto en el sur, al-Mourabitoum parece que ha salido de su letargo invernal y
está dispuesto a reanudar sus operaciones armadas. Inicialmente ha estado muy activo
en Mali, con repetidos ataques sobre fuerzas de Naciones Unidas, pero también ha
comenzado a realizar aproximaciones a la frontera argelina llegando incluso a la ciudad
de Ghadames, último núcleo habitado libio antes de entrar en Argelia. Además, en
Mali en particular, el grupo de bel-Mokhtar ha incorporado un nuevo proceder para
instaurar el terror entre la población. A los atentados indiscriminados ahora une las
amenazas a los contratistas que trabajan para Naciones Unidas, a los que avisa que de
seguir con sus trabajos serán víctimas de las acciones armadas del grupo, anunciando
asesinatos selectivos, ejecuciones públicas y secuestros.
Se espera que a corto plazo al-Mourabitoum vuelva a sus operaciones en el sur de
Argelia y con ello a amenazar los intereses extranjeros en la región. Ya cuando atacó la
refinería de In Amenas le fue bien, sobretodo por la publicidad cosechada, por lo que
una acción similar no es descartable, en especial cuando, como ocurre en Mali, a sus
acciones terroristas ha unido los ataques suicidas, algo que hasta ahora estaba fuera
de su modus operandi.
Túnez
En Túnez, se espera que continúen los atentados selectivos y que la penetración de
elementos islamistas sea cada vez mayor. Las autoridades tunecinas, a pesar del
amargo acontecimiento del Museo del Bardo, parecen no haber comprendido la
amenaza que se cierne sobre el país. La porosidad de la frontera con Libia sigue siendo
un hecho y poco o nada se ha hecho al respecto. Con la destitución de los máximos
responsables de la seguridad nacional, después del atentado del Museo, quedó al
descubierto la falta de previsión y, en especial, la poca seriedad con la que los servicios
de seguridad se habían tomado la amenaza islamista. Pero, además, con ese mismo
atentado y fruto de las investigaciones posteriores, también se ha puesto sobre la
mesa la necesidad de no esconder el problema a la sociedad. La falta de rigor
profesional de los encargados de proteger las instalaciones del Museo, son una prueba
de que nadie temía que una acción de ese tipo pudiese ocurrir y eso, seguramente, fue
fruto de la falta de información.
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Como ocurre en Egipto y luego veremos que en Argelia, la falta de información a la
población del problema que se cierne próximo a sus fronteras, no hace sino facilitar el
trabajo de los terroristas.
Por otro lado, la ligereza con que las autoridades tunecinas tratan el asunto del
terrorismo islamista, haciendo alarde de los éxitos cosechados cuando se intercepta
algún pequeño grupo en la región de Kasserine, zona de actuación de estos individuos,
es más una medida cosmética que una realidad, de la cual se puede concluir que Túnez
es una nación fuerte y preparada para luchar contra el islamismo radical pero que en la
realidad no cumple con esas expectativas.
El ataque al Museo del Bardo bien pudo ser la reacción ante unas declaraciones del
Ministro del Interior en la que se felicitaba por la muerte de uno de los representantes
de Ansar al-Sharia en Libia, a la sazón tunecino de nacimiento. No haber aprendido de
esa experiencia, siendo más cautelosos a la hora de hacer comunicados públicos y
dando prioridad a incrementar las medidas de seguridad interiores es algo que el país
puede pagar muy caro.
Argelia
La progresión de la situación en Argelia debe entenderse en dos escenarios diferentes.
Por un lado, la parte norte del país, donde se acumula el mayor porcentaje de la
población. En esta zona, las progresiones de miembros de grupos islamistas desde
Túnez no se espera que descienda, más cuando se sabe que tienen apoyo en algunos
sectores mínimos de la sociedad. Además, el hecho de que se hayan producido
manifestaciones en apoyo a Estado Islámico es algo que debe preocupar a las
autoridades.
El otro escenario, más complicado y sensible es el lado sur del país. Desde que se
produjeron los tristes hechos de In Amenas, el ejército argelino ordenó un
redespliegue de unidades con el fin de dar más seguridad, en especial, a las
instalaciones petrolíferas ubicadas en la parte este del país, pegadas a la frontera libia.
Sin embargo, esta reubicación del contingente militar no parece haber acabado con el
grave problema de la porosidad de las fronteras. De hecho, que miembros de alMourabitoum puedan moverse con facilidad por la parte sur de Argelia en su camino
hacia Mali es buena prueba de ello.
No obstante, el mayor peligro que tiene el país son las instalaciones industriales de
extracción y refino de crudo de la provincia de Illizi. Estas se encuentran muy próximas
a la frontera con Libia y, además, a las posiciones del grupo de bel-Mokhtar en este
país. Si no se lleva a cabo un buen refuerzo de las posiciones militares en esta región,
las posibilidades de que el grupo islamista lleve a cabo un ataque son cada vez
mayores. Como factor añadido esta el reinicio de las operaciones armadas por parte de
al-Mourabitoum que, por ahora, están centradas en Mali pero que si la presión tanto
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de las unidades de Naciones Unidas como del ejército francés desplegado en el país
crece, muy probablemente se desplace hacia el norte, es decir, el sur de Argelia. Es
significativo que cada vez los ataques islamistas son en ciudades situadas más al norte
de Mali, por lo que es previsible que se dé esta situación. Por otro lado, al-Qaeda en el
Magreb Islámico va a buscar demostrar que ha vuelto a la lucha y que sigue siendo tan
importante como lo era antes. El escenario más fácil en el que actuar dentro de su
despliegue operativo podría ser Argelia, aunque tampoco se debería descartar Mali e
incluso Níger.
Es necesario un aumento de efectivos militares más hacia el sur para asegurar la
región, al menos, en torno a los puntos críticos como son las explotaciones
petrolíferas.
A nivel político, las autoridades deben ser conscientes de la amenaza existente y
transmitir la situación a la población. La política seguida hasta el momento es la de
mirar hacia otro lado y silenciar cualquier tipo de ataque terrorista mientras se pueda.
Es más, incluso se hace oídos sordos a lo que ocurre en países vecinos como Túnez. La
cobertura que los medios de comunicación argelinos hicieron del atentado al Museo
del Bardo fue mínima, no queriendo ver que si Túnez se desestabiliza la posición de
Argelia puede ser muy comprometida.
Marruecos
En el Reino de Marruecos, el tráfico de individuos que buscan unirse a las filas de los
grupos islamistas no se espera que cese. Quizá se pueda producir una disminución en
el número de aquellos que intentan llegar hasta su destino final, bien en Siria bien en
la zona del Sahel, pero si esto ocurre, no será, al menos por ahora, por la presión que
desde el país se ejerce sobre ellos.
Por otro lado, es importante que las autoridades marroquíes frenen un poco su
maquinaría propagandística y se ajusten a la realidad de la amenaza existente. Con la
creación de la nueva unidad de policía, bautizada por algunos como el FBI marroquí, se
llevaron a cabo una serie de acciones contra grupos de captación de voluntarios así
como contra presuntas células terroristas que, más bien parecieron una maniobra
cosmética que otra cosa. En el caso de la célula terrorista desarticulada en la zona de
Agadir, el armamento incautado constaba, entre otros materiales, de pistolas del año
1900 (Browning), así como otras de 1930 (Star). Además, se da la circunstancia de que
estas operaciones se llevaron a cabo en Agadir, muy cerca del Sahara, territorio en
disputa por Marruecos y bajo control de Naciones Unidas.
Por ello, puede adivinarse una maniobra por parte del gobierno de Marruecos para
vincular las actividades islamistas con la población saharaui y con ello justificar una
acción en la región. Es necesario, pues, separar las cuestiones políticas domésticas de
las amenazas reales a las que se enfrenta el país. Las operaciones llevadas a cabo por la
nueva unidad policial son interesantes y útiles, pero lo serían más si de verdad se
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centrasen en los lugares donde se conoce que existen grupos islamistas importantes,
como por ejemplo la zona de Fnideq, algo que hasta ahora no ha ocurrido.
En el aspecto político, la decisión de apoyar a la fuerza aérea multinacional en sus
ataques sobre Siria, aunque forzada, fue un paso adelante a la hora de demostrar que
Marruecos iba a ser implacable con el terrorismo islamista. Sin embargo, esta
colaboración ha durado poco y ahora, el reino alauita parece estar más interesado en
colaborar con Arabia Saudí en su lucha contra los rebeldes Houthies de Yemen, en lo
que parece ser una giro más político que otra cosa, para devolver favores recibidos.
Con la intervención en Yemen, Marruecos estaría menos expuesto a las iras de los
islamistas sunitas (Estado Islámico y al-Qaeda) y podría ser ignorado y/o borrado de la
lista de objetivos. Esta idea es errónea y políticamente equivocada. El problema de
Yemen es más local de lo que es el del terrorismo expandido de Estado Islámico y sus
grupos afines, o de lo que es al-Qaeda y sus nuevas formas de actuación. Negarse a
reconocer estos hechos es acercarse peligrosamente a la boca del túnel de la
inestabilidad.
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