abrir - Alfred Fellinger

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Con el cuidado equilibro entre lo
etéreo y lo corpóreo, Alfred Fellinger
generó las situaciones ideales para
que esta familia disfrutara de una vida
cerca del río, en la zona norte.
Orillas
Por Débora Campos
Fotos: Amparo Bernabé
Diseñador exquisito. Maestro de arquitectos y de decoradores. Decano del interiorismo argentino. Las
más exigentes definiciones le caben a Alfred Fellinger y, ante ellas, él sonríe divertido. Y cuando lo hace,
cuando sonríe, todos los músculos de su cara se implican. Alfred sonríe con la boca, trazando una curva
perfecta de simpatía. Sonríe con los pómulos, que se
elevan hasta el cielo. Y sonríe especialmente con los
ojos, que se multiplican en otras sonrisas. Es así. Uno
de los máximos referentes en su disciplina se divierte y apasiona con el trabajo tanto como en sus inicios.
“Los dueños de esta casa me contactaron porque querían mudarse a un barrio cercano al río en la zona norte”, empieza a desandar la historia de este proyecto,
uno más en una larga lista que ya cuenta con medio
siglo de trayectoria y, sin embargo, un proyecto que
nunca será uno más. Porque ante cada nuevo desafío,
Fellinger despliega el mismo nivel de entrega, de rigurosidad, de exigencia y de excelencia.
Esos 50 años de profesión fueron debidamente retra-
tados y homenajeados el año pasado a través de un libro que los recorre y recupera y que, además, habla
del futuro: “Alfred Fellinger keep going” fue escrito
por el arquitecto y periodista Miguel Jurado con Gisela Waldman. Desde la portada, en una elocuente imagen de Fabio Bórquez, Alfred sonríe.
En ese volumen tanto como en esta casa suburbana,
la pureza de recursos y la calidad de los materiales
son el único lema. Porque Fellinger ha hecho del “less
is more”, del ya mítico arquitecto Ludwig Mies van
der Rohe, casi su biblia estética y personal. Menos es
más cuando visita por primera vez un espacio y lo recorre proyectando. Menos es más cuando selecciona
con ojo avizor en un catálogo casi infinito de posibilidades. Menos es más cuando compone una paleta de
colores que puede vibrar intensamente sin la menor
estridencia.
Aquí, con un proyecto de Vanguarda Architects, el
equipo del estudio Alfred Fellinger dio forma a una
vivienda que capitaliza lo mejor de la vida a la vera del
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Casi como una nube, la lámpara Zeppelin
diseñada por Marcel Wanders, parece
suspendida sobre la mesa del comedor
de María Burani con bases en bronce
con baño níquel y dispuesta sobre una
plataforma de vidrio.
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río en un espacio abierto que permite una fluida relación entre el exterior y los interiores. “Se trata de un
matrimonio con hijos y la casa ofrece ambientes privados para cada uno de ellos, así como otras situaciones de reunión y de vida familiar”, apunta.
Alfred aprendió rápido a leer el alma de sus interlocutores. Tal vez haya sido en los tiempos en que se desempeñó en una de las firmas más exclusivas a nivel
nacional e internacional: Interieur Forma. Allí completó su formación y solo partió cuando el desafío fue
mayor. En 1982, formó su primer estudio. Lo siguieron decenas de aquellos clientes a los que había sabido interpretar. Aún lo siguen.
Y desde entonces, lo mueve el gusto por el buen arte,
la pasión por lo esencial y la adhesión sin reparos a un
modernismo que, a su modo, reformula y modela con
su propio estilo. El resto, sobra.
Si se formó en sus años de venta en la Argentina, el
perfeccionamiento lo cursó en Europa. Cuando se
inauguraba el siglo y el país parecía derrumbarse sin
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remedio, unos puentes tendidos por León Churba y
Mónica Melhem, hicieron posible que Fellinger despegara. En sentido figurado y en sentido literal porque desembarcó en Europa y se lanzó _con la pasión
que lo mueve_ a representar a la empresa italiana de
diseño Maddalena de Padova de Milán en Alemania y
colaborando con Vico Magistretti.
En Buenos Aires dejaba una maravillosa semilla germinando: en 1986, junto con otros audaces, se transformó en el socio fundador de Diseñadores de Interiores Argentinos Asociados (DarA), un brote que
cuidó y alentó incansablemente hasta el día de hoy.
Pero Alfred estaba ahora en Alemania. Su biógrafo, el
periodista Jurado, lo cuenta así: “La empresa de Milán, fundada por Fernando y Maddalena de Padova,
había comenzado en los años 50 importando muebles
y objetos escandinavos que luego vendían en un exclusivo local de la Vía Montenapoleone. Fue el debut
del diseño del norte de Europa en Italia”.
Jurado explica que cuando Fellinger se hizo cargo de
Living. Fellinger seleccionó sofás de María
Burani, sillones Abbracci creados en el Centro
Studi Flexform y una pareja de las clásicas
lámparas Tolomeo Mega Terra, diseño de
Michele de Lucchi y Giancarlo Fassina para
Artemide, todo dispuesto sobre una carpeta
de Mihran. La obra de arte es un díptico de
Sebastián Masegosa.
Quincho tecno. Abierto al exterior, el
sector de la parrilla combina la madera de las
paredes con el vidrio de la mesa central y el
metal presente tanto en el equipamiento como
en las sillas. Las cortinas de Hunter Douglas
permiten matizar la relación entre el afuera y
el adentro.
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Blanco, negro y
un toque de un
amarillo mostaza,
el domitorio
principal expresa
la elegancia de sus
habitantes con un
delicado aire de
juventud.
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Contrastes.. Una obra de Sebastián
Masegosa en colores de ruptura preside
el dormitorio de los propietarios, sobre un
cabezal de cuero negro. La cama fue vestida
con colcha y almohadones de seda natural de
Zanav, confeccionados especialmente por Ana
Bottini. Más allá, el dressoire es un diseño
del estudio, mientras que las lámparas de
mesa son las Tokio. En un lateral, una pareja
de butacas Grande Papilio creadas para la
B&B por el diseñador industrial japonés Naoto
Fukasawa. Entre ellas, mesas bajas Fat Fat,
de Patricia Urquiola también para la misma
firma que aportan su clara inspiración oriental.
La carpeta es el modelo Avenue de Gris
Dimensión.
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Cine. Enmarcadas en cajas negras, imágenes
de clásicos: Los 3 chiflados, Kiss, Bob Marley,
Johnny Depp, Woody Allen y los Beatles. La
sala invita a disfrutar desde los pufs diseño del
estudio y confeccionados por Natalio Loiacono. Las mesas de arrime en chapa azul son de
Solsken y los black outs de Hunter Douglas.
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Dormitorios varoniles. En uno se destaca
la lámpara Mazzo di Fiori de Iluminacion Agüero y el entelado para las fotos. Las cortinas
fueron realizadas por Ana Bottini. En el de
su hermano, el escritorio fue especialmente
diseñado y se acompaña con una Silla Belt de
Manuel Saez para Interieur Forma.
Autor. Alfred Fellinger con su estampa siempre irreverente. Al lado, un cuarto femenino
con respaldo capitoné y silla de estilo laqueada
en blanco.
La
gigantografía
de la ola
perfecta
baña con su
paleta de
colores todo
el dormitorio
de uno de los
varones.
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El deck fue equipado
con mobiliario de
exterior Link de
Ciciliani Collections
en tonos Habana
black y canvas. Por
su parte, las mesas
tienen tapa de cristal
templado brilliant
black y pure white.
la representación alemana, “Maddalena de Padova ya
había ganado el Compasso d’ Oro por su compromiso
con la producción y la difusión del diseño”. Diseño, las
ciudades europeas en las que renace todo el tiempo el
mejor interiorismo, éxito profesional: el resultado de
esta suma es bastante previsible.
Sin embargo, Alfred regresó. “Aunque su paso por Alemania constituyó un singular éxito, los amigos y los
afectos lo empujaron a volver a Buenos Aires”, explica su biógrafo. Sabe que hizo bien.
Lo vuelve a decir ahora, cuando recorre los detalles
más relevantes de esta casa en la zona norte. Concentrado y riguroso, recurre a Megan Dabove, integrante
de su equipo, para las referencias precisas. Del comedor, plantado sobre una plataforma de vidrio, destaca
la singular lámpara Zeppelin, diseño de Marcel Wanders para Flos, y el mobiliario de María Burani con líneas depuradas y materiales nobles.
En el living, señala el lugar protagónico del díptico de
Sebastián Masegosa y el modo en que los sillones Abbracci, de Flexform, junto a otros asientos, dialogan
con las imponentes lámparas Tolomeo Mega Terra,
un diseño de Michele de Lucchi y Giancarlo Fassina,
que le gusta.
Cuando se suceden las imágenes de los dormitorios,
sugiere mejores tomas y otros puntos de vista. Cada
tanto se ríe, con esa sonrisa total, que involucra su
cuerpo y su espíritu. Pero no se distrae. Su ojo es implacable y el único destino que conocen es la perfección.
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