corazon pijao 21 – final

Contenido
Editorial
4
Campeón Campeón Tolima Campeón
6
Ellos se quedarán el recuerdo
12
Jhon Valencia se confiesa...
15
Goles son amores
17
Director Ejecutivo
Gabriel Camargo Salamanca
Presidente Club Deportes Tolima
Goleador en remojo
19
Director y Redactor
Ricardo Torres Correa
Del puerto del Pacifico al otro lado del Atlántico
22
Nuestros aliados
28
Consejo Editorial
María Patricia Hernández.
Carlos Zambrano
Aldemar Parra
Como el ave fénix
30
¿Cuando un jugador es profesional?
34
Los mejores volantes del Deportes Tolima
la ilusión, la creatividad y la alegría del gol
37
Hoy soy Tolima
39
Festejando de Nuevo
41
El coronel si tiene quien lo quiera
43
Tienda Vinotinto, la tienda del poder pijao
46
El poeta del medio campo
47
Revista coleccionable del
Deportes Tolima
No. 21
Noviembre de 2014
ISSN 2027-6699
Gerente General
Ricardo Salazar
Gerente de Mercadeo
María Patricia Hernández
Colaboradores en esta edición
Fabio Martínez
Director Técnico del Deporte Tolima sub 19
Roberto Santofimio Varón
Acord Tolima
Carlos Enrique Rodríguez El Cibernauta
Director y presentador de Fútbol en Vinilo
Fotografía
Jorge Cuellar. Reportero gráfico
Juan Carlos Escobar Montoya
El Nuevo Día
Periódico Q’hubo
Corazón Pijao
Diseño e Impresión:
León Gráficas Ltda.
Calle 14 No. 6 -25 Ibagué - Tolima
PBX: 2630088
Información y Ventas: María Patricia Hernández
Email: [email protected]
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Dirección: Cra.4A Bis No. 34 -60 Barrio Cádiz,
Ibagué -Tolima Teléfono: 264 4954 - 265 72 83 (81)
Cel. 317 383 71 15
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Twitter: @cdtolima
CORAZÓN
Pijao
3
Esta página se escribe con el corazón alegre del que ha triunfado y el espíritu
complacido de quien ha hecho su tarea y la ha hecho fructífera.
Como en los tiempo del medioevo
cuando aguerridos caballeros recién
venidos de mil guerras se enfrentaban
de modo viril en los Campos de Marte
con el ánimo de engrandecer su nombre
aun a costa de dolores y heridas y con
el mismo espíritu que busca acrecentar
el honor de una familia o una ciudad
o una bandera, con devoción, con
determinación, con disciplina, con ansias
si ustedes quieren, desde hace largos días,
la tierra tolimense, Ibagué, la fanaticada,
los directivos y jugadores del Club
Deportes Tolima veníamos buscando el
título que corresponde al que vence en
el campo a todos sus oponentes y es
declarado en presencia de ellos y en el
mismo campo: CAMPEON.
Movidos en el empeño de seguir
sumando en la historia deportiva y
social del Tolima y su equipo de fútbol,
comenzamos este año también el
camino de la Copa Postobón que concita
a todos los 36 equipos de la Dimayor
en un torneo cada vez más prestante
y que representa un esfuerzo adicional
para todos los equipos empeñados en
los torneos de Liga y de Ascenso. Ese
esfuerzo adicional es recompensado con
un cupo para que el Campeón participe
en la Copa Bridgestone Suramericana
del año siguiente al de su triunfo.
4
CORAZÓN
Pijao
El Deportes Tolima tuvo en la Copa
Postobón un comienzo auspicioso,
un tránsito intenso y un final feliz.
Luego de ser primeros en el grupo
correspondiente en la fase de todos
contra todos, llegamos a la fase furiosa
de muerte súbita en donde, como en
esas viejas lides de caballería, dejamos en
el camino primero al excelente equipo
rojo de la montaña y luego al verde
tricampeón consecutivo y enseguida al
esforzado Patriotas boyacenses para, en
una final de dos infartos imponernos al
Santa Fe primero 2-0 en Ibagué y luego
acumulando ventaja suficiente al cabo
del juego en Bogotá poder explotar del
júbilo tantas otras veces contenido, y
llenos de la más limpia felicidad, recibir
el trofeo y levantarlo delante de la
tribuna clamorosa para gritar con todos:
Campeón Tolima Campeón.
Después del triunfo obtenido hemos
recibido voces de reconocimiento que
nos reconfortan por los esfuerzos
realizados y a la vez nos impulsan para
seguir luchando por la bandera vino
tinto y oro, por la tribuna que nos
acompaña, por la fanaticada que ama al
equipo, por la tierra tolimense que nos
acoge y por Ibagué que es nuestra casa,
por sus autoridades y sus gremios, por
sus ilusiones y sus expectativas y sus
justos anhelos.
El reconocimiento del que ha sido
objeto el equipo es asumido por el Club
con gallardía haciendo partícipes de él
a todos los estamentos del equipo y
fundamentalmente a Alberto Gamero,
director técnico que vino a traernos
este título y ojalá muchos más y a todos
y cada uno de los jugadores que dejaron
en cada juego su alma y su mayor
esfuerzo, A ellos la gloria del Campeón.
El precio del triunfo es la magnitud
aumentada de los próximos esfuerzos.
El año entrante aparte de los torneos
locales volveremos a tener a Ibagué en
el concierto futbolístico internacional
cuando participemos en la Copa
Suramericana. Todos esos torneos
son retos que nos alimentan y que
afrontaremos con el mismo sueño
colmado de la noche del 12 de
noviembre de 2014: levantar un trofeo,
dejárselo ver al cielo en una manos
que representan nuestra tierra y gritar
junto con todos los tolimenses a todo
pulmón, con toda el alma, Campeón
Tolima Campeón.
Tenemos entonces una cita.
Un cordial saludo para todos.
Gabriel Camargo Salamanca
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Campeón Campeón
Tolima Campeón
El trofeo que distingue al Deportes
Tolima, como campeón de la Copa
Postobón 2014, ya reposa en casa. Largo
fue el camino que recorrió el equipo
para alcanzar esta distinción que hoy
llena de orgullo al club y a la fanaticada
que no para de cantar esta nueva gloria.
El fútbol, como la vida, trae momentos
e impulsos que a veces te pueden llevar
a lo más alto de la cumbre y a veces,
también, dejarte mirando al vacío.
6
CORAZÓN
Pijao
No hay nada más excitante que volver
por el camino de la gloria deportiva. Y
eso es precisamente lo que el Deportes
Tolima alcanzó la noche del miércoles 12
de noviembre en el césped del estadio
Nacional Nemesio Camacho El Campín
ante Independiente Santa Fe.
La obtención del título como Campeón
de la Copa Postobón 2014 tiene un
gran valor deportivo para el club. La
gesta alcanzada va más allá de haber
ganado un trofeo para adornar la vitrina
de copas obtenidas por el equipo.
Lo alcanzado por los dirigidos por el
técnico Alberto Gamero reivindica
el honor y la gloria deportiva de un
club que viene, hace años, escribiendo
importantes páginas en la historia del
balompié nacional.
El título de la Copa Postobón tiene un
significado espiritual para el equipo y la
al momento de entregarle el trofeo
de campeón, con la barra coreando
su nombre en las graderías, refleja el
convencimiento del timonel del grupo
y sus muchachos. –Vamos por más don
Gabriel-, dijo Gamero.
Cuando el central Gustavo González
señaló el final del partido en el estadio
El Campín de Bogotá aquella noche,
instintivamente miles de corazones
tolimenses se encendieron, temblando
de alegría hasta las lágrimas, gracias a la
gesta que alcanzaron los once hombres
en el rectángulo de juego.
Para siempre se quedará en la memoria
Vinotinto y Oro la sonrisa amplia del
guardameta uruguayo Leonardo Burián
cuando el árbitro central le pidió el
balón y levantó los brazos para señalar
el fin del compromiso.
La del abrazo de todos, arrodillados en el
campo, muy cerca de donde surgió el gol
de Andrés Felipe Ibarguen, en la agonía
del primer tiempo que nos devolvió la
tranquilidad en ese momento y al final
de la noche la vida. Los gritos de somos
campeones, la sonrisa del alma que
brotaba por los ojos y traspiraba bajo la
camiseta gotas de gloria.
afición; nos llena de confianza y de fe
para seguir construyendo entre todos
nuevas hazañas deportivas.
El compromiso no ha variado.Lo que
se propuso Gamero en compañía de
su cuerpo técnico conformado por
Orlando Rojas (AT) y Emilio Orjuela
(PF) se mantiene intacto y ahora más
fortalecido.
El primer objetivo está cumplido.
El equipo se coronó campeón del
torneo y obtuvo así un cupo a la Copa
Suramericana de 2015. Éste era también
parte del objetivo, muy importante por
demás; regresar a la vitrina internacional,
un escenario nada extraño para el
conjunto tolimense y su afición.
Las palabras del técnico Alberto
Gamero a Gabriel Camargo Salamanca,
máximo accionista del equipo Pijao, en
el arco norte del estadio El Campín,
Ahí se quedará para siempre la imagen
de Alberto Gamero sentado en el banco
de suplentes abriendo los brazos como
hacen los montañistas cuando coronan
una cima importante. Algo decía entre
labios el técnico samario con los ojos
cerrados, tal vez agradeciéndole a Dios
el logro, tal vez repitiendo lo que dijo
solo y de pie frente a la llama encendida
de una veladora en el camerino norte
mientras el equipo hacia la activación
muscular afuera en el campo.
En cada rincón de la cancha había
una imagen para el recuerdo, muchas
seguro también serán efímeras, la alegría
enajena, es una especie de excitación
que emborracha el corazón y nos hace
más buenos.
CORAZÓN
Pijao
7
Ahora el equipo tolimense se enfoca
en lo cuadrangulares semifinales, a los
que clasificó en la última fecha tras
vencer en casa a Millonarios. El conjunto
Pijao llega fortalecido por su título en
Copa. Seguro los dirigidos por Alberto
Gamero no se guardarán nada para
conseguir otra alegría más para la gran
afición tolimense.
Este triunfo sin demagogias es de todos.
Cada uno de los miembros del Vinotinto
y Oro, jugadores, cuerpo técnico, médico,
8
CORAZÓN
Pijao
kinesiólogo, utileros, junta directiva y
administrativos paladean el sabor de la
gloria una vez más.
Plus Casa Motor, Hotel Casa Morales,
Fondo Ganadero del Tolima, Fundasalud,
La Placita Campesina y Copifam.
Nuestros patrocinadores han sido parte
fundamental en la consecución de este
logro. Por ello nuestro agradecimiento a
Bavaria, Gulf, Multicentro, Mercacentro,
Comfenalco, Enertolima y Fabrica de
Licores del Tolima.
También nuestros copatrocinadores
Interaseo, León Gráficas, Praco Didacol,
Constructora Chipalo, Concretolima,
La Alcaldía de Ibagué y la Gobernación
del Tolima fueron siempre nuestros
aliados en el día a día, a ellos nuestro
eterno agradecimiento.
A Gabriel Camargo Salamanca por su
amor inquebrantable y a la afición que
nunca paró de alentar. Vamos Campeón.
LOS CAMPEONES
En Corazón Pijao quisimos compartir con todos nuestros lectores una pequeña galería de imágenes del título conseguido por
el equipo en la Copa Postobón. Gracias Campeones.
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CORAZÓN
Pijao
CORAZÓN
Pijao
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Ellos se quedarán
en el recuerdo
Los hombres que hicieron posible obtener el título de Campeón de la Copa
Postobón 2014 pusieron una alta cuota
de sacrificio para conseguirlo.
La primera piedra para alcanzar una vez
más la gloria deportiva la puso la dirigencia del equipo Pijao, al contratar los
servicios de un nuevo cuerpo técnico y
jugadores, que desde su llegada a Ibagué
se sintonizaron con las necesidades del
club, los jugadores que ya estaban y el
pedido de la fanaticada.
Las palabras de Alberto Gamero en el
camerino norte del estadio Manuel Murillo Toro, aquella mañana del lunes 19
de mayo del año en curso, al tomar por
primera vez contacto con el grupo, se
hicieron realidad; “el orden y la disciplina,
sumado al trabajo, nos llevará a conseguir cosas importantes este semestre
muchachos”, dijo el estratega samario al
concluir la charla que se extendió por
más de una hora y en la que se fijó, junto a su cuerpo técnico, el objetivo de ser
campeón de la Copa Postobón, hasta
hace pocos días esquiva para él y el club.
Aquella mañana también se propuso regresar al equipo Pijao a las semifinales
de la Liga Postobón y lo consiguió.
Estas hazañas deportivas no se pueden
lograr solamente con un discurso coherente y con el trabajo honesto en el día
a día, se necesita también hombres que
interpreten la partitura en el rectángulo
de juego.
Y el equipo tolimense sí que tuvo jugadores que interpretaron esa partitura
propuesta por el cuerpo técnico. Línea
por línea el equipo Pijao encontró en
sus guardametas Leonardo Burián, Janer
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CORAZÓN
Pijao
Serpa y William Arias el soporte para
construir confianza y seguridad en el
fondo, algo determinante a la hora de
erigir la base táctica de los equipos en
defensa.
El cuarteto posterior contó con la experiencia de jugadores como Félix Noguera, Breyner Bonilla, Jhon Valencia,
Julián Quiñones, Davinson Monsalve, y
con el debut afortunado de hombres
como Didier Delgado, Henry Obando
y los sub 20 Omar Albornoz, Gilberto
Lozano y Daladier Chávez, entre otros
jóvenes jugadores.
A ellos también se sumaron las actuaciones de los sub 20 Sebastián Villa y
Sleater Arroyo, delanteros ambos.
La zona medular del Vinotinto y Oro
tuvo el respaldo de verdadero gladiadores como Jhon Hurtado, Wilmar Barrios,
Nicolás Palacios, Danovis Banguero,
David Macalister Silva, Juan Alejandro
Mahecha y los volantes ofensivos Yulián
Mejía, Robinson Aponzá y Andrés Felipe
Ibarguen.
En los pies de cada uno de ellos se generó la solides en la mitad del campo
para contener o generar, dado el caso, el
fútbol que el equipo tolimense expresó
por los estadios del país a lo largo del
segundo semestre.
Los goles son amores y en ese sentido fundamentales a la hora de alcanzar
grandes objetivos en el fútbol. Ahí están
los goles de Wilfrido De La Rosa, del
uruguayo Héctor Acuña, del vallenato
César Amaya, el samario Charles Monsalvo, el chocoano Marco Pérez y del
inefable Yimmy Chará.
Estos jugadores pusieron todo para celebrar contigo fanático Vinotinto y Oro
otra gloria deportiva. Sus familias fueron
bastión importante en esta campaña
que al final nos deja el título de campeón y un cupo a la Copa Suramericana de 2015. Cada una de las esposas,
madres, hermanas, hijas e hijos, fueron
el aliento que impulsó a estos hombres.
Cada proyecto deportivo necesita de
un cuerpo técnico que sepa guiar a sus
dirigidos. Y en ese sentido Alberto Gamero se rodeó bien. La presencia y el
trabajo de Orlando Rojas, su asistente
técnico y de Emilio Orjuela, su preparador físico, fueron pieza cardinal en la
consecución de los objetivos trazados y
cumplidos.
Ningún equipo del mundo existe sin su
afición. Por fortuna el Deportes Tolima
cuenta con una fanaticada comprometida. A ellos nuestra gratitud siempre por
el aliento que desde las tribunas bajó al
campo de juego para mover los corazones de nuestros guerreros Pijaos.
A los títulos de Campeón de la categoría A en 2003, al de la Primera B en
1994, al del Torneo Nacional Juvenil de
2010 en la categoría sub 17, a los de
Reservas de 2002 y 2005, y el de la categoría sub 20, se suma ahora este título
de Copa Postobón.
El trabajo de un club, el de dirigentes,
cuerpo técnico, jugadores, afición, patrocinadores y medios de comunicación,
cuando se estructura de forma sólida,
hace que los proyectos llegan a buen
término, como este del segundo semestre de 2014 que tantas satisfacciones
nos está dando.
Gozaron como niños
Los jugadores del Deportes Tolima celebraron el Día de los Niños con todos sus hijos y
los hijos del personal administrativo del club. Hubo juegos, rifas, regalos, música y
mucho cariño para todas las niñas y niños.
Jhon Valencia
se confiesa...
El cuestionario Proust es un legendario examen de pregunta respuesta que
intenta descubrir a través de preguntas cortas y directas el pensamiento y
el alma del entrevistado sobre temas
como el amor y la muerte, entre otros.
Quisimos inaugurar esta nueva sección
invitando al zaguero central antioqueño
Jhon Valencia, quien amablemente atendió a Corazón Pijao.
Corazón Pijao.
¿Cuál es tu mayor temor?
Jhon Valencia:
Creo que como el de todo o al menos
el de muchos; la muerte.
CP. ¿Cuál es el principal rasgo de tu carácter?
JV: La personalidad.
CP: ¿Cuál es la cualidad que prefieres en
los hombres?
JV: Ser caballeros.
CP: ¿Y la que prefieres en las mujeres?
JV: Ser grandes mujeres.
CP: ¿Qué es lo que más aprecias en un
amigo?
JV: La lealtad.
CP: ¿Cuál es tu principal defecto?
JV: El mal genio.
CP: ¿Cuál es tu ocupación favorita?
JV: El fútbol.
CP: ¿Cuál es la idea que tienes de la felicidad completa?
JV: La familia y el amor.
CP: ¿Cuál sería tu mayor desdicha?
JV: Perder a mi familia y el fútbol.
CP: ¿Si no fueses tú mismo quién te gustaría ser?
JV: Un dador de amor y de compartir
con toda la gente.
CP: ¿Dónde te gustaría vivir?
JV: Estoy a gusto donde estoy viviendo.
CP: ¿Cuál es tu color preferido?
JV: El beige y el gris.
CP: ¿Cuál es la flor que más te gusta?
JV: El girasol.
CP: ¿Qué pájaro prefieres?
JV: Poco se dé pajeros pero la Tórtola.
CORAZÓN
Pijao
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El Pijao se confiesa
CP: ¿Qué autores prefieres en prosa?
JV: Gabriel García Márquez, ese es el de
nosotros.
CP: ¿Cuál es la bebida y la comida que
más te gustan?
JV: El vino tinto, el pescado y el pollo .
CP: ¿Qué don de la naturaleza quisieras
tener?
JV: Desaparecer.
CP: ¿Cuáles son tus héroes de ficción?
JV: En mi época era Acuaman, Superman, el programa que daban de los súper amigos.
CP: ¿Cuáles son tus nombres preferidos?
JV: Los de mis hijos Juan José y Jerónimo.
CP: ¿Cómo quisieras morir?
JV: De viejo en una finca, donde tenga el
amor de mis hijos y de mis nietos.
CP: ¿Qué compositores de música prefieres?
JV: Jairo Varela.
CP: ¿Cuál es un héroe en tu vida real?
JV: Mi papá.
CP: ¿Y una heroína real?
JV: Mi madre que ya falleció.
CP: ¿Dinos un hecho histórico que te
hay parecido deplorable?
JV: La época de Pablo Escobar, por las
bombas y todo eso.
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CORAZÓN
Pijao
CP: ¿Qué es lo que más detestas por
encima de todo?
JV: La deslealtad y las malas personas
CP: ¿Un hecho militar que hayas admirado?
JV: La operación que terminó con Pablo
Escobar.
CP: ¿Una reforma social que te haya
causado impacto?
JV: No sé. Por ahora nuestros dirigentes
han sido muy regulares, pero admiro lo
que hizo Uribe contra el narcotráfico.
CP: ¿Cuál es el estado actual de tu espíritu?
JV: En paz, tranquilo.
CP: ¿Tienes algún lema?
JV: La lealtad y el sacrificio es lo que
hace un gran ser humano.
Goles son amores
Charles Monsalvo ha vuelto. Tras siete
meses alejado de las canchas, por lesión,
el goleador samario ha regresado y marcando goles.
La espera ha sido larga. El romance de
los goleadores con las redes contrarias
no sólo es indescriptible, es un misterio
que sólo adquiere forma y color cuando
ese momento, sustancia del fútbol, sucede.
Y Charles, silvestrista declarado, sin olvidar a Diomedes, no es la excepción.
Desde pelado y en su natal Santa Marta,
cuna de tantos buenos y memorables
jugadores, el hijo de Charles Enrique
Monsalvo y Lizbeth Elena Peralta Sierra,
comenzó a correr tras una pelota por
las calles del barrio Las Américas, ahí en
la parte alta del Rodadero.
El balón comenzó a rodar y por entonces llevó al novel goleador por las escuadras del barrio y de la mano de su
padre por equipos como Los Alcázares,
Henry Douglas y Rafa Montero, entre
otros.
Todos disfrutaron de las calidades del
joven delantero, que desde entonces ya
se perfilaba como un goleador. Todos se
peleaban la permanencia de Charles en
sus equipos. Con él el gol era cuestión
de segundos o minutos.
Esas calidades llevaron al chico de 13
años de edad a jugar con la selección
Magdalena, y de ahí, veedores del Envigado F.C., lo ficharon para que terminara su proceso formativo con el equipo
‘Naranja’ de Antioquia.
“Desde niño me gustó el fútbol, mi papá
siempre me inculcó el amor por la pelota, ya desde los seis años de edad jugaba
con los equipos del barrio y en campeonatos, toda mi vida jugué de delantero,
los goles siempre me gustaron”, relata
Monsalvo sentado en una de las maquinas del gimnasio del club, tras terminar
una sesión de fortalecimiento.
Su arribo a Envigado, y para ser más
exactos al Polideportivo Sur de la ciudad, donde convivió con otros cincuenta jóvenes de distintos lugares del país,
fue el comienzo de un largo proceso
formativo en el que el goleador afinó
sus movimientos en el área, su puntería
y sofisticó el olfato goleador, algo que
nació con él pero que como en todas
las virtudes de la vida hay que trabajar.
Con el equipo envigadeño estuvo cuatro años. Alejarse de casa, de sus padres,
CORAZÓN
Pijao
17
del Caribe y vivir solo, con la idea de
abrirse camino en el fútbol para sacar a
su familia adelante, no fue nada fácil.
Pero el goleador tenía claro, pese a su
corta edad, que el deporte más hermoso del mundo requiere sacrificios, mucho sudor y lágrimas.
“Fue muy duro. Dejé todo, familia, estudio, amigos…compartía con más de
cincuenta jugadores de muchos lugares
de Colombia, pero esa era la meta que
nos habíamos propuesto; salir adelante,
ser alguien en el fútbol y bueno aquí vamos”, dice Monsalvo con la certeza de
haber hecho ya un camino y del recorrido que falta por andar.
Tras su primer gol en el profesionalismo
muchas cosas cambiaron. Ese tanto anotado al Cúcuta Deportivo, en un rebote
que pegó en el palo tras un remate de
‘El Fantasma’ Ballesteros y que Monsalvo
supo capitalizar de cabeza para enviar
al fondo de la red, la virtud del goleador de estar siempre en el lugar indicado, abrió el camino a ese misterioso
encanto de los artilleros con las redes
contrarias.
Corría el año 2008. Habían pasado cuatro años desde su solitaria llegada a Envigado y los goles y sus condiciones y
ese deseo de tragarse el mundo a punta
de goles llevó al goleador samario a Boyacá Chicó.
Con el equipo de Eduardo Pimentel
jugó la temporada 2009 y marcó nueve
goles. A mitad del año 2010, en el mes
de agosto, Monsalvo se va a préstamo
a Rosario Central de Argentina. Con
el equipo ‘Canalla’ las cosas no salieron
bien. Su paso por el sur del continente
no fue lo esperado pero la experiencia
sumó en su carrera.
“Fue un paso duro, el fútbol se juega diferente, en Argentina se usa mucho la
fuerza, se corre mucho, tenía apenas 20
18
CORAZÓN
Pijao
años y la falta de experiencia y en ese
momento mi fútbol no era para aguantar tanto, así que no me fue muy bien”,
asegura el delantero samario.
En diciembre de ese año ambos clubes,
Chicó y Rosario, llegan a un acuerdo y
Monsalvo regresa a Colombia. Con el
equipo boyacense juega toda la temporada 2011 y al año siguiente, en 2012,
firma con el Deportes Tolima, pero durante el primer semestre no puede jugar con el Vinotinto y Oro.
“Como todo llegar a un equipo nuevo es un proceso, cuando llegué me
tocó aguantar, esperar que me llegará
la oportunidad, y a medida que pasó
el tiempo y los partidos, la aproveché
y comencé a marcar goles en todos los
torneos; para mí estar en el Deportes
Tolima ha sido una experiencia muy bonita, aún me queda un año de contrato (2015) que me gustaría respetar y si
se puede renovar bienvenido sea”, dice
Monsalvo.
La lesión ha pasado y Charles Monsalvo está de regreso. El goleador samario vuelve a ponerse a punto y sueña,
como el resto del equipo, con objetivos
grandes para la satisfacción del club y la
afición.
Los siete meses fuera de las canchas terminaron. Ya no más ver al equipo desde
la tribuna o desde la casa. No más impotencia por no estar dentro del rectángulo de juego. Charles ha regresado, y con
él, que vengan los goles, ese delirio febril
de goleadores e hinchas.
Actualidad
Goleador en remojo
Isaac Arias es el santo Job. La paciencia
que ha tenido el goleador desde su lesión
de ligamento cruzado en noviembre de
2013 para regresar a las canchas, y sobre
todo, a lo que a él más le gusta y para
lo que nació que es el gol así lo hacen
pensar.
El delantero vallenato, con 24 años de
edad y fama de goleador en el torneo
de la B con en el Valledupar FC, equipo
con el que debutó en el año 2010 y con
el que en tres temporadas marcó más
de 25 goles, sabe que la recompensa,
aunque se ha alargado, llegará.
“Estar sin jugar es como estar preso,
pero sé que con la ayuda de Dios me
voy a recuperar para demostrar por qué
estoy aquí en Tolima”, señala el jugador
al terminó de uno de sus trabajos de
campo.
Cuando Isaac Arias se lesiona, en ese
juego de 2013 ante Cortuluá, todo
estaba listo para que al año siguiente se
uniera a la disciplina del Once Caldas,
pero el equipo manizalita decide no
hacer uso del préstamo y la ilusión de
Arias de llegar al profesionalismo se
escapa.
Pero al que le van a dar le guardan dice
la sabiduría popular. El Deportes Tolima
se interesa en sus servicios paga su
cirugía y recuperación y pone toda su fe
en el jugador.
“Yo estoy muy agradecido con el
Deportes Tolima por confiar en mí, aquí
se han portado muy bien conmigo”,
dice con devoción y agradecimiento el
atacante vallenato.
Pero un delantero fuera de las canchas
es como un torero fuera del ruedo o
CORAZÓN
Pijao
19
un marinero lejos del mar. Isaac Arias
quiere jugar. Se ilusiona y sueña con el
regreso.
Tal vez esa ansiedad fue la lo llevo a
apresurarse en su regreso y recaer en
la lesión.
“Yo nací fue para el fútbol, yo nací para
esto, para vivirlo, y para darle muchas
alegrías a la gente que va a los estadios.
Y pensar que estuve cerca del
regreso pero volvió la lesión, estuve
muy triste y mi familia también”,
comenta Arias con un dejo de
rabia en su mirada pero con las
ganas intactas de recuperase al
cien por ciento y volver a lo suyo
que es el amor con las redes contrarias.
Su familia, sus amigos y compañeros
todo el tiempo lo alientan. “No hay que
dejar que el ánimo de Isaac decaiga”,
dice desde Valledupar su madre Ana
María Villamil y su padre Isaac Arias Vega,
que desde el primer día de la lesión de
Isaac, y desde su recaída oran todas las
noches para que el tiempo cicatrice
las heridas en su rodilla y el goleador,
el hijo de Valledupar, salte de nuevo a
las canchas con sus botines cargados de
goles.
20
CORAZÓN
Pijao
“Gracias a Dios me siento bastante
tranquilo, estoy metido de lleno en mi
recuperación, en tres sesiones diarias,
haciendo fortalecimiento y mentalizado
en hacer las cosas de la mejor forma
para el Tolima y para mí porque en
estos momentos me siento como si no
fuera nadie, yo nací para esto y esta es
la esperanza que tengo para sacar a mi
familia adelante”, comenta Arias.
Según advierte Luis Antonio Rubio,
fisioterapeuta del equipo Pijao, el
delantero en este segundo proceso de
recuperación está mentalizado en su
trabajo y en el regreso a las canchas.
“Arias viene trabajando muy bien, está
entregado a sus labores de recuperación,
de la primera lesión a la segunda el
jugador ha evolucionado positivamente,
a esta altura Arias ya completó el arco de
movimiento, ya desinflamó, ya se están
haciendo trabajos de campo, cuidando
la cirugía, cuidando el ligamento pero
tratando de acelerar procesos con
mucha responsabilidad”, anota Rubio,
fisioterapeuta recuperador del elenco
Vinotinto y Oro.
Isaac Arias, que sufrió una lesión del
ligamento cruzado anterior de su rodilla
izquierda, fue intervenido en su primera
lesión por el doctor Edgar Muñoz y en
la segunda por el ortopedista Carlos
Fernando Soto.
Todos saben que el día que
Arias regrese a las canchas la
va a romper. Que el ariete está
acumulado, que sus goles quieren
buscar las redes contrarias e
inundar las tribunas del estadio
Murillo Toro de alegría. Que la
fanaticada no se cansará de corear su
nombre y que en el Tolima el delantero
pondrá su huella en la historia goleadora
del equipo.
Todos confían en sus condiciones como
goleador y sus compañeros tiemblan,
porque con seguridad el vallenato
peleará, en franca lid, un puesto en el
onceno titular del proyecto deportivo
del Deportes Tolima 2015.
Homenaje
Del Puerto del Pacifico
al otro lado del Atlántico
Manuel Santos Arboleda soporta, bajo
un árbol, un aguacero bíblico en la sede
campestre del Club Deportivo Los
Millonarios al norte de Bogotá. ‘El Cura’,
como desde muy pequeño le dijeron
en casa, no está vestido para resistir la
inclemencia de la lluvia y tampoco tiene
dinero para regresar a la casa hogar
donde duerme y come esperando una
oportunidad en el fútbol.
A madrugado ese día detrás de seis
compañeros que van a una prueba esa
mañana con el Girardot FC, a la cual
él no fue llamado. Pero si algo tiene
Santos Arboleda es que es obstinado y
lo que sueña lo persigue hasta que se
cumpla. La divina providencia nunca lo
ha abandonado.
Completamente emparamado y con el
frío taladrándole los huesos lo encontró
después del almuerzo el ex arquero y
entonces director técnico del Girardot
FC Ever Armando Ríos, que horas antes
le había negado la opción de unirse a la
prueba con sus compañeros diciéndole;
“Pedí seis jugadores y recibo seis”, dijo
tajantemente Ríos.
Pero el ex arquero de Santa Fe vio la
nobleza del jugador, la perseverancia. No
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CORAZÓN
Pijao
todos esperarían para insistir. Muchos
habrían dado media vuelta y habrían
regresado a su residencia, inclusive, a su
lugar de origen. Pero ‘El Cura’ no.
Terminó jugando de defensa central
por izquierda y lo hizo aún mejor que
de volante. Ninguno de sus otros seis
compañeros pasó la prueba.
-Trajo guayos-, le preguntó Ríos a Santos
Arboleda que respondió -sí- mientras
sacaba de una pequeña maleta unos
guayos maltrechos y rotos.
Santos Arboleda tiene claro de dónde
viene. Dónde están sus raíces, de qué
careció en su infancia feliz y que forjó
su madre para él y sus hermanas más
allá de los problemas económicos y
sociales del puerto sobre el profundo
mar pacifico.
De qué juega, volvió a preguntar Ríos y
el hombre a prueba le respondió -de lo
que usted me ponga-.
Ríos finalmente decidió que le daba la
oportunidad en la posición de volante
de primera línea, lugar en el campo que
Santos Arboleda desempeñaba en aquel
entonces.
Y el milagro se hizo. Aquella tarde, como
en muchas otras, la divina providencia
acompañó a ‘El Cura’, que se jugó la
vida en el campo por esa oportunidad.
“A mí no me avergüenza decirlo; vengo de
una familia donde sí se desayunaba no se
almorzaba y si se almorzaba no se cenaba,
pero yo creo que eso me ayudó a forjar un
gran carácter y ser una mejor persona”,
relata Santos Arboleda, que pese a las
necesidades que se viven desde siempre
en Buenaventura tuvo una infancia feliz,
entre la casa y el colegio, entre el fútbol,
el mar, la familia y los amigos.
Homenaje
Los recuerdos de la Buenaventura que
le correspondió vivir a Manuel Santos
Arboleda en su infancia pueden ser
muy diferentes a los de un niño que hoy
crece en el puerto.
“Mi infancia fue muy bonita, recuerdo que
podíamos andar por las calles libremente,
podíamos ir a cualquier barrio, a cualquier
parte de la ciudad sin sobresaltos, con
tranquilidad y confianza, pero de eso creo
que sólo queda la gente, su amabilidad,
su pujanza, porque la violencia y el
olvido absoluto del Gobierno Nacional
con Buenaventura ha cambiado muchas
cosas”, comenta con palabras salteadas
por la nostalgia y la tristeza.
De jugar en el barrio y torneos locales,
como es de rigor en la historia por
dentro de cada uno de los jugadores
que pasan por las páginas de Corazón
Pijao, Manuel Santos Arboleda, pasa por
el equipo Promesas del Pacifico, de ahí
y sin escalas a Bogotá, al equipo Marcas
del Club Los Millonarios en diciembre
de 1998. Ese mes juega el Torneo del
Olaya y no puede estar en diciembre
con su familia, que pocos días después
tendría que sufrir una gran pena tras el
fallecimiento de Baudilia, su hermana
menor. Un golpe al centro del corazón
de la familia.
“Ese diciembre del año 98 tuve que
quedarme en Bogotá jugando el Torneo
del Olaya y no pude ir a Buenaventura a
visitar a mi familia sino hasta enero y un
día antes de regresar a Bogotá falleció mi
hermana menor, fue un golpe muy duro
(Manuel se queda en silencio y toma
aire)”.
Un día después de las exequias Manuel
tuvo que regresar a Bogotá para
continuar con sus entrenamientos.
Corría el año 1999 y Manuel Santos
Arboleda hacía parte del Girardot FC, de
donde pasó a jugar al Cóndor. Estando
allí pasa muy rápido a jugar a Santa Fe.
Sueño cumplido. El profesionalismo
abrió otros caminos.
“Yo llegué en mayo al Cóndor y cuatro
meses después fui ascendido al equipo
profesional de Santa Fe, al profesor
Fernando Castro le debo mucho, como a
Ever Armando Ríos, ambos me enseñaron
muchas cosas para la vida y para el fútbol
que hoy agradezco mucho”, dice Santos
Arboleda.
Tras la partida de ‘El pecoso Castro’ del
equipo Cardenal llega el técnico Dragan
Miranovic, con quien Santos Arboleda
no tiene una buena relación. El trato
del técnico serbio, ya fallecido, no era el
mejor para con sus jugadores.
Con las cosas andando mal en Santa
Fe, Manuel Santos Arboleda decide
irse del equipo Cardenal. Dos opciones
se presentaron en su momento; ir
a Envigado o al Deportes Tolima y
finalmente ‘El Cura’ se decide por la del
equipo Pijao.
En Ibagué, a su llegada en el año 2002,
Manuel Santos Arboleda, encontró el
amor y una familia. Toda la temporada
ese año Arboleda sería titular bajo la
batuta del técnico antioqueño Luis
Fernando Suárez.
Al finalizar ese año Arboleda pasa a
Centauros, tras un pedido del técnico
Diego Edison Umaña y regresa al equipo
Pijao con Luis Augusto ‘El Chiqui’ García
CORAZÓN
Pijao
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para proclamarse campeón, para quedar
en la historia del equipo tolimense.
Coronado campeón con el Vinotinto
y Oro Manuel pasa al Atlético Huila y
de ahí al Cienciano de Cusco. En Perú
comenzaría el periplo internacional del
hijo de Buenaventura, que comenzó en
las calles del puerto sobre el pacifico y
terminaría en Europa.
Con el equipo peruano Manuel se
coronaría campeón del torneo local y
de la recopa suramericana, en un juego
inolvidable ante el entonces poderoso
Boca Juniors de Argentina.
A la altura del Cusco llegó la
oportunidad de ir a Europa, al fútbol
polaco. Erly Alcázar, el delantero
colombiano hace un video con
autorización de Santos Arboleda y se lo
entrega a unos empresarios paraguayos
y alemanes. Dos semanas más tarde
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CORAZÓN
Pijao
sonó su teléfono celular para concretar
los detalles y pocos días después de la
llamada Manuel Santos Arboleda estaba
cruzando el Atlántico rumbo a Europa.
En el invierno del año 2005 ‘El Cura’
aterrizó en Polonia. Tras una primera
práctica con el Zaglebie Lubin, para el
olvido, el técnico Franciszek Smuda, una
leyenda del fútbol polaco, decide dejarlo.
Tres meses de día y de noche Manuel
Santos Arboleda tuvo que alimentarse
de pan tajado y té caliente (Gervata)
la señora que atendía el hotel donde
se hospedada lo discriminaba. Manuel
lloraba sin parar, lejos de casa y de su
familia. Pero el hombre que soportó
aquel aguacero bíblico en Bogotá no se
dejaría vencer.
“De aquí me sacan pero muerto, ya
estoy aquí y no me voy a devolver”, se
decía Santos Arboleda ante tantas
adversidades en sus primeros años.
La llegada de su familia fue trascendental
para que Manuel Santos Arboleda
pudiera sostenerse en el nivel mostrado
y que dejó las puertas abiertas en
Polonia. Su esposa y sus hijas, fueron el
soporte de vida que mantuvo vivo al
deportista.
Tras su paso por el Zaglebie Lubin,
equipo con el que gana el Orange
Ekstraklasa y dos Supercopas polacas, y
donde jugó dos años y medio, Santos
Arboleda va al Lech Poznań por pedido
de su antiguo técnico Smuda.
Con el Poznań gana también los mismos
títulos y el ingreso a Liga de Campeones.
Allí, con el mismo técnico del primer
equipo Santos Arboleda se queda seis
años antes de su regreso a Colombia.
Homenaje
‘El Cura’ pese a las adversidades formó
un carácter fuerte que lo llevó a ser
varias veces galardonado como el mejor
defensa de la Liga Polaca y un referente
en sus equipos.
Santos Arboleda dejó en Polonia una
huella que va más allá de los record
como el primer colombiano en jugar en
esa liga, o el goleador de su equipo por
encima del entonces novel delantero
hoy en el Bayer de Múnich Robert
Lewandowski.
Aunque el fútbol en su esencia es el
mismo en todas partes, once contra once
y la pelota es redonda, su experiencia en
Europa marcó diferencias en la manera
de encarar su profesión. El rigor, el
carácter del juego, la seriedad, y sobre
todo la responsabilidad con la que se
encara el día a día.
Pero no podemos dejar a un lado las
emociones. Finalmente el juego es eso;
un puñado de hombres pugnando por
el triunfo que hincha corazones.
“De las cosas más emocionantes
puedo decir que es estar de pie en
la formación inicialista escuchando el
himno de la Champions, eso es algo que
no se puede expresar, eso fue parte de
mi sueño cumplido, me quedó faltando
la selección Colombia, pero bueno
así fueron las cosas”, advierte Santos
Arboleda.
El defensor tuvo el rose internacional
que muchos sueñan. Enfrentar a
equipos como la Juventus o el Chelsea,
entre otros, y codearse con figuras
internacionales como Cristiano Ronaldo,
Roy Makaay, Emmanuel Adebayor, Didier
Drogba, Arjen Robben, Franck Ribéry,
entre otros, y compartir con ellos le dio
otra mirada a Santos Arboleda sobre el
fútbol y la vida.
Con muchos de ellos trabó amistad
en razón a una recuperación de rodilla
que hizo en el Bayern de Múnich,
especialmente con Arjen Robben,
Franck Ribéry.
Tras 10 años en Europa el zaguero
central regresó a Colombia con la
idea de quedarse. Sin embargo las
ofertas para volver al fútbol polaco se
mantienen. Pero la familia está primero,
él lo sabe.
“Me gustaría volver, inclusive tengo ofertas
de algunos equipos para regresar, una
de esas la del Zaglebie Lubin, equipo a
donde llegué por primera vez a Polonia,
pero hay cosas que priman más y es
la familia, ya estuvimos más de doce
años por fuera del país, así que hay que
tenerlos en cuenta”, comenta Santos
Arboleda entre sonrisas porque tal
vez, secretamente, el futbolista quiere
regresar.
Pero su sueño es cerrar su carrera en
Colombia, y en el Deportes Tolima
especialmente, que es su casa. Con el
equipo tolimense está agradecido por
permitirle trabajar para mantenerse
activo, con el plantel, el cuerpo técnico
y con Gabriel Camargo Salamanca.
El hombre que mantuvo intacto su
sueño de triunfar ha vuelto. El joven
que soportó aquel aguacero bíblico
esperando su oportunidad en el fútbol
se hizo futbolista, cruzó el Atlántico y
cumplió su deseo de triunfar, de ser
alguien en la vida, de darle un mejor
presente y futuro a su familia.
CORAZÓN
Pijao
25
Arriba de izquierda a derecha: Germán Luna, Edy Villarraga, Marco Pérez, Breiner Bonilla, Leonardo Burián, Janer Serpa, W
Sentados en la mitad: Nicolás Palacios, Jhon Valencia,Yulián Mejía, Charles Monsalvo, Orlando Rojas, Alberto Gamero, Emilio
Sentados En el césped: Albert Arias, Henry Obando, Didier Delgado, Wilmar Barrios, Héctor Acuña, César Amaya, Juan Alej
William Arias, Danovis Banguero, Davinson Monsalve, Carlos Fernando Niño, Luis Antonio Rubio.
o Rojas,Yimmy Chará, Isaac Arias, David Silva, Omar Albornoz.
jandro Mahecha, Andrés Felipe Ibarguen, Wilfrido De La Rosa, Robinson Aponzá, Félix Noguera, Jhon Hurtado y Andrés Galindo.
NUESTROS
Aliados
premia a los Centinelas de la
Energía y Energilíderes 2014
28
CORAZÓN
Pijao
La Compañía Energética del Tolima
clausuró en las instalaciones de la
Universidad del Tolima, dos de sus
proyectos más importantes de
Responsabilidad Social Empresarial;
El Club Centinelas de la Energía y
Energilíderes. El Club Centinelas de la
Energía, liderado por los personeros
estudiantiles de colegios de preescolar,
básica primaria y secundaria, durante
este 2014 trabajó de la mano de
115 instituciones del departamento,
formando a 2.151 niños y jóvenes en
temas de uso racional de energía, agua y
cuidado del medio ambiente, quienes a
lo largo del año escolar han multiplicado
dichos conocimientos a más de 12 mil
personas al interior de sus comunidades.
Por otro lado, el proyecto Energilíderes,
logró durante este 2014, capacitar a
1.232 líderes comunales del Tolima
en temas que son fundamentales
para cumplir su rol de liderazgo en
materia de servicios públicos, como lo
es la Ley 142 de 1994, uso racional y
eficiente de energía y agua, prevención
de riesgos eléctricos y conocimiento
sobre su factura de energía. Es así,
como Enertolima cierra un año más de
trabajar con su gente y espera para el
2015 continuar capacitando a jóvenes y
líderes tolimenses, porque en Enertolima
nos mueve el amor por nuestra gente y
la responsabilidad social empresarial.
Somos el hotel de los eventos
Con el apoyo de su familia, y ya viviendo
en Pereira, Arias va una tarde, después
del colegio a una prueba con un equipo
aficionado. Antes de salir de casa su tío
le pregunta en qué posición va a juagar
a lo que el joven contesta que en el
camino lo pensará y tomará una decisión
al llegar al lugar de entrenamiento.
Como el ave fénix
William Arias sabe lo que es un milagro.
A sus 17 años de edad, el arquero del
Deportes Tolima, sufrió el síndrome de
Guillain-Barré. Nadie se explicaba como
un joven de su condición atlética, podía
padecer tal enfermedad, que según
advirtieron en su momento los médicos
que le atendieron estuvo a punto de
dejarlo para siempre en una silla de
ruedas, y por supuesto, lejos del fútbol.
Por razones de la trashumancia de
sus padres, María Gladys Bermúdez y
Orlando Arias Gómez, William Arias
nace en la ciudad de Bogotá, a donde su
padre, entonces miembro de la Policía
Nacional, había sido trasladado. En la
capital de la República estuvo sólo un
año y luego se instalarían en la Sultana
del Valle, el lugar donde Arias crecería.
“En Cali viví una niñez muy linda, de
mucho juego en la calle, Cali tiene calles
muy amplias, recuerdo que jugábamos
escondite, Ponchado, Jermis, fútbol, no había
tanto video juego entonces el contacto con
otros niños era mucho mayor”, advierte
Arias con esa sonrisa que nunca se le
borra de los labios.
En un principio el fútbol era sólo
diversión. Era natural que para un niño
de su edad 13-14 años, el deporte fuera
exclusivamente un divertimento y no
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CORAZÓN
Pijao
un camino a través del cual llegar más
adelante a ganarse la vida para forjar un
futuro.
“En Cali tuve una oportunidad en el
América de Cali, en sus divisiones menores,
querían que yo me quedara e hiciera el
proceso formativo con ellos pero no se dio
por razones familiares, quería estar junto
a mi familia, que para entonces decidió
radicarse en Pereira”, comenta el golero.
William Arias comenzó como delantero.
Y según advierten quienes lo conocieron
en aquel entonces, el hoy arquero no lo
hacía nada mal convirtiendo goles en
vez de evitarlos.
Pero el camino estaba marcado. La
casualidad o la causalidad lo llevaron del
frente de ataque al pórtico. La primera
prueba en el arco fue en Cali.
“Yo jugaba en la escuela de formación
Roji-Verde del famoso ‘Pato’ en Cali, una
tarde no había arquero, preguntó quién
tapa y yo levanté la mano; era una tanda
de 10 penales y los saqué todos”, cuenta
Arias, quien desde entonces quedó con
la espina clavada en su pecho porque
la posición no le gustaba, pero todos
sabían que tenía condiciones para hacer
la diferencia como guardameta.
A su llegada a las puertas del Club
Deportivo El Diamante las palabras de
su ex entrenador en Cali, ‘El Pato’, tras la
decena de penaltis atajados, se pasean
por su cabeza –Sí usted va a ser algo en
el fútbol es arqueroEn El Diamante lo recibe el profesor
Carlos Mesa con la pregunta del millón.En qué posición juega- y Arias sin basilar
responde; -arquero-.
Ni guantes llevaba el joven soñador
que desde entonces, y sin saberlo, claro,
decidió su destino dentro del fútbol.
Corría el año 2004, promediaba el mes
de agosto y en los seis meses siguientes
llegaría a amar tanto su oficio dentro del
campo como ningún otro arquero.
Arias llevaba paralelamente el fútbol
con sus estudios de secundaria y con su
trabajo como empacador en las tiendas
Olímpica.
A partir de ese año comenzaron sus
llamados a las selecciones Risaralda
juveniles y a los micro ciclos con la
selección Colombia sub 15, a los que
nunca pudo asistir con el profesor
Eduardo Lara debido a sus lesiones.
Terminado el bachillerato, en el año
2006, las lesiones le permitieron un
espacio para ser parte de la selección
Colombia sub 20, que por entonces se
reunió en Pereira bajo las ordenes de
Eduardo Lara. Su experiencia en aquel
entonces al lado de arqueros como
David Ospina y Libis Arenas lo llena de
más confianza en sus condiciones.
El 2007 fue el año de esperar la
oportunidad. El periplo comenzó en
Actualidad
Cali con el equipo ‘Azucarero’, luego
en Bogotá con La Equidad, equipo con
el que de la mano del ex arquero José
María Paso y del técnico Alexis García
logra llegar al primer equipo, de la
capital pasó al Once Caldas, pero en
el equipo manizalita la oportunidad
tampoco se consolidó pese a estar a un
paso de firmar con el equipo Blanco de
Manizales.
Los intentos fallidos van mermando
su fuerza pero no el sueño de llegar al
fútbol profesional. Eran tiempos difíciles.
Regresó a su casa en Pereira y a su
trabajo como empacador. Todos los días
William Arias esperaba la oportunidad,
su ilusión perdía fuerza pero algo en el
fondo de su corazón, esa pequeña luz,
no se apagaba.
Todo revivió con el técnico José
Fernando Santa en las divisiones
menores de Atlético Nacional. Pero ese
intento, aunque sirvió, como los otros,
para su carrera, terminó de minar su
ilusión. La llama ya no brillaba con la
misma intensidad y por primera vez,
como los boxeadores, pensó desde su
equina tirar la toalla.
“Con ellos hice un proceso de casi tres
meses, pero como siempre por cosas
inesperadas no se concretó nada, partí
de nuevo hacia Pereira, y en casa pensé
en tirar la toalla, no soy de esos que se
vencen fácil, fue un momento complicado,
llegué a pensar que el fútbol no era la
opción adecuada ni mi forma de vida,
ahí apareció la opción con el Deportes
Tolima”, recuerda Arias.
El 11 de septiembre de 2007, a las
tres de la mañana, llegó William Arias a
Ibagué. Una semana duró el guardameta
trabajando con el equipo de reservas
hasta que una mañana el entonces
preparador de arqueros Hernán Torres
Oliveros, hoy técnico del Deportivo
Independiente Medellín, da el aval para
que suba al equipo profesional.
El año termina bien para Arias, que
pocos meses después comenzaría a vivir
una de las etapas más difíciles de su vida,
sino la más difícil hasta ahora.
El hombre de más de un metro noventa
y tres centímetros de estatura, estaba
con el equipo Pijao en la sesión matutina
de trabajo, previo al viaje para un partido
frente al Boyacá Chicó, cuando sufrió el
primer desmayo.
“Comencé a sentir algo muy extraño, de
un momento a otro perdí el conocimiento y
cuando lo recuperé estaba en la clínica; ahí
comenzó la parte más dura, la debilidad
en las piernas, lo médicos que decían que
era vértigo, que era estrés por la campaña
negativa que estábamos teniendo en el
campeonato, que una cosa y la otra, y no
daban con el dictamen de lo que tenía”,
comenta Arias con la voz quebrada por
el mal momento de entonces.
A medida que pasaban los días las cosas
empeoraron. Cinco días después de
recibir el alta médica Arias regresa a la
clínica. Vinieron nuevos exámenes y más
exhaustivos. Pero en Ibagué no dieron
con el dictamen, lo que obligó a Arias
y a su familia a trasladarse a Bogotá. En
la clínica San Ignacio determinan, dos
días después de su llegada, que lo que
padece es el síndrome de Guillain-Barré.
La noticia devastó al jugador y a su
familia. La posibilidad del deterioro de
su cuerpo, hasta la de perder la vida,
eran inminentes. Arias comenzó el
proceso con medicamentos traídos de
Estados Unidos al tiempo que familiares
y compañeros oraban por la salud del
joven arquero.
El proceso de recuperación de Arias fue
largo y lento. Pocas personas logran salir
de la enfermedad. Pero algo comenzó a
pasar en el cuerpo de Arias, para quien
la noticia del nacimiento de su primer
sobrino sería definitiva en la decisión de
vivir.
La buena nueva del alumbramiento
de Gladis Amalfy Arias Bermúdez, su
hermana, fue una bendición y la llegada
al mundo de Gleidy Ximena Parra Arias,
un bálsamo para su alma.
“El anhelo de volver a jugar, las oraciones
de la gente que me quiere, y hasta de
personas que ni siquiera conozco me dio
fuerzas, pero creo que el ángel que me
dio mi hermana, mi sobrina, me llenó de
fuerza, de vida, ya estaba derrotado, pero
la noticia de su nacimiento me dio la luz
para salir adelante”, narra Arias con la
mirada de quien sabe que los milagros
existen.
El 18 de diciembre el médico que
atendía a William Arias le da el alta
y el golero regresa a casa, en Pereira,
agradecido con la vida y el 3 de enero
de 2009 se presentó a la pretemporada
con el equipo Pijao. El proceso de
reacondicionamiento fue complejo y
largo, pero lo logró.
Ese mismo año, en el mes de agosto, y
sin un puesto seguro en el equipo de
Ibagué Arias toma la decisión de irse a
buscar su destino futbolero a Europa,
donde alcanzó a estar en el fútbol de
Rumanía con el Club Oțelul Galați.
La vida comenzó a cambiar para Arias.
Instalado en el centro de Europa la
CORAZÓN
Pijao
31
los niños más necesitados y en alianza
con el ICBF en un proyecto de reinserción
familiar, en el que actualmente tenemos
más de 40 niños y niñas en Ibagué, mi
madre también lo hace en Pereira, Tolima
me abrió las puertas de nuevo y al equipo
le estoy agradecido”, comenta con alegría
el guardameta.
manera de vivir, de jugar cambió para
el golero, que lo primero que tuvo que
enfrentar fue el idioma y la comida, a
lo que Arias rápidamente se adaptó. Al
Galați llegó a préstamo por seis meses
con opción de compra.
La temporada 2010-2011 fue exitosa.
Campeones de la liga local en la
temporada de invierno fue la primera
gloria que obtuvo el arquero colombiano,
que venía de una larga recuperación, un
renacer de las cenizas, como el ave fénix.
Del Oțelul Galați pasa a la tercera
división de ese país y con el club Callatis
Mangalia logró el ascenso a la segunda
división. De Rumanía, en el año 2012, se
fue a España, donde jugó en la tercera
división con el Lanzarote. Del equipo
de la isla pasa a Mirandes de segunda y
tercera división.
El periplo por el momento estaba
cumplido, no como el golero hubiese
querido. En noviembre de 2012 regresa
a Colombia a pasar vacaciones y se
queda.
Para el segundo semestre de 2013,
con posibilidades de jugar en Malasia,
Arias decide quedarse con el equipo
Pijao, contrae matrimonio con Nicole
Andrea Jiménez Chávez, con quien tiene
un hermoso bebé de nombre Liam
Santiago Arias Jiménez.
32
CORAZÓN
Pijao
“Decidí quedarme por la familia, estaba
cansado de ir de aquí para allá y
necesitaba volver a compartir con ellos, me
reencontré con mi novia, que actualmente
es mi esposa, tenemos un hermoso hijo,
trabajamos a través de una fundación con
En la actualidad William Arias, segundo
arquero del equipo profesional y listo
para ser el primero cuando el cuerpo
técnico lo decida, sigue soñando con
aportarle más al equipo, con volver
a salir de Colombia y seguir haciendo
lo que más le gusta en la vida; jugar al
fútbol, eso que comenzó siendo un
divertimento y hoy es una forma de
vida.
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¿Cuando un jugador
es profesional?
Con base en la definición de profesional y el análisis de nuestro contexto, un
jugador lo es, cuando, a diferencia del
futbolista aficionado, llega a la máxima
categoría y recibe una retribución económica.
Esta línea de argumentación, nos lleva
a resaltar la necesidad de analizar, desde un concepto amplio de formación,
las condiciones de la mediación para
promover las competencias que debe
tener un jugador para ser considerado
o titulado como profesional. En el ámbito futbolístico es común escuchar que
tenemos problemas en el fútbol base
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CORAZÓN
Pijao
por observar las grandes deficiencias
que muestran muchos futbolistas que
juegan en la máxima categoría, se dice
frecuentemente que tal jugador no le
sabe pegar al balón, que no sabe definir, sin embargo, lo que más se denuncia,
inclusive internacionalmente, es que hay
pocos jugadores que entienden el juego,
haciendo referencia a la falta de inteligencia.
La incertidumbre, la colectividad, la cooperación y oposición simultánea en el
juego del fútbol demandan la toma de
decisiones, de forma que jugar requiere
una actividad cognitiva previa a la acción
motriz, compuesta por la percepción y
análisis de las situaciones de juego y la
solución mental tanto creadora como
automática y sensoriomotriz. Desde
esta perspectiva, los jugadores tienen
un papel protagónico, son ellos los que
deben resolver las situaciones de juego,
con base en su comprensión, conocimientos, habilidades y destrezas deben
aportar soluciones frente a la propuesta
del equipo rival. ¿Se manifiesta este protagonismo en nuestro fútbol?
Recuerdo que en un partido de eliminatorias mundialistas, donde nuestra selección Colombia de mayores enfrentaba
a la selección de Uruguay, Carlos Antonio Vélez comentaba que el onceno
colombiano se había equivocado en el
planteamiento y desarrollo del primer
tiempo de juego, porque el rival planteó un juego defensivo de reducción de
espacios basado en el repliegue defensivo; y Colombia equivocadamente basó
su ofensiva en el juego indirecto con
progresión por el carril central, donde
precisamente, Uruguay era más fuerte;
dijo además, que como era posible que
jugadores profesionales no se dieran
cuenta del error y modificaran sobre
la marcha el planteamiento, que tenían
que esperar a que el director técnico lo
propusiera en el camerino. Si durante
el juego se presenta una falla en el funcionamiento del equipo ¿quién la tiene
que resolver? ¿El jugador ó el director
técnico? ¿Los jugadores son formados
para hacerlo?
juego, cambiar planteamientos y actuar
con autonomía.
En el entrenamiento tradicional se busca
que manejen con facilidad el balón, que
se asocien con los compañeros, que tiren a portería, que hagan y eviten los
goles, todo esto con base en la experimentación, dado que se privilegia la
práctica como medio de adquisición de
los recursos necesarios para reproducir,
en muchos casos, solo lo que propone
el entrenador.
Similar al pensamiento de Francisco
Maturana sobre la formación de los técnicos, podemos decir que “aquí no existen parámetros cualitativos que definan
a los jugadores de fútbol como profesionales y tampoco se ha presentado
una legislación que lo exija o lo haga
necesario, es por eso que aunque se ha
hablado mucho del tema, no se ha recibido un apoyo y no hay quien coordine
esa idea”.
No formar cognitivamente, evaluar de
manera informal y no sistematizar el
proceso de entrenamiento, produce la
falta de inteligencia para expresar las
ideas, recuerde las entrevistas a los jugadores, crear soluciones, interpretar el
Hernando Fabio Martínez Chávez
Licenciado en Educación Física (UDEA)
Especialista en Administración de la Informática
Educativa (US)
Director Técnico Sub 19 Deportes Tolima
[email protected]
CORAZÓN
Pijao
35
Sede Avenida Ambalá con calle 32
Sede de la Carrera Quinta con calle 21
36
CORAZÓN
Pijao
Sede Las Margaritas frente a Homcenter
Sede Calle 39 con Cra. 5
Los mejores volantes del Deportes Tolima
la ilusión la creatividad y la alegría del gol
de todos los tiempos. Un centro suyo
dejaba aporreado a quien se atreviera
a conectarlo, por alto o por bajo. Llegó
para la Copa Libertadores de América
de 1983 y regresó en 1985. Su paso por
el equipo tolimense fue suficiente para
pasar a la gloriosa historia. De una humildad única, nunca se sintió una estrella
y trabajó junto al resto del plantel como
uno más. Fue crack dentro y fuera de
la cancha y ejemplo de vida. Volvió en
1987 ya mermado. Volante de central
norte de salta jugó 129 juegos y anotó
23 goles.
Carlos Enrique Rodríguez
‘El cibernauta’
Volantes de ataque
Oscar Roberto Zarate. El Número uno
de los jugadores que han vestido la camiseta del Deportes Tolima. No sólo
por su calidad sino por su carisma. El petizo valía por todo el equipo. La recogía
en el medio, limpiaba el camino y si no
encontraba a quién dársela, remataba y
hacía el gol. Su figura era engañosa; parecía frágil pero su fortaleza era rocosa,
excepcional pegador de tiros libres procedente del atlético Quindío jugó con el
Vinotinto y Oro 31 encuentros y anotó
10 goles.
Rodrigo Daniel Marangoni. Malabarista
del balón. Jugaba anticipado. Sabía adónde iba a llegar la pelota, y la esperaba
sin que los contrarios se dieran cuenta.
Visionario es la palabra. Su zurda perfectamente conectada a su cerebro le
permitía centrar o rematar lejos de las
intenciones de su contrario. No corría
mucho pero hacía correr al balón y a
sus compañeros. Poseía un gran chanfle,
tomaba muy poca distancia para cobrar
pero la ponía donde quería. Finalista con
la Vinotinto y Oro de 2010, goleador
número 20 del elenco ibaguereño procedente del Atlético Huila. Jugó 99 partidos y entre torneos nacionales y Copa
Suramericana celebró 30 gritos de gol y
está sin duda en el once ideal del Tolima.
Eusebio Jacinto Roldan jugó en la selección juvenil de argentina 1979 junto
a Diego Armando Maradona. Sus características la Potencia, velocidad y precisión. Fue el conductor del mejor Tolima
Casimiro Avalos Qué genialidad. Habilidad, gambeta y un guante en su guayo.
Especialista del chanfle, de los tiros libres
y de los cobros desde la esquina. . Un
año le bastó para entrar en la galería de
los mejores. Como buen paraguayo jugo
poco 9 encuentro 13 goles pero su juego fue leal, voluntario, inolvidable
•Victor Hugo Del Rio. El mejor jugador
argentino de todos los tiempos.Ya había
CORAZÓN
Pijao
37
tenido sus juegos en el Once caldas, se
graduó de crack con el famoso kokoriko
Tolima semifinalista de la Copa Libertadores de 1982. Le dieron la 10 y nunca
más la soltó hasta que lo fichó el Deportivo Cali. Con un estado físico envidiable, cuando arrancaba era imparable.
Tenía un potente y certero remate, gol
de cabeza; el jugador más completo de
toda la historia. La nómina que hizo con
Janio Cabezas, Sapuca, Isasi, Centurión e
Iguarán fue demoledora. Jugó 201 partidos y anotó 67 goles, 63 en torneos
nacionales y 4 en Copa Libertadores.
Wilson James Rodríguez Gran jugador.
Tenía todo para ser la gran figura del
fútbol colombiano, Poseía picardía, pase
gol, gol, filigrana y mucha inteligencia
para jugar y hacer jugar a los demás. Fue
figura del equipo de 1988 y brilló con
luz propia ese año. Jugaba de memoria
con Zarate, Saiz, ‘El Pirata’ Ferrer, Muriel,
Pimiento, todos hacían gol gracias a él.
En el entonces equipo de Jorge Luis
Bernal demolían las defensas contrarias
a punta de buen fútbol y manejo de
balón. Jugó con la Vinotinto y Oro en
los años 85, 88, 90 y 91 108 encuentros,
marcó 9 goles. Recuerdo un épico partido en el Murillo Toro con estadio lleno
de hinchas de Santa Fe, entre quienes
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CORAZÓN
Pijao
se destacaban ‘La Chiva’ Cortes, Pacheco, Yamit Amat y más de 12.000 hinchas
cardenales, zapatazo al ángulo superior
izquierdo de James al arquero Navarro
Montoya, portería norte, y la eliminación del elenco bogotano y la clasificación del Once Phillips que por entonces
dirigía Francisco ‘Pacho’ Maturana.
John Jairo Charria: Volante de inmensas condiciones, de poderoso remate de
media distancia, ambidiestro, de los pocos jugadores del mundo en hacer dos
golazos de tiro libre a Óscar córdoba en
el Pascual Guerrero. Lo llamaron a Selección Colombia pero no fue participe
de ella por encontrarse lesionado. Jugó
253 partidos en el fútbol colombiano,
Copa Libertadores, y Copa Suramericana. En todos los torneos se dio el lujo
en anotar goles. Goleador historico del
deportes tolima en torneos nacionales
e internaconales con 65 en el rentado
colombiano y 7 goles en libertadores y
suramericana.
Jose Oscar Jamardo: Volante argentino
de excelente manejo de pelota, una muy
buena media distancia y gran cobrador
de tiros libres. Organizador de juego,
con mucha claridad y buen panorama,
de él aseguró Gabriel Ochoa Uribe que
era el mejor volante del fútbol colombiano de la década del sesenta. Jugó en
Tolima en los años 55, 60, 65 y 67. Duró
53 años su record como goleador histórico del elenco musical destronado por
John Jairo Charria. Jugó 262 partidos y
anotó 64 goles. SUBCAMPEÓN CON
EL TOLIMA EN 1957.
Guillermo Cesar Reynoso: Volante argentino de san Lorenzo de Almagro
preselección argentina de 65 y 66. Jugó
91 partidos y marcó 3 goles. Jugador líder en el terreno de juego por su mando, capacidad técnica, orden y jerarquía.
Se codeaba con los mejores de su época no se amedrentaba con nadie y con
nada. Fue campeón con san Lorenzo en
1959 ‘El Pocho’ Reinoso demostró que
era un número 10 de exquisito toque y
enorme calidad técnica. Era un jugador
para ponerse de pie y quitarse el sombrero.
Jorge Ricardo Artigas Carrica Es inscrito en el consulado uruguayo de Buenos
Aires por ser hijo de padres uruguayos
y se muda siendo muy niño al barrio del
Cerro en Montevideo, Uruguay. A los 14
años un compañero de equipo lo apoda
“Teño”, llamándolo así por su lugar de
nacimiento (a las personas nacidas en
la ciudad de Buenos Aires se les llama
porteños/as) Un gol de los once pasos
le dio la posibilidad de entrar a la historia del glorioso DEPORTES TOLIMA,
En una dramática final ante el Deportivo Cali , Artigas le daría el título a su
equipo, pues luego de empatar en el
marcador global por 3-3, el encuentro
se definiría por medio de la tanda de
penales, en donde Artigas anotaría el
último lanzamiento para su equipo, y
con esto ayudaría a obtener la primera
y única estrella del Tolima en el futbol
profesional colombiano.
•Ricardo Ciciliano Estelar mediocampista con exquisita técnica y superlativo
cambio de ritmo, llenándose de coraje
y demostración de capacidad para definir la puntada final fue determinante
en el campeonato de 2003 en el primer
partido fue arquero después de la expulsión de Diego Gómez para sacar el
equipo a flote sus precisos pases y su
temperamento llevó de la mano a sus
guerreros Pijaos a verdaderas batallas
en el terreno de juego dejó su huella
y estampó su calidad. Jugó 181 encuentros y anotó 35 goles.
Hoy soy Tolima
Hoy la Ciudad Musical, nuevamente se engalana
pa conocer el trabajo, de todita la semana ...
Hoy nuestro equipo Pijao, saltará alegre a la cancha ...
y todo el Tolima sentirá, como su alma se ensancha.
Ya no hay excusa Señores, a sudar la camiseta,
Hoy es el día que muestran, que el Tolima se respeta .
Toda la hinchada que vibra, cuando los goles se anuncien
Y el que no se sienta capas, que antes de jugar renuncie.
Hemos tenido problemas, nos envidian y critican
Pero estamos con la frente en alto, como todo el que participa,
Muchas gracias Doctor Camargo, por traer al profe Gamero ...
Sabemos que pasaremos, así no sea de primeros.
Nuevamente estamos cerca, nuevamente la gloria nos llama
No lo hagan por dinero, ni por dádivas ni fama ...
Háganlo porque hay un pueblo, que sufre de corazón
Que quiere ver al Tolima, ¡¡¡¡NUEVAMENTE CAMPEÓN!!!!
Con Tolima Ganaremos ... con Tolima venceremos ..
Y nunca nos olvidaremos, del Orgullo que tenemos
FUERZA TOLIMA ... DURO MUCHACHOS!
WILLIAM ALEJANDRO VERGARA PEREZ
CORAZÓN
Pijao
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Festejando de nuevo
El hincha del Deportes Tolima se forja
en el sufrimiento y de ello sabemos más
quienes crecimos viendo al vinotinto y
oro pelear por no ser último; porque
en sus primeros años, solo en 1957 se
arrimó a la gloria y aunque en muchas
cosas discrepemos del proceder de Gabriel Camargo, no se puede desconocer
que su vinculación, cambio esos pasajes
por los del éxito, que no nos desborda, como sucede con otros equipos del
rentado nacional, pero en ese entendido debemos sacar el máximo provecho
de las escasas felicidades que alcanza.
Roberto Santofimio Varón,
ACORD TOLIMA
Los dos subtitulo de principios de los
ochenta, nos conformaban y después de
la efímera ilusión de las primeras presencias internacionales el fuego se fue
apagando, hasta que sentimos el frió del
descenso y para brindar calor apareció
de nuevo, él, como si trajera la ruana característica de su terruño, aportó al afán
por corregir, lo que nos permitió gozar
la primera gran conquista, la de 1994,
cuando el trofeo nos devolvió el privilegio perdido y junto a su celebración
forjó un blindaje que nos mantiene alejados del castigo. Esa demostración de
que se podía ser ganador de algo, abrió
una página desconocida para el seguidor pijao; parangón que no conocen los
jóvenes puesto que ellos se apegaron
al sentimiento regional disfrutando del
gatear en torneos fuera de las fronteras
y en el cierre del 2003, vivieron lo mejor, la anhelada estrella, que festejamos
tantos que nadie explica porque somos
tan pocos los que vamos al estadio. Pero
la figura que refulge en lo más alto del
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Pijao
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empinado escudo, está solitaria señalando lo difícil que resultó colocarla allí y lo
prueban los intentos fallidos por acompañarla, cuando en el 2006 y el 2010,
estuvo por atenazarse el júbilo, que esquivo se escurrió entre los dedos.
La desilusión de mantener encaramado
en la tabla durante buena parte de la
competencia local y resbalar en la instancia definitiva, se volvió una constante
que creó al menos dos mitos, el de la
venta de las finales y el de que el acompañamiento era una condena, tal vez
por eso la última aproximación causo
una grosera reacción; pero el consuelo
de dos torneos de reservas que ganaron los pupilos del profe Bernal en 2002
y 2005; junto al triunfo de los sub 20, a
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principios de este año, en el campeonato que por poco no culmina y cuyo
premio se esfumó sin explicación alguna, parecían contentillo para la paciente afición, que se ha consolado con la
acostumbrada participación en certámenes de la Conmebol, donde el equipo ha servido de trampolín para dar a
conocer la ciudad en el continente, así
quienes la mencionan no pronuncien
correctamente el nombre de la Villa de
Las Lanzas.
A la llegada de Gamero se forjó un nuevo sueño y el habló de su interés por
la Copa, que a diferencia de muchas de
sus decisiones y varias explicaciones, si
fue una sentencia diáfana con un argumento sólido; él la había tenido cerca y
sabía que podía atesorarla, por lo que
con mérito quedó inscrito en el libro
dorado del equipo.
Las reducidas conquistas se entrelazan
en circunstancias sorprendentes, porque
para festejar, hay que ganar en casa con
doble ventaja e ir a sufrir afuera hasta el
pitazo final o más allá, pero no en cualquier escenario, sino en los más ostentosos, por eso el Pascual Guerrero y El
Campín, acogen los títulos pijaos; enseñando que deleitarse de vez en cuando,
implica hacerlo con categoría, puesto
que si bien el palmarés es corto, surge contundente, repasando que ningún
otro elenco ha ganado entre los juveniles, las reservas, la B, la A y la Copa, solo
el Deportes Tolima.
El coronel
si tiene quien lo quiera
El Club Deportes Tolima, su presidente Gabriel Camargo Salamanca y la junta
directiva, rindieron un homenaje al coronel Oscar Gómez Heredia, Comandante
de la Policía Metropolitana de Ibagué, por su meritoria labor al frente de la Metib.
Al acto, ofrecido en el Club Campestre de Ibagué, asistieron importantes personalidades de la ciudad en el ámbito político, social y económico de la región.
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Arriba de izquierda a derecha. Hugo Gallego, Fredy Clavijo, Francisco Maturana, Gustavo Mendoza,
Osvaldo Redondo, Heriberto Carrillo. Debajo de izquierda a derecha. Evaristo Isasi, Sapuca, Héctor Jaime
Múnera, Víctor Hugo Del Río y Arnoldo Iguarán.
El poeta
del medio campo
Víctor Hugo Del Río tiene ocho años
de edad. El chico, que había nacido en
Resistencia del Chaco (Argentina) el
primero de enero de 1953 y que más
tarde se convertiría en una leyenda del
balompié nacional en Colombia, ya trabajaba a esa edad en una pequeña imprenta para ayudar a su familia.
El dueño de la gráfica, una mañana cualquiera, lo envía al centro de Buenos
Aires para entregar un pedido. El niño,
que no había salido nunca de Quilmes y
Bernal, toma el colectivo que lo lleva a la
gran ciudad y al llegar allí es sorprendido
por los grandes edificios, las avenidas, la
gente, las vidrieras; todo era nuevo para
él, un mundo nuevo para Víctor Hugo,
que era encandilado por el aletazo de
maravilla de la ciudad del tango, el fútbol
y la literatura.
Su madre, que cuando partió esa mañana desde la imprenta se quedó mirando
como Víctor Hugo se perdía a lo lejos, lo
recibió llorando en su casa al atardecer
mientras su padre decía, -No te preocupes mujer, ya es hombre, sabe viajar.
A los dos años de edad Víctor Hugo
Del Río llegó a la ciudad de Quilmes
con su familia, recién había nacido Ana
Dominga, su hermana, y allí en la ciudad
cervecera el pequeño comenzó por primera vez a patear una pelota en el solar
de la casa.
ros y torneos de barrio, que consistía
en que si pasaba el jugador el balón se
quedaba en los pies de su padre o al
contrario, dado el caso.
Desde entonces comenzó a forjarse el
temperamento y la calidad de Víctor
Hugo Del Río, que en aquellos años jugaba como puntero derecho, por la raya,
eso que los ingleses primero y los argentinos después llamaron wing.
“Recuerdo a mi madre que me escuchaba
llorar en el patio y me decía qué te pasa,
por qué llorás, y yo le respondía que lo que
pasaba era que no me salía una jugada,
yo le señalaba con la mano que era lo que
quería hacer y ella me daba ánimo, me
alentaba, me decía dale que vos podés”,
recuerda Víctor Hugo.
El potrero fue el bautizo futbolístico del
poeta del medio campo y el juego preliminar Quilmes Vs Valparaíso de Chile,
para inaugurar la iluminación del viejo
estadio Guido y Sarmiento, en 1961,
con apenas ocho años de edad, el principio de un camino marcado para siempre por la redonda y sus caprichos.
Mientras su madre le ofrecía la parte
emocional, la motivación, su padre le
entregaba el temperamento. Una rancia
tradición familiar curtida en los potre-
Por entonces ya había aparecido en su
vida José Santiago, que tras su salida de
Quilmes comienza a preparar futbolistas
para jugar en Estudiantes De La Plata.
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Viejas Glorias
“Mi papá no quería firmar con Quilmes
y José Santiago, a quien le debo mucho
en mi carrera como jugador, comenzó a
preparar muchachos para llevarlos a Estudiantes, pero me tocaba muy difícil, ya
trabajaba a los ocho años de edad, salía a
la una de la tarde y viajaba tres horas en
tren hasta La Plata para entrenar, así duré
tres meses”, relata Víctor Hugo.
El mismo José Santiago, un día en un juego de Estudiantes ante Racing le pidió a
Víctor Hugo el documento de identidad,
le hizo firmar la planilla y dos semanas
más tarde el poeta del medio campo
estaba jugando en la novena de La Academia, su casa durante los siete años
siguientes.
Durante ese periodo, y con 17 años de
edad, Víctor Hugo Del Río juega el Torneo Fútbol, Sol y Turismo en Tucumán.
En el campeonato participan equipos
como San Martín, Atlético Tucumán,
Cruceiro de Brasil y Racing Club de
Avellaneda.
tieron la falta, que cobró Kike Wolf,” relata
Víctor Hugo con los ojos iluminados de
recuerdos y de fútbol.
El poeta del medio del campo conocía
a todo el plantel profesional. Todos los
sábados, los equipos juveniles concentraban en el estadio y los profesionales
venían a ver los juegos. Víctor Hugo comenta que muchos de ellos le gritaban;
‘negro chaqueño estas asustado’.
Con nostalgia Víctor Hugo recuerda su
paso por La Academia. Los días en casa
de Tita Matuissi, la hija del canchero de
Racing, que preparaba algo de comer
para los jugadores antes o después de
cada entrenamiento o partido. La generosidad de jugadores como ‘El Chango’
Cárdenas, o Rubén ‘El Panadero’ Díaz,
que lo apadrinaban.
Para su fortuna, el poeta del medio
campo tuvo que enfrentar a jugadores
como Roberto Perfumo y Rubén ‘El Panadero’ Díaz, entre otras leyendas del
balompié de su país, lo que le permitió ser visto por grandes jugadores y el
cuerpo técnico del equipo profesional.
El momento de su debut en Primera estaba cerca. En 1971 jugó en un partido
preliminar, que enfrentaba al combinado
argentino de mayores ante Racing Club
profesional, frente a un seleccionado juvenil de su país, que recientemente se
había coronado campeón en Cali.
Víctor Hugo marca dos goles. Era miércoles. Dos días después estaba debutando con el equipo profesional frente a
Colón de Santa Fe.
“Me dieron la número once, a mí me gustaba la diez, pero que le íbamos a hacer,
debuté esa noche de viernes, ganamos
1-0 a Colón de tiro penal y a mí me come48
CORAZÓN
Pijao
Víctor Hugo Del Río, el Poeta del medio campo
vistiendo la camiseta del Deportivo Cali
De los 14 y hasta los 21 años de edad
Víctor Hugo Del Río estuvo en Racing.
Luego a préstamo en Arsenal de Sarandí, el equipo del fallecido y eterno
presidente de la Asociación de Fútbol
Argentino (AFA) Julio Grondona, quien
lo salvó de ir al servicio militar para que
se quedará con Arsenal jugando.
Un año estuvo con el equipo de Don
Julio, y al cabo de ese año regresa a Racing pero el club no lo tiene en cuenta
esa temporada y va en intercambio a
Lanús. A Racing llega Carlos D’Angelo
y a Lanús Víctor Hugo y Guillermo Zarate. Con Lanús está dos años logrando
el ascenso a Primera.
Viejas Glorias
Pese a la negativa de Víctor Hugo para
venir a jugar al equipo de Ibagué, el ex
senador lo convence con el argumento
de que armaría un buen equipo, y así lo
hizo. Ese primer año al plantel le costó
clasificar, pero lo que vendría después
sería una de las páginas más hermosas
del balompié nacional, y claro, para la
historia del Deportes Tolima.
Arriba de izquierda a derecha. Américo Quiñones, Gustavo Mendoza, Luis Ramírez, José Flórez, Pablo
Elmo, Oscar Héctor Quintabani. Abajo Evaristo Isasi, Gilberto García, Víctor Hugo Del Río, Cristino Centurión y Heriberto Carrillo.
Para la historia queda la anécdota en
cancha de Boca, en un juego amistoso
entre Lanús y el equipo boquense, en
el que el entonces técnico del conjunto
‘Granate’ decide sentar a Víctor Hugo,
que era el titular y poner al ex Boca e
ídolo Ángel Clemente Rojas, suplente
por entonces de Del Río. El poeta del
medio campo no aceptó la decisión y se
pelea con el técnico.
Es justo en ese momento cuando aparece Colombia en la vida de Víctor Hugo.
Cristal Caldas compra sus derechos deportivos y en 1977 arriba al país el que
sería años más tarde, sin lugar a dudas, el
jugador más importante, el ídolo de todos los tiempos en 60 años de historia
del Deportes Tolima.
1977 era el año, el momento. Atrás había
quedado, aunque se presentaron a los
11 y 13 años de edad, respectivamente,
las opciones de Nacional y Peñarol de
Uruguay, inclusive la del fútbol español, y
claro, las posibilidades frustradas de ser
parte de los combinados juveniles de su
país.
Los primeros siete meses en Colombia
fueron para el olvido. Hoy para la anécdota. No se conseguía yerba mate, su
esposa embarazada en vez de engordar
adelgazaba, y para completar el idilio
con las redes contrarias estaba roto.
“Al principio me costó. Yo era un jugador de 12 goles por año y pasaban los
partidos y yo no convertía, la prensa me
atacaba hasta que en un clásico ante el
Pereira pude anotar un gol de cabeza, se
lo hice a Víctor Quiñones, y ahí empecé,
ese año hice siete goles y al siguiente 19,
luego 18, hasta que don Gabriel (Camargo
Salamanca) apareció y compró mis derechos deportivos”, comenta Víctor Hugo
Del Río.
A finales del año 79 llega el Poeta del
medio campo a Ibagué. Pese al interés
del América de Cali, y especialmente del
médico Gabriel Ochoa Uribe, el argentino arriba a la capital de la música, con
la idea que muchos le habían compartido y que consistía en que por aquel entonces se creía que el Deportes Tolima
era el ‘Cementerio de los elefantes’.
El primer técnico que tuvo Víctor Hugo
fue el uruguayo ‘Chemas’ Rodríguez y
con el tiempo se fueron sumando jugadores como Osuna, Centurión, Isasi,
Pablo Elmo, Quintabani, ‘El Piña’ Mendoza, Enrique Quiñonez, Gallego, ‘Chepe’
Flórez, ‘Lucho’ Ramírez y Carrillo, entre
otros.
Cuando aparece Ricardo De León las
cosas cambiaron. El equipo define un
sistema de juego, el pressing, y se hace
fuerte en lo físico, para poder desarrollar el sistema táctico. Con ese equipo,
1981, el Deportes Tolima comenzó a
escribir en mayúsculas una historia que
hoy todos recuerdan y que dejó una
profunda huella en el fútbol nacional y
en la fanaticada Vinotinto y Oro.
La historia del conjunto tolimense
cambia a partir de ese momento, año
1979-1980. Pero esa historia cambiaría
también, argumenta Víctor Hugo del Río,
por la llegada de Gabriel Camargo Salamanca.
“El antes y el después del Deportes Tolima
es cuando aparece don Gabriel, año 79,
él empieza a traer jugadores, comienza a
meterse en el fútbol, a conocer y hoy en
día tiene mucha capacidad, sabe mucho,
pero él fue el que comenzó a meter plática y hoy en día tiene uno de los mejores
equipos en Colombia, que en los últimos
años ha hecho grandes campañas”, asegura el Poeta del medio campo.
Desde entonces el equipo Pijao dejó de
ser la cenicienta y comenzó a codearse
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Pijao
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Viejas Glorias
con los grandes del balompié nacional.
En ese primer año Víctor Hugo sale goleador y en su carrera con el equipo tolimense pasó la barrera de los 100 goles.
Las campañas de esos años en el rentado nacional y en Copa Libertadores le
dieron un giro de 180 grados al equipo
y a la afición. Inclusive el mismo Víctor
Hugo cambió. De ser un jugador habilidoso, paso a ser un pasador y un goleador.
“Aquí me hice más pasador y goleador, en
otros equipos era más creador y habilidoso, pero por un arreglo que hice con don
Gabriel (risas) me hice más goleador, y por
el sistema que jugábamos pisaba más el
área, eso me hizo más un jugador de toda
la cancha pero pensando más en el gol”,
relata Víctor Hugo.
El Poeta del medio campo, que luego
iría al Deportivo Cali, más tarde a Argentina y luego regresaría al equipo Pijao, para terminar luego en el Pereira,
sabe que lo suyo siempre fue la pelota.
Tal vez en esa fotografía tomada a los
cinco años de edad en el solar de su
casa, donde llorando le mostraba a su
madre las jugadas que quería hacer y no
podía, en la que está pisando un balón,
estaba todo. Una especie de señal que
advertía desde entonces de su idilio y
delirio también con el fútbol, que para
Víctor Hugo es la vida misma.
“La vida mía es el fútbol, he sufrido y he
tenido muchas alegrías, para mí el fútbol
es todo; el balón es mi novia, es mi amante, mi compañera, soy el tipo más celoso
cuando estoy en una cancha, porque esa
pelota la quiero solo para mí, y me duele
cuando alguno le pega una patada eso es
como pegarle a una mujer”, dice el poeta.
Víctor Hugo Del Río escribe. Desde
hace muchos años dedica horas a homenajear al fútbol, a la pelota, esa con
la que dormía cuando era chico y con
la que enamoró a tantos fanáticos por
los estadios del país, y especialmente a
la hinchada del Vinotinto que nunca lo
olvidará.
Y quién olvidará el épico partido que se
jugó frente al Once Caldas en el Murillo
Toro. En el que por una equivocación
suya en el campo el Caldas anotó. To-
dos siguen viendo a Víctor Hugo sacar
el balón del fondo de la red y correr
a la mitad del campo con la pelota entre sus brazos para reanudar el juego,
luego gambetea, uno, dos, tres jugadores
contrarios, el mito hoy dice que fueron
como 10, y anotar el gol del triunfo.
Fue entonces cuando Carlos Giraldo
Díaz, el narrador de multitudes, aquella
tarde y tras semejante jugada y carácter
del jugador lo bautizó el Poeta del medio campo.
Y Víctor Hugo se lo creyó. Desde entonces le roba horas al día para seguir,
desde el papel, rindiéndole un homenaje
al deporte más bello del mundo, el que
le dio la vida, con el que sufrió y con
el que construyó su futuro y el de su
familia.
“Yo continuamente le habló al balón, a los
guayos, a las espinilleras, estoy agradecido
con todas esas cosas que formaron parte
del maletín, al bagaje como futbolista y
como persona”, confiesa el poeta, que de
a poco fue pensando en dejar el fútbol,
siempre cavilando en que lo haría antes
de que el fútbol lo abandonará a él y
así lo hizo una mañana en la que tras
despertar dijo basta después de 18 años
como jugador profesional. Esa mañana
llovió sin parar en la ciudad de la música.
Víctor Hugo sabe que el fútbol aún tiene una deuda con él. Dirigir sigue siendo
su anhelo. Aunque ya lo ha hecho con
equipos juveniles y como asistente técnico, su corazón está puesto en la raya
del banco tolimense.
Arriba de izquierda a derecha. Carlos Valencia, Hebert González, Hugo Rebetria, Wilman Conde, Gustavo Mendoza, José Luis Ruso. Abajo. Gilberto García, Eusebio Jacinto Roldán, Víctor Hugo Del Río, ‘El Ratón
Echeverri y ‘El Chiqui’ García.
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El hombre, el jugador, al que tanto queremos los que tuvimos la dicha inmensa
de verlo juagar, se pone de pie, la entrevista termina, es difícil poner en una hora
de conversación la vida de un hombre al
que todos adoran, del que todos saben
que fue el más grande, el ídolo, el mito,
Víctor Hugo Del Río, el Poeta del medio
campo.
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