Máscaras Transformadas Natividad López Amador Tejido de seda y algodón 1 ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGIA E HISTORIA DIVISIÓN DE POSGRADO DOCTORADO EN ANTROPOLOGÍA ENAH HOMBRES, MUJERES Y MUXE EN LA SOCIEDAD ZAPOTECA DEL ISTMO DE TEHUANTEPEC TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE DOCTORA EN ANTROPOLOGÍA PRESENTA: MARINELLA MIANO BORRUSO DIRECTORA DE TESIS: DRA. LARISSA ADLER LOMNITZ México D.F. Febrero de 1999 Publicada con el título: HOMBRES, MUJERES Y MUXE EN EL ISTMO E TEHUANTEPEC, INAH Y PLAZA Y VALDÉS, MÉXICO, 2001 2 Dedicada a: Nina y Federico Antonio Lulú 3 Índice AGRADECIMIENTOS INTRODUCCIÓN Organización del trabajo. Teoría, metodología y técnicas de investigación Sistemas sexo-género Identidad individual y colectiva. La investigación de campo. TERRITORIO, VIDA Y PERSONAS ENTRE TRADICIÓN Y MODERNIDAD El Istmo de Tehuantepec Historia y culturas. Economía, política, religión Xavizende. Ciudad y pueblo. Entrando a la ciudad por el crucero El parque y el mercado. El Palacio El Templo La Casa de la Cultura El Foro Ecológico La ciudad de arriba y de abajo. La periferia rural Playa Vicente El ritmo cotidiano. El territorio sexuado MUJERES Y HOMBRES DE XAVIZENDE La visión de los otros. Nacer, crecer, vivir, morir. La "etiqueta de la mujer" “El lugar de la mujer” "Totopo, guera!". “Dinero tienen las tecas!” ¿En qué trabajan los hombres? La cultura y la política como arena exclusiva de control masculino. La formación de la “alta cultura” zapoteca La COCEI y el renacimiento cultural de los ‘70. Las instituciones, las políticas, los hombres. Mitos y discursos Didxazá El terruño La mujer Los hombres cantan a las mujeres Beber, tomar, chupar. La Corona y las taberneras Las cantinas. 7 9 19 21 21 24 27 31 31 34 39 43 44 49 52 55 57 59 60 64 66 67 69 71 71 77 82 94 96 104 110 124 127 129 132 137 141 145 146 148 153 160 163 4 LA FESTIVIZACIÓN DE LO COTIDIANO 167 GAYS TRAS BAMBALINAS. HISTORIA DE BELLEZA, PASIONES E IDENTIDADES. 201 REFLEXIONES FINALES 251 BIBLIOGRAFÍA 262 La mujer y la "costumbre". Fiestas y pachangas Las Velas. Las fiestas patrias. Las fiestas religiosas. El duelo de la muerte. La fiesta, lo cotidiano y la identidad. De géneros y etnia La ocasión El rito El teatro. Nosotros/as, los/as otros/as El certamen, el espectáculo. Ellos los muxe, nosotros los gays, todas somos locas El microcosmos de las identidades Los, las, lis, les... Familia: historia de complicidades y rechazos Del nacer al devenir: la dificultad de ser loca "No hay como el original" La vida es una fiesta Cotidianidad y peligro "...y le dijo la bruja: tú tienes SIDA" “¡Ni enfermos ni criminales, simplemente homosexuales!” Los eslabones perdidos del heterosexual Sexo, sentimientos y pasión Apéndice 1. Apéndice 2. Apéndice 3. Apéndice 4. Apéndice 5. 201 202 203 204 205 207 208 211 214 217 221 224 226 234 238 242 244 246 272 272 Revistas Otros APÉNDICES 167 172 178 186 189 193 195 Distritos de Juchitán y Tehuantepec. Municipios, superficie y población. Mapas de la región y de Juchitán Cronología de la COCEI El Convite. La Calenda. Las Velas. Carta del Colectivo Bini Laanu al Presidente Municipal de Juchitán 273 273 275 279 290 294 5 Cuadros Cuadro 1. Población de 12 años y mas por condición de actividad según sexo 1980-1990 115 Cuadro 2. Población Económicamente Activa por Sexo Según Grupo Quinquenal de Edad. Municipio de Juchitán. 117 Unidades Económicas Censadas, Personal Ocupado e Ingresos Totales Según Sector y Subsector de Actividad 1988 118 Unidades Económicas Censadas, Personal Ocupado e Ingresos Totales Según Sector y Subsector de Actividad 1993 119 Población de 5 años y más por condición de asistencia a la escuela y sexo según edad. Municipio de Juchitán al 12 de marzo de 1990 123 Población ocupada por municipio, sexo y ocupación principal 124 Gráfica 1. Población Ocupada por Sector de Actividad al 12 de marzo de 1990 (Porcentajes) 111 Gráfica 2. Personal Ocupado y Gastos Totales por Sector 1988-1993 (Porcentajes) 113 Gráfica 3. Población masculina y femenina de 12 años y más por condición de actividad al 12 de marzo de 1990 (Porcentaje) 114 Gráfica 4. Población Alfabeta y Analfabeta de 15 años y más 1950-1990 (Porcentajes) 122 Gráfica 5. Población de 15 años y más según nivel de instrucción al 12 de marzo de 1990 (Porcentajes) 123 Cuadro 3. Cuadro 4. Cuadro 5. Cuadro 6. Gráficas 6 Agradecimientos Este texto ha sido presentado como tesis de Doctorado en Antropología en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en México. Tal vez lo más difícil de una tesis son los agradecimientos a todos aquellos que directa o indirectamente han contribuido para que el trabajo se realice y tenga calidad. Más aun si tenemos claro que un trabajo de esta índole no pone en juego solamente los conocimientos y las teorías sino involucra y atormenta muchas esferas de la vida personal, desde lo profesional a lo familiar, a lo emotivo y afectivo, a la propia identidad a veces. Creo no tener palabras suficientes para agradecer a mi directora de tesis y a mis asesores, que me han seguido en todas y cada una de las fases de realización de este trabajo, tanto en lo académico como en lo vivencial: a la Dra. Larissa Lomnitz por su calidez humana y por haber sido siempre una luz de intuición, inteligencia y solidaridad; al doctor Gilberto Giménez Montiel, que me estimuló con sus conocimientos y sus libros, por haberme dado otra perspectiva de la identidad y la cultura; a las doctoras Mary Goldsmith y Teresita de Barbieri, mis maestras en antropología de género; a la doctora Yólotl Gonzáles Torres, por haber siempre brindado atención y amistad en mi vida profesional; a las doctoras Dalia Barrera Bassol, Ana Fernández y Susanna García, por la minuciosa lectura del texto y las atinadas sugerencias que me han dado para hacerlo mejor. Sería infinita la lista de personas de Juchitán a quienes debo agradecer el apoyo, la amistad y el cariño que me brindaron en el curso del trabajo. En esta ocasión me limito a mencionar algunas: la maestra Florinda Luís Orozco, na Marcelina Cerqueda y su hijo Delfino Marcial, Desiderio de Gyves y su esposa María, Eli Bartolo, Kike, Oscar Cazorla y la finada Manuela León por el afecto y la estimación que siempre me han brindado como persona y profesionista; Macario Matus, ex director de la Casa de la Cultura, que me ha iniciado a los misterios, conflictos y placeres de la ciudad y de la cultura zapotecas. Y por supuesto, y con todo mi cariño, a todas las “locas” del Colectivo Binni Laanu (Felina, Melisa, Jesusa, Germán, 7 Talía, Vanesa, Alex, Erika, Vicky, Candy, Almendra, Karla, Angélica, Giovanna, Vicente, América, Ivonne, Tatiana, Cachito, Alejandra, Mística y las demás) que me han brindado su confianza y su afecto. Agradezco a las instituciones, que han contribuido con financiamientos a la realización del trabajo: el CONACYT, cuya beca me ha permitido dedicarme completamente al doctorado; el Seminario de Culturas del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, El Programa Interdisciplinario de Estudios de la Mujer de El Colegio de México y el Programa Universitario de Estudio de Género de la UNAM, cuyos financiamientos me ha permitido de realizar holgadamente mi trabajo de campo y finalmente a la Organización Panamericana de Salud que ha financiado el proyecto “Teatro sobre SIDA”, realizado por los muxe’ de Juchitán y me ha permitido así de realizar un trabajo concreto en favor de la comunidad . 8 INTRODUCCIÓN Este trabajo trata de la articulación de los roles de género en la sociedad zapoteca del Istmo de Tehuantepec y de su vinculación a la identidad étnica por un lado y a los procesos de modernización por el otro. En gran parte es continuación y complemento de una investigación que realicé en Juchitán de 1989 a 1993, cuyas temáticas principales fueron la identidad étnica y la identidad nacional y cuyos resultados confluyeron en mi tesis de maestría en antropología social. Desde la perspectiva de los estudios de géneros la sociedad zapoteca del Istmo presenta una serie de problemáticas específicas que la hacen particularmente interesante para las ciencias sociales y para quienes están interesados en “leer” y entender a la sociedad vía géneros, desde una óptica que los mira como ejes de la acción social y de la cultura. A continuación trataré de esbozar el cuadro de la problemática de género que nos encontramos en la sociedad zapoteca. Las mujeres. Es notorio, también en ámbito antropológico1, el protagonismo de las mujeres en la vida económica, social y cultural del grupo y el prestigio social del cual gozan. Las zapotecas se han caracterizado por ser tradicionalmente comerciantes. De ellas se dice que poseen una "vocación natural" hacia el comercio. De manera que, si en el modelo nacional al ser mujer corresponde el ámbito domestico, en el zapoteco la mujer está asociada "naturalmente" a la casa y al mercado, entendido sea como espacio físico público sea como actividad laboral. La característica distintiva respeto a otras etnias es que ellas son dueñas del dinero que ganan y que destinan a la casa, a la educación de los hijos, al financiamiento del sistema festivo y al ahorro en oro. Su capacidad económica le permite una gran autonomía respecto al hombre que se manifiesta en un fuerte auto valorización y en una autoridad a nivel social y familiar poco comunes en nuestra sociedad. 1 Covarrubias, 1946, Newbold Chiñas, 1968 9 A nivel social ellas dominan el sistema de socialización comunitario, representado por las fiestas y los rituales, en el cual tiene una representatividad autónoma respecto al hombre, ya que acaparan las mayordomías en la mayoría de los casos. Caso único en el panorama de los grupos étnicos de México, las mujeres son identificadas como el emblema de la etnia en su conjunto y, en los años cuarenta, fueron consideradas por el estado mexicano como las más representativas de la población indígena al punto que su imagen aparecía en los billetes de diez pesos. A nivel familiar, las mujeres adultas, madres y abuelas, ejercen una gran y aceptada autoridad sobre la organización del hogar y sobre los hijos, gracias también a sus substanciales aportes económicos. Sin embargo, no alcanza el status de jefe de la familia, rol de autoridad y poder que corresponde al hombre. Sin embargo, su rol de proveedora económica de la familia, la autoridad que ejerce sobre los hijos, su potencial autonomía económica, el manejo autónomo del dinero, el hecho que acaparan las mayordomías, su presencia en ámbito público a través del comercio y de las fiestas, en resumen: una condición atípica frente al modelo nacional ha dado pie a que se hablara de "matriarcado" en la sociedad zapoteca. A pesar de este escenario, en mi trabajo de campo, me llamaba mucho la atención la contradicción entre esta aparente gran autonomía y presencia social de las mujeres y las situaciones de subordinación a las que están sujetas en otras esferas como, por ejemplo, sobre su cuerpo y su sexualidad. La prueba de la virginidad como condición necesaria para las alianzas matrimoniales, la violencia intra doméstica, una doble moral sexual, la institución de la casa chica son los elementos más visibles del control sexual ejercido por los hombres. Otras prácticas también ponen en entredicho una supuesta relación igualitaria entre hombres y mujeres, como la ausencia del hombre en la responsabilidad hacia los hijos y el hogar, el mayor acceso de los hombres a los estudios superiores, la conflictividad de las relaciones interpersonales entre hombres y mujeres, el frecuente abandono de las esposas e hijos, los privilegios de libertad y afectividad de que gozan los hijos varones respecto a las hijas, la exclusión de las mujeres de los ámbitos de representatividad y poder político y de la 10 producción artística y literaria, la ausencia de demandas por lo menos femeninas (no feministas). Los hombres. El modelo masculino parece mucho más acorde al modelo nacional. El hombre es considerado "naturalmente" el depositario de la autoridad y del poder, sobre todo del poder político es decir del ámbito de las acciones y decisiones que conciernen la comunidad y sus relaciones con las instituciones nacionales. En el modelo genérico tradicional a los hombres está asignado el ámbito de la producción: ellos son los campesinos, los pescadores, los obreros. Pero también son los grandes comerciantes, dentro y afuera de la comunidad, los jefes políticos, los guerreros, los profesionistas e intelectuales2. Su esfera de acción e influencia entonces rebasa el ámbito comunitario. El mar, el campo, la fábrica, la cantina, el Palacio municipal, la dirección de los partidos políticos, de las agencias e instituciones nacionales, los grandes negocios, la vida cultural y artística son sus espacios específicos. Los muxe. La homosexualidad masculina ha sido señalada como peculiarmente frecuente en las comunidades zapotecas de la región. Ya en el siglo XVI se anotaban diversos nombres para mencionar comportamientos homosexuales3, así que debemos suponer que estas prácticas tienen una larga trayectoria en la cultura zapoteca. En el caso del Istmo se trata de una homosexualidad masculina institucionalizada que aparece como un tercer sexo 2 Sólo recientemente las mujeres han adquirido niveles superiores de escolaridad y en general entre las clases más acomodadas. A nivel cultural son todavía contadas las mujeres que se destacan en la narrativa y el arte plástico y casi todas residen en el D.F. 3 Ver: Alberto Guerrero Ochoa: “Notas sobre la homosexualidad en el Istmo de Tehuantepec” en: El medio Milenio, No 5, febrero de 1989, Oaxaca, p. 64. El autor anota las siguientes palabras, tomadas del: Vocabulario Castellano Zapoteco - Anónimo, Siglo XVI, Reimpresión del Ayuntamiento Popular de Juchitán, Oaxaca. * Hombre no austero ni vano - Nabeelachi, nageelachi * Mujer - Beniconnaa, benegonaa * Hombre amujerado - Nagueebenigonaa, nacalachicicabenigonaa * Mujer varonil - Benigonaanaguielachi * Puto sodomita - Beniricaalezaaniguio, beniriyotexichebenigonaa * Puto que hace de mujer - Benibiraaxe, benibixegonaa 11 socialmente concebido y aceptado4, un hombre-mujer al cual se le denomina muxe, y que llama a la memoria la figura del berdache de las culturas indias de Norte América5 El hecho más sobresaliente del fenómeno de la homosexualidad es la actitud social y cultural ante ella. Se trata de una actitud peculiarmente permisiva y no punitiva ante la homosexualidad, el afeminamiento y el travestismo, en gran contraste con el patrón nacional que al contrario tiende a la desaprobación, rechazo, agresión, burla y ridiculización. El homosexual, entonces, no está considerado como una figura excepcional o fuera de la norma, sino como parte natural y normal de la composición genérica de la sociedad y valorizado por una serie de motivos que van del rol importante que juegan a nivel económico en la familia, a los oficios que desempeñan en la comunidad en función de la reproducción de algunos elementos culturales tradicionales, como veremos. A esta liberalidad hacia la homosexualidad masculina, sin embargo, no corresponde una igual actitud hacia la homosexualidad femenina. Al contrario de un muxe que tiene presencia y cierto prestigio social, la lesbiana está considerada como desviación o enfermedad, es decir la marimacho (nguiu en zapoteco, expresión que tiene una connotación despectiva que no tiene la palabra muxe) jamás alcanza el status social del muxe y generalmente es reprimida. En este panorama esquemático y general lo que llama la atención son los siguientes factores: a) una condición femenina, en la que existe a nivel económico, una especialización de género concebida come característica étnica y a nivel social una presencia femenina que llega a dar la imagen del matriarcado; b) la contradicción entre los ámbitos de autonomía y valorización de la mujer y las prácticas de “subordinación” a la que están sujetas; c) una organización genérica que parece articularse en torno a tres elementos, en contraste con el modelo binario de la sociedad occidental; d) la valorización de la homosexualidad masculina otorgada por el conjunto de la sociedad zapoteca; e) una separación acentuada y excluyente 4 Della Collins Cook: “Isthmus zapotec muxe: social and biological dimensions of a third gender role”, paper presentado en: ARGOH Simposium “Male Sexual Meanings and Males Studying Sexual Meanings”, 1986 5 Ruth Underhill: Social Organization of the Papago Indians, New York, Columbia University Press, 1938. 12 del universo femenino y masculino e) una relación más visible entre los roles de las mujeres y de los muxe y la reproducción de la identidad étnica. ¿Cómo explicar entonces estas características tan atípicas frente al modelo nacional, indígena o no indígena? Por una parte la autonomía económica de las mujeres no lleva automáticamente a una igualdad entre géneros en otras esferas de la vida social. El tema de la subordinación de la mujer entonces se revela problemático. ¿Existe? Y si hay subordinación, ¿en qué consiste y en cuáles ámbitos se expresa? ¿Acaso se trata de verdad de una forma moderna y étnica de matriarcado? Entonces, ¿ por qué las mujeres no tienen dominio en todos los ámbitos y la homosexualidad femenina es tan despreciada por las mismas mujeres? Por otro lado, si consideramos el modelo zapoteco como un modelo de dominación masculina ¿cómo explicar la situación peculiar de las mujeres y la valorización de la homosexualidad? ¿Se trata, tal vez, de una sociedad más igualitaria, como afirman algunos autores6, en donde cada género ejerce su influencia en espacios sociales definidos y excluyentes según un modelo de complementariedad y diferencia? En este caso, ¿donde está lo central, cuáles son los límites de los espacios de interacción de los géneros y las normas que lo rigen? y, por último, ¿cuál es la lógica que está en la base de esta peculiar estructura genérica? Cuando empecé esta nueva investigación había pasado varios años en el Istmo y había sido testigo ocular del proceso de urbanización acelerada que sufrió Juchitán y de los cambios sociales y culturales que se han generado en el proceso de modernización de la sociedad. La investigación que yo había realizado anteriormente en Juchitán ponía de relieve el carácter 'ofensivo' de la identidad zapoteca y la connotación fuertemente localista de la identidad juchiteca. Me refiero al concepto de identidad ofensiva usado por Turaine (1979), en el sentido de una identidad que no refugia en la preservación de la tradición en una actitud de “resistencia al cambio”, sino que reivindica la capacidad autónoma tanto de los individuos como de la colectividad de intervención y control sobre el desarrollo sociocultural de la etnia y sobre el contexto territorial y ecológico en el cual se desenvuelve. En este tipo de identidad, como aclara Giménez: “se trata menos de la reivindicación de un derecho a ser que de la 6 Newbold Chiñas, Beverly: The Isthmus Zapotecs. A Matrifocal Cultural of México, California State University, Chico, 1992 13 capacidad de acción y de cambio. Su contenido es siempre menos cultural y más político. Se define en términos de libre elección y no de sustancia, de esencia o tradición7”. En otras palabras, los zapotecos del Istmo han logrado con - y a pesar del - transcurso de los siglos defender su especificidad cultural y étnica, además de enriquecerla, encontrando formas autónomas de incorporar cambios y aportes que derivan del entorno sociocultural nacional y hasta internacional, como veremos. Tomando en consideración estos factores, el cuadro de análisis del sistema genérico se amplió para considerar nuevas variables y nuevas preguntas ¿qué papel desempeña cada elemento en función de la preservación/construcción de la identidad étnica, a través de cuáles mecanismos y en qué ámbitos? ¿Cómo intervienen y qué modificaciones traen en las relaciones de género los procesos de modernización a los que está sujeta la etnia? Al principio mis principales preocupaciones eran la conformación y representación de la identidad femenina, masculina y muxe en la cultura zapoteca: el sistema de relaciones entre los géneros y las modalidades con las cuales las identidades y roles de género se articulan con la definición de la identidad étnica, haciendo hincapié en esta última temática. En otras palabras se trataba de dar respuestas a las siguientes preguntas, entre otras: ¿cuáles representaciones normas y prácticas sociales generan y/o adoptan alrededor de lo femenino, lo masculino, el ser muxe? ¿Cuáles son los factores que permiten la existencia de una sociedad heterosexual dominante pero no heterosexista excluyente? ¿Cómo se construye un género masculino sin la feminofobia como parte integrante estructuraste? ¿Cómo intervienen estas representaciones y roles socioculturales en la conformación de la identidad étnica? Sin embargo en el curso del trabajo de campo me di cuenta que me resultaba difícil y engorroso llegar a una definición de las características femeninas y masculinas, así como lo había planteado. En realidad, me resulta complicado incluso usar categorías como feminidad y masculinidad ya que estas categorías hacen referencia al ámbito simbólico que en parte me esconde la dimensión, la lógica y la interrelación de las prácticas y de la acción humana. Por lo tanto este enfoque lo sentía limitante, ni me daba pistas para controvertir satisfactoriamente la hipótesis del tan declamado matriarcado y 7 desentrañar las G. Giménez, 1992:105 14 contradicciones que percibía alrededor de esta visión superficial y visceral. Además me hubiera resultado muy difícil incorporar la importancia de los cambios y de las modificaciones debidos al rápido desarrollo de la urbanización de Juchitán (del cual fui testigo), que en apenas siete años se ha transformado de pueblo en ciudad; un crecimiento enorme y desordenado del territorio urbano, la expansión del narcotráfico y del alcoholismo, la aparición de limosneros, la influencia de las empresas cerveceras en el sistema festivo y las economías familiares, la decaída o modificación de los valores comunitarios, la multiplicación compulsiva y perversa (dirían los psicoanalistas) de las fiestas, el incremento de la prostitución, la formación de bandas juveniles que aterrorizan a la ciudad, la contradicción entre el desarrollo del territorio urbano y la concentración compulsiva y conflictiva de los servicios y de la vida social y económica en el centro de la ciudad, la descomposición social de las periferias. En fin, un cuadro que proyecta más las características de una sociedad compleja que de una comunidad indígena como estamos acostumbrados a imaginarla. Por lo que concierne a las relaciones entre géneros por fin opté por concentrarme en lo que la realidad urbana me sugería, es decir en las formas de acceso y manejo del poder social que cada género ejerce en determinados campos de la vida comunitaria y que se reflejan en la composición y utilización del territorio urbano, sobre todo del centro, cuyos espacios aparecen claramente leíbles según el aprovechamiento práctico y simbólico de hombres y mujeres. En otras palabras el género (asignación sociocultural) abre camino al control y poder en espacios o campos sociales específicos (ámbitos de acción y representación) y al control, manejo y utilización de lugares urbanos pertinentes a cada uno de ellos. La codificación de los espacios en términos de géneros es bien conocida en antropología. Comúnmente se habla de espacio privado y espacio público asociados respectivamente a las mujeres y a los hombres, de “a casa e a rua” diría Da Matta. A nivel simbólico a la mujer corresponde la familia, la casa, el ámbito privado, y al hombre el trabajo, la calle, el ámbito público8. En Juchitán resaltan formas diferentes de codificación de los espacios físicos y sociales. Las mujeres no están restringidas a la casa y lo privado y los hombres, contrariamente al modelo mestizo “patriarcal”, no pueden ejercer el “dominio” en todo el entramado social. Hay espacios sociales reconocidos por la cultura como importantes 8 Zimbalist Rosaldo: “Mujer, cultura y sociedad” en: Antropología y feminismo, Anagrama, Barcelona, 1979 15 que son dominados tradicionalmente por las mujeres: el ámbito doméstico, el comercio, el sistema festivo. Estos espacios interactúan con otros dominados por los hombres: producción económica (campo industria pesca), el poder político, la producción intelectual y cultural (artes plásticas, literatura, música, profesiones), las cantinas. En este sentido entonces la lectura del sistema de organización genérica no se desarrolla tanto, aunque no lo desatiende, el nivel simbólico de lo femenino y lo masculino, el ser hombre, mujer o muxe, más bien acentúa roles y relaciones de poder entre hombres y mujeres y muxe en contextos de interacción (ámbito doméstico, política, sistema festivo etc.), privilegiando la normativa de espacios sociales definidos en los cuales cada género ejerce una presencia hegemónica y que encuentran su reificación y simbolización en lugares concretos: casa, mercado, calles, Palacio municipal, Casa de la Cultura, cantinas. El tema de la identidad aparece cruzando todos los capítulos como otro eje alrededor del cual se desarrolla el trabajo. Una revisión preliminar de los estudios de géneros en América Latina me ha puesto frente a varios problemas que no ayudan a la comprensión de los hechos antes expuestos. En primer lugar, son muy escasos los estudios sobre la construcción y las relaciones de géneros entre miembros que pertenecen a etnias y culturas diferentes. Lo que representa una paradoja, puesto que la sociedad latinoamericana por ser multiétnica presenta una multitud de modelos culturales respecto a los roles y relaciones de género. En segundo lugar, hay la tendencia a hablar de "la mujer" o "el hombre" en forma descontextualizada, como si existiera una esencia de la feminidad o de la masculinidad independiente de la especificidad cultural e histórica. Yo prefiero hablar de las mujeres y los hombres teniendo en cuenta no solamente los orígenes socioculturales, sino también los procesos de cambio en su ciclo de vida. Por último, los estudios de género se caracterizan por su enfoque unilateral, es decir se han desarrollado esencialmente en torno a la mujer y desde la perspectiva de la mujer y sólo recientemente se han empezado estudios sobre masculinidad y homosexualidad9. En otras palabras, no se usa relacionar, comparar o contrastar la construcción de la identidad femenina con la masculina, o viceversa, es decir no se estudia la identidad de género como 9 En ámbito académico, el Programa Universitario de Estudios de Género (PUEG) de la UNAM ha sido pionero en estos estudios. 16 un sistema social identitario donde intervienen dos o más actores sociales que reclaman y definen su propia identidad con relación a los otros. Por lo que concierne la literatura etnológica sobre género entre los zapotecos del Istmo al iniciar este trabajo encontré lo siguiente. Beverly Newbold Chiñas realizó en 1969 una detallada investigación sobre el rol de la mujer en el comercio, en especial de las comerciantes viajeras10. Este trabajo - uno de los pioneros en la literatura etnológica mexicana sobre género - fue realizado en San Blas Atempa, que es la comunidad zapoteca con la cual los juchitecos más se identifican. En gran medida se encuentran los mismos rasgos culturales entre juchitecos y blaseños: el uso cotidiano del zapoteco, las mismas costumbre, el “mismo carácter rebelde”11. También el mercadeo es substancialmente el mismo, así que hago múltiples referencias al trabajo de esta autora, que en 1992 publica otro libro sobre el rol de la mujer zapoteca en varios ámbitos: religión, ciclo de vida, fiesta. En este trabajo la autora plantea la "matrifocalidad" de la sociedad zapoteca del Istmo, es decir, con sus mismas palabras, “la centralidad de la madre en la familia y en lo cultural”.12 Revisaremos este punto en el capítulo dedicado a las mujeres. En la misma obra dedica pocas páginas a los muxe remarcando la aceptación social de la homosexualidad masculina y las algunas funciones sociales de los mismos. Macario Matus, poeta, narrador y periodista juchiteco, escribe, en 1978, un artículo sobre la sexualidad en el Istmo en el cual sostiene que “ ser homosexual en Juchitán es igual que ser heterosexual...la homosexualidad se toma como una gracia o una virtud que proviene de la naturaleza13” con una connotación más bien idílica que, si quizás correspondía a la realidad en los tiempos en que se realizó el trabajo, es ahora bastante cuestionable, como veremos en la parte dedicada a los muxe. Campbell y Ruiz presentan en el XII Congreso Internacional de Antropología, en 1993, una ponencia en la cual hacen una revisión de las representaciones de la mujer zapoteca por parte de los viajeros, reconstruyendo el derrotero del mito de la “mujer sensual del trópico” y del 10 Beverly Newbold Chiñas: Mujeres de San Juan, (1969), SEP-INI, 1975 y “ Viajeras zapotecas” en M. Scott- D.CooK (coord): Los mercados de Oaxaca, INI, 1975 11 Las diferencias se notan principalmente en el estilo de los trajes femeninos y en algunos detalles en la forma de realizar las fiestas. 12 B. Newbold Chiñas: The Isthmus Zapotecs. A matrifocal Cultural of Mexico, Stanford University, 1992. 13 Macario Matus: “Conceptos sexuales entre los zapotecas de hoy” en: La cultura en México, Suplemento de Siempre No 859, agosto de 1978 17 matriarcado, como sueños de regreso a la edad primitiva, típico de una literatura romántica e indigenista. En el mismo año ha sido publicada la ponencia que yo presenté en el mismo congreso, en el cual cuestiono la visión idealizada de la mujer zapoteca y del matriarcado. Gran parte de este material ha sido utilizado en este trabajo en cuanto solo profundizo temáticas que había ya planteado, sin llegar a conclusiones substancialmente diferentes14. Por otra parte, durante mi primera larga estancia en Juchitán, en primavera-verano del 1989, estaba trabajando un grupo de investigadoras alemanas coordinadas por la socióloga Verónica Bennholdt-Thomsen, que publica en 1994 un libro colectivo donde plantea la existencia de una forma de matriarcado en la sociedad zapoteca15 y de un tercer sexo: los muxe. Sobre muxe también escribió un pequeño artículo Adalberto Guerrero que desde la sicología social analiza la relación con la madre y presenta un cuadro descriptivo general con el cual concordamos casi todos los que hemos escrito sobre el tema16. Poco antes de escribir estas últimas páginas llegó a mis manos un paper de la antropóloga física Della Collins Cook de la Universidad de Indiana que también sostiene que el muxe es un tercer género o “undernumbre gender” que reúne las características de los dos sexos y sobre el cual existen expectativas sociales17. Por último, existe una gran cantidad de artículos periodísticos, nacionales y extranjeros, que arrojan una extraordinaria confusión sobre el papel de la mujer en esta sociedad y que fomentan la idea del "matriarcado" con una visión folclórica de su condición. A parte de los breves artículos señalados no encontramos ningún estudio específico sobre la homosexualidad en esta sociedad. Esta escasez de información me provocaba muchas inquietudes. Por una parte el fenómeno “mujer” no había sido tratado tanto y con suficiente profundidad como nos esperaríamos, puesto que ha habido mucho interés por parte de la cultura nacional y extranjera sobre estas mujeres. De hecho en los ocho años en que estuve en el Istmo 14 Marinella Miano Borruso: “Mujeres zapotecas: el enigma del matriarcado” en Historia y Fuente Oral, No. 11, Barcelona, 1994. 15 Bennholdt-Thomsen, Verónica: Juchitán stadt der frauen. Frauen aktuellvon leben im matriarchat, Ed. Bororo, Hamburg, 1994. Publicado en español con el título Juchitán, la ciudad de las mujeres, Instituto Oaxaqueño de Cultura, Oaxaca, 1997 16 Adalberto Guerrero Ochoa: "Notas sobre la homosexualidad en el Istmo de Tehuantepec", en: El medio milenio, N. 5, Feb., Oaxaca, 1989. 17 Della Collins Cook: “ Isthmus zapotec muxe: social and biological dimensions of a third gender role”, paper presentado en la reunión anual de la American Anthropological Association en Philadelphia, 4 de diciembre de 1986 18 desfilaron ante mi mirada (y la mirada hipercrítica de los juchitecos) una gran cantidad de investigadores y periodistas extranjeros (mucho más que los nacionales), buscando rastros del dominio de la mujer sobre el conjunto de la sociedad, y unos cuantos aficionados del vídeo haciendo entrevistas esporádicas a homosexuales. Ninguno de los videos realizados ha llegado a las manos de los juchitecos. Además, me sorprendía que no hubiera literatura etnológica sobre un fenómeno tan original como la institucionalización de la homosexualidad. Por fin mi atención fue en gran parte absorbida por este último tema al cual he dedicado el mayor tiempo en el último trabajo campo y que representa mi mejor hallazgo etnográfico. Por lo que concierne a las mujeres yo contaba con bastante información ya que en la precedente investigación tuve que analizar su papel en la construcción de la identidad étnica y de hecho no me costó mucho trabajo incrementar la información y su análisis. En cambio por lo que concierne a los hombres tuve muchos más problemas, pues precisamente por cuestiones de género no tenía acceso a la vida de los hombres de los diferentes estratos sociales. Una cosa que no he podido reconstruir, por ejemplo, es el ciclo de vida masculino y sus momentos fundamentales desde la perspectiva del hombre. Así que el desarrollo de su vida ha quedado muy sesgado por una óptica femenina. Los hombres a los cuales me refiero son aquellos con los cuales me ha sido posible convivir y de los cuales conozco las actividades: los intelectuales y artistas y en parte los políticos. Organización del trabajo. El trabajo está organizado en la manera siguiente. La primera parte es una introducción general al contexto económico, social y cultural del Istmo zapoteco, tratando de poner en relieve la complejidad de esta sociedad. En el segundo apartado de la misma hago una descripción del territorio urbano y de la forma de vivirlo por parte de sus habitantes, marcando aquellos espacios y lugares que tienen que ver por una parte con el sentimiento colectivo de pertenencia socioterritorial18 y por otra con su utilización por parte de los hombres, de las mujeres y de los muxe. El objetivo es resaltar que los ámbitos de acción de los géneros son múltiples y complejos y cuestionan la dicotomía entre espacio público y privado asociados a los géneros. Espacios considerados privados y femeninos como la casa, 18 Ver: Gabriele Pollini: “Appartenenza territoriale e mutamento culturale” en: La cultura dell’Italia contemporanea, Ed. Fondazione Agnelli, Torino, 1990 19 por ejemplo, pueden ser a la vez públicos en determinados momentos, como en la realización de ciertas ceremonias (bautismos, bodas, muertes, etc.) y viceversa, espacios públicos como la calle pueden ser usados para fines privados como una extensión de la casa en las fiestas familiares. La segunda parte está dedicada a las mujeres y los hombres. En un primer momento quise dividir netamente todo lo concerniente a las mujeres y a los hombres respectivamente. Pero me resultó imposible organizar el material y el discurso por la dificultad de hablar del uno sin hacer referencia al otro, tanto en términos de desenvolvimiento en los espacios físicos y sociales como con relación a los roles y las identidades sociales. Así opté por reunir el material y dejar espacio a mi experiencia vivida e imaginación. La parte introductoria es un bosquejo del ciclo de vida de las personas en el contexto familiar y comunitario. Por lo que concierne a las mujeres, un apartado reseña la literatura producida sobre las mujeres zapotecas y mis puntos de vista al respecto que problematizan un poco el cuadro; en los apartados siguientes, hay una descripción etnográfica de lo que representa la casa y el mercado en y para la vida de una mujer adulta; y por último relato brevemente lo que otros autores han escrito sobre los orígenes históricos de las mujeres comerciantes, coincidiendo, como antropóloga, con la historiadora Leticia Reina. Por lo que concierne a los hombres, el ámbito de la producción nos da una visión de cómo está cambiando la sociedad tradicional, como se van mermando las labores tradicionales y se haya formado una capa media profesional que nace y se desarrolla como esencialmente masculina, con una presencia a nivel nacional y proyecciones hacia lo internacional. De los intelectuales me ha interesado reconstruir los contenidos del discurso étnico, del cual forman parte importante las mujeres, y analizar las representaciones que los hombres construyen alrededor de ellas. Para esto me he servido hacer una lectura - no puedo llamarla análisis todavía - interpretativa de los textos musicales de compositores juchitecos. La tercera parte es dedicada al sistema festivo que considero el momento comunitario por excelencia, como un microcosmo que refleja a su interior la multiplicidad y complejidad de los roles, de las identidades, de las relaciones, etc. He abordado su lectura según dos dimensiones interpretativas: por una parte, como sistema de socialización comunitario en su 20 dimensión integrativa e identitaria, pero no exente de contradicciones y fisuras a su interior; por otra, según la participación y las funciones de los actores sociales en juego: hombres, mujeres y muxe. Aquí también el trabajo de campo ha ofrecido sorpresas y se ha detectado el surgimiento de nuevas figuras sociales y el papel de las mujeres en el comercio de alcohol. La cuarta parte es dedicada a los muxe. Parto de la descripción de un evento gay para de ahí extraer y profundizar los temas de análisis más importantes para el tratamiento del caso. Tanto para las mujeres como para los muxe, el trabajo de campo y su análisis cuestionan algunos discursos que tienden a dar una visión demasiado favorable de su condición. En las citas de entrevistas transcritas no pongo los datos del informante ya que expresan representaciones generalizadas y compartidas por la población en su conjunto (amén de los inconformes). Me he limitado a transcribir en mis notas las frases más repetidas en las pláticas con las personas. Teoría, metodología y técnicas de investigación Esta tesis es esencialmente un trabajo monográfico de tipo etnográfico que se enmarca en la articulación de la teoría de género con la teoría de la identidad social y la cultura. Me limitaré en este apartado a delimitar sólo algunos puntos teóricos y metodológicos que considero básicos para el estudio de la identidad con relación al género y a la cultura. Sistemas sexo-género Los estudios de Margaret Mead procuraron demostrar que los roles de hombres y mujeres no son producto de una esencia masculina o femenina inmutable sino que se construye culturalmente a través de un proceso de socialización en el que intervienen los modelos de lo que la sociedad define como las actitudes y conductas apropiadas para cada sexo. Las normas, los valores, patrones de comportamiento y roles para cada genero - frecuentemente conceptualizados como complementarios y excluyentes - por ser una estructura preexistente al individuo, se presentan como naturales y objetivas, en un "es así"; en términos de Berger y Lukmann (1968), se institucionalizan. Es una estructura que se internaliza muy temprano en el proceso de socialización conformando identidades, individuales y colectivas, y roles que se 21 asumen como prácticas comunes que se insertan en lo cotidiano, en lo normal. Es lo que Bourdieu denomina habitus. De esta forma el sexo biológico se convierte en su dimensión social en lo que la literatura feminista define género. Rubin (1986:95) así lo define: "Un sistema sexo/género es el conjunto de disposiciones por el que una sociedad transforma la sexualidad biológica en productos de la actividad humana y en el cual se satisfacen esas necesidades humanas transformadas." De su parte De Barbieri (1992:151) explícita: "Los sistemas sexo/géneros son los conjuntos de prácticas, símbolos, representaciones, normas y valores sociales que las sociedades elaboran a partir de las diferencias sexual anátomo-fisiológica y que dan sentido a la satisfacción de los impulsos sexuales, a la reproducción de la especie humana y en general al relacionamiento entre personas"; en otras palabras, es un sistema que organiza la reproducción social y la sexualidad. En este sentido "la categoría de género nos permite substraer el análisis al determinismo biológico y ubicarlo en el ámbito de lo simbólico" (Lamas, 1986). El género entonces es una construcción simbólica e histórica. Nos abre además la posibilidad de estudiar culturas que no elaboran conceptos de masculinidad y femineidad en términos de dualismo simétrico, como parece ser el caso que nos interesa. El género es una dimensión fundamental de las relaciones sociales que, en nuestra sociedad, expresa, junto con las diferencias de clase o estratificación social y étnicas, otra dimensión de la desigualdad social, es decir que las jerarquías sociales entre géneros muestran una asimetría entre hombres y mujeres en la cual las mujeres están en una situación de subordinación respecto al hombre. Al hablar de asimetría y jerarquía necesariamente hacemos referencia al poder. En este estudio partimos de la perspectiva que la organización de género, se configura "como sistema de poder, resultado de un conflicto social"19, es decir como un sistema de relaciones asimétricas entre individuos o grupos. Considerar al poder como sistema de relaciones nos abre la posibilidad, como apunta Minello (1986:60), de poder considerar no solamente la influencia que un actor social ejerce en un momento dato en una esfera o espacio determinado sino también la "posibilidad de cierta influencia recíproca que...puede estimarse como la capacidad que tiene uno de los elementos 19 Be Barbieri, op.cit. 22 de la relación de resistir al otro, intercambiar recursos, compartir zonas de influencia". Según esta perspectiva entonces se vuelve imprescindible tomar en cuenta el contexto y los ámbitos en el cual se expresan tales relaciones. La identidad de género no hace referencia a la existencia de una esencia femenina o masculina ahistórica, la Mujer o el Varón, sino a una dimensión fundamental de la identidad social que concierne a hombres y mujeres concretos que viven y actúan en diferentes situaciones sociales y culturales y en tiempos históricos definidos. Los grados de subordinación de las mujeres respecto al hombre varían mucho según los contextos socioculturales y, en una misma cultura, según los ámbitos de interacción y los diferentes momentos del ciclo de vida. Las nuevas corrientes latinoamericanas20 tienden a concebir la construcción de las identidades genéricas como un proceso que continua a lo largo de la vida, no ocurre de una vez para siempre en la infancia, generando una identidad fija. "En este proceso influye la experiencia de vida y las posiciones que el actor social ocupa en distintos momentos. Por lo tanto la identidad de género puede ser conceptualizada y visualizada no a partir de los atributos que se adjudica a tal género o de las actividades que realiza, sino por la posición particular que tiene en determinados contextos de interacción a lo largo de su vida" (González, 1993:27). Esto quiere decir que la construcción y representación social alrededor del sexo y los ámbitos de poder, dominación/ subordinación - ya sea en las relaciones entre hombres y mujeres ya sea en las relaciones intragéneros - se redefinen a lo largo del ciclo de vida21, dando lugar a diferentes formas de expresión del género. Por ejemplo, la autoridad y el poder del hombre se ejerce sobre su mujer y sus hijas de forma acentuada en el periodo en que estas están en edad reproductiva y decrece sensiblemente cuando la mujer ya no lo está o la hija se casa. Al mismo tiempo los individuos no siempre aceptan pasivamente los estereotipos que les imponen los modelos culturales o la sociedad; pueden manipular definiciones propias o ajenas o pueden cuestionarlas, generando nuevas identidades. En otras palabras, hay que concebir el proceso de construcción del género, así como de cualquier proceso identitario, como un proceso dinámico, plástico, múltiple. 20 De Barbieri, 1992; Gonzáles, 1993; Tarrés, 1992 “Por ciclo de vida entendemos el entrecruzamiento de la edad y del estatus que adquiere el sujeto en los cambios significativos de su vida” (Gonzáles, 1992). 21 23 En este sentido entonces es necesario estudiar la constitución y transformación de la identidad de género en los contextos de actividad como resultado de la posición que el actor tiene en la jerarquía de autoridad y las formas de poder que existen en sus ámbitos de acción. De Barbieri reconoce tres ámbitos específicos para las relaciones de género: a) el parentesco, es decir "las tramas de relaciones que orientan las lealtades y la solidaridad más elementales entre las personas de sexo y generaciones distintas”22; b) la división social del trabajo según los géneros (tanto en ámbito doméstico como en el mercado del trabajo) entendida en cuanto "consecuencia del conflicto de poder...mas no como la clave donde se origina la subordinación/dominación entre los géneros" (ibídem); c) los espacios reconocidos del poder, es decir la esfera pública, el sistema político y la cultura política. Las líneas que marcan diferencias étnicas y de clase se entrecruzan de manera compleja. Por lo tanto es necesario contextualizar el análisis según el universo cultural en el cual determinado grupo está injerto (ámbito occidental y nacional); según su específico universo cultural y sistema de valores; según la diferenciación social, que nos permite observar las diferencias al interior del grupo pero también los elementos transclasistas que unen a las mujeres o a los hombres en cuanto género; según las generaciones, que nos permiten ver los cambios y las permanencias de los elementos identitarios en cada género. Identidad individual y colectiva. La identidad (colectiva o individual) es la manera en la cual el actor social concibe a sí mismo con relación al "otro" y se expresa en signos y comportamientos de integración y diferenciación que son parte del conjunto de hechos simbólicos presentes en una determinada sociedad, es decir del contexto cultural del sujeto. En esta medida entonces se puede definir como cultura interiorizada, o más bien como la “interiorización selectiva y distintiva de ciertos elementos y rasgos culturales por parte de los actores sociales”23. Giménez así la define: “La identidad es el conjunto de repertorios culturales interiorizados (representaciones, valores, símbolos...), a través de los cuales los actores sociales (individuales o colectivos) demarcan sus fronteras y se distinguen de los demás actores en 22 Teresita de Barbieri: “Los ámbitos de acción de las mujeres” en: Revista mexicana de sociología, Año LIII, No. 1, 1991 23 Gilberto Giménez: “La moda de las identidades: identidades y conflictos étnicos en México, Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM, 1999, (mimeo) 24 una situación determinada, todo ello dentro de un espacio históricamente específico y socialmente estructurado24. La identidad no es una esencia del ser humano, o sea no es un atributo del sujeto, sino que emerge y se define a partir de las relaciones diferenciales con los demás en el proceso de interacción social (G.H.Meed, 1934). En otras palabras, la identidad es un fenómeno relacional que requiere del reconocimiento recíproco entre los actores. En este sentido Melucci (1982) señala que comporta intrínsecamente una tensión irresuelta e irresoluble entre la definición que da el actor de sí mismo y el reconocimiento que le brindan los demás. En otras palabras es el resultado de una tensión entre autopercepción y heteropercepción, entre autorreconocimiento y heterorreconocimiento. Desde el punto de vista metodológico entonces no es posible estudiar la construcción de la identidad de un género sin tomar en cuenta el mismo proceso en el género frente al cual se afirma una identidad específica. La identidad constituye la dimensión subjetiva de los actores sociales. En la medida en que representa el punto de vista subjetivo de los actores sociales sobre sí mismos, la identidad no debe confundirse con otros conceptos como personalidad o carácter social que supone, por el contrario, el punto de vista objetivo del observador externo. Por lo que concierne este trabajo aceptamos que: la identidad supone por definición el punto de vista subjetivo de los actores sociales sobre su unidad y sus fronteras simbólicas, sobre su relativa persistencia en el tiempo y sobre su ubicación en el "mundo", es decir en el espacio social. (Giménez, 1991). Presupone, además, cierta reflexividad (Sciolla, 1983), esto es, la capacidad del individuo humano de desprenderse de la experiencia inmediata y de convertirse en objeto para sí mismo. Sólo así puede plantearse las preguntas: ¿quién soy? ¿quién quiero ser?. Por lo que concierne las características esenciales de la identidad debemos evidenciar su pluridimensionalidad y plasticidad. Si nos referimos a la identidad individual vemos que el ego se inscribe en una multiplicidad de círculos de pertenencia: yo, al mismo tiempo, soy miembro de una familia, soy mujer, miembro de una comunidad académica, oriunda de un determinado país etc. Reconocerse como mujer, hombre, padre o madre implica un conjunto 24 Ibídem 25 de normas y valores que están socialmente prescritas y que se organizan jerárquicamente según las demandas del contexto en el cual se afirma o se reconoce la identidad del sujeto25. Por otro lado, hemos afirmado que la identidad no es una esencia o un paradigma inmutable. Queremos remarcar que más bien debe concebirse como un proceso de identificación, es decir, un proceso activo y complejo históricamente situado y resultante de conflictos y luchas que se dan en la confrontación social, en la cual la identidad expresa su capacidad de variación, acomodamiento y modulación interna es decir su plasticidad. Las identidades emergen y varían en el tiempo, se retraen y se expanden según las circunstancias, pueden desaparecer y volver a vivir, se definen según el contexto histórico y las estructuras de poder existentes entre los actores. Por lo referente a la identidad étnica, desde la perspectiva de la psicología social G. Devos26 (1982) la concibe como un sentimiento subjetivo basado en referentes culturales o de común origen o ancestro y orientada hacia el pasado. El grupo étnico se define como un grupo consciente de sí mismo, autopercibido, unido alrededor de una particular tradición cultural y pasado común. Por otra parte Fredrik Barth concibe a la etnicidad como la organización social de la diferencia cultural27, lo que remite, más que al contenido cultural de la identidad, a la continuidad de los límites o las fronteras que los grupos establecen en contraposición a los otros y a las formas de interacción que escogen con relación a la cultura nacional mayoritaria y dominante, sobre la base – afirma Giménez – de “cierto repertorio cultural” utilizado de manera estratégica y selectiva. Los componentes culturales básicos del tal repertorio son identificados por Giménez en los siguientes elementos: 1) una tradición compartida, entendida como “el conjunto de representaciones, imágenes, saberes teóricos y prácticos, comportamientos, actitudes, etc., que un grupo o una sociedad acepta en nombre 25 La relación entre identidad subjetiva y universo cultural se enmarca en la teoría de la percepción cultural. "Por percepción cultural se entiende el punto de encuentro entre la concepción cultural del sujeto, que deriva del propio sistema cultural de referencia, y su experiencia personal a través la comunicación de contenidos, formas, prioridades que el sujeto percibe como los más adecuados a expresar su pensamiento. El sujeto que interviene en la investigación opera, de hecho, una síntesis entre su concepción cultural general y su experiencia reflexionada y, por lo tanto, elevada a abstracción en una circularidad que va de la teoría al vivido y regresa a la teoría" (Di Cristofaro, 1992) 26 George De Vos: “Ethnic pluralism: Conflict and Accomodations, in Ethnic Identity, Cultural Continuities and change, Chicago, University of Chicago Press, 1982 27 Fredrik Barth: Los grupos étnicos y sus fronteras, FCE, México, 1976 26 de una continuidad necesaria entre el pasado y el presente”28. En este sentido la tradición es una noción compatible con cambio, modernización o desarrollo, pues lo que la define es el hecho de “conferir al pasado una autoridad trascendente para regular el presente...nunca es mera repetición del pasado en el presente, sino filtro, redefinición y reelaboración `permanente del pasado en función de las necesidades y desafío del presente. Incluso pueden existir “tradiciones inventadas” como dijera Hobsbawn”29; el territorio cultural, o sea el territorio ancestral, herencia común de los antepasados, “espacio de inscripción de la memoria colectiva, soporte material de la vida comunitaria y referente simbólico de la identidad colectiva”30; la valorización de la lengua nativa como “modelo del mundo”, código o modelo que compendia la visión del mundo de la colectividad; la valorización del propio sistema de parentesco y particularmente de la familia como marca distintiva de identidad en cuyo seno el individuo interioriza una tradición cultural, una religión, un sistema de valores etc.; un complejo religioso-ritual que se articula entorno a la figura del santo patrón y las celebraciones destinadas a honrarlo. El santo patrón es “el corazón del pueblo” y resume en sí mismo por metonimia la identidad social colectiva. La investigación de campo. El trabajo de campo para esta investigación ha sido realizado de mayo de 1995 a marzo de 1996, pero ha beneficiado del trabajo previo realizado durante temporadas prolongadas de estancias in situ a partir de marzo de 1989. La permanencia en el terreno en su conjunto ha alcanzado los cuatro años y cuatro meses. El método antropológico ha consistido entonces en la clásica observación participante, donde la producción de conocimiento se construye a partir de la permanencia prolongada en el campo y en la interrelación cotidiana entre el investigador y los sujetos de la investigación. En este método no se trata solo de “recopilar las ‘opiniones’ de los interlocutores, así como aparecen en una investigación cuantitativa, sino más bien en observar las relaciones entre representaciones y relaciones sociales, entre las palabras y las prácticas, a partir de cómo se 28 29 30 Hervieeu-Légerdaniel, La religion pour memoire, Paris, Cerf, 1993, citado por Giménez G. En: op.cit. p. 17 Giménez, op. cit. p. 17 Ibídem 27 presentan en el cuadro de la situación específica de la investigación de campo”31. La observación participante implica por lo tanto una inmersión casi total en la vida de la sociedad estudiada. Ernesto de Martino sostiene que esta situación de ‘encuentro etnográfico’ a través de la inserción del investigador etnógrafo en la sociedad ‘otra’ comporta un doble peligro, pues por una parte el etnógrafo “intenta realizar una total abstracción de su propia historia cultural con la pretensión de ponerse ‘nudo como un gusano’ rente a los fenómenos que observa, y se vuelve entonces ciego y mudo frente a los hechos etnográficos y pierde así, con la capacidad de observar y describir, su propia vocación de especialista”32. De hecho esto me pasó en mis primeras prácticas de campo, la asunción del punto de vista del otro llegó al punto que mi misma identidad cultural se vio afectada y trastornada con graves consecuencias en mi vida personal y profesional. El hecho de encontrarme en una realidad exótica que me atrapaba con la magia y la fascinación de un ‘otro’ totalmente ajeno a mi historia cultural y que al mismo tiempo presentaba curiosas coincidencias o similitudes con mi ‘pueblo’ de origen, Nápoles en Italia, me creaba muchas confusiones de interpretación y hasta de comportamientos, exponiéndome al otro polo de la “paradoja característica” del que hacer etnográfico, como lo define De Martino, es decir “al riesgo de valoraciones etnocéntricas a partir de las observaciones más elementales”.33 Resolver este impasse, entre etnocentrismo y anulación de un si mismo cultural, me ha costado un esfuerzo de reflexión de varios años y de mucho trabajo autocrítico. Es decir, la “objetivación de la posición social y cultural del investigador” es posible a través de una operación reflexiva y cotidianamente reiterada de las implicaciones inherentes a la posición que ocupa el investigador al interior de las redes de relaciones y de significados en las cuales se mueve. De Martino define como “etnocentrismo critico” la capacidad de asumir consciente y críticamente nuestras categorías de lectura de la realidad y la disponibilidad a “reformularlas” por efecto de la confrontación con el ‘otro’. 31 32 33 Angela Giglia: Crisi e ricostruzione di uno spazio urbano, Guerini, Milano, 1997: 36 Ernesto De Martino: La fine del mondo, Einaudi, Torino 1977:391 Ibídem 28 La metodología de investigación etnográfica se basa sobre una “descripción densa”, como la define Geertz34, que consiste en saber distinguir entre un tic y un guiño, entre un gesto y un hecho cultural. En otros términos, interpretar lo que se está observando, o si se prefiere “leer” los hechos culturales, encontrar las conexiones entre ellos, desentrañar “la selva de los símbolos” que nos presenta la realidad, como si fuera un texto a interpretar. Mi mirada antropológica ha sido dirigida más hacia el presente que hacia la reconstrucción de la tradición. En este sentido percibo que el trabajo adolece de profundidad histórica, pero mi intención era abordar el tema de la etnicidad desde la perspectiva de la modernidad y tratando de mirar al “indígena” sin aquella connotación de casi misticismo que muchos etnólogos usan en el tratamiento de su “objeto de estudio”. El análisis situacional me ha servido mucho para abordar en especial el tema de los muxe, pero también en el caso de las mujeres y de los hombres algunas situaciones, que no describo en el texto tan detalladamente como en el capítulo sobre muxe, me han servido como llaves de interpretación para explicar hechos sociales que van más allá del evento. Durante esta investigación he usado casi la mayoría de las técnicas de investigación y recopilación de datos: entrevistas, fotos, historias de vida, pláticas abiertas, observación, videos. En general los juchitecos son alérgicos a las entrevistas formales y a la grabadora, así que casi no la pude usar, a excepción de contados casos. En una precedente estancia tuve oportunidad de ser ayudada por Edaena Saynes que realizó alrededor de 30 entrevistas, algunas en zapotecos, a las mujeres del mercado sobre la base de una guía de preguntas que concordamos. Varias de las citas transcritas provienen de este acervo, pero han sido consideradas sólo aquellas que en el transcurso del tiempo, a través de la experiencia y la observación he comprobado como significativas y compartidas socialmente. Una entrevista preciosa sobre la historia de las taberneras me la concedió Mariana Luís, “la gringa”, a la que agradezco mucho. Otras pocas entrevistas grabadas conciernen a la descripción de las ceremonias religiosas que además han sido todas presenciadas personalmente. Las muchas historias personales de vida que me han sido contadas por mis amigas zapotecas en las pláticas informales, lánguidamente echadas en las hamacas colgadas en los patios o sentadas 34 Clifford Geertz, (1973): México, 1987 “Descripción densa” en: La interpretación de las culturas, Editorial Gedisa, 29 en las banquetas a la entrada de la casa, viendo pasar la vida de los otros, no han sido grabadas, solo transcritas en mis notas y recuerdos personales. Una gran parte de las fotos tomadas son el registro visual de las ceremonias de Cuaresma y Semana Santa, con las cuales se montó una entera exposición de 140 fotos. Este trabajo lo realicé con la fotógrafa Cornelia Suhan y fue regalada por las autoras a la Parroquia de San Vicente Ferrer, como contribución personal al acervo documental de la comunidad religiosa. Los videos son registros de la Vela de las Intrépidas (Vela de los muxe), en noviembre de 1996, y del certamen teatral “Las Intrépidas vs. el SIDA” que se realizó en Juchitán en abril de 1997. No me he servido de informantes pagados ni de ayudantes de investigación. 30 Territorio, Vida y Personas Entre Tradición y Modernidad Juchitán, Xabizende, Lahuiguidxi! ¡Xquidxe' ni nadxii xhaata' ladxiduá'! ¡Ja! Xianga naro'balú ca ya'! ¡Ra bicuí ca Binnigula'sa' lidxi! ¡Juchitán, Xabizende, Lahuiguidxi! Sicarulu' sicape' sicarú guibá' ne scasipe' sicarú guidxi Lulá' ra gule Binnizá ni guca' biidxi'. Nabé ribana' lii, guidxi ro' stinne'. Ribana' lidxe' ne ribana' xpinne'. Pala nixidxi ti son, sica tiisi laa, ne nindá' naxhi guie'xhuuba' stinu la? rizuluá' ma' chegate' guna lá lu', ti lá lu' nga lá jñaa'; lá jñaa' nga lá lu'.1 El Istmo de Tehuantepec El Istmo de Tehuantepec, materia de este trabajo, limita al norte con el distrito de ZacatepecMixe y el estado de Veracruz, al sur con el Océano Pacifico, al este con el estado de Chiapas y al oeste con los distritos de Pochutla y Yautepec2. En total el Istmo de Tehuantepec cuenta 1 ¡Juchitán, Juchitán, mi Juchitán! ¡Tierra mía que adora tanto mi corazón! ¡Qué opulenta y grandiosa te contemplo! Do los prístinos zaes cimentaron su hogar. ¡Juchitán, Juchitán, mi Juchitán! Eres bello cual bello firmamento, como es linda la linda Huaxyacac do nacieron los zaes, la semilla fecunda. ¡Mirífico solar, te extraño tanto! Extraño mi heredar como a mi gente y cuando oigo tocar un son cualquiera y perfuma el jazmín que se desgrana, siento morir al escuchar tu nombre, el nombre de la madre que es tu nombre. Enrique Liekens: Guendaribana’ (Nostalgia) Tomado de: Víctor de la Cruz, La flor de la palabra, Premiá Editora, México 1984, p. 43. 2 Según el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) la región del Istmo de Tehuantepec se ubica entre las coordinadas geográficas 15 grados 47 minutos y 17 grados 19 minutos, latitud norte, y 93 grados 52 minutos y 90 grados cero minutos, longitud oeste del meridiano de Greenwich. Su altitud 31 con una superficie aproximada de 20.000 kilómetros cuadrados que representa el 20.9% de la superficie del estado. De esta proporción 13300 kilómetros cuadrados corresponden al distrito de Juchitán y la parte restante al de Tehuantepec. Estos dos distritos engloban 41 municipios, de los cuales 22 se encuentran en Juchitán y 19 en Tehuantepec3. El Censo General de Población y Vivienda 19904 registró en la región del Istmo un total de 485.732 habitantes, que representa el 16.1% de la población correspondiente al estado, con una tasa de crecimiento importante - el 3,2% - en la última década. El 45% de la población se concentra en cuatro municipios: Salina Cruz (13.5%), Juchitán de Zaragoza (13.7%), Tehuantepec (9.7) y Matías Romero (8%), dando un carácter más bien urbano a la región. (Mapa 1) En términos generales los distritos de Juchitán y Tehuantepec presentan tres aspectos dominantes en cuanto a su conformación geográfica y económica: la zona de las lagunas interiores, donde en cinco municipios se asienta la población huave que vive de la pesca artesanal, poca agricultura orientada a la subsistencia y algo de ganado menor; la zona montañosa, productora de café y madera, se caracteriza por su asentamiento dispersos y las destrozadas vías de comunicación, donde zapotecos, chontales, mixe, zoques de los Chimalapas viven en profundo abandono en todo lo que se refiere a los servicios de salud, educación e impartición de justicia5; en la planicie habita el grueso de la población zapoteca, dedicada a la agricultura, la ganadería y el comercio, con mejores comunicaciones y naturalmente con un nivel de vida superior a las otras dos regiones. De las montañas al mar el territorio es atravesado por una serie de ríos cuyos caudales solamente se dejan notar en épocas de lluvias. Dentro de estos destacan el Tehuantepec y el Río de los Perros, que cruza Juchitán y desemboca en una serie de ramales empobrecidos en la Laguna Superior. máxima con referencia al nivel del mar, es de 1400 metros y su mínima de acuerdo al mismo parámetro, es de cincuenta. En conjunto, ambas circunstancias propician una temperatura media anual de 25 grados centígrados. 3 Ver apéndice No 1. 4 INEGI Región Istmo. Oaxaca. Perfil Sociodemográfico. XI Censo General de Población y Vivienda, 1990. INEGI, 1993. 5 Estas zonas montañosas son entre las más pobres del estado. La Diócesis de Tehuantepec ha hecho sentir su presencia a través de una política pastoral y social que ha fomentado la asociación de las comunidades cafetaleras con la constitución de la Unión Comunidades Indígenas de la Región Istmo (UCIRI) y de numerosos proyectos en salud, vivienda, desarrollo comunitario, asesoría jurídica y derechos humanos. 32 La carretera Transístmica conecta, de este a oeste, Coatzacoalcos con Salina Cruz y se transforma en Panamericana al entroncar con la carretera que comunica a la ciudad de Oaxaca con Tapachula, en la frontera con Guatemala. En el Istmo comunica a las tres ciudades más importantes: Juchitán, Tehuantepec y Salina Cruz. Hacia oriente pone en comunicación a Juchitán con Arriaga y Tonalá en Chiapas con las cuales hay estrechas relaciones comerciales. Partiendo de Salina Cruz se desprende un tramo que bordea la costa del Pacífico hasta Acapulco, pasando por el complejo turístico de Huatulco y Puerto Escondido. Del otro lado, sobre la Transístmica, después de pasar por Matías Romero, se desprende un ramal que conduce por un lado a Tuxtepec y por el otro a la Cuenca del Papaloapan. Esta misma carretera permite el acceso a ciudades importantes para las transacciones económicas como Minatitlán y Acayucan en el territorio veracruzano. De las carreteras principales se desprende una red amplia de caminos asfaltados y de terracería que comunican los centros urbanos mayores con todos los pueblos y las pequeñas localidades rurales. El transporte de superficie es garantizado por las grandes empresas de transporte6 y por una cantidad considerable de pequeños concesionarios locales y extraregionales, a lo que habría que sumar el servicio de taxis, cuyos choferes además de ofrecer el servicio de transporte a personas y mercancías agregan el reciclamiento y la difusión de las noticias domésticas que se suceden con febril dinamismo. Para el comercio son muy usadas las dos líneas del ferrocarril que pasan por Juchitán: el Panamericano de Veracruz a Guatemala, y el Transístmico. Nos informa Don Ursulino Rueda Saynes, cronista de su tierra: “El ferrocarril Panamericano, hoy centroamericano, se inauguró en el año de 1905... siendo Presidente de la República el general Porfirio Díaz; en este año, 1905, se inauguró el ferrocarril transístmico, Ferrocarril Nacional de Tehuantepec, que une los importantes puertos de Salina Cruz, Oax., con Coatzacoalcos, Ver.”7 En lo que toca a la transportación aérea existen dos pequeños aeropuertos, el de Salina Cruz que se ha activado hace muy pocos años y el aeropuerto militar de Ixtepec que 6 ADO, AU, Cristóbal Colon, Sur. Ursulino Rueda Saynes y María Magdalena Rueda Saynes: Juchitán. Un pueblo típico zapoteca, México D.F. 1988, p. 54. 7 33 según los proyectos de desarrollo diseñados para la región será ampliado y convertido en civil. La comunicación vía aérea es muy poco utilizada por los istmeños a causa del exorbitante costo del boleto que solo está al alcance de los funcionarios de PEMEX, de la Coca Cola o la Corona y de los comerciantes más adinerados de la región, entre ellos la nueva “casta” de narcotraficantes. Historia y culturas. A su llegada a los territorios que actualmente conforman el Valle de Oaxaca, los españoles no encontraron una única nación-estado zapoteca bajo el mando de un único gobernante, como en el centro del país, ni una etnia vasalla de los mexica, sino una civilización que políticamente se encontraba fragmentada en una serie de ciudades-estados rectoras con aldeas tributarias, organizadas según una estratificación social bastante marcada8. Destacaban dos grandes centros: uno religioso, Mitla, y otro militar, Zaachila, así como dos grandes señoríos: el de Zaachila, gobernado por el rey Cosijoeza, y el de Tehuantepec donde gobernaba el hijo de aquel, Cosijopi. El Lienzo de Guevea vincula claramente a los príncipes zapotecos de Tehuantepec con los de Zaachila9. “. Hacia 1360 los zapotecos ya habían ocupado Tehuantepec y conquistado a los indígenas del Istmo, quienes muy probablemente fueron los indios zoques y huave”, nos informa Covarrubias10. Los zapotecos habían ocupado un territorio que formaba parte de las rutas comerciales de los mexica hacia Chiapas y Centroamérica, hecho que determinó varios conflictos con el imperio que culminaron en una larga guerra en el cerro del Guiengola11 y posteriormente en una alianza matrimonial entre 8 Stefano Varese destaca que el desarrollo de la civilización zapoteca contrasta con las otras de Mesoamérica, ya que mientras que éstas habrían pasado de una época de aldeas agrícolas autónomas o semiautónomas a la formación de varios sistemas político-teocráticos para terminar en sociedades de tipo militarista, cuya máxima expresión fue la sociedad mexica, por lo que concierne a los zapotecos “la primera muestra de descentralización que aparece está vinculada a un ascenso de tipo militarista (Monte Albán II), seguida de una formación teocrática relativamente descentralizada y para concluir, hacia los siglos XV y XVI de nuestra época, con una fragmentación en una serie de ciudades rectoras y aldeas tributarias” Y añade que tal vez este carácter no centralizado del poder permitió oponer una resistencia más eficiente a la expansión mexica y la invasión española. (Ver: Víctor de la Cruz, 1983:57). 9 Plano Jeroglífico de Santiago Guevea, Ed. Guchachi Reza A.C., México, 1986. 10 Miguel Covarrubias: El Sur de México, INI, México, 1946, p. 241. 11 Ver: Lucio Mendieta y Núñez (coord.) Los zapotecos, México, UNAM, 1949:58-60. 34 Coesijoesa y la hija del rey Ahuizotl, Belaxiaa (llamada en zapoteco Guixhe’, copo de algodón).12 Los zapotecos se llamaban a si mismos binnizá13 pero los mexica denominaron a la última capital de este pueblo Teotzapotlán de donde, según Clavijero, se deriva el gentilicio zapoteca. Durante la Colonia el Istmo quedó incorporado al Marquesado del Valle, que pasa en 1533 de encomienda a señorío jurisdiccional de H. Cortés, hasta 1560.14 A partir de esta fecha la jurisdicción de Tehuantepec pasa a la Corona, quedándose el Marquesado solamente con Jalapa del Marqués y las 8 haciendas ganaderas establecidas en la jurisdicción de Tehuantepec. Rastreando la historia del Istmo desde la Colonia hasta nuestros días, encontramos la permanencia de algunos elementos que nos pueden dar pautas para la definición de la identidad histórica y étnica del pueblo juchiteco. A pesar de que la presencia del marquesado y de las haciendas que le sobrevivieron representaron en cierta medida un freno a la expansión y el endurecimiento de la Colonia, una constante en la historia de la región son las numerosas rebeliones indígenas que se dan a partir del siglo XVII hasta el siglo XIX. La resistencia de la población se establece en contra de las medidas económicas o políticas de los poderes coloniales - y, después de la Independencia, nacionales o internacionales (como el caso de la intervención francesa) - que tendían a mermar o afectar el control económico y político de la población autóctona sobre el territorio15. Todavía en tiempos modernos, a la 12 Gilberto Orozco: Tradiciones y leyendas del Istmo de Tehuantepec, Revista Musical Mexicana, México 1946:19. 13 Binniza compuesto por binni, gente, y za, nube, es decir gente de las nubes o que tuvieron origen en este elemento. Una de las leyendas más divulgadas entre los zapotecas refiere que los padres de la raza descendieron de una nube en forma de hermosas aves, de plumaje multicolor y de extraños y melodiosos cantos. Pero za también quiere decir "lengua y raza zapoteca", concepto único que asimila la palabra al hombre. El idioma de los binniza es el didxazá, didxa, palabra, za, nube, idioma de la gente de las nubes. 14 "El Marquesado confirmado a Cortés mediante una merced real dada en 1529, le confería dominio señorial sobre 23.000 vasallos en un área dispersa que incluía parte del Valle de Oaxaca, del Istmo, Coyoacán, Tacubaya, Toluca, Cuernavaca, Tuxtla, Cotaxtla y varias más. El Marquesado tenía su origen en viejas instituciones medievales, implicaba el derecho del Marqués de impartir justicia, nombrar administradores y percibir tributo, pero no incluía la propiedad de la tierra. Aun así el marquesado, valiéndose de diversos mecanismos, fue el principal propietario español de tierra en Oaxaca durante el siglo XVI. Las primeras extensiones de tierra, a fines de la década de 1520, las adquirió por compra que hiciera su administrador a unos caciques indígenas". (Romero Frizzi, 1988:251). 15 Víctor de la Cruz: “Rebeliones indígenas en el Istmo de Tehuantepec” y John Tutino: “Rebelión indígena en Tehuantepec” en Cuadernos Políticos, No 38, oct-dic., México D.F. 1983. 35 base de la lucha política existe una aspiración hacia la autodeterminación administrativa y el control de los procesos de explotación de los recursos económicos y culturales de la región. La rebelión más importante del periodo colonial fue la rebelión de Tehuantepec en 1666. El siglo pasado fue también marcado por varias rebeliones, que tuvieron su origen en Juchitán, por la recuperación de las tierras y las salinas; la más importante fue la de Che Gorio Melendre que luchó por la autonomía del territorio istmeño respecto del estado de Oaxaca. El Territorio Federal del Istmo de Tehuantepec fue creado por el presidente López de Santa Ana en 1853 (en el mismo día en que Melendre murió envenenado por sus enemigos) pero tuvo corta vida ya que duró apenas dos años. Sin embargo, todavía queda viva, aunque sosegada, en la población zapoteca - esencialmente la que se coloca a la izquierda en el espectro político de Juchitán - la aspiración a la autonomía política. Los temas recurrentes de la contienda son por lo tanto ligados al problema de la propiedad y uso de la tierra - en especial de las salinas que rodean las lagunas - al comercio, a los impuestos, y, a partir de la formación del estado nacional, a la autodeterminación en la elección de las autoridades locales. Otro elemento histórico que caracteriza a la región es la contraposición que se establece entre las dos principales ciudades zapotecas, Tehuantepec y Juchitán. La presencia de las autoridades civiles y eclesiásticas españolas en Tehuantepec, junto con los intereses económicos que estas desarrollan, propicia un proceso de ‘ladinización’ de esta ciudad – según sostienen autores de la región16 -, cuyo circuito económico y comercial se integró más rápidamente que otros a la economía española, relacionándose luego esencialmente con las elites comerciales y políticas de la capital del estado. Juchitán, a lo largo del tiempo, sigue un proceso inverso que se expresa en una radicalización y consolidación étnica, junto con otros pueblos zapotecos que hoy integran su distrito político, dando lugar a lo que actualmente es la contraposición étnica fundamental en el Istmo. Juchitán con el tiempo también ha radicalizado su contraposición al gobierno del Estado de Oaxaca y fortalecido los lazos con los 16 El concepto de ‘ladinización’ lo usan Carlos Manzo (1992) y Víctor de la Cruz (1993), ambos escritores zapotecos. Sin embargo, considero que hay que ver si realmente se trata de un proceso de aculturación o de formas diferentes de vivir los cambios históricos entre Tehuantepec y Juchitán. Un rasgo de fuerte diferenciación se encuentra en el campo religioso. Mientras Tehuantepec, sede del Obispado, ha conservado en su estructura comunitaria una fuerte componente religiosa, Juchitán se caracteriza por una mayor laicidad. 36 poderes federales, en la persona del Presidente de la República, que en muchas ocasiones es su principal interlocutor en el ámbito político. El Istmo es todavía en nuestros días una zona interétnica donde los zapotecos son el grupo predominante y comparten el territorio con huaves, mixes, chontales y zoques. Los flujos migratorios, empezados con la Revolución e incrementados en las últimas tres décadas, favorecen la constitución de nutridas colonias de zapotecos en la mayor parte de las grandes ciudades del país. La construcción del ferrocarril y de la carretera - entre la mitad del siglo pasado y principios del actual - provocó una gran inmigración de europeos, norteamericanos y libaneses que se establecieron en el Istmo, integrándose rápidamente a través de las mujeres a la sociedad zapoteca que actualmente resulta ser compuesta por una variedad de razas. A raíz de los conflictos políticos en Centroamérica, muchos centroamericanos han encontrado refugio en el Istmo - sobre todo en Juchitán y Salina Cruz - ampliando notablemente el espectro étnico. A pesar de tanta heterogeneidad, a nivel cultural queda vigente lo que ya en los años treinta se ha definido como ‘zapotequización’, es decir el prevalecer de la cultura zapoteca sobre los rasgos culturales de las otras etnias y de los mestizos. Tanto huaves, como mixes, chontales y zoques, por ejemplo, han adoptado la vestimenta zapoteca y la forma de usarla, así como la forma de celebrar las fiestas. También los mestizos que llegan a vivir un tiempo en las comunidades istmeñas, se adecuan o adoptan la forma de vivir, relacionarse y representar de los zapotecos, ya sea porque la cultura zapoteca tiene una magia que atrae al alma, ya sea porque no compartirla implica para el individuo un aislamiento social y humano difícil de soportar. Este rasgo se conserva en la actualidad y más bien en Juchitán se ha ido consolidando en la medida en que se ha ido afirmando su fuerza económica y política en el ámbito regional y por el hecho de que los juchitecos se consideran no solamente los verdaderos representantes de la cultura zapoteca - en oposición sobre todo a los vecinos tehuanos - sino los depositarios de una cultura superior y más elaborada y desarrollada respecto a las otras, inclusa la mestiza. Aunque son muchos y evidentes, como veremos, los factores culturales que asimilan la población de Juchitán a otras comunidades o grupos étnicos del país y probablemente por la 37 difusa y arraigada conciencia de esta inserción activa en la vida del país, en el Istmo zapoteco no existe la dicotomía entre indio (o indígena) y mestizo. La población no está dividida en sectores que se adscriben a estas categorías, estos dos términos nunca son usados en las comunidades zapotecas para autonombrarse o para referirse a la gente de afuera que ahí vive. Los miembros de la comunidad se autonombran zapotecos, juchitecos, o más frecuentemente ‘tecos’ y ‘tecas’. Los que no son zapotecos están nombrados despectivamente como dxu (gente de afuera). De hecho a lo largo de su historia y más todavía en los tiempos modernos los zapotecos del Istmo han conformado una conciencia de resistencia étnica que se funda sobre un sentimiento de profundo orgullo y valorización de la propia cultura, rechazando para sí el estigma de indígenas, con toda la carga de negatividad y de marginación que conlleva el pertenecer a esta categoría, y afirmando en cambio una clara distinción entre la categoría de indio y la de etnia. Lo que prevalece es el orgullo de la “raza”, la conciencia de formar parte de una cultura y de una organización social distinta de la nacional y de las otras presentes en el país, pero en ningún caso inferior. Los juchitecos no queremos aceptar ser indígenas sino que nos sentimos orgullosos de ser zapotecos, de la raza zapoteca El concepto que los zapotecos tienen del indio no difiere en absoluto del que tienen ladinos y mestizos en las zonas de refugio17, ya que para ellos la categoría de indio define a un ser despreciable, a un sometido, a un sin razón, a gente inferior por su cultura y capacidades. No nos gusta ser indios, es una persona que no está varón, es de muy poca cultura, de muy poca inteligencia, que no tiene la conciencia de sí misma Los indios son gente muy cerrada. A la gente cerrada aquí se le dice 'binnima', gente-animal La concepción negativa del término indio o indígena se refleja y concretiza en las relaciones jerárquicas y de dominación que establecen los zapotecos con los otros grupos étnicos presentes en la región. Para los zapotecos, y los juchitecos en particular, los miembros de estas etnias son ‘indios’, por lo tanto inferiores, y de ellos dicen que "no hablan ni siquiera 17 Gonzalo Aguirre Beltrán. Regiones de Refugio El desarrollo de la comunidad y el proceso dominical en mestizoamérica. Fondo de Cultura Económica, México, 1991 38 castellano", "no entienden", "no es gente de razón", "no tienen el orgullo de su lengua, cuando vienen a Juchitán hablan castellano entre ellos" "son sumisos", "caminan agachados", "son pobres", "son ignorantes". Economía, política, religión Si bien en el nivel económico el Istmo ha sido tradicionalmente campesino y ganadero, a partir de la segunda mitad del siglo XIX el Istmo cobró una gran importancia geopolítica por ser una ruta de comunicación interoceánica muy efectiva para los flujos comerciales tanto nacionales como internacionales, ya que enlaza las tierras altas mexicanas con Centroamérica y representa un corredor privilegiado de comunicación interoceánica alternativo al canal de Panamá. En la construcción de las vías de comunicación transístimica a la mitad del siglo pasado estuvo interesado el capital inglés y el norteamericano a través de compañías que obtuvieron concesiones sobre el territorio para construir el ferrocarril y la carretera transístmicos, de Minatitlán a Salina Cruz, así como el ferrocarril panamericano18. En los años sesenta se intentan varios proyectos de modernización de los cuales los más importantes son la construcción de la Refinería de PEMEX en Salina Cruz y de la presa Benito Juárez, y, más recientemente del oleoducto que une las zonas petroleras de Veracruz y Tabasco al puerto. Salina Cruz es el polo industrial del Istmo oaxaqueño, ya que además su puerto tiene astilleros y pesca de alta mar de camarón y atún. Tanto Salina Cruz como el nuevo polo turístico de las Bahías de Huatulco han absorbido, en las últimas dos décadas, bastante mano de obra de las comunidades istmeñas y de la sierra, aunque en 1996, por la reestructuración industrial, han sido despedidos grandes contingentes de obreros de la planta petrolera y de los astilleros. La construcción de la presa y la consecuente instalación del sistema de riego No. 19, que tenía como objetivo modernizar a la agricultura a través de la transformación del los cultivos y la introducción de los cultivos de caña de azúcar19 y de sorgo, favoreció la privatización y acumulación de tierras en mano de terratenientes y comerciantes ricos a través de un proceso político de concesiones y decretos presidenciales 18 Charles Brasseur: Viaje por el Istmo de Tehuantepec 1859-1860, SEP-FCE, lecturas mexicanas 18, México 1981. 19 Hernán Cortes fue el primero en introducir los trapiches y negros como mano de obra en el Istmo, pero este tipo de cultivo no tuvo éxito pues el clima no permite su desarrollo. De hecho ha fracaso también en tiempos recientes el intento de reactivar el Ingenio Azucarero del Istmo, que dista unos tres km de Juchitán. 39 (firmados por el Presidente Díaz Ordáz) que convirtieron las tierras comunales primero en ejidos y luego en pequeña propiedad20. Sin embargo, tanto la privatización de las tierras como el implemento de cultivos y técnicas modernizadoras - la mayor parte de las veces realizados sin estudios previos - fueron medidas que no lograron desarrollar la agricultura en forma capitalista moderna. Actualmente es incipiente otro gran proceso de privatización de las tierras, a lo largo de la carretera transístimica, que se han vuelto altamente rentables a causa de la promoción del Proyecto de Desarrollo Integral del Istmo de Tehuantepec, que, con una inversión total de 130 mil millones de dólares, quiere llevar a cabo 146 proyectos en petroquímica, agroindustria, plantación forestal, pesca e infraestructura21. El proyecto interesa una totalidad de 41 municipios, de los cuales 10 se ubican en el Istmo oaxaqueño. Por otra parte se observa un inicio de privatización de las refinerías y del oleoducto cuyo beneficiario parece ser esencialmente el capital japonés, pues en los últimos años se ha visto una creciente presencia de capital y familias de origen japonés en la zona22. En fin, el Istmo es una zona que interesa tanto al capital nacional como internacional, de manera que no puede quedar aislado de los procesos de modernización y/o globalización que caracterizan a la nación. En el ámbito religioso, casi el 90% de la población se declara católica pero en la última década se ha incrementado mucho la presencia de sectas protestantes, esencialmente pentecostales, y luego Testigos de Jehová y Mormones; estos últimos tienen frente al Instituto Tecnológico del Istmo, terrific templo más grande que la Iglesia de San Vicente Ferrer, patrono de la ciudad. Desde el punto de vista político la región se caracteriza por la presencia de la Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI), una organización local nacida en los setenta que ha dado vida en 1981 en Juchitán al “Ayuntamiento Popular”, el primer municipio regido por la oposición en la historia del México moderno, promoviendo un proyecto étnico-cultural 20 Ver: Warman A.: “El futuro del Istmo y la presa Juárez” en Guchachi Reza, No 15, junio, 1983. Del total del monto económico del proyecto el 53% está destinado al Istmo Veracruzano y el 47% al Istmo oaxaqueño. De estos últimos 10.000 millones de pesos son destinados a la industria petrolera. Fuente: Proyecto de Desarrollo Integral del Istmo de Tehuantepec, SEDESOL, 1996. 22 Este dato etnográfico no ha sido todavía confirmado por el censo ya que la presencia de población de origen japonés se ha incrementado después del último censo general de población. 21 40 abierto a la modernidad, pero anclado en las tradiciones zapotecas. En nuestros días la conflictividad inherente a los cambios sociales derivados de la modernización, como la urbanización y la consecuente agudización de la estratificación social, se expresa políticamente en la lucha entre el PRI y la COCEI, pues la presencia del PAN y de otros partidos menores no es significativa. Actualmente los zapotecos tienen representatividad política en el nivel nacional a través de la alianza de la COCEI con el PRD y a través de destacados políticos de los cuales los más conocidos son Andrés Henestrosa, senador de por vida del PRI y Héctor Sánchez, uno de los fundadores de la COCEI, jefe del grupo de senadores del PRD durante la actual legislatura y candidato del PRD, en 1998, para el gobierno del Estado de Oaxaca. A partir del principio de este siglo, como veremos más adelante, se ha ido formando un nutrido grupo de intelectuales orgánicos, profesionistas artistas y políticos de cuño urbano que lejos de abdicar de su cultura de origen son sus principales estudiosos, cultivadores y difusores y que con su trabajo dan coherencia e impulso al discurso étnico23. En efecto, paralelamente al movimiento político de la COCEI, en los ‘80, se desarrolló un importante movimiento cultural que favoreció el renacimiento de la cultura zapoteca - sobre todo por lo que concierne a la lengua, el arte y la literatura - y, consecuentemente, un proceso de reafirmación de la identidad étnica. Los zapotecos del Istmo representan un caso muy peculiar en el panorama de las culturas indígenas de México. Herederos de una de las culturas más avanzadas del periodo prehispánico, han logrado, con el transcurso de los siglos, defender su especificidad cultural y étnica, de la cual están muy orgullosos, y además enriquecerla, encontrando formas autónomas de incorporar cambios y aportes que derivan del entorno socio-cultural nacional y hasta internacional. El uso cotidiano de la lengua materna - el 80% de los juchitecos son bilingües en zapoteco y español - la conservación y hasta ampliación del sistema de fiestas, el catolicismo popular que se articula alrededor de los santos, la música, la vestimenta y la comida 23 Ver: Howard Campbell “Intelectuales zapotecos: producción y política en Juchitán” en Cuadernos del Sur No 3, Año 2, ene/abr. 1993, Oaxaca. 41 tradicional, la organización vecinal y de oficios, la función del parentesco, en fin todo un complejo cultural que podemos definir como patrimonio común de los grupos étnicos de origen mesoamericano va junto con las modificaciones y los elementos que conlleva la modernidad: la urbanización, la acentuación de la estratificación social, la educación, los partidos políticos, los medios masivos de comunicación, nuevos patrones de consumo, etc. Los zapotecos han conformado por lo tanto una cultura muy dinámica, que se funda en una identidad étnica que Touraine24 define como ‘identidad ofensiva’, es decir una identidad que no se refugia únicamente en la preservación de la tradición, en una actitud de ‘resistencia al cambio’, sino que reivindica la capacidad autónoma, tanto de los individuos como de la colectividad, de intervención y control sobre el desarrollo socio-cultural de la etnia y sobre el contexto territorial y ecológico en el cual se desenvuelve. Todo parece indicar, entonces, que estamos en presencia de “una refuncionalización de la modernidad y de los valores universales que le son inherentes, desde la lógica de una identidad de grupo, y no contra ella o a pesar de ella”25. En otras palabras, los zapotecos quieren ser modernos, sin renunciar a su especificidad étnica. En este contexto las luchas de resistencia étnica no representan la contraposición de una comunidad cerrada y monolítica frente a ofensivas externas - como en al misma zona pasó con los Chontales, que se replegaron a zonas de refugio en la Sierra o como los Yaquis en el norte del país que, aun teniendo total control sobre su territorio, autonomía económica y política, quedan aislados en gran medida de la vida nacional. Al contrario, la originalidad de la cultura zapoteca del Istmo reside en su ‘flexibilidad’ y capacidad creativa para adaptarse a los cambios, para aprender nuevos elementos de los españoles - por ejemplo la cría de animal vacuno, el uso del arado, la introducción de nuevos cultivos - y después, de la cultura y sociedad nacional formada con la Independencia, y manejarlos para la reproducción y el enriquecimiento de su cultura, conservando y readecuando su especificidad. De manera que, en el largo proceso de reestructuración del mundo indígena, los zapotecas han logrado mantener márgenes de control o incidencia autónoma sobre las transformaciones en que se han visto envueltos y 24 Alain Touraine: “I due volti dell’identitá”, en Sciolla: Identitá, Rosemberg & Seller, Torino, 1983. G. Giménez: “Comunidades primordiales y modernización en México” en: Gilberto Giménez/Ricardo Pozas (coord): Modernización e identidades sociales, UNAM, 1994. 25 42 conformar una cultura muy viva que se injerta, no sin fricciones y conflictos, en la vida del país26. Xavizende. Ciudad y pueblo. Juchitán27 - cariñosamente llamada por sus habitantes Xavizende, que es la deformación en zapoteco del nombre del santo patrón, San Vicente Ferrer - según el Anuario Estadístico del INEGI, en 1995, tiene 75946 habitantes28, sin embargo las mismas autoridades municipales consideran esta cifra inferior a la realidad, ya que la ciudad ha crecido a un ritmo muy sostenido en los últimos años y es muy probable que actualmente la población rebase los 100 mil habitantes. Uno de los factores favorables a la expansión económica de Juchitán ha sido su extraordinaria ubicación geográfica, ya que la comunidad está enclavada en la zona de intercambio entre Chiapas, el Istmo oaxaqueño y el veracruzano, es más en el área de frontera con Centroamérica, posición que le permite conseguir ventajosas relaciones comerciales tanto con los vecinos más próximos como con los más distantes. Las redes comerciales con Centroamérica se establecen sobre todo con Guatemala donde el santuario del Cristo Negro de Esquipúlas es meta de peregrinaje, sobre todo de las mujeres, y es al mismo tiempo centro de intercambio comercial desde tiempos prehispánicos. Hoy en día Juchitán es una comunidad que ha pasado en pocas décadas del estado de comunidad principalmente rural al de comunidad urbana, con una fuerte acentuación de la estratificación social (por otra parte no desconocida en tiempos prehispánicos y coloniales) y con una economía en la cual el comercio y los servicios han suplantado en orden de 26 Cfr. Adriana López Monjardín: “Juchitán, las historias de la discordia” en: Cuadernos Políticos , No. 33, oct.-dic., 1983. 27 El nombre dado por los mexica fue Iztacxochitlán, de iztac, blanco; xóchitl, flor y tlan, partícula abundancial: donde abundan las flores blancas; porque, en efecto, allí prospera una suerte de jazmín de árbol que en zapoteco se llama guie’xhuuba. Guie’, flor y xhuuba, maíz, por aludir a la forma de un grano de maíz. El guie’xhuuba, digámoslo de paso, se considera la flor heráldica de Juchitán. El nombre primitivo evolucionó en Xochitlán, Xuchitlán y, finalmente Juchitán”. Pero en zapoteco los pueblos vecinos le dicen Lahuiguidxi (en medio, al centro del pueblo) y, por influencia de los dominicos que evangelizaron el Istmo en el siglo XVI, se llamó San Vicente Juchitán, ya que impusieron a San Vicente Ferrer como patrono de la ciudad. Por cariño los juchitecos le dicen Xavizende (xa, asiento o lugar de; Vizende, Vicente). 28 De los cuales 37165 hombres y 38781 mujeres. Fuente: INEGI: Anuario Estadístico del Estado de Oaxaca, 1997. 43 importancia a la agricultura y la ganadería. Su mercado se abastece de productos provenientes de todos los estados limítrofes y los redistribuye en la región. Lejos de ser una comunidad aislada geográfica y económicamente de la vida nacional, se encuentra en una zona donde se desarrolla un intenso proceso de capitalización, centrado por una parte en el impulso industrial, particularmente en el procesamiento del petróleo, por otra en la instalación de un moderno sistema de comunicación interoceánico. A esto se le debe agregar la reestructuración turística - también con gran aportación de capital extranjero - de las Bahías de Huatulco, que tienen su repercusión sobre el proceso económico de la región por ser un polo de atracción de capitales, mano de obra y servicios. Como último y reciente elemento que acompaña este proceso de ‘modernización periférica’ se debe mencionar el crecimiento del narcotráfico que hasta hace pocos años era casi exclusivamente de marihuana cultivada en los Chimalapas y en las montañas limítrofes. Actualmente llegan de las costas chiapanecas, proveniente de Colombia, cargamentos de cocaína de paso hacia el interior de la República y los Estados Unidos, trafico que va acompañado generalmente al tráfico de armas y de ilegales centroamericanos en camino hacia el norte. Parte de esta población transeúnte se queda un tiempo en la zona y otra parte se establece definitivamente viviendo en las colonias y zonas periféricas de la ciudad. Entrando a la ciudad por el crucero A los ojos de un turista que busca paisajes tropicales y arquitectura colonial, Juchitán no aparece como un lugar bonito, como se presenta Tehuantepec que está rodeada de vegetación y cuya arquitectura tiene todavía un cierto estilo de antaño. Juchitán en cambio está situada en una llanura amplia y seca, en un paisaje sin atractivos, tapizado de espinos, cactáceas y matorrales, que solamente en temporada de lluvia reviven, luciendo un verde intenso y brillante. La entrada principal a la ciudad se encuentra justo en el entronque de dos carreteras de gran tránsito: una que la comunica, de norte a sur, con los tres pueblos zapotecos más cercanos, Espinal, Ixtaltepec e Ixtepec, y que de ahí sigue hasta la sierra mixe; la otra es, de este a oeste, la Transístmica, constantemente recorrida por camiones, trailers y automóviles 44 particulares. El tránsito es intenso en todos los sentidos, ya que los istmeños se desplazan continuamente de un pueblo a otro, bien por trabajo o comercio, bien por obligaciones de carácter familiar o social. En el crucero se encuentran además las dos terminales de camiones, a los que se suman los de tránsito. Cuando llegué por primera vez a Juchitán, en 1989, este crucero garantizaba un boleto seguro hacia el suicidio, ya que no tenía algún indicador vial y la visibilidad era estorbada por una fila de trailers que estacionaban a la orilla de la carretera federal. El tránsito estaba regulado únicamente por aquel misterioso código interno que conforma el peculiar instinto de los automovilistas y les impide estrellarse inevitablemente uno contra el otro. No eran ni son todavía pocos los restos de coches retorcidos que periódicamente se ven instalados en el entronque de la Panamericana y la Transístmica como macabros "monumentos al automovilista", como se lee en la leyenda, y testimonios de los frecuentes accidentes mortales a causa de ebriedad29. En más de una ocasión me ha tocado asistir a entierros de personas conocidas fallecidas en un accidente de auto, de los cuales el más doloroso ha sido el del hijo adolescente de un entrañable y valioso amigo. Finalmente la administración municipal, en 1995, llegó a un acuerdo con los poderes federales para que se arreglara el crucero que ahora cuenta con semáforos, una moderna gasolinera - la única en Juchitán que parece transportada directamente de Dallas, Texas, unas jardineras que agregan algo de color y dos esculturas que celebran la vocación artística de los juchitecos. Sin embargo esta tardía modernización del crucero no ha conllevado una mejoría de las carreteras federales y estatales que siguen en muy mal estado, que se acentúa en tiempo de lluvia, y que dan una idea inmediata del grado de abandono y negligencia de parte del estado hacia el Istmo. "Es una vergüenza que padecemos los istmeños- decía con indignación un amigo - que con tanto petróleo y la Refinerías de un lado al otro del Istmo el Estado no se preocupa de poner ni siquiera una capa de chapopote en la carretera". Durante el día el crucero ofrece a la mirada un tromp d’oeil al femenino zapoteco punteado de uno que otro personaje masculino: mujeres gordas y enérgicas, de enagua y trenzas enlistonadas, cargando canastas, bultos y bandejas, llegando-bajando-subiendo29 Según el informe de la Jurisdicción Regional de Salud, en 1995, el 60% de los fallecimientos fueron por muerte violenta, a causa de homicidios y accidentes en estado de ebriedad. 45 ofreciendo aguas frescas y ¡totopos, güera!.; mujeres gordas y recias pero de vestido, esperando el coca cola - como le dicen al autobús que va a Salina Cruz - platicando con las gordas de enagua; blaseñas de huipil corto y rabona reforzada con un pliegue en las amplias caderas, tehuanas engalanadas de paso a o de regreso de una fiesta; morenas cachondas de Unión Hidalgo, que tiene la fama de ser patria de las más hermosas “negras” del Istmo; taxistas enterándose del vaivén de las paisanas, de las noticias y los chismes regionales; muchachos y muchachas de ida y vuelta a la escuela. En cambio en la noche y en la madrugada el crucero se vuelve un lugar de hombres. En la madrugada obreros y campesinos, llevando su morral de ixtle, se juntan en la parada del autobús que los lleva a la refinería o al solar; en la noche es lugar de descanso de traileros, pero también lugar de trabajo de jóvenes mujeres y trasvestis que dan servicio como trabajadoras sexuales30, pero esto sí, cada cual en su esquina, las mujeres en un lado y los trasvestis en el otro, si no son pleitos en grande. Bastante cerca hay varios lugares de “ligue” y diversión. El más famoso es Rincón Brujo, sórdido cabaret repleto de “guachos” (soldados) babeando por unas cuantas profesionales del sexo y del baile exótico, que llegan para regocijo de la población masculina de “colosales giras artísticas, directamente de la capital de nuestro lindo país”, anuncia el locutor. Y luego Casa Verde, similar a Rincón Brujo, pero con menos abolengo, y por fin México Lindo, bar-disco frecuentado más bien por la elite y los gays masculinos en busca de ‘ligue’. En fin, el crucero es un lugar de mucho tránsito de gente, vehículos y mercancía, de encuentros y desencuentros, de esparcimiento e interconexión de noticias, sexo y chismes en perpetua circulación y, en múltiples ocasiones, lugar de concentración de las marchas políticas y de cierre de la carretera federal en periodos de luchas políticas. Hasta los años cuarenta, la antigua entrada al pueblo era por el hermoso callejón Angélica Pipi31 cuyos vecinos festejan dos lujosas Velas en mayo, una en la ‘pista’ (el espacio) delante de la capilla del mismo nombre, la otra delante de la capilla ique quixdi (cabeza, 30 La mayoría de los trabajadores sexuales, hombres y mujeres, son de origen centroamericano, y por ahora hay solo dos trasvestis de Juchitán. 31 No me supieron decir por qué al callejón se le ha dado un nombre de mujer: Angélica. Pipi es guapa, hermosa, bonita, chula. 46 entrada del pueblo) cerca del Instituto Tecnológico. Actualmente se entra por una avenida amplia, la 16 de Septiembre que, rumbo al centro, se bifurca formando la otra avenida principal, la 5 de septiembre. En la confluencia de estas dos avenidas está situado el monumento a los Héroes del 5 de Septiembre de 1866, en conmemoración de la derrota del ejército francés de Maximiliano - y sus aliados tehuanos - por parte de los juchitecos. La expedición francesa - que venía de Oaxaca, de paso hacia Chiapas y Tabasco para reunirse con el resto del ejercito - fue recibida por los jefes militares en Tehuantepec, pero interceptada por los juchitecos en Cerro Hueco, una localidad a unos cuantos kilómetros de Juchitán, donde se desató una batalla campal, a la cual - recuerdan los hijos e hijos de los hijos de aquellos guerreros - “las mujeres de Juchitán, las tecas, participaron ayudando e incitando a sus hombres” así como participaron los zapotecos de San Blas Atempa, hoy municipio y entonces barrio de Tehuantepec. Desde entonces, en la misma medida en que se intensificó la identificación con los blaseños, se ahondó la diferenciación con los tehuanos a los cuales se le impuso el estigma histórico de “tehuanes traidores” y cada año el Municipio de Juchitán conmemora con gran esmero y orgullo aquel heroico 5 de septiembre. Para los juchitecos, los tehuanos no solamente son traidores de la patria, pues se rindieron y unieron a los franceses, si no también traidores de la patria chica, en cuanto "han dejado de hablar el zapoteco y no celebran la costumbre como debe de ser, como nosotros", construyendo sobre esta contraposición gran parte de la identidad cultural propia. Si bien hay el recuerdo de los dos batallones de juchitecos que participaron en la defensa de la República en el ejercito del General Porfirio Díaz en la batalla del cinco de mayo de 1862 en Puebla, y se renueva el recuerdo a través de un corrido32 este episodio 32 Pongan atención señores lo que pasó en Ocotlán donde ha triunfato el gobierno con tropas de Juchitán Cuando el fuego comenzó Charis iba adelante, montado en su buen caballo con todos sus ayudantes. Que viva los juchitecos gritaban en Ocotlán, se sabe que son valientes nacidos en Juchitán Juchitán desde más antes 47 representa sin duda el acontecimiento histórico que con mayor fuerza quedó vivo en la conciencia popular y al cual está anclada la identificación de los juchitecos con la nación que es digna de ser cantada. Hermanos míos escuchen unas cuantas palabras que voy hablar del día que peleó es señor Binu Gada contra los extranjeros que llaman francés. Nuestra gente estaba gritando, el señor San Vicente vio y ayudó de repente se alzó la obscuridad y una tormenta se oyó en seguida. Nosotros procedemos de los Binnigula’sa’ nosotros procedemos de los Binniguenda algunos traían leña y otros machetes cortos, otros cuantos traían honda. Como si estuvieras cuidando milpa tierna, mete la piedra, agita la lanza; qué puntería tiene la gente de mi pueblo con cada piedra un extranjero azotaba. Tona Tati’ mujer con enagua de enredo gritaba ¡entren de frente! ¡No vaya a palpitar el corazón de ustedes, de esta manera se mata a los extranjeros. Los extranjeros altos sonaban cuando se caían en el lodo porque estaban cansados, desde entonces es que hablan de nosotros, ¡que huevos tienen los tecos!33 Caminando hacia al zócalo se puede apreciar en la misma arquitectura el contraste entre lo mexicano y zapoteco, entre lo nacional y local. La mayor parte de las nuevas construcciones sustituyeron a las antiguas a raíz de la inundación que afecto al pueblo en 1969. Desgraciadamente la arquitectura "moderna" - es decir casas de concreto o edificios de varios pisos según el gusto importado por una burguesía provinciana desde sus viajes al tenía fama de valiente, pues sus hijos son tan bravos como el Patrón San Vicente sues sus hijos son tan bravos como el Padre San Vicente 33 Ver también: Eustaquio Jiménez Girón: “5 de septiembre” en: Juchitán: lucha y poesía, p. 57 48 interior de la república - tiende a suplantar las tradicionales casas de techo alto de tejas, con su patio interno rebosante de guie’chaachi y guie’xhuuba34 y sus corredores con arcadas. Sin solución de continuidad de la Transístmica se entra en el imperio del cemento en un calor abrasante y seco, nunca interrumpido por algún oasis de verde, pues han sido todos arrasados por las construcciones y la flamante nueva pavimentación de las calles en cemento puro de 24 quilates, aterrizaje a la modernidad de las últimas administraciones que, en el ansia de resolver con eficacia neoliberal un problema añejo de viabilidad, limpieza e imagen, olvidaron la necesidad de vegetación y sombra para conforte del cuerpo y regocijo de la mirada. Para encontrar alivio, también del alma, al calor y a la molestia que provoca el incesante transitar de automóviles, debemos llegar al ‘parque’ (el zócalo) que, como en la mayor parte de los pueblos mexicanos, es el corazón de la comunidad y el centro de la vida económica, social y política de Juchitán. El parque y el mercado. Palacio Municipal, Juchitán, Oaxaca Foto: José Fonseca, Ediciones Casa de la Cultura Juchitán, Oaxaca. 34 Arboles de flores típicas del Istmo. 49 Templo San Vicente, Juchitán, Oaxaca. Foto: José Fonseca, Ediciones Casa de la Cultura Juchitán, Oaxaca. El primer impacto visual lo ofrecen las mujeres en los puestos de flores enfrente a la Biblioteca Municipal, en el lado norte del parque, y un poco más allá el multicolorido de las hamacas desplegadas por las tecas, danzando en el sol un son conocido únicamente a sus vendedoras. Otras gordas multifloreadas atraviesan el parque recién remodelado - árboles podados, jardineras moldeadas, piso adoquinado, kiosco restaurado, busto del Benemérito Juárez recuperado del abandono, - otras salen y entran de los bancos y sus cajeros automáticos (aparecidos casi de la noche a la mañana, mientras todavía los potenciales clientes no se despertaban de la pachanga de la noche anterior), frente a otras mujeres que atienden los puestos de aguas frescas y cocos; las demás, las muchas demás, en el mercado, que comparte el inmueble del Palacio y lo rodea a la vez. A diferencia de otros pueblos mexicanos donde el Palacio municipal y el mercado, aun compartiendo la misma área, están en edificios distintos, en Juchitán se entremezclan en un único bloque, ya que desde las arcadas del corredor de la fachada se accede, sin solución de continuidad, al espacio ocupado por el mercado 5 de Septiembre, amplio, largo y de dos pisos como la parte del edificio ocupado por el Ayuntamiento. Los comercios y los puestos 50 desbordan el espacio del inmueble y se extienden por las calles limítrofes a los tres lados del Palacio. Tanto al interior del edificio como en las calles ocupadas, el mercado es bastante sucio y sin higiene, ya que no cuenta con una infraestructura y un drenaje adecuado - problema que se ha incrementando rápidamente conforme ha aumentado la ciudad - sea porque hay demasiados puestos para el espacio disponible, sea porque las comerciantes están acostumbradas a tirar al suelo gran parte de los desperdicios, con gran beneficio de perros y ratas.35 Los fuereños que llegan por primera vez quedan impresionados a la vista de este reino femenino, que se percibe hasta amenazante por lo inusual que es una presencia femenina tan desbordante y por el estilo agresivo de comerciar de las tecas. El segundo impacto inmediato es de tipo olfativo pues el olor que se desprende de las mercancías perecederas y en general del mercado no es precisamente atractivo. Es un total contraste con el olor de frescura y limpieza, con perfume de jabón y talco Maja (de gran moda entre las istmeñas), que emana del cuerpo y de las trenzas de las paisanas, las comerciantes y las innumerables marchantas que se deslizan floreadas y seguras entre los bancos sobrecargados. La situación del mercado crea a la ciudad muchos problemas de carácter higiénico que se suman a los provocados por la falta de una red de drenaje y de un sistema de tratamiento de las aguas negras. Los alcantarillados existentes desembocan todos en el río, que a su vez desemboca en la laguna superior, en donde se pesca la mayor parte de los camarones y mariscos que se venden en el mercado y que son elementos cotidianos de la dieta alimenticia. Sin hablar del depósito municipal de basura que se extiende al aire libre en un mar de plásticos detrás del Panteón central, a los lados de la carretera que lleva a Unión Hidalgo. La suciedad y el mal olor del mercado son fuente de queja constante por parte de los mismos juchitecos que, sin embargo, no encuentran, o no pueden hallar, una solución, y de 35 Una explicación insólita e original, a la vez que sostenible, con respecto a la costumbre de tirar todo al suelo me la proporcionó un amigo comerciante cuya familia tiene puestos en el mercado. Él sostiene que los desperdicios y la basura tirada en el suelo es un hábito cultural que deriva de la costumbre campesina de tirar las sobras de la comida a los animalitos que se crían en el patio. 51 comentarios despectivos de los visitantes, sobre todo del resto del estado, que califican a las comerciantes de "tecas cochinas". Lo que falta es lo de la basura. A veces ya está todo tirado la basura y se queda todo sucio. Esto es un problema aquí. Los de afuera que vienen aquí nos dicen "tecas cochinas" porque el mercado está sucio. Pero yo digo que no es justo porque aquí vienen y aquí comen. A pesar de la suciedad y cochinería de que se le acusa, los habitantes de toda la región acuden a este mercado por ser el centro comercial más abastecido y barato de la región, habiendo suplantado en importancia al mercado de Tehuantepec que anteriormente era el más surtido. Aquí llegan los productos agrícolas de la región y del estado de Puebla, de Veracruz, del Valle de Oaxaca, de Chiapas, de Sinaloa y de aquí se reparten en todo el Istmo. El Palacio El Palacio Municipal - sencillamente llamado el Palacio, donde "se sienta" el Presidente Municipal que los juchitecos llaman xaíque guidxi, que quiere decir "jefe o autoridad del pueblo" - fue construido entre el 1881 y 1883 por el pueblo juchiteco por orden de Francisco León Fernández, más conocido como Pancho León, general chiapaneco impuesto como jefe político por el entonces gobernador del estado, Félix Díaz. Pancho León es todavía ferozmente odiado por el pueblo porque era dxu, extranjero, impuesto por los odiados “vallistas” - así les dicen los istmeños a los habitantes del Valle de Oaxaca - y porque hizo construir el Palacio a punta de fusil, imponiendo multas y cárcel a quien no cooperaba. Al terminar su mandato, el penúltimo presidente municipal, el Lic. Oscar Cruz, hizo remodelar toda la plaza y los jardines centrales; se rediseñaron y llenaron de flores a las jardineras, se pavimentó la alameda, se podaron los seculares cocoteros, flamboyant y guie’xhuuba donde miles de zanates regresan al atardecer, llenando el aire del estridente cantar sus chismes y eventos de su vida y liberando feliz y sin inhibiciones sus vísceras sobre la cabeza de los transeúntes. En la conciencia popular el zanate esta al atardecer de Juchitán como la iguana a su mesa. Es parte integrante del paisaje urbano, de la vida cotidiana de los habitantes y de la imaginería poética y plástica de los artistas locales: ¿qué música tendría la vida en un atardecer en el centro sin zanates? y aun más ¿cómo poder apreciar una cumbia, un son y hasta un discurso del “compañero presidente” sin el contrapunto de su canto? 52 El Palacio es el símbolo de la autonomía política a la que la población aspira y siempre ha sido motivo de contienda con los poderes estatales, ya que los juchitecos - y en esto logran acuerdo PRI y COCEI - no aceptan que lo ocupe un presidente que no sea de Juchitán. Cuando se iba a morir, Charis36 le dijo a mi padre que se necesitaban tecos con huevos porque si no regresarán los dxu, los forasteros, y nos van a apretar el cuello. Cuando las elecciones, se habla de que el que viene a dirigirnos debe ser alguien de aquí, de nuestro pueblo, no vamos a permitir que ocupe la silla un candidato que no es teco, que es de afuera. Los de afuera no entienden nuestras costumbres. Alguien de afuera no se va a preocupar por su gente, por su pueblo, como alguien que aquí nació. Lo llaman también "la casa del pleito", refiriéndose a las numerosas e históricas contiendas entre partidos y facciones políticas para su ocupación. Llama la atención cómo, en el medio de la marea femenina del mercado, resiste impávido este bastión del poder masculino. Las mujeres que se encuentran en el Palacio son empleadas y funcionarias del Ayuntamiento o simples ciudadanas que van a arreglar algún trámite con el Presidente. En los tres periodos administrativos en que yo estuve en Juchitán no vi mujeres con un cargo público tener una oficina en el Palacio. Por cierto no faltan ocasiones en que las mujeres exigen algo del Presidente y de los poderes municipales, y estos casos la voz y la presencia de las ‘paisanas’ son igualmente agresivas y convincentes que su forma de comerciar. El edificio es un largo rectángulo con la fachada de estilo vagamente neoclásico que tiene, hacia la plaza, un largo corredor enmarcado por pilares y grandes arcadas. En este corredor también se juntan pequeños puestos de pan, trajes regionales y joyas de oro y de fantasía, una de las industrias (masculinas) de la región. Aquí llegan a vender sus huipiles las mixes que desde hace unos años han introducido nuevos diseños de su creación (moderadamente apreciados por la exigentísimas damas de Juchitán) y que se han vuelto también las “maquilladoras” de las comerciantes juchitecas37. En el corredor del lado sur del Palacio están instalados los comedores del mercado atendidos por mujeres que, luciendo una 36 El general juchiteco Heliodoro Charis Castro fue un personaje de relevancia histórica tanto para el Istmo como para la etapa de pacificación del México postrevolucionario. Ver: Víctor de la Cruz: El General Charis, CIESAS-SEP, México, 1993. 37 Una anotación de costumbre. Nunca he visto adoptar por las juchitecas algún motivo o diseño de origen huave, a pesar de las mujeres huaves se distinguen como tejedoras. Los diseños y los colores del bordado de sus huipiles son tan elaborados y parecidos a los diseños de las telas de Missoni, un famoso estilista de moda italiano, que yo creo que éste se los copió. 53 explosiva flor en los cabellos, constantemente invitan al pasante: "Ven güero, hay cecina, hay costilla, hay mojarra, pásale, qué quieres, aquí está tu café, calientito, sabroso...". A la entrada de los comedores, los puestos de venta de las iguanas - elemento príncipe de la comida juchiteca - los guajolotes y los armadillos provocan a la vez repulsión y morbosa atracción. Da lástima ver las iguanas todavía vivas y amontonadas con las patitas amarradas en el dorso y el hocico amordazado por un mecate, pero este sentimiento piadoso queda muy rezagado frente a los gozos del paladar cuando se comen con su mole picoso. La iguana, junto con el armadillo, los huevos de tortuga, el venado, los camarones y los mariscos, forma parte de la dieta tradicional de los istmeños y es considerada como el símbolo distintivo de la raza zapoteca. La Vela más antigua es precisamente la Vela Lagarto, el animal totémico de la raza zapoteca. Las nuevas mitologías la colocan como símbolo de resistencia, ante las adversidades de la vida y "ante la violencia y explotación a que están sometidos (los zapotecos o binnizá), desde la invasión europea de sus tierras hasta nuestros días, por el colonialismo extranjero y el interno"38. La resistencia proverbial de la iguana se debe al hecho de que en la temporada del año que coincide con la Semana Santa, cuando es tiempo de hacer tamales con huevos de iguana, los cazadores le abren el vientre, le sacan las huevas, la vuelven a cerrar y la dejan libre, ya que la iguana seguirá viviendo. La calle 5 de abril, que delimita la parte posterior del mercado y del palacio, es la moderna Babilonia del Istmo donde, en menos de cien metros, se resumen todos los contrastes de este pueblo en transición. Aquí se concentra un gran número de tiendas y puestos de hierbas, plásticos, totopos, mesas y catres, mariscos y pescados, fayuca de Taiwán - del ventilador a la zapatilla - y aquí se encuentra también el hotel Lidxi Biuuza, ‘albergue del pasajero’, meta de comerciantes y de turistas sin mucho dinero. En este mismo espacio circulan coches y camiones, se encuentra la terminal de taxis, de los autobuses urbanos y de las carretas arrastradas por macilentos caballos - residuo anacrónico pero humano de un recién pasado rural que se resiste a morir - muy usadas por las mujeres para transportarse con sus enseres y mercancías. En la más pueblerina Tehuantepec las carretas 38 De la Cruz, Víctor: "Incógnita de la resistencia. La cultura Za o el porqué de la iguana" en: Juchitán: lucha y poesía. Ed. Extemporáneos, México D.F. 1988. 54 han sido sustituidas por rápidas ‘motonetas’ donde las macizas blaseñas39 se trasladan paradas, haciendo fluctuar las enaguas infladas por el viento. La esquina de esta calle con la Avenida Juárez es el lugar donde ponen sus puestos las recias vendedoras de pescado y camarón de la séptima, ahí mismo donde dan vuelta los taxis y los carros, donde una capa de lodo, delgada mas perenne, cubre el asfalto, a poco más de veinte metros de la terminal de los autobuses para Xadani y Unión Hidalgo y del sitio de las carretas. El Templo El símbolo religioso de unidad comunitaria es por supuesto la parroquia de San Vicente Ferrer, el Templo, ubicado en la plaza Revolución, contigua al parque central. Cada barrio de la ciudad tiene su capilla, en donde se celebran los ritos de Cuaresma y Semana Santa y ceremonias menores, y si bien frecuentemente los sacerdotes han tratado de descentralizar las actividades ceremoniales a las capillas, ya que la expansión de la ciudad lo hace necesario, sus esfuerzos han topado siempre con la tenaz oposición de los habitantes que se niegan a que se celebren sus misas, bodas, bautismos y ceremonias importantes en otro sitio que no sea la casa de San Vicente. La tradición oral de origen religioso atribuye al santo el origen de Juchitán40 Dicen que Dios le dijo a San Vicente de construir un pueblo para los binnigulaza. Entonces San Vicente bajó a la tierra y llegó en un lugar precioso, con mucha agua, muchos arboles, la tierra fértil. Aquí no - dijo San Vicente - los hombres van a ser perezosos, no van a trabajar. Entonces se puso en camino y llegó aquí donde está Juchitán: la tierra es dura, árida, el viento bravo, para tener agua se escarba hasta siete varas de profundidad. Aquí - dijo Xavicente aquí construiré el pueblo, ésta es la tierra para mis hijos que serán valientes, bravos y trabajadores41. El santo es el símbolo de la comunidad a nivel religioso, el padre que defiende la patria chica, el que le da valor en las luchas y las batallas, el único santo verdaderamente milagroso, más que la Virgen de Guadalupe a la que se respeta, pero anda allá lejos en la capital; en cambio 39 Mujeres de San Blas Atempa, un municipio colindante de Tehuantepec. Los juchitecos se identifican mucho con los blaseños porqué éstos siguen hablando el zapoteco y son igualmente combativos. Los blaseños combatieron con los Juchitecos en contra del ejercito francés. 41 Este es una de las variantes del mismo mito. Cfr: Henestrosa: Los hombres que dispersó la danza, SEP, México, 1986 55 San Vicente está siempre físicamente presente en el territorio vivido, él es el único "santo chingón" de la región: San Vicente defendió a Juchitán durante aquello de los franceses, aunque era de España. Porque defendió nuestro pueblo, por eso se hizo patrón. Hay muchos santos en la región, San Jerónimo, Santo Domingo...pero San Vicente es el santo chingón. Pues San Vicente es el primero, el que va adelante, luego pues nuestras tradiciones; pero siempre adelante va nuestro patrón San Vicente Ferrer. Fíjate, cuando subió el partido de oposición, bajaron la bandera de México y subieron a San Vicente. También se venera a la Virgen de Guadalupe, todos somos sus hijos. Ella es la patrona y se quedó en México y es mexicana. Nosotros también somos mexicanos, pero pues San Vicente es nuestro patrón, aquí en Juchitán, y allá en México, ella es la patrona. Existen actualmente dos imágenes de San Vicente, San Vicente Gola (grande) y San Vicente Huiini (chico), ambas veneradas y cuya historia es emblemática del fervor religioso de los juchitecos. Cuentan que cuando Félix Díaz, pariente de Don Porfirio, incendió a Juchitán para reprimir la insurrección encabezada por Albino Jiménez (Binu Gada) en favor de la candidatura de Juárez a Presidente de la República, en su retirada a Oaxaca se llevó la imagen de San Vicente para humillar al pueblo. Para colmo de desprecio le cortó los pies para que la estatua pudiera entrar en la caja en la que se le transportó a lomo de mula. A los muchos motivos de odio hacia los vallistas, que querían mandar en Juchitán, se agregó esta injuria que se ha quedado anclada con profundas raíces en el corazón de los ‘tecos’. El pueblo compró otra imagen del santo en Guatemala, el San Vicente Huiini, y con paciencia y tenacidad esperaron el momento de la venganza que llegó dos años después cuando el ‘Chato’ Díaz fue obligado a huir de Oaxaca a raíz de la reelección de Juárez. Un contingente de juchitecos y de blaseños lo alcanzó en Pochutla, de donde iba saliendo para Puerto Ángel para embarcarse y donde le cobraron los daños y la humillación sufrida ajusticiándolo. Dicen que antes de matarlo, como se negaba a informar del paradero de San Vicente, le rebanaron la planta de los pies y lo obligaron a caminar sobre la tierra ardiente del mediodía gritando "Viva San Vicente Ferrer, patrón De Juchitán". Así fue castigado el violador de la sagrada imagen que encarna la población de Juchitán42. 42 1946 Cfr: Gilberto Orozco. Tradiciones y leyendas del Istmo de Tehuantepec, Ed. Revista Musical Mexicana, 56 La iglesia de San Vicente es de estilo español y fue construida por los dominicos que evangelizaron la región en 1566. La gente del pueblo dice que el Templo lo construyó San Vicente en una sola noche "el día antes no había nada, y cuando amaneció ahí estaba el templo, todo completito. San Vicente lo hizo en una sola noche" La edificación del templo ha dado origen a varias leyendas de las cuales una es emblemática de las relaciones algo conflictivas con los vecinos huaves. Dice la gente que los huaves son malos porque se robaron la gran campana de la iglesia que fue comprada en Chiapas y que era célebre por su sonoridad y hermosura. Los envidiosos binniguenda (gente sabia, brujos) huaves de San Mateo del Mar en una oscura noche volaron hacia Juchitán y, aprovechando el sueño de sus guardianes, se llevaron la campana y la instalaron en su iglesia. Los binniguenda de Juchitán, después de algún tiempo volaron a San Mateo del Mar para recuperar su hermosa campana y lo lograron; pero, en un pequeño descuido y por el aire, el bandajo golpeó la campana despertando a los huaves. Estos, muy enojados, se juntaron en gran número y salieron a perseguir a los binniguenda de Juchitán y, cuando los encontraron, entablaron con ellos una reñida lucha en el aire que ganaron por su número superior. Los huaves volvieron a ser dueños de la campana que hasta ahora cuidan con gran celo en San Mateo del Mar, manteniendo constantemente la guardia en el campanario de la Iglesia. Otra versión dice que los huaves llegaron a través del camino carretero que cruza el río de Cheguigo. La Casa de la Cultura Otro punto de referencia para quien llega de afuera y para los habitantes de la ciudad es la Casa de La Cultura del Istmo. En zapoteco se llama lidxi guendabiaani, ‘casa de la inteligencia’43. Es una antigua casa de estilo colonial, cuyas amplias salas - para las diversas exposiciones y actividades culturales – y los corredores con grandes pilares enmarcan a los tres lados un amplio y hermoso patio con un jardín en el cual resaltan los olorosos árboles de guie’xhuuba y una explanada para los espectáculos artísticos. Solamente una reja separa el patio de la Casa de la Cultura del patio de la iglesia, ya que anteriormente la construcción era parte de la parroquia. Fue ocupada por mucho tiempo por el Instituto Técnico Industrial, hasta que en 1972, con la ayuda del pintor Francisco Toledo, del escritor Gabriel López Chiña 43 Lidxi, casa; guenda, espíritu; biaani, luz. Sería "casa del espíritu de luz o reluciente", por metáfora: inteligencia. 57 y de otros juchitecos amantes del arte y de la cultura, se estableció como Casa de la Cultura del Istmo, dependiente de Bellas Artes. Actualmente es la institución cultural más importante de la región y entre las más conocidas en el ámbito nacional. En gran parte su fama se debe a la existencia de un grupo conspicuo de artistas, pintores, músicos, poetas y narradores cuyo lugar de encuentro y actividad es la Casa de la Cultura. Esta cuenta con una sala arqueológica repleta de piezas prehispánicas de la región, coleccionadas a través del tiempo con los hallazgos en el río de los Perros, en el Guiengola y en las zonas circunvecinas. Cuenta también con una biblioteca de 10.000 libros. También el Municipio tiene una Biblioteca, ahora situada en un estupendo inmueble antiguo restaurado y rescatado del olvido. Los últimos Ayuntamientos coceistas tuvieron que volver a crear el acervo de la biblioteca que durante el Ayuntamiento Popular se había formado como uno de los más ricos de la región y cuyos libros fueron incendiados - como en una película ambientada en la edad media - por los priístas cuando, en 1982, el gobierno estatal desconoció los poderes municipales y la victoria de la COCEI y envió al ejercito a ocupar Juchitán. A pesar de ser una ciudad, Juchitán carece de cine, teatro y sitios para los espectáculos y la diversión, por esto la Casa de la Cultura es el centro principal de las actividades culturales, tanto de las que se desarrollan en la ciudad como de las que provienen, no con tanta frecuencia como sería deseable, del exterior. Además de la notable importancia que tiene como centro de vida cultural en la región, sus programas y actividades en gran parte miran a la difusión y el fomento de la cultura zapoteca, tratando incluso de rescatar a través de concursos o talleres tradiciones parcialmente perdidas, como el biyé, antiguo altar para el día de muertos; o perdidas, como ciertos bailes, que ya no se usan en las ceremonias; como la fabricación de mascaras para las danzas tradicionales, ambas tradiciones desaparecidas en Juchitán, pero todavía vigentes en Tehuantepec. La Casa de la Cultura es además el lugar donde se realizan la mayor parte de las reuniones políticas, sindicales o de gremio. Desde su nacimiento ha sido un lugar de producción y difusión cultural efervescente y de resistencia y oposición al “oscurantismo cultural y político priista”. En efecto, en la dirección de la Casa siempre han estado hombres cercanos o militantes de la COCEI. Y, como el Palacio, también es lugar de conflictos políticos y de poder, como veremos. 58 En Juchitán llegan perfectamente todos los canales de televisión comerciales nacionales, a excepción de los canales culturales como el 11, el 22 y 40, de los que gozamos los capitalinos; hay también un canal local, propiedad de una de las familias más ricas del Istmo, dos canales radiofónicos regionales que pasan música regional y noticias locales, y dos periódicos: La voz del Istmo y Enlace. Solamente los políticos y unos cuantos profesionistas leen los periódicos nacionales. Pero las noticias locales: bodas, Velas, muertes, chismes, asaltos, publicidad, etc. son ampliamente difundidas por un eficiente servicio sonoro del Municipio que divulga las noticias en zapoteco a través de bocinas instaladas en el mercado y por dos o tres automóviles de los periódicos que recorren la ciudad. El Foro Ecológico En 1990 se formó por iniciativa de un grupo de jóvenes, el Foro Ecológico Juchiteco que, con el financiamiento de una fundación alemana y los escasos recursos que el Estado destina a la solución de los problemas ecológicos, trata de dar soluciones alternativas al problema de la basura, de mejorar la situación ambiental y de limpiar y rescatar el Río de los Perros, que recibe no solamente los desechos de la ciudad, sino que arrastra también los de otros pueblos que se encuentran en su curso ante de llegar a Juchitán. Al principio eran pocas las personas que creían en el trabajo del Foro, incluso existía cierta renuencia por parte del mismo Ayuntamiento y de los coceístas, en parte porque en la mentalidad de la gente la basura y la suciedad parecía asumir la dimensión de una calamidad inamovible del destino, en parte porque el fundador y presidente del Foro proviene de una familia de la alta burguesía local y es hijo de un expresidente municipal, dirigente del PRI y con tendencias caciquiles. A su hijo por lo tanto se le sospechan ansias de poder político al estilo paterno pero con cara moderna. Cuales quiera que sean las motivaciones de recelos entre partidos y facciones, el hecho es que el grupo, fundado e integrado en su inicio también por ecologistas no juchitecos, ha logrado en unos cuantos años de actividad sensibilizar una parte, aunque todavía pequeña, de la población, esencialmente los vecinos que viven en la zona central a los dos lados del río, que acuden a los centros de acopio de basura llevando sus desechos ya seleccionados y que incluso empiezan a sembrar con carrizo y maíz las laderas del río, para rescatarlas y fortalecerlas. El Foro se ha vuelto en pocos años una organización reconocida y con presencia en el campo cultural ya que realiza anualmente el Festival del Río y en 59 ocasiones colabora con la Casa de la Cultura y el Ayuntamiento. Su radio de acción en realidad se expande a una buena cantidad de comunidades del Istmo, pues es la primera experiencia de este tipo en la región y realiza un intenso trabajo de sensibilización, información y realización de proyectos en otras comunidades, como en Playa Cangrejo, en Morro Mazatán, que es meta y delicia de istmeños y turistas ‘alternativos’. El éxito de la iniciativa y la participación de la gente ha convencido a los más renuentes coceistas a reconocer el trabajo del Foro, al punto de que hasta mi partida existía una buena colaboración con los poderes municipales para proyectos más amplios - como la creación de un centro de acopio de los desechos orgánicos en el mercado - con la intención de crear nuevos hábitos de higiene. La ciudad de arriba y de abajo. El Palacio divide a la ciudad en dos grandes partes, la del norte, llamada "de arriba" y la del sur llamada "de abajo". Las dos partes sugieren una diferenciación social y económica: en el centro y "arriba" viven los ricos, es decir las antiguas familias que tienen dinero o prestigio social y las nuevas familias que se han trasladado a zonas socialmente prestigiadas y cuyo status deriva de una mejora económica recientemente adquirida. "Abajo" viven los pobres y la gente de escasos recursos: campesinos, pescadores, artesanos, asalariados; aunque no falta gente poderosa cuyos recursos económicos son ligados a la expansión del narcotráfico. A raíz de estos fenómenos, en pocos años Juchitán ha visto algunas familias de extracción humilde volverse propietarias de empresas y prósperos negocios como farmacias, laboratorios, tiendas de material para la construcción, ferreterías, etc. Y por ende pasar a vivir de las colonias y barrios pobres en casas del centro o en bonitas villas construidas en los nuevos asentamientos residenciales al norte de la ciudad, inversiones mucho más duraderas que la mayordomía de una fiesta. Frecuentemente el cambio de situación económica y social está acompañado por una conversión religiosa a una de las múltiples sectas que florecen en el sureste mexicano. Abajo se habla principalmente el zapoteco (aunque la difusión del castellano está en constante aumento) y la vida individual y colectiva es muy apegada a la tradición. 60 El territorio urbano está dividido en ocho secciones, de las cuales algunas están asociadas a oficios específicos, como frecuentemente sucede en las ciudades prehispánicas y coloniales de México. Así, a la segunda sección se le nombra guchachi o iguana, ya que, según la tradición, la habitan los cazadores de este animal y las mujeres que se dedican a su venta; a la primera sección se le nombra beu, cereza silvestre, porque las mujeres de este barrio, cuando este fruto madura, se dedican a recogerlo en el monte y a prepararlo en dulce; en la cuarta viven los cueteros y hamaqueros; a la quinta se le nombra barrio-lima por la abundancia de árboles de este fruto que crecen en los patios. En realidad estos nombres están perdiendo vigencia ya que hay una rápida modificación de la vida social y del territorio urbano. La mayor parte de árboles de lima, por ejemplo, han sido cortados para dar más espacio a las viviendas. La segunda sección, por estar bastante cerca del centro, es meta de profesionistas y en general de la clase media y la primera ha sido absorbida en gran parte por las nuevas colonias que se han formado en los últimos años. Los cazadores de iguana se van extinguiendo, así como la iguana que ya es preciso importar de Tabasco. La octava sección se llama Cheguigo, que quiere decir "del otro lado del río", ya que se extiende entre el Río de los Perros y la carretera a Xadani, en el lado oeste de la ciudad, y ahí viven los talabarteros y los artesanos de la palma44. Hacia al sur se encuentran las secciones quinta, sexta y séptima y, pasando el río, Cheguigo Sur, también llamada Saltillo pues sus pobladores son originarios de esta ciudad. Estas son las secciones más extensas, pobladas y populares de Juchitán, aunque cada una tiene un sabor propio que las distingue. Cheguigo sabe a pueblo apacible y sus habitantes parecen tener una actitud menos agresiva y un nivel educativo y cultural más alto respecto a los de la séptima que es reconocida, por definición y vocación, como la zona más atrasada y conflictiva de la ciudad: el “núcleo duro” de la ‘zapotequitud’. Aquí viven esencialmente pescadores, campesinos y artesanos, además que peones del narcotráfico, bandas de jóvenes y niños dedicados al robo y la drogadicción. (Mapas 2 y 3) En los últimos cinco o seis años tanto Cheguigo como la séptima sección han crecido desordenadamente hacia el sur, del otro lado del río que, corriendo de norte a sur, desvía su 44 Aunque actualmente a esta artesanía se dedica mayormente Unión Hidalgo, Ranchu Biguiña. 61 curso hacia el este con una larga curva que corta la séptima para desembocar en la laguna grande en Playa Vicente. A parte de la gente del lugar, han confluido aquí pobres que vienen de Chiapas, alejándose de la guerra, a veces familiares que se habían establecido en el estado contiguo y que regresan, o gente que viene de la sierra - tanto de los Chimalapas como de la zona mixe de la Sierra - tratando de alejarse de la miseria. Es en estas secciones que encontramos la mayor parte de la población muxe, esencialmente trasvestis, todos jóvenes que no rebasan los treinta años. En la séptima rige una condición permanente de violencia, pobreza y marginación. Una banda de adolescentes, las ‘ratas picudas’, de los cuales unos son en realidad niños de once o doce años, crea pánico entre los habitantes. En una ocasión me tocó ser testigo de una pelea entre dos bandas de niños-adolescentes que se disparaban por quien sabe qué pleito entre ellos con armas que hubieran dado envidia a cualquier policía de las series televisivas. En otra ocasión la ciudad quedó paralizada por una refriega de metralletas y balas que duró seis horas, en la parte sur de la séptima, entre judiciales estatales y una familia de narcotraficantes que tenían en su casa un verdadero arsenal de armas sofisticadas y hasta bazucas. Hubo dos muertos entre los delincuentes y tres policías heridos de gravedad. Los otros narcotraficantes lograron huir, a través del enjambre de patios y callejones, ayudados por la solidaridad étnica y familiar de los vecinos-parientes45. Puso fin a la batalla la madre de uno de ellos, que, metralleta en una mano y pañuelo blanco en la otra, pidió tregua a los judiciales. Los mismos habitantes de la séptima procuran no circular por las calles en cuanto baja la obscuridad y se adentran por ahí solamente los taxis cuyos propietarios son viejos habitantes de la zona bien conocidos por los vecinos. Después de varios años mi ‘vocho’ rojo por fin se volvió familiar entre los vecinos de este barrio y, a pesar de las numerosas advertencias de mis amigos, circulaba tranquila pues estaba convencida de no representar algún peligro para la delincuencia organizada. Otras extranjeras no han tenido mi misma suerte y se cuentan varios casos de violación y asalto, tanto en la séptima como en otros barrios más cercanos al centro. 45 Ver: El Sol del Istmo, 18 de julio de 1995 62 La ciudad se ha ampliado notablemente también a lo largo de la carretera transístimica, donde han surgido varias colonias populares a través de la ocupación de tierras privadas, que habían sido comunales antes de los sesenta. La formación de estas colonias está ligada a la marcada lucha política entre PRI y COCEI. Así hay colonias coceístas, como la Víctor Yodo, la Gustavo Gordillo y la Rodrigo Carrasco, y priístas como Los Pinos, la Colosio y la Año de Juárez, que se alternan de un lado y otro de la Transístmica, al nororiente de la ciudad46. En estas colonias las viviendas de autocontrucción están hechas de materiales industriales (tabicón) o semindustriales (láminas de asbesto), a veces con techo de palma, carecen de servicios y tienen frecuentemente un aspecto precario. No falta obviamente la presencia del Estado a través de la construcción de fraccionamientos como el IVO (Instituto de Vivienda Oaxaqueño) y del INFONAVIT. Estas viviendas son colmenas de concreto de 50 metros cuadrados, construidas con irresponsable desafío a las condiciones climáticas y al volumen físico de los/as zapoteco/as. Hacia Ixtalepec, al norte de la carretera federal, siguiendo el curso del río, en cambio se han formado nuevos asentamientos residenciales - la Rivera y la Reforma - donde la burguesía de nuevo linaje, los hijos de las familias de prestigio que viven al centro, los numerosos funcionarios y la gente de dinero que tiene intereses económicos en el Istmo, construyen villas y casas de gusto muy occidental. Pero ya empiezan a ser asediados por otros asentamientos populares o semipopulares que surgen no se sabe cómo del hoy a la mañana. En particular una - hacia el lado occidental de la Riviera - me llamó la atención ya que su desarrollo fue de una rapidez nunca vista: en mayo del 1995 encontré llegando de Tehuantepec un campamento que yo creí de gitanos, algo tan misérrimo que daba lástima, unas palapas hechas de cuatro palos y un telón de hule, dos o tres delimitadas por paredes de zacate y cañas. En octubre las palapas eran casas no completamente acabadas pero de concreto, unas cuantas de dos pisos, había postes de luz y se había ampliado considerablemente el área ocupado por el nuevo asentamiento que se llama colonia Charis. He preguntado numerosas veces a las autoridades y a mis amigos quién vive en estas colonias. El Ayuntamiento no tiene todavía un censo, así que me dirigí a los taxistas que son 46 Las colonias son: Gustavo Pineda, Mártires del 31 de julio, Charis Castro, Víctor Yodo, Rodrigo Carrasco, Colosio, Emiliano Zapata, Año de Juárez y Los Pinos. 63 las personas más informadas sobre la ciudad. “Fíjese - me contestaron algunos - que es gente de Juchitán misma. Hijos de gente de aquí, parientes, a veces gente que aprovecha la oportunidad para hacerse de otra casa, para los hijos de sus hijos tal vez”. Probablemente, como dije anteriormente, por su proverbial visión para los negocios, los juchitecos, ricos y pobres, coceistas y priistas, se están rápidamente apropiando de tierras que, saben bien, multiplicarán su valor en cuanto se eche andar el proyecto de desarrollo del Istmo. Por los motivos que sean, el territorio urbano se ha ampliado enormemente desde principio de esta década, expansión que parece en contradicción con el limitado desarrollo económico del Istmo y más relacionada a fenómenos migratorios que se dan por expulsión a causa del creciente empobrecimiento de los lugares de procedencia. Pero tampoco las fértiles planicies del Istmo están exentas del crecimiento acelerado de la pobreza. El grado de empobrecimiento de las mismas comunidades zapotecas lo expresa un sencillo dato etnográfico. En 1989, cuando hice mi primer periodo de trabajo de campo, era muy difícil encontrar limosneros, los muy pocos que habían eran claramente gente de paso o indígenas no zapotecas. Progresivamente han empezado a aumentar de número y ahora ya aparecen nativos del lugar y de los pueblos cercanos que viven pidiendo limosna47. Hecho que impacta, si tenemos en cuenta que en las comunidades zapotecas no han existido hasta ahora ni siquiera índices mínimos de desnutrición y que el carácter orgulloso de los zapotecos poco se adecua a vivir de la caridad pública. La periferia rural A medida de que se aleja uno del centro, donde se encuentran todos los comercios y servicios, la ciudad va perdiendo sus características urbanas y “modernas” para adquirir un aspecto más tradicional y rural. Las calles más cercanas al centro han sido pavimentadas pero todavía quedan muchas de terracería. El aire, constante en todo el año y "bravo" en los meses que van de noviembre a febrero, levanta en la temporada seca, además de las largas enaguas de las mujeres, una polvareda pegajosa e insistente que penetra aun en los espacios más cerrados. En tiempo de lluvia las calles se llenan de charcos lodosos que a menudo obstaculizan la viabilidad, incluso peatonal, siendo al mismo tiempo fuente de delicia para los 47 Este dato me ha sido confirmado por un líder político muy atento a los cambios que suceden en su tierra. 64 numerosos cerdos que circulan libremente en las calles - pues la cría de estos animales es una de las industrias familiares, especialmente de las mujeres. Las malas condiciones de las calles han sido siempre fuente de constante disgusto de la misma población, que estaba bastante satisfecha durante la administración coceista de Héctor Sánchez, ya que se ha caracterizado por la gran cantidad de obras públicas - drenaje, luz y agua potable - realizadas en varias zonas periféricas. Pues con las calles que no están pavimentadas cuando llueve no se puede caminar, hay charcos por todos lados, uno se ensucia mucho con el lodo y todo se ve muy sucio porque también no se recoge la basura. Lo importante es que las calles estén pavimentadas, así la ciudad se ve más limpia y bonita. Lo bueno es que esta administración está poniendo drenaje y está pavimentando las calles, con la ayuda de los vecinos, que dan tequio y ahora es más bonito. En los barrios periféricos son pocos los comercios, en general se reducen a pequeñas tiendas de abarrotes, que venden artículos de primera necesidad, instaladas en los cuartos delanteros de las casas; unas cuantas esquinas son lugares de ventas rápidas de pescado, que viene de Xadani o Playa Vicente, o fruta de solares particulares. En cambio abundan las cantinas y las reventas de cerveza, de toda calidad, forma, color y nombre, muy concurridas por los hombres cada día del año, sobre todo a partir de las dos de la tarde, cuando el calor se hace intenso y supuestamente ya se acabó de trabajar. De estos centros de socialización intragénero hablaremos más adelante. Las casas son bastante diferentes de las del centro, tanto en construcción como en disposición. En general son casas tradicionales de adobe o concreto con techo alto de teja, con un corredor al frente, donde colgar las hamacas, y un patio central donde se desarrolla la vida cotidiana. Frecuentemente un grupo de casas, habitadas por familiares, comparte un área de terreno sembrado de árboles frutales: mangos, tamarindos, papayos, ciruelos, ikakos, y árboles de sombra. En este espacio se llevan a cabo algunas actividades del hogar, como el lavado y tendido de ropa; es el lugar donde se instalan las pequeñas empresas familiares: talleres de carpintería o herrería, de fabricación de hamacas u objetos de palma; donde se crían los guajolotes y los pollos, junto con perros y gatos que nunca faltan en una casa juchiteca; donde está el horno para los totopos; donde se amarran los caballos o bueyes y 65 se estaciona la carreta al regresar del campo. El patio, un espacio básicamente público, entonces es el área de la vida cotidiana familiar y de la convivencia con parientes y vecinos. Es casi nula la posibilidad de privacidad. Abundan entre árboles y corredores las hamacas, que son una de las industrias artesanales más importantes del Istmo. Debido al calor intenso, la vida prácticamente se desenvuelve en la hamaca. Un niño recién nacido duerme en la hamaca a la que se anudan los lados para que no caiga, en la hamaca se duerme, se descansa en la siesta, se sienta uno para conversar o para hacer trabajos menores, como cocer o pelar papas, para hacer el amor, para gozar del airecito que provoca el movimiento ondulatorio y, mucho, para soñar. Los interiores de las casas populares tienen los muebles esenciales: un baúl para la ropa de lujo de la mujer, una mesa, unas sillas, a veces una cómoda o un ropero. Playa Vicente Más al sur de la séptima sección, después de unos cuantos kilómetros de terracería que se bifurca en múltiples caminos entre los sembradíos, se llega a Playa Vicente, pequeña aldea de pescadores a la orilla de la Laguna Superior. La playa es más bien feúcha y el mar de color café por la arena oscura. En temporadas no festivas provoca una impresión de desolación, las enramadas languidecen en un estado de soledad y vacío que ni siquiera las familias que ahí viven logran colmar; en la arena oscura están diseminadas cáscaras de ostiones y camarones; la laguna es de un color café denso que no invita ni a chapotear en la orilla; los campos llanos se esfuman planamente en el horizonte. El panorama cambia radicalmente en temporada de fiestas, sobre todo en Semana Santa y Año Nuevo, cuando Playa Vicente se vuelve el lugar turístico de los juchitecos pobres. Las familias - llegando a caballo, a pie, en carreta, en coche, en la camioneta del compadre - derraman niños, canastas de comida, totopos, cartones de cerveza, hamacas, guitarras, aparatos de sonido, rabonas, huipiles, colores, sabores, olores, música y alegría a lo largo de la playa y se juntan apiñadas bajo la confortable sombra de las enramadas. Entonces la laguna revive, el color pardo del agua se vuelve un fondo neutro punteado de cuerpos infantiles, de los exuberantes colores de los listones tejidos en las trenzas de las mujeres, de los llamativos bordados de los huipiles y de las enaguas que se abultan llenas de mar alrededor de las caderas. Lugar por algunas temporadas simplemente de turismo local, en otras sitio que guarda cierta sacralidad. En esta 66 playa todavía se pueden encontrar, escarbando, las figuritas de barro que dejaron los binnigulaza - los antepasados, como testimonio de aquellos tiempos de sabiduría en que dieron vida a la raza zapoteca y a esta playa cada enero llega la cruz de los pescadores llevada en romería para agradecer al mar los frutos que todavía obsequia para comer y vivir. El ritmo cotidiano. La vida de la ciudad empieza temprano, ya en la madrugada arriban al mercado los camiones, las carretas y camionetas repletas de mercancía; los hombres salen al campo, al mar, a las salinas, a la Refinería en Salina Cruz, cargando en un morral su abundante almuerzo: iguana, queso, pescado, frijoles, totopos o tortillas calientes que sus mujeres han preparado, levantándose aun más temprano; las mujeres del pueblo echan tortillas y totopos, alistan a los hijos para la escuela, dan la comida a los animales, se bañan y arreglan la mercancía para ir a vender. De estas madrugadas me han tocado pocas por límites personales. Hay otra forma frecuente de madrugar y es saliendo de una Vela o de una pachanga particularmente bien lograda. De ahí la meta es una y obligatoria: la casa del mayordomo donde será servido un caldo de camarón picoso para sobrellevar la cruda. A las diez, las calles periféricas, los patios y las casas están casi vacíos: niños a la escuela, mamá a vender o de compras, padre a su trabajo. Quedan los muy ancianos y los muxe cuidando a los niños que aun no van a la escuela, y en las casas de quien pueda costearla, la doméstica que también puede ser un joven muxe. El centro de la ciudad en cambio se llena de actividades, coches, camionetas y enaguas; a mediodía la circulación alrededor del mercado y del Palacio se vuelve difícil. A las dos de la tarde cierran los comercios - mas no el mercado - para abrir dos horas más tarde después del almuerzo; disminuyen o acaban las actividades de muchos servicios públicos, las calles casi desiertas arden solas, de aquel calor peculiar que viene del asfalto; los niños regresan de la escuela, otros se alistan para ir al turno de la tarde; los hombres toman un descanso más o menos prolongado en la cantina más apreciada; las mujeres regresan al hogar, para hacer la comida o traerla ya hecha del mercado, y para luego empezar otra serie de actividades igualmente o más intensas que las laborales, es decir toda la amplia gama de actividades que requiere el ritmo de la intensa y compulsiva vida social comunitaria. Esta puede incluir el intercambio de 67 visitas con vecinos o amigas, cuestiones relacionadas con la iglesia o con las numerosas sectas protestantes, reuniones de comité de barrio o de partido para las más politizadas, más frecuentemente la preparación o la participación a una fiesta. “Pachangas” y ceremonias son parte del quehacer cotidiano con mucha frecuencia: nacimientos, matrimonios, cumpleaños, defunciones, fiestas religiosas siempre son motivo de celebración. De este aspecto fundamental de la vida de la ciudad y de las mujeres hablaré más ampliamente en otro apartado. Por esto en la tardecita, en el sol abrasante de las tres de la tarde, las calles desiertas vuelven a ser de las mujeres: con los hombres en el patio a la sombra del ikako o en la cantina, las mujeres aprovechan la tregua para socializar y cumplir las múltiples obligaciones de su vida social. En estas horas las calles se puntean de gordas floreadas, holaneadas y alhajadas que pasan majestuosas rumbo a la pachanga cuya música llena el aire de todo el barrio y se expande hacia el campo. Mismas que veremos hacia el atardecer volver a pasar de regreso a la casa, riéndose a carcajadas y llevando en las manos o en la cabeza su gendaró (en el centro de la república se le dice ‘itakate’) para los familiares. Los miembros de la familia regresan a la casa en orden disperso al atardecer, a tiempo para ver la telenovela preferida acostado en la hamaca, y luego queda todavía un tiempecito para sacar las sillas a la banqueta, al frente de la casa, para gozar del aire fresco que viene del sur, juntarse a platicar y chismear entre parientes y vecinos, mirando y saludando a los transeúntes y ser testigos del espectáculo vespertino de la naturaleza - viviendo lo fresco y dulce del aire que viene de la laguna trayendo el aroma del guie’xhuuba - y de los acontecimientos humanos que se desenvuelven ante los ojos para dar materia prima a las lenguas. Es uno de los pocos momentos en que se pueden ver juntos a las parejas y los matrimonios. Es el momento de la tregua cotidiana. En el centro, un último destello de movimiento y actividad en el parque, un vaivén en el Palacio, regresan los Regidores de los trabajos externos, hay cola todavía para ver al Presidente, las secretarias ansían irse a ver al novio que las acompañará (casi) hasta su casa (con parada estratégica en el camino); las mujeres van a comprar el pan dulce recién sacado 68 del horno bajo los arcos del Palacio y el bupu48 en la esquina; quedan las últimas vendedoras de tortillas calientes, todas jovencitas, los puestos ya están cubiertos y cerrados, es otro tromp d’oeil a lo femenino, a la mirada regresa alegre la imagen de enaguas y rabonas multicolores flotando en el aire. En la noche los que tienen dinero y pocos compromisos familiares pueden ir a tomar una copa al bar Jardín, a cenar en Casa Grande en el centro o al Cristóbal Colón en el crucero, a bailar en las pocas discotecas en Tehuantepec o Salina Cruz; muchos alquilan una película en los dos video-centros del centro, pues en una casa puede faltar la cama, pero el televisor, la videograbadora y el aparato de sonido, jamás. El territorio sexuado Un elemento que me llama la atención dando una rápida mirada a la utilización del territorio urbano, de sus estructuras y edificios, por parte de los hombres y de las mujeres, es el compartir de forma complementaria y excluyente espacios urbanos que son al mismo tiempo el reflejo concreto, visible, inmediato de los ámbitos de acción de cada género. Así encontramos que el Palacio Municipal, símbolo del poder y quehacer político, es un espacio predominantemente masculino. Pero es compartido con el mercado - símbolo del poder económico - que es un ámbito netamente femenino. Así mismo la Casa de la Cultura es un espacio donde mandan los hombres, mientras en la Iglesia hay mayor presencia y acción de las mujeres. Los espacios ‘muxe’ son más bien periféricos: el crucero, las cantinas y los bares, y se relacionan más bien con el ámbito del esparcimiento o del mercado del sexo. Como veremos, están presentes con funciones propias en la casa y en las fiestas, muy poco en el mercado (aunque sí en el comercio informal), y casi nada en la política y en la Casa de la Cultura. La apropiación de la calle por parte de las mujeres con las fiestas, con el mercado, con las ceremonias religiosas (procesiones, entierros, bodas) contrasta con una concepción que restringe los ámbitos de presencia, acción y representación de las mujeres a la casa, a lo 48 El bupu es un atole con espuma (nisiaba’ es atole y bupu es espuma) a base de cacao, panela y una flor típica del lugar, el guie’ chaachi, que le da un sabor especial. 69 privado. En esta realidad veremos que los ámbitos de acción y los espacios urbanos funcionan tanto como públicos que como privados. El mercado no es el solo espacio público que ocupan las mujeres. Por ejemplo la casa, que representa por definición lo privado y es un espacio donde la mujer adulta (casada y madre) ejerce una hegemonía indiscutible, se vuelve un espacio público en las numerosas ocasiones celebrativas y rituales, como veremos. La calle, sinónimo de lo público y lo masculino, en realidad es en los momentos fijados por la cultura casi totalmente de las mujeres, como en ocasión de las fiestas. Así el Panteón, en Domingo de Ramos o en Miércoles Santo, es más bien femenino, no tanto por la presencia numérica de las mujeres - estas son ocasiones en que se reúnen las familias - cuanto por el hecho de que el trabajo del duelo, la ritualidad ligada a la vida y muerte es predominantemente femenino y por lo tanto el rol de la mujer en este ámbito de la cultura es central y esta especificidad femenina se refleja en la forma de utilizar y vivir los espacios. Los juchitecos todavía tienen dificultad en definir a Juchitán como “ciudad”, más bien prefieren decirle “nuestro pueblo”, donde los antepasados, “los prístinos zaes cimentaron su hogar” y cuyo nombre evoca con orgullo y nostalgia “el nombre de la madre”, como dice el poema de Liekens. El territorio es el anclaje físico de su memoria histórica que igual confunde y entrelaza en una misma palabra, el pueblo, las personas y su habitat. Un episodio fue esclarecedor en este sentido. En una ocasión, hablando con una amiga juchiteca, yo insistía en definir a Juchitán como ciudad; ella me escuchó un rato pero al fin se fastidió y hasta con despecho me dijo “no entiendo porque le dices ciudad a Juchitán. Aquí le decimos nuestro pueblo”, poniendo un énfasis especial en la palabra ‘pueblo’, que engloba en un solo concepto y una sola realidad al territorio y sus habitantes. 70 MUJERES Y HOMBRES DE XAVIZENDE Sicarúlu', xhuncu huiini', sicape' guié peepe' rini. Xhuncu ni bizá' Xunaxidó'; ruaa ri dxiñabizu. ¡Nupidó'! Xhaga rixiña' manzana, xhuncu rucaa guetahuana. Dunabepe' sicarulu', sicape' beeu bizalulu' guichai'cu' ca ¡Nilana buu! Guichala'gu' jmaru' sicarú. Xhuncu ni ridxaagadxiichi' bigá' ne dibaniquichi'.49 La visión de los otros. Cuando Charles Brasseur, abate y viajero francés del siglo pasado, en uno de sus viajes por estas tierras llegó a Tehuantepec y conoció a doña Juana Cata Romero, tehuana "amiga" de Porfirio Díaz y uno de los personajes míticos del Istmo, quedó embrujado por la belleza de esta mujer zapoteca: "La primera vez que la vi quedé tan impresionado por su aire soberbio y 49 Eres bella, muchachita, como la flor de icaco rojo. Mujer que hizo la señora diosa; tu boca como miel de abeja. ¡Dulcísima! Mejillas rojas como la manzana, muchacha que hace totopos. Eres demasiado hermosa, como la luna son tus ojos, tus cabellos ¡oscuros como el carbón! Tus pestañas aún más hermosas. Muchacha a quien le quedan muy bien los collares y el huipil blanco. Tomado de: Víctor de la Cruz, La flor de la palabra, Premiá Editora, México, 1984, pp.92-93 71 orgulloso, por su riquísimo traje indígena, tan parecido a Isis, que creí ver a esta diosa egipcia o a Cleopatra en persona"50. La fascinación que ejerce la tehuana reaparece en este siglo en el arte plástico mexicano, desde Rivera a Frida Kalo a Tamayo y Anguiano, para nombrar los más famosos, al igual que en la fotografía o el cine, ámbitos donde la tehuana ha sido tema recurrente de exotismo y sensualidad51. En fin, todavía los viajeros y las personas que tienen la oportunidad de conocer y tratar a las mujeres zapotecas quedan embelesados por la fuerza y el espesor de su personalidad, abrumados por su altivez y sorprendidos por el rol sobresaliente que desempeñan en su sociedad, sobre todo si se compara con lo que se observa entre las mujeres mestizas y, más aun, de otros grupos indígenas. El arquetipo de la mujer indígena es un ser envuelto en su rebozo, cargando un hijo a sus espaldas, mirando hacia abajo, en una actitud sumisa frente al hombre y al mestizo, como si se avergonzara de su pobreza y de sí misma, caminando atrás de sus hombres en una actitud de respeto y temor hacia ellos, dedicada a los quehaceres domésticos y a la crianza de los niños, ya que ni sus hombres ni la sociedad reconocen su trabajo fuera del ámbito del hogar, ocupando en la sociedad un espacio mínimo, inclusive físico. En cambio en el Istmo el espacio físico y social parece estar completamente ocupado por las mujeres, mujeres opulentas, de porte orgulloso, la cabeza bien levantada, la mirada altiva, una actitud de seguridad frente a los otros y a la vida, con libertad y soltura de movimientos, sus cuerpos vividos sin constricciones ni vergüenza, al contrario ataviados en vestimentas llamativas con profusión de colores, flores y oro, exhibiendo vientres abultados, símbolos de fertilidad, cuerpos que se imponen a la vista y llenan el espacio, las voces fuertes y claras, deleitándose en hablar zapoteco, un aspecto de fuerza y seguridad en sí mismas, una falta asombrosa de inhibición en la forma de dirigirse hacia los hombres, las autoridades, los foráneos y los extranjeros. Los hombres zapotecos se sienten orgullosos de la belleza y altivez de sus paisanas: 50 51 Charles de Brasseur: Viaje por el Istmo de Tehuantepec, FCE, México, 1981, p.159. Museo Nacional del Arte: Del Istmo y sus mujeres. Tehuanas en el arte mexicano, México D.F. 1992 72 Nuestras mujeres siempre han sido bellas, las mujeres de nuestra raza son fuertes, son valientes, orgullosas, no se dejan (vencer ni doblegar), siempre tienen argumentos que contraponer. La belleza, sensualidad y altivez son remarcadas por Elena Poniatowska52 como rasgos característicos de las zapotecas y serían innumerables ulteriores testimonios. Es frecuente verlas, vestidas de su traje regional, en cualquier ciudad de la República vendiendo sus mercancías, con una actitud agresiva profundamente diferente a la que estamos acostumbrados a ver en los tianguis indígenas o mestizos. Estas marcadas diferencias respecto a las mujeres de otros grupos o a las mestizas han dado pie a un discurso estereotipado, que se construye en el arte, en la literatura periodística e incluso etnológica, en torno a la mujer zapoteca, donde ésta aparece como la encarnación de la belleza "exótica y misteriosa", con una sensualidad "natural y libre", que brota de su piel y su cuerpo en consonancia con la exuberancia de la naturaleza y e el calor del clima tropical del Istmo, "tierra de iguanas, sol abrasante e insólitas pasiones", con un temperamento agresivo, como revividas Amazonas, con poder social y éxito personal. Como resaltan justamente Campbell y Ruiz Campbell, este discurso vuelve a proponer el mito de la "mujer primitiva" en sintonía con la naturaleza y en contraposición con la sociedad urbana53. Más aun las modernas feministas, nacionales y sobre todo extranjeras, han recreado el mito de una sociedad matriarcal, casi a la búsqueda de un paraíso perdido de "la mujer" que el occidente puede revivir ahora en esta sociedad exótica y sensual. En la literatura antropológica hay dos interpretaciones de la sociedad zapoteca que destacan la centralidad de la figura femenina: Beverly Newbold Chiñas encuentra que la sociedad zapoteca es "matrifocal", es decir una sociedad en la cual la figura de la madre y el rol que le corresponde “es central para el entero funcionamiento de la cultura”54. La autora define la sociedad matrifocal según cuatros criterios: el rol de madre es estructural, cultural y afectivamente central y esta centralidad tienen legitimación social; la relación entre los sexos es 52 Poniatowska Elena: Luz y luna, las lunitas, (1988) ERA, México 1994 Campbell Howard y Obdulia Ruiz Campbell: “A history of discourses abaut zapotec woman”, ponencia presentada en el XIII Congreso Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas. México D.F., 29 julio/4 agosto, 1993 54 La centralidad cultural requiere que la gente tenga un ideal del rol materno como central. Históricamente la madre en Estados Unidos no ha sido culturalmente central, a pesar (de que) el rol de madre ha sido largamente romanticizado por los políticos, teólogos y otros para sus propios propósitos” Chiñas 1992:85 53 73 relativamente igualitaria; los hombres y las mujeres asumen roles económicos y rituales importantes; las niñas son socializadas para que sean esposas y madres dominantes, activas y decididas55. En mi opinión el concepto es todavía ambiguo ya que la autora no explica respecto a qué representaciones y prácticas culturales y en qué ámbitos sociales se expresa la centralidad de la madre y las relaciones relativamente igualitarias con los hombres. Efectivamente una mujermadre tiene presencia y autoridad reconocidas socialmente en ámbitos específicos – como la casa, el sistema festivo o el mercado - pero solamente cuando es una señora madura que ha tenido una trayectoria de vida conocida, ha cumplido y cumple con la costumbre y con todas las expectativas sociales e incluso que haya sido manifiesta su abnegación maternal. No todas las madres son centrales, las madres jóvenes por ejemplo son dominadas por las suegras o por su propia familia cuando están separadas del esposo. La madre separada, divorciada o soltera tampoco es centralmente presente. Su vida es más difícil, aún en el régimen de “reciprocidad” auspiciado, las mismas mujeres no la ven bien, y no es objeto de la piadosa y fraternal ayuda de las bichi (hermanos de raza). En cambio lo que he encontrado más frecuente es el apoyo de la madre al hijo separado, mientras la actitud hacia la hija en la misma situación es mucho más restrictiva. Por su parte Verónica Bennholdt-Thomsen, a partir del concepto de matrifocalidad usado por B.Chiñas en el sentido de “la cultura centrada en la madre”56, sostiene que es una sociedad matriarcal. En esta acepción, dice la autora, el matriarcado no se relaciona al ejercicio del poder, ya que “las estructuras matriarcales, por definición (sic), excluyen este tipo de relaciones de poder”57. Entendiendo este concepto no con relación al poder, sino como ‘principio materno’. Sostiene que los rasgos "estructurales" del matriarcado que encuentra en Juchitán son: un sistema de fiestas que celebra el ciclo agrícola, característico de una sociedad agraria cuya 55 Newbold Chiñas Beverly: The Istmus Zapotecs. A matrifocal Cultural of Mexico, Stanford University, 1992 56 Newbold Chiñas, 1987:1 Bennholdt-Thomsen, Veronika: Juchitán, la ciudad de las mujeres, Instituto Oaxaqueño de las Culturas, 1997:27. La autora sostiene que: “la palabra griega ‘arché’ no significa solamente ‘poder’, ‘dominio’, sino también ‘comienzo’, ‘origen’. Por este motivo, ‘matriarcado’ se traduce como ‘al comienzo estaba la madre’, ‘proveniente de la madre’, ‘principio materno’ . Y en estas acepciones rencontramos aspectos decisivos de la ideología juchiteca y sus conceptos del mundo” 57 74 producción está orientada a la auto-subsistencia- “Los matriarcados son sociedades agrarias”, afirma la autora -, la generosidad y la reciprocidad en el intercambio de bienes y servicios como mecanismo de nivelación económica y social y por ende político; el sincretismo religioso también es un elemento de matriarcado y por fin, la matrilocalidad y la matrilinearidad, pues “los matriarcados determinan la descendencia por línea materna”. En Juchitán la autora encuentra que “existen las dos posibilidades: la descendencia es determinada por línea materna y paterna, de modo alternado o combinado”. Es fácil demostrar que en ningún modo estos rasgos definen al matriarcado ya que, a excepción de la matrilocalidad, los encontramos en cualquier parte del México indígena y mestizo, así como en cualquier sociedad tradicional de dominación masculina. Por otra parte la matrilocalidad no es ni condición ni sinónimo del poder de las mujeres, el matriarcado, ya que existen sociedades que, aun adoptando un patrón de asentamiento matrilocal, son sociedades con predominante poder masculino58. Tampoco he encontrado rastros de matrilinearidad. Tal parece que la autora confunde el concepto con el reconocimiento jurídico latinoamericano de ambos apellidos, el del padre y el de la madre, por lo cual el individuo es simultáneamente miembro de dos familias, sistema vigente en todo México que nada tiene a que ver con el matriarcado. Es más, las madres solteras – sea que vivan solas o en unión libre – luchan para conseguir el reconocimiento jurídico de los hijos por parte del padre pues solo así tienen acceso a la ayuda económica y a la responsabilización de la familia paterna. Por lo que concierne a la supuesta economía de autosubsistencia, tampoco estoy de acuerdo con esta interpretación. La sociedad zapoteca por todo lo ya mencionado se puede definir como una sociedad mercantil clásica en términos marxistas. En especial las mujeres producen un excedente bastante fuerte que les permite no solamente ser potencialmente autónomas económicamente, sino también costear buena parte de la estructura festiva, como veremos, e invertir en su negocio y en oro. Lo que sí siento original es la capacidad de las mujeres de sostener, al interior de la comunidad, un doble sistema económico, y de salir y entrar de uno a otro con flexibilidad: uno es propio de una sociedad tradicional y tiene que ver con la reproducción de la cultura y del 58 Ida Magli: Il matrircato e il potere delle donne, Feltrinelli, 1978, pp.61-107 75 sistema social comunitario, basado en el intenso intercambio de bienes y servicios, en el trueque y la economía de prestigio, y el otro, moderno y occidental, basada en el mercado monetario libre. Además a nivel macro podemos decir que controlan un sector importante de la economía “informal” de la ciudad como veremos. Por lo que concierne a la reciprocidad aprovecho la ocasión para aclarar el manejo de este reiterado concepto a propósito de los zapotecos e indígenas en general. La palabra reciprocidad nos remite a una relación paritaria entre dos o más actores que intercambian entre sí algo del mismo valor (monetario o no monetario). El concepto evoca a nivel de ética y norma de comportamiento ideal la activación de una relación horizontal entre miembros de un grupo, en zapoteco se dice Guenda li zaa - ayuda mutua entre personas, - que es una forma de convivir que une a los bichi, hermanos (de raza). La sociedad zapoteca es una sociedad demasiado estratificada para tener relaciones horizontales de reciprocidad como práctica diaria. Antes de la reciprocidad está la construcción de redes concretas de relaciones, alianzas e intercambios. “Cada persona es el centro de una red de solidaridad a la vez que es parte de otras redes. Por solidaridad entendemos un sistema de intercambio de bienes, servicios e información”59. Y cada persona se encuentra entre redes de intercambio verticales y horizontales: “ el intercambio horizontal en el que el canje se da entre iguales a través de un sistema de reciprocidad, u el intercambio vertical que se caracteriza por una asimetría de recursos: capital y poder fluyen hacia abajo, mientras lealtad y trabajo son succionados hacia arriba”.60 No se intercambia lo mismo entre na61 Mari de La Riviera y na Flavia de la séptima, a parte de los momentos rituales (limosnas, cartones de cerveza, regalos) que no son frecuentes entre personas de niveles socio-económicos tan distantes. Entre la esposa del político o del hombre influyente y sus conocidas de estrato inferior más bien se forma una relación de clientela, como también se da entre hombres en las facciones políticas del PRI y de la COCEI. El uso ampliamente difundido de pedir padrinazgo a los políticos en ocasiones de bautismos, quince años y bodas es un típico ejemplo de estas relaciones verticales enmascaradas de reciprocidad. El uso de este concepto sin tener clara la estructura que la hace posible, no puede 59 Larissa Lomnitz: “Redes sociales en la esfera privada de las sociedades urbanas latinoamericanas”, mimeo prestado por la autora. 60 Lomnitz: ibidem 61 Na es un término equivalente a ‘doña’, usado en la sociedad mestiza 76 dar cuenta de la complejidad y de las dinámicas de las relaciones interpersonales que se dan en una sociedad urbana. Su uso tiene un valor ideológico, más que operativo. En el sentido de un ideal ético al que se hace referencia para la construcción de las relaciones entre humanos, es una aspiración casi universal. Por otra parte los mismos juchitecos lamentan la decaída progresiva de este valor y práctica social, substituida por un creciente individualismo y conflictividad familiar y social. En fin, las representaciones míticas que remiten al matriarcado en cualquier significado se tome, tienen origen en el hecho de que en el Istmo las mujeres gozan de un prestigio social que no es común en el resto del país y que en gran parte deriva de su inserción activa en la economía comunitaria y regional y de los espacios que han conquistado y que les han sido reconocido en la vida social de la comunidad. Veamos entonces como se desarrolla la vida de una mujer en los ámbitos de acción que la cultura le ha asignado y en los cuales ejerce cierta hegemonía. En esta parte describiré su ciclo de vida que solo se explica con relación al hombre por lo tanto indirectamente se describe el ciclo de vida masculino, aunque este último carece de una perspectiva puramente masculina. Nacer, crecer, vivir, morir. La familia zapoteca reproduce fielmente el modelo latinoamericano muy bien estudiado por Lomnitz y Perez Lisaur, es decir una familia extensa con un núcleo trigeneracional formado por los abuelos, los padres y los hijos. En una familia tradicional zapoteca existe un vínculo muy fuerte hacia los abuelos. Contrariamente a la familia nuclear bigeneracional de tipo occidental - donde cada hijo forma a su vez una familia desvinculada de las de origen - en el sistema familiar trigeneracional los lazos consanguíneos (padre-hijo-nieto) tienen prioridad en términos de solidaridad sobre el lazo afín (esposo-esposa) y el vínculo entre padres, hijos y nietos dura toda la vida; el individuo es simultáneamente miembro de dos grandes familias, la del padre y la de la madre y aunque “no es considerado incondicional miembro de la gran familia de su esposa (o marido), sus hijos sí”; la duración operativa y solidaria de la familia equivale a la duración de los abuelos: “Una vez fallecidos los padres, cada hijo e hija se 77 convierte en la cabeza de una gran familia”62. Como en toda sociedad tradicional, los lazos de solidaridad familiar tienen prioridad sobre todos los otros. Aún así encontramos familias que reproducen a su interior la marcada división política que existe en la comunidad, a veces entre hijos y padres, que se puede traducir, en temporadas de alta efervescencia política, en temporales conflictos internos. No he podido hacer una revisión genealógica profunda en los archivos eclesiásticos, sin embargo mi hipótesis, corroborada por la observación y las informaciones orales, es que Juchitán se ha mantenido, hasta tiempos relativamente recientes, como una comunidad esencialmente endogámica, ya que es reducido el número de los apellidos originarios. Se ha observado además, que mientras las mujeres se casan o se juntan con más facilidad con un fuereño, los hombres tienden a buscar su pareja al interior de la comunidad. “Solo una teca puede aguantar la locura de un teco”, me decían mis amigos. Por su parte las mujeres dicen que los hombres de afuera “no son tan cariñosos como los tecos, pero son mejores maridos, más responsables” “Que bueno que es niña, ya tienes quien te agarre de la mano, cuando ya no puedas caminar", le decía (la partera a la madre), mientras daba de beber a la recién nacida una cucharada de aceite de oliva, que había preparado con hierbas, ‘para sacar las flemas’...Cuando nace un hijo varón, en cambio sí puede suceder, que las señoras grandes le tengan lástima a la madre. ‘Nació un soltero, vas a tener que casarlo’. Con esto ya se refieren a lo trabajoso y costoso que resulta la boda del hijo para la madre"63. Con estos buenos auspicios, muy diferentes a lo que pasa en una casa mestiza, se asoma al mundo la beba que desde su nacimiento es valorada por lo que traerá en ayuda concreta a la casa y afectividad a los padres. No pasa lo mismo con los varones: Mira, a los padres les gusta tener hijo varón porque lo puede llevar con él cuando va a la pelota, algún deporte o al trabajo y también lo puede dejar con la mamá o una hermana hasta la vecina, no hay que cuidarlo como a una niña; en cambio las mamás prefieren las niñas porque luego los hombres más fácil pueden salir malos, drogadictos o peor, y luego no la va cuidar, la ayuda con el sueldo sí, pero no la acompaña no la cuida como una mujer. 62 Larissa Adler Lomnitz y Marisol Pérez Lizaur: Una familia de la elite mexicana. Parentesco, clase y cultura 1829-1980.Alianza, México, 1993 63 Velazquez Meneces Marina: "El camino de ser mujer en Juchitán" en Bennholdt-Thomsen, Veronika, op. cit. 78 Según estos testimonios entonces, en las mujeres existe la idea de que por naturaleza los hombres son desobligados e incumplidos, difíciles de manejar, así que criar a los varones es algo trabajoso, inseguro y costoso. Más inseguro todavía en estos tiempos en que el campo no da para vivir, en que todavía no existe un desarrollo económico que ofrezca fuentes alternativas de trabajo para un hombre y hay un ejército de chamacos dedicados al robo y la drogadicción. Sin embargo las mismas mujeres esperan y celebran que el primer hijo sea varón. A los niños y niñas se le celebra su bautizo al año de nacido64. En esta ocasión a un niño los padrinos le regalan su trajecito y los zapatos, mientras que a una niña, al vestido para la ocasión le agregan una prenda de oro o de oro y coral, potente amuleto contra el mal de ojo. Niños y niñas viven y juegan juntos hasta aproximadamente los cuatro o cinco años y la educación, a cargo esencialmente de la madre, no se diferencia mucho según los sexos que gozan de mucha libertad para jugar y divertirse. Sin embargo hay más atenciones y modales afectuosos hacia la niña, también de parte del padre, que tiende a mimarla cuando está muy chica. También se tiende a mantener a la niña más vigilada y cercana a la mamá. Cada año se celebra en alguna forma su cumpleaños mientras lo mismo no sucede con el niño, del cual se festejan solo los cinco y diez años. A partir del momento en que se considera que una niña puede ayudar en el hogar, hay una tajante diferenciación en la educación. La niña, a diferencia de los niños que gozan de varios años de su infancia libres de toda preocupación, quedará siempre más cercana a la madre, ayudando en el hogar para aprender toda la gama de conocimientos y comportamientos socialmente asignados a la mujer, desde hacer tortillas hasta cuidar de sus hermanos más pequeños. Y también aprender a vender, a restar y sumar el dinero, así que es frecuente ver niñas de siete, ocho o diez años vender en el mercado o ir de casa en casa ofreciendo alimentos, frutas, tamales, pescado para ayudar a la economía doméstica. Desde muy niñas acompañan a su madre a las fiestas, vistiendo el traje regional con su cadena y aretes de oro, para que aprenda como es la costumbre. Como veremos en la última parte, los 64 Puede ser a los cuatro o seis meses también, en el caso de que el recién nacido sea enfermizo o delicado, pero es más frecuente al año. 79 niños que el entorno familiar y social reconoce y acepta como potencialmente muxe, son incorporados más bien a la vida de las mujeres. A los varones se les considera por naturaleza desligados de las responsabilidades de la casa y se les encamina hacia trabajos "de hombre". Si el padre es pescador, campesino o artesano, el hijo lo acompañará para aprender un oficio. Actualmente se prefiere que el hijo varón siga estudiando y la madre hará muchos sacrificios para enviarlo a los estudios superiores, lo que no sucede con las hijas ya que se considera que tienen más posibilidad de defenderse en la vida a través del comercio o del matrimonio. En la clase media-alta, en cambio, se tiende a dar iguales oportunidades de estudio tanto a varones como a mujeres. Desde muy temprana edad, entonces, hay una separación completa entre mujeres y varones que se desarrollan y socializan en espacios excluyentes. De ahí que el niño escape completamente al control de los adultos, y tiene una casi total libertad, amén de las obligaciones escolares, cuando los hay. La vida de un varón se desarrolla durante la mayor parte del día fuera del hogar, en el enjambre de patios y traspatios, calles y callejones del pueblo, jugando y peleando con sus amigos, persiguiendo animales e incautas niñas, y aprendiendo todo lo que se sabe pero no se dice sobre el sexo a través de los chismes de los niños más grandes, de lo que ve entre animales y en su mismo hogar cuando por un despiste llega inoportunamente a la casa y sorprenden padres o hermanos en sus affaires amorosos65. En las familias tradicionales y en los barrios populares generalmente los niños crecen bilingües ya que aprenden zapoteco en la casa y la calle y español en la escuela.66 Sin 65 Una anécdota chusca pero reveladora de la precocidad de los niños en sus conocimientos sexuales. Durante un evento de la Asociación Gunaxhii Guendanabani (Ama a la vida) para la prevención del SIDA, que se realizó en un jardín de niños en la séptima sección, fuimos asaltados por escuincles de 7, 8, 10 años que nos pedían los condones que repartíamos a los adultos. Un niño de 10 años pidió, con insistencia, condones a la maestra Florinda, muy conocida en toda la ciudad. Ella le dijo que era demasiado chico para usar el condón, que todavía no se le paraba el squié (pene). "Se me para, pues, cómo que no!" le contestó el niño muy ofendido. "Bueno - le dice ella- aun así lo tienes chiquito, el condón te va a quedar grande, es demasiado largo". "No, importa, maestra -le contestó- me lo pongo y luego lo amarro arriba y listo!". El mismo niño estuvo persiguiendo a otra compañera, una señora gordita y jacarandosa, madre de dos hijos adolescentes, invitándola a tener relaciones: "Dame condón, vamos a chapear, mira aquí está mi casa, vamos a chapear pues, no te vas arrepentir!". 66 Hay algunas escuelas primarias que supuestamente deberían implementar una educación bilingüe y bicultural, sin embargo el programa se reduce a una mayor tolerancia de los maestros hacia los niños monolingues 80 embargo, Debora Kinsey, una lingüista norteamericana que está realizando una investigación sobre la desaparición del zapoteco, me confirmó que la tendencia actual de los padres y abuelos, aun los más tradicionales, es empezar a hablar a los niños en español para que lo aprendan como primera lengua, de manera que desde temprano “los hijos puedan defenderse” y no enfrentar luego los problemas y las vergüenzas que sus padres padecieron en la escuela o en los lugares de trabajo. En las familias de estrato medio o alto, en cambio, es más frecuente que el niño no aprenda siquiera a entender el zapoteco. En la pubertad las niñas ya no concurren tan a menudo a la plaza, más bien se prefiere que acompañen a la madre u otra mujer de la familia en su trabajo para que aprendan rápidamente un oficio productivo, para que lo más pronto posible puedan desarrollase como personas independientes, con bases económicas propias para defenderse en la vida sin depender de nadie. Además, a partir de la primera menarca se hace todavía más rígido el control de la familia sobre la muchacha por miedo de que “algún hombre le falte al respeto” y porque del mantenimiento de su virginidad depende el honor familiar. Entre pubertad y matrimonio las relaciones entre mamá e hijas se agrian, pues éstas resienten que se les tenga tan reprimidas, mientras sus hermanos gozan del máximo de libertad. Las muchachas, independientemente de la edad y mientras permanezcan solteras, están subordinadas a los hermanos, a los cuales se debe lavar y planchar la ropa, cocinar y servir la comida. No faltan razones para que las muchachas sientan celo y envidia de los hermanos, pues justamente cuando a ellas se les imponen más restricciones es cuando ellos tienen más libertad de ir y venir, hacer y deshacer a su antojo. Los padres además les tienen un trato preferente. Sin considerar, además, que las chicas resienten que los padres destinen los fondos familiares a la educación del varón. No es poco frecuente que la madre utilice las alhajas de la familia, que por tradición deberían formar parte de la dote de la hija, para costear los estudios superiores del hermano o ayudar al hijo profesionista a montar su despacho, taller o negocio. Como en todo México, a los quince años una muchacha es considerada madura para el matrimonio y la procreación. La fiesta de los quince años hasta la generación anterior no era 81 parte de la tradición local. Me dicen las señoras que anteriormente era tan solo una comida en familia. Antes sólo los ricos festejaban los 15 años y los cumpleaños. Para los pobres eran fiestas familiares, de poco gasto, no se festejaba así en grande como ahora. Ahora todos quieren festejar, no hay casa donde no se hace una o más fiestecitas por año. Los vecinos ayudan mucho. Actualmente es fiesta en grande, se buscan madrinas y padrinos para solventar los numerosos gastos, la niña - luciendo su vestido de satín blanco con tremendo moño en las nalgas y acompañada por un pool de apuestos chambelanes enfundados en esmoquin alquilados con su corbatín ahogándoles el cuello y los cabellos bien modelados con gel - se exhibe ante los orgullosos padres, padrinos, madrinas y jóvenes casamenteros invitados en un baile cuya coreografía es creación y "puesta en escena" de un muxe, que durante semanas antes del evento ha ido regularmente a casa de la quinceañera para ensayar. La "etiqueta de la mujer" En general las muchachas se casan a temprana edad, después de un largo cortejo de parte del novio y un corto noviazgo. Cuando el varón está en una edad casadera (18, 20 años) le comenta a su madre y sus hermanos las intenciones que tiene con alguna muchacha. Si ésta recibe la aprobación de la madre no tiene problema alguno para seguir cortejando a la joven. Las cosas se complican mucho cuando la elegida no es aceptada por la madre. He conocido varios casos de hombres que no han podido casarse con la mujer que amaban por la negativa de su madre. Uno de los factores que interviene en la aprobación o no de la novia es la afiliación política de las familias involucradas67. La radicalización de las posiciones políticas en dos bandos contrapuestos repercute en la conformación de las alianzas matrimoniales. Una potencial suegra afín al PRI no acepta con gusto emparentarse con una familia afín a la COCEI, y viceversa, y hará lo posible e imposible para que el hijo no se case con su novia. Tampoco la familia de la novia accederá con gusto a una unión de este tipo ya que la joven no será tratada 67 Una descripción etnográfica bastante detallada se encuentra en: Fuentes Valdivieso, Rocío, El matrimonio en Juchitán, Oax. Rituales, Símbolos e implicaciones sociales, Tesis de Licenciatura en Antropología Social, ENAH, México, 1994 82 bien en su familia política. Sin embargo, influyen también otras consideraciones, por ejemplo el grado de prestigio o de poder económico de la familia con la que se prospecta la alianza. Una hija de familia priísta pero humilde que encuentra un novio de familia coceista pero rica o acomodada será más bien alentada a casarse, a menos que existan pleitos más añejos y profundos entre las familias interesadas. Por ejemplo, entre las familias Pineda y López Lena, que tradicionalmente están en conflicto, no tanto por motivos políticos cuanto de prestigio, no se han verificado matrimonios. También son muy raros los matrimonios entre mujeres zapotecas y hombres de otros grupos étnicos de la región; los pocos que he conocido entre una zapoteca y un huave, por ejemplo, eran casos en que el hombre tenía una posición de prestigio y poder económico al interior de su comunidad. Durante el cortejo el muchacho deberá demostrar su real interés hacia la potencial novia insistiéndole mucho con palabras y atenciones, aguantando los desplantes de ella, llevándole serenata y emborrachándose todas las veces que ella no le hace caso, mientras una guitarra toca y una voz canta todo el repertorio de las canciones de amor, pasión y abandono que puedan acompañar y aliviar el dolor del alma. El matrimonio tradicional en las clases populares es por "robo" o mejor dicho de "huida concertada" (visho ñe ca be: se huyeron), aunque ocasionalmente también se pide a la novia, como se acostumbra en sectores de clases media-alta o bien en familias de intelectuales y políticos. La huida se da por común acuerdo y son pocas las veces en que los padres desconocen las intenciones de los novios. El muchacho lleva a la novia a su casa donde cumple con el rito de la desfloración para comprobar la virginidad de la doncella antes del matrimonio. No se trata de una relación sexual completa ya que la desfloración se practica con un dedo de la mano para que salga la sangre y manche el pañuelo o la ropa interior de la novia para que sea expuesto en el altar familiar, junto a los santos, y a la novia le suba la fiebre. Sangre y fiebre son elementos indispensables para que la familia de él pueda comprobar que es "una buena muchacha". La virginidad de la mujer es altamente valorada por las mismas mujeres, una señora usó esta expresión: "es la etiqueta de la mujer". Se celebra con festejos, cerveza y cuetes, el pañuelo con la sangre se exhibe a la comunidad de parientes y vecinos y se guarda en el altar familiar; este día la novia 83 permanece acostada en la cama regada de tulipanes rojos "cerca del santo" (el altar familiar), mientras los jóvenes de la familia tejen las coronas de flores rojos que adornarán la cabeza de las mujeres que participan por parte de la familia de la novia68. Si la novia no "sale virgen" se le regresa a su casa y es una deshonra para toda su familia. Pero siempre la culpable es la madre que no supo cuidarla. Cuando una mujer no es honrada ya nada es igual porque todos conocen lo que le pasó y los hombres son mañosos solo quieren otra cosa pero no casarse con ella Incluso en los casos en que el novio no cumple con ella casándose o regularizando la situación y la abandona, aunque la muchacha haya salido virgen, pesará sobre ella la duda y el estigma social a tal punto que en la mayoría de los casos la muchacha aislada por su misma gente se aleja de la comunidad, como resulta del caso registrado por Fuentes69 donde un muchacho engañó a la novia y se la robó; aunque no tuvo relaciones con ella, el joven tuvo que pagar una indemnización a la familia de la muchacha. Pasaron los días y el escándalo fue disminuyendo pero no fue borrado de la mente de los demás..., hasta que sus amigas le dejaron de hablar. Ella cambió de trabajo..se fue a trabajar de cocinera en un bar, lo que es mal visto en Juchitán. Mas tarde al ver que sus relaciones con las jóvenes de su edad no prosperaban decidió salirse de Juchitán y trabajar en la capital junto con otras amigas que habían pasado casos parecidos" Lo mismo me fue confirmado por la juez del Juzgado matrimonial. La sociedad y su misma gente orillan a la mujer a salir de la comunidad; es más, el supuesto deshonor y la dificultad de volver a iniciar una relación está interiorizado a tal punto que la muchacha puede acabar por prostituirse. El rito de la desfloración es prácticamente casi público, ya que desde el momento en que llega la novia los parientes, las comadres y las vecinas se reúnen en la casa y el patio, llevando cajas de cervezas, flores y cuetes para celebrar el evento. Hasta ahora no he encontrado ninguna mujer que haya vivido felizmente este momento, más bien todas me han dicho que lo vivieron como una práctica a la cual, aunque las apena y humilla, no pueden substraerse porque es la costumbre. 68 69 Fuentes Rocío: op.cit. pp. 40-46 Ibídem 84 No me gustó, me dio mucha pena, ¿ pero qué podía hacer? así es la costumbre. Cuando mi novio me llevó a su casa, me puse muy nerviosa, por los nervios me bajó la menstruación, no pudimos hacer nada y tuve que regresarme a mi casa. Luego luego empezaron los rumores, que ya no estaba buena...ya sabes. A los quince días volvimos a huir y esta vez todo salió bien aunque él, por los nervios, no podía y tuvo que ayudarme la partera porque no salía la sangre. Mejor, porque así nadie pudo decir que nos pusimos de acuerdo con mi novio. El caso de que el novio sea demasiado joven o esté nervioso para llevar a cabo la desfloración no es poco frecuente. En estos casos quien cumple con la función será una partera o una mujer anciana. Me dicen que incluso puede ser el padre del novio, como era más frecuente anteriormente. Los novios que están de acuerdo pueden usar algún truco y sangre de algún animal para simular la pérdida de la virginidad, a pacto que estén bien lejos aquellas binni gunaa, mujeres ancianas, que saben distinguir entre la sangre del himen y la de un pollo. Marina Meneces sostiene que este rito, que a las occidentales parece inútilmente cruento, tiene su razón de ser en la lógica étnica ya que es una forma de defensa y control de las mujeres para obligar al varón a cumplir con sus obligaciones70. Es probable también que esta costumbre, de claro origen mediterráneo71, se haya visto reforzada en el transcurso de este siglo como respuesta a la gran cantidad de casos de violación y “venta” de jóvenes mujeres a ricos libaneses o a comerciantes que luego las abandonaban. La interpretación mencionada es válida en cuanto la socialización del ritual asegura que las normas sociales sean atendidas por parte de ambos interesados, sin embargo llama la atención como una estrategia de defensa pasa necesariamente por la manipulación del cuerpo femenino. Por los mismos testimonios vimos que es una práctica impuesta y una fuerte violación de la intimidad de la mujer; su cuerpo, tan celosamente cuidado hasta ahora, se vuelve un cuerpo público, sin secretos, y lo que debería ser el primer acto de amor e intimidad entre parejas se parece más a un juicio por parte de un núcleo familiar ajeno y hostil. Puesto que el acto acontece en el ámbito familiar del hombre, el control versa más hacia la defensa del honor del novio y de su familia. Marina 70 Meneces, Marina: op.cit. El exhibir la sangre de la desfloración es una tradición de origen europeo mediterráneo. En Sicilia, tierra de mis antepasados, en los pueblos más alejados de la modernidad, todavía se acostumbra colgar del balcón de la casa la sábana de la primera noche de boda con las manchas de sangre. 71 85 Meneces también describe, y yo misma he visto en más de una ocasión, la inmediata competencia que se desata entre las familias de los novios durante los festejos. La madre y los familiares del novio tratan de todas formas de emborrachar rápidamente a los familiares de la novia, para demostrar su fuerza y superioridad frente a la otra familia. Simbólicamente se trata de afirmar que la muchacha ya es parte de otro núcleo de solidaridad y lealtad. Mientras la muchacha está acostada pasan una a una las señoras ancianas a dar consejos a la futura esposa todas insistiendo sobre su papel de obediencia al marido y a la suegra: De ahora en adelante debes respetar al marido, a la suegra ayudarla en todo, nada de que respondas y también a todos los de la casa, para que vean que eres buena muchacha Todo el ritual expresa el grado de represión y control social sobre la sexualidad femenina, mientras para los hombres rige otra moral. Las primeras experiencias amorosas de un varón empiezan en la pubertad, los jóvenes muxe se prestan con gusto a su iniciación, como veremos en el capítulo dedicado a ellos. Tener más de una novia a la vez, saber conquistar a las muchachas, tener relaciones sexuales con mujeres (mayores) y ocasionalmente con homosexuales en un rol activo, es demostrar, a los ojos de los otros hombres, pero también y mucho, de las mujeres de ser ‘un verdadero hombre’. Familia, amigos y comunidad esperan que el varón tenga cuantas más relaciones posibles, antes y después del matrimonio, para probar su virilidad. “Quien no tiene amantes no es varón completo. No es macho del todo”.72 En los sectores acomodados no se usa la huida, sino la petición de mano, ya que en la elección de la alianza entre familias entran en juego motivaciones más prácticas tales como los recursos económicos, el prestigio social, el poder político de contrayente, como agudamente anota Rocío Fuentes en su trabajo. El matrimonio civil se celebra casi enseguida, después de unos días, mientras que el religioso puede posponerse hasta recaudar el dinero necesario para la fiesta, a veces después del nacimiento del primer hijo. Es costumbre que entre el matrimonio civil y la boda religiosa la novia permanezca en la casa de sus padres y que el novio la visite73. Al contrario del modelo mestizo, en el Istmo toca a la familia del novio pagar todos los gastos necesarios para la 72 73 M. Matus: op. cit Fuentes Valdivieso Rocío: op.cit. 86 boda; por su parte la novia traerá su ajuar que ha venido haciendo desde cuando, muy joven, empezó a trabajar. La responsabilidad de los festejos recaerá esencialmente sobre la mamá del novio, ya que no están en juego sólo los gastos económicos en concreto, sino la activación y movilización de todos los recursos sociales y las redes de solidaridad y ayuda comunitaria necesarios para cumplir con ceremonias que pueden durar hasta ocho días seguidos. Lo que significa una serie muy grande de compromisos que la mujer adquiere y en primer instancia está obligada a atender con su propio trabajo, en un momento dado, como pago a la ayuda que le dieron. En la biografía de una mujer adulta es importante la enumeración de los hijos casados ya que el cumplimiento de esta costumbre le da prestigio frente a la comunidad. Sin embargo, si la familia de la novia tiene una mejor posición económica y social, las celebraciones serán en casa de ésta y el novio se someterá a las decisiones del grupo familiar de ella, aunque su propia familia no esté de acuerdo. La joven esposa pasa a vivir en casa de los padres del novio, hasta el momento en que logran construir su propio hogar, y queda bajo la autoridad de la suegra que controla la vida de la pareja. De hecho la queja de muchas mujeres es que sus esposos y la familia de él hacen lo posible para separarlas de su familia de origen, sobre todo de la madre, causando muchos disgustos en la vida matrimonial. Hablando con los jueces familiares de Tehuantepec, Juchitán y San Blas resultó que muchos de los conflictos familiares que se ventilan en los juzgados tienen origen en el hecho de que la suegra y, a veces, las mujeres de la familia del esposo se inmiscuyen demasiado en la vida de la pareja. Una vez casada la joven mujer tiene que "aguantar" los desplantes y los celos del marido y la forma de ser de él y de su familia. Tratará de ser la "mejor" shua (nuera) posible para ganarse el reconocimiento de los suegros y los cuñados, será evaluada por la suegra en cada uno de sus comportamientos, pero también tendrá su ayuda para con el cuidado de sus hijos, de manera que la abuela paterna tiene un papel importante en la educación de los niños. En el matrimonio cuyo fin es ante todo la procreación, maternidad y feminidad pertenecen a la misma estructura simbólica. La esterilidad de la mujer es una verdadera tragedia. Son contados los que admiten que el hombre puede ser estéril, generalmente se 87 achaca la esterilidad a la mujer. Sin hijos, ni el hombre ni la mujer, sobre todo la mujer, llegan plenamente a la categoría de adultos dentro de la comunidad. Una mujer sin hijos es considerada una persona incompleta, es algo contra natura e incomprensible. “¡Pobrecita! me decía la mamá de una amiga, mirándome como a un gusano, cuando supo que no tengo hijos - no has podido gozar de la alegría que da vida a las mujeres” También es considerada incompleta una mujer adulta sin hombre, el cual puede ser también amante o conviviente, pues la unión libre, a pesar de las quejas eclesiásticas, es bastante frecuente. En la escala de valores se considera mejor tener un hombre al lado, aunque no sea el marido legítimo, que ser mujer sola pues en este caso es una “amargada” o una marimacha. Sin embargo a nivel popular a la conviviente se le dice xnadxii (querida) que es un término despectivo. En caso de que el matrimonio o la unión no resulte, lo normal es resolver el problema con un "divorcio al estilo zapoteco", es decir, cada cual por su rumbo y, en la mayoría de los casos, sin llegar a la disolución jurídica del vínculo matrimonial. Las mujeres, sobre todo de estrato popular, son muy renuentes en divorciarse ya que priva la idea de que el matrimonio es uno y por toda la vida. En caso de separación y divorcio, las mujeres pelean esencialmente la pensión alimenticia de los hijos, aunque en la clase media-alta los varones buscan quedarse con la patria potestad, por motivo de prestigio familiar y herencia, cosa que no sucede entre los hombres de estrato popular que más bien abandonan los hijos con la madre. Hay quien llega incluso a negar la paternidad, contra toda evidencia física y jurídica, con tal de no tener obligaciones económicas hacia los hijos. En caso de separación casi siempre el hombre sale de la casa, ya que ésta es de la mujer y los hijos; éstos quedan con la mamá que seguirá ocupándose de su sustento, con una carga mayor, por supuesto, ya que el hombre generalmente no se hace responsable. Precisamente esta irresponsabilidad, sobre todo económica, hacia la familia, junto con la infidelidad y el alcoholismo, son las quejas mayores de las mujeres casadas hacia sus hombres. Los hombres son cobardes, tienen a los hijos por mero gusto, no tienen responsabilidad, no como la madre 88 Un hijo varón que se separa de su mujer será siempre recibido en la casa de sus padres, pero he observado que difícilmente una madre brinda ayuda a la hija que quiere separarse. “Ella se quiso casar, ahora debe aguantar como toda mujer” me decía na Flavia cuando la hija, de apenas diecisiete años de edad, quiso separarse de su joven marido alcohólico y violento. También es muy difícil que se lleven bien entre ellos los hermanastros, es decir los hijos del primer matrimonio del padre con los nacidos con su segunda mujer. Por otra parte tampoco está mal visto que una mujer se case o se junte más de una vez en el curso de su vida y que de estas relaciones regulares nazcan hijos. Claro está, manteniendo siempre frente a la comunidad una estricta moral sexual. Sin embargo, difícilmente el nuevo compañero asumirá la responsabilidad de los hijos que han nacido de matrimonios anteriores. De las pláticas con los jueces, y de mi misma observación, resultó que la violencia intradoméstica es bastante difundida. Tanto en el Juzgado Familiar como en el juzgado del Ayuntamiento los casos de maltrato a mujeres representan casi el 90%, según la información verbal que recibí, a causa de la violencia física por parte de los maridos hacia sus esposas e hijos, o de los varones hacia sus hermanas, y también por el hecho de que los hombres se niegan a dar dinero a la casa, gastándolo más bien en la cantina. En muchos casos la esposa llega a demandar al marido y a ponerlo en la cárcel a manera de amedrantamiento; sin embargo ella misma retira los cargos al día siguiente por la “vergüenza” y para que los hijos no la acusen de haber hecho un daño al padre. Una institución masculina generalmente aceptada, por lo menos como norma ideal, es la “casa chica”, en el sobrentendido de que el hombre mantenga en posición de privilegio a la primera esposa y cumpla con las necesidades económicas de todos. El hombre es cabrón de naturaleza, es así, si hay otra mujer que se ofrezca y lo consigue fácilmente, puede tener dos casas, puede tener veinte si quiere, pero la que tiene que respetar es el matrimonio. Cuando el marido no la respeta en su casa y con sus hijos, ahí está el problema.( ama de casa) Ahí empieza el machismo del hombre que por ser hombre puede tener cuatro mujeres, pero no se trata de demostrar el machismo en tener cuatro mujeres, sino en mantener cuatro 89 mujeres. Si el hombre puede mantener cuatro familias, ¡qué hombre es! Pero si no puede con una y con otra, entonces está jugando con su machismo.(maestra) En general los hombres que mantienen una casa chica son personas con posibilidades económicas o políticos. Todo mundo conoce la situación y es altamente improbable que la esposa no esté al corriente, aunque no la saca a relucir sino en casos de graves faltas de parte del marido. En este caso Dios asista a la otra mujer y al ¡“cabrón de mi esposo”! Sin embargo he encontrado campesinos o artesanos, es decir hombres de no mucha disponibilidad de dinero, que, aun viviendo con la otra mujer (a veces más de veinte años), dicen con mucho orgullo que “respetan a la esposa” y por lo tanto no se divorcian de ella. La “otra” quedará como mujer de segunda categoría, aun viviendo toda la vida con él. Los hijos, cuya educación material y moral es responsabilidad de la mujer, son de la madre al punto de que es más frecuente escuchar que fulano es hijo de na Cata o na Lupe o na Mari, más que de ta Miguel o ta Antonio, y sobre ellos madre y abuela materna ejercen una autoridad que perdura hasta la muerte. Para los hijos la figura paterna está bastante ausente, sin embargo siempre permanece como figura cargada de autoridad que le es otorgada por la misma distancia y el aura de poder que la ideología dominante y las mismas mujeres asignan al hombre. Los hijos de una mujer nacidos en diferentes matrimonios se llevan como hermanos teniendo como referencia emotiva privilegiada a la madre, si ella tiene malas relaciones con el padre de sus hijos, estos no lo buscan y, aunque le muestren respeto en ocasiones sociales, no establecen ninguna relación afectiva con él. Mucho menos se llevan bien entre sí los hijos del mismo padre nacidos de diferentes matrimonios o uniones. Según el modelo étnico tradicional - que ya se está quebrantando ya que viene menos la organización económica rural tradicional que lo hacía posible - las familias son unidades domésticas basadas en una rigurosa y complementaria división del trabajo y en la cooperación económica entre el hombre y su mujer. Es raro que una mujer participe directamente en las tareas del campo o de la pesca, ni son obreras, pero el procesamiento de los productos y su distribución y comercialización son de su casi exclusivo dominio. Por ejemplo, si el esposo es agricultor, su mujer hace tortillas o totopos para la venta, además de 90 criar cerdos, gallinas y guajolotes para venderlo directamente o para hacer comida para la venta; las esposas de los pescadores se dedican a cocer y salar el camarón, secar u orear pescados, es decir procesarlos para luego venderlo en el mercado o de casa en casa. De la misma manera la esposa de un alfarero se ocupará de decorar y vender la artesanía producida por su esposo. De manera que la colaboración entre hombre y mujer es imprescindible para el funcionamiento de la empresa familiar. Se trata en efecto de una diferencia importante respecto al modelo mestizo. El ingreso económico proviene del trabajo compartido entre hombres y mujeres, puesto que los hombres no son los únicos proveedores para el sustento de la familia. A pesar de esta equivalencia de obligaciones, el hombre mantiene la autoridad moral. Aunque a las mujeres se le reconoce y está valorado el trabajo extradoméstico y el aporte económico que de este deriva para la familia, la autoridad de la mujer se ejerce, como en la mayoría de las sociedades campesinas tradicionales, en cuanto "jefa del hogar", mas no como "jefe de la familia", rol que las mismas mujeres depositan en mano de los hombres. Cuando no está el hombre en la casa somos las mujeres que tenemos autoridad sobre nuestros hijos, pero cuando está le cedemos la autoridad porque él es el padre y los hijos deben respetarlo. La celebración de los cincuenta años asume una connotación de especial importancia en el ciclo de vida de una mujer, pues libre de las responsabilidades reproductivas puede iniciar una nueva fase de su vida donde, además de las gratificaciones que ella misma se brinda, espera recibir los cuidados que ella ha brindado a la familia. Una mujer anciana, libre de la responsabilidad de los niños y disociada de la sexualidad, adquiere una autoridad y una libertad notables. Es el momento de "gozar la vida", ir a cuanta fiesta esté invitada, cargar con una mayordomía, viajar, participar en la campaña electoral de algún pariente u amigo, dedicarse a actividades placenteras, lucir sus hijos profesionistas en las mayordomías, separarse del marido alcohólico, hacer y deshacer a su antojo. Estas mujeres son las ‘matriarcas’ cuya situación, extendida arbitrariamente a todas las mujeres zapotecas, se presenta ante la mirada de los observadores ingenuos como expresión del matriarcado. Personalmente no le encuentro mucha diferencia con la condición de las mujeres del sur de Italia cuando han pasado la menopausia. 91 Es sobre todo a las mujeres ancianas que la familia intenta proteger porque se sabe que “ es más fácil que un hombre anciano encuentre a una mujer que se haga cargo de él”. He constatado como práctica bastante frecuente que cuando un hombre, que ha vivido parte o gran parte de su vida lejos del núcleo familiar, quiere regresar a la casa (por ser viejo o enfermo), la mujer lo acepta “por ser el padre de mis hijos”, para que “mis hijos no digan que yo me porté mal con su papá”. No he tenido noticia de casos al revés. No existe una norma definida de quién cuide de los padres ancianos, aunque por lo general o es una de las hijas o el hijo muxe. En general los hombres heredan las propiedades inmuebles, la casa paterna toca a quien ha cuidado a los padres en su vejez, y las mujeres heredan alhajas y ropa, aunque hay casos en que la herencia se reparte en partes iguales cuando todos los hijos han cooperado en el cuidado de los ancianos. Las juchitecas se jactan mucho del valor que la sociedad les otorga, de la libertad y autoridad de que goza al interior del círculo familiar. Sin embargo, el precio a pagar es la obligación de cargar con la mayoría de las responsabilidades y con una gran soledad en momentos importantes de su vida o de la familia. Las parteras, por ejemplo, se quejan de que es mínimo el número de hombres que se quedan al lado de su esposa al momento del alumbramiento, pues “prefieren ir a la cantina a festejar, antes de que nazca el hijo”. Recuerdo el vía crucis que una amiga pasó cuando tuvo que acudir al juzgado familiar para pedir a su primer marido los alimentos para que sus hijos pudieran acabar los estudios. Su compañero actual, con el cual ha tenido otros dos hijos y que seguramente la quiere, en ningún momento la acompañó con actos concretos, ni siquiera cuando la vio llorar amargamente el día que el señor cínicamente negó frente al juez ser el padre de sus hijos. Era una batalla puramente femenina, en un mundo de abogados, jueces y secretarios con los cuales el “señor” podía mucho más fácilmente entenderse y armar complicidades. Cumplir con sus funciones de madre dominante pero también apapachadora hasta volverse sobreprotectora, en especial de los hijos varones, cumplir con la costumbre, con la guenda li zaa (reciprocidad), es lo que le da prestigio a la mujer y que ya siendo anciana se traduce también en libertad. Cuanto más haya dado una mujer en su vida, tanto más recibirá en su vejez en forma de fiestas, regalos, ayuda cotidiana y respeto. 92 Les cuento una historia ejemplar por ser, con las debidas diferencias, historia de muchas: Na Mara, era una joven huérfana y muy pobre, coqueta y muy trabajadora, no sabía leer ni escribir. Un día un torero le hizo latir el corazón. Na Mara no lo pensó, se fugó y casó con él a los quince días de haberlo conocido. El señor era hijo de una familia bastante acomodada, pero ante los negocios prefería torear toros y mujeres por otros rumbos, na Mara tuvo que inventarse la vida para criar a sus ocho hijos. Empezó vendiendo unas hamacas en Oaxaca, luego también joyas de fantasía, luego otras chucherías. Al rato se fue a México y luego, yendo un poco más allá, llegó a Tijuana. Al poco tiempo, ya tenía en su casa una fábrica de hamacas y de joyas de filigrana dorada, donde trabajaban sus hijos, en los ratos libres de los estudios, y algunos trabajadores. Cumpliendo sus cincuenta y cinco años, después de más de treinta años de viajes llevando y trayendo mercancía, pero esto sí, nunca cargando, "pobre sí, pero siempre he pagado pa' que me cargaran", decidió que sus hijos, ya todos profesionistas con título, no necesitaban ya de un papá, así que le dijo al señor "Hasta aquí, adiós" y el señor se fue. Na Mara reacondicionó su casa y por despecho respecto a su ex marido, que no supo o no quiso torear en la familia, compró toda la manzana y construyó las casas de sus hijos alrededor de la suya. Con el resto de sus ahorros y la venta de sus alhajas pagó la mayordomía de su Vela, y unos añitos más tarde, cuando cumplió los 60 años, ofreció a todos sus parientes, vecinos y amigos una gran fiesta. Gastó hasta el último peso y ahora está nuevamente viajando, pero ya no como antes para sus hijos y la casa, sino porque se le antoja, le gusta pasear, le gustan las romerías a santuarios extraños y desconocidos en las selvas y sierras de México; como a todas las tecas de verdad, le gusta ir a visitar al Cristo Negro de Esquipulas; le encanta curar con sus manos, sus rezos y sus hierbas, le fascina adornarse con huipiles y rabonas a la última moda y alhajas de oro y coral; lucir sus hijos profesionistas en las mayordomías y las fiestas. Cuando el padre de sus hijos, anciano y enfermo, necesitó de ayuda, ella lo volvió a recibir en su casa y lo curó hasta su muerte. Ya está pensando en ir a Europa para enseñar el poder de Dios y de sus hierbas, y por esto ahora necesita vender para invertir en alhajas y luego pagar el pasaje. 93 “El lugar de la mujer” Las tecas siempre piensan en hacer su casa, por eso somos muy trabajadoras, desde chicas pensamos en esto. Las tecas piensan en donde vivir, en cambio las "guadas" (extranjeras) piensan en otros lujos, en pintarse, en comprar carros, a una aquí le interesa su casa. Las de afuera tienen muchos muebles, pero no tienen casa y tienen que rentar; no pueden mandar, y por eso en cualquier momento te pueden sacar y correr Construir su propia casa con sus propio medios es la primera tarea que una mujer, casada o soltera, se empeña en cumplir en su vida de adulta. La casa representa no solamente un espacio que le pertenece y donde manda, pues ha trabajado para hacerla, sino el lugar fundamental para tejer y mantener la red de relaciones con su entorno social y constituye, para las mujeres de estrato popular, un medio fundamental para sus múltiples industrias domésticas. Ahí ella cuece los pescados para ir a venderlos; ahí llegan los vecinos para comprar atole y tortillas; ahí ella cose; borda, teje o cura; ahí se procesan los diferentes alimentos que ella y sus hijas van a vender al mercado; ahí cría sus animales: pollos, cerdos, guajolotes; ahí tiene su horno para los totopos; ahí puede poner una pequeña reventa de abarrotes o poner en el patio una "ramada" para la venta de cerveza y botanas. La maestra Florinda recuerda con gran orgullo cómo construyó su casa en el terreno que le heredó su familia y donde ella nació en una pequeña choza de adobe. En su lugar ahora hay una casa de concreto de tres pisos, fruto de sus esfuerzos durante treinta años de enseñanza y donde cada uno de sus seis hijos tiene su propio espacio. Ahora que está jubilada, está acondicionando un espacio para poner una escuela para niños, adultos y extranjeros que quieran aprender el zapoteco. En ámbito popular se usa todavía ocasionalmente el tequio o la ayuda mutua, guendara ka ne saa, para determinadas fases de la construcción como poner los horcones y hacer el colado. En este día llegan los vecinos, amigos y parientes para ayudar a la realización de la obra, mientras la mujer, con la colaboración de otras, prepara la comida y las "aguas frescas" para los que "ayudan". Sin embargo no vacilará en acarrear ladrillos o materiales, si es preciso, o realizar trabajos pesados con tal de acabar su casa. La tradición la 94 obliga a colaborar, o pagar a alguien que lo haga, cuando alguno de los ayudantes necesitará de colaboración para construir su casa, realizar alguna ceremonia o resolver algún problema. El estilo de la casa, la distribución y el uso de los espacios difiere según el estrato social y el patrón de consumo. Sin embargo son tres los espacios más importantes que la constituyen y permanecen aun en las casas modernas: el patio o el corredor, lugar al mismo tiempo de trabajo y descanso; la sala o estancia, donde se encuentra el altar familiar, para dormir cuando hace frío, para trabajar, coser, bordar, para recibir las visitas, para festejar los nacimientos, para las celebraciones de días de muertos y para el velorio cuando fallece algún familiar, es el lugar donde el chagola74 pronuncia su libaana75 a los recién casados; una pequeña habitación al lado ubicada a un costado de la estancia principal destinada a habitación matrimonial cuando los hijos se casan, lugar donde se realiza la desfloración, donde se establecerá la nueva pareja hasta que tenga su propia casa, pasando sucesivamente a los hermanos que van casándose. La casa entonces es el lugar de realización de diversas ceremonias y rituales de la convivencia social comunitaria. En todas hay un pequeño altar familiar donde se colocan las imágenes de los Santos de devoción de la familia: San Vicente Ferrer, patrono de Juchitán, el Cristo Negro de Esquipulas, San Judas Tadeo, santo de las causas perdidas, la Virgen de la Soledad, que ayuda a encontrar los objetos perdidos, San Antonio de Padua, que procura novios a muchachas y muxe. Junto a estos se colocan los retratos de los familiares fallecidos. En el altar se coloca la prueba de la virginidad, frente a él se velan los muertos, se bendice a los novios que se casan, se realiza la ceremonia de Todos los Santos, etc. Es principalmente la mujer la que se hace cargo de organizar y realizar estas ceremonias, es decir que es ella la que teje la red de relaciones familiares y comunitarias y que se hace cargo de la reproducción cotidiana de la costumbre. En su casa ella hace y deshace, por lo que concierne al espacio, a la distribución y organización de las actividades domésticas, la educación de los hijos y la economía familiar. Pero siempre se interpelará al marido para lo que son decisiones importantes que comporten 74 75 Anciano de reconocida autoridad y capacidad retórica. Sermón tradicional. 95 gastos mayores o la activación de las redes de relaciones sociales para resolver algún problema. La mujer casi nuca está sola en desempeñar sus actividades, siempre habrá quien la ayude a criar los hijos pequeños, asistir a los ancianos, cuidar los animales, realizar todas las tareas necesarias y previas para la venta: sus hijas en edad para hacerlo, un hijo muxe, una sirvienta, una niña adoptada o "prestada" para que aprenda con ella un oficio, la vecina, la comadre, la abuela. Su vida doméstica y productiva por lo tanto se funda y desarrolla en continua colaboración y solidaridad con otras mujeres cuya ayuda determina obligaciones y responsabilidades tanto en lo privado como en lo público. Los hombres de la casa nunca participan en los trabajos domésticos y son servidos; si hicieran lo contrario sus mismas mujeres los tacharían de "mandilones" o "putos", ya que la casa es un espacio de exclusivo poder de las mujeres. El esposo y los hijos varones contribuyen en todos los trabajos que ella no puede o se considera que no deba realizar como hacer trabajos pesados que implican un fuerte desgaste físico: acarrear materiales, construir la palapa, arreglar las tuberías, pero sobre todo mantener las relaciones con los otros hombres de la familia y del vecindario. "Totopo, guera!". Covarrubias en 1946 así describe Tehuantepec: ".. Tehuantepec se convierte en un mundo femenino desde que sale el sol hasta el ocaso. Hay mujeres por doquier que van de un lado a otro cargando grandes canastos pesados sobre su cabeza de su casa al mercado y viceversa que compran venden chismorrean. Toda actividad se concentra en el mercado... es un hecho que solo las mujeres atienden al mercado... si un tehuano se atreviese a poner un puesto en el mercado las aguzadas lenguas de las mujeres lo sacarían de ahí inmediatamente"76. Ha pasado medio siglo y el espectáculo en las plazas del Istmo sigue siendo el mismo. El mercado es el espacio que expresa muy bien lo que Graciela Iturbide nombró "Juchitán de las mujeres"77, el reino económico y social absoluto de na Tona que vende iguanas, de na Neira que vende aguas frescas, de na Lupe que vende quesos y na Delfi la camaronera y de 76 77 Covarrubias Miguel: El Sur de México, INI, México 1946,p. 335-339 Iturbide, Graciela: Juchitán de las mujeres, México, 1989 96 todas las innumerables na que en este lugar construyen lo cotidiano y gran parte de la identidad del pueblo. Los puestos - en la mayoría de los casos viejas mesas apenas cubiertas con un mantel de plástico - se enciman casi unos a los otros y en algunas calles se disponen en dos filas, con un hacinamiento de vendedoras que se duplican en los horarios en que salen las tortillas de los comales y los hornos78 y llegan las vendedoras de bupu y de pan. Es un problema añejo que las sucesivas administraciones heredan, sin encontrar solución. La administración coceista intentó solucionar la demasiada presión en el centro construyendo otros tres mercaditos en barrios populares, que han quedado desde su nacimiento en una solitaria desolación, ya que los precios son más altos, hay menos variedad y la mercancía es casi siempre más vieja y de menor calidad que en la plaza central. Cualquier intento de reubicar y descentralizar los comercios encuentra la fiera oposición de las comerciantes y, en general, de la población que esta acostumbrada a ir al centro para hacer sus compras, siendo el lugar por excelencia de encuentro y socialización de las mujeres. Siempre vengo en la tarde a comprar la cena, me gusta porque veo a mis amigas y me gusta platicar con ellas ¡Vieras como se pone el mercado durante las fiestas! En mayo, en Semana Santa, hay mucho movimiento, gente por todos lados, muchos paisanos regresan de por allá donde viven, para las fiestas. Llegan los estudiantes y las familias crecen. El mercado se pone bonito, veo a tantos paisanos, a parientes que viven fuera y les cuento de acá y ellos de allá, de donde viven. Sobre todo es el abastecedor de alimentos cocidos que frecuentemente las mujeres compran para llevar a la casa o a una fiesta, ya que sus actividades extradomésticas no le dan tiempo para cocinar en su casa. Además entre las mujeres del mercado todavía existe el trueque que en épocas todavía cercanas era costumbre generalizada en todo el pueblo, pues las vecinas se intercambiaban alimentos 78 Hay ocho tipos de tortillas diferentes que se cuecen algunas en el comal y otras en el comiscal (horno de barro enterrado). Ver. Ursulino Rueda Saynes, 1988:134 97 Anteriormente había trueque en todo el pueblo; si hacía falta algo en la casa, la mujer cambiaba frijol por azúcar, tortillas por pescado, maíz por queso. Ahora solo está en el mercado, ya no entre familias. Vamos a suponer, la quesera que queda con su queso que no ha vendido y una tortillera que no ha vendido sus tortillas, entonces cambian sus productos. La forma institucionalizada de compraventa es el regateo, precios fijos no hay. No existe vendedora que no aumente el precio de su mercancía para poderlo bajar al venderla y no existe marchanta que no conozca la gracia. El estereotipo de esta relación es a grosso modo el siguiente: la compradora va pasando por los puestos de camarón, inmediatamente las mujeres la interpelan "¿Qué va a llevar?" "Pasa mamá, pasa güera, este camarón es bien bonito, anda llévalo, pruébalo vas a ver. A seis cincuenta la medida pero te lo doy a seis pa' que te animes". Solicitada por la invitación insistente, la marchanta se acerca con actitud falsamente desinteresada, como a evaluar la oportunidad que se le ofrece pero no convencida todavía. Mira con escepticismo la mercancía y como la vendedora llena la "medida", generalmente un bote de aceite pemex, agarrando diestramente con la punta de los dedos los camarones y llenando el bote de manera que las barbas del marisco hagan bulto y el bote se llene rápida y mesuradamente. Ahí empieza el regateo, la compradora aparentando poco interés en el artículo ofrecido, volteándose y lanzando miradas hacia la concurrencia, que también insiste en ofrecer, como para comparar la mercancía y poder escoger mejor. A veces se aleja para regresar al rato como por casualidad. La vendedora tira su golpe de gracia "anda pues, pa’ que compre te voy a poner la ñapa" (pilón), agregando unos cuantos camarones más. Por fin, después de un rato más de tira y afloja, la marchanta se va muy contenta con su medida de camarón conseguido a un precio más barato de lo que se le ha ofrecido inicialmente. Lo que no quiere decir que la vendedora haya rebajado su precio abajo de lo que ella considera el valor real de su mercancía a la venta. Al contrario, la comerciante juchiteca es sumamente hábil para obtener precisamente el precio que ella ha establecido como justo y, la mayor parte de las veces, hasta más de lo establecido por el mercado. La que compra, si es paisana, sabe muy bien como está el negocio, ya que ella misma por lo regular o en ocasiones comercia con algún otro artículo y se porta igual cuando desempeña su papel de comerciante. Sin embargo no se puede renunciar al ritual, es un código implícito de relaciones entre mujeres con el cual se demuestra la habilidad personal. Lo importante es conquistar al cliente y por eso, en algunas ocasiones, se puede llegar a 98 vender al precio de compra con tal de no perder un cliente seguro. La competencia comercial entre las mujeres se percibe fuerte y agresiva. Estamos bien lejos de la idílica solidaridad y guendaliza entre bichi (hermanas) de una comunidad! Por parte de las compradoras, la costumbre es comprar a tantas como sea posible pues "no es bueno despreciar a nadie. Las mismas a que le compro, mañana que vengo a vender me comprarán a mí". Como todas las compradoras en un momento u otro se convierten en vendedoras, en esta manera se restablece la norma ideal de la reciprocidad. Las mujeres, con su atuendo tradicional, huipil floreado y enagua larga, una flor en las trenzas, son las indiscutibles reinas del lugar. Son las únicas vendedoras, a menudo acompañadas por sus hijas, hasta las más pequeñas a las que enseñan el arte de vender totopos y tortillas que ellas mismas hacen, o pescado y camarón que, fresco o más frecuentemente seco y salado, llega de Playa Vicente, de los pueblos huaves, de Salina Cruz, de Ixhuatán. Los contados hombres que trabajan en el mercado son de familias inmigradas del Valle o de Chiapas y solo hay dos muxe que venden comida. Normalmente son las ‘tecas’ las que van a comprar por mayoreo los mariscos en los pueblos huaves para revenderlo en el mercado. Sin embargo, no faltan las mareñas - así le dicen a las huaves, que van a vender su camarón - o zapotecas y mixes que bajan, desde hace unos años, de la sierra cercana para vender sus productos. Una mirada externa la distingue fácilmente, aunque traigan el vestido zapoteco, por ser más delgadas y chaparras que las juchitecas y por su actitud más sumisa en el trato.79 La actitud de las juchitecas hacia ellas es bastante despectiva. Pues, vienen las pobres de Guichigovi, de San Mateo a vender café o pescado. Pues como nada más se sientan a un lado no molestan y se dedican a vender. Antes esta gente era más cerrada y las tecas tienen un modo de pensar diferente de ellas. Antes le compraban más barato sus cosas que traían para después venderlo más caro Las tecas se aprovechaban pero ahora las mareñas se están avivando y ya lo venden ellas mismas. La gente de San Dionisio que traían pescado ya he visto que se van a Matías donde no hay mar, hay se lo pagan más caro. 79 Véase: Dalton, M y Musalem G.: Mitos y realidades de las mujeres huaves, Instituto de Investigaciones Sociológicas, UABJO, Oaxaca, 1982 99 Las gentes que vienen a vender lo hacen por necesidad, son gente que busca su progreso y aquí se le da buen trato. Pero cuando venden más barato y roban los clientes las de acá las mandan lejos, las aíslan. Como vemos el mercado es escenario de conflictos interétnicos y de una alta competitividad entre mujeres en los negocios, no solamente de las zapotecas hacia las que no lo son, sino entre las mismas juchitecas del mercado, aquí no vale la reciprocidad sino un buen neoliberalismo individualista. El mercado central tiene 789 puestos permanentes adentro y 1500 en las calles limítrofes, de los cuales alrededor del 30% están registrados a nombre de hombres. La razón por la cual hay tantos puestos de hombres se debe al hecho de que las mismas mujeres optan por registrar su puesto a nombre del marido o de un hijo, ya que prefieren que sea el hombre que se ocupe de atender todos los trámites burocráticos y las relaciones con las autoridades municipales o de Hacienda o del banco, sea porque todo lo relacionado a lo administrativo lo consideran una pérdida de tiempo, dinero y energías, sea porque el ámbito administrativo y político, que es fundamentalmente masculino, funciona con una lógica de relaciones de difícil decodificación y manejo por parte de una mujer. En efecto, tanto los cargos de asesor del Ayuntamiento en Mercado y Panteones como de director administrativo dentro del mercado son siempre adjudicados a hombres. Las mismas mujeres se niegan a asumir estos puestos que son de carácter estrictamente político y que los partidos, PRI y COCEI, se reparten, pues aunque no son cargos de mucho prestigio, pueden representar una buena ocasión para ganar dinero extraoficialmente a través de la venta de favores. Las titulares de los puestos están organizadas según los productos que venden: las verduleras, las vendedoras de ropa, de comida, de pescado etc., y según el lugar que ocupan, adentro o afuera del mercado, por lo tanto los intereses de los miembros de cada gremio no siempre coinciden. Las vendedoras de mariscos y pescado de la séptima, por ejemplo, tienen sus puestos en la esquina de la calle 2 de Abril y Av. Juárez y se niegan rotundamente a desplazarse a otro sitio más higiénico o adentro del mercado con las otras vendedoras. Ni faltan pleitos entre un grupo y otro: las comerciantes de ropa se quejan que haya puestos de comida justo enfrente de sus tienditas por el mal olor y la grasa que se desprende de los comales, sin embargo ya consideran la causa perdida, pues los contrincantes ni de chiste 100 piensan cambiar de lugar, lo heredaron de la madre o de la abuela y sus clientes – muchos de los cuales también heredados - saben dónde llegar. El número de puestos registrado en realidad no corresponde a la cantidad de vendedoras, ya que comadres y parientes dan chance a otras mujeres de poner puestos improvisados en un pequeños espacio al lado del puesto. Sin contar además las vendedoras ocasionales, las que llegan en algunas horas de la mañana o de la tarde para vender tortillas o bupu o pan y las que vienen de las comunidades y que están arrimadas en los espacios más alejados, donde se les permite poner su canasta o petate. Buena parte de las mujeres que en los censos aparecen como amas de casa (65%) en algún momento producen o compran para vender. "Como vender lo que uno hace es un deber del hogar tanto como comprar lo que uno consuma, muchas veces no se considera una ocupación.80ª" En general, las mujeres que se dedican de lleno a vender son señoras ya maduras, cuyos hijos son casi adolescentes. Es raro que una mamá con hijos pequeños tenga un puesto fijo en la plaza y si vende, vende en su casa. Las jóvenes solteras que venden en la plaza o salen a vender fuera de la comunidad, son agentes de sus madres y su actividad no es fija. También se usa mucho que niñas y jóvenes mujeres vayan vendiendo casa por casa entre vecinas y conocidas, teniendo casi siempre un número definido de clientas habituales. Mi amiga Florinda, por ejemplo, pone un pie en el mercado, a dos cuadras de su casa, pocas veces al año y sólo para comprar artículos como frijoles, aceite, velas o pan, pues absolutamente todo le llega a su casa. La elección cotidiana de la comida depende de cuál comadre o vecina llega antes que otras a ofrecer su mercancía, si llega na Adela se come iguana, si llega la hija de na Lupe será pollo, enseguida toca al zaguán na Ortensia que vende gueta zuquii (tortillas de horno) y ahí viene na Maxima con el queso fresco. Si faltan huevos, un hijo va a la tiendita de la esquina, donde la vecina ha acondicionado un cuarto de la casa como tienda de abarrotes. Si tomamos en cuenta el tipo de productos que se distribuyen en el mercado y en los comercios del centro, es posible dividir a los comerciantes en dos categorías que por comodidad llamaremos tradicionales y modernos. Al primer grupo corresponderían los que 80 Newbold Chiñas: Op. Cit. 101 ofrecen productos de estricto origen agrícola y artesanal, elaborados de acuerdo con una estructura productiva que se sustenta en el trabajo familiar y medios técnicos rudimentarios, o sea es la producción regional. Dentro de esta categoría de ‘causantes menores’ incluiríamos a las que venden maíz, comida preparada, carne, tortillas y totopos, frutas regionales, flores, ropa típica, ollas de barro, huaraches, artículos de palma, hamacas, quesos y cremas en todas las variantes regionales, pan, dulces, aguas frescas, pescados y mariscos, orfebrería – brillante y espectacular por sus diseños barrocos – y, si la autoridad respectiva se hace de la vista gorda, carne de venado y huevos de tortuga. Por lo que respecta a los comerciantes modernos estos se articulan directamente a la reproducción del capital regional y nacional, bien sea en las actividades agropecuarias de corte empresarial o en los diferentes negocios comerciales de origen industrial extraregional. Estos comerciantes, sin duda, han sido quienes más se han beneficiado del proyecto hidráulico emprendido por el gobierno federal, a través de la construcción de la presa Benito Juárez y la instrumentación del Distrito de Riego numero 19. Con el proyecto agropecuario puesto en marcha, las actividades comerciales se vieron modificadas en su forma y calidad, al incluir la presencia de nuevos espacios y procedimientos para multiplicar las inversiones. Así de pronto aparecieron, o en su caso se desarrollaron, las agencias distribuidoras de maquinaria y automóviles, las arrendadoras de estos equipos, los bancos, las aseguradoras, las inmobiliarias, los distribuidores de productos veterinarios, los comercios de materiales para construcción o de electrónica, etc. Es decir que los grandes negocios comerciales y los que rebasan el ámbito regional y nacional, los negocios di punta del capitalismo neoliberal y de la modernidad globalizadora están en manos de hombres y no de mujeres, que se ocupan más bien del comercio al por menor. Por cierto no faltan mujeres que han logrado acumular grandes fortunas a través del comercio. Las “camaroneras” – así les llaman a las que compran y venden camarón en gran escala – pueden llegar a ser multimillonarias. Sus casas en las secciones más pobres se distinguen inmediatamente por ser de concreto con dos pisos y muchas pretensiones en comparación con las tradicionales que las rodean. Mi vecina na Delfina es una acaparadora de camarón que compra en cantidad industrial, los orea y sala en el patio de su casa y los envía a los mayoristas de otras ciudades en dos camiones de no sé cuántas toneladas, de su propiedad. 102 Lo sorprendente es que, aun siendo prácticamente analfabetas, la mayoría de las mujeres comerciantes del mercado posee una capacidad asombrosa - que podría parecer casi innata por ser fruto de una experiencia secular - de administrar el dinero y las cuentas, así como de manejar el comercio mayorista y de pequeña escala, y las inversiones en diferentes tipos de negocios. La mujer de un pescador, por ejemplo, además de vender el pescado obtenido por su esposo, a menudo compra al por mayor productos marinos a los huaves.81 La gran cantidad de producto adquirido los vende con gran beneficio a sus clientes, a mayoreo o menudeo, en Juchitán o en otras comunidades. Al mismo tiempo puede invertir parte de sus ganancias en la compraventa de joyas de oro o en la actividad de prestamista. El espíritu “fenicio” de las zapotecas hace que no se limiten a vender en el mercado o en su casa. Existe un núcleo de comerciantes especializadas, a las que llaman viajeras, que salen de la comunidad para vender. En casi todas las ciudades de México encontramos zapotecas vendiendo, aunque las rutas más aprovechadas son las que llevan a Veracruz, Oaxaca, Tabasco y Chiapas. Donde sea hay tecas y gente de aquí viajando y vendiendo pan, camarón, nuestra comida, y nos dicen "tecas bandidas" porque estamos en todos lados en Acapulco, Huatulco, Mérida, en Tabasco... Solamente la gente del Istmo hace esto. Las comerciantes viajeras, gran parte de las cuales no saben leer ni escribir, viajan con absoluta seguridad a la metrópoli o por el país, aprendiendo lo esencial para desplazarse. Poco a poco ya conozco donde dice México, donde dice Minatitlán, Ruta 100, cuando nos paramos donde dice damas y caballeros y así... Beverly Newbold Chiñas82 ha estudiado muy a fondo el fenómeno y, aunque su estudio ha sido realizado a finales de los sesenta, este sistema comercial queda fundamentalmente inalterado, por lo cual no me extiendo y remito el lector al trabajo de la autora mencionada. 81 La forma de las transacciones entre zapotecas y huaves es una combinación de compra-venta y trueque. El marisco se paga en parte en efectivo y, para completar el precio, se entrega la otra parte en productos de no muy buena calidad y a precio mayor del que se encuentra en el mercado de Juchitán. Ver: Beverly Newbold, Mujeres de San Juan. La mujer zapoteca del Istmo en la economía, SEP, México, 1975 y también M. Dalton y G. Musalem, op. cit. 82 Véase de la autora: Mujeres de San Juan, SEP, 1975 y “Viajeras zapotecas” en: Diskin M. - Cook S. (1975): Mercados de Oaxaca, INI, 1989 103 Uno de los comercios que más se ha difundido entre las mujeres que tienen la necesidad de vender en su casa, ya sea a causa de sus obligaciones del hogar o porque no tienen puesto en el mercado o por la edad, son la cerveza y en segundo lugar los refrescos. Las compañías cerveceras y la Coca Cola que tienen grandes depósitos a la entrada de la ciudad, con mucha facilidad dan en consignación un refrigerador o, en el peor de los casos, una nevera y los cartones de ‘caguamas’. Estos minidepósitos familiares se han incrementado notablemente en los últimos cinco o seis años, al punto que es difícil encontrar una cuadra, sobre todo en las secciones más populares, donde no haya una señora que no venda cerveza. Siendo parte del sector informal del comercio, no existe un censo exacto de estas reventas, sin embargo una evaluación somera de la Regiduría de Salud nos puede dar una idea de la cantidad y del volumen de este rubro comercial. Se calcula que existen 500 depósitos de la Corona y 250 de la Carta Blanca de los cuales solo el 20% está registrado83. La sola Corona distribuye cotidianamente un promedio de 5000 cartones en los días feriales y en temporadas no festivas84. Yo misma he sido testigo del incremento "desmesurado" de este comercio informal, durante los ocho años de trabajo que he realizado en la comunidad, por otra parte ampliamente comentado por los mismos juchitecos. En todos estos años no he encontrado una casa donde no haya presencia, en alguna forma, de la actividad comercial y publicitaria de las compañías cerveceras o refresqueras: mesas y sillas de metal o de plástico con el logotipo de la Corona, de la Carta Blanca o de la Coca Cola, platos y bandejas, neveras, vasos, carteles. Lo cual indica hasta qué punto estas empresas estén imbricadas en la minieconomía familiar sobre todo a través de las mujeres y cómo este tipo de venta informal se vuelve estructurante para las unidades familiares (y para el municipio mismo, por los impuestos que generan). “Dinero tienen las tecas!” La gente de aquí trabaja mucho, hombres y mujeres. En otras partes solamente trabaja el hombre, aquí ya ves que en el mercado solo somos mujeres. Uno que otro hombre, pero casi no son de acá. Aquí ya es costumbre que la mujer trabaje. Por esto dicen que aquí hay dinero, pero es porque la mujer trabaja. (vendedora del mercado) 83 84 Comunicación verbal del Regidor de Salud Comunicación verbal de distribuidores de la Corona. 104 Resulta entonces que el trabajo, el manejo del dinero, un espacio económico propio, están conceptualizados por las zapotecas como algo inherente a su persona, a su tradición, a su cultura, a su ser mujer. En realidad la función que la mujer desempeña en la vida económica, a nivel familiar, comunitario y regional, su autonomía económica, su especificidad en la división sexual del trabajo y la valorización y el reconocimiento que la sociedad zapoteca en su conjunto les otorga como mujeres trabajadoras y económicamente autónomas, diferencia notablemente su situación del modelo expresado por otros grupos o por la sociedad mestiza. Sin embargo, lo distintivo de la condición de las mujeres en el Istmo es que no se limitan simplemente a vender el producto de la unidad económica familiar - siendo ésta una tarea que, con menor o mayor autonomía respecto al hombre, es compartida por la mayor parte de las mujeres indígenas y campesinas85 - sino que monopolizan el comercio en pequeña y mediana escala, tanto en el mercado local como regional, así como la circulación de los productos y recursos domésticos y locales y de gran parte de los productos agrícolas y de consumo que llegan de afuera; incluso de aquellos que, en menor medida, ellas mismas traen de otras zonas o estados, o importan de otros países, por ejemplo de Guatemala, donde el santuario del Cristo de Esquipúlas, al cual todos los años muchas juchitecas van en romería, es también tradicionalmente un centro de intercambio comercial. He podido observar como la gran mayoría de zapotecas que viajan a otros lugares de la República por motivos personales o familiares, siempre traen cosas consigo para vender y compran otras cosas para llevarlas al lugar de origen, como un sistema para costear los gastos del viaje y, de remate, ganarle algo más. A través del mercado central de la comunidad, de las mayoristas de productos regionales y de las "viajeras", tejen unas redes eficientes de circulación de bienes que en algunos casos rebasan el ámbito estrictamente regional y crean un sistema muy complejo que se articula a través de diferentes dimensiones del mercado nacional. 85 El patrón es el mismo que encontramos en toda Mesoamérica, ya que son las mujeres quienes venden alimentos preparados y productos locales, actividad señalada por De la Fuente (1949) en Yalalag y Foster (1967) en Tzintzuntzan 105 Cualesquiera que sean las circunstancias en torno al desarrollo de la mujer zapoteca como comerciante, no se trata de un fenómeno que se limite a la clase baja, sino que también se extiende a la clase media y alta zapoteca. La habilidad de las zapotecas en el comercio parece ser tan característica de ellas que la visión de los otros y de los mismos miembros del grupo coinciden: la istmeña esta "naturalmente" asociada al vender, se habla de una "vocación natural" hacia el comercio y el manejo del dinero, dejando, inclusive, opacado la dimensión productiva del trabajo femenino, como el procesamiento de productos agrícolas y de pesca, las actividades artesanales etc. Esto alimenta la representación, en los no zapotecos, de la mujer zapoteca como jefe de la familia, la que mantiene la casa, rol que en el modelo nacional debe desempeñar el hombre. Dinero tienen las tecas, trabajan bastante; el hombre acostadito en la hamaca y ella vendiendo totopo en el mercado, todo venden, tortilla, queso camarón y ahora aparatos de estos que vienen de Japón. Vende y mantienen toda la familia, nosotras aquí siempre sufriendo para salir adelante y nunca alcanza el dinero. Ellas quien sabe como lo hacen para tener también sus alhajas de oro (mujer istmeña no zapoteca). Finalmente, lo que resulta evidente es que existe y se ha ido desarrollando históricamente una línea bastante definida de división social del trabajo, según la cual a las mujeres está asignada la tarea de la circulación y distribución de los bienes y de las mercancías, mientras que los hombres se ocupan esencialmente de la producción, en el campo, en el mar, en la industria. En otras palabras parece delinearse, en lo que concierne a las mujeres, una tradicional capacidad y especificidad de género de saber colocarse y moverse bien en el espacio económico o del mercado, lo que podríamos llamar un "carácter étnico" en una situación global donde la división social del trabajo se desarrolla precisamente sobre la base de una especialización de género, es decir sexual y cultural, en relación con el ámbito económico, (producción los hombres, distribución las mujeres) más que en relación con el núcleo familiar. Por ejemplo, lo que sobresale en Juchitán es que, dado que la economía de la ciudad, a raíz de su proceso de "modernización", se caracteriza por el comercio (y los servicios), siendo el centro de captación y abastecimiento del mercado regional, y que la gran red de microcomercio se encuentra en manos de las mujeres, resulta que prácticamente uno de los 106 sectores importantes de la economía de la ciudad está controlado por ellas. Su poder y capacidad de incidir en la vida de la comunidad, entonces, se basa en algo bien concreto, lo que determina que los hombres, en las tomas de decisión, no puedan prescindir de la opinión y voluntad de sus mujeres. Lo que no se traduce en una participación directa de las mujeres en las grandes decisiones económicas y políticas, sino más bien en la imposibilidad por parte de los hombres de modificar y/o "modernizar", al estilo masculino, la estructura mercantil tradicional de la comunidad, donde el trueque y las prácticas ligadas al sistema de prestigio personal todavía cobran un valor importante. Si la administración municipal nunca ha logrado la descentralización del mercado - a pesar de la cadena de problemas que produce, desde higiénicos hasta de viabilidad y abastecimiento – es porque las señoras han defendido un espacio considerado propio y absolutamente funcional para desenvolver con mayor eficacia sus actividades comerciales y cotidianas, sin estar alejadas de los centros de actividad y decisión política y religiosa de la comunidad. Lo que es muy indicativo de cómo se establecen las relaciones y, en cierto sentido, la asociación de los poderes entre hombres y mujeres. Finalmente, lo que queda claro es que la mayoría de las mujeres busca realizar una actividad productiva que le dé márgenes de autonomía económica a parte de colaborar a los gastos domésticos, llegando en muchos casos a ganar más que el hombre. Lo que es esencialmente distintivo es que ellas manejan y son dueñas del surplus que generan, es decir que económicamente no dependen de los hombres. Lo que ganan está destinado en gran parte a la casa, desde su construcción, ampliación y arreglo, hasta solventar la mayor parte de los gastos diarios del hogar y de la educación de los hijos, y para invertir en las joyas de oro. Estas son verdaderas cajas de ahorro, ya que, además de lucirlas en las fiestas para adquirir prestigio, a menudo sirven para empeñarlas o venderlas en un apuro económico de la familia o para hacer frente a transacciones económicas de mayor envergadura. Casa y oro, bienes comerciables y monetarizables sustituyen a la tierra como elemento de seguridad socioeconómico y como representación, signo visible y tangible, de la liberación de la miseria y precariedad. La ultima parte, relativamente conspicua, del surplus generado sirve para cubrir los gastos suntuarios destinados a las fiestas: las individuales, que la costumbre requiere para celebrar los momentos del ciclo de vida (bautizo, 15 años, boda, etc.) y las Velas. Quiero remarcar cómo a raíz de la inserción más articulada de los zapotecos en la vida 107 nacional, desde el periodo posrevolucionario, una buena cantidad de las ganancias de las madres se destina a los estudios superiores de los hijos varones - ahora también de las hijas, aunque en menor porcentaje y más bien entre las clases acomodadas. Esto ha llevado a la formación de una amplia gama de profesionistas, artistas e intelectuales orgánicos (otro esencial elemento distintivo en el panorama étnico nacional), con un alcance nacional y hasta internacional (como el caso del pintor Francisco Toledo), Las obras y actividades de los intelectuales zapotecos han tenido una repercusión positiva sobre la reproducción y el enriquecimiento de la cultura del grupo y, por ende, de su identidad, ya que han dado forma y coherencia a la historia y al discurso étnico, como veremos más adelante. Las zapotecas entonces manejan y logran articular al mismo tiempo un doble tipo de organización económica: por un lado, la que esta relacionada con todo lo que concierne a la circulación de la mercancía según las leyes del mercado capitalista moderno y occidental y con el intercambio monetizado, que le permite generar un surplus en dinero que se utiliza en diferentes rubros; por el otro, con el sistema tradicional de las comunidades indígenas y rurales, basado en el trueque, en el intercambio de bienes y servicios y en la inversión del dinero en gastos suntuarios para hacer méritos frente a la comunidad, ya que la ética de solidaridad comunitaria exige que el excedente se consuma, o más bien se derroche, colectivamente. Para qué quieres el dinero si no lo gastas, nadie te va a respetar, vas a morir y nadie te acompañará a tu entierro Esta doble capacidad entonces pone a las mujeres zapotecas al centro tanto de los procesos de transmisión de la tradición como de innovación. En esta ocasión no me interesa analizar los orígenes históricos del fenómeno. Sólo quiero señalar brevemente su alcance, algunas interpretaciones de otros autores y mis hipótesis personales, todavía a trabajar. Beverly Newbold supone "que las zapotecas del Istmo se hacen comerciantes porque hay una oferta constante de excedentes comerciales marinos que faltan en otros grupos"86 y a la necesidad de procesar tales productos con el fin de colocarlos en el mercado por lo cual en la división sexual del trabajo "como los hombres 86 Newbold Chiñas, Beverly: 1975:158. 108 dedicaban su tiempo a la pesca y al cultivo de la milpa, lógicamente tenían que ser las mujeres quienes procesarían y venderían los productos marinos"87. Con el tiempo y la diversificación de los productos, la capacidad comercial de las zapotecas se habría extendido a los diversos productos presentes y necesarios en el mercado. Pero la autora no explica los mecanismos por los cuales un excedente en la producción marina o una abundancia de productos comerciables implican necesariamente la especialización de las mujeres zapotecas y no huaves, por ejemplo, en su procesamiento y comercialización. En mi opinión la existencia de excedentes comerciales puede ser un factor que, junto con otros, contribuye al desarrollo de la actividad mercantil de los zapotecos en su conjunto, ya que es la etnia que en gran parte controla la circulación de lo que los otros grupos producen en la región: mariscos y camarones que obtienen de los huaves así como los tejidos; café, azúcar y tejidos de los mixes: madera, tabaco, axhiote de los zoques. Lo que permite suponer que la división sexual y social del trabajo se enmarca en una más compleja organización interétnica de las relaciones económicas regionales. Todavía en nuestros días son las zapotecas las que comercian en casi su totalidad el producto marino y los textiles de las huaves, así como los textiles de las mixes que, en tiempos más recientes, se están afirmando como bordadoras de huipiles y han sido rápidamente controladas por las zapotecas como maquiladoras. Los hombres controlan la comercialización de la madera de los Chimalapas, de la sal, las tierras y el ganado, bienes más prestigiados en el mercado nacional. Además cabe anotar que la actividad comercial de las mujeres tiene larga historia ya que las Relaciones Geográficas del siglo XVI confirman que las mujeres del Istmo "venden ropa de algodón....en la provincia de Chiapas y Soconusco"88, siendo ellas además las productoras de las mantas y tejidos que se tributaban a la Corona o se intercambiaban en Chiapas y Guatemala y probablemente las que compraban y vendían la producción textil de las huaves, famosas por sus finos y elaborados tejidos. Por su parte la historiadora Leticia Reina demuestra que a partir de la segunda mitad del siglo pasado y durante el Porfiriato se incrementó notablemente la actividad laboral de las mujeres y su incorporación al trabajo remunerado. Según los censos de este periodo un 35% 87 88 Ibídem Relaciones Geográficas del siglo XVI: Antequera, Tomo II, UNAM, México, p.121. 109 de población económicamente activa estaba constituido por población femenina. La autora encuentra que este fenómeno se debió fundamentalmente a los procesos de modernización implementados por el gobierno federal, como la construcción del ferrocarril transístmico, que facilitó el surgimiento de poblados a lo largo de las vías y el incremento poblacional, sobre todo de Juchitán, con extranjeros que se asentaron en la región; a la privatización de la tierra y al asentamiento de empresas agrícolas y ganaderas extranjeras que demandan mano de obra asalariada; al hecho de que a causa de las guerras y rebeldías del siglo pasado, la población masculina se vio fuertemente mermada (los zapotecos, como los yaquis, eran muy apreciados como soldados, por su carácter aguerrido), lo que determinó la existencia de muchas familias donde las mujeres solas eran jefes de familia89. Es entonces a partir de la irrupción de la sociedad mercantil y de la modificación del patrón poblacional en el siglo pasado que se da una especialización de género en la división sexual del trabajo. Es decir, una actividad tradicional de las mujeres mesoamericanas ligada al intercambio de mercancías en el ámbito regional (no hay evidencia de una casta de pochotla90 mujeres) se vuelve una característica étnica. ¿En qué trabajan los hombres? Según los censos de 1990 la población total de Juchitán era de 66414 habitantes, de los cuales 32720 (49.3%) eran hombres y 33694 (50.7%) mujeres. Por lo que concierne a la conformación económica del municipio, el mismo censo nos dice que el sector primario91 ocupa el 23% de la PEA; el sector secundario92 ocupa el 30.9% y el sector terciario93 agrupa 89 Reina, Leticia: “El papel económico y cultural de la mujer zapoteca en la época porfiriana”, ponencia presentada en el XIII Congreso Internacional de Ciencias Antropológicas y Etnológicas, México, 1993, mimeo. 90 Mercaderes mexicas 91 Agricultura, ganadería, silvicultura, caza y pesca. En la última década se ha modificado mucho la composición social en relación a la producción en general y a la producción en el campo. Entre 1987/88 y 1993/94, han bajado los índices de producción agrícola para autoconsumo, sobre todo del maíz, a favor de cultivos más tecnificados y comerciables como el sorgo, lo que se acompaña y se explica por el incrementado de la ganadería, sobre todo del ganado vacuno. (es significativo como, en cambio, los huaves y chontales pastorean en sus territorios ya casi desérticos, rebaños de cabras cuyos dueños a veces son mujeres zapotecas). Es decir incremento de cultivos más especializados en terrenos de riego y declino de cultivos para el autoconsumo regional. Sin embargo no hay una modernización del campo, las tierras más bien cambian de destino, del cultivo pasan a la ganadería extensiva como ha sido desde tiempos coloniales en las Haciendas Marquesanas que abarcaban la gran parte del territorio istmeño. 92 Minería, extracción de petróleo y gas, industria manufacturera, generación de energía eléctrica y construcción. 93 Comercio y servicios. 110 el 43%, es decir casi la mitad de la PEA. (Gráfica 1 y Gráfica 2). La población masculina, de doce años y más, económicamente activa representa el 65.7% del total y solo el 17.8% son mujeres (Gráfica 3 y Cuadro 1). Sin embargo gran parte del restante 81% de población femenina que aparece como económicamente inactiva se dedica al sector informal, esto es, venta al detalle y en abono, “fayuca” (muy crecida desde que en 1990 Salina Cruz es puerto franco), prestamos, depósitos familiares de cerveza, servicios domésticos, etc., datos que no son cuantificables. Como dato interesante tenemos que entre 1980 y 1990 aumentan, tanto para los hombres como para las mujeres, los años dedicados a la producción. En 1980 el 58.7% de la PEA femenina se concentraba en las clases de edad entre los 15 y los 40 años; en 1990 la edad productiva aumenta hasta una media de 45 años -los hombres pasan de los 45 a los 50 años (Cuadro 2). Para las mujeres son los años no solamente de mayor actividad reproductiva sino también de mayor actividad productiva. Gráfica 1. Población Ocupada por Sector de Actividad al 12 de marzo de 1990 (Porcentajes) 111 Fuente: "Oaxaca, Resultados Definitivos. XI Censo General de Población y Vivienda, 1990". INEGI Como mencioné anteriormente, el ámbito de la producción, en el sector primario y secundario, aparece como esencialmente masculino. Sin embargo durante las últimas décadas ha habido fuertes modificaciones, pues la observación es válida sólo por lo que concierne a la agricultura, ganadería, caza y pesca94. Por lo que concierne a la industria manufacturera, los datos censales a disposición no dan la ocupación diferenciada por hombres y mujeres, pero, si analizamos los datos sobre el personal ocupado según el sector de actividad (Cuadro 3 y 4) y los combinamos con los datos derivados de la investigación directa, podemos darnos cuenta que la industria manufacturera presenta una composición que pone en entredicho que este ámbito de producción ocupe esencialmente a hombres. 94 Aunque los datos censales concernientes a la pesca no especifican la etnia de pertenencia del personal ocupado. Los pescadores zapotecos son una cantidad mucho menor respecto a los huave que viven en dos comunidades del distrito municipal: San Francisco del Mar y San Dionisio. 112 Gráfica 2. Personal Ocupado y Gastos Totales por Sector 1988-1993 (Porcentajes) Fuente: INEGI, Oaxaca. Resultados Definitivos. XI Censo General de Población y Vivienda, México, 1990 113 Gráfica 3. Población masculina y femenina de 12 años y más por condición de actividad al 12 de marzo de 1990 (Porcentaje) Fuente: INEGI, Oaxaca. Resultados Definitivos. XI Censo General de Población y Vivienda, México, 1990 114 Cuadro 1. Población de 12 años y mas por condición de actividad según sexo 1980-1990 Sexo Población Económicamente Activa (Pea) Ocupados Población Económicamente Inactiva No Especificado Desocupados 1980 TOTAL 30,186 13,689 124 16,373 - Hombres 14,804 ND ND 4,503 - Mujeres 15,382 ND ND 11,870 - TOTAL 46,334 18,039 1,093 26,657 545 Hombres 22,617 13,952 915 7,497 253 Mujeres 23,663 4,087 124 19,160 292 1990 Fuente: INEGI: Juchitán de Zaragoza. Estado de Oaxaca. Cuaderno Estadístico Municipal. 1995 Las estadísticas muestran que la manufactura ocupa en total 2271 personas distribuidas en ocho áreas de actividades, en las cuales las áreas de producción de alimentos y de textiles ocupan 1911 personas, es decir el 84% del total. Según la observación directa en el campo, en estos dos ámbitos de producción trabajan esencialmente las mujeres y los muxe, mientras las otras 6 áreas, que representan el 16%, son ocupadas esencialmente por los hombres. Además, comparando los datos del 1980 y del 1990, se nota un incremento notable de la producción femenina, pues mientras en el ‘80 las unidades de producción de alimentos y bebidas eran 41 (con 726 ocupados) y las textiles 24 (con 39 ocupados), diez años después las primeras son 477 (con 1007 ocupados) y las segundas 646 (con 804 ocupados). Al contrario no se aprecia un desarrollo similar en las actividades masculinas, con excepción de la industria de la madera. Estas cifras hablan de un notable incremento de la población femenina ocupada en la producción básica, dato que aparece oculto en la representación social que se maneja a propósito de las mujeres. Por otra parte, en el rubro del comercio sobre 3165 personas 115 ocupadas, 2713 (86%) son comerciantes al por menor, y 452 al por mayor. No encontramos varones comerciantes al detalle (en el mercado hay solo 5, carniceros y queseros, que son de Oaxaca y Chiapas), en cambio encontramos que los hombres de las familias de ricos comerciantes son comerciantes al por mayor (aunque no faltan mujeres mayoristas, ahora también en el tráfico de droga). Aun siendo un ámbito predominantemente femenino, vemos que su radio de importancia no rebasa el contexto regional. En el campo de los servicios, que es el tercer rubro económicamente importante, amén de estudios más profundos, estimo que grosso modo el personal ocupado, 1416 personas, actualmente mantiene cierto equilibrio entre hombres y mujeres jóvenes. En resumen, a juzgar por las cifras, el mundo del trabajo “formal” es esencialmente “masculino” y el “informal” es “femenino”, pero las actividades masculinas se ven o muy mermadas - como la agricultura que ha disminuido mucho en favor de la ganadería - o casi para nada desarrolladas, como la industria manufacturera. Puesto que no todos los campesinos se vuelven ganaderos y que la pesca y la industria no absorben la mano de obra disponible ¿dónde están entonces los hombres trabajadores? Es probable que una investigación estadística más detallada y profunda nos muestre que el desempleo masculino ha crecido mucho más del 6% como resulta del censo de 1990, sobre todo para los jóvenes, con consecuente crecimiento del flujo migratorio masculino hacia las capitales - donde siempre hay familiares que pueden apoyar - y de la delincuencia juvenil, No hay trabajo para nuestros hijos. ¿Qué pueden hacer? Ellos también tienen hijos, mujer y cuando no tiene para dar de comer, se desespera y se va a robar para llevar algo a la casa. 116 Cuadro 2. Población Económicamente Activa por Sexo Según Grupo Quinquenal de Edad. Municipio de Juchitán. 1980 Grupo de edad Total Total 13,813 12-14 años 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65 años y más 1990 Grupo de edad Total 12-14 años 15-19 20-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 50-54 55-59 60-64 65 años y más Hombres 277 1,152 1,506 1,401 1,263 1,131 855 747 641 435 353 540 Total 19,078 374 2 188 2 927 3 001 2 482 2 129 1 641 1 265 961 750 599 761 Mujeres 10,301 3,512 (65.70%) (17.80%) 454 1,670 2,143 1,884 1,627 1,433 1,122 961 818 546 453 702 177 518 637 483 364 302 267 214 177 111 100 162 Hombres 14,867 235 1 497 2 192 2 292 1 911 1 684 1 348 1 055 834 620 519 680 Mujeres 4,211 139 691 735 709 571 445 293 210 127 130 80 81 Fuente: INEGI: Juchitán de Zaragoza. Estado de Oaxaca. Cuaderno Estadístico Municipal. 1995 117 Cuadro 3. Unidades Económicas Censadas, Personal Ocupado e Ingresos Totales Según Sector y Subsector de Actividad 1988 1988 PERSONAL OCUPADO TOTAL INGRESOS TOTALES (Miles de Nuevos Pesos) 160.00 288.10 125.00 1,067.00 37,117.90 - Productos alimenticios, bebidas y tabaco 41.00 726.00 34,470.10 - Textiles, prendas de vestir e industria del cuero - Industria de la madera y productos de madera - Papel y productos de papel, imprentas y editoriales - Sustancias químicas, productos derivados del petróleo y del carbón, de hule y de plástico - Productos minerales no metálicos, excepto derivados del petróleo y del carbón - Productos metálicos, maquinaria y equipo 24.00 39.00 195.00 31.00 196.00 699.60 5.00 11.00 82.20 ND 4.00 26.00 ND 68.00 1,493.80 22.00 148.30 1.00 2.90 SECTOR DE ACTIVIDAD UNIDADES DOMESTICAS CENSADAS MINERIA - Explotación de minerales no metálicos MANUFACTURAS - Otras industrias manufactureras COMERCIO ND 16 ND 693.00 1,743.00 86,125.90 - Comercio al por mayor 49.00 456.00 31,409.90 - Comercio al por menor 644.00 1,287.00 54,716.00 ND 16.00 201.40 ND 2.00 12.30 ND 14.00 189.10 331.00 781.00 8,555.90 60.00 131.00 1,924.10 SERVICIOS FINANCIEROS, DE ADMINISTRACION Y ALQUILER DE BIENES MUEBLES E INMUEBLES - Servicios de alquiler y administración de bienes inmuebles - Servicios de alquiler de bienes muebles SERVICIOS COMUNALES Y SOCIALES; HOTELES Y RESTAURANTES; PROFESIONALES, TECNICOS Y PERSONALES. INCLUYE SERVICIOS A LA AGRICULTURA, GANADERIA CONSTRUCCION Y OTROS - Servicios educativos, de investigación, médicos, de asistencia social y de asociaciones civiles y religiosas TRANSPORTES Y COMUNICACIONES - Transportes - Comunicaciones ND ND ND Fuente: INEGI: Juchitán de Zaragoza. Estado de Oaxaca. Cuaderno Estadístico Municipal. 1995 118 Cuadro 4. Unidades Económicas Censadas, Personal Ocupado e Ingresos Totales Según Sector y Subsector de Actividad 1993 1993 SECTOR DE ACTIVIDAD UNIDADES DOMESTICAS CENSADAS PERSONAL OCUPADO TOTAL INGRESOS TOTALES (Miles de Nuevos Pesos) 30.00 109.30 MINERIA Explotación de minerales no metálicos ND MANUFACTURAS 1,372.00 2,271.00 107,272.30 - Productos alimenticios, bebidas y tabaco 477.00 1,007.00 91,017.20 - Textiles, prendas de vestir e industria del cuero - Industria de la madera y productos de madera - Papel y productos de papel, imprentas y editoriales - Sustancias químicas, productos derivados del petróleo y del carbón, de hule y de plástico - Productos minerales no metálicos, excepto derivados del petróleo y del carbón - Productos metálicos, maquinaria y equipo 646.00 804.00 6,761.40 107.00 186.00 2,803.00 11.00 25.00 453.90 14.00 21.00 274.20 16.00 81.00 2,813.40 47.00 74.00 1,423.90 54.00 73.00 1,725.30 - Otras industrias manufactureras COMERCIO 1,788.00 3,165.00 295,006.90 - Comercio al por mayor 30.00 452.00 58,143.20 - Comercio al por menor 1,758.00 2,713.00 236,863.70 16.00 201.40 ND 2.00 12.30 ND 14.00 189.10 331.00 781.00 8,555.90 60.00 131.00 1,924.10 SERVICIOS FINANCIEROS, DE ADMINISTRACION Y ALQUILER DE BIENES MUEBLES E INMUEBLES Servicios de alquiler y administración de bienes inmuebles Servicios de alquiler de bienes muebles SERVICIOS COMUNALES Y SOCIALES; HOTELES Y RESTAURANTES; PROFESIONALES, TECNICOS Y PERSONALES. INCLUYE SERVICIOS A LA AGRICULTURA, GANADERIA CONSTRUCCION Y OTROS - Servicios educativos, de investigación, médicos, de asistencia social y de asociaciones civiles y religiosas TRANSPORTES Y COMUNICACIONES - Transportes - Comunicaciones ND ND 7.00 ND 9.00 98.60 Fuente: INEGI: Juchitán de Zaragoza. Estado de Oaxaca. Cuaderno Estadístico Municipal. 1995 119 También son obreros temporales en la construcción, por ejemplo, sector que ha crecido bastante en los últimos años, como vimos. Probablemente muchos entran al ejército, continuando la tradición guerrera de los juchitecos. “Si buscas en la historia de nuestro país, vas a encontrar siempre por lo menos a un juchiteco en los altos mandos del ejército y muchos, muchos soldados” me dijo ta Polo de Gyves, ex mayor del ejército y uno de los fundadores de la COCEI. Un sector medio - constituido de técnicos, profesionistas, maestros, políticos, artistas, pequeños empresarios - se ha incrementado notablemente en cantidad y en nivel escolar, como aparece de los datos sobre escolaridad. El 33% de la población estudiantil total tiene instrucción post-primaria (frente al 23% del Estado) (Gráfica 5). De hecho para las mujeres el periodo de escolaridad ha aumentado hasta la preparatoria y para los hombres hasta la universidad, en forma casi proporcional (Cuadro 5). Los hombres que pertenecen a este sector encuentran colocación laboral en aquellos puestos administrativos y políticos del Municipio, del Estado, en las empresas y comercios de tipo moderno, en las instituciones estatales y federales, en el IFE, en las escuelas, el correo, los sindicatos - el más aguerrido y fuerte es de los maestros - en los transportes, etc. Es decir se ha formado una capa media de técnicos y profesionales que complejiza el panorama social y económico - de la comunidad y de la región - y que tiende a suplantar a la alta burguesía caciquil de los años ‘70, y a sus hijos, en el manejo de la vida pública, ocupando los puestos de decisión político-administrativa; por lo tanto a sustituirla en el escalafón del poder y prestigio social así como los caciques habían suplantado a los guerreros. Esta capa media de intelectuales y profesionales se ha formado como esencialmente masculina a partir de principios de siglo, como veremos, pero en la última década se ha ido modificando bastante con el aumento de la participación femenina en la educación, pues actualmente las mujeres representan el 47% de la población estudiantil total. Los hombres y las mujeres que estudian afuera de Juchitán y a su regreso a la comunidad traen nuevas ideas, formas de vivir y patrones de consumo. No es fácil para nadie encontrar una colocación laboral en el Istmo, pero en el mercado del trabajo profesional, las mujeres se encuentran en desventaja, ya que los puestos del sector público son reservados a los 120 hombres. Además estas mujeres experimentan cambios más profundos en sus estancias fuera de la comunidad y al regreso tienen mayor dificultad para reinsertarse. En especial aquellas que han escogido profesiones insólitas para una mujer tradicional: comunicación, sociología, economía, periodismo etc. Es muy difícil que estas mujeres puedan cumplir con la costumbre y el costeo de las fiestas, por ejemplo. Por su parte los intelectuales dedicados a la producción literaria y artística con su trabajo han afianzado y legitimado frente a la nación, a los poderes e instituciones federales y estatales, un discurso étnico que es un poderoso instrumento de resistencia cultural, de afirmación y recreación continua de la identidad, al mismo tiempo que medio de negociación política frente al Estado. 121 Gráfica 4. Población Alfabeta y Analfabeta de 15 años y más 1950-1990 (Porcentajes) Fuente: INEGI, Oaxaca. Resultados Definitivos. XI Censo General de Población y Vivienda, México, 1990 122 Gráfica 5. Población de 15 años y más según nivel de instrucción al 12 de marzo de 1990 (Porcentajes) Fuente: INEGI, Oaxaca. Resultados Definitivos. XI Censo General de Población y Vivienda, México, 1990 Cuadro 5. Población de 5 años y más por condición de asistencia a la escuela y sexo según edad. Municipio de Juchitán al 12 de marzo de 1990 Edad Total Total Asisten Hombres Mujeres No asisten Hombres Mujeres No especificado Hombres Mujeres 58,434 10,377 8,997 17,997 20,336 324 403 5 años 1,754 505 529 336 324 24 36 6 años 1,815 715 698 190 197 8 7 7 años 1,719 724 728 134 112 13 8 8 años 1,922 876 856 83 99 4 4 9 años 1,560 701 726 55 68 6 4 10 años 1,872 844 818 91 109 6 4 11 años 1,512 676 641 84 103 6 2 12 años 1,819 826 677 115 192 3 6 13 años 1,707 707 582 143 264 5 6 14 años 1,746 652 520 213 353 7 1 15-19 años 7,983 2,091 1,570 1,865 2,394 19 44 20-24 años 6,139 602 368 2,369 2,729 32 39 26,886 458 284 12,319 13,392 191 242 25 años y más Fuente: INEGI, Juchitán de Zaragoza. Estado de Oaxaca. Cuaderno Estadístico Municipal, México, 1995. 123 Cuadro 6. Población ocupada por municipio, sexo y ocupación principal Ocupación Total Hombres Mujeres 13,952 4,087 *Profesionales 319 55 *Técnicos 318 160 *trabajadores de la educación 491 502 *Trabajadores del arte 148 14 *Funcionarios y directivos 188 51 Trabajadores agropecuarios 4,096 57 *Inspectores y supervisores 117 3 3,818 742 Operadores de maquinaria fija 149 2 *Ayudantes y similares 912 19 Opradores de transportes 711 5 *Oficinistas 592 471 Comerciantes y dependientes 940 1,120 Trabajadores ambulantes 219 170 *Trabajadores de servicios públicos 463 223 12 427 Artesanos y obreros Trabajadores domésticos Protección y vigilancia 296 - No especificado 161 - * Los puestos directivos, técnicos, profesionales y de servicios calificados están ocupados en su mayoría por hombres y representan más de 50% de la distrubución. Fuente: INEGI, Juchitán de Zaragoza, Oaxaca. Resultados Definitivos. Tabulados Básicos. XI Censo General de Población y Vivienda, México, 1990. La cultura y la política como arena exclusiva de control masculino. En los cuarenta Covarrubias observó que “las artes literarias y musicales desempeñan un papel extremadamente importantes en sus vidas” y que “cultivan su lengua con una intensidad inusual”95. A diferencia de las comunidades oaxaqueñas conocidas principalmente 95 Covarrubias: El sur de México, INI, 1946, p.310 124 por la creatividad de sus artesanías, las villas del Istmo se han especializado en canciones y poesía romántica. Víctor de la Cruz, investigador juchiteco de la cultura e historia regional, nos da una tipología de los géneros literarios que cultivaron los zapotecos y sobrevivieron desde la época prehispánica: el libaana “conocido entre los nahuas como huehuetlatolli (discurso de los ancianos)”; Didxagola - proverbio o refrán; Riuunda’ o liuunda’ - creaciones literarias poéticas o en verso acompañadas por la música; Didxaguca’-didxaxhiihui’ composiciones en prosa cuya “correspondencia más cercana a este género en la literatura latinoamericana es lo que se ha llamado “lo real maravilloso”. Es un cuento irreal, una “mentira” que no busca engañar sino divertir. “La mentira se da en dos planos: al principio, en uno real, donde se manejan dados verídicos; y al final, un segundo plano, imaginario, disparado de la realidad; pero así esperado porque el narrador no pretende que se le crea, busca demostrar su audacia imaginativa”96. Este género está muy vigente en la tradición oral y es a la base del humor y de las competencias verbales en las cantinas97. Yo le encuentro muchas similitudes con los géneros teatrales que han usado los comediantes en el teatro de carpa. Los oradores tradicionales (chagola) son una parte esencial de las tradicionales bodas, funerales, etc. Son personas ancianas de prestigio que presidan las ceremonias religiosas y seculares y que pronuncian sermones (libaana) y oraciones en zapoteco y español. Esta costumbre está en decadencia, sin embargo todavía me ha tocado asistir a libaana pronunciados en el paso de la mayordomía y en una boda. Si el libaana está en decadencia, en cambio las actividades políticas y cívicas de Juchitán son ocasiones para la elocuencia verbal que incluye contar chistes y mentiras. 96 De la Cruz: 1984:23 Algunos ejemplos de mentira: 1) Cuando tengo dolor en la espalda, me voy a acostar sobre la vía del tren, para que cuando pase el tren me sobe la espalda. 2) En Juchitán hay un hombre que tiene el miembro viril más largo del mundo. Vive de este lado de la estación del ferrocarril y su amante vive del otro lado. Ni siquiera sale de su casa para acostarse con ella. Su único problema surge cuando están haciendo el amor y viene el tren. Allí lo tienen jalando rápidamente su descomunal colgante! 3) Cuando era chamaco Manuel Yela tenía un caballo tan rápido que nadie quería jugar carreras contra él. Un día nublado, Manuel se hallaba en la milpa. Vio que iba a llover y ensilló el caballo. Cuando lo montó empezó a llover y obligó a su caballo a marchar al galope, y la lluvia tras él. Atravesó el río, y la lluvia tras él. Llegaron a su casa, y la lluvia tras él. Entraron a la cuadra del caballo. Manuel lo palpó y solamente se había mojado la puntita de la cola del caballo. (Tomadas de Tierra adentro No 82 oct-nov 1996:30) 97 125 La mayor parte de los poetas, compositores y oradores tenían escasa formación escolar o eran hablantes de zapoteco que manejaban el español con dificultad. Los artistas populares, los artesanos muxe del papel maché, los pintores de mantas y estandartes, los muralistas populares, los músicos y los compositores siguieron y siguen pintando, modelando, tocando y cantando los mismos temas pero desde adentro la cultura, en su dimensión vivida. Así como los pintores de mantas, que se usan para decorar la pista de las Velas, pintan personajes y eventos e ilustran la manta como una telenovela épica popular, así como los cueteros le ponen ritmo a los acontecimientos importantes para la comunidad, los músicos populares cantan la historia vivida y los eventos dignos de recuerdo. En el Istmo, según un censo realizado por el Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec, hay 57 autores, de los cuales 33 son juchitecos. Los más famosos: Juan Jiménez Hernández (Juan Stubi), Eustaquio Jiménez Jirón (Taquio Nigui), Manuel Reyes Cabrera (Rey Baxa), su hijo Pedro (Pedru Baxa), Saúl Martínez, Gonzalo Pineda (Chalu Bola) y Jesús Rasgado (Chu Rasgadu), éste último de Ixtaltepec, pero naturalizado juchiteco. La mayor parte de los autores compone tanto en español que en zapoteco, y hay otros que solamente componen en zapoteco. La gran parte de la producción musical es dedicada a las mujeres, pero no faltan corridos y huapangos dedicados a los eventos memorables de la historia regional, como la batalla del 5 de septiembre contra a los franceses: Eres tú mi Juchitán querido tierra de hombres que supo responder en un día del cinco de septiembre con valor te supieron defender Binu Gada el valiente juchiteco sin temor a la lucha se enfrentó demostrando su valor hacia adelante Tona Tati también lo acompañó98 ....................... Juchitecos, juchitecos: ¡Viva nuestro Juchitán! Hay que gritar ¡Viva! Porque nunca los franceses lo llegaron a tomar99 98 Gonzalo Pineda: 5 de septiembre (corrido). Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 99 Eustaquio Jiménes Jirón: El 5 de septiembre, (corrido) Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 126 o como el 20 de noviembre de 1974 cuando en una manifestación política de la COCEI fueron matados varios coceistas por los guardias de los terratenientes100 o el ciclón del septiembre de 1964, cuando los ríos desbordaron e inundaron al pueblo, derribando las viejas casas de adobe. La formación de la “alta cultura” zapoteca “Los primeros muchachos que la memoria colectiva recuerda como estudiantes de escuelas superiores fueron seis jóvenes que Porfirio Díaz se llevó a Oaxaca en 1867 como muestra de agradecimiento por el triunfo que los juchitecos obtuvieron el 5 de septiembre de 1866, sobre el ejército francés... Desde entonces los juchitecos empezaron a buscar el camino de la ‘superación personal’, tanto en la capital del estado como en la Ciudad de México, por un efecto de imitación de aquellos primeros juchitecos que lograron superarse a sí mismos”101”, nos dice Víctor de la Cruz. La generación de juchitecos que participó en la revolución mexicana produjo varios intelectuales importantes, de los cuales el más conocido es Enrique Liekens Cerqueda que llegó a formar parte el Estado mayor del general Obregón con el grado de coronel y luego fue nombrado diplomático y escribió un ensayo etimológico sobre el zapoteco102 y varios poemas. Pero es a partir de los años veinte que se forma la primera generación de escritores juchitecos que se consolida una década después. Precisamente en 1923 un nutrido grupo de estudiantes formó en la Ciudad de México la Sociedad de Estudiantes Juchitecos - que publicó algunos números de un periódico mensual, La Raza, y luego El zapoteco. En el 1935 la segunda camada de estudiantes fundó la Academia de la Lengua Zapoteca y la Sociedad Nueva de Estudiantes Juchitecos que logra publicar de junio de 1935 a enero de 1937 una revista mensual, Neza (agua), dirigida por un joven literato de Ixhuatán de nombre Andrés 100 Gonzalo Pineda: 20 de noviembre, (corrido) Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 101 Víctor de la Cruz: La flor de la palabra, Premiá Editora, México 1984 102 Liekens, Enrique: Los zapotecos no son zapotecos sino zaes. Ensayo etimológico de la voz za. Villahermosa, Tabasco 1952 127 Henestrosa cuyo poderoso mecenate fue José Vasconcelos y que actualmente es senador de por vida en las filas del PRI. El primer libro escrito por Henestrosa, Los hombres que dispersó la danza, publicado la primera vez en 1929, llegó a ser un best seller en los círculos literarios de la capital y le facilitó la obtención de la beca Guggenheim que le dio la oportunidad de estudiar en universidades norteamericanas en Illinois, California y Tulane. Las principales preocupaciones de esta generación fueron la lengua y la cultura zapoteca y la historia regional. Los intelectuales de esta generación emprenden con anhelo la tarea de diferenciar la cultura étnica de la mestiza nacional, considerándola, al igual de todas las culturas indígenas, como “componente esencial de la cultura nacional, cuya característica es de ser multiculturales, como una de las manifestaciones regionales de la cultura mexicana”.103 A diferencia de la generación sucesiva, como veremos, estos intelectuales se abocan a una labor absolutamente cultural, sin matices de tipo político, como explícita Gabriel López Chiñas en el editorial del primer número de Neza: “La nueva generación de estudiantes juchitecos, sintiendo en sus venas fuerza de juventud y en su espíritu la necesidad de encauzar la cultura en nuestros pueblos, ha decidido organizarse en una nueva Sociedad y desprenderse de todo vil pensamiento para realizar la tarea que ha muchos años pide a gritos la región del Istmo......La política - necesaria a la vida de los pueblos - será intocable para nosotros en tanto que nos aporte beneficios;.... Fuera de esto nuestra labor es absolutamente cultural.104Coincido con Campbell cuando indica que la generación de intelectuales que nace con Neza se inscribe en el más amplio movimiento indigenista posrevolucionario: “frente a una política estatal en la cual el Estado intenta asimilar las tradiciones de las comunidades indígenas, los juchitecos instalados en la en la capital contraponen la vitalidad de la cultura zapoteca”105. La segunda generación, en cambio, está estrechamente vinculada con el movimiento social y político de los años setenta y ochenta y la lucha de la COCEI. Al contrario del anterior, este movimiento ponía la cuestión política al centro de sus inquietudes. Los hombres de este periodo venían de familias pobres que se identificaban con las luchas de la Coalición, 103 104 105 Neza, no. 4 sep 1935: 4 Gabriel López Chiñas: “A los paisanos del Istmo” en Neza, No 1, junio 1935 Campbell Howard: “Intelectuales zapotecos” en: Cuadernos del sur, México, Año 2, Ene.-Abr. 1993 128 al contrario de los anteriores que provenían esencialmente de las familias de la burguesía local. Esta generación se ha ido incrementando a raíz de la creación de la Casa de la Cultura en 1972, dando vida a un movimiento artístico y cultural que ha ido acompañando al movimiento social de la década de los 80 y que fue integrado por narradores, poetas, músicos y pintores. Estos últimos conforman una escuela específica de la pintura oaxaqueña y alcanzan además una relevancia no solamente nacional, sino también internacional a través de sus representantes más destacados, como el pintor mundialmente conocido Francisco Toledo. En esta generación destacan los líderes políticos, los periodistas, los recopiladores de historia y literatura regional. Dos figuras resaltan en especial: Macario Matus, poeta, narrador y crítico del arte, y Víctor de la Cruz, investigador de la cultura y la historia regional y fundador y director de la revista Guchachi Reza (Iguana Rajada) que, como Neza, recoge los aportes de los intelectuales juchitecos y también de los estudiosos no juchitecos que trabajan sobre política o cultura regional. Una tercera generación de los años ochenta recoge las experiencias precedentes en el ámbito artístico y es más diversificada más en cuanto a su composición, participando en ella varios profesionistas, sociólogos, académicos, ecólogos, etc. La COCEI y el renacimiento cultural de los ‘70. La COCEI nace a mediados de los ‘70 como organización popular de los juchitecos para la recuperación y defensa de las tierras comunales y con un proyecto popular y étnico que logra aglutinar a los sectores afectados por las políticas modernizadoras del Estado. Se forma así un nuevo bloque social del que quedaron excluidos los caciques y terratenientes. Estos apelaron cada vez más al apoyo externo - básicamente estatal y del PRI - para defender sus intereses. El ejercito intervino en cuatro ocasiones para imponer los candidatos del PRI a la alcaldía. De 1971 a 1983, veintidós miembros de la COCEI son asesinados sin que las autoridades estatales se den por enteradas. Una de las primeras mártires fue Lorenza Santiago, esposa de un obrero y vendedora de aguas de sabores en el mercado. La misma bala que la mató, mató al niño que Lorenza traía en su vientre. Cuando la COCEI se funda “los ejes de lucha giran principalmente en torno a las siguientes demandas: recuperación de terrenos comunales acaparados por los caciques, 129 recuperación y democratización de la representación agraria y municipal”106 Sin embargo “la experiencia histórica había demostrado la importancia del control del Ayuntamiento como el espacio que regía la organización de la vida política de la comunidad y regulaba los puentes que la vinculaban con el exterior107” (Saúl). Por lo tanto la organización emprendió la lucha por el poder municipal, que desembocó, en 1981, en la constitución del “Ayuntamiento Popular”, habiendo ganado la COCEI las elecciones municipales en marzo de este año. Este fue el primer Ayuntamiento conquistado y gobernado por una fuerza de oposición con una ideología que se alimentaba de los principios marxistas y que nacía de las entrañas de una cultura indígena. También desde un principio incluyeron nuevas formas de lucha: cierres de carretera, huelgas de hambre, la toma pacifica de las Embajadas de India y Guatemala, y de la Catedral de la Diócesis de Tehuantepec. Los acontecimientos en Juchitán y las clamorosas acciones de los coceistas lograron - a través de los medio masivos de comunicación y la campaña de solidaridad que se desarrolló entre los intelectuales mexicanos - llevar al escenario nacional y hasta internacional un pueblo que aún en México pocos conocían. Como es bien sabido la experiencia democrática terminó en agosto de 1983, cuando las autoridades del estado de Oaxaca ordenan la “desaparición de los poderes municipales” en Juchitán, eliminando de un golpe el ayuntamiento presidido por Leopoldo de Gyves y vuelve a enviar a los “azules” (ejercito estatal) para desalojar el Palacio, defendido por la población coceista, y poner “orden” en la ciudad. Solamente hasta el ‘89 la COCEI pudo recuperar la presidencia municipal con Héctor Sánchez, fundador de la organización junto con Leopoldo de Gyves y Héctor Sánchez, actualmente jefe del grupo de senadores del PRD y candidato en 1998 al gobierno del estado de Oaxaca. Desde entonces el municipio ha quedado en poder de la Coalición que ha logrado aplacar los conflictos con una política de participación ciudadana y de mayor atención a los problemas de la comunidad. Existe una amplia literatura acerca de la COCEI y de los acontecimientos políticos de los cuales fue protagonista, por lo cual remito a la bibliografía y a la cronología en apéndice, pero sobre todo al excelente trabajo de Howard Campbell, Zapotec renaissance, publicado por la University of New Mexico. Aquí me interesa subrayar aquellos aspectos de este 106 Saul Vicente: “Quince años de lucha de la COCEI”, paper presentado en el Simposio sobre Movimientos Sociales e Identidad, Universidad Veracruzana, Xalapa, Ver. (mimeo prestado por el autor) 107 Saul Vicente: ibidem 130 movimiento que en mi opinión inciden en la afirmación y reforzamiento de la identidad étnica, así como explorar el discurso que lo legitima. Desde su inicio la COCEI se ha identificado como una “organización de los zapotecos pobres y ha enmarcado sus luchas como la continuación de las pasadas luchas independentistas..... Para la COCEI y los estrados sociales que son su base, la cultura zapoteca y la identidad étnica son factores imprescindibles de existencia social108”. Desde un principio ha manejado una gran cantidad de símbolo étnicos: la defensa de las tierras comunales y las salinas, la organización de sus desfiles como las Regadas de Fruta que son parte de la Velas, la misma separación de los espacios: las mujeres al frente, después de los líderes, y los hombres atrás, la banda de música, las coronas di guiechachi, comida y bebida tradicional, carretas y caballos adornados, el uso del paliacate rojo tradicional del campo, el uso de los fuegos artificiales, del tequio y sobre todo el uso del zapoteco en la vida política, desarrollando un discurso en donde “la lengua zapoteca es simultáneamente un símbolo de resistencia política y una fuente de orgullo unida a una identidad étnica politizada”109. Cuando Salinas de Gortari llegó a Juchitán, en una gira preelectoral en Oaxaca en 1989, Héctor Sánchez, entonces Presidente Municipal, declamó el discurso formal de bienvenida primero en zapoteco y luego en español. El Presidente tuvo que resistir veinte minutos de abrasante sol zapoteco, parado en la tribuna al lado del primer ciudadano de Juchitán, y veinte más de la traducción en español. Este componente de reivindicación étnico incluso fue elemento de atracción para otras etnias del estado, como los triques y los mixes cuyos movimientos étnico-políticos fueron asesorados por la COCEI. Pero lo que cambia el panorama tradicional de la lucha política es que con la COCEI Juchitán y su experiencia innovadora de ser un pueblo casi desconocido a nivel nacional salta a la escena internacional. No obstante, otras fuerzas políticas anteriores a la COCEI y otros sectores sociales reconocieron la importancia de la etnicidad en la contienda política del Istmo. Según Peterson Royce, la cultura zapoteca y la identidad étnica fueron fuentes principales de inspiración y legitimación para la jerarquía priísta de los ‘60 y principio de los ‘70: “La clave del éxito escribe la autora 108 109 en Juchitán parece residir en la naturaleza del estilo zapoteca (por Campbell: 1989:252 Campbell: ibidem:258 131 ejemplo la vestimenta distintiva, la lengua zapoteca, la música del lugar, etcétera) y la manera como las clases altas y medias manipulan esto para mantener su predominio”110. En otras palabras la etnicidad era y sigue siendo un arma que la elite zapoteca usa para mantener el poder económico y político fuera del alcance de los dxu (extranjeros). Para la elite política la cultura indígena puede ser o no enfatizada, dependiendo del contexto social o político o de intereses, principalmente para definir fronteras nítidas respecto a la misma burguesía nacional al fin de defender sus privilegios al interior de la región. La COCEI ha apoyado y fomentado el éxito de los artistas de la Casa de la Cultura y los intelectuales que se identifican con la Coalición han diseñado la política cultural que se lleva a cabo en las instituciones culturales locales, esencialmente la Casa de la Cultura, que desde su inauguración ha sido el lugar de producción y difusión del discurso étnico a través de las artes y la literatura y objeto de encuentros y desencuentros de poder. Hasta ahora el PRI no ha entrado directamente en la contienda, en parte porque la Casa es considerada como un bastión inatacable de la COCEI, y en gran parte porque, los dirigentes del PRI van lejos unos años luces de la comprensión de las políticas culturales y jamás han tenido siquiera una propuesta alternativa o expresado algo novedoso en este ámbito. En tantos años de permanencia en Juchitán, jamás he visto o escuchado de alguna iniciativa cultural promovida por el PRI. Las instituciones, las políticas, los hombres. Actualmente son tres las instituciones que trabajan en ámbito cultural, a parte de la Casa de la Cultura, la Regiduría de Cultura y el Foro Ecológico desarrollan varias actividades. Brevemente doy unas informaciones de cada una de ellas. Lidxi guendabani. Cuando entré la primera vez a la Casa de la Cultura me vi rodeada de una cantidad industrial de esguinces; pensé que todos los niños de Juchitán estaban concentrados ahí por algún evento infantil. En los días siguientes me di cuenta que la institución tenía una atención especial y una oferta cultural muy atractiva para las jóvenes generaciones, además que para los adultos: una biblioteca a la que acudían desde niños la primaria a muchachos de la preparatoria, una sala infantil con muchos libros y juegos, un 110 Anya Peterson Royce: Prestigio y afiliación en una comunidad urbana, SEP-INI, México 1975, p 203 132 sinnúmero de taller de danza, música, dibujo y pintura, para todas las edades, una exposición permanente de pintura que comprendía cuadros de Tamayo y Chagal - parte de la colección privada de Francisco Toledo regalada a la Casa de la Cultura - una sala arqueológica, eventos culturales de todo tipo, desde la exposición de cuadros de los pintores locales a concursos de poesía y narración en zapoteco. Como todas las instituciones culturales también la Casa de la Cultura de Juchitán se ve limitada por la escasez de presupuesto que le otorgan el INBA y el Gobierno del Estado para el mantenimiento del inmueble, las nóminas y las actividades a realizar. Regiduría de Cultura. También esta institución tiene como objetivos “rescatar la memoria histórica de nuestra raza para conservar y difundir nuestras tradiciones artísticas y legados cívicos”111. Para esto promueve exposiciones de artistas plásticos en los espacios del Municipio, grupos de bailes folklóricos, concursos de música, la participación a las festividades anuales de los Lunes del Cerro, o sea la Guelaguetza en Oaxaca, las publicaciones de folletos y libros de poetas y narradores zapotecos. Actividades que también presupones cierta colaboración con la Casa de la Cultura. Foro Ecológico de Juchitán. En forma casi autónoma y con el objetivo de rescatar el río y sus laderas del deterioro al que está condenado, el Foro organiza cada año - como actividad cultural colateral a las intervenciones técnicas - el Festival del Río que se realiza a la orilla del Río de los Perros, hacia Cheguigo, a veces en colaboración con la Casa de la Cultura, otras con la Regiduría, a veces con ambas, a veces autónomamente. Es un Festival esencialmente musical donde intervienen los músicos zapotecos y también invitados de otros lugares de la república. La cooperación entre estas instituciones de cultura depende del grado de simpatía o rivalidad, confianza o conveniencia personal que existe entre los respectivos dirigentes y los juegos de poder que se manejen al momento. Por ejemplo, durante un periodo entre el director del Foro y el de la Casa de la Cultura no hubo una buena relación personal, aunque mantenían relaciones aparentemente diplomáticas; menos relaciones había entre el director 111 Fuente: Informe de la Regiduría de gobierno Municipal. Primer año de gobierno municipal del Ing. Héctor Sánchez, Juchitán 1990 133 del foro y el regidor de cultura, por una historia de mujeres obscura, complicada y fumosa que se pierde en la historia del tiempo. En una ocasión el Foro y la Regiduría organizaron para el mismo día a la misma hora dos eventos musicales distintos, ambos muy llamativos e interesantes, “únicamente para fastidiarse recíprocamente y quererse mostrar uno más fuerte del otro”, me comentaron muchas personas interesadas en la cultura que no podían encontrar ubicación en estos juegos de poderes personales, mientras corrían esquizofrénicos de un lugar a otro para alcanzar a ver trozos de ambos eventos. Los puestos directivos de estas instituciones siempre han sido ocupados por hombres que definen las políticas a seguir y las mujeres, aun llegando a tener puestos de responsabilidad siempre están subordinadas a los hombres y a las políticas que ellos definen. Políticas que no están exentes de intereses personales o de facciones. En este sentido es ilustrativo el caso de la Casa de la Cultura. Cuando llegué a Juchitán era director de la institución Macario Matus, escritor, periodista, poeta, amante y cultor de las artes plásticas. Formado en la Ciudad de México, junto con los fundadores de la COCEI, ha sido director durante diez años, de 1979 a 1989, es decir los años duros de la vida política de Juchitán, entre la experiencia del Ayuntamiento Popular y la recuperación del municipio en el ‘89. Aun siendo de formación política y cultural un hombre de izquierda nunca ha sido miembro activo de la COCEI y como hombre de cultura sigue afirmando que “siempre hay que luchar para que la cultura mantenga su autonomía de la política. La cultura es crítica, es utopía, es que hacer de la imaginación no de la acción”112. Como buen juchiteco, su pasión es la cultura zapoteca, cuya gama de manifestaciones impulsa en cualquier puesto ocupe, desde la colaboración periodística a los cargos administrativos. Por su misma formación en los círculos culturales de la capital donde ha construido sus redes de relaciones y por su íntima y profunda convicción que la cultura zapoteca no puede quedar estática y encerrada en sí misma, en el desempeño de sus funciones institucionales fomentó un intercambio continuo entre las producciones de los jóvenes artistas locales y la producción de los artistas a nivel nacionales e internacionales. Durante su administración muchos artistas e intelectuales pasaron por Juchitán, en esta forma también construyó una red amplia de relaciones de solidaridad y apoyo a la experiencia juchiteca. 112 Entrevista a Macario Matus, abril 1993 134 El director que lo siguió a partir de mayo de 1989 - un joven sociólogo egresado de la UNAM y miembro activo de la COCEI - al inicio de su mandado fomentó un proyecto que él llamó en una conversación conmigo “rescatar lo nuestro”, “lo nuestro” en pintura, “lo nuestro” en música, “lo nuestro” en artesanía, “lo nuestro” de la costumbre y “lo nuestro” siguiendo, y por esto programaba una larga serie de exposiciones y presentaciones artísticas. De hecho en el programa de actividades de octubre a diciembre de 1989, nueve de los doce eventos que se realizaron tienen esta impronta. Recuerdo de haberle comentado en esta entrevista que tal vez “lo nuestro” no tenía mucha necesidad de ser rescatado ya que vivía cotidianamente y que en cambio los artistas, músicos, artesanos más bien sentían la necesidad de mayores contactos con el exterior, tanto para crecer profesionalmente como para encontrar un mercado más amplio, basándome en lo que había salido de las pláticas con algunos de ellos. La respuesta fue que había que reforzar la identidad cultural. En otras palabras disminuyó radicalmente el flujo de intercambio con los ambientes culturales nacionales y la actividad cultural de la Casa de la Cultura no se diferenció en mucho de la orientación de la Regiduría de Cultura del Ayuntamiento. La gran obra de esta administración fue – además de una puesta en orden de las cuestiones administrativas, laborales y burocráticas, que el precedente director tendía a descuidar en virtud de su temperamento artístico - la restauración del edificio que duró bastante tiempo y por el cual se suspendieron las actividades, se cerraron las salas de exposición arqueológica y de artes plásticas y acabaron los tiempos en que este espacio estaba repleto de estudiantes y pintores y músicos y danzantes y hasta de antropólogos buscando con afán los cimientos de la cultura zapoteca. En cuanto empezaron los trabajos desaparecieron los talleres, las reuniones, la sala infantil. Acabada la reconstrucción del inmueble y la restauración de la biblioteca, el edificio quedó como un monumento al vacío y a la soledad, amorosamente cuidado por la eterna secretaria, Yolanda, que en ausencia de dirección y política cultural, se esforzaba en organizar y realizar un mínimo de actividades que justificara la existencia de la institución, contando con la ayuda de los otros trabajadores que consideran sentimentalmente la Casa de la Cultura como su verdadero hogar. La sala infantil estuvo cerrada durante tres años, porque “no hay dinero para comprar los estantes y las sillas”, lo que resulta cuanto menos curioso en un pueblo acostumbrado a organizar tandas, rifas y fiestas para financiar cualquier iniciativa que 135 necesite de una inversión de dinero. Frente al abandono en que se encontraba, el grupo “histórico” de artistas e intelectuales ligados a la Casa de la Cultura decidió fundar un Patronato de la Casa de la Cultura y nombrar un nuevo director. En un principio en el ambiente cultural juchiteco de la capital se habló mucho de encargar la dirección a una joven poetisa juchiteca, bastante reconocida en los ambientes culturales de la Ciudad de México donde ella vive. Sin embargo, por pertenecer a una familia rica y priista (aunque ella no le es), a nivel local esta propuesta no fue tomada en consideración siquiera, pero en la asamblea de artistas y trabajadores de la Casa de la Cultura fue elegida como presidenta del Patronato, Natalia Toledo, otra poetisa juchiteca que tiene el “mérito/demérito” de ser hija del multicitado pintor Francisco Toledo y por lo tanto no grata a los poderes estatales de Oaxaca que han tenido fricciones, muy sonadas en los periódicos, con su padre. Para acabar, entre luchas de poderes interpersonales e interinstitucionales, intereses privados, fricciones personales, desorganización institucional, chismes para deteriorar la imagen del enemigo, por parte de un bando o de otro, y en fin por fundamental desinterés por promover una actividad cultural desligada de los intereses políticos personales, cuando salí de Juchitán la Casa de la Cultura había quedado un buen tiempo acéfala, sin dirección, triste y vacía como un cadáver institucional, aunque de hermosa apariencia, pues ha sido toda restaurada con exquisito gusto. Por lo que concierne la participación de las mujeres en el ámbito cultural, su papel no va más allá de la asistencia a los eventos y la participación en el trabajo de preparación y organización de los mismos. Hay varias y reconocidas escritoras y artistas, zapotecas: Rocío López Lena, Natalia Toledo, Azteca de Gyves, para mencionar las más conocidas. Sin embargo, aunque siempre están presentes y participan en los eventos culturales zapotecos, todas viven y organizan su vida cultural en la capital. Solamente una pintora, Natividad Amador, persiste tenazmente en Juchitán (intercalando con largas temporadas de estancia en Oaxaca o México), completamente dedicada a la pintura y al bordado artístico; pero ella, en la organización de su trabajo y del mercado de su producción, “jala sola” la mayor parte de las veces y en otras ciudades. También el grupo de artistas plásticos, faltando el respaldo institucional de la Casa de la Cultura y el ambiente de apertura e intercambio cultural que había caracterizado la precedente administración, han preferido, o se han visto obligados a 136 trabajar de manera individual y buscar salidas, gratificaciones y soluciones personales fuera de Juchitán. Mitos y discursos El proceso de identificación cultural de los grupos remite necesariamente al problema de los orígenes que a su vez remite a la problemática de la memoria colectiva. La noción de permanencia en el tiempo esta relacionada a la noción de memoria colectiva que es la manera en la cual el grupo percibe y conceptualiza su pasado aunque sea mítico. Implica un proceso de selección, construcción y transfiguración del pasado generalmente en función de los intereses del presente, que funciona como el filtro del pasado, y está estrechamente vinculada a la existencia histórica del grupo, hay tantas memorias colectivas cuantos grupos113. Desde un principio los intelectuales zapotecos se dieron la tarea de forjar la historia de la ‘patria chica’, fomentando un proceso de idealización y glorificación de la cultura zapoteca. El repertorio temático interiorizado de esta reestructuración discursiva sobre la etnicidad comprende la tradición normativa de los orígenes, desde el mito de fundación a los legados de los ancestros, el territorio simbolizado, la lengua como esquema de codificación de la cultura, y la representación glorificada de la mujer como emblema de la etnia. La reconstrucción de la historia zapoteca empieza con el mito fundador de la raza. La leyenda más vieja que se conoce sobre los orígenes de la raza zapoteca, los dixdazá, es la leyenda de los binnigulaza. La etimología de la palabra tiene varias acepciones ya que siendo el zapoteco una lengua tonal el significado de una palabra puede cambiar según el tono o la acentuación con que se pronuncia. Explica Wilfrido Cruz, recopilador de tradiciones y leyendas zapotecas, que binnigulaza quiere decir “gente que se dispersaron mutuamente, entre ellas mismas, por su voluntad (binni, gente; gulaa, partir o dispersar; zaa, entre sí) Según esta interpretación los más bravos, los más sabios zapotecos anteriores a la Conquista se marcharon a lugares inaccesibles a la llegada de los conquistadores. Agrega que esta podría ser una versión zapoteca del mito de Quetzacoatl. Otra versión es que la palabra significa “gente nacida de las raíces de los árboles” (binni, gente; gú, raíz; laaza, elástico). Otra versión cuenta que la palabra quiere decir “gente antigua engendrada de las nubes” 113 Halbwachs,1950 137 (binni, gente; gula, antigua; záa, nube) que deriva de “una de las leyendas más divulgadas entre los zapotecas, (que) refiere que los padres de la raza descendieron sobre una nube en forma de aves hermosísimas, de plumaje multicolor y de extraños y melodiosos cantos. Los indios se decían a sí mismos, por ello, binnizá, es decir gente de las nubes o que tuvieron su origen en este elemento”114. Para Henestrosa significa “los hombres que se dispersaron entre sí”115 En fin, prescindiendo de cultas y sofisticadas interpretaciones filológicas, en el sentido común y popular, la palabra denota a los antepasados fundadores de la raza zapoteca, hombres grandes que existieron hace machismo tiempo, hombres elegidos por los dioses, sabios sacerdotes, valientes guerreros, magos, médicos y adivinos que poseían la capacidad de transformarse en animales, guenda, a los cuales estaba ligado su destino. Estos hombres poseían los misterios y la sabiduría de la gran cultura zapoteca y cuando se fueron dejaron los trastes y las figuritas de barro que todavía se encuentran en las excavaciones arqueológicas realizadas en la zona y en playa Vicente. Nuestros ancestros son los binnigulaza, hombres grandes, sabios, guerreros: ellos dejaron las figuras de barro que encontramos en el río y en playa Vicente. La ruptura de la historia zapoteca con la Conquista y la reconstrucción del mundo zapoteco ofrece a los zapotecos del Istmo antepasados históricos más cercanos: Cosijoeza y Cosijopi. Nuestra gente viene de Zaachila, donde reinaba el rey Cosijoeza. Cosijopí, su hijo fue rey de Tehuantepec, ellos son nuestros antepasados. Los aztecas nunca los pudieron someter ni vencer en la guerra. De ellos hemos heredado la valentía que caracteriza nuestra raza Si los binnigulaza legitiman la existencia de una gran cultura zapoteca con características que la hacen diferente y superior a cualquier otra, los antepasados históricos, es decir los reyes zapotecos, han heredado a los zapotecos actuales unos rasgos considerados específicos y constitutivos del carácter étnico: la valentía y la capacidad de resistencia frente a la invasión y dominación extranjera. Las numerosas rebeldías que marcaron la historia local en la Colonia, en la Independencia, durante el Porfiriato son testimonios del carácter rebelde del juchiteco. La actitud guerrera y la libertad son asumidas como propiedades zapotecas, como 114 115 Wilfrido Cruz: “Los binnigulaza” en Neza, no 11, abril, 1936 Henestrosa “Vini-gundah-zaa” en Neza No.10, marzo 1936 138 rasgos que definen “objetivamente” a la raza, de la cual los juchitecos se sienten los más puros representantes. Traemos en las venas el ser gente libre, que lucha, que se opone a las injusticias. Somos gente libre, nadie nos pudo vencer. Cuando el juchitecos quiere algo, lo consigue a como de lugar. Somos rebeldes de naturaleza y muy valientes en las luchas. Lo hemos heredado de nuestro antepasado Cosijoeza que luchó en el Guiengola116 A los reyes zapotecos está ligada la existencia histórica de Juchitán. Según Orozco, historiador y recopilador de tradiciones y leyendas locales, Juchitán fue fundada durante el reinado del último monarca zapoteco, Cosijopí, que gobernó en el Istmo hasta que llegaron los españoles desde Tehuantepec. Orozco (1946:14) cuenta que cuando, en víspera de la conquista, Moctezuma II quiso extender su dominio por esta zona estratégica desde el punto de vista de las comunicaciones con la zona maya y la actual Centroamérica, Cosijopí envió un manipulo de guerreros, comandados por un “valiente capitán tigre” a buscar un lugar estratégico que sirviera como puesto de avanzada para la defensa del trono zapoteco. Estos llegaron a la orilla de lo que hoy se llama río de los Perros por haber sido poblado de nutrias y que entonces deslumbró a los guerreros por la exuberante vegetación, la profusión de flores blancas y perfumadas, el guieshuba asumida como la flor heráldica de Juchitán, y la abundancia de caza. Ahí se asentaron a la orilla del río y con el tiempo esta pequeña comunidad de cazadores, pescadores y recolectores se transformó en una comunidad sedentaria de agricultores que aprovecharon bien la fertilidad del terreno irrigado por el río, aunque no abandonaron la caza, actividad que siguen todavía117. Como la nación, la patria chica genera también un panteón de héroes que la glorifican y la legitiman en la historia: Che Gorio Melendre, que luchó por la Independencia de la nación y guió desde 1847 al 1852 la rebeldía del pueblo juchiteco contra la privatización y venta de las Salinas a raíz de las leyes de Reforma y a favor de la autonomía política del Istmo respecto al estado; Albino Binu Gaada que luchó contra los franceses y, dos años después, 116 Se refiere a la resistencia ofrecida por los zapotecos en alianza con los mixtecos en las fortificaciones del cerro del Guiengola, cerca de Tehuantepec, antes las huestes mexicas de Moctezuma. 117 Anya Peterson (1975:40) destaca que Sahagún narra la historia de algunos comerciantes mexica que fueron atacados por diversas aldeas del Istmo, entre las cuales se contaba Xochitlán, durante el reinado de Ahitzontzin (1486-1503), y de Cosijoeza, quien fue coronado en 1487. 139 contra el gobierno de Félix Díaz, que intentó someter al pueblo juchiteco y se robó la efigie de San Vicente cuando fue obligado a huir del pueblo; Ignacio Nicolás, Mexu Chele, que guió la rebelión del 1881 contra Porfirio Díaz siempre por las viejas cuestiones de la propiedad de la tierra; Che Gómez, que participó en la Revolución, y muchos otros que sus paisanos recuerdan y cuentan118. A partir del mito o de los mitos fundadores de la raza y de los legados históricos y culturales heredados de los antepasados, la memoria colectiva construye y exalta una historia zapoteca y genera una propia galería de héroes, con aquellas características de valentía y orgullo que los antepasados míticos e históricos han heredado a sus descendientes, y de antihéroes. Así encontramos que como muy bien expresa Monjardin “si para la historia nacional, que llega prefabricada y se enseña en la escuela en español, Juárez es benemérito de la nación y padre de la patria, en la historia de la patria chica, que cuentan en zapoteco los abuelos, su figura está ligada a la represión de la rebeldía de los zapotecos, en respuesta a la privatización de las tierras y de las salinas del Istmo, y a la toma e incendio de Juchitán en 1848”. Víctor de la Cruz escribe: “Asumió su papel de representante de los enemigos de los indígenas...conforme se fue sintiendo seguro en la gobernatura empezó a tomar la iniciativa para cobrar el control del departamento de Tehuantepec, consumar el despojo de tierras y salinas en perjuicio de los indígenas y reprimir a los indígenas de Juchitán y a sus líderes, que encabezaban el movimiento por la restitución de los bienes comunales”119 El recelo contra Juárez quedó plasmado en una serie de pinturas de Francisco Toledo, que tituló “Lo que el viento a Juárez...”, donde el pintor se mofa de la imagen solemne del hombre de Estado, retratándolo parado en una tortuga, sentado en un columpio o con su cabeza montada en el cuerpo de un chapulín. 118 Ursulino Rueda Sáynes: Personajes revolucionarios juchitecos, 1990, Herón Nuñez Ríos Independencia política de Juchitán. Benemérita obra de Gregorio Melendre. Datos Biográficos del Lic. José F. Gómez, Juchitán, Oax, folletos/f. ; Javier Meneses de Gyves: Ayer en Juchitán, Instituto Politécnico Nacional, México 1991; Relatos sobre el general Charis, Ed Toledo, Culturas populares, CNCA, 1989; Víctor de la Cruz: El General Charis y la pacificación del México postrevolucionario, CIESAS, México, 1993. 119 Víctor de la Cruz: La rebelión de Che Gorio Melendre, H. Ayuntamiento Popular de Juchitán, México 1983, p. 5 140 Didxazá120 Los juchitecos se autonombran binnizá compuesto por binni, gente, y za, nube, es decir gente de las nubes o que tuvieron origen en este elemento. Una de las leyendas más divulgadas entre los zapotecas refiere que los padres de la raza descendieron de una nube en forma de aves hermosísimas, de plumaje multicolor y de extraños y melodiosos cantos. Pero za también quiere decir "lengua y raza zapoteca", concepto único que asimila la palabra al hombre. El idioma de los binniza es el didxazá - didxa, palabra, za, nube - idioma de la gente de las nubes. "El zapoteco es como el agua en la sangre", es parte esencial y constitutiva de los zapotecos. El zapoteco se mama de las chichis de la madre. Desde que nacen los hijos se les habla en zapoteco, todo el amor maternal lo dicen en zapoteco, las primeras palabras del niño son en zapoteco. Su forma especifica de hablar zapoteco, el sentimiento de orgullo y completud que les da el manejo constante y cotidiano del idioma, tanto en ocasiones públicas como privadas, son los elementos que más sienten que los diferencian de las otras comunidades zapotecas de la región. Hablar zapoteco, el didxazá, es el primer elemento de autoidentificación, la lengua es el elemento primordial alrededor del cual se define la autoadscripción al grupo, a partir de ella se genera el autorreconocimiento y la exclusión de los otros: El rasgo fundamental de nuestra identidad es el idioma zapoteco. El que no habla zapoteco puede ser rechazado por el grupo hablante zapoteco, aun que sea de Juchitán Nos diferenciamos en primer lugar en la forma de hablar, es la forma en que nos podemos distinguir el parteaguas no solamente respecto a los fuereños, sino también respecto a los mismos zapotecos de otras comunidades de la región o del estado Los tehuanos son traidores de la raza porqué no hablan zapoteco, les da vergüenza, no les enseñan a sus hijos. El zapoteco verdadero, el zapoteco puro lo hablamos en Juchitán. En los otros pueblos lo hablan diferente, no es tan bonito como aquí 120 El zapoteco del Istmo es parte de la gran rama zapoteca que junto con el chatino integra la familia zapotecana dentro del grupo de las lenguas otomangues, que se caracterizan por ser lenguas tonales, es decir por usar los tonos como rasgos distintivos. 141 fuente de un sentimiento de orgullo, completud y seguridad Nosotros, en donde estemos, hablamos nuestra lengua y con gran orgullo nos decimos zapotecos de Juchitán, donde se habla y canta bonito El zapoteco es como una planta que tenemos sembrada aquí en Juchitán, aunque se pierda algo de sus ramas pero la raíz nunca se pierde códice interpretativo y llave de acceso a los idiomas del mundo Existen en zapoteco todas las pronunciaciones conocidas del inglés, alemán, francés, italiano, ruso, japonés, castellano, con la “ll” especial oaxaqueña, pero todavía tiene tónicas desconocidas en esas lenguas. Por eso el zapoteca aprende cualquier idioma con facilidad121 medio de defensa y resistencia: Es bueno que se hable zapoteco, así nadie te puede engañar. Nosotros hablamos zapoteco y español. Por esto digo que somos más inteligentes, los otros nada más saben español, nosotros sabemos los dos idiomas Fuente de preocupación constante en los quehaceres de los intelectuales juchitecos, existe una fuerte valorización por trasmitirla, enriquecerla y preservarla. Los políticos la usan en sus campañas y cotidianamente en el Palacio para comunicarse con la población. Los poetas y narradores escriben en zapoteco y ganan becas que las instituciones federales, como el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, ofrece a los escritores indígenas para revitalizar y fomentar las tradiciones. De ella se habla con cariño como de algo que da y acompaña a la vida de los humanos, como expresa la poesía de Gabriel López Chiñas, poeta juchiteco, que habló por boca de todos los juchitecos sobre su amor por la lengua materna: Nácabe ma che’ didxazá ma’ guiruti’ zani’ laa, ma’ birá biluxe nácabe diidxa’ guní’ binnizá diidxa’ guní’ binnizá ziné binidxaba’ laa, yanna ca binni nuu xpiaani’ guirá riní’ didxstiá. 121 Vicente Matus: “Nuestro istmo zapoteca”, en Neza, No 4, sep 1935 142 ¡Ay! Didxazá didxazá ca ni bidiideche lii qui gannadica’ pabiá’ jñaaca’ gunaxhiica’ lii ¡Ay! Didxazá didxazá diidxa’ rusibani naa, naa nanna zanitiulu’, dxi initi gubidxa ca122 Es indicativa de las relaciones profesionales que se instauran entre hombres y mujeres la forma en la cual se maneja el poder y el prestigio académico alrededor de la lengua zapoteca. En 1985 la Casa de la Cultura y el Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM realizaron una reunión sobre “La unificación y difusión de la escritura de la Lengua Zapoteca en el Istmo de Tehuantepec”123. En esta reunión se estableció usar y difundir el alfabeto adoptado en la Mesa Redonda celebrada por la Sociedad Nueva de Estudiantes Juchitecos en México en 1959, ”considerando que es el resultado de las discusiones de los propios zapotecos y de la tradición literaria de la lengua en este alfabeto”124. En esta reunión 122 Dicen que se va el zapoteco, ya nadie lo hablará ha muerto, dicen, la lengua de los zapotecas la lengua de los zapotecas, se la llevará el diablo, ahora los zapotecos cultos sólo hablan el español. Ay! zapoteco, zapoteco quienes te menosprecian ignoran cuánto sus madre te amaron. Ay! Zapoteco, zapoteco lengua que me das la vida´ yo sé que morirás el día que muere el sol. 123 124 Guchachi Reza, No 25, Dic. 1985 Guchachi Reza, No 25, dic. 1985 p. 31 143 los únicos lingüistas presentes no son zapotecos sino representantes de instituciones nacionales. En el documento publicado se lee además “la clase dominante pretende apropiarse de este alfabeto para manipularlo como medio para fortalecer su poder”. Vicente Marcial, aun siendo sociólogo, ha dedicado mucho de su empeño en cultivar el zapoteco, coordina un proyecto de alfabetización y lecto-escritura en zapoteco para los adultos, financiado por una fundación alemana, ha sido becario de CONACULTA, con otros juchitecos, como escritor en lengua indígena; participa a los congresos de lingüística, como el de la lengua española en Monterrey en 1998, publica y traduce al zapoteco. Víctor de la Cruz, investigador del CIESAS de Oaxaca y premio nacional de historia por su trabajo de historia regional, también escribe poemas en zapoteco, recopila y transcribe leyendas y cuentos populares. De hecho los hombres han acaparado puestos y prestigios e impuesto su liderazgo académico en cuanto a la lingüística zapoteca. Sin embargo, la única etnolingüista de esta generación, con el título de Maestría en Etnolingüística, es una mujer, la maestra Florinda Luís Orozco, que todos conocen por su dulce cantar. Cuando se abrió en 1979 la convocatoria para cursar la Maestría en Etnolingüística en Patzcuaro, Michoacán, concursaron para frecuentar la maestría la maestra Florinda y otros dos muchachos de Juchitán. Maestra de primaria, entonces ya madre de tres hijos, decidida en “buscar su superación”, pidió y obtuvo una beca de estudio y, con aquel espíritu de aventura y fuerza de carácter que caracteriza a las mujeres inteligentes, se fue con sus tres hijos. Su tesis, una propuesta autónoma de escritura para el zapoteco, que desafía los preceptos de Velma Pickett y del Instituto Lingüístico de Verano125, y propone modificaciones al alfabeto adoptado por la Mesa Redonda del ‘56, fue publicada en 1982. A pesar de sus éxitos, la maestra Florinda nunca tuvo un espacio y un reconocimiento pleno en el ámbito de su profesionalidad en Juchitán, al punto que no tuvo participación a en la citada reunión de la Casa de la Cultura. Los otros dos juchitecos que obtuvieron la beca en aquel tiempo estaban más motivados por la política que por la lingüística y por lo tanto no acabaron los estudios. 125 Velma Pickett: Vocabulario zapoteco del Istmo, ILV, México D.F. 1988 144 Tampoco se le da, en mi opinión, de parte de los tienen cargos institucionales suficiente espacio a quien trabaja con la lengua con un estilo más modesto, pero con gran visión como es el caso de Desiderio de Gyves; como ingeniero, ha sido profesor de matemática y física en el Politécnico, y también ha sido uno de los fundadores de la COCEI y director de Radio Ayuntamiento Popular. Como profesionista y maestro, Desiderio se dio la tarea de convertir al zapoteco los conceptos básicos de la física y escribió un manual a nivel universitario de física y matemática en zapoteco. Operación de alta cultura pues se trata de trasladar conceptos de un sistema de pensamiento a otro y presupone no solamente un enorme conocimiento empírico de la lengua, sino también la capacidad de adaptarla y enriquecerla según las nuevas exigencias del conocimiento. Tampoco lo toman en cuenta los que a través de sus puestos institucionales se han apropiado del manejo de las políticas lingüísticas. En otro campo Eli Bartolo, pedagogo y director de una escuela privada de primaria y secundaria está trabajando a un sistema pedagógico para enseñar en zapoteco los principios básicos de la filosofía occidental. Otro compañero, Chito Miau, ha fundado con sus propios esfuerzos el Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” que, a parte de dar cursos de música, trata de rescatar el enorme patrimonio musical de la región y formar un archivo completo de todas los compositores y de sus respectivas producciones, textos y música transcrita en pentagrama. El terruño Un número de la revista Neza incluye esta descripción romántica de Juchitán, típica del ferviente nacionalismo étnico de los intelectuales zapotecos: “Desde ese momento el viajero experimenta una sensación extraña: avisa una comarca primitiva, separada repentinamente de las que está acostumbrado a ver, adivina un venero inagotable de emociones; Juchitán, tierra misteriosa, como suspendida en el tiempo y en el espacio, empieza aplastarlo con el vigor, con la fuerza de su realidad...Pero lo único, lo maravilloso de Juchitán, lo que es imposible encontrar en cualquiera otra región de la República, es la riqueza plástica que encierra en todas sus manifestaciones. La vida tiene un ritmo definido, perfecto. Ninguna contradicción brusca rompe la unidad armónica del ambiente. Las gentes, las casas, las condiciones 145 geográficas están hechas para producir una impresión de arte. Proverbial es la belleza de las mujeres del Istmo, de Juchitán y de los puebles contiguos, como Ixtaltepec”.126 Encontramos todavía la misma idealización de la tierra en los textos de las canciones de autores tan populares como Eustaquio Jiménez Girón, Jesús “Chui” Razgado, y Chalo Pineda Mi Juchitán de las Flores tierra donde yo nací en donde están mis amores que llevo siempre en mi mente de ti siempre he de acordar por más lejos que me encuentre nunca te voy a olvidar Se trata del territorio simbólico de la tierra de los ancestros, de la madre tierra que guarda el cordón umbilical celosamente enterrado al nacer, la tierra de los Binnigulasa, de las figuras de los ancestros que todavía se encuentra en Playa Vicente, donde las ruinas del Guiengola todavía quedan como testigo de la alta cultura de los zapotecos progenitores, de su valentía y capacidad de resistencia, la tierra donde nace el zapandú par hacer las trenzas de las mujeres brillantes y perfumadas, donde la magia persigue e inunda a los humanos, los animales y la naturaleza. La mujer En el ámbito de las contiendas políticas, históricamente ha sido notoria su presencia y bravura en los momentos de mayor efervescencia: como la India María, en las rebeldías durante la Colonia, o Tona Tati que incitaba a los hombres a luchar en la guerra contra los franceses, o Lorenza Santiago, muerta a balazos en las luchas para defender el Ayuntamiento Popular. Los hombres traían las armas desconocidas que traían los franceses, las mujeres impulsaban a los hombres con las armas que tenían, las mujeres usaron las piedras, los franceses no esperaban esto, entonces las mujeres ayudaron a los hombres. Los hombres luchaban con machete, las mujeres lanzaban piedras, las mujeres impulsaban a los hombres para no que no se dejaran derrotar. 126 Mata, Carlos: “Juchitán: una impresión” en Neza, No. 3, agosto 1935 146 Las mujeres coceistas me decían con mucho orgullo que para el levantamiento del estado de sitio que el Estado decretó en Juchitán en 1984, cuando el desconocimiento del Ayuntamiento popular, fue decisiva la protesta de las mujeres que salieron en masa a la calle en tres ocasiones - solamente en la tercera participaron hombres - gritando en zapoteco que se fueran los "azules" (ejercito), que dejaran en paz a sus hombres. Si bien participan activamente en los momentos candentes de la vida política de la comunidad, como en la elección del presidente municipal, entregándose con cuerpo y alma en un bando o en el otro, no tienen mucho interés por las elecciones estatales o federales y, en general, de la política que rebasa el ámbito regional; estas son "cosas de hombres", además de que "a este señor (candidato) no lo conozco, no sé quien es, no es de acá". Amén de que se trate de un diputado de origen local, en este caso la actitud es completamente diferente ya que se trata de "uno de nosotros". En este caso no es inusual ver matronas que, desde su casa o del puesto o negocio en el mercado, participen con vigor a la campaña electoral y organicen la clientela de los votantes. En periodos de normalidad su influencia en las cuestiones políticas se ejerce a partir del ámbito domestico, a través de las presiones que pueda ejercer con su autoridad o los chismes; no se traduce casi nunca en cargos políticos oficiales. Las pocas mujeres que participan en la vida política siempre se quejan de la dificultad de organizar a la población femenina en actividades regulares. Si uno les pregunta por qué no tienen cargos políticos repiten que esto es "cosa de hombres": La mujer es para la casa, la política para los hombres. Anteriormente la mujer no tenía derecho a participar en la política. Hasta aproximadamente quince años empezamos a entrar en la política, cuando los organizadores de la COCEI llegaban al mercado, empezaron a organizar a las comerciantes. Ahora ya participamos, no de manera directa, sino indirecta, porque de los antepasados viene que son los hombres que dirigen la política, que dirigen el pueblo. Los dirigentes de la COCEI en una entrevista me decían que “ningún juchiteco aceptaría por ninguna razón del mundo un presidente municipal mujer”, sin embargo admiten que sin el apoyo y la participación activa de las mujeres en los momentos importantes de la vida política local "ni la COCEI ni la ciudad hubieran podido avanzar". Los numerosos intentos de organizar a las mujeres en comités políticos han siempre fracasado. Muy difícil es para las jóvenes mujeres que están interesadas a participar en los comités y los sindicatos proponer 147 una perspectiva de género en sus actividades: inmediatamente son tachadas de feministas amargadas por parte de los dirigentes políticos, que mantienen un control bastante rígido sobre los jóvenes. De hecho una inconformidad existente en las filas coceistas es precisamente por el protagonismo - muchos lo definen caciquismo - del viejo grupo dirigente que no permite el crecimiento político de las nuevas generaciones. Los cuadros intermedios de la COCEI parecen destinados a una hibernación política de por vida, casi siempre los puestos más altos en la Coalición y en las instituciones están ocupados por las mismas personas. Los hombres cantan a las mujeres Según un censo realizado por el Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” hay en el Istmo 57 compositores -en zapoteco y/o español- de los cuales 33 son de Juchitán que tiene fama en la región por sus músicos. Las canciones de estos compositores son constantemente tocadas por cantantes, tríos o bandas regionales, en las radios locales, en las cantinas, en las casas, en los eventos culturales y civiles. Los eventos culturales que los juchitecos realizan en otras ciudades del país e incluso fuera de México, siempre son acompañados por un buen repertorio de música istmeña: corridos que cuentan los eventos dignos de quedar en la memoria histórica de la patria chica; sones que alaban y glorifican al terruño; huapangos y rancheras para evocar lugares y personas; boleros, sones, tangos, vals y cumbias para cantar y enamorar a las mujeres. A la mujer la miran, la admiran, le cantan, le componen poemas, si el novio mismo no puede, encarga la serenata a un autor para dedicársela, “no hay como la música y las bellas palabras (y el oro) para llegar al corazón de una teca”, me decía un amigo, llevando una guitarra en una mano rumbo a la casa de su novia. De los dos compositores seleccionados para este pequeño recorrido de las representaciones de la mujer a través de la música, Eustaquio Jiménez Girón127, mejor conocido como Taquio Niguiu, y Jesús Chu Razgado128, existe un acervo escrito de 122 canciones, de las cuales 92 son dedicadas, o tienen por tema, a las mujeres. En las cantinas, en las calles, en las casas, desfila por los oídos un panorama musical de imágenes femeninas. 127 128 Nació el 20 de septiembre de 1904 y murió el 10 de mayo de 1981 Nació el 7 de enero de 1907 y murió el 28 de septiembre de 1948 148 Las mujeres cantadas, celebradas y amadas son “nuestras” mujeres, las mujeres zapotecas, las mujeres de “mi raza inmortal: Binnizá” Mujercita mujer juchiteca de mi raza inmortal Binnizá Eres de la región zapoteca peina xhuncu de enagua de olán Juchiteca, istmeña o Tehuana da lo mismo que te hagas llamar porque al fin eres de mi raza, de mi raza inmortal: Binnizá129 Juchiteca que al rayo de la luna vas luciendo tu gracia gentil que coronas de nieve y espumas al encaje de blanco huipil Juchiteca de los pies descalzos En las claras mañanas de abril Y en las joyas de tu jicalpestle Llevas preso el amor que te di130 Mujer que deslumbra “con su rico traje, de seda y encaje”, con sus “prendas de oro macizo”, que “cual brillantes estrellas se ven” - cuando el novio la lleva “a bailar a las Velas el son regional”, mujer juchiteca cuyas “trenzas emanan perfumes de selva y del lacustre zapandú”, y que “atolondra” al hombre “con tantos hechizos”131 . Teca tequita te quiero te quiero teca tequita por tus ojos de lucero por tu boquita bonita ..................... Tu busto erguido de diosa lo cubre hermoso huipil: ........................ Diosa trigueña del Istmo desde el mar hasta Ixtepec tierra del sol y de abismo, teca del Istmo de Tehuantepec132 129 E. Jiménez Girón: Mujer mujercita, vals Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 130 Jesus Rasgado: Juchiteca. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 131 E. Jiménez Girón: La juchiteca, son tradicional. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 132 E. Jiménez Girón: Teca, Tequita, vals ranchero. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 149 La mujer ideal es la mujer juchiteca que entrega su virginidad al hombre con el que se casa, la mujer fiel, la mujer entregada: Esos cabellos finos esas cejas sedosas y estos ojos divinos te hacen la más hermosa .................. Pues lo demás que tienes es imán poderoso yo te entrego mi amor a cambio de una cosa que te selló el Creador para ser mi esposa133 Era así como Helena.. era también como Cleopatra fue tan bella mi morena, y fue tan fiel ¡nunca ingrata!134 Mujeres como musas inspiradoras a las que se componen y cantan serenatas Musa zapoteca ¡oh reina del son! Acento shuberiano de una serenata Notas armoniosas de la dulce traviata Unico tesoro de mi corazón. Euterpe que a mí me inspira a formar La bella canción: bududxapa soo, Acaso inmortal en mi istmeña región Por eso al mirarte mi virgen bendita, Inclino la Frente, devoto, ante ti. Natura te vuelva la vida infinita Empero si mueres, vivirás para mi! Doncella divina. Miraflor tropical Auténtica perla del fondo del mar.135 A la glorificación de lo propio corresponden los estereotipos de la mala mujer, la traidora, la infiel, la que abandona por ambición propia, la que se burla de él, mujeres que serán 133 Eustaquio Jiménez Girón: Descripción, son. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 134 Eustaquio Jiménez Girón: Tribunal, son, en conmemoración de su esposa Aurea Orozco López. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 135 Eustaquio Jiménez Girón: Musa zapoteca, acróstico, Juchitán, 1951. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 150 castigadas por la vida, víctimas de su misma maldad. La mujer fatal, la mujer que el amante está obligado por el destino a seguir o a morir por su culpa, la mujer que embruja, de la cual los hombres admiran y temen el misterio que de ella emana. La mágica leyenda de tu mirar no puedo descifrar Los brujos de tus ojos me hacen sufrir ................ Todo ese misterio de tu vida de mujer magia divina, enséñame el secreto de tu vida no sabes que por ti mi alma llora, el secreto de tu vida me devora136 ¡Oh tesoro de mi alma herida! No me arranques la existencia, yo te ruego tenerme clemencia mariquita consentida tu que embrujas como binniguenda La Llorona, en todas las versiones populares como en la escrita por Taquio Nigui, glorifica a la mujer istmeña por ser portadora de todos los rasgos de una feminidad zapoteca: la belleza física, la gracia del bailar, la vestimenta, la forma orgullosa de caminar. Cuando bailas son ¡Ay, llorona! Ganas de verte dan Tu enagua y huipil bordados, llorona, realzan tu preciosidad ¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! Llorona vestida de traje istmeño ..................... En la tierra juchiteca, ¡ay, llorona! Yo me enamoré de ti Con los pliegues de tu enagua, ¡ay llorona, cautivas mi corazón137 136 Jesús Rasgado: Magia, bolero. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 137 Eustaquio Jiménez Girón: La llorona, son. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 151 La Petenera, como la Llorona, (mito, espejismo, sombra o fantasma del cual las abuelas narran en zapoteco en las noches sin luna), aparece a los hombres para seducirlos y embrujarlos con sus encantos para hacerlos sufrir hasta morir de dolor. Quien te llamó Petenera, que no supo darte nombre Es como si te pusiera ¡ay, mamá! La perdición de los hombres ................... Petenera tenebrosa todo el mundo te llamó ¡ay, mamá! Petenera si serás pero tenebrosa, no! .................. Dicen que la Petenera es una mala mujer Esto sí que no lo he visto ¡ay, mamá! Pa’ que lo voy a creer ¡Ay, soledad soledad! la causa de estos dolores Para no sufrir más ¡ay,mamá! Necesito tus amores. El tema de la Petenera pertenece a la tradición oral de origen mediterránea que se difundió en la Nueva España. Gilberto Orozco, erudito recopilador de leyendas e historias del Istmo zapoteco nos dice: “La Petenera. Es una de las formas de la granadina. La Granadina pertenece al grupo de la Rondeña y la Malagueña que a su vez deriva del Fandango. Se ha dicho que La Petenera española es...de origen andaluz. La creadora de este aire, que tanto ha influido en la música popular de América, fue una mujer de Paterna de la Ribera, pueblecito de la provincia de Cádiz, que vivió en la primera mitad del siglo XIX...Otras antiguas peteneras españolas...prueban evidentemente que la del Istmo de Tehuantepec se trasformó, partiendo de las de la época de la cantante que le dio el nombre y ahí la conformaron al estilo dominante. Por eso la Petenera es una joya auténtica de la música istmeña”138 Como rasgos generales las composiciones presentan exclusivamente el punto de vista del hombre, la mujer es vista casi siempre en el contexto de una relación amorosa, vivida por parte del hombre como enamoramiento extremo, amor total absolutamente romántico, 138 Gilberto Orozco: “Notas sobre los sones” en Tradiciones y leyendas del Istmo de Tehuantepec, Revista Musical Mexicana, 1946, p. 214 152 que, como en toda la tradición lírica medieval, provoca pasión e idealización de la mujer139. Como el trovador cortes, el enamorado vive y canta su amor-pasión como si fuera sin esperanza, en una situación crítica o de desequilibrio y tensión: o por ser contrariado o a causa de una separación pues ella es de otro, ella lo abandona o lo traiciona. En la mayor parte de las veces la mujer es vista y cantada por su valor estético y sexual; el sexo femenino, con su amplio repertorio de metáforas, está obstinadamente presente en la pintura y la narrativa de los artistas juchitecos. Las representaciones femeninas son fuertemente estereotipadas siguiendo una tradición que proviene de la lírica mediterránea.140 Beber, tomar, chupar. Yo invito! Salud, amigos! Perdonen, Corona tomo y ustedes serán testigos a honor que yo nunca mal informo ........... Repitan la tanda de Corona extra, Corona coronita ya lo dice el dicho: tan buena es la grande lo mismo que la chiquita Corona de la Modelo la hermana de coronita, famosa llegó hasta el cielo y echó San Pedro su probadita. Que no se emborrache el santo, que a lo mejor nos las quita ya que cuando iremos pa’l camposanto será con las botellitas141. En Juchitán hay mucha fiesta, mucha cerveza, diario diario, puro chupe. Estas fueron las primeras palabras que escuché en el camión que me llevaba a Juchitán. Pude comprobar casi en seguida que los juchitecos consumen enormes cantidades de cerveza en todos los eventos sociales, se trate de una fiesta o de una sencilla reunión entre amigos, No se concibe convivio sin cerveza y sin sus naturales compañeros: la botana y la música. El 139 Ver: E. Power: Donne del Medioevo, Milano 1978, y J Solé: “I trovatori e l’amor-passione” in L’Amore e la sessualitá (a cura di G, Duby), Laterza, Bari, 1986. 140 Ibídem 141 Eustaquio Jiménez Girón: Corona extra, son istmeño o huapango. Fuente: Archivo del Instituto Musical del Istmo de Tehuantepec “Flor Bacha” 153 alcohol siempre está acompañado por platillos de mariscos, chicharrones, pescados, carnitas, empanadas, queso, totopos y cuanta variedad de alimentos se le ocurra al anfitrión o al dueño de la cantina. Esta es más apreciada cuanto más abundante es la botana servida. La música marca el ritmo de la vida en Juchitán. Dice la gente: "el teco nace, vive y muere con la música". En las casas el aparato de sonido funciona a todo vapor. En las cantinas y enramadas siempre está a disposición una guitarra que recorre las manos de cantantes improvisados, cuando no está presente algún trío que se gana la vida alegrando a los presentes. El más famoso y lindo es el trío Xavizende con el cual tengo una deuda de gratitud por haber avivado un día de mi cumpleaños. A excepción de los convertidos a las sectas y de aquellos que no toman por motivos personales, el beber es una costumbre generalizada y sin distinción de sexo: en las fiestas toman parejo, o casi, hombres y mujeres, aunque nunca toman juntos ya que siempre los espacios, aun en las reuniones familiares, son distintos y separados para los dos sexos: los varones de un lado, las mujeres del otro. Cualquier ocasión social es oportuna para mandar a comprar un "cartón": con una cerveza de por medio se conversa mejor, y entrando en un estado parcialmente etílico uno puede comunicarse mejor y más a gusto con el otro. La costumbre de tomar en situaciones de socialización, de ninguna manera significa tomar para emborracharse y caer al suelo sin sentido, lo cual está muy mal considerado: quien se emborracha o se emborracha rápidamente hasta perder el sentido es alguien que no sabe tomar, que es sinónimo de no saber convivir con los otros, cosa altamente reprobada. Los juchitecos consideran que tomar sirve para facilitar la conversación y compartir mejor las vivencias durante un largo rato, en una atmósfera de compañerismo y de fraternidad, conversando en forma alegre y jovial. Tomamos cerveza para estar alegres, nos gusta estar alegres, somos hospitalarios y pachangueros. En un contexto de socialización se bebe cerveza para entrar y permanecer constantemente en un estado más cercano al eufórico que al etílico. Una persona puede alcanzar cierta 154 ebriedad, inclusive emborracharse, pero no perder el control de sí mismo y de sus acciones, como faltar el respeto a una mujer, agredir con expresiones fuertes, salirse de la plática con tonterías, faltar a los buenos modales, etc. En una fiesta al principio todos están un buen rato sentados de manera muy formal, casi no se conversa ni se baila, aunque la cumbia retumba a todo volumen. Sólo después de cierto número de cervezas el ambiente se vuelve cálido y festivo. La borrachera, aun la más fuerte, nada tiene que ver con la evasión de una realidad desesperante o negativa, como podría ser el caso de personas o grupos marginados, y jamás es individual; al contrario es como la sublimación vital de una realidad y un presente intensamente vivido colectivamente. Es una atención compulsiva dedicada a la situación presente, a todo lo que ocurre alrededor hasta los detalles. Cuando uno ya no está en condición de poder tener la situación bajo control ha llegado el momento de alejarse, pues no puede compartir su experiencia vital con los otros. Lo que pasa con las mujeres es impresionante. Nunca pude entender de donde sacan tantas energías y con tanta duración en el tiempo para preparar alimentos, atender a los invitados, vigilar la casa y toda la organización de la fiesta, conversar, bailar sin parar, tomar cantidades asombrosas de cerveza y eventualmente emborracharse. Todo al mismo tiempo y sin perder en ningún momento el control de sí misma o de la situación. Al día siguiente, desafiando cualquier resaca, ya están en el mercado a primera hora para vender142. En algunas ocasiones, sobre todo con los que llegan de la capital o del extranjero, esta costumbre y sus rituales son en cierto sentido exhibidos. Cuando Macario Matus era director de la Casa de la Cultura, y lo fue durante 10 años, uno de los primeros itinerarios por el pueblo para los que llegaban a Juchitán era la visita a las más típicas cantinas y a las más famosas taberneras, para mostrar, con malicia entretejida de orgullo, una de las maneras de convivir y enlazar relaciones de los juchitecos (y de ellos con las mujeres no juchitecas). 142 Una vez traté de hacer lo mismo y organicé mi fiesta de cumpleaños al estilo zapoteco. Este día aguanté estoicamente el ritmo, cosa que me ganó las felicitaciones de mis invitados, sin embargo los dos días sucesivos los pasé echada en la hamaca sin tener fuerza ni de hablar. 155 El uso de la cerveza se incrementó mucho y se volvió masivo a raíz de la instalación de los depósitos de cervezas para su distribución en la región - trayéndola de Córdoba, donde está la planta cervecera más cercana - ya que "antes" las mujeres no tomaban y los hombres acostumbraban tomar mezcal. Nuestra bebida tradicional era el mezcal y también la "taberna" que es un aguardiente de palma fermentada, muy suave. Desde cuando se instalaron las agencias de cerveza, hace 40 o 50 años, se ha vuelto masivo el uso de la cerveza. El incremento de cantinas y de fiestas, y por lo tanto de ocasiones para tomar, ha aumentado notablemente el alcoholismo, ya que si anteriormente se tomaba en ocasiones de fiesta ahora la bebida alcohólica hace parte de la vida diaria, sobre todo para la población masculina. La tendencia actual tanto de las mujeres como de los hombres es tomar con una frecuencia y con excesos tales que la misma convivencia se ve afectada. La población admite que el consumo desproporcionado de cerveza y el alcoholismo en la comunidad está alcanzando niveles alarmantes. Muchos se quejan de que "las fiestas no son como antes, ya son pura borrachera", que la capacidad de trabajo y producción se va mermando por la exagerada ingestión de alcohol de parte de los hombres. Las mujeres se sienten en primera persona afectadas por este problema, ya que el alcoholismo de sus hombres, esposo e hijos, crea serios problemas en la casa, no sólo desde el punto de vista económico, sino porque han aumentado mucho los pleitos, la falta de respeto hacia la familia, la falta de responsabilidad, la agresividad y violencia de los hombres hacia los hijos y sus mujeres. De hecho el alcoholismo de los hombres, junto con la infidelidad, son los motivos principales de separación de los matrimonios y de disgregación familiar. Cuando el marido bebe demasiado y empieza a faltarle al respeto a la familia, a su mujer y los hijos están presentes, ahí empieza el problema, ahí se rompe la unión. Prescindiendo de la explicación simple, que a menudo me daban, de que la cerveza es una bebida sabrosa y fresca muy adecuada al clima, queda la inquietud de saber por qué ha tenido tanto éxito en el Istmo y por qué los juchitecos sienten la necesidad de que sus relaciones sociales se desarrollen alrededor del "cartón". ¿A cambio de qué se pagan precios tan altos como los daños a la salud, cirrosis, diabetes y frecuentes accidentes mortales a causa del alcohol? 156 Aquí, esto del tomar es una locura, pero quien no lo entiende, no entiende nada ni de Juchitán ni de los zapotecos. Curiosamente, uno de los productos más exquisitamente nacional-occidental resulta estar relacionado con la costumbre, ya que la ingestión de cerveza y la ebriedad en las ocasiones consentidas son hechos constantes en ambos sexos, algo que se considera parte de la vida normal. Mis hipótesis no tienen la presunción de dar una explicación científica del fenómeno del beber143, mas sólo presento una interpretación personal, algo que me pareció percibir de los comentarios, de lo visto y vivido con espíritu curioso y participativo. Creo que tanta bebida corresponde esencialmente a dos factores, uno ligado al valor social y cultural que el grupo le otorga y otro a la política mercantil de las empresas cerveceras. Si uno pregunta a un/a juchiteco/a por qué toma tanto, las respuestas más o menos giran alrededor de algunos temas: "Me pone alegre, me siento mejor con mi gente"; "Me relaja, me da gana de hablar"; "Es la costumbre, siempre los juchitecos hemos tomado". El alcohol provoca un estado de salida de sí mismo, una descarga de tensiones, una desinhibición de las reglas constrictivas de la psique. Uno se siente más libre de expresar sentimientos y pensamientos reprimidos, se dice que uno hace lo que normalmente no tendría valor de hacer. También se agudizan los sentidos: el color es más brillante, el sabor del marisco es más rico, la música tiene notas nunca escuchadas, el perfume de una flor inunda el alma. En un estado de euforia o de ebriedad uno empieza a captar en una dimensión intelectiva toda una serie de significados, de las experiencias vividas y de las palabras, que normalmente están en la esfera de lo inexpresable y de lo no-racional; parece como si el mundo de lo fantástico e imaginativo se haga inteligible y al mismo tiempo manejable, como si cada signo se cargue y se enriquezca de significados que se vuelven visibles y manipulables; una palabra, un sonido, un gesto evoca una serie de imágenes cada una de las cuales evoca otras, en un juego fantástico y surreal. Esta ampliación y manifestación de la imaginación parece favorecer la comunicación afectiva con el otro, 143 Para esto remito a los excelentes textos de Eduardo L.Menendez: Morir de Alcohol,.... "Alcoholismo I" y "Alcoholismo II", Cuadernos de la Casa Chata, CIESAS, México, 1991. 157 expresándose a través de las palabras, de la música, de las imágenes, del acercamiento físico. En todo el Istmo se valora la conversación como una forma básica de interrelación social, en Juchitán sobre todo se juega mucho con el lenguaje en zapoteco, hay un culto a la palabra. El gusto máximo en las relaciones interpersonales es el juego por medio de las palabras, la habilidad de expresarse verbalmente, de usar la lengua, la capacidad de trasponer la realidad al metafórico, de traducirla al fantástico u onírico a través del habla, ya que la misma lengua se presta. Se juega con las imágenes y son valoradas la capacidad y rapidez de la evocación, dando vuelo al lenguaje y a la imaginación. Como dice el proverbio: Diidxa' ribee didxa' (las palabras desenvainan palabras). La comunicación entonces se establece sobre la manipulación del lenguaje, sobre la capacidad de transformar la realidad, de traducirla en metáfora. En la ebriedad esta capacidad de manipular y jugar con las palabras se agudiza, porque se amplía la imaginación. Además, se libera el componente natural, biológica, sensual del ser humano, salen a la luz sentimientos reprimidos, se vive la corporeidad, se despliega la esfera afectiva. Cuando esta liberación de lo sensual y de la imaginación se socializa, se establece otra dimensión en la comunicación del grupo, otra dimensión de la palabra, se le agrega otra significación a la realidad que queda compartida en otra dimensión. Parece que los juchitecos disfrutan al compartir y vivir la dimensión de lo imaginativo, de la fantasía y de la corporeidad, cosas que comúnmente la cultura occidental no valora. La música, la tradicional en zapoteco, siempre acompaña y es parte esencial de su convivencia, porque es la que mejor expresa y despliega la esfera afectiva. Algo que siempre me ha llamado la atención de la manera de concebir la vida y la realidad en la cultura mesoamericana es la constante relación con la parte natural y sensual del ser humano y con la naturaleza afuera del hombre. En Juchitán en las pláticas y en el lenguaje de uso común, tanto de los hombres como de las mujeres, las alusiones, las metáforas, las frases que se refieren a la esfera sexual humana o animal son constantes, o las comparaciones entre hombres y animales, los apodos con relación al mundo animal son componentes fundamental del lenguaje usado. Uno de los mayores gustos de los zapotecos 158 es precisamente la guendarusiguii, es decir la comparación entre un hombre y un animal, de hecho la mayoría de los sobrenombres que se usa dar a los hombres tienen a que ver con los animales. Esta relación mágica entre hombres y naturaleza se hace color y forma en la pintura de los artistas juchitecos. Un tema constante, aunque tratado de diferente maneras, es la humanización de los animales y la animalización del hombre, personajes que se transforman en animales o animales que hacen cosas humanas, grandes vaginas como piñas, personajesanimales-cosas que fluctúan en espacios irreales. La máxima expresión obviamente es Francisco Toledo, que creó la escuela del realismo mágico, sin embargo Toledo sólo ha transpuesto en imágenes y colores una componente fundamental de la cosmogonía zapoteca que es Mesoamérica (¿quién puede olvidar las figuras del arte mesoamericano de hombresanimales o animales-hombre asociadas al concepto de nagual, que en zapoteco se llama guenda?). Ha pintado y hecho visible, en tiempos contemporáneos y con gustos y técnicas de ahora, algo que está en la cabeza de su gente desde tiempos inmemorables: una concepción del hombre no desligado de la naturaleza y de sus lógicas-alógicas y la valorización cultural e histórica de la parte "natural" del ser humano, de todo lo que tiene que ver con los sentidos, con el cuerpo, con lo físico, con una concepción sana y natural de la sexualidad humana, con la comunicación e inserción del hombre en el universo, que también es el universo vivido de lo cotidiano. Así como Andrés Henestrosa ha transferido al ámbito literario la cosmovisión del pueblo, cuyos personajes son animales que actúan como hombres o seres míticos que se transforman en animales. Me parece entender, entonces, que el beber, además de ser parte integrante de la forma comunitaria de socialización, representa, en la manera y con las características con que se realiza, una forma de identificación y autorreconocimiento comunitario donde se anulan las diferencias de clase y de sexo, y está considerado en sí como algo distintivo respecto a otras formas de socialización, por ejemplo la de los vallistas, los capitalinos o los extranjeros; funciona como un medio masificado y ritualizado para dar más espacio y libertad de expresión al alucine, a la dimensión imaginativa, a la palabra, a lo inesperado, a la convivencia en reciprocidad y probablemente a otros elementos que no alcanzo a captar y 159 que representan una dimensión cultural distintiva de lo zapoteco y del grupo; en ocasiones, puede funcionar como un mecanismo de identificación con los otros no zapotecos, símbolo de fraternidad y hospitalidad, alguien que le entra al ritual es más aceptado. Las mujeres, por ejemplo, me decían que les caía bien porque yo no rechazaba ni una sola de las cervezas que me ofrecían. El éxito de la cerveza en el Istmo consiste precisamente en el hecho de que permite quedarse en un estado de ebriedad alegre y controlada por un tiempo prolongado, todo el tiempo de la socialización. La Corona y las taberneras Las compañías cerveceras han sabido muy bien aprovecharse de la "costumbre" y han desarrollado una política comercial muy eficaz que ha creado nuevas figuras sociales y nuevos hábitos. La política de penetración más inteligente ha sido crear una nueva figura en el panorama de las actividades socioeconómicas del Istmo: la tabernera. La venta de alcoholes por parte de las mujeres tiene antecedentes históricos muy bien aprovechados por las compañías cerveceras. Antes de la penetración masiva de la cerveza en los habitus alimenticios de los istmeños, los hombres acostumbraban tomar mezcal, traído del valle de Oaxaca y vendido por mujeres ancianas en su misma casa o a la entrada de las fiestas. Antes eran puras viejitas que vendían mezcal. Como no había luz, iban con su linterna. Cualquier fiesta iban con su mesita, su garrafón y su linterna y vendían ahí un cuarto, medio cuarto y eran puras viejitas. Otra bebida alcohólica tradicional de producción regional es la taberna - obtenida de una palmera que se da en la región - cuya producción y venta era y es todavía tarea de las mujeres. Cuando, a principio de los cincuenta, llegaron las compañías cerveceras y pusieron sus depósitos en el Istmo – en principio en Tehuantepec – las mujeres solas, viudas o abandonadas - es decir las más necesitadas y desamparadas socialmente, las que posiblemente eran destinadas a la prostitución - fueron reclutadas como agentes de venta a las que les dieron facilidades de todo tipo, que se incrementaron a raíz de la competencia comercial entre las compañías a partir de los sesenta. Comisiones, regalías, bonos de 2x1, hasta cerveza para regalar y luego las compañías proporcionaron mesas, sillas, hielo, 160 neveras... Todavía contribuyen para acondicionar las casas o construir una palapa en el patio o pagar la electricidad mensual para acondicionar un espacio como cantina. Varios son los arreglos recíprocamente convenientes que se manejan, pero es la Corona o la Carta Blanca a pedir los permisos y gestionar los trámites correspondientes con las agencias municipales prepuestas. En poco tiempo las bebidas tradicionales fueron desplazadas por la cerveza y as viejitas substituidas por jóvenes mujeres guapas y agresivas comercialmente que manejaban una cantina. Además se formó una moderna categoría social de las taberneras, es decir mujeres que se dedican a vender cerveza en puestos que ellas mismas montan con una hielera, unas sillas o bancas para los clientes y su capital de cartones, a la entrada de las Velas o en la calle cuando hay celebraciones tanto religiosas como civiles. Ser tabernera es un arte, además que un oficio, nada tiene a que ver con la prostitución, aunque sean mujeres a las que está socialmente permitido tener una sexualidad más libre de lo normal y que muy bien aprovechan sus cualidades para hacerse de un capital. Una buena tabernera debe tener la gracia necesaria para entretener y atender a sus clientes creando un ambiente de alegría y compañerismo, son mujeres con una gran capacidad de deleitar con su forma de ser, de contar chistes, albures, platicar y hasta saber escuchar las penas de su clientes cuando bajo los efectos del alcohol se abandonan a confidencias personales. Debe tener además la capacidad de beber junto con sus clientes sin perder nunca el control de la situación y sobre todo de las ganancias. Una buena tabernera se distingue por la capacidad, además de vender sin equivocarse nunca en las cuentas, aun estando totalmente ebria, de saber entretener y divertir con gracia a sus clientes. Conversa, cuenta chistes cachondos, habla en doble sentido, ríe y provoca las risas, en fin, construye un ambiente alegre y suelto sin desbordar nunca en la vulgaridad o en lo que en Juchitán está considerado vulgar, ya que en otros ambientes más sofisticados las alusiones sexuales son vulgares. Actualmente las taberneras se han conformado como gremio regulado por un sindicato propio y celebran su propia Vela en mayo. Ha habido y hay taberneras famosas por su personalidad como mi entrañable amiga Manuela León o la finada Rosa Pina “que tenía un lunar a un lado de la boca pero puesto quién sabe cómo que se veía muy chula, muy coqueta”. La Gringa, otro mito viviente, me cuenta: 161 Era una mujer sola como yo, muy guapa, hablaba así como hablas, gruesa su palabra y también no se expresaba bien en español, casi puro zapoteco hablaba. Había muchos hombres que le gusta como ella platica, era muy espléndida, tenía muchos amigos, era de arranque esta señora. Viene un amigo: dame una cerveza. Rosa destapa de una vez cuatro, tres para el señor y una para ella y todo lo que tomaba se lo cobraba a ellos. Cuando hacía la cuenta, ella decía: “4 x 8, es 98 y 2 de chicle”, ahí murió la cuenta de los mil pesos, ya no daba cambio. Ella hacía así, pero ya te dije que a toda la gente le gustaba, era muy platicadora, contaba chistes, era muy platicadora, ella no tenía mirada para una sola persona, tenía mirada con todas. Manuela León es como ella. Durante una de mis estancias anteriores en Juchitán me pasó algo que me intrigó. Conocí a Manuela León, una tabernera muy famosa por su gracia y capacidad para su negocio. Estuvimos tomando un buen rato, mientras ella atendía a sus clientes. Como de costumbre, y más aún de manera despectiva porque estaba presente una guada (extranjera), hablaba zapoteco, casi nada español. Cuando me hablaba en español, lo hacía con una actitud de concesión de parte de una duquesa zapoteca a una pobre india europea. Resulta que a partir de un cierto momento, no sé cuando, pero sin duda después de varias "coronitas", la india europea, que no hablaba casi nada de zapoteco, empezó a entender el sentido de los cuentos y chistes pícaros y empezó a carcajearse en napolitano y a contestar en napo-español, y esto durante un buen rato. Acabamos amigas, por supuesto, y Manuela me obligó a cargar y llenar hasta el tope mi “volcho” de todos sus tiliches, sillas y cartones sobrantes, y acompañarla a su casa. El episodio no tiene nada de especial pero me clarificó algunas cosas respecto al lenguaje y a las relaciones identitarias. Mi reflexión, después, fue que pude entender y entrar en comunicación por dos condiciones favorables: una es que el napolitano, mi lengua materna, en su uso popular, es igualmente metafórico y cachondo, lo que facilitó la comprensión no de las palabras, pero sí del sentido de otra lengua con las mismas características; y la otra es que de todas formas no hubiera captado nada si me hubiera encontrado en mis cinco sentidos y con cara de antropóloga atenta. 162 Las cantinas. Las formas del beber y sus significaciones son diferentes en las fiestas y en las cantinas, unas son ocasiones comunitarias integrativas donde participan mujeres, hombres y muxe, mientras la cantina es un espacio de socialización intragénero masculina, al cual tiene acceso con un rol significativo el muxe (en virtud de su “masculinidad”). Este puede ser el dueño de la cantina, en este caso será un muxe adulto, o, en el caso de los más jóvenes, camarero, 163 cocinero o trabajador sexual. Las mujeres que trabajan como camareras en las cantinas pueden ser al mismo tiempo trabajadoras sexuales. No se ve bien que una mujer sirva en un bar o una cantina, la mayor parte son centroamericana o muchachas de otras comunidades. Las mujeres nunca toman ni solas ni acompañadas en las cantinas, a excepción de las trabajadoras sexuales o de mujeres “cualquiera” que en general son de afuera. A veces las mujeres van a las cantinas para recuperar un marido o un hijo que ya no puede llegar con sus piernas a la casa, y en este caso sólo llegan a la puerta y mandan adentro a algún hombre, familiar o conocido, para que saque al desafortunado bebedor. Ellas toman sólo en las fiestas y en las reuniones, pero, dada la frecuencia de éstas y la intensa vida social que acostumbran, no son pocas las ocasiones de beber también para las mujeres. Sin embargo, en años últimos años además han aumentado el número de mujeres que acostumbra beber en su casa acompañada por un pariente o una amiga, como ha aumentado su presencia en Alcohólicos Anónimos. Los hombres, en cambio, tienden a tomar casi todos los días; acabando el trabajo después del mediodía se juntan entre amigos y se marchan a las cantinas, de las cuales hay una extensa red en todo el pueblo. Las cifras semioficiales dicen que en Juchitán hay 500 cantinas y 350 depósitos de la Corona y 360 cantinas y 250 depósitos de la Carta Blanca144. Personalmente conozco una cuadra - entre la primera y séptima sección - que luce 16 cantinas en tan solo dos de las calles que la delimitan. Algunas tienen abolengo, como el Bar Taurino en el centro, otras son bellas enramadas - la construcción de techos de palma es un arte popular de larga tradición en Cheguigo y una de las industrias artesanales de la región - construidas en un patio, con un ambiente entre familiar y negocio, otras definitivamente de mala muerte. Recuerdo una cantina deliciosa en la quinta sección cuyo techo era una hermosa y amplia enramada cubierta de ñaví, una planta trepadora que en septiembre da una florecita blanca algo olorosa. Esta cantina era una de las raras oasis de frescura en el pueblo. Varias cantinas son, al mismo tiempo, burdeles y tienen cuartos 144 adecuados, otras son solamente punto de Comunicación verbal de la Regiduría de Salud. 164 encuentro. De hecho varios muxe de la región han hecho su fortuna como dueños de prostíbulos o discotecas. Algunas cantinas del centro ofrecen algo más que cerveza y botana y se han vuelto lugares de producción cultural - en primer lugar de música - pero también de difusión cultural. En el Rabacheeza por ejemplo se han hecho exposiciones de pintura y escultura, presentaciones de libros, de poetas y narradores, y no solamente de la región, conciertos de músicos locales. El Bar Jardín sigue el ejemplo con exposiciones de pinturas. La Flor de Cheghigo, muy cerca de la Casa de la Cultura, es lugar de encuentro de los artistas y de quien se dedica a la vida bohemia. Coincido en ideas y cantinas con Campbell cuando afirma: “For local intellectuals they are place to test their political ideas, read poems, give musical performances, learn abaut local history, recite folklore, and affirm their ethic identity”145. Este tipo de cantina es donde los políticos e intelectuales locales llevan a los turistas (sobre todo las turistas) a tomar, saborear las numerosas botanas tradicionales y asistir a la exhibición de las artes locales: música, poemas, cuadros. Estos hombres han creado inconscientemente un discurso estereotipado de exaltación de la cultura zapoteca, en su versión local, y de la “historia de lucha” de Juchitán que viene repetido en todas las ocasiones en que están presentes fuereños. Una vez, una amiga antropóloga que invité de vacaciones al Istmo, tuvo que escuchar en el mismo día, tres veces seguido en tres cantinas diferentes, la misma arenga sobre la historia, la lengua y la identidad juchiteca. Nos llamó la atención lo estereotipado y reiterativo del discurso que percibíamos como la imagen estructurada de una identidad en perenne crisis. Por supuesto la cantina es el lugar donde se arreglan los negocios comerciales y políticos entre hombres. Algunas son las preferidas del Ayuntamiento y en ellas hay cuenta abierta para los políticos de más influencia. También es el lugar por excelencia - aquí como en el Far West - de iniciación y de variadas prácticas sexuales de los hombres, ya sea con una trabajadora sexual o un muxe. En el caso de los jóvenes es también el lugar donde se “vuelven adultos” a través de la ingesta de alcohol, la primera borrachera - tomada con los primos y amigos en la cantina - es de rigor y es el ritual obligatorio para legitimar el paso de 145 Campbell Howard: “Culture in a Mexican cantina”, en: Sociological Explorations. Focus on the Southwest. Howard Dandistel and Cheryl Howard Editors, Minneapolis, MN: West Publishing, 1993. 165 la adolescencia a la condición de adulto. Alcohol, música y sexo son los ingredientes necesarios e indispensables. Al joven u hombre muy tomado se le cuida, se le acompaña, se le escucha con paciencia, se le lleva hasta su casa y su hamaca, es suficiente que el acompañador sea apenas un poco menos tomado. Es el lugar donde los hombres pueden dar espacio a la emotividad, a las lágrimas, a dolor y la nostalgia, que viene siempre acompañada y enfatizada por una guitarra y el canto de las canciones zapotecas. Los músicos son itinerantes, van de cantina en cantina todo el día así que es posible tener un panorama bastante amplio de la música del Istmo quedando tranquilamente sentado a una mesa frente a una coronita helada, tarde o temprano por ahí pasan el trío Xabizende, Pancho Tina (otra institución cultural viviente e inventor del instrumento que toca: un palo con una cuerda apoyado en una tina de aluminio), Eriberto López, Ta Baxa, y otros innumerables cantores. Como en todas las cantinas de México es el lugar de invención y florecimiento del albur y de los chismes sobre las mujeres. Al amigo se le dicen cosas en doble sentido, se le vacila, se le "cotorrea". Es hábil, inteligente y sobre todo es dueño del lenguaje zapoteco quien logra zafarse rápidamente de esta "atención" de los otros sobre su persona y pasar la bola a otro compañero, y así siguiendo. Es el lugar de la complicidad masculina, de los cuentos y los chismes y los sueños sobre las mujeres, del ejercicio privado de la palabra, del performance de la hombría. En fin las cantinas son lugares donde los hombres pasan buena parte de su vida cotidiana, donde construyen, desarrollan y expresan, con otros hombres y los muxe, su masculinidad adulta y una sociabilidad separada, privada, vedada a las mujeres. La cantina parece desempeñar las mismas funciones de la “casa de los hombres” que se encuentran en las sociedades primitivas, o de interés etnológico, como ahora se definen. Al contrario las mujeres y los muxe desarrollan una sociabilidad esencialmente comunitaria y pública, como veremos en la parte dedicada al sistema festivo. 166 LA FESTIVIZACIÓN DE LO COTIDIANO La mujer y la "costumbre". Desde el punto de vista económico, organizativo y de trabajo son esencialmente las mujeres las que se hacen cargo de la realización de una fiesta. Ellas son las que en una familia disponen del capital necesario, obtenido a través del comercio, y quienes están más interesadas en realizarla, ya que en la biografía de una mujer el cumplimiento con la costumbre determina su prestigio como integrante del grupo. En sus mismas palabras aparece como un espacio predominantemente femenino Aquí somos las mujeres que organizamos las fiestas, no solamente las Velas, cualquier fiesta; la mujer es la que planea, que invita a las vecinas pa' que la ayuden, que va a dar los bocadillos, la que baila, los hombres casi no bailan, solo se juntan para tomar y platicar. El hombre también ayuda en la fiesta, también interviene económicamente, pero no tanto como la mujer. Pero también e inmediatamente como expresión de la comunidad. Aquí todos ayudan, los vecinos, los parientes, todo se hace en común, no es como en la capital. Ahí cada quien agarra por su lado, no hay amistad. Aquí todos nos decimos bichi (hermano), todos somos endalizaa (familia, amistad). La fiesta es de todos, sin distinción. En realidad lo que es reconocido y evidente aun para un observador externo y de paso es que las fiestas, cualquier tipo y ocasión de fiesta, inclusive la de cumpleaños de un varón, son de las mujeres y para las mujeres. Esencialmente ellas las inventan, preparan y organizan, ellas las realizan, las costean, ellas las viven, ellas las gozan. Con esto quiero destacar que las redes de sociabilidad y de integración social comunitaria, desde la preparación colectiva hasta la realización del evento festivo o ritual, están controladas por las mujeres. Ellas son las celosas y, sobre todo, poderosas guardianas de la "costumbre" y de la ética y moral comunitaria. Esto en sí no es característica exclusiva de las zapotecas. No obstante es notable cómo, a diferencia de otros grupos, aquí las mujeres no sólo costean el sistema de fiestas con ingresos propios, sino 167 que alcanzan un notable grado de autonomía respecto al hombre. Más frecuentemente que los hombres ellas son las anfitrionas de las fiestas y son ellas las que acaparan las mayordomías; el marido, si no hay, puede ser sustituido por un hijo o por un pariente, sin embargo a menudo la figura del mayordomo queda opacada respecto a la de la mayordoma. Si bien en la sociedad de la Vela participan mujeres de todas las edades con capacidad económica, son más bien las ancianas, que no tienen obligaciones de crianza de hijos, las que ocupan los cargos representativos y son las más activas en la organización de la fiesta. Otro hecho notable es que la continuidad de la cultura se refleja a través de las nominaciones de los cargos que ellas desempeñan: en la sociedad de la Vela ellas mantienen los nombres zapotecos prehispánicos, guzana (la que ha dado a luz), guzana gola (madre grande, anciana), mientras que los hombres usan nombres tomados de la organización política estatal: presidente, diputados, secretario, tesorero, habiéndose perdido, en Juchitán, el nombre de xuaana' que todavía existe en Tehuantepec. Además de ser las principales transmisoras de la lengua, y por ende de una específica concepción del mundo, son las depositarias y dueñas de los símbolos identitarios colectivos: el suntuoso traje regional, la flor heráldica del guie’xhuuba, la iguana, para limitarnos a los más conocidos. Este rol de reproductoras de la cultura comunitaria y, por ende, de la identidad étnica es algo bien claro en la mente de las mujeres zapotecas. Así se expresan: En las mujeres se ve más el arraigo de la cultura. Cuando nace un niño le hablamos en zapoteco, todo el amor maternal lo decimos en zapoteco al niño, en la lengua de nuestros antepasados. La mujer en cuanto al hombre no ha perdido su vestimenta. Nosotras las jóvenes por ejemplo nos vestimos en las dos maneras, para lo diario usamos vestido o pantalón, para ir a una fiesta vamos con nuestro traje típico de la zona; y los hombres ya no, ya se han modernizado, ya no se visten de manta ni usan sombrero, ya no van de guarache, usan zapatos. Al hombre le da pena vestir el traje tradicional. Entre las muchas lecturas que se pueden hacer del sistema festivo, me interesa remarcar dos dimensiones interpretativas, por una parte la dimensión integrativa e identitaria, es decir el sistema de socialización comunitario, y las contradicciones a su interior, y por otra la participación y las funciones de los actores sociales. Analizar el sistema festivo y ceremonial nos da un cuadro importante de cómo se articulan los roles de género a la reproducción y modificación de la identidad étnica. 168 En mi primera temporada de trabajo de campo me llamaba mucho la atención la frecuencia casi compulsiva de los festejos, tanto públicos como privados. Además de la larga serie de Velas - cada con una de duración de tres a cinco días y que, si bien se concentran en el mes de mayo, se celebran también en agosto y septiembre - en el transcurso del año son innumerables las fiestas de bodas, 15 años, cumpleaños, que, como las Velas, son públicas, se hacen en la calle con la participación de una gran cantidad de personas. También me llamó la atención la solemnidad de cada manifestación festiva que se expresa en el estricto y repetitivo apego a las normas establecidas de la hospitalidad, en la preparación de la comida, la distribución de espacios por sexo (las mujeres al centro bailando entre ellas y los hombres a la orilla bebiendo), la cooperación de los invitados, en la etiqueta de la socialización. Son fiestas muy alegres, con un ambiente rico hecho de música y risas jacarandosas, comida estrictamente tradicional y ríos de cerveza, colores brillantes de los trajes regionales, cumbia, zandunga, chismes, cortejos y seducciones. Sin embargo todo esto no le quita lo solemne. En el estado de Oaxaca, el Istmo se ha conquistado la fama de ser una región "pachanguera", donde su gente tiene en general un carácter más libre y abierto y, sobre todo, una verdadera vocación para las fiestas. La gente del Istmo es muy pachanguera, nada más se dice que hay una fiesta y ahí van. La fiesta istmeña es sinónimo de alegría desbordante, agradable convivencia, música tropical y zandunga, mucha cerveza, "buen ambiente" donde uno se siente en libertad, sin constricciones. Los istmeños sostienen que en Juchitán la vida de sus habitantes gira en torno a la fiesta, ya que la preparación organización y participación en el sistema de fiestas, religiosas o civiles, ocupa mucho tiempo de la vida diaria. En las entrevistas realizadas en el trabajo de campo el elemento que aparece, inmediatamente después de la lengua, como factor de autoidentificación de grupo es precisamente el "carácter fiestero", que los zapotecos se atribuyen como elemento distintivo que marca las fronteras simbólicas con los otros. Hombres y mujeres de Juchitán dicen que en su pueblo hay 365 fiestas al año, tal vez algo más, y que "por esto es tan bonita la vida en Juchitán". 169 Es bonito ir a las fiestas a divertirse porque pues trabajar y trabajar...También hay que divertirse. Aquí a la gente le gusta divertirse. Hay familias que nunca participan. Los Vallador, por ejemplo, como se creen españoles, no participan, son comerciantes, tienen dinero, pero no les gusta gastarlo. Nadie los quiere, nadie irá a su entierro. Juchiteco/a de verdad y persona de prestigio es, entonces, aquel que gana dinero con su trabajo y lo comparte con la comunidad ofreciendo la fiesta; aquellos que no lo hacen, que guardan su dinero en el banco son, para el sentimiento popular, unos "miserables", gente que no sabe compartir ni sabe convivir con los otros. Lo que primero impacta la vista de una fiesta en el Istmo es la exuberancia y la viveza de los colores que acompañan y envuelven a las mujeres. La fiesta es la ocasión para lucir sus más elegantes trajes, el huipil y la enagua de holán bordados con diseños de flores donde el rojo se mezcla con el amarillo, el fucsia con el azul, el verde perico con el naranja, el amarillo con el café, el rosa con el violeta, y cuantas combinaciones de colores se le ocurra en una sinfonía de tonos donde no está admitida la nota contrastante. Ver tanto color y en tonos tan brillantes y densos, en la luz nítida del sol tropical, provoca una verdadera alucinación a la vista; no es casual que la pintura de los artistas del Istmo se caracterice por un manejo exuberante del color y de la luz. Existe en las mujeres una atención cuidadosa para la combinación de colores y bordados y una búsqueda continua de nuevos diseños y combinaciones, cuya estética es creación de un muxe, que son los bordadores más cotizados en el mercado de la moda étnica. Encima de tanto color, cargan cadenas, aretes, pulseras y anillos de oro, a veces de oro y coral, que las hacen aparecer como diosas a las que se les ha brindado una ofrenda, y en los cabellos, apretados en dos trenzas entretejidas de listones de colores, una rama explosiva de flores. El impacto visual es acrecentado por el hecho de verlas todas juntas ocupando el espacio entero de la fiesta. Es mucha la presencia e invasión de colores, flores, bocas rojas carmesí, cabelleras entretejidas de listones, oro brillante; todo el cuadro provoca de inmediato una sensación de lujo abundante, de derrame de alegría, de vitalidad desbordante y de sensualidad exteriorizada. Es precisamente esta suntuosidad y elegancia, este lujo de colores, música y alegría lo que hace que los juchitecos, hombres y mujeres, se sientan orgullosos de sus fiestas. 170 Los hombres están arrinconados a los márgenes de la fiesta dedicándose a tomar y conversar, complaciéndose del espectáculo ofrecido por la hermosura de las paisanas, mientras ellas, opulentas, floreadas, las bocas pintadas abiertas en risas de verdadero gozo, llenan la pista bailando cumbia entre sí, agarradas de la cintura y dando vueltas y brincos a sus trenzas y holanes, con absoluta soltura y sin la más mínima pena por exhibirse, ya que de esto se trata. Cuando no bailan están sentadas carcajeándose de algo, se cuentan chismes y chistes, la mayoría de las veces cachondos, charlan de cualquier cosa, se burlan de lo que y de quien puedan, subrayando sus pláticas con grandes sorbos de cerveza que toman a gusto directamente del envase, dejándolo caer vacío al suelo. Hacia el final de la fiesta el piso está tapizado de botellas que no detienen para nada los brincos y las vueltas, ya que una larga experiencia las ha acostumbrado a hacer caso omiso de estos detalles. Solamente hacia el final de la fiesta, uno que otro esposo, ya pasadito de copas, se lanza a bailar con su pareja. En cambio los muxe bailan con las mujeres sin cargas de conciencia ni preocupación, nadie sospechará de enredos indecentes. Es una actitud opuesta a la que normalmente se da entre las mujeres indígenas de México. Nada de reservado, tímido, oculto, apenado, al contrario es algo como cachondearía desplegada, vivida y gozada. La fiesta, dicen, sirve para convivir y estar alegres, es decir: reír, bailar y tomar. Las mujeres son las reinas del baile y se portan como tales. Todo el orgullo y solemnidad que exige su posición se manifiesta abiertamente cuando bailan los sones regionales. Los movimientos de la danza se hacen lentos y majestuosos, la expresión del rostro se vuelve seria, hierática y ausente, la cabeza y los hombros se yerguen todavía más, la mirada parece traspasar cosas y personas para dirigirse a un horizonte invisible más allá de lo real, los holanes no brincan ni vuelan en libertad, sino que siguen dócilmente y con gracia los movimientos de las manos que los levantan de un lado y del otro según los ritmos graves de la música. La zandunga es un baile que se baila con seriedad, sin risas cachondas, con una actitud de compenetración en los movimientos y los ritmos que la componen, con un sentimiento de participación que celebra a la costumbre. "La zandunga no se baila, se siente", dicen en el Istmo. 171 Fiestas y pachangas Hay que distinguir entre las fiestas que son personales y sirven para celebrar los momentos significativos en el ciclo de vida del individuo, como el bautismo, el cumpleaños, quince años, matrimonio, bodas de plata o de oro, graduación, etc. y las que son comunitarias, religiosas o civiles, para celebrar momentos significativos y valorados por la comunidad entera o por sectores de la misma. A este segundo tipo corresponden las Velas, que son las fiestas típicas del Istmo; las celebraciones religiosas de Semana Santa, Navidad y Días de Muertos, y las fiestas patrias. Voy a describir, con mirada de espectador, la estructura básica de una fiesta, ya que con algunas variaciones en el tamaño o número de elementos, siguen el mismo patrón cuya reiteración es casi obsesiva: para que sea fiesta debe haber música y baile, comida y cerveza, sobre todo cerveza. Una fiesta, una pachanga o una reunión a carácter festivo siempre presupone, a parte de una inversión considerable de dinero, un intenso trabajo colectivo para su preparación y una fuerte capacidad organizativa. Para realizarla intervienen los miembros de la familia, los vecinos, los compadres y las comadres y los amigos invitados para que ayuden. Desde su preparación la fiesta junta a una multitud de personas cuyos vínculos económicos, sociales o de parentesco, se reafirman, enfatizando el sentido comunitario de la vida, en contraposición al individualismo que priva entre los "mexicanos". Aquí todos ayudan, los vecinos, los parientes, todo se hace en común, no es como en la capital. Ahí cada quien agarra por su lado, no hay amistad. A las fiestas ayudan todos. Los vecinos ayudan y se hace la fiesta, pues las fiestecitas aquí son la diversión, son la costumbre. La gente participa más en la fiesta, ahí sí cooperan, son gente que le gusta el ambiente de música, cooperan más por este lado Cada uno aportará algo, según sus posibilidades, según los lazos que los une con quien hace la fiesta y según lo que le toca para corresponder a la ayuda que en otra ocasión esta misma persona le ha brindado: las comadres y las vecinas se juntan para hacer los tamales, otras mujeres ayudan a picar los camarones y los ingredientes para su preparación, otras prestan ollas y bandejas, algunas dan de comer a todos los que han llegado a ayudar, niños y niñas también ayudan yendo a los mandados, barriendo, arreglando o cuidando de los hermanitos 172 más chicos. Los hombres de la familia y sus amigos montan la enramada, matan la res, cargan leña o útiles pesados, van por el hielo, los que pueden ponen a disposición su vehículo, sea carreta, carro o camioneta, para transportar los enseres, el compadre o familiar procura conseguir para el anfitrión el pescado o la res a buen precio, otros familiares y amigos ayudan a servir a los invitados, y así "rápido se arma la fiesta, con la colaboración de todos". Pero a la cabeza de toda la organización y del manejo del dinero siempre estará una mujer, la anfitriona de la fiesta o la mayordoma: ella se ocupará de distribuir las tareas colectivas e individuales, ella sabe cuánto, cómo y dónde comprar, cuántos cartones de cerveza y cuánta comida manejar, cuál cocinera contratar para preparar el caldo de res, cuál grupo de cumbia, cuál banda, cuál técnico de sonido, vídeo y anexos contratar. Las reglas de obligaciones monetarias pueden representar para los estratos más pobres demasiada carga económica, sin embargo siempre la gente se inclina hacia el cumplimento de la costumbre. Así que no es raro escuchar el comentario: "hay crisis, no hay trabajo pero para el cartón y la pachanga siempre hay dinero, quién sabe de dónde, pero siempre hay". Para torear el problema se ha puesto de moda buscar madrinas y padrinos para solventar algunos gastos. Sin embargo no es nada más que una variante del tequio y una forma de endeudamiento ya que queda la obligación moral de “pagar” el favor recibido. Los políticos son muy solicitados como padrinos, por cuestión de prestigio personal, porque se piensa que es su obligación “pues tienen dinero”, (que es “dinero del pueblo”), porque en las elecciones votaron por él y se espera que en un futuro ayuden también en momentos más importantes como conseguir un puesto, un trabajo, una recomendación con el juez. ¡En fin, nunca se sabe qué repara el destino tan precario! Preferiblemente a un muxe se le encargará la decoración del espacio, la preparación de un platillo especial, la confección del traje de la mayordoma, el arreglo floral de la cruz o del santo al que está dedicada la fiesta, la coreografía de las danzas, en el caso del festejo de los quince años o de un cumpleaños o de una boda; a un muxe acudirán las mujeres para el arreglo de su peinado y para el maquillaje. Asimismo se le pedirá ayudar para atender a los invitados ya que tienen fama de tener gracia en sus modales. 173 Fiesta sin muxe no es fiesta. Le ponen quien sabe qué, pero cuando están ellos se hace más ambiente. Las fiestas normalmente tienen un carácter público, se realizan en la calle, en la parte delantera a la entrada de la casa, o, si son fiestas menores, en el patio de la casa. Cuando es en la calle se dice que es "fiesta grande", ya que habrá "conjunto" (de música), habrá costado mucho y en ella participan no solamente los invitados, y los invitados de los invitados, sino toda la "cuadra", o sea los vecinos, además de uno que otro colado que pasa por ahí. El área de la fiesta, cuando se realiza en la calle, se delimita tendiendo un techo de buen tamaño, que anteriormente era una enramada de carrizo que montaban los hombres y que actualmente está formado por un telón de lona sostenido por palos enterrados en tambos. Este, junto con las neveras, el hielo y las sillas, lo presta y monta la empresa cervecera, cuya política comercial ha sabido muy bien aprovecharse de la "costumbre" y del gusto "pachanguero" de los zapotecos para, a cambio de las infraestructuras que obsequia, vender más y más, al punto que mucha gente afirma que ahora las fiestas tienen como único objetivo el emborracharse. Pues han degenerado mucho. Antes era otra cosa. Ahora todo es un pretexto para estar bebiendo. Ahora es la principal razón. A poca distancia se encuentran las neveras repletas de cerveza mantenida bien fría por barras de hielo picado. Los hombres se encargan de destapar las botellas y administrar las neveras. Alrededor del espacio central destinado al baile se disponen varias filas de sillas para los invitados. Los espacios siempre son separados y definidos para los dos sexos: las mujeres todas juntas ocupan las sillas del centro; los hombres, aun los maridos, se sientan arrimados hacia la periferia y las neveras. Los muxe invitados se sientan con las mujeres si son más afeminados o travestis, con los hombres si no lo son. Los travestis se sientan, bailan e interactúan casi exclusivamente con las mujeres, por supuesto lanzando miradas de coquetería asesina a los muchachos. Así mismo participan o más bien es favorecida la 174 participación de los niños, sobre todo de las niñas, que entre un bocadillo y un refresco aprenden a bailar cumbia y zandunga y cómo se cumple con la costumbre1. Las costumbres uno las va adquiriendo pues en la familia. Es por eso que las gentes cuando van las niñas a las velas no lo ven mal, al contrario, así las niñas nunca van a perder su amor por su Vela. En vez de que les diera coraje que los niños asistan a las fiestas de los grandes dicen "así nunca se van a perder las Velas". Les da alegría. Lo que nunca he visto en las fiestas juchitecas son indígenas de otras etnias, ni mixes, ni zoques, ni huave - a excepción de un poeta zoque, cuyo nombre emblemático es Dionisio, y que, como personaje, es casi una institución regional y uno de los tantos “mitos vivientes”. No los invitan, ya que hablan otro idioma y están considerados "indios"; además como las fiestas son una celebración reiterativa del grupo zapoteco en cuanto tal y de sus costumbres, los "otros" lógicamente no tienen cabida. Pero casi nunca faltan extranjeros, a las mujeres de afuera se les presta un traje regional para que lo luzcan como pueden, aunque sean blancas, rubias y flacas. A la entrada del espacio de la fiesta, las "taberneras" venden el "cartón", una caja de cerveza de un cuarto, que representa la contribución de los invitados al momento de entrar a la fiesta. En general es obligación del varón llevar el cartón cargado en la palma de la mano arriba del hombro; la mujer contribuye con una cantidad en efectivo, la "limosna", que entrega a la señora de la casa envuelta en una servilleta de papel. Sin embargo, si llegan dos o más mujeres sin varones que las acompañen, como es más frecuente, una de ella se encargará de comprar el "cartón", pero una dama de verdad no lo carga, lo hace cargar a algún muchacho al que da una propina. El cartón va a incrementar rápidamente el depósito de la nevera aunque con igual rapidez se acaba, ya que para un juchiteco es punto de honor 1 Esta estructura básica de la fiesta y la contribución por parte de los invitados se usa en todos los pueblos del Istmo, pero la gente de Juchitán considera que lo que la distingue de las otras comunidades zapotecas de la región es que devuelven la contribución duplicada o triplicada en comida y cerveza. En otras comunidades, por ejemplo Tehuantepec, San Blas o Espinal, se apunta en una hoja el nombre de la invitada y la cantidad de la limosna donada, para tener una exacta cuenta de lo que se recibe y lo que se debe. Sin embargo este uso escandaliza a las tecas que consideran que no se necesita de papeles para saber cuánto, cómo y cuándo devolver lo recibido. También se acostumbra, en otras comunidades zapotecas de la región que sea el mismo mayordomo el que venda a los invitados los cartones de cerveza, que la compañía cervecera le da en depósito. De esta forma prácticamente puede sufragar todos los gastos que le ocasiona la fiesta y eventualmente ganar algo más. Por esto los juchitecos dicen que la fiesta en los otros pueblos "se ha vuelto negocio". Así mismo consideran que hay otras diferenciaciones que hacen de las fiestas de Juchitán las más bonitas y zapotecas, como es la manera de bailar la zandunga y los sones y, sobre todo, la atención prestada a los invitados. 175 que nunca un invitado se quede con las manos vacías esperando a que lo sirvan. La fiesta, dicen, es para divertirse, pero también sirve para otro tipo de socialización, como reafirmar los lazos de solidaridad entre individuos, familias o grupos, o bien expresar las rivalidades, los conflictos y las fisuras sociales. En las fiestas pasa de todo, a veces se componen problemas que no tenían arreglo, problemas de trabajo, familiares, de matrimonio, ya ves como es la vida... Pero también surgen pleitos, por cuestiones políticas, por rivalidades entre familias o por algún disgusto entre socios o por mujeres. La fiesta o la "pachanga" puede ser una buena ocasión para arreglar negocios y es frecuente que entre una cerveza y otra, en una atmósfera de convivencia y fraternidad, propiciada por la concepción niveladora de la fiesta, se arreglen asuntos que no han encontrado solución en los despachos o en el mercado. También es buena ocasión para que los novios o los potenciales novios puedan verse, platicar, eventualmente cachondear tantito, pues la situación favorece los encuentros y el control familiar se relaja; por supuesto es ocasión excelente para la circulación e intercambio de información acerca de todo tipo de acontecimientos que concierne a la comunidad, pues el sistema de chismes no tiene descanso y menos en una fiesta. Pero también ocurren incidentes de violencia y agresión social; sobre todo en situaciones de gran efervescencia política y generalmente bajo el efecto del alcohol, suceden episodios de enfrentamiento entre individuos que pertenecen a grupos, familias o facciones contrapuestas. Otro motivo frecuente de pleito entre hombres está relacionado a “cuestiones de faldas, ya ves, los celos, los cuernos, reales o imaginarios, que le faltaron el respeto a mi mujer, ya sabes!”. En general la violencia es originada por jóvenes varones, raramente por ancianos. En el caso de enfrentamiento entre dos hombres adultos, éstos se la arreglarán con una limpia competición de porrazo - una modalidad zapoteca de lucha libre que involucra exclusivamente a los dos contrincantes y termina, con el aplauso general, cuando uno de los luchadores acaba inmovilizado en el suelo. Ahí muere la contienda, sin repercusiones significativas, aparte de los interminables comentarios. En ocasiones, en cambio, pueden aparecer en escena, cuchillos y pistolas. La Vela de los Pescadores, por ejemplo, tiene fama de acabar frecuentemente en pleito y en más de una ocasión este ha sido motivo de interrupción de la fiesta. En cuanto empieza una pelea, las mujeres huyen aterradas lejos de la contienda y profundamente molestas de que se les eche a perder su 176 diversión por la cual han trabajado tanto. En realidad las mujeres temen a los hombres ya que los creen agresivos y violentos por naturaleza, sobre todo bajo el efecto del alcohol. Pero solamente ellas pueden manejar la situación y saben cómo calmar a un hombre borracho, con infinita paciencia alejarlo de la pista y sentarlo con los otros hombres o llevarlo a su casa. En estos casos existe un acuerdo informal entre mujeres para solucionar el problema. Nunca una persona tomada se queda abandonada a sí misma. Al contrario, algo que las mujeres no logran resolver es la invasión de la pista de baile, en las Velas más populares, por parte de muchachos que no tienen invitación formal en algún puesto pero quieren presenciar al baile tomando lo que pueden obtener de algún amigo invitado. Llegan en grupo, a veces ya tomados, y se paran en el espacio dejado libre de sillas, achicando enormemente la pista para bailar. En la última Vela de San Vicente a la que asistí, el espacio era tan reducido que solamente tres parejas de mujeres podían bailar cómodamente un son. Si se tiene en cuenta que esta Vela es multitudinaria, donde participan no centenares, sino miles de personas, se puede tener una idea del problema que causan estas hordas de muchachos a los cuales las mujeres tienen miedo de enfrentar. Yo que tengo un temperamento que se sulfura con cierta rapidez, después de tres cumbias que no me dejaban bailar en paz, reaccioné con indignación contra un grupo de chamacos que se esmeraba en molestar a las pocas damas que trataban de bailar. La preocupación de las mujeres presentes fue jalarme y alejarme de la pista, si bien al mismo tiempo comentaban con la misma indignación la presencia de “estos chamacos babosos que nadie invitó”. Ninguna de ellas tuvo una reacción directa hacia los muchachos y con total resignación siguieron eludiendo el problema que le impedía participar a gusto y divertirse en una fiesta que les había costado mucho esfuerzo. Me impresionó esta incapacidad decontrolar aún a los muchachos, hijos, sobrinos, parientes y el temor que les tenían. He visto aumentar este problema cada año más, y cada año en las Velas más populares se va restringiendo el espacio físico de esparcimiento de las mujeres. 177 Las fiestas particulares se han incrementado notablemente en los últimos años2. Pero no es la pura ayuda mutua que facilita el incremento de los festejos. Una gran parte de los gastos necesarios para montar una fiesta es sufragada por las agencias cerveceras. “Mamá” Corona y “tía” Carta Blanca intervienen oportuna y abundantemente en el patrocinio de la fiesta, aunque privada, con el préstamo y montaje de la "ramada", las sillas, las neveras, el hielo, la publicidad a través de la televisión y radio local, e incluso a través, en algunos casos, de regalías de dinero, cartones o el pago de actividades o de los músicos. Por ejemplo, en ocasión de los festejos del décimo aniversario de un famoso bar de Juchitán, la Corona pagó parte de la remodelación del espacio, la impresión de las invitaciones, el catálogo de las obras pictóricas que se expusieron en esta ocasión y el conjunto de música. Además regaló un discreto numero de cartones para ofrecer a los invitados Es evidente que esta inversión le regresa duplicada y, en caso de una Vela, triplicada o más, por la venta de las cervezas que se consuman. En una fiesta particular por lo menos el montaje de la lona, el préstamo y transporte de sillas, neveras y hielo son de rigor. Esto da una visión somera de cómo la economía familiar y comunitaria está indisolublemente enlazada con la política comercial y las motivaciones económicas de las agencias cerveceras. Las Velas. Las fiestas más bonitas son las de mayo, las Velas son las más bodas, los bailes son buenos pero no como las Velas. importantes; también las Aquí las velas es una fiesta propia y es esperada por todos en la población. Es como un ciclo más que se anuncia de vida y de trabajo. Las fiestas principales del pueblo se llaman Velas y se celebran durante todo el mes de mayo coincidiendo con la siembra y el inicio del ciclo agrícola. Vela se le nombra a una 2 A excepción de las Velas que empiezan a las nueve de la noche y duran hasta el amanecer, todas las otras fiestas se realizan durante el día, a partir de las dos de la tarde, para terminar en la nochecita, desafiando cualquier impedimento que pueda causar el calor intenso, por fin ahí están las cervezas para contrarrestar sus efectos. Me decían que anteriormente se acostumbraba empezar a las doce del día para servir una abundante comida que suponía matar una o más reses, pero los rigores de la crisis económica hizo que se pospusiera el horario para que los invitados fueran ya comidos de su casa y así se les ofrecieran sólo bocadillos que de todos modos siempre son abundantes y variados. 178 festividad de antiguo origen que un grupo de personas lleva a cabo con el fin de festejar sus santos, sus actividades, sus productos y sus nombres3. El convite Vela San Isidro Labrador Procesión de los mayordomos a la Iglesia 3 La lista de las Velas en orden de realización celebradas en la temporada en que se hizo este estudio se encuentran en Apéndice. 179 La Vela Guelabe’ñe' (lagarto), dedicada al animal totémico que representa a la "raza” zapoteca, es la más antigua y antecede todas las otras con una peregrinación a pie a la capilla del lagarto, a la orilla de la Laguna Superior. La Vela Guzebenda o de los pescadores está dedicada a la actividad de la pesca, así como la Vela Cantarito a la alfarería y la de Cueteros a los fuegos pirotécnicos. La Vela Biadxi (ciruela) se celebra cuando maduran las ciruelas. Finalmente las grandes Velas o Fiestas titulares en honor de los santos4 se celebran en la última semana de mayo, en especial la Vela de San Vicente de la cual se celebran dos: la Vela San Vicente Huini (chico) y San Vicente Gola (grande), la Vela de San Jacinto, la de San Isidro Labrador, patrono de los campesinos. En los primeros día de junio se realiza la Vela de San Antonio de Padua, santo que, según la tradición popular, proporciona novios y cuya celebración desde hace más de cinco años ha sido acaparada por los muxe del barrio de Cheguigo. En Agosto se celebra la Vela Agosto de la Virgen de la Asunción. Los apellidos Pineda y López, que son los más abundantes y prestigiados, uno por ser el más antiguo y el segundo por su riqueza, se festejan en septiembre. La Vela propiamente dicha es un gran baile que repite la estructura anteriormente descrita, y que se hace bajo un gran toldo de manta blanca que desde un sostén central se extiende para cubrir toda la pista y los "puestos" hasta la enramada que circunscribe el espacio de la fiesta. Anteriormente los socios colaboraban en la construcción de la enramada que cubría el espacio del baile y de los costados tejidos con palma. Los hombres ‘iban al monte’ a recoger las palmas y palos necesarios para construir la ‘ramada’ ... cooperación y socialización intragénero que hacía lucir los saberes y capacidades personales... La moda afrancesada, introducida durante el Porfiriato por doña Cata Romero, sustituyó la enramada con el toldo blanco y aportó los espejos que adornaban los costados y que actualmente ya no se usan en Juchitán5. A la entrada a la pista del baile las taberneras ponen sus puestos de cerveza con unas cuantas sillas para los clientes, aquí acuden los hombres que quieren participar en el baile pero que no disponen de la invitación formal de un socio. Las damas nunca toman en estos puestos, pues solamente lo hace “una prostituta vulgar” o “una mujer cualquiera”. 4 Juárez en 1857 dio a Juchitán título de Villa y le otorgó una semana de feria con exención de impuestos, pero los juchitecos extendieron las festividades mayores a todo el mes. 5 Toldo, adornos, mantas pintadas, ceras, floreros etc. son propiedad de la sociedad de la Vela y guardadas en un baúl que permanece en la casa del mayordomo en turno. 180 La Vela empieza a las nueve de la noche y dura hasta el amanecer. Al centro de la pista del baile, a las doce de la noche, se entrega la mayordomía, simbolizada por una vela adornada de flores, al mayordomo entrante, mientras un diputado gola (anciano) pronuncia el sermón tradicional, el libaana. Al día siguiente, se celebra la misa en honor al santo o a la cruz con un almuerzo ofrecido por los mayordomos a los invitados que los acompañaron al Templo. El día siguiente, de las dos de la tarde a las ocho de la noche, se hace la “lavada de olla”, una fiesta para los parientes y amigos más íntimos. Esta reunión es todavía más bonita porque no tiene la formalidad de la anterior y el ambiente se pone más y más rápidamente suelto y alegre. Todavía hay un pilón a la fiesta en el tercer día, el “recalentado”, fiesta más chica pero igualmente alegre en la cual participan exclusivamente los familiares y los vecinos que ayudaron en la preparación y realización de la fiesta grande. Si hay posibilidad económica pueden durar otros días más, como en el caso de la Vela San Jacinto que en dos años consecutivos festejó tres días de recalentado con todo y conjunto. Las fiestas titulares en la última semana de mayo6, es decir cuando se celebran las Velas mayores dedicadas a los santos, son anunciadas por una Calenda y cuentan con la Regada de Frutas o Regada de Flores, un desfile de carros alegóricos (creación de los muxe, que se distinguen en este arte), carretas adornadas traídas por bueyes, que antaño llevaban a las muchachas luciendo el traje regional y derramando al público flores, y caballos montados por adolescentes y niños. Actualmente las carretas, si bien permanecen en el desfile, no llevan a las muchachas pues han sido substituidas en esta función por camiones o tráileres, así como la fruta ha sido substituida por objetos domésticos de plástico. Algunas Velas han desaparecido pero en su lugar se celebran otras que nacen para celebrar alguna fecha importante o algún gremio o grupo nuevo, por ejemplo la Vela "5 de septiembre" celebra la victoria sobre los franceses, la Vela de las Taberneras conmemora su reconocimiento jurídico y sindicato, la de los Maestros Democráticos nace en honor de sus luchas en el movimiento de maestros de Oaxaca. En realidad son bailes populares pues carecen de santo patrón y de los rituales que acompañan las fiestas tradicionales, pero también se les nombra Vela, ya que reúnen, por lo que concierne a su organización y realización, todas las características consagradas por la tradición. Ultimamente hasta la Carta 6 Convite, que se llama también Regada de Frutas o Regada de Flores, véase Apéndice 4. 181 Blanca, la Corona y la Casa Domeq hacen fiestas autocelebrativas, a las que llaman también Vela, cuyo mayordomo es el gerente en turno y cuyos gastos corren por cuenta de la empresa. Las fiestas ofrecidas por las empresas cerveceras son bastante concurridas por mujeres y muxe que por nada del mundo se perderían una ocasión de diversión y gratis además. La Vela Domeq, en cambio, brilla por su desolación y por su símbolo puesto a la entrada: una enorme botella de Don Pedro de plástico inflable. Cada Vela está organizada por una sociedad cuyo número de socios varía según el tamaño de la fiesta. La sociedad nombra cada año el mayordomo o se encarga de realizar la fiesta en el caso de que no se encuentre el mayordomo. Originalmente la sociedad de la Vela estaba integrada por los vecinos que compartían la misma actividad y el mismo territorio; con el paso del tiempo, la expansión demográfica y de la ciudad, las sociedades se fueron incrementando con la entrada de otros miembros que pueden vivir en otros barrios y dedicarse a otros oficios. El Ayuntamiento además ha definido las áreas en el centro destinadas a la realización de las Velas. Los ricos son los que hacen las Velas del centro. Ahora por la escasez de tierra los pobres la hacen en su mismo lugar, en el centro. Anteriormente el centro estaba para las velas de los ricos, para los pobres en su zona. Por ejemplo, la vela Guelabeeñe es lagarto, hay un río que se llama así y tenía mucho lagarto y los campesinos de esta zona se organizan y hacen la fiesta. En las Velas participa gran parte de la población, las casas se vacían, sólo queda algún familiar anciano para cuidarla7. Lo más bonito de Juchitán son las Velas. Todo el mes de mayo es bien bonito por las fiestas, llegan de afuera para ver como se pone alegre. Las Velas son un evento ansiosamente esperado por parte de toda la población sin diferencia de clase, sexo y edad. Todo el año de alguna manera se hacen los preparativos para las fiestas, las mujeres ahorran para mandar hacer un nuevo traje o comprar otra joya para 7 En todas las ciudades de la república donde existe un nutrido grupo de zapotecos, la primera forma de agregación étnica es la celebración de una Vela. En la Ciudad de México a lo largo del año se celebran varias Velas, ya que no solamente los juchitecos, sino los de Tehuantepec, de Espinal, de Ixtepec e incluso de Salina Cruz se organizan para festejar a sus santos. Estas Velas se realizan en un salón alquilado, la comida y la vestimenta que domina es la tradicional, se consuma brandy en lugar de cerveza y, como diferencia notable respecto a las originarias, a los invitados se les cobra una notable cantidad de dinero. 182 lucirla en la Vela a la cual pertenecen, por ser socia o porque es la que corresponde a la zona donde vive, más seguido por ambos motivos. Una familia pertenece a la Vela como antiguamente pertenecía a un calpulli, que comprendía el doble elemento de parentesco y territorialidad, asociado a la actividad productiva. La pertenencia a la Vela se trasmite por vía materna, pero la mujer casada tiene obligación de participar activamente en la Vela del marido. Mi abuelita cuando iba a morir se preguntaba qué iba a ser de su Vela. Yo le decía "no te preocupes yo voy a seguir" y ya, mi abuelita feliz de que yo me encargara de la Vela, y ya soy "guzana", miembro de la Vela. En la Vela una mujer debe llevar traje regional bordado o tejido o de cadenilla con su holán blanco, su refajo bordado, su arreglo floral en las trenzas y sobre todo sus oros. Las joyas del Istmo son de una suntuosidad asombrosa. La cadena más apreciada en todas clases sociales, y la de más valor obviamente, es la de centenarios entrelazados e incrustados en una filigrana cuyo barroquismo recuerda inmediatamente los medallones de las mujeres pintadas en los cuadros hispanos del siglo XVII o de las monjas cuyos retratos decoran los austeros muros del convento de Tepozotlán. Naturalmente no se trata solo del valor monetario de la alhaja, sino, y tal vez mayormente, del juego de saberes y significados que expresan. No es lo mismo una filigrana hecha por ta Betto que aquella hecha por alguien cuyo nombre es desconocido a los demás; como no es lo mismo un huipil bordado por Cidral, un muxe muy prestigiado por sus bordados, que aquello comprado en el mercado o bordado a máquina, por más bien hecho que esté. A través de las alhajas y del traje se realiza una lectura rápida de la clase social de su dueña: si es de los ricos o de los pobres, si es de la séptima o del centro, si es una nueva rica o de una antigua familia; del origen étnico de su portadora, si es teca o de que otra comunidad de la región, si es fuereña a secas o aculturada al estilo zapoteco, y, consecuentemente, da la pauta para la forma de relacionarse. La Vela Pineda, por ejemplo, es toda una competencia feroz entre mujeres de clase alta. Esta Vela no se realiza en la calle, sino en uno de los salones más exclusivos de la ciudad y las invitaciones son estrictamente personales. La cantidad de oro que las mujeres lucen en esta ocasión es esencialmente la exhibición de su poder social a través de la riqueza, además de un llamado abierto a los asaltos. Tampoco hay puestos de taberneras a la entrada, ya que nadie puede 183 entrar a bailar sin tener invitación previa. Ni están admitidos travestis, solo muxe de tipo masculino y con cierto prestigio social. Una vez causó gran escándalo la presencia de Rocío, un travesti muy guapo y femenino, que por un error de percepción fue invitado a bailar por el joven pimpollo de una familia de renombre. Las señoras se sintieron de lo más ofendido pues “¡cómo es posible que con tantas muchachas de verdad y guapas, el muchacho baile con un joto!”. Los juchitecos están muy orgullosos de su carácter hospitalario y de saber recibir y atender con cariño a los fuereños; les gusta o más bien les encanta que la gente de afuera aprecie sus costumbres, cuanto más una persona demuestre sentirse bien y alegre, conversa, bebe, baila, participa pues, más fácilmente es aceptada e integrada al ambiente. No nos gusta la gente aguada, hay unos que van y no toman ni bailan ni participan, no se divierten pues. ¿A qué van entonces? Con la misma vehemencia remarcan el carácter comunitario y fraternal de sus convivios. "En las fiestas hay diferencias de clase o de posición social. Los tecos de verdad - dicen participan todos de igual manera y todos se juntan a beber y convivir”, dejando para otros espacios y otros tiempos las diferencias sociales que en las fiestas no se valen, "igual bebe el patrón junto al obrero o al campesino, igual comen, igual se divierten". La fiesta es una sola, casi no hay diferencias sociales. Para los ricos quizás hay diferencias, pero son los ricos nuevos, porque la gente teca teca que ha trabajado toda su vida no hace diferencias. Sin embargo también hay quienes perciben y condenan la acentuación de la diferenciación social sobre todo refiriéndose a aquellos nuevos estratos de ricos que ha formado la sociedad de consumo. Fíjate que la gente rica no se mezcla tanto con los pobres. Si una señora que tiene dinero va a una fiesta de una familia humilde se queda un rato pero no toma como ellos. Las mujeres ricas toman y se emborrachan en sus fiestas, entre ellos, pero no en las del pueblo, no quieren problemas, quieren mantener una posición diferente frente al pueblo. Un mes antes de la Vela el mayordomo celebra en su casa la Labrada de Ceras. Este es un ritual de carácter festivo donde todos los miembros de la sociedad se reúnen en la casa del mayordomo que ofrece una comida, acompañada por música, generalmente de banda. 184 Antiguamente, antes de que hubiera electricidad, se usaban las velas para la iluminación y por lo tanto cada año en esta ocasión se fundían las ceras de las velas ofrecidas al santo el año anterior y se volvían a labrar, así como se labraba el cirio para el intercambio de la mayordomía. Actualmente se utilizan en la misa de mayordomía que se celebra uno o dos días después del baile. Desde hace algunos años algunas Velas tienen una reina nombrada por el mayordomo entre las muchachas solteras de su familia. Esta es coronada por una autoridad municipal antes de que empiece el baile. Antes del baile los músicos recorren las calles recogiendo a los socios para llevarlos a casa del mayordomo donde, desde temprano, se encuentra una banda tocando música regional, llamada son yaa - son sencillo - y todos juntos se dirigen al baile acompañados por la música. Así como existe una correspondencia entre el sistema festivo y la cultura, por la cual los juchitecos como colectividad identifican a las Velas como uno de los rasgos fundamentales y distintivos de la cultura zapoteca, existe una correspondencia entre cada Vela y los varios sectores sociales. Los pescadores pertenecen a la Vela Guuzebenda que se organiza en la séptima sección, en la periferia sur de la ciudad; la gente rica del centro o de otras secciones no va a esta Vela, a menos que el socio que invitó sea un pariente próximo o por lo menos persona de mucha confianza, ya que la Vela Guuzebenda es de los pobres y, aunque sea preciosa y bastante lujosa, tiene fama de acabar siempre en pleitos, además de hacerse en una zona considerada peligrosa. Algunas Velas se han dividido por cuestiones de dinero, pleitos personales o políticos; así la Vela San Isidro se ha separado en dos sociedades que festejan dos Velas distintas, la San Isidro norte y la San Isidro Sur: en la primera - que estrictamente exige para las mujeres el traje regional de gala (es decir, de terciopelo o piel de ángel bordado y con holán de encaje) y para los hombres pantalón negro y guayabera blanca - se sienten representados los campesinos ricos, empresarios, comerciantes y funcionarios de la clase alta o medio alta, mientras que la otra representa a los campesinos pobres y al pueblo en general. Con la Vela San Jacinto se identifica la gran mayoría de homosexuales del pueblo, no pude averiguar el por qué y qué tiene a que ver San Jacinto con ellos, pero así es8. También la Vela Angélica Pipi, cuyo emblema es la cruz de la capilla con el 8 Una explicación lépera pero difundida es que las primeras letras del nombre del santo, San Ja(cinto) suenan a zanja, que en este caso funciona como metáfora para aludir a la separación entre las nalgas. 185 mismo nombre, se ha escindido en dos sociedades por motivos políticos. Inclusive la Vela grande de San Vicente se ha dividido, por motivos económicos y de rivalidad entre socios, en dos sociedades que festejan a la imagen de San Vicente Gola (grande), imagen más antigua, y San Vicente Huini (chico). Las Velas dedicadas a las actividades artesanales, como la de los Cueteros o del Cantarito (alfareros), son más bien de los pobres y un miembro de la clase alta no las toma en consideración; igualmente a la Vela Pineda no van los pobres, aunque tengan este apellido, porque está hecha por y para la clase alta y es muy exclusiva por hacerse al cubierto, en un salón de baile alquilado, ya que las señoras de la burguesía zapoteca tienen “su propio estilo para emborracharse, dicen que no son tan vulgares como las pescadoras” y les da miedo que les roben la asombrosa cantidad de oro que exhiben en esta ocasión. Sin embargo las Velas de San Vicente Ferrer son de todos los juchitecos sin distinción de clase, edad y sexo, ya que el sentimiento que al final une a los ricos y los pobres es la reverencia al símbolo primordial de la comunidad, el santo patrono. Sin embargo, tampoco San Vicente está exente de la conflictividad política y de las contiendas electorales, así que la Vela de San Vicente Gola, por ejemplo, es considerada de los priistas, pues la mayordomía es casi siempre acaparada por priistas de renombre. Las fiestas patrias. Sí, aquí se celebra el 16 de septiembre, el 20 de noviembre, el grito; muchas de las personas saben que se celebra pero no saben que significa, no sabemos por qué hay desfile el 20 de noviembre. Desfilan las escuelas, participan los partidos políticos, pero el pueblo no participa ni se interesa. ¿Qué paso el 16 de septiembre? Ahí sí que no sé ni el 5 de mayo. Tal vez la gente más vieja sí sepa. Cuando hay desfile veo que solo los viejitos se quitan el sombrero. Cuando el grito uno se reúne o va al Palacio y se queman los toritos y es bonito porque hay baile, pero no sabemos por qué, la gente que sabe es la que lo aprendió en la escuela. Yo no he ido y no sé de estas fechas. Sí sé que en septiembre es la fiesta de la Independencia, cuando ganamos a los franceses, pero el 20 de noviembre no sé. Con este tipo de respuestas podría llenar varias páginas y demostrar como la gente del pueblo no siente las fiestas patrias como algo propio; de ellos es la Vela, la fiesta por excelencia de la "patria chica", la patria grande queda lejos y se aprende en la escuela. Pero 186 los hombres ancianos tienen otros recuerdos y en algo se identifican con estas fiestas porque participaron en la Revolución o en los conflictos posrevolucionarios, o porque sus padres participaron en los conflictos de fine siglo y les contaron la historia de la nación como la aprendieron en el campo de batalla. La mayoría de mis amigos siente lo mismo que yo, se emocionan por los que dieron sus vidas por la "patria chica" porque es darla para la "patria grande", yo admiro a los héroes de la Independencia. Para los jóvenes el desfile es parte de sus obligaciones escolares, se divierten yendo en bola con sus compañeros para competir en la gimnasia y tocar las tamboras, les da gusto comprarse zapatos y prendas nuevos, las muchachas exhiben sus bonitas piernas en los uniformes de minifalda confeccionados para la ocasión. Se divierten todavía más en el gran baile popular de la noche, frente al Palacio, con el conjunto tropical que contrata el municipio. Ahí sí el pueblo acude en la noche del grito, aunque gran parte de la gente no sepa a ciencia cierta por qué se grita. Hay feria, hay juegos mecánicos, se venden dulces, "garnachas" y aguas frescas, es fiesta aunque para muchos quién sabe que se celebra. Para los jóvenes sobre todo la actividad de la noche es de lo más divertido, los novios se encuentran, van a los juegos, van a bailar lambada, todos apretados mezclando sudores y humores, comen dulces, toman cerveza; las muchachas lucen unos espeluznantes vestidos de acrílico con ornamentos de chaquira, las espaldas desnudas, jalando cada rato hacia arriba el escote que tiende inexorablemente a deslizarse bajo los senos por la falta de sostenes; varones y muchachas con el copete de pelo enresinado y tieso como el pájaro correcaminos, así como dicta la moda en las revistas del submundo farandulesco; los muxe enlazados por los brazos, bien apretaditos como vírgenes en su primera salida, lanzando miradas asesinas a los muchacos bien fornidos; es la feria de la cursilería. Si bien todos en las entrevistas se apresuran a decir: "no, aquí esto de las fiestas patrias no nos concierne, aquí es Juchitán en las fiestas patrias no hay tanta efervescencia como en otros lugares, como en el D.F”, algo esconde esta multideclamada y reiterada autoexclusión de las celebraciones patrias. Lo que he observado en estas ocasiones, en particular en la celebración de la Independencia, es que la imagen proyectada parece no corresponder del todo con el sentir visceral e inconsciente. Es cierto que no existe la 187 exuberancia, el ansia que hay en las fiestas locales, sin embargo los vecinos se juntan para festejar con alguna comida preparada para la ocasión, las familias se unen alrededor de una guitarra que en este día acompaña viejas canciones románticas que la gran mayoría de los mexicanos desde el norte al sur conocen por haberlas escuchado en el radio o en el cine, cantadas por Pedro Infante o Jorge Negrete; después de una cuantas cervezas se escucha la música ranchera de José Alfredo Jiménez, aparecen los corridos con más frecuencia que en otras ocasiones, la sensibilidad nacionalista se desliza entre los pliegues de la historia y hace su aparición en los momentos y formas más imprevisibles, entre botella y cartón, con agallas insospechables. Entre la gente de clase media la sensibilidad nacionalista se acentúa notablemente conforme se acerca el día del grito. Los mismos temas de política o cultura que el día anterior, como extranjera radicada en México, platicaba en total libertad con mis amigos zapotecos, en recíproca comprensión y acuerdo, no tenían cabida de expresión en esta fecha y la menor observación – a veces una que nada tenía a que ver con el país - se volvía una agresión a la cultura nacional. Si el día anterior convenimos coram populi que “el actual gobierno es autoritario, traidor y está vendiendo al país”, dos horas antes del grito resulta que no es cierto, que México es la fortaleza de la democracia, que "no hay otro país como México", y que todos los males nacionales que padece el país derivan del evento trágico que arrastra desde 500 años la historia de México: la Conquista. Lo que las elites nacionales celebran como "encuentro de dos culturas", a nivel de los pueblos y de las etnias se sigue viviendo como conquista e invasión, y este sentimiento de conquistados está continuamente alimentado y se hace más profundo en la medida en que avanza la "modernización", la privatización de las empresas, de las tierras, de los bancos y de la economía en general; el Banco Mundial rodea como nuevo fantasma del mundo moderno por las conciencias de los hombres, fomentando viejos temores y rencores. Llegan los dxu (extranjeros) y nos van a apretar el cuello como antes. El discurso nacionalista y aztequista del estado, en periodos de celebraciones, borra la realidad histórica y social actual, el tiempo vivido, las diferencias sociales, políticas y culturales, las oligarquías y las corruptelas que son pan de cada día, de tal forma que si la imagen de lo mexicano en el extranjero es folklórica, esto se debe a la voluntad imperialista 188 de los actuales conquistadores, gringos y europeos, y desaparece de la conciencia común Televisa que exporta documentales turísticos repletos de concheros bailando entre el tráfico de la capital sin explicar de que se trata y fomentando la imagen del mexicano como indio penachudo. La contraposición con todo lo que no es México es histórica y la diferencia es adjudicada a un pasado todavía presente en las conciencias y cuyo recuerdo se renueva y se abre como herida en la memoria colectiva en los momentos que celebran el nacimiento de la comunidad nacional. Es decir, que el sentimiento nacional se despierta y aparece, a veces también en formas agresivas e irracionales, cuando el discurso nacionalista y revolucionario institucional le da coherencia, legitimación y expresión en actos que celebran los momentos álgidos de la historia nacional. Las fiestas cívicas como vimos están patrocinadas y organizadas por el Ayuntamiento, junto con las escuelas y las instituciones pertinentes, pertenecen más bien al ámbito masculino e institucional, al contrario de las celebraciones religiosas más bien realizadas por las mujeres. Las fiestas religiosas. Un día, Mons. Arturo Lona, Obispo de Tehuantepec - hombre sumamente querido y estimado por los indígenas y los pobres de su Diócesis, y no tan estimado por los caciques y los poderosos - en una entrevista que me concedió me dijo que, en Tehuantepec, casi a diario había una fiesta y que en esto se iba la mayor parte del dinero ganado por una familia, así como sus energías. Lo que lo agobiaba no era tanto el hecho de que desembolsaran tanto para estar alegres en una ocasión festiva, sino el enorme derroche de dinero en bebidas alcohólicas que podría ser empleado más bien para mejorar las condiciones de vida, mientras que, de esta forma, únicamente iban a engordar los bolsillos de los ricos, de los dueños de los negocios, además de perjudicar la salud y originar pleitos y violencia. En realidad ni siquiera los dominicos, a pesar de su gran influencia y de lo ascético de sus enseñanzas en la evangelización, lograron modificar y encauzar hacia metas más productivas la tendencia temperamental de los istmeños a traducir el sentido de la vida en términos de fiesta. Por esto también que los mismos sacerdotes y misioneros admiten, con asombro y resignación, que el catolicismo de los zapotecos es "a su manera", nunca la Iglesia 189 ha podido imponer completamente los rituales oficiales y cuando lo ha podido hacer siempre están acompañados por rituales paralelos "a su manera", donde la idiosincrasia o la "indiosincracia" zapoteca, come la llamaba un amigo, cura zapoteco, ironizando sobre sí mismo, busca siempre la manera de expresarse autónomamente, según las tradiciones y el sentido de la vida. Inclusive en el periodo de Cuaresma y Semana Santa la gente no deja de organizar verbenas, de oír música alegre, de festejar con un sentido no propiamente católico institucional. Fíjate la otra vez oí que decían que no nos iban a permitir que tuviéramos música en Cuaresma, en la fiesta del Señor de las Tres Caídas, ya ves que se sientan las señoras a vender dulces, velas, tamales; uno llega con sus flores y al rato el mayordomo trae la banda y empieza a tocar, no música sacra sino de todo. Entonces los padres quisieron prohibir eso porque la iglesia está de luto. Por un lado tienen razón, pero eso es algo que existió toda la vida. Aún en Cuaresma mucha gente hace su fiesta y no pudieron quitar la música de las "ermitas" porque los vecinos nos fuimos a quejar con el señor Obispo, que cómo era posible que no nos permitan hacer algo que hemos hecho toda la vida. A la gente de aquí le gusta mucho oír la música alegre, también en las Ermitas en Cuaresma y Semana Santa hay banda y se oye la música. ¿a quién no le gusta la música? Así resulta que el centenario de la erección de la Diócesis de Tehuantepec - en diciembre de 1992 – fue celebrado con una Calenda y una gran Vela, organizada, realizada y vivida por los feligreses y toda la clerecía. Desgraciadamente no pude participar en este evento, pero mucha gente me comentó con alegría y satisfacción lo bonito y hondamente sentido del evento por parte de todos los participantes. Única nota desentonada parece que fue la homilía del Nuncio Apostólico invitado a los festejos, el cual recurrió caminos discursivos que se alejaban de la sencillez y calidez a que está acostumbrada la feligresía istmeña con las homilías de "Don Arturo". Por lo tanto entonces la expresión festiva secularizada y laica no está escindida ni se percibe contradictoria con el sentimiento y las celebraciones religiosas. Durante todo el periodo de Cuaresma, seis semanas antes de la Semana Santa, se celebra cada viernes un Vía Crucis que parte de las diferentes capillas de los barrios de la ciudad para terminar en el Templo de San Vicente. Cada víspera de los viernes de cuaresma, jueves en la noche, se celebra lo que llaman ‘ermita’: la capilla y la imagen del barrio son adornadas con muchas flores y las familias acuden a ‘acompañar' al santo, hacer sus limpias con las flores 190 arrancadas al arreglo de la imagen, prender sus veladoras y pedir al santo ayuda, protección, apoyo, salud. Corren lágrimas entre rezos, velas y flores y el alma del creyente aparece desnuda y entregada frente a la cruz que apenas se percibe entre los collares y las guirnaldas de guie’chaachi. Cuando ya se ha dado completa salida a la fe, al sentimiento de gran veneración y amor hacia la divinidad, cuando la angustia, la preocupación, la esperanza y la alegría han sido depositadas como ofrenda de vida en las manos del santo y las flores, los sahumerios, las velas han entregado el destino humano a la voluntad y misericordia de un poder sagrado, es tiempo de dar espacio a la vida del cuerpo, de restablecer los vínculos terrenales con los otros humanos. La costumbre establece que fuera de la capilla se lleve a cabo una verbena, con muchos puestos de comida y cerveza, dulces de ciruela, tamales de iguana, que en este periodo son deliciosos porque traen largas filas de huevos que hacen más exquisita la masa, regañadas (buñuelos típicos de este periodo del año). La costumbre también requiere que la mayordoma de cada ermita reciba a su gente con una banda que toca música hasta muy entrada la noche. Me decían que "anteriormente" (el tiempo pasado nunca es cuantificable) se tocaba música melancólica, algo fúnebre, pero ahora la "Negra Tomasa", de sabor tropical, sigue el son de la Llorona y hay lugar también para corridos, vals y boleros. Nadie percibe esta música secularizada como algo contradictorio a la historia de muerte y resurrección de Cristo. Como dice el testimonio anterior: “ésta es la costumbre”, es el legado de los antepasados y los "padrecitos" tienen que aprender a convivir con la costumbre o el templo se vacía. Una celebración muy peculiar de las comunidades zapotecas del Istmo es el Domingo de Ramos, que en Juchitán tiene un carácter de celebración y fiesta al mismo tiempo y se celebra en el Panteón central. Durante todo este día las mujeres van al panteón a limpiar y adornar con flores y velas las tumbas de sus familiares, tarea que empieza ya desde el día anterior. En este día los familiares visitan a los muertos y con este acto se da inicio a la Semana Santa, nabaana, mientras que en el Día de Todos Santos, en noviembre, se espera la visita de los muertos en la casa donde habitaron y donde se adorna un altar con ofrendas de flores, frutas, comidas y bebidas. 191 En la explanada, afuera del panteón, las mujeres montan una gran cantidad de puestos que venden comida, dulces, aguas frescas, regañadas, tamales de iguana y cerveza. Estos últimos ocupan un amplio espacio ya que la mayoría de las "taberneras" de Juchitán están presentes con su hielera y sus sillas y son los puestos más concurridos. No faltan conjuntos de música y grabadoras que tocan a todo volumen para amenizar la celebración que tiene verdadero carácter de fiesta. También las calles principales del panteón se llenan de mujeres que venden dulces, regañadas, tamales de iguana y refrescos, sin embargo aquí priva un ambiente más bien conmemorativo que contrasta con la atmósfera festiva que se expresa fuera del cementerio. Las familias se reúnen alrededor de la tumba del finado y ahí reciben las visitas de los parientes y amigos, ofreciéndoles botana y bebidas. Además es costumbre llevar música a los muertos y por dondequiera que hay pequeñas bandas o algún cantor con guitarra que tocan las canciones y la música preferida del difunto y también de los vivos presentes. Sentados en sillas o en cualquier cosa que pueda servir, inclusive los mismos peldaños de las tumbas, la gente platica, comenta, chismea, bebe, come, oye música, cuenta chistes, ríe, es decir, convive y comparte esta convivencia con los muertos a los cuales se le ofrece la celebración y que son partícipes en este día de las expresiones normales de los sentimientos y de la vida cotidiana de sus familiares y paisanos. Las visitas a las tumbas empiezan desde la tardecita y la celebración-fiesta se prolonga hasta muy entrada la noche, sobre todo afuera del panteón, en los puestos de cerveza, donde a veces las personas más animadas se ponen a bailar. La misma estructura de celebración se repite el miércoles santo en el panteón del barrio de Cheguigo. En realidad este tipo de celebración así como la he descrito, se realiza en distintos días, a partir de la última semana de Cuaresma y durante los primeros de Semana Santa, en muchas otras comunidades cercanas, reminiscencia del tipo de evangelización itinerante de los dominicos. El jueves y el viernes santo son días de luto y las celebraciones se realizan esencialmente en el templo de San Vicente y unas capillas de barrio. Consisten en una representación detallada de los últimos días de la vida del Cristo y del Vía Crucis. El Sábado Santo es un día totalmente festivo. Juchitán se traslada a Playa Vicente para disfrutar de un día 192 de mar y de la convivencia con familiares y amigos. La playa se llena de hamacas tendidas entre los pocos arboles y bajo las enramadas repletas de familias, cada una con su grabadora que toca a todo volumen y sus canastas desbordantes de comida. Cervezas y "cubas" son protagonistas de la fiesta9. El duelo de la muerte. Al contrario del Domingo de Ramos, las ceremonias del día de muertos son actividades domésticas, se hacen en las casas. Al panteón se va a limpiar las tumbas y poner flores frescas pero no hay mayor ceremonial. Todo acontece en las casas. El muerto es velado toda la noche en su ataúd puesto frente al altar familiar. En este cuarto están sentadas las mujeres más cercanas al fallecido, donde las personas que asisten al velorio pasan a decir unas palabras de condolencias a la deuda llevando, una limosna y una veladora o flores para el difunto. Las mujeres se sientan un lapso más o menos largo y otras se turnan al lado de la doliente toda la noche. Los hombres pasan a dar el pésame a los deudos y se sientan fuera del cuarto que hospeda al ataúd, en la misma casa o en el patio todos juntos. A todos los asistentes se les ofrecen uno o dos tamales y café; a los hombres se les ofrece también mezcal o licor. Los espacios quedan rígidamente separados una vez más, las mujeres elaboran el duelo representando a la comunidad acompañando al fallecido en el viaje hacia su destino (nuuna) en la ultratumba. En muy pocos velorios he encontrado plañideras y sólo de gente muy anciana. El duelo es actuado sobre todo por las mujeres parientas más cercanas a través de llantos y lamentos. Dice López Chiñas “Y sobre un cielo de palabras resplandece la apología del muerto. Ningún zapoteca es desmerecedor de esta apología, porque la muerte otorga al hombre una naturaleza superior, digna de ser cantada” y agrega que se reconoce “su lejana origen en los antiguos ritos cuando - según el Padre Burgoa - cantores de la raza acompañaban en las ceremonias funerarias los despojos mortales de guerreros y caciques entonando cánticos que recordaban sus hazañas... llorar al muerto - pese a la seguridad de su descanso es profesión de 9 Antes de los años sesenta, la misa de Resurrección se celebraba en la mañana del sábado. También era costumbre, en esta ocasión, que las señoras golpearan con varas las piernas de sus niños para que crecieran. Actualmente la celebración de la Resurrección de Cristo se realiza en la noche y pertenece al culto oficial. 193 amor”.10El día siguiente al velorio, el día del entierro, el ataúd, cargado a espalda por los hombres, recorre el camino hasta el Panteón acompañado por la música fúnebre de una banda de vientos, en el caso del sepelio de un adulto. Si es de un niño la música que lo acompaña es más bien alegre, pues se considera que por su inocencia “el pequeño ser no sufrió los trabajos y los dolores del mundo”. Al momento en que el féretro baja en su tumba, las mujeres se desmayan, gritan, lloran, tiemblan, muestran con toda vehemencia el dolor de la primera separación: la del cuerpo. Durante nueve días el cuerpo del finado permanece representado en la casa por un túmulo de arena cubierto de pétalos de flores y tendido en el suelo en el mismo sitio donde fue velado el cadáver: es el Bóa yaa (tumba fresca). Vecinos y familiares se congregan durante nueve noches consecutivas ante él, rezándole a Dios para su descanso eterno. Al noveno día (gá gubidxa) se levanta el túmulo y se esparce sobre la tumba del fallecido: es el entierro del alma. A partir del siguiente día del entierro, la madre, la hija, la esposa o la abuela del finado se encarga de llevar a la iglesia, durante cuarenta días consecutivos, una vela ornada con un moño negro en señal de muerte, dedicada al alma del finado; en la casa, una cruz de pétalos de flores del día, puesta en el mismo sitio que ocupaba el Báe yaa, recuerda y acompaña el viaje del muerto hacia su última morada. Se deja de colocar a los cuarenta días de fallecido fecha que se conmemora con un novenario y un velorio que tiene las características similares al descrito. Es notable como el difunto se aparta lentamente, gradualmente del seno familiar: el velorio, el sepelio, el entierro del alma, el alejamiento para siempre a los cuarenta días. Es obligación de los familiares mandar a decir una misa en esta ocasión y otra al año, después de las cuales se ofrece a los asistentes un rico almuerzo. Las familias que han tenido un muerto están obligadas a poner el altar de muertos durante los primeros tres años después del fallecimiento. La mayoría de los juchitecos esperan a sus muertos el 31 de octubre, la primera visita del alma o xandu yaa.11 Los hombres se encargan de componer y levantar la ofrenda tradicional, el biyee, mientras las mujeres preparan el pan, los bocadillos, los adornos de la ofrenda ayudada por un muxe. Estos son días y noches 10 G. López Chiñas: El concepto de la muerte entre los zapotecas, Ed. Vinnigulasa, México 1969, p. 19 Sin embargo he encontrado quien ya los espera el 29 o 30 de octubre, para la gente de la Séptima en estas fechas regresan las almas de los niños. 11 194 de intenso intercambio de visitas entre familias. En la noche del Día de Muertos, son las mujeres que permanecen cerca del altar; todos los asistentes reciben, a cambio de una veladora y una limosna, tamales mezcal, cerveza y café. El momento en que entra el alma del difunto es señalado por un evento extraordinario que sólo las mujeres pueden interpretar. Florinda me dijo que supo el momento en que llegó el alma de su padre porque se descolgaron unos frutos de la ofrenda sin motivo alguno y rodaron hasta sus pies. Como vemos, hombres y mujeres elaboran en formas y espacios diversos el duelo de la muerte. Pero solamente las mujeres, que con su cuerpo dan vida a otro, pueden presenciar el alejamiento, la despedida y el regreso del muerto. Un episodio es muy ilustrativo en este sentido. A una señora muy conocida del mercado le mataron el único hijo durante una fiesta, un joven de 22 años que estudiaba en México y se encontraba en Juchitán de vacaciones. La señora es viuda, no hay otros hombres en su casa y en su vida. Cuando al año montó su altar de muertos y realizó todos los ceremoniales de costumbre, quiso además organizar, en el patio, una fiesta con música de conjunto, así que este día de muertos el centro de Juchitán se llenó de cumbias y rancheras. Y cada año, en el aniversario de su hijo fallecido, organiza tremendo fiestón “porque a él lo que más le gustaba eran las fiestas”. Curiosamente en esta ocasión no hubo críticas y murmullos, la gente entendió que este era la forma de superar su dolor, de acompañar al hijo en su viaje y de recibir su alma cuando regresa a la casa. Entonces para las mujeres hay la obligación de cumplir con la costumbre pero también la posibilidad, en virtud de su relación privilegiada con la vida y la muerte, de elaborar sus propios duelos en formas no previstas por la cultura. La fiesta, lo cotidiano y la identidad. Uno de los principales rasgos característicos de la cultura zapoteca del Istmo es el fenómeno festivo, es decir una propensión acentuada hacia la celebración de carácter festivo tanto de los momentos de vida comunitaria, civil y religiosa, como de los que marcan el ciclo de la vida individual. El carácter fiestero que los juchitecos se atribuyen y comparten con los zapotecos del Istmo, se vuelve un emblema de contraste respecto a los otros, así que las Velas y las fiestas en general, “la costumbre”, son un elemento central de la identidad zapoteca. 195 El modo de sentir de los tecos no va a cambiar para nada, el teco ama las fiestas; las Velas, las bodas, 15 años, bautismos están muy arraigados. La verdad es que lo que nos gusta es ir a las pachangas porque somos alegres. Si tuviéramos dinero saldríamos a pasear a Cancún pero como no hay compramos un cartón tomamos un refresco bailamos y así estamos, somos alegres. Ser juchiteco entonces significa ser fiestero, alegre, tomador, generoso, amar y cumplir con la costumbre, es decir todo un código cultural que incorpora selectivamente como iguales a todos los que conocen sus prácticas de identificación ritual, idealmente sin distinciones de clase. Incluso los miembros de sectas protestantes, que notoriamente consideran la fiesta como una emanación del diablo, en el Istmo han cedido frente a la fuerza de la costumbre. He participado en fiestas de evangélicos y testigos de Jehová que reproducen la misma estructura tradicional, con la diferencia de que se toma únicamente refrescos y la bulla no es tanta. Esta reiteración y proliferación de las fiestas, en mi opinión, tiene a que ver directamente con la reproducción y afirmación constante de una especificidad cultural que se contrapone a las políticas culturales del Estado que tienden a la homologación y asimilación de las etnias al modelo nacional. Si en la vida real los valores y símbolos tradicionales de la comunidad, como la reciprocidad, la unidad del grupo, la fraternidad entre individuos, el traje regional, la música y comida popular, se perciben amenazados, mermados o modificados por los cambios del entorno sociocultural y la prevalecía y difusión de una ética individualista, en la fiesta se tiende a recrear cada vez un orden étnico ideal construido alrededor de aquellos valores y símbolos que la comunidad percibe como herencia y legado de los antepasados para identificarla precisamente como comunidad real, diferente de otras. De esta forma el trabajo y el cumplir con la costumbre son los medios de autoafirmación y valorización social de las mujeres Nos gusta mucho trabajar pero también mucho las pachangas y tomar cerveza. Las dos cosas se hacen, se trabaja mucho y se va a todas las fiestas. A las fiestas ayudan todos, los vecinos ayudan y se hace la fiesta Muchos sociólogos contemporáneos consideran que la civilización tecnológica moderna tiende, en mayor o menor grado, a la gradual desaparición de la fiesta como medio de expresión de una comunidad. Esta en una sociedad urbanizada y occidental es remplazada 196 progresivamente por las diversiones y los espectáculos que corresponden más a una cultura fragmentada individualizada y estratificada. En otras palabras, la urbanización y la desintegración de la comunidad pueblerina y de los grupos tradicionales acarrearan la desaparición de manifestaciones populares tradicionales, como la fiesta comunitaria y la mayordomía. Asimismo se evoca el carácter sagrado de las fiestas en las sociedades tradicionales. Si tomamos en cuenta la caracterización que Giménez12 (1978:164) elabora acerca de la diferencia entre la fiesta popular, que es emanación de una sociedad rural, y la fiesta urbana, podemos ver que el tipo de fiesta descrito corresponde todavía en gran medida a una sociedad tradicional que, sin embargo, está en proceso de cambio hacia formas más "modernas" y urbanas, cuyas características socioeconómicas se reflejan en las modalidades de la fiesta. Esto quiere decir que el fenómeno festivo en Juchitán conserva todavía su "carácter colectivo..., sin exclusiones de ninguna clase, como expresión de una comunidad local", así como su "carácter comprehensivo y global por lo que la fiesta abarca los elementos más heterogéneos y diversos sin disgregación ni especialización". En la Vela hay baile, música, comida, ritos religiosos, desfile de carros etc. La fiesta además conserva todavía un carácter público, incluso las que celebran momentos del ciclo de vida individual interesan a la comunidad entera, al margen del número de personas que participan. Contrariamente a la fiesta urbana que está concebida en función del consumo, la fiesta zapoteca está todavía impregnada por la lógica del valor de uso; como en todas las sociedades tradicionales, es el lugar del derroche que esta ligado al prestigio, que es la escala de valor "económico" en la lógica de lo étnico. Finalmente, si por un lado las fiestas conservan todavía en gran medida un "carácter fuertemente institucionalizado, ritualizado" y sagrado, como rasgo típico de las sociedades tradicionales (donde la dimensión religiosa tiene un poder de cohesión desaparecido hoy en día en las sociedades urbanas modernas), sin embargo se ha laicalizado y secularizado en su organización, función y significado. La mayordomía y los cargos religiosos no representan un paso obligatorio hacia la representatividad política, la mayordomía no es premisa de cargos 12 Gilberto Giménez: Cultura popular y religión en el Anahuac, Centro de Estudios Ecuménicos, México, 1978 197 públicos, las cofradías han dado paso a asociaciones de individuos que reflejan en su interior y en la realización de las velas, como en un espejo, la complejidad de roles, significados, diferenciaciones y competitividades sociales y económicas. La fiesta ya no es el resultado de un esfuerzo compartido de forma igualitaria por los miembros del grupo - como expresan los testimonios anteriores -, nuevos sujetos sociales entran en el juego económico y social de las fiestas, como las empresas, las taberneras, los técnicos de la comunicación y del sonido. La fiesta produce una economía propia, entre lo monetario y el prestigio, como si fuera un capital autónomo que se revierte constantemente al interior y se reparte en forma diferente entre los actores sociales: hombres, mujeres, muxe. En términos generales el sistema festivo genera fuentes de trabajo remunerado para los hombres: músicos, electricistas, técnicos de sonido, proveedores de vario tipo. Por otra parte también favorece al comercio al detalle de las mujeres y a las actividades artesanales de los muxe. A la vez determina un desplazamiento de la contribución voluntaria tradicional masculina a favor del empleo de servicios remunerados (montar el toldo, cargar y arreglar sillas y enseres varios, videos, sonido, músicos, etc.), mientras persiste la contribución de trabajo voluntario femenino. Analizándola en su estructura la fiesta es la representación ritualizada del cotidiano étnico, del "material" socio-cultural que la expresa y que en ella está representado, es decir, es la reafirmación de formas de organización social, de ética y valores tradicionales comunitarios, como la reciprocidad, la lengua, el tequio, la búsqueda y adquisición de prestigio. Es el lugar donde se sacan a relucir y exhibir todos los símbolos identitarios del grupo, la comida, la música, la zandunga; las mujeres que diariamente van de vestido, en la fiesta llevan su traje regional, las joyas emergen del pañuelo escondido en el rincón del ropero o del baúl para ornar el cuerpo, dar espacio a la vanidad personal, aumentar y exhibir el prestigio social. Al mismo tiempo refleja el proceso de diferenciación social que acompaña al proceso de paso de una sociedad ruraltradicional a una urbana y moderna. Las Velas no sólo celebran los santos, sino sirven también para ritualizar y legitimar eventos y grupos del cotidiano histórico y social. Así como pueden surgir nuevas Velas, como por ejemplo la Vela de las taberneras, de los maestros o de los homosexuales, asimismo pueden desaparecer en cuanto la motivación de su celebración sea considerada intrascendente o el grupo ya no tenga la suficiente presencia social o política, por ejemplo la Vela lagarto y de los maestros no todos los años se celebran. Al contrario, las 198 celebraciones "privadas" se han incrementado casi de forma compulsiva, buscando formas, como madrinas, padrinos o tequio, que permitan costearlas. Finalmente lo nuevo y lo antiguo se sobreponen y conviven, la hermandad parroquial junto con la sociedad de la vela, la lambada y la salsa junto a la limpia, al Vía Crucis, al sentimiento religioso más profundo y denso, sin sincretismo ni "hibridaciones", ya que tiempos, espacios y funciones están definidos. La fiesta-esencia, como la define Villardy13 (1968:657)", o fiesta-participación, como la nombra Giménez14 (op.cit.), que corresponde a una sociedad fundamentalmente tradicional, aparece comprensible analizándola en relación con la vida cotidiana: fiesta y cotidianidad constituyen las dos partes opuestas de un todo que define la vida social. Si lo cotidiano está marcado por la repetitividad, la rutina, las obligaciones, el trabajo, la producción, la fiesta representa una ruptura y una representación al inverso del orden de la vida cotidiana. Ruptura del tiempo normal, tanto como suspensión del tiempo diario como ritmación del continuum temporal en el ciclo de vida y anual; ruptura del espacio del universo cotidiano: el espacio natural, (explanada, campo, río, calle...) se vuelve un espacio cargado de significados sociales y culturales; ruptura del curso normal de la economía: si en lo cotidiano el hombre produce, en la fiesta consuma, la fiesta "es el tiempo de la abundancia que se torna palpable y próxima, la vida fastuosa, fácil, se vuelve realidad"15 En relación con la vida cotidiana, fiesta y trabajo constituyen las dos caras que componen y definen la vida social comunitaria. En zapoteco a las labores domésticas cotidianas se les llama dxíiña, trabajo. Pero también la celebración, ya sea boda, Vela, misa etc., es dixíiña o racadixíiña, donde se está haciendo trabajo. La festividad exclusivamente religiosa es dxíiñabidó, trabajo dedicado a Dios. “Trabajo es sinónimo de vida - dice Gabriel López Chiña - trabajo es la actividad humana en todos sus aspectos, tanto individual como colectiva”16 Las Velas y las fiestas religiosas siguen representando un momento excepcional o de ruptura del orden normal ya que 13 Agnés Villardy “Fiesta y vida cotidiana”, tomado en Fête et vie quotidienne., Fayard, París 1968, en Giménez G- (coord.) La teoría y el análisis de la cultura, SEP-UAG-COMECSO, Guadalajara, 1986 14 Giménez: op. cit. 15 Villardy: op. cit. 16 Gabriel López Chiñas: Op.Cit., p. 50 199 Una de las cosas que podemos generalizar es que todas las familias en Juchitán esperan con ansia las fiestas de Semana Santa, el Domingo de Ramos y las Velas. Eso integra a toda la familia. Uno quiere que estén todos los hermanos, los hijos, juntarse en el día de la vela de la familia. Es una fiesta que se prepara todo el año. Todas esas cosas han servido para conservarnos unidos y somos unidos porque así nos han enseñado los ancianos. La tradición no se pierde, es difícil, como el zapoteco. Esta es la raíz que no se pierde. Claro cambia la forma de las fiestas, el vestuario. Las fiestas se han modernizado, pero van a seguir y solo aquí se hacen. Pero al mismo tiempo, en la percepción de la gente y en su quehacer diario, la fiesta, en toda la extensión de la palabra, está profundamente integrada con la cotidianidad, ya que la diversión representa la dimensión lúdica de la existencia, el descanso no se opone al trabajo sino que está asociado, es su complemento. Inclusive el dispendio de energías, dinero y trabajo necesarios en estas ocasiones logra encontrar, en la socialización, una dimensión lúdica. Es lo que llamaríamos una festivización de lo cotidiano donde lo cotidiano comprende y se concibe contener naturalmente ambas dimensiones, el orden y su inverso, el tiempo de producción y el de consumo, el trabajo y la diversión. 200 GAYS TRAS BAMBALINAS. Historia de Belleza, Pasiones e Identidades. De géneros y etnia La sociedad zapoteca agrega otro rasgo peculiar a su organización dicotómica: no parece existir estigma y marginación social del homosexual que en zapoteco es llamado muxe1. Al contrario parece haber una aceptación e integración del muxe en la organización genérica de la sociedad y en el universo cultural étnico poco usuales en nuestra sociedad occidental. Dice Macario Matus, escritor zapoteco: "En Juchitán la homosexualidad se toma como una gracia y una virtud que proviene de la naturaleza"2. En efecto al muxe lo encontramos desempeñando funciones socialmente reconocidas y prestigiadas tanto en la familia como en el ámbito público y comunitario, desde el sistema festivo a la representatividad política, a la reproducción de algunos elementos culturales importantes para la transmisión de identidad del grupo: ellos son los artesanos que diseñan y bordan los trajes regionales, que confeccionan y elaboran los adornos de las fiestas y los carros alegóricos para los desfiles de las Velas, los coreógrafos que se encargan de inventar y dirigir los bailes en boga en los quince años y los aniversarios. Pueden ocupar un puesto de jerarquía y tradicional como mayordomos, brujos o curandero. Más recientemente, con el acceso a centros de estudios superiores, se han formado como profesionistas e intelectuales, ocupando también puestos de responsabilidad política. Sus actividades y funciones se despliegan, entonces, en espacios sociales y religiosos de ambos sexos. Su visibilidad y presencia se percibe como un estatus de privilegio, si lo comparamos a la mayoría de las situaciones conocidas en México. La sociedad se articula entonces en torno a tres elementos: las mujeres, los hombres y los muxe. Si bien existe también la homosexualidad femenina, sin 1 Muxe es una adaptación zapoteca de la palabra mujer. En el zapoteco del Istmo no existe el sonido fuerte de la j. En este caso la x indica un sonido similar a la j francés. 2 Macario Matus "Conceptos sexuales entre los zapotecas de hoy" en La cultura en México, Suplemento de Siempre N.859, agosto de 1978. 201 embargo, la lesbiana (nguiú en zapoteco, o la marimacha, como le dicen con una connotación despectiva que no tiene la palabra muxe) no tiene la presencia y el estatus social del muxe. Lo que denota que no deja de ser una sociedad heterosexista, aunque presenta una menor homofobia respecto al modelo mestizo. ¿Qué pasa con los muxe, entonces?. Y para empezar: ¿muxe? ¿Qué es esta "raza" desconocida? ¿Cómo viven, qué hacen, qué dicen? Es más ¿cómo se conforma la "muxeidad"?, ¿Es verdadera y en qué consiste la integración social del muxe, que ostentan los juchitecos en sus discursos?, Si es así, entonces ¿qué espacios sociales ocupan?, ¿Qué tiene que ver la vida de los muxe con la etnicidad y la modernidad? A continuación surgen inmediatamente otras preguntas de orden metodológico ¿por dónde empezar? ¿Qué buscar? ¿Con qué parámetros hacerlo?. El desenlace del thriller antropológico es esta primera aproximación que presento aquí, cuyas referencias a la literatura existente son pocas, ya que todo lo que describo y sostengo en este capítulo es producto casi únicamente de mi observación directa y de la interpretación que le he ido dando a lo largo de mi convivencia con la comunidad. La ocasión Kike y yo llegamos a Huatulco hacia el atardecer de un sábado de finales de julio de 1995, recibidos por el perfume del mar y de las flores. Motivo del viaje era la celebración de Miss Huatulco Gay, certamen de belleza inventado, organizado y celebrado, a partir del 1993, por un grupo de amigos, originarios de Juchitán, que viven en Huatulco. En la competencia participarían las representantes de las nueve bahías de Huatulco, entre las cuales se iba a escoger una ganadora, un segundo y tercer lugar, después del "tradicional" desfile en traje de baño, traje regional y vestido de gala. Todo rociado de cervezas y cumbias, ya que seguiría un gran baile popular; como entremés e intermedio, un show trasvesti, es decir la interpretación en play back de parte de una vestida, Rocío, de las canciones de Rocío Durcal y Marta Sánchez. Como premio: una cantidad de dinero a cada ganadora, pero sobre todo el reconocimiento público de su femineidad. Miro, el estilista más cotizado entre las mujeres de la alta sociedad de Juchitán (y de unas cuantas de la baja), no participaría en el certamen pero sí en la fiesta, en calidad de "embajadora" de Juchitán. 202 Llegamos derechito a casa de los organizadores: Pepi, Rocío y Luís, alias ‘La Teca’. Pepi es originario de Veracruz, de una edad indefinida entre los veinticinco y cuarenta años, guapo, un poco afeminado en los movimientos, amable, tiene su negocio de estilista en la zona hotelera, un salón decorado con un estilo entre el pop y el punk, fruto de sus fantasías y de su ingenio para abaratar los costos. Rocío es una vestida de 17 años, muy bonita, muy femenina en su forma de ser, que aparenta mucha más experiencia que sus años. Luís es un hombre alrededor de los cuarenta, “macho” o menos, con una boca sensual e instintivamente abierta a la risa, inteligente, ocurrente y cantinflesco en su forma de hablar, en perenne búsqueda de trabajo que “afortunadamente” nunca aparece, y quien trató de poner un bar gay que no tuvo éxito comercial a pesar de la afluencia de clientes. Todo esto me lo contó Kike durante el viaje. Nuestro arribo fue aplaudido y celebrado por los que estaban en la casa, Pepi, Rocío y Manuela, jovencito/a belleza participante. Mi llegada no era ni anunciada ni esperada; había visto a Pepi y a Luís en una sola ocasión, años atrás, y conocido a Rocío unas semanas antes cuando presentó su show en una discoteca de Juchitán. Me recibieron muy atentos, a pesar de estar en una actividad frenética. Kike, emocionado y febril, anunció que ‘se vestiría’ (de mujer) para la ocasión. A partir de ese momento me encuentro instalada en la total "putería" y "jotería", entre "locas" y "perras" para los amigos, pero gay para el mundo, - instalada en el juego de las locas, nada me parece más divertido, estimulante y sensual. El rito Después de una media hora, cuyos sucesos no podría describir por ser muchos y muy rápidos, inició el rito de la transformación de los hombres en mujeres: el maquillaje, la preparación y la estética del cuerpo y de los movimientos. Pepi, quien en este momento decidió participar en el show, y Rocío tenían que convertirse en lo más parecido a los personajes de la farándula, a quienes iban a interpretar con todo y sus mitos. Entonces descubrí que esto comporta toda una parafernalia de objetos, trucos, tiempos, angustias y tensiones: la tintura de los cabellos, los que la necesitan; una ducha larga, larguísima, para depilarse cuidadosamente; la maquillada minuciosa de más de dos horas; el planchado y el zurcido de última hora; un ir y venir de bilet, cremas, polvos, 203 pinceles, plumas, correctores de ojos, rubores, chismes, cerveza y cigarrillos de mariguana. Pepi, estilista de profesión, derrama a cada cual sugerencias oportunas: "mana, ponte la sombra de aquí para allá, para alargar tu cara", "ponte blanco para agrandar tus ojos", "delinea los labios con esto, así la boca se te ve más sensual", "Ay perra, flacas se ven tus caderas, mira! Ponte algo, ni gracia contigo!". Y ahí van las locas, engordando nalgas y piernas con "trucos" de hule espuma moldeado. Sin embargo, para hacer piernas pueden bastar dos o tres pantimedias gruesas, de aquellas brillositas que aprietan. También los pechos son de hule espuma, ya confeccionados con todo y pezón. Pero si falta, un brassière acolchonado y con un grumo de trapos o un calcetín en las copas puede triunfalmente ilusionar; para rematar y resaltar la separación de los senos: dos pinceladas de fard oscuro en el escote. Lo más gracioso es el truco para respingar la nariz. Existen unos aparatos específicos pero nunca los he visto; sin embargo, a falta de estas sofisticaciones capitalistas y urbanas, el palillo de la paleta "Tutsi Pop" resuelve el problema. Se corta a la medida del dedo pulgar, se dobla una extremidad, se pinta de negro con el lápiz y se introduce en la nariz. Aparte están las pelucas, que se peinan cuidadosamente pero se arreglan a última hora, en el camerino, antes de salir al escenario. Lo que más me intrigaba era saber cómo hacían para hacer desaparecer el pene, ya que con sus apretadísimos trajes de baño no se veía ni un bultito huini (chico) ahí donde uno espera que haya. En esta ocasión mi curiosidad no fue satisfecha pero después me explicaron que se "montan" los testículos hacia abajo entre las piernas y ahí mismo se coloca el pene, al que se empuja hacia atrás entre las nalgas. Esta operación hace que el vientre se sume todavía más y, consecuentemente, se realcen las nalgas. El teatro. Tras bambalinas, el show ha empezado ya desde hace rato. A medida que el maquillaje transforma los rasgos, y todavía antes, la gestualidad y los movimientos del cuerpo van cambiando. Las locas prueban los movimientos más agraciados, más supuestamente femeninos o que ponen en relieve alguna parte del cuerpo, sobre todo el busto, las nalgas y las piernas, es decir las partes que atraen la mirada masculina; pero también - y mucho - la boca y los ojos, más bien la mirada, la mirada coqueta, la mirada fatal, la ingenua y la 204 perversa. Las funciones del "tutsi pop" no acaban con lo de la nariz. También se lo va chupando para que se hundan las mejillas, mientras se lanzan miradas inocentemente fatales y la boca trompuda chupa, simbólicamente, la "flor" del hombre. Tras las bambalinas empieza el derroche y el juego de la sensualidad. Cuatro horas más tarde, acabado el maquillaje y el planchado de vestidos, Pepi, Rocío y Manuela se van en un torbellino de encajes, tules, organzas, bolsas de plástico, pelucas, humores y olores. Quedo en la casa con Kike, siempre más nervioso, ensartando medias sobre medias y por fin una pegadísima malla verde esmeralda con todas sus lentejuelas doradas, un cinturón negro apretado para acentuar la cintura y dios dioos, ¡qué nalgas!. Completa el atuendo un peinado que, bajo mi irresponsable sugerencia, es un mechón de rizos amarrado a un lado de la frente para que caiga en una ola agresiva y coqueta, escondiéndole un ojo. Todo esto montado sobre un par de tacones dorados de 12 cm. Partimos hacia el salón. Nosotros/as, los/as otros/as Su entrada fue sensacional, de cachet. Este tronco de mujer se deslizaba como una pantera entre mesas-manos-besos-albures-insultos-ofrecimientos-sarcasmos-deseos, cruzando el salón de cabo a rabo en un triunfo de exhibicionismo. Atrás del escenario, las concursantes, entre las cuales estaba Manuela, alistaban los últimos detalles de su presentación. Vi una gran agitación en un espacio demasiado angosto para poder siquiera acercarme: vestidos y pelucas que volaban de un lado a otro; Pepi y Rocío regañaban a todo el mundo pero más aún a Manuela, a quien traían cortita ya desde la casa; una loca, semicubierta con el puro corsé con tanga, corría histérica de un lado a otro, gritando algo contra alguien, sin parar por eso de arreglarse cara, peinado y uñas. Circulaba una minifauna de amigas y simpatizantes: un gay feísimo moreno-negro, con otro chaparrito igual de feo, pero blanco; algunas locas ensayaban la caminata y una de ellas, una flaquita muy blanquita, planchada su nalga, caminaba como borreguito a medio morir, regañada por las demás. Las concursantes eran todas jovencitas, también se notaba que venían de diferentes partes de la república, compartiendo todas ellas el mismo origen humilde. Una 205 mirada crítica, aún que superficial, revela rápidamente que en su vida cotidiana eran meseras, empleadas de la zona hotelera, aprendices, chalanes, etc. El salón ya estaba lleno. Después del certamen y el show empezaba el baile popular, igual a muchos otros que se organizan en la región con motivo de cualquier cosa. El público estaba conformado por empleados, obreros, chalanes, lancheros (grupo relativamente numeroso, escandaloso y "muy groseros", decía Rocío), maestros, turistas, músicos y pintores, el juez y su esposa, varios políticos de diferente afiliación y por una heterogénea mezcla de diversidades sexuales andando: machos, hembras, bugas, mayates, chichifos, locas, gays, trasvestis, varones heterosexuales y varones no tanto, joteros y joteras3. Por supuesto, presenciaban el evento todos los amigos de los organizadores. La mayor parte de ellos vivía en Huatulco, pero muchos venían de visita, de Juchitán y otros pueblos del Istmo. Reconocí varias caras familiares. Kike mantenía su vientre muy adentro con esfuerzo ciclópeo en el intento de pegar la barriga a los riñones. Sin embargo, de repente se le aflojaba un poco, a causa de la inflamación crónica provocada por la mucha cerveza que toma. Su caminata de modelo, aquella del pie que se adelanta cruzando al otro, corría riesgo de fracasar en una espectacular caída. Pero pudo más la vanidad, el orgullo, el placer de ser admirado, la exhibición y el desafío de tanta diversidad, el deseo del hombre o - como dirían las locas - "la putería, pues": pudo más todo esto que las leyes de la física. En un afloje de barriga, un lanchero lo insultó con palabras agresivas y sarcásticas, algo hiriente relativo a su cuerpo, y "ella" le contestó al chass, ahí te va, dejando al sujeto "pendejo", dirían las locas, y sin argumentos. La agresión no era a su persona, sino a la sofisticada imagen de mujer que había sacado de sí misma y construido para lo demás y esto, sí, hiere y no se puede permitir. Cuando se abrieron las danzas, después del certamen, Kike fue acaparado por un señor cuarentón, muy apuesto y varonil, que aparentaba no dar crédito de tener entre sus brazos tal mujerzota. No la soltó durante muy largo rato. 3 Jotero o jotera son expresiones que se refieren a las personas heterosexuales que se juntan mucho con los “jotos” por gusto o amistad. 206 El certamen, el espectáculo. Anunciadas por ritmos de cumbia y por tambores, salen las bellezas al escenario, en traje de baño. Por un "error" de montaje las luces daban hacia el público, así que de "ellas" no se veía la cara sino la pura silueta, pecho, nalgas, piernas, resaltando sobre todo la manera de caminar. Unas caminaban rígidas, otras sin gracia, otras con exagerada ondulación de la cadera, otra seguía paseando como borreguito a medio morir. Como ya sospechaba, Manuela se llevó los aplausos de todos por su caminata femenina, muy profesional, tipo modelo. Desde ahí se supo quien iba a ser la ganadora. Salen las locas y en un triunfo de luces, música, holanes y lentejuelas entra al escenario Marta Sánchez. ¡Uhauu! Tronco de mujer envuelta en un ajustadísimo vestido blanco que terminaba en unos esponjosos holanes, tremenda melena dorada!. No reconocí a Pepi. Interpretó dos canciones en medio del entusiasmo general, imitando a la perfección cada gesto de la vedette, tal como se ve en el ‘canal de las estrellas’4. En seguida anuncian el desfile en traje regional. Aparecen las locas vestidas de veracruzana, tehuana, chinanteca y una de ella lleva un traje espectacular con un enorme penacho hecho de hojas de maíz y 4 Canal 2 de Televisa. 207 plumas que la enmarcaba de pies a cabeza, como la Virgen de Guadalupe5; decían que era el traje de los huatulqueños. Aplausos, entusiasmo y anuncio de la aparición de la estrella de las estrellas: Rocío Durcal. Triunfal interpretación de nuestra muy profesional Rocío. Enseguida, último desfile en vestido de noche: profusión de velos, tafetas, escotes y piernas. Ahí también la que se llevó la palma fue Manuela, que caminaba con la mayor gracia, la cabeza levantada, el busto erguido, las nalgas paradas, el vientre sumido, el meneadito de la cadera como alguien acostumbrada al escenario. Fue la ganadora, como esperábamos, después del minucioso y brusco entrenamiento de nuestros amigos. Luego empezó el baile. Me retiré sin bailar ni una cumbia, extenuada por emociones, ideas y sorpresas. Este evento representa el punto de partida de mi investigación de campo y el inicio de mi vida en el mundo (hasta ahora) exótico y sensual de los gays zapotecos. A partir de aquí empecé a localizar con mayor precisión temática y problemáticas a trabajar, vetas de investigación, ideas e intuiciones que trataré de exponer. Ellos los muxe, nosotros los gays, todas somos locas El mundo gay de Juchitán esta poblado de locas, perras, reinas, vestidas, chicas, jotos, putos, trasvestis, gay tapado o de closet, homosexuales, mayates, muxe, mampos, chichifos, bugas, machos, machines y otros personajes que todavía desconozco. Son nombres que no puedo llenar de significados definidos, ya que el mundo de los gays no se presta a las clasificaciones rígidas con que la cultura heterosexual quiere encasillar las diferentes formas de "transgresión" sexual. Sin embargo, podemos dar unas definiciones mínimas para crear un corpus de categorías que nos permita navegar con más inteligencia en este enredo conceptual y terminológico. En términos generales, y para complacer a los amantes de la clasificación, la palabra homosexual, de origen médico, define a una persona que tiene preferencia sexual y emotiva 5 Los juchitecos dicen que “la Virgen de Guadalupe está allá en México, pero acá está San Vicente”. Sin embargo, en los últimos años he visto incrementar la participación de la población en las celebraciones del 12 de diciembre, niños vestidos de San Diego y escenas puestas a la entrada de la iglesia para hacer la foto del recuerdo de los niños. 208 hacia una persona de su mismo sexo. Gay es el homosexual que asume públicamente su sexualidad y es consciente de pertenecer a una minoría demonizada, marginada o despreciada. Travesti es el individuo cuyo comportamiento sexual "implica el uso...de vestidos y accesorios que su grupo sociocultural considera que le son sexo-genéricamente atípicos, es decir característicos del otro sexo-género"6. En general el travestí, al contrario del transexual, - dicen los sexólogos - no reniega de sus órganos sexuales masculinos ni desea operarse, aunque pueda tomar hormonas para acentuar su aspecto femenino. Pintada le dicen al homosexual que se viste de hombre pero se maquilla como una mujer. Mayate, en esta zona, es un varón que se autopercibe y es socialmente percibido como heterosexual, ya que puede tener novia o esposa, pero tiene relaciones con personas de su mismo sexo por placer o por obtener algún favor. Chichifo es un nombre despectivo para denominar al muchacho todavía indefinido en sus preferencias sexuales, que vive a costa de un gay de mayor edad que le da dinero a cambio de sus favores. Machín es el "cabrón", el hombre varonil, fuerte, dominante, agresivo, que le entra al alcohol, a las drogas, a las bandas. Buga es el nombre que le dan los gays a los heterosexuales. La diferencia entre vestida y travesti podría ser que la vestida se viste diariamente de mujer, asumiendo integralmente una identidad femenina, mientras el otro se viste de mujer ocasionalmente, por trabajo o por gusto7. Entre vestida y transexual la diferencia es que el transexual quiere cambiar su cuerpo, deshacerse completamente de los órganos masculinos, la vestida no. En Juchitán encontramos muy visible el fenómeno del travestismo, con un notable incremento de vestidas en las nuevas generaciones, de los 15 a los 30 años, de estrato popular. Tampoco he encontrado transexuales definidos u operados, ya que las locas todavía no se preocupan por eso, ya sea porque el costo de la operación es inalcanzable, ya sea porque existe la idea de que la operación puede provocar muerte o locura. Pero muchas desean poderse operar el busto para tener “dos chichis casi de verdad, como una mujer” 6 Xabier Lizárraga: "Reflexiones en torno a las mitologías sobre el transvestismo" en Perspectiva sexológica, Instituto Mexicano de Sexología A.C., No.10, Epoca III, Vol I, Enero-marzo, 1985, p.6. 7 Además el travesti no es necesariamente homosexual. Sobre todo en las ciudades hay un gran porcentaje de travestis heterosexuales. 209 En general, la gente del pueblo llama muxe o mampo8 a cualquier tipo de homosexual, sin que el término en si tenga alguna connotación valorativa. También es muy usada la palabra "puto" que, contrariamente a lo que sucede en otras zonas de la república, en el lenguaje cotidiano del Istmo tiene un sentido puramente descriptivo; sin embargo, puede ser también usada despectivamente, según el caso, el contexto y el sexo de quien la usa. Una señora le dijo a Rocío: "Eres un putito muy bonito, ¿de quién eres hijo?" "De na Flavia, tía". Es más frecuente escuchar a un hombre usar esta palabra en términos ofensivos o de burla, ya sea dirigida a otro varón heterosexual, ya sea a un homosexual. En español, las palabras más usadas son loca y gay. Los que forman parte de familias acomodadas o de la elite social, por nacimiento o incorporación, prefieren autonombrarse gay u homosexual, para diferenciarse de las locas de origen popular y afirmar un estilo de vida que supone una autoconciencia más elaborada y un estatus social más elevado. Rocío, que a raíz de su actividad política ha logrado entrar en los círculos de la "societé", por ejemplo, rechaza denominarse muxe aunque hable perfectamente el zapoteco y su familia materna sea de la séptima sección. En el lenguaje interpersonal, sin distinción de clase, todas son locas. Sin embargo, éstas son referencias demasiado generales ya que el nombrar y el nombrarse tienen que ver con una identidad - personal o de grupo - que, por características intrínsecas, es cambiante e instrumental: varía, se modifica y multiplica según el interlocutor, el momento, el contexto y el juego de las imágenes identitarias que se establece entre los individuos y/o grupos9. En la parte interpretativa y analítica de este trabajo usaré las palabras gay y muxe, casi como sinónimos, el primero alude más a lo urbano y el otro a la comunidad y cultura más tradicionales; mientras que en la parte etnográfica los términos empleados reflejan la ambigüedad terminológica general y dejo a la fantasía del lector la elección de cada connotación. 8 Me dicen que esta palabra se usa mayormente en Chiapas y ha pasado a ser de uso común también en el Istmo a raíz, creo, del gran intercambio existente con población de las tierras bajas de Chiapas. 9 Ver Giménez, Gilberto: “La identidad social y el retorno del sujeto en sociología” en: Leticia I. Méndez y Mercado (coord..) Identidad: análisis y teoría, simbolismo, sociedades complejas, nacionalismo y etnicidad. III Coloquio Paul Kirchhoff, UNAM, México, 1996. 210 El microcosmos de las identidades En lo que concierne a la génesis y construcción de las identidades sexo-genéricas, es posible definir algunas diferencias básicas, que se fundamentan en la diversidad de autopercepciones y de pertenencias socioculturales. Al nivel de la autopercepción, una división primaria y a grosso modo se da entre los que afirman sentirse "como una mujer" y se visten y comportan como tal - cultivan cotidianamente una imagen de mujer - y los que, al contrario, se asumen como hombres con preferencia sexual y emotiva hacia otro hombre. Al interior de esta polaridad existe toda una amplia gama de posiciones intermedias y cruzadas. Rocío es el ejemplo límite del primer tipo rayando con la transexualidad; "ella" se siente "mujer atrapada en un cuerpo de hombre", su ideal es aparecer "toda una dama"; su cuerpo, su gestualidad, su forma de hablar y relacionarse con los demás, su sensibilidad son tan espontáneamente femeninas, sin ser exageradas que resulta natural para los demás considerarla toda una mujer. Ella se siente, además, "teca", mujer juchiteca. Cuando no usa atuendos femeninos de gusto occidental, trae huipil y rabona. De sí misma habla exclusivamente en femenino y usa nombre femenino siempre. Karla, Juana, Vanesa, América, Mística, Talía, Felina, Teo, y muchos otros, todos jóvenes que no pasan de los 28 años, a diario se visten y pintan como mujeres. Usan vestidos femeninos de tipo mestizo o atuendos de tipo unisex, como camiseta y bermudas, luciendo una larga cabellera y algo de maquillaje. Pero en las fiestas tradicionales, como bodas o Velas, pueden lucir el traje regional, “aunque antes no lo usábamos, nos daba pena. ¡Cómo podía ir vestida como una mujer de acá, imagínate: como mi mamá!”. Usan nombres femeninos, ya sea inventado ya sea su propio nombre en femenino. Sin embargo, también pueden usar contemporáneamente su nombre masculino. Al contrario, Alfredo, “la Güera” se viste de enagua en su casa y con pantalón y camisa fuera de ella; en público siempre trata de estar bien maquillado; usa nombre masculino, si bien lo conocen también por su apodo femenino. Hay gays declarados que no se sienten ni se visten como mujer, pero sí lo hacen en la intimidad o en algunas ocasiones especiales, y andan jugando sabroso con roles e identidades, como Kike y Pepi en el certamen. Otros no se visten a diario de mujer pero se pintan y arreglan el cabello en forma muy femenina, y otros todavía solo 211 gustan de ponerse lencería íntima de mujer. Tampoco es raro ver niños, de seis, ocho o diez años, y púberes muy afeminados reconocidos socialmente como muxe. Hay también muxe, asumidos y conocidos por la comunidad como tales, que están casados con mujeres con las cuales viven y tienen hijos, como la famosa María Victoria que vendía tangüyú10 en el mercado y tenía también a su querido, conocido y aceptado por el entorno social. Él fue vestida en su juventud; más tarde, hacia los treinta años, se casó y se vistió de hombre, pero “siempre traía una flor en los cabellos, como todas las mujeres del mercado”. Y estoy segura de que las posibilidades existentes no se agotan con estos ejemplos. En términos de identidad sexo-genérica, entonces, los límites entre un tipo y otro son bastante movedizos y ambiguos. Las expresiones verbales revelan constantemente esta ambigüedad, ya que por lo general hay un ir y venir en el habla de un sí mismo, masculino y femenino a la vez; también las conductas pueden oscilar entre la actitud masculina y la femenina, según el interlocutor al que se dirigen, la situación, lo que se quiera expresar en el momento. Kike, por ejemplo, cuando se viste, es la personificación de la femineidad y de la coquetería y cuando está trabajando o pasando un rato de relax con sus amigos no es ni siquiera afeminado. Sin embargo, no vacila en agarrarse a golpes con lujo de agresividad y violencia masculina con "aquel cabrón que me insultó, me miró feo". En una fiesta donde exhibía un "modelito" tipo Cristian Dior, un maquillaje estilo "tigresa" y un abanico de seda, lo vi partir como toro furioso a golpear a un "cabrón que agredió a Camila, la loquita mi amiga". Estos rounds casi siempre lo dejan mal chapé, pero no desincentivan su agresividad. Con la misma naturalidad, vestida de mujer o de hombre, seduce a "los chamacos", derramando sensualidad y miradas que encienden la fantasía de visiones y esperanzas de noches inolvidables. La característica común entonces parece ser un estado de constante 10 Muñecas de barro que representan a una tehuana y que se usa regalar en el periodo de Pascua. 212 performance de género11, el juego entre el ser y no ser, la instrumentalidad de una identidad ambigua y lúdica que les permite pasar con gran naturalidad de un rol a otro según lo requiera la circunstancia y el deseo personal. La otra diferenciación, igualmente somera y grosso modo, tiene que ver con la estratificación social que coincide con una separación de espacios territoriales y sociales. La gran parte de la población gay de Juchitán se concentra abajo, en los barrios periféricos del sur de la ciudad, es decir, en la séptima y quinta sección, y en Cheguigo. Los gays que viven aquí son cantineros, cocineros - de comida y dulces tradicionales - pequeños comerciantes, maestros, bordadores, curanderos, costureros, sirvientes, peluqueros, artesanos, trabajadoras sexuales. Aunque en número reducido, también hay estudiantes de carreras universitarias como Juana que estudia ciencia de la comunicación o Raúl que estudia leyes en Oaxaca. Como estudiantes ciertamente no se visten de mujer “aúnque me gustaría ser más libre y vestirme como me da la gana, pero se que no lo puedo hacer en Oaxaca, perjudicaría mi carrera”, me dijo Raúl. Arriba, del centro al norte del pueblo, es decir en zonas socialmente prestigiadas, los gays son profesionistas, artistas, estilistas, empleados en instituciones públicas, comerciantes, gente muy bien integrada con los círculos sociales y culturales de la ciudad. Han salido o vivido parte de su vida fuera de la comunidad, a veces en el extranjero. Varios hablan zapoteco, muchos solamente lo entienden, otros ni lo hablan ni lo entienden; sin embargo, todos son partícipes de la costumbre y de un mismo estilo de vida. En esta zona y en este ambiente no hay vestidas, no son bien vistas, aunque haya varios gays que acostumbran travestirse en ocasiones especiales como Kike, por ejemplo. Lo que me parece muy indicativo de la relación hombre-poder es que en los estratos hegemónicos la imagen gay dominante es masculina, aun siendo una sociedad donde las mujeres tienen poder social. 11 Neuza Maria de Oliveira usa este concepto en un estudio sobre travestis prostitutos en Brazil: Damas de Paus: O Jogo aberto dos travesti no espelho da mulher. Centro editorial e Diddático da UFBA, Salvador, 1994 213 Las diferencias sociales descritas no se refieren a una marginación marcada o a ghettos territoriales. En la vida cotidiana todos participan de todo, los gays y la gente de arriba tienen familiares y amigos en los barrios de abajo, y en ocasiones (ceremoniales o de diversión) los frecuentan y participan de sus vidas. Las vestidas de abajo circulan libremente por el centro, participan en las Velas mayores y la vida política y, si las invitan, van a las fiestas de sus parientes ricos. No obstante, a pesar de esta tendencial integración sociocultural, existen también - y empiezan a hacerse más evidentes - formas de marginación y agresión social hacia los gays ya que todos, ricos y pobres, en grados y formas diferentes obviamente, son partícipes de un mismo sistema, el nacional mestizo y occidental, hegemonizado por una cultura heterosexual, que no concibe opciones alternativas a un orden binario de la organización genérica social. En este trabajo haré referencia más bien a los muxe de estratos populares, para evidenciar un modelo étnico que en estratos sociales más altos resulta menos claro o más confuso y/o sincretizado con otros modelos de origen nacional e internacional. Los, las, lis, les... El fenómeno de andar vestida, o bien la difusión y visibilidad del travestismo, es de reciente formación. Los muxe que tienen entre 40 y 50 años me dicen que en su juventud había en el pueblo solamente cuatro trasvestis, como la finada María Victoria, ya que "por respeto a la familia, no se exageraba tanto como ahora", aunque todos se vestían en algunas ocasiones especiales, para reuniones o "pachangas" que organizaban y no tenían un carácter tan espectacular como el actual. La costumbre de travestirse y de hacer show trasvesti, de gran moda en los años sesenta en el bar Galary de Acapulco, fue introducida en Juchitán en los setenta, en la Vela de las Intrépidas, que es la fiesta propia de los gays de Juchitán y de la cual hablaré en otro apartado. Desde entonces, las locas de nuevo cuño de origen popular empezaron a adoptar este estilo en su vida cotidiana. El aumento de trasvestis en las nuevas generaciones gays se debe a varias causas. Por una parte, a partir de finales de los ’60 a nivel internacional se asiste a una abertura cultural y política hacia los gays, a raíz del movimiento feminista y lésbico gay, que tiene expresión en los medios de comunicación. De hecho llama la atención cómo la homosexualidad se ha 214 convertido en un tema de gran actualidad en programas de difusión continental como el Show de Cristina, por ejemplo, o en programas nacionales como “Shanik” y “El y Ella” y también en el cine. Es decir, se asiste a lo que Mieli definía como la "liberación de la homosexualidad" en los medios, que es en primer lugar "mercantilización" de la homosexualidad en la industria de la moda y de la diversión12. A escala mundial este medio ofrece modelos gays de gran éxito: Juan Gabriel, David Bowie, Michel Jackson, lo que confirma que la "gaytud" es viable y no necesariamente un obstáculo para la afirmación personal. La participación en el certamen no representa solamente para aquellas locas un rito de pasaje, del closet a la calle, del ámbito privado al público, sino también la esperanza de salir del anonimato social, ser "alguien", ser un personaje, aunque sea el doble de alguien verdaderamente famoso. El travestismo es una innovación introducida por los mismos muxe, que asumen modelos nacionales e internacionales, por influencia de los medios de comunicación. El canal de Televisa, único que llega nítidamente a cualquier rincón del país, difunde constantemente los modelos y valores que la cultura mestiza dominante considera como los ideales de la femineidad universal. Mujeres glamorosas, seductoras, deseables y exitosas del mundo de la farándula con quienes las locas se pueden identificar a partir de una - aunque leve semejanza en los rasgos físicos. La convivencia con las locas de Juchitán y la necesidad de entender su "lenguaje" me han obligado a ser una activa televidente del canal de las estrellas. Me llama la atención la apariencia andrógina o tendencialmente unisex de los jóvenes artistas, la obsesiva persecución del ideal de "eterna juventud" de los cuerpos o, más bien, la estereotipación en masculino del cuerpo de la mujer, alimentada en el nivel mundial por las industrias de los productos dietéticos, del aeróbic, del modelaje. La difusión del modelo anglosajón de belleza, que se va afirmando actualmente gracias a los dueños - gays de la moda internacional, o de los cuerpos supervitaminizados y esculpidos en moldes de la juventud californiana - aquéllos de la serie Guardianes de la Bahía, también en boga - ha ido disminuyendo la diferencia entre las formas de los cuerpos femeninos y masculinos. Más bien está emergiendo un modelo andrógino como otro ideal de belleza. Esto facilita la 12 Mario Mieli: Elementi di critica omosessuale, Einaudi, Torino, 1977, p. 111. 215 identificación del travesti con este modelo, presentado como arquetipo de la belleza femenina universal. Por otra parte, ser mujer en esta sociedad donde las mujeres son bienes valorados permite la ilusión de ocupar un lugar de similar prestigio. Pero, ¡ojo! estas locas no quieren aparecer como mujeres juchitecas, sino como mujeres de tipo más bien mestizo, incluso en casi todas el deseo más recóndito y frustrado es ser una esposa de tipo tradicional, no trabajar fuera de la casa, ser bien mantenida por su “marido” como único proveedor familiar. Como otro elemento que contribuye a la expansión del travestismo, he observado que las vestidas de mayor edad o las que desde muy jóvenes se visten de mujer ejercen cierta presión sobre los gays más jóvenes para estimular su travestismo, presión por otra parte compatible con la espontánea actitud de imitación de éstos en relación con los adultos. Esta influencia de las vestidas adultas es muy criticada y resulta ser motivo de conflicto en las familias y en la comunidad. Por cierto, no faltan motivos más utilitarios para vestirse: la necesidad de dinero para la supervivencia propia y de la familia, para mantener al mayate que brinda cierta protección y un simulacro de afecto, o para conseguir un bilé, una falda o algo de diversión, y muchas veces simplemente el gusto, mixto al desafío y la fascinación de la trasgresión, empujan a las locas jóvenes hacia la prostitución ocasional o temporal, como complemento de otra actividad. Una figura femenina es "naturalmente" más atractiva para la mirada del hombre. El fin de semana, y también algunos jueves, unas dicen: "vamos a vender" y parten en bola hacia el centro, "provocando a los hombres con el cuerpo", mientras se apiñan los muchachos bajo la frescura de los árboles, en las esquinas y andadores del parque. Sin embargo, es una situación profundamente diferente a la que se vive en la Ciudad de México. En Juchitán el andar vestida no es un fenómeno ligado esencialmente a la prostitución, ya que no existe una marginación social que les impida otra salida; todos los muxe tienen posibilidad de tener un trabajo o un oficio digno y valorado por la sociedad. Los trasvestis que prestan servicio como trabajadoras sexuales, en las cantinas y en el crucero, representan, hasta ahora, un número 216 exiguo con respecto a la población gay total13. Aunque haya aumentado en los últimos años la prostitución masculina, que se nutre también de la inmigración centroamericana. Familia: historia de complicidades y rechazos En una familia tradicional un hijo muxe es bien apreciado porque se considera que - dice Macario Matus - "tiene la mente de un hombre y los sentimientos y la laboriosidad de una mujer"14. El hijo muxe resuelve muchas cosas en la vida cotidiana de una familia: puesto que en la mayoría de los casos las mamás y las hermanas mayores trabajan fuera del hogar, será él quien se ocupará de cuidar de los hijos más pequeños y a los ancianos, limpiar la casa y el patio, dar de comer a los animales, cocinar para la familia. Tienen fama de ser buenos trabajadores; igual que las mamás aportan sus ganancias para el sustento de la familia. Incluso he escuchado a las señoras de clase media - en diferentes ocasiones - decir, aludiendo a las mujeres de la séptima sección: "las tecas los hacen así, así los crían, para tener una entrada segura, porque los muxe trabajan y traen dinero a la casa". Sobre todo, se aprecia que el hijo muxe nunca abandona a los padres en los momentos más difíciles de la vida: la vejez y las enfermedades15. Germán mantiene con su trabajo de costurera-estilistacoreógrafa-decoradora a la vez, a toda la familia compuesta de la madre, una hermana adolescente y dos hermanitos todavía niños. Feliciana se aleja de su madre, que vive sola ya que el marido trabaja en otra ciudad -, exclusivamente cuando va a presentar su espectáculo en otra localidad. Lo que gana es destinado en gran parte a las necesidades de la casa y otra parte la invierte en el vestuario y las parafernalias necesarias a su trabajo. Los hijos heterosexuales, tanto el varón como la mujer, se casan y van a formar otro núcleo familiar que necesita de cuidados. El hijo muxe se queda, incluso cuando se junta por temporadas con un compañero. Los casos de parejas gays o de parejas formadas por un gay y una mujer no representan la norma, son solamente ejemplos de la configuración de posibilidades presentes en la comunidad. 13 No ha sido posible hacer un censo de la población homosexual para dar fe del fenómeno a nivel cuantitativo. Sin embargo considero que no es determinante en relación a la actitud social hacia ella y sus funciones socio-culturales. 14 Macario Matus, op. cit. 15 Este parece un rasgo compartido a nivel nacional, pues por observación etnográfica personal he constatado que la mayoría de los hijos gay se hacen cargo de sus padres ancianos. 217 Si el muxe-gay es el primer hijo o uno de los mayores, será él quien cuide de sus hermanos menores. Los ayudará para que tengan una buena educación, para que se casen bien. Un amigo gay, muy famoso en Juchitán porque es muy rico y activo políticamente y por representar quizás el arquetipo étnico de muxe, dedica la fortuna que ha acumulado con el comercio al bienestar de su familia: ha costeado los estudios de sus dos hermanas; cuando se casaron, pagó sus bodas y regaló a cada una de ellas una casa, el ajuar y varias joyas. Para su mamá todo lo mejor: los huipiles, las telas más elegantes, las joyas de oro más suntuosas: "la tengo como una reina, todo es para ella porque es la única reina de mi corazón". Igual cuida de sus sobrinos, que no les falte nada, que vayan a una buena escuela, que vistan bien, que les llegue su buen regalo el día del santo, cumple con la costumbre y como anfitrión es espléndido. Para rematar adoptó como legítimo al hijo de una pariente cercana. He conocido varios gays adultos que desean adoptar a un niño, tanto por un natural deseo de tener descendencia como una forma para asegurase compañía y cuidado en la vejez, y en general cuando todavía está viva la mamá que lo ayudará a cuidar del bebé. María, una muy joven vestida de la séptima sección, me dice que ha adoptado una niña para que le tenga compañía, como para completar la imagen femenina que luce. Para una mamá, entonces, tener un hijo gay con el que se lleva bien representa tanto una seguridad económica como un apoyo moral. Es muy frecuente que las señoras se queden solas en su edad madura, ya sea por quedar viudas16, ya sea porque los maridos se van con una mujer más joven o porque - frecuentemente - la misma mujer, en cuanto han crecido sus hijos, decide separarse de su marido, quien a veces, además de hijos, no ha dejado mucho en el hogar. El hijo gay entonces viene a llenar el vacío de afectividad y atención dejado por un marido ausente y por los otros hijos que se han ido casando. Al interior de la familia los grandes lazos de solidaridad y complicidad se establecen esencialmente con la mamá y el componente femenino: la abuela, alguna tía, la hermana. Si bien un padre no se regocija de tener un hijo muxe, por lo general, mamá alcahueteando, lo acepta con más naturalidad si todavía pertenece al ámbito rural, aunque también he encontrado casos en los cuales ambos padres rechazan la condición de su hijo. 16 Según los censos, en el Istmo hay un 2% de hombres viudos contra el 7% de mujeres viudas. Fuente: Región Istmo, Oaxaca. Perfil sociodemográfico. XI censo general de población y vivienda, 1990, INEGI, México, 1993 218 Muchos muxe han alcanzado, a través de su trabajo y/o sus redes de relaciones sociales, con viveza y habilidad, un buen nivel económico y reconocimiento social. Así que el gay-muxe anciano que ha cumplido con una serie de valores de la comunidad, que, como las mujeres, ha trabajado, ha hecho su casa y comprado sus oros, ha cumplido con la costumbre, se ha preocupado para que su familia saliera adelante, etc. entra en otra fase del ciclo de vida, adquiere aquel prestigio y poder del que gozan las mujeres adultas con una trayectoria de vida conforme a las expectativas de la cultura. Con el tiempo y el cumplimiento de una vida considerada éticamente correcta, puede llegar a ser el elemento unificador de la familia extensa y, a la muerte de la abuela y de la madre, heredar la autoridad moral y el prestigio de ambas. En el caso de Alfredo, cuya madre ha muerto, es él quien vela y tiene autoridad sobre sus hermanas y sobrinos, y no el padre, quien todavía vive. He visto que primas y primos más jóvenes, y tías incluso, se dirigen a él para resolver algún problema familiar o pedirle ayuda y apoyo. Esta posibilidad de las mujeres de prolongar su existencia después de la muerte a través del hijo gay, no sólo en el recuerdo sino además en la práctica social, de transmitir todo el patrimonio de saberes y esfuerzos, todo lo que construyó en la familia, el sentido moral y el ethos familiar, su poder y prestigio, me parece genial y denota lo que Signorelli denomina como “pragmatismo de las mujeres”, apegada a la concreción de la ética17. Sin embargo este modelo de "armonía" familiar con relación a los hijos gay-muxe se encuentra actualmente en franca crisis. Sobre todo las vestidas encuentran una fuerte oposición y rechazo de parte de los hombres de la casa: padres y hermanos. En muchos casos el rechazo se manifiesta con violencia, golpes e incluso con el alejamiento temporal o definitivo del núcleo familiar. En las pláticas que he tenido con un nutrido grupo de locas, uno de los problemas que más aquejaba a gran parte de ellas era precisamente la mala relación con los varones de la familia. La mayor queja es que los padres y hermanos no aceptan que ellas se vistan de mujer y salgan de esta forma a la calle. Otras familias simplemente no 17 Amalia Signorelli usa el concepto de pragmatismo de las mujeres como "filosofía del mundo y de la vida...sistema de conocimientos, valores y códigos de comunicación compartidos a través de los cuales las mujeres construyen el sentido (significado y valor) de su existir y actuar en el mundo...estos conocimientos y estos valores son pragmáticos es decir tienen su propia medida en los efectos prácticos que producen". Signorelli, A.: "Ancora sul pragmatismo delle donne" en Donne del Sud. Il prisma femminile sulla questione meridionale, Gelka ed., Palermo, 1993, pp.68 y 72 219 aceptan al hijo gay, como el caso de Kike. En las familias acomodadas molesta también lo amanerado y frecuentemente no hay una verbalización de la situación: los hijos no comentan su situación con los padres ni éstos lo hacen con sus hijos. Muchas veces he preguntado a unos amigos gays evidentísimos: "¿tu padre sabe que eres gay?" "Me imagino que sí, nunca lo hemos hablado" me contestaron. Manuela tenía el mismo problema, por eso se había ido a vivir a Huatulco con un tío más tolerante. Así que también encontramos situaciones de closet, por lo menos al nivel de modales y comportamientos exteriores ya que - como admiten los mismos juchitecos, en los raros momentos de sincera autoironía - "en el pueblo todo se sabe y si no lo inventamos". El rechazo al hijo travesti tiene varias causas. Por un lado, actualmente la poderosa ideología hegemónica nacional hace que, en el sentido común, homosexualidad, travestismo y prostitución ocupen un mismo lugar, tanto a causa de la ignorancia general sobre estas temáticas como por valoraciones morales de tipo judeo-cristianas. Por el otro, la mayoría de las locas son jóvenes cuyas edades varían desde los doce a los veintiocho años, es decir, la edad de máxima natural exuberancia sexual. No es de extrañar entonces la renombrada "promiscuidad" sexual de las locas, la cual, acompañada por el tipo de practicas sexuales masculinas consagradas por la tradición, hace que los padres y hermanos siempre estén en peligro de que el compadre, el amigo o el vecino le "falte el respeto" a su hijo/a y/o hermano/a, con evidentes repercusiones sobre el honor personal y familiar. El padre de Rocío me comentó: "Si alguien le falta el respeto o la agrede en la calle, yo como su padre debo intervenir porque él es mi hijo y lo que le hacen a él lo hacen a la familia". Otro grave problema en las relaciones con los padres es el tipo de vida y la potencial rebeldía de la loca. Precisamente por ser "locas" fuera de lo normal son tendencialmente reacias a cualquier imposición y regla establecida, tienen un carácter voluble y cambiante. El hecho de que en general tomen mucho (tanto por costumbre social dl Istmo como por el tipo de ambiente en que se mueven), les guste el "desmadre", provoquen a los hombres o se enreden con varios, causa a la familia profunda molestia y la constante preocupación de que algo grave le pueda pasar en cualquier momento, sobre todo en estos tiempos en que ha aumentado rápida y considerablemente la violencia. La madre de Kike, por ejemplo, está 220 siempre angustiada por no saber cuándo y cómo regresará su hijo a la casa, a comer o dormir siquiera. Lo acepta como es porque "es mi hijo, ¿qué puedo hacer?". Pero en el fondo no se da por vencida y espera que un día la loca recapacite y encuentre "una mujer que se haga cargo de él", como toda madre desea para su hijito consentido. Los padres de Rocío, en cambio, estaban contentos con ella "porque ya ves que no toma, nunca se junta con gente mala de por ahí, no anda en la calle, no es chismosa, respeta", me dijeron un día. Por último, el hijo gay es naturalmente el principal aliado de la mamá en el juego de poderes al interior de la familia. Entre madre e hijo muxe existe siempre una fuerte relación solidaria que se expresa con la protección y el apoyo que la madre le brinda, y el apego afectivo de su hijo. En cualquier ocasión de conflicto, el hijo siempre saldrá en defensa verbal y física de su madre, sumando su agresividad al proverbial carácter dominante de la mujer zapoteca y arrebatando cotos de poder al componente masculino de la familia. Del nacer al devenir: la dificultad de ser loca En Juchitán dicen que las niñas nacen boca arriba y los niños boca abajo. Así que existe una señal de nacimiento para percatarse de cuál destino social tiene asignado el recién nacido si, siendo niño, ha nacido boca arriba. Sin embargo, naturaleza y divinidad se entrelazan en la génesis del fenómeno. Un padre puede decir: "no es su culpa si es así, es un capricho de la naturaleza". Una madre casi siempre contesta: "no es su culpa, así lo quiso Dios, así me lo mandó". Hay una diferencia de discurso: para la mamá la diversidad de su hijo tiene que ver con los diseños divinos, mientras que para el papa, con la ingobernabilidad de la naturaleza. Ambos discursos legitiman la inevitabilidad del fenómeno así como su carácter de excepcionalidad y es notable cómo finalmente queda latente una concepción de culpabilidad que muestra como la aceptación de la transgresión pasa por la vergüenza. Además según la cultura tradicional la diferenciación sexual socialmente empieza alrededor de los tres años, pues antes a los niños solamente se les nombra ba’du’ huini “criaturas”. Sin embargo, existen otros signos cuando el anterior no aparece. Cuando pregunté a las madres cómo y cuándo se dieron cuenta de que su hijo era muxe, la gran mayoría me contestó: "luego luego se ve, porque empieza a jugar con las muñecas o se pinta las uñas, de ahí ya sabe uno". Los hijos gays reafirman las palabras de la mamá. Con mucho orgullo me 221 dicen que ellos son así "de nacimiento", que en su niñez se juntaban a jugar con las niñas, jamás con sus coetáneos varones, que les gustaba hacer tortillas de lodo, jugar a la mamá, vestirse con ropita de mujer. De hecho, no es demasiado raro ver niños de seis, siete, ocho años cuya actitud es muy femenina, acompañando a la mama al mercado a vender o aprendiendo con ella a bordar. Sin duda, la educación familiar y el contexto social juegan un papel importante. Desde muy temprana edad, como vimos, hay una separación completa entre mujeres y varones que se desarrollan en espacios excluyentes. ¿Qué pasa con un niño que se niega a seguir el modelo prefijado de actividades? Un ejemplo concreto es lo que ha pasado en una familia de amigos. Una de las muchachas de la familia resultó ser madre soltera. Su hijo nació un poco débil, se enfermaba mucho, era muy sensible y apegado a la mamá, se rehusaba a participar en los juegos violentos de los otros varones. Poco a poco, todos los miembros de la familia empezaron a decir, primero por broma y luego ya aceptándolo como un hecho natural, que el niñito había nacido muxe ya que no era como los otros niños de la familia, que desde muy temprana edad se juntaban para hacer la lucha, matar pajaritos con la resortera, correr a la calle para hacer cuantas travesuras se les ocurriera, hacer juegos violentos y agresivos como concierne a "todo hombrecito". En fin, la mamá lo mantenía junto a ella constantemente, la abuela le regalaba juguetes de Barbi, las tías le llevaban a sus hijitas para acompañarlo en sus juegos, por fin fue incorporado a las labores domésticas, ámbito culturalmente considerado exclusivamente femenino. Lo que da también una visión de cómo las mamás mismas conciben a los varones, es decir “naturalmente” agresivos. Todo el ambiente familiar determinó condiciones favorables para que el niño encontrara una ubicación adecuada, en el espacio previsto por la cultura y la sociedad para "un alma femenina nacida en cuerpo de varón". Por esto no es inusual ver niños de cinco, siete, diez años ya afeminados y reconocidos por su entorno como muxe. Paquita tiene doce años y todavía no sabe "cómo se hace esto de chapear", sin embargo es toda una damita, dice que es "así, como Rocío" y acompaña su mamá a vender en otros pueblos. Es interesante notar cómo, culturalmente, se dan diferentes significados y respuestas a los juegos de los niños. Todos los niños del mundo se entretienen con cualquier cosa, 222 también con las muñecas, pero, mientras en la sociedad mestiza un niño que agarra la muñeca de su hermana es inmediatamente reprimido y se le pone una pistola en la mano porque "qué tal, manita, si se me vuelve joto"; en la sociedad zapoteca no hay represión, al contrario la homosexualidad es signo de un destino social y de una reubicación genérica ya prevista por la cultura. Por otro lado no todos son gay "de nacimiento". Muchos definen sus preferencias sexuales entre la pubertad y la adolescencia y he conocido unos cuantos que ya adultos "se voltean". Aunque casi todos afirman y juran que se sienten "así" desde la niñez para legitimar su diferencia a través de la origen divina, siempre hay un evento especial que le da conciencia de su ser. Las anécdotas son muchas pero una es particularmente chusca. Cuenta Rosario que él "nació hombre". A los quince años, yendo de paseo a Salina Cruz, tuvo un accidente automovilístico muy grave. Resultó herido y se desmayó y "que crees, manita?! me desperté loca. Y desde entonces este es mi destino." La idea predominante es que existe un destino biológico desde el nacimiento, que inclusive se hereda en las familias. Los juchitecos dicen que no hay familia juchiteca que no tenga un muxe, unas familias tienen más que otras en su árbol genealógico y algunas otras “cuentan con tradición y abolengo en la putería”. Es práctica común que los gay-muxe de mayor edad inicien en las prácticas sexuales a los varones entre los diez y los quince años. A menudo es un gay, pariente o vecino, quien se presta con gusto a abrir el prepucio a un niño, desvirgar a un muchacho y enseñarle los primeros manoseos y juegos amorosos. Según el modelo cultural tradicional, los adolescentes no tienen acceso a las mujeres ya que las muchachas, y especialmente sus mamás, cuidan su virginidad, que se considera "como un hecho altamente serio y sublime, entre lo sagrado y mitológico"18. Por otra parte, también son de difícil acceso las prostitutas por razones económicas y porque en general la comunidad no acepta a quien anda en los burdeles a temprana edad. Mientras las mujeres, entonces, parecen carecer de la posibilidad de tener experiencias sexuales antes del matrimonio (tal vez la iniciación al conocimiento de su cuerpo no rebasa los manoseos, besitos y jueguitos que se pueden realizar con primos y amiguitos de menor edad, como sucede en toda parte del mundo), los varones tienen en cambio la 18 Macario Matus, op. cit. 223 posibilidad y facilidad de aprender y practicar todo lo relacionado al sexo, de los rituales de cortejo y seducción hasta las prácticas sexuales, a través de las enseñanzas de una loca "No hay como el original" Por supuesto que nacer o comportarse como mujer no significa ser mujer. El camino del devenir es largo. En principio, por el cuerpo. No es un proceso fácil cambiar el cuerpo masculino por uno femenino, como hemos visto en el rito de transformación que he descrito. Hay que acentuar curvas, llenar vacíos y vaciar llenos, disminuir cintura, tornear piernas, suavizar rasgos, desaparecer pelos, suavizar la voz, adquirir otra gestualidad, modificar comportamientos. Algunas, como en el caso de Rocío, para acentuar y fijar los rasgos femeninos durante la adolescencia, se inyectan hormonas para que crezcan los pechos y las nalgas, se redondeen las caderas, desaparezcan los pelos, se afine la voz. Son necesarios varios ciclos de tratamientos, que tienen repercusiones también en la vida sexual, ya que las hormonas inhiben la erección durante el acto sexual y puede no haber orgasmo. Me dicen que el placer no se concretiza en el orgasmo, sino en el dar placer, en hacer que el hombre se sienta más a gusto, tal como pasa con las mujeres, por lo menos las que asumen la pasividad como propio de lo femenino. Tampoco resulta "natural" tener actitudes y comportamientos femeninos. Es necesario un entrenamiento constante, una atención permanente a la forma de moverse y de hablar, imitando - hasta la exageración en algunos casos - los ademanes que se supone expresan la mayor femeneidad y los atractivos de una mujer. Asumir la identidad de otro sexo es parecido a lo que pasa en la construcción de un personaje teatral. Presupone el dominio de una serie de saberes que componen el universo femenino. Para las vestidas es un rito que se renueva cotidianamente. Salir de la casa para ir al mercado o a una fiesta presupone un trabajo previo y laborioso sobre su cuerpo y una reafirmación, a los ojos de los otros y a través de la mirada de los otros, de su identidad femenina. Las locas de mayor edad o de mayor experiencia van entrenando a los que se inician en este nuevo estilo de vida, viboreando, criticando y sugiriendo poses, gestos, formas de caminar, peinados, maquillajes, trucos, como hacían Pancho y Rocío con Manuela y las chicas que participaban en el certamen, como hizo la empresaria del primer grupo donde empezó a trabajar Rocío a los 224 catorce años. A veces, en la misma familia es posible encontrar los cómplices históricos de este proceso de metamorfosis: la madre, más frecuentemente una tía o un tío muxe asesoran al adolescente en las diferentes tareas de apropiarse de todos los símbolos y los comportamientos femeninos. El riesgo es parecer ridículo o una mala imitación, porque "no hay como el original", como me dijo Kike con realismo teñido de veneno cuando, en ocasión del certamen descrito, en veinte minutos me vio aparecer bañada, vestida, maquillada y perfumada. Sin embargo, sospecho que la exageración de algunos no es simplemente mala imitación, sino una forma bastante irónica de asumir y mostrar la diversidad, "ni hombre ni mujer, sino todo lo contrario". Si el hombre heterosexual, el macho que toda loca de este grupo aspira conquistar, "quiere engañarse", o sea no quiere asumir conscientemente su homosexualidad latente o sus prácticas homosexuales, y necesita la imagen de una mujer para excitarse: - ahí te va, con toda exageración, hasta lo ridículo y lo chusco tal vez, lo que yo gay veo en las mujeres y, con esta ficción compartida, yo loca te conquisto, a ti macho. El arte de la seducción se vuelve parte integrante y necesaria del estilo de vida del gay. Es el poder del artificio o la eficacia simbólica, de levistraussiana memoria. Otra cosa que surge de mi cuento, y de lo que pude observar y aprender de las historias de vida, es que no se puede andar vestida toda la vida (aunque siempre se muere loca). Llega un momento en que el cuerpo ya no tiene la flexibilidad necesaria ni la energía suficiente para realizar diariamente todo el rito de transformación. Kike, que tiene treinta años y es vox populi guapérrimo, me decía que se sentía sobremanera nervioso, ya que hacía mucho tiempo que no se vestía de "chica"19, como solía hacerlo diariamente entre los dieciocho y veinte tantos años y que ésta era la última vez que lo hacía (por cierto, no mantuvo la promesa). Le daba miedo no poder cumplir con el papel ante la mirada de los hombres. La misma Rocío, que tiene dieciocho años, sabe que su vida artística es relativamente corta y ya está buscando alternativas para el futuro. Pepi, que rebasa los treinta años, se vistió para el espectáculo; sin embargo, en el baile participó en short y sin maquillaje. Inclusive en su forma de vestir diaria, él acentúa los rasgos masculinos de su 19 No es casual que a la vestida también le dicen "chica", refiriéndose así a su juventud. 225 cuerpo, se pone pantalón y chaleco de cuero negro que deja ver los vellos de su pecho, exhibe un estilo varonil-agresivo tipo Lorenzo Lamas en la serie "El renegado" (pero mucho mejor, en mi opinión). Hay ocasiones en que los gays de una edad que rebasa abundantemente los cuarenta se visten como en las fiestas o el certamen descrito. Entonces sacan a relucir la ilusión de los encantos de antaño con tremendo trabajo por un rato. Uno de los socios ancianos de la Vela de las Intrépidas luce cada año de tres a cuatro modelos diferentes, claramente costosísimos, durante los dos días que dura la fiesta; no obstante, siempre acaba la pachanga poniéndose el pantalón y la camisa y quitándose el maquillaje. La vida es una fiesta Es tanta la presencia social de las locas en Juchitán, que tienen una Vela propia, dedicada a la celebración de la comunidad gay: la Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro que se realiza cada año en noviembre. Empezó a finales de los setenta en Comitancillo como una fiesta semiprivada de un grupo de locas que se reunían en la casa de una de ellas, a donde llegaban también de pueblos y ciudades vecinas. Las locas de Juchitán participaban de la vida política de la comunidad como activistas del PRI. Su líder era, y es todavía, Oscar, un gay que ha logrado acumular una notable fortuna a través del comercio y un estatus social reconocido por toda la comunidad. 226 Él ofreció un salón de su propiedad en el mero centro de la ciudad, sus recursos económicos y su capacidad de organización y convocatoria, para celebrar cada año esta fiesta (que a la vez representa para el anfitrión un buen negocio, por la venta de cerveza y el alquiler de útiles). En pocos años se volvió una fiesta popular, sin ninguna connotación política, donde la coronación de la reina puede ser efectuada por el mismo presidente municipal, o por una personalidad destacada de la comunidad. El número de socios de la Vela se ha ampliado considerablemente: de los nueve miembros originarios hoy se cuentan cerca de cuarenta y ya no son solamente afiliados al PRI. En su realización participa y colabora todo tipo de muxe, desde las locas de la séptima a los gays más sofisticados de corte internacional y sin distinciones de clase y afiliación política, desde las trabajadoras sexuales al maestro, al director de la escuela y Regidor de Educación. Gracias a la extendida y sólida red de relaciones que Oscar ha logrado tejer alrededor de su persona y de la Vela20, a esta celebración llegan "embajadoras" de todas partes de la república, además de una pintoresca “fauna” de curiosos nacionales e internacionales equipados de cámaras y videos; por supuesto que antropólogos no faltan, como no faltan autoridades municipales y estatales; el canal once de la emisora televisiva de Oaxaca registra y transmite todo el evento, desde el desfile de las "embajadoras" y ex-reinas ataviadas en modelitos cuya realidad supera toda fantasía posible, hasta la coronación de la reina, el show travesti ofrecido por los socios a la concurrencia y el espectáculo de regocijo ofrecido por ésta a las cámaras. 20 Quiero remarcar la gran capacidad de Oscar Cazorla de mantener el ámbito de lo político totalmente desligado de la cuestión gay; aunque también varios políticos asistan a la Vela, lo hacen en tanto integrantes de la comunidad étnica. 227 Esta celebración representa una legitimación ulterior y pública de la cuestión homosexual en la comunidad. A pesar de la introducción de elementos culturales de corte internacional que horrorizan a los puristas de la cultura, lo que es notable es el carácter popular y étnico del evento y el hecho de que la sociedad zapoteca no es solamente tolerante, sino también participativa de la vida de los muxe y que éstos además echan mano del patrimonio cultural colectivo como una expresión integrante de su estilo de vida e identidad individual. No todos los elementos culturales tradicionales son retomados y otros nuevos son creados e incorporados. En la noche del baile, por ejemplo, las locas no visten con el suntuoso y obligatorio traje regional (son contadas y más bien maduras de edad las que lo llevan). En esta ocasión se trata de estrenar el mejor modelito, el que más hace lucir curvas y piernas, el que más provoca envidia en las otras locas. Sin embargo, al día siguiente, en "la lavada de olla", la mayoría luce el tradicional traje de terciopelo bordado con su holán de encaje, sus oros, sus flores en los cabellos, las trenzas enlistonadas, el bilet rojo encendido en la boca y las mejillas, en fin, una apariencia femenina absolutamente zapoteca. Nunca podré olvidar la elegancia y la actitud orgullosa, típica de las mujeres zapotecas, que exhibieron en ocasión de 228 la Vela de la Casa de la Cultura, donde, por primera vez en la historia de la elite juchiteca, la "comunidad gay" de Juchitán fue invitada por el Patronato y la Dirección de esta institución a poner un puesto y traer sus invitados. Elegantísimas, halajeadísimas, hermosas y floreadas las locas atendieron el puesto y a los invitados con toda la sabiduría y la gracia necesaria, bailaron la sandunga con la solemnidad y dedicación con que se debe bailar y fueron la delicia de los hombres (sobre todo de los extranjeros invitados) y la envidia de las mujeres. Por cierto, la participación de las vestidas en un evento y un espacio que nunca ha sido abierto a las locas de estrato popular, fue ampliamente criticada por las señoras de la elite zapoteca y todavía no acaba la ola de chismes. 229 230 231 La mayordomía de la Vela de San Antonio de Padua, santo que, según las creencias populares, consigue los novios para las muchachas, está acaparada desde hace seis años por las vestidas de Cheguigo y muchas otras están apuntadas para los próximos años. Los muxe también ocupan la mayordomía de Vela San Juan y muchos socios de la Vela San Jacinto, que el año pasado tuvo una duración de cinco días, son gays y han sido mayordomos. Y en general un gay puede ser mayordomo de cuantas Velas se le ocurra, como medio para adquirir prestigio social y reafirmar la lealtad étnica. En el universo simbólico de las fiestas los encontramos retratados en las mantas que adornan el lugar de la celebración, como Victor- muxe, que fue mayordomo de la Vela más antigua, la Vela Lagarto, y que toda la comunidad respeta. Como las mujeres, festejan con lujo sus quince años, rito necesario para legitimar el pasaje a otro ciclo de vida, al periodo de máximo ejercicio de la sexualidad. Vecinas, parientes y amigos participan con gusto como madrinas y padrinos de pastel, de regalo, de música o de lo que sea, ya que los convivios de las locas tienen fama de ser muy divertidos, "tienen gracia", algo fuera de lo normal que provoca alegría; "uno la pasa muy bien" y "la atención para con uno es de lo mejor". - Dice un amigo: "es por la atención que brindamos, que mis hombres siempre regresan. Se van, pasan los años, tienen otros amores y siempre regresan, por la atención". Por otro lado, las locas introducen nuevos elementos a la estructura tradicional de la fiesta, como el show descrito y las coreografías de la danza de la quinceañera. En la Vela de las Intrépidas, desfilan en el escenario Gloria Trevi, Selena, Juan Gabriel, Isabel Pantoja y cuanta estrella se les antoje. Lo mismo pasa en sus fiestas de quince anos, el festejado y sus amigos organizan tremendo espectáculo para regocijo y agasajo de los invitados. En estos mismos años se ha puesto de moda, en toda la región y no solamente a nivel popular, ofrecer un show travesti en las numerosas "pachangas" de cumpleaños, bodas, aniversarios, etc., entre el entusiasmo y la viva participación de las mujeres, que aplauden frenéticas, y la mirada hipercrítica de las otras locas presentes. Los mejores trasvestis organizan giras artísticas, presentando espectáculos en los centros nocturnos de la región o de los estados limítrofes. 232 Es costumbre que para despedir el año que pasa, entre Navidad y fin de año, salga a la calle una pareja - formada por un viejo y una vieja: los "buelos" (abuelos) - y vaya bailando de casa en casa, alegrando a la gente a cambio de una pequeña cooperación económica. Anteriormente los "buelos" eran dos varones (heterosexuales) uno de los cuales se travestía de mujer. Ahora son los muxe los que recuperan y transmiten esta tradición. La "buela" ya no es tan abuela puesto que el muxe se las ingenia para disfrazarse de lo más estrafalario. El año pasado he visto una novia con todo y ramo, una tehuana jacarandosa, Vanesa en traje de baño con decoraciones de lentejuelas, una señora en vestido de gala con cola de tul, y otros personajes de difícil identificación, pues no hay límites para la fantasía de la representación. Vanesa iba acompañada de una banda de cuatro personas, otros iban con el pitu nisaaba (dúo tradicional formado por un tambor y una flauta), otros, con una grabadora. El dinero ganado se distribuye entre todos y es algo más para pasarla bien el fin de año. Lo más novedoso que he presenciado en los últimos cuatro o cinco años es que las vestidas de la séptima y de Cheguigo se han organizado en clubes informales que organizan varias actividades de diversión y deporte. El Club Baila conmigo tiene un equipo de baloncesto que organiza competencias con grupos escolares o de vecinos - en parte por gusto al deporte, en parte para ligar a los muchachos. También organiza espectáculos trasvestis en patios, cantinas, placitas. A cambio de un ‘cover’ de dos pesos, los paisanos pueden divertirse de lo lindo disfrutando de la presencia en vivo de aquellos cantantes que aparecen en la pantalla entre telenovelas y noticiarios. Las señoras con sus hijos llenan la platea junto con un nutrido grupo de jóvenes varones. Otro club, que en recuerdo de una famosa telenovela se llama Alcanzar una estrella, también organiza shows y posadas en diciembre. Se celebra además un certamen de belleza, Miss Juchitán Gay y, este año, el Miss Juchitán Gay Nueva Generación - donde participaron loquitas adolescentes y púberes - que todavía no es tan espectacular como el de Huatulco, es más bien una competencia casi privada. También se organizan rifas y bailes con el fin de juntar dinero para el equipo de baloncesto o la puesta en escena de los espectáculos o simplemente para ir de paseo a Playa Vicente. 233 El club Baila Conmigo organiza desde hace varios años un baile popular el 28 de diciembre que, como es sabido, es el día de los Inocentes. En 1996 este baile se convirtió en la Vela Baila Conmigo que, como las velas mayores dedicadas a los santos, se festeja en la calle y tiene su desfile de carros alegóricos (cuya hechura es trabajo tradicional de los muxe) y Regada de Flores - lo que no ocurre ni siquiera en la Vela de las Intrépidas. En 1995 la reina fue Angélica, lujuriosamente ataviada de un adherente y maxiescotado vestido rojo púrpura con holanes y boa de organza negros. Melisa, que será reina de la fiesta este año, tuvo que venir a trabajar a la Ciudad de México para poder solventar los gastos de su reinado. Un año de duro trabajo para poder lucirse en aquella única ocasión y quedar en la historia oral y en el recuerdo de los demás. La Vela Baila Conmigo nació un poco en contraposición a la Vela de las Intrépidas, ya que ésta reúne más bien gays de edad mayor, se festeja en un salón y no tiene Regada. Las nuevas generaciones gay no se sienten representadas completamente en esta Vela, ya que la perciben más como un negocio del propietario del salón, y además “es la Vela de los yosho (viejos)”. Me dicen que en los años '70 todavía se festejaba el carnaval en Juchitán y en él participaban los trasvestis con el resto la población. Actualmente ha sido desplazado por otras festividades, tal vez por no ser necesario, pues la inversión del mundo y de las relaciones parece ser en Juchitán parte de lo cotidiano. El mejor aporte al proceso electoral que presencié en las últimas elecciones municipales fue la propuesta de Kike de crear una nueva Regiduría para el bien de la población: la Regiduría de Regocijo y Agasajo. Varios amigos, incluido Kike, se postularon como regidores. Desgraciadamente la solemnidad institucional no permite la libre expresión de la liminalidad. Cotidianidad y peligro Ser loca, trasvesti, gay, implica un desafío constante al mundo y por lo tanto cada uno de ellos sabe que está expuesto más que cualquiera a situaciones peligrosas. Los gays de Juchitán también se perciben como reto al mundo, sujetos y objeto de peligro, pues, a pesar de su situación peculiar, no dejan de ser partes de la condición de marginación que se vive en el país. Por lo tanto, no faltan actitudes de rechazo hacia ellos, que pueden llegar hasta la 234 violencia física de parte de individuos o sectores de la población, aunque nunca ha llegado a episodios de muerte violenta como ha pasado en Chiapas o en Veracruz. La Vela de las Intrépidas, por ejemplo, a diferencia de todas las otras fiestas que se realizan en la calle, se lleva a cabo en un salón: me dicen los interesados: "la gente es muy grosera, grita se burla o puede agredir, tirarnos algo". En una fiesta en la séptima - a la que asistí - las locas que realizaban su show fueron agredidas por un grupo de jóvenes, que interrumpían su actuación con burlas pesadas y a una de ellas le llegó una patada en la espalda. Vanesa me decía: "Cuando están juntos son bien machos, se burlan y nos agreden, peor si van borrachos o marigüanos; pero a solos vieras cómo nos buscan y bien les gusta acostarse con nosotras". Hay una substancial diferencia entre la actitud de los hombres adultos o ancianos y los jóvenes: "los señores nos respetan, nos quieren, nunca nos ofenden, pero éstos (los jóvenes) ni a su propia madre respetan". Esto refleja como en el tránsito del mundo rural al urbano se adquiere la misma doble moral que encontramos en la cultura mestiza, en público se ridiculiza y hasta agrede al homosexual, pero en lo privado... Las agresiones de que el hijo muxe puede ser objeto por parte de los hombres son constantes preocupación de los padres, sobre todo de las madres. Peor si toma y le gusta la "putería". El hecho de que, sobre todo en los ambientes marginales, los jóvenes tomen demasiado, que circule mucha mariguana y cocaína y que - como regalo de la modernidad neoliberal - haya un ejército de desempleados, que van a incrementar las numerosas bandas de chamacos dedicados a robos y drogadicción, hace que la vida de las locas (de estrato social alto como popular) se desarrolle en un contexto donde la violencia está a la orden del día - y principalmente de la noche - y frente a la cual se deben desarrollar estrategias de supervivencia, sobre todo la capacidad de encontrar una respuesta rápida y eficaz ante a una situación de agresión. Cuando comenté con Rocío que me había llamado la atención la forma brusca y despectiva con que trataban a Manuela, me contestó que ella había pasado por lo mismo al inicio de su carrera profesional. La empresaria y las compañeras del grupo en que trabajaba le hacían la vida dura con todo tipo de maldades, le jalaban la peluca cuando estaba por salir al escenario, le escondían el vestido, le robaban el galán, le ponían mariguana en su maleta 235 para que tuviera problemas con la policía. Si bien es evidente que no falta una buena dosis de envidia y de competencia, el objetivo y código de fondo de esta conducta era - como me confirmó Roció - enseñarle, sin verbalización y en forma muy concreta y a veces brutal, a defenderse, reproduciendo en el interior del grupo situaciones conflictivas que exigen respuestas rápidas y eficaces. Al estilo "sobrevive el más fuerte". "Por esto - dice Rocío regaño a Manuela, para que se avive, para que sepa defenderse. Así aprendí, así hicieron conmigo las locas.” Me llamó la atención la reacción tan rápida, acertada e hiriente de Kike ante el sarcasmo del lanchero que yo misma percibí como una violencia más dolorosa que una bofetada ya que apuntaba directamente a los sentimientos e iba dirigida a romper la magia de la imagen femenina y a negarle el derecho a su elección identitaria. Como dice Pepi: "Todas nosotras venimos desde abajo, nos movemos en ambientes peligrosos y por ser como somos estamos expuestas a cualquier cosa. Así que uno debe ser más listo que el diablo, debemos desarrollar más capacidades que cualquiera". Por todo esto, el entrenamiento y la iniciación en el camino a la "putería" no acaba con el aprendizaje en el manejo del cuerpo sino que incluye todas las estrategias para saberse defender, desenvolverse en situaciones peligrosas o de conflicto. No hay normas prefijadas, pero sí es imprescindible desarrollar la agudeza de la mente y de la palabra, "avivarse", aprender a tener control sobre las situaciones y aprender sobre todo a jugar con los roles y con las expectativas de los otros. Por esto frecuentemente los escucho decir "los gays somos más inteligentes", no es pura y simple fanfarronería, sino que expresa también la conciencia de poseer una habilidad construida, que permite mantener la ambigüedad de sexo y roles como un eje de la existencia. Ser loca presupone un complejo aprendizaje, hay que saber cómo ser hombre y mujer a la vez y esto tampoco es suficiente, hay que ser mejor hombre y mejor mujer, hay que cumplir con los roles mejor que lo hace un heterosexual, para tener reconocimiento y estimación del entorno social. En gran parte se parece a lo que pasa con las mujeres que debemos esforzarnos doblemente para tener reconocimiento en cuanto mujeres, madres, esposas, trabajadoras o profesionistas. Para las locas se trata de un doble y a veces triple aprendizaje social para ser hombre, mujer y gay a la vez. 236 Por esto, la Vela de los muxe se llama "de las Intrépidas Buscadoras del Peligro". Lo buscan en la medida en que salen del closet, transgreden el "orden" sexual y demuestran, con su simple existencia, que las "normas de la naturaleza" - o la heterosexualidad como "naturaleza social"- no son tan "naturales" y rígidas como el sentido común supone, que ser excluyentemente hombre o mujer puede ser una falsedad, que la "naturaleza", también contempla el "desorden". Hacia el final de mi estancia en Juchitán, el grupo de vestidas con las que trabajaba fue objeto de la primera redada de la policía en la historia de este pueblo. Fue tanta su indignación y sorpresa que amenazaron con ir a denunciar, en la televisión local y en la Comisión de Derechos Humanos, los maltratos recibidos. Por fin decidieron presentarse en "batallón" ante el Presidente municipal, reclamando su derecho a ser tratadas "como gente, como siempre ha sido", pues "esto nunca ha pasado, los señores siempre nos han respetado, nuestra gente nos quiere", y exigiendo la punición de los policías culpables. El Presidente no solamente las recibió, sino que se comprometió a llamar la atención del comandante de la policía municipal. Algunos meses después, se vuelve a verificar un episodio (menos grave) de hostigamiento de parte de la policía hacia las gays y éstas en respuesta mandan un oficio al Presidente municipal, donde la denuncia de lo sucedido está precedida por una minuciosa lista de actividades cívicas - y civiles - que han hecho como grupo gay organizado en favor de la comunidad en su conjunto21, como veremos en el próximo apartado. Estos episodios indican cómo se está modificando la situación del muxe, por un lado, en la comunidad se empiezan a manifestar con mayor violencia formas de rechazo a fenómenos que se perciben como transgresión y amenaza al orden sociocultural; ante esto los muxe-gays responden con un aumento de su autoafirmación, que deriva tanto de la fuerza de la tradición como de la conciencia del derecho de "ser", aun en situaciones no previstas por la cultura como la de la difusión del VHI/SIDA, por ejemplo. 21 Ver: apéndice 5 237 Como se puede apreciar en estos ejemplos se está generando un nuevo proceso de agresión y hostigamiento, que se agrega a los conflictos internos a la población gay22; sin embargo no se ha llegado a los límites del crimen, como ha pasado en Chiapas y Veracruz, quizás esto pueda llegar a suceder si tomamos en cuenta las problemáticas que ha destapado y desarrollado el aumento de las enfermedades de transmisión sexual. "...y le dijo la bruja: tú tienes SIDA" La aparición de los primeros casos de VIH/SIDA en el Istmo se registra en 1985 en Salina Cruz, pasando rápidamente a Juchitán, donde, a partir de 1987, la epidemia se ha agudizado con 35 casos de los 140 registrados hasta ahora en la región, que, según las evaluaciones de los expertos, representan una incidencia muy alta en el total de la población del Istmo. Los mayores afectados son la población homosexual y los jóvenes varones heterosexuales entre los trece y dieciocho años, de los cuales el 30% se concentra en las zonas periféricas marginales, esencialmente en la séptima sección23. La Jurisdicción Regional Sanitaria considera que pueden existir entre cincuenta y setenta personas por cada uno de los casos detectados que han tenido contacto con el virus, cuyo número - y su incremento registrado cada año en la localidad - induce a pensar que en poco tiempo el VIH/SIDA puede constituir uno de los problemas de salud de mayor magnitud en la región. Los esfuerzos del sector Salud han sido mínimos, ya que en ámbito regional ni siquiera cuenta con recursos, humanos y financieros, destinados a programas de prevención del VIH/SIDA. Los gays y la población de las zonas marginales son los más desatendidos por los programas de información y prevención implementados por las instituciones gubernamentales, cuya intervención llega ocasionalmente, con un lenguaje inaccesible a la población y en formas totalmente inadecuadas a las características socioculturales y a las costumbres sexuales propias de la región. Una de las consecuencias de la mala información y de la penetración creciente de los discursos que se manejan a nivel nacional, es que se está 22 Como el conflicto histórico entre gays "femeninos" y gays "masculinos", entre homosexuales y lesbianas, entre los de abajo y los de arriba, entre las vestidas mismas. 23 Fuente: Archivo del Programa de Prevención y Control del SIDA de la Jurisdicción de Salud Num.2 "Istmo", datos hasta el 30 de septiembre de 1995 238 difundiendo en la comunidad la idea de que los gays son los mayores portadores y difusores de la enfermedad, verificándose brotes de intolerancia anteriormente desconocidos. El primer brote de sensibilización a nivel de la sociedad civil hacia la amenaza a la salud pública representada por el VHI/SIDA, el rápido incremento del número de los casos y la fatalidad de los mismos, fue de un grupo de mujeres: maestras, enfermeras, amas de casa, empleadas, la gran parte esposas de hombres con cargos políticos y administrativos de la COCEI o muy cercanos a ella. Todas mujeres que tenían hijos adolescentes, habían alcanzado escolaridad superior y trabajaban en situaciones muy cercanas a los jóvenes, con más acceso a la información. Capitaneadas por una señora con capacidad organizativa y convocatoria por ser esposa de un líder político, habían tratado de conformar en 1994 una asociación para la lucha y prevención del VHI/SIDA, con el muy poético nombre de Gunaxhii Guendanabani (Ama la vida) con los objetivos de informar, orientar y capacitar a la población sobre la enfermedad y las formas de prevención. Este grupo de mujeres tomó unos cursos de capacitación en CONASIDA de Oaxaca y posteriormente, con su ayuda y el apoyo de un médico del Departamento de Salud, organizaron en Juchitán algunos eventos en las escuelas, a nivel general en la población en el Día Mundial contra el SIDA e incluso en la Vela de las Intrépidas, pláticas, exhibición de videos y conferencias. En parte por la falta de apoyo de las autoridades locales, en parte porque la única de ellas que sabía, en este momento, cómo llevar adelante la organización tenía muchos problemas y actividades domésticas y públicas que le impedían quedar en permanencia en Juchitán, el grupo relajó su incipiente presencia en la comunidad. En agosto del ‘95, por una serie de circunstancias ocasionales, demasiado largas a describir, y por el interés de los mismos gays, la asociación vuelve a renacer, consolidándose con la entrada de nuevos miembros, el apoyo de las autoridades municipales y de la Jurisdicción Regional de Salud, la donación de un local para su sede y la reestructuración de la organización interna y de las actividades. Por lo que concierne a estas últimas, la breve experiencia anterior y la mayor información adquirida, confirmaron la necesidad de realizar programas específicos de atención a grupos concretos, a partir de sus necesidades y formas organizativas, teniendo muy presente el contexto sociocultural y la idiosincrasia del público al que se iban a dirigir. En 239 concreto, se ubicaron tres áreas de trabajo: la población gay, por sus funciones en la sexualidad de la población masculina, el sector escolar y el sector de salud, todas con distintas exigencias de intervención. Desde la primera reunión de reaglutinación del grupo que formaba la asociación se decidió seguir llamándola Gunaxhii Guaendanabani, para dar continuidad y reconocimiento al trabajo ya hecho y “la antropóloga” propuso impulsar un proyecto de Teatro sobre SIDA con los trasvestis. La idea era la siguiente: tomando en cuenta las características culturales de la zona - donde el factor lúdico adquiere una importancia fundamental en la vida cotidiana - las funciones sociales de los gays, la necesidad de que el mensaje educativo fuese oral y en zapoteco, “la antropóloga” pensó que un medio adecuado y novedoso de educación podía ser el espectáculo gay, donde las partes musicales se alternaran con sketchs teatrales sobre las numerosas problemáticas que origina el VIH/SIDA. El guión podía nacer de las mismas experiencias y situaciones vividas y de la fantasía de las locas interesadas e involucradas en el programa. La idea estratégica era aprovechar del éxito del show trasvesti en las pachangas, cantinas, patios y bares, para difundir, a través de la actuación, información sobre todas las problemáticas que acarrea el VIH/SIDA, desde los problemas clínicos a los sociales. La propuesta fue escuchada pero apareció demasiado estrafalaria ya que todavía no tenía una forma precisa. Sin embargo, todas convinieron en que era preciso trabajar más y más atinadamente con la población gay, empezando por las locas de la séptima y de Cheguigo. De hecho, en noviembre del mismo año se formó un taller de información al que acudían entre diez y veinte trasvestis. Lo que llamó la atención de las organizadoras, en las primeras actividades con las locas de las zonas marginales, fue la enorme demanda de atención que provenía de ellas. Iniciado con muy pocos participantes para dar mayor información sobre el SIDA y la salud sexual, las reuniones semanales se convirtieron muy pronto en un espacio de autoconciencia, donde los participantes se manifestaban y compartían experiencias, dudas y reflexiones, un lugar donde podían dar vuelo a la creatividad. Lo que llamaba la atención además, es que las locas no se limitaban a platicar sino que espontáneamente "actuaban" sus experiencias, deseos y fantasías. Hecho que confirmó la intuición anterior de la antropóloga y convenció a la misma y a las otras organizadoras, que era de primordial importancia hacer un proyecto en forma y buscar 240 financiamientos. Entre pláticas, pachangas, cervezas, experiencias y fantasías compartidas, en el taller se llegó a la conclusión de que era responsabilidad del grupo gay promover la concientización, tanto del resto de la población gay como de la población en general, sobre el SIDA y el riesgo de no practicar un sexo protegido. Así nació, al interior de la Gunaxhii, el Colectivo Bini Laanu (gente como nosotros) que, como parte de los programas de la asociación, empezó el proyecto Bini Laanu de Teatro sobre SIDA, y se consiguió un pequeño financiamiento de la Organización Panamericana de Salud para ponerlo en marcha. La primera actividad fue la asistencia de cuatro vestidas del Colectivo al I Festival Nacional de Teatro sobre SIDA que se realizó en el Teatro Tecolote en la Ciudad de México. Las cuatro participaron además en el taller de actuación que impartieron dos compañeros actores, miembros de una ONG de San Francisco que trabaja con migrantes latinos. Desde el comienzo lucieron una innata capacidad histriónica. Una de ellas, Jesusa, ideó y actuó una pequeña obra en zapoteco, una historia de brujería y SIDA, involucrando en su actuación, a través de su capacidad expresiva, a los mismos “chilangos” que participaban atónitos en el taller. Los maestros ya querían llevársela a San Francisco. Por fin, después de varios acontecimientos que serán objeto de otro ensayo, la primera parte del proyecto finalizó en mayo del 1997 con un concurso y con la presentación al público juchiteco en el salón Cazorla - presentes las autoridades municipales y estatales y el representante de la OPS - del espectáculo "Las Intrépidas vs el SIDA", concurso de show trasvesti y teatro gay sobre SIDA. Los primeros premios los acaparó Felina con la interpretación de Gloria Trevi y la puesta en escena de una obra en zapoteco que aborda la problemática de las mujeres con sus hombres con relación al uso del condón. Es una obra que presenta en una forma divertida y chusca situaciones cotidianas entre marido y mujer. Felina fue acompañada por Vicente, un gay de Cheguigo, quien en esta ocasión cautivó al público con sus excepcionales dotes y chispas de actor. Las piezas presentadas fueron dieciocho en total. Los mismos organizadores no se esperaban tanta participación. Actualmente se está promoviendo la gira del espectáculo en la región y en el mismo Distrito Federal. En esta forma las locas, más bien debo decir “las” gays, como ellas mismas empiezan a nombrarse, aparecen en la escena política local en formas no ligadas a los partidos en 241 forma tradicional - aunque se sabe que la Gunaxhii es esencialmente formada por gente de la COCEI. - Si no como ciudadanos que hacen patente un problema social nuevo y del cual se hacen conscientemente cargo en favor tanto de su propia comunidad como de la población en general. Desgraciadamente no todos los integrantes de la Gunaxhii y de la comunidad en general supieron aprovechar este potencial humano ni tuvieron la visión suficientemente amplia como para aprender de la experiencia de las locas y aceptarlas - no simplemente en el discurso - como ciudadanos a la par. Las locas son muy buenas para reír, ir a fiestas, para hacer los trabajos domésticos, para encargar la decoración de la pachanga, de repente conseguir financiamientos, ya que están a la páge, para adornarse con la “gran aceptación social de los muxe” en la presentación de la imagen identitaria hacia el exterior, pero cuando salen a escena pública con problemas de atención, con su opinión sobre las mujeres - como las ven, como las viven, como les descubren contradicciones - y los hombres, con sus demandas, con sus muertos, ya no son tan buenas. Suscitan un miedo social que a la larga puede transformarse en una mayor conflictividad social y provocar, sobre todo, la marginación de un grupo que tradicionalmente ha sido parte integrante de la sociedad, con una consecuente ruptura de la lógica étnica de organización social. Pero es interesante este “deslice” de ciento ochenta grados de la presencia social del muxe en aras de la modernidad, que marca también el surgir de una nueva figura social más en sintonía con la figura de ciudadano en una sociedad urbana compleja. Esto no quiere decir que estuviera ausente esta figura pública y política del muxe en los años anteriores. “¡Ni enfermos ni criminales, simplemente homosexuales!” Lo que tengo como información sobre la participación de los muxe en el ámbito político es poco y fragmentaria. Cómo escribí en un apartado anterior, las Intrépidas eran al principio todas militantes del PRI y no eran ajenas al clientelismo fomentado por su líder, un gay muy conocido por su trayectoria de vida, su capacidad en los negocios y por ser priista de hueso colorado. Militantes y ex militantes de la COCEI dicen que eran un grupo de choque del PRI, como decir “el ala dura” del partido caciquil, que se dedicaban también a provocar a los coceístas durante los años difíciles y sangrientos de la COCEI. Sin embargo, cuando empieza 242 el movimiento gay mexicano en los años ‘70 - donde se acuñó el lema que está como título de este apartado - Juchitán fue entre las primeras ciudad en que los muxe salieron a luz pública con pancartas propias, al interior de otra manifestación pública, pero ya desde entonces como militantes del PRI. Sé que un estudiante juchiteco participaba, a nivel individual, en el movimiento gay en Oaxaca. El mismo fue elegido como Regidor de Educación en Juchitán en 1990. Se puede considerar como caso excepcional que un gay declarado haya participado en el Ayuntamiento. Él es director de una escuela privada a la que acuden los hijos de intelectuales, profesionistas y políticos, viene de una familia zapoteca de prestigio, su madre es dueña de una de las tiendas de telas más importantes de la ciudad, tiene una carrera de pedagogo y una especialización en Filosofía de la Educación. En su escuela - a nivel de primaria - se implementa un proyecto educativo basado en el aprendizaje de los conceptos básicos de la filosofía en español y zapoteco, en su casa tiene una biblioteca de literatura mayor de la que dispone la Casa de la Cultura y la Biblioteca del Ayuntamiento, y sus compacts van de la canción ranchera a Beethoven, a Gillespy y al underground del rock europeo. Y es de la COCEI. En ocasión de las elecciones municipales del ‘96, fui testigo de una cosa curiosa, que todavía no puedo aclarar hasta el fondo: el PAN hizo proselitismo entre los muxe y en más de una ocasión vi la presencia de grupitos de locas en las manifestaciones del PAN. También vi que el PAN presta sus espacios de reunión a las locas en ocasiones de los certámenes que ellas organizan. Por otra parte hizo mucho ruido la participación de Rocío en las filas de la COCEI durante la marcha de clausura de la campaña electoral. Pero, sospecho que fue más por ser muy bonita y por ser hija/o de uno de lo más aguerridos priistas de Juchitán, que por ser muxe politizado. En realidad no he encontrado una atención política particular en el PRDCOCEI hacia los gays. Sin embargo, por lo menos en una ocasión la COCEI tuvo que reconocer la existencia de un nuevo sujeto social: el gay que reclama sus derechos en cuanto ciudadano a la par con los otros. Esto ocurrió durante una junta de comité de barrio, en ocasión de la repartición y titulación de unas tierras invadidas por un grupo de ciudadanos en busca de un terreno para construir sus viviendas. En la reunión, presentes las autoridades 243 municipales, tres mampos tomaron la palabra para decir que “si los hombres, los muchachos, las muchachas, las señoras y sus hijos tienen derecho a un techo, ¿acaso que los gays no somos personas y no tenemos derecho como ciudadanos a un lote para nuestra propia casa?”. Me dicen que fue la primera vez que se pusieron los términos de esta forma y que se asignaron lotes de tierra a muxes en cuanto ciudadanos. Los eslabones perdidos del heterosexual Algo que me llamó la atención en los ritos de transformación de los que he hablado al principio, fue el manejo de la estética como otro elemento de identidad en la vida de los muxe. Estética en primer lugar del cuerpo, pero también de las cosas, del ambiente, de la gestualidad. Diría que producen y cultivan la estética de lo cotidiano. Así como a nivel mundial los creadores de la industria de la moda son frecuentemente homosexuales - y en este sentido imprimen un gusto a la moda, haciendo a la mujer más apetecible a la mirada de los hombres - en el Istmo, también son muxe los estilistas de la moda regional, sin faltar quien transforma el gusto local en un sofisticado look, como un famoso gay istmeño que viste a las vedettes de mayor fama en la Ciudad de México. Ellos son los que elaboran el suntuoso traje regional, desde el diseño al bordado; los que se encargan de la decoración de las fiestas, desde los adornos en papel hasta los estandartes y las mantas pintadas; los que construyen los carros alegóricos que se usan en las Regadas de Flores, los que elaboran los platillos y dulces tradicionales. Ellos son los estilistas del peinado, los que enseñan danza regional, los mejores bailarines y los coreógrafos de las danzas que se han puesto de moda en la celebración de los aniversarios. Si una mujer quiere arreglarse muy bien para alguna ocasión, es al muxe a quien acude para que le sugiera la mejor combinación de colores, el vestuario, el peinado, el arreglo floral para sus cabellos y la combinación de joyas. Si hay que arreglar bonito la casa, el altar familiar, el altar del día de muertos, un arreglo floral para regalo, la capilla, es al muxe a quien se pide sugerencias porque "a todo le ponen una gracia que ni las mujeres tienen". Pienso en la decoración de la casa, el bar, la cantina, la fiesta, los objetos de uso, las cruces que se llevan en procesión, los carros alegóricos, la apariencia personal, el vestido, los colores, la comida, las mantas pintadas que delimitan el área de las fiestas, es decir, todo lo que tiene que ver con la formación de la estética local. Como si fueran los profesionales de la exhibición (empezando por su cuerpo), los creadores de aquella 244 cosa, aquel detalle, que capta la mirada y hace - para gozo de los ojos y del alma - la vida cotidiana más llevadera. Así mismo retoman tradiciones que hombres y mujeres van dejando, como la de los "buelos", por ejemplo. En la medida en que la "modernidad" tiende a fomentar la desaparición de las actividades artesanales, la cultura tradicional ofrece todavía espacios para la expresión y creatividad del gay. Llama la atención la función social que desarrollan en la comunidad a través del cuidado de los ancianos y niños. En una sociedad donde tanto el hombre como la mujer trabajan fuera del ámbito doméstico y que carece de servicios públicos para la atención de los niños en edad preescolar y más aún de los ancianos, el muxe se vuelve un elemento precioso para la vida productiva de los padres y el bienestar de aquellos miembros que necesitan de otros para vivir. Cumplen la función de "dadores de atención" como la de la hija soltera en el modelo familiar mestizo. Los muxe parecen ocupar, según mi hipótesis, aquellos espacios, tal vez liminares, que hombres y mujeres descuidan o no pueden ocupar. Pienso en su sentido de liviandad ante lo cotidiano, por ejemplo. Dice la gente: "de todo se ríen, son pura risa, todo es risa para ellos". Dicen ellos: "¡De todo nos reímos, que bárbaros!", Sobre la "natural" propensión de los gays a la risa y a no tomar demasiado en serio la vida, hay coincidencia general, lo que a su vez denota una rigidez de actitud ante la vida de los que no son gays. Pienso en el manejo cotidiano de la seducción, más bien en la seducción como uno de los ejes de la existencia. Otra cosa que llama la atención es la alianza y complicidad entre muxe y mujeres. Aparte de las funciones familiares ya descritas y de lo que brindan a la estética femenina, a ellos acuden para compartir experiencias y sentimientos los cuales normalmente no comparten siquiera con otra mujer. ¿Con quién más se puede hablar en libertad de sexo, sin temor de recibir enjuiciamientos moralistas aterradores? ¿Quién mejor que un gay para platicar de la vida amorosa e intentar llegar a conocer el corazón y la mente de un hombre? ¿A cuál mujer u hombre neutral acudir para que "me haga el paro con aquel muchacho de la casa de enfrente que me priva y ni siquiera me mira" o "con mi marido para que no se entere que le pongo los cuernos"? 245 Sexo, sentimientos y pasión Una de las opiniones más difundida en la población mestiza heterosexual es que necesariamente los homosexuales establecen relaciones sexuales y emotivas con otros homosexuales. De las locas que yo conozco, ninguna busca un compañero homosexual, no les gusta, más bien lo aborrece. Lo que quieren es un varón, un hombre heterosexual, posiblemente macho o mejor machín. Hay uno que otro gay, de los más sofisticados, que pueden tener un compañero gay, pero sólo les gusta si su aspecto es muy varonil. Los gays de la alta burguesía aman lucir a su mayate y, como hacen los hombres con sus queridas, le ponen casa, le compran un coche del año, cadenas de oro y vestidos de marca. Así como en el certamen descrito, en las casas y las fiestas de mis amigos circulaban a su alrededor una cantidad impresionante de hombres notoriamente heterosexuales, muchos de ellos casados o con novia. Ante mi comentario, se abrió la caja de Pandora de los chismes pues, como en todo pueblo, la boca nunca descansa y los chismes vuelan. Más aún porque provoca un profundo placer exhibir la propia capacidad de seducción, que es todavía más placentera y cargada de poder cuando el seducido es un hombre declaradamente heterosexual, es más, guapo y codiciado por las mujeres. Es cuando la performance llega a su máxima expresión, como cuando un buen actor logra cautivar al público y provocar risa, llanto, enojo, admiración, inquietud, ansia y todo tipo de reacción emotiva. En las pláticas con los hombres, cuando hablaban de su vida de alcohólicos, aludían con cierta frecuencia a relaciones extemporáneas con los jotos: "me la pasaba en las cantinas, sexo y alcohol van acompañados y ya ves que en la cantina nunca faltan unas nalgas de mujer, aunque sea de joto, de perdida". Como me dijo Rocío - "Ay mana! mucha putería en Juchitán, mejor que Sodoma y Gomorra". Por su parte las locas lamentan (a veces hasta lloran), la imposibilidad de tener una relación con un hombre - o con su "marido", como llaman al compañero con quien tienen una relación mínimamente estable, no ocasional - "como las mujeres, con un hombre atento, cariñoso, que me defiende, que me lleve a pasear". Algunas locas llegan a vivir por breves temporadas con un hombre al cual generalmente mantienen. Tener marido o novio no supone necesariamente tener relaciones sexuales. Varios trasvestis me decían que del novio quieren caricias, abrazos, cariño, en fin, una relación donde sea más importante lo afectivo 246 que lo sexual. Algunas locas me dicen que tienen novio porque salen a pasear regularmente; sus familias, amigos y vecinos están enterados; él va a su casa a verla, "a las siete, cuando sale del trabajo", bien recibido por la mamá de "ella"; "ella" lo puede visitar en su casa, bien recibida por la mamá de él, quien inclusive puede llamar la atención a su hijo cuando observa que éste no "la trata bien, como debe de ser". La mayoría de las locas traiciona a sus novios ocasionalmente por placer o por ganar dinero, mismo que acaba en las bolsas del chichifo. Pero esto sí, ¡los celos! Estos no pueden faltar en una relación en serio. Ella lo cela porque él ha mirado "a aquel otro puto, la perra que dice ser mi amiga"; él la cela porque no sabe dónde acaba el placer y empieza el negocio o viceversa. Aparte de la primera experiencia que generalmente es con un hombre de mayor edad, casi nunca las locas tienen novios o "maridos" de su edad o mayores. Hay siempre más de dos o tres años de diferencia entre los dos; si ella tiene dieciocho, él tiene catorce o quince, máximo dieciséis, si ella tiene veinte, él está entre los dieciséis y los dieciocho. Los mayores de esta edad, por lo regular hombres casados, pueden ser clientes ocasionales. Muchas se han enamorado alguna vez de un hombre hasta "morir por él", por haber sido abandonadas o traicionadas en la forma más brutal. Difícilmente después de esta amarga experiencia vuelven a enamorarse y más bien prefieren asumir la soltería como el estado "natural" del gay, "no hay de otra". Uno de los "maridos" de Vera era una personalidad en Juchitán, hombre considerado hombre, más bien galán de muchas. Sin embargo todo el mundo en el Palacio sabía de su relación con Vera: una relación pública a medias, todos lo sabían pero nadie la admitía ni se escandalizaba. El señor, que además vivía separado de su esposa, procuraba no hacerla demasiado evidente, no caminaba abrazado con ella, ni la llevaba a una fiesta, ni la presentaba como compañera. Y en realidad era una entre varias. Pero, cuando Vera llegaba a su oficina, él siempre la atendía, iba de visita a su casa y era muy amigo de sus padres que, entre pláticas, botana y cerveza, lo llamaban yerno. A Vera le dolía esta situación de semiclandestinidad, en gran parte porque no podía lucir públicamente a su hombre y tener confirmación, a través del reconocimiento (y la envidia) de los otros, de su éxito como mujer. Sin embargo, ponía mucha atención en no modificarla para no crear conflictos que pagaría en 247 soledad. Por otra parte, tampoco ella es una perita en dulce. Muchas compañeras la envidiaban por tener ese novio, ¡tanto solterón de oro! También la relación de Jesusa con su novio es semipública, dice que es bien recibida por su suegra y su cuñada, pero su novio tiene una ex esposa, una novia oficial, es muy mujeriego y le gustan también otros putos. "Ella" lo quiere olvidar pero no puede, la carne clama y el deseo la atormenta. Por su parte Luis estaba sufriendo mucho en este periodo por el abandono de su "marido", un muchacho de veinte años (Luis tiene cuarenta y no es vestida) del quien estaba profundamente enamorado, y que, después de casi un año de convivencia, se fue en búsqueda de otras sensaciones: apareció con una novia. La relación sentimental es uno de los problemas más conflictivos para las locas por la inevitabilidad de la ruptura y la inherente inestabilidad: "porque es natural, - dicen - él debe seguir lo que le dice su naturaleza de hombre, estoy consciente de eso". En la conformación de la identidad individual y de una forma de vida propia, entonces, queda clara en la conciencia la irrealidad de mantener la relación con una sola pareja (como pregona CONASIDA y Provida) y la necesidad forzosa e inevitable de tener múltiples relaciones a lo largo de su vida. Cuando, en ocasión de una plática que se dio a un grupo de locas sobre enfermedades de transmisión sexual, el locutor afirmó que la mejor prevención era tener una sola pareja, la platea explotó con una salva de risas y un sin fin de burlas frente a tanta ingenuidad: "estás mal, es imposible, ninguna de nosotras puede hacer esto, no somos para esto", le gritó Germán. Tanto más conflictivo porque en la aspiración de ser mujer viene a fallar un elemento fundamental del modelo femenino dominante: el ser mujer para un hombre. Para mantener una relación, aparente en cuanto tal y en cuanto a estabilidad, se emplean varias estrategias: hacer la vida del compañero lo más agradable posible, llenarlo de atenciones (luego llorar porque el amigo no corresponde), mantenerlo si es necesario, buscando pretextos y justificaciones para no admitir que el tipo es un chichifo, cuidar las formas de clandestinidad como si fuera un problema propio, inclusive en el acto sexual buscar el placer de él más que el propio, dejarle libertad, aun con mucha amargura, para relacionarse con novias y esposas. 248 Igual que entre mujeres y hombres, hay dinero de por medio en este tipo de relaciones. Siempre he visto a la loca pagar el taxi, la entrada a la discoteca, el trago, la comida; el joven que la acompaña nunca tiene dinero para pagar aunque sea la pesera y por fin todo se resuelve pagando con dinero el "favor" que le hace el tipo honrándola con su pura presencia. El dueño de un local nocturno, donde frecuentemente se presentan shows trasvestis y que es uno de los lugares de encuentro y ligue del ambiente gay, me comentaba que hasta le daba pena cobrar ya que "siempre es ella que paga", sabiendo que las locas tienen generalmente pocos recursos económicos. A diferencia de lo que pasa en una relación heterosexual, donde generalmente es el hombre quien paga para obtener los favores de la mujer, aquí es al revés y lo que se monetariza es la ilusión de una relación. Los muchachos y hombres cortejados por una loca o un gay varón casi siempre piden dinero o regalos a cambio de sus servicios, así que existe una verdadera prostitución masculina heterosexual que se ha ido incrementando en los últimos años entre los jóvenes varones. Sin embargo, se llegan a formar relaciones donde existe un cariño sincero por parte del mayate, pero que no son públicamente visibles por ser socialmente reprimidas. Por ejemplo, el amante de Armanda, que vive en otra ciudad, cuida su relación con él con muchas atenciones, aunque no son expresadas en público. Asimismo el compañero de Felina, aun viviendo en otra ciudad, mantiene la relación desde hace ocho años y en momentos importantes de la vida de su “mujer” regresa a Juchitán para apoyarla. Cuando Felina fue mayordoma de la Vela de las Intrépidas, su compañero trabajó y cumplió con los compromisos que corresponden al hombre como nunca he visto hacer a un marido. En Juchitán existen contadas parejas de muxe que llevan largo tiempo viviendo juntos. Una pareja en especial es causa de admiración y envidia, viven juntos como una clásica pareja heterosexual desde más de diez años; él viste de hombre, cuida con esmero que "ella" siempre esté bien vestida, le compra la mejor ropa y joyas, la acompaña a las fiestas, baila con ella, la abraza. De ellos hablan como de una pareja lograda y feliz: "él la viste muy bien, todo le compra, cuida de su apariencia hasta en los detalles para que la gente admire su belleza y lo bien que la trata. El se ve reflejado en ella, todo lo mejor se lo da para que luzca siempre lo mejor." 249 El reclamo de todas, lo que más las escucho lamentar en los momentos de ebriedad, cuando la risa cede al dolor, es la incapacidad de los hombres de tener atenciones para con ellas, la incapacidad de actuar y de tratarlas como lo harían con una mujer o con su novia. Representa tanto una carencia afectiva como un fracaso en el reconocimiento de su identidad femenina. El regalo de una flor, una caricia en público, una llamada por teléfono preguntando como está, un desayuno servido de vez en cuando, una sobada en la espalda o en los pies cuando está cansada, la defensa ante eventuales agresiones, son motivo de emoción, regocijo y muchas charlas con los amigos: "ya ves, sí me quiere, me habló desde Oaxaca, me sirvió el café, me regaló esta sortija, vino a verme a mí antes que a su novia". No encuentro muchas diferencias con lo que experimentamos las mujeres cuando pasa el primer periodo de noviazgo o enamoramiento, al igual que las locas nos quejamos de la ausencia de detalles "bonitos" de parte de nuestros hombres e igualmente sentimos cierto grado de precariedad en las relaciones en estos tiempos de profunda crisis del modelo tradicional de pareja. En este caso la expresión de los sentimientos es más inhibida por los prejuicios sociales, como me dijo un señor en forma cruda pero acertada: "en nuestra sociedad es natural regalar una flor a una mujer, mas no a un puto". Cuando se da una relación más estable se tiende a legitimarla con un "matrimonio". Se hace gran fiesta con los amigos, él de frac, "ella" con vestido blanco de novia con su tocado de tul y el ramo de flor en las manos, eventualmente unas lágrimas de emoción al pronunciar el fatídico sí frente al amigo que se desempeña como cura. Yo misma me emocioné mucho cuando un amigo me anunció que se iba a "casar" con su compañero y empecé inmediatamente a sugerir el vestido y los adornos que a mi juicio le hubieran quedado más elegantes. Por cierto la situación sexual y sentimental es mucho más compleja y dolorosa a vivir por parte de un gay maduro que puede ofrecer solo dinero a cambio de favores masculinos. 250 Reflexiones Finales Como hemos visto la investigación etnográfica confirma en gran parte las hipótesis iniciales sobre la codificación cultural de los espacios sociales según un modelo que asigna a las mujeres una hegemonía en el ámbito doméstico, en el comercio, en el sistema festivo y ceremonial; al hombre asigna el ámbito de la producción, de la política, la producción cultural y las cantinas. Los muxe-gays los encontramos en casi todos los campos, excepto en la política y la cultura, aunque sí son los artistas y artesanos a nivel popular. Como las mujeres, no pueden ocupar lugares masculinos de prestigio. Lo que demuestra otra vez como el ejercicio de la sexualidad tiene profundas relaciones con el ejercicio del poder. Pero también problematizó este esquema mostrando la complejidad interna de cada ámbito, los juegos de poder, los conflictos y negociaciones que cada elemento del sistema genérico expresa en el ejercicio de su rol social. Encontramos, por ejemplo, que en el ámbito productivo, asignado tradicionalmente al hombre, hay una importante participación de las mujeres, por ejemplo en la producción de textiles y la elaboración de los productos pesqueros o agrícolas, prácticas que quedan ocultas en la representación social alrededor de. Ellas, pues se consideran como “naturales” de las mujeres (como hacer totopos o comida para la venta), o porque son actividades dejadas por los hombres y asumidas por las mujeres (como la fabricación del queso). La investigación ha revelado también el papel fundamental y casi exclusivo que las mujeres juegan en la distribución y circulación del alcohol. Arma de doble filo, ya que si es cierto que la venta de cerveza es una importante contribución a la economía familiar, por otra parte su ingesta desmedida es un elemento que favorece los procesos de disgregación familiar y comunitaria cuyos precios pagan en primer persona las mujeres ya que se ven afectados sus ámbitos tradicionales de influencia. Por otro lado, las mujeres ya entran a formar parte en mayor medida de una capa media profesional en expansión, que se ha formado como esencialmente masculina, quedando sin 251 embargo excluidas de los puestos de prestigio, decisión y poder legitimados por la cultura política local y nacional y destinados a los hombres. En lo que concierne a lo familiar se ha aclarado que solo las mujeres adultas con hijos y que no están en edad reproductiva, como las abuelas, son los elementos unificadores de la familia a nivel moral y afectivo, a las que se les reconoce un poder y una autoridad bastante más amplios de los que el patrón mestizo nacional asigna a las mujeres, inclusive en el manejo del hogar. En el contexto económico doméstico las mujeres son proveedoras por lo menos al igual que el hombre, posiblemente más en estos tiempos de modificación del modelo económico comunitario y de transformación e inestabilidad del mundo laboral masculino. La mujer es “jefe de la casa”, la que organiza las actividades domésticas (que incluyen las ceremonias), controla la economía familiar (en la que participa) y es la que cuida de los vínculos afectivos (incluso de las alianzas matrimoniales), mas no “jefe de la familia”, rol de autoridad que pertenece al hombre y que las mismas mujeres le otorgan. El sistema ceremonial, que sigue representando un sistema de prestigio esencialmente para las mujeres, está sufriendo profundas y rápidas modificaciones. La más notable es la creciente participación de las empresas cerveceras en el patrocinio de las fiestas tradicionales y la alianza de intereses que une a las mujeres y las compañías. Por lo que concierne a los hombres, el trabajo ha puesto de manifiesto que el ámbito de la producción sufre unas modificaciones estructurales: una crisis endémica de los trabajos tradicionales (campesinos, pescadores, cazadores, etc.) ligados a la explotación de los recursos naturales, la falta de un desarrollo de tipo moderno sea del campo sea de la industria, el incremento de la desocupación masculina y de las olas migratorias. En fin, una situación de mucha inestabilidad laboral que se refleja en todos los ámbitos de la vida y que los afecta más que a las mujeres que, a través del comercio, logran resistir mejor a los embates del modelo económico globalizador. Es más se benefician, como es notorio en el caso de la relación Coronafiestas-cantinas-mujeres. Consecuentemente, se va transformando también la relación solidaria y complementar de los cónyuges en la empresa doméstica, ya que viene menos el aporte tradicional del hombre como campesino, artesano, etc. 252 A nivel social, se asiste a la expansión de una capa media de profesionistas e intelectuales que revitalizan la etnicidad y fomentan un renacimiento de la vida política y cultural. Los hombres de este estrato social construyen un articulado discurso étnico (podríamos llamarlo de ‘nacionalismo étnico’), que es tanto un elemento de resistencia hacia las políticas culturales nacionales como un instrumento de legitimación de su poder político y también un igualmente poderoso discurso sobre las mujeres, sus mujeres. A través de ellos y sus obras, Juchitán se lanza al escenario nacional, y hasta internacional. En relación con el discurso étnico, pasado el periodo más álgido de lucha en los años ‘70 y ‘80, y el proceso de revitalización de la etnicidad, en tiempos de reflujo de las idealidades (fenómeno mundial), tiende a volverse un discurso estereotipado donde el acento es puesto más sobre la resistencia cultural en sí, que sobre la utopía hacia el futuro. En simples palabras la identidad ofensiva, en términos de Touraine, basada en un proyecto étnico-político que lucha para liberación de la pobreza, la autonomía regional, la valorización de la especificidad cultural vs. la globalización en los términos que se imponen etc., se vuelve defensiva (siempre en términos de Touraine), en un discurso que hace más referencia a la resistencia cultural, a través de la idealización de la costumbre, del terruño, de las mujeres inclusive, sin tener el necesario soporte de un proyecto político global con visión hacia el futuro y capacidad autónoma de negociación frente al proyecto globalizador. Por otra parte, y en esto concuerdo plenamente con Campbell del cual reporto casi textualmente las palabras, la glorificación de la cultura y la historia zapoteca, si bien fortalece al movimiento político internamente, como otra cara de la medalla, limita su posibilidad de expansión y la búsqueda de políticas alternativas hacia los otros grupos indígenas y los mestizos. En otras palabras, la insistencia en la cuestión étnica se vuelve elemento de freno y de división regional en una situación en la cual toda una región, el Istmo, está en las miras del capital transnacional y no solamente Juchitán. En este sentido me parece que el discurso étnico coceista tiene varios puntos de contacto con el discurso nacionalista del Estado mexicano, la glorificación de lo “nuestro” oculta o desvía la atención de las fallas estructurales del quehacer político, la falta de proyecto y de una utopía social. La cultura así corre el riesgo de volverse folclor. 253 En relación con el discurso sobre las mujeres y a la valorización social de las mismas hay que decir varias cosas. En primero es un discurso funcional a la imagen pública y a las representaciones “originales” que nutren los mitos folklóricos matriarcales tanto a nivel nacional como internacional. Más bien en el ámbito de las relaciones internacionalesl se asiste a la inauguración de un turismo intelectual alternativo que promueve la imagen, frente al mundo del ‘estilo zapoteco’, como lo define Anya Peterson. No es un caso que hay una divergencia de actitudes entre hombres y mujeres sobre el matriarcado. En su mayoría las mujeres, y esencialmente a nivel popular, rechazan esta clasificación y afirman una ética de complementariedad, de unión de los dos sexos, y de respeto reciproco de los ámbitos de acción y poder: Cuando me dicen que aquí mandamos las mujeres, les digo que no es cierto. También ellos trabajan, el teco no es mandilón, es fuerte. Tiene sus huevos puestos y así debe de ser, así es la costumbre. Son las personas de afuera que dicen que la mujer está encima de los hombres. Esta es una herencia de antaño. Pero no es para sojuzgar al hombre, para ofender al hombre en su dignidad. Es que nuestros antepasados dividieron nuestro trabajo. El hombre se dedicaba al trabajo más fuerte, la mujer era la que cuidaba de la armonía en el hogar. Si bien en la afirmación de su identidad como mujeres zapotecas sostienen constantemente la necesidad de la separación de los universos, femenino y masculino, de lo que es ámbito de la mujer y del hombre, asimismo no conciben la dominación de un sexo sobre el otro. En la lógica femenina ambos, hombres y mujeres, son indispensables para que "la costumbre" siga, y la "costumbre" también requiere que la mujer desempeñe toda aquella variada gama de actividades y poderes que finalmente ellas sienten que no van en beneficio exclusivo del genero femenino, sino de la comunidad en su conjunto. Aquí no tiene sentido esto de la liberación femenina, tenemos mucha libertad. El problema no es luchar contra el hombre, sino luchar junto con nuestros hombres contra los que nos quieren dominar y cambiar nuestra costumbre. Aquí todos somos iguales, hombres y mujeres. Cuando hay algún problema en el pueblo jalamos parejo con nuestros hombres, hombres y mujeres somos tecos. En cambio, lo que he observado es que los hombres (y en parte algunas mujeres ‘acculturadas’ al feminismo) coquetean con el concepto: por una parte, al interior lo rechazan 254 con la misma vehemencia de las mujeres, pero con motivaciones diferentes, ya que si ellas por prestigio personal no pueden admitir de tener hombres debiluchos, ellos tampoco pueden aceptar de ser mandados por mujeres. Sin embargo hacia el exterior llegan a fomentar el mito como resulta del mismo caso emblemático reportado por Verónica Bennholdt-Thomsen y vivido en persona, cuando Víctor de la Cruz presentó una ponencia en el Congreso Internacional de Antropología del 1993, afirmando y defendiendo el concepto y realidad del matriarcado zapoteco. Un antecedente, en los años 40, es el trabajo de un ilustre intelectual juchiteco, Gabriel López Chiñas, que publica su estudio sobre la evolución social y jurídica de la familia zapoteca donde, basándose en la literatura especializada del siglo pasado, sostiene que la unión monogámica y el tabú de la virginidad en la sociedad zapoteca son instituciones matriarcales. Ninguno de los autores que sostienen la existencia del matriarcado da una definición teóricamente atinada del concepto. Como demuestran las autoras P. Webster y E. Newton en su ensayo "Matriarcado: enigma y paradigma", hay una confusión en la literatura socioantropológica sobre el concepto. Para algunas autoras matriarcado quiere significar "poder de la mujer, como grupo, sobre los hombres, o sea dominación femenina": las mujeres, en cuanto tales y en conjunto, serían "más iguales/influyentes/estimadas que los hombres". Otras autoras se refieren a sociedades, no existentes en la actualidad, donde había un "orden social en el que la posición y el status da la mujer eran altamente estimados"1, es decir, donde las mujeres habrían sido "más iguales/influyentes/estimadas de lo que son ahora". Además casi todas las autoras enfocan el matriarcado "como influjo o poder de las madres"2. Es en este sentido que los autores mencionados conciben el matriarcado juchiteco, mientras que el patriarcado siempre ha significado el poder de los hombres en cuanto género. Tampoco comparto la idea de “matrifocalidad” y la opinión de B. Newbold Chiñas de que la sociedad zapoteca es más igualitaria en lo relativo a los poderes de los sexos. Como hemos visto no todas las madres son centrales y tienen poder en la familia, ni son centrales en todos los ámbitos de la cultura, aun en los ámbitos consagrados por la cultura a las mujeres, Por cierto que si hacemos una comparación, como lo hace la autora, entre la sociedad 1 2 op.cit. p.87 Ibídem 255 norteamericana y la latinoamericana en relación a la importancia otorgada por la cultura a la madre podríamos sostener que esta última es ineluctablemente “matrifocal ya que la cultura latina concibe a la maternidad como un eje constitutivo y fundante de la feminidad, pero este es un rasgo general, no específicamente zapoteco. En mi opinión la idealización y valorización de la mujer, en los términos líricos medievales de las canciones y por las formas escénicas y exuberantes en que se expresa en la política, la literatura y el arte, e incluso en la literatura extranjera sobre ellas, oculta otra realidad: la noigualdad de oportunidad de trabajo, el menor acceso de las mujeres a la educación, un fuerte control social sobre el cuerpo y la sexualidad de las mujeres en edad reproductiva en virtud de la defensa del honor masculino, el no compartir las responsabilidades domésticas (y no me refiero al lavar los platos), la recurrente infidelidad, el alcoholismo y la violencia de los hombres, la exclusión de las mujeres de los ámbitos de la política y la cultura y una gran soledad en los momentos críticos de su vida. En este sentido las mujeres zapotecas, a pesar de su potencial autonomía económica y de su valorización social, comparten la misma condición de las mujeres mestizas. En otros trabajos he afirmado que es en el ámbito de lo étnico y comunitario en que yo ubicaría un rol esencial de las mujeres zapotecas. Su forma de vida vierte en la reafirmación del ethos étnico, de las redes de lealtades primordiales hacia la familia, la comunidad, la cultura. Por esto la defensa del Ayuntamiento o de los proyectos políticos de sus hombres no está escindida de la defensa de la lengua, la cultura, la comunidad y sobre todo, diría, de una "costumbre" que las hace ser como son, ya que lo étnico representa el ámbito de poder que garantiza su libertad y identidad de mujer valorada. Si se trata de dar una definición de los roles y de la identidad de género, diría que lo que prevalece no es, como tal vez en el patrón nacional, la dicotomía entre ámbito privado y público, según el cual los roles femeninos se desarrollarían esencialmente en lo privado. Más bien se trata de una dicotomía étnico / no-étnico, adentro / afuera, donde los roles de los hombres y las mujeres se definen al interior según una lógica de complementariedad y exclusión de ámbitos de acción, según la cual las mujeres - y los muxe de nivel popular asumen en gran parte la responsabilidad de reproducir las estructuras económicas, sociales y 256 culturales tradicionales, la solidariedad comunitaria, lo cotidiano, el ethos étnico, o si se prefiere: la sensualidad de la vida, cómo en una ocasión me comentó Larissa Lomnitz, interpretando poética y atinadamente lo que yo no lograba expresar. Amalia Signorelli habla del pragmatismo de las mujeres, esto es en sus palabras, “ una filosofía del mundo y de la vida...un sistema de conocimientos, valores y códigos de comunicación compartidos a través de los cuales las mujeres construyen el sentido (significado y valor) de su existir y actuar en el mundo...Estos conocimientos y estos valores son pragmáticos es decir tienen su propia medida en los efectos prácticos que producen". El concepto de pragmatismo en ningún caso debe confundirse con ‘sentido práctico’ o como ‘la practica reino de las mujeres’, que es un lugar común muy difundido que implica que las mujeres son ineptas para la teoría y por ende ‘cabeza de chorlito’. El pragmatismo es el capital cultural femenino en el sentido de Bourdieu, o sea el conjunto de recursos culturales que los sujetos ponen en juego en sus relaciones sociales. Es producción cultural de las mujeres, producción cultural interna a un sistema social colegado a un sistema de roles , que produce reproduce y también modifica las condiciones de dominio de subordinación en la estructura genérica de la sociedad. Por medio del poder político, jurídico y administrativo formal y las actividades productivas, profesionales, militares, de negocios y artísticas, los hombres aseguran las relaciones con el exterior, así como, mediante su producción cultural, la continuidad de la ideología y del discurso étnico y por ende la legitimación social y política de ser. En otras palabras,. los hombres en las complejas relaciones entre etnia y sociedad nacional funcionan como elementos "mediadores" entre nación y comunidad, siendo al mismo tiempo los depositarios del poder simbólico, de la ideología política, de la palabra, del discurso, es decir de un capital cultural altamente prestigiado y que legitima su autoridad. Tanto la separación de los ámbitos de vida, como el manejo del poder formal e institucional que abre la posibilidad de formación de un capital de conocimientos y redes de relaciones que va más allá de lo local - al contrario del poder “informal”, de las mujeres que se ejerce en ámbitos más estrechos, contribuyen a conferir a los hombres la autoridad que sus mujeres les reconocen y que ellas mismas perpetúan a través de la educación de los hijos y de la rígida aplicación de la 257 costumbre. Poder político, poder simbólico, poder del discurso y de la palabra, capital cultural socialmente prestigiado . Caso único en el panorama étnico mexicano las zapotecas han cobrado el rol de emblema de la etnia. Por su parte, los hombres le reconocen este rol no por ser mujeres, sino porque son sus mujeres, es decir en virtud de aquellas capacidades genéricas que potencian la etnicidad y son compartidos por hombres y mujeres. Por el orgullo de raza no pueden aceptar ser indígenas, porque esta categoría está asociada con los vencidos, los colonizados, los que se “dejaron y se dejan doblegar por otros”. Paralelamente, aceptar la clasificación de su sociedad como matriarcado sería como aceptar una escisión del grupo entre dominante y dominado, metafóricamente entre mestizo e indígena, y esto es inaceptable para un zapoteco y en particular para las mujeres cuya identidad individual y de género se construye en gran parte a partir de una lógica comunitaria. En este sentido la valorización que el conjunto de la sociedad zapoteca otorga a las mujeres es en función de la revalorización de la etnicidad, al interior de la cual ha sido refuncionalizada y revalorizada una tradicional característica de género: el comercio. A cambio de esta valorización social, a las mujeres se les pide fidelidad a lo étnico. Por lo que concierne a los muxe la investigación aclaró che la “aceptación” social de la que gozan no está libre de contradicciones y de formas de marginación y violencia incluso. La gente de Juchitán está orgullosa de la permisividad que existe en su sociedad hacia la conducta homosexual y tiende a considerarla como un factor de liberalidad sexual que distingue su cultura de otras, como la mexicana. Sin embargo, de ninguna manera la sociedad zapoteca es el “paraíso de las locas”. Al contrario considero que el modelo cultural tradicional representa un prototipo rígido para regularizar, social y culturalmente, las prácticas sexuales y para ubicar la conducta homosexual, manifiesta o latente, la cual de cualquier manera no está restringida al homosexual manifiesto, ya que “el medio social no sólo es permisivo hacia la homosexualidad sino también participativo”3 en alguna manera de la vida de los muxe. Sin embargo ya llegan elementos de la modernidad y se empieza a notar una ruptura del modelo tradicional. 3 Guerra: 1989: 73 258 El muxe, que se desarrolla en el mundo de las mujeres, como hija destinada a la soltería y al cuidado de los padres, que reproduce, como las mujeres, la cultura tradicional, se vuelve gay, construye otro estilo de vida, influenciada por modelos culturales externos, se mete en política, se auto celebra, exige reconocimiento por parte de las instituciones, exhibe la capacidad de manejo de la sexualidad masculina, produce e incorpora a la tradición elementos culturales propios, en fin desborda los límites prefijados socialmente. Lizárraga expresa muy bien este pasaje: "entre homosexual y gay es posible encontrar las distancias que se dan entre las minorías silenciosas y las minorías activas"4, por lo tanto sujetos de la historia y esto causa desconcierto. Como bien dice Foucault: "lo que más perturba a los que no son gays es la forma de vida gay, y no los actos sexuales mismos... Lo que no pueden tolerar es la posibilidad de que los gays puedan crear tipos de relaciones no previstas hasta ahora"5, de hecho polimorfas, metamórficas, locas pues, fuera de lo normal. Cultura de la ambigüedad, de la performance, del exhibicionismo y de la trasgresión que rehuye tanto los estereotipos de género como la manía clasificadora de la cultura occidental mestiza. El concepto de “tercer género”, así como es usado por los autores en relación al muxe como repertorio de características de ambos sexos coagulados en el individuo es demasiado estrecho y descriptivo, oculta la complejidad de roles, de identidades, de interrelaciones contradictorias entre lo biológico, la sexualidad y el género6. Al contrario lo que me parece original e interesante es que la cultura zapoteca da lugar y espacio a las zonas de sombra, de indefinición, de contradicción, de liminalidad (el umbral entre el ser y no ser, entre una cosa y otra en proceso de cambio) de la naturaleza y de la identidad sexual. En mi opinión, el modelo zapoteco tiene muchas similitudes con el de varias sociedades indígenas amerindianas de norteamerica. En estas también las mujeres tenían prestigio social e igualmente existía una forma institucionalizada de trasgresión sexual de los 4 Lizarraga Xabier: “ Notas para la construcción de las semánticas homosexuales” PUEG-UNAM, México D.F. 1995 (mimeo) 5 "Entrevista de James O'Higgins a Michel Foucault" en Steiner, G. y Boyers, R. Homosexualidad: literatura y política, Alianza Editorial, Madrid, 1985, p.23. 6 Gilberto Giménez, al contrario, en una comunicación verbal sugería que se trata de una “identidad contrastada”, tanto por lo biológico, como cuerpo que anhela a ser otro, como en lo social ya que también hay una actitud de rechazo o inconformidad hacia sus expresiones de vida. 259 varones, en la persona del berdache. Webster y Newton (2000) sostienen que, en estas sociedades7, la capacidad de las mujeres de ser un actor económico independiente (como artesanas y curanderas), con el derecho de disponer de sus propiedades en forma autónoma de sus maridos, era un fuerte elemento de prestigio social femenino. Y agregan “ hay que subrayar que este modelo de producción y asignación no favorecía a todas las mujeres, sino que cada generación proporcionaba habitualmente una determinada porcentaje de mujeres exitosas” (ibídem:208). Según las autoras, el sistema de género amerindio no privilegiaba el sexo como marca distintiva sobre la cual la sociedad elaboraba la especificidad de género, cuanto la esfera de la producción y de las actividades necesarias en y para la sociedad. El significado de la distinción de género en la sociedad indígena americana se fundaba mucho más sobre las diferencias en la especialización productiva que en la posición al interior de un sistema de interacción político sexual. Las identidades sexuales... eran ligadas principalmente a las esferas de actividades marcadas tradicionalmente. Lo que preparaba el terreno para una categoría intersexual basada en ocupaciones intersexuales e indica en parte como “la trasgresión” pudiera ser aceptable” (ibídem:209). En sentido similar, el sistema de género zapoteco se organiza en base a una división del trabajo social que no privilegia el hecho biológico como base para la construcción del género. El estatus del muxe tiene que ver con la marcada división de roles sociales que caracteriza a la sociedad zapoteca y con la situación de la mujer en la familia y la comunidad. La visibilidad y presencia social del muxe son posibles, ya que las mujeres tienen poder, no son sumisas y pueden protegerlos a cambio de un reforzamiento de su poder social, desplegando aquellas funciones ya descritas en la familia y en la comunidad. Por otra parte los homosexuales dan a los hombres la posibilidad de ejercer una sexualidad sin compromisos sociales, son cuerpos para el placer del otro y para el reforzamiento de una masculinidad continuamente amenazada por mujeres fuertes y 7 Las autoras, basándose en un amplia producción etnográfica de diversos autores, nombran a Mohave, Zuni,Hopi, Navajo, Yuman, Crow, Yokut, Papago Cheyenne Winnwbago, Omaha, Ojibwa, Cocopa, apache Miami, Yurok, ¨Piegan. 260 tendencialmente dominantes. Por fin, la valorización social que se le otorga es también, como por las mujeres, en función del potenciamento de la etnicidad. El muxe encuentra formas de expresión y afirmación tanto en espacios rígidamente legitimados por la cultura como femeninos y masculinos, como en aquellos intersticios y zonas de la convivencia y de la producción cultural que quedan fuera o periféricos respecto a la influencia de la cultura heterosexual, dándole una potencial libertad que se despliega en un amplio abanico de expresiones y opciones individuales, creando formas de vida no previstas y por lo tanto consideradas peligrosas para el orden social. Y no casualmente la Vela de los gays de Juchitán se llama de las Intrépidas Buscadoras del Peligro. Lo buscan en la medida en que salen de la casa, de los esquemas predefinidos de la cultura y del ámbito protector comunitario. No sólo trasgreden el "orden" sexual, sino también un "orden" o una lógica étnica que había asignado y estructurado espacios y funciones que les permitía ser integrados a la normalidad de la vida comunitaria. El modelo socio-cultural tradicional prevé funciones y espacios a la expresión de personas fuera de la norma y concibe incluso la posibilidad de que un individuo sea socialmente hombre y/o mujer en distintas etapas de su ciclo de vida. El muxe-gay es considerado fuera de la norma “natural” heterosexual, algo poco claro de la naturaleza. Pero sin duda hay una organización social, no exenta de contradicciones, que permite a los varones (y no a las mujeres) una forma distinta de ejercer la sexualidad y de construir otro estilo de vida que puede, a la vez, articular las características de los dos géneros y generar prácticas, comportamientos y elementos culturales propios. En conclusión, de esta experiencia y descripción se desprende que la cultura zapoteca es extraordinariamente dinámica, expresión de una sociedad que logra conyugar en forma original tradición y modernidad, cambios y permanencia, conflictos y armonías, ciencia y magia, bipolaridad y tridimensionalidad genérica. Para finalizar, invito al lector a visitar este ‘pueblo’, contribuir al turismo intelectual alternativo, disfrutarlo intensamente y sacar las otras múltiples interpretaciones que inspira este lugar de pasiones, contrastes, placeres, artes, fiestas y excentricidades. Feliz viaje. 261 BIBLIOGRAFÍA Abric, Jean Claude, Pratiques sociales et représentations, Paris, Presses Universitaires de France, 1994 Adler Lominitz Larissa y Marisol Pérez Lisaur, “La mujer urbana de clase alta en la ciudad de México: el caso de una familia de empresarios”, ponencia presentada al Primer Simposio de Investigación sobre la Mujer, México, 7-9 Noviembre, 1977. ___________________________________, Una familia de la élite mexicana. Parentesco, clase y cultura. 1820-1980, México, Alianza,1993. Alcina Franch, José, Calendario y religión entre los zapotecos, UNAM, México, 1993. Anderson, Benedict, Imagined Communities, Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, London, Verso, 1933. Aries, Philippe, “Reflexiones en torno a la historia de la homosexualidad” en: Sexualidades occidentales, México, Paidós, 1982. Aubague, Laurent, Discurso político, utopía y memoria popular en Juchitán, Oaxaca, Oaxaca, Instituto de Investigaciones Sociológicas/UABJO (Uni. 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Distrito de Juchitán Municipio KM2 Población Asunción Ixtaltepec 547.33 14,357 Barrio de la Soledad 233.65 11,535 Ciudad Ixtepec 229.65 21,449 Acuites 160.75 9,122 82.93 7,710 414.64 66,414 1,459.54 38,755 Niltepec 680.01 5,475 Reforma de Pineda 193.92 2,826 San Dionisio del Mar 237.30 4,245 San Francisco del Mar 400.61 4,603 San Francisco Ixhuatán 406.99 9,053 San Juan Guichicovi 563.91 26,199 1,593.50 5,683 544.78 10,520 3,572.21 5,733 Santa María Petapa 154.44 10,750 Santa María Xadani 89.31 4,957 Santo Domingo Ingenio 354.68 7,514 Santo Domingo Petapa 232.20 7,700 1,024.49 9,694 132.69 11,957 13,309.53 296,251 El Espinal Juchitán de Zaragoza Matías Romero San Miguel Chimalapa San Pedro Tapanatepec Santa María Chimalapa Santo Domingo Zanatepec Unión Hidalgo Totales Fuente: INEGI, Oaxaca. Resultados Definitivos. XI Censo General de Población y Vivienda, México, 1990 273 Distrito de Tehuantepec Municipio KM2 Población Guevea de Humboldt 514.43 5,267 Magdalena Tequisistlán 599.64 6,715 Magdalena Tlacotepec 234.75 1,165 Salina Cruz 113.55 65,707 San Blas Atempa 148.00 10,935 75.27 9,498 San Miguel Tenango 326.61 920 San Pedro Comitancillo 165.86 3,651 San Pedro Huamelula 505.23 7,697 San Pedro Huilotepec 102.06 2,236 Santa María Guienagati 211.76 2,198 Santa María Jalapa del Marqués 562.64 9,959 Santa María Mixtequilla 186.27 3,629 Santa María Totolapilla 267.92 929 Santiago Astata 446.54 2,275 Santiago Lachiguiri 673.63 5,427 Santiago Laollaga 506.50 2,790 67.62 1,340 965.80 47,147 6,674.08 189,485 San Mateo del Mar Santo Domingo Chihuitán Santo Domingo Tehuantepec Totales Fuente: INEGI, Oaxaca. Resultados Definitivos. XI Censo General de Población y Vivienda, México, 1990 274 Apéndice 2. Mapas de la región y de Juchitán 275 Tomado de Ursulino Rueda Saynes y Magdalena Rueda Jiménez, Juchitán. Un pueblo típico zapoteca, México, Editorial del Magisterio, 1988 276 277 278 Apéndice 3. Cronología de la COCEI 279 280 281 282 283 284 285 286 287 288 289 Apéndice 4. El Convite. La Calenda. Las Velas. El Convite El Convite - que también se llama Regada de Fruta o Regada de Flores, ya que anteriormente se acostumbraba regalar flores y frutas a los participantes - es un desfile que se inicia por la tarde que sigue a la Vela para anunciar la misa de la mañana siguiente. Alrededor de mediodía empiezan a reunirse, en casa del mayordomo, todos los miembros de la Sociedad, mientras una banda de música toca para alegrar la reunión. Por la tardecita se lleva a cabo el desfile de esta manera: abre la banda, seguida por la pareja de mayordomos salientes - la mayordoma con una vela labrada y adornada en las manos; detrás los mayordomos entrantes, que en esta ocasión se dan a conocer; luego van los socios: las guzana cargando en los brazos floreros y velas, los hombres, racimos de flores de coyol - una palmera espinosa que crece en la región y da racimos de flores blancas muy olorosas, que se utilizan mucho en las ceremonias. Floreros, flores y ceras adornarán la iglesia y el altar en la misa. A continuación desfila la "Capitana", una joven soltera que lleva su "resplandor" en la cabeza y porta el estandarte con la imagen y leyenda de la Vela; va acompañada de jóvenes vestidas y alhajadas con la mayor elegancia, según la tradición. Las jóvenes mujeres van sentadas, en otro tiempo en carretas, ahora en carros de redila adornados con mantas coloradas, desde donde tiran o riegan frutas - por ende el nombre de Regada de Frutas - y objetos de plástico a las personas que se aglomeran a los lados para presenciar el desfile, los niños en primer lugar tratando de agarrar más regalos posibles. Solamente en las Velas religiosas, es decir las dedicadas a los santos, desfilan los carros alegóricos con escenas religiosas, representadas por niños. Continúa la procesión a caballo encabezada por el "Capitán", un joven o adolescente acompañado de sus amigos y amigas vestidos de revolucionarios y "chinas poblanas", también a caballo, que van repartiendo obsequios. Un trío tradicional - formado por un músico que toca el tambor, otro la flauta y otro un caparacho de tortuga - se agrega a la procesión. En seguida viene una fila larguísima de carretas arrastradas por una junta de bueyes, que antes eran los únicos vehículos que desfilaban, adornadas con hojas de plátano, flores, banderas de papel de china de colores y con las ruedas pintadas de blanco y azul en las cuales se lee "Viva San Vicente Ferrer", por ejemplo. A veces son más de 50 las carretas que van desfilando por las calles del pueblo y 290 transportan grupos de jóvenes con los cohetes y fuegos artificiales que se quemarán a la hora de la misa. En algunos desfiles antes de las carretas va un toro suelto, más bien semisuelto, ya que algunos jóvenes lo detienen con mecates, lo cual provoca gran alboroto y diversión entre los asistentes al desfile. Cierran la procesión los pescadores, que lanzan sus “atarrayas”1 tratando de atrapar a los espectadores. Los pescadores simbolizan a los apóstoles, “pescadores de hombres" (Orozco, 1946:108). Me decían que la Regada de Frutas estaba asociada a los rituales agrícolas y que simbolizaba un augurio de bonanza, de rica cosecha que diera muchos frutos para la gente. La Calenda. La Calenda está organizada por tres sociedades, san Vicente Huini, san Vicente Gola y la del Jueves de Espíritu Santo, las cuales nombran a tres mayordomos que se encargan de proporcionar los carrizos que la gente carga en la procesión hasta la iglesia como ofrenda anteriormente era una planta de maíz - ofrecen la comida, contratan a los músicos y buscan a las madrinas de los faroles de papel de china que se llevan en el desfile. Por la madrugada, alrededor de las 3 a.m., los vecinos se reúnen en la casa del mayordomo y de ahí, después de los tamales y del café, parte la procesión acompañada por la música del pitu nisiaaba’, dúo de tambor y flauta, y eventualmente también de una banda, quemando cuetes y, con gran alegría, gritando: "Viva San Vicente Ferrer", "Viva Juchitán", "Viva San Vicente Gola", etc. Las tres procesiones, que van recorriendo a paso veloz los diferentes recorridos preestablecidos por el pueblo, se reúnen antes de llegar a la iglesia. A una de ellas se agregan las taberneras que acaban de terminar su trabajo en la Vela Biadxi. Al llegar a la iglesia, como a las 6 a.m., los participantes dejan el carrizo como ofrenda en la cruz que está en el patio y luego siguen al mayordomo a su casa para continuar la fiesta. La Calenda tiene un carácter muy alegre y participa la población, sin distinción de clases o edades; muchos son los niños que desfilan con sus mamás. 1 Redes típicas de la región. 291 Las Velas A continuación, la lista de las Velas celebradas en la temporada en que se hizo este estudio, en orden de realización (las fechas non son siempre las mismas cada año, pues lo que está tradicionalizado son los días de la semana, casi siempre un sábado): Últimos días de abril: Vela Ike Guidxi (Cabeza del pueblo) Vela Guzebenda. Primeros días de mayo: Vela de la Santa Cruz Pasión Vela Guelabe'ñe (“lagarto”) Vela Guiigudxita (Río del Huso) Segunda mitad de mayo: Vela Cheguigo, Vela Igú (“camote”) Vela Biadxi (“ciruela”), Vela Calvario, Vela Angélica Pipi (Lado norte y sur), Vela San Isidro Labrador Vela San Vicente Huini Vela San Vicente Gola (lado norte y sur) Vela de los Maestros Democráticos. Primera semana de junio: Vela de los Cueteros, Vela Cantarito. Mediados de agosto: Vela Agosto (Virgen de la Asunción) Vela San Jacinto. 292 Septiembre: Vela 5 de Septiembre Vela Pineda y Vela López. Octubre: Vela de las Taberneras. 20 de noviembre o el sábado anterior: Vela de las Auténticas Intrépidas Buscadoras del Peligro 28 de diciembre. Vela muxe’ “Baila conmigo” 293 Apéndice 5. Carta del Colectivo Bini Laanu al Presidente Municipal de Juchitán 294
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